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Mi segunda oportunidad

en Hetero: Infidelidad

En tren del metro avanzaba veloz por el negro túnel, su cadencioso traqueteo invitaba a descansar la vista después de un largo día de trabajo, lo intentaba, pero siempre abría los ojos y veía reflejada mi imagen en la ventana que tenía enfrente, me miraba a mí mismo sacándome mil y un defectos y no gustándome nada de lo que veía. En el plano profesional no tenía queja, me iba todo muy bien, pero en el personal, en mi vida privada, todo era un auténtico caos, estaba solo, no tenía  a nadie esperándome en casa, no tenía amigos ni tenia familia, no deseaba llegar a casa por la soledad de esas cuatro paredes, mis noches eran de llanto, de lo que pudo llegar a ser, y no fue más que un fiasco. Solo encontraba consuelo, en mi fábrica y mis empleados, siempre me decía que tenía que cambiar, que tenía que dar un giro a mi vida, pero nunca lo hacía.

Lo mejor, será que empiece por el principio, por cómo empezó todo. Mi nombre es Eduardo, tengo 50 años, soy alto más o menos metro ochenta y cinco, tengo los ojos marrones y muy oscuros, y en mi pelo las canas ya ganan por cantidad a mi pelo moreno, peso unos 75 Kg, y mi cuerpo para la edad que tengo no está nada mal, siempre me ha gustado mantenerme en forma. Soy el director ejecutivo, o CEO, como les gusta llamarme a mis más allegados en el trabajo, de una importante empresa de fabricación de cables eléctricos y cables de tracción, es mi empresa, yo la funde cuando tenía 25 años, y la he visto crecer hasta ser una de las más importantes de España y Europa, como en todas las empresas que se crean de la nada los comienzos fueron muy, muy difíciles, pero la buena gestión y la reinversión de los pequeños beneficios en mejorar el equipamiento, hicieron que poco a poco mi empresa se empezase a hacer un huequecito en el sector.

Por aquel entonces salía con una preciosa rubita que se llamaba Sonia, tenía 19 años, poseía una carita preciosa y un cuerpo espectacular, pero sobre todo su culito, redondo, respingón y muy deseable, las pocas veces que la veía desnuda me cautivaba. Estaba estudiando derecho, estábamos muy enamorados, y aprovechábamos cualquier rato libre que nuestros quehaceres nos dejaban para vernos. Ella era muy buena estudiante y muy responsable, y yo era un trabajador infatigable, con lo que los momentos de intimidad casi brillaban por su ausencia. Aun así nos queríamos, ella estaba orgullosa de mí y de lo que estaba creando de la nada, siempre hablábamos del futuro, de cuando terminase la carrera, de casarnos, de nuestra vida juntos.

No siempre todos los planes se cumplen como has pensado, llevábamos cinco años juntos, mi empresa empezaba a andar por sí misma, ya no tenía que estar pendiente de todo y tenía más tiempo libre, pero Sonia estaba en el penúltimo año de carrera, aunque estudiaba mucho le estaba costando sacar las asignaturas y prácticamente no la veía, me pedía paciencia, pero yo quería más de ella, la necesitaba a mi lado físicamente, necesitaba sentirla y sentir sus caricias, sentirla a ella y a su calidez.

Con treinta años, mi vida sexual se limitaba a ligeros escarceos con Sonia que me dejaban más caliente que una bombilla y a las habilidades masturbatorias de mis manos, nunca, bajo ningún concepto, se me paso por la cabeza el engañar a Sonia, pero mi cuerpo anhelaba las caricias femeninas, alguna vez pensé el contratar los servicios de una escort, no quería una prostituta de 30€ media hora, pero solo quedaba en eso, en pensamiento.

Un viernes estando en mi fábrica hablando con un cliente me invito a cenar, ya que gracias a los productos que fabricaba le había sacado de una situación muy comprometida.

—Venga Eduardo, esta noche déjame invitarte a cenar, así conocerás a la gente que trabaja conmigo, y que te están agradecidos por el “cable” que nos has echado. Los dos reímos la ocurrencia.

Como era normal Sonia no salía, y la verdad tenía ganas de hacer algo diferente, mi vida era monótona, iba de la fábrica a mi casa  y viceversa, además ya me había independizado, tenía mi piso propio y me ahogaba meterme el fin de semana entre esas cuatro paredes.

—De acuerdo, le dije, dime a qué hora quedamos y donde, e iré encantado.

—Nos encontraremos en el restaurante Rías Bajas de Arturo Soria, sobre las nueve de la noche, no hace falta que vayas de traje, es una cena informal.

Tengo que reconocer que esa cena resulto muy divertida, conocí a los colaboradores de mi cliente, gente muy maja y divertida, cuando terminamos, nos fuimos a tomar algo a un garito que conocían, cabe destacar que éramos tres hombres y dos mujeres, nos sentamos en uno de los sillones y estuvimos charlando, la noche iba pasando y entre saludar a uno levantarse a hablar con otros y acercarse a la barra y conocer a alguien, me encontré solo, todo el mundo había desaparecido, o se le veía enrollado o enrollada con alguien. Debía de ser un sitio donde paraban mucho ya que me fijé que era mucha la gente que se paraba a hablar con ellos, en esos momentos en los que me encontraba algo desplazado empecé a echar mucho de menos a Sonia.

—Hola, ¿me puedo sentar contigo?

Levante mi vista y era una preciosa pelirroja, la que me hacia esa pregunta.

—Claro, como no, siéntate.

Me aparte ligeramente para dejarla hueco y se sentó, me miraba con cara divertida.

—Me llamo Noelia, y me he dado cuenta que nuestros amigos o amigas nos han dejado más solos que la una, ¿no te importa que compartamos sitio y charlemos?

—Para nada, de hecho te lo agradezco, estaba pensando en irme a casa. Por cierto mi nombre es Eduardo.

Me fije más en su cara, era muy guapa, ojos verdes, naricilla pequeña y afilada su carita era ligeramente ovalada, y tenía unos labios que decían bésame, me daba vergüenza seguir bajando mi mirada pero su camiseta de manga larga dejaba un buen escote, muy seductor.

—¿Te vas a ir ahora?, me dijo Noelia con enfado fingido.

—No, lo estaba pensando hasta que has venido tú, además sería muy grosero por mi parte.

Empezamos a charlar, al principio de banalidades, nos reímos bastante, era muy simpática y ocurrente, me encontraba a gusto hablando con ella, poco a poco la gente que conocíamos se fue despidiendo, al final nos quedamos solos ella y yo.

—¿Te apetece que nos vayamos a otro lado?, este sitio ya me aburre, me dijo Noelia.

—Por mi perfecto.

No levantamos, cogimos nuestras cosas y salimos a la calle.

—¿Has traído coche?

—La verdad es que no, vivo cerca de aquí y no me lo he traído, la dije.

—Mejor, vamos en el mío.

Nos montamos en su coche, y me llevo a un sitio que me encanto desde el principio, era el típico pub donde ponían buena música pero se podía hablar sin desgañitarte, me fui a levantar para pedir algo de beber pero Noelia se adelantó.

—No te muevas de aquí, que ahora vuelvo, voy al baño y de paso pido algo de beber.

Me fije cuando se alejaba del cuerpazo que tenía, mire su culo, redondito, respingón, perfecto llevaba unos leggins muy bonitos, de azul claro con estampados en rosa y unas botas altas de color marrón, iba muy guapa, mi timidez no me había dejado verla en todo su esplendor, pero de lo que si me di cuenta era de que destilaba sensualidad por cada poro de su piel, era de ese tipo de personas que te atrae irremisiblemente.

Volvió con las bebidas, yo había dejado de tomar alcohol, prefería mantener la cabeza despejada, pero Noelia bebía y bebía, y eso me preocupaba, puesto que debía de conducir, durante toda la velada hablamos mucho de todo, me conto que acababa de salir de una relación muy complicada y amarga, a su vez yo la comente que tenía novia y llevábamos seis años de relación, pero que debido a su carrera no avanzábamos aunque yo quería más de ella. Cerca de las cinco de la mañana, ya me encontraba muy cansado, aunque me encontraba a gusto con Noelia se me cerraban los ojos.

—Noelia, no quiero ser descortés, pero me estoy cayendo de sueño, antes de que me digas nada, que te conozco, me encuentro muy a gusto contigo, pero quiero dormir.

Cuando salimos, me fije que Noelia no iba en condiciones de conducir, la tuve que agarrar en varias ocasiones por que iba trastabillando continuamente.

—Noelia, déjame conducir a mí, no estás en condiciones de coger el coche.

—Sí, casi va a ser mejor.

Me dio las llaves de su coche y me dijo donde vivía, cuando llegamos aparque la deje en su portal, y nos dimos los números de móvil y antes de irme, me cogió la cara y me beso con ternura, su lengua se metió en mi boca y respondí a su beso estrechándola contra mí.

—Eres un tío estupendo, muchas gracias por todo, estamos en contacto.

Me dejo como aquel que dice, hablando solo, no me esperaba eso, me quede como un bobo delante de su portal asimilando lo que había pasado. Cuando llegue a casa, ya no tenía sueño, estaba eufórico, me había besado otra mujer y no era Sonia, pero lo peor de todo es que no tenía remordimientos, es más deseaba verla de nuevo, al final el cansancio me pudo y me quede dormido.

Aunque yo estuviese eufórico, el destino de mi vida se acababa de sobrescribir, todos los planes que tenía en mi cabeza estaban destinados a cambiar, lógicamente yo no lo sabía, de haberlo hecho hubiese parado todo esto.

Sonia seguía enfrascada en sus estudios, no quería oír hablar de salir, y menos de salir a cenar o tomar algo por ahí, era frustrante.

—Sonia, yo no puedo seguir así, te quiero, pero es que no nos vemos nada, solo quince minutos en tu portal, un par de besos un poco de magreo y ala, hasta dentro de quince días

—Edu, por favor no me agobies, ya tengo suficiente con mi carrera, dame un poco de margen cada vez queda menos para que estemos juntos todo el tiempo del mundo.

No quería discutir con ella, pero me hacía falta la Sonia que conocí al principio, cariñosa y enamorada, echaba de menos las tardes que nos pasábamos haciendo el amor, ya casi ni me acordaba de su cuerpo. Ocurrió lo que tenía que ocurrir, yo seguía quedando con Noelia, me fascinaba esa mujer, ya habíamos hablado de todo, a lo que me dedicaba, a lo que se dedicaba ella, de nuestros gustos, muy afines por cierto, había mucho tonteo por parte de los dos y algún que otro beso. Un día la invite a comer a mi casa, se presentó con un par de botellas de buen vino, tomamos el aperitivo en la cocina, mientras me ayudaba a terminar de preparar la comida me di cuenta de lo que la deseaba, estaba de espaldas a mi cortando lechuga para la ensalada, llevaba un vestido muy ceñido y corto dejando sus piernas al aire, movía sus caderas cadenciosamente al ritmo de The Pasadenas, que sonaba en el equipo del salón, era hipnótico ver el suave movimiento de su culito respingón.

—Noelia, ¿nunca te han dicho que tienes un culo precioso?

Tenía una erección descomunal, no pude evitarlo, me acerque a ella por detrás pase mis manos por su cintura estrechándola hacia mí, pegando mi polla a su perfecto culo.

—¡¡Eyyyy!! Que haces Edu, dijo con voz melosa, ¿no querrás tomar el postre antes de la comida?

Ahora mirándolo desde fuera, me doy cuenta de la sutil tela de araña que había urdido a mí alrededor y que me impedía ver bien lo que se me avecinaba.

—No, Noelia, solo me apetecía abrazarte, ¿eso es malo?

Noelia se dio la vuelta y se pegó a mí, me miraba con esos ojos verdes que me interrogaban intentando ver más allá.

—¿Todo va bien Edu?

La podía haber dicho la verdad, que las cosas con Sonia no iban nada bien, que anteponía su carrera a todo lo que la rodeaba y no se daba cuenta que me estaba perdiendo, pero no lo creí oportuno.

—Todo va perfectamente.

La estreche contra mí y la bese con pasión, ella lejos de rechazarme me devolvió el beso, sintiendo mi dureza en su pubis. Estuvimos charlando un rato más y fuimos a comer, cuando terminamos, fui a preparar café, mientras ella recogía la mesa, cuando terminamos nos fuimos al sofá, yo me senté, y ella se tumbó dejando sus pies encima de mis piernas, el vestido se le había subido ligeramente, la visión era turbadora, empecé una suave caricia por sus piernas, ella me miraba divertida, pero entrecerraba sus ojos y se mordía su labio inferior de forma lasciva, me aventure un poco más y empecé a subir por sus muslos, tersos, perfectos, ella abrió ligeramente sus piernas invitándome a seguir y me fije que no llevaba bragas, al final de sus piernas, llegue a su sexo, perfecto, cerradito, totalmente depilado y brillante, mi polla tenía una erección brutal, los pantalones me molestaban. Noelia ya totalmente excitada se levantó el vestido y abrió totalmente sus piernas dejándome ver en plenitud la maravilla que tenía entre sus muslos, acerque mi cabeza a su sexo y me empape de su aroma. Mi dedo empezó a jugar con su clítoris ella emitió un gemido muy sensual, bese sus muslos  y mis labios se apoderaron de los labios de su encharcado coñito, hizo algo que me desconcertó, agarro mi cabeza y la separo de su sexo.

—No cielo, eso no me gusta, odio el sexo oral, no me gusta hacerlo ni que me lo hagan.

Noelia vio mi cara de frustración, levantándose se quitó el vestido quedándose completamente desnuda delante de mí, la palabra perfecta se quedaba corta, su belleza era impresionante, me levanto y empezó a desnudarme, sus caricias me volvían loco, cuando me dejo desnudo me empujo suavemente sentándome en el sillón ella se sentó a horcajadas encima de mí y se metió mi polla hasta los huevos dentro de ella.

—Ufffff, joder Edu vaya pollon te gastas, me ha llegado hasta el útero, esto promete.

La sensación era increíble, empezó a follarme mientras lamia sus perfectas tetas y dejaba sus pezones como pitones, agarraba su perfecto culo y la estrechaba con lujuria contra mí, mi orgasmo se aproximaba y ella lo noto, se salió de mí, me dio la mano y nos fuimos hacia mi habitación, eso fue tiempo suficiente para que mi orgasmo se apagase, cuando llegamos gateo en la cama y me miro coqueta invitándome a entrar de nuevo en ella, la visión de ese culito y mi polla entrando y saliendo de ella era sublime, acerqué mi dedo pulgar a su anito, ella se tensó y me miro muy seria.

—Por ahí no se mete nada, no me gusta que lo toquen, no lo hagas nunca.

La verdad es que empezaba a mosquearme, joder con la niña que exquisita, como intuyendo lo que estaba pensando empezó a moverse suavemente follandose ella misma, empecé a notar las contracciones de su vagina sobre mi polla.

—Venga Edu, cariño mío, me empiezo a correr, follame, córrete conmigo.

Ahora sé que fingió su orgasmo, pero yo me corrí en su interior a petición suya, me aseguro que no había peligro, que se cuidaba.

Ese fue el principio de mi perdición, no quiero recordar esa tarde porque fue en ese momento cuando firme mi renuncia a la felicidad. Esa tarde follamos como animales, Noelia me demostró hasta donde era capaz de llegar y eso me cautivo, hubo más tardes y más días, fines de semana, vacaciones, Noelia era una calienta pollas, le encantaba el sexo en público, ponerme cachondo sabiendo que iba desnuda y debajo de esa faldita no llevaba nada. De Sonia, prácticamente ni me acordaba, ella creía que por fin la había entendido y la dejaba todo su tiempo para que sacase su carrera, fui un cabron y un desgraciado, ella no se merecía eso.

Pasados dos meses, estando en la cama con Noelia, me dejo caer muy sutilmente que debería de poner en claro mis sentimientos, por desgracia los tíos somos muy predecibles, y supo escoger el momento adecuado para decirlo, estaba loco por Noelia, la amaba, a Sonia la tenía un cariño lejano, sin dejarme pensar en lo que hacía, Noelia me dijo que hablase con ella y pusiese fin a esa relación que no llevaba a ninguna parte.

Joder, me acuerdo de ese día, como el peor de mi vida, creo que nunca me he sentido tan mal conmigo mismo. Era un lunes, estaba en la oficina de la fábrica y miraba el teléfono, sabiendo que tenía que hacerlo, no podía alargarlo más, marque su número y rápidamente me contesto su vocecilla cantarina y emocionada.

—Edu, mi vida, estaba pensando en ti en estos momentos, me contesto Sonia.

Me quise mantener frio, carente de sentimientos hacia ella, lo que iba a hacer era de todo punto deleznable yo mismo sentía odio hacia mí.

—Sonia, esta tarde necesito verte con urgencia, quiero hablar contigo.

—¿Todo va bien Edu?, me pregunto Sonia con preocupación.

—Esta tarde te veo a las siete en tu portal.

Ni que decir tiene, que cuando le dije que no quería seguir mi relación con ella, fue el peor momento, creo que en mi vida no he visto a nadie llorar con tanta desesperación como vi llorar a Sonia. Rogó, suplicó que la diese otra oportunidad, que iba a cambiar, lo infame fue cuando la dije que me había enamorado de otra mujer, llevaba ya dos meses con ella y no podía seguir así. Nunca me quitare de la cabeza su mirada perdida de total incredulidad, sus ojos rojos de llorar y temblando como una hoja, no me quise quedar más tiempo, estaba avergonzado de mí mismo, acababa de romper casi seis años de relación con Sonia.

—Que seas muy feliz y termines tu carrera, te lo deseo de corazón. Diciendo esto me fui de su vida.

Mis padres me apoyaron, aunque no aprobaron mi actitud, cuando conocieron a Noelia los dos pusieron cara de circunstancias, a ninguno de los dos les gusto su manera de ser y su forma de actuar, como me dijeron era su opinión pero el que iba a compartir mi vida con ella era yo. Lógicamente seguí mi relación con Noelia, su actitud en nuestro trato cambio cuando le conté que mi relación con Sonia había terminado. Como todo lo que hacia ella era muy sutil, casi no te dabas cuenta, pero yo me percaté de que por fin había conseguido a su presa, ahora solo era cuestión de mantenerla contenta. No me puedo quejar, me daba todo el sexo que necesitaba, aunque era muy a menudo pero por poco tiempo, para que me entendáis, era un polvo de aquí te pillo aquí te mato, no había maratones de sexo que es lo que realmente echaba de menos.

Después de dos años de relación, decidimos casarnos, los tres últimos meses antes de casarnos nuestra relación se enfrió mucho, de hecho se lo hice saber a Noelia, no me gustaba lo que estaba pasando, casi no la veía, y me estaba recordando a mi fracasado noviazgo con Sonia, eso hizo que se disparasen todas sus alarmas, y aunque volvió a ser la misma algo en mi interior me decía que tuviese mucho cuidado.

A un mes de mi boda, una mañana entro a mi despacho Arturo, el abogado que tenía desde que empecé con mi empresa, confiaba ciegamente en él, era mi mejor consejero, pero me dijo algo que en un principio me preocupo pero que a la larga fue lo que salvo mi empresa y a mí mismo.

—Eduardo, necesito hablar contigo, hay algo que me preocupa y debemos de solucionar

—¿Qué es lo que te preocupa?

—Tu boda con Noelia, ¿vas a hacer separación de bienes?

—No lo creo necesario, tengo todo esto antes de conocerla a ella, es mío.

—Bien, pero recuerda que tenemos un proyecto para ampliar la empresa e invertir en más equipamiento, también quieres abrir dos centros más, todo eso después de la boda son gananciales y te puede , de hecho te exigirá la mitad de esos beneficios si se divorcia de ti, y te aseguro que te pueden llevar a la ruina si ocurre.

—No creo que ella quiera firmar una separación de bienes, empezaríamos mal nuestra vida en común.

—Mira Eduardo, déjame hacerme cargo de todo esto, yo redactare el documento y me encargare de que lo firme, si no ocurre nada, solo será un papel firmado por vosotros dos, pero si falla algo se ira con las manos vacías. Otra cosa, te aconsejo que le abras un cuenta corriente y la ingreses dinero todos los meses, no creo necesario que hurgue en la contabilidad de la empresa.

Me dejo bastante impresionado lo poco que se fiaba de Noelia, pero yo con mi venda en los ojos no veía mucho más allá.

Recuerdo el día de mi boda con Noelia como el más extraño de todos, cuando terminamos de comer y abrimos la pista de baile con el vals, la perdí de vista hasta bien entrada la noche, de vez en cuando aparecía me besaba y alguien se la llevaba a saludar a otra gente. Por fin a las tres de la mañana nos fuimos a la habitación del hotel a consumar nuestro matrimonio, no sé si es porque había bebido mucho pero fue el polvo más frustrante que eche con mi mujer, prácticamente se abrió de piernas y me dejo que me corriese dentro de ella, una vez terminado se dio media vuelta y se quedó dormida.

No quiero recordar nada de lo que paso a partir de ese día porque fue una espiral de sinsentidos, al mes me dijo muy enfadada que estaba embarazada, no entendí su enfado en ese momento, yo estaba encantado, pero su actitud hacia mí se enfrió, dejo de ser la Noelia que conocía a ser una perfecta desconocida, casi no la veía, no paraba en casa, gastaba dinero a manos llenas, parecía culparme de todo lo que la pasaba.

A los nueve meses dio a luz a una preciosa niña, parece ser que en los primeros años se tranquilizó bastante y tuve una verdadera familia, disfrutábamos mucho los tres juntos, mi hija Ariadna, Ari como la llamábamos cariñosamente era una jovencita fascínate muy bella, tenía una cara preciosa y unos inmensos ojos azules, su pelo era castaño claro, su madre y ella eran inseparables hacían todo juntas, las veía felices y eso me hacía feliz a mí.

En ese tiempo, mi empresa se había expandido y había subido como la espuma, aparte de dos centros nuevos de distribución, tenía tres fábricas más y dos grandes almacenes, los pedidos eran muchos y de todas las partes del mundo, nuestra facturación anual rondaba los 120 millones de euros, había logrado por fin ser lo que siempre había soñado, ser el mejor en lo que hacía, era millonario y no me faltaba de nada, ¿o si me faltaba?

No puedo ser muy exacto en las fechas, mi mente quiere olvidar, los recuerdos son muy dolorosos, noto caer una lágrima por mi mejilla. ¿Qué años tendría Ari, 15 o 16?, ya había notado un cambio de actitud de mi mujer hacia mí, la notaba más distante, parecía que la molestaba mi presencia, ellas siempre haciéndose confidencias, pero yo no contaba para ellas, salvo en el dinero. A mi hija la tuve que llamar varias veces la atención por su forma de vestir dentro de casa, ya era una mujercita y tenía un cuerpo precioso, pero vestía como una cualquiera, con las prendas más pequeñas y ajustadas que podía ponerse, me iba provocando marcando cada parte de su perfecta anatomía, me enfade con ella y con su madre y tuvimos una bronca muy fuerte, ese fue el principio del fin.

A partir de ese día, su actitud hacia mí fue de despotismo y de humillación, nuestra relación como familia desapareció, ellas hacían su vida y yo la mía, se apuntaron a un gimnasio y se pasaban los días haciendo ejercicio, las pocas veces que las veía me quedaba alucinado de los cuerpos que estaban cultivando, muchas veces llegaba a casa y me encontraba solo, ellas llegaban más tarde…incluso de madrugada. Quise poner fin a aquello, ponerme en mi sitio como padre de familia, que iluso que fui.

Ese día no se me quitara de mi memoria nunca, fue el cumpleaños de mi hija, el día que cumplía 18 años, llegue tarde de trabajar como siempre, no esperaba encontrarlas en casa pero cuando llegue fue todo mucho peor. Cuando entre en casa todo estaba en silencio, no había nadie, pero cuando entre al salón, encima de la mesa había un sobre grande, y mi nombre escrito EDU. Me temí lo peor, y mis miedos no me defraudaron. Abrí el sobre, había unos cuantos folios escritos de puño y letra de mi mujer:

«Iba a empezar esta carta como querido Edu, pero lo siento, nunca te he querido, recuerdo aquel día en que te conocí, la pinta de pringado que tenías, fuiste un juguete en mis manos e hice de ti lo que me dio la gana, te lleve por donde yo quería y no te diste ni cuenta de lo que se te venía encima. Reconozco que eres muy buena persona, pero no eres mi tipo, a mí me hace falta alguien que me mande, que ejerza su poder sobre mi eliminando mi propia personalidad, y tu idiota, ni te acercabas, desde el primer mes que te conocí, te fui infiel y disfrute como no te puedes hacer una idea, sobre todo cuando te provoque para que dejases  a Sonia, joder, ese día fue el mejor de mi vida, fue mi dominio sobre ti, eras mi juguete.

Los siguientes años fueron de puro trámite, aunque he de reconocer que baje un poco mi guardia, pero por suerte para mi me llevaste por el buen camino, me folle a todo lo que se movía, ni se cómo no llego a tus oídos mis folladas con mis amigos, incluso con conocidos tuyos, pero tú solo tenías ojos para tu puta empresa, esa que me ha tratado tan bien y que ahora me va a solucionar mi vida y la de tu hija hasta el día que me muera. ¿Por qué me case contigo si no te quería?, evidente, eras rico, tenías dinero y yo ganas de gastarlo.

Algo que estoy deseando decirte hace 19 años, ¿te acuerdas de el día de nuestra boda?, ¿te acuerdas que cuando terminamos el vals no me viste hasta bien entrada la noche?, cuando llegamos a nuestra habitación ya estaba llena de semen de otros hombres, cuatro para ser más exactos, estaba agotada de los orgasmos que había tenido, tú fuiste el quinto que me rellenaba ese día…adivina quién es el padre de Ari, tu seguro que no cornudo, aunque tienes buena polla no tienes ni idea de utilizarla.

Y ya puestos a contar las verdades quiero que conozcas a los que me follaron bien follada hasta hacerme perder el sentido el día de mi boda. El primero fue tu hermano, mi cuñado, eso es un hombre, me caló desde el principio y me manejo a su antojo, fue una pena que se casase con la pánfila de su mujer, después del vals me fui a nuestra habitación con él y ejerció su derecho de pernada, follamos como animales, le di todo hasta mi culo, lo que siempre te negué a ti se lo di a él sin preguntar soy su puta y él es mi amo, el dueño de mi cuerpo. Cuando terminé con él, me fui follando a tus tres amigos del alma uno detrás de otro, no te darías cuenta, pero nunca estaban los tres juntos, siempre faltaba uno, los demás solo hacían de pantalla para que no sospechases nada, fue una tarde/noche muy animada para mí, nunca me lo había pasado tan bien, solo que lo jodiste todo cuando me toco cumplir contigo, fuiste patético.

Durante todos estos años, he follado con quien he querido, tu hermano y tus amigos han sido una parte fundamental de hecho me han ayudado económicamente, has sido un ruin dándome dinero para mis gastos, yo no podía vivir con seis mil euros al mes, me hacía falta el triple, aunque te voy a contar algo que te va a levantar ampollas.

Desde pequeñita he ido aleccionando a Ari para que sea una mujer de bandera, que la deseen los hombres y haga de ellos lo que ella quisiera, y mis clases dieron sus frutos, con catorce años me pidió, casi me suplico que deseaba dejar de ser virgen, ¿sabes a quien elegí para tan delicado asunto?, si, a tu hermano a su tío, ¿o a su padre? al principio Ari se mostró escandalizada, pero cuando tuvo su polla dentro de ella se le olvidaron todos sus prejuicios y folló con el hasta caer agotada, ese día perdió la virginidad por todos sus agujeritos, tus amigos también se la han follado, muchas veces, pero ellos han pagado por polvo, tu hija ha sido mi sustento, las veces que te decíamos que nos íbamos un fin de semana a un concierto o algún evento, habíamos quedado con tus amigos o tu hermano o los cuatro y montábamos unas orgias de cuidado, tanto tu hija como yo sabemos lo que es ser folladas por todos nuestros orificios a la vez.

Bueno imbécil, podría seguir contándote muchas más cosas, pero no mereces mucho esfuerzo más, Ari y yo hemos conocido a un hombre en el gimnasio que nos da placer a las dos por igual, es tan insaciable como nosotras, y ya que hemos llegado hasta aquí, voy a pedir el divorcio y vivir de tu puta fabrica, voy a disfrutar de la vida, dentro de poco mi abogado se pondrá en contacto contigo. Antes  Ari quiere decirte algo.

Bueno Eduardo, me gustaría decir papa, pero después de lo que me ha contado mi madre, creo de seguro que TU no eres mi padre, quizás el tío o alguno de tus amigotes sea mi padre, me da igual, me lo he follado, pero a ti no te siento como nada, has sido un pusilánime toda tu vida, no has sabido apreciar lo que se te ponía por delante, eras políticamente correcto y muy aburrido y no entiendo como no has sabido ser el macho de la mujer que tenías al lado. Has sido el eunuco del harén.»

Fui a nuestra habitación y a la de Ari, no había ni maletas ni ropa de ellas todo estaba vacío, rompí a llorar, me había destrozado, solo me acuerdo que llame al abogado de la empresa, a la media hora le tenía en casa y empezó a hacerse cargo de todo, esa noche no dormimos, yo no podía, estuve casi una semana sin ir a la fábrica, estaba hundido anímicamente y no reflotaba. Una tarde me plante delante del espejo del baño, y empecé mi plan de venganza, ese fin de semana invite a mi hermano y a mis tres “amigos” junto con sus mujeres a una comida en mi casa, todos aceptaron encantados. Ese sábado encargue un cáterin y espere pacientemente, todos llegaron a la hora y nos sentamos a la mesa.

—¿Y Noelia y Ari dónde están?, pregunto mi hermano

—Están pasando el fin de semana fuera, no sé qué evento de spinning en una ciudad costera, no me apetecía estar solo y quise estar con vosotros.

Mi hermano sabía algo estaba seguro, puso cara de intranquilidad, pero me dio igual. Cuando llegaron los cafés y las copas, me levante y me fui al mueble del salón, saque ocho sobres y se los di a todos y cada uno de los presentes dentro de ellos había una copia de la carta que me dejo Noelia.

—Quiero que leáis esto con atención, cuando terminéis hablamos.

Los llantos por parte de las mujeres no tardaron en oírse, mire a los hombres, estaban pálidos, mi cuñada se levantó y le propinó dos sonoras bofetadas a mi hermano mientras le gritaba de todo a escasos centímetros de su cara, todos y cada uno de ellos se miraban sin saber que decir, las mujeres gritaban y lloraban a partes iguales.

Deje caer mi puño sobre la mesa, todo el menaje se movió causando un gran escándalo, todos se callaron y me miraron

—Vosotros, dirigiéndome a mis amigos, salir de mi casa ahora mismo, desaparecer de esta ciudad no quiero volver a saber nada de vosotros, dejad vuestros trabajos y vuestros hogares, si no lo hacéis todo el peso de la ley caerá sobre vuestras cabezas, a vosotras, debéis de saber con quién estáis viviendo, sé que he destrozado vuestro matrimonio, pero sois el daño colateral de todo esto.

Me quede solo con mi hermano y mi cuñada, mi hermano estaba pálido, con nauseas.

—Y a ti hermano, mañana mismo quiero tu renuncia por escrito encima de mi mesa como consejero delegado, se te ha acabado el chollo si no el abogado de la empresa tomara las acciones pertinentes contra ti por pederasta, te has follado a una niña de catorce años que podía ser perfectamente tu hija. Según salgas por esa puerta olvídate de que tienes un hermano, y ahora largo de mi casa, escoria, no quiero volver a verte.

La parte principal estaba hecha, al mes más o menos me entere de que todos y cada uno de los presentes en esa comida estaban en trámites de separación, y ya no estaban viviendo con sus parejas puse mi casa en venta, me traía muchos recuerdos y todos muy malos. No sé quién aconsejo a Noelia sobre la carta que me dejo, pero fue devastadora para ella. Noelia se quiso poner en contacto conmigo cuando se enteró que no iba a ver un euro de mi fortuna, que había un documento firmado por ella de separación de bienes, montó en cólera, me denuncio por malos tratos en el matrimonio, pero la carta que me escribió la hizo mucho daño y se quedó en la calle con lo puesto. Salvó mi negocio y mi vida, me deshice de todo, teléfono móvil, fijo, coche, casa, tenía que empezar de nuevo quería dejar todo eso atrás, como siempre mi abogado, me aconsejo y me hizo ganar dinero con la venta de mi casa, atrás quedaban muchos, muchos recuerdos, le rogué que hiciese de escudo y que todas las llamadas principales pasasen a través de él a modo de filtro, no deseaba dar explicaciones de nada a nadie, simple y llanamente desaparecí.

En ese periodo me aloje en un hotel, no sabía si alquilar una casa o comprarme un chalet, ese fue siempre un capricho para mí, un chalet con piscina, sabía que para mí solo era un derroche, pero me lo podía permitir a los cuatro meses estaba viviendo en un chalet en un barrio residencial que era muy tranquilo y muy bonito, encargue a un decorador de interiores que lo amueblase y decorase y lo dejo según lo quería acogedor y practico, y empecé una nueva vida, monótona pero otra vida.

El tren entraba en mi estación, me levante y me dispuse a salir, algo llamo mi atención, una figura menuda, con la ropa sucia y raída y arrastrando una maleta pequeña iba pidiendo una limosna para poder cenar, no me gustaba dar dinero a los mendigos, no me fiaba de que se lo gastasen en comida, cuando llego a mi altura saque un billete de cinco euros y se lo di, en ese momento levanto su cabeza y me miro a los ojos para agradecérmelo, se me helo la sangre en las venas.

—¿Sonia?

Mi cara denotaba la sorpresa, me la quede mirando, no parecía ella, habían pasado más de veinte años, pero esos ojos y esa mirada no se habían borrado de mi cabeza.

Solo dijo mi nombre, Eduardo, me miro y vi como sus ojos se inundaban y se echaba a llorar, la abrace contra mí, olía fatal pero me dio igual.

—Pero por dios, que es lo que te ha pasado para verte así, porque no me has llamado si tenías problemas, todo menos llegar a esta situación, ¿Cuánto tiempo llevas mendigando?

El tren abrió las puertas y saque a Sonia del vagón, ella no paraba de llorar, solo decía que estaba avergonzada de que la viese así.

—Haber Sonia, no sé qué es lo que te ha pasado, pero no te puedo dejar así ahora, vente a mi casa y cenamos.

—No, a tu casa no, gritó, no quiero que tu familia me vea así

—Tranquila, vivo solo, no tengo familia.

Dejo de llorar y me miro sorprendida.

—Anda vámonos, tenemos mucho que contarnos.

Durante todo el camino, no hablamos de nada, solo se limitó a agarrase de mi brazo y seguirme mientras yo tiraba de su maleta. Cuando llegamos al chalet se quedó impresionada.

—¿Y la casa que tenías?

—Quería un chalet, sabes que siempre fue mi ilusión, vendí la casa y me compre esta preciosidad.

Sonia no sabía muy bien que es lo que hacer, estaba como fuera de su sitio, tome las decisiones por ella, tenía claro que se iba a quedar allí conmigo hasta que quisiese, solo que ella no lo sabía.

—Vamos por partes Sonia, lo primero, te vas a meter en la ducha y te vas a lavar bien, cuando salgas vamos a cenar hoy duermes aquí, quiero que me des toda esa ropa, va a ir a la basura, ya veremos que te puedo dejar, pero hay que equiparte con ropa nueva.

—Edu, no me debes nada, no creo que debas de ayudarme.

—Estas equivocada, si estas en esta situación es porque has tocado fondo, ahora déjame ayudarte a subir.

La acompañe al cuarto de invitados, la enseñe donde estaban las toallas y la enseñe su cuarto de baño, la deje sola y la espere en el salón, tardo más de una hora en salir, cuando la vi llevaba un albornoz mío y una toalla en la cabeza, ya solo con eso parecía otra persona, olía muy bien, ella me seguía mirando avergonzada.

—Te sigue gustando la comida china

—Sí, estaría bien.

Hice el pedido, todavía me acordaba de lo que la gustaba, ella me dio una bolsa de basura donde había metido la ropa que traía puesta.

—No te preocupes en buscarme ropa, en la maleta tengo una muda limpia y ropa que puedo ponerme, pero te lo vuelvo a repetir, no hace falta que te ocupes de mí, yo me se cuidar sola.

—Por supuesto que sabes cuidarte tu sola, por eso estas mendigando.

Sonia me miro con una cara que no había visto nunca en ella, mezcla de dolor y odio a partes iguales, vi como sus ojos volvían a humedecerse y salía a toda prisa hacia la habitación, la alcance en las escaleras y la quise pedir perdón, pero estalló.

—Maldito seas Eduardo, maldito seas, por tu culpa me he visto así, todavía no he olvidado lo que me hiciste. TE ODIOOOO.

El grito de Sonia resonó en toda la casa, diciendo esto se echó a llorar y se abrazó a mí, no la dije nada, solo la estreche contra mí, sé que  no hablaba ella, hablaba la desesperación, nunca deje de pensar en ella ni en aquella fatídica tarde en que la deje, de alguna forma sabía que había hecho mal, y el tiempo me lo demostró. La bese cariñosamente en la frente y en la mejilla, la aparte un poco de mí, y seque sus lágrimas.

—Por eso mismo quiero que me dejes ayudarte, que tienes que perder, te lo debo por lo que te hice, por lo menos déjame enmendarme y darte un futuro mejor…por favor.

Ella me sonrió, en ese momento llamaban a la puerta, el pedido de comida había venido. Baje mientras, Sonia iba  a la habitación a cambiarse, prepare todo en la cocina, en parte estaba alegre no iba a cenar solo. Al poco rato apareció Sonia por la puerta, no iba espectacular, ni nada parecido, unos pantalones de pijama de algodón que le quedaban enormes y una camiseta de manga larga algo raída pero que se ajustaba a su torso, la vi extremadamente delgada.

—¿Que te apetece beber para cenar?, la pregunte.

—¿Tienes vino?

Sabía que vino le gustaba a Sonia, Un rosado bien frio, y lo tenía, la hice sentarse y la serví, nos mirábamos como evaluándonos, pero no decíamos nada, había mucho que contar y solo sería el tiempo el que destapase todo lo que había pasado.

Sonia ceno mucho, estaba muerta de hambre, vi como estaba disfrutando de cada uno de los platos que había pedido, cuando se encontró saciada, dejo sus cubiertos en el plato y se llevó las manos a su tripa.

—Ufffff, he cenado mucho, pero es que todo estaba riquísimo, hacía mucho tiempo que no cenaba así.

—Me alegro que hayas disfrutado de la cena, me ha encantado verte comer. ¿Quieres café, algo de postre? La dije.

—He visto que tienes unas naranjas con una pinta impresionante, ¿me puedo tomar una y un café con hielo?

—Eso está hecho, mientras te tomas la naranja, voy preparando el café y lo tomamos en el salón.

Le serví la naranja, y mientras ella iniciaba el ritual de pelarla con cuchillo y tenedor, empecé a recoger la mesa mientras preparaba el café, notaba su mirada clavada en mí, cada movimiento que hacia su mirada lo seguía, cuando termino, tiro las mondas a la basura y dejo el plato y los cubiertos en el lavavajillas, estaba encantado de verla allí conmigo, joder era lo que siempre habíamos hablado, como sería cuando estuviésemos viviendo juntos, mil y un sentimientos afloraron en mí, mientras mis ojos se humedecían, estaba de espaldas a ella terminado de hacer sendos cafés, apoyo su mano derecha en la encimera mientras su mano izquierda acariciaba mi espalda.

—¿Vamos al salón?, dijo Sonia.

Nos sentamos en el sillón ella se sentó de forma que quedaba frente a mí, yo la miraba por el rabillo del ojo, seguía notando su mirada clavada en mí, era pueril el no mirarla, parecía un niño asustado y lo que quería es que se sintiese bien en mi casa, hice lo mismo que ella y quedamos mirándonos de frente, nuestras miradas se encontraron, no parecía enfadada, su mirada era de cansancio y dolor, tenía algo de ojeras.

—¿Y ahora que va a pasar? Me dijo Sonia.

—Mira Sonia, es tarde, y tú estás muy cansada, antes de que hablemos que va a pasar, descansa, duerme lo que quieras, estás en tu casa y lo sabes. Estoy seguro que tienes miles de preguntas en tu cabeza, lo mismo que yo en la mía, pero tenemos tiempo de contarnos todo con pelos y señales, no sé si será el destino, algún ente superior o la casualidad, que nos hayamos encontrado, pero lo que sí quiero es que mejores tu vida, déjame ayudarte.

Estuvimos hablando de banalidades, vi cómo se le caían los parpados, la cogí de la mano y la acompañe a su habitación.

—Si te hace falta algo, lo que sea no dudes en despertarme, que descanses.

La noche paso sin más, me costó dormirme, pensaba mucho en Sonia y su situación, pero al final el sueño me venció. Mi despertador sonó implacable, y me levante con otro ánimo, estaba contento, complete mi ritual de todos los días con mi higiene personal, y baje a desayunar, esperaba ver a Sonia, pero no bajó, antes de irme pase por su habitación, estaba profundamente dormida, la deje una nota con mis números de teléfono y un juego de llaves por si quería salir.

Cuando llegue a la fábrica, todo el mundo se dio cuenta que traía mejor cara, iba saludando a todo el mundo con una sonrisa en la cara, no pasaron más de 20 minutos y ya tenía a Arturo el abogado de la empresa y gran amigo preguntándome que es lo que había pasado, a que venía ese buen humor.

—No te vas a creer lo que me paso anoche en el metro, casi llegando a mi estación, vi que se acercaba a mí un sin techo, ¿sabes quién era?, Sonia, me quede impactado al verla en esa situación.

Arturo también se acordaba de Sonia, de hecho cuando rompí con ella fue uno de los que no aprobaron mi decisión, aunque solo fue eso una opinión personal.

—No jodas Edu, ¿Sonia?, ¿Mendigando?, ¿Qué has hecho?, ¿Es abogada?, ¿Cómo ha llegado a estar así?

—Todavía no hemos hablado, ayer me la lleve a casa, se dio un buen baño, lo necesitaba, cenamos y le he dejado durmiendo. Quiero ayudarla, de alguna manera, no sé por qué, me siento responsable.

—Sobre todo ten cuidado, hace más de veinte años que no sabéis nada el uno del otro y muchas cosas han cambiado.

—No te preocupes Arturo, soy consciente de ello.

Arturo se levantó para irse a su despacho.

—Antes de que te vayas, ¿vas a pasar por la línea de trabajo?, le dije a Arturo

—Sí, paso por ahí.

—Hazme el favor si ves a Verónica, dile que quiero verla.

Verónica, era una empleada que llevaba conmigo desde el principio. Confiaba ciegamente en ella, era muy buena persona y muy trabajadora, sabía todo sobre la fabricación de cables y el manejo de las maquinas, era mi brazo derecho en la línea de trabajo, la pagaba muy bien porque no quería perderla y ella se encontraba a gusto trabajando con nosotros. Alguien llamo a mi puerta.

—¿Da su permiso Don Eduardo?

—Pasa Verónica, por favor.

La cara de Verónica reflejaba preocupación, no era muy normal que la llamase a mi despacho.

—Por favor toma asiento, y quítate esa cara de preocupación, hay algo que te quiero pedir, es un favor personal, y necesito tu ayuda. No me voy a andar con rodeos, tengo una amiga que está pasando por un mal momento y necesito comprarle ropa, de todo tipo. Tu eres de su talla, prácticamente tenéis la misma envergadura, y el mismo tamaño. Te voy a pedir algo que esta fuera de tu competencia, y si te niegas lo entenderé…Necesito que te vayas de compras ahora mismo, sé que no es muy ortodoxo, pero me hace falta que me eches una mano.

La mire a los ojos, creo que todavía estaba asimilando lo que acababa de decirle, su cara estaba entre la sorpresa y la estupefacción

—Don Eduardo, vamos por partes, cada mujer tienes su estilo, yo compraría la ropa que me gustaría a mí, pero no sé si le va a gustar a su amiga.

—Entiéndeme Verónica, no me hace falta que compres un armario de ropa, solo algo que pueda ponerse, para que salga a la calle y no la miren como a una mendiga.

—Entiendo, ¿también le hace falta ropa interior?

Me eche a reír y empezamos a reírnos los dos, le dije más o menos todo lo que me podía hacer falta, ella se mostró comprensiva y no puso mala cara, al contrario estaba encantada y daba su opinión, cuando lo tuvimos todo claro, le di la tarjeta de crédito de la empresa y salió por la puerta. Le di las llaves de un coche de la empresa y la vi desaparecer.

La mañana iba pasando con normalidad, en todo momento llevaba el teléfono móvil del trabajo por si llamaba Sonia, pero nadie llamo, me empecé a preocupar, ¿y si se había marchado?, ¿y si se encontró mal y no había nadie con ella?, me estaba agobiando, la llegada de Verónica con un montón de bolsas, me saco de ese pozo de agobio que tenía, me enseño todo lo que había comprado, un par de pantalones, leggins, camisetas, camisas, dos vestidos, ropa interior, zapatos, zapatillas, en fin todo lo necesario, hasta compro un cepillo de dientes, colonia, leche hidratante y un pequeño estuche de maquillaje, lo imprescindible, la dije que se tomase el día libre, y la agradecí el detalle que había tenido, no le dije nada más, pero a final de mes se lo haría saber a través de su nómina.

Me disponía a irme, llame a mis más allegados en la empresa y les dije que me iba a ausentar por unos cuantos días por temas personales, estaría localizable en todo momento, pero que no iría por la fábrica.

Cuando entre en mi casa, todo estaba en silencio, nada indicaba que alguien estuviese allí, deje todas las bolsas en la entrada y me fui a la habitación donde deje a Sonia durmiendo, abrí la puerta con miedo, no quería perderla de nuevo, pero estaba allí, me acerque a su altura, dormía profundamente, no me quería ni imaginar por todo lo que tendría que haber pasado, llevaba durmiendo catorce horas seguidas, acaricie su rostro con dulzura, le aparte su pelo de la cara y la mire detenidamente, seguía siendo la Sonia que recordaba, sus facciones se habían endurecido, pero era ella, fue abriendo lentamente los ojos, le costó situarse, me miraba  y me sonreía, tenía esa dulce placidez de cuando despiertas de un buen sueño y ves algo que te reconforta.

—Buenos días, dijo Sonia, ¿ya son las ocho de la mañana?

—No, son casi las tres de la tarde, llevas durmiendo casi catorce horas, pero debes de comer algo, tu cuerpo lo agradecerá.

Me miró fijamente, y agarro mi mano entre las suyas, estuvimos varios minutos mirándonos a los ojos, hay algo que me reconforto, no tenía la mirada perdida, ni mirada de odio, solo me miraba plácidamente como preguntándome que iba a pasar.

—Ayer, cuando me dijiste que me querías ayudar, ¿me lo decías en serio?

—Totalmente en serio, Sonia, no puedo verte así, y voy a recuperar a la Sonia que conocí. Mira, he estado toda la noche pensando, solo quiero que me digas si me dejas ayudarte, porque voy a enfocar todo mi esfuerzo en ti, sabes que cuando me propongo algo me pongo a ello, lo trabajo y al final lo consigo, pero debes de poner de tu parte, tienes que querer salir de esta situación, ya tendremos tiempo de contarnos como hemos llegado a este punto. De momento quiero que vivas aquí conmigo, esta es tu casa y sabes que no te va a faltar de nada.

Diciendo esto, se levantó de la cama, y me abrazo, sentí su cuerpo cálido, sus pechos clavados contra mi pecho, su respiración, yo la atraje hacia mi haciendo más estrecho aun si cabe el abrazo, hacia tanto tiempo que no sentía esta sensación que mi polla empezó a cobrar vida, no quería asustarla, así que dándola un beso en la frente deshice el abrazo.

—Quiero que veas lo que tengo abajo, he ido de compras y tengo muchas cosas para ti en la entrada, voy a ir preparando la comida, yo me muero de hambre.

Cuando dije eso, los ojos de Sonia se iluminaron, salió rápidamente de la habitación y bajo corriendo las escaleras, cuando llegue a su altura tenía sus manos tapando su boca, y por sus mejillas rodaban dos lágrimas, me miro y volvió a abrazarme de nuevo.

—Gracias Edu, muchas gracias.

—No tienes por qué dármelas, anda, sube las bolsas a tu habitación mientras yo voy preparando todo.

Eso hice, oía el ir y venir de Sonia, subiendo bolsas, yo prepare todo y cuando estuvo listo la llame, a los pocos minutos apareció por la puerta, se había recogido el pelo y maquillado ligeramente, llevaba puestas unas mallas y una camiseta de manga larga, era un atuendo simple pero la cambió de aspecto totalmente, estaba preciosa, algo delgada pero su cara estaba radiante, la mire de arriba abajo ella coquetamente giro sobre si con una gran sonrisa, habían pasado veinte años pero seguía teniendo un culo de primera, miro mi cara de sorpresa con agrado.

—¿Que tal me ves?

—Sonia, estas muy guapa. Veo que he acertado en la talla.

—Eres increíble Edu, todo lo que me has comprado, casi no falta de nada, has pensado en todo, de verdad que te lo agradezco, me ha hecho sentir bien.

—Me alegro que te guste.

Nos sentamos a la mesa y empezamos a comer, Sonia devoraba la comida y pedía repetir, no se lo impedía, a saber los días que no había comido, sinceramente se me encogía el alma de solo pensarlo, cuando terminamos mientras ella recogía la mesa yo preparaba el café, cuando estuvo todo listo nos fuimos al salón.

—Estaba todo riquísimo Edu, he comido como hacía tiempo.

—Me alegra que te guste. No te lo había dicho, pero me he tomado una semana libre para estar contigo, y empezar a cuidarte.

Sonia me miro muy seria, en un principio me asuste, pero enseguida su sonrisa me disipo las dudas que tenía.

—Edu, me gustaría empezar a sentirme bien conmigo misma. Ayer por la noche cuando me duche y me mire en el espejo no me reconocía, tengo más pelo en el cuerpo que chewbacca, si no te importa esta tarde me gustaría ir a un salón de belleza a depilarme y arreglarme el pelo, después de años lo necesito.

—Pues nos terminamos el café y nos vamos.

Eso hicimos, digamos que ese fue el pistoletazo de salida, fue el comienzo de todo lo que vendría después, el comienzo de mi vida y de la suya, todos los acontecimientos nos llevaron a estar juntos nuevamente, pero quizás me esté adelantando a los hechos.

Esa tarde nos fuimos a un salón de belleza, fue a uno que ella eligió, de hecho no dudó, fue directamente a él, cuando entramos solo me dijo, ¿me dejas algo de dinero?, no había caído, ella no disponía de dinero, lo que hice fue dejarle mi tarjeta de crédito y dije que no había problema en que la utilizase, deje mis datos para que no hubiese ninguna duda y me fui a dar una vuelta.

Fueron casi cuatro horas de espera, al final me senté en una terraza enfrente del establecimiento, cuando la vi aparecer por la puerta, me levante, era preciosa, estaba preciosa, se había cortado el pelo, y se había teñido del mismo color de pelo que tenía cuando éramos novios, llevaba un vestido sencillo pero que la hacía tremendamente sexy, dios, no parecía a la Sonia de hace 24 horas. La salude con la mano y vino hacia donde estaba, debió de ver mi cara de sorpresa, se ruborizo.

—Estas guapísima Sonia, me has dejado sin palabras.

—Vaya, veo que han hecho buen trabajo.

Nos tomamos algo, charlamos de todo y de nada importante, en mi cabeza se agolpaban la preguntas, pero habría que esperar a que todo se asentase para sincerarnos con nosotros, todavía había muchas sorpresas.

Los siguientes meses fueron intensos, reconocimientos médicos a fondo, análisis, dentista, gimnasio, nutricionista, ginecólogo y psicólogos, la ayudaron a sentirse nuevamente mujer, casi desde el día que apareció por la cocina con esas mallas después de despertarse, me enamore de ella nuevamente, como reza ese dicho, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, lo peor de todo es que me di cuenta veinte años tarde.

Pasados seis meses, aquella mujer que me encontré en el vagón de metro se había convertido en la belleza personificada, tenía 44 años, pero el cuerpo de una niña de 20, estaba enamorado de ella sin remedio, no sé si Sonia se imaginaba algo pero cuando llegábamos a casa ella se ponía “cómoda”,  eso significaba para mí un auténtico martirio, camisetas ceñidas sin sujetador, pantaloncitos muy cortos marcando su perfecto culo y su abultado sexo…era un suplicio, pero me lo merecía por lo que la había hecho. Aunque parezca mentira, en todos esos meses no habíamos hablado de lo que nos había pasado, parecía que era un tema “tabú”. Una noche cenando me miro muy fijamente, quería decirme algo.

—Edu, todavía no sé cómo agradecerte todo lo que estás haciendo por mí.

—No tienes que agradecerme nada, estoy encantado de poder ayudarte y estoy muy contento por tenerte aquí conmigo.

—Te quería comentar algo, esto te va a sorprender, pero quiero terminar la carrera de derecho, he pensado matricularme en la UNED, y convalidar las asignaturas que tengo aprobadas a ver en qué curso me quedo. Quiero ejercer y trabajar y pagarte todo lo que estas gastando en mí

—¿No terminaste la carrera?, la dije estupefacto y muy sorprendido.

—No, no la pude terminar, no me sentí con fuerzas.

—Antes de que me expliques eso de que no tuviste fuerzas para terminar la carrera, hay algo que te tiene que quedar muy claro, TU NO ME DEBES NADA, y me parece muy bien que quieras terminar ahora la carrera, ese fue tu sueño siempre.

Sonia me cogió las manos y me las beso, me miraba con cariño, creo que ya iba siendo hora de que hablásemos y nos sincerásemos entre nosotros.

—Veras Edu, el día que me dejaste, fue el segundo peor día de mi vida, cuando desapareciste por el portal, mi mundo se vino abajo, no era capaz de concentrarme en el estudio, solo hacía que llorar y llorar, quise hablar contigo, pero mi madre y mis amigas me dijeron que no era buena idea…no sé por qué las hice caso. Empecé a suspender una y otra vez y por el contrario comencé a salir más de fiesta con mis amigas para olvidar, la carrera paso a segundo plano, hasta que conocí a Carlos el que fue mi marido.

Fue un flechazo, o eso quiero creer, necesitaba olvidarte y sacarte de mi cabeza, y Carlos era muy guapo, estaba muy bueno y pertenecía a una de las mejores familias de Madrid los Urquiola-de Zúñiga. No quise cometer el mismo error que cometí contigo, me dedique a el en cuerpo y alma, deje la carrera y fui su sombra, no me separaba de su lado, conocí a su familia, y la sensación es que no fui bien recibida, su padre, fue el peor de todos, intento ponerlo en mi contra pero no lo consiguió, sé que Carlos tuvo muchas discusiones con su padre por mi culpa, le decía que era una caza fortunas.Una noche tuvieron una bronca impresionante, Ramón el padre de Carlos le prohibió verme, pero él le hizo frente y le dijo que era imposible porque nos íbamos a casar, lo tenía decidido y ni él ni nadie se iba a interponer entre nosotros. Fue muy valiente al enfrentarse con su padre pero, eso solo le incito a dejar que su retoño emprendiese su aventura para luego…

Sonia se echó a llorar con desesperación, me imagine que sus recuerdos eran muy dolorosos, me levante de mi sitio y me senté a su lado, la estreche contra mí, y empecé a besarle toda la cara mientras secaba sus lágrimas.

—Tranquilízate Sonia, se el tipo de persona que es el tal Ramón Urquiola, nos debe más de medio millón de euros y no quiere pagar, es una persona deleznable, barriobajera y ladrón como pocos he visto, pero muy astuto.

—A los dos años, continuo Sonia, nos casamos, fue una boda por todo lo alto, más de quinientos invitados, todo lo más granado de Madrid, para mí fue el un día inolvidable, aunque…cuando dije el sí quiero me acorde de ti, no con odio ni rencor, si no con amor, deseando que fueses tú el que estuviese enfrente de mí, pero se lo dije a Carlos, todo fue como un cuento de hadas para mí, el viaje de novios, y nuestra vida en común, su padre nos regaló un chalet en la zona más exclusiva de Madrid, El Viso, yo estaba flotando, no me faltaba de nada, y todo era perfecto, pensé, que su padre había terminado aceptando la situación, nos visitaba a menudo y veía lo bien que nos llevábamos, me empecé a replantear el retomar mi carrera, tenía mucho tiempo libre y mucho dinero, todo iba sobre ruedas.

Vi que Sonia, se quedaba callada, su mentón temblaba y dos gruesos lagrimones cayeron por sus mejillas, la volví a abrazar, la quise transmitir tranquilidad.

—¿Te apetece una infusión o café?

—Una infusión estaría bien.

Le prepare una infusión de tila, manzanilla y té, a mí me relajaba mucho, quería que ella se tranquilizase para que terminase su historia. Una vez termine, serví las infusiones en el salón y nos sentamos en el sillón, Sonia se sentó pegada a mí, y me pidió que la abrazase, la estreche contra mí y la bese la frente, ella quiso continuar con la historia, pero se echó a llorar nuevamente, se tranquilizó pero no dejo de llorar.

—Más o menos a los cinco meses de nuestra boda, Carlos, mi marido se tuvo que ir a un congreso a Estados Unidos, estaría fuera una semana, el día que se fue, le lleve al aeropuerto, estaba apenada, sé que iba a ser solo una semana pero el estar sola en ese chalet tan grande me acobardaba, mi marido me dijo que empezase a gestionar lo de la carrera así estaría entretenida.

A los dos días de irse Carlos, una mañana me levante muy excitada, había tenido un sueño muy pornográfico estaba empapada, baje a la cocina a prepararme un café, en ese momento llamaron a la puerta, estaba en mi mundo y me fui a abrir sin pensar que mi cuerpo solo estaba cubierto por un camisoncito corto y muy liviano y sin nada debajo, cuando abrí la puerta vi que era mi suegro, me miro de arriba abajo, y vi su mirada de lujuria, mire hacia abajo y me cubrí como pude, sabia el espectáculo que le estaba dando.

—Vaya Sonia, dijo mi suegro, siempre recibes así a tus visitas…¿o es que estabas esperando a alguien?

—Me fui corriendo a mi habitación, no me gustó nada su tono y esa pregunta, me maldije por mi despiste, pero mi cuerpo reacciono de otra manera, odiaba a mi suegro por lo déspota y vehemente que era, pero su fuerte personalidad me atraía como las polillas a la luz, la humedad bajaba por mis muslos y mis pezones estaban duros y muy marcados, estaba muy sensible y todo me excitaba. No me cambie, solo me limite a ponerme una bata también muy liviana encima, dejando mis piernas al aire, mis pezones se marcaban como dos garbanzos, ni yo misma se por qué lo hice, o si lo sé pero me repugna reconocerlo. Mi suegro había cerrado la puerta, y se había dirigido al salón.

—Perdona si me presento sin avisar, me dijo mi suegro, pero mi hijo me ha llamado y le hace falta un documento que está en su despacho, si me lo permites paso a buscarlo y me voy.

—Fui una estúpida, parecía que quería retenerlo, con la mejor de mis sonrisas se lo pregunte, ¿quiere usted un café Ramón?

—Si no es molestia si, ya sabes cortado sin azúcar.

—Me fui a la cocina a prepararlo, a los cinco minutos note su presencia detrás de mí, me abrazo por la cintura y me estrecho contra su cuerpo, le llame de todo, le insulte, le arañe, grite, pero deseaba lo que sabía que iba a pasar…

Sonia volvió a llorar con desesperación, se golpeaba la cabeza como queriendo que desapareciesen todos los recuerdos, estaba muy nerviosa y no se atrevía a mirarme a la cara, estaba roja de ira y su expresión era de rabia.

—Sonia, no hace falta que me cuentes todo, me imagino lo que paso…

—NOO, me grito, por primera vez en vi vida quiero llegar al final y decir todo lo que paso, llevo con esto dentro de mi corroyéndome, desgastándome poco a poco, eso fue lo que arruino mi existencia y lo que me llevo a esta situación, nunca, entiéndeme bien, nunca nadie ha sabido toda la historia es mi secreto más íntimo del que nunca he hablado ni con las que creí eran amigas.

Sonia se calló por un momento, levanto la mirada y clavo sus ojos rojos de llorar en los míos, su mirada en ese momento era de cariño y pidiendo comprensión, diciendo esto acaricio con su mano mi cara y me beso con mucho cariño en los labios.

—Ahora quiero compartirlo contigo.

Diciendo esto se pegó aún más a mí me hizo pasarle mi brazo izquierdo por encima de sus hombros, apoyo su cara en mi pecho y continuo.

—Mi suegro me dio la vuelta violentamente y me soltó un bofetón que me dejo atontada, hizo fuerza sobre mis brazos y me hizo arrodillarme, desde su posición veía mi generoso escote y mis pezones queriendo romper la tela.

—Pero si estas cachonda, dijo mi suegro, mírate los pezones, ahora me voy a bajar los pantalones y me vas a hacer una buena mamada, lo estoy deseando desde que te vi por primera vez con esa boquita que tienes.

—Cuando se bajó los pantalones y los calzoncillos me asuste, ese hijo de puta tenía la polla más grande y más gorda que he visto en mi vida, mi cara debía de ser de terror, pero eso a mi suegro le dio igual, acerco su polla a mi boca y yo como una autómata me la intente meter dentro, solo me cabía la punta, intente hacerle la mejor mamada a ver si con eso se iba y me dejaba, que ingenua fui, eso solo acababa de empezar. Mis dos manos le pajeban y todavía sobraba polla para una tercera mano, intentaba meterla lo más adentro que podía y me daban unas arcadas impresionantes, notaba mi humedad que bajaba como un torrente por mis muslos, incluso vi de soslayo que había gotitas en el suelo

—Eso es, asiii, joder que boquita tienes zorra, sin arcada no hay mamada, resoplaba mi suegro, lo haces muy bien pero no me quiero correr en tu boca, quiero follarte y llenarte de leche, es lo que te mereces.

—Por dios Ramón, eso no, me va a destrozar, ZASSS, otro tortazo me dejo claro quien mandaba, me agarro por el pelo y me puso en pie, me dio la vuelta y de un manotazo retiro todo lo que había encima de la mesa, me obligo a tumbar mi torso sobre ella dejando mi culo y mi sexo expuestos, estaba muy excitada y solo deseaba sentir como me taladraba con esa polla, lo estaba deseando, note como subía mi camisón hasta la cintura, ahora tenía a la vista toda mi intimidad.

—Pero serás puta, vas sin bragas y encima de lo cachonda que estas, estas empapada, tu coño parece un manantial, lo estas deseando zorra.

—Diciendo esto, paso un dedo a lo largo de mi rajita, me tense y arquee la espalda del placer que me había dado solo con eso, entonces note su polla en mi coño, la pasaba de arriba abajo pero sin meterla, abría mis labios y rozaba mi clítoris que a esas alturas estaba muy sensible, me estaba llevando a un orgasmo arrollador.

—Vamos putita, pídemelo, quiero oírte como tu boquita pide lo que estas deseando que ocurra, vamos pideloooo, pídeme que te folleee.

—Me empecé a correr, un orgasmo como nunca había tenido empezó a atravesar mi cuerpo, mis manos se agarraron a la mesa de la cocina, no quería gemir, no quería darle ese gusto, pero el orgasmo fue tan intenso que termine aullando de placer. Cuando termino y estaba más relajada me incorpore y me quite el camisón, me quede desnuda delante de él, cogí aire y llene mis pulmones, había despertado la puta que llevaba dentro… VAMOS VIEJO DE MIERDA, FOLLAME, PARTEME EN DOS Y LLENAME DE LECHE, le grite en su cara, me volví a tumbar sobre la mesa, arquee mi espalda y abrí mis piernas para recibirle, estaba tan lubricada que entro sin dificultad, me tenía empalada, me sentía llena, note como empezaba a moverse y no lo pude evitar, otro orgasmo arrollador me atravesó, le gritaba, le pedía más y más.

—Eso es guarra, córrete para mí, esto solo acaba de empezar, y te aseguro que al final del día, todos tus agujeros serán míos. Dios que buena estas, me voy a correr.

—Estuvo cinco minutos más bombeándome, estaba fuera de mí, el placer era muy intenso, hasta que note como con un golpe de caderas clavo su polla en mi útero y empezó a descargar su leche en lo más profundo de mi coño, hasta siete latigazos se semen logre contar, me relleno como a un mechero, era tal la cantidad de semen que mi útero se inundó y rebosando,  resbalaba por mis piernas mientras seguía bombeando salvajemente, al final me sobrevino otro orgasmo, literalmente le estaba ordeñando la polla, note como se desplomaba sobre mi espalda y me abrazaba fuertemente.

—Joder Sonia, ha sido increíble, mejor de lo que había soñado.

A estas altura debo de decir que yo estaba con una erección bestial, estaba incomodo, solo llevaba el pantalón del pijama, y para estropearlo del todo la cabecita de Sonia apoyada en mi pecho, apuntaba directamente hacia mi erección, no sabía muy bien cuando acabaría eso, pero lo que tenía claro es el pajote que me iba a tener que hacer para liberar la tensión. Además, Sonia no es que ayudase mucho, su vestimenta era de lo más sexy, una camiseta de tirantes, sin sujetador, marcando su pecho perfectamente y dejando su tripita al aire, y unos pantaloncitos cortos, que en la posición en la que estaba dejaba prácticamente su nalga al aire, la visión era cautivadora.

—Estuvimos así un rato, prosiguió Sonia, recuperando nuestras respiraciones, al sentir su peso y su calor en mi cuerpo me volví a excitar, me incorpore, y le mire fijamente, ¿esto es todo lo que sabes hacer hijo de puta?, le pregunte muy segura de mi misma, metió una mano en su chaqueta y se tomó dos pastillas, no sé qué eran, Viagra no desde luego, pero su mirada me acobardo, se desnudó en la cocina, me agarro de la mano y tiro de mí, me llevo a la habitación de matrimonio y me metió en la ducha junto con él, me hacía falta pues notaba su corrida resbalar por mis muslos, deje un reguero de babas hasta el dormitorio, la ducha fue lo más seductor que me hizo, me lavo a conciencia, me hizo tener dos orgasmos más y me lavo muy bien, sobre todo mi culo, lo dejo limpio, muy limpio, en mi cabeza resonaba la frase “al final del día tus agujeros serán míos”, estaba asustada pues por mi culo era virgen y el malnacido de mi suegro tenía un pollón enorme, me iba a romper.

—Sonia no me jodas, dime que no le diste tu culo a ese tío.

—¿Y que querías que hiciese Edu?, estaba sola, mis gritos no se escuchaban fuera y la zona residencial era lo más tranquilo que conocía, estaba a su merced, y era bastante más fuerte que yo, tenía dos opciones o me hacía mucho daño o colaboraba, y lo siento, estaba tan cachonda que opte por la segunda opción.

Me levante cabreado, la verdad no sabía muy bien por qué, bueno si lo sé, cuando éramos novios, en las sesiones de sexo que tuvimos le pedí su culo muchas veces, Sonia tenía y tiene un culo precioso, siempre me lo negó, de hecho me dijo que nunca nadie profanaría su puerta trasera, eso era una puerta de salida y no de entrada, decía. Me fui al bar y me serví un wiski, estaba de espaldas a ella, intentando bajar mi erección y digiriendo lo que acababa de decirme, me abrazo por detrás me dejo sentir su cuerpo pegado al mío, sus tetas aplastadas en mi espalda transmitiéndome su calor, oí como sollozaba.

—Por favor Edu, no te enfades conmigo, entiende que había cambiado y ya no estábamos juntos.

Me giro me puso frente a ella y me volvió a besar, me agarro de la mano y me llevo de nuevo al sofá, esta vez ella se sentó apoyando su espalda en el reposabrazos yo me senté a su lado y puso sus pierna encima de mis muslos, y una de sus pantorrillas estaba en contacto directo con mi erección, ella seguía llorando, pero había un brillo especial en sus ojos.

—Cuando salimos de la ducha, nos secamos mutuamente, hasta parecía humano, lo hacía con cuidado y con cariño, me fije en su polla y tenía una erección descomunal, no sé qué se habría tomado, pero el efecto fue bestial, asustaba solo verla, pero estaba tan caliente que la agarre y ya en el baño empecé a mamársela de nuevo, parecía una barra de acero, dura y surcada por gruesas venas, me emplee a fondo con esa maravilla de polla, y casi le hice terminar en mi boca, pero sus planes eran otros.

—Serás puta, pero que bien la chupas, se nota que te las has comido a pares so cerda, pero quiero follarte otra vez.

—Me agarro del brazo y me levanto, me llevo hasta la cama y me tiro encima, lo rete con la mirada, me abrí de piernas todo lo que pude y le deje ver mi chochito, todo depilado y abierto para él, se lanzó de cabeza y empezó a lamer desde mi ano hasta mi clítoris, me volvía loca, estaba cegada por el placer, ni me acordaba de mi marido, solo deseaba recibir esa polla nuevamente. Ya había perdido la cuenta de los orgasmos que había tenido, cuando lo considero oportuno, me llevo al centro de la cama se puso encima de mí y volvió a follarme, yo le abrace con brazos y piernas y le hice correrse dentro de mi nuevamente, me inundo con su leche, según saco su polla salía a borbotones de mi coño, su polla no se había bajado lo más mínimo seguía con una erección descomunal, ni me dejo descansar, me dio la vuelta me puso a cuatro patas, y volvió a follarme, tenía el coño tan dado de sí que sus huevos rebotaban en mi clítoris, síntoma de que había metido todo su pollón en mi coñito, la sensación era indescriptible, y yo no hacía nada más que encadenar orgasmos. Había perdido la noción del tiempo, mi suegro solo hacía que follarme, ni se la de veces que se corrió, esas pastillas que se tomó le estaban haciendo tener un aguante fuera de lo normal y un efecto demoledor para mí.

Vi que Sonia miraba sus piernas, el pantaloncito se le había metido por el culo y marcaba su coñito perfectamente haciendo un camel toe seductor, la zona de su vagina estaba más oscura que el resto, síntoma de que estaba excitada y sus flujos habían mojado toda su entrepierna, yo estaba que reventaba y la muy cabrona empezó a mover levemente su pierna sobre mi polla.

—Empezó a prepararme el culo, prosiguió Sonia, estando follándome a cuatro patas, empezó por meterme el pulgar, al principio dolió un poco pero enseguida me acostumbre, el muy cabron sabia como hacérmelo, no dejaba de bombear, la sacaba martirizaba mi clítoris y volvía a meterla, estaba agotada, me dolía el coño, de tener su polla dentro, estuvo más de media hora follandome al final se corrió abundantemente y alcance otro orgasmo caí rendida en un profundo sueño.

No sé cuánto tiempo había pasado, pero me desperté atravesada por un dolor muy agudo procedente de mi culo, estaba boca abajo y con un par de almohadas en mi tripa dejándome el culo en pompa, detrás el cabron de mi suegro me estaba metiendo algo por el culo, notaba como entraba y salía, lo que en un principio me dolió, ahora empezaba a darme placer, mis caderas tomaron vida y comencé a menearlas y a gemir como la puta que era.

—Te gusta putita, tienes metido un pepino por el culo, tranquila que lo he lavado bien y lo he desinfectado, no queremos que te pongas malita, ahora vas a saber lo que es tener una buena polla metida dentro.

—Saco el pepino e hizo un sonido de ¡PLOP!, e inmediatamente mi suegro empezó a meter su polla en mi culo, pensé que no me dolería, pero me estaba rompiendo, agarrare las sabanas con las dos manos hasta que se me pusieron los nudillos blancos, el dolor era insoportable, el cabron se detuvo y empezó a estimular mi clítoris, sin darme cuenta empecé a relajar mi esfínter y el al notarlo prosiguió con su avance, la sensación era de un dolor muy placentero, note como sus huevos rebotaban en mi coño y se quedó quieto, pero seguía masajeando mi clítoris, joder me iba a correr otra vez la sensación era brutal, y empezó un bombeo muy suave, notaba como al salir arrastraba la piel de mi ano y al meterla se llevaba parte de mis labios hacia dentro, no aguante mucho más y me corrí, fue un orgasmo totalmente diferente a los que conocía, más intenso y mucho, mucho más largo.

—Joder zorra, que apretadita estas me vas a arrancar la polla, me encanta cuando te corres, como me aprietas.

—No sécuánto tiempo estuvo, solo sé que tuve dos orgasmos más, recuerdo que algo me dijo que le apretaba tanto la polla que no conseguía correrse dentro de mi culo, saco la polla la puso enfrente de mi cara y me dijo con voz autoritaria.

—Vamos puta chúpamela y déjamela limpia, quiero correrme en tu boca.

—Me dio mucho asco, había restos de heces, pero me hizo chupársela, estaba tan agotada, que deseaba que todo terminase y me dejase descansar, me dedique a chupar hasta que note que se tensaba y empezaba a lanzar chorros de leche a mi garganta, intente tragar todo pero me fue imposible, se me salía por las comisuras de los labios, al final termino, vi como su polla empezaba a menguar, mire el reloj eran casi las ocho de la noche, llevábamos casi diez horas follando, ni habíamos comido, yo estaba hecha un trapo, no tenía fuerzas para nada, el solo se levanto fue al servicio,  y salió desnudo, al poco rato vino trajeado, yo estaba medio dormida, me dio un par de cachetes.

—Despierta zorra, me voy, pero que sepas que esto no acaba aquí, a partir de ahora vas a ser mi putita particular, y te voy a follar cuando me venga en gana, ¿te ha quedado claro?

—Yo solo asentí con mi cabeza, oí como cerraba la puerta de entrada, apague la luz y me dormí, al día siguiente, me desperté a las doce del mediodía, me dolía todo el cuerpo, me acorde de todo lo que había pasado, había fallado a mi marido, le había hecho cornudo a los pocos meses de casarnos y encima con su padre, llore desconsoladamente…no me quiero ni acordar de ese día fue horrible.

Sonia empezó a llorar nuevamente, me partía el alma verla así ella me echo los brazos y yo tire de ella, se sentó encima de mi polla, si ya de por si estaba hecho polvo el notar su culo pegado a mi más que evidente erección, hizo que alcanzase un nivel de excitación muy alto. La abrace contra mí y metió su carita entre mi hombro y mi cuello

—Cuando me tranquilice, me di un buen baño, continuo Sonia, estuve casi una hora en el agua, quería purificarme, me sentía sucia, pero el dolor de mi coño y mi culo me recordaba en todo momento lo que paso, y lo peor de todo es que me empecé a excitar como una burra, odiaba a mi suegro, pero me dio el mejor sexo de toda mi vida, de hecho si en esos momentos llega a llamar a la puerta creo que hubiese follado con el de nuevo hasta quedar desfallecida nuevamente y si piénsalo “que puta que soy”, me daba igual todo, el mal estaba hecho.

Cuando me serene, me vestí, recogí el estropicio de la cocina del día anterior y me hice la comida, quedaban dos días para que llegase mi marido y no debía de notar nada, arregle la casa, y limpie todo rastro  de mi infidelidad, cambie las sabanas de nuestra cama y en ese momento fue cuando me di cuenta de la estupidez que había hecho, me prometí a mí misma que no habría una segunda vez y lo cumplí, pero a qué precio, nadie dice no a Ramón Urquiola y menos una puta como tú, me dijo un día que quiso entrar en mi casa y no le deje pasar. El viernes llego mi marido, lo recogí en el aeropuerto, me vestí lo más provocativa que pude, quería que me follase según llegásemos a nuestra casa, no quería correr riesgos, y mi plan dio resultado, venia más salido que un mono, según llegamos me llevo a la habitación y me follo, pero fue decepcionante, no notaba nada, no me excitaba, a comparación de su padre mi marido tenía una pollita del montón y encima delgada, el me embestía con todas sus ganas pero fue inevitable la comparación, cuando se corrió en mi interior también me decepciono, su padre lanzaba chorros de semen con una fuerza inusual que me provocaban unos orgasmos brutales, mi marido se corrió dentro de mí y ni lo sentí, estaba frustrada, fingí  mi  orgasmo para que aquello acabase, aun así , me follo a lo perrito y volvió a correrse dentro de mí, con esto se acomodó abrazándome y nos quedamos dormidos.

A los dos meses mis sospechas se confirmaron, estaba embarazada, yo tenía claro quién era el padre, pero a mi marido le tuve que hacer la pantomima, feliz y emocionada, le dije que iba a ser papa, su alegría fue increíble, ese fin de semana mis suegros vinieron a nuestra casa a felicitarnos…no se me olvidara la mirada de mi suegro, me hizo sentir incomoda y me dio miedo, lo mejor de todo, es que desde ese día no me volví a quedar sola, o estaba mi madre, o mi suegra o mi tía o mi prima, con lo que el capullo de mi suegro desistió de venir a mi casa.

Sonia se incorporó, me volvió a besar, este beso fue más largo y nuestras lenguas juguetearon en nuestros labios, se separó de mí y me miro con infinito cariño.

—Gracias Edu, por aguantar esta charla y por lo que estás haciendo por mí.

Se levantó y se fue al mueble bar, pude admirar su culo en todo su esplendor su pantaloncito lo tenía metido entre sus cachetes, era una visión única y muy excitante, sirvió dos wiskis y vino a sentarse nuevamente, dos lágrimas recorrían sus mejillas, se sentó algo distanciada de mí, se llevó el vaso a sus labios y vacío el contenido del mismo en su boca.

—Llego el día del parto, el que se supone que iba a ser el día más feliz de mi vida fue el peor, el más amargo, una semana antes del parto, mi marido empezó a comportarse de manera extraña, no hablaba conmigo y no dormía en nuestra cama, se lo dije, el solo me dijo que como estaba a punto de dar a luz no quería molestarme y por eso se comportaba así, me quede extrañada pero lo acepte. Cuando rompí aguas, Carlos me llevo a la clínica donde daría a luz a mi retoño, según nos instalamos en la habitación, hizo dos llamadas de teléfono y se quedó a mi lado, pero su actitud era muy fría, cuando llegaron mis padres él me dijo que debía de salir, pero que no me preocupase que estaría en el parto.

Lógicamente, no apareció, estuve sola en todo momento, gracias a dios el parto fue muy bien, me subieron a la habitación y a las pocas horas me bajaron a mi niño, era lo más precioso que había visto, me enamore de el nada más tenerlo entre mis brazos, pero la alegría que se respiraba en esa habitación duro muy poco, la puerta se abrió, y aparecieron mi marido y mi suegro, mi padre, pobrecito mío, fue con la mano por delante hacia mi suegro, pero él le miro con desprecio y se la negó, se puso a los pies de la cama y se hizo un silencio incómodo.

—Te voy a contar algo Sonia, algo que nadie sabe excepto yo, bueno, y ahora por desgracia mi hijo. Cuando Carlos era pequeño tuvo una enfermedad muy grave, estuvo muy mal varias semanas, incluso temimos por su vida, pero al final se recuperó, después de muchas semanas de convalecencia el doctor que le llevo me dijo que la enfermedad le podría haber afectado a su sistema reproductor, como era pequeño no le dimos importancia, hasta que Carlos me dijo que estabas embarazada, la duda me reconcomía, así que antes de que dieses a luz, Carlos se sometió a un espermograma, y aquí están los resultados, firmados por dos médicos y con pruebas repetidas para asegurarnos… mi hijo es estéril, no tiene ningún “soldadito” en activo, y echando cuentas, resulta que te pudiste quedar embarazada la semana que estuvo en Estados Unidos, así que la pregunta es obvia, zorra, ¿si mi hijo no es el padre quien te folló hasta preñarte… PUTA?

—La pregunta resonó en la habitación, todo el mundo estaba con cara de estupor, no creían lo que estaba sucediendo, me encare con mi suegro.—Es usted un hijo de puta, usted sabe lo que pasó, fue usted el que me folló cuando su hijo estaba fuera, fue una violación y sabe de sobra que este niño es suyo.

—Lo que dijiste papa, dijo mi marido con lágrimas en los ojos, va a hacer todo lo posible para quedarse en la familia, hasta inculparte si hace falta. Eres una hija de puta, me has destrozado y solo te deseo lo peor, mañana nuestros abogados vendrán aquí y firmaras los papeles del divorcio, ni se te ocurra pasarte por mi casa, todas tus cosas las he tirado a la basura, y he cancelado tus tarjetas, ya no eres nada para mí, solo escoria, y otra cosa, mañana antes de las doce abandona esta clínica, a no ser que tú puedas pagarla, cosa que dudo.

Antes de salir, mi suegro se acercó a mi oído y me susurro, “nadie dice no a Ramón Urquiola, a partir de ahora tu vida va a ser un infierno”

La mirada de Sonia se había vuelto dura, fría, miraba a la nada.

—Lo peor faltaba por llegar, mire a todos, sus caras, sus miradas eran de repulsa, cuando mire a mi padre me asusté, tenía la mano en el pecho, y se lo agarraba con desesperación, estaba morado, se estaba asfixiando, MAMA, grite, a papa le está dando un infarto. En ese mismo momento mi padre cayó fulminado por un infarto que le partió el corazón, pulse el timbre, vinieron las enfermeras, médicos, yo me levante como pude y empecé a sangrar, todo estaba perdido de mi sangre, me arrodille y cogí su cabeza, su mirada estaba muerta no respiraba y lo que menos esperaba ocurrió, mi madre me cogió por los pelos, y me zarandeo, PUTA, NO TOQUES A TU PADRE, POR TU CULPA SE HA IDO DE MI LADO, MALNACIDA, ZORRA, NO QUIERO VOLVER A VERTE, PARA MI HAS MUERTO.

Ya no recuerdo más de aquello, solo sé que me desperté sola, muy sola en la habitación, como pude me levante, y me fui a control de enfermeras, iba dejando un reguero de sangre que salía de mi útero, solo sé que me agarre al mostrador y grite, cuando me desperté al día siguiente, tenía a mi hijo al lado, un señor de corbata que se presentó como director de la clínica me saludo con mucha educación, me comento que estaba al tanto de todo y me dio el pésame por la muerte de mi padre, yo me eche a llorar, solo me dijo que no me preocupase por la estancia, no estaba en condiciones de que me dieran el alta, solo cuando los médicos lo consideraran oportuno saldría por la puerta.

Edu de verdad, no quiero acordarme de aquello, fue horrible, intente ponerme en contacto con mi madre pero fue imposible, nadie respondía a mis llamadas, mi familia me dio la espalda, no querían saber nada de mí, estaba sola, con un niño de días y no tenía NADA, ni oficio ni beneficio, mis “amigas” fueron lo peor, no esperaba eso de ellas, y eran más putas que yo, pero me dieron la espalda, menos una, la que siempre era una aguafiestas y no la soportaba, me abrió las puertas de su casa y me acogió, nunca la estaré lo suficientemente agradecida.

Tampoco quiero aburrirte con esa época, durante los siguientes cinco años, estuve viviendo con esta amiga, no es que fuese una buena época, pero conseguí salir adelante, crie a mi hijo Iván y trabajaba en un bufete de abogados de secretaria, mi amiga y yo nos compenetrábamos de maravilla, fue un amor de persona, y seguro que sigue siéndolo, pero de la noche a la mañana me vi en la calle y sin trabajo, no sé por qué pero creo que la mano de Ramón Urquiola estaba detrás, a mi amiga la trasladaron de ciudad con mejores condiciones y yo no me podía hacer cargo de los gastos del piso, y a los dos días me quede sin trabajo, según ellos era un lujo tenerme allí  con lo poco que había que hacer, cínicos, no paraba en las diez horas que estaba trabajando por 600€.

De nuevo me encontré sola, no tenía a nadie, solo el amor de mi hijo, que me hacía seguir luchando contra todo y todos, me tuve que ir a una pensión cochambrosa, para ser más exactos era una casa de citas, pero la habitación con derecho a baño era barata…hasta que se acabó el dinero, me vi en la calle sin nada con un niño de cinco años y sin posibilidad de rehacer mi vida, estaba desesperada, y al final ocurrió lo inevitable, mi hijo se puso muy malito y lo lleve a urgencias, cuando me empezaron a preguntar, bueno, sin domicilio sin ingresos…sin futuro. Los servicios sociales se hicieron cargo de mi hijo, perdí la patria potestad y me quede sola, se me paso por la cabeza el ejercer de prostituta, era guapa y tenía buen cuerpo, seguro que los hombres me darían el dinero que quería por dejarme follar, pero mantuve mi mente fría y lo deseché, no quería joder mi vida más de lo que la había jodido ya, he visto crecer a mi hijo desde la distancia, espiándolo cuando iba al parque con su madre de acogida y cuando podía verlo, me avergonzaba que me viese mendigando, nunca he perdido el contacto con él aunque no me dejaran verlo, era una indigente, hasta el día que iba en el metro y un hombre de aspecto agradable me dio cinco euros para cenar, y resulta que era el amor que perdí en mi juventud.

Sonia rompió a llorar nuevamente, tenía el corazón encogido por la historia, el destino había jugado con nosotros y el culpable era yo por mi decisión de romper con ella, si Noelia no se hubiese cruzado en nuestro camino todo esto no hubiese ocurrido, estaba convencido de ello, pero quien sabe que es lo que depara el futuro, cada acto que hacemos en el presente por mínimo que sea, cambia el futuro de las personas que queremos y nuestro propio futuro en mayor o menor medida, era la puñetera teoría del caos.

—Mi vida, la dije, porque no me llamaste, sabias donde trabajaba, una sola palabra y te hubiese ayudado sin preguntar, y por supuesto no habrías llegado a la situación en la que te encontré.

Sonia se había quedado muy callada y me miraba fijamente, sus ojos rojos, humedecidos de llorar, pero la expresión de su cara era de ternura y de cariño.

—Edu, me has dicho “mi vida”, hacía mucho tiempo que no me decías eso.

Se levantó de su asiento se puso frente a mí, se sentó a horcajadas, su sexo y mi polla solo quedaron separados por la fina tela de nuestras ropas, notaba su humedad, agarro mi cara con sus manos, y nuestros labios entraron en contacto, su lengua pidió permiso para entrar en mi boca, y la recibí con cariño, besándola como hacía tiempo que no lo hacía, estuvimos varios minutos fundidos en un beso que no deseaba que tuviese fin, sus caderas se movían ligeramente, el placer que me estaba dando era increíble, dejo de besarme y me miro con intensidad.

—¿Jugamos a ser sinceros Eduardo?

—Por supuesto Sonia, dime que quieres saber.

—¿Me amas?

—Con todo mi ser Sonia, más que a mi vida.

—¿Y qué esperabas para decírmelo?, ya no sabía qué hacer para seducirte.

—Sonia, tenía miedo de que me rechazases después de lo que te hice, creía que no era digno de ti.

—Eres bobo, ¿después de lo que estás haciendo?, mi amor, nunca he dejado de quererte y no te eches tu toda la culpa, yo tuve mucho que ver en esa ruptura.

Diciendo esto volvió a besarme con pasión, sus caderas se movían ya de forma descarada sobre mi polla, y estaba a punto de estallar, en la mirada de Sonia solo adivinaba lujuria y deseo, baje mis manos hasta su culo y lo agarre con ansia, ella gimió en mi boca, se separó de mí  y se quitó la camiseta que llevaba dejando sus tetas al aire, me quede mirando embobado y me lance a devorar ese pecho que hacía meses me tenían loco.

—Asiii, mi vida, que ganas tenia de sentirte.

Seguí devorando su pecho, mis manos se metieron por debajo de su pantaloncito, no llevaba ropa interior, acaricie su anito y ella volvió a gemir, avance un poco más y mis manos se empaparon de su esencia, estaba chorreando y su humedad estaba traspasando también mis pantalones, deseaba con todas mis fuerzas que los dos estuviésemos desnudos, y quería parar ese movimiento de caderas, hacía mucho tiempo que no estaba tan excitado y estaba a punto de correrme, y no lo quería así, la separe de mi con cariño, y la bese.

—Vamos a mi habitación, la dije.

Sonia me miro  y me dejó ver una sonrisa muy picara, se levantó, cogió su camiseta, y alargo una mano tirando de mí, me llevo de la mano a mi habitación, el ver su pantaloncito totalmente metido entre sus dos cachetes me enervo, era de todo punto lo más excitante y sensual, mi erección me dolía hasta decir basta. Cuando llegamos ella me quito la camiseta, se sentó en la cama y mirándome a los ojos me empezó a bajar los pantalones, yo tampoco llevaba ropa interior, y mi polla salto rabiosa, buscando una presa, y esa presa la tenía enfrente.

Sonia abrió mucho los ojos, y la agarro con cariño, me pajeo muy delicadamente, miraba mi polla con reverencia.

—Dios mío Edu, es enorme, no la recordaba así, es preciosa.

—¿Tanto como la de tu suegro?, la dije malévolamente.

Sonia me miro a los ojos con lujuria, mientras besaba mi glande y me daba una mamada profunda, casi me corro, estaba a punto y no podría aguantar mucho más.

—Cariño, me dijo Sonia, te podría mentir, pero la verdad es que ni te acercas, esa polla era descomunal, pero lo que si te aseguro, es que estos huevos no los tenía.

Diciendo esto, se volvió a meter la polla en su boquita y me masajeo los huevos, solo pude echar mi cabeza hacia atrás y gemir escandalosamente.

—Sonia, me corro, joder, no aguanto más, ¡ AHHHH ¡

Explote en su boca, ella no hizo amago de retirarse, de hecho metió mas mi polla hasta casi rozar con su nariz mi pubis, mientras descargaba latigazos de leche en su garganta, que ella tragaba con deleite, fue un orgasmo largo, como hacia mucho tiempo no tenia, lo que me fastidio es lo poco que aguante, pero esto solo era el principio, esta corrida había sido de fogueo, creo que ella lo entendió así, su carita era de felicidad, estaba radiante.

—Eso es mi vida, córrete para mí, me ha encantado saborearte, sabes riquísimo.

Sonia estaba tumbada en la cama, se apoyaba sobre sus codos, sus piernas se abrían y cerraban, delatando la gran mancha de humedad que tenía, quise jugar con ella, no quería un polvo rápido, uno tenía sus años y ya no aguantaba como antes, quería hacerla desear que la follase, que lo suplicase, así me daría tiempo a recuperarme.

Me acorde de los jueguecitos que de vez en cuando tenía con Noelia, me enseñó a excitar a una mujer hasta el punto de la locura, la hija de puta era buena y me enseño bastante, ahora pondría en práctica esas enseñanzas.

Me acerque a Sonia y la bese con lujuria, comiéndola la boca, ella me miraba expectante, con los ojitos brillantes de excitación, se mordía el labio inferior esperando mi ataque, la bese nuevamente y pasando mi brazo por su cintura la hice situarse en el centro de la gran cama. Mi polla volvía a estar con una erección que ni yo mismo me creía, pedía guerra y se la iba a dar pero tendría que esperar un poco. Me acorde de unas palabras de mi ex «la mujer es un receptor de sensaciones, cualquier cosa que tengas a mano si sabes utilizarla dejara a tu pareja al borde del orgasmo», sé que rompí el momento, pero la dije –espérame cielo, dame un minuto, baje corriendo y me fu a la cocina, pille lo primero, unos hielos y unas rosas que ese día había regalado a Sonia lo deje en la entrada y entre de nuevo en la habitación, Sonia tenía una mano entre sus piernas y se acariciaba.

—Mi amor follame ya, quiero sentirte dentro de mí.

Sonia miraba mi polla con ojos golosos, me dirigí a la cómoda y saque se su interior un foulard de seda, grande alargado y otro algo más pequeño, me subí a la cama y tome los brazos de Sonia llevándolos al cabecero, ella me miraba de forma interrogativa pero con un brillo inusual en sus ojos.

—¿Que me vas a hacer malvado?, me tienes a punto y te pones a jugar, vamos, dame lo que quiero, dame POLLA.

Me gustaba verla así, desesperada, su cara empezó a cambiar, tenía un punto de morbo increíble, se dejó hacer y la ate de manos, luego la vende los ojos y cubrí de besos su cara y sus labios, ella desesperada me buscaba con su lengua, rápidamente traje las cosas que había dejado en la entrada y las deje en la mesilla, ella se revolvía, tenía todos sus sentidos alerta, captando todo lo que había en su entorno.

—Joder Edu, que me vas a hacer, voy a explotar como no hagas algo.

Cogí la rosa y la deje sutilmente en su frente, ella se quedó quieta, estática, baje muy suavemente por su carita, estaba preciosa, se dejó hacer, baje lentamente, deje que oliera el perfume de la flor mientras sus suaves pétalos acariciaban su piel, empezaba a gemir y cogí un hielo, mientras la rosa acariciaba su rostro  y su cuello y dejaba su fragancia deje caer dos gotas heladas en sus pezones, que reaccionaron al instante y se irguieron como dos diamantes, duros, pidiendo atención, acerque mi boca y lamí delicadamente esas dos preciosidades, haciendo que Sonia se retorciese por el placer recibido y las sensaciones que sentía, mientras el hielo bajaba lentamente por su tripa hasta el ombliguito.

—Diossss, que me haces.

El hielo estaba prácticamente derretido, seguí bajando y metí mi mano dentro de sus pantaloncitos, Sonia abrió sus piernas lo máximo que pudo y con mi dedo corazón y el poco hielo que quedaba lo pase muy lentamente por su rajita, Sonia elevo y movió sus caderas mientras soltaba un chillido agudo, de repente se tensó y su piel se erizo note como mi mano se empapaba, estaba teniendo un orgasmo muy intenso, sus caderas se movían buscando mi mano ahí donde le daba más placer, sin quitar mi mano de su sexo, volví a subir besando su tripita sus pechos su cuello, ella no decía nada, tenía la respiración muy acelerada, hasta que llegue a su boca y la bese con gula, nuestras lenguas entraban a lo más profundo de nuestras gargantas y mantenían una lucha a placer, fue un beso muy largo que la dejo muy relajada.

—Por dios Edu, como necesitaba esto, me dijo Sonia, pero te necesito dentro de mí, quiero que me folles.

—¿Quieres que te folle, no prefieres que te haga el amor?

—No, quiero que me rompas, que me destroces, que me partas por la mitad con ese pollon, no quiero que seas delicado, quiero que me duela, joder.

Tampoco quería ser muy brusco con ella, a la mierda las enseñanzas de la zorra de mi ex mujer, pero si quería dureza la iba a tener, estaba con una erección que me dolía, estaba muy excitado otra vez y quería follarme a esa mujer con toda mi alma.

Me puse a sus pies y la quite los pantaloncitos bruscamente, ella seguía con los ojos tapados y me pedía que le quitase la venda, accedí a ello y vi en sus ojos deseo, abrió bien sus piernas dejándome ver todo su sexo, era precioso, estaba brillante del orgasmo que había tenido estaba perfectamente depilado y se mostraba abierto, anhelante y deseoso de recibir mis atenciones, fui besando lentamente el interior de sus muslos acercándome a tan mágico lugar, Sonia jadeaba y me suplicaba que la follase, pero no la obedecía, bese los labios de su sexo y metí mi lengua en su encharcada vagina, hice fuerza con la lengua y arrastre la piel hacia arriba hasta que llegue a su clítoris, lo atrape con mis labios y me dedique a martirizarlo con la punta de mi lengua, los movimientos de las caderas de Sonia ya eran incontrolados, estaba a punto de tener un asolador orgasmo, pero fui malo una vez más y la deje a las puertas, sus ojos me miraron con furia.

—Cabron, marica de mierda, termina lo que has empezado, impotente, cornudo, rezaba Sonia.

Me mantuve impávido ante sus insultos, pero trepe hacia su boca y la bese mordiendo su labio con fuerza mientras le metía la polla de golpe en su coño, ella grito, no sé si por el dolor o el placer o ambas cosas, pero lo que si se, es que empezó a correrse, me abrazo con sus piernas con una fuerza inusitada mientras se corría, notaba los espasmos de su vagina en mi polla, aun así empecé un mete saca violento que alargo su orgasmo, mis huevos rebotaban en su culo, no baje el ritmo en ningún momento, a los pocos minutos note como empezaba a correrse nuevamente, sus orgasmos eran violentos, estaba empapado de ella, su coño era un surtidor, estábamos empapados.

—Joder Edu, me estas matando de gusto, córrete joder, me duele el coño de tener tu polla dentro, quiero descansar.

—¿Ahora quieres que pare?, no bonita, tengo cuerda para rato, esto es solo el comienzo, y hasta que no me folle tu culo esto no acaba.

Sonia me miro con ojos de terror, eso no lo esperaba, tengo que reconocer que los dos habíamos cambiado mucho en estos veinte años, ya no éramos los novios ñoños de antaño, que se respetaban, ahora exigíamos y lo tomábamos, yo no estaba haciendo el amor con Sonia, me estaba follando a una mujer de bandera.

—De acuerdo, dijo Sonia, pero quiero que me desates las manos, te quiero sentir y acariciar.

Obedecí, y le quite el foulard que tenía en sus muñecas, ella se puso de rodillas frente a mí, y me soltó dos sonoros tortazos que me hicieron perder la verticalidad, estaba confuso, aturdido y no sabía muy bien que es lo que ella deseaba, pensaba que me había pasado con ella y la había decepcionado, hasta que me fije en su mirada y su cara, casi creí ver lo que deseaba, estaba reviviendo la follada de su suegro.

—Zorra de mierda, vuelve a tocarme y te arranco el alma.

La solté un sonoro tortazo, ella me miro con miedo y la obligue a ponerse a cuatro patas, sin decírselo dejo expuestos su sexo y su anito de manera exagerada, metí de golpe mi polla en su coñito, ella arqueo su espalda y jimio como una puta, escupí en su culo y sin compasión le hundí mi dedo pulgar, ella soltó un gritito, le gustaba lo que le hacia sus caderas volvían a menearse de manera lasciva. Mi polla entraba y salía de su coñito arrastrando su esencia, estaba muy excitada, saque mi dedo pulgar y mi polla de su coñito, mientras llevaba su humedad a su trasero, seguí con la follada y metí dos dedos en su culo, note como su esfínter se contraía en mis dedos, empezó a jadear y a bufar, note las contracciones en mi polla, nuevamente se estaba corriendo.

—Te estas corriendo otra vez putita, sabía que te gustaría, se te ve en esa cara de zorra que tienes que te gustan las pollas.

—Por dios Edu, esto es increíble, me vas a matar de placer, pero quiero descansar estoy rendida.

Yo seguía bombeando dentro de ella, la visión de su culo era turbadora, ya la había metido tres dedos en su culo y estaba dilatado, mi orgasmo estaba en puertas pero no quería correrme todavía, quería follarla ese culo tan deseado por mí y que ahora se ofrecía en todo su esplendor. Saque mi polla de su sexo, empapada en sus jugos, y puse mi glande en su entrada trasera, solo tuve que hacer algo de fuerza y mi polla se coló en su culo hasta la mitad, Sonia emitió un grito ahogado, y se aferró a las sabanas con toda su fuerza, veía en su cara el dolor que debía de estar pasando.

—No querías que te doliese, que te partiese por la mitad con mi pollon, pues tus deseos son órdenes para mí.

De un golpe de caderas le metí el resto de polla que quedaba, el grito que soltó se oyó en toda la casa, estuve un rato con mi polla metida dentro sin moverme, notaba las contracciones de su esfínter, de sus ojos brotaban lágrimas, pero no quise parar, metí mi mano y acaricie su sexo, empecé a estimularle el clítoris, notaba como su anito empezaba a relajarse hasta casi no notar presión, con cuidado empecé a sacar mi polla hasta casi el final, volví a escupir para lubricar y la metí de nuevo, Sonia se había relajado y empezaba a disfrutar, fue ella misma la que llevo su mano a su sexo y empezó a estimularlo, yo volví a imprimir un bombeo brutal en su culo.

—Diooos, no pares por lo que más quieras, lo que me estás haciendo sentir no lo había sentido nunca.

Sonia no paraba de jadear y de mover su culo, ya era ella misma la que se follaba con mi polla, empecé a notar mucha humedad por mis piernas.

—Joder Edu, me corro, me voy a correr otra vez, siii.

Empecé a notar las contracciones de su esfínter en mi polla, y empezó a chillar su orgasmo, ya no pude aguantar mucho más, la situación me había desbordado y explote como hacía tiempo no lo hacía, lance chorros de hirviente leche al interior de su culo que hicieron que Sonia alargase su propio orgasmo, cayo rendida y yo encima de ella besando su espalda y su nuca, note como mi polla menguaba en su interior, cuando la saque una mezcla de fluidos y sangre salió por su perfecto culo, me tumbe a su lado, tenía los ojos cerrados pero una cara de felicidad que hacía tiempo no veía, bese sus labios, ella abrió los ojos y me sonrió, con movimientos cansinos, se puso encima de mí y me beso con pasión, en esos momentos sonó mi despertador, nos habíamos pasado parte de la noche follando, lo apague y levante a Sonia.

—Edu por favor, quiero dormir estoy agotada, déjame descansar.

—Y eso es lo que vamos a hacer, pero antes vamos a ducharnos, déjame que te lave y te cure el culete, cuando he sacado mi polla ha salido sangre.

Nos metimos en la ducha, me encanto ese momento, la ternura con la que enjabone a Sonia, su ronroneo, estaba preciosa, lave muy bien todos sus rincones, ella se deshacía en caricias hacia mí, se abrazaba con fuerza y me besaba con pasión, cuando termine ella hizo lo mismo conmigo, pero lo termine rápido, veía que estaba rendida de cansancio, seque su cuerpo con cariño, besando por donde podía, la lleve a la cama, y cogí una crema antibiótica, la puse nuevamente a cuatro patas y unte de crema su esfínter, se veía irritado, algo dilatado y con una pequeña heridita.

—Ummm, como sigas así volvemos a empezar, me empiezo a poner cachonda otra vez.

Su voz era de somnolencia total, estaba prácticamente dormida, la ducha la había dejado completamente relajada, aparte el edredón y se metió dentro, a los pocos segundos estaba profundamente dormida, llame a Arturo, el abogado de la empresa y le dije que hoy no iría por la fábrica, tenía unos asuntos personales que solucionar, me quede en el marco de la puerta viendo la bella carita de Sonia, dormía plácidamente y en su boca se dibujaba una semi sonrisa, estuve varios minutos contemplándola y me metí en la cama con ella, pegue mi cuerpo al suyo y la abrace, ella ronroneo y así me dormí hasta casi la hora de comer. Cuando me desperté Sonia seguía profundamente dormida, me levante y me fui a tomar un café, mientras, llame a una casa de comidas, y encargue el almuerzo, no me apetecía cocinar en esos momentos lo que más me apetecía era abrazar a Sonia.

No tuve que esperar mucho para cumplir mi deseo, estaba en la cocina, sacando comida del congelador para el día siguiente, un cálido cuerpecito se abrazó a mi espalda.

—Buenos días mi amor, dijo Sonia

Me di la vuelta y me la quede mirando, estaba radiante, preciosa, bellísima, la abrace contra mí, y ella pego su cuerpo al mío, me encantaba tenerla allí y sentirla como la sentía.

—Buenos días mi vida, la dije, ¿has descansado bien?

—Más que bien, ayer me dejaste agotada, perdí la cuenta de los orgasmos que tuve, pero disfrute contigo muchísimo. Quiero que me perdones por los dos tortazos, pero entendiste a la perfección lo que deseaba de ti, y me diste lo que quería, me llenaste en todos los sentidos.

—Bueno, tú también me tienes que perdonar por el tortazo que te di, no es que sea mi estilo, pero si ese era tu deseo, yo te iba a satisfacer.

Sonia volvía a abrazarse a mí con fuerza mientras me besaba con pasión, haciendo que nuestras lenguas jugasen, ya no había vuelta atrás me había enamorado de Sonia, era más que evidente y quería que formase parte de mi lo que me quedaba de vida, vamos, si ella quería. Ella apoyo su cabeza en mi pecho, seguía abrazada a mí, dejándome sentir el calor de su cuerpo.

—¿Y ahora que va a pasar? la pregunte.

—Pasara lo que tú quieras que pase, pero contigo, por nada del mundo quiero perderte otra vez, te amo Eduardo, nunca he dejado de hacerlo.

Sellamos nuestro amor con un beso, en esos momentos, sonó el timbre, traían la comida que había encargado, lo preparamos en la mesa baja del salón, la comida era deliciosa, y la compañía lo mejor que una persona puede desear, todo estuvo rodeado de cariño y complicidad, cuando nos sentamos con un buen café, Sonia me miro interrogante.

—Edu, me vas a contar que es lo que te paso, no entiendo cómo siendo como eres haya alguien que quiera separarse de ti, a mí me costó un mundo.

—No todo el mundo es tan bueno como tú, ni tiene las ideas tan claras, y hay muy mala gente, gente que son auténticos lobos con piel de cordero, hienas, que no dudan en utilizarte y destrozarte.

Conté a Sonia todo con pelos y señales, desde que conocí a Noelia hasta el divorcio, esos veinte años estaban grabados a fuego en mi cabeza, casi me sabía de memoria las fechas y los días en que todo se iba desmoronando poco a poco en mi matrimonio, los desprecios, lo déspota que era y la manera en la que educo a Ari.

—No quiero disculparme ni quitarme la responsabilidad, le dije a Sonia, me conoces, sabes que cuando estoy con algún proyecto, todo mi esfuerzo está enfocado en él, en ese tiempo íbamos a ampliar la empresa, había en juego muchos millones de euros y confié en Noelia, ese fue un error que nunca me perdonare. A Ari le hacía falta un padre y yo no estuve a la altura, y ni me di cuenta en manos de quien la dejaba.

—Vale Edu, pero hay algo que todavía no entiendo, por lo que me has contado ella vivía muy bien a tu costa sin dar ni palo al agua, ¿qué es lo que la llevo a pedir el divorcio?

La mire unos instantes, evalué la situación, me avergonzaba lo que la iba a enseñar, pero ella me conto todo lo que paso con detalle, yo también quería que conociese mi ¿Por qué?

Me levante y fui a mi estudio, abrí el escritorio y saque la carta que hacía poco más de un año me había hecho llegar Noelia, ni me di cuenta, pero el solo hecho de tenerla en mis manos me hizo llorar, sabía lo que contenía y se lo iba a enseñar a la persona que amaba, estaba bastante avergonzado de mí mismo. Sonia me vio llegar y se asustó, le tendí la mano con la carta y la cogió, empezando a leerla, ya en las primeras líneas abrió los ojos como platos para seguidamente llevarse la mano a la boca a modo de espanto, ni me atrevía a mirarla, creo que la leyó dos veces por que no creía que lo que estaba leyendo fuese cierto.

—Por dios Edu, es…es…es horrible, es una depredadora sexual, una puta depravada ¿cómo permitiste que se llevase a tu hija?, ¿me dejaste por esta mierda de persona?, ¿cómo no te diste cuenta de lo que pasaba? y tu hermano y tus amigos de toda la vida, pero por dios ¿qué es lo que pasó?

No esperaba una palmadita en la espalda pero si necesitaba que Sonia tuviese cierta empatía conmigo, pero no me gusto en absoluto el tono y sobre todo esa pregunta que me hizo ¿me dejaste por esa mierda de persona?, ¿Cómo permitiste que se llevase a tu hija? La mire desconcertado, no quería su aprobación solo el que me dijese alguna palabra amable, ya me había mortificado bastante antes de encontrarla en ese vagón de metro. Sonia no es tonta, enseguida se dio cuenta que su comentario me había herido, dejo la carta sobre la mesa y me abrazo llenándome de besos.

—Perdón, perdón, perdón, no quise decir eso, no te estaba acusando, pero joder Edu, lo mío es un juego de niños al lado de lo que te pasó, por dios es horrible, pero lo que más me ha impresionado es lo de Ari. No creo que lo que escribió fuese lo que pensaba, estoy segura de que su madre le dicto todo, solo quería herirte más todavía, hacerte más daño.

—Sonia, te deje por que no podía seguir con esa situación y tú no entrabas en razón, tu prioridad era tu carrera, me apartaste de tu lado, por desgracia apareció Noelia y todo se aceleró, y lo de mi “hija”…que quieres que te diga, yo no creo que sea su padre, he puesto los medios para criarla y sacarla adelante, solo eso, no le ha faltado de nada, pero cuando se fue con su madre era mayor de edad, ahí yo no puedo hacer nada, es su decisión.

—¿Y no sospechaste nada de las infidelidades de tu ex? Pregunto Noelia.

—Nunca, ni cuando éramos novios ni cuando estábamos casados, estaba en mi mundo. Como te dije, en esa época estaba con un proyecto muy importante, fueron años muy duros para mí, quise dejar al margen a mi familia, no les quería preocupar, a veces estaba días sin verlos, mi cabeza estaba en otro sitio, mi actividad sexual con Noelia era prácticamente inexistente, pero ella se encargó de “comprar” el silencio de mi hermano y mis amigos y yo ni me entere. Confié en ella, mal hecho, y la deje a cargo de Ari, era su madre, ¿Qué mal podía hacerle a su propia hija?, además según fue creciendo iban a todos los lados juntas, no quiero ni imaginar lo que tuvo que ver y vivir. Por eso yo estaba tranquilo, no sospechaba nada, pero la realidad era muy distinta y ni lo vi venir.

Aunque Sonia intento animarme, el volver a recordar todo lo pasado me dejo muy desanimado, ella no se separó de mí, no hablaba solo me acariciaba y me besaba, a media tarde miro su reloj, y me miro a mi.

—Vamos a vestirnos y vamos a dar una vuelta, quiero enseñarte algo.

Nos fuimos hacia el barrio del Pilar y Sonia me llevo a una cafetería en concreto, y se dirigió a una determinada mesa, nos sentamos y pedimos algo de beber. Sonia estuvo hablándome de sus proyectos a corto plazo, de lo que quería hacer y de sus prioridades, me dijo que ya estaba matriculada para retomar la carrera a través de la UNED y que no me preocupase, que una de sus principales prioridades era yo y mi felicidad, estudiaría, estudiaría mucho, pero estaría conmigo. La veía nerviosa y sofocada, sabía que estábamos en ese sitio por algo.

—A ver mi vida, estamos aquí porque me quieres enseñar algo, estas muy nerviosa y alterada, dime ¿Qué es lo que tengo que ver?

Sonia agarro mi mano, y me miro con los ojos inundados.

—Mira a tu derecha, pegado a la otra pared hay una serie de mesas, la segunda por el final, hay un chico de 19 años, rubito, con los ojos color miel y alto con el pelo corto, con un ordenador unos libros y un cuaderno, encima de la mesa.

Mire hacia donde me había indicado Sonia, y le vi, vi a un chaval clavado a la mujer que tenía delante de mí, era eso, por él estaba así de nerviosa, quería que conociese a su hijo. Había que reconocerlo, el chaval era muy guapo, que estaba diciendo, su madre era una autentica belleza, gracias  a dios no había sacado nada de su padre. Volví a mirar a Sonia, sus ojos eran ya dos ríos de lágrimas.

—Iván es muy guapo, es clavado a ti, porque no te levantas te acercas y le dices quien eres.

—NO…no, todavía no, no estoy preparada.

—Mi vida, que es lo que te hace falta para ser feliz del todo, tienes un hogar, estas bien, ya no eres la indigente que me encontré en el metro, mírate, eres preciosa, los hombres se dan la vuelta para verte, vistes muy bien y tienes dinero, y no me digas que te hace falta tiempo, porque cada día que pase es un día menos que tu hijo y tu podéis disfrutar de vuestra compañía.

Sonia se levantó y se fue hacia la salida, pague la consumición y me reuní con ella, la abrace y la bese, tenía los ojos rojos de llorar, no quise decir nada más, yo tampoco estaba muy fino, nos fuimos a cenar y cuando terminamos nos fuimos directamente a casa, yo al día siguiente tenía que madrugar, aunque era el jefe tenía unas obligaciones que atender. Esa noche hicimos el amor como dos adolescentes, nos amábamos y estábamos viviendo nuestro nuevo noviazgo, la dije que no quería que durmiese en el cuarto de invitados que esa era su cama a partir de ahora y así ocurrió. A las pocas semanas ya se había instalado en nuestra habitación, había reordenado los armarios,  el vestidor y el cuarto de baño de nuestra habitación, he de reconocer que desde que Sonia estaba viviendo conmigo, estaba deseando llegar a casa, el oír como me llamaba según entraba por la puerta y ver el ambiente que había creado hacia que estar con ella y en casa fuese uno de los mejores momentos del día.

Los meses seguían pasando inexorablemente, hacía ya más de un año desde que me llevo a aquella cafetería para que conociese a su hijo, no habíamos vuelto a hablar del tema, ella estaba enfrascada en sus estudios, lo estaba llevando muy bien y aprobaba las asignaturas sin problema y con buena nota, sabía a ciencia cierta que Sonia de vez en cuando se escapaba para ver a su hijo, iba a esa cafetería, se sentaba, pedía algo y cuando lo terminaba volvía a casa, lo sabía por qué cuando llegaba ella estaba triste, se lo notaba, pero no hacía nada por remediarlo, seguía sin dar el paso, sin decirle a su hijo quien era. Me fastidiaba verla así, yo lo veía desde fuera y no veía el problema, era toda una señora, ¿Qué miedo tenia?, estaba seguro que me arrepentiría pero quise tomar cartas en el asunto, pregunte a Arturo el abogado de la empresa, los problemas que podía haber, como tal no había ninguno, el chico era mayor de edad, podía hacer lo que quisiera, pero a nivel emocional…eso era imprevisible.

Una tarde me fui a esa cafetería, me imagino que viviría cerca de allí, pero no comprendía por que se iba a estudiar a ese sitio, aunque seguro que tendría una razón de peso, llame a Sonia para preguntarla que estaba haciendo, no fuese a venir y me encontrase allí, de momento estaba tranquilo, estudiaba para un examen al día siguiente, la dije que iba a llegar un poco más tarde, que tenía que revisar un proyecto, como siempre me dijo que no me retrasase mucho y se despidió de mi con cariño. Vi entrar a Iván, saludaba a la gente de la barra y se sentaba donde siempre, al poco el que debía de ser el dueño le llevaba una taza de humeante café y charlaba con él. Cuando se quedó solo, me levante y me dirigí hacia donde estaba.

—Hola Iván, permíteme que me presente, mientras le daba mi tarjeta, mi nombre es Eduardo Garrido, soy el director gerente de una empresa de fabricación de cables eléctricos y de tracción, te importaría que me sentase, me gustaría charlar contigo.

Fue complicado, al principio no me creía, incluso vi miedo en su cara, pero los detalles que le di, y una cuantas fotos de su madre de joven y en la actualidad fueron más que suficiente para que me creyera, se me encogió el corazón cuando le enseñe una foto de su madre cuando éramos novios, él era pequeño pero algo debía de recordar, porque fue ver la foto y echarse a llorar.

Ya más tranquilo, charlamos más profundamente, estaba en segundo año de medicina, tenía una beca, y el hecho de ir a esa cafetería era por estudiar y por qué tenía ADSL gratis a cambio de ir a trabajar un sábado por la tarde, la biblioteca le quedaba lejos y siempre estaba llena de gente y amigos que no le dejaban concentrarse. Encima el chico era educado y responsable. Me pregunto por mi relación con su madre y se la explique, que fuimos novios hace veinte años pero las cosas no salieron bien y ahora nos habíamos vuelto a reencontrar, vivía conmigo y éramos muy felices, pero que a su madre le faltaba algo y ese algo era él. Sé que tenía miles de preguntas en su cabeza, pero yo no se las iba a contestar todas.

—Mira Iván, sé que te gustaría estar hablando toda la tarde, pero debe de ser tu madre la que te responda a las miles de preguntas que tienes en tu cabeza, por ahora te voy a pedir discreción, dentro de muy poco os voy a reunir a los dos, pero quiero que sea en un entorno más familiar, tu madre vendrá y se sentara en una de esas mesas de enfrente, querrás acercarte a ella y abrazarla, pero no lo vas a hacer eso solo la asustaría, tienes mi teléfono, cuando quieras algo llámame, si te hace falta algo llámame, sabes, esta tarde acaba de cambiar tu vida, pero a mejor y pensándolo bien acabo de tener la primera charla con mi hijo.

Nos levantamos los dos para despedirnos, pero lejos del frio apretón de manos, se abrazó a mí y me dio las gracias. Al día siguiente, ya recibí la primera llamada de Iván, me gusto, no se ando por las ramas y fue muy directo.

—Eduardo, ¿Cuándo voy a poder abrazar a mi madre?

—Mira Iván, a tu madre solo le quedan dos exámenes para terminar la carrera de derecho, lo mismo que tú, que sé que tienes los últimos exámenes uno esta semana y otro la que viene, es de todo punto importante que estéis centrados, el viernes de la semana que viene voy a celebrar una pequeña fiesta, en la que estaremos tú, tu madre y yo, y tú eres el regalo que quiero hacerle, por fin va a ver cumplidos sus deseos. Dos semanas Iván, solo dos semanas.

Sé que fueron dos semas para el chico muy largas, Sonia hizo sus exámenes y aprobó, con lo que por fin era licenciada en derecho, el chico también cumplió y aprobó segundo de medicina con muy buena nota. Ese viernes estaba nervioso, sabía lo que iba a ocurrir, cite al chico a las seis de la tarde, le deje dinero para un taxi y para que comprase un buen ramo de flores a su madre.  Sonia estaba exultante, llena de vida, me miraba, lloraba, reía, estaba feliz.

—Bueno mi vida, la dije, por fin has cumplido tu sueño, ya eres toda una flamante abogada, pero antes de nada quiero decirte que tengo una sorpresa para ti.

—Mi amor, ya es suficiente regalo lo que has hecho por mí, no tenías que haberte molestado.

Justo en ese momento sonó el timbre, Sonia me miro con cariño y fue corriendo a abrir, fui detrás de ella y abrió la puerta, se llevó las manos a la boca para ahogar el grito que dio, sus ojos no paraban de soltar lágrimas y más lágrimas, allí, delante de ella estaba su hijo, perfectamente trajeado y con un inmenso ramo de rosas rojas y blancas.

—Felicidades por haber terminado tu carrera mama, dijo Iván.

Sonia se abrazó a él y lo cubrió de besos, los dos lloraban a partes iguales, cogí el ramo de flores que peligraba y me quede mirando la escena, se abrazaban, se miraban, se volvían a abrazar se cubrían de besos, no puedo imaginar lo que sentirían en esos momentos pero tenía que ser grande, muy grande. Pasada la sorpresa inicial, y algo más tranquilos, Sonia vino a mí, me abrazo con fuerza y me beso como nunca lo había hecho.

—Nunca, entiende esto, nunca voy a olvidar este día y lo que has hecho por mí, te amo como no te puedes hacer una idea.

Pasamos una tarde divertida, madre e hijo charlaron de muchas cosas, y Sonia le conto miles de historias, nos fuimos a cenar los tres, y luego nos fuimos a tomar algo a una discoteca, hay que reconocer que nosotros estábamos un poco fuera de lugar, pero el chico levantaba pasiones, si no se le acercaron diez chicas estando en la barra pidiendo bebidas no se le acerco ninguna, pero el solo quería estar con su madre.

Sobre las tres de la mañana le dejamos en su casa, a Sonia le costó un mundo despedirse de él, así que les dije a los dos, que comíamos juntos, que solo iba a ser una horas de separación. Cuando Sonia se montó en el coche nuevamente, me abrazo y se echó a llorar.

—Gracias, gracias gracias…no me voy a cansar de decírtelo, me has hecho la mujer más feliz de la tierra, lo tengo todo, absolutamente todo, y es gracias a ti mi amor.

Esa noche, Sonia literalmente me folló, me dejo para el arrastre, saco lo mejor de mí y me hizo disfrutar como nunca.

A partir de ese día, nuestras vidas cambiaron para mejor, me gustaba ver lo feliz que era Sonia, Iván empezó a pasar más tiempo con nosotros, incluso los fines de semana los pasaba en nuestra casa, junto a su madre, las vacaciones las dividimos en dos,quince días para pasarlas con Iván y una semana para nosotros, he de reconocer que el chaval me cayó muy bien, era educado, tenía una buena cultura, era muy respetuoso y se podía hablar con él sin sentirse fuera de lugar y algo muy importante tenía un sentido del humor impresionante, otra cosa que me cautivo de él era su prudencia, cuando Sonia y yo nos poníamos algo cariñosos, él se levantaba y se iba a dar una vuelta, aunque su madre le recriminaba, el la besaba en la frente y la decía que el también necesitaba su intimidad, —portaros mal que es más divertido, nos decía mientras se alejaba, cuando llegamos a Madrid, y nos tuvimos que separar durante unos cuantos días me costó, le echaba de menos y su madre igual, o más. Cuando Iván se matriculo en tercero de medicina, sé que su madre le echo una mano económicamente, no me importo, de hecho quería hacer más por ese chico, no quise forzar la situación, pero el destino nos deparaba una sorpresa que ni me imaginaba, algo que daría un vuelco a toda nuestra relación.

Iván pasaba mucho tiempo en casa, Sonia había asumido su papel de madre y cuidaba de el como lo haría cualquier madre, la habitación de invitados era ya la habitación de Iván, tenía su ordenador, su conexión ADSL de alta velocidad, hasta le compramos un coche, para que no tuviese que perder tiempo en venir de la facultad a casa, o de su casa a la nuestra, hasta que una noche cenando Sonia me lo comento.

—Mi amor, quiero comentarte algo que he estado hablando con el niño, manera cariñosa de dirigirse a un maromo de casi metro noventa, cuerpazo, y guapo. Te importaría o te incomodaría que Iván viviese aquí con nosotros. Te explico, aparte de las comodidades que tiene aquí, su familia de acogida, el que le ha criado, y a la que la estoy muy agradecida, tiene más niños de acogida, su casa es una especie de orfanato, y no tiene intimidad, aparte de que no les sobra el dinero y pasan ciertos apuros, además…

No la deje terminar, esa idea me rondaba por la cabeza y me pareció excelente.

—Sonia, me parece perfecto, que se venga aquí con nosotros, hablaremos con asuntos sociales por si hay algún problema, tu eres su madre biológica, tienes derecho a estar con él, le puedes dar un futuro y estabilidad, tienes un hogar y una posición, y el verte feliz es lo que más me motiva, adelante con ello, no tardes en decírselo.

A las pocas semanas Iván, paso a ser parte de la familia, de nuestra pequeña y gran familia, su incorporación fue inmediata, ese chico me sorprendía cada vez más, enseguida hizo su rutina diaria, el estudio era su principal actividad, era consciente de las posibilidades económicas que tenía, pero solo las enfocaba hacia la carrera de medicina, el sacar buenas notas era su principal objetivo.

Cuando todo marchaba sobre ruedas, Sonia me lo dijo sin pestañear, iba a iniciar una demanda de paternidad contra Ramón Urquiola, sabia donde se iba a meter, y sabía que iba a ser doloroso sobre todo para ella, pero como me dijo, su hijo era también heredero de ese imperio, y debería de llevar el apellido de su padre biológico. Como siempre, el bueno de Arturo, mi abogado y amigo, se hizo cargo, aunque Sonia quería llevar el caso, Arturo le aconsejo que no se implicase, la lucha iba a ser cruda y se sacarían muchos trapos sucios, ella debía de ser también la defendida ya que fue una violación. Eso fue un motivo de preocupación para mí, sabía que Sonia iba a sufrir, si hay una cosa que conocía de Ramón Urquiola era su falta de humanidad y su tiranía y las iba a enfocar hacia las personas que más quería en ese momento.

Cuando la noticia saltó se armó un revuelo impresionante, hubo acusaciones, manipulaciones, a mi mujer la pusieron como a una vulgar puta que se abría de piernas ante el primero, que si trabajaba en un burdel, que era ella la madame…fueron semanas duras, pero al final, a Ramón Urquiola no le quedó más remedio que someterse a la prueba de paternidad y para el juez si salía positiva se enfrentaría al cargo de violación. Su ex marido quiso hablar con ella, pero según se acercó Sonia le dio la espalda dejando bien clara su postura hacia el.

Durante las semanas que duro el proceso, nuestra relación se afianzo aún más si cabe, no la abandone ni un momento aunque tuve que escuchar cosas que no me gustaron nada. Como dice el refrán “las desgracias nunca vienen solas, suelen venir acompañadas”, una mañana estando en mi despacho cotejando unos datos de fabricación, alguien llamo a mi puerta.

—Adelante, dije con voz enérgica, pero sin levantar la vista de mi mesa.

La puerta se abrió, oí como entraba alguien y cerraba la puerta, seguía sin levantar la vista de mi mesa, en esos momentos algo llamaba mi atención sobre lo que estaba buscando y no quería perderlo.

—Dame un momento, ahora estoy contigo, comente a la persona que había entrado.

No dijo nada, no abrió la boca ni para decir buenos días, levante la vista y allí estaba ella, increíblemente hermosa, radiante, guapísima, me levanté de mi silla como un resorte, mi primera intención fue ir a abrazarla pero me quede clavado y mi expresión se endureció.

—Hola papa.

Eso retumbo en mi cabeza, hacía años que no me llamaba papa, estuve a punto de sucumbir, pero me mantuve en mi sitio.

—¿Papa? Ni siquiera sabes quién es tu padre, yo solo te crie y no lo hice nada bien por lo que he visto. No sé a qué coño has venido, pero lo que escribiste en esa carta y su contenido lo tengo grabado a fuego en mi cerebro, dime lo que quieres y sal de mi vida no te quiero en ella.

La barbilla de Ari temblaba incontroladamente, y de sus preciosos ojos azules salían dos lágrimas, mi expresión no cambio, seguía siendo de indiferencia. Justo en ese momento, en ese preciso momento en el que ninguno de los dos deseaba estar allí, se abrió la puerta y apareció Sonia, maldita sea, las mujeres no es que tengan un sexto sentido, es que son de otro mundo, creo que entre ellas se comunican telepáticamente, mi mujer entro y vio mi expresión,  a continuación miro a Ari y ato cabos a la velocidad de la luz, vino a mí y me beso, fue hacia Ari, la miro con cariño y la cogió de las manos.

—Tú debes de ser Ariadna, ¿verdad?

—Sí, ¿Cómo lo sabes?

—Cariño, tu padre me ha hablado mucho de ti, de cómo eras y de tu belleza.

Al oír esto Ari exploto, se echó a llorar y se abrazó con desesperación a Sonia, mi mujer la acariciaba con cariño y besaba su rostro.

—Tranquila cielo, veras como todo tiene solución, no llores, tu padre es un hacedor de milagros, sea lo que sea lo que te esta apenando, él le va a encontrar la cura.

Ari se separó de Sonia y la miro con cariño, mi mujer la dio un pañuelo y se enjuago las lágrimas.

—He visto que besabas a mi padre, tú debes de ser su mujer, ¿Cómo te llamas?

—Sonia, me llamo Sonia.

Ari me miro con cara de sorpresa y luego miro a mi mujer, también empezó a atar cabos, me imagino que Noelia le hablo de mi relación anterior con Sonia.

—¿Tú fuiste novia de mi padre antes de que mi madre se metiese por medio, verdad?

—Si cariño, yo soy esa Sonia.

La cara de Ari era de admiración y cariño, me imagino que como toda mujer, cientos de preguntas se agolparon en su cabecita, miraba a Sonia y me miraba a mí, su mirada era de ternura. Mi mujer cogió la bolsa que traía Ari, la agarró del brazo y se fueron hacia la puerta.

—Ari, vamos a casa, tenemos mucho que contarnos.

Mire a Sonia como diciéndole, «ni se te ocurra», y ella me lanzo otra mirada retadora diciéndome «impídemelo», amaba a esa mujer, su pasión y su determinación. No sé cómo terminaría esto, si dijese que odiaba tener a Ari conmigo mentiría, en ese momento tenía sentimientos encontrados, pero me gustaba tenerla junto a mí. Las vi desaparecer de mi despacho, mi hija no dejo de mirarme hasta que salieron por la puerta, al poco apareció Arturo en mi despacho y vio mi cara de preocupación.

—Quien diría que la sentencia del juez te ha disgustado, ¿no ha venido Sonia a decírtelo?, la prueba de paternidad ha sido positiva, 100% de coincidencia, no hay lugar a dudas, le ha condenado a reconocer a su hijo legítimo y heredero junto a su hermanastro, además le ha condenado al pago de 250.000€ por año trascurrido desde la violación, en total creo que unos cinco millones y medio de euros, más cinco años de prisión, que no creo que cumpla debido a su delicado estado de salud, su abogado ya se ha puesto en contacto conmigo, no quieren recurrir la sentencia, no quieren más publicidad sobre este episodio, es cuestión de días que esto termine definitivamente, por lo tanto ¿a qué viene esa cara?

—Ari ha aparecido de nuevo, no sé qué quiere, Sonia se la ha llevado a casa.

Nos quedamos callados los dos, pero en la cara de Arturo no advertí ninguna preocupación.

—Sabes, me dijo Arturo, lo mejor que puedes hacer es largarte a tu casa, sentarte con Ari y que los dos habléis de todo lo que debéis, no pienso que Ari sea una amenaza.

Diciendo esto se levantó, me dio una palmada en la espalda y salió de mi despacho, me quede pensativo, termine unos documentos que tenía pendientes y me fui a casa, ahí tenía ahora un frente abierto. Llegue cerca de las tres, en la cocina se oían risas y voces, me dirigí hacia allí, la escena era una típica de cualquier familia, Sonia preparando la comida, Iván sentado en un taburete alto junto a Ari, mientras los dos hablaban entre si y hablaban con Sonia, cuando me vieron aparecer por la puerta se callaron, Iván se levantó paso por mi lado y me puso la mano en el hombro para tranquilizarme, vino Sonia y me beso nuevamente.

—Mi amor, tenéis que hablar, esto no lo vas a alargar, y os vendrá muy bien a los dos, la comida está preparada, podéis empezar ahora y luego en la sobremesa seguir, tenéis mucho que contaros.

Nos quedamos solos Ari y yo, la tensión se cortaba con cuchillo, fue ella la primera que hablo.

—Papa, me alegro que hayas rehecho tu vida, Sonia es una mujer fantástica, me ha contado como os volvisteis a encontrar y es una historia preciosa, yo…

—¿A qué has venido Ari? La interrumpí.

—Solo quiero dos cosas papa, la primera, saber quién es mi padre biológico y segundo, quiero salir de la vida que mama me ha obligado a vivir.

—Se supone que es la vida que querías, pasarte todo el día en el gimnasio y follando a destajo, dejaste tus estudios y todo por eso, fue tu elección y la de tu madre, acuérdate que yo ya no pintaba nada en vuestras vidas, me ninguneasteis, me dejasteis de lado.

—Papa, quiero que quede algo muy claro, no estoy orgullosa de lo que hice y de lo que he hecho, cada vez que cierro los ojos y pienso en el tío y en tus amigos se me ponen los pelos de punta, pero por lo que no estoy dispuesta a pasar es por puta, aunque lo parezca, y es lo que mama quería de mí, prostituirme, me engaño, me dijo que íbamos a vivir a todo lujo y no nos iba a faltar de nada y hemos sobrevivido a duras penas, hasta que un una noche casi me obligo a acostarme con un viejo baboso a cambio de una gran cantidad de dinero, me negué en redondo, mama se puso echa una furia conmigo y me abofeteo, salí corriendo de allí y no he parado hasta llegar a tu lado.

—¿Y el tío que conocisteis en el gimnasio, se supone que me dejasteis por él?

—Papa, mama gastaba dinero a manos llenas en el gimnasio, montaba fiestas, fines de semana, bueno, no quiero entrar en detalles, ese tío se encargó de engatusar a mi madre y a mi, vio como manejaba dinero y vio su oportunidad, cuando se enteró que todo lo que había prometido mama era papel mojado salió corriendo y nos abandonó.

—¿Sabes que tu madre cobraba a los que eran mis amigos cuando te follaban?

—¿Comooo?

Vi como Ari se echaba a llorar nuevamente, su madre la había manipulado no cabía duda, y ella no se había dado ni cuenta, no sé por qué eso me era familiar, Noelia era una manejanta.

—¿Llegaste a leer la carta que me dejo tu madre?

—No me dejo, me dijo entre lágrimas, solo me dicto lo que tenía que poner, yo no quería hacerlo pero se enfadó mucho conmigo y me grito un HAZLO, MALDITA SEAS. Papa, créeme o no, yo siempre te he querido mucho, te echaba tanto de menos que me vestía provocativamente para llamar tu atención, en cambio tú te enfadabas conmigo y eso me exasperaba, yo te quería a ti, pero no tuve el valor suficiente para hacer frente a mama y mandarla a la mierda como he hecho hace dos días.

Me fui hacia ella y le tendí mis manos, ella me las agarro y se bajó del taburete y la estreche contra mí, Ari, mi niña, lloraba apoyada en mi pecho, yo besaba su cabecita.

—Yo te he querido y te he amado desde el primer día que te tuve en mis brazos, en el fondo me da igual quien sea tu padre, yo siempre te he sentido como mi hija.

Sonia veía la escena desde la puerta de la cocina, tenía los ojos humedecidos, íbamos a ser uno más en la familia y había que hacer muchas cosas. Esa tarde fue muy animada, Ari y yo nos pusimos al día, hacía muchos años que no hablaba con ella como lo hice, seguía teniendo muchas preguntas, que se irían respondiendo a medida que pasase el tiempo. La habitación de Ari iba a ser el ático que había en la última planta del chalet, Sonia lo había acondicionado como una habitación con cama de matrimonio, lo había dejado totalmente habitable y con aire acondicionado para los calurosos veranos de Madrid, cuando Ari lo vio se quedó enamorada de la que iba a ser su habitación. Pasados unos meses cuando ya estábamos todos asentados y metidos en nuestras rutinas me hice las pruebas de paternidad, el día que nos dieron los resultados Ari estaba muy nerviosa, yo sabía que era imposible y así fue, yo no era el padre, pero había un porcentaje muy alto de coincidencias, sabía lo que eso significaba, como dijo el doctor tiene que ser de algún familiar directo, ya sabíamos quién era su padre, era mi hermano, Ari era mi sobrina, el llanto de Ari era inconsolable, aunque no fuese mi hija biológica la quería como a tal, la abrace con fuerza y se lo hice saber.

—¿Y ahora que va a pasar papa? ¿Me vas a echar de tu lado?

—Eso nunca va a ocurrir, ahora nos vamos a comer, somos una familia y así vamos a seguir.

Ari estaba muy triste, decidí que lo mejor era comer con ella, nosotros solos, y charlar tranquilamente. Llamé a Sonia y le dije lo que había pasado y lo que iba a hacer, le pareció bien la idea y me fui con Ari a un restaurante que conocía, donde se comía muy bien. Ya habíamos hablado, pero en esta ocasión la conversación fue más, como decirlo, profunda, tranquilice a Ari respecto a su futuro con nosotros pero la apremie a que decidiese que es lo que iba a hacer con su vida a partir de ahora.

—Ahora dime lo que vas a hacer con tu vida, sabes que tienes muchas salidas.

—Quiero terminar el bachiller, hacer selectividad y estudiar empresariales, nunca te lo he dicho, pero me gusta el negocio que has creado, me acuerdo cuando era más pequeña e iba a tu fabrica, me gustaba todo lo que había y la actividad incesante.

Casi me echo a llorar, mi hija, la que yo creía un caso perdido, se quería hacer cargo del negocio cuando a mí me fallasen las fuerzas, las cosas empezaban a funcionar, a partir de ese día todo fue sobre ruedas, a Sonia le encantó la idea de que Ari retomase sus estudios e hiciese una carrera, y la emocionó el saber que en un futuro tomaría los mandos de mi empresa, el tiempo nos mostró que la decisiones que habíamos tomado eran las correctas, aunque…ya me había fijado en la complicidad que había entre Iván y Ari, se apoyaban mutuamente y las muestras de cariño entre ambos eran continuas, iban a todos los lados juntos y cuando veíamos una película Ari apoyaba su cabecita en su hombro hasta que se quedaba dormida, Sonia miraba todo esto con mucho cariño, pero eran dos chavales de 20 años y además muy guapos, estaba seguro de que estaban liados.

La oportunidad para averiguar si estaba en lo cierto, vino una tarde en la que Sonia tuvo que salir a hacer unas compras, yo me marche a la fábrica, eso es lo que dije, pero me fui a un bar cerca de casa. A la hora más o menos me fui hacia mi domicilio y abrí la puerta de la entrada con mucho cuidado, mire en la planta baja no había nadie, subí al primer piso, todo estaba vacío, un gemido proveniente del piso de arriba, la habitación de Ari me puso en guardia, subí con mucho cuidado sin que se me oyese, el corazón se me iba a salir por la boca, la puerta no la habían cerrado, entre con mucho sigilo y subí el tramo de escalera que faltaba, estaba casi todo en penumbra solo una pequeña luz en el cabecero de la cama iluminaba la escena con mi cabeza asomando lo mínimo pude ver a Iván de pie con una polla monstruosa, joder la mierda del niño si había sacado algo de su padre, Ari de rodillas totalmente desnuda le hacia una mamada como buenamente podía solo los gemidos ahogados y la cara de placer del chico lo decían todo.

—Ari mi amor, no creo que aguante mucho más, me encanta como me la chupas, ufffff, para o me voy a correr.

—Hazlo mi vida, córrete en mi boca, vamos.

Ari empezó a pajearle con las dos manos mientras se la chupaba, vi como Iván se tensaba y dando un gruñido empezó a correrse en la boquita de mi hija. Oía como se tragaba la corrida de Iván, el chico parecía un surtidor, fue una corrida larga que disfrutaron los dos, cuando termino, Ari se encargó de dejarla bien limpita.

—Mi vida, ibas cargadito, ¡ehhh!

Iván levanto con mimo a Ari, por primera vez vi el cuerpo desnudo de mi hija, era una autentica preciosidad, perfecto, la beso con pasión mientras se frotaban, la polla de Iván no había menguado, seguía pidiendo guerra, dio la vuelta a Ari y la dejo delante de mi mostrándome sus encantos, una figura envidiable, unas tetas preciosas y un sexo perfectamente depilado y deseable, me incomodo por que no la vi como mi hija y la erección de mis pantalones así me lo decía.

—Cariño, te necesito dentro de mí, necesito que me folles, no tenemos mucho tiempo, dijo Ari visiblemente excitada.

Iván la empujo cariñosamente  a la cama cayendo de espaldas, Ari abrió sus piernas, la visión era turbadora, la cabeza de Iván se encajó entre sus piernas y los gemidos de mi hija inundaban la habitación, los gozos de mi hija me enervaban metí la mano en mis pantalones y me empecé a masturbar. Vi como Iván trepaba y apuntaba su tremendo ariete a la vagina de mi hija, tenía un primer plano, y vi como ese tótem de carne entraba poco a poco en el interior de mi niña, los sollozos y los suspiros que daba me decían que estaba disfrutando mucho, la visión era morbosa, y mi hija le abrazo con sus piernas mientras le obligaba a introducirse más en ella, un grito y su cuerpo convulsionando me dijeron que estaba siendo atravesada por un orgasmo arrollador, Iván empezó un suave bombeo, las caderas de Ari no paraban, se abrazaba a él le besaba con lujuria, le miraba pidiéndole más.

—Así mi amor, asiii, ¡Ahhhhh! que gusto, me vas a matar de placer.

Me encontraba excitadísimo, la escena era totalmente pornográfica, Iván saco su polla del coño de mi niña brillante de sus jugos, estaba totalmente dilatado, el la dio la vuelta y la puso a cuatro patas, volvió a meter nuevamente su pollon en el interior de Ari, ella no dejaba de gemir y pedir más, no lo pude ver pero por lo que dijo Ari Iván metió su dedo en el culo de mi niña.

—Siiiiiii, grito Ari, follame con tu dedo el culito, ufffff, me voy a correr otra vez.

Iván volvió  a salirse de ella y lo siguiente que vi, hizo que me corriese como un animal, él se tumbó en la cama, su polla llena de los jugos de Ari, brillante, majestuosa, ella le dio la espalda se subió a la cama y abriéndose bien de piernas de empalo, vi como ponía los ojos en blanco y bramaba de placer,  prácticamente su polla desparecía dentro del coño de Ari, empezó a temblar, el placer que debía de sentir era inmenso, el orgasmo de Ari no espero, sus piernas empezaron a abrirse y cerrarse y su cara era la viva muestra del placer, gritaba y temblaba y note como el chico se tensaba y clavando bien su polla en el interior de Ari empezó a vaciarse, mi hija se tumbó de espaldas encima de Iván mientras el la abrazaba y besaba su cuello, estuvieron así un rato y Ari saco la polla de su interior, borbotones de leche salían de su coñito, deje de espiarles y con el mismo cuidado que había entrado me fui.

Me había puesto perdido con mi corrida, pero todo lo que había visto era lo más morboso que me podía imaginar, ver el cacho de pollón que se gastaba Iván entrando y saliendo de mi hija me había excitado más que ver una película porno. Cuando llegue al coche me limpie como pude, la mancha de humedad había traspasado y tenía los pantalones manchados, me fui a la fábrica e intente asimilar lo que había visto. De una manera u otra sabía que eso terminaría ocurriendo, además no eran parientes no había consanguineidad, podían ser pareja perfectamente y tener hijos, lo único que les unía aparte de su amor, es que su padre y su madre eran pareja de hecho y llegue a la conclusión de que por mi parte no me importaba que mantuvieran una relación, ahora solo había que preparar a Sonia haber como lo encajaba.

Esa noche cuando llegue a casa, la primera en recibirme fue Ari, se levantó y vino a mí, me dio un beso y yo la estreche contra mí, en mi cabeza estaba la imagen de ella desnuda y gozando con la verga de Iván metida en su coñito, ella me devolvió el abrazo y yo bese su mejilla con fuerza, Ari se separó y me miro a los ojos.

—¿Todo va bien papa?

—Muy bien Ari, solo que me alegra de que estés aquí con nosotros.

En ese momento bajaban Sonia e Iván, los dos vinieron a saludarme, Sonia me cogió de la mano y me llevo a cocina vi como Iván y Ari se sentaban muy juntos en el sillón a ver la televisión. En la cocina bese a Sonia con lujuria agarrando su culito y atrayéndola hacia mí, ella deshizo el beso y me quito las manos de su trasero.

—Tranquilo fiera los chicos nos pueden ver, esta noche seguimos con esto.

La bese nuevamente y me fui a dar una ducha, quería quitarme la ropa sucia que llevaba, cenamos todos juntos, contándonos el día, como nos había ido, lo que habíamos hecho, obviando lo más importante claro. Yo miraba a Iván y Ari, de mi cabeza no me podía quitar lo que había visto, a mi hija no la miraba como a una niña, la miraba como mujer, la idea me escandalizaba, pero era solo pensarlo y mi polla cobraba vida. Esa noche folle con Sonia como hacía tiempo, la deje agotada y yo para tener la edad que tenía, parecía que tuviese veinte años, logre correrme tres veces cosa que hacía tiempo no ocurría, pero en mi mente solo estaba la imagen de Ari, eso hacía que me excitase más allá de lo que podía imaginar, me sentía sucio, escandalizado y no daba crédito a lo que estaba pasando.

No habían pasado tres días y Sonia sabía que algo me pasaba, estaba como ido, casi no hablaba y solo me dedicaba a sonreír y a contestar con monosílabos, tenía dos problemas en mi cabeza que no sabía cómo solucionarlos. El primero el de Ari, mi niña, ya no la veía como tal y solo deseaba follármela, gozar de su cuerpo y que ella gozase conmigo, y el segundo, Sonia, como se iba a tomar el que su hijo y mi hija estuviesen follando, y peor, como decirla que la amaba que estaba loco por ella pero que deseaba follarme a Ari. Me disponía a irme a trabajar, fui a la cocina, Sonia me esperaba con una taza de café, oloroso y humeante, como me gustaba.

—Toma mi amor, tu café.

—Gracias mi vida, eres la mejor.

Sonia bebió de su taza mientras sus ojos escrutadores se clavaban en los míos, me estaba escaneando, por decirlo de alguna manera.

—Eduardo, ¿jugamos a ser sinceros?

Ala, ya empezamos, esto iba a ser la leche, cuando Sonia decía eso, subía el pan.

—Por supuesto mi vida, que quieres saber.

—Empieza por decirme que es lo que te pasa, llevas un par de días que no eres tú.

La mire y pensé que esto tenía que estallar por algún lado, quería  a Sonia, la quería más que a mi vida y no sé cómo se iba a tomar lo que le iba a decir. Sus ojos seguían clavados en los míos preguntándome que es lo que me pasaba.

—Ufffff, a ver cómo te lo explico, no quiero que te pongas nerviosa, tienes que verlo tal como es, no hay problema, yo lo he aceptado. Iván y Ari están liados, les he visto en la cama follando.

—Bien, dijo Sonia, cuéntame algo que no sepa, porque eso lo se prácticamente desde el día que se vieron por primera vez, y yo también les he visto follar.

Esto sí que no me lo esperaba, ¿Sonia lo sabía y no me había dicho nada?, entonces que es lo que se supone que tenía que contarle, porque ella me seguía mirando, pidiéndome que la contase más.

—Mi amor, dijo Sonia, cuando te he preguntado si jugamos a ser sinceros es que nos contemos todo, incluso lo que no nos gustaría oír, así que empieza.

—De acuerdo Sonia, les pille follando, vi la polla que tiene tu hijo y vi el cuerpo desnudo de Ari, me excite como no te puedes hacer una idea y termine masturbándome viendo follar a los chicos, en mi mente todavía está grabada la imagen de Ari siendo penetrada por el pollon de tu hijo, y lo peor…es que no me puedo sacar de la cabeza a Ari, la he dejado de ver como a una hija y la deseo, deseo follármela.

En ese justo momento, fui consciente de lo que había dicho a la mujer que más amaba sobre la tierra, y pensé que se iba a armar un buen lio, por un momento vi a los chicos fuera de casa y Sonia y yo intentando salvar nuestra relación, pero nuevamente mi mujer me sorprendió, dejo su taza sobre la encimera y vino hacia mí, me abrazo y me beso con pasión.

—¿Edu, te gustaría verme ensartada por la polla de Iván?

La pregunta me dejo a cuadros, no estaba preparado para eso, una cosa es que lo deseas, pero de ahí a ver como taladran a tu mujer con un pollon enorme es otra cosa. Sonia vio mi cara de incredulidad y me aclaro su pregunta.

—Para que lo entiendas mejor, dijo Sonia, imagínate a los cuatro desnudos en nuestra cama tu siendo follado por Ari e Iván follandome con todas sus ganas y haciéndome berrear de placer, ¿lo soportarías, serias capaz de aceptarlo tal y cómo es, solo sexo?

Sonia susurraba en mi oído todo lo que me estaba diciendo, tenía una erección de caballo, ella me miro a los ojos nuevamente, y vio mi confusión, puso una mano en mi polla y vi un brillo en sus ojos que hacía tiempo no veía.

—Hacemos una cosa mi amor, veo que estas confundido y necesitas pensar, pero ten en cuenta que lo que te paso a ti cuando viste follar a los chicos me paso a mí también, me excite y me tuve que hacer un dedito viendo el pollon de mi niño entrar y salir del coño de Ari, desde ese día solo pienso en follar con Iván, como ves no somos tan diferentes, pero yo solo sé que quiero y amo a una persona y esa eres tú, de lo que estamos hablando es solo sexo.

—Déjame pensarlo ¿vale?, ahora mismo creo que la cabeza me va a estallar, estoy muy confundido.

Sonia me beso nuevamente con pasión, metía su lengua en mi boca y jugaba con mis labios y mi lengua, todo esto me había excitado, baje mis manos y agarre el culo de Sonia por encima de su camisón, la arrime contra mí y frote mi polla contra ella aunque tuviese el pantalón puesto, amasaba sus nalgas mientras el beso se hacía pasional y desquiciado, levanté su camisón y metí mi mano entre sus piernas estaba sin ropa interior y chorreando de excitación.

—Mi amor follame, quiero que me folles aquí y ahora, te necesito dentro de mí.

Creo que nunca me he quitado los pantalones y los bóxer más rápidamente, Sonia estaba desatada, no hubo preámbulos, apoyo un pie en la encimera y se la metí sin preguntar mientras se abrazaba a mí y gemía de gusto, empecé a bombear como un desesperado, ver la cara desencajada por el placer de Sonia me estaba llevando a un orgasmo sin remisión, pero algo llamo  mi atención, vi de refilón una cabecita pasar por la puerta de la cocina, eso me distrajo y me ayudo a retrasar algo mi orgasmo, seguí bombeando dentro del coñito de Sonia con furia, mis envites se clavaban en lo más hondo de su útero, al poco vi dos cabecitas que me imagino serían las de Ari e Iván, asomándose por la parte baja del marco de la puerta de la cocina, levante bien el camisón de Sonia, que viesen bien como mi polla entraba y salía de su interior, Sonia no se percató de nada, y empezó a correrse, note como su orgasmo nacía y se hacía más intenso, las contracciones de su vagina me estaban llevando al límite y literalmente me estaba bañando con sus jugos que embadurnaban mi polla y bajaban por el interior de sus muslos, en esos momentos los ojos de Ari y los míos se encontraron y ninguno de los dos aparto la mirada.

—Te voy a llenar de leche, diossss como me gusta, noto como me ordeñas la polla, me corro, siii, me corrooooo.

Empecé a soltar latigazos de semen dentro de mi mujer que se retorcía por el placer, sus caderas me buscaban desesperadamente, nos besábamos con lujuria, nunca la había visto así, estuvimos un buen rato con mi polla en su interior, besándonos y dándonos cariño, saqué mi polla y goterones de leche caían por sus piernas.

—Mi amor, esto tenemos que repetirlo más a menudo ha sido increíble, me dijo Sonia.

—Todas las veces que quieras mi vida. Hacemos una cosa vente a la fabrica a medio día, comemos juntos y de paso hablamos sobre todo esto.

—Hecho mi amor, a las dos estaré allí.

Me vestí y Sonia me despidió con un morreo húmedo y pasional, cuando me dirigía a la puerta Ari bajaba por la escalera, era imposible no fijarse en ella, una camisa ajustada marcando su pecho y un escote de vértigo junto con una falda que le llegaba a medio muslo, estaba impresionante, vi en sus ojos un brillo especial, se abrazo a mí y me dio un beso cerca de la comisura de los labios.

—Que tengas un buen día papa.

Me miro con intensidad y se fue a la cocina, antes de cerrar la puerta la oí que decía a Sonia.

—Sonia, hoy estas radiante, guapísima.

Por supuesto que sí, mi mujer era tremendamente bella, pero lo que no sabía Ari es lo que andábamos tramando. La mañana paso lentamente, en mi cabeza estaban las imágenes de todo lo vivido, una parte de mi deseaba experimentar cosas nuevas, pero me aterraba la sensación de ver a Sonia follada por otro hombre, luego pensaba en Ari y todo se desvanecía en mi cabeza, solo el pensar en tenerla desnuda cabalgando encima de mi polla y pidiéndome mas hacia que tuviese unas erecciones muy dolorosas. Al final llegue a la conclusión que quien no arriesga no gana, y que con miedos no se puede ir a ningún lado, era una oportunidad que se me estaba brindando y mi pareja estaba dispuesta a seguir adelante, demostraba mas entereza y madurez que yo y me quería poner a su altura. A las dos apareció Sonia por la puerta con uno de los conjuntos más sexys que tenia, estaba espectacular, me levante de la silla y la estreche contra mí, inundándome de su aroma, la bese con deseo.

—Sonia estas guapísima, me has dejado sin palabras.

—Gracias mi amor, estoy segura que hoy va a ser un gran día.

Llame a Arturo a su despacho y le dije que si no había nada importante esa tarde no iría a la fabrica. Nos fuimos a comer a un restaurante que a Sonia le gustaba mucho, la comida fue muy buena y la compañía más, en la sobremesa Sonia abordo lo que nos había llevado hasta allí.

—Bueno cariño, ¿qué has pensado sobre lo que hablamos esta mañana?

—Por una parte me da una sensación de vacío cuando te imagino ensartada por otra polla, pero por otra sé que si no lo vivo, no sé realmente lo que voy a sentir, por eso quiero que sigamos adelante, así no podemos seguir, tu quieres follarte a Iván y yo a Ari, ese deseo no puede quedar ahí, creo que nos haría daño y mas teniéndolos en casa y viéndolos todos los días, no quiero que lo pases mal, quiero verte feliz.

—Gracias mi amor, es lo que esperaba de ti, ahora solo falta que los chicos nos acepten, tienes que tener en cuenta que lo que vamos a hacer es una aberración a ojos de la sociedad, las relaciones filiales nunca han sido bien vistas.

—Bueno, la dije, hay que arriesgarse, ellos nos han dado una sesión de sexo en directo, y nosotros esta mañana también, ninguno de los dos a perdido detalle de cómo te follaba y luego como chorreabas semen de tu interior.

—¿Comooo?, dijo Sonia roja como la grana, ¿Qué los chicos han visto el polvo de esta mañana?

—Si todo enterito no han perdido detalle, de hecho yo te he levantado el camisón hasta la cintura para que no perdiesen detalle, y te aseguro que les ha encantado, de hecho me da que se han subido a echar uno rapidito, de lo cachondos que les hemos puesto.

—Joder que morbazo Edu, eso quizás nos ayude algo.

—Por eso lo he hecho, sabía que nos iban a pillar, pero me daba igual, esta tarde cuando lleguemos a casa, los quiero sentar a los dos y decirles que sabemos lo suyo y que les hemos visto follar, a ver cómo reaccionan, y otra cosa mi vida, se que lo hacías por los chicos, pero quiero a la Sonia del principio, provocativa, mostrando pero sin enseñar nada, calentándome según entraba a casa, eso también nos ayudara.

Vi como Sonia se mordía el labio inferior y bajaba la vista, estaba cachonda pérdida, me levante y la susurre al oído.

—¿Te apetece que terminemos lo que hemos empezado esta mañana en la cocina?

Sonia me miro con la cara roja, sus ojos estaban brillantes y una sonrisa pícara me indicaba que estábamos tardando, pague la comida, agarre de la mano a Sonia y nos fuimos directamente a un hotel, como si fuésemos simples amantes, como dijo Sonia hoy iba a ser un gran día y así fue, esa tarde follamos como animales, la excitación y el morbo de pensar en lo que podía pasar con Ari e Iván nos tenía con la libido al máximo todo el día. Estábamos en la habitación, Sonia estaba agotada de los orgasmos que había tenido mi polla dentro de su precioso culo bombeaba sin descanso ella jadeaba excitada.

—Cariño, ¿sabes en lo que estoy pensando?, dijo Sonia entre jadeos.

—Joder mi amor, estoy a punto de correrme, mffff, ufffff, ¿en qué piensas?

Sonia levanto su carita de la almohada, arqueo su espalda y me miro con una cara de puta que me espoleo.

—Me imagino a los cuatro en la cama, Iván follandome el coño, tu follandome el culo y yo comiéndole el coño a Ari, joder Edu, me corrooooo, siii, asiiiiii.

Fue imaginármelo, y notar las contracciones del esfínter de mi mujer y empecé a soltar chorros de leche en el interior del culito de Sonia, la situación era más que morbosa, estaba deseando que ocurriese y no lo podíamos aplazar más. Nos duchamos y nos fuimos a casa, ahora sí que iba a empezar el espectáculo, si todo salía bien creo que iba a ser la mejor experiencia de mi vida, pero si salía mal y nos equivocábamos…mejor no quería ni pensarlo, porque sería la situación más violenta en la que me podía encontrar.

Cuando llegamos, los chicos no estaban en casa, yo me fui a la cocina a por un vaso de agua, Sonia fue a su habitación, al poco vino y cuando la vi me quede en shock, se giró sobre si misma impresionante se queda corto, un pantaloncito que se metía en cada recoveco de su perfecto cuerpo y dejaba media nalga al aire y una camiseta ligeramente abierta por los costados, que dejaba intuir sus pechos era su única vestimenta, mi erección fue instantánea.

—Mi amor como tú me dijiste, provocativa, mostrando pero sin enseñar nada, ¿te parece bien?

—Más que bien, estas increíble, eres bellísima mi vida, levantarías a un muerto de su tumba.

Oímos la puerta de la calle abrirse y a Ari saludando que ya había llegado, mire a Sonia, y la guiñe un ojo, me fui al salón a recibirla.

—Hola cielo, ¿has tenido buen día?

—Ari se abrazó a mí dejándome sentir su cuerpo pegado al mío, me volvió a besar muy cerca de la comisura de los labios y su mirada estaba cargada de deseo.

—Desde esta mañana papa, ya he tenido buen día.

Diciendo esto se separó de mí guiñándome un ojo y se fue a la cocina a saludar a Sonia, me fui hacia la escalera mientras vi como entraba Ari en la cocina y ponía cara de sorpresa, mientras se acercaba a ella.

—Pero mírate Sonia, estas impresionante, y que culito, pero si pareces una chavala de veinte años, joder si fuese tío te tiraba los trastos ahora mismo, estas buenísima.

—Ari por dios me vas a sacar los colores, dijo Sonia.

Lo siguiente que oí fue un azote, un gritito muy sensual de Sonia y unas risas, luego silencio, me fui a cambiar y solo me puse un pantalón de deporte sin ropa interior, baje a la cocina y allí estaba Sonia, y es que Ari tenía razón, el culito de Sonia era espectacular, en forma de corazón y con esos pantaloncitos era de todo punto deseable. Cuando llegue a su altura la abrace por detrás refregando mi polla en su perfecto culo mientras mis manos se apoderaban de sus tetas.

—Joder Edu, esto va a ser la leche, cuando a entrado Ari al verme así me ha dado un azotito en el culo, me ha dado la vuelta y me ha morreado con ganas, estoy chorreando otra vez.

Me llevo una mano a su entrepierna y efectivamente estaba empapada, en esos momentos entro Ari en la cocina y Sonia y yo tragamos saliba, el ser más sensual y provocativo estaba delante de nosotros, mi niña solo llevaba una camiseta que cubría sus tetas no llevaba sujetador sus pezones se marcaban de forma exagerada, su ombliguito estaba al aire enseñando su sensual piercing y llevaba una faldita tan corta que a poco que se agachase dejaba su culo al aire. Ella también se dio la vuelta con gracia haciendo que su faldita se levantase lo justo, debajo llevaba solo un tanguita, vino hacia nosotros y ya no se cortó, me dio un beso en los labios y a Sonia igual.

—Papa, espero que no te enfades, pero ver a Sonia así, ha hecho que yo me vista casi igual, me encanta ir de esta guisa por casa, dime que no te importa, anda.

—Ari cariño, no me importa, pero tampoco soy de piedra.

En esos momentos oímos la puerta de entrada otra vez y a Iván saludando, fue directo a la cocina y cuando entro y vio el cuadro se le cayeron las carpetas que llevaba. Miraba a Sonia de manera lasciva y a Ari con deseo, fue la propia Ari la que rompió el hielo.

—Anda Iván, veta a cambiar y ponte muy cómodo.

Estuvimos hablando con Ari de banalidades, cuando entro Iván en la cocina se había puesto unos pantalones cortos y ceñidos que marcaban perfectamente su impresionante polla aun estando en reposo, había que reconocer que el chico no desentono, vi la mirada de deseo de las dos mujeres, esto se ponía interesante.

—Vamos al salón, queremos hablar con vosotros, les dije a los chicos.

Cuando dije eso las miradas de Ari e Iván se cruzaron y advertí una mueca de preocupación. Les sentamos juntos, mientras nosotros nos quedamos de pie enfrente apoyados en el respaldo de otro sillón, vi el triangulito del sexo de Ari, tapado con el tanguita, y eso me excitó, nos pusimos todos algo de beber y empezó todo.

—Vamos a ver chicos, les dije, sabemos de sobra que estáis liados los dos, os hemos visto follar.

Iván y Ari se pusieron tensos y una expresión de terror se dibujó en sus rostros, Ari se echó a llorar mientras entrelazaba su mano con la de Iván, como intuyendo que les íbamos a separar.

—Chicos, chicos, tranquilos, les dije, queremos que sepáis que Sonia y yo sabemos lo que pasa entre vosotros, que no os escondáis, que si estamos en casa y os apetece echar un polvo pues vale, y que aquí el capitán trabuco, tenga cuidado con lo que tiene entre las piernas, es un arma de destrucción masiva.

Eso rompió el momento de tensión, todos reímos mi ocurrencia, Ari se levantó, y vino a abrazarme, me dejo sentir todo su cuerpecito pegado al mío, me costó un mundo no bajar mis manos y agarrar ese culo que me estaba volviendo loco, la bese en los labios y note como abría su boca invitándome a entrar, pero no quise de momento. Vi como Iván se levantaba y abrazaba a su madre también, vi de reojo como sus caderas se movían levemente sobre la polla de su hijo, él se separó la miro y la beso suavemente en los labios, Ari  e Iván se miraron y no se cortaron se besaron con pasión y se volvieron a sentar enfrente, su cara mostraba la felicidad que sentían en esos momentos.

—¿Así que nos habéis visto follar?, dijo Ari con una mirada muy picara, ¿Y os gusto vernos?

—Ufffff, dijo Sonia, tanto que tu padre y yo terminamos masturbándonos.

—Pero, ¿estabais juntos?, pregunto Iván.

—Por desgracia no, os vimos en días diferentes, dije yo, si os hubiésemos visto tu madre y yo juntos…ufffff, no sé qué habría pasado.

—Sabéis, dijo Ari, Iván y yo os hemos visto esta mañana follar en la cocina, ha sido tan morboso, tan excitante que cuando hemos visto como os corríais nos hemos subido a echar un polvo rapidito, joder ha sido increíble.

Seguimos hablando durante un rato, yo empezaba a estar muy excitado y no podía esconder la ya evidente erección que tenía, por tener a Sonia a mi lado viendo lo excitada que estaba, solo hacía que mirar la entrepierna de Iván y morderse el labio, Ari había abierto ligeramente las piernas dejándome ver su tanguita y la polla del capitán trabuco amenazaba con salirse por la pernera de su pantalón corto, la tensión sexual se podía palpar.

—Buenoooo, dijo Sonia, hay que ir preparando la cena.

Me miro me beso con pasión y levantándose se fue hacia la cocina, mientras Iván no perdía detalle de cada uno de sus movimientos. Ari miro a Iván y miro a Sonia y luego me miro a mi como evaluando la situación.

—Iván cariño, vete a ayudar a Sonia, yo necesito hablar a solas con mi padre.

Iván dibujo una sonrisa de oreja a oreja y se fue a la cocina, mi hija se levantó, me cogió de la mano y me llevo al cuarto que tenía por despacho en casa, cerró la puerta tras de mí y apoyo su espalda en la única salida que había.

—Papa, no quiero parecer una depravada, sé que esta mañana has follado con Sonia para que os viésemos, he visto como me mirabas cuando te corrías, cuando he llegado esta tarde y he entrado en la cocina no me he podido reprimir y he besado a Sonia con pasión y no me ha rechazado, de hecho le ha gustado por que ha buscado mi boca nuevamente, y luego todo esto, papa hemos estado a punto de morrearnos. ¿Qué está pasando?, esto puede ser muy violento si se da un paso en falso, pero todas las señales me indican que los dos queréis follar con nosotros. ¿Me equivoco?

Mire al suelo algo avergonzado, mi erección ya no se podía disimular, ver a mi hija así apoyada con sus pezones a punto de romper la camiseta y esa faldita que enseñaba más de lo que escondía, me tenía al borde de la locura.

—Ari mi vida, desde el otro día que te vi follar con Iván no te puedo sacar de mi cabeza, ya no te veo como a mi niña, te veo como a una mujer y te deseo con toda mi alma, deseo follarte hasta quedar rendido.

Vi como a mi hija le brillaban los ojos, vino hacia mí y pegando su cuerpo me beso con pasión, ya no lo evite la abrace contra mí y baje mis manos a su culo, lo sobe, amase y me recree en él, Ari se separó y me miro con mucho cariño.

—Sabes una cosa cariño mío, me dijo Ari, llevo desde los doce años enamorada de ti, lo que más he lamentado en esta vida es dar mi virginidad a quien no se la merecía, porque yo quería que tu fueses mi primer hombre, solo que mi madre ha sido de lo peorcito que me ha pasado, pero con lo que me has dicho me has hecho la mujer más feliz del mundo, y otra cosa, Iván está loco por su madre desde el primer día que la vio, nos lo hemos confesado.

Volvió a besarme, nuestras lenguas jugaban dentro de nuestras bocas, la di la vuelta y apoye su espalda contra mi pecho y metí mi polla entre los cachetes de su culo baje mi mano hacia su coñito, estaba empapada, y con la otra me apodere de sus tetas, aparte un poco el tanga y busque su clítoris, la empecé a pajear suavemente, sus caderas tenían un baile mágico su culo me pajeaba como siguiese así me iba a hacer correr.

—Eso es mi amor, decía Ari, dame placer, ni te imaginas lo que he soñado esto, ahhhhhh…siiiiiii, más fuerte, follame con tu dedo, siii…siiiiiiii, me corrooo.

Note como mi mano se mojaba de su corrida, me lleve la mano a la boca y lamí con glotonería la esencia de mi hija, me volvió a besar con lujuria, ella se agacho bajo mis bóxer y mi polla salto hacia su cara, Ari me empezó a hacer una de las mejores mamadas, pensaba que no saldría nada después de estar toda la tarde con Sonia follando, pero estaba tan excitado que note como mi orgasmo crecía desde lo más hondo de mí y se iba enfocando hacia mi polla.

—Ari mi vida, me voy a correr, estoy muy excitado y no voy a aguantar mucho, joder que bien la chupas, por dios que maravilla, ufffff, me corro, mi vida me corroo, siiiiiiii.

Empecé a largar chorros de leche a la garganta de mi hija que trago sin problemas, sus ojos clavados en los míos, risueños, me decían lo que estaba disfrutado, lamio un poco más hasta que me saco la última gota que recogió glotonamente con la punta de la lengua, se levantó y nuestras bocas se volvieron a juntar, Ari me miro con deseo.

—Follame, venga follame sé que lo estas deseando y yo también, quiero sentir tu polla en mi interior y notar como me llenas con tu corrida

—Lo siento cielo, pero eso va a tener que esperar, por dos razones, la primera que Sonia y yo nos hemos pasado la tarde follando y ya no doy más de sí, estoy agotado y segundo Sonia y yo hemos hablado sobre esta situación y queremos estar presentes tanto cuando Iván se folle a Sonia, como cuando yo te folle a ti o tu a mí.

Ari puso morritos, que los devore a besos, pero lo entendió, sabía que era cuestión de tiempo, salimos agarrados de la mano, y nos dirigimos a la cocina, cuando entramos la escena que vi me impacto, me dejo sin aire, Iván con su polla fuera estaba corriéndose en la cara de Sonia, la cara del chico era de placer total, una mano de Sonia estaba dentro de su pantaloncito y se acariciaba el clítoris dándose placer, cuando termino, la beso apasionadamente, limpiando con su boca parte de su corrida, aun así la cara de Sonia estaba totalmente embarrada de semen, mi mujer no podía ni abrir los ojos de la cantidad de leche acumulada en su cara.

—Iván cariño, dijo Ari, eres como un surtidor, le has dejado la cara hecha un poema. Ven Sonia cielo, vamos al baño a que te laves la cara.

Durante la cena, hablamos de todo muy animadamente, ya no había secretos y todos sabíamos lo que iba a pasar, los chicos estaban muy excitados, deseando estar todos desnudos en la misma cama, establecimos ciertas normas para que no hubiese malos rollos, la principal es que tanto Sonia como yo teníamos que estar presentes, nada se podía hacer a escondidas ni con engaños, para mi esa fue la más importante, hubo más normas, tanto Sonia como Ari decidieron que había que ponerlo por escrito para que todos nos enterásemos bien, ya hablaríamos de eso, de momento estaba tan agotado que necesitaba dormir, a Sonia también le pesaban los parpados, agarre una de sus manos y me sonrió con cariño.

—Bueno chicos, dijo Sonia, hoy ha sido un gran día, y creo que mañana va a ser mucho mejor, nosotros nos vamos a dormir para coger fuerzas nos va a hacer falta y vosotros deberíais hacer lo mismo.

Todos nos levantamos, Iván y Ari vinieron hacia nosotros y nos abrazaron besándonos con pasión, a mí me volvía loco sentir el cuerpecito de mi niña, la sensación era indescriptible, mire a Sonia que besaba a su niño de forma lasciva mientras se frotaba contra su cuerpo, seguidamente se fue a Ari y la metió la lengua hasta la campanilla, las dos se abrazaron y se besaron. Yo me limite a golpear cariñosamente el brazo del capitán trabuco, no me apetecía sentir su pollon pegado a mi cuerpo.

Esa noche Sonia y yo dormimos como benditos, creo que nuestros sueños fueron de lo más pornográficos, yo con Ari y ella con Iván, me desperté temprano, dormite una hora más y sobre las nueve de la mañana me levante, me duche y baje a la cocina a preparar café y desayunar algo, había terminado y estaba leyendo las noticias en la Tablet, cuando Ari entro por la puerta, radiante, bellísima y muy, muy provocativa, solo llevaba una especie de camisoncito muy corto y semi transparente vino hacia mí con una sonrisa que presagiaba lo que iba a ocurrir, separo un poco la silla de la mesa y se sentó a horcajadas sobre mí, me beso con mucha pasión, nuestras lenguas jugaban, los labios de Ari estaban hechos para besar, mis manos bajaron nuevamente hasta su perfecto culo, no llevaba nada debajo, mis manos , se apoderaron de esos perfectos globos de carne y mis dedos jugueteaban con su anito y su ya encharcada vagina, Ari gimoteaba y movía sus caderas.

—Mi dulce y amado papa, no te haces una idea de lo que deseo tenerte dentro de mí, no me importaría empezar ya, quiero pasarme todo el día follando contigo, me quiero desquitar.

—Y lo vamos a hacer cariño, vamos a dar un tiempo a esos dos dormilones, debemos empezar todos en igualdad de condiciones.

Quise apagar un poco la pasión que en esos momentos hervía dentro de nosotros, yo estaba muy excitado, mi erección era brutal y estaba alojada entre los labios del sexo de Ari, aunque solo nos separaba la delgada tela de mi bóxer, notaba el calor que desprendía su coñito y lo encharcado que estaba.

—Deja que me levante, anda, le dije a Ari que puso cara de enfado fingido. Voy a prepararte el desayuno.

Mientras lo preparaba, Ari me abrazaba, y yo me dedicaba a preguntarle para bajar mi excitación aunque no lo conseguía.

—Ari, sé que es pronto para preguntarlo, ¿pero qué tal lleváis la relación Iván y tú?

—Mira papa, nos queremos, juntos estamos muy a gusto, pero de momento tenemos una relación abierta, hemos hablado pero ambos tenemos que terminar nuestras carreras, Iván se quiere ir a Estados Unidos a hacer un post grado, cuando llegue el momento no sé qué pasara, si me iré con él o me quedare aquí con vosotros. De momento quiero vivir el momento, ahora soy muy feliz y no quiero perder esta sensación.

Me hizo feliz oír a Ari hablar así, por la puerta de la cocina apareció Sonia, espectacular, bellísima y muy, muy deseable, llevaba solo un camisoncito holgado que a duras penas tapaba su culo y su sexo, su mirada desprendía deseo y lujuria vino hacia donde estaba y abrazándome me morreo con ganas mientras tocaba mi polla que pedía clemencia o que alguien se ocupase de ella, en mi espalda Ari me abrazaba y por delante Sonia me sobaba y me morreaba, estaba en él cielo.

—Veo que estas en forma otra vez, me dijo Sonia pícaramente, esto promete.

Seguidamente, Sonia separo a Ari de mí, la abrazo y se besaron, casi no reconocía a Sonia, había despertado su lado más salvaje, bajo una mano hasta el coño de Ari, esta abrió las piernas recibiéndola, mientras jadeaba de placer.

—Ari cielo estas empapada, esto vamos a tener que solucionarlo.

—Lo he intentado con tu marido, pero el muy cabrito no se ha dejado.

Sonia seguía estimulando a Ari, que empezó a respirar muy fuerte mientras emitía grititos de placer.

—Sonia por lo que, más quieras, no pares, siii, sigueee…me corro, me corro, asiii…ahhhhhhhh

Ari, se aferró a los brazos de Sonia mientras sus caderas se frotaban con la mano de Sonia, esto empezaba fuerte, alguien ya había tenido el primero de la mañana, y a Sonia la veía desatada. Beso con ternura a Ari que la miro con admiración, saco su mano de entre las piernas de Ari, y lamio sus dedos con gula.

—Ari mi amor, sabes riquísima, pero recuerda, me debes una y me la pienso cobrar.

Ari todavía jadeando y con la respiración agitada, beso a Sonia y la dijo muy sensualmente.

—Descuida cariño, te lo pienso pagar y con intereses.

En ese momento entro Iván por la puerta, este no se cortó ni un pelo, venia desnudo, según vio a las chicas su polla empezó a crecer, yo no quise desentonar y me quite la única prenda que tenía.

—Pero Eduardo, ¿con estas dos belleza así y todavía no has empezado?

Hay que reconocer que todos estábamos muy cachondos, estábamos deseando empezar, yo,  estaba deseando empezar, pero tenía miedo, miedo y deseo, sobre todo miedo porque a mis 52 años se me presentaba algo que todo hombre desea y pensaba que a lo mejor no estaba a la altura, y deseo por poder acariciar y disfrutar de mi niña, me fastidiaba reconocerlo pero la deseaba desde que tenía 16 años y me mostraba su cuerpo voluptuoso y yo me enfadaba con ella y con su madre hasta que logre alejarla de mí. Ahora se ofrecía sin ningún tipo de reparo, deseaba ser tomada por mí y no iba a defraudarla.

Ayude a preparar el desayuno de todos, Sonia, me agarro de la mano y me llevo al salón, le dijo a los chicos que empezasen que quería hablar conmigo a solas, llegamos al salón y abrió un jarroncito que teníamos encima de una mesa, saco un bote y de ese bote dos pastillas.

—¿Estás preparado Edu?, me pregunto Sonia.

—Tengo miedo, miedo a sentir lo que no deba, miedo a verte disfrutar con otro hombre, miedo a que me veas disfrutar con otra mujer, miedo a no dar la talla, nos vamos a pasar todo el día follando y ya no soy un chaval pero estoy muy, muy excitado.

Termine de decir esto y Sonia me dio las pastillas.

—¿Y esto que es Sonia?

—Tómatelas mi amor, me ha costado encontrarlas pero son unas pastillas que te van a dar un vigor sexual impresionante. Mi vida te quiero mucho, dentro de muy poco vamos a estar follando con los chicos, sé que vas a responder, pero por nada del mundo quiero verte en un rincón viendo como los demás follamos y tú tienes que recuperarte…son las pastillas que se tomó mi suegro cuando me follo. No temas nada mi vida, todo va a salir bien, veras como disfrutamos.

Me las tome sin rechistar y volvimos a la cocina, los chicos estaban casi terminando de desayunar, Sonia desayuno rápidamente y nos quedamos los cuatro callados y mirándonos. Como si fuese algo pactado de antemano, las chicas se despojaron de sus camisoncitos, todos estábamos desnudos, y las miradas de deseo hablaban por si solas. Ari me cogió de la mano y salimos hacia nuestro dormitorio, Iván y Sonia nos seguían de cerca, cuando llegamos yo me quede a los pies de la cama mientras besaba a Ari con gula, comiéndole la boca y agarrando ese maravilloso culo que tenía, vi de reojo como Sonia se tumbaba, e Iván se ponía encima de ella mientras cubría su cuerpo de besos y metía su cabeza entre las piernas de mi mujer, vi la mueca de placer que puso Sonia.

—Papa, déjales a lo suyo, mírame, dijo Ari.

Mire a mi hija desconcertado, no estaba en lo que ella me hacía, lo que había deseado hace tiempo lo tenía enfrente y yo tenía mis cinco sentidos en otro sitio. Me empujo suavemente y me sentó en una especie de amplio butacón que teníamos enfrente de nuestra cama. Ari con cara de vicio vino gateando hacia donde estaba y empezó a hacerme una mamada impresionante, miraba mi polla  y la veía disfrutar.

—Papa esta enorme y durísima, creo que me voy a poner las botas.

Me centre en lo que Ari me hacía, me estaba dando un placer enorme, encima veía como mi mujer se retorcía de placer con las diabluras que le estaría haciendo Iván, mi hija me tumbo en el butacón y puso su sexo en mi boca, esa visión casi me hace que me corra, hundí mi cara y segundos después oía a mi hija suspirar escandalosamente mientras se encharcaba su sexo, me dedique a lamer desde su culo a su clítoris, sus caderas me buscaban para darla placer, entre lametón y lametón veía como se tumbaba Iván y Sonia hacia un 69 con él, vi el tremendo pollon del capitán trabuco y como la manita de Sonia no conseguía abarcarlo mientras intentaba meterse la punta de la polla en su boquita.

Los grititos de Ari me sacaron de esa visión, no había dejado de lamer, y ella estaba alcanzando su orgasmo.

—Papa no pares, sigueee, me corro, ahhhhhh, me corrooooo, siiiiiiii.

Me encanto como se corrió mi niña y los jugos que me ofreció, sabia riquísima, ella seguía con mi polla metida en su boca, intentaba metérsela entera pero no podía, la habitación estaba llena de jadeos suspiros y gritos de placer, mi mujer hacia un momento se había corrido escandalosamente y entonces hizo algo que me desconcertó totalmente. Se levantó y dándole la espalda a Iván se colocó a la altura de su polla, veía su chochito, brillante chorreando de excitación, empezó a agacharse y cogiendo la polla empezó a metérsela delante de mí , parecía mentira que semejante pollon entrase con la facilidad que lo estaba haciendo, la cara desencajada por el placer que sentía Sonia lo decía todo, se levantó hasta casi sacarla y se dejó caer de nuevo esta vez hasta casi enterrarla dentro de su coñito, vi como ponía los ojos en blanco y empezaba a temblar síntoma de que se estaba corriendo, grito pidiendo más, su corrida estaba empapando el pollon de Iván y su abdomen, los movimientos eran incontrolados, estaba fuera de sí, mire a Ari que contemplaba la escena atónita, empecé a notar una sensación rara en la boca del estómago, no estaba a gusto viviendo esta situación y Ari se dio cuenta enseguida.

Con mucha dulzura, me levanto del butacón y me beso con cariño, me tumbo en la cama y se puso encima de mí, dejándome sentir su calor, me miraba a los ojos y acariciaba mi cara.

—Mi amor, sé que ahora mismo lo estás pasando muy mal, lo veo en tu cara y en tus gestos, pero lo que estás viendo es solo sexo, lo que siente Sonia de verdad, lo ha dejado escondido en su corazón para poder disfrutar, haz tu lo mismo y hazme sentir lo que Sonia siente, follame.

Delante de mí, pidiéndome que la amara, que la poseyera estaba la mujer más preciosa que había conocido después de Sonia, vi mis posibilidades y sopese lo que podía ocurrir si me daba un ataque de celos, por qué era eso lo que me ocurría, acaricie la cara de mi niña, la mire con el mismo cariño que ella me miraba a mí y empecé a besarla, tenía una erección que dolía hasta decir basta, la levante y cambiamos las posiciones, la tumbe y empecé a besarla por toda la carita y su cuello, baje hasta sus pechos que reclamaban atenciones a gritos, me apodere de uno mientras mi mano bajaba por su tripita  hasta llegar a su sexo, mientras lamia y chupaba sus tetas dejando sus pezones duros como piedras, mi otra mano encontró su clítoris y empecé a estimularla, las caderas de Ari se movían con desesperación.

—Mi vida te quiero dentro de mí, necesito sentirte, por favor.

Se tensó y empezó a correrse, empapo mi mano con su corrida, me puse encima de ella y apunte mi polla empezando a penetrarla poco a poco.

—Ahhhhhh, siiiiiii, que rico, por dios no paressss.

Hundí toda mi polla en ella, la saque lentamente, recreándome, y cuando prácticamente la tenía toda fuera la volvía a penetrar con furia, Ari pego un grito, y se aferró a mí con brazos y piernas mientras empezaba un bombeo brutal, Ari gritaba de placer.

—Diossss, asiiiiii, no pares, quiero más, asiii, asiiiiii, me corrooooo, me corrooooo, siiiiiiii.

Note como el cuerpecito de mi niña convulsionaba de placer, me aferro aún más, con sus brazos y sus piernas, mientras yo seguía bombeando furiosamente, notaba como su vagina exprimía mi polla, notaba los espasmos de placer, y notaba como mi propio orgasmo crecía dentro de mí, pensé que las pastillas que me había dado Sonia estaban haciendo su efecto, mi orgasmo se atrasaba y mi polla estaba dura como una barra de acero. Me salí de Ari, que agradeció que la dejase descansar, pero eso no era lo que quería, la voltee, y la deje a cuatro, ella me miro divertida y arqueo su espalda dejándome ver su retaguardia en todo su esplendor, enfile mi polla hacia ella y la penetre con ansia.

—Eso es mi vida, follame como solo tú sabes hacerlo, joder, como te siento, me llenas en todos los sentidos, venga cabron, dame fuerteeee.

Estaba, muy excitado, la visión de Ari era increíble y me excitaba de sobremanera, su carita me miraba con deseo, metí mi pulgar en mi boca y lo ensalivé bien, acaricie su anito, ella lo acogió con un largo suspiro, y penetre ese estupendo culo que tenía con mi pulgar, lo que tenía claro es que lo quería follar, ese culo tenía que ser mío. Estaba con esos pensamientos, mi orgasmo crecía y crecía en mi interior, ya me había olvidado de Sonia e Iván, estaba en mi mundo, sentía con todo mi cuerpo a mi niña y me gustaba lo que sentía, note una contracción en Ari.

—Joder, me voy a correr otra vez, me corro, asiiiiii, quiero que te corras conmigo, vamos correteeee… ahhhhhhhh.

Vi cómo se erizaba la espalda de Ari y literalmente exprimía mi polla, que empezó a lanzar chorros de semen al interior de Ari. Me corrí en silencio, pero algo llamo mi atención, solo se escuchaban los jadeos y los grititos de Ari y míos, Sonia e Iván estaban en silencio mirándonos, vi decepción en los ojos de Sonia y dolor en los de Iván. De nuevo la voz de Ari, recuperando la respiración me saco de mis pensamientos.

—Ufffff, ha sido una maravilla, mejor de lo que pensaba, papa ha sido increíble, eres increíble.

Diciendo esto agarro mi polla que seguía dura y desafiante, se la metió en su boquita y empezó a hacerme una mamada impresionante, me la dejo limpia y reluciente, me miro a los ojos, esperando mi siguiente movimiento, solo la bese cariñosamente y con un movimiento de ojos le dije que dirigiese la vista hacia Iván y Sonia, los miro  y me miro a mí, no entendiendo nada.

—¿Pero que os pasa a todos? Estábamos deseando esto, todos lo queríamos y estábamos de acuerdo en hacerlo, ¿Por qué tenéis esas caras tan largas?, protesto Ari.

—No es tan fácil, cielo, no es tan fácil, dijo Sonia con lágrimas en sus ojos.

Sonia se levantó y salió corriendo de nuestra habitación, vi a Ari con la cara de “no entiendo nada”, mientras Iván bajaba la vista casi llorando también, joder, vaya fiasco, no podíamos haber empezado con peor pie, me levante y fui al encuentro de Sonia, por nada del mundo quería que sufriera, después de buscar un poco la encontré en el cuarto de Iván, sentada en la cama llorando con desesperación. Me acerque y me arrodillé delante de ella, acaricié su rostro y la bese con ternura, me rompía el corazón verla así, no se lo merecía.

—Mi vida, ¿Qué es lo que está pasando?, dímelo por que ahora mismo estoy hecho un lio. Hemos hablado mucho de esto, y de lo que deseábamos ahora lo estamos cumpliendo, dime que es lo que estamos haciendo mal.

—No…no he soportado verte dando placer a otra mujer, os he visto a los dos, entregados, vuestros gestos de placer extremo, notando como vuestros cuerpos respondían a cada estimulo. Vale, lo confieso me he puesto muy celosa, y he empezado a pensar que no me querías, que me ibas a dejar por Ari, sé que piensas que yo era la que lo tenía muy claro, pero no ha sido así.

A todo esto los dos estábamos desnudos, las puñeteras pastillas que me dio Sonia hacían su efecto y tenía la polla que parecía acero de lo dura que estaba, me preocupaba por que nunca la había visto así estaba amoratada y latía contra mi vientre, dando saltitos, pensé que en esos momentos estaba sufriendo un episodio de priapismo y tendría que acercarme a urgencias.

—A ver Sonia, es solo sexo, mi sentimiento hacia ti está intacto y por nada del mundo pienso dejar de sentir lo que siento por ti, yo también he entrado en pánico y me he puesto muy celoso cuando he visto cómo te follabas a Iván, veía tu cara de placer, y pensaba que otro hombre estaba llegando dentro de ti donde yo nunca llegaré, he estado a punto de saltar y parar todo esto, pero Ari me ha tranquilizado, ha dicho algo que es una verdad, en mi corazón mi sentimiento hacia ti está intacto, solo que lo guardo para poder disfrutar con otra persona, pero mi amor tu eres la que siempre está en mi pensamiento. Ahora viendo todo esto en perspectiva, lo hemos planteado muy mal, para hacer lo que hemos hecho mejor habernos ido cada pareja a una habitación, lo que debemos de hacer es disfrutar todos con todos no por parejas.

—No lo entiendo Edu.

—¿Quieres seguir adelante, o paramos? Dije a Sonia

Ella me miro durante unos minutos sopesando todo lo que había pasado, creo que el deseo hablo por ella, porque dándome un beso y abrazándome, me levanto y cogiéndome de la mano nos dirigimos a nuestra habitación, el panorama que vimos allí no era mucho mejor, Ari tumbada con una cara de mal humor impresionante e Iván sentado en la cama dándole la espalda y con su polla totalmente flácida, bueno no le culpo, después de todo lo que había pasado era lógico.

—Venga chicos, que es lo que pasa, les dije, esto se supone que iba a ser un día inolvidable, y está siendo un día para olvidar.

—Iván no soporta que otro hombre me de placer, dijo Ari en tono burlón.

—¿Acaso te has reído, cuando yo casi me he puesto igual que el?, No verdad, pues Ari habla con él y dile lo que me has dicho a mí, él te ama y te lo acaba de demostrar, quiere ser único para ti, aunque diga lo contrario.

Ari bajo la cabeza avergonzada, mire a Sonia y la bese, di la maro a Ari y tire de ella bajo de la cama y la agarre de la cintura besándola con cariño, Sonia hizo lo propio con Iván, Ari agarro cariñosamente a Iván de la cintura y le beso.

—Perdóname mi amor dijo Ari a Iván, vamos a pasarlo bien, y que te quede claro que a quien quiero es a ti, esto es solo sexo.

—Muy bien, dije con una sonrisa en mi cara, ¿Quién de los que estamos aquí todavía no ha tenido su orgasmo?

Iván levanto tímidamente su mano.

—Chicas, ¿vais a permitir que el capitán trabuco se quede sin probar vuestras boquitas?

Sonia y Ari, se rieron, empujaron a Iván a la cama y empezaron a estimularle las dos a la vez, de cuando en cuando se miraban y se besaban con lujuria, mientras una le hacia una mamada como buenamente podía, la otra lamia desde sus huevos y toda la extensión de su polla, los gemidos de Iván iban en aumento, las chicas le estaban masturbando con sus boquitas y sus lenguas, Sonia puso su sexo en la cara de Iván.

—Vamos, follame con esa lengua que tienes que hace diabluras.

Mi mujer me miro con cara de vicio, mientras empezaba a gemir de placer, me acerque y la comí la boca con deseo, Ari tenia metida la polla de Iván en su boquita y se encontró con la mía al lado mientras besaba a Sonia, no lo dudo y me dio un par de mamadas que me hicieron gemir de placer, pero volvió a la polla de Iván, baje mi mano hacia el culito de Ari y recorrí toda su rajita hasta meter un dedo en su ya encharcada vagina, lo moje bien y sacándolo me dedique a estimular su clítoris, la habitación se llenó de jadeos.

—Me corro, me corrooo, empezó a gemir Sonia, joder que boquita tienes hijo, diossss, asiiiiii, asiii…Ahhhhhhhhhh.

Quise cumplir la fantasía que me conto Sonia, ella seguía en trance, moviendo sus caderas mientras apaciguaba su orgasmo, se levantó, la cara de Iván estaba empapada de la corrida de mi mujer.

—Iván ponte en medio de la cama, le dije mientras ponía en pie a Ari.

Sonia creo que me leyó el pensamiento, me miro y me tiro un besito volado, se sentó a horcajadas sobre Iván, y levanto su culo lo máximo que pudo, Ari cogió el pollon y lo situó en la entrada de la vagina de mi mujer, vi con asombro como entraba centímetro a centímetro hasta casi el final, Sonia empezó a temblar de placer nuevamente mientras se corría, baje mi cara hasta su anito y empecé a lamerlo y lubricarlo, lo follaba con mi lengua metía los dedos.

—Iván, ahora vas a comerle el culo a Ari, quiero que lo lubriques bien y lo folles con esa lengua que tienes, le dije.

Los ojos de Ari brillaban de excitación, se sentó en su cara con las piernas bien abiertas mientras veía como la lengua de Iván se clavaba  en el anito de Ari, la estampa era para correrse de gusto, me acerque al oído de mi mujer mientras le clavaba mi polla en su perfecto culo, Sonia levanto la cabeza como una loba en celo y emitió un gutural gemido que me puso los pelos de punta, la atraje hacia mi haciendo que su espalda se arquease sensualmente y bese su boca, tenía los ojos cerrados y jadeaba de excitación, puse mi boca cerca de su oído y mordí su lóbulo con cariño.

—Y ahora mi vida, cómele el coño a Ari, te espera impaciente.

La solté y su cara quedó a escasos centímetros de su objetivo, solo tuvo que acercarse  y su lengua empezó a recorrer toda la rajita de Ari, que con dos lenguas en sus dos orificios le daban un placer impensable. La estampa era de peli porno, me hubiese encantado verla desde una posición privilegiada, pero mejor pensado estaba en una de las mejores posiciones, los gritos de Ari y su cara desencajada por el placer me indicaron que todos íbamos a estallar en una serie de orgasmos muy placenteros, Sonia no se movía, éramos Iván y yo quienes nos habíamos acompasado, bombeando en sus dos agujeritos, notaba a través de la piel como la polla del capitán trabuco invadía la vagina de mi mujer, note como volvía a temblar, la piel de su espalda se erizo.

—Joder, joder, me vuelvo a correr, no paréis, dadme mássss, más fuerte, asiii, romperme, partirme en dos, siiiiiii, asiiiiii, asiiiiii, ahhhhhh.

Note las contracciones de la corrida de mi mujer, su esfínter exprimía mi polla con desesperación, Iván empezó a correrse también, clavando su pollon lo más hondo que podía, notaba sus espasmos incluso como iba inundando de leche el útero de Sonia, el orgasmo de mi mujer se amplifico al notar la corrida de su hijo dentro de ella, y yo no aguante mucho más, empecé a soltar chorros de leche dentro del culo de Sonia, que loca de placer empezó a chillar su mega orgasmo en el coño de Ari, que se volvió a correr sujetando la cara de Sonia y frotando su sexo contra su boca.

Estuvimos unos minutos recobrando la respiración, sencillamente había sido espectacular, habíamos gozado todos con todos y eso es lo que debíamos de hacer, para evitar malos entendidos. El primero en salirme fui yo, del culo de mi mujer salía mi leche a borbotones, empapando a Iván, Sonia empezó a levantar el culo sacando la polla de Iván de su interior y soltando una cantidad impresionante de goterones de leche. Se tumbó a un lado totalmente agotada, pero con una cara de felicidad increíble.

—Ari cariño ven aquí conmigo, dijo Sonia.

Ari se tumbó a su lado y Sonia la abrazo con cariño y la beso con intensidad, haciendo que sus lenguas jugasen, Ari también abrazo a Sonia.

—Ari cielo, tienes que probarlo, el placer es enorme estoy agotada de los orgasmos que he tenido, pero te aseguro que te va a encantar.

Diciendo esto, cerró los ojos y cayó en un sueño profundo, Iván se levantó y se fue a limpiar al cuarto de baño, el olor de la habitación era embriagador, olía a sexo salvaje. Ari me miraba con cariño, se levantó y se puso a horcajadas encima de mí, me beso y nuestras lenguas jugaron a quererse. Iván se sentó en la cama, le miramos, su cara reflejaba felicidad.

—¿Y bien? Dijo Ari.

—Ha sido increíble, dijo Iván, no sé cómo explicarlo, ha sido una explosión de placer, Ari me ha encantado comerte, entre tener tu culo en mi cara y mi polla en el interior de mi madre…ufffff, notaba caer tus jugos a mi boca del placer que te daba Sonia, me estoy empalmando otra vez de solo recordarlo.

Yo seguía empalmado, mi erección no había bajado ni un ápice, aunque el color amoratado había desaparecido, Ari me miro sorprendida y en sus ojos advertí que lo íbamos a pasar muy bien.

—Vamos a tu habitación Ari, dejemos descansar a Sonia.

Salimos los tres de nuestra habitación y subimos las escaleras, Iván estaba expectante y le hable con calma.

—Iván sé que quieres el culo de Ari, pero tu pollon es muy grande y la puedes hacer mucho daño, déjame que empiece yo primero a dilatárselo y cuando este bien abierto lo intentas, ¿de acuerdo?

Asintió con la cabeza, le dije que se pusiese en el centro con la espalda apoyada en el cabecero, puse a Ari a cuatro patas, empezando a hacerle una mamada a Iván, y yo me dedique a preparar su culito, estuvimos como media hora en la que nuestra excitación subió como la espuma, yo me dedicaba a meter mi polla en su chochito para mojarla de sus jugos, estaba empapada y metía tres dedos en su culo sin problema, apunte mi polla a su esfínter e hice presión la punta entro sin problema, oí el gemido de placer que dio mi niña, me miro puso los ojos en blanco y me lanzo un beso como indicándome que siguiese adelante sin miedo. A los pocos minutos estaba bombeando en su interior, metí mi mano a su coñito y localice su clítoris, empecé a estimularlo, notaba como su esfínter empezaba a tener contracciones.

—Me corro, joder me corrooooo.

Seguía bombeando mientras su orgasmo atravesaba su cuerpo, ella chupaba furiosamente la polla de Iván, note que las contracciones disminuían, jadeaba de puro placer, me salí de ella y le hice una seña a Iván. Me tumbe boca arriba puse a Ari encima de mí  y le clave la polla en lo más hondo de su coñito, me miro con los ojos muy abiertos y la cara desencajada por el placer, Iván inicio  la penetración con cuidado, pero Ari nos sorprendió.

—Hazlo duro Iván, fuerte, que me duela, quiero que me partas con ese pollon.

No se hizo esperar, del primer empujón le metió más de media polla, el grito que metió Ari se tuvo que escuchar hasta fuera de la casa. Berreaba de placer, me comía la boca se pellizcaba sus tetas, estaba desatada por el placer, Iván y yo nos compenetrábamos muy bien, la penetraciones eran profundas, seguía sintiendo como su pollon invadía el intestino de Ari, era una sensación indescriptible, Ari empezó a encadenar un orgasmo detrás de otro, llevábamos casi una hora, hasta que no aguante mucho más.

—Me voy a correr, no aguanto más.

—Hazlo mi amor, hazlo, lléname de leche.

Lance un grito y empecé a soltar latigazos de semen en el interior de mi niña que encadeno otro orgasmo y consiguió que Iván le llenase el culo de leche. Ari cayo desfallecida sobre mi pecho, bese su frente me miro con amor y beso mi torso, Iván seguía dentro de ella terminando su orgasmo, al poco salió de su interior, note como su corrida me empapaba, ayude a Ari a levantar sus caderas para salirme de su interior, mientras borbotones de leche salían de su interior y me empapaban, se tumbó a un lado y se hizo un ovillo, me miro nuevamente y me lanzo un beso, miro a Iván.

—Iván cariño mío, túmbate a mi lado y abrázame.

Les tape con el edredón y me fui al cuarto de baño a asearme, por fin mi polla empezaba a menguar, y eso me tranquilizaba, cuando salí los dos estaban plácidamente dormidos, yo estaba también agotado, llevábamos desde casi las diez de la mañana follando y eran las cuatro de la tarde, me baje a nuestra habitación y me metí en la cama con Sonia, la abrace contra mí y me quede profundamente dormido.

No sé cuánto tiempo pasaría, algo muy placentero me despertó, Sonia estaba encima de mí, besándome la cara y los labios con delicadeza, con cariño infinito, cuando logre abrir mis ojos la mire y la regale la mejor de mis sonrisas, acaricie su cara y la bese con pasión.

—Hola mi vida, ¿has descansado bien?

Sonia agarro mi mano y la besó, la apretó contra su pecho y me miro emocionada.

—Muy bien, me habéis dejado agotada pero muy feliz. Edu, cariño, gracias por haber conseguido que esto funcione, porque esta mañana parecía que todo se desmoronaba.

—Lo hemos conseguido todos, solo que empezamos mal, y ahora vamos a comer algo estoy hambriento.

Sonia solo se puso unas braguitas mínimas que la hacían tremendamente deseable, yo me puse unos bóxer y nos bajamos a la cocina a picar algo, me pregunto por lo que había pasado después de que se durmiese y se lo explique, los pezones de Sonia estaban duros como piedras, se la veía excitada nuevamente, su mano empezó a subir por mi pierna hasta llegar a mi polla que estaba deseando salir de su encierro.

—Eso lo quiero probar, la polla de Iván en mi culo, ufffff, me derrito de solo pensarlo.

En esos momentos Ari, radiante, entraba en la cocina con una sonrisa de oreja a oreja, tuve que reprimirme para no saltar encima de ella y follarla ahí mismo, solo bajaba con un tanguita, luciendo su perfecto cuerpo.

—Mis bellos amantes, cuando me he despertado he besado a Iván y he pensado en vosotros quería veros, daros las gracias y deciros que os quiero un montón, sois maravillosos.

Beso a Sonia con gula, saboreando su beso y pegándose mucho a ella, sus pezones se rozaban y amenazaban con rasgar algo de lo duros que parecía que estaban, seguidamente vino hacia mí y metió su lengua hasta mi campanilla, volví a agarrar su perfecto culo dejándola que notase mi dureza en su pubis, los ojos de Ari brillaban nuevamente.

—Ari, ¿Iván sigue durmiendo?, pregunto Sonia.

—Sí, estaba tan dormidito que me ha dado pena despertarle, le contesto Ari.

Sonia se levantó, su carita estaba arrebolada, era como una niña que sabe que va a hacer algo malo, le guiño un ojo a Ari y esbozo una sonrisa pícara.

—Voy a subir a despertarle, no quiero que se encuentre solo cuando abra los ojos.

Según salió de la cocina Ari se quitó su tanguita, y levantándome me quito mi bóxer, mi polla salto hacia su cara majestuosa, desafiante, Ari se la metió en su boca y empezó una mamada increíble.

—Ari mi amor, Sonia e Iván pueden bajar en cualquier momento, la dije entre jadeos.

—Me da igual que bajen, pero papa no te enteras de nada, Sonia ha subido a follarse a Iván, así que vamos a disfrutar tú y yo, esta mañana no te has corrido en mi culito, y lo deseo.

Ari, se esmeró en su mamada, su cariño y entrega me cautivaban, me dejo al borde el orgasmo, pero supo parar a tiempo, estaba excitadísimo, se levantó  y dándome la espalda apoyo sus manos en la encimera arqueo su espalda y levantando sus talones, poniéndose de puntillas, dejo expuesto su culito para mí, volvió su carita seductoramente invitándome a entrar en su interior, enfile mi polla hacia su esfínter que entro sin problemas, Ari movía suavemente sus caderas de lado a lado para que mi polla entrase mejor dentro de ella, bese su espalda mientras ella suspiraba.

—Asiii, mi amor, como me gusta sentirte dentro de mí, llenándome, hoy me has hecho la mujer más feliz del mundo…ahhhhhh, follame el culito mi vida es todo tuyo.

Empecé un bombeo suave, recreándome, sintiendo cada embestida que la daba, notando como su esfínter quería que mi polla no saliese de ella, la situación era muy excitante, empecé a follarla más fuerte, sus jadeos se convirtieron en grititos, mi mano bajo hasta su coñito  y lo sobe con dureza, metí mi dedo en su vagina, muy húmeda, encharcada de jugos, busque su clítoris y lo cogí entre mis dedos retorciéndolo, eso fue mucho para mi niña que exploto en un orgasmo arrollador que atravesó su cuerpo, notaba las contracciones en mi polla que tampoco aguanto  y me vacié dentro de ella con furia. Nos quedamos quietos los dos, saboreando nuestro orgasmo, mire y vi la silla, sin sacarla de su interior me senté, Ari abrió sus piernas con mi polla en su culito dejándome su coño expuesto, empecé a follar su vagina con dos dedos, buscando su punto G, ella se retorcía de placer, mi polla no había menguado, seguía dura, y empezaba a bombear de nuevo en su culo, mi mano derecha penetraba en coño de mi niña y la izquierda hacia diabluras con sus tetas que agradecidas, mostraban sus pezones duros como diamantes. Ari se levantó, y se sentó sobre mi polla penetrándose su coñito, me miraba de frente, sus ojos en blanco del placer que recibía, empezó a botar sobre mi polla con desesperación, su orgasmo crecía dentro  de ella, lo notaba, agarraba su perfecto culo y lo amasaba con glotonería, note como se tensaba y emitía un gritito agudo.

—Siiiiiii por diossss, que ricoooo, me corrooooo, ahhhhhh, siiiiiiii.

Volví a correrme dentro de ella, no sé qué saldría, debía de estar más seco que la mojama, pero su vagina me exprimió todo lo que pudo, la situación era tan morbosa, que mi excitación no menguaba. Nos quedamos quietos sintiéndonos, Ari me miro y me beso con deseo, pasión, cariño, amor…su cara era de auténtica felicidad, me cubrió de besos y nos abrazamos con pasión…amaba a mi niña, se había entregado a mí en cuerpo y alma.

Cuando bajaron Iván y Sonia, sus caras de felicidad nos decían lo que había ocurrido, ninguno negó lo que había pasado y lo que habíamos gozado, follamos con nuestros niños y disfrutamos como adolescentes, el día había sido increíble y era el comienzo de algo muy, muy grande.

Esa noche nos fuimos a cenar para celebrarlo, fue una noche increíble y disfrutamos como niños, cuando llegamos a casa volvimos a follar los cuatro y caímos rendidos, al día siguiente amanecimos los cuatro desnudos en la misma cama y volvimos a follar, todo empezaba a funcionar por sí solo.

Los siguientes meses, nos confirmaron que estábamos muy compenetrados, ya no había malos entendidos, hacíamos lo que nos apetecía, o pasábamos la noche todos juntos, o por parejas, o con nuestras respectivas parejas, muchas noches Ari y yo vimos amanecer cegados por el placer, mientras oíamos los gemidos de gusto de Sonia con Iván en otra habitación, digamos que sin pactarlo iniciamos una libre circulación entre nuestras camas, hasta una noche Ari y Sonia, nos dejaron en el salón viendo la televisión mientras ellas se iba a una habitación, Iván y yo no pudimos resistirnos, y fuimos a espiarlas, ellas lo supieron de inmediato, creedme si os digo que no hay nada más sensual y erótico que ver a dos mujeres amándose, y más si esas dos mujeres son las personas más importantes en tu vida, esa noche fue apoteósica gozamos como nunca y terminamos desfallecidos por el placer.

Sonia recibió su indemnización por la violación sufrida por su suegro, más de cinco millones y medio de euros que me quiso dar por lo que había hecho por ella. Me negué en redondo, era su dinero, tuvo que pagar un precio muy alto y por eso no quise aceptárselo y como le dije no me debía nada, lo había hecho por que la amaba. Hizo algo que me emociono, abrió sendas cuentas en un fondo de inversión, dos millones y medio para Iván y otros dos millones y medio para Ari, que se harían efectivos cuando se independizasen o se casasen. El resto lo reservo para unas buenas vacaciones en algún lugar paradisiaco, nos iríamos los cuatro y lo elegiríamos, aunque Bora Bora sonó como principal opción.

No sé hasta cuándo va a durar esto ni quiero pensarlo, lo he hablado con Sonia y me ha dicho algo muy coherente, vamos a vivirlo intensamente hasta que se termine, mientras, no pienses en el final. Agradezco al destino la segunda oportunidad que me ha brindado, soy inmensamente feliz con la familia que tengo, mi mujer me ama por encima de todo, mi hija, porque siempre la veré así, como mi hija, me quiere con locura, e Iván y yo nos llevamos muy bien, lo quiero como a un hijo, no hay nada pactado ni nada escrito, pero respetamos los espacios de cada uno y de cada pareja, Iván y Ari siguen juntos y más enamorados que nunca, somos una familia muy atípica, pero que rebosa felicidad.

La única nota negativa en todo esto fue la muerte de Noelia, no es que llorase su perdida, me dio igual, pero Ari si lo sintió y más cuando se enteró que había echado su vida a perder y había empezado a ejercer la prostitución en Barcelona, la muerte le sobrevino por sobredosis, tuvo que ir a identificar el cadáver, Iván la acompaño, estuvo una semana muy triste, pero el cariño que la profesábamos todos acabo eclipsando esa tristeza, se sintió muy querida y arropada por nosotros.

No sé qué pasara mañana, ni dentro de un año, pero las pequeñas cosas que hemos ido haciendo en el presente, harán que el futuro nos depare sorpresas muy agradables, estoy seguro.

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