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ESPOSA DOLIDA, MADRE BEATA SALIDA 2ª Parte.

en Amor filial

                                                                                   DROGAS Y PROSTITUTAS.

     

Antes  de explicar la confesión con el señor cura, quiero explicar cómo descubrí que, el putero de mi marido estaba poniéndome los cuernos, yéndose de putas.

Recibí una nota o carta anónima, pasados unos días desde que ocurrió el encuentro con mi hijo, en el baño.

Al margen de ésta nota, yo llevaba ya bastante tiempo, notando como mi esposo, me ignoraba en el tema sexual, desde hacía ya bastante.

Nunca había sospechado se atreviera a irse de putas, teniendo una esposa con un físico cómo el que tengo yo.

Según la nota, estaba yéndose de putas hasta dos veces por semana.

Incrédula de que, esto fuera real decidí por mí misma corroborar si este chivatazo era real.

Me ausente del trabajo un par de horas alegando que, tenía algo importante que hacer. Seguí a mi esposo en un taxi, así era más difícil se diera cuenta de que, estaba siendo vigilado.

Detuvo el coche en un vulgar prostíbulo de carretera, a las afueras de la ciudad.

Se me escaparon dos lágrimas de rabia e impotencia, de que, tuviera tan pocos huevos para no afrontar nuestra relación cómo un hombre, yéndose de putas a un triste puticlub de carretera.

En ése instante decidí separarme de mi esposo. Volví al trabajo como si nada hubiera pasado.

Retomando la situación con mi hijo. Después de follar con Ángel me confesé con el cura que, conocía el problema que tenía con la tentación que, me provocaba el Demonio de él.

Le conté que le había hecho caso, atreviéndome a afrontarlo abiertamente con mi hijo.

Le expliqué cómo el Demonio de mi hijo me había hecho suya, haciéndome sentir más placer que el que su padre me había dado jamás.

—Tengo remordimientos…mi cuerpo le desea…pero quiero luchar y no rendirme. Padre, me pongo en sus manos…

Creo mi hijo debería castigarme, con una dura penitencia…azotándome duro, por ser una beata pecadora e incestuosa, si Vd. está de acuerdo.

—Has cometido el pecado más abominable que, una madre puede cometer…yacer con la carne de su carne… ¿Sentiste placer al hacerlo hija…?

—…Mucho padre, a mi pesar…mi cuerpo deseó las caricias del Demonio de mi hijo…

—¡¡Beata Incestuosa!! Haz que tu hijo te azote…sin miramiento ninguno, que Dios se apiade de las almas de tu hijo y tuya, ve con Dios hija…

—Gracias padre…

Contenta por hablar con el cura salí antes del centro comercial. Llevaba en la mano una botella de cava catalán.

Nada más entrar en la casa, en las afueras de la ciudad, me extrañó ver luz, entré algo asustada.

No había visto el coche de Juan mi esposo, en el garaje.

— ¿Juan eres tú, hola…?

El comedor estaba con la luz encendida, pero no había nadie. Entré en la cocina para poner la botella a enfriar. Mí esposo estaba inclinado sobre la mesa de la cocina, dándome la espalda.

—Juan te estoy llamando, ¿No me has oí…do?

Al tocarle el hombro, mi esposo se giró violentamente, con la nariz tiznada de cocaína, los ojos inyectados de ira.

Me golpeó con el revés de la mano, golpeándome con los nudillos en todo el pómulo, y los labios.

Caí contra la pared, rompiéndose la botella de cava, cortándome la mano.

Me levanté con agilidad gatuna, algo confundida, pasados pocos segundos —¡¡HIJO DE PUTA!!— Bramé con los ojos fuera de mí, cuándo lo vi que se me acercaba.

Con el cuello de la botella rota, manchado de mi sangre  lo amenacé, siseándole las palabras, sin miedo alguno.  ─Si…me…tocas…te…mato…¡¡PUTERO!!

Mi esposo me insultó, lleno de rabia y odio —¡¡PUTA MANDONA!!—

Llamé al 016 sin quitarle ojo, sin bajar en ningún momento el cuello de la botella.

Nada más llegar los agentes lo detuvieron. Al llevárselo les dije a los agentes. —Quiero que se lleve toda la ropa que quiera, ahora mismo. Si no viene con Vds. no va a volver a entrar en esta casa—.

—Para eso Sra. tiene que poner una denuncia ahora mismo.

—Claro que la voy a poner, ya pueden llamar Vds. al forense de guardia.

Nada más llegar Ángel, me abrazó con tanta fuerza que creí me iba a romper por la cintura.

A mi vez lo abracé cómo si fuera lo más valioso que tenía, cómo era en realidad.

 ¿Estás bien mamá…? Al dejar de abrazarme me vio la mano  ensangrentada — ¿Te lo ha hecho él?—  me inquirió mi hijo entre incrédulo y exaltado.

—No, ya te lo explicaré. Volvimos a abrazarnos como si no lo hubiéramos hecho en años.

Dos lágrimas descendieron por mis morenas mejillas. El calor del cuerpo de Ángel, me reconfortó como nunca antes lo había hecho.

Los siguientes días estuve sintiéndome culpable, de haber follado con mi hijo cómo lo había hecho.

Recordé muchas veces las palabras del señor cura…─ Haz que tu hijo te azote…sin miramiento ninguno─ quizá porque estábamos en semana santa esta semana precisamente...

Ángel se hizo hacer un capirote de color morado oscuro…¡¡De penitente!! .Quería acudir a un paso santo de madrugada según me había comentado.

Los siguientes días después de haber cometido incesto con mi hijo, Ángel se me rozó y me tocaba con cualquier excusa, sabiendo el demonio la madre tan ardiente y caliente que soy.

Estaba indecisa de hacerle caso al señor cura… ¡hacerme azotar por mi propio hijo!, cómo penitencia por un pecado tan abominable como el que había cometido…¡¡INCESTO!!...¡¡Una beata cómo yo!!

Aún no sé bien porque, quizá recordando cuándo salía con mi amiga Carmen, decidí vestirme toda de negro, llevando un vestido algo corto, por encima de las rodillas.

Para pasar más desapercibida, me puse un velo del mismo color que me cubría hasta debajo del pecho.

Debajo del vestido me vestí como una BEATA PECADORA, así con mayúsculas…

Me compré un liguero negro, con unas medias de cristal a juego. Me fijé que tenía el coño más velludo desde hacía días, con el vello hirsuto y ensortijado, algo largo, esto me excitó tanto que me pajee antes de salir de casa.

Al irme excitando, se me llenó la mente con las imágenes de mi hijo follándome, hacía pocos días.

Salí de noche como una ladrona, intentando no ser vista por nadie. Iba sin bragas, con el coño aún húmedo de jugos humedeciendo mi pelambrera.

Me noté las mejillas arder de rubor, hasta las orejas. Al vivir en una capital de provincia del norte, muy implicada en la semana santa, más de una devota se fijó en cómo iba vestida…; al pasar por mi lado no desperdiciaron la ocasión de susurrarme con disimulo─¡¡puta…pecadora!!─.

Al oír los comentarios que levanté, de puro morbo y lascivia, me sentí violáceas las mejillas.

A la misma vez mí coño iba por libre, sintiendo como tenía la pelambrera toda húmeda, notándome húmedos los muslos.

Sin saber dónde me llevaban los pies, al girar una esquina me encontré con un paso santo en una calle nada iluminada. La verdad es que era sobrecogedor, ver el paso con la calle totalmente a oscuras.

Esto provocó que, mucha gente se cambiara de sitio, dejando la calle casi desierta.

Oí que había habido una avería eléctrica en el barrio hacía pocos minutos. Además el cielo a pesar de ser ya noche cerrada, se veía con algún que otro nubarrón que, amenazaban con dejar caer lluvia.

Al no haber apenas gente, el paso se detuvo a bastantes metros de donde yo me encontraba, imagino que para descansar unos minutos los costaleros.

Me resguardé pegada a la pared de un portal, estando así oculta a las miradas de las personas que estaban más próximas a mí, a bastantes metros de distancia.

Para entretener a la gente, una banda de música acudió en ayuda del paso, que al estar totalmente a oscuras la calle, no se decidían a reiniciar el paso.

Nada más sonar las cornetas, alguien se me pegó a la espalda. Al ir a girarme para ver quién era el osado, con una voz fría y tranquila que me erizó la piel, me susurró al oído…

─No te muevas…¡¡PUTA BEATA!! O soy capaz de rajarte aquí mismo…Vas vestida como una guarra…con ése vestido…PECADORA ¡¡Qué vergüenza…!!

Me sentí la respiración que, me costaba respirar. Tenía el corazón cómo un caballo de carreras…

El extraño se atrevió a meterme la mano por debajo del vestido, subiendo la mano lentamente, pero con decisión entre mís muslos susurrándome─¡¡ Abre los muslos beata!!

Los abrí mirando hacia los lados. Las gentes estaban pendientes de la música y el paso. La mano ascendió hasta tocarme el coño, cogiéndomelo con toda la mano, como si quisiera llevárselo.

El extraño me susurró excitado ─¡¡BEATA PECADORA…!! Tienes el coño carnoso y peludo…muy jugoso…¡¡GUARRA!!

Me lo manoseó sin prisa ninguna, haciendo que le empapara los dedos con mís jugos. A pesar de morderme los labios para no gemir, la peligrosa y morbosa situación me arrancó un gemido, por el placer que me provocaba aquel desaprensivo extraño ─Mmm…¡¡Aaaggg!!─.

El extraño al oírme me metió un dedo, a la vez que me susurró…─¡¡BEATA GUARRA!!

Me hurgó todo el coño, metiéndome más el dedo a cada instante. Viendo que me resistía muy poco, por miedo a ser descubiertos, me metió un segundo dedo.

Mi coño chapoteo jugos, mojándome los muslos, empapando los dedos de aquel perverso extraño, que me tocaba tan bien, haciéndome sollozar como una beata salida…

─ ¡Aaaggg…no! No siga por favor… ¡Aaaggg…Mmm!

Me sentía las mejillas arder, quemándome la piel…

─No paras de chorrearme los dedos…¡¡BEATA…CACHONDA!!

El perverso aceleró el mete saca diabólico de sus dedos, haciendo me corriera. Abrí los muslos más cómo una puta, para que me tocara mejor.

Al ver mi reacción se atrevió a sacarse la polla, encajándomela entre los muslos, frotándomela por todo el coño.

De reojo vi que llevaba un capirote morado.

Tenía una polla muy gruesa, dura como una barra de hierro.

Me cogió de las  caderas, metiendo y sacando la polla entre mis muslos, rozándome todo el coño a cada envite.

Excitada como un animal, le chorree la polla con mís jugos, apretándole la polla con mís muslos para sentirla mejor.

Al sentirlo el extraño, se atrevió a manosearme las tetas por debajo del velo, susurrándome cachondo perdido…

─¡¡PUTONA BEATA!! Te voy a llenar tu peludo chocho de leche…¡¡BEATA SALIDA!!

─Mmm…¡¡AG…!! Me frota mucho todo el coño…¡¡AG!! Qué polla tan gruesa tiene…¡¡So aprovechado!!…me voy a correr…Jesús, María y José…me pervierte…¡¡DEMONIO!!   

Al oír lo que me quería hacer, me puso más cachonda y excitada.

Llevé una de mis manos hasta mi coño, por encima del vestido.

Con disimulo con la palma de la mano, me froté más la polla contra mi hambriento coño, en cada envite del aprovechado abusador. Al notarlo él, se pegó más a mi culo acelerando los envites, susurrándome excitado la beata pecadora que yo era… ─¡¡BEATA GUARRA!! Qué rico me frotas así la polla…me vas a sacar toda la leche…¡¡ME CORROOO…EN TU CHOCHO…!!

Me lanzó varios chorros de leche hirviente, haciendo que me corriera con él.

Me frotó todo el cipote por los labios del coño y mi poblada pelambrera, haciendo le agarrara la polla con la mano…

─¡¡Aaaggg…!! Cuanta leche…me quemas ¡¡Aaaggg…!! Me corro…Mmm esto es pecado demonio…Jesús, María y José…

Me corro…Mmm.

Nada más lanzarme el último chorro de hirviente leche, desapareció como si fuera un demonio de verdad. La única prueba que tenía era su caliente y densa leche, en mi coño, que me bajó por los muslos. Justo cuando el paso del arrepentimiento pasó por delante de mí…

Al llegar a casa de madrugada encontré que, mi hijo ya había vuelto.

Estaba durmiendo como un oso, todo espatarrado. A los pies de la cama encontré tirado su capirote. Lo miré de cerca y me quedé con la boca abierta pensativa.

Era exactamente del mismo color que, el capirote del extraño abusador que había «abusado» de mí hacía pocas horas.

Llevada por el instinto no sé si femenino o maternal, no me resistí a mirar el capirote, en busca de no sé qué.

Descubrí una pequeña obertura a la altura de la entre pierna. Esto no quería decir nada, podía bien haberla practicado para poder orinar, en caso de una «emergencia».

Al mirar la tela por dentro, descubrí varias manchas de goterones aún algo frescos. Me la llevé a la nariz, el olor a leche me llenó el cerebro.

Mi mente se llenó con las imágenes del demonio de mí hijo, abusando de mí en aquella calle a oscuras…el muy…¡¡HIJO PUTA!!

Me fui a la cama, quería descansar de tantas emociones. Realmente estaba descubriendo gracias a aquel demonio, la madre tan pervertida que era. Además de ser una beata salida y pecadora.

Después de dar vueltas en la cama durante media hora, mi mente estaba llena de las imágenes de mi hijo…metiendo su polla entre mis muslos.

Tenía el coño empapado de jugos. Salté de la cama cómo poseída por un súcubo. Me descubrí a los pocos minutos, toda espatarrada encima de la cama. Levanté las nalgas del cochón, apoyándome en la cama únicamente con los pies y la espalda.

En esta lujuriosa postura me metí todo el vibrador en el fondo del coño, como si estuviera poseída.

Me corrí sacudiendo mis caderas como una BEATA PECADORA, recordando cómo mi hijo me había follado hacía unos días, sintiendo aún como me había frotado la polla hacía un rato, haciendo que me corriera con él, llenándome toda la pelambrera y el coño de leche…

─MMM…¡¡OOOGGG…!! CÓMO ME FOLLÓ EL DEMONIO…MEJOR QUE SU PADRE…¡¡OOOGGG!! ME HA LLENADO TODA DE LECHE…ESTA NOCHE…¡¡DEMONIO…!! ME CORRO A CHORROS…SOY UNA BEATA PECADORA…JESÚS, MARÍA Y JOSÉ…FOLLAME MÁS…HIJOPUTA…¡¡¡ME CORRO A CHORROSSS…!!!

Después de correrme más de media docena de veces, quedé dormida con el vibrador encajado en el coño.

                                                                                                            LA PENITENCIA.

Al día siguiente después de comer hablé con Ángel. Le expliqué había ido a confesarme con el señor cura. Lo arrepentida que estaba de que hubiéramos follado cómo animales… Mi hijo me escuchó con atención sin quitarme la vista de encima.

 Lo descubrí devorándome las tetas. Me noté los pezones duros y tiesos, excitada por cómo me miraba con aquel deseo.

En ese instante iba vestida muy cómoda, sólo llevaba unas braguitas tipo tanga brasileño, junto con una camiseta muy corte tipo top, y una bata muy corta de gasa azul muy vaporosa.

 A través de la bata se me veía las braguitas, y algún mechón de mi coño que escapaba por los lados. Al darse cuenta de esto mi hijo, me miro el coño con descaro, con los ojos saltones, cómo si se le fueran a salir.

 Me noté la garganta reseca, de lo excitada que me puso su lasciva y perversa mirada.

Después de escucharme mi hijo estuvo de acuerdo en castigarme, aplicándome la penitencia que, me había impuesto el señor cura.

Lo llevé hasta mi alcoba. Una vez allí me echó encima de sus muslos, subiéndome la bata de gasa hasta la cintura.

Me separó ambas piernas, dejándome así con todo mi culo  ofrecido para lo que él quisiera.

Me acarició ambas nalgas sin prisa alguna, separándome las piernas con ayuda de sus pies. Cuándo me manoseo ambas nalgas se lió a nalguearme con intensidad, poniéndome el culo rojo.

─¡¡SUCIA BEATA!! Te voy azotar cómo lo necesitas…beata incestuosa…has cometido incesto con tu hijo…¡¡PUTA BEATA!! Toma…PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…PLAFFF…

A cada nalgada para vergüenza mía me notaba el coño más húmedo, cosa  que a mi hijo no le pasó por alto.

Ángel me tironeó las braguitas, haciendo se me encajaran en todo el coño. Así quedó mi coño todo expuesto, toda la pelambrera húmeda a su vista, con mis carnosos labios muy abiertos y separados, a ambos lados de la tela.

Me azotó más fuerte cada vez, haciéndome sollozar de la quemazón de sus azotes. A la vez me hurgó el coño, metiéndome un dedo con descaro, haciéndolo rotar, arrancándome sollozos y gemidos, por el placer que estaba sabiendo darme, cómo su padre nunca lo había hecho.

─¡¡AH…Mmm!! No me toques así..., soy tu madre…Demonio, tu padre nunca me ha tocado así…me acaricias todo el coño…¡¡AH…Mmm!! Que placer me das cariño…¡¡SÍ…Mmm!!

Me habló de forma soez y excitante, de lo guarro y tragón que le pareció mi coño…tironeándome los labios, cómo a una puta…haciendo que chorreara jugos.

─Uuufff…mamá tienes un chocho tragón…y guarro…necesitas te lo castigue…así…que rico te chorrea jugos…¡¡BEATA CACHONDA!!

Me metió dos dedos por todo el coño, sin dejar de azotarme, haciendo me corriera en pocos minutos…

Sus dedos hicieron un chapoteo muy acoso, excitándonos cómo dos animales.

─PLUFFFSSS…PLUFFFSSS…PLUFFFSSS…Mira cómo te chapotea el chocho…PLUFFFSSS…PLUFFFSSS…¡¡PUTA…!!

─¡¡Oooggg…!! Sí hijo…me corrooo…castiga a la puta beata de tu madre…

Después de hacerme correr varias veces, mi hijo me castigó poniéndome de rodillas en el suelo.

En esta vergonzosa postura para una madre, mi hijo hizo le comiera toda la polla sin prisa ninguna.

─Lamela toda sin prisa ninguna…¡¡BEATA SALIDA!! Saborea bien la polla con la que has cometido incesto…¡¡ARREPIENTETE…BEATA!!

─Sí hijo…me arrepiento…hare la penitencia que el señor cura me ha impuesto…JESÚS, MARÍA Y JOSÉ…

Lamí la polla de mi hijo como si estuviera poseída. Dándole lametazos como una vulgar puta, por toda la polla saboreándola con vicio.

─SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…MMM QUE POLLA TIENES CARIÑO...

Le atrapé el cipote al perverso de mi hijo, entre los labios y el paladar, dándole lengüetazos hasta que le saqué la leche, tragándomela toda.

Mi hijo me embistió toda la polla hasta la garganta, como penitencia por ser una beata pecadora, y una madre tan pervertida… ─SLURPPP…MMMPPP…SLURPPP…MMMPPP…SLURPPP…MMMPPP…SLURPPP…MMMPPP ¡¡QUE CIPOTE…!! DAMELO ASÍ TODO…HIJO…SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…

─¡¡BEATA PECADORA…!! COMO ME COMES EL CIPOTE DE RICO…TOMA TODA LA POLLA ASÍ…HASTA EL FONDO DE TU GARGANTA…TOMA MI LECHE…ME CORROOO…¡¡MAMÁÁÁ…!!

Nada más hacerme que le limpiara la polla, a lengüetazos, me hizo ponerme a cuatro patas en mi cama.

Teniéndome así me ordenó─ Voy a imponerte la penitencia que, te ha impuesto el señor cura beta pecadora, ¿Te parece bien mamá?

─Sí hijo, estoy arrepentida…de haber cometido incesto contigo…

Al recordarlo una mezcla de arrepentimiento sincero, por un lado, y una atracción diabólica por otro se cruzaban en mi mente. Me hizo reclinar la cabeza en el colchón, y separar los muslos, a la vez que me ordenó el Demonio…

─Sepárate ambas nalgas…¡¡BEATA PECADORA!! Enséñale a tu hijo la parte de tu cuerpo con la que has cometido incesto…¡¡BEATA INCESTUOSA!!

Al verme así de ofrecida, en esta lujuriosa postura para una madre y su hijo sentí como me chorreaba jugos el coño.

Cómo si una súcubo me hubiera poseído, sentí dentro de mí una mezcla de deseo diabólico y vergüenza devota.

Ángel se aproximó descubriendo como mi coño rezumaba jugos. Me susurró abrasándome con su aliento, chupando y lamiendo mi oreja con deseo incestuoso…─Ésta es la primera parte de tu penitencia…¡¡BEATA CACHONDA!!

Al oírlo sentí una descarga eléctrica que me recorrió la espalda hasta el clítoris.

Mi hijo se puso de rodillas detrás de mí. Me escupió en el ano, liándose a lamerme toda la canaleta del coño al culo.

Me picoteó todo el ano hasta que consiguió meterme la lengua dentro, dándome un placer que, me pareció sucio, guarro y diabólico.

A la misma vez me nalgueó con fuerza, sin dejar de decirme, en voz alta como si fuera una letanía.

─Toma…castigo…beata…incestuosa…PLAFFF…PLAFFF…Me lamió todo el ano por dentro, produciéndome un placer cómo jamás había sentido, arrancándome gemidos como nunca me había imaginado haría nadie.

─MMM…¡¡AG…!! No hijo esto es muy guarro…¡¡AG…!! Tu sucia lengua…me pone cachonda y excitada…¡¡AG…!! Para demonio…

─SLURPPP…SLURPPP…MMM Qué culo tan rico tienes…¡¡PUTONA BEATA…!!

Cuando se cansó de lamerme el ano, teniéndome caliente como una perra, me encajó la boca en todo el coño.

Al sentir esta caricia, tan obscena y lasciva para una beata mojigata cómo yo, me corrí cómo una fuente en la boca de mi hijo. Con una habilidad impropia para un chico de su edad, me metió la lengua, lamiendo cada rincón de mi sucio coño, como su padre nunca me lo había hecho.

─SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…Dame tus jugos mamá beata…MMM SLURPPP…¡¡QUÉ RICOS!!

Ángel me hizo saber lo sabroso y dulce que le pareció mi coño, bebiéndose mis jugos como un sediento.

─SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…MMM ¡¡QUÉ CHOCHO TAN SABROSO!!…SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…

Excitada y cachonda como nunca me había sentido antes, le froté a mi hijo el coño con deseo diabólico e incestuoso, para que no dejara de comérselo.

─¡¡AAAHHH…!! ¡¡AAAHHH…!! SÍ COMETE EL CHOCHO DE TU MADRE BEATA…TOMA MI CHOCHO…¡¡DEMONIO…!!

Haciéndome caso mi hijo, me comió el chocho cómo mi esposo no lo había hecho jamás…me metió dos dedos acariciando cada rincón de mi hambriento coño…sin prisa.

Los hizo rotar para hacérmelos sentir más, provocando que le empujara el coño, para que no parara de tocarme como lo estaba haciendo.

A la misma vez sin entender cómo es posible, supo atraparme mi grueso y carnoso clítoris…

─SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…MMM que pipa tan carnosa tienes…¡¡PUTONA!!...Dámela te la coma toda así de rico…SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…

─¡¡AY…MI PIPA!! SÍ HIJO…¡¡AY…!! COMETE MI PIPA ASÍ DE RICO…¡¡AY…!! ME MATAS DE PLACER…CHUPALA ASÍ…¡¡CHUPA MI PIPA…!!

─SLURPPP…SLURPPP…QUÉ PIPA TAN SABROSA…SLURPPP…Me llenas la boca de jugos…¡¡BEATA PUTONA!!

Me dio tal placer que puse los ojos en blanco, sacudiendo la cabeza a un lado y otro, sin dejar de abrirle las nalgas como él me había ordenado.

Nada más correrme muchísimas veces, me hizo lamerle la polla de nuevo, hasta ponérsela dura, cómo una barra de carne.

El perverso me la metió hasta la garganta, teniéndome bien sujeta del pelo, diciéndome la puta beata que yo era, y lo  rico que le pasé la lengua por toda la polla, cómo si me fuera la vida en ello.

─UUUFFF…¡¡OOOHHH…MAMÁ!! Tómala toda hasta el fondo de tu garganta…¡¡PUTA BEATA!! Cómo te comes la polla de tu hijo…¡¡GUARRA…!! Qué rico me pasas la lengua por toda la pollaaa…¡¡PUTA…!!

Nada más estar satisfecho me volvió a hacerme poner a cuatro patas, en el centro de la cama.

Me hizo levantara el culo al máximo, abriéndome las nalgas para él.

Me lamió con un deseo incestuoso el ano, hasta que me escupió en el, repetidamente. Nada más hacerlo, el demonio enfilo su grueso cipote en mi ano, haciendo una presión constante hasta que consiguió meterme la gruesa cabeza de la polla.

Cómo dos animales soltamos al unísono un alarido, cargado de lujuria incestuosa. Yo al sentir el cipote de mi hijo en el culo, y el grosor que tenía.

Él al sentir cómo metió su cipote en el culo de su madre, y cómo se lo mordí de forma obscena…

─¡¡¡AAAYYY…HIJO!!!

─¡¡¡OOOHHH…MAMÁ!!!

Ángel me fue metiendo la polla sin miramiento, dándome nalgadas, metiéndomela más a cada envite, diciéndome lo estrecho y guarro que era m culo.

─¡¡OOOHHH…!! TIENES EL CULO MUY ESTRECHO Y GUARRO…¡¡MAMÁ!! TÓMA PENITENCIA…¡¡BEATA PUTONA!!

─¡¡AAAYYY…MMM!! TIENES LA POLLA MUY GRUESA ¡¡HIJO!! ME LA METES MUCHO…¡¡DESCARADO!!

Mi hijo vio cómo yo misma, a pesar de mis protestas a cada embestida de él, empujaba el culo para que me la metiera más.

Me la metió toda de un envite, hasta rozarme el coño con sus enormes huevos. Diciéndome lo puta beata que era, y que necesitaba ser castigada duro, por ser una madre tan puta.

─¡¡OOOHHH…!! QUE RICO MUEVES EL CULO…¡¡BEATA GUARRA!! NECESITAS TE CASTIGUE DURO…TOMA TODO EL CIPOTE…¡¡MAMÁ REPUTA!!

Al metérmela toda, me puso cachonda y caliente cómo nunca me había sentido antes, poniéndome fuera de mí.

─¡¡¡AAAYYY…!!! MMM…¡¡QUE CIPOTE…!! CASTIGA A LA PUTA BEATA DE TU MADRE ASÍ…MÉTEME TODA LA POLLA ¡¡ HIJO PERVERSO!!

Ángel al escuchar cómo le hable de caliente, se echó encima de mi espalda, cogiéndome las tetas con una mano y el coño con la otra.

Me culeó con un mete saca diabólico, cómo un perro rabioso. A la vez me mordió y chupo el cuello y la oreja, poniéndome más caliente aún sus caricias.

─¡¡UUUFFF…BEATA!! QUE RICO FOLLAS… ¿ASÍ TE ENTRA RICO…? TÓMA, TÓMA, TÓMA…TODA LA POLLA…¡¡PUTA!!

─¡¡¡AAAYYY…!!! ¡¡¡CABRÓN…!!! ME ROMPES EL CULO…DALE POR CULO A TU MADRE ASÍ DE RICO…CLÁVAMELA TODA…¡¡¡ AY QUÉ POLLAAA…!!!

Mi hijo viéndome fuera de mí, se subió encima de mi grupa cómo si imitara a un perro. Sin sacármela a penas un instante me ordenó ─Ábrete las nalgas que te voy a matar a pollazos ¡¡PUTA BEATA…!!

Cachonda y excitada endiabladamente cómo una súcubo, me abrí las nalgas, ofreciéndole a mi hijo mi culo todo expuesto.

─¿Así quieres que tu madre se abra las nalgas, hijo lascivo?

El hijo de puta, me embistió toda la polla de un envite. Me corrí por el culo a los pocos minutos. Subido en mi grupa me culeó cómo un perro, con un mete saca diabólico, rompiéndome el culo, hablándome excitado casi a gritos, de forma soez y sucia, excitándome con él hasta el paroxismo.

─¡¡¡UUUFFF!!! QUE CULO PARA MI POLLA…TÓMALA TODAAA…¡¡¡GUARRA!!! CÓMO ME ABRES EL CULO PARA QUE TE LO FOLLE…¡¡¡FOLLA MAMÁ BEATA!!!

─¡¡¡NENE…!!! ME MATAS HIJOPUTA…ME LA HAS CLÁVADO TODAAA…SIENTO TU POLLA EN EL FONDO DE MI CULO…¡¡¡FOLLAME ASÍ CABRÓN!!!...¡¡¡AY QUÉ POLLAAA…!!!

Excitado por mís palabras, mi hijo se corrió conmigo llenándome toda de leche.

Al sentir los chorros de su hirviente leche, en el estómago, me corrí otra vez por el culo, poniéndome con los ojos en blanco.

Le ordeñé la polla a mi hijo, con los músculos de mi esfínter, volviéndolo loco de placer, quejándose del placer que le dio, cómo mi recto le mordió morbosamente la polla…

─¡¡¡OOOHHH!!! QUE RÍCO TE ROMPO EL CULO…¡¡¡PUTA!!! ME CORRO…¡¡¡MAMÁ…!!! TÓMA MI LECHE…¡¡¡OOOHHH…!!! ME MUERDES MUY FUERTE LA POLLA…ME SACAS TODA LA LECHEEE…¡¡¡QUÉ CULOOOO!!!

─¡¡¡AAAHHH…!!! ME LA CLÁVAS MUCHO…¡¡¡AAAYYY!!! TU LECHE ME QUEMA HIJO…¡¡¡ME CORROOO…HIJO!!! DAME TU LECHEEE…

Después de esta tarde, nuestras vidas ya no fueron igual jamás. Decidimos vivir en el pecado del incesto. Pero jamás até a mi hijo a mí.

Cuándo pudo decidir, decidió intentar salvar mi alma…castigándome con la penitencia que me ordeno el señor cura…

                                                                                                                       FIN

                                                                                                           Azalais©copyright2018

  Espero lo valoréis bien si os gusta el relato, gracias.

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