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El valor de los comentarios

en Voyerismo

Hace unos días escribí y publiqué un relato y tras ello, recibí la crítica de un lector al cual, resultaba evidente que no le había gustado y, concretamente, me pidió que lea más libros antes de escribir. Bueno, todas las críticas son siempre bienvenidas, incluso las que no me favorecen o que son con mala leche y como siempre valoro los comentarios,  me puse a pensar ¿cuál había sido la falta?, ¿qué era lo que este lector podía querer o necesitar?, y en su caso, ¿cómo mejorar?.

Es evidente que cada persona tiene su gusto y que cada uno escribe lo que quiere de acuerdo a lo que sabe y puede. Convengamos que escribiendo aquí no pretendo ganar el premio Cervantes. Pero, veamos algo. ¿Qué es un relato?. Un relato es una narración estructurada en la que se representan, mediante el lenguaje, hechos, acontecimientos o sucesos. Los relatos pueden ser ficcionales o representar personas o sucesos históricos y pueden ser escritos u orales. Es decir, un relato no es un cuento, no es una poesía, no es una novela, etc….

Obviamente que tras recibir ese comentario una de las primeras cosas que hice fue ver qué había escrito él, pero nada. En fin….

Toda esta explicación la incluyo en este relato ya que quiero destacar la importancia que tienen - para mi - las calificaciones y los comentarios o mensajes recibidos. En función de eso, en este relato, narraré una situación 100% real, basada en hechos compartidos justamente con una pareja de lectores que, si se atreven, podrán dar fé de mis dichos en los comentarios correspondientes.

Todo comenzó hace unos meses atrás. Mejor dicho, todo comenzó hace aproximadamente 2 años.

Desde siempre fui una persona adicta (en el buen sentido) al sexo. En realidad, el término “adicto” no es el más indicado. Yo diría que desde siempre fui un fan de todo lo sexual. Si bien me gusta prácticamente todo, hay dos cosas que me motivan más que nada. Una obedece a lo visual y otra a lo cerebral pero vale mencionar que ambos gustos están irremediablemente ligados a una sola persona: mi esposa.

Es que por un lado me gusta cuando se viste sexy (o como yo digo, vestida de puta), y que así vestida la vean otras personas y por el otro, me gusta imaginarla en situaciones en donde ella sea la protagonista. Esas situaciones me gustan aún más si son susurradas por ella en nuestros momentos íntimos y también, últimamente, me está gustando cuando ella me cuenta cosas por mensajes de texto en oportunidades en que no estamos juntos.  

Ahora bien, así como digo una cosa, digo la otra. Ella no comparte mis gustos. Es decir, cada cosa que quiero me lleva mucho tiempo de insistencias, peleas, etc… para conseguirlas y por lo tanto, debo conformarme con cumplir esos gustos cuando ella en definitiva cede, pero lamentablemente, ella cede cada vez con menos frecuencia. En realidad no es que a ella no le guste hacer cosas, sino que básicamente, si no fuera por mis pedidos, no creo que ella las haría. Las hace porque sabe que me gustan, pero así, día a día siento que se va cansando.  

Por esa razón, un día de hace aproximadamente dos años atrás encontré de casualidad esta página y para calmar mis ansias comencé a leer los relatos e imaginar que la protagonista de los diferentes rubros (incluso los zoo, pero especialmente los de trío, infidelidad y voyeuriesmo) era ella.

Debo admitir que esa práctica me gustó mucho ya que leyendo las historias compartidas por los demás, pero enfocando mi mente en que la protagonista era Laura, mi mujer, es como que lograba lo que quería. Incluso, en más de una oportunidad, las experiencias que leía, pude llevarlas a la realidad pues me daban ideas, como por ejemplo, en un viaje de verano en auto, logré que ella viajara con una mini de jean y una remera blanca ajustada sin corpiño ni tanga, y que ante cada peaje o limpiavidrios que se acercaba ella dejara ver un poquito sus partes íntimas. También, en otra oportunidad, fuimos a un Bar Nocturno llamado “Crazy” que estaba en la av. Juan B. Justo frente a la cancha de Vélez, y allí le pedimos a un mozo que nos tomara una foto con flash (ya que el lugar estaba bastante oscuro) y al momento del disparo ella abrió sus piernas, produciendo que el ocasional fotógrafo al verificar cómo había salido la toma se pusiera de mil colores ya que ella nuevamente no llevaba ropa interior. Bueno, esos son solo un par de ejemplos de situaciones que logré llevar a la realidad motivado en los textos que leí en esta página.   

Las lecturas se hicieron cada vez más frecuentes, a punto tal que comencé seleccionar los escritores que más me gustaban y si bien les he escrito a un par de ellos, nunca recibí una respuesta. Pero claro, como mi esposa dice, yo siempre quiero más.

Llegó así un día, en que estaba en mi casa con algo de tiempo libre (cosa no frecuente) y me animé y escribí mi primer relato, el cual llamé: “Varios vieron el lado perra de mi esposa”. Muy grata sorpresa me llevé cuando al abrir mi casilla de e-mail tenía unos 20 mensajes que me pedían más detalles o que continuara la historia. Esos mensajes se incrementaron y me motivaron a escribir más.

Así, escribí nuevos relatos y, harán unos cinco o seis meses atrás, cuando ya había escrito 8 relatos, recibí un mensaje desde una cuenta llamada “La Colegiala”. La gran mayoría de las personas que escribían, tras agradecerme me pedían que les enviara fotos de mi esposa, o también, en la mayoría de los casos, me enviaban fotos de las suyas. Es evidente que el gusto por mostrar a la esposa no es solo mío. Sin embargo, en su presentación,  quien se identificó simplemente como “L” -desde la cuenta de correo mencionada-, puso que mis relatos les habían parecido (a su esposa y a él) realmente muy agradables y que tenían una gran carga de erotismo. Hasta ahí, nada alejaba a este emisor del resto de los agradecidos lectores que solían escribirme; sin embargo, tras ello, “L” dijo que el hecho de que algunos de esos relatos transcurrieran en lugares en donde ellos suelen frecuentar, contribuía a que les impactaran más. Finalmente, me contó que ellos se sintieron muy identificados pues, a su esposa y a él, les gustaba ese mismo tipo de juegos de exhibicionismo (ella no lleva nunca ropa interior, suele sentarse sutilmente descuidada en los restaurantes, descuidos al cerrar cortinas de probadores, etc).

Tal mensaje cláramente se diferenció de los demás pues me alegró saber que había otras personas con gustos similares a los míos y ni hablar del hecho de que muchos de los lugares en donde suelo materializar esos juegos, sea el mismo que eligen ellos.  

A partir de allí comenzó una seguidilla de intercambio de mails, en donde poco a poco fuimos contando otras experiencias vividas, y también nos enviamos fotos y/o videos de nuestras mujeres. “N” es una mujer delgada, muy bonita, joven, con físico atlético, pero lo mejor que tiene, y usa, son unas tetas y culo, impresionantes. Si a ese físico, le sumamos su actitud, les puedo garantizar que es la mujer ideal de las personas que tenemos este gusto tan particular de su exhibicionismo.

No puedo dejar de recordar que en una de las oportunidades, “L” me comentaba que a veces jugaban a hacer calentar a los delivery y tras ello, me envió un video impresionante. En la imagen, evidentemente captada mediante una cámara oculta en la cocina, podía verse a “N” (su esposa), quien llevaba puesto un vestido azul muy cortito (y nada más), y llegaba acompañada por un joven que cargaba cosas compradas en el super. Al ingresar en la cocina ella le indicaba en donde dejar las cosas pero al mismo tiempo, ella se notaba sorprendida de algún líquido que se había vertido sobre el suelo lo que motivaba que ella se inclinara con la excusa de limpiarlo. Pero lo fabuloso es que cuando ella se agachaba, dejaba a centímetros de la cara del joven una tremenda vista de su culo, impecablemente cuidado. Los ojos del chico no podian dejar de ver ese culito, pero sin embargo ella se mantenía con un temperamento de “señora de la casa” que no lo habilitaba a avanzar más. Pero eso no fue todo, junto con el archivo del video, “L” me envió otro archivo en donde luego de que el chico se fue, volvieron a simular toda la escena pero esta vez “L” llevaba la cámara a la altura de la vista del joven, es decir, pude ver exactamente lo mismo que el pibe había visto. Fascinante!.

Mi profesión es la de abogado, y en mis tiempos libres, además de escribir este tipo de relatos, me gusta dedicarme a la fotografía. De hecho, realicé muchos cursos de fotografía, iluminación y edición que me permiten sentirme lo suficientemente capacitado como para afirmar que he llegado a un nivel profesional. Así, se me ocurrió comenzar a editar las fotos que “L” me enviaba de su esposa, pero no por una cuestión de criticar la foto que ellos tomaban, sino más bien porque al hacerlo, por un lado ellos tenían el morbo de que yo estaba retocando cada imagen, es decir, sabían que no me perdía detalle de cada pixel!, pero por otro lado, yo canalizaba mis dos hobbies en uno: editaba fotos y de una mujer desnuda que solía exhibirse frente a terceros.

Ahora bien, ciertamente, si leyeron atentamente este relato habrán advertido una contradicción y ello ocurre simplemente porque efectivamente la hay. Es que lo que más me gusta, como conté al principio, es que por un lado otras personas vean a mi esposa y por el otro, concretar o imaginar situaciones en donde ella sea la protagonista. Pero entonces, teniendo ese gusto, ¿cómo es que termino editando fotos de la esposa de un lector?. Y bueno, son contradicciones que no puedo explicar. El sexo y la mente humana son así, hay cosas que no se explican.

Volviendo a la historia, fue así que “L” cada día me enviaba más fotos de su esposa posando en todo tipo de situaciones con la finalidad de que yo las retoque. Obviamente que en mis momentos de soledad, el que se re-tocaba era yo, motivado en esas fotos!.

Ese envío de material, que obviamente solía acompañarse con micro-relatos de cómo fue que se tomaron esas fotos, a lo que yo respondía también acompañando mi material (aunque en una escala notoriamente inferior) con la consecuente descripción del mismo, se mantenía constante, y viendo que teníamos gustos similares y que parecían ser buenas personas, decidí dar un paso más, y le propuse que nos pasaramos nuestros números de celular para así poder mantener un diálogo e intercambio de material más fluido a través de whatsapp. Mi propuesta fue aceptada y comenzamos una conversación más fluida.

La cuestión es que yo nunca me cansaba de recibir fotos y él tampoco se cansaba de enviarmelas, y siempre en sus comentarios me decía que su esposa estaba muy agradecida o que le habían gustado mis retoques. Debo confesar que yo creía que era solo su apreciación y que “N” en realidad no estaba ni enterada de mis relatos ni de ese intercambio de fotos.

Un día le conté que me gustaba mucho que a mi esposa le hagan masajes y ahí comenzó a contarme que con su esposa tenían los mismos gustos, al igual que también a ella también le gustaba mucho que le sacaran fotos desnuda. Tras unos mensajes me envió fotos y videos de ella posando en su casa para un fotógrafo que contrataron a tales efectos en donde se la veía posando como una verdadera modelo de revista para adultos, y también de ella recibiendo masajes profundos por parte de un masajista. Ambos eventos, al igual que el del delivey, quedaron en mi memoria pues es raro encontrar una mujer con tanta actitud. Es muy dificil para mi explicarlos sin que crean que caigo en la exageración, pero realmente ella, como dicen los chicos, le pone una pila tremenda a la situación. En los videos en donde ella posa para el fotógrafo, se la puede ver con diferentes cambios de “micro” ropa, y en varias, posa mostrando su tremendo culo en primer plano a centímetros de la cara del fotógrafo o también desnuda en diferentes poses. Aún hoy, cuando reveo esos videos, todavía me da risa la cara del fotógrafo pues tiene que aparentar ser profesional y no involucrarse pero la realidad es que teniendo semejante hembra enfrente, le resulta muy difícil. En cuanto a los videos del masajista pasa algo similar, ella está acostada totalmente en bolas, y se puede ver al profesional que masajea cada zona con normalidad pero cuando llega al culo, le dedica una atención diferenciada. Como si el culo estuviera muy tenso….Incluso, en el último video se lo puede ver que ya no solo masajea los contornos, sino que también distiende los interiores. Es decir, mete dedos!. Impresionante. Y en ambos casos, mientras los profesionales hacían lo suyo, “L” estaba en todo momento filmando la situación.

Fue así que un día, luego de un par de meses de intercambios de valioso material, me animé y ante el comentario suyo de que su esposa estaba agradecida, le dije que por qué no formábamos un grupo de whatsapp, en donde ella también formara parte. Tras unos minutos, apareció en mi celu un aviso de creación de un grupo en donde ella efectivamente estaba presente. No lo podía creer. Una cosa era verla a través de fotos y videos haciendo locuras de todo tipo, pero otra muy distinta era tenerla a mi alcance para comentarle o pedirle cosas.

Ahí mismo, comenzamos una serie de infinitas conversaciones entre los 3 que perdura hasta hoy y más allá de las cosas que comento en este relato, no puedo dejar de afirmar que demostraron ser unas personas muy correctas y que espero que en algún momento próximo, podamos avanzar de una simple amistad virtual.

Antes de continuar tengo que aclarar un aspecto más. Yo vivo en el interior del país y por ende, mi presencia en Buenos Aires es muy escasa durante el año. Normalmente viajo cuatro o cinco veces por año y en la mayoría de las veces no estoy por más de 24 horas. Esa circunstancia, sumada a que mi esposa no está al tanto de esta “ciber amistad” me impidió conocerlos en persona. Siempre, nuestras conversaciones fueron por mensajes de texto y respetando los códigos que propusimos.

Como venía contando, a partir de que “N” entrara en el grupo se me abrió una posibilidad que era la de poder pedir lo que quisiera. Por ejemplo, un día que jugaba la selección argentina, le pedí alguna imagen hot y a los pocos minutos en mi pantalla estaba ella vistiendo solo una remera ajustada de la selección argentina. Sus tetas se marcaban a la perfección sobre la tela.

Situaciones como esa deben ser cientos. Realmente es una mujer que no necesita un segundo pedido y muchas veces tampoco necesita de un primer pedido, jaja. Directamente, es normal que de golpe, sea mañana, tarde o noche, lleguen fotos y/o videos al grupo de ella posando desnuda en una selfie o incluso haciendo un baile hot.

Durante los últimos tiempos hemos conversado que en alguna de las escapadas que yo haga a Buenos Aires, nos juntemos para así poder no solo conocernos, sino que también podamos hacer una sesión de fotos super hot. Hay una regla inquebrantable, pétrea, que “L” me indicó, la cual consiste en no avanzar más que eso, o sea, a lo sumo que la cosa no pase más que de un simple toqueteo, y realmente lo entiendo y la comparto, pues al igual que a mi, a él le gusta es exhibir a su esposa y no quiere (al menos por el momento) verla en acción cogiendo con otro. Sin embargo, cuando comenzamos a mensajearnos para idear ese encuentro, “N” llegó a decirme que tal vez, la lengua pasada por sus lugares más íntimos, cuente como “toqueteo”. jaja. Es un encuentro realmente prometedor que no me lo voy a perder.

La semana pasada, en una de las oportunidades en que ella envió fotos, les comenté que iba a escribir este relato y, en ese momento, le pedí que me enviara algún video de ella, metiéndose algún juguetito en su tremendo culo, cosa que se que le gusta y hace, y como respuesta me dijo que lo hará cuando publique el relato. Así que acá me tienen. No me dan los dedos y el tiempo para terminarlo….

Una cosa más antes de despedirme, ella me pidió que quería que contara qué cosas le haría. Es que tiene momentos en que realmente demuestra lo muy puta que es. Pero se me ocurrió una cosa mejor. Habiendo contado cuáles son las reglas del encuentro (que espero sea próximo), estaría bueno que los lectores de este relato sugieran lo que les gustaría que pase. Me comprometo a escribir un nuevo relato de lo que ocurra y también contando más cosas que, por una razón de tiempo y ansiedad por terminar, dejo sin contar ahora.

Así, les pido que en los comentarios de este relato o también, en mi cuenta de correo electrónico, me digan qué es lo que les gustaría que hagamos “L”, “N” y yo.