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El Maricón de mi hijo me folló, II parte.BDSM/Inc

en Amor filial

                                                           El Maricón de mi hijo me folló, II parte.

                                                             Vicios de dos victorianos decadentes.

         

 En la primera parte de mi anterior relato, mi hijo Jorge acabó follándome por el culo, después de que minutos antes, me sentó encima de su gruesa polla, empalándome hasta hacer que sus grandes huevos, chocaran en mi velludo coño, mientras me nalgueó con intensidad, gritándole que me matara de placer, hablándole como una vulgar puta del barrio de Chapel.

Después de este suceso, cada noche al irme a dormir, fui incapaz de no llamarlo, para que cepillara mi pelo, sabiendo, que él lo aprovechaba, para acabar rozándome las tetas y los pezones, entre cepillado y cepillado, sin dejar de mirarnos a los ojos, a través del espejo. Aunque después por el día, estuve esquivando a mi hijo durante varias semanas, entre otras cosas porque quería poner en orden mi mente.

Nada más meterme en la cama, me resultaba imposible, no acariciarme, hasta hacer que mí clítoris se hinchara y pusiera duro al máximo, metiéndome los dedos hasta el fondo del chocho, haciendo mis dedos un chapoteo acuoso muy guarro, poniéndome más caliente y cachonda, corriéndome varias veces, mientras recordaba cómo mi hijo me folló, por todos mis agujeros.

Yo adoro a mi hijo, es más, sé que lo amo cómo nunca he amado al borracho de su padre. El problema es que, he descubierto con mi hijo, lo viciosa y decadente que soy, bueno los dos, ya que parecemos dos almas gemelas, que hubiesen viajado desde la época victoriana a nuestra época actual.

Me excita ver como mi hijo me espía al vestirme, o ducharme, intentando ver mi lencería, verme los muslos o algo más.

Cuando tengo a Jorge echado en mis muslos, se me humedece el coño como si me estuviera meando, me encanta pervertirlo así, azotando su duro culo, mientras le manoseo con cierto disimulo, sus huevos, o la dura verga, pues se le pone dura a los pocos instantes.

La cosa es que, estamos descubriendo que nos excitamos cómo animales, sobre todo cuando Jorge me domina y me azota, tratándome cómo a una vulgar puta, como a su madre sumisa y pervertida, decadente, a la que le encanta hacerse follar por su hijo, sintiéndose la perra incestuosa de su hijo-Amo, una locura que no acaba de asimilar mi mente.

Tengo dudas del daño que esto puede causarle a mi hijo, las posibles secuelas que le provoque esta relación tan morbosa y nada convencional, con su madre.

Quiero que mi hijo sea libre, de decidir si quiere seguir conmigo, no deseo coartarle su libertad, con una relación, que puede hacer se vuelva introvertido, o un bicho raro.

Dejando un poco de lado mi disquisición maternal-decadente, quiero explicaros como ha empeorado la relación con mi esposo.

Cada vez pasa más tiempo en el bar, con los amigos, ignorándonos por completo a los dos. Más de una noche, lo han tenido que traer en taxi, pues era incapaz de venir por si mismo. Entre mi hijo y yo, lo hemos metido en la cama, tal como venía, sin desvestirlo.

A las tres semanas de haber follado con mi hijo, intente que su padre me acompañara al médico, pues volvía a tener molestias en el ano y el recto, su respuesta fue la misma que me dio hacia dos meses atrás.

 ¬. Que te acompañe tu hijito el maricón…no, no quiero, ya puedes irte sola¬.

Indignada por su respuesta, le respondí como se merecía.

¬Tú eres mi esposo, no Jorge. Podías echarle más huevos a la vida, no limitarte a emborracharte día sí, día también, él es más hombre que tú mil veces, te mereces te ponga los cuernos para que aprendas, so inútil.

Después de mirarme sorprendido unos instantes, reaccionó huyendo por la puerta, mientras decía algo que me abrió la mente con meridiana claridad, sobre que debía hacer respecto a mi hijo. ¬. ¡¡Folla con quien quieras!!; me voy a separar de ti ya mismo, ya lo sabes¬.

Cuando volvió Jorge del instituto, nada más verle, su cara ya me decía que le había quedado alguna nota por aprobar. Aparte, vio que tenía los ojos algo enrojecidos de haber llorado hacía poco rato.

¬. Hola cariño ¿Cuántas…? ¬. ¬ ¿Estás bien…mamá? ¬. ¬Sí, no te preocupes, pero respóndeme va…¬. ¬Como eres jo, una, pesada ¿vale?

¬. ¬No te pases, con tu padre ya tengo bastante ¿Cuál? ¬.

Me respondió sonriéndose, mirándome a los ojos para ver mi reacción¬. Historia…¬. Me sonreí a la vez que le respondí¬. Sí claro…¡¡Jorge!! dímelo ya venga¬.

Se me acercó zalamero, abrazándome fuerte, dándome un lametón en la oreja y el cuello, susurrándome al oído¬. Lengua…mamá victoriana¬.

Antes de soltarme, se atrevió a darme una fuerte nalgada en el culo. Yo le solté un manotazo sin intención alguna, mientras sentía la sangre arder por mis venas. Después de que habláramos que la recuperará sí o sí en septiembre, le comenté lo sucedido hacía un rato con su padre.

Mi hijo me escuchó con atención, viendo en su cara cómo se iba cabreando e indignando, tal cómo me oía explicarle lo que había hablado con mi esposo, y la reacción que había tenido él.

Después de hablarlo con Jorge, convenimos que me acompañará al día siguiente al médico, ya que no quería ir al último día de clase. Según él, para no hacer nada, más que contarse unos a otros, donde irían de vacaciones ese verano. En cuanto al asunto de que su padre quería separarse de mí, Jorge no dudo ni un segundo en su lacónica respuesta¬. Mamá no necesitamos al borracho de tu esposo para nada¬.

Al día siguiente, mientras me vestía para ir a la consulta, vi que Jorge me espiaba a través de la puerta entornada, mientras me ponía las medias. Para torturarlo más, lo llamé, haciendo ver que no lo había visto, si quería verme los muslos y las bragas, los iba a ver bien el pequeño vicioso.

¬. ¿Jorge…puedes venir un momento hijo?;necesito tu ayuda…¬. Apareció como si acabara de llegar, pero el enorme bulto de su bragueta lo delataba. Además, respondió algo contrariado y balbuceando por la enorme excitación que sentía, de verme vestida así.

¬. S-sí m-ma…má estaba en mi cuarto... ¿Qu-que quieres? ¬.

¬No consigo que el liguero sujete bien la blonda de las medias, mira a ver si tú tienes más maña que yo nene¬.

¬C-cla…ro mamá, en seguida te las sujeto¬.

Mis ojos debo reconocer, se fueron al enorme bulto de su pantalón, notándose el grosor exagerado que hacía, formando una tienda de campaña, que él intento disimular, pero no lo consiguió.

Se puso de rodillas entre mis muslos, mirándome con descaro entre los muslos, mientras un leve rubor iba ascendiendo por sus mejillas hasta llegarle a las orejas. Para excitarlo más, abrí con disimulo algo más las piernas, sabiendo que algún que otro mechón de mi espesa pelambrera, se me escapaba entre el borde de las braguitas.

¬. Pon el pie encima de mi muslo…así lo hare mejor¬.

¬Claro cariño, esto se te da mejor que a mí, eres un pequeño fetichista de la lencería, tienes mano para esto¬.

Mi pie derecho casi rozaba el grueso bulto que hacía su polla, bajo la tela. Jorge deslizó sus dedos hasta rozar casi mis braguitas, subiendo la blonda del todo, atrapó perfectamente la blonda entre el metal y el clip de goma.

Me acarició el muslo, asegurándose que la blonda quedaba bien estirada, sin enrollarse sobre si misma, no perdiendo ocasión de pasarme con disimulo, los dedos por encima de las braguitas, que ya noté estaban algo húmedas. Sus ojos me devoraban, parecía tenía fuego en la mirada.

Esto hizo que me notara, al igual que le había pasado a él, como un leve rubor me subía por las mejillas, notándome que respiraba con dificultad. Con la otra media, se recreó más, al ver que, algún mechón de oscuros pelos, escapaban de las braguitas, provocando que le costara respirar, igual que me ha mí, a la vez que, el bulto de su bragueta era ya de escándalo, haciendo imposible pudiera esconderlo.

Nada más ponerme las medias, el descarado se quedó durante unos instantes mirando el final de mis muslos, observando las braguitas algo húmedas. El olor de mi coño, se percibía en el aire de la alcoba, de forma inconfundible, olía a chocho caliente, además de una atmósfera a sexo decadente.

Me oí hablarle, sin que me diera cuenta, que las palabras escapaban de mis labios.

¬. Jorge…eres un pequeño vicioso victoriano, desde que has entrado en mi alcoba, n-no…has apartado tus ardientes ojos de mis muslos… ¿No es verdad, chico…pervertido? ¬.

Nada más oírme, sentí cómo me ardía la sangre, a la vez que, mojaba más las braguitas, inundando la alcoba con mi olor íntimo. Mi hijo, tal como le hablaba, le costaba respirar más, aumentando la tienda de campaña, que formaba su bragueta.

¬. E-eh sí… es…cier-to mamá…¬.

¬… ¿Te gusta mirar a ver qué me puedes ver, pequeño vicioso? ¿Quizá mis braguitas o algo más, no mocoso descarado? ¬.

Al atreverme hablarle así a Jorge, se me disparó la lujuria, queriendo disimular mi excitación, poniéndome sería, pero el aire me quemaba los pulmones en cada respiración, notando que mi hijo estaba exactamente igual. Seguía de rodillas delante de mis muslos, con la mirada en mis pies, sin apartar con disimulo, el depravado, sus ojos de mis braguitas, que yo le estaba enseñando, al mantener un poco entre abiertos los muslos.

¬. A-algo más…sí¬.

¬. ¿L-los pelos de mi coño, no so pervertido? ¿Te encantaría verlos verdad…? ¬. Tal como salían las sílabas de mis labios, abrí mis muslos algo más, mostrándole con más claridad mis braguitas, que dejaban escapar algún que otro mechón, algo pegajoso de mis jugos.

El muy atrevido adelantó su mano, metiéndola entre mis muslos, con intención de tocarme las braguitas. Cerré las piernas para impedírselo, a la vez que notaba como mi coño, se inundaba de jugos por la morbosa situación.

¬. ¡¡JORGE!! échate ahora mismo en mis muslos, necesitas que te eduque con mano firme, eres más vicioso de lo que yo creía…¬. Mi hijo me respondió como no esperaba lo hiciera.

¬. Mamá, soy así de vicioso porque tú, eres más viciosa que yo, te encanta pervertirme, y provocarme, no disimules conmigo, mamá perversa¬.

Nada más responderme, se puso de pie frente a mí, dejando que le bajara el pantalón, al hacerlo, la cabeza de su polla escapó del bóxer, haciendo que mis ojos quedaran atrapados, por aquella cabeza amoratada, que parecía estaba amenazándome, tragué saliva a la vez que, notaba cómo mi coño se inundaba más a cada momento.

Lo azoté con deseo mal contenido, sintiendo como me excitaba más a cada nalgada que le propinaba, sintiendo una de las manos de Jorge en mi muslo, como lo acariciaba con auténtica lujuria, disfrutando mis nalgadas. Cuándo apenas le había dado 30 ó 40 golpes, mi mano buscó su gruesa polla, acariciándola a través de la tela, palpando el grueso cipote que sobresalía por encima de la cintura.

El contacto con la amoratada cabeza, me quemó la piel, e inundó mi chocho más de lo que ya lo estaba. Sin poder contenerme, le bajé el bóxer hasta medio muslo, manoseándole la gruesa polla y los huevos sin prisa, sintiendo lo llenos que estaban de leche, sin dejar de azotarlo, hablándole de forma caliente y soez, aumentando más aún, la excitación de ambos.

¬. Eres un hijo descarado Jorge, es tu imaginación la que te hace ver las cosas que me dices. Una cosa es que tu madre sea victoriana, eso es verdad, otra muy distinta, que yo sea una viciosa pervertida, que quiere pervertir a su hijo, mira como tienes la polla de gruesa y dura, a pesar de mi castigo, ¿La sientes como está, pequeño pervertido? ¬.

Mientras le decía esto, agarré la polla con un morbo que, me puso más cachonda y caliente a cada momento, acariciándola toda de arriba abajo, cerrando los dedos alrededor, sintiendo como crecía a cada caricia mía, tironeándola con autentico vicio.

Jorge al oírme hablarle así, se le disparó su excitación, empezando a soltar algunas gotas de líquido pre seminal, quejándose de mis manoseos pidiéndome que no lo tocará así, sin yo hacerle caso alguno.

¬. Mmm…Mamá…por…favor…Aaahhh…no…me…toques…así…la polla…Aaahhh…voy…a…correrme…Ooohhh…joder mamá…que…rico…me tocas…¡¡GUARRA!!¬.

Mi coño soltaba jugos como una fuente, empapando de forma escandalosa las bragas.

Al ser tan largo, pasó una mano por encima de mi muslo, consiguiendo llegar a mi coño para sorpresa mía, al estar yo con los muslos separados, para manosearle mejor la polla. Cuando cerré los muslos, el atrevido ya me había apartado las braguitas, manoseándome todo el chocho con desparpajo, poniéndome loca de excitación, provocando que los muslos se me abrieran solos.

 Al darse cuenta de esto, me hurgó el coño cómo quiso, metiéndome con descaro primero un dedo y luego dos, hasta que me hizo correr, sin hacer caso de mis protestas, consiguiendo que nos corriésemos los dos.

¬…Aaahhh…Aaahhh…sa…saca…tu…mano…de…ahí…vicioso…Ooohhh…n…no…me…toques…así…Aaahhh…Aaahhh…soy…tu…madre…deja…mi…chocho…Aaaggg…Aaaggg…me…voy…a…correr…yyyaaa…¡¡JORGE!! me corrooo…¬.

¬…Ooohhh…mamá…no…me tironees así la polla…no aguanto…me vas a sacar la…leche…Ooohhh¬.

¬. Aaaggg…Aaaggg…no metas tanto…los dedos…Aaaggg…me chorrea el chocho…jugos por los muslos…por tu culpa…hijo...Aaahhh…que gusto me das…¡¡LADRÓN!!¬.

¬. Tu coño no para de mojarme los dedos…mamá viciosa…Ooohhh…sí…tu mano…me acaricia muy rico la polla…toma mi leche mamá…¬.

¬. Aaaggg…sí…me sacas los jugos del coño…sin parar…cariño…dale a tu madre la leche…así…no te dolerá…me corro contigo cariño…toma los jugos de mi chocho…Ooohhh…Ooohhh…Yyyaaa…¬.

Nada más corrernos, nos aseamos rápidamente, saliendo a la carrera para no llegar tarde a la consulta, cosa que no conseguimos. Jorge se quedó un momento fuera, mientras me examinaba el urólogo. Al ser una mujer menuda, tengo un recto bastante estrecho, lo que, según el médico, hacía tuviera que tomar alguna medida, para no sufrir ningún desgarro. El médico me formuló las preguntas normales en estos casos.

¬. Ha practicado el sexo anal hace poco por lo que he visto ¿Utilizan preservativo? ¬.

¬. N-no, pre…ferimos hacerlo sin protección ¿Hay algún riesgo doctor? ¬.

¬. Sí, sí que lo hay, y no pequeño. Puede su marido o pareja, contraer alguna infección en la uretra, a la vez que la penetración será más intensa, mucho más dura de esa manera¬.

Al escuchar al doctor, sentí un leve rubor en las mejillas, mientras por un instante, me vi empalada en la polla de mi Jorge, gritando como una guarra, que me follara el culo, sintiendo cómo follaba cada pliegue de mi recto, llenándome cómo nunca lo había hecho su padre.

¬. L-la verdad es que pr-preferimos hacerlo sin, nos gusta más sentirlo así doctor, ¿me entiende…Vd.? ¬.

¬. Desde luego Sra. No se preocupe, pero en ese caso, deberán tomar alguna otra medida, como ponerse un enema antes de tener sexo anal.

¬.  ¿Un e-enema…quiere decir…un-una lavativa, se llama así? ¬.

¬. Sí eso es, de esa forma eliminan prácticamente el riesgo al 100 por cien, toda vez que mejorara mucho el estado de la flora intestinal, al limpiar el recto de restos, que de otra forma no salen por si solos normalmente.

¬. Vaya doctor, no me esperaba esto. ¿Podre yo sola, ponerme el enema? ¬.

¬. Me temo que va a necesitar la ayuda de alguien de su confianza, Vd. sola no lo hará de forma satisfactoria, ¿Tiene alguien que pueda ayudarla? ¬.

¬. Mi marido ya le digo que no me va ayudar, quizás Jorge si me ayude¬.

¬. ¿Jorge…? ¬.

¬. Perdón, e-es mi...hijo, doctor, él seguramente si aceptara hacerlo¬.

¬. Bien, ¿ha venido con Vd. por casualidad? ¬.

¬. Sí, se ha quedado fuera, me ha parecido que era lo más…correcto¬.

¬. No se preocupe, los chicos de hoy en día, están mucho más preparados y espabilados que nosotros, llámelo que pase un momento¬.

Nada más entrar, mi hijo congenio rápido con el doctor. Al preguntarle si estudiaba y si sabía que quería ser de mayor, Jorge le respondió¬ Medicina, me encantaría ser médico como Vd. ¬. Yo lo miré sin dar crédito a lo que oía, quedándome con la boca abierta. Sin poder evitarlo, lo comparé con el médico, encontrando a mi hijo, más guapo y alto, más desde que dio comienzo nuestra incestuosa relación, hacía unos meses atrás.

Nada má comentarle el doctor el tema de los enemas, me llevé la segunda sorpresa del día. No sólo conocía el tema, sino que además lo había practicado en alguna ocasión. En seguida supo decirle al doctor, que conocía bien la cantidad de agua, temperatura, postura más adecuada, y yo sin salir de mi asombro.

Nada más salir de la consulta, lo primero que le solté fue¬ Victoriano pervertido…ya hablaremos en casa¬.

 Se lo dije, sin poder disimular una leve sonrisa que él vio, dándome un pico cerca de los labios, mirando yo, sonrojada para todos lados, no fuera que nos reconociera alguien, llamándole por su nombre, reprochándole tanto descaro.

¬. ¡¡Jor…ge!! ¬.

Antes de ir a casa, me llevó casi a rastras hasta un sex-shop, donde me hizo comprar un gel anal con sabor a chocolate. Realmente me sentí su sumisa, al estar obedeciéndole, aunque no dejé de quejarme, pero sin ofrecerle apenas resistencia, con mi coño mojando mis braguitas, de sentirme así, dominada por aquel mocoso.

Cuando pedí al dependiente, muy amable y educado la verdad, el gel, no sabía dónde meterme, sonrojada hasta las orejas, notándome él algo azorada, tranquilizándome, diciendo que no me preocupara, ofreciéndome más sabores a elegir. Viendo que no me interesaba ninguno más, no me insistió, despachándome rápidamente, con diligencia, cosa que le agradecí en el fondo de mi corazón.

En ningún momento, me dio la sensación que le importara quien era mi joven acompañante, ni que nos mirara de forma poco natural, al contrario.

A todo esto, mi hijo lo disfrutó, viendo lo incomoda que me sentía haciendo aquello. Cuando llegué a casa tuve que darme una ducha sin perder un instante. Nada más acabar de comer, Jorge me preguntó si estaba de acuerdo en que preparase el agua para el enema, preguntándome además algo que no me esperaba, la verdad, no había pensado en esa posibilidad.

¬. Ya que sabes que yo me he puesto algún enema…me preguntaba si tú querrías ayudarme a mí también, ¿Qué me dices mamá? ¬.

Al decírmelo, vi cómo se ruborizaba, pareciéndome hermoso que fuera así de tímido, aunque debajo de la piel, llevara un ser pervertido y victoriano cómo su madre, para decir la verdad.

¬. No me importara cariño, pero no sé hacerlo, vas a tener que enseñarme algo¬.

¬. Eso no es problema, es más fácil hacerlo que explicarlo.

Nada más acabar de comer, mi esposo cómo hacía siempre, se fue al bar. Puse a hervir el agua para los dos, durante veinte minutos. Mientras Jorge se dio una ducha, echándose después una siesta hasta que yo le avisé. Cuando entré en la alcoba, ya tenía todo preparado, incluyendo algunas cosas más, cosas que llamaron mi atención.  Además del irrigador, que colgaba de una percha de madera, había una pala de madera, de las de jugar en la playa, un pañuelo negro, alguna cuerda, mi fusta de doma, en fin, un poco de todo de lo que una madre y su hijo, no deberían compartir jamás.

 Mi hijo al ver cómo miraba lo que había traído a la alcoba, me hablo muy serio, cómo un hombre adulto, de forma sincera, con respeto, pero sin ocultarme su deseo de hacerme su sumisa sin prisas, tal como yo fuera asimilando que realmente eso es lo que yo deseaba, realmente era así, tal como él decía.

¬. Mamá, creo que los dos sentimos una atracción animal, el uno por el otro, fuera de lo que es natural entre una madre y su hijo. Desde que lo hicimos juntos, creo que los dos hemos visto, cómo te excita verte sometida por mí, azotada, sintiendo que puedo hacer contigo lo que quiera.

Con esto no quiero decir que no me excite que tú me azotes y me perviertas, azotándome y usándome cómo a tu hijo victoriano, pero sé que te pone que yo te domine, y te haga sentir mi sumisa, eso lo sabemos los dos.

Creo que podemos encontrar el punto intermedio, sin olvidarnos que mi padre, no va a tardar en irse, sólo espero que no vaya a dejarnos en la calle…¬ interrumpí en este punto a Jorge¬ No te preocupes cariño, la casa está a mi nombre nada más, así que es nuestra¬.

Nada más acabar de hablar, Jorge se puso a cuatro patas encima de mi cama, con su precioso culo hacía mí. Antes había puesto en el agua, un poco de lubricante, para que así el agua lubricara mejor su recto.

Al bajarle el bóxer hasta medio muslo, quedó ante mi vista su polla, que no podía estar más dura y gruesa. Teniéndolo en esa postura, no nalguearlo habría sido un pecado, cosa que hice sin perder un segundo.

A cada golpe, su polla vibraba dando un pequeño salto, sintiendo cómo se hinchaba más por momentos, la agarré con MORBO y VICIO, así con mayúsculas, sintiéndola dura cómo nuca la había sentido antes, el pequeño vicioso lo estaba disfrutando bien.

La masajee con calma, azotándole más fuerte a cada momento, sintiendo cómo alguna gota de líquido pre seminal escapaba por la amoratada cabeza, que no podía estar más hinchada y gruesa. Mi hijo gemía sin parar, por cómo su madre le manoseaba la polla y los huevos con aquel vicio, lamiéndole los peludos huevos y su ano, que estaba riquísimo.

Cuando vi que no iba aguantar mucho más, le puse la canícula poco a poco, hasta que le entró toda con facilidad, el vicioso se notaba se la había metido más de una vez. Abrí la espita poco a poco, hasta que el agua tibia comenzó a llenarle el intestino, tal como le entraba el agua, su polla vibraba más, haciendo que lo pajeara con más placer.

A todo esto, mi coño nunca lo había sentido tan excitado, mirándome un instante y descubriendo que estaban bajándome los jugos por los muslos, cómo una autentica perra victoriana, pervirtiendo a mi pequeño. Cuando ya llevaba más de un litro, Jorge se echó de lado en posición fetal, para que así le entrara más agua, sin causarle ninguna molestia.

Al verlo así, sin querer evitarlo me lance por su polla, atrapando entre mis labios la amoratada cabeza, chupándola cómo si me fuera la vida en ello, lamiendo toda la polla de arriba abajo, pasándole toda la lengua sin prisa, hasta que me la tragué toda, haciendo que mi hijo se corriera a los pocos minutos, corriéndome con él, haciéndolo gemir, cómo no lo había oído nunca.

¬. Mmm…Ooohhh mamá…joder… ¿Que me haces…? Nunca me has comido así la polla…Aaahhh…sí que bien te la tragas toda, no voy aguantar…para mamá…Ooohhh me corro Yyyaaa…¡¡PUTA!! ¬.

¬. Mmmppp…Mmmppp…sí…córrete…hijo…Mmmppp…Mmmppp…Mmmppp, nunca has tenido la polla así de dura…Mmmppp dale a tu madre la leche ¡¡VICIOSO!! no te dolerá…suéltala así vamos cariño…Mmmppp…Mmmppp que leche tan espesa…Mmmppp eso es nene…Me corro de comértela, sin tocarme…Aaahhh…que cachonda me ha puesto ponerte un enema…Jorge…me corrooo contigo neneee…Aaahhh…¬.

Nada más ponerle el enema, mi hijo me hizo quitarle la cánula y hervirla de nuevo. Mientras, él expulsó el enema; la verdad es que lo vi con una cara de felicidad, difícil de explicar.

Nada más acabar de expulsar el enema, me hizo ponerme a cuatro patas encima de la cama. Hago un paréntesis para explicar cómo me había vestido, por decirlo de alguna manera, para esta ocasión tan especial.

Me puse un juego de lencería de color purpura, ribeteado todo con una blonda de color negra. El sujetador, que me costó carísimo era de los llamados un cuarto de punto, dejaba mis gruesos pezones a la vista, cogiendo mis pechitos sólo por abajo. Además, me puse liguero y medias de red del mismo color, todo a juego, quería poner al mocoso de mi hijo, salido cómo un animal, y os aseguro que lo conseguí.

Una vez en la alcoba, Jorge encendió varios velones por toda la estancia, cambiándose de atuendo por lo que vi un instante, pues no quería que me moviera nada el muy perverso¬. ¡¡No te gires mamá!! ¬. A la vez que me lo ordenaba, me dio una fuerte nalgada para persuadirme de que obedeciera, y lo consiguió. Se había puesto algo parecido a un taparrabos que, parecía ser de látex, todo negro, con un ribete rojo. Nada más ojearlo, se me reseco la boca, a la vez que pensé que le faltaba tela, la tienda de campaña que formaba el taparrabos era de escándalo, marcándosele perfectamente la verga.

La voz de Jorge, me hizo centrarme totalmente en lo que me dijo.

¬. Mamá voy a vendarte los ojos, ¿Confías en mí, no me tienes miedo ninguno? ¿no?

¬. Sí cariño, no t-ten…go miedo ninguno ¬. Esto último lo dije algo dubitativa, conociendo cómo conocía bien a mi hijo.

Nada más ponerme el pañuelo negro en los ojos, me ató de manos y pies a las columnas de mi cama victoriana. Apenas atada, el muy cabrón me susurró algo, que me hizo tener un escalofrío de miedo y excitación brutal, que me recorrió toda la columna hasta llegarme al coño.

¬. Pues…deberías tenerme miedo; porque desde hoy…vas a ser otra.

Colocándose detrás de mí, me manoseo todo el culo, diciéndome lo guapa y sensual que estaba con aquella lencería de puta, me veía muy guarra y provocativa.

¬. Te has puesto una lencería preciosa, muy provocativa, se te clavan las braguitas en todo el chocho, dejando escapar mechones de tu oscura pelambrera, pegajosos de jugos, con tus labios carnosos mordiendo las braguitas, cómo una guarra…pero eso tú ya lo sabes, lo has hecho para excitarme cómo un animal, ¿Verdad mi mamá victoriana? ¬. Tal como mi hijo iba descubriendo, como me había vestido así de provocativa para él, mis mejillas se tornaban del color rojo intenso a púrpura. Mi excitación iba también en aumento, pues Jorge me metió dos dedos por dentro de las braguitas, repasándome mis carnosos labios, que no podían mostrarse más hinchados y abiertos por mi excitación sexual.

Para hacerme sufrir más, me tironeó las braguitas, clavándomelas más entre mis abiertos labios, haciendo que la tela me rozará el clítoris, provocando gimiera por el gusto que sentí.

 A la misma vez, me quejé por cómo se atrevía hacerme aquellas cosas, siendo su madre, intentando aparentar sentirme ofendida, pero sólo salió de mi garganta un gemido cargado de vicio, por cómo me estaba corriendo en las braguitas.

¬. Mmm…Aaahhh…no me trates así…¡¡JORGE!! soy tu madre…Aaaggg…no me tironees así las bragas…Mmm…me estás haciendo me corra…no sigas hijooo…Ooohhh…sí…¬. Para dejarme en evidencia, y demostrarme que estaba deseando siguiera con sus caricias, a pesar de decirle que parara, mi hijo estiró las braguitas hasta que mis carnosos labios las soltaron, igual que si mi coño tuviera dientes.

Me las bajó hasta medio muslo, manoseándome todo el culo como quiso, sin que yo le opusiera resistencia alguna. Jorge me hizo saber, lo mucho que le gustaba tenerme así en esa postura tan impúdica, para mostrarse una madre ante su hijo.

¬. Estás así muy sensual mamá, te ves cómo toda una Sra. Victoriana, viciosa y pervertida con su hijo, como la doble moral victoriana…¬. Cuando iba a reprocharle por hablarme así, con ese descaro y desparpajo, se lanzó por mi coño, encajándome la boca en mis carnosos labios, sintiendo como su viciosa lengua me pintaba los carnosos labios arriba y abajo, abriéndomelos a lengüetazos.

¬. Mmm…Aaaggg…eres un hijo pervertido y descarado, por hablarme así, te castigare por eso…Mmm…no me acaricies así…nene…soy…Aaaggg…tu madre…Aaaggg…no está bien hijo…Oooggg…tu padre nunca me ha hecho algo así de sucio…Ooohhh…para hijo…Mmm¬.

Mientras, me estiró con fuerza los pezones, haciéndome gritar de dolor, sin poder evitar que mi chocho se me moviera sólo, frotándole todo el coño a cada lengüetazo de él, haciéndome gemir como nunca lo había hecho con nadie, sintiendo cómo le empapaba la boca de mis jugos, bebiéndoselos él, como si fuera la bebida más rica que hubiese probado nunca, poniéndome más cachonda al descubrir, con que placer se los bebía, el vicioso y pervertido.

Después de hacer que me corriera tres o cuatro veces, me azotó con energía, aumentando la intensidad en cada azote.

A los pocos minutos, me ardían ambas nalgas cómo nunca las había sentido jamás.

¬. Mmm…tienes un culo que está hecho para ser azotado, que rico se ve, cada vez que te azoto se te moja más el chocho, ¡¡GUARRA!! Tienes un chocho tragón, necesita lo follen bien, toma en todo el coño…¬.

¬. Aaahhh…mmm no me des tan fuerte hijo…Aaahhh mi coño…no me lo azo-tes así…Aaahhh¬.

Jorge me palmeó el coño, poniéndome de nuevo al borde de un orgasmo increíble, haciendo que sacudiera mi vientre del placer, deteniéndose de golpe, poniéndome ansiosa por que siguiera con su perverso castigo.

Al estar con los ojos vendados, tenía los sentidos a mil. De improviso mi hijo me asió por el pelo, dándome con la polla en las mejillas, obligándome a que me la tragara toda. En esa postura, continuó azotando mi culo, animándome a que le lamiera la polla sin prisa. La verdad es que estaba loca de lo caliente y excitada, que supo ponerme.

Le pasé la lengua por toda la verga, como si fuera un helado, saboreándola cómo una madre depravada, que quiere pervertir a su hijo. Mi forma de lamerle la polla obtuvo el resultado que esperaba, Jorge no pudo aguantar mucho sin correrse.

¬. Mmm mamá…que bien te la comes…¡¡joder!! Sí tómala toda putona…que placer me das, me vas a sacar la leche…me corro en tu boca, pedazo…guarra…Aaahhh…toma mi leche mamá sumisa…Mmm…Ooohhh…que bueno, sí me corrooo…te quiero mamá…Mmm ¬.

¬. Mmmppp…Mmmppp…tócame el chocho hijo…deja me corra contigo…Mmmppp…no me tengas así…Mmmppp dale a mamá toda la leche…¡¡CABRÓN!!...Mmmppp…oh sí córrete en mi boca nene ¬.

Al oírme suplicarle, mi hijo metió dos dedos en mi estrecho coño, que encharcado de jugos hizo un chapoteo acuoso guarro, haciendo me corriera cómo pocas veces lo he hecho

¬. Aaaggg…Aaaggg…sí…toca mi chocho…me corro …Mmm no paro de soltar jugos…Aaaggg…mételos así…cariño…Ooohhh que placer me das…Mmm…me corrooo cómo una guarra…Aaahhh¬. Nada más descansar unos instantes, oí de nuevo su voz segura, firme, susurrándome al oído…advirtiéndome lo que me esperaba.

¬. Hoy vas a sentir como tiene que follar una Sra. victoriana cómo tú, mamá…viciosa…te voy a follar como un perro rabioso.!!CACHONDA!!¬.

A los pocos segundos, sentí un silbido en el aire, próximo a mi espalda.

Antes de que pudiera reaccionar, noté cómo me ardía el culo al sentir la fusta en ambas nalgas.

¬. Aaahhh¬. Grité más que por la sorpresa, por el dolor.

¬. Así tu culo es más sensual mamá, se nota te pone te azote, buena perra, toma…¬.

El segundo golpe de fusta fue algo más intenso, sintiendo como me ardían más a cada nuevo golpe, después el tercero, el cuarto, hasta dieciocho.

A cada golpe, aumentaba más la intensidad, arrancándome gritos de dolor, fundidos con gemidos de puro placer y vicio, haciendo que mi coño mojara los muslos, detalle que a él no se le pasó por alto.

Nada más propinarme el último golpe, me acarició el ano, lubricándolo con el gel al chocolate, que me había hecho comprar, esa misma mañana.

Consiguió en pocos minutos, que el esfínter cediera sin apenas esfuerzo, sintiendo como mi hijo me lamia todo el culo, sin dejar de hurgarme el chocho metiéndome dos dedos, haciendo que se los empapara de jugos, por lo bien que me sabía tocar.

 Me vi, moviendo mis caderas, para no dejar de sentir la lengua de mi hijo lamiéndome el culo, sin que el rubor violáceo abandonara mis mejillas, producto de la vergüenza y excitación que sentía a la vez, de verme en aquella postura, tan expuesta y ofrecida ante mi hijo.

Jorge metió la cánula lentamente, haciéndola rotar, con un suave mete saca, hasta que entró toda. Abrió la espita dejando que el agua tibia llenara mi recto. Mientras el agua salía, me lubrico todo el recto, sacando y metiendo la cánula, dándome un placer que jamás habría imaginado. Sin sacar la cánula, subió a la cama, poniéndose detrás de mí de rodillas, enfilándome la cabeza de la polla en mi estrecho coño. Se echó encima de mi espalda, cogiéndome mis pequeñas tetas, amasándolas loco de excitación.

Se quedó así unos segundos, con el cipote en la entrada de mi hambriento coño, poniéndome excitada y ansiosa, besándome y lamiendo el cuello y mi oreja. Se atrevió a susurrarme cosas que mi marido no me había dicho nunca, poniéndome caliente, haciendo que le suplicara me follara.

¬. Estás muy sensual y hermosa así mamá, con las nalgas marcadas, y mi cipote en tu hambriento coño…te voy a follar cómo nunca te folló mi padre…como un perro rabioso; eres una Sra. victoriana caliente…te amo ¬.

Nunca imaginé, descubriría en mi interior, esta decadente sexualidad. Menos así de esta manera tan poco convencional. Teniendo cómo principal protagonista, nada menos que, a mi propio hijo. Me encontraba en aquel preciso instante, ¬sin saber bien cómo había comenzado todo, unos meses atrás¬, a cuatro patas en mi cama, con la cabeza de la polla de mi hijo enfilada en mi coño, y lo que era peor, deseando me follará. Una locura digna de una madre victoriana, de mediados del siglo XIX.

Sin darme tiempo a quejarme, por pura coquetería femenina realmente, pues me sentía en una nube; Me tironeó con fuerza del pelo, a la vez que me metió toda la polla de una embestida, teniéndome bien sujeta de las tetas.

Jorge me había follado hacía unas semanas atrás, teniéndome sentada encima de él. Pero jamás me había follado nadie así, en la postura del perro, sintiendo como me llenaba el chocho en cada embestida, enculándome como me había amenazado, hacía unos instantes, como si fuera un perro rabioso, notando como el coño se me movía sólo, para que no parara de follarme.

¬…Aaahhh…Aaahhh…¡¡JORGE!!...Mmm…Aaahhh…me la estás metiendo toda…Aaahhh…como…me…follas hijo…más…sí…folla mi chocho…así...más…¬.

Mi cuerpo era una explosión de placer, moviéndome al ritmo que me marcaba Jorge, buscando no parara de follarme, mientras me besaba y mordía el cuello, haciendo que la temperatura sexual de los dos se disparara por completo.

Nada más ponerme el enema, ¬me sacó la cánula antes de que me entrara aire en el intestino¬ colgó la goma de la bolsa del irrigador. Al momento, me dio un mete saca profundo, embistiéndome cómo un animal en cada embestida, sujetándome fuerte por las caderas.

Yo gemía de forma cachonda y morbosa, como si me matara en cada embestida, sintiendo como su verga rozaba cada pliegue de mi coño, volviéndome loca de placer.

¬. Aaahhh…Aaahhh…Aaahhh…nunca…me…ha…follado…así…nadie…Aaaggg…me estás clavando toda la polla hijo…¬.

¬. Ooohhh…Ooohhh…mamá…que coño tan estrecho y húmedo tienes…toma toda mi polla…que rico te follo así…perra…¬.

¬. Aaaggg…Aaaggg…sí dámela toda…folla a la guarra de tu madre así nene…Aaaggg…no paro de correrme…Mmm¬.

Después de que me corriera varias veces, sin él haberse corrido aún, me sacó la polla del coño, quitándome el pañuelo de los ojos a continuación, diciéndome lo siguiente, muy seguro y serio¬. Hay que asegurarse de que el enema ha entrado bien mamá, pon la cabeza en el colchón, y ábrete las nalgas, a ver si ha entrado hasta el fondo…¬.

Obedeciéndole sin dudar, agaché la cabeza, abriéndome las nalgas cómo él me pidió, en una postura realmente lasciva para una madre, exponiéndome así delante de mi hijo.

Al momento noté como el muy cabrón, me enfiló la gruesa cabeza de la polla, consiguiendo que mi esfínter cediera rápidamente, gracias al enema. Mi hijo me metió la mitad de la polla de una embestida, gimiendo loco de excitación, sintiendo su polla, mucho más dura y gruesa que nunca, cómo una barra de hierro, por la excitación animal que le dio dar por el culo a su madre, excitándome yo con él, de sentir como me follaba por el culo tan perversamente.

¬. Ooohhh…mamá…ahora sí que está entrando bien el enema…así todo dentro…Ooohhh…que culo tan rico tienes…Uuufff¬.

¬. Ooohhh…nene…Ooohhh…ves poco a poco…Mmm se te ha puesto muy gruesa…Ooohhh que polla tienes…me llenas toda…¬.

¬. Toma la polla de tu nene…mueve el culo que te lo folle bien rico…Ooohhh que estrecho es…clávate toda mi polla más…Ooohhh¬.

Obedeciendo a Jorge, empujé mi culo hasta que sentí sus peludos huevos llenos de leche, rozarme el coño, sintiendo como me llenaba toda con su polla, rompiéndome el culo el cabrón, dándome un mete saca rápido, como si fuera un perro rabioso, sintiendo un placer que no espere sentir con el sexo anal.

¬. Ooohhh…Ooohhh…¡¡mamá!!Ooohhh…como empujas el culo…¡¡PUTA!! Toma la polla de tu hijo…así…Ooohhh que culo tienes…¬.

¬. Aaahhh…Aaahhh…me estás rompiendo el culo…¡¡CABRÓN!! Mmm…me llenas toda…sí dale por culo a tu madre…Ooohhh…¬.

Excitado por mis palabras, viendo que no iba aguantar mucho más sin correrse, me la sacó, haciendo que expulsara el agua.

Una vez expulsado el enema, me hizo volver a ponerme a cuatro patas en mi cama. Me asusté al ver la lujuria y excitación animal que vi en sus ojos. Volvió a enfilarme su grueso cipote, que se mostraba más hinchado y amoratado que momentos antes.

Mi ano se tragó rápido la gruesa cabeza, sintiendo como el esfínter se cerró alrededor, cómo si la mordiera, arrancándole un gemido de sorpresa y placer a mi hijo¬. ¬. Uuufff…cómo me la muerdes mamá…¬.

Me cogió de las caderas, mientras me lamía la espalda y me ordenaba de nuevo…

¬. Mmm…estás deseando clavártela toda…guarra, mueve el culo así, clávatela toda ¡¡puta cachonda!!¬.

En pocos segundos, empujé mi culo hasta que sus huevos rozaron de nuevo mi coño, que no podía soltar más jugos por la excitación.

¬. Aaahhh…Aaahhh…Mmm la tienes más gorda que antes…Ooohhh como la siento…dame por culo hijo…Ooohhh, folla a tu madre así…Aaaggg que polla me das ¡¡LADRÓN!!¬.

¬Ooohhh…mamá que puta eres…tómala toda… te voy a follar cómo un perro rabioso, ¡¡GUARRA!!¬.

Diciendo esto, Jorge me enculó muy rápido, echándose encima de mi espalda, besando y lamiéndome por todo el cuello y la oreja. Nuestros gemidos y aullidos de placer, se fusionaron cómo si sólo fuéramos uno.

¬. Uuufff…que rico te follo así…como empujas el culo ¡¡mamá viciosa!! Que culo tienes… ¡¡puta!!

¬. Uuufff…sí follate mi culo así de fuerte…me la clavas toda…que polla…¡¡folla mi culo!!

Al sentir sus caricias, giré mi cabeza, buscando que nuestras lenguas se encontraran. En ese instante, los dos aceleramos más nuestras caderas, gritando cómo animales en celo.

¬. OOOHHH…MAMÁ SÍ…COMO TE DOY POR CULO…UUUFFF¬.

¬. OOOHHH…SÍ NENE…DAME POR CULO ASÍ DE RICO…OOOHHH¬.

Un escalofrío me recorrió la espalda, al sentir cómo Jorge lamía mi lengua cómo un caramelo, pareciéndome lava liquida su saliva. Jamás con ningún hombre, había sentido algo parecido.

Cuando creí que mi hijo se correría en pocos instantes, igual que yo lo había hecho, mientras me comió el coño hacia un rato, me sorprendió de nuevo. Dejó de meterme la polla unos instantes, sin sacarla del todo, dejándome dentro su grueso cipote.

Se subió a mi grupa, apoyando sus manos en mis riñones, pidiéndome que me abriera las nalgas, y que apoyara mi cara en el colchón. En está pose tan morbosa y pervertida, me vi ofreciéndole todo mi culo en alto. Sentí a mi hijo excitado hasta el punto que, me dio un escalofrío de miedo por toda la espalda hasta llegarme al coño.

Apenas me había dicho apoyara la cara en la cama, que con todo desparpajo me soltó lo siguiente: ¬. Ooohhh…mamá, así sí que voy a clavarte rico la polla en el culo, mira cómo te la meto…Uuufff¬.

Aún me lo estaba diciendo que, el cabrón me empaló la verga dejándose caer en mi grupa, sintiendo que así me la metía toda, mucho más que antes.

Sorprendida, al sentir toda su polla clavada en mi culo, le grité cómo si me matara, por como la sentí abrirme y llenarme el culo, hasta que sus huevos me rozaron todo el coño.

¬. AAAHHH…AAAHHH…ME…ROMPES…EL CULO...OOOHHH…ME…LA…HAS…CLAVADO…TODA…AAAHHH…¡¡JORGE!!¬.

Mi hijo me la sacó casi toda ¬sintiendo cómo mi esfínter mordía la amoratada cabeza¬ (como si mi culo no quisiera que me sacara la polla) para clavármela de nuevo toda, sin prisa ninguna…, dejándome sentirla como me entraba toda, hasta chocar sus huevos en cada embestida…

¬. Ooohhh…Ooohhh mamá que culo tan estrecho y rico tienes…tómala toda…así…OOOHHH…¬.

¬…AAAGGG…AAAGGG…siento tus huevos en mi chocho…UUUFFF…como me follas el culo…¡¡QUE POLLA!!¬.

Jorge “se quejó” de como mi ano le mordía la polla, al sacármela en cada embestida, hablándome muy soez, diciéndome el culo tan tragón que yo tenía, culeándome rápido cómo un perro rabioso, diciéndome que eso era lo que mi culo guarro y tragón necesitaba.

¬. Ooohhh…Ooohhh...¡¡mamá!! tu ano me muerde fuerte la polla joder…toma polla así…todaaa…tienes un culo guarro y tragón…sí que rico te follo el culo…Aaahhh…como se la traga toda…¡¡PUTONA!!¬.

Al sentir como mi hijo me hablaba y follaba el culo así, con aquel mete saca-asesino, como si fuera un perro, clavándome toda la polla en cada embestida, me corrí en un orgasmo encadenado larguísimo, le grité como una guarra.

Cerré mis nudillos con fuerza en la sabana, con mi rostro purpura de lujuria y vergüenza, sacudiendo la cabeza a uno y otro lado, mordiéndole la polla con mi esfínter, volviéndome loca del placer que estaba sabiendo darme, a pesar de su edad.

¬. Aaaggg…Aaaggg…nene…Aaaggg…me la metes muy hondo…Aaaggg…sí…folla mi culo así…Aaaggg…como me lo follas…¡¡CABRÓN!!

No pares de darme por culo…Aaaggg…sí dámela toda…así…me matas cariño…me corro por el culo…Aaaggg…¬.

¬. Ooohhh…Ooohhh…¡¡mamá!! Sí no voy a parar de darte por culo…tómala todaaa…¬.

¬. Aaaggg…Aaaggg…lléname el culo de polla así…me matas de placer…¬.

¬. Mmm…Aaahhh…Aaahhh…te voy a matar a pollazos perra incestuosa…que buena estás mamá…me corrooo en tu culo…sí toma toda la lecheee…¬.

¬. Aaaggg…Aaaggg…sí llena mi culo de polla y lecheee…así…que polla tan rica tienes nene…me quema tu leche…me corrooo…¬.

Nuestros cuerpos quedaron rotos de placer decadente, como si fueran uno solo. Pasado un rato que no sabría decir, Jorge me ató a las cuatro columnas de la cama, cara arriba. Estuvo un rato admirando mi cuerpo, hasta que decidió coger la fusta de doma, con la que alguna vez yo lo había castigado por sus malas notas, o con alguna pobre excusa.

Me pasó la lengüeta con alguna torpeza por los muslos, ascendiéndola por ambos hasta rozar mi oscura pelambrera. Sin previo aviso, golpeó mi coño, provocando que le recriminara su acción, llamándolo por su nombre.

Mi voz, lejos de sonar a reproche, sonó a sorpresa, pero con la voz cargada de calentura sexual y morbo, cosa que, a él no le pasó por alto.

¬. ¡¡JORGE!!...Mmm¬.

Después del primer golpe, golpeo mi coño otra vez, después de pasarme la tirilla de cuerda por mis abiertos y gruesos labios, brillantes de jugos.

Y otra vez, y otra, y otra…hasta que mi coño se movía solo, de verme tratada así por mi decadente y victoriano hijo, haciendo que mi coño chorreara jugos más a cada instante.

Entre golpe y golpe de fusta, Jorge no perdió oportunidad, de hacerme saber, lo mucho que le excitaba que yo lo castigara, por sus malas notas o por espiarme intentando verme el final de los muslos, mis braguitas, o algún húmedo mechón de mi poblado coño.

¬. Eres una mamá viciosa y decadente, te encanta pervertirme…¡¡SO GUARRA!! Lo sé…me encantaría lo sigas haciendo, aunque me ponga tanto hacerte mi sumisa…¬.

Tal como me hablaba mi excitación e imaginación se dispararon, provocando que mi coño se moviera solo, haciendo que levantara mis caderas del colchón, aun cuando traté de disimular por pura coquetería femenina, amenazándolo por su descaro y desparpajo, sin que consiguiera asustarlo lo más mínimo.

¬.

¡¡JORGE!! Soy tu madre ¿Qué te crees tú? Ya hablaremos so descarado…esto no va a quedar así¬.

Sorprendiéndome de nuevo, mi hijo me demostró ser más pervertido de lo que yo hubiese creído jamás.

¬. Esta noche…si traen a papá borracho otra vez, igual que el sábado pasado, te voy a follar en tu cama, delante de él…¡¡perra incestuosa!!¬.

Sólo oír esto de sus labios, gemí de puro vicio, intentando disimular mi alocada excitación¬. Mmm…¡¡CABRÓN!! Cuando te coja tu madre prepárate so vicioso¬.

Para dejarme en evidencia mi hijo, tiró la fusta al lado de la cama, dedicándose a lamerme desde los pies, ascendiendo su lengua sin prisa ninguna, cómo una serpiente, saboreando la excitación por cada poro de mi caliente y excitada piel.

¬. Mmm…que piel tan caliente y sabrosa tienes mamá…el olor de tu chocho impregna toda la alcoba…que rico…hueles a Señora victoriana decadente…que sabrosa…¬.

Sus palabras hacían que mi chocho fuera una fuente del placer, inundando más el aire de perfume a coño caliente.

¬. Mmm…¡¡GUARRO!! No me hables así…te lo imaginas tú…no me lamas así…vicioso…Aaahhh…Mmm…¬.

Para ponerme más excitada y ansiosa, su lengua bordeó mi pelambrera sin rozar apenas mí ya húmeda pelambrera, ascendiendo por mi vientre hasta llegar a mis pequeñas tetas. Allí atacó sin piedad mis pezones, mordiéndolos fuerte, haciéndome aullar, a la vez que palmeó mi coño repetidamente, azotándome bien mis brillantes y húmedos labios, haciendo gemir de placer el pervertido.

¬. Mmm…Aaahhh…no lamas mis pezones así…Aaahhh…me haces daño…Uuufff…no me los muerdas tan fuerte…Aaaggg…mi chocho…no me lo azotes…así…Aaahhh…¡¡nene!!...Mmm…¬.

Mientras me comía las tetas, poniéndome cachonda perdida, yo no dejé de mover mi vientre, como si intentara hablarle a Jorge con un “lenguaje subliminal” queriéndole dar a entender que se ocupara de mi coño.

A los pocos segundos, la viciosa lengua de mi pequeño descendió por mi vientre, rodeando morbosamente toda mi pelambrera, hasta acercarse a mi coño, por la cara interna de los muslos, haciendo que gimiera de puro morbo y gusto como una perra caliente, deseando se comiera mi chocho, como él sabía hacerlo.

¬. Mmm…Aaahhh…Mmm…Aaaggg…mmm…sí…¡¡nene!!¬.

¬. Mmm…que chocho tiene la señora…Uuufff…la señora está deseando su nene se lo coma todo… ¿Verdad perra incestuosa…? ¬.

La lengua como si tuviera vida propia, decidió pasar por encima de mi húmeda pelambrera, dándole un lametón, cómo una brocha de carne, haciéndome gemir de placer morboso…¬. AAAGGG…¬.

Después de ese primer lametón, mi hijo metió las manos debajo de mi culo, cogiéndome por las dos nalgas. Así me abrió todo el chocho con los pulgares, como si fuera un rico manjar, con su cara de chico inocente, toda sonrojada hasta las orejas, por la vergüenza y excitación, de estar acariciando así a su decadente madre.

La lengua dio un segundo lametón, esta vez lamiendo de lleno mis abiertos labios, brillantes de jugos, bebiéndose los jugos cómo si fueran un sabroso néctar, arrancándome un sollozo morboso.

¬. AAAGGG…MMM…¬.

La viciosa lengua repitió, abriéndome los labios caprichosamente a lametones, como si quisiera beberse todos los jugos que mi coño soltaba sin parar, lamiéndolos sin prisa, como si los pintara con saliva.

Al sentir como mi hijo, sabía comerme así de rico el coño, cómo su padre nunca me lo había hecho, solté más jugos a cada lametón que me daba, gimiendo de puro vicio a cada lametón.

¬. SLURPPP…¬.

¬. AAAHHH…¬.

¬. SLURPPP…¬.

¬. AAAGGG…MMM…¬.

¬. SLURPPP…¬.

¬. AAAGGG…MMM…Sͬ.

¬. MMM…¡¡QUE CHOCHO!!...SLURPPP…¬.

¬. AAAGGG…SÍ…COMETELO ASÍ HIJO…¬.

¬. SLURPPP…QUE SABROSOOO…MAMÁ¬.

¬. MMM…AAAGGG…COMETELO TODO…¬.

¬. SLURPPP…QUE DULCE EL COÑO…¬.

¬. MMM…TOMA MIS JUGOS…AAAHHH…¬.

¬. SLURPPP…SÍ DAMELOS…PUTONA…¬.

¬. AAAGGG…METEME TODA LA LENGUA EN EL CHOCHO…¬.

¬. SLURPPP… ¿ASÍ MMM…? ¬.

¬. AAAGGG…SÍ…COMETELO ASÍ…¬.

¬. SLURP…QUE CHOCHO TAN JUGOSO Y DULCE…MMM¬.

¬. METEME TODA LA LENGUA EN EL CHOCHO ASÍ…AAAGGG…¬.

¬. SLURPPP…QUE RICO TE METO TODA LA LENGUA EN EL CHOCHO…MMM¬.

¬. AAAGGG…ME CORROOO EN TU BOCA HIJO…¬.

¬. SLURPPP…DAME TUS JUGOS…¡¡GUARRA!!¬.

¬. SÍ ME CORRO…HIJO…AAAGGG…COMELE EL CHOCHO A TU MADRE ASÍ…AAAHHH…¬.

Espoleado por mis palabras, Jorge me metió toda la lengua hasta el fondo de mi coño, haciendo me corriera multitud de veces, llenándole la boca de mis jugos, que bebió con deleite y vicio. Al rato de comerme el coño, nos fuimos a la ducha, dispuestos a cenar algo que pedimos por teléfono.

Pasadas las once de la noche, llamarón a la puerta. Un taxista traía inconsciente a mi marido, ayudándome Jorge a llevarlo hasta mi alcoba.

Estuve dando vueltas en la cama, sin poder apartar de mi mente la intensa tarde de sexo que había tenido con Jorge. Aún me parecía sentir su gruesa verga llenar mi culo, junto con su bravuconada mientras me había estado azotando, hacía un rato…¬. Esta noche…si traen a papá borracho otra vez, igual que el sábado pasado, te voy a follar en tu cama, delante de él…¡¡perra incestuosa¬.

Estos pensamientos, hicieron que mis dedos acariciaran mi coño que estaba ya húmedo hacía rato. Después de repasar toda la pelambrera, que ya se mostraba pegajosa por los jugos, me metí dos dedos a la vez que acaricié mi clítoris con el pulgar, estirándome al máximo los pezones, hasta hacerme aullar de dolor y placer.

La excitación fue en aumento por instantes, hasta que aceleré el mete saca de los dedos, produciendo un sonido acuoso realmente guarro, que me hizo sentir mis mejillas arder, de morbo y excitación más que de vergüenza.

A todo esto, el beodo de mi marido roncando de una forma ridícula, cada pocos segundos, provocando que le reprochara su lamentable estado de embriaguez total, y diciéndole lo que su hijo me había hecho hacia un rato.

¬. Mmm…Ah…Mmm…Ah sí…como me chorrea el coño…Uuufff…aún siento su polla en mi culo toda clavada…Ah…y tú ¡¡BORRACHO!! Roncando aquí, mientras el maricón de tu hijo cómo tú lo llamas, me a follado como nunca lo has sabido hacer…Ah…me estoy corriendo yyyaaa…como me a follado el maricón de tu hijo…Mmm…me corro ¡¡BORRACHO!!...Aaahhh…sí…Yyyaaa…Mmm¬.

Me puse tan cachonda, que ni vi abrirse la puerta, ni entrar a mi hijo Jorge.

Cuando más rápido me follaba el chocho con los dedos, levantando las caderas del colchón, sacudiendo el coño en el aire ¬ gimiendo y hablando cómo una guarra¬, mi hijo me quitó la mano del coño, lanzándose como un lobo, encajándome toda la boca en el chocho.

¬. Aaaggg…Aaaggg…como me ha follado el culo el maricón de tu hijo…Mmm…me ha llenado el culo de polla y leche…Aaaggg…como tú nunca lo has hecho Mmm…¬.

El susto que me dio el perverso, junto con la impresión de ser sorprendida así, en la mayor intimidad mientras me masturbaba, hablando con su padre, hicieron que mi libido se disparara, como nunca antes me he visto excitada ni por nada, ni por nadie.

¬. Aaaggg…Aaaggg…¡¡JORGE!! que susto me has dado…¡¡MARICÓN!!...Aaaggg…no puede ser esto…tu padre está aquí delante…BORRACHO…Mmm Aaahhh…sí comete mi coño más…Aaaggg…tu lengua me come todo el coñooo…no   ¡¡JORGE!! me matas de placer…Aaahhh¬.

Aprovechando su fuerza y que, él es mucho mayor y más fuerte, me cogió por los muslos, poniéndome casi en vertical haciendo el pino, para así comerse mejor todo mi chocho. Me pintó mis abiertos e hinchados labios, bebiéndose los jugos como un sediento, hasta que supo atraparme mi hinchado clítoris, que aumentó de tamaño rápidamente.

.

¬. Ooohhh mamá…ya te dije iba a venir…sí dame tus jugos ¡¡PUTA!! Voy a follarte delante del cornudo de papá…Mmm que chocho tan sabroso tienes mamá…SLURPPP…SLURPPP…que pipa tan hinchada tienes, te la voy a comer toda…GUARRA…Mmm¬.

¬. Mmm…nene…Aaaggg…sí lámeme ahí…ahí…mi pipa…me corrooo…Aaaggg…toma mis jugos…Mmm¬.

El placer fue tan intenso, que no podría decir si realmente llegué a perder el conocimiento durante unos instantes, cuando mi hijo me atrapó el clítoris entre sus labios, azotándolo con su lengua, haciéndome gritar de vicio y lujuria, hablándole como una puta viciosa.

¬. Aaaggg…Aaaggg…hijo…sí…toma mi pipa así…Mmm me corro en tu boca sin parar…Aaaggg…sí lame…así el chocho de tu madre…Aaaggg…mira tu hijo como me come el coño…¡¡BORRACHO!! Aaahhh…sí chupa mi coño así…me matas de placerrr…¡¡MARICÓN!!…Aaaggg¬. 

Lo siguiente que recuerdo es que, me vi con la cabeza recostada en los muslos de su padre, toda espatarrada con las piernas en alto, Jorge de pie encima de la cama, con las piernas algo flexionadas, teniéndome bien cogida por mis muslos, pasándome la verga dura cómo una barra, por todo el chocho, adelante y atrás, abriéndome los labios muchísimo, azotándome con la gruesa cabeza de su polla, mi hinchado clítoris y los labios abiertos e hinchados de deseo.

Sólo ver cómo me tenía cogida así mi hijo, se me resecó la boca, mordiéndome el labio por no gritar, aunque mi marido, en el estado de embriaguez que se encontraba, sabía no iba a despertarse por mucho que yo gritara.

Jorge me provocó como me merecía, por hablarle de una forma tan soez y vulgar, aunque los dos sabíamos que nos encantaba hacerlo, cómo buenos victorianos decadentes que éramos madre e hijo.

¬. Ahora vas a ver cómo el maricón de tu hijo, te va a follar SO VICIOSA, que eres una madre victoriana muy guarra y caliente…¡¡PUTONA!! Te voy a follar delante del cornudo de mi padre, sé que lo estás deseando so cachonda¬.

Guarde silencio como una perra caliente, sólo abriendo la boca para respirar y gemir, de sentir como su grueso cipote me rozaba mi hinchado clítoris.

¬. Aaaggg…Aaaggg…no me des así en el clíto…¬. Sin dejarme acabar de hablar, Jorge me empaló toda la polla de una sola embestida, hasta que sus huevos rozaron mi coño, sintiendo como se me clavaba hasta el fondo del chocho, sintiendo como me rozaba cada rincón de mi coño, por lo gruesa y dura que la tenía en aquellos instantes, seguramente, por estar follándose a su madre, delante de su padre, de una manera tan pervertida y morbosa.

Los dos soltamos un gemido al unísono, como dos engranajes, por la excitación y el placer decadente que sentíamos con aquella situación.

¬. Ooohhh…sí¬.

¬. Aaaggg…Mmm¬.

¬. ¡¡Qué chocho!! Que rico te la clavo así mamá…toma polla puta…Mmm¬.

¬. Aaaggg…nene…no me la metas así de hondo…mmm…Aaaggg¬.

¬. Ooohhh que rico te la meto toda así, te voy a matar a pollazos mamá…tómala toda guarra…te la estoy metiendo toda, te estás corriendo ya…¡¡GUARRA!!¬.

En cada embestida, Jorge me la metía sin prisa lentamente, haciéndome sentir como me la clavaba hasta el fondo del chocho, dejándomela unos instantes para volver a sacarla y dejarse caer de nuevo así, en vertical.

¬El placer que me estaba sabiendo dar era tan intenso, que comencé a correrme en seguida, cerrando con fuerza los nudillos en las sabanas, mientas movía mi cabeza a un lado y a otro, loca de placer y excitación, con mi marido debajo de mí, utilizando sus muslos de almohada, para la perversa e incestuosa follada.

¬. Aaaggg…Aaaggg…sí cariño…follame así delante de tu padre…Aaaggg como la siento llenarme todo el coño…¡¡MARICÓN!! Folla a tu madre así…Aaaggg...métemela más…me corro sin parar…¡¡FOLLAME!!

Excitado al máximo por mis palabras, mi hijo me la clavaba más rápido, en cada embestida, corriéndose conmigo a los pocos instantes, hablándome muy soez y caliente.

¬. Ooohhh…Mmm…Ooohhh…mamá que rico follas…tómala toda perra viciosa…¡¡que chocho tan tragón tienes!!…así toda…me voy a correr ya en tu chocho…Ooohhh…sí…toma toda la polla y la leche…Mmm me corro en tu coño…¡¡PUTA!!...¬.

Mi hijo noté como me abrasó con cada chorro de su hirviente leche en el fondo de mi coño.

Con las últimas embestidas, se dejó caer encima de mí, provocando que lo pudiera atenazar con mis muslos por sus caderas. Así me la clavó con una fuerza como si fuera un animal. Yo lo agarré por el cuello, como si quisiera ahogarlo, moviendo mi coño como una perra, gritándole que me llenara el chocho de leche, corriéndonos como animales.

¬. Aaaggg…Aaaggg…sí nene sí…me quema tu leche…Aaaggg…lléname el chocho de leche…Aaaggg…dásela a mamá…Aaaggg…FOLLAME ASÍ …dámela toda…Aaaggg…llénamelo así…¬.

Esa noche dormimos juntos en la habitación de mi hijo. Apenas pasado un mes de esto, mi marido falleció por un coma etílico, sin que pudiéramos estar a su lado, ya que fue fulminante. No despertó de su última borrachera.

La herencia de mi esposo fue cuantiosa, dejándonos muchas tierras que pudimos vender y alquilar. Esto nos ha permitido que podamos vivir cómodamente, sin problemas económicos. Desde la misma noche que falleció su padre, mi hijo duerme conmigo.

Al día siguiente de enterrar a mi esposo, castigué a Jorge, sus notas no eran para mí lo suficientemente buenas.

Si os parece excitante el relato, y tienen una buena acogida, os explicare como castigué a mi hijo esa tarde, toda vestida de cuero.

Un saludo de dos victorianos decadentes, y gracias al Sr. Azalais por publicar de nuevo nuestra experiencia.

                                                                                  Azalais copyright©2016

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