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Gemelas y Viudas, 2 Hembras para mi Dominante Hijo

en Amor filial

                                                 Gemelas y Viudas, dos hembras para mí dominante hijo.  BDSM/Incesto

          

Esta historia tuvo lugar hace ya tiempo en una capital de provincia de la cual quiero obviar el nombre por discreción.

Soy una Señora viuda de algo más de 40 años con un hijo de 23 años, además tengo una hermana gemela, somos cómo dos gotas de agua.  Mi hijo es de las pocas personas que sabe diferenciarnos, sin saber nosotras como consigue diferenciarnos valga la redundancia, pero lo hace el muy tunante.

Mi marido falleció por una enfermedad laboral, lo mismo que el marido de mí hermana, ambos trabajaban en la misma compañía, aunque en distintas secciones.

Contrajeron un cáncer de pulmón, que los dejó muertos en vida, hasta el desenlace fatal.

Desde hace seis mese mí vida y la de mí hermana, han dado un giro de 180 grados, nunca mejor dicho.

El hecho es que desde la muerte de mí difunto marido hace ya dos años, nunca he estado con nadie más, quizá por no saber cómo reiniciar una nueva relación, o por qué mí hijo siempre ha estado muy pendiente de mí, a pesar de ser yo una mujer apasionada y caliente,  que desde que me quedé sola, me consuelo yo solo, matándome a pajas,  como se dice vulgarmente, hasta que ocurrió lo que paso a relataros.

Nada más fallecer mí esposo y mí cuñado, mi hermana se vino a vivir con nosotros, ella al igual que yo es menuda, medimos un metro y cincuenta y dos centímetros, somos rubias platino, con el pelo por debajo del hombro, de pechos pequeños, gastamos la misma copa, una 85C, nalgonas, con unas piernas Nadie nos echa más de 35 ó 36 años.  Como decía se desvivió con las dos quedarnos viudas, volviéndose más atento y cariñoso, abrazándome y besándome por cualquier motivo, con una efusividad, que me hacia sonrojarme.

Ángel es un chico muy fuerte, mide algo más de un metro ochenta, practica mucho deporte, le gusta cuidarse mucho.

Más de una vez mí hermana, cuándo lo veía pasar por casa solo con un bóxer ajustado, no podía evitar devorarlo, dejándome oír comentarios cómo—cualquier día hago una locura con mi sobrino, como está por Dios...si fuera mi hijo me lo llevaba a la cama, no sé qué esperas hermanita—Yo al oírla  hablar así de mí hijo me sonrojaba y le daba un codazo, aunque lo cierto es que no podía evitar mirar su culo y sus músculos, habiendo pensado en él mientras me pajeaba en alguna ocasión, sintiéndome culpable por esos pensamientos obscenos, dicho sea de paso.

Hace unos 9 meses al llegar a casa del trabajo, descubrí ha mí hijo besando a mí hermana en los labios, sin que ella lo rechazara, al contrario, correspondiéndole sin apartar la cara.

Por su parte ella iba todo el día con una mini falda, enseñándole casi las bragas a mí hijo, y él salido por verle el coño a su tía.

Estaba celosa aunque me duela reconocerlo, y lo peor es que me sorprendí pensando que tenía algún derecho sobre mí hijo por ser su madre.

Desde ese día empecé a dejar que mí hijo me besara cada  vez de forma más atrevida, sin importarme que me besara en los labios o que me acariciara el culo al pasar por mi lado.

Al ser verano y disponer de piscina, mi hermana se puso un tanga que dejaba escapar su abundante pelambrera, haciendo que a mí hijo se le salieran los ojos de ver así a su tía.

No contenta con eso, se lo llevó al agua rozándose con él, dejando que mi hijo la metiera mano, sin ella perder ocasión, de manosearle el enorme bulto que mi —Yo no cabía dentro de mí, de cómo mí hermana provocaba a mí hijo, así que me decidí irme hacer la siesta un rato.

Al rato bajé y no los vi en la piscina, así que fui a cambiarme el bikini a una caseta que tenemos al lado de la piscina.  Al ir a entrar vi a mí hermana de rodillas comiéndole la polla a mí hijo, que tenía una polla enorme y gruesa, el doble que la  de mí difunto esposo.

Mi hijo tenía cogida a mí hermana por el pelo, mientras le metía toda la polla hasta la garganta, haciéndola tener arcadas mientras con la otra mano golpeaba las dos nalgas de forma alternativa, estando ambas rojas por los golpes, mientras mí hijo la hablaba como nunca le he oído hablar, de forma dominante y soez—Eso es sigue comiéndotela toda así guarra, te voy a poner el culo morado PUTA SUMISA—mmmppp—comete el cipote así que te entre bien, te voy a follar cómo a mí perra....SO CACHONDA.

Mi hermana tenía cara de puta y de vicio, de estar disfrutándolo, con ambas manos a la espalda...entonces mí hijo dejó de azotarla y la levantó tironeándola del pelo, dándole un bofetón a mí hermana, haciéndola girar la cara, para al momento sentarse mí hijo en un banco de madera, haciendo que Teniéndola así mí hijo le clavó toda la polla haciéndola que se echara encima de él, para metérsela más, sin dejar de azotarla.

Ella sorprendida por lo bien que mi hijo la follaba, se corrió a los pocos minutos, volviéndola loca de placer, provocando que hablara ha mí hijo de forma obscena, mientras le pedía que no dejara  de azotarla así, diciéndole que nadie la había follado así de bien—AAAHHH...AAAHHH...sí no pares de azotarme...AAAHHH...nadie me ha follado así nunca...me corrooo sí...fóllame más ¡¡CABRÓN!!  fóllame más sí, azota mí culo...AAAHHH qué polla tienes...

Mi hermana echada totalmente encima de mí hijo, le cogió la cabeza, metiéndole las tetas en la boca la muy puta, mientras le pedía ha mí hijo le mordiera los pezones.

Mi hijo la follaba con un mete saca profundo y rápido, haciendo se corriera sin parar, a pesar de que mi hijo no paraba de nalguearla y separar ambas nalgas para clavársela más profundo.

En mi familia siempre hemos tenido una educación conservadora y tradicional, tanto mí hermana cómo yo misma tenemos carreras universitarias, jamás me imaginaba que mi hermana fuera capaz de algo así.

Me sentí muy violenta con la escena que estaba presenciando, mi hijo follándose a mí hermana y además sometiéndola como a su perra sumisa.

Mi cuerpo decía una cosa muy distinta, sorprendiéndome al estar mí sexo húmedo de deseo y sin poder evitar que mis dedos acariciaran mí coño por encima del bikini.

Cuándo más excitada estaba por la caliente escena, mi hijo aceleró el mete saca, provocando que mi hermana chorreara jugos cómo un grifo, produciendo un chapoteo muy guarro al ser penetrada tan rápido y fuerte excitándolos a ambos,  hasta que mi hijo se corrió llenándola de leche, provocando que ella hablara de forma caliente, excitando más a su sobrino—AAAHHH...sí...AAAHHH...me la estás metiendo más así...sí se te está poniendo más gorda, córrete conmigo cariño...AAAHHH...lléname de leche el coño así...AAAHHH, cuanta leche tienes...¡¡CABRÓN!!...que hondo me la clavas me corroooo...contigo...me quema tu leche.

Sin que me oyeran me retiré a mí alcoba, teniendo que darme una ducha para calmarme, sin conseguirlo ya que acabé metiéndome  dos dedos hasta el fondo de mí coño, corriéndome con una intensidad como no recordaba, notando cómo mí coño siguió moviéndose el solo, con espasmos debido al intenso orgasmo, no es necesario explique en que estaba pensando en el momento del clímax...

Aunque me doliera en mí orgullo de mujer y de madre, me sentía celosa de mí hermana, sin saber si me sentía más ofendida cómo madre, mujer o hermana traicionada.

El incesto me ha parecido siempre algo abominable, y ahora lo tenía en mí casa, con mí propia familia como protagonistas, realmente era una situación desesperante.

Quizá lo peor es que me había excitado expiándolos a ambos cómo una vulgar “voyeur”, turbándome en especial la visión de mí hijo sometiendo a mí hermana gemela, realmente era cómo si me estuviera observando a mí misma sometida a Ángel.

Este solo pensamiento me turbó de tal manera, que se me fue la cabeza durante unos segundos, fui al lavabo a refrescarme y para mí sorpresa tenía las bragas húmedas. Al pasarme los dedos por la pelambrera, descubrí que seguía soltando jugos, realmente era algo de locos para una Señora de mí educación y posición conservadora, como era mí caso.

Mi hijo estaba todo el día mirando con cara de vicio a mí hermana, que se mostraba con apenas algo de ropa, en una actitud sumisa y provocativa.

Después de comer Ángel pasó por mí lado, besándome en la oreja, mientras me cogió el culo con una mano, deslizando sus dedos por entre mis muslos, rozándome casi las bragas, haciendo que se me acelerara la respiración, notando como mí coño se humedecía por la atrevida y rápida caricia.

Yo me quejé tímidamente, dándole un suave manotazo en el hombro, excitada y sorprendida por su seguridad—AH...mmm...¡¡NENE!!  —cada día estás más guapa y más sexy mamá, voy a la piscina con la tita.

Después de poner el lava vajillas me asomé al jardín y descubrí a mí hermana poniéndole bronceador a su sobrino, en una actitud que dejaba claro, lo estaba manoseando la muy salida.

 Decidí echarme una buena siesta, toda desnuda disfrutando el aire acondicionado en mí piel, aun húmeda por la ducha que me acababa de dar.

Pasadas dos horas, me desperté como si hubiera dormido todo un día entero, totalmente somnolienta.

No había nadie en la casa ni en el jardín, estaba todo en un silencio turbador.

Me tiré a la piscina con un placer intenso, notando el agua refrescando cada poro de mí piel, haciéndome sentir privilegiada por unos instantes.

Al mirar mí bikini caí en que tenía la pelambrera muy densa y abundante, no me gusta depilarme el sexo, pero debería recortar un poco el vello, al menos la longitud, ya que se salían por los lados.

Me eché en la tumbona disfrutando del frescor del agua en mí piel, con los ojos cerrados y la mente en blanco. A los pocos minutos me pareció oír o escuchar como un murmullo o gemido apagado.

Me pareció que venía de la caseta del jardín, que utilizamos como vestidor para ponernos el traje de baño, el único mobiliario es un pesado banco de madera maciza.

Los murmullos se oían de forma esporádica y cómo ahogados o amortiguados, me pareció raro, la verdad.

En las ventanas hay unas cortinas que están echadas normalmente, excepto una de ellas, evitando así tener que utilizar la luz eléctrica.

Eché un vistazo por curiosidad y tarde unos segundos en ver bien el interior. Cuándo pude observar bien el interior me quedé en estado de shock, boquiabierta, apartándome de la ventana rápidamente, sin creer que fuera verdad la escena que acababa de ver.

Mi hermana estaba echada boca abajo en el banco, atada de pies y manos a las pesadas patas, con las piernas totalmente separadas mientras mí hijo la tenia cogida por el cabello, haciendo que mi hermana se tragara toda la polla, cómo si mi hijo le follara la boca metiendo y sacando la polla de forma rápida y profunda.  Con la otra mano mí hijo nalgueaba las dos nalgas de forma intensa, estando ambas nalgas de un color rojo intenso.

A la vez le cogía y manoseaba el coño, metiéndola dos dedos rápidamente, haciendo que mi hermana gimiera de placer, al meterle los dedos hasta el fondo.  Mi hijo metía los dedos en el coño o el culo de forma caprichosa, gimiendo mí hermana más fuerte cuándo le penetraba el culo.  Después de hacer que mi hermana se tragara toda la polla, le sacó la polla de la boca, golpeando con la gruesa polla la cara de ella, cómo si le diera bofetones con la verga.

Ella se quejaba de forma sumisa, bajando la mirada sumisamente, mi hijo la hablo de forma perversa, ante la sumisión de su tía—eres una guarra y una perra sumisa tía, una perra incestuosa, que estás deseando ser la perra sumisa de tu sobrino, ¿verdad puta sumisa?—sí cariño quiero ser tu perra sumisa y tu puta, mí macho cabrón...si ése es tu deseo—¡¡PUTA!!  te encanta ponerme la polla dura, puta viciosa.  Toma cométela toda,  te voy a follar el culo cómo a una perra sumisa.

No podía creer como mí hermana siendo una mujer con un fuerte carácter, se mostrara así de sumisa con el perverso de su sobrino.  Ella obedeciendo y haciendo suyos los deseos de él, lamió toda la polla con devoción, haciendo gemir y bramar de placer a su sobrino, provocando que la cogiera del pelo y le follara la boca profundamente, por lo bien que la guarra de su tía, le lamia la polla—OOOHHH...OOOHHH...sí que bien me comes la polla ¡¡PUTA!! tómala toda así...así...así...todaaa...AAAHHH que boca tienes perra, deja de comerte mí polla perra.

Mi se puso detrás de ella y la desató, para volver atarla poniéndola a cuatro patas. Puesta así mí hijo le lamió el coño y el culo.  Mientras le metía la lengua en el culo, la penetraba con dos dedos el coño, dándole pequeños azotes y palmadas en el coño, haciendo ella se quejara de placer y dolor, haciendo que ella se comportara como una perra en celo...AAAHHH...AAAHHH...nadie me ha comido así el culo...OOOHHH...OOOHHH...sí azota mí chocho así cariño...    me voy a correr—de eso nada guarra, no quiero te corras sin mí permiso, ¿entendido PUTA?—Mí hijo  para demostrarle que hablaba en serio, la cogió del pelo dándole un fuerte bofetón, respondiéndole ella de forma sumisa—sí Amo—.

Yo me descubrí en el momento que mi hijo le daba el Se puso detrás de su tía, haciendo una presión continua, penetró el ano con una habilidad que me excitó mucho.  Ella al sentir como su sobrino la penetraba el ano, lanzó un grito lascivo más de placer y sorpresa que de rechazo.

Mi hijo al notar la sumisión de ella, la empaló de una sola vez perversamente, azotándola ambas nalgas, mientras la hablaba de forma caliente y soez, por lo puta que ella se entregaba a él—AAAHHH...AAAHHH...¡¡CABRÓN!! me follas  el culo...OOOHHH...—¡¡PERRA!!  que guarra eres, estás deseando te folle el culo hasta el fondo ¡¡GUARRA!! toma toda la polla puta—.

Cada vez mí hijo la azotaba más fuerte, haciendo que ella se excitara más y estuviera a punto de correrse, diciéndole a mí hijo que no aguantaba más. La respuesta de él fue subirse en la grupa de su tía, clavándola toda la polla cómo un perro rabioso, con un mete saca diabólico y profundo, haciendo que sus enormes huevos chocaran de forma lasciva contra el culo de mí hermana.

Mientras la penetraba así profundamente, mi hijo le dio permiso para que se corriera, ella al verse follada así tan profundamente y con esa fuerza, se corrió chillando de placer a mí hijo cómo si la matara con culo y que era un perverso cabrón por follarla así, perversamente.

lo cierto es que mi hermana estaba gozando sorprendida de que su sobrino, había sabido ver la perra sumisa que ella llevaba dentro.  Al igual que yo estaba sorprendida de descubrir que mi hijo es un hombre  tan dominante y perverso...—OOOHHH...OOOHHH...así toma toda la polla ¡¡PUTONA!!  ahora sí que te la clavo toda así toda hasta dentro...OOOHHH...¡¡QUE CULO!!  así hasta los huevos....córrete puta...—AAAHHH...AAAHHH...ME LA ESTÁS CLAVANDO MUY PROFUNDO...¡¡CABRÓN!!  ...AAAHHH ME ESTÁS ROMPIENDO EL CULO...OOOHHH...NO ME LA CLAVES TANTO...ME CORROOO...OOOHHH ME MATAS CON ESA POLLAAA...OOOHHH MÍ CULO SÍ LLÉNALO DE LECHE....¡¡CHULO!!  OOOHHH...QUE DENTRO ME LA METES...ME MATAS...ME CORRO SIN PARAR...AAAHHH...SSSÍÍÍ...—.

Al oír cómo se corrían los dos inundando de sexo perverso el aire, me corrí mordiéndome los dedos para ahogar mis gritos, mientras me penetraba con los dedos hasta el fondo, con un mete saca rápido, soltando jugos cómo nunca, mojándome los muslos...

conforme iban pasando los días mí hijo se mostraba conmigo más atrevido, cogiéndome el culo y las tetas con disimulo, poniéndome nerviosa y excitada, aunque me duela admitirlo. Un Sábado por la tarde después de comer mí hijo nos reunió a las dos en la sala de estar, según nos dijo, era muy importante.

Lo que nos dijo es que estaba harto de tener que estar buscando novia fuera de casa, cuándo tenía dos mujeres muy hermosas en casa, así que quería que las dos fuéramos sus novias.

Yo le respondí a mí hijo si se había vuelto loco, y si había olvidado que éramos su tía y su madre.  Mi hermana tratando de disimular su relación con mi hijo, disimulo diciendo que él era joven y podía encontrar una mujer fuera de casa y de su edad.  Me planté delante de mí hijo y le dije que eso era una locura de un mocoso inmaduro y que lo iba a llevar al psicólogo.

Mi hijo me respondió que nos quería a las dos, y que lo tenía muy claro, además nos dijo que nosotras también necesitábamos un hombre que cuidara de las dos.

Yo me puse firme y le dije a mí hijo que se dejara de tonterías y que se buscara alguien de su edad.  Mi hermana me dijo que no lo contradijera que tenía mucho carácter, y que podía enfadarse. Mi hermana me dijo fuéramos de compras y así hablaríamos las dos solas, la idea no me pareció mal. Entramos en una lencería donde vendían una lencería muy sexy, medias, ligueros, corpiños, y corsés, era preciosa.

 Mientras comprábamos mí hermana me preguntó que sentía por Ángel, pues se había dado cuenta estaba celosa, por como los miraba a ambos mientras jugaban en la piscina, o cuándo mí hijo la besaba a ella. Mi reacción, exagerada fue intentar darle un bofetón mientras la insultaba de forma soez—¡¡PUTA!! ¿cómo te atreves a hablarme así? estás hablando de tu sobrino y mi hijo—Ángel te quiere como mujer...me lo ha dicho, no es el capricho de un crío de siete años con el complejo de Edipo, te ama con todo su ser, sí...eres su madre bien, ¿y...? si no acedes a lo que él siente lo vas a perder para siempre, está dispuesto a irse de casa esta semana mismo, si tú no quieres compartir tus sentimientos con él.

No pude evitar que dos lagrimas resbalaran por mis mejillas, mientras mí hermana me abrazaba muy fuerte, besándome casi en los labios, yo intenté separarme de ella, pero me abrazó más fuerte y ahora sí me besó en la boca. Para mí sorpresa abrí los labios, dejando que su lengua tocara la mía.  Lloré con más intensidad mientras le susurraba a mí hermana—tengo miedo...nena, mucho miedo—ella me susurró cariñosamente mientras me volvía a besar atrapando mí lengua, mientras metía los dedos dentro de mis bragas, mí coño estaba húmedo de deseo, de forma incomprensible para mí, abandonándome al placer hasta que me corrí en los dedos de mí hermana, mientras no dejaba de besarme.

Al llegar a casa mí hijo no estaba, se había ido de compras, nos dejó una nota diciendo que había reservado una mesa para tres, en el mejor restaurante de la ciudad, pidiéndonos fuéramos puntuales  Mi hermana se vistió toda de rojo, yo de negro, maquilladas igual para intentar confundir a Ángel. Nada más  llegar nos hicieron pasar a un reservado, apartado de miradas indiscretas, por un biombo enorme.

Nada más llegué mí hijo me besó en la mano haciendo me sonrojara cómo una adolescente, para luego darme un pico que no rechacé en absoluto.

sus ojos escrutaban los míos, mirando en el interior de ellos, con verdadero interés preocupado por mí. Mi hermana me guiñó el ojo en total complicidad, mientras Ángel la besaba en los labios, dándole una nalgada con fuerza. Yo me sonrojé ante esa muestra de cariño sin dejar de mirar a los ojos de Ángel, descubriendo por primera vez, el hijo perverso en su mirada, haciendo que bajara los ojos sumisamente, al verme “pillada” por la mirada de él, mirándome Ángel cómo si quisiera azotarme ahí mismo.  Este pensamiento hizo que se me humedeciera el coño, no pudiendo evitar que me ardieran ambas mejillas, al ser consciente de mis incestuosos deseos.

Durante la cena pude comprobar cómo mí hermana evitaba mirar directamente a los ojos a su sobrino, al no ser que ella “captara” efectivamente que podía hacerlo. Me  sentía sorprendida por la complicidad que parecía haber entre los dos, a pesar de la diferencia de edad, y lo feliz que notaba a mí hermana, en esa fuerte e intensa sumisión que sentía hacia mí hijo.

La cena resultó muy sensual y llena de complicidad, notando cómo mí hijo estaba preocupado por cual sería mí decisión, ante su nada convencional propuesta de convertirme en la mujer y amante de mí propio hijo, y tener que compartirlo con mí propia hermana, algo que jamás había soñado ni en mis peores pesadillas cómo suele decirse.

Después de cenar mí hermana me propuso que las dos le enseñáramos a Ángel la lencería que nos habíamos comprado cómo si hiciéramos un pase de modelos.

La sola idea de que mi hijo me viera vestida con aquellas prendas me hizo sonrojarme hasta las orejas.

Mi hijo como no, aplaudió la idea, mirando yo a mí hermana con una mirada fulminante.

Para empeorar las cosas, a mí perverso hijo se le ocurrió lo siguiente—después de cada pase, os daré una puntuación a la que este más sexy de las dos y cuál de las dos lo ha hecho mejor—Ángel se repantingó en el sofá, sabiéndose el muy golfo, el dueño de la situación.

Las dos nos probamos el primer juego de lencería, con unas medias de rejilla, liguero, sujetador mini y zapatos de tacón.

Mi hermana desfiló primera, moviendo las caderas cómo una puta, sin quitarle la vista al enorme bulto que mi hijo mostraba, pues solo iba vestido con un ajustado bóxer, parecido al látex.

Al darse la vuelta su tía, cogió ambas nalgas amasándolas a placer sin prisa ninguna, dando un azote a cada nalga haciendo que cogieran color, mientras pasaba los dedos por el borde de las braguitas, que dejaban escapar una densa pelambrera. Mi hermana separó sin disimulo los muslos, para facilitar los tocamientos de mí hijo—¡¡PUTA!!—...realmente ese pensamiento llenó mí mente.

Cuándo me tocó a mí caminé hasta mí hijo, sin ser consciente de cómo mis caderas se movían de forma sensual, atrapando toda la atención de mí hijo, por la cara de deseo que reflejaba.  Notaba mis mejillas ardiendo, y para mí estupor mí coño empapado de jugos, encima mí mirada quedó atrapada por el enorme bulto del bóxer, que lo veía aumentar de tamaño.

Mi cuerpo sin obedecerme se acercó a mí hijo, dejándole mí coño a pocos centímetros de su cara, notando cómo mí hijo me devoraba el coño con los ojos cómo platos.

Giré en redondo mostrándole mí culo cubierto solo por una delgada tela que solo cubría mí oscuro ano, dejando a la vista ambas nalgas desnudas.  Además el coño de abultados labios mordía la tela de la braguita, mostrándole los dos labios separados por la tela, enseñando toda la pelambrera de forma muy obscena.

Me sentía una madre muy guarra y muy puta por mostrarme así delante de mí hijo, pero mí coño decía otra cosa pues lo tenía muy húmedo, a la vez que lo notaba cómo se me abrían los labios, cómo si respirara.  Mi hijo se dio cuenta de cómo yo estaba, cogiéndome ambas nalgas cómo había hecho con mi hermana.

Me manoseó las nalgas cómo si comprobara lo tersas que eran separándolas ambas, descubriendo más mí coño que no podía estar más húmedo y con los gruesos labios separados la tela de la braguita. Me azotó con fuerza repetidamente en ambas nalgas, el perverso, mucho más que a mí hermana, tironeándome la braguita para que se me clavara más en todo el chocho, haciendo que le mostrará el coño con los labios totalmente separados y rozándome la pipa con la tela.

Me notaba el culo arder por los azotes, con mí coño soltando jugos excitada por cómo me azotaba mí hijo, haciéndome sentir, muy guarra y puta, y lo que es peor, deseando no dejara de manosearme. Ángel me azotó también el coño de forma intensa sin yo parar de soltar jugos, el perverso se atrevió a meterme un dedo dentro del coño, comprobando así cómo me tenía de excitada y cachonda, empapándole de jugos el dedo. Después de desfilar nos hizo saber que habíamos empatado.

Para el desempate mí hijo propuso ver cuál de las dos tenia las tetas más bonitas.

Tras manosearnos las tetas a las dos, y estirarnos los gruesos y duros pezones, decidió que seguía el empate.

Nos ordeno que nos pusiéramos las dos a su lado para decidir cuál tenía el coño más excitante y más atractivo.  Sin ninguna prisa nos acarició el coño a las dos, jugando con el bello tironeándolo con fuerza, haciéndonos quejarnos de dolor, pero haciéndonos sentir muy perras a las dos. Las dos estábamos con cara de vicio, sin perder detalle de cómo nos manoseaba el golfo, con las manos detrás de la nuca, mordiéndonos el labio por el placer que nos daba.

Ángel nos tironeó la tela de las bragas con fuerza para que se clavaran en todo el coño, separando los labios de forma muy guarra, rozándonos así el clítoris con la tela, haciendo que no paráramos de mover las caderas por el placer que nos provocaba.

Teníamos los coños empapados, con las pelambreras pegajosas de jugos, fuera de las braguitas cómo dos putas vulgares, notando como  mí hijo nos tironeaba las bragas más fuerte a cada momento.

Nos puso tan cachondas y excitadas por el roce de la tela en el clítoris que estábamos a punto de corrernos, dándose cuenta de ello el muy golferas—la que se corra sin mí permiso, la voy azotar muy duro, os aviso, ¡¡PERRAS!!—cómo una muestra de la advertencia nos arrancó las braguitas de un tirón, obligándonos a las dos a poner un pie en el asiento del sofá con las piernas bien separadas.

Teniéndonos así a las dos con los coños totalmente ofrecidos, nos azotó con intensidad, mientras no dejaba de llamarnos perras sumisas y putas incestuosas. Lo cierto es que las dos teníamos el coño chorreando jugos, pues entre azote y azote nos manoseó todo el coño, separándonos los labios y metiéndonos dos dedos hasta el fondo—que perras sois las dos, tenéis el coño chorreando jugos putas sumisas, mirar cómo os chorrean los coños, perras incestuosas, tomar así en todo el coño...¡¡PUTAS VICIOSAS!!  —AAAHHH...AAAHHH...NENE...QUE PERVERSO ERES HIJO...MI COÑO...OOOHHH...—OOOHHH SOBRINO...NO NOS HAGAS SUFRIR ¡¡GUARRAS!!  ¿queréis correros putas sumisas, eh mamá y tita?—SSSÍÍÍ...AAAHHH...cómo me follas el coño así...AAAHHH...no pares de meter tus dedos hijo...AAAHHH...MÁS—OOOHHH SOBRINO SÍ...TOMA MÍ COÑO...AAAHHH DEJANOS CORRERNOS...MMM—.

Mi hijo no estaba dispuesto a dejarnos corrernos así cómo así y su deseo nos lo confirmó—besaros las dos en la boca mientras os dejo que os corráis ¡¡PUTAS!!—.

Mi hermana me besó metiéndome la lengua hasta el fondo de mí boca, sintiendo una excitación muy morbosa ante el contacto de su lengua, haciendo que mí coño apretara con más fuerza los dedos de mí hijo.

Mi hijo aceleró el mete saca de los dedos, acariciándonos a la vez el clítoris poniéndonos muy excitadas a las dos, haciendo que nos corriéramos en sus dedos, moviendo las caderas de forma convulsiva, gemíamos las dos de placer, mientras por la excitación, le hablábamos muy sucio y soez mente a Ángel por habernos puesto tan cachondas a las dos—así mamá toma mis dedos hasta el fondo de tu coño...OOOHHH...qué coño tienes ¡¡PUTA!!  cómo te chorrea guarra córrete...OOOHHH—AAAHHH...AAAHHH...¡¡CABRÓN!!  me corro hijo...MMM que perverso eres sí...AAAHHH me corro de gusto, toma mí coño....AAAHHH—OOOHHH NENA...AAAHHH...SÍ QUE HIJO TAN PERVERSO TIENES...yo también me corrooo...toma mí coño sobrino...AAAHHH...—.

Después de hacernos correr Ángel nos cubrió los ojos a las dos, haciendo que nos pusiéramos de rodillas, yo tenía el corazón a mil por hora, la verdad.

Noté los dedos de mí hijo coger mis pezones y estirarlos poco a poco hasta hacerme quejar, a la vez que los sentía ponerse duros y gruesos entre sus dedos.

Cuándo sentí la boca de mí hijo en mis pezones mí coño se humedeció de golpe.

De vez en cuando oía a mí hermana gemir o quejarse cómo yo, aunque estábamos muy cerca, rozándose nuestros muslos. Ángel me cogió del pelo con firmeza con una mano, notando en mí mejilla el contacto de algo grueso y muy duro, al momento sentí la cabeza de la polla de mí hijo contra mis labios.

En vez de penetrarme la boca, me la pasó a todo lo largo por los labios, dejándome sentir lo dura y gruesa que la tenía, ordenándome se la lamiera—lamela toda ¡¡PERRA!! así de arriba abajo, y los huevos.  Me notaba la cara roja por saberme así de rodillas lamiéndole la polla a mí hijo, y lo qué me hacía sentir ese contradictorio sentimiento de vergüenza:  lo estaba disfrutando cómo una vulgar puta, con cada lametón me notaba más excitada y más la sumisa de mí hijo.

Ángel me pasó los huevos por la cara, lamiéndolos con un placer y un gusto increíble, notándolo él por cómo le lamia—AAAHHH...mamá cómo te comes mis huevos ¡¡PERRA!! sí lámelos así de rico ¡¡GUARRA!!

Por la excitación que le provoqué, me metió toda la polla hasta la garganta cogiéndome del pelo, haciendo me diera una arcada.

después hizo lo mismo con mi hermana, notándome yo con deseos volviera a usarme mi hijo.

Después nos ordenó a ambas le lamiéramos la polla a la vez, una por cada lado, rozándose nuestros labios y lenguas mientras mí hijo nos cogía del pelo a las dos.

Mi hijo me quito el pañuelo de los ojos, atándome las manos a la espalda.  Al sentir la mirada de mí hijo en mí y ver su enorme polla con su morada y gruesa cabeza cómo amenazándome, me provocó que mí cara se pusiera purpura de sentirme tan excitada, y avergonzada de saberme tan guarra y perra con él.

Ángel me sentó encima de su polla, notando cómo mí coño se abrió con deseo de tragarse la verga de mí hijo empapándola de jugos nada más tenerla dentro.

Hacía más de tres años no tenía una polla en mí coño, y era la de mí hijo, notando cómo Ángel me la clavaba más profundo en cada embestida, llenándome todo el coño.

El placer que sentía era muy superior al sentido antes con ningún otro hombre, notándome arder y que mí coño quería que me la clavase más adentro, pidiéndoselo a mí hijo sin pudor ninguno, cómo una vulgar puta, mientras Ángel no paró de nalguearme con fuerza y hurgar mí culo con un dedo, haciéndome sentir una madre muy puta y guarra, por el placer que me daba, sentirme la perra de mí hijo—AAAHHH...AAAHHH...MMM...SÍ...AAAHHH...SÍ QUE BIEN ME FOLLAS CARIÑO...OOOHHH...SÍ...NADIE ME HA FOLLADO ASÍ HIJO...OOOHHH...MÉTEMELA MÁS...MÁS...SÍ FOLLA MÍ COÑO ASÍ...AAAHHH...CÓMO ME AZOTAS ¡¡CABRÓN!! NO PARES DE FOLLARME ASÍ...QUE POLLA...CLÁVAMELA TODA, ME MATAS, FOLLATE ASÍ A TU PUTA...DÉJAME QUE ME CORRA...—NO PERRA...nada de correrte aun ¡¡SO GUARRA!!  —.

Ángel me hizo darme la vuelta, sentándome de nuevo encima de su polla dándole la espalda. Así en esa postura me la clavó más profundo, el perverso, mientras me tironeaba el pelo y me azotaba el muy vicioso.

Al sentir cómo me la clavaba tan profundo empape la polla de jugos, suplicándole me dejará correrme, pues no podía con tanto gusto en mí coño.

Ángel me dio permiso para correrme, a la vez que le ordenaba a mí hermana que nos lamiera a mí hijo y a mí, haciendo se colocara entre los muslos de mí hijo.

Me corrí chillando de gusto cómo  si me matara, notando cómo mí hijo me la clavaba más profundo excitado por mis palabras y por cómo mí hermana lamia los jugos de mí coño que chorreaban los huevos de su sobrino—AAAHHH...AAAHHH...AAAHHH...SÍ...SÍ...AAAHHH...ASÍ ME LA CLAVAS MÁS OOOHHH...NO AGUANTO EL GUSTO...AAAHHH...CÓMO ME FOLLAS ¡¡CABRÓN!! DEJA ME CORRA HIJO...SÍ FÓLLAME ASÍ ¡¡GOLFO!!  — qué coño tienes ¡¡PUTA!!  no paras de chorrearme  la polla...AAAHHH...así toda hasta el fondo CÓRRETE PUTA....mójame la polla...¡¡SO PERRA!!  lame el coño de tu hermana y mí polla anda perra, lámenos a los dos...—AAAHHH...AAAHHH...AAAHHH...CÓMO ME LA CLAVAS...¡¡CABRÓN!!  ME CORROOO SIN PARAR...SÍ...¡¡FÓLLAME MÁS!!  TOMA MIS JUGOS...ME MATAS...FÓLLAME ASÍ HIJO...OOOHHH—.

Ángel se corrió conmigo sobre excitado por mis calientes palabras, llenándome el coño de leche, hablándome cómo a su puta sumisa, excitándome hasta que me dolían los pezones de excitación, animándole mí hermana a que no parase de follarme cómo a una guarra—OOOHHH ¡¡PUTA!! qué bien follas ¡¡GUARRA!!  me vas a sacar toda la leche...OOOHHH...así toda en tu coño— sí sobrino fóllala más así, no es más que una guarra viciosa, llénale el coño de leche a la guarra viciosa—AAAHHH...SÍ...AAAHHH...NO PARES DE CLAVARME TODA LA POLLA...AAAHHH...LLÉNAME DE LECHE¡¡CABRÓN!! AAAHHH...LLÉNAME DE LECHE ASÍ...ME CORROOO SIN PARAR...¡¡FÓLLAME ASÍ!!  —PUTA SUMISA TOMA TODA LA LECHE...OOOHHH.

Al día siguiente después de comer me eche la siesta dominada por el sueño.

Cuando desperté me vi de rodillas atada en el banco de la caseta, unas cuerdas sujetaban mis tobillos y muñecas.

Al despertar del todo vi a mí hijo de pie y a la puta de mí hermana, comiéndole la polla cómo si le fuera la vida en ello, mi primera reacción fue instintiva—¡¡PUTA!!  esta me la pag...—antes de acabar de hablar un silbido restalló en el aire, notando cómo me culo ardía de Lejos de callarme mire a mí hijo con cara de póker—y tú desátame y...—esta vez los silbidos fueron varios a cual más fuerte arrancándome lamentos y lagrimas mientras chillaba noes, sin que obraran resultado ninguno en mí hijo—no hables si no te he dado permiso entendido...¿PERRA?—No tienes derecho a...—una nueva tanda de golpes, cambie los noes por porfavores, con el mismo nulo resultado.

Mí culo me quemaba y me odiaba a mí misma, pues tenía el coño empapado, Ángel me lo hizo notar, pasándome los dedos por el coño, y enseñándome cómo se los mojé de jugos—mira perra sumisa cómo estás de excitada—Ángel me besó en la boca con cariño y ternura, haciendo imposible no excitarme con aquella forma de besarme, odiándolo más y odiándome yo por ser así—tu hermana me ha ayudado  a atarte, por qué a los dos nos pareció estás algo “verde” para ser azotada con una fusta, y para evitar que te pusieras nerviosa, con ese carácter que tienes Señora Leona...nos pareció sería mejor atarte.

Y parece hemos acertado ¿verdad hermanita de mamá?  Jejeje...—sí Amo, hemos acertado, esta clar...—¡¡PUTA!!  —esta vez solo recibí un golpe con la fusta, pero valió por muchos de los otros, noté cómo un dolor seco mordía mis dos nalgas...sí, el perverso supo golpearme las dos nalgas a la vez.

Después del dolor, noté me ardía cómo si tuviera fuego y sí chille para hacerle saber que me había dolido.

Él además de ya saber eso, me ignoro por completo, haciendo mí hermana le lamiera de nuevo la polla.

Después me ordeno se la lamiera, y solo dudé un cuarto de segundo, su mirada me dijo que no dudase más...

Sentir la verga de mí hijo entre mis labios, me hizo yo comerle la polla a mí hijo para sentirme feliz.

Él lo notó haciéndomelo saber, haciendo que mis mejillas se pusieran purpuras, pero saboreando la polla de mí hijo con un placer único, reconociendo así era lo que él me estaba haciendo ver—Mmm eso es así, que bien te comes mí polla, guarra, eso es aprieta tus labios fuerte que notes lo dura que me la pones...mmm ¡¡PUTA!! cómo me la lames...AAAHHH, la leona necesitaba comerle la polla a su hijo, poco a poco así, nadie va a quitártela, perra incestuosa...eso es mamá TODAAA...—.

Animada me tragué toda la polla, sintiendo cómo mí coño se mojaba más por momentos. Ángel me la quitó de la boca, colocándose detrás mío, para comerse mí coño y segundos.  Muy pocas veces me han comido el coño y menos el culo, pero nadie con el vicio que me lo comió —Que culo tienes mamá y qué coño, te lo voy a comer hasta que te corras en la boca de tu hijo ¡¡SO GUARRA!!  — las palabras de mí hijo, me produjeron una descarga eléctrica que llegó a mí coño, más al verme así atada e indefensa con su lengua lamiéndome tan bien mí coño—AAAHHH...AAAHHH...no...  NO...  AAAHHH...AAAHHH...SO VICIOSO...AAAHHH...nadie me ha comido el coño así...AAAHHH ME CORROOO  en tu boca, hijo perverso....AAAHHH SÍ TOMA MÍ COÑO....AAAHHH, TU LENGUA ME FOLLA EL COÑO—.

Mientras me comía el coño, lubricó mí ano con mis jugos, consiguiendo con habilidad meterme dos dedos sin notar molestia ninguna, poniéndome loca de excitación al sentir cómo mí hijo me hurgaba el culo de aquella manera, demostrándole a mí hijo lo puta y guarra que yo era—AAAHHH...AAAHHH... me estás comiendo el culo OOOHHH...OOOHHH...tus dedos...MMM SÍ MÉTELOS MÁS...AAAHHH...¡¡CABRÓN!!  —.

Mi hijo ordenó a mí hermana que me pusiera el coño en la boca, mientras él lamia y hurgaba mí culo...yo estaba a punto de correrme por el culo.

Ángel al notarlo me sacó los dedos azotándome las nalgas, mientras le estaba lamiendo los labios a mí hermana.

Realmente mí hijo tenía razón, era una perra sumisa y además una guarra.

Ángel se puso detrás de mí y sin dudar un momento me clavó la gruesa cabeza de la polla sin prisa ninguna, tener esa gruesa polla clavada.

Mí culo apretaba la cabeza intensamente, cómo queriendo meterla más dentro.  Después de unos segundos Ángel escupió en mí ano y me clavó la polla hasta la mitad, azotándome para que relajara mí ano. Al notar la verga clavarse en mí culo, grité más por la sorpresa y la excitación que por el dolor, de sentir cómo mí hijo me estaba follando el culo con aquel desparpajo y sin miramiento ninguno, haciéndome sentir muy guarra y viciosa, cómo sabiendo él, lo puta y guarra que yo era.

Además mí hijo se dio cuenta cómo chillé, pero empujaba más mí culo, para que me la clavara más—AAAHHH...AAAHHH...OOOHHH...—GUARRA...AAAHHH? cómo qué AAAHHH...? si estás empujando el culo para que te la clave toda ¡¡PUTONA!!  toma toda la polla...AAAHHH, así toda—.

mi hijo me la clavó toda hasta que noté sus huevos en mí coño, metiéndomela toda sin miramiento ninguno.

Yo al sentirme follada así por el culo por mí hijo, chillé si me matará quejándome por cómo me la clavaba toda y lo fuerte que lo hacía, pero sin dejar de mover el culo puta y guarra que era—AAAHHH...AAAHHH...ME LA ESTÁS CLAVANDO TODA...AAAHHH...¡¡CABRÓN!!  ME LA CLAVAS TODAAA...AAAHHH MUY FUERTE...SÍ ME ESTÁS ROMPIENDO EL CULO OOOHHH...—PUTA TE VOY A LLENAR EL CULO DE LECHE...¡¡GUARRA!!  TOMA TODA LA POLLA...ASÍ...ASÍ...—AAAHHH...SÍ ME CORRO ¡¡CABRÓN!!  FOLLATE MÍ CULO ASÍ HIJO...LLÉNALO DE LECHE...AAAHHH...—.

Mientras mí hijo me follaba el culo, mi hermana me frotó todo el coño en mí boca, corriéndose  sin parar mientras me bebía sus jugos.

Esta es mi historia de cómo mí hijo nos ha hecho sus putas sumisas, eso sí, tratándonos cómo a dos princesas, desviviéndose por nosotras, sin importarle que seamos dos mujeres maduras.

Espero os guste y excite mí relato.

Un saludo a todas/os.

                                                                                             Azalais copyright©2014

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