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Cornudo en mi propia casa: Puta y Esposa (Parte 2)

en Hetero: Infidelidad

El cabecero resuena contra la pared de un modo rítmico constante, mientras oigo los jadeos de la pareja en la habitación de al lado. El gruñe y bufa con un semental en celo, mientras ella gime y grita ante las embestidas del macho que lleva largo tiempo montándola. No puedo dejar de escuchar a través de la pared, mientras me masturbo cada vez más frenéticamente. Me he corrido ya una vez, pero no puedo dejar de masturbarme, en una extraña mezcla entre excitación y vergüenza. Excitación por escuchar el “repaso” que le está dando ese semental a la mujer, que ha debido correrse más de diez veces y que, sin embargo, solo le pide, solo le suplica, que siga montándola, que siga cabalgándola……… Que excitante es imaginar como la monta a cuatro patas, sabiéndolo solo por los azotes que la propina con su mano abierta en el culo de la mujer, como el jinete golpea con su fusta a la yegua para acelerarla ……. Otras posturas me cuesta más determinarla, pero la del perrito está clara, sobre todo cuando ella gritaba suplicando que la penetrase despacio por el culo …………. Hace ya tiempo que no pasa y solo me pregunto si es porque él no la monta por su agujero trasero (improbable) o si es porque ella ya está adaptada a las dimensiones del miembro de él y este entra sin esfuerzo.

¿A quién no excitaría una escena así? Desnudo en tu cama, masturbándote mientras una pareja folla salvajemente y sin cortarse en la habitación de al lado. Entonces ¿Por qué digo también que me avergüenzo? Quien haya leído la primera parte de esta historia ya lo conoce y quien se incorpore ahora le recomiendo que paré esta lectura y la lea primero, porque solo así sabrá como he llegado a tolerar que mi mujer sea la puta de otro hombre……………….. Efectivamente, es mi mujer la yegua que están montando en la habitación contigua y así es desde hace casi un mes, desde que me lo presentó en casa y yo acepté sin reparos mi condición de cornudo, tolerando que él haga con ella lo que quiera, misma tolerancia que muestra ella hacia sus deseos, pues se ha convertido, en sus propias palabras, en su perra sumisa, pendiente de cada uno de sus deseos, pendiente de atender cada necesidad, cada petición, explicita o no …………… El viene a mi casa como si fuera la suya, se sienta en el sofá, come, cena, bebe …….. todo es suyo, ignorando mi presencia, como si yo no existiese. Me habla, si, pero como a un mero espectador de la escena, disfrutando con mi cara cuando me cuenta como la ha follado, una y otra vez …………

¿Cómo puedo tolerarlo? Hay algunos comentarios de lectores  al primer relato que han incidido en ello y, antes de seguir, me gustaría tratar de explicarles algo mejor “El porqué”, no por tratar de convencerles porque me da lo mismo lo que piensen: Es mi vida, mi pareja y, mientras no dañemos a otros, haremos con el sexo lo que nos de la gana y al que se escandalice con ello “ajo y agua”. Mi mujer ha buscado lo que deseaba: sexo duro, exento de amor, sexo con un semental que la monte como lo que desea, en su fantasía ser, una perra sumisa. Para hacerla el amor ya estoy yo. Estamos hablando de sexo, de un sexo “no tradicional” donde una pareja ha optado por una posición de sumisión y para eso han buscado a un macho dominante, muy dotado, algo violento ……… Eso es lo que deseamos y lo hemos conseguido, mi mujer en primera persona y yo tolerándolo. ¿Soy un cornudo consentidor? Si, por supuesto, siempre he tenido esa fantasía y ahora la estoy cumpliéndola. Además me gusta, necesito, compartirla con todos los lectores de Todorelatos, porque creo que es excitante para ellos conocerla, porque es muy excitante para nosotros contarla y, por último, para ver si nos surgen nuevas oportunidades para ponerlas en práctica ………………….. A esto me referiré, si podéis aguantar, al final de la historia.

Oigo la ducha, señal inconfundible de que ha terminado la sesión y no tardando mucho oigo los pasos por la escalera y la puerta de la calle que se abre, por lo que salgo de la habitación y tras arreglarme un poco la ropa bajo a la cocina, donde la veo preparándose una café. Está enteramente desnuda, solo cubierta por un tanga azul clarito, porque él no tolera que se ponga nada más en su presencia y no ha tenido tiempo de vestirse:

  • Hola, me dice, con cara de cansada, aunque claramente satisfecha.
  • Hola, ¿Lo has pasado bien?
  • Mucho, ¿Y tú?
  • Sí, pero me gustaría verlo y no solo oírlo.
  • Me ha prometido que la próxima vez podrás verlo todo ………. Quiere que veas cómo me monta y como disfruta conmigo.

Me levanto y la agarro el culo:

  • No seas bruto, que me duele.
  • ¿Te ha dado fuerte?
  • Ya sabes que si ….. siempre me da fuerte. ¿No te gusta?
  • Sí, me gusta que te folle duro, pero creo que Carlo se pasa –añado mirando las marcas de de golpes y arañazos en su culo. Un día de estos te va a hacer daño de verdad.
  • Ya me lo hace a veces ……. dice dándose la vuelta y bajando hacia mi polla que empieza a chupar, tras sacármela, con el deleite de una amante y la pericia de una profesional. ¡Que dura se te pone! ¿Te excita que te cuente como me monta mi macho? ¿No es verdad?  -Dice mirándome a los ojos, mientras pasa su lengua por mi erecta polla, al mismo tiempo que uno de sus dedos explora mi ano.
  • Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
  • ¿Te excitaría saber que ya no necesita mi macho ningún lubricante para encularme? Me lo ha follado tantas veces y de un modo tan violento que lo tengo dilatado a su tamaño. 

Me encanta oír como me cuenta la forma en que la folla su semental, como la encula como un animal, como se corre en sus tetas, en su boca, en su cara, como la azota sin piedad mientras la folla a cuatro patas ………………… todo eso, unido a la maravillosa forma en que me la chupa y a su dedo bien dentro de mi culo, hace que no pueda aguantar mucho y que finalmente me corra entre sus tetas de un modo increíble, casi doloroso.

  • Aggggggggggggggggg, eres increibleeeeee

Me limpio y me siento con ella a tomar un café, observando cómo las marcas de su culo cubren también sus tetas, donde puedo observar rojeces del tamaño de una boca, sin llegar a notarse los dientes. Tienes los pezones muy dilatados y en ellos si veo la marca inconfundible de los mordiscos recibidos y, supongo, de los duros apretones. ¿La pondrá pinzas? Seguro que si, seguro que la coloca una cadena entre los pezones, unidos a estos por duras y dolorosas pinzas, de tal modo que cuando ella se coloque sobre él, con su polla bien dentro, él pueda jalarla de la cadena y tirar hacia abajo, haciendo que sus pezones se estiren de un modo inverosímil. Yo se lo he hecho más de una vez –pensé, con cierta satisfacción- y debo reconocer lo maravilloso que es escuchar su grito de dolor, mezclado con aullidos de placer. Para aquel o aquella que no lo entienda, debo decirles que a mi mujer le encanta de siempre mezclar dolor y placer; comenzó disfrutando con mis palmadas en sus nalgas mientras la montaba, para luego pedir que la colocase pinzas en los pezones y en los labios de su clítoris, la penetrase con dildos cada vez mayores y finalmente la domase con una fusta, antes de follarla.

  • ¿Cuándo volverás a verle?,
  • Ha quedado en venir al sábado a cenar ……………….. y me ha dicho que te invite a cenar con él.
  • ¿Qué me invites a cenar con el …… ¿En mi casa? Qué coño se ha creído……………
  • ¿La verdad? ……………. Contesta ella con ojos muy tranquilos. Mirándome sin ninguna ira.
  • Si ………………. Contesto con la voz temblorosa, sabiendo que me va a decir algo que ya sé, pero que nunca me ha dicho.
  • Pues que eres un cornudo cobarde, que permite que otro se folle a su mujer sin hacer nada y que no tienes problemas en además, en tolerar que lo haga en tu casa y en tu cama. ¿algo que objetar?
  • No ………………………………………….

El sábado siguiente tuve que permanecer en mi habitación mientras oía como el timbre sonaba, sin poder bajar a ver qué sucedía; ese era el pacto con ella, tendría que “sufrir” en mi habitación hasta las 10,30, “imaginando” que sucedía bajo, sin poder ir a verlo. “Era mi castigo por ser un cornudo consentidor”. A esa hora salte de la cama y casi arranco la puerta para salir y baje rápidamente a la planta inferior, donde mi mujer “atendía” a su macho.

Gema está casi desnuda; solo conserva los zapatos de tacón alto negros y un tanga a juego;  está situada entre las piernas de Carlo, de rodillas entre las piernas de su amante, cuya polla chupa con extremo deleite. Es la primera vez que veo la polla de Carlo en estado de batalla y no puedo evitar estremecerme al ver su tamaño y, sobre todo, grosor. Es enorme, muy morena y llena de venas, con dos enormes testículos que ella acaricia con suavidad, a la par que baja y sube su boca en torno al enorme mástil. No hay duda que ha aprendido a hacerlo …………. y mucho: antes a duras penas se metía hasta la mitad de polla de Jose y ahora lograr tragarse un pene de gran tamaño hasta la empuñadura, ensalivándola bien y casi sin arcadas, pese a que Carlo la agarra del pelo de vez en cuando apretándola con fuerza hacia abajo, hasta casi ahogarla del esfuerzo.

  • Pasa, pasa Jose. Tu mujer me está dando un aperitivo, antes de cenar. ¡anda nena, para y sírvele a tu marido algo de beber.

Gema para en su mamada y se levanta, dirigiéndose hacia el mueble bar: no necesita preguntar, sabe de sobra que quiero. Se agacha hacia el mueble bar, con las piernas bien rectas. Como mandan los cánones de las putas de calidad: ello permite al cliente contemplar un panorama maravilloso, pasando la vista por los largos tacones, las torneadas pantorrillas, los fuertes muslos hasta detenerse en el potente culo, solo cubierto por la tira del tanga que recubre la forma de la deliciosa vagina, abultada, redonda ……… Pocos clientes pueden resistirse ante una imagen y así, por lo que la puta acaba siendo enculada contra un mueble.

Sin embargo Carlo no lo hizo, pues más que mirar a Gema, me miraba a mí, divertido con la situación, limitándose a decir:

  • Vaya jaca que tienes Jose, es una maravilla que “me dejes” montarla cuando me apetezca.  Además, si no quisieras ……….. te iba a dar lo mismo. Esta yegua la monto cuando me da la gana …… ¿O no …..? ¿Qué opinas tu -`pregunto a mi mujer, dándola una palmada en el culo, haciendo que casi derramase el ron que comenzaba a servirme.
  • Claro que si ……………… contesto ella, con voz un poco trémula.
  • Claro que si ….. ¿Qué? Porque parece que no has aprendido todavía que me gustan las mujeres claras, sobre todo cuando hablan de mi, ¿Quieres que vuelva a utilizar la fusta contigo? Hay yeguas que no aprenden y hasta que el amo no las dobla a fustazos, no aprenden quien manda y quien obedece, quien es el cliente y quien la puta …………………. Contéstame ….. ¿Tienes claro quién es el amo y quien la puta?
  • Claro que si, tu eres mi semental y montas a esta puta cuando deseas y como deseas.
  • Ah bueno, ………….. esa respuesta me gusta más. Anda ven y sigue con el aperitivo, porque una copa sin aperitivo no es lo mismo.

Gema se vuelve a arrodillar entre las piernas de Carlo y sin más preámbulos vuelve a pasar su lengua por toda la extensión de la polla semierecta de Carlo, mientras acaricia con la mano sus enormes pelotas. Cuando el formidable mástil vuelve a estar en estado de batalla llega el momento de metérsela dentro y en eso la mujer demuestra ser una autentica profesional, dejando caer su cabeza una y mil veces dese las alturas hasta alojar la enorme polla en su garganta. Carlo lejos de agitarse disfruta pausadamente de la mamada, sin dejar de mirarme, fijamente, casi más pendiente del cornudo que de la adultera. Por eso, no tarda en darla la vuelta ponerla a cuatro patas y, sin más preámbulos, montarla por detrás con fuerza.

La monta como un autentico animal, sin ninguna consideración, de un modo salvaje, mecánico, golpeando sus caderas con fuerzas contra el culo de ella, que grita de gusto, ante el salvajismo de la penetración. No deja ni un instante de jalearla, golpeando con su mano desnuda el blanco trasero que pronto está de un rojo carmesí. Gema gime, jadea, grita, disfrutando como una loca de la penetración, sin importarle los azotes, el trato bestial que da a sus pezones o los mordiscos que le lanza sin piedad ………………… no importa nada, está totalmente sometida y disfruta con ello, disfruta con la enorme polla que su amo la mete, porque eso es Carlo en ese momento, el único y exclusivo señor de mi mujer.

Por un momento pienso que la va a matar porque parece incansable, como si no fuera a correrse nunca: por eso el timbre de la puerta es una delicia, porque interrumpe la violenta montada que estaba recibiendo mi mujer. Carlo la da un azote y, sin sorprenderse con la interrupción, descabalga de su yegua y la ordena que abra la puerta:

Abre nena, que ya está aquí ………………………..

Gema, enteramente desnuda pero con los zapatos puestos, se recompone como puede y se dirige hacia la puerta; me parece ver que lleva las piernas semiabiertas, como si no pudiera cerrarlas de todo (como un vaquero del oeste) “Que barbaridad, la ha dejado rota –pienso- suponiendo que es fruto de la labor de la enorme verga de Carlo”. Gema abre la puerta y deja entrar a un enorme negro, de más de dos metros, muy corpulento y de unos 40 años, vestido de soldado americano y que, tras dejar el petate en el suelo, da dos besos a Gema, agarrándola por la cintura y en un castellano muy rudimentario la saluda:

Tú debes ser Gema, dice el negro, mirando a Gema, de arriba abajo, yo soy Leroy, busco a Carlo.

Leroy, tronco, pasa, pasa …… estás en tu casa –añade, mirándome divertido- ¿O no?

Si claro, pasa, pasa.

¿Qué pasa Carlo? ¡Cuanto tiempo sin verte cabrón! Estás estupendo –dice Leroy, pasando al salón, sin soltar a Gema de la cintura- Esta hermosura, ¿Quién es? ¿Tu mujer?

¿Mi mujer? ¡Que va! Es la esposa de Jose y mi jaca. La yegua que montó cuando tengo ganas de sexo. ¿Te gusta?

Claro que si tío, claro que si ……………… añade Leroy agarrando con fuerza su culo, que casi queda cubierto con su enorme zarpa.

Estupendo, porque esta noche te va a dar placer. ¿Cómo andas de ganas de comer, de beber y, sobre todo, de follar?

Acabo de aterrizar después de tres meses en Irak, donde es difícil encontrar bebida de calidad, la comida es mala y las putas dicen que las duele mucho cuando se la meto. Que los hombres negros son demasiado grandes y que por eso deben cobrar el triple.

No te preocupes que Gema está  acostumbrada a mí y un “poco más” no les costará. ¿Verdad cariño que estás deseando satisfacerme y satisfacer a Leroy?

Yo ……… tartamudea Gema, aterrada de verdad con la situación.

¿Yo… que?- pregunta con violencia Carlo, levantándose del sofá- ¿vas a dejarme mal con mi invitado?

No, no, claro que no …………………………. Contesta Gema, viendo como el hombre se acercaba peligrosamente a ella y la cogía de la cara con rudeza.

Así me gusta nena, así me gusta –dulcifica Carlo su respuesta, dándola un breve morreo- anda prepara la ducha para Leroy y sírvenos una copa a tu marido y a mí, mientras se lava y arregla.

Tras no más de veinte minutos, por la escalera baja un Leroy totalmente cambiado, limpio, afeitado; lleva puesto solo un pantalón corto de tela ligera. Ello permite contemplar que se trata de un hombre muy musculoso, casi de tipo culturista, con brazos enorme, pecho muy marcado, piernas de levantador de pesas y abdomen lleno de tabletas ………. Mientras Leroy se arreglaba, Gema, por instrucción de Carlo, se ha dado también una rápida ducha y acicalado un poco. Se ha colocado un tanga nuevo, esta vez blanco, pero se ha dejado los zapatos negros de alto tacón, Solo ha incorporado nuevo unos aros en los pezones, unidos por una cadena de bolitas, que realzan su sensualidad y la dan, ya sin duda, un aspecto de esclava sumisa aun más acusado. No hacen falta que la digan nada, pues Gema sabe bien su cometido, así que le sirve una copa y se coloca de rodillas junto a Carlo, en actitud de perrita sumisa, esperando nuevas instrucciones de su amo. Carlo la pasa la mano por el cabello y suavemente la dice:

  • Ve perrita, ve ………………..

Gema se dirige a cuatro patas hacia Leroy, se coloca entre sus piernas y, sin mirarle a los ojos, le baja el pantalón y deja su miembro al aire. Carlo lanza una carcajada al aire:

  • ¡Que bestia! No la recordaba tan grande. ¡Que animal eres! Eso es un arma de destrucción masiva.

Gema me mira aterrada, tras comprobar lo que escondía Leroy bajo el pantalón. Su polla es del tamaño de la Carlo …… cuando está erecta. A medio endurecer, como está ahora, mide más de veinte centímetros, un 50% más gruesa que la de Carlo y con unos huevos de un tamaño nunca visto. Miro a Gema y no sé qué decir, ni hacer. Estoy muy excitado, debo reconocerlo, nuestra gran fantasía era que Gema lo hiciese con un hombre negro muy potente y ahora tenemos aquí al rey del sexo, una bestia de más de 2 metros y 115 kilos, dotado como un pony. Mi mirada no le deja lugar a las dudas y por eso vuelve la mirada hacia el enorme miembro y suavemente comienza  chuparlo, deteniéndose en la cabeza rojiza, que a duras penas logra abarcar por mucho que fuerza la apertura de su boca.

Soy un cornudo y me excita serlo, no haya dudas, por eso disfruto sobremanera con la habilidad, casi profesionalidad, con que mi mujer le chupa la polla a Leroy, cada vez más profundamente, tratando de abarcar más carne en su interior, mientras no deja de acariciar sus enormes huevos, como si quisiese calibrar la cantidad de leche que en ellos se guarda.

Es buena hermano, muy buena …….. exclama Leroy, echando su cabeza hacia atrás.

Ya lo sé tronco, ya lo sé ……. Anda, no te cortes y móntala ya que estás deseando. La he follado yo hace un rato, así que tranquilo que está dilatada. Sabes que Leroy –dice dirigiéndose a mi- ha desgarrado a más de una, por lo que Gema tiene suerte con ser tan flexible.

Leroy coge a Gema y la separa de su mamada, alzándola. La quita el tanga, la coloca encima de él y abriéndola de piernas coloca su enorme pena en la entrada del coño, brillante de humedad, dejándola caer con cierta suavidad. Es increíble ver como el enorme rabo se desliza con suavidad, casi con mimo, dentro de la menuda mujer, que solo puede lanzar un grito de placer sintiendo como aquella enormidad la empala literalmente, hasta llegar a su útero, contra el que se estrella. Jose puede ver como el rabo de Leroy no ha entrado del todo y quedan, al menos, unos 6/8 cms fuera, pero es que es imposible que entre del todo por razones físicas. Gema es una mujer menuda, muy flexible y experta, pero menuda y ello impide que aquella bestialidad que tiene Leroy entre las piernas le pueda entrar del todo.

Lo que no hay duda es que Gema disfruta con lo que está sucediendo, porque sin que Leroy tenga que hacer nada comienza a subir y bajar su cuerpo, montando literalmente al hombre, que se limita a disfrutar con la follada. Gema se corre un par de veces de un modo literalmente escandaloso, mientras Leroy la agarra con fuerza el culo y la anima seguir bailando sobre su polla. Tras un tercer orgasmo, Leroy la coge, la coloca a cuatro patas y la monta por detrás de un embite, comenzando a darla con fuerza:

  • Uau, como necesitaba montar a una hembra de verdad, Estaba harto de esas putas de pacotilla. Venga nena, cabalga, cabalga que esta noche vas a recibir lo tuyo. ¿Verdad Carlo?
  • Así es amigo, así vamos a darle a esta nena un “Duo” que no va a olvidar –contesta Carlo, colocándose frente a ella, para que Gema, sin dejar de recibir la polla de Leroy por detrás, pueda chuparle la polla, lo que Gema hace inmediatamente.

Aunque, que sepa Jose, es la primera vez que Gema está con dos hombres a la vez, se adapta perfectamente a la situación y logra ir satisfaciendo a ambos, aguantando los embites por detrás, sin repercutirlos a la polla que tiene a la boca, quien no sufre sobresaltos por la fuerza que pone el negro en su penetración, sino simplemente placer de la pasión que pone ella en la chupada a su amo. Es la escena que tantas veces ha visto Jose  en las películas porno: Una rubia madura (siempre buscaba escenas de mujeres que se parecieran a Gema) follada por dos bestias, que la someten a todo tipo de perversiones durante largo rato, follándola como animales ………………. solo que ahora todo es verdad. La rubia es Gema, los dos hombres son reales y más bestias de lo deseado y la están follando como si de una perra se tratatse.

Cambian de postura, una y otra vez, poseyendo a Gema de un modo constante, obsesivo. Está claro que no es la primera que ambos hombres follan juntos a la misma mujer, porque se adaptan a la perfección, cambiando con cierta armonía de postura, utilizando am la mujer a su antojo, como una muleca hinchable, incapaz de hacer nada salvo satisfacer a ambos machos, como una hembra sumisa, entregada ….. En un momento dado, Carlo deja de penetrarla por el coño y de un solo empellón se la mete hasta la mitad pro el culo, sin ninguna consideración, haciendo que Gema, pese a las innumerables veces que ha recibido a su amante por ese agujero, no tenga más remedio que gritar de dolor:

  • Calla, calla que aun no he terminado –contesta Carlo, dando otro empujón que entierra entera su enorme polla en el culo de la mujer.
  • Que bestia eres –dice Leroy,  entre risas- la vas a partir animal –añade, viendo como Gema muerde la tela del sofá, apara evitar gritar aun más.
  • ¿Animal yo? –dice Carlo, comenzando a bombearla por el culo- ¿No será mejor que la estrene yo? Tú la matarías si la enculas directamente; primero la dilato yo y luego se lo rompes tú ….. que te conozco y estas deseando darla fuerte. ¿O no? Además, si la follas tú primero, la dejas el culo como una boca de metro y yo no disfruto luego ……
  • Sí, claro que si …… hace tiempo que no bombeo un culo blanco como este. Las putas de Bagdad están demasiado usadas y tiene el culo como una plaza de toros. Tú dices de mí, pero yo la tengo pequeña al lado de algún compañero mío....... Pero un culito como este, apretadito ….. Ummmm, me estoy poniendo como un animal. Anda, quita de ahí, que te voy a enseñar cómo se parte de un culo.

Leroy, quita a Carlo y colocándose detrás de Gema, posa su enorme polla en el agujero de la mujer. Que solo atina a gemir y suplicar:

  • Por favor, por favor, ten cuidado …… Es demasiado grande.
  • Claro que si cariño, dice Leroy echando su enorme cuerpo hacia delante y atravesando literalmente el culo de Gema, cuyo diámetro se abre de un modo sobrehumano, tratando de abarcar la enorme polla del negro.
  • Aggggggggggggggggggg, el grito de Gema se escucha en toda la zona –piensa Jose- viendo como su mujer se comba por el dolor y grita, tratando de escapar de la dolorosa penetración, lógicamente sin conseguirlo porque la fuerza de Leroy  es inmensa y Carlo, además la sujeta las manos, impidiendo que escape.

Por un momento Jose lucha entre la ira por ver que su mujer está siendo violada pro aquellos dos cabrones y la satisfacción porque aquella puta infiel sufra de dolor. Los gritos de Gema no cesan mientras Leroy la bombea como un animal, haciendo que la mujer llore de dolor; las lágrimas de su mujer sacan a Jose de su aturdimiento:

  • Dejadla cabrones, dejadla. La vais a matar ……………………….
  • Nooooooooooooooooooooooo,- grita Gema dejando a todos paralizados,-noooooooooooooooooooo. No pares, no pares, dame más más más………………. No le hagáis caso, no le hagáis caso.

José se queda petrificado escuchando a su mujer y se echa hacia tras, mientras Leroy suelta una carcajada y reinicia su enculada, mientras Carlo se muere de risa mirando a los dos:

Vaya puta que tenemos entre manos Leroy. Dala fuerte, dala……. Rómpela que es lo que quiere. ¿Verdad zorra? Dinos a Leroy y a mí que quieres.

Que me folléis fuerte cabrones, que me folléis ….

Te voy a romper el culo nena. –dice Leroy enculándola como un animal- te voy a dejar el culo como un bebedero de patos.

José no vuelve a intervenir para nada, limitándose desde su posición en ver como al escena se desarrolla y como Carlo y Leroy follan Gema, haciendo con ella un bestial sándwich, con la mujer sobre Carlo, que la posee por el coño, mientras Leroy al rellena bien el culo. La follan con fuerza, como si no tuviera fin su aguante, cambiando a Gema de boca arriba a boca abajo, pero siempre bien rellena, con dos enormes pollas en sus agujeros. ¿Cuantas veces se habrá corrido ya? –se pregunta Jose, sirviéndose otro whisky. ¡Vaya puta que tenía en casa y él andando con tonterías para follársela!

  • ¡Vaya hembra que tienes cornudo! Dice Leroy, absolutamente fuera de sí, azotándola el culo con la mano desnuda de modo continuo- ¡Es increíble! ¡Como mueve el culo esta cabrona Carlo, no puedo más, me va a sacar hasta la última gota!
  • Eso me pasa a mí, pero aguanta un poco más, un poco más…… que este cabrón vea como la agotamos, como se la destrozamos a pollazos y como es ella la que pide que paremos.

Si por favor, parad, parad ya ……………….. gime Gema, escuchando la conversación, ¡No puedo más! NO puedo, no ………………………….

Así me gusta puta, así me gusta ………..

A duras penas Leroy y Carlo consiguen salir del cuerpo de Gema, colocar  la mujer de rodillas en el suelo y ponerse cada uno  de ellos a un lado de su cara. Los dos comienzan a  masturbarse, mientras Gema abre la boca en actitud anhelante, esperando que el contenido de esos enormes huevos se deposite sobre ella, lo que no hace esperar. Enormes chorros de semen se estrellan contra su cara, su boca, sus tetas ….. hasta cubrirla de un manto blanco lechoso.

Impresionante jadea Leroy, dejándose caer sobre el sofá, ¡Que maravilla! ¡Como lo necesitaba! Vaya puta que tienes esta vez, Carlo…………….. de las mejores que he conocido.

Estoy de acuerdo-dice Carlo, dejando que Gema, tras limpiarse un poco los rastros de la cara, vuelva a chuparle el ya más relajado miembro, limpiándoselo como siempre hace después de ser follada. Ha disfrutado y mucho con la follada de aquellos dos sementales, peor también ha dado, y mucho, placer a los dos. Se siente bien, muy bien: se siente como una puta, pero no le importa; es una buena perrita que ha dejado satisfechos a los dos machos ……………… y le encanta.

Espero que no sea la última vez que la compartimos nene ……………….

Ya veremos, ya veremos …………………. Estoy pensando nuevas situaciones para mi perrita y su cornudo ……