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LA ESPOSA DEL REVERENDO CAP I. Filial/Interracial

en Amor filial

            

                                                                                 LA ESPOSA DEL REVERENDO CAP I.
                                                                                    La llegada de mi hijastro africano

Quiero compartir con los lectores de todorelatos, la relación que estoy teniendo con mi hijo, en la actualidad, y que comenzó hace un año atrás.

Soy una mujer de cuarenta y pocos años, de origen irlandés, pero de sangre latina, mi abuela era de la República Dominicana, será por eso que soy una mujer caliente y morbosa, aunque me he criado en el sur de la Texas profunda, en un entorno tremendamente conservador y religioso.

Estoy casada con el reverendo Joe, un hombre bastante mayor que yo.

A mis padres les pareció era un buen hombre, y el mejor partido para mí, en un entorno rural, donde la mayoría de hombres son granjeros, con muy poca educación, casi analfabetos.

Acabé la carrera de profesora, sólo unos meses antes de mi boda. Mi esposo no es nada atractivo, tiene ya sesenta años, jamás ha hecho ejercicio físico, ni nada por cuidarse, al contrario de mí.

Quizá sea porque soy una mujer de carnes macizas, quiero decir de muslos rotundos, prietos, sin estar nada gorda, por supuesto.

Me encanta correr por los alrededores, muy temprano, en casa suelo hacer bastantes abdominales, y flexiones cada día nada más despertarme, antes de ir a la escuela.

Quizá por esta afición al ejercicio físico, me saqué un master cómo masajista deportiva, aunque únicamente doy masajes a conocidas del pueblo, a cambio de algún dinero. Tengo el cuarto de masajes, pared con pared donde mi esposo recibe a los feligreses, en su despacho parroquial.

Mí esposo hizo colocar un gran espejo translucido, al lado mismo donde él tiene la mesa, para así según dijo él, yo controlar cuándo está ocupado y no molestarle con mís «cosas de esposas aburridas», refiriéndose a las parroquianas que vienen a ser atendidas por mí.

Para que se hagan Vds. una idea sobre mí, mido 1, 58 nada más, pero esbelta, gasto una talla 42, mí cintura es «de guitarra» y caderas rectas, sin grasa.

Mi piel es blanca aunque algo tostada por el sol de Texas, el pelo es castaño oscuro, en una melena leonina, abundante por debajo del hombro.

Mi pecho aunque pequeño, gasto una talla 85 copa C, se mantiene erecto, cómo los de una chica de 18 años. Aparte de esto, no sé porque tengo unos pezones oscuros, color café, de un grosor excesivo para mí, mayores que unos garbanzos duros cuándo estoy excitada.

Para acabar de describirme, para que se hagan una idea gráfica de mí físico, mi coño es demasiado carnoso, con unos labios gruesos y salidos, que asoman entre el vello abundante y oscuro, como si estuvieran algo abiertos, dándole aspecto de ser un coño tragón y guarro, cómo alguna amiga «algo vulgar» me ha dicho recientemente. ─Si mí esposo me viera vestida así, me llamaría puta pecadora, Ruth tienes un coño demasiado carnoso, cariño─.

 En casa suelo ir con leggins ajustados cómo una piel, marcándoseme todo, con los carnosos labios clavados en la fina tela, quizá lo hago de forma inconsciente, esperando que Joe me haga suya, cansada de ser una esposa mal follada.

Mi culo es bastante respingón, con forma de manzana, bastante duro y apretado, provocando que mís alumnos, no aparten sus miradas de el.

A mí esto me incomoda muchísimo, aunque no puedo evitar reconocer que mi coño, al notar sus lascivas miradas se me humedece rápidamente.

Mi esposo Joe, desde que me casé con él, ha sido siempre una nulidad para el sexo. Siempre he debido satisfacerme yo sola, tocándome de forma obscena, vulgar, sintiéndome SUCIA y GUARRA, así con mayúsculas, por mi conservadora educación.

Aparte de esto, reconozco que al pensar en lo SUCIA que  me siento, meto con más deseo los dedos en mi carnoso y abultado coño, rozándolo mucho por ser estrecho, ya que nunca he tenido ningún hijo, excitándome más de lo que me gustaría reconocer.

 Mientras me toco de forma obscena y pecadora, siendo la esposa del reverendo, no puedo evitar recordar las sucias miradas de mís alumnos, sacudiendo mi coño en el aire, mientras los jugos hacen un sonido sucio y guarro, haciéndome sonrojar de vergüenza, sintiendo a la vez un placer endemoniado, llegando a correrme varias veces al pensar en cómo serán sus pollas.

Mí esposo, está muy mal dotado, teniendo un pene de apenas diez centímetros, y de un diámetro ridículo.

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Quiero explicarles tal cómo me lo ha contado mi esposo Joe, cómo llegó a tener un hijo con una chica africana.

Él estuvo en África con los marines, siendo el reverendo de su compañía.

Permaneció allá varios años, en Sudáfrica.

Según parece, sin saber cómo acabó borracho, acostándose con una prostituta, a la que dejó embarazada. Todo esto me lo ha explicado Joe, hace poco más de un año, al recibir en casa una carta de un juzgado de Johannesburgo, avisándonos de que Tom su hijo venía a vivir con nosotros.

Nada más verlo, su aspecto me impresionó cómo no me esperaba, sentí una descarga eléctrica que me recorrió la espalda hasta llegar a mi coño, haciéndome sentir sucia y contrariada, sintiéndome las mejillas algo sonrosadas.

Nada más verme, su mirada penetrante se clavó en el bulto que hacía mi coño, y en cómo mis gruesos pezones se me marcaban en el top, bastante corto que llevaba en ese instante, como si los ojos se le fueran a salir en cualquier momento.

Él llevaba una malla similar a mi leggins, marcándosele un bulto exagerado, notando cómo se me resecó la boca nada más verlo.

Él se dio cuenta de cómo mí mirada, no se apartaba del enorme bulto que hacia su paquete.

Mí esposo ¡¡UN SANTURRÓN!! no se dio cuenta de nuestras miradas, saliendo de casa a los pocos minutos, una vez nos presentó, sin muchos preámbulos.

─Joe esta es tu madrastra Ruth, es una buena mujer, esposa, y una cocinera de primera, espero que la acabes sintiendo tu madre, estoy seguro te entenderás rápido con ella, tiene sangre caribeña en sus venas…─¡¡Joe!!─increpé a mí esposo por esta confidencia─.

Tom al oír a su padre, «lo cacé» mirándome el coño, con un brillo en los ojos, sintiendo cómo mi coño se humedeció por su lasciva mirada, mientras sentí un leve rubor  en mís mejillas.

El chico mide algo más de un metro ochenta, con unos  brazos musculosos, de hombros y espalda anchos, Es de piel oscura cómo la noche, lleva la cabeza rapada.

Su cara tiene aspecto de chico malo, de ser alguien problemático, como solemos decir acá en el sur.

Su mirada me penetró cómo si leyera mi mente, me pareció se dio cuenta de cómo me había impresionado sólo con verlo.

─Thom…eh imagino te apetecerá darte un baño para relajarte del largo viaje.

─Sí Ruth, es lo que más deseo en este instante, quiero daros las gracias a los dos, por recibirme así, de verdad no me lo esperaba, tanto tú padre como tú Ruth, gracias por acogerme así sin más.

Al oírlo nos hizo emocionarnos a los dos, mi esposo se alegró de que lo viera así.

─Thom eres mi hijo, me alegro de tenerte acá, sé que eres un buen chico, seguro vamos a formar una gran familia, vas a ser el hijo que Ruth y yo no tuvimos, que no nos quiso dar Dios.

─ ¡Joe!─ increpé a mi esposo por nombrar así a Dios.

 ─Les dejo a Vds. dos, me esperan en el despacho parroquial, no se peleen por favor…Jejeje.

─¡¡Joe!! Recriminé de nuevo a mí esposo.

─¡¡Padre!! Jejeje…

Mí hijastro se fue a duchar nada más irse su padre.

Al ir a buscar las toallas para Thom, descubrí tenía los pezones duros cómo piedras, hasta el punto que me dolían.

Me miré en el espejo del tocador, los vi clavados en el top, viéndoseme muchísimo, pues no llevo sujetador casi nunca, además tenía el coño húmedo como no lo había sentido jamás.

Fui al lavabo por si tenía ganas de hacer pis, peró eran jugos, por la excitación que me provocó aquel descarado chico, con su  lasciva mirada, y el desparpajo que parecía tener.

Al poner la ropa sucia en la lavadora, quizá llevada por la curiosidad femenina, no pude evitar oler su bóxer. Al hacerlo sentí un olor penetrante, a la vez que mi coño se humedeció al instante, haciendo que pegara el bóxer a mi nariz, a la vez me acaricié el coño, notando lo húmedo que estaba.

Al llevarle la toalla a Thom, encontré la puerta del baño sólo entornada. Al mirar hacia el interior, se me resbaló de las manos la toalla, notándome la boca reseca. Me agaché a recogerla, quedándome así, mientras mís ojos quedaron hipnotizados, al ver el cuerpo de aquel chico.

Se estaba enjabonando la polla, cómo si se masturbara, tenía una polla gruesa cómo una morcilla negra, con un cipote totalmente descapullado. Mí esposo, además de tener una pollita cómo la de un crío, la tenía cubierta por el prepucio, dándole un aspecto realmente ridículo.

Mi mano de forma automática, me acarició el coño por encima de la tela, notándola húmeda de jugos.

Metí mi mano dentro del leggins. Sentí el clítoris excitado, cómo nunca lo había sentido antes, corriéndome a los pocos segundos de acariciármelo por la tremenda excitación, mis ojos seguían absortos devorando aquella gruesa polla.

Mientras me corría, Thom creo me vio, pues miró para la puerta. Esto hizo que me corriera con más intensidad.

Me fui rápida al otro lavabo, más excitada de lo que quería reconocer.

Me lavé las manos, húmedas de mís jugos, llevándole enseguida la toalla, mientras noté arder mís mejillas.

─Th-Thom…─lo llamé nerviosa y balbuceando algo─ te dejo la toalla acá, le dije desde fuera.

─Puedes entrar si quieres Ruth, ─me dijo─ seguro has visto ya más de un hombre desnudo ─e-eh sí claro…─le respondí, entrando en el baño.

Su verga aparecía más gruesa, notando él cómo mís ojos miraban su polla.

Thom clavó sus negros ojos en mi coño, que se me abultaba demasiado, adivinándose perfectamente los gruesos y carnosos labios, por lo salidos que son, descubriendo como tenía el leggins húmedo, y a la vez duros los pezones.

─No imaginé que mi padre tuviera una mujer tan atractiva cómo tú, Ruth, siempre soñé con tener una madre así de  guapa, seguro voy a ser la envidia de todos los chicos, Jejeje.

─Thom…vas hacer me sonroje, jejeje, ¿estás intentando adular a tu madrastra…quizás?

─Mí padre es muy afortunado de tener una esposa como tú, a poco que se descuide, lo voy hacer dormir en el porche cada noche…

Al oírlo me hizo sonreír cómo hacía tiempo no lo hacía ─Hahaha…¡¡Descarado!!

Al decirme aquello, sin dejar de mirarme el coño con aquel desparpajo, noté como mojé más las bragas, a la vez que se me resecó la boca.

Después de bañarse, vino hasta la cocina, preguntándome algo que no esperaba.

─Ruth, quiero decirte algo, si no tienes que molestarte.

─Dime Thom, puedes confiar en mí, tranquilo.

─Bueno, quería saber si po-podría…abrazarte unos instantes, la jueza que me educó no era nada cariñosa, y rara era la vez que me dio algún abrazo o un beso, quizá es por esto que lo hecho tanto de menos.

No sé porque intuyo que mí padre, aunque parece un buen tipo, no es tampoco nada cariñoso ni atento contigo, ¿e-es así?

Al oírlo me sentí el pulso acelerado, y recordé las palabras que mí esposo le había dicho nada más llegar a casa «tú vas a ser el hijo que Ruth y yo no tuvimos».

─E-eh sí…claro que puedes abrazarme Thom, me encantara me sientas con el paso de los días y semanas tu madre real, aunque no lo sea…

─Estoy seguro nos vamos a entender muy bien, me siento muy a gusto aquí.

El chico se me acercó, sin darme tiempo me abrazó entre sus musculosos brazos, pegándose a mi cuerpo, cómo una garrapata.

Su olor me hizo casi marearme de la fuerte sensación que sentí, además de notar cómo mi coño se humedeció.

Teniéndome así, su mano derecha me la dejó en el culo, tocándolo con disimulo.

A la vez me olió con intensidad, ocultando su cara en mi leonina melena, atreviéndose a chuparme la oreja, haciendo que la sangre me fuera a mil, sin poder reaccionar.

─Oh…Thom qué fuerte eres…me vas a romper si me abrazas así cariño…

Noté el enorme bulto de su polla, cómo se me estaba clavando en el vientre, notándola dura como una barra de hierro, mientras su mano me acarició el culo, amasándome  ambas nalgas, notándome nerviosa y excitada cómo nunca lo estuve antes.

Yo abracé su ancha espalda, no haciendo nada por separarme. Mís manos palparon su dura espalda, comparándola con la de mí esposo.

─Hueles muy bien Ruth, tu olor es increíble. ¿p-puedo pedirte algo más, así cómo estamos…ahora?─me preguntó algo nervioso─.

─E-eh cl-claro Thom dime hijo, ─le respondí también nerviosa─ ¿Qué quieres pedirme?

─ ¿Pu-puedo darte un beso? Nunca he podido besar a ninguna chica estando así abrazado… ¿p-puedo hacerlo Ruth…?

Mientras me decía esto, el descarado estaba intensificando su manoseo impúdico en mí culo, acariciándomelo como no me había acariciado nadie, sintiendo mí coño húmedo y excitado, por el manoseo.

Sin saber de dónde me salió la voz, me oí diciéndole a mí hijastro…

─Qu-quieres decir…e-en─ balbucee excitada más que nerviosa ─en la boca…Ruth─ me interrumpió él.

─B-bueno los hijos no besan así a sus madres, pero imagino que por una vez…sí puedes hacerlo hijo, pero mejor no le digas nada a tu padre, ¿Sí cariño?

─ ¿Sera nuestro secreto…es eso no?─sí eso es─, le respondí aliviada.

Mientras me preguntó esto, Thom me estaba lamiendo y besando el cuello y la oreja, notando el enorme bulto de su polla contra mi coño.

Yo me sentía arder la sangre, sin hacer nada realmente por separarme, notándome caliente y cachonda, como jamás me sentí antes, y la boca reseca, por la excitación que sentía.

El chico acercó sus labios a los míos tímidamente, susurrándome de forma mimosa y zalamera─ oh Ruth eres increíble, y-yo no lo puedo cr-creer…─

Nada más decirme esto, me besó sin prisa ninguna, comiéndome la boca cómo nunca lo había hecho nadie antes.

A la vez su mano, me repasó la canaleta, centrándose en mi coño, separando yo instintivamente los muslos, facilitándole el impúdico manoseo.

─Mmmppp…Ruth...Mmmppp.

Arrastrada por aquel aprovechado chico, entre abrí los labios, facilitándole metiera su lengua, chupándose ambas lenguas.

─Mmmppp… ¿Thom…? Mmmppp─ gemí sorprendida.

Thom me acarició el coño por encima del leggins…mojándole los dedos con mís jugos, hasta que me hizo correrme, mientras no dejó de besarme. A la vez, yo me descubrí con mi mano acariciando aquel enorme bulto, duro cómo una piedra, sintiéndome una madrastra sucia y pervertida, pero cachonda y caliente  cómo nunca lo estuve jamás.

─Thom…estoy sintiendo algo muy fuerte…Mmmppp ─susurré sin deshacer el beso─ nadie me ha abrazado así nunca…AH. Esto no está bien…soy tu madrastra.

Mmmppp…tus…dedos…¡¡me…voy…a… correr hijo!!

A la vez, yo le hice correrse, metiendo mi mano dentro de su leggins, agarrándole la polla de forma morbosa, cerrando los dedos alrededor de aquella morcilla negra, no pudiendo creer que aquel chico tuviera aquella verga tan gruesa, tironeándole la polla con lujuria, provocándole a mi hijastro una gran excitación.

─Ah…Ruth…me tironeas la polla muy rico… ¡AH!…no pares… ¡AH!…me voy a correr…AH…nunca nadie me ha pajeado así de rico…¡AH!…que chocho tienes tan carnoso y húmedo sí…no paras de chorrear jugos…¡AH!…ME CORROOO Ruth….me sacas la leche…¡AH!…

                                                                                               ÒÒÒÒÒÒÒ

Durante las siguientes semanas Thom se fue aclimatando a su nuevo hogar, surgiendo entre ambos cada vez una mayor confianza, y cierta «complicidad».

Yo desde luego evité que se repitiera algo así en los siguientes días.

Por las noches tuve sueños húmedos con mí hijo que jamás querría haber tenido. Es mí hijastro pero desde el principio él me despertó mí lado más maternal y amoroso, aunque me mira desde el primer momento, cómo un hombre mira a una mujer, y no a su madre.

Me despertaba toda húmeda y excitada, en medio de la noche, teniendo en los sueños sexo con él, quiero decir que veía cómo me hacía suya, cómo mi esposo nunca lo ha hecho.

Me veía siendo la perra sumisa de mi hijo, y además yo feliz de serlo.

Estos sueños tan obscenos y perversos, me ponían caliente y excitada cómo un animal. Debía ir al lavabo a meterme los dedos, hasta correrme.

En el momento de hacerlo, veía siempre la polla negra de mi hijo mientras se duchaba, cómo lo vi el primer día que llegó.

Mís amigas cuándo vieron a Thom, las vi babear como sucias perras. Reconozco que me sentí algo o bastante celosa más bien, de que miraran con aquel vicio a mí pequeño.

Las recriminé su forma de mirarlo, con aquel deseo─ después vayan a confesarse con su padre, y le explican cómo miran a su hijo… ¡¡PERRAS!!─las dije─.

─La mamá está celosa…Hahaha ─exclamaron todas─ no te lo vamos a quitar, mamá egoísta, ya vemos cómo miras a tu hijo.

Al oírlas, sentí mís mejillas arder de rubor, cómo si hubiese sido «descubierta», aunque sé que no había maldad en ellas.

─Son unas amigas perversas, ─las dije, bromeando con ellas─ es mí hijo, ¿Saben Vds.?

─Claro cariño, déjamelo este fin de semana próximo ¿Ok?─rompimos todas a reír de forma escandalosa la perversa ocurrencia de una de ellas─ Hahaha…

Las demás no le perdonaron tanto descaro.

─Mery ya eres vieja para él─ la dijo una.

─El chico ya tiene su mamá ¡¡ perra Mery!! la dijo otra.

Al mes de haber llegado, él aprovechó cualquier ocasión, para rozarse conmigo, ya fuera dejando sus enormes manos en mí respingón culo, o poniéndose pegado detrás de mí, frotándome su paquete en mí culo, dejándome sentir lo gruesa y dura que se le ponía la polla, en sólo unos segundos.

Esto él lo hace con su santurrón padre delante de nosotros, embobado mientras mira en la tv el canal sobre La Religión en la Familia.

Thom con todo desparpajo se atrevía a saludarme de forma cariñosa y zalamera, para ganarme, mientras me chupaba la oreja y me rozaba mís menudos pechitos, llegando a veces a cogerme los pezones, excitándome más de lo que yo quería reconocer…

─ ¡Hola madre! ¿Qué tal la mañana?

─ ¡Thom! no me hagas eso…tu papá está ahí…

─Mmm…estás cada día más guapa madre…

Él me hacía sonreír por su descaro, a la vez que sabía me excitaba rápido su desparpajo.

─Jajaja…Thom eres un poco payaso, ─le dije yo─. Papá no te da lo que tú necesitas…madre ─me susurró él─ pellizcándome ambos pezones y chupándome la oreja, provocando que yo le empujara mi culo contra su paquete, intentando separarlo de mí, por su descaro.

─ ¡Thom! soy tu madre, chico descarado… ¿Crees que soy una chica de tu clase?

─ Déjenme escuchar esto, es importante saben Vds. dos. ¡Parecen cómo niños, por Dios! ─ exclamó mí beato esposo.

─Estamos hablando madre e hijo…─ increpé a mí esposo─ tú ya tienes bastante con tus feligreses…cómo no.

Mi hijastro aprovechó la ocasión, para acariciarme el coño con toda la mano, pasándome la mano por delante.

Al descubrir lo húmeda que ya estaba, se atrevió a meter la mano por dentro del leggins.

Pegué mi espalda a su pecho, atrayéndolo hacía mí pasándole una mano por la nuca.

Thom viéndome así de excitada, me manoseo las tetas con todo descaro, metiendo su mano por debajo de la camiseta.

Acarició y estiro mís pezones hasta hacerme sollozar de placer quedamente.

 ─Mmmppp…Thom no seas un chi-co malo…Mmmppp… ¡Oh!

Mi hijo me manoseó mí carnoso coño, frotándome los dedos de arriba abajo, abriéndome los labios muchísimo, hasta que metió un dedo comprobando cómo soltaba jugos sin parar. Al sentir su caricia, llevé mi cara hacia atrás, a la vez que mi mano se metió dentro de su leggins, acariciando y agarrando morbosamente aquella verga, que casi no podía rodear con mís dedos, por su grosor.

¿Cómo un chico de su edad podía manejar aquella polla?

Thom me besó la mejilla, hasta que nuestras lenguas se encontraron fuera de las bocas, sin dejar de mirar ambos a su padre, por si le daba por girarse de improviso.

Mi hijo me hurgó todo el coño, metiéndome su grueso dedo hasta el fondo, follándome el coño delante de su padre, haciendo me corriera, silenciando mis gemidos con nuestras bocas.

─Mmmppp...¡Thom! no hagas eso…Mmmppp…

─Mmmppp… ¡Madre! me agarras muy rico la polla…Mmmppp…

─Mmmppp…Me estás metiendo el dedo hasta el fondo de mí coño…─ ¡Og! Me co…rro hijo…Mmmppp…

Al sentir que me corría Thom me metió más rápido el dedo, haciendo mojara mís muslos.

Yo le saqué la polla fuera del leggins, pajeándolo así mejor, provocando me echara toda la leche en mi espalda.

─Mmmppp… ¡Oh! me va a salir la leche ¡madre! Mmmppp…sí me corro también…ya me sale la leche… ¡Oh!

Acaricié la verga a todo lo largo, sintiéndola vibrar en cada descarga de leche, soltando unos goterones muy espesos.

Thom me estiró los pezones, hasta ponérmelos duros y gruesos cómo nunca me los había visto. Creí me los iba arrancar, haciendo que me mordiera el labio, para que mi esposo no me escuchara quejarme de dolor y placer.

Tras este encuentro, en las siguientes semanas estuve intentando olvidarme, de la enorme verga de mi hijo, pero sin conseguirlo.

Él se me rozaba cada vez, de forma más atrevida y descarada, excitándome más rápidamente conforme pasaban los días, dándose cuenta de ello Thom.

Después de varias semanas sin pedirme ningún abrazo más, me descubrí echando de menos que mi hijastro, se me abrazara, metiéndome mano, como solía hacerlo.

 Noté esos días que me faltaba alguna braguita del cesto de la ropa sucia.

Una mañana antes de comenzar los masajes con mis clientas, recién duchada, al echar las bragas que me acababa de quitar, descubrí en el cesto unas bragas todas enganchosas.

Al llevármela a la nariz, el olor me penetro hasta el cerebro, provocando se me mojará el coño. Me sentí una madre muy GUARRA e INCESTUOSA, así con mayúsculas, excitándome cómo un animal con el olor de la leche del hijo de mí esposo.

Me la llevé hasta los labios, pasando la lengua, cómo una perra caliente. ¿Qué pensarían mí esposo y sus feligreses, si vieran a la esposa del reverendo hacer aquello?

Me dirigí a la habitación de Thom, para hablar con él sobre aquello, pensé debía hacerlo.

Encontré la puerta entornada, la abrí no sé porque, sólo lo justo para poder ver el interior.

Lo que descubrí me hizo quedarme con la boca abierta. Mí hijastro se estaba pajeando, echado en su cama. Sostenía en su mano su enorme polla negra, con una de mís bragas envuelta en su polla.

Se acariciaba toda la polla desde la base hasta la gruesa cabeza, que aparecía amoratada y de un grosor que me dio miedo,  a la vez que sentí cómo se me humedeció el coño, notando los jugos humedecer mis muslos.

El chico levantó las caderas de la cama, gimiendo de placer, sin creer lo que escuché.

─Mmm…OH Mamá que buena estás…sí, que ganas tengo de comerte el chocho…sí, meterte toda la lengua dentro…OH, y clavarte así toda la polla…¡¡PUTONA BLANCA!! Toma toda la polla de tu hijo…hasta el fondo de tu sabroso chocho…OH ME CORRO EN TU CHOCHO…TOMA MI LECHE…¡¡PUTA!!

Al oír aquello, sentí que mís pezones me dolían de tan duros cómo los noté.

Mí mano se metió debajo de la toalla, metiéndome un dedo, y acariciándome mi caliente y sucio coño. Me corrí a los pocos segundos con mi hijastro, consiguiendo que no me viera.

Esa noche tuve que pajearme varias veces hasta conseguir dormirme, sin poder quitarme de la mente, cómo se tocaba la polla con mís bragas, provocando me corriera varias veces, de forma escandalosa.

Los siguientes días, estuve provocando a mi hijastro, no llevando bragas debajo del leggins.

Los ojos de Thom pareció se le fueran a salir, al descubrir cómo se me marcaba mí carnoso coño mordiendo la elástica tela.

El bulto de su paquete aumentó de forma escandalosa, sin él hacer nada por ocultarlo. Realmente él sabía lo mucho que me excitaba, y la clase de madre que soy yo.

Mí esposo Joe en la más santa ignorancia, mientras su hijo se atrevió a tocarme el coño sentados a la mesa, mientras él bendecía los alimentos…así es mí esposo.

Después de dos meses Thom aún no me había llamado mamá, aunque es cierto que me había hecho sacar mí lado más amoroso y maternal.

Un sábado por la mañana, nada más acabar de atender a una clienta entró Thom en el cuarto de masajes, llamando antes a la puerta, es un chico muy educado realmente.

─ ¿Puedo pasar Madre?

─Sí cariño, claro que puedes, ¿Qué se te ofrece, todo bien?

─Sí, todo bien. Sólo quería preguntarte si podría…eh no es fácil para mí…si podría abrazarte cómo hace unos días, siento que lo necesito Madre, no sé si te enojaras conmigo…quizá.

Al oírlo sentí mí cuerpo reaccionar cómo no me esperaba. Mi coño lo noté humedecerse, de forma instantánea.

Yo intenté que mi hijastro no me lo notará, aclarándome la voz para disimular mí excitación.

─Bu-bueno Thom sé que eres un buen chico, así que no veo porque no puedes abrazar a tu madre, abrazarse es algo que la gente debería hacer más a menudo.

En esos instantes, a través del espejo translucido vimos a mí esposo que, estaba confesando a varias Sras. de la congregación. Todas ellas parecían surgidas de una novela de Mark Twain.

Yo llevaba la bata blanca que suelo utilizar para dar masajes, me cubre apenas la mitad de los muslos. Thom se puso a mí lado, devorando con ojos saltones mís macizos muslos, que veía sin que nada se lo impidiera.

Él llevaba uno de los leggins que me había hecho comprarle, a los pocos días de llegar. No pude evitar mirar el enorme bulto que lucía su paquete, estando segura que él se dio cuenta de donde yo lo miraba.

─T-Te ves…eh realmente bien con esa bata Madre…─me dijo algo nervioso el atrevido─.

Mí esposo nunca reparaba en mí realmente, él no era esa clase de esposo, eso lo sabía ya hace tiempo.

─ ¿En serio crees me queda cómo dices?, ─le dije yo, dando una vuelta sobre mí misma, exhibiéndome ante él, algo turbada por su atención sobre mí.

─ Soy una esposa, y ahora madre ya madura cariño, pero gr-gracias.

─Por lo que he visto en el instituto, Madre no creo haya un chico que no se fije en ti, soy realmente un chico afortunado.

─¡¡Thom!!...Hahaha─ le recriminé con una sonrisa a la vez que golpee con la mano su fuerte pecho─ soy tu madre, si te escucha tu padre que está ahí al lado, tendremos un problema los dos…

─Es cierto Madre, sólo digo la verdad.

Nada más decirme esto, Thom me abrazó cómo si fuera su muñeca. Al llevar la bata tan corta, sin nada más debajo que unas bragas, sin sujetador, sentí su abrazo mucho más fuerte e intenso que el anterior, hacía ya unas semanas atrás.

Nada más tenerme entre sus fuertes brazos, dejó su mano derecha apoyada encima de mí respingón culo, notando cómo el aprovechado agarró una de las nalgas, disimuladamente.

El bulto de su leggins aumentó de forma escandalosa, notando como aquella cosa se me clavaba encima de mís bragas, sintiendo mí coño caliente y húmedo como nunca lo tuve antes.

Yo abracé a mi hijastro, pasándole una de mís manos por su fuerte espalda, notándome más excitada de lo que quería reconocer.

Mí hijastro me olió intensamente, ocultando su cara en mi pelo, excitado por  cómo le había mirado el enorme bulto de su polla, y por notar lo caliente  que tenía yo el coño, dándose cuenta él rápidamente.

─Snifff…Mmm Snifff…Mmm hueles de maravilla Madre─ me dijo mí hijo.

 A la vez noté cómo me presionaba el enorme bulto, contra mi coño, cubierto sólo por las braguitas, haciéndome sentir el grosor y dureza de aquella barra de carne.

No contento con eso, mientras me olió me chupó la oreja y el cuello, poniéndome excitada y caliente de verme acariciada así por mi hijastro.

─Thom er-eres más fuerte de lo que yo creía ─le dije al sentir la dureza de su polla, pegada a mi coño─ me vas a romper cariño.

Mí hijastro se dio cuenta que, no le oponía ninguna resistencia a verme abrazada por él. Envalentonado me pasó la mano, por toda la canaleta del culo al coño, descubriendo cómo tenía el coño de húmedo.

Al sentir sus dedos frotarme el coño por encima de las braguitas, me  arrancó un gemido más de excitación que de sorpresa.

─ ¡AH!...Mmm─ él me lamió más la oreja, besándome el cuello, moviendo sus caderas con más intensidad, frotándome el enorme bulto de sus leggins en mi coño, más húmedo a cada instante.

Una de mís manos agarró el culo de mi hijastro, como si mi cuerpo no me hiciera caso ninguno.

Thom al igual que en la ocasión anterior, acercó sus labios a los míos, con una timidez que me puso más excitada y caliente.

─Ma-madre…─me susurró mi hijastro balbuceando excitado ─pu-puedo besarte sólo una vez…

Los dedos de Thom me estaban repasando el coño, con desparpajo, por encima de las braguitas empapadas de mís jugos…haciéndome gemir quedamente, del placer que aquel chico me estaba sabiendo dar, con mi esposo el reverendo allí delante nuestro a un metro de nosotros, sin sospechar nada de su abnegada esposa…

─¡¡AH!!...Mmm s-sí puedes─ balbucee al igual que él, excitada por su descarado manoseo─ pero no le cuentes a tu padre cariño… ¿Sí Thom?

─Sí madre…será nuestro secreto.

Mí hijastro acercó sus labios a mi boca, sacando la punta de su lengua, lamiéndome los labios, abriéndomelos de forma sucia y lujuriosa, con su lengua.

En ese instante, metió sus gruesos dedos por dentro de las braguitas, acariciándome toda la pelambrera y mí carnoso coño con una habilidad impropia de un chico de su edad.

Me repasó los labios, sin prisa, descubriendo cómo estaban de hinchados y abiertos de deseo, chorreando jugos. Al sentirme acariciada de esa manera tan sucia, abrí mí boca en un gemido morboso, aprovechándolo mi hijastro para meterme toda la lengua.

─¡¡AG…Mmm!!

Thom me hurgó el coño, metiéndome un dedo dentro el muy aprovechado, sin dejar de besarme cómo un animal en celo, atreviéndose hablarme de forma vulgar y soez, de cuanto le gustaba mi coño…

─ Mmm…Tienes el chocho muy carnoso y húmedo…OH, no para de chorrear jugos, está muy caliente.

Mi hijastro se sacó la polla, haciendo se la agarrara sin barrera ninguna, haciendo que lo tocara con su padre allí delante, en el despacho parroquial.

Thom me dio la vuelta, quedando los dos de cara al espejo translucido, observando cómo mí esposo confesaba a las mojigatas feligresas.

Mí hijastro me abrió la bata, adueñándose de mís menudas tetas, amasándolas con deseo contenido, llenándose las manos con ellas, titilándome los pezones, haciéndome gemir de placer.

─¡¡ Que tetitas tan ricas tienes!!…Uf ¡qué pezones!

─Mmm…¡¡AH!!…¡¡AH!!   

Me estiró los pezones muchísimo, haciéndome sollozar y gemir como un madre incestuosa, en una mezcla de dolorplacer incestuoso.

─Tienes los pezones duros cómo piedras…madre, mira cómo te los estiro, SO CACHONDA Uf…

─¡¡AG!!...¡¡AG!!...no me los estires tanto…Mmm ¡¡OH!! que placer me das cariño…¡¡AG!!

Mí mano acariciaba la polla de arriba abajo, tironeándola de forma morbosa  cómo una guarra, sintiéndola crecer de grosor a cada caricia mía.

─ ¡OH! cómo me tironeas la polla, eres una madre incestuosa…¡¡PUTA BLANCA!!

Mí hijastro me levantó en sus fuertes brazos, como si fuera su muñeca. Me puso de cara a él sentada en la camilla de masaje. En esa postura me frotó la  polla por todo el coño, mientras me comía las tetas cómo un hambriento.

─Oh madre que tetas tan ricas tienes… Slurppp…Slurppp…que pezones tan sabrosos tienes ¡¡GUARRA!!

─¡¡AH!!...Thom sí comete mís tetas así cariño…Mmm ¡¡AH!! Sí muérdelos así hijo…¡¡AH!!

Thom me levantó los muslos en alto, cogiéndome de los tobillos, obligándome a que le ofreciera todo mi coño, para lo que él quisiera en esa postura tan lasciva e impúdica para una madre.

Estábamos los dos de lado al gran espejo translucido, viendo a mí esposo confesar a las feligresas. Me frotó la polla metiéndola entre las bragas, abriéndome mís carnosos labios en cada embestida, haciendo se la empapara de mís jugos.

A cada pasada de su polla, yo gemía como una perra incestuosa…sin perder detalle de cómo la gruesa cabeza me habría todo el coño, separándome los labios, frotando a la vez mí hinchado clítoris, sin que Thom me la metiera.

─OH…madre ¡¡QUE CHOCHO TIENES!! Me mojas la polla mucho, seguro mi padre no te lo ha follado apenas…OH mira cómo te froto tu caliente coño ¡¡PUTA BLANCA!!

─¡¡AH...cariño!! Me abres mucho los labios…¡¡AH!! No, tu padre nunca me ha follado bien…

Thom soltándome un tobillo un instante, me arrancó las bragas de un tirón. Nada más hacerlo se puso de rodillas entre mís muslos.

Me lamió los jugos que tenía entre los muslos, hasta que me pintó todo el chocho, como si fuera una brocha su enorme lengua.

Fue tal el placer que sentí, que me corrí a los pocos minutos, frotándole todo el coño a mi hijo, agarrándolo de la cabeza.

Me abrió los carnosos labios a lengüetazos, metiéndome toda la lengua hasta el fondo del coño…

─Slurppp…Slurppp…Slurppp…Mmm ¡¡QUE CHOCHO!!

─¡¡OG!!...¡¡OG!!...¡¡OG...!! Sí comete mí coño así…no pares ¡¡PUTO NEGRO!!...

─Slurppp…Slurppp…Slurppp que sabroso tienes el coño mamá…Mmm dámelo te lo coma así…¡¡PUTONA!!

Al oírlo llamarme Mamá por primera vez, me sacó todo mí lado más amoroso e incestuoso, poniéndome más cachonda.

─¡¡OG!! ¡¡OG!! Sí hijo toma mi chocho…no pares de comértelo…méteme toda la lengua…así ¡¡OG!! toma mís jugos me corro sin parar nene.

Mí hijo se levantó y besándome en los labios me susurró…

─Te voy a follar mamá…¡¡PUTA BLANCA!!

Apenas pronunciada la última silaba, me metió la gruesa cabeza de la polla, gimiendo los dos al unísono, cómo dos animales incestuosos, sintiendo cómo me habría mi estrecho coño muchísimo.

─¡¡AAAGGG…THOM!!

─¡¡OOOHHH…MAMÁ!!

Se quejó morbosamente de cómo mi coño le mordía la polla…

─¡¡OH!! Me muerdes el cipote muy fuerte…

Al instante me empaló la mitad de la polla de una embestida, hablándome sucio, haciéndome gemir como una perra caliente.

─Que chocho tan estrecho y tragón tienes…mamá, toma mí polla…

─¡¡AAAGGG!! THOM…tienes la polla muy gruesa…métemela con cuidado…así más…

Agarré con mís manos a Thom por la cintura, empujando mí coño para que me la metiera toda.

Thom ante mí invitación no se hizo repetir, empalándome toda la polla de una embestida, haciendo me corriera, empapándole la polla de jugos, del placer que sentí al sentirme tan llena de su negra polla.

─¡¡OOOHHH!! Que chocho para mí polla negra…¡¡SÍ!! Toma toda la polla ¡¡MAMÁ!!

─¡¡AAAGGG!! Sí folláme el chocho más…Qué polla tienes…¡¡THOM!!

El hijo de mí esposo me la fue metiendo de forma lenta y profunda, haciéndomela sentir centímetro a centímetro.

Observando morbosamente los dos, cómo me follaba el coño.

─¡¡OH MAMÁ!! Que chocho tan sabroso y caliente tienes…sí tómala toda…¡¡PUTA!!

─¡¡AH THOM!! Que polla tan gruesa y rica tienes…sí métemela toda…¡¡HIJO!!

Mi hijo excitado cómo un animal salvaje por mís palabras, me cogió en vilo sin sacarme la polla, pasándome las manos por el culo, haciendo que lo atenazara por las caderas con mís macizos muslos, y me cogiera a su cuello.

En esta lujuriosa posé, me folló con un mete saca diabólico al lado mismo del espejo, con su padre a medio metro nuestro.

─¡¡OH MAMÁ!! PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…PAFFF…Así te la clavo toda…¡¡OH!! PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…Que chocho tan tragón tienes…

Thom me la clavó toda en cada embestida, chocando sus enormes huevos negros con mi coño. Poniéndome cachonda, loca de placer.

─¡¡AG THOM!!…Sí clávame así toda la polla…¡¡AG!! Folla mi chocho tragón hijo…¡¡AG!!

Mí hijo aceleró el mete saca, haciendo que me corriera a los pocos minutos, chorreándole de mís jugos su gruesa morcilla negra.

En cada embestida, notaba la gruesa cabeza en el fondo de mí coño, volviéndome loca de excitación sexual.

Su gruesa verga producía un sonido muy sucio y guarro en mi coño, por los jugos que yo dejaba ir, excitándonos más a los dos.

─¡¡OH MAMÁ!! Cómo te chapotea jugos el chocho…¡¡SÍ!!

─¡¡AG THOM!! Cómo me sacas los jugos del coño…¡¡SÍ!!

─¡¡OH!! Qué rico te la meto toda así…¡¡TOMA POLLA!!

─¡¡AH…Mmm!! Qué bien me la das toda ¡¡FOLLA MÍ COÑO!!

─¡¡TOMA POLLA MAMÁ!!...Plafff…Plafff…Plafff…¡¡QUE CHOCHO!! Plafff…Plafff…Plafff...Plafff…Plafff…Plafff…

─¡¡AG!!...¡¡AG!!...¡¡QUÉ POLLA!!  Sí follámelo así…la noto en el fondo de mí coño…me estoy corriendo cariño…

─¡¡OH!!...me la muerdes muy fuerte y rico con tu chocho…¡¡PUTA!! Plafff…Plafff…así…Plafff…Plafff…

─¡¡AY!!...¡¡AY!!...así me la clavas más…¡¡CABRÓN…!!

Mí hijastro hizo que nuestras lenguas se chuparan, fuera de las bocas, en el momento que me corría, empapándole de jugos la polla.

─¡¡OH…MAMÁ!! Qué bien follas… ¿Así te entra toda puta, así la quieres? ¡¡OH…Mmm!!

Teniéndolo atenazado con mís robustos muslos, le provoqué cómo una guarra y una puta, en vez de como su mamá, mientras me embestía cómo un animal, espoleado por mís sucias y  calientes palabras.

─¡¡AY!!...sí…¡¡AY!!...así quiero me folles el chocho hijo…¡¡AY!!

─¡¡QUÉ…CHOCHO…TAN…SABROSO!!... Plafff…Plafff…Plafff…Plafff…Plafff…¡¡TOMA POLLA…!!

─¡¡AY!!...¡¡ME CORROOO!!...¡¡AY!!...folla a la puta de tu mamá cariño…¡¡AY QUE POLLA!! Me sacas los jugos…¡¡AY!!

Nada más correrme, Thom se echó en la camilla, atrayéndome hacía él, haciendo me sentara encima de su polla, que seguía casi igual de dura que antes de comenzar a follarme.

Nos besamos sin prisa ninguna, sellando nuestros labios, sin que nuestras lenguas dejaran de lamerse mutuamente.

Thom se sentía en el séptimo cielo, de verse besado así por mí.

─Mmmppp…¡¡Mamá!!

Yo para no ser egoísta, debo reconocer que, aquel chico estaba sabiendo darme más placer que el que su padre me había dado jamás, sintiéndome igual que él.

─Mmmppp…Thom!!

Mientras nos besábamos, mí hijo me metió un dedo en el ano, dándome un placer salvaje que no había sentido jamás.

Haciendo me quejara con un gemido sucio y lascivo…

─¡¡OG…MMM…HIJO!!

A la vez, no paraba de mover sus caderas, arriba abajo frotándome la gruesa cabeza de la polla en cada embestida, haciendo que se la empapara con mís jugos.

Yo no  paraba de tironearle la polla, haciendo se la pusiera más dura y gruesa a cada instante, poniéndolo más excitado.

─¡¡OH…MMM…MAMÁ!!

En una de sus embestidas, mí hijo acertó metiéndome la gruesa cabeza de la polla. Los dos bramamos cómo dos animales. Sobre todo yo, al sentir cómo me abrió muchísimo mís carnosos labios.

─¡¡ AAAGGG Mmm…!!

─¡¡OOOHHH Mmm…!!

Mí hijo me cogió con sus manazas el culo, manoseándomelo a la vez que me metió toda la polla en cada embestida, nalgueándome con fuerza.

Me habló soez y sucio, cómo mí esposo el reverendo no lo había hecho jamás, poniéndome más cachonda de lo que yo quería reconocer, de verme tratada así, por mí propio hijo.

─¡¡OH…MAMÁ!! Que chocho tan estrecho y caliente tienes…Mmm sí. ¡¡QUÉ CHOCHO PARA MÍ POLLA!!

─¡¡AG…HIJO!!...Mmm Se te ha puesto más gruesa la polla…

¡¡ QUE POLLA TIENES!!

─Que rico te follo mamá…¡¡AH!! Tienes el chocho sin follar…

¡¡TOMA TODA LA POLLA…ASÍ HASTA EL FONDO!!…¡¡OH!!

─¡¡OG…CARIÑO!! Tú papá nunca me folló así…¡¡METEME TODA LA POLLA…ASÍ TODA DENTRO…OG!!

Agarré la cabeza de mi hijo, metiéndole las tetas en la boca, pidiéndole cómo una perra que me las mordiera.

Mientras él, excitado cómo un animal de ver la mamá tan puta y perra que tenía, me dio un mete saca diabólico, haciendo que me corriera en un orgasmo asesino.

─¡¡Qué rico follas…MAMÁ PUTONA!! Cuanto más te azoto más me chorreas la polla ¡¡PERRA INCESTUOSA!!

─¡¡AY…SÍ!! ¡¡AY…SÍ!! FOLLAME EL COÑO…ASÍ, No pares de azotarme…¡¡ CABRÓN!! Me haces me corra cómo una puta…¡¡ME CORROOO CON LA POLLA DE MI HIJO!!

─¡¡MAMÁ PUTA…!! SÍ CHORREAME ASÍ LA POLLA…¡¡TOMA MÍ CIPOTE HASTA EL FONDO…!!

─¡¡AY…QUE POLLA!! ¡¡AY…ME LA CLAVAS TODA!! ME CORROOO…SÍ TOMA MÍS JUGOS…COMO TE CHORREO LA POLLA…ME MUERO HIJO…¡¡FOLLA!! ¡¡FOLLA!!

Thom me atrajo hacia él, cogiéndome fuerte por la cintura. Me mordió los pezones haciéndome gritar, por el dolor placer.

Aceleró el mete saca, hasta que le hice correrse. Sentí como su polla se ponía mucho más gruesa, al estar a punto de correrse, diciéndome unas cosas como jamás me había dicho antes nadie, ni siquiera su padre.

Al verme follada así por el hijo de mí esposo, realmente me sentí su madre en cada poro de mí piel.

Thom sentí que le sucedía algo similar, quizá debido a qué, jamás su madre lo hizo sentirse querido. Algo similar me sucedía a mí, sintiéndome únicamente la «esposa abnegada y ejemplar del reverendo».

─¡¡AG…PUTONA!! QUE RICO…MUEVE EL CHOCHO…PARA QUE TE LO FOLLE TU HIJO…¡¡PERRA INCESTUOSA!!

¡¡FOLLA!! ¡¡FOLLA!!

─¡¡AG…SÍ!! ¡¡FOLLAMELO!!...ASÍ HIJO ¡¡METEME MÁS TU POLLA!!  ¡¡AY…SÍ!!  ¡¡AY…SÍ HIJO!!

─¡¡¡PUTA!! ME CORRO EN TU CHOCHO MAMÁ…TOMA TODA LA POLLA…¡¡OH…SÍ!! ¡¡OG…SÍ!!

─¡¡AY…TU LECHE!!  ¡¡ME QUEMAS HIJO!! ME CORROOO CONTIGO…SÍ LLENAME EL COÑO DE TU LECHE…

─¡¡OG…MAMÁ!! ME CORRO EN TU COÑOOO…SÍ CHORREAME LA POLLA ASÍ…TOMA TODA LA POLLA Y LA LECHE…

─¡¡TOMA MÍ COÑO…HIJO!!

─¡¡TOMA MÍ POLLA…MAMÁ!!

Después de haberse corrido, Thom aún siguió embistiéndome como un animal, hasta que su polla perdió algo de erección.

Seguimos así con nuestras mejillas pegadas, sudorosas, abrazados, hasta que nos metimos juntos en la ducha.

Desde este día, Thom no ha dejado de follarme ningún día, hasta que consiguió follarme por el culo.

Si este relato es del agrado de los lectores de todorelatos.com, me encantará explicar cómo mí hijo africano me rompió el culo.

Un saludo desde el sur profundo.

Ruth, una madre feliz.

                

                   

                                                                                                Azalais copyright©2018

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