miprimita.com

Historia de mi infidelidad (2): Inmoral

en Hetero: Infidelidad

Capítulo 3.

El invierno ha transcurrido completamente, dando paso a una primavera que ha inundado con fuerza las calles de la ciudad. Además, es una primavera clásica, de las de antes, de las que ya no se conocían: han llegado las lluvias, han llegado las primeras flores, ha llegado la alergia ……… pero no ha llegado Carlos. Pese a lo que imaginaba, no se nada de él. Al principio estuve inquieta, nerviosa, esperando que el contacto temido se produjese más tarde o más temprano; el contacto dejo de ser temido, para convertirse en deseado, cuando me di cuenta que se retrasaba, que no se producía …. Finalmente comencé a olvidarme de él cuando, a los dos meses del primer contacto, no había pasado nada reseñable y de Carlos no había vuelto a saber, pero las cosas que deben suceder, sucederán ………

Un día, aprovechando que mi jefe salió de su despacho para ir al baño, no pude resistirme, abrí su agenda y apunté el número de Carlos. Aunque traté de resistirme y busque mil excusas para no hacerlo, no pude evitarlo y dos días después marque el numero desde una cabina … colgué nada más oír su voz. Así lo hice un par de veces más, aguantando cada vez más tiempo sin colgar, de tal modo que a la tercera ambos nos quedamos escuchando mutuamente el silencio, sin cerrar la comunicación, hasta que escuche sus palabras, que me dejaron helada:

  • ¿Qué pasa nena?, ¿No me vas a hablar?
  • ……………………………………………………….
  • Oigo tu respiración y se quien eres.
  • ………………………………………………………
  • Gema, ¿Quieres tomar un café y dejarte de tonterías? ¿Quieres que nos veamos en la cafetería del Meliá Hiperion. ¿Te acuerdas de él? Donde nos veíamos una vez a la semana hace años …. Y tomábamos algo antes de subir a la habitación.

Colgué con violencia, sintiendo que las piernas no me sujetaban. Creí morirme. ¿De verdad sabía quien era yo? O simplemente había lanzado un nombre sin pensarlo demasiado. El ruido inconfundible de un watsapp me sacó de mis ensoñaciones:

"Te espero mañana donde siempre………. Era un mensaje de Carlos, sin más añadidos.

Traté de salir del embrollo y contraataqué:

  • ¿Quién eres? No te reconozco.
  • Lógico, porque no deberías tener mi teléfono …… dejare de rollos y ven a verme.
  • ¿Estás loco?, ¿Quien eres?
  • Tu lo sabes nena, quien te veía cada martes hace treinta años y que ahora quiere volver a hacerlo. Ven guapa …… muy guapa. Tengo muchas ganas de …. volver a verte.

Estaba pálida y temblorosa como nunca lo había estado. Pensé en no hacer ni medio caso y olvidarme de él, pero no podía evitar una punzada de morbo y excitación, recordando aquellas tardes de martes, cuando pasábamos la tarde juntos en la habitación del hotel. Recuerdo aún como volvía a casa hacia las ocho, simulando estar agotada de una intensa tarde de estudio, cuando realmente no podía con mi alma de la intensa tarde de sexo que había tenido con Carlos y que me hacía difícil, incluso, cerrar las piernas o poder sentarme normalmente, de la fuerza con que me había embestido Carlos a cuatro patas, como había azotado mi culo y como, finalmente, me había enculado repetidamente.

Esa noche no puede casi dormir, pese a tomarme un par de pastillas y que José, mi marido, me echó un polvo intenso; le di mil vueltas a la situación e, incluso, cuando José me follaba con fuerza por detrás, mi cabeza estaba en otras cosas, lo que me hacía sentirme avergonzada. Traté de compensar a mi marido con una mamada de primera división, como dice él, dejando que toda su corrida se estrellase contra mi paladar, como se que le gusta, para luego dejar resbalar su leche desde mi boca por el tronco del hermoso pene. No siempre se lo hago, así que cuando le doy este “servicio” se queda encantado ……….. Aunque Jose me hizo correrme tres o cuatro veces, no logró calmar mi extrema excitación, así que por la mañana, en la ducha, me llevo dos veces más al placer, utilizando el redondeado bote de crema que tan buen resultado me da siempre …….. mientras lo hago, la mente vuelve a irse al invierno de hace treinta años ……………………….

Estoy muy excitada mientras cojo el autobús y me dirijo hacia el centro de la ciudad, como cualquier otro miércoles. Hace varios meses que Carlos y yo nos vemos cada martes en el Meliá Hiperión, donde pasamos varias horas follando sin parar; debería estar ya habituada, pero sigo yendo a cada cita excitada como una colegiala, con los pezones duros como una roca y el sexo empapando mis braguitas, mejor dicho mi tanga, porque Carlos me obliga llevar tanga desde el primer día, así que tengo que llevarlas en el bolso y cuando salgo de casa cambiarme donde pueda, generalmente en el cuarto de basuras de la portería, donde un día acabará pillándome el portero.

El autobús baja por Serrano hacia el Centro, mientras noto como estoy deseando llegar y que Carlos me quite la ropa, para descubrir el precioso conjunto que llevo hoy, negro de encaje …….. estoy segura que le va a encantar, porque, además, se que mi madre lo tiene igual; se lo he visto varias veces, mientras lo tendía para secar después de lavarlo los viernes, porque ella está con Carlos los jueves. Me cuesta resistirlo, pero no puedo hacer nada. Carlos me lo ha dejado muy claro: está loco por mi, pero no piensa dejar de estar con mi madre cada jueves: Martes con la hija y jueves con la madre …………. No puedo evitar que lo haga, pero me vuelve loca de celos saber que  cada jueves es mi madre la que hace disfrutar a mi hombre. Cuando la veo en casa, tan normal, tan ama de casa, tan madre, es difícil imaginar que una vez a la semana se convierte en un una mujer sexualmente muy activa, una mujer que se viste de sexo, respira sexo, come sexo, se revuelca en sexo.

Carlos sabe que me pone mala saberlo y, por eso, disfruta haciéndome rabiar, contándome como mi madre le hace disfrutar, como mi madre es la mejor “mamadora de pollas" que ha conocido, como mi madre es impresionante moviendo el culo, como mi madre ……. Sabe que me pone negra que lo diga, pero lo hace, porque sabe que siempre reacciono igual: me cabreo mucho, si, pero siempre que me cabreo lo transformo en pasión, en deseo de hacerle feliz, de hacerle gozar …… me meto su polla hasta la campanilla y dejo que se corra dentro de mi, sin que ni una sola gota de su copiosa corrida salga de mi interior; cuando estoy encima soy una maquina moviendo mis caderas delante y detrás, viendo como se retuerce de gusto con mi baile; cuando me coloco a cuatro patas soy una perrita sumisa, que no pone pegas cuando cambia su verga de mi coño a mi culo y viceversa, ni cuando me penetra como una bestia, haciéndome caer sobre la cama de la fuerza de sus embestidas. Grito como loca sintiendo su polla bien dentro porque me da mucho placer, pero también porque se que le hace sentir bien oyéndome gritar, suplicar, rogar.

Llego al hotel y entro en el enorme hall; siento las miradas de los empleados sobre mi. No son tontos y tienen buena memoria; saben a que vengo, porque llevo haciéndolo hace semanas. Saben que en el bar de me espera un hombre maduro y fuerte, que me dará dos besos y me invitará a tomar algo. Estaremos unos minutos charlando y luego me pondrá la mano en la cintura y me llevará hasta los ascensores, portándome como una posesión, orgulloso que el resto de hombres se fijen en él y en la jovencita que lleva a su lado; los empleados lo tendrán más claro; saben que me lleva a la habitación 1718, de donde bajaré horas después con cara de cansada, las piernas entreabiertas y con la ropa algo más arrugada que cuando subí. Sin embargo mi sorpresa es enorme cuando al llegar veo que Carlos no está solo, sino que está sentado en una mesa junto a una mujer guapa y elegante, que se parece mucho a mí ……. ¡Mi madre!!

  • Gema, ¿Qué haces tu aquí? –me pregunta mi madre, sin entender nada de lo que está sucediendo.
  • Mamá, yo …………
  • Tranquilas chicas, tranquilas, yo os explicaré todo ……. Simplemente me apetecía que estuvierais juntas y yo con la dos. Gema si lo sabe Tere, pero tu no y creo que ha llegado el momento de que dejes de ignorar la verdad. Para no dar más vueltas, os estoy follando a ambas por separado y hoy me apetece hacerlo a las dos juntas.
  • ¿Estás loco?, Dice mi madre, haciendo ademán de levantarse….. Eres un cerdo. Vámonos Gema, añade, cogiéndome del brazo.
  • Siéntate, la ordena Carlos con un tono que no deja lugar a las dudas …………. ¡Te he dicho que te sientes!, añade, haciendo que mi madre se siente sin más.

No puedo creérmelo, la tiene dominada como nunca hubiera creído. Mi madre se sienta con la cabeza baja y permanece en silencio, mientras Carlos sigue hablando. Yo sinceramente no puedo articular ni una sola palabra.

  • ……. Los martes estoy aquí con esta preciosidad y los jueves con esta maravilla, así que pensé ¿Por qué no las junto a las dos un día y lo pasamos bien los tres?
  • No, no , dice mi madre, casi sin levantar la cabeza, es amoral, no puedes pedirme esto.
  • ¿Cómo que no puedo? Claro que puedo, no te hagas ahora la remilgada nena. Gema, tu madre, aquí donde la ves, es una amante excepcional y, entre otras cosas, de vez en cuando hacemos un trio con otra amiga mía. No te oculto que lo pasa muy bien con otra mujer ……..
  • ¡Es mi hija Carlos!, ¡Mi hija!
  • ¿Tu que opinas Gema?, contesta Carlos, mirándome fijamente …..
  • Yo, yo, balbuceo, sin poder articular una palabra …… Mamá, lo siento, lo siento de verdad.
  • Es muy sencillo Gema, añade Carlos, o aceptas hacer un trio o me levanto ahora mismo y me marchó de aquí ……. Y no me vuelves a ver nunca. Y lo mismo te digo a ti nena, o subes conmigo u olvídate de mí.

Siento que mi mundo se hunde. Estoy muy enamorada de él, de un modo casi enfermizo y ahora puedo perderlo. No logró entrar en razones; no puedo pensar con lógica. Mis piernas se mueven solas, así que siento, sin quererlo, como me levanto de la mesa y le estiro la mano a Carlos:

  • Vamos, subamos …….. lo siento mamá, digo mirando a mi madre que llora en silencio, no puedo perderlo.

Carlos se levanta, me coge de la mano sonriendo y estira la otra en dirección a mi madre,

  • ¿Vienes?…….

Mi madre le mira, me mira …..tiembla como una niña, mientras sus ojos están llenos de lagrimas ….. pero se levanta, se limpia las lagrimas y estira su brazo, cogiendo la de Carlos.

  • Así me gusta. Vamos a la habitación, que os voy a dar lo vuestro nenas ………..

Recuerdo perfectamente lo que pasó aquella tarde en la habitación del Hotel Meliá, pese a que durante muchos años lo he puesto en una habitación de mi cerebro cerrada, sin ventanas y de la que he tirado la llave al rio. En 30 años, ni siquiera esa misma noche, he hablado con mi madre nunca de lo que sucedió. Subimos a la habitación, bajamos dos o tres horas después y nos fuimos cada una en un taxi distinto, por separado; cuando llegue a casa, mi madre estaba preparando la cena, me dio un beso y me preguntó por las clases …… Sin embargo, hoy mientras me dirijo a ver a Carlos, todo pasa por mi mente, como si hubiera sucedido horas antes y han pasado, nada menos, treinta años, pero aún recuerdo el sudor, el calor, la penumbra ………

La penumbra ayuda a que todo tenga aspecto de sueño, donde las formas no son precisas, los contornos se difuminan y pudiera parecer que nada está sucediendo en la realidad, pero no es así. Carlos, desnudo sobre la cama, reposa tranquilamente después de habernos follado a mi madre y a mi durante largo rato, haciéndonos gritar de placer a ambas, con una fuerza y un vigor superior a del cualquier otra vez. Nosotras hemos sido dos sumisas perras, que han sido  montadas por su semental sin mantener relación alguna entre ellas, como si solo estuviera una de las dos. Simplemente cuando una de las dos estaba siendo montada, la otra se limitaba a besarse con Carlos, acariciarle o devorarle el agujero del culo como le encanta, pero sin llegar a tocar en ningún momento el cuerpo de la otra. Debo reconocer que mi madre es una amante magnífica y que estoy aprendiendo mucho de ella, de cómo devora la polla de Carlos, como monta encima de él, bailando con sus caderas con pasión, o como se coloca a cuatro patas y acoge dentro la enorme polla del hombre en sus dos agujeros, si una queja, sin una protesta …..

Ahora ambas nos turnamos en chupar la polla de nuestro dueño; digo dueño, porque la realidad es que nos tiene dominadas, como si fuésemos de su propiedad. Si no, ¿Cómo entender que esté junto a mi madre, chupándole la polla? ¿Qué nos ha hecho para hacernos superar cualquier límite moral con tal de darle placer? Mientras yo chupo su enorme verga, que parece no relajarse nunca, mi madre acaricia sus huevos y oprime su ano, metiendo la punta de uno de sus dedos. A Carlos le encanta que se la chupen así, con uno o dos dedos dentro del culo …… Cuando cedo mi puesto a la boca de mi madre soy yo la que se dedica a su culo, chupándoselo mientras siento como gime de gusto al sentir mis lengüetazos:

  • Sois increíbles nenas, increíbles. Me hacéis sentir como un pachá en su harén ,,,,,,,, seguid, seguid así ……. Ummmmmmmmmmm. Tere como chupas nena, eres increíble ………….. Gema ayuda  a tu madre nena y chupármela juntas, os veo un poco frías entre vosotras y eso no me gusta. Quiero veros disfrutar, como lo hago yo.
  • Carlos, por favor ……… suplica mi madre, masturbándole mientras le mira fijamente a los ojos, no nos obligues a hacerlo
  • ¿Carlos que ….? Quiero ver ahora mismo como me la chupáis juntas, cada una por un lado de mi polla y quiero ver como se juntan vuestra bocas en la punta …… y quiero ver como os besáis y os coméis perras.
  • Carlos, no nos obligues ……. Suplica mi  madre, mientras yo no puedo ni articular palabra……
  • ¡Queréis empezar ya!!!! Laque no quiera que se marche de aquí, me estoy hartando de tener que repetir las cosas.

Somos sus siervas y no podemos negarnos –pienso mientras comienzo a lamer la cada vez más enorme tranca de Carlos, sintiendo como mi madre hace lo mismo y como nuestras lenguas se juntan más de una vez, arriba y debajo de la enorme polla que nos tiene abducidas a las dos ……………….

Lo impensable ha sucedido, pienso mientras me beso con mi madre y acarició sus fuertes tetas, sintiendo como ella hace lo mismo conmigo, sentada sobre Carlos que la folla con fuerza desde hace un buen rato. No puedo evitarlo y me corro mientras la boca de él explora mi coño. Nos besamos las dos juntando nuestras lenguas, mientras siento como ella también se corre, sintiendo a través de su boca el enorme placer que Carlos la proporciona.

Estoy muy excitada y se que ella también; nos hemos devorado con pasión y llevado al orgasmo varias veces, mientras Carlos disfruta viéndonos como follamos, como nos acariciamos, chupamos y metemos mano. Nunca podré olvidar como Carlos me hace colocarme un consolador enorme que une mediante correajes y como me hace follar Mama por detrás, mientras ella le devora la polla. La follo con ganas, muy excitada, moviendo con fuerza mis caderas, hasta hacerla gritar de placer, mientras veo como la enorme polla de plástico entra una y otra vez en su dilatado coño. Carlos se coloca tras de mi y me penetra por el culo de un solo golpe, de tal modo que los tres estamos conectados, como un tren y sus vagones. Carlos me encula duro, muy duro, mientras me ordena al oído:

  • Sácasela del coño y métesela por el culo ……. Esta deseando tenerte ahí. La encanta que la den por el culo con fuerza, como yo estoy haciendo contigo

La polla entra con suavidad en el culo de mamá, mientras Carlos no deja de darme con fuerza por detrás, haciendo que yo acelere también con mi enculada. Ambas gritamos de placer, mientras nuestro hombre nos folla a las dos a la vez; a mi directamente y a mi madre a través de su hija. Mi madre grita de placer mientras la penetro con fuerza: yo grito de placer mientras Carlos me encula con fuerza; Carlos brama de gusto, follándonos a las dos a la vez, poseyéndonos juntas, dominándonos ……….. No tarda en cambiarnos de postura y esta vez soy yo quien hace de yegua y es mi madre la que me penetra con la enorme polla de plástico en la cintura, mientras Carlos la parte el culo con su enorme verga. Nos está matando de placer el cabrón y no podemos hacer por evitarlo; me siento sucia, muy sucia e imagino que mi madre se siente igual o peor, pero esa polla nos vuelve loca, nos tiene abducidas y nada podemos hacer …… hemos sobrepasado todos los tabúes y solo podemos reconocer que el placer supera todo lo imaginable.

Se corre sobre nosotras bramando como una bestia, mientras, arrodilladas frente a él, esperamos que nos cubran los chorros de su leche blanca; cuando le veo masturbarse frente a nuestras caras, solo quiero apoderarme de su semen, hacerlo mío, tragarme hasta la ultima gota de semen, pero mi madre piensa igual que yo y, fuera de si, pugna conmigo por la leche de nuestro macho, que sonríe mientras ve como las dos mujeres peleamos por su jugo caliente, como le chupamos hasta el ultimo centímetro de piel, hasta dejarle completamente limpio.

Nos vamos por separado del hotel, sin hablarnos; mi madre sale antes y aunque trato de pillarla para hablar, solo puedo ver como se mete en un taxi y sale disparada. Cuando llego a casa, está vestida de “madre”, como si nada hubiera pasada, poniendo la cena en la mesa para mi padre y mi hermana. Me siento alucinada y tomo la cena en silencio; no me puedo creer nada de lo que ha pasado esa tarde y menos aun el comportamiento de mi madre, como si llevara toda la tarde en casa …. Aunque no todo es como parece. Dos días después, mi padre anuncia que le ha surgido un trabajo en Canarias y que debe incorporarse en 48 horas. No volveremos a Madrid hasta diez años después y a lo largo de esos años nunca cruce ni media palabra con mi madre sobre lo sucedido aquella tarde en la habitación del hotel con Carlos.

Me corro en la ducha, treinta años después, sintiendo un enorme placer al recordar a Carlos, su polla, su fuerza, como me montaba hasta hacerme gritar ….. así que lo tengo claro: voy a ir a ver a Carlos y si surge la ocasión, que seguró que surgirá, follaré con él como siempre lo he hecho, como una sumisa yegua, deseosa que le monte su semental. Lo siento por Jose, mi marido, pero el nunca comprenderá la atracción que representa Carlos para mi.  Llevo muchos años esperando volver a estar con él en la habitación de un Hotel, esperando volver a sentir lo que me hizo sentir entonces y nunca he vuelto a gozar. Llevo muchos años esperando volver a ser infiel, porque no puedo ser mujer de un solo hombre ya, aunque me cueste reconocerlo, he nacido para ser de muchos hombres, he nacido para gozar de más de una polla, he nacido para ser infiel.

Marco su número de teléfono, que ya recuerdo de memoria:

  • ¿Carlos? …………. Soy yo, Gema.
  • Dime nena …..
  • Mañana nos vemos donde siempre.
  • Ya lo sabía. Sabía que seguías queriendo ser mi yegua …… nunca has dejado de desearlo.
  • ……………………
  • ¿O no?
  • Si. Nunca lo he hecho. No te he olvidado nunca.
  • Yo tampoco. Hasta mañana.