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Aprendiendo geografía...

en Hetero: General

APRENDIENDO GEOGRAFÍA...

Ella lo vio crecer...

Jugando por el barrio, como cualquier chiquillo. Alto y espigado, tostada su piel, moreno de ojos color miel, siempre dispuesto a cualquiera socorrer, la ayudaba con las bolsas de la compra, lo hizo más de una vez, cuando en la escalera coincidía con él.

ÉL la vía...

Como una mujer de bandera, una mujer de cuerpo entero, una mujer hecha y derecha. Una... hermosa mujer. Ella era única para él, tierna, asombrosa y mágica, encerraba en su mirada una enorme sabiduría, tenía el poder de enseñar y aprender, el de conocer y descubrir, el de dar y recibir. Era una mujer… Con la que todo hombre soñaría, con la que llevaba soñando desde que tenía trece años.

Aunque él...

Un alegre muchacho, solo se tendría que conformarse con poderla ver. Con pajearse a escondidas, desde aquella vez que la vio a hurtadillas en la terraza en top less. Cuando la vía que subía su ropa recién lavada a la azotea a tender, el aprovechaba para las bragas, o el escote de sus senos poderle ver.  Cuando ella se marchaba, él se aprovechaba, cogía las bragas de ella del tendero, aquellas bragas rosa con encajes que le vio la primera vez. Se iba al cuarto de las lavadoras que había en la terraza y allí a escondidas se pajeaba con sus bragas rosa, imaginando que ella hacía el amor con él, se corría en sus bragas, dejaba su semen en las bragas y se imaginaba que se corría dentro de ella, del amor de sus sueños.

Ella se enojo con su marido...

Le dijo que si quería correrse que se corriera dentro de ella, que la tenía insatisfecha desde hacía ya un mes. Su marido la dijo que él no sabía nada de lo que le contaba. Pasó otro mes sin pillarlo, ni saber quién se corría en sus bragas, siempre en las mismas bragas, unas bragas rosa con encajes, sin ni siquiera poderlo adivinar. Subió al cuarto de lavadoras, pillo a la portera follándose a su marido a pleno rendimiento. No le monto un pollo (escándalo) allí mismo, porque la ira se la comía, con su furia no podía. Salió dando un portazo, que un poco más arranca la puerta de cuajo, casi que arranca la puerta de la pared.

Ya en casa…

Su marido se quiso disculpar;

- Pero mujer, no es lo que tú te piensas.- La dijo.

- No me digas que no estabas follándote a la portera.- Le dice, dándole un guantazo.

- No es lo que tú estás pensando. Subí a arreglarle una de las lavadoras.- La dijo. Queriéndola convencer, de que no lo ha visto trajinando con otra que no es su mujer.

- Eres un cínico y un pervertido, que te follas a la portera y te corres en mis bragas. Más, ya no te quiero ver.- Le dice dándole un empujón, echándolo fuera de su casa, echando chispas por sus hermosos ojos.

Le pidió el divorcio, en tres días se han divorciado por el juzgado en un divorcio express. La vivienda se la han dejado a ella, su ex-marido… Que se busque otra mujer ¿La portera? Quizás, tal vez. De su incumbencia ya no lo es. Más aún, siguen de cuando en cuando, corriéndose  en sus bragas,  siempre en las mismas, unas bragas de color rosa con encajes. Con sus bragas rosa con encajes en sus manos.

Piensa...

¿Quién podrá ser?  A ver, su olor a hombre como será, como será el macho que a ella no la puede olvidar. Se acerca las bragas a su olfato, ummmm, que olor más sexy desprende su semen y que aroma mas erótico, le entra por sus orificios nasales, despertando su instinto de hembra. Los dedos de su mano izquierda se le van solos a su entrepierna, decide pasar por las bragas su lengua, ummm  que rico, néctar de Dioses ¿Quién será? De nuevo piensa, si lo pillará se lo pasaba por la piedra. Este es un misterio que está dispuesta a resolver.

Pero antes...

Decide darse placer, la sangre ya le sube en ebullición, hay que calentón, ya está que no puede más. Se va al cuarto las lavadoras. Cierra la puerta, a miradas indiscretas, se baja las bragas, unas bragas blancas con unos labios que le caían en toda la almeja. Y allí está él, Rubén, observándola por el ojo de la cerradura, espiándola. Ella, Manuela decide hacerse una manuela después de cambiarse las bragas. Sí, es verdad, podíamos llamarla con otro nombre pero me gusta más este nombre que no Cayetana o Catalina. Así que Manuela se puso manos a hacerse una manuela, de ponerse las bragas rosa con encajes con el semen del macho que la ha excitado.

Y él observándola...

Como se cambia, como se pone las bragas con su semen lo cuál le cae en toda la almeja o casi toda, eso piensa Rubén. Manuela de espaldas a la puerta, con las bragas rosa que se le introduce en toda la regata, no, allí no hay veleros ni hay competición de vela. Ahora que la vela se la va a introducir Rubén en cuanto se descuide Manuela. Manuela allí está, manos a la manuela, pone en marcha una de las lavadoras y decide sentarse en la lavadora como si de una silla se tratara, apoya las espaldas en la pared y le entra un gusto por su ano que no se puede ni contar, con aquél traqueteo le entro un gustirrinin que paque, casi que se corre ella en aquél mismo momento de gusto.

Pero más gusto le entró...

Cuando se sube la falda, se despoja de la blusa y con la mano derecha la desliza dentro de sus bragas haciéndose un dedito en su colpos ¿Dónde? En su coñito, no se fue a ninguna ciudad griega no, no señor, se quedó allí sentada en la lavadora intentando rebajar su fuego interno. Y ahora haciéndose dos deditos ¿Cuáles  deditos? El de en medio y uno de al lado, no va a ser el pulgar y el índice, que esos dos no dan tanto gusto.  Se acaricia sus pechos, se levanta el sujetador sin apenas quitárselo. Y empieza muy suave, suave, deprisa, más deprisa, a mover la mano en círculos a estrujarlos sus pechos y sus pezones, a sacar sus deditos rápido a introducirlos y a sacarlos, rápido, aún más rápido, rapidísimo.

Y allí también está Rubén...

Observándola como se da placer, también el aprovecha la ocasión, se saca la chistorra del pantalón y hace uno contra cinco sin dejar de mirar por el ojo de la cerradura. Él se está haciendo un solitario, no hombre no, no se puso a jugar a las cartas, se hizo una paja y Manuela otra paja. Con una puerta de por medio, con tanta paja esto ya parece un granero.

Ahhhhh, ahhhhhhhh, aahhhhhhhhhhh...

Hala, a ya va. Ya se corrió de gusto la Manuela con su manuela, ya llegó la primera y Rubén que aún va a medio camino, aún no llegó. Este muchacho no sirve para las olimpiadas, aún no se corrió, es más lento que una tortuga coja con reuma. Manuela ha dejado las bragas rosa con encajes toda pringada y sus dedos también se los mojó. Pues nada, a limpiárselos ¿Cómo? Chupándoselos, no tengo otra idea mejor. A Rubén le encantaría chupárselos, y a mí también me encantaría comerle la almeja. Pero bueno, no va a querer hacerlo con uno ¿Lo va a querer hacer con dos? Bien, vamos a seguir con el relato, que yo estoy aquí, detrás tu ordenador.

Rubén que no ha podido correrse...

Se mete su polla dentro del pantalón. Manuela se ha bajado de la lavadora, se cambia las bragas rosa con encajes por las blancas limpias. Rubén que echa un último vistazo, que panorama más hermoso, un bello y hermoso coño depilado, a Rubén le entra ganas de tocarse la polla, pero no. Ya se ha corrido dentro del pantalón. Manuela que ya se ha terminado de vestir, esta acicalándose el pelo, lo va a pillar allí en la puerta. Rubén que decide irse a la escalera y allí hacerse el encontradizo con Manuela.

En la escalera...

- Hola, señora Manuela.- La dijo.

- Hola Rubén.- Le dice.

Se saludan, Manuela se le queda mirando al pantalón, al bulto que se le nota a Rubén, sobre todo se fija en la mancha que tiene su pantalón. Se sonríe y ya se imagina quién es, quién se corre en sus bragas rosa con encajes.

- ¿Dónde vas Rubén?- Le pregunta.

- A tomar el aire en la terraza.- Le contesta Rubén.

Manuela que se le acerca y con la mano izquierda le acaricia su mejilla, dándole un besito en su otra mejilla. Le acerca su boca a su oído;

- ¿Te ha gustado, lo que has visto?-  Le pregunta, con una sonrisa pícara Manuela, para él aquella gran mujer (37 años), más o menos, quizás alguno más, ya que ha las mujeres no les gusta decir su edad y se quitan algunos años, todos los que pueden. 

- No no, no he visto nada, yo no he visto nada.- La responde, todo rojo y colorado.- Acabo de subir ahora mismo.- La dice, todo ruborizado y atolondrado, como cualquier muchacho de su edad (18 años) pillado casi que con las manos en la masa, no no, las manos en la mesa no, que están en el rellano de la escalera del edificio.

- Me ha parecido a mí que si.- Le dice, cogiéndose al bulto del pantalón de Rubén, comprobando que hace pocos instantes se acaba de correr en su pantalón.

- Pues nada Rubén, si tu dices que no, será que no. Hasta luego adiós.- Le dice despidiéndose de él.

Se marcha  escaleras abajo...

Relamiéndose de gusto al haber cazado a la pieza. Él sale a la azotea, se va al cuarto de lavadoras y allá en el suelo están las bragas rosa con encajes. No se puede reprimir está todo nervioso, coge las bragas rosa de su amor del suelo y hunde o se restriega las bragas rosa por su cara. Ummmm, que olor más rico a hembra salvaje, olor a leona cariñosa en la selva, si si, olor a leona cariñosa con su león, a cualquier bicho andante le da un zarpazo que le deja sus cinco garras marcadas.

Manuela que decide volver...

A la azotea a ver que hace Rubén. Rubén se vaya los pantalones  se sienta en la lavadora, en la misma que se sentó Manuela antes, pero esta vez sin enchufar, es que no todos los hombres son tan listos para poner en marcha una lavadora. Apoya sus espaldas en la pared, decide empezar con la manuela, con su solitario, a cascársela, a costillas de Manuela con sus bragas rosa con encajes en su cara.  Manuela que no ve a Rubén por ningún lado, decide echar una ojeada por el ojo de la cerradura del cuarto de las lavadoras. Rubén que decide pasarse las bragas rosa por la punta de su capullo.

Si, la verdad es que...

Es un poco capullo el nene este. Pudiendo intentar conquistar a la dueña de las bragas y allí está el capullo pasándose las bragas de Manuela por su capullo. La verdad es que Manuela está buenísima, no solo está para pasársela por la piedra, está para pasársela por un pedregal. Está tan buena que no solo le echaría un polvo, le echaría más polvos que a una lavadora. Y Manuela espiando por el ojo de la cerradura, si mirara por la cam me vería a mí pajeándome mi trozo de carne y sin bragas rosa de Manuela. Lo observa la cara de lujuria que pone Rubén en esos momentos, sin pensarlo se le va otra vez su mano a su entrepierna, esta vez la derecha ha sido más lista, le ha ganado la vez a su mano izquierda. Manuela que se hace un dedo, piensa y recapacita, se baja su a casa, se mete en su habitación, saca de la mesita un consolador, el color da igual, la cuestión es que le de placer. 

Estuvo unos días pensando...

Imaginando como sería hacer el amor con Rubén, por las noches soñaba con su polla restregándosela por su piel, por cada trocito de su hermoso cuerpo. Ya no la dejaba de imaginar, se despertaba por las noches toda sudada, con la tortura de aquella polla no poderla tener, ya meterse los deditos ya no le daba tanto placer. Ni su consolador que tanto placer le dio en sus momentos de calentón, necesitaba un trozo de carne viva que llevarse a la boca. Así que decidió de aquél día ya no pasaba más, se tenía que dar, con la polla de Rubén mucho placer, un gran placer. Así que ideo un plan, llamar en casa de Rubén y que la ayudara Rubén a colgar un cuadro en la pared.

Toc... Toc... Toc...

- ¿Quién es?- La preguntaron desde dentro.

- Soy su vecina, Manuela.- Dice, esperando que la abran la puerta de la vivienda.

- Que desea vecina.- La pregunta la madre de Rubén.

- Necesito colgar un cuadro en la pared y yo no se hacer agujeros ¿Me podría ayudar Rubén?- La dice.

- No se preocupe vecina, cuando venga Rubén  a las 18:30 horas de trabajar se lo envío a su casa.- La dijo.

- Muchas gracias, es usted muy amable vecina.- La dice.

Se bajó para su casa...

Y a esperar al rececho de la pieza que la trampa ya estaba puesta. Decide cambiarse de ropa, se puso las bragas rosa con encajes, un sujetador a juego también de color rosa, minifalda de vértigo dejando a la vista mucho más de lo que se pretendía cubrir, largas, torneadas y espectaculares piernas, blusa transparente que casi hubiese dado lo mismo que no llevase nada, con escote que mostraban generosamente la suntuosidad de aquellos pechos voluptuosos, marcando los característicos canalillos que tanto lo excitaba. Y Manuela allí sola en su casa espera que te espera, ya no puede más, su pensamiento tanto la excitaba que su cabecita parecía una olla a presión, decide hacerse un dedito para rebajar la presión, sigue tan intenso calentón, ahora decide hacerse dos, dos deditos por supuesto. Ahhhh, ahhhhhh, ahhhhhhhhh, ya se corrió Manuela en sus bragas, se saca sus deditos y ya se los limpió ¿Cómo? Limpiándoselos, con su boca, a mí también me gustaría que me limpiara con su boca otra cosa… Mi trozo de cañería. Decide no cambiarse las bragas, con su olor, oliendo a hembra salvaje hambrienta de una polla, que rebaje su calentón.

Toc... Toc... Toc...

Los golpes en la puerta de su casa, le interrumpen sus pensamientos, a lo que va a abrir la puerta.

- Hola.- La dice, Rubén.

Quedando impresionado con la belleza de Manuela, estaba para comérsela de un solo bocado,  que cambio había dado, siempre con sus faldas largas casi hasta los tobillos vistiendo como una vieja solterona. Aquella no era la Manuela de sus sueños, no señor, aquella Manuela era aún mejor, más hermosa mujer, se había completamente trasformado. Con su blusa trasparente, sus bellos pechos bien marcados, que parecían que se iban a salir del sujetador, su preciosa carita maquillada, sus bonitos labios bien delineados, sus ojos color esmeralda pintados, su larga y sedosa cabellera morena bien peinada. Sus lindas manos casi de terciopelo con sus uñas bien pintadas, minifalda ajustada que cubría bien poco de lo que deseaba, piernas de vértigo, largas y apetecibles. Viéndola tan despampanante y explosiva, con su olor a hembra salvaje que había quedado en el aire. La polla se le empezó a hinchar a expandirse dentro de su pantalón, pronto hizo su efecto en Rubén, y en mí también me está haciendo efecto, solo de narrarlo mi polla se me está empalmando, no no, no me hago ninguna manuela ¿Si no, quién termina el relato?

- Hola, pasa Rubén, pasa no te quedes hay.- Le dijo.

Rubén que entra dentro de la vivienda de Manuela. Manuela que cierra la puerta con sus llaves.

- Me ha comentado mi madre que tengo que colgarle un cuadro ¿Dónde lo quiere?- La dice Rubén todo servicial.

- En mi habitación, pero deja la caja de herramientas en el comedor.- Le dijo, con una sonrisa en sus bellos labios.

Echan a andar los dos por el pasillo. Manuela que hace que se le caigan las llaves de la mano, se agacha para cogerlas. Rubén que va detrás a un metro más o menos, se percata de que le han caído las llaves, para de andar, cuando para ya se está rozando con las nalgas de Manuela. La coge por la cintura para que no se caiga, observa que Manuela lleva puestas las bragas rosa con encajes, la polla se le pone toda tiesa a Rubén queriéndosele salir del pantalón. A mí también se me pone tiesa, y ya no me aguanto, me voy al cuarto de baño, luego sigo narrando.

- Perdón que tonta soy, se me han caído las llaves.- Le dice.

Rubén que está todo caliente, le sube la minifalda y empieza a aprender geografía, se perdió por aquellos montes serranos (las nalgas) acariciándolos haciendo el ruso (masajeando el ano). Manuela que está bien a gusto le deja hacer, cuando Rubén ya se ha dado placer, se gira Manuela y le hace un francés (sexo oral) y Manuela chupa que te chupa al rico caramelo, ahora decide hacer un florentino (sujetar la piel del pene hacia atrás) observando lo a gusto que está, empieza a hacer el sajón (presionar la base del pene, retrasar la eyaculación). Manuela que decide que hagan el griego (coito anal).

Y allí está Rubén...

Haciendo el griego, perdido por las montañas rusas (caricias, masaje de los pechos) de Manuela. Se corrió en todo su recto, no no, no hicieron ninguna carrera, deposito su lefa (semen) en su recto (culo). Ahora se levantan los dos y empiezan con los besos, Rubén abandona aquellos labios y decide darle placer a sus hermanos, los labios mayores y lo menores, otros labios tan placenteros como los que ha abandonado, decide beber de la copa, decide beber de sus caldos. Manuela decide hacerle una cubana (masturbar el pene con los pechos) se pone en cuchillas en el suelo y deciden hacer un japonés (coito en el suelo o con almohadas). A lo que terminan satisfechos, decidiéndolo hacer otra vez. Se levanta, sedan un beso se cogen de la mano y se van para la habitación de Manuela, cerrando la puerta. Supongo que terminaron haciendo el árabe (la mujer le “cabalga”).

Y yo...

Con dos palmos de narices me quedo fuera. Bueno, pues bien, dejémoslos solos con sus clases de geografía. Que disfruten aprendiendo. Y a mí como me hubiera gustado... Me hubiera gustado hacer el sueco (sexo en grupo). Haberme trajinado (follar), haberme beneficiado a Manuela. Con tal de follarme a Manuela yo me hago el sueco, ruso, japonés o griego, o del país que ella quiera.

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