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Cornudo en mi propia casa: Puta y Esposa (Parte 3)

en Hetero: Infidelidad

Subo por la Castellana para coger la carretera de Burgos, rumbo a La Moraleja, la elitista urbanización de Madrid. Hoy me ha tocado hacer de chofer y, como un puto cobarde que soy, no he podido negarme. El mercedes 500 es un coche fantástico, grande, potente, muy elegante. Un gusto conducirlo si no fuera porque en el asiento de atrás mi mujer, solo cubierta por un tanga y tacones altos, chupa la polla de Carlo, su amo, el hombre con el que se acuesta desde hace un par de meses y que me ha convertido en un cornudo, en un cornudo que consiente que su mujer sea la puta de otro.

Por el retrovisor veo como Gema se esmera en chupar la enorme polla que tan familiar le es desde hace unos meses (y a mi); los lectores de los anteriores relatos ya conocen el desarrollo de los acontecimientos y como hemos pasado de ser una pareja normal a vivir al ritmo que nos marca otro, un hombre que ha conseguido convertir a mi mujer en su sierva dócil, en una puta ansiosa por agradarle, que dejaría todo por él ……. Yo solo puedo asistir al espectáculo desde una butaca privilegiada, sabiendo que no puedo oponerme porque corro el riesgo de perderla para siempre ....... y, porque no negarlo, por el placer que me provoca ver como la follan otros y como, paulatinamente, van convirtinedola no solo en su amante, sino tambien en su puta sumisa y complaciente

Entro en la urbanización mientras por el espejo retrovisor veo como ella se mete el enorme balano, siempre erecto, hasta la campanilla, del modo que ha sido enseñada: al principio tenía verdaderas arcadas, pero ahora desliza los más de 20 cms de carne dentro de su boca, hasta la campanilla, aguantando así largos segundos, mientras el hombre descarga en su garganta hasta la última gota de sus copiosas corridas.

Paro en la puerta de un enorme chalet, donde dos tipos de seguridad con perro vigilan la entrada. Abro la ventanilla. Mientras uno de los guardias mira dentro, pronunció las palabras que me han indicado:

-          D. Carlo Vallelado y su perra. Venimos a la fiesta de novatas.

El guardia mira al asiento de atrás sin cortarse, viendo como ella no para ni por un momento de chupar la polla de Marco; sonríe maliciosamente y me franquea el paso, dejándome entrar la enorme jardín donde ya hay otros diez coches de lujo aparcados. Abro la puerta para dejar salir a la pareja, no pudiendo evitar excitarme al verla; totalmente recompuesta de la mamada, está impecable cubierta por el abrigo de pieles. Debajo solo lleva un tanga negro de encaje, una cadena de oro que une sus pezones, así como los altos tacones negros que definen su figura. Lleva el pelo rubio suelto sobre los hombros ……. No es una niña, ni mucho menos, pero está impresionante. Marco sale del coche y, tras ponerse la americana del smoking, la coloca un collar de cuero, como de perra, y una cadena larga ……. Una cadena de perrita, de la que tira suavemente colocando a la mujer detrás de si, quien suavemente sigue sus pasos, de un modo deliciosamente elegante y, a la vez, sumiso. ¡Que pedazo de mujer –pienso- sintiendo un dolor en el pecho, por no haber podido satisfacerla para que fuera yo su amo, su semental ……

-          Quédate junto al coche, ,me ordena Marco, alguien te sacará, como al resto de choferes, la cena. Aunque si te apetece, asómate por las ventanas del salón …………… Creo que el espectáculo te gustará.

Desde mi puesto veo como ambos se alejan y aunque el abrigo me tapa la visión del cuerpo de mi mujer, imagino cómo se debe balancear su culo bajo el abrigo y como las tetas, con los pezones doloridos por las pinzas, bailan de un lado a otro. Llegan a la puerta y entran dentro, así que ya todo debo verlo a través de los ventanales, cuyas cortinas están abiertas de par en par, como si no solo no se prohibiese, sino que incluso de animase, a mirar dentro.

Aparco el coche en el lugar señalado y me dirijo hacia las ventanas rápidamente, ocupando una de las que aún quedan libres, porque dos o tres choferes están en las restantes. Dentro el espectáculo me subyuga. Es una gran sala de baile, con las paredes empapeladas en rosa claro y diversos muebles de diseño que no recargan para nada el ambiente.

Cinco hombres ocupan la mesa de comedor, disfrutando de la cena que solo esperaba a la llegada de Marco para ser servida. Creo que es ensalada de bogavante. En unos sofás cercanos las cinco mujeres ¿o debiera decir perras? Están sentadas, ya sin abrigos. Van vestidas iguales, solo con un tanga, altos tacones y la cadena de oro entre los pezones. Son muy diversas, porque aparte de Gema (rubia, madura y delgada) están dos morenas, también delgadas, pero de enormes tetas operadas, una mulata muy joven, menuda y muy delgada, aunque de tetas redondas coronadas por grandes pezones. así como otra rubia similar a Gema, aunque algo más rellenita

Los hombres comen tranquilamente, sin aparentar ni el menor interés por las mujeres que también pican de los platos de canapés que hay en la mesa, mientras cruzan alguna conversación de vez en cuando entre ellas. De repente distingo a uno de los hombres que llama la atención por su color de piel y por su enorme e imponente tamaño; si, no hay dudad es Leroy, el amigo de Marco (para aquellos que no hayan leídos las historias anteriores, decirles que Marco y Leroy se lo montaron hace unas semanas en mi casa con Gema, a la que montaron durante largo rato, hasta casi hacerla desfallecer). No puedo evitar que se me ponga muy dura recordando la escena vivida y como la follaron una y otra vez. No conozco a los otros hombres: uno es un árabe de unos 45 años, tipo Omar Shariff, vestido con una túnica blanca, al modo saudí. Otro es un hombre gordo, mayor, cercano a los 60, que por sus ademanes parece ser el organizador del evento y, supongo, el dueño de la casa. Por último, hay un quinto hombre, del tipo Marco, alto y fuerte, de unos 50 años, con pinta de playboy de Marbella.

La cena es lenta, parsimoniosa, parece que nunca va acabar, lo que me permite hablar con otros dos choferes, cada uno con su historia y circunstancias. Uno es un empresario de la zona de Fuengirola, cuya mujer (la que se parece a Gema, “lleva un año encoñada” (literalmente) con el playboy de Marbella, quien la ha emputecido, haciendo de ella su esclava sexual; le reconforta saber que mi historia es parecida y que, además como le pasa a él, disfruto con ello. El otro chofer tiene una historia distinta a la nuestra; es el padre de la mulata menuda, su hija adoptiva, menor de edad, con la que llevaba acostándose unos meses. Su Jefe (el gordo que es dueño de la casa, D.Alberto X) les sorprendió un día en la cama y le amenazó con denunciarle, si la chica no accedía, textualmente,  “a ser su putita”. Desde hace dos meses, Laura, que así se llama la mulatita, es amante del dueño de la casa. El Jefe disfruta follando a Laura delante de él, obligándole además a participar como siervo en sus sesiones, hoy concretamente, como chofer. Les cuenta que D.Alberto solo utiliza esta casa para fiestas de este tipo ya que realmente vive en Madrid, en un enorme piso en Zurbano, con su familia, mujer y siete hijos, teniendo fama de hombre religioso y empresario de éxito. Sin embargo en esa casa se transforma y se convierte, como los demás asistentes, en un cerdo ………………………………………

Tras terminar el pescado que constituye el segundo plato, pasan a la zona de sillones y allí se sientan para tomar el postre, un sorbete de alguna fruta, con champagne servido aparte. Mientras se van acomodando veo como un hombre negro, enorme, vestido con una túnica también árabe, se dirige hacia las mujeres y habla con ellas, dándolas una serie de instrucciones que no logró comprender. Las mujeres se levantan y avanzan hasta una alfombra que hay frente a los sofás, llena de almohadones, De repente veo como Gema se abraza a una de las morenas de enormes tetas y comienzan a besarse suavemente, mientras las otras tres mujeres hacen lo mismo. Sabía que Gema no hacía asco a las mujeres, porque me había contado una par de experiencias que tuvo con compañeras en tiempos universitarios y porque habíamos ido un par de veces a un local de masajes eróticos, pero …….. nunca la había visto así, pasando de una a otra mujer, besándose con todas ellas, …… acariciando su cuerpo, sus tetas, su culo ….. retorciendo sus pezones, que luego chupan con deleite …… metiendo sus dedos bajo el tanga, para recorrer sus respectivos sexos, supongo que encharcados y calientes. Durante un buen rato las cinco mujeres montan un increíble espectáculo frente a sus dueños, mezclándose unas con otras de un modo maravilloso. El padre de la mulata ha conseguido abrir una ventana lateral y gracias a ello ya no solo vemos la escena, sino que además la oímos, escuchamos los jadeos y gemidos de las mujeres, así como las risas de los hombres, excitados con todo ello, más aun cuando el negro no deja que la escena baje de intensidad y a la menor pasividad golpea con su fusta el culo de la indecisa, no excesivamente fuerte, aunque lo justo para que la mujer reinicie su actividad sexual. En un momento dado Gema está tumbada boca arriba besándose con una, mientras otra de ellas la chupa el sexo por el lateral del tanga. Las otras dos comen sus pezones ¡4 mujeres comiéndose a la mía ……! ¡Creo que se me va a salir el corazón de la excitación. Lo que me asombra es que en ningún momento las mujeres se quitan ninguno de sus atributos, ni el tanga, ni los tacones ni la cadena de los pezones …….

Los hombres han terminado el postre y les sirven café, puros y whisky de malta …… también hay sobre mesa una bandeja con rayas blancas, sobre la que los hombres se agachan más de una vez cada uno. Dos golpes de la fusta sobre la mesa marcan el fin de la escena de solo mujeres y el comienzo verdadero de la noche. Las mujeres se levantan, se arreglan un poco el pelo y con suavidad se dirigen hacia cada uno de sus amos, que las observan con deleite, con excitación, con hambre de sexo. Cada una se agacha frente a su dueño y con habilidad quitan sus zapatos, calcetines, pantalón y calzoncillos (no puedo evitar sonreír al ver lo fácil que es este trámite con el árabe, dado que va desnudo bajo la túnica). Las mujeres están bien entrenadas por sus amos y bien instruidas por el negro, dado que, al unísono como una orquesta, masajean las pollas de los hombres, desde los testículos hasta la punta, hasta ponerlas en estado de de batalla, momento en el cual introducen cada miembro en su boca, comenzando a chuparlas con deleite. La polla de Marco es vieja conocida mía y por eso, sabiendo lo grande y fuerte que es, me sorprende saber que solo el dueño de la casa la tiene menor. También me sorprende que Leroy no sea el más dotado, pese a calzar un aparato enorme, pues el árabe la tiene de la misma longitud pero, al menos, un par de pulgadas más gruesa, un autentico monstruo, que, sin embargo, se mete hasta la empuñadura una de las morenas tetonas, concretamente la que tiene los pezones gigantes, como platillos de café. El empresario marbellí, que más parece un chulo de playa, está también muy bien dotado, algo más que Carlo, con unos huevos enormes, los mayores de todo el grupo, cuyo perímetro recorre la rubia que me recuerda a Gema, aunque sus tetas son un par de tallas mayores que las de mi mujer; de reojo veo como el marido de esta rubia, se agarra la polla sobre el pantalón y comienza  a masturbarse con parsimonia. Mentalmente me alegro que el gordo anfitrión tenga la polla más pequeña de los cinco, pues, en otro caso, la mulata menuda tendría verdaderos problemas para chuparla; ya lo pasa regular para adaptarse al contorno de  la polla del gordo, así que no quiero pensar que harían con ellas las pollas de los otros cuatro.

Los hombres fuman y toman las copas, en medio de una animada charla, mientras las mujeres se afaman en su labor, con parsimonia, casi con dulzura; está claro que tienen instrucciones de no subir el ritmo, “la noche es larga”: se trata de agradar a sus amos, sin excitarles demasiado, permitiéndoles hablar tranquilamente de sus temas, eso sí, con la deliciosa sensación que te produce cuando una deliciosa y bien entrenada boca se esmera en ensalivar tu polla. El tiempo pasa lentamente y durante unos quince minutos la escena no cambia, hasta que el gordo sube el tono de voz, lo que permite escucharle claramente desde la ventana:

-          ………………… con este Presidente en el poder no hay nada que hacer; os lo digo yo. Por cierto, esta nena me está poniendo cachondo y empiezo a  tener ganas de hacer algo más que hablar.

-          Ya era hora de que nuestro anfitrión tomara el mando, escucho que dice el árabe, estoy deseando “sudar” un rato.

-          Yo soy nuevo en estas cosas, contesta Carlo, ¿Cómo hacéis habitualmente?

-          Es sencillo, contesta el anfitrión, ¿Empezamos por una rueda de presentación y así nos conocemos todos?

-          Me encantan las ruedas de presentación, acota el playboy marbellí. ¿hacia la derecha o hacia la izquierda?

-          Siempre hacia la derecha, contestan todos, entre risas.

El anfitrión hace una seña al negro y este golpea a cada mujer en el hombro con su fusta, haciéndolas un gesto claro y contundente. Todas, sin excepción miran a sus respectivos pidiendo autorización, con ojos suplicantes, porque intuyen que la van a recibir. Una vez obtenida, las mujeres rotan hacia la derecha, de tal modo que mi mujer pasa a dedicarse a la polla del marbellí, mientras la mulata lo hace con Carlo, la rubia con el árabe y las dos morenas tetonas con Carlo y Leroy así sucesivamente; esta vez el ritmo aumenta, porque el negro se encarga de animarlas recordándolas suavemente con la fusta que está allí y porque los hombres ya se encargan también de hacer lo mismo, apretando sus cabezas hacia abajo, agarrando la cadena que une sus tetas y tirando o simplemente diciéndoselo:

-          Venga nena, venga, métetela bien –dice Carlo, viendo como a la mulatita le cuesta adaptarse a su polla.

-          Joder Carlo, dice el marbellí, como la chupa tu perra, la tienes entrenada de maravilla ………… es una profesional.

-          Me alegró tío, me alegro que te gusté. Cuando la conocí era un poco perezosa, pero el palo hace maravilla ….. el que tengo entre las piernas y el que guardo en el armario.

-          Pues esta nena también merece la pena, dice el árabe, viendo como la rubia pechugona mueve frenéticamente la boca arriba y abajo del enorme miembro. ¡Me está poniendo bruto, bruto!

-          Cuando quieras tíratela Omar –dice el marbellí- para eso están hoy estas perras, para que las demos lo suyo. Aunque yo voy a dejar que esta me la chupe un poco más, porque hacía tiempo que no me daban tanto placer ……………… venga, venga, cométela entera nena.

Durante la siguiente hora la velada, como era de esperar, desemboco en una verdadera orgía, donde los hombres pasaban de una a otra mujer, previa parada en la mesa central, para tomar algo de alcohol, alguna viagra o probar las rayitas blancas que  nunca faltan. Desde la ventana donde está ubicado, José ve como los hombres pasan de una a otra hembra, penetrándolas una y otra vez, por uno u otro agujero, como si no fueran a desfallecer nunca. Hasta el anfitrión, ayudado por la química que toma sin descando, lograr probar, al menos, a tres de las mujeres, con un vigor enorme ……………. Sobre todo cuando encula a Gema contra el sofá, de un solo golpe de pelvis. Jose sabe que Gema no sufrirá nada con la fuerza de la enculada, pues ese agujero ya ha sido perforado por el marbellí y, sobre todo por Leroy, quienes sí que la han hecho gritar como una perra con su fuerza, con el tamaño de los miembros, con la fuerza de la enculada. Sería largo de contar todas las posibilidades que se dan a lo largo de la sesión y por eso detallaré lo que ven mis ojos, pasado solo cuarenta minutos del inicio.

Mi mujer, como ya os dije, recibe los envites del anfitrión, cuyo culo fofo y blanco como la leche, no hace suponer a nadie la fuerza con la que embiste el culo de Gema, como si quisiera atravesarla con su polla; además, no para ni un instante de jalear la galopada, golpeando su mano desnuda con creciente fuerza contra el culo de mi mujer, que grita y jadea al ritmo de los golpes, Debo reconocer que es el mayor, el más gordo y el menos dotado, pero sabe lo que hace, como demuestra el placer que le está dando a Gema, quien parece no poder dejar de correrse, mientras su culo ha adquirido un color rojizo, fruto de los golpes que está recibiendo; hace tiempo hubiera montado en cólera, ahora es una mujer sumisa, entrenada para dar placer, preparada para agradar a su dueño y a los amigos de este.

Junto a mi mujer, otra pareja folla con fuerza: la menuda mulata está sentada sobre Leroy, piel negra clara sobre piel negra oscura: nos e como la ha podido entrar la tranca de Leroy, pero lo cierto es que la tiene bien dentro y, no sé si la ha costado que entrase, pero ahora está disfrutando de lo lindo con la polla del negro, sobre la que salta con vigor creciente, metiéndosela hasta el ombligo. Puede ver desde la ventana como su culo está también ampliamente dilatado, así que supongo, aunque no lo he llegado a ver, que más de uno ya ha probado ese estrecho agujero, por no decir todos ……………….. a mi particularmente me encantaría hacerlo ……………… tanto como tener la polla entre las tetas de una de las morenas, la más pechugona de las dos, donde está metido Carlo desde hace un buen rato, dejando que se la estrujen y aprieten bien; las tetas están manchadas de semen, señal de que han recibido ya alguna que otra corrida, pero no deben ser ninguna de Carlo …….. pues, de repente, el amante de mi mujer comienza a retorcerse de placer, gritando a la tetona que siga más y más fuerte, mientras la agarra del pelo de un modo casi salvaje:

Dale puta, dale, sácame hasta la última gota ………………………. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Un copioso chorro de semen se estrella contra el rostro de la mujer, al que siguen otros de igual fuerza que terminan en la cara y pechos de la morena, que no deja de agitar sus tetas en torno al miembro vibrante de Carlo, exprimiendo hasta la última gota de la corrida; finalmente cambia las tetas por la boca y, del modo que ha sido entrenada como las demás, limpia toda la superficie del pene, dejándolo completamente limpio desde los testículos hasta la cabeza, presto para volver a empezar.  

Frente a esta escena la rubia, que se parece a Gema, pero en pechugona, está recibiendo un doble servicio, puesto que el árabe y el marbellí la están dando una buena ración de doble penetración, metiendo y sacando sus enormes rabos de sus dos agujeros, de un modo salvaje, con fuerza, a un ritmo creciente. Estoy hipnotizado con la escena, con la fuerza de los dos hombres, con su coordinación, con los gritos de la mujer, mezcla de dolor, de esfuerzo y de placer …………………..

No puedo evitarlo y comienzo a masturbarme, como hacen mis dos compañeros de observatorio, viendo como los cinco hombres montan por turnos a las cinco mujeres, ayudados por las pastillitas azules y otros apoyos químicos que hay sobre la mesa. No tarda en ser mi mujer la que recibe dos y hasta tres pollas al mismo tiempo y las cinco de modo sucesivo, pues el árabe siempre está abajo (parece que su polla es excesiva para los culos de las mujeres), turnándose tres de ellos (Leroy, Carlo y el marbellí) en ocupar el culo de mi mujer, mientras el anfitrión está situado frente a la cara de ella, con la polla bien dentro de su boca. Entre enculador y enculador veo el grado de dilatación del culo de mi mujer, que no puede dar más de sí y si creciera un centímetro más posiblemente se desgarraría.

Tras Gema y la otra rubia, serán las dos morenas y la mulata las que sean sometidas a este trió intenso por parte de los cinco hombres, quienes seguirán follando con un vigor increíble, siempre alimentado con todo tipo de aditamentos técnicos; están como locos los cinco, cada vez más colocados y cada vez más salvajes con las mujeres, a las que follan como auténticos animales ……………… lo que hubiera resultado humillante y sumamente ofensivo, si no fuera porque ellas no parecen quejarse, como si los golpes, cada vez más fuertes y frecuentes, que están recibiendo no hicieran otra cosa que intensificar su placer.  El árabe situado bajo las mujeres disfruta como loco no solo con el placer de su polla en la vagina de cada una, sino también con el dolor que produce tirando con la boca hacia debajo de la cadena, de tal modo que parece que los pezones fueran a arrancarse de los pechos …..

Igual es la mezcla de sufrimiento y, sobre todo, placer que recibe mi mujer a cuatro patas sobre el sofá, con el pecho apoyada en el respaldo del mismo, mientras Leroy la cabalga con la polla bien metida en su culo, lanzándola contra ese cabecero con fuerza, mientras la agarra del pelo haciéndola gritar.

-          Venga puta, venga ……

-          Si, si –gime Gema- dame más, dame más ……….

-          Mueve el culo, muévelo, como una perrita buena. Ummmmmm, que culo tienes nena, me encanta taladrártelo. Carlo, que nena tienes, me sigue encantando.

-          Ya lo veo cabrón, la estas poniendo el culo como un bebedero de patos ……. Me la vas a dejar tan abierta que voy a tener que llevarle a un cirujano que se lo arregle. Ummmmmmm, pues esta mulatita también es de primera división –añade- empujando la cabeza de la pequeña morena hacia abajo, hasta lograr que la barbilla de la mujer choque contra los testículos, de tal modo que toda la polla permanece en el interior de la boca - ¡que barbaridad! Con lo pequeña que es y como la come …… Ummmmmmmmmmm

-          Me ahogo, me ahogo –jadea la mujer, cuando él la permite respirar ……

-          No me la desgracies Carlo, que aun me queda mucho que hacer con ella- dice el anfitrión mientras folla a una de las rubias, dejando que la morena pechugona le devore el culo al mismo tiempo- Ummmmmmm, que placer, como me gusta –deberíais dejar que os lo hicieran, no hay nada como la lengua de una mujer en tu culo.

-          Paso, paso, dice el árabe corriéndose sobre la cara de la otra morena –aggggggggggggg, que lo siguiente es meterte algo por ahí.

-          Pues a mí si me gusta –contesta Carlo- anda Gema, enséñales como se hace.

Gema se acerca y se agacha sumisamente frente a su macho, que está de pie frente a los demás, colocándose en cuclillas, la posición que, como José sabe, más le gusta a Carlo para que le hagan una buena mamada.  Agarra su pene en estado de semierección, después de las varias corridas que lleva y suavemente se lo mete en la boca, comenzando a chuparlo con deleite, lentamente, mientras con sus manos acaricia sus enormes huevos, donde a duras penas debe quedar algo de semen –piensa Jose. Una de las manos rodea el cuerpo y acercándose al ano comienza un suave masaje sobre ese agujero, sin llegar a introducirse en ningún momento. La polla de Carlo no tarda en reaccionar y rápidamente se tensa, poniéndose en estado de batalla:

-          Esta puta es la mejor que he tenido, es guapa, viciosa, zorra, sumisa ……… ummmmmmmm y la chupa como nadie.

-          Es verdad dice Leroy, encendiendose un puro, mientras una de las morenas le masajea la espalda, sabes que te envidio porque has conseguido una puta de categoría.

-          Todavía no la he catado adecuadamente –dice el árabe- me gustan más jovencitas, pero creo que cuando acabes voy a darla un repasito.

-          Siiiiiiiiii, gime Carlo, sintiendo como Gema le mete el dedo índice lentamente ene l ano, mientras le hace una garganta profunda, metiéndose la polla hasta la empuñadura.

Gema hace una seña a la mulata jovencita y está se acerca colocándose, también en cuclillas, tras de Carlo, comenzando a excitar su ano con la lengua, haciendo que el hombre se estremezca de placer, sintiendo las dos bocas a su entera disposición. Jose, desde la ventana, piensa que eso no hay quien lo resista, por muchas veces que te has vaciado y así es pues Carlo no tarda en correrse sobre la carga de Gema, que sumisamente abre la boca dejando que la mayor parte de la corrida se deposite dentro, haciéndolo el resto sobre su cara. Tras limpiar la polla debidamente, como impone el protocolo, se retira sumisamente a un sofá, mientras su hombre se sirve un nuevo whisky a modo de postre.

-          No puedo más, estoy jodido –dice Carlo, cayendo sobre el sofá.

-          Más jodidas están ellas –dice el marbellí riendo como un loco- porque vaya repaso que las hemos dado.

-          ¿Hemos dado? Porque hablas en pasado –contesta Leroy- a mí me quedan aun varias cargas y veo muchos sitios donde echarlas.

-          Eres incansable cabrón – dice el anfitrión- los negros no teneis  fin, cuando se trata de follar blancas. Además, aun queda el fin de fiesta ……………….. Ummmmmmm

-          Así es, así es, se relame el árabe ………………………. ¿Cuál será la nena elegida para follarla los cinco juntos?, bueno los seis porque Ahmed también participará. ¿O no te apetece cabrón?- añade, dirigiéndose al negro de la fusta.

-          Lo que usted diga señor, contesta el negro con una sonrisa malévola …………

-          Para mí hay una candidata clara –dice el anfitrión- y no es otra que tu nena, Carlo. A mí me parece la más completa de todas. No veo que las demás estén preparadas aun para el fin de fiesta ¿no os parece?

-          Pues es un honor que penséis así, me he esmerado en prepararla. En entrenarla y creo que será una magnifica compañera para este último acto de la fiesta.

-          Ahmed, dice el anfitrión, dirigiéndose al negro, encárgate que la preparen , mientras tomamos un copita. Y pide que nos traigan de comer, necesitamos reponer fuerzas.

Ahmed coge de la mano a una asustada Gema y se la lleva de la mano, mientras el resto de chicas la miran desde los divanes, aliviadas de no ser las elegidas.

-          ¿Qué pasa?- pregunta Jose, desde su observatorio, a los otros choferes- ¿donde la llevan?

-          En cada fiesta, explica el marido de la marbellí, se elige una chica para ser el final de fiesta, donde la follan todos en grupo hasta ……… hasta….. bueno ya sabes.

-          No, no lo sé, ¿hasta dónde?

-          Pues hasta destrozarla, leche!!!!! He visto mujeres tener que ser retiradas y llevadas a un hospital después de una sesión con estos cabrones, que drogados como están, no tienen fin.

-          Tu mujer es una mujer fuerte y seguro que lo aguanta; tranquilo, que no es para tanto –dice el otro chofer- a mi me encantaría que hubiera sido mi chica la elegida …….. eso sí, prepárate porque la van a montar más que a una yegua del hipódromo; la van a quitar las ganas de sexo para un tiempo. Tú que disfrutas, como yo, viendo como la follan otros vas a salir hoy muy satisfecho.

A los 20 minutos aproximadamente la puerta del salón vuelve a abrirse y aparece Ahmed, llevando de la cadena a una Gema deslumbrante. Vuelve a tener sus aspecto original, con los tacones y el tanga negro, la cadena de oro entre los pezones. La han lavado, peinado y pintado, así que parece que esa noche todavía no ha “debutado”, aunque su media sonrisa y la mirada algo perdida hacen intuir a Jose que la han “medicado” para el final de fiesta. El negro la lleva hasta un futón grande que han colocado en el centro de la sala y la coloca a cuatro patas, tras quitarle el tanga, dejándola lista para el ataque de los invitados.

-          Señores, su yegua está dispuesta para que la monten ………………..

-          Encárgate tu Ahmed de iniciarla, dice el anfitrión, mientras terminamos las copas-

Ahmed sonríe a su jefe y lentamente se quita la ropa, quedándose solo con un pequeño slip negro, que duras penas tapa su enorme miembro. Ahmed se sitúa tras de Gema y suavemente comienza  a chupar el coño palpitante de la mujer, que inmediatamente comienza a estremecerse sintiendo como el negro da pruebas de su experiencia en estos menesteres. No han pasado treinta segundos y gema ya jadea enloquecida de placer, mientras el negro cambia su lengua por un dedo o dos, para volver a la lengua mientras el dedo se ocupa del ano.

-          Déjate de rollos y móntala de una vez –dice Carlo- estamos deseando verlo.

Ahmed se pone de pie, se quita el slip y muestra su enorme pene a los asistentes.

-          Que bestia Ahmed, vaya polla calzas, dice el marbellí, alucinado con el tamaño y grosor del miembro del negro, mucho más grande que la del árabe.

-          Le llaman el pony a mi niño –contesta el anfitrión, muerto de risa. Móntala cabrón, dale fuerte a esa puta, que veamos como la haces gritar.

Ahmed se masturba lentamente, haciendo que su enorme pollón se ponga en estado de batalla, se agacha tras de la hembra, pone sus manos en las caderas de la mujer y comienza a introducir el pene hasta el fondo del sexo palpitante, de un modo suave pero firme, haciendo que Gema se combe sintiendo como al enorme barra la atraviesa literalmente, hasta golpear el fondo de su vagina, contra la que empieza a estrellarse rítmicamente

Gema grita enloquecida de placer, pues lejos de lo esperado, Ahmed es un amante cuidadoso, pero firme, fuerte en sus embestidas, pero sabiendo lo que tiene que hacer. La monta con fuerza durante un buen rato, haciendo que la mujer no pueda parar de correrse una y otra vez, mientras la enorme polla la enloquece de gusto.

-          Déjame a mí ahora, dice el marbellí, que, como esperé más, la vas a dejar el coño como el túnel del metro.

-          Espera dice el anfitrión, espera que Ahmed la folle por el culo. ¡!!Ya verás que espectáculo!!!!

Ahmed coloca su enorme polla en el comienzo del ano de gema, ya muy dilatado por las intensas folladas que a esa altura de la noche ha recibido y suave, pero firmemente, comienza a apretar; pese a la dilatación previa parece que se enorme tronco no va lograr coger en el pequeño agujero, pero finalmente entra hasta la empuñadura, mientras Gema grita de dolor y de placer, hasta casi desmayarse. El negro aprieta de verdad, con fuerza, de un modo rítmico, haciendo que sus enormes pelotas se estrellen contra el culo de la mujer, que nunca ha sentido algo igual a lo que el enorme rabo está haciendo con su culo.

El marbellí sucede al moro en una postura por la que paulatinamente irán pasando todos los demás, sin llegar a correrse ninguno de ellos, pues cuando comienzan a estremecerse, ceden la posición a un compañero. Sin embargo Gema cree enloquecer, pues ha perdido la cuenta de las veces que se ha corrido, cuando empieza la segunda parte del fin de fiesta y los hombres comienzan a “desorganizarse”. En un momento pasa de estar situada sobre uno, boca abajo, mientras otro la hace un sándwich, a estar con las piernas abiertas en torno a Leroy, mientras chupa la polla del anfitrión.

José desde lejos ve como su mujer es follada durante un interminable rato por los cinco hombres, que no dejan agujero sin estrenar por cada una de las cinco pollas, haciendo que la mujer entre en un autentico carrusel de orgasmos, del que no parece poder o querer salir. Es colocada en todas las posturas posibles y es follada por todos y en todas las posiciones. Finalmente es colocada a cuatro patas y el negro Ahmed vuelve a darla por el culo con vigor renovado, mientras los cinco invitados principales se colocan frente a ella y se masturban contra su cara, donde pronto quedarán depositadas otras tantas corridas que logran cubrir su rostro, casi completamente, de leche blanca.

-          Esta perra es maravillosa –dice el anfitrión. Eres un hombre afortunado Carlo.

-          La verdad es que si, es una magnifica hembra, de las mejores que he tenido –contesta Carlo, viendo como Ahmed se convulsiona, mientras deposita toda la carga de sus enormes testículos en el culo de Gema.

-          Tienes que ponerla tetas, añade Leroy, con un buen par sería increíble.

-          Si le pones tetas –dice el anfitrión- tienes que vendérmela o alquilármela.

-          Ya veremos, zanja Carlo pensativo, viendo como las mujeres comienzan a limpiar a la exhausta mujer- ya veremos, añade con una media sonrisa que hiela el espíritu de Jose.