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ESPOSA DOLIDA, MADRE BEATA SALIDA 1ª Parte.

en Amor filial

        

 Esta historia sucedió hace ya un tiempo. Fue durante estos hechos que, gracias a una amiga íntima descubrí todorelatos.com.

De acuerdo con mi hijo, he contactado con el Sr. Azalais, para que él la publique en todorelatos.com.

Soy una mujer separada actualmente. En el momento que tuvo lugar la historia, era una madre de cuarenta y dos años, creo que bien llevados.

Educada en un entorno tremendamente tradicional, conservador. Vivimos en una casa no muy grande, pero acogedora, rodeada de encinas, haciendo difícil el verla. Está a las afueras de una conocida capital de provincia, en el norte.

 Es conocida sobre todo por su famosa semana santa, de la cual he sido una beata devota hasta que mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, cuándo sucedieron los hechos que quiero explicar.

Desde muy joven fui educada cómo decía más arriba, en un entorno religioso, yendo desde cría a misa, todos los domingos.

Jamás me dejaron entrar en casa después de las diez de la noche, y siempre acompañada de alguna amiga, sola nunca. Estudié magisterio, aunque me habría encantado ser modelo. Mis padres no quisieron ni escucharme, sobre lo de ser modelo.

Según mi padre, militar de alto rango ─«las modelos son todas unas putas exhibicionistas», ninguna hija mía hará de puta, posando desnuda─.

Esto fue lo único que pude hablar con él. Intenté convencer a mi madre, pero temerosa ella de que nos echará de casa a las dos, nunca quiso interceder por mí.

Esto provocó que entrara a trabajar como cajera de un súper, en la ciudad.

Por mi carácter y forma de ser, pronto acabé como jefa de personal, aun siendo bastante joven.

En lo físico soy una mujer bajita de un metro cincuenta y cinco centímetros, pero bien proporcionada.

Soy de muslos rotundos, con una cintura «de guitarra». Tengo cara de ser una mujer con carácter, de mandíbula firme, con rasgos asiáticos de pómulos marcados. De mi físico según dicen, tengo un culo respingón con forma de manzana, que atrae  las miradas de mujeres y hombres.

Mí pelo es negro, lo llevo por debajo de los hombros, es bastante rizado, acaracolado. Mís pechos son medianos, tirando a pequeños. Esto hace se mantengan bastante inhiestos, cómo dos peras de piedra.

 Mís pezones siempre me han parecido lascivos, demasiado gruesos y largos, marcándoseme mucho debajo de la ropa.

Por mi forma de ser algo anticuada y recatada, nunca me ha gustado depilarme el coño, sólo lo justo para llevar el traje de baño. Siempre me ha gustado sentirme natural. Mi esposo militar cómo mi padre, nunca me dejó llevará bikini. Debido a haber sido criada en un entorno tan machista, mi sexo siempre lo he visto como la parte más sucia y lujuriosa de mí.

 Mi esposo siempre me dijo ─tienes el coño cómo el de una puta, demasiado carnoso y velludo, ya te lo podías depilar ¡¡COJONES!!─.

Me casé muy joven con mi esposo, así que nunca tuve oportunidad de flirtear con novio alguno, cómo si hicieron mís amigas.

Recuerdo que aprendí a tocarme el coño, con unos catorce años. Gracias a las amigas algo mayores que yo.

 Me enseñaron a acariciarme el clítoris, «la pipa» la llamábamos nosotras de forma soez, cuándo estábamos excitadas.

Sentíamos como nos subía por las mejillas un rubor, producto de la vergüenza y excitación, de tocarnos delante de las otras, a la salida de la catequesis.

Todas mís amigas siempre me dijeron lo mismo sobre el aspecto de mi coño ─tienes un chocho guarro, demasiado carnoso, Mercedes.

No hay más que ver lo salidos y carnosos que tienes los labios, abiertos…pidiendo una polla que lo folle bien, y tan peludito─ al escuchar el vulgar comentario rompimos todas a reír de forma escandalosa─  ¡¡HAHAHAHA…!!

─Van a follarlo muchas pollas al chocho este…tan guarro y tragón─ dijo Carmen mi mejor amiga─.

Rompimos nuevamente en una risotada, notándonos todas las mejillas arder, sobre todo yo ─¡¡HAHAHAHA!!

Según ellas no había nada más placentero que, tener un orgasmo a la misma vez que el chico. Por las noches cuándo me pajeaba, mordía la almohada para que mís padres no me escucharan. Soy gritona cuando tengo un orgasmo intenso.

Recuerdo que, me corría cómo una guarra, metiéndome dos dedos en mi estrecho y carnoso coño, haciendo un chapoteo acuoso, muy guarro, que me encendía los sentidos, notándome arder las mejillas.

Levantaba las caderas del colchón, sacudiendo el coño cómo una puta, metiéndome los dos dedos, a la vez que me acariciaba la pipa.

Tengo un clítoris grueso y carnoso, muy sensible.

 Es apenas rozármelo, fuera de la capucha y me corro como una fuente del placer, chorreando jugos por los muslos.

Me llegaban los orgasmos encadenados, clavando la cara en la almohada.

─MMMPPP…¡¡ AAAHHH…!! Me está llegando un orgasmo…¡¡OG…!! Cómo me follan los dedos el chocho…Que placer me da…¡¡ME CORROOO…!!

Al titilarme la pipa, el coño se me movía solo, de forma espasmódica.

Los orgasmos más intensos los tuve siempre al acariciarme la pipa, a la vez que me metía los dedos, hasta el fondo del coño.

─¡¡OOOGGG…!! Cómo tengo el clítoris de hinchado…me llega ya…SÍ…¡¡AAAYYY…MÍ PIPA!! ¡¡ME CORROOO…!!

En la semana santa salía con mi amiga Carmen a los pasos nocturnos sobre todo.

Creo que este fue el comienzo de que me acabase volviendo una beata salida.

Salíamos las dos con las mantillas cubriendo nuestros rostros, aun sabiendo que de noche esto estaba mal visto.

Nos gustaba salir sin llevar bragas debajo del vestido, que apenas tapaba las rodillas.

Siempre buscábamos las zonas menos transitadas, más oscuras de los pasos. Ahí manteníamos nuestros muslos muy apretados, rozándonos los clítoris, llegando a corrernos en más de una ocasión.

A menudo nos metíamos la mano la una a la otra por detrás del vestido, con las piernas separadas.

Así nos acariciábamos toda la canaleta del coño al ano, soltando jugos por los muslos.

La situación era de un peligro y morbo extremos.

Debíamos ahogar nuestros gemidos y sollozos. Por suerte la cacofonía de los rezos y las cornetas a nuestro alrededor, hacía que nadie se diera cuenta de nuestros pervertidos sollozos.

─MMM…Carmen…me estás acariciando la pipa…¡¡GUARRA!! Me vas hacer correrme como una beata pecadora…MMM…que rico me tocas el coño…¡¡AY...!! Me corro muchooo…¡¡PUTA BEATA!!

─MMM...¡¡OG…!! Mercedes me estás metiendo todo el dedo en el chocho…me sacas los jugos…me corro muchooo…¡¡BEATA SALIDA!!

Desde entonces me volví una mujer de sangre caliente, apasionada. Me he pasado años matándome a pajas, recordando aquellos juegos pervertidos teniendo unos orgasmos encadenados, que me hacen mojar los muslos, chorreando jugos, como una beata salida.

Nada más acabar la carrera, me quedé embarazada sin estar casada. Esto provocó que mís padres me obligaran a casarme.

Esto os parecerá exagerado, pero cuándo has crecido en un entorno así, salir de él no es nada fácil. Y no lo pongo cómo excusa.

Él es militar de carrera, unos años mayor que yo, de una familia adinerada.

Me casé sin saber lo que era tener un orgasmo con mi novio.

Además de estar mal dotado, lo único que sabía del sexo era meterla, se corría a los pocos minutos, dejándome excitada y cabreada.

Viendo lo que me esperaba con el esposo que tenía, hable con Carmen para que me comprara un vibrador. Gracias a eso, he podido  satisfacerme yo sola todos estos años.

Mi marido habitualmente permanece de viaje durante varios días.

Cuándo regresa, solemos tener algo de sexo la primera noche, y hasta pasados quince días no vuelve a buscarme, penoso y triste, para una mujer caliente y apasionada cómo yo.

Cuando tuve a mi hijo Ángel me volqué totalmente en él. Esto provocó qué, la relación con Juan se fuera enfriando de mes a mes. En los últimos años únicamente hemos tenido algo de sexo una vez al mes. Y sólo ha disfrutado él, sin preocuparse de mi nada.

                                                                                                  ADOLESCENCIA ARDOROSA.

La semana que, cumplía los quince años Ángel sucedió algo que jamás habría imaginado.

Al ir creciendo Ángel se hizo un chico realmente alto. Apenas tenía diez años, y ya me pasaba un palmo casi.

Al criarse sin apenas la presencia de su padre, esto ha provocado que esté enmadrado.

Desde que cumplió los once años, lo acostumbré a bañarse conmigo.

La primera vez que me vio totalmente desnuda, parecía que los ojos se le fueran a salir.

Cómo expliqué más arriba, tengo el coño velludo, con una pelambrera hirsuta de pelos ensortijados. La llevo recortada, asomándose entre los negros pelos los labios gruesos y carnosos, de un rosado intenso.

Nada más meternos en la bañera, entrelazamos las piernas, provocando que nuestros sexos se rozaran.

Ángel se atrevió a rozarme el coño, tocando mi densa pelambrera. Al rozarme el clítoris hizo se me disparara la excitación.

─Mmm…¡¡Nene!! No toques así a mamá…Mmm, no seas malo…

Con sus torpes toqueteos hizo casi que me corriese, mordiéndome los labios para no gritar.

─Mmm…¡¡OG…!! Estás haciendo que mamá se ponga mala…Mmm ¡¡OG…!!

Haces me corra Demonio…¡¡OG…!!

Nada más correrme cogí la polla de mi hijo, acariciándosela toda sin prisa.

En seguida se le puso muy gruesa y dura, era mayor que la de su padre.

Se excitó como un animal con mís caricias…─¡¡OH…MAMÁ!!

Siento algo muy rico, me voy a mear…

─No te meas cariño, es tu leche nene, córrete dásela a mamá…no te dolerá cariño…

Levantó las caderas, lanzando varios chorros potentes de leche, cayendo alguno en mis tetas y cara.

─¡¡OOOHHH…!! Mamá lo siento muy rico…no pares de tocarme así…¡¡MAMÁ ME CORROOO…!!

Desde ése instante nuestra relación nunca ha sido la misma.

Ha aprovechado para rozarse conmigo, incluso estando su padre en casa.

Una tarde nada más meterse su padre en la ducha, se me pego estando yo en la cocina.

Lo tenía demasiado mimado, a pesar del fuerte carácter que yo tengo, sabía cómo ganarme el muy zalamero.

Me pegó su paquete en mi respingón culo, abrazándome con fuerza, rodeándome con sus fuertes brazos.

Me susurró al oído, como si fuera un niño de 9 años…

─Qué guapa estás con esta bata mamá…─. En ése instante llevaba una bata bastante transparente, debajo llevaba una blusa muy fina nada más.

Me lamió y mordió la oreja y el cuello, atreviéndose a cogerme las tetas. En seguida me acarició los pezones, haciendo se me mojara el coño.

─Mmm…¡¡Nene!! Está tu padre en el baño, suelta mis tetas, zalamero, no me hagas eso, ¡¡Soy tu madre…!!

Esto se lo dije sin convicción ninguna, en un susurro cargado de morbo y excitación sexual, cosa que él sabía.

Me besó por la cara, sin dejar de chuparme la oreja y el cuello, frotándome el paquete con más intensidad a cada momento.

Mientras me acarició las tetas, la otra mano el descarado la metió debajo de la bata, descubriendo que iba sin bragas, cómo una guarra.

Me acarició la pelambrera, descubriendo cómo estaba de húmeda por lo bien que estaba acariciándome, poniéndome más excitada de lo que quería reconocer.

─Uuufff…¡¡Mamá!! Eres una beata[JGC1]  salida…mucho rezar e ir a misa, y vas sin bragas, tienes el chocho húmedo porque te toca tu hijo…¡¡Beata Cachonda!!

Al oírle cómo se atrevía hablarme así de descarado, me excitó más poniéndome muy caliente.

Me hurgó el coño, metiéndome un dedo cómo quiso, haciendo que se lo empapara con mís jugos. Llegó a tanto que se sacó la polla, haciéndome que lo pajeara allí mismo, con su padre en la ducha.

─Mmm…no me hables así descarado…¡¡AH…!! No toques así mi chocho…eres un aprovechado, tu padre está en el baño…¡¡Ángel!...Me metes mucho el dedo…me vas hacer correrme…soy tu madre…¡¡Golfo!! Mmm…

─Oh…¡¡Mamá!! Cómo me tocas la polla…Uuufff eres una beata salida…me voy a correr contigo…sácame la leche…

─¡¡AH…!! Haces me corra Mmm…deja mí pipa…la pipa Nnnooo…

Mi hijo me acarició el clítoris, haciendo se me abrieran los muslos solos. Cachonda perdida de sus tocamientos me corrí, tironeándole la polla de forma lujuriosa, acariciándole  toda la polla morbosamente, cerrando los dedos alrededor de aquella barra de carne, sin poder evitar compararla con la de su padre, como una beata cachonda, como me decía él.

No paré hasta sacarle toda la leche, acariciándole toda la polla sin prisa ninguna, sintiéndola vibrar a cada caricia mía.

Se corrió echándome la leche en mis nalgas. Ángel hizo que me corriera, agachada hacia delante, apoyada en la encimera.

Me mordí el brazo para que su padre no me oyera…

─Mmmppp…¡¡AH…!! AAAYYY…¡¡MI PIPA…!! Me matas de placer…nene, no toques más mi pipa así…¡¡AAAYYY…!! que rico me tocas el chocho…Demonio…¡¡ME CORROOO…!!

Después de este episodio, tuve sueños húmedos con mi hijo con frecuencia. En ellos me veía teniendo sexo con él. Haciéndolo en unas posturas, como si hiciéramos el Kama Sutra.

Al despertarme toda excitada, me iba al lavabo para que mi esposo no me oyera.

Ahí me pajeaba como una beata pecadora y salida, cómo si mi hijo fuera un demonio que, me estaba pervirtiendo y tentándome a cometer incesto con él, una recatada y beata religiosa cómo yo.

Me metí la polla de látex, sin prisa ninguna pintándome los carnosos labios, rozándome en el clítoris sobre todo.

Cuándo ya no podía más, mis dedos cómo si estuvieran poseídos, me acariciaban la pipa, mientras la otra mano me metía la polla, hasta el fondo.

─Mmm…¡¡AY…!! Estoy deseando cometer incesto con mi hijo…soy una beata salida y pecadora…necesito que mi hijo me castigue…por ser una madre beata tan puta y salida…¡¡AY…!!

Se me clava toda la polla…hasta el fondo…¡¡AY…LA PIPA!! Castiga a tu sucia madre hijo…¡¡ FOLLAME HIJO!! Follate a la puta beata de tu madre…¡¡ME CORROOO…!! Demonio…follate a la beata de tu madre...

Con el paso de los meses, mi hijo viendo que, yo no le oponía apenas resistencia a sus manoseos, se hizo más osado cada vez.

Me encontré durante varias semanas varias braguitas en el cesto de la ropa sucia, manchadas de leche.

Al encontrarlas la primera vez no puede evitar llevármelas a la nariz. El intenso olor, pues la leche aún estaba reciente, me llegó al cerebro.

Noté los pezones ponerse duros, el coño se me mojó, haciéndome sentir una madre incestuosa, a la que el demonio de su hijo estaba tentando.

Me excité tanto que me fui a mi cuarto a pajearme, como una beata salida.

Me llevé las bragas con la leche de mi hijo a los labios. Al saborearla me metí los dedos hasta el fondo del coño, corriéndome a los pocos minutos de acariciarme, bramando como una puta beata, porque mi hijo me follara cómo su padre nunca había sabido hacer…

─Mmm…Su leche hace me ponga cómo una perra…¡¡OOOGGG!! Como me chorrea el coño…¡¡FOLLAME DEMONIO…!!

Follate a la sucia beata de tu madre…¡¡ME CORRO MUCHOOO…!!

Me fui a confesar varias veces, a una iglesia alejada de mi barrio.

Más pervertida y tentada por el demonio del incesto, me compré varias braguitas tipo «tanga brasileño». Delante llevaban una tela como un paquete de tabaco, no más. Esto hacía se me escaparan varios mechones de pelos, dándole  aspecto de ser un coño, además de demasiado carnoso, «GUARRO Y TRAGÓN».

Aunque en realidad soy una esposa y madre mal follada, la vida es así.

Por detrás la tela quedaba encajada entre los muslos, dejando las nalgas desnudas del todo.

Al descubrir el demonio de mi hijo las nuevas braguitas, me las cogió casi a diario, echando una cantidad de leche exagerada, dejando unos goterones espesos, el mocoso pervertido.

Sus manoseos se hicieron más atrevidos, consiguiendo ponerme más excitada y caliente con su forma de tocarme, aunque me sonroje al reconocerlo.

Le expliqué al cura lo dejada que me tenía mi esposo. Como mi hijo me tocaba y acariciaba cada vez con más descaro, sin yo saber oponerme a sus caricias, a pesar de mi fuerte carácter.

El religioso me mandó que hiciera penitencia, que me santiguara cada vez que sintiera deseos de cometer incesto, y que me enfrentara al demonio que había en mi hijo.

Sin miedo a la reacción, ni la penitencia, le expliqué me había bañado con él hacía tiempo. Pero que no lo había hecho hacía ya meses, por miedo a que sucediera lo que mi cuerpo pecador me pedía.

Su respuesta fue firme. ─Hija debes enfrentarte a ese Demonio. No temas bañarte con tu hijo, así vencerás a la tentación, no debes preocuparte, el señor está contigo…

La semana que cumplía los quince años Ángel me pidió bañarse de nuevo conmigo.

Mi hijo había crecido mucho, tenía una espalda más ancha y fuerte que la de su padre.

Lo medí por curiosidad. Al hacerlo me pegó a su pecho, agachando su cara hacia mí. Se atrevió a darme un pico con un desparpajo que no me esperaba.

Le di un bofetón que fue más casi una caricia, dándose cuenta el descarado que me había excitado su descaro.

Sin acabar de soltarme, me volvió a besar, esta vez atreviéndose a meterme tímidamente la lengua.

Sentí como una descarga me recorría la espalda hasta humedecerme el coño. Mientras me besó noté algo duro como una piedra contra mi coño.

Al separarme de él, mis ojos se me fueron al tremendo paquete que, tenía mi hijo en su bragueta, no podía creerlo.

Desde que fui al cura, cada vez que encontré la leche del demonio de mi hijo en mis tangas, me santiguaba cómo me dijo que hiciera, pero no me servía de nada.

Al contrario, me sentía al santiguarme una beata más salida y puta.

Me iba al lavabo, donde a la vez que me santiguaba haciendo la señal de la cruz, decía de forma devota ─Jesús, María y José…─ me llevaba las tangas con la leche a los labios, saboreándola como una puta, sollozando de placer porque mi hijo me castigara, por ser una madre beata tan pecadora…

El viernes por la tarde me preparé el baño colocando muchos velones e incienso en el baño, dándole un aire entre exótico y místico que me encantó.

Antes de meterme me vinieron a la mente las palabras del confesor: No temas bañarte con tu hijo, así vencerás a la tentación, no debes preocuparte, el señor está contigo…

Avisé a mi hijo, que estaba haciendo yoga en su cuarto.

Lo encontré cabeza abajo haciendo la postura shirsasana, pero con las piernas abiertas. Al llevar un leggins muy ajustado, se le marcaba un paquete exagerado, que hizo se me fueran los ojos.

─Nene voy a bañarme, dame unos minutos y t-te vienes al b-baño…

Lo dije intentando que no se me notara el nerviosismo y la excitación que me provocó verlo así, pero no lo conseguí.

Salí notándome el coño húmedo, de un mal sano deseo incestuoso.

Me maldije mientras iba para el baño ─Soy una puta beata pecadora…me merezco me castigue el Demonio…

Me metí oyendo crujir la espuma, aspirando el olor a selva madre del incienso, de fondo sonaba una música relajante, oriental.

Apenas había cerrado los ojos que llegó mi hijo. Entró desnudo del todo dándome la espalda.

Al darse la vuelta se me abrió la boca de la sorpresa que me llevé. Hacía mucho que no lo veía desnudo, pero no daba crédito a lo que veía.

Tenía una polla el doble de gruesa que la de su padre, cómo una morcilla, toda descapullada. Además estaba medio morcillona, como si se cimbreara, con un cipote amoratado y grueso que me hipnotizó, como si me amenazara la gruesa cabeza.

Nada más meterse me cogió de los muslos, poniendo mis piernas encima de las suyas. Se estaba de maravilla así. Sin decirme nada Ángel estiró sus brazos, acariciándome con disimulo las tetas.

Sentí sus dedos rozarme los pezones, haciendo se me pusieran duros y gruesos rápidamente.

Su voz zalamera y mimosa hizo se me erizara toda la piel ─Mamá cómo echo de menos chupar tus ricos pezones…Mmm.

Pasados unos segundos me oí responderle sin saber de dónde me salía la voz ─ ¿Aún te acuerdas de cuándo me los chupabas? Ya no eres un bebe… ¿Serias capaz de volver a chuparlos…niño mimado…?

Aún no había acabado de pronunciar la última sílaba que, mi hijo me atrajo hacia él, sentándome encima de sus muslos, sin escuchar mis débiles protestas.

─Nene…no ¿Qué haces? Suéltame no me cojas así…

Me abrazó cómo si fuera suya, rodeándome por la cintura, cogiéndome todo el culo con la otra manaza.

Se metió una teta en la boca, dándome lengüetazos en el pezón, poniéndomelo duro y grueso como su padre nunca me lo había hecho.

─SLURPPP…Mmm SLURPPP…Mmm SLURPPP…Mmm que pezón tienes mamá…Uuufff que rico te lo como beata cachonda…que sabroso está joder…SLURPPP…Mmm.

Su polla ganó grosor, poniéndose dura como una piedra. En la postura que me tenía cogida, el tronco de su polla me rozaba  el coño, rozándome incluso la pipa.

Al sentir cómo me comía de bien la teta, lo cogí de la cabeza, haciendo me comiera ambas tetas.

─ ¡AH…nene! no está bien hagas eso… ¡AH…! tu padre nunca me ha comido así las tetas… ¡AH…! no pares cariño…muérdeme las tetas ¡Demonio!…me estás pervirtiendo…Jesús, María y José…que placer me das ¡Demonio!…Oh que lengua tan sucia tienes hijo…muérdeme los pezones...

A la vez Ángel me frotó la polla por el coño, hablándome cómo no esperaba lo hiciera mi hijo, haciéndome sentir una madre beata pervertida y pecadora, poniéndome excitada y caliente cómo  nunca lo había estado antes.

─OH…¡¡MAMÁ!! Que chocho tienes tan carnoso, no paras de frotarme el chocho en la polla...¡¡ PUTA BEATA!!

Que rico te froto la polla por tu jugoso chocho…¡¡SUCIA BEATA!!

Estás deseando te folle como papá no lo ha hecho nunca beata cachonda.

Ángel me masajeó el ano hasta que, consiguió abrírmelo metiéndome un dedo en el culo, el Demonio.

Me frotó el cipote por todo el chocho, abriéndome los labios muchísimo, por el grosor de su morcilla. Al sentir cómo me abrió el ano, metiéndome un dedo dentro, y como me hablaba así de soez y descarado, me santigüé sintiendo como el chocho se me movía solo, frotándoselo a todo lo largo de la barra de carne, empapándola de mís jugos, dándole la razón a aquel Demonio de hijo.

─¡¡AAAHHH…!! Nadie me ha tocado así el culo nunca ¡¡Demonio…!! Jesús, María y José…Haces que el chocho se me mueva solo…Oooggg…¡¡QUÉ POLLA!!

Ángel me atrajo más hacia él atreviéndose a besarme. Me metió la lengua haciendo que ambas lenguas se chuparan.

Al contacto de nuestras lenguas me corrí, haciendo que le frotara el coño con más deseo.

Le hable a mi hijo como una beata salida, pidiéndole me castigara como merecía.

─¡¡OOOGGG…!! Haces que me corra Demonio…Castígame hijo…Castiga a la beata pecadora de tu madre…¡¡ME CORROOO…!!

Mi hijo al notarlo aceleró sus envites, acertando en uno de las envites a meterme la polla.

Acostumbrada a la polla ridícula de su padre, chille como si me matara, hablándole de forma vulgar y soez.

─¡¡AAAYYY…!! ¡¡QUÉ POLLA DEMONIO…!! Jesús, María y José…Castígame así hijo…Métele a la guarra de tu madre toda la polla…¡¡Demonio incestuoso…!!

Al oírme mi hijo se levantó de la bañera sin sacármela, haciendo que le atenazará con mis rotundos muslos por sus caderas.

─¡¡BEATA PECADORA!! Voy a castigarte cómo necesitas…Eres una beta guarra y salida…¡¡PUTONA!!

Me apoyó contra la pared, haciendo que me cogiera a su cuello cómo una garrapata.

En esta postura tan perversa para una madre y su hijo, me folló cómo un Demonio…

─¡¡OOOHHH…!!  Qué chocho…tan jugoso y estrecho…¡¡TOMA CIPOTE!!...Beata pecadora…

─¡¡AAAYYY…!! Qué polla…tan gruesa y dura…Oooggg…¡¡QUE CIPOTE…!! Castiga así a tu madre beata…¡¡Demonio!!

─¡¡OOOHHH…!! Qué coño tan tragón…necesita mucha polla…

¡¡TOMA TODA LA POLLAAA…!!

─¡¡OOOGGG…!! Me rompes el chocho…tu padre la tiene muy pequeña…¡¡FOLLAME HIJO!! Follate así a la puta de tu madre…¡¡ QUÉ POLLA ME DAS DEMONIO…!!

Ángel viéndome tan excitada y cachonda, me llevó así sin sacarme la polla hasta mi habitación.

Me dejó encima de la cama, en el borde mismo, teniéndome sujeta por los tobillos, abriéndome los muslos muchísimo. En esta postura tan lasciva, quedándose el de pie, me la metió toda hasta los huevos.

Me habló como a una beata pecadora, de forma soez y caliente. Diciéndome lo guarro y tragón que era mi coño, y lo mucho que necesitaba ser castigada.

—Uuufff…puta beata…necesitas te castigue así…¡¡TOMA POLLAAA!!

—Aaayyy…castígame así Demonio…¡¡OG QUE POLLA!!

—¡¡OOOHHH!!...Beata incestuosa...Toma castigo ¡¡GUARRONA!! Mmm…Que chocho tan guarro y carnoso...Así…¡¡TODA LA POLLAAA…!!

—¡¡AAAHHH!! Qué polla tan gruesa Mmm…Demonio, folla mi chocho guarro, castígame así hijo…¡¡MÉTEMELA TODAAA…!!

—¡¡OOOHHH!! Qué coño tan sabroso…Que rico te meto toda la polla…¡¡PUTONA BEATA!!…así hasta los huevos…¡¡TOMA CIPOTE PUTA!!

—¡¡AAAYYY!! Qué fuerte me la metes toda…Castiga así a la beata de tu madre…¡¡AY…TU CIPOTE!!

—¡¡QUÉ CHOCHO TAN SABROSO…!! Que rico te clavo el cipote ¿Así quieres te castigue Puta Incestuosa?

Mientras me preguntó esto último, se echó encima de mí poniéndose mis tobillos en sus hombros.

En ésta postura tan perversa, me cogió fuerte con ambas manos de las nalgas, haciendo que  le ofreciera todo el coño, con las caderas en vilo.

—Mmm…¡¡OG…OG…OG…!! Así me clavas más el cipote…que placer me das...Sí hijo castígame así…¡¡ FOLLAME DEMONIO!!

Me clavó toda la polla cómo un Demonio, con un mete saca diabólico.

Sus peludos y gruesos huevos, chocaron con mi húmedo coño en cada embestida, haciendo un chapoteo acuoso, lascivo y guarro, poniéndonos calientes y excitados cómo dos animales…

—Toma la polla de tu hijo…¡¡BEATA GUARRONA!! Qué rico mueves el  chocho…¡¡PUTA!! Cómo...te…chapotea…el…chocho...

─Plafffsss…¡¡AY!!...Plafffsss…¡¡AY!!...Plafffsss…¡¡AY!!...Plafffsss…¡¡AY!!...Plafffsss…¡¡Ay!!

Nadie me ha follado así…Plafffsss…¡¡Ay!! Plafffsss…¡¡Ay!! Me corro con la polla de mi hijo…Plafffsss...¡¡Ay!! Me sacas los jugos a chorros…folla mi chocho así de sabroso…Plafffsss…Plafffsss…¡¡HIJO PUTA!!

En ésta postura sentí cómo se le puso la polla más gruesa y dura. Me rozó todo el chocho, como nunca lo había hecho nadie, haciendo que le chorreara la polla en cada embestida, corriéndome en varios orgasmos encadenados, cómo una vulgar puta.

Sentí cómo mi chocho mordía muy fuerte la polla de mi hijo, haciendo se me pusieran los ojos en blanco, moviendo la cabeza de un lado a otro, gritando como si estuviera poseída, moviendo mi coño para que me la clavara más en cada embestida…

—¡¡¡ME CORROOO…MMM…!!! TU POLLA ME LLENA TODAAA…ME MATAS DE PLACER DEMONIO…¡¡¡DAME TU LECHE HIJO…!!!

Ángel hizo que, nuestras lenguas se lamieran fuera de las bocas, mientras me embistió cómo un animal…

—MMMPPP…MMMPPP…¡¡OOOHHH…!! Te clavó toda la polla ¡¡MAMÁ!! Me corro contigo sí…dame tu lengua ¡¡¡PUTA CACHONDA!!! Te voy a matar a pollazos…¡¡GUARRA!! Toma mi leche mamá…¡¡¡ME CORRO EN TU CHOCHO…!!!...ME CORROOO…

 —¡¡AAAHHH…!! ME LA CLAVAS TODAAA…TU LECHE ME ABRASA… LLENAME EL CHOCHO DE TU LECHE…TU LENGUA HIJO…MMMPPP…MMMPPP…¡¡¡MÁTAME A POLLAZOS!!! ME CORROOO HIJO…

Desde que, ocurrió ésta singular relación con el Demonio de mi hijo, nuestras vidas cambiaron por completo.

El incesto que, cometimos mi hijo y yo no fue el único motivo, ni quizás el más decisivo e importante.

                                                    

                                                                                                                  FIN 

                                                                                                  

                                                                                                      Azalais©copyright2018

                                                                                                              

Espero que me envíen comentarios sobre qué les ha parecido el relato, y que lo valoren. Quizás cuente cómo mi hijo me rompió el culo, como si fuera un íncubo.

                                                                        


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