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El paciente de la 312 (3/3)

en Hetero: General

Mi vida seguía y os mentiría si os dijese que me mantenía casta y pura para Javier. Alguna vez quedé con Ismael que me folló y me dejo satisfecha. Y alguna otra vez Agus, con el beneplácito y participación de mi hermana me arrancó unos cuantos orgasmos muy ricos, pero realmente a quien extrañaba, a quien echaba de menos era a Javier. Mi hermana y Agus después del incidente abrieron mas su relación y se que alguna noche en la cama de mi hermanita no solo estaba Agus y ella había alguien mas ya fuese hombre o mujer, aparte de que de vez en cuando me invitaban a un buena follada.

Un fin de semana que me quedaba sola me llamó mi amiga Belén, hacia meses que no la veía y la invité a comer a casa para ponernos al día y contarnos cotilleos y demás. La sorpresa es que antes de la comida aparecieron por casa Agus y mi hermana y aunque no había comida preparada para todos, ellos se fueron a por unos pollos asados, mientras nosotras preparábamos unos macarrones con tomate y atún. Al poco estábamos los cuatro sentados en animada charla, Belén y Agus congeniaron rápidamente y la comida fue muy divertida.

Después de los postres y los cafés, todo se lio un poco, el vino de la comida y los chupitos de licores de después, desataron la libido y el morbo y nos encontramos los cuatro jugando a un strip póker en el que el trofeo era Agus. Unas reglas básicas, primero debíamos de perder nuestras prendas y la ultima que quedase con alguna prenda seria la que se llevaría a Agus a un dormitorio y el primer polvo lo echaría con él.

Belén decía que no sabia jugar, pero la suerte del principiante hizo que se quedase solo con un tanga muy sensual, mientras miraba hambrienta la polla de Agus que tenía una erección bestial.

—Marina tu mandas, dijo Belén, es tu novio y eres tu quien pone los limites.

—Belén, tu has ganado y no hay límite, follatelo y que te llene de leche, dijo mi hermana divertida.

Belén se quitó el tanga delante de nosotros y nos enseñó su coñito depilado, rosadito, y brillante por la excitación. Agus babeaba, Belén tenia un cuerpo muy bonito con unas tetas muy apetecibles y un culito que era una preciosidad. Agarro de la mano a Agus y se lo llevó a mi dormitorio, al poco los gemidos de los dos nos picaron para acercarnos y mirar, no habían cerrado la puerta, de hecho estaba abierta de par en par y vimos a Agus tumbado en la cama mientras Belén le hacia una mamada impresionante y ofrecía su coñito a Agus en un perfecto 69.

Agus no aguantó mucho y avisando a Belén se corrió en su cara, aunque ella con cara de vicio se relamió probando el semen de su amante. Agus no dejo de lamer hasta que Belén alcanzo un gran orgasmo que la dejo tumbada y jadeando sobre Agus.

—Joder tío vaya pollon tienes, decía Belén fatigada, quiero que me folles, ¿pero crees que todo esto va a caber aquí?.

Vimos como Belén abría sus labios con sus dedos, tenia un coño precioso que contrastaba con el blanco de su piel. Agus miraba embobado el espectáculo, mientras Belén acariciaba su polla y sus huevos, esa polla seguía pidiendo guerra y el coñito de esa mujer era un manantial de fluidos lubricando para lo que le iba a entrar. Mi hermana y yo mirábamos desde la puerta ensimismadas el proceso de la follada a Belén, nuestras manos estaban en nuestros coñitos acariciando el clítoris y dándonos placer mientras vimos como Agus se levantaba y ponía a Belén a cuatro.

—Encanto eso lo vamos a comprobar ahora mismo por que tienes un coño para follarlo hasta morir.

Por la cara de placer que pusieron los dos supimos que el vergote de Agus había entrado, no se si hasta el fondo, pero desde luego le estaba abriendo el coño de par en par. Belén apoyó su cara y su pecho en la cama y hundió los riñones dejando su culo en pompa para que el pollón de Agus la follase bien.

—Fuerteeee, vamos Agus dámelo todo…dámelooooo, gemía Belén.

Yo ya estaba muy excitada y me subí a mi cama para ver bien como Agus se follaba a Belén. Era una pasada mirar como el coñito de mi amiga se dilataba, para acoger el tremendo balano de Agus que la follaba con fuerza haciendo sonar con chasquidos su pelvis contra el culito de Belén. Mi hermana se subió también, pero ella puso su coñito al alcance de la boca de mi amiga que sin pensarlo empezó a comérselo entre grandes gemidos. «¡¡JODER!!» pensé, esa faceta de mi amiga no la conocía, vaya, muchas veces nos habíamos visto desnudas y nunca vi una mirada de deseo o algún comentario algo "picante".

—¡¡Ahhhh!! Belén no pares…ufffff…sigueeee…sigueeeeee. Gemía Marina con la lengua de mi amiga en su coñito.

Mi hermana me miró con los ojos achinados por el placer mientras se mordía su labio inferior y se retorcía con la lengua de Belén haciendo filigranas en su coño. Me tendió su mano, hizo que me pusiera a horcajadas sobre su cara mientras su boca se apoderó de mi coño y empezó un cunnilingus brutal que me hacia gemir como una poseída.

La habitación de llenó de ¡¡Ahhhh’s!! ¡¡Siiiiiii!! ¡¡Ohhhh’s!! ¡¡Maaaaaas!! Y por ultimo y casi generalizado un ¡¡ME CORROOOOO!! Que nos dejo a todos jadeando por el placer recibido mientras nos tumbábamos en la cama para relajarnos. Comentamos entre risas lo bien que nos habíamos compenetrado, mientras Agus me miraba con una cara de salido que hizo que mi coño se llenase de juguitos pensando en que pronto iba a tener su polla alojada en mi interior.

Agus se portó como un campeón y nos folló a las tres con ganas mientras llenaba de leche nuestros coñitos, pero éramos tres lobas sedientas de rabo y todo hombre tiene un límite y ese chico llevaba mas de tres horas sin parar con nosotras, pero egoístamente le pedíamos más. En un momento de relax vimos que algo cuchicheaba con Marina y esbozaban una gran sonrisa. Nuestra curiosidad nos pudo y se lo preguntamos:

—Chicos, si os hace falta algo de intimidad lo podemos entender, nosotras nos podemos ir. Dijo Belén.

—Ni mucho menos cielo, dijo mi hermana, pero a mi me apetece seguir follando y a Agus le hemos exprimido como a un limón. Al pobre mío le hace falta recuperarse.

—¿Y que sugieres? Pregunté.

—Veréis, Agus y yo tenemos una relación bastante abierta, sabemos que nos queremos pero no queremos poner limites a nuestros deseos, de hecho ya hemos practicado tríos, cuartetos tanto con hombres como con mujeres.

—¿A dónde quieres llegar? Preguntó Belén intrigada.

—Bueno, dijo Agus, tengo un compañero de trabajo que es un encanto de persona y nos ha ayudado mucho a Marina y a mí en nuestra relación.

Según escuché a Agus lo que decía me tensé por que sabia a quien se refería, a Ismael. Mire a mi hermana asustada aunque ella me guiñó un ojo en señal de tranquilidad y confianza.

—¿Y? Preguntó Belén.

—Este tío tiene una polla bestial y os aseguro que vais a flipar según le veáis desnudo, tiene un aguante increíble, Lydia tu lo conoces espero que no te importe, es Ismael. Termino Agus.

Me hice la sorprendida pero mi coño empezó a lubricarse de nuevo pensando en el pollón de Ismael, vaya, me apetecía sentirle de nuevo en mi interior, aunque mas me hubiese gustado que fuese Javier la persona a la que se refería Agus.

—Belén, te gustaría follar con un hombre de color.

—¿De color? ¿Qué color?

—Con un negrazo boba, dije cachonda perdida.

A la media hora más o menos sonaba el telefonillo y le dijimos a Belén que fuese ella la que le fuese a recibir. Solo se puso su tanguita y una camiseta que dejaba adivinar sus tetas y sus pezones enhiestos. Agus y Marina se morreaban sin pudor delante de mi mientras mis dedos jugaban con mi coñito dándome placer y preparándome para lo que se nos venía encima.

Oímos risas en el salón y gemidos de placer para seguidamente escuchar la voz de Belén sorprendida.

—¡¡TIO ESTO NO ES NORMAL, JODER QUE ANIMALADA!!

En ese momento supe que Belén había descubierto el pollón de Ismael y sus pasos indicaban que venia a mi dormitorio. Todo fue como la seda aunque la primera que "cató" el vergote de ese negrazo fue Belén, como dijo ella, «yo he sido quien ha ganado al póker y tengo el derecho de pernada», rio divertida.

Algo me dijo que Belén e Ismael iban a ser algo mas que amigos, verlos follar era excitante y ver como esa chica se aferraba a ese hombre e impulsaba sus caderas para que ese pollón le entrase hasta el final arrancándola auténticos gemidos de placer mientras sus manos lo atrapaban y su boca buscaba la suya con desesperación, provocaba un morbo difícil de ignorar.

Mi hermana, Agus y yo nos mirábamos sonrientes mientras Belén estando en otro mundo alcanzaba un orgasmo devastador que hizo enroscar sus piernas en la cintura de Ismael para meterlo dentro de ella si hacia falta. Agus ya se había recuperado y su polla lucia una buena erección, entre el e Ismael nos follaron a Marina y a mi hasta dejarnos agotadas por los orgasmos que habíamos tenido. Belén miraba fascinada como tanto la polla de Agus como la de Ismael nos follaban por delante y por detrás hasta hacernos gritar de placer.

Se que Belén se quedo con ganas de probar dos buenas pollas en su interior, pero su culito no estaba preparado para los grosores que gastaban esos dos sementales y aunque lo intentó era mayor el dolor que el placer con lo que juiciosamente aplazó esa experiencia para otra ocasión.

Esa noche después de agotarnos al terminar de follar, Belén e Ismael se fueron a la habitación de mi hermana a dormir ellos dos solos, mientras Marina, Agus y yo caímos en un profundo sueño en mi cuarto. Se que de madrugada Belén e Ismael volvieron a follar por los gemidos que me llegaban de la habitación de Marina, pero realmente lo que me levantó de la cama bien entrada la mañana fueron los grititos incontrolados de Belén con la voz rota por la excitación.

—Asiiiii Ismael asiiiii…no pares, hasta adentro, métela más…mucho maaaaaas, ahhhhhh que gustooooo.

Cuando me asomé por la puerta vi el pollón de Ismael metido hasta los huevos en el culito de Belén. Ella estaba encima montándole y controlando lo que deseaba y eso era tener esa verga bien metida en su interior proporcionándola el placer que buscaba. Sus caderas se movían sin control y su cuerpo subía y bajaba sobre ese balano incrustándoselo hasta hacerla gemir, creo que ni se dio cuenta de que estaba mirando absorta en ese baile que se traían los dos perfectamente sincronizados mirándose a los ojos. Me encantó ver el cuerpo de Belén como se convulsionaba cuando el orgasmo cruzo su organismo haciéndola temblar como una hoja.

—Ismaeeeeel…me corroooooo…me corroooooo.

Belén cayó sobre el pecho de Ismael y este se limitó a abrazarla con fuerza mientras veía como su polla palpitaba empezando a lanzar su simiente en el interior de los intestinos de Belén. Sus labios se buscaban furiosamente para devorarse, mientras sus orgasmos iban dejándoles relajados. Cuando me quise dar cuenta mi mano estaba entre mis piernas chapoteando dentro de mi coñito que reclamaba una polla que le diese placer.

—Es excitante ver como un hombre y una mujer se entregan sin condiciones buscando su placer, ¿No crees?

La voz de Agus me sobresaltó, estaba absorta en mi propio placer, pero me encanto sentir su polla alojada entre mis nalgas, dura, pétrea. Sus manos me abrazaron mientras subían hacia mis tetas que esperaban sus caricias, gemí como una puta cuando sus manos abarcaron mis pechos y excitaban mis pezones notando como su pelvis presionaba contra mi culito en un intento de atravesarme.

—Follame mi amor, por favor follameeeee. Susurré sacando mi culo provocativamente.

A Agus no le hizo falta que le dijese nada más, abrí mis piernas y me puse de puntillas mientras notaba como su glande recorría mi rajita empapándose de mis jugos para seguidamente empezar a entrar dentro de mi coñito que ansioso se abría para él. Me agarré al marco de la puerta de la habitación de mi hermana y delante de Ismael y de Belén, Agus me echo uno de los polvos mañaneros mas excitantes que recuerdo, me corrí en nada de tiempo debido a la excitación acumulada con lo que a Agus le dio tiempo a regalarme otro orgasmo más mientras me llenaba de leche.

Esa mañana me di cuenta de que entre Ismael y Belén había nacido un vinculo muy fuerte, ya que ninguno de los dos folló nuevamente con nosotros. De hecho en un momento que nos quedamos a solas Belén y yo me lo confesó y me dijo que se irían a su casa a pasar el resto del día, que la perdonase pero quería saciarse de ese negrazo que la estaba volviendo loca de placer. Ese domingo no ocurrió mucho más, todos estábamos cansados, con lo que después de comer nos dedicamos a sestear. Esa noche Agus se quedo a dormir en casa y al día siguiente nos fuimos juntos al trabajo, empezaba una nueva semana y yo seguiría mi lucha particular con Javier.

Esa mañana de lunes cuando entré en la habitación de Javier, el se sentó en la cama mirándome con los ojos vidriosos. Me rompió por dentro pero quería mantenerme fuerte, sabia que había llorado pero ni le pregunté que es lo que le pasaba, quería espolearle ya que de motu propio era incapaz de contarme nada.

—Buenos días Javier, saludé con la mejor de mis sonrisas, ¿Qué tal tu fin de semana?

—¿No crees que es una pregunta muy retorica estando encerrado aquí? Respondió con amargura.

—Si tu quisieras "amigo" todo podría ser mucho mas fácil. Repliqué con ironía.

—Tu no lo entiendes Lydia, te quiero demasiado y temo que te puedan hacer daño, estar conmigo es peligroso.

Eso me conmovió y me desarmó, le abracé contra mi pecho mientras besaba su cabeza y el se abrazaba a mi llorando.

—Mi vida, estando contigo no me va a pasar nada pero tienes que poner fin a esto, tienes que retomar tu vida, tienes que tomar el control de la situación. Dime que te hace falta y te ayudaré en lo que me pidas, tienes que confiar en mi.

En la siguiente hora Javier me puso al día de su situación, gracias a un amigo que le ayudó a simular su estado pudo salvarse de la crueldad de sus dos hermanos que eran los culpables de que casi perdiera la vida y de la muerte de su hermano mayor.

—Ellos mismos me lo confesaron antes de que saliese de nuestra casa asustado y temiendo por mi vida. Todos los que me ayudaron o estaban cerca de mi o han muerto o están muy asustados, temiendo por su vida.

—Dime como puedo ayudarte, le dije con determinación.

Javier me miró, por interminables segundos, mientras seguía abrazado a mí. Me empezaba a hacer una idea de su miedo y no entendía como podía seguir vivo. Solo su determinación y su fuerza, tanto mental como física, aparentando ese estado vegetativo le mantenían con vida intentando buscar una solución a su situación

—Necesito…empezó Javier, tengo que salir de aquí, necesito estar fuera para poder poner fin a todo esto.

—Déjame ver como puedo solucionarlo. Le dije abrazándole.

Nos besamos con cariño, por mi me hubiese desnudado y habría hecho con el amor hasta caer agotada, pero llevaba mucho tiempo en esa estancia y tenía otras obligaciones. Se que Javier hubiese deseado que me quedase con él, pero entendió que me tenia que ir. Según salí de esa habitación mi cabeza no paraba de pensar como poder ayudarle, era complicado pero necesitaba desparecer y no dejar rastro, o así lo entendí yo.

Sabia como hacerlo, todo lo que me había enseñado Ismael me valía para poder sacarlo de allí sin problema y sin que nadie lo supiese,  pero también tenía claro que según se supiese que Javier no se encontraba en su habitación, se iba a armar un buen lio y creo que yo al pasar tanto tiempo con el me acribillarían a preguntas, tenia que mantenerme normal y no temer nada. Cuando expliqué a Javier lo que quería hacer y como hacerlo, me dijo que estaba loca, que eso era de todo punto imposible, pero explicándoselo y desmontando cada parte para que lo entendiese, ya no le pareció tan mal.

—Javier, es muy sencillo, voy a grabarte el itinerario que vas a seguir, yo cortare la energía del edificio, todo se quedara a oscuras, tu solo tendrás que bajar hasta el segundo sótano donde yo te estaré esperando y desde allí será sencillo, iremos a mi casa.

—¿Cortar la energía de todo el edificio? ¿No es muy peligroso? Estamos en un hospital, urgencias, quirófanos, UCI's, no quiero poner en riesgo la vida de nadie.

—Tranquilo Javier lo haremos de madrugada, solo será por unos minutos y los equipos de soporte vital tienen baterías auxiliarles y pueden ser autónomos

—De acuerdo Lydia, me hará falta algo de ropa y una linterna para no perderme en la oscuridad.

—De eso no te preocupes, ya tengo ropa de deporte para ti, unas zapatillas y una buena linterna.

Javier me miró intensamente, veía su mirada de incertidumbre, de miedo, de temer que algo no saliese bien. Me abrazó con fuerza en señal de gratitud, me encantaba cuando lo hacia así, porque me sentía muy protegida entre sus brazos.

—Hay algo mas que necesito que hagas por mí, dijo Javier.

—¿Qué es lo que necesitas? Pregunté curiosa.

Javier fue hacia un armario que tenia la habitación y sacando uno de los cajones, metió su brazo y cuando lo sacó me mostró una bolsa con dos guantes dentro.

—Hace un tiempo vinieron mis hermanos a verme para ver si ya me había muerto y cuando se fueron mi hermana se dejó sus guantes, me explicó Javier. Necesito que cuando cortes la luz uno de estos guantes se encuentre cerca de donde te encuentres para situar a mi hermana en ese lugar y creo que sobra decir que no dejes huellas, utiliza guantes de látex.

Enseguida supe lo que deseaba Javier y así se lo hice saber, le grabe con la minicámara por donde tenía que ir y le dejé un teléfono móvil para que estuviese en contacto conmigo y viese el video las veces que hiciese falta.

Durante toda esa semana perfilamos los detalles y los horarios que utilizaríamos. Lo mejor seria dejarlo para la madrugada del jueves al viernes de la semana siguiente, así memorizaría el recorrido y no tendría problema. Siempre que nos juntábamos en su habitación, el poco tiempo del que disponíamos, nos dedicábamos a rematar los detalles y las acciones a seguir, en ningún momento nos dio por follar o hacer el amor, creo que éramos conscientes de lo que estábamos haciendo, lo que nos jugábamos y lo que se nos venia encima, el jueves por la tarde ya teníamos todo preparado, me fui mas tarde de lo normal y cuando le dejé metido en la cama le besé con amor.

—Te veo dentro de un rato, le dije con cariño.

Javier volvió a besarme mientras me abrazaba con fuerza.

—Gracias Lydia, por todo lo que te estas arriesgando y lo que me has dado. Te aseguro que esto no lo voy a olvidar en la vida.

—Cariño, cuando estés fuera de esta clínica lo celebramos, te lo aseguro.

Nos despedimos, a las 4.30 de la madrugada yo estaría cortando la electricidad y le esperaría para sacarlo de esa clínica que había sido su cárcel durante los últimos dos años. A la hora señalada entré a ese cuarto lleno de interruptores puse en "OFF" los interruptores de los generadores auxiliares y sin pensarlo accioné el gran interruptor de energía de ese edificio. Todo se quedo a oscuras para seguidamente empezar a escucharse alarmas mientras algunas pequeñas luces de emergencia se encendían. Como me dijo Javier saqué un guante que dejé caído donde yo estaba, me acerqué a la puerta y esperé a que Javier llegase. La espera se me hizo eterna, pero al poco vi el haz de luz de su linterna y a Javier llegando a mi altura.

—Mas vale que nos demos prisa, dijo Javier fatigado, detrás de mi venia gente.

Entré de nuevo en la habitación y accioné el interruptor pero no hacia nada, lo intenté varias veces mas sin resultado y me empecé a poner nerviosa.

—¡¡¡LYDIA, NOS TENEMOS QUE IR…YAAAAA!!! Exclamó con determinación Javier en voz baja.

Cerré los ojos, agarré su mano y salimos de allí por donde me había enseñado Ismael. A los pocos minutos nos montábamos en mi coche e íbamos camino de mi casa. Los dos estábamos temblando y la adrenalina nos tenia a tope, me maldecía por haber dejado la clínica sin luz, no llegaba a entender que es lo que había pasado, se supone que era un interruptor que se accionaba y punto. Mas adelante me enteraría que había que "cebarlo" para que funcionase, pero eso lo desconocía.

Cuando la puerta de mi casa se cerró detrás de nosotros no lo pude evitar pase mis brazos por el cuello de Javier y me abracé a el con fuerza mientras le comía a besos, lo tenia en mi casa y eso me llenaba de alegría, mi hermana apareció mirándonos con cara de susto.

—Ya estáis aquí, ¿Ha salido todo bien?

Besé a Javier en los labios y le ofrecí la mejor de mis sonrisas mientras deshacía el abrazo y miraba a mi hermana.

—Marina te presento a Javier. Javier esta es mi hermana Marina.

Los dos se abrazaron, no obstante sorprendía la diferencia de estatura aunque la mirada de deseo que le lanzó mi hermana no pasó desapercibida para mí. Javier miro a mi hermana con cariño aunque el también la miro como un depredador, mi hermana iba solo con una camiseta que mas bien tapaba poco y con unas braguitas, era su atuendo para dormir y estaba muy deseable con su melena cayéndole por los hombros, creo que si hubiésemos tenido tiempo habríamos terminado los tres follando como locos.

No había mucho tiempo, yo me tenia que levantar dentro de tres horas y sabia que Javier no se quedaría en mi casa, esa misma mañana se iría para solucionar su vida, ya me lo había comentado. No era algo pactado, pero cuando nos quedamos solos en mi habitación, me desnude frente a él y mirándole con cariño empecé a desnudarlo, por primera vez estábamos solos, sin problemas de que nos pudiesen pillar y creo que eso desató la pasión. Le tumbé en la cama y su polla quedo mirando al techo, metí su cara entre mis piernas e hicimos un 69 perfecto. Al poco solo se oían los chupeteos y los gemidos de los dos. Sabía que no teníamos mucho tiempo y aunque me hubiese apetecido probar de nuevo su corrida, preferí que me follase y se corriese en mi interior, esa sensación para mí era inigualable.

—Follame mi amor, necesito sentirte dentro de mí, follameeeee.

Javier se incorporó y me levantó como a una plumita, me puso a cuatro y pasó su pollón por mi rajita para lubricarla bien y me penetró, gemí herida de placer mientras las manos de mi hombre se aferraban a mis caderas, dos golpes mas de su pelvis y noté como su glande acariciaba mi útero. Su cuerpo cubrió mi espalda y agarraba mis tetas para darme mas placer mientras jugaba con mis pezones, empezó un vaivén que me volvió loca de gustazo mientras notaba como entraba y salía su miembro de mi vagina.

—Así mi amor, asiiiiii…más fuerte, dámelo todo…fuerteeee…mas…mas…maaaaaas.

—Lydia, no aguanto mucho más… me voy a correr.

—Solo un poco mas mi amor, un poco maaaas.

—Lydiaaaa…jodeeeer…¡¡¡ahhhhhhhh!!!

—Cariñoooooo…me corroooooo.

Los dos nos corrimos casi a la vez, era increíble lo que me hacia sentir la polla de Javier y lo rápido que alcanzaba el orgasmo con él. Noté cada uno de los latigazos de semen que su polla lanzó contra mi útero mientras mi cuerpo temblaba presa de un gran orgasmo que no terminaba. Noté como mi coño no pudo retener semejante corrida y se empezó a desbordar mojando el interior de mis muslos, caí rendida en la cama con Javier encima de mi clavando su polla en lo mas hondo de mi ser.

—Te amo Lydia, no te puedes hacer una idea de lo que te puedo querer.

—Yo también te quiero mi amor. Eres increíble.

Cuando salió de mi interior nos metimos bajo el edredón y Javier me abrazo fuerte contra su cuerpo sintiendo su pollon sobre mi culo me dormí feliz pero el despertador fue muy cruel con nosotros y nos despertó a las siete de la mañana, aunque despertarme al lado de mi amor fue divino. Nos metimos en la ducha los dos y Javier me hizo tocar de nuevo el cielo con el polvo que me echó, pero era muy difícil resistirse a el y a esa verga perfecta que la naturaleza le había regalado.

Desayunamos en silencio y casi antes de irnos apareció mi hermana con ojos de sueño.

—¿Os vais ya? Preguntó Marina.

—Yo tengo que entrar a trabajar y Javier…Javier tiene que irse. Dije con tristeza.

—Que pena, dijo mi hermana, me hubiese gustado conocerte mejor.

Marina le abrazó y le dio un pico en los labios. Javier me miró sorprendido pero yo solo esbocé una sonrisa de aprobación, ni se imaginaba ese hombre lo putones que éramos mi hermana y yo, pero seguro que lo descubriría por si mismo…o por lo menos eso esperaba. Cuando estábamos en el portal antes de salir Javier me abrazó muy fuerte y me besó hasta dejarme sin aire, dios, amaba su forma de besar.

—No se cuanto tiempo pasará hasta que nos veamos de nuevo, empezó diciendo Javier, no sé qué va a pasar partir de ahora, pero por nada del mundo quiero que sepan que tu estas metida en esto, te quiero segura y a salvo.

—¿Te voy a volver a ver? Pregunté con miedo.

—Te lo aseguro Lydia, por lo que mas quiero, que eres tú. No se cuándo, ni cuanto tiempo pasará, pero te aseguro que estaré contigo según vea que todo ha terminado y estamos a salvo.

Volvió a besarme y salió de mi casa con un futuro incierto, no me quiso contar nada de lo que haría, ni cuales eran sus planes, decía que cuanto menos supiese de esa parte de su vida, mejor. Lo vi desparecer por la siguiente esquina y miré al suelo triste mientras me dirigía a mi coche y me encaminaba a mi trabajo.

Cuando llegué y aparqué aquello parecía un circo. Coches de policía, empleados de la compañía de electricidad, ambulancias y un camión grande con un generador auxiliar con cables que se metían hacia el interior de la clínica. Me puse pálida por la que habíamos liado y sentí miedo por lo que pudiese pasar. Cuando me incorporé a mi puesto todas las enfermeras de la noche estaban agotadas y no habían parado, las compañeras que se incorporaban en ese momento se ponían al día de lo que había pasado.

—Por lo que se ve, sobre las 4.30 de la madrugada se fue la luz, nadie sabia lo que había pasado, hasta que bajaron al cuarto de contadores y vieron el interruptor general estaba bajado y los interruptores de los generadores auxiliares desactivados.

—Pero bueno, con subirlo habría sido suficiente ¿no? Dije inocentemente.

—Eso hubiese sido lo normal, comentó otra, pero por lo que se ve ese interruptor debía de "cebarse" según dijeron los técnicos, pero estaba estropeado y no conseguía conectarse. Por eso el generador que hay en la calle, están poniendo uno nuevo.

—¿Y los coches de policía? Pregunté intrigada.

—Los técnicos comentaron que eso lo tenia que haber hecho alguien a propósito, era un sabotaje, además encontraron un guante de mujer y eso les extrañó mucho, además…además hay otra cosa Lydia.

—¿Otra cosa? ¿Qué mas ha pasado? Pregunté ya preocupada.

—Tu paciente, el de la habitación 312 ha desaparecido.

—¿Como que ha desparecido?, eso es imposible. Comenté fingiendo sorpresa.

—Cuando la enfermera de noche ha ido a su habitación esta mañana para tomarle la temperatura y la tensión se la ha encontrado toda revuelta y sin nadie dentro.

Puse cara de no creerme lo que me decían y me fui rauda hacia la habitación 312. Cuando entré y como me habían dicho todo estaba revuelto y dos personas de pisano que se identificaron como agentes de la UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil), me hicieron varias preguntas y siguieron con su trabajo.

Al día siguiente en las noticias ya anunciaron que Javier Marchand había desaparecido en extrañas circunstancias de la clínica donde se encontraba ingresado y que agentes de la UCO estaban investigando su desaparición. Durante los siguientes diez días en las noticias siempre se hablaba de la desaparición de Javier, hasta que una noticia me hizo temblar de miedo y temer por la vida de mi amado.

«En un registro en la mansión de la familia Marchand Dumont, se han encontrado restos de sangre y cabellos de Javier Marchand en uno de los coches de los hermanos. Tanto Manuel como Amanda Marchand se encuentran detenidos en dependencias de la Guardia Civil»

En los días siguientes el guante, el famoso guante situó a su hermana en el cuarto donde se encontraba el interruptor general con lo que todo absolutamente todo apuntaba a los hermanos como los culpables de la desaparición de Javier.

Al final casi pasado un mes y sin saber nada de nada sobre Javier otra noticia acaparó toda la atención mediática. Los hermanos Marchand, debido a la presión de los interrogatorios sobre ellos, terminaron confesando la autoría de la muerte del hermano mayor y el intento de homicidio al hermano pequeño, pero aseguraban que ellos no habían sido los culpables de su desaparición de la clínica. El móvil era únicamente el control y la venta del imperio de la familia cosa que siempre se negaron a aceptar tanto el hermano mayor como Javier.

Ya en la audiencia preliminar se armó un gran revuelo al aparecer Javier en la sala donde se juzgaba a sus hermanos y testificar contra ellos. Desglosó todo lo acontecido desde que salió de la mansión intentando salvar su vida, pasando por el accidente y terminando por su fuga de la clínica para poner fin a sus desmanes. Aunque el abogado defensor intento desmontar todas y cada una de las acusaciones contra sus defendidos, todo fue inútil y al final fueron encarcelados preventivamente a espera de juicio y seguramente a pasar gran parte de su vida entre rejas.

Todo esto lo viví como una telenovela, esperando que el amor de mi vida me llamase para decirme que todo iba bien y que no me preocupase y que ya quedaba menos para vernos, pero no me llamó. De hecho el teléfono que le di siempre se encontraba apagado y no contestaba a mis llamadas.

En esos casi tres meses que habían pasado no había estado con otra persona y salvo una vez que vino Agus a casa y me calentó, no había estado con nadie, no me apetecía estar con otra persona que no fuese Javier. Pensé que aunque me dijo que me amaba el pertenecía a un mundo que yo ni conocía salvo por películas, riqueza y poder rodeaban su vida una vida en la que yo creo que no encajaría. Me tenia que hacer a la idea de que no volvería ver a ese hombre, al igual que mi padrino, había desaparecido de mi vida dejándome un inmenso vacío del que me costaría recuperarme.

Me resigné, continué con mi vida y mi trabajo aunque no sé por qué me volví más "casta" y dejé de ser un pendón que follaba con el primero que venía. Creo que estaba deprimida y desilusionada por lo vivido pensando que había encontrado el amor de mi vida, pero estaba equivocada y en estos momentos me blinde un poco en mí.

Ya habían pasado mas de cinco meses desde que vi por ultima vez a Javier, desde que me hizo el amor en mi cama y desperté a su lado, no conseguía olvidarle, se me hacia cuesta arriba ir todos los días a trabajar y pasar por la habitación 312 y no verle postrado en la cama y poder follarle a mi antojo. A veces me maldecía a mi misma por haber destapado todo, si no lo hubiese hecho ahora todavía podría disfrutar de él, aunque enseguida desechaba esa idea de mi cabeza, era ridícula.

Estaba de fin de semana y mi hermana se había ido con Agus a una casa rural, tenia la casa para mi sola así que me dedicaría a descansar. El telefonillo del portero automático sonó y pregunté quién era:

—Cartero comercial. Dijo una voz masculina.

Aunque ya había habido quejas por parte de algunos vecinos para que no se abriese a desconocidos, esa gente también se ganaba la vida de esa manera y creo que yo no era quien para negarles la entrada y que hiciesen su trabajo, pero a los pocos minutos ya sonó el timbre de mi casa, en esos momentos pensé que había abierto a un vendedor de lo que fuese y venia a intentar venderme algo y no me apetecía que me diesen la "tabarra".

—¿Quién es? Pregunté sin abrir la puerta.

—Srta. Lydia, ¿me podría abrir la puerta? Necesito hablar con usted.

El que me llamase por mi nombre me extrañó, ¿pero esa voz?... Entonces mis ojos se abrieron como platos y abrí la puerta. Delante de mi y mas guapo de lo que recordaba estaba Javier, en su mano y ofreciéndomelo un gran ramo de rosas rojas y una sonrisa que derretiría a la mujer más fría.

—Hola mi amor, apuesto que pensabas que no volverías a verme.

—Yo…yo…balbucee, yo no…

Avanzó hasta mí y cerró la puerta, dejó el ramo de rosas encima del mueble del recibidor, mis ojos estaban ya inundados y abrazándome me miró con cariño mientras acariciaba mi cara.

—No te haces una idea de lo que necesitaba verte, pero si no he aparecido antes ha sido por llegar hasta el final, mis hermanos habían infectado todo y tenia enemigos en todas partes, pero…pero todo ha terminado y como te prometí, cuando terminase estaría a tu lado.

Mis ojos eran ya dos ríos, era incapaz de decirle nada, aun no me creía que estuviese conmigo y me estuviese abrazando. Agarró mi cara con sus manos y me besó los ojos, la naricilla y posó sus labios sobre los míos para darnos uno de los besos más pasionales que recuerdo. Mis manos acariciaban su espalda y su culo para atraerlo hacia mi y notar su mas que incipiente erección. Después de ese beso me miró con intensidad, sabia lo que pensaba y desde luego se lo iba a dar, notaba mis braguitas mojadas y mis pezones duros como piedras.

—¿Tienes que hacer algo este fin de semana? Me susurró.

—Nada mi amor, solo estar contigo y no separarme de ti.

Me cogió en brazos y me llevó a mi cuarto, cerró la puerta y me depositó en la cama, solo llevaba una bata y las braguitas, me desnudó y admiró mi cuerpo mientras mis caderas se movían insolentes llamándole. El se quitó la ropa en un santiamén y por fin pude ver de nuevo esa verga que me volvía loca de placer. Pensé que haríamos un 69 y que devoraríamos nuestros sexos, pero se colocó entre mis piernas, me abrazó y sentí como ese pollón se abría camino dentro de mi coñito abriéndolo hasta que noté como su glande acariciaba mi matriz y sus huevos golpeaban mi culo.

Gemí como una perra herida de placer, mientras el iniciaba un bombeo en mi coño largo y constante, notando como sacaba casi completamente su miembro de mi interior para seguidamente volver a meterlo con furia, hasta la empuñadura y haciendo que esos huevos grandes y generosos golpearan una y otra vez mi anito. Después de tantas y tantas semanas de abstinencia, notaba como mi orgasmo crecía imparable dentro de mí. Eso hizo que me abrazase con brazos y piernas a Javier para notarlo más dentro de mí.

—Javier mi amor, no aguanto más…me voy a correr, diooooos, te deseo tantooo.

Javier se limitó a abrazarme mas fuerte y besarme con pasión mientras en mi interior mil mariposas revoloteaban y me hacían estallar en un orgasmo devastador que grité en la boca de mi amado mientras notaba como llenaba mi útero con su corrida. Ese hombre no dejó de besarme y mimarme mientras me deshacía entre sus brazos, quizás fuese por tenerlo de nuevo entre mis piernas llenándome, pero lo quería, lo amaba y no pensaba dejarlo escapar de nuevo.

—Te amo mi amor, dije excitada, no quiero separarme de tu lado nunca más.

—No se qué pasará de aquí en adelante, dijo Javier, pero quiero estar contigo, lo tengo muy claro.

Le miré seria, mientras seguía en mi interior y acariciaba su cara, necesitaba oírlo, necesitaba saber que me amaba, que me quería, que me necesitaba, que no podía pasar ni una hora sin mí. Si me iba a lanzar a esta aventura con este hombre quería saber que sus sentimientos coincidan con los míos. No era de enamorarme, me consideraba una persona que gozaba del sexo, me encantaba follar pero sin sentimiento, pero con Javier era diferente, rompía mis esquemas y eso me inquietaba, sentía miedo de no ser lo que el quería.

Note la alegría en sus ojos mientras me miraba, me besó muy tiernamente y su voz sonó dulce en mis oídos.

—Te amo Lydia.

No lo pude evitar me abracé a el con mas fuerza y rompí a reír, llorar…una infinidad de sentimientos que no conocía afloraron con la persona adecuada, me sentía amada y querida. Ese fin de semana no salimos de la cama, bueno si, solo para reponer fuerzas y ducharnos; hasta el domingo por la noche que llegó mi hermana a casa y nos pillo en el sillón del salón viendo una película en la televisión. Solo nos cubría una manta y debajo de ella estábamos los dos desnudos y muy abrazados.

—¡¡ANDAAA, HOLA QUE ALEGRIA VOLVER A VERTE!! Exclamó mi hermana mientras se abalanzaba sobre Javier y le daba un abrazo y un largo beso en su mejilla.

—Hola Marina, yo también me alego de verte, respondió Javier sin quitar la vista del escotazo que llevaba mi hermana.

Javier no sabia nada de lo zorras que podíamos llegar a ser mi hermana y yo, de lo que nos gustaba disfrutar del sexo y de sentirnos bien folladas por dos o mas hombres. En esos momentos en mi cabeza me imagine siendo poseída por mi hombre y Agus y literalmente note la humedad de mi coñito entre mis piernas.

—¿Qué tal tu fin de semana? Pregunté a mi hermana.

—Ha estado genial, dijo mi hermana traviesa, hemos estado con Oso y su chica y lo hemos pasado en grande, me dijo guiñándome un ojo.

—¿Oso tiene novia? Pregunté con sorpresa.

—Siiii, respondió mi hermana con alegría, es preciosa, es de Gran Canaria y se llama Iraya, espera en el móvil tengo alguna foto de este fin de semana.

Javier permanecía callado pero veía como no quitaba ojo a mi hermana mientras ella buscaba una foto en su móvil.

—Mira, esta es Iraya, me dijo Marina pasándome su móvil.

En la pantalla aparecía una mujer muy exótica, de rasgos árabes, pelo negro y ojos de color turquesa, piel color canela y con un cuerpazo espectacular, joder, hasta yo la quise para mí. Lucia uno de esos mini, micro bikinis, que eran trocitos de tela tapando escasamente los pezones y la rajita de su coñito.

—¡¡UFFFF!! Exclamé, es preciosa, Oso tiene que estar babeando con ella.

—Y ella con él, dijo mi hermana, me encanta verlos juntos, son un amor.

Pasé el teléfono a Javier y miró la foto, fue inevitable el ver su expresión de deseo y la ya evidente erección que empezaba a levantar la manta que nos cubría. Mi hermana tampoco fue ajena a este espectáculo, sabia que Javier le gustaba y que si por ella fuera en ese mismo momento ya se lo habría follado, pero seria solo yo quien diese luz verde a una posible follada con Javier y Marina.

—Bueno chicos, dijo mi hermana, voy a ducharme y me voy a dormir, mañana tengo mucho que hacer.

Mi hermana se fue a su cuarto y al poco oímos el agua de la ducha correr, mire a Javier que todavía seguía empalmado luciendo una hermosa tienda de campaña.

—¿Te has puesto cachondo con mi hermana? Pregunté con malicia.

—No cariño, es que ufff…bueno si un poco. Joder Lydia, la foto que nos ha enseñado de Iraya es increíble y es que además tu hermana estaba enseñando sus tetas y uno no es de piedra.

—No me importa cielo, de veras, le dije con sinceridad.

—A Agus le conozco, fue el que nos pilló follando una vez ¿no?

—Exacto y además es el amor de mi hermana, llevan juntos medio año.

—¿Y Oso? ¿Quién se puede llamar así?

—Su nombre es Angel, pero mide mas de dos metros y es grande como un oso, por eso el apodo, es negro y es un amor de hombre. Es amigo de mi hermana y mío además de compañero de piso de un compañero de trabajo.

—Que imagino también es negro ¿no?

—Bueno, son tres compañeros de piso y si, los tres son negros.

Creo que Javier empezó a atar cabos, se tenia que acordar de aquella vez que me enfadé con el y le dije que ese fin de semana me habían follado tres negrazos, note su cara de incertidumbre aunque inmediatamente la cambio por una de asombro al aparecer mi hermana con una camiseta que casi dejaba sus tetas al aire y un culotte muy sensual. Se acercó a Javier muy sensualmente y le dio un pico en los labios, mientras le miraba con deseo, me dio un beso a mi y se despidió de nosotros.

—Que descanséis y si vais a follar no hagáis mucho ruido, mañana me levanto temprano. Dijo mi hermana risueña.

—¡¡MARINA!! Exclamé con fingida molestia.

—Jajajaja, rió mi hermana. Javier me alegro de volver a verte y no te vuelvas a perder, tenias a Lydia como alma en pena.

Javier literalmente babeaba viendo a mi hermana, la muy cabrona se alejó meneando su culito con descaro para que Javier lo viese bien, aunque estando ella cerca se aseguró de que se fijase en sus tetas casi poniéndoselas en la cara y en su coñito depilado que se transparentaba ligeramente en su ropa interior.

—¡¡JODER!! Exclamó mi chico, ¿tu hermana es siempre así con los desconocidos?

—No cariño, ni mucho menos, pero debes de saber algo. Mi hermana y yo lo compartimos todo, y tú no eres un desconocido, le he hablado tanto de ti que te conoce como yo.

—¿TODO?

—Si cielo, todo, incluso lo que estás pensando.

—Creo que tu yo nos tenemos que sentar a hablar y conocernos más a fondo.

Tenía que ir preparando a Javier, no sabía si estaría dispuesto a mantener una relación abierta conmigo. Por el estaría dispuesta a sacrificar todo, le amaba demasiado, pero una duda asaltaba mi cabeza. Todas las relaciones que había tenido no habían sido vinculantes, sentía un cierto cariño, simpatía quizás, pero no amor. Pero con Javier era diferente, ¿estaría dispuesta a ver como folla con otra mujer? ¿Soportaría el, ver cómo me posee otro hombre?

Esto no tardaría en ocurrir, sabia que Marina ardía en deseos de meterlo entre sus piernas, lo que no tenía claro es cuando seria ni como seria. Esa semana Javier cenó todas las noches en casa con nosotras y con Agus, y en un par de noches se quedo a dormir conmigo. Fue excitante para los dos oír gemir a Marina al otro lado del tabique mientras Agus la follaba sin descanso y Javier llenaba mi coñito con su gran polla haciendo que estuviese en un orgasmo continuo.

Ocurrió el fin de semana, Agus tenia cosas que hacer y no pudo quedarse con nosotros. Marina sabía que el sábado por la mañana era el momento propicio, incluso Javier sabía que ocurriría algo, mi hermana no se cortaba en exhibirse delante de él, le tenia al borde de la locura. Esa noche mientras me follaba duramente y alcanzábamos el orgasmo su mente le traicionó. Note como su cuerpo se tensaba y su polla empezaba a latir en mi interior llenándome con su corrida mientras yo estallaba en otro orgasmo.

—Marinaaa me corrooooo…¡¡ahhhhhh diooooos!! Gimió Javier.

Se que el en la fogosidad del momento no se dio cuenta de lo que había dicho, pero yo oí perfectamente como nombraba a mi hermana y si pensáis que me molestó, ni mucho menos, sabía que él no me lo diría por respetarme pero yo necesitaba saber si lo soportaría.

—Cariño ha sido increíble, te quiero. Susurro Javier en mi oído.

Esperé a que Javier recuperase su respiración y yo la mía, aún seguía en mi interior y me encantaba sentirme parte de él. Levantó su cara y me miró directamente a los ojos, me besó dejándome sentir su cariño y decidí que ya había llegado la hora de poner las cartas sobre la mesa.

—Cariño, te voy a decir algo pero no quiero que te asustes ¿vale?

Javier me miró con miedo, vi su mirada de incertidumbre.

—Cuando te estabas corriendo…has nombrado a mi hermana.

Vi su mirada de terror no creyendo lo que le estaba diciendo, sabía que su mente estaba trabajando bajo presión para decirme algo que fuese creíble y que no desatase la debacle que él creía que se le avecinaba.

—Mi amor eso no puede ser decía sudando. Yo te amo a ti y por nada del mundo…

No le dejé terminar, no quería hacerle sufrir aunque verle así era divertido…pobrecito mío.

—Shhhhh mi amor tranquilízate, no pasa nada malo y te aseguro que sé a ciencia cierta que a quien amas es a mi…pero quiero que me lo digas.

—¿Qué te diga…? ¿El qué?

—Que te quieres follar a mi hermana, sé que lo estas deseando y si lo quieres saber ella también lo desea.

—¡¡Joder…joder!! Decía Javier confundido, ¿Pero tu hermana no está con Agus?

—Por supuesto, pero acuérdate que te dije que mi hermana y yo compartimos todo…TODO, enfaticé.

—Entonces…entonces Agus y tu…ya habéis…ya sabes…habéis…

—¿Follado? Por supuesto, dije con naturalidad, Agus y yo hemos follado muchas veces y muchas veces hemos hecho tríos los tres.

Note como la polla de mi chico estaba dura y palpitando de deseo, se estaba excitando con mi confesión y eso era bueno.

—Cuando mi hermana vino de fin de semana y nos contó que habían estado con Oso e Iraya ¿Qué crees que pasó entre los cuatro?

—Por lo que me cuentas imagino que no jugaron a las cartas.

—Follaron como conejos cariño, porque si hay algo que nos vuelve locas a mi hermana y a mi es que nos follen dos tíos a la vez, sentirnos llenas de polla y que llenen de leche nuestros agujeritos.

Estaba desatada, mi confesión lejos de asustarle le estaba excitando de manera brutal y yo estaba chorreando, mi coñito parecía un grifo y necesitaba que me follase otra vez. Los dedos de Javier chapoteaban en mi vagina mientras acariciaba mi clítoris y mis caderas.

—¿Tu y Oso…? Preguntaba Javier jadeando de excitación.

—Diooooos, no pares mi amor…ahhhhhh…Oso…mi hermana, yo y los dos compañeros de piso…los cinco follando dos días…siiiiiiiiiiiii jodeeeer…follando dos días sin parar.

—Eres una puta, dijo Javier sacando sus dedos de mi interior.

Me asusté, mire a sus ojos y vi su mirada perdida, «La he cagado» Pensé mientras mi cabeza empezaba a pensar que le diría a ese hombre después de mi confesión. Por nada del mundo quería perderle, pero lo acababa de fastidiar aunque inmediatamente mi miedo se disipó. Javier me dio la vuelta y me puso en cuatro.

—Me encanta como eres mi amor y ahora te voy a follar como la puta que eres.

Metió su polla en mi coño hasta que sus huevos golpearon mi clítoris, grité entre el dolor y el placer y Javier empezó un bombeo brutal como nunca antes lo había hecho conmigo, no tardé mucho en gritar mi orgasmo mientras él seguía percutiéndome el coño hasta la matriz.

—Mas, mas, maaaaaas, gemía incansable, vamos fóllate a tu putaaa.

Sus grandes manos estaban aferradas a mi cintura con fuerza, atrayéndome hacia su cuerpo para hacer más profunda la penetración, mis orgasmos caían uno detrás del otro volviéndome loca de gusto. No se cuánto tiempo habría pasado, estaba agotada, sentía las gotas de sudor de Javier resbalando por mi espalda cuando sentí como sacaba su polla de mi coñito y la dejaba en mi anito.

—Abre tu culo zorra, ábretelo bien por que va a recibir muchas pollas.

No fue delicado, pero estaba tan cachonda y tan lubricada que aunque me hizo daño y grité, el placer fue mayor. Me ponía un montón que me tratase así, que me insultase, que me utilizase, saqué su punto canalla, ese punto que tanto me gustaba en un hombre y me volví loca de placer. Al poco berreaba de nuevo otro orgasmo y noté como mi chico se tensaba y se salía de mi interior poniéndome frente a él.

—Abre la boca puta, vamos…me corrooooooo.

Sumisa, abrí mi boca y saqué mi lengua para él, para que se corriese en mi boquita. El primer latigazo de semen fue a mi garganta, el resto, me regó la cara, mi cuello y mis tetas, marcándome como su puta. Su corrida fue bestial, no podía abrir los ojos por culpa de su corrida, oía su respiración acelerada y notaba su mirada clavada en mí.

—Eres preciosa Lydia, te amo.

Pasó sus dedos por mis labios quitándome su corrida, pero dejándolos en mi boca para que los saboreara, cosa que hice con gusto. Note su aliento y sus labios posándose en los míos mientras su lengua se enroscaba con la mía en un beso cargado de lujuria, cariño y deseo. Cuando nos separamos, limpió mis parpados con un pañuelo de papel, y cuando abrí mis ojos vi su cara sonriente mirándome con amor.

—Yo también te amo mi amor, no te haces una idea de cuanto te quiero.

Volvió a besarme y me levanté para ir al aseo y limpiarme de su fabulosa corrida. Cuando me mire al espejo vi los regueros de semen cayendo por mis tetas hacia mi tripa, su corrida había sido fantástica. Oí unos nudillos golpear suavemente la puerta del aseo y supe enseguida que era mi hermana, la dejé entrar y me miró con los ojos bien abiertos.

—¡¡JODER!! VAYA CORRIDON. Susurro mi hermana mientras su boca se posaba sobre mi pezón derecho y saboreaba la leche de Javier. Ha sido inevitable oíros como follabais, joder mira cómo me habéis dejado.

Mi hermana cogió mi mano y la llevó a su coñito que estaba empapado se sus juguitos. Pasé mis dedos por su rajita y mi hermana cerró sus ojos suspirando.

—Cariño, le dije a mi hermana, mañana quiero que te folles a Javier. Va a ser muy sencillo, él se levantará antes y le mandaré a la cocina, estate pendiente por que tu iras detrás y el resto es cosa tuya.

—¿Y si me rechaza? Dijo con miedo.

—Te aseguro que no lo hará, confía en mí y por supuesto os voy a estar viendo, deja la puerta de la cocina abierta.

—¿Qué tendrá esa cocina que nos invita a follar? Dijo Marina riéndose por lo bajo.

Las dos nos reímos en silencio, mi hermana me dio un besito en los labios y se fue a su cuarto. Yo me di una ducha rápida y me fui a cama com Javier, estaba agotada. Cuando me metí entre las sabanas Javier me abrazó con fuerza contra su cuerpo mientras besaba mi cuello y mis hombros.

—Todavía no has respondido a mi pregunta cielo.

—¿Tu pregunta? ¿Qué pregunta? Decía Javier extrañado.

—¿Te quieres follar a mi hermana?

—Diooos siiiii, lo estoy deseando. Gimió Javier.

Note su polla creciendo nuevamente apoyándose en mi culito, mientras sus manos se apoderaban de mis tetas.

—Pues mañana cuando te levantes vete a la cocina y espera unos minutos allí, tu deseo se hará realidad.

Noté la polla de Javier en la raja de mi culo frotándose lascivamente, por un momento se me pasó por la cabeza empezar a follar de nuevo con él, le deseaba mas que a nada en este mundo. Pero fui consciente de mi cansancio y quería que el al día siguiente estuviese fresco, lo iba a necesitar.

—Cariño, dije con dulzura, resérvate para mañana, vas a tener que satisfacer a dos lobas sedientas de sexo.

Se que a Javier le costó dormirse un montón pensando en follar a Marina y en tenernos a las dos desnudas en la cama reclamándole placer, pero yo estaba tan agotada que no tardé nada en quedarme dormida profundamente. No se que hora seria cuando oí como mi hermana susurraba en mi oído y besaba mi mejilla.

—Lydia, Lydia, despierta, Javier se ha duchado y está en la cocina.

—¿Qué hora es? Pregunte somnolienta.

—Las 9.30, dijo mi hermana, me dijiste que querías vernos.

Noté la ansiedad de mi hermana y su excitación. Cuando se puso de pie, vi que solo llevaba una bata de seda roja que le regalé hace años y ya le quedaba pequeña, enseñaba mucho y era terriblemente sensual, además debajo de esa prenda iba completamente desnuda veía brillar la humedad en su coñito. Miré a mi hermana con admiración, era preciosa, como una muñequita que se dejaba querer.

—¿Te has duchado? Pregunté.

Ella asintió con impaciencia, me levanté y la di un beso en los labios, Marina había sido mas leal que yo que me follé a Agus a sus espaldas.

—Ve a por el cielo, todo tuyo.

Mi hermana dio un saltito de alegría y saliendo de la habitación se dirigió a la cocina, en ella estaba Javier solo con una toalla ajustada a su cintura y marcando ya una más que una evidente erección sabedor de lo que iba a ocurrir. Marina se acercó felinamente por detrás y lo abrazo por la cintura besando su espalda. Impactaba la diferencia de altura entre los dos, Javier media más de 1.85 y Marina pasaba ligeramente de 1.50, yo observaba todo desde una posición privilegiada, mi chico se dio la vuelta y quedo frente a mi hermana que lo miraba extasiada.

—Buenos días Marina, dijo Javier con cariño.

—Buenos días cielo, ¿Has descansado bien? Pregunto mi hermana.

—Realmente no, estaba deseando encontrarme contigo.

Marina acariciaba su brazo con cariño sin dejar de mirarle a los ojos, Javier se agachó y besó sus labios delicadamente y en un momento ese beso se tornó en un beso pasional intentando devorarse los dos. Mi chico agarro del culo a mi hermana y la levantó como a una pluma, quedando sus caras a la misma altura. Marina enroscó sus piernas sobre la cintura de Javier y se quitó la única prenda que llevaba quedando desnuda.

—Marina eres una preciosidad.

Volvieron a besarse con pasión mientras los dedos de Javier ya hacían diabluras en el coño y en el culo de mi hermanita que empezaba a mover sus caderas de forma ostentosa buscando placer. Sabiendo que los estaba observando, Javier puso la espalda de su hermana hacia la puerta para que viese bien como sus dedos entraban y salían de su cuerpecito, dándole placer.

Mis dedos ya chapoteaban libres por mi coñito viendo la escena, tenía una sensación rara viendo a Javier como se entregaba a dar placer a mi hermana, creo que lo podría llamar celos, pero el morbo de verlos podía más.

—UFFFFFF…me corrooo…Javier no pareees…no pareeees…ahhhhhhhh.

El gemido audible de mi hermana llegó a mis oídos y vi como haciendo algo de fuerza con sus piernas se aferraba más a él y abrazaba contra su pecho la cabeza de Javier que con avidez comía sus tetas proporcionándole mas placer. Cuando mi hermana se recuperó de su orgasmo se puso en pie mirando con picardía a mi chico, le quito la toalla y su preciosa polla se mostró en todo su esplendor, mi hermana la miró embelesada mientras acariciaba sus huevos y le pajeaba suavemente.

—Diooos, vaya tranca que tienes cielo, no me extraña que mi hermana berrease ayer de gusto cuando la follaste.

—¿Nos oíste?

—Joder Javier era imposible no hacerlo.

Mi hermana se sentó en una silla y empezó a hacerle una mamada impresionante, veía la cara de placer de mi hombre y mi orgasmo empezaba a crecer en mi interior viendo como la polla de Javier casi desaparecía en la boquita de mi hermana. Veía su lengua haciendo filigranas sobre el glande, para luego metérsela hasta hacerla desaparecer en su garganta y vuelta a empezar, todo lentamente sin prisas, hasta que vi la mueca de placer de mi chico y supe que estaba cerca su orgasmo, en ese momento paró, agarró a mi hermana y la levantó para sentarla en la encimera de la cocina, se metió entre sus piernas y la besó, mi hermana sabia que ahora la follaria y subió sus pies  quedando totalmente abierta para él. La boca de Javier fue bajando, besando su pecho, su tripita y el interior de sus muslos hasta quedar frente al coñito de mi hermana.

—Marina tienes un coño precioso.

—Pues ahora es tuyo amor, follatelo. Dijo mi hermana totalmente excitada.

Javier pasó el capullo por el coñito de Marina para lubricarlo bien, me acerqué un poco mas para ver mejor como la penetraba y dejando la punta a la entrada de su vagina la fue metiendo poco a poco, abriendo su coñito mientras mi hermana boqueaba y se agarraba a la encimera con fuerza para no gritar de placer.

—Joder…joder…jodeeeer…me corroooooo. Gimió mi hermana.

Yo no aguante más y también me corrí entre fuertes convulsiones viendo como la polla de mi amado entraba y salía del coño de mi hermana brillante, llena de babitas, mientras ella se abrazaba a el para hacer mas profunda la penetración. No sabría decir cuanto aguantó mi chico, pero con un bufido ahogado empezó a llenar el coñito de mi hermana con su corrida, mientras Marina se convulsionaba en otro poderoso orgasmo. Vi como la corrida desbordaba también el útero de mi hermana y se escapaba entre la polla y los labios de su coño cayendo al suelo, no aguante y volví a correrme con mis dedos entumecidos por darme placer.

—Jodeeeer cuñado, ahora entiendo a mi hermana cuando me cuenta que eres el hombre de su vida, que la llenas totalmente…ufffff...doy fe, vaya corridón.

Javier se limito a sonreír y abrazarla contra sí. Su polla seguía en su interior, metida hasta los huevos, se miraron con cariño y se besaron con pasión, vi como la polla de Javier seguía dura como el acero, la sacó suavemente, provocando que mi hermana gimiese de placer, para seguidamente volver a clavársela hasta el fondo haciendo que sus huevos rebotasen en su anito y provocando que mi hermana diese un gritito de sorpresa. Se miraron a los ojos y Javier empezó un bombeo brutal en el coñito de mi hermana que ya no se cortaba y gritaba de placer.

—Follame mi amor, follameeeee…soy tuya, toda tuya pero no pares…fuerte, asiiiiiiii.

Cada vez que la polla de Javier entraba y salía del coño de mi hermana una pequeña cantidad de semen y fluidos salía de su sexo escurriéndose hacia su culo y lubricando su anito. Vi como Javier, agarraba sus piernas y ponía su culo al borde de la encimera, sabia que la iba a follar ese culito que le volvía loco. Saco la polla del coño de mi hermana y una catarata de semen y fluidos cayó al suelo.

—¿Qué haces? ¿Por qué la sacas? Gimió mi hermana frustrada.

La respuesta a su pregunta llegó cuando noto la punta de la polla en su anito.

—Espera Javier, espera, dijo mi hermana incorporándose y bajándose de la encimera.

Agarró una silla y la puso en medio de la cocina orientada para que yo no perdiese detalle. Mis dedos seguían jugando con mi coño y ya tenia las yemas arrugadas de la humedad. Sentó a Javier en la silla y se sentó a horcajadas sobre él, le besó y levantando su culito apuntó su polla y se dejó caer lentamente. Entró con mucha facilidad pero cuando me fijé bien vi que la polla de Javier entraba y salía del coñito de mi hermana, estaban muy abrazados mientras cuchicheaban algo, los dedos de mi chico fueron a parar a la boca de Marina que los chupo dejándolos llenos de su saliba, esos dedos fueron a su anito y lo fueron dilatando, mientras mi hermana cabalgaba como yo cabalgué en esa misma silla a Agus. Un sentimiento de nostalgia me invadió, quise tener a mis espaldas a Agus frotando su pollón sobre la raja de mi culo mientras notaba como mi coño se preparaba para la inminente follada.

—Espera cielo, dijo mi hermana, déjame hacerlo a mí.

Eso me sacó de mis pensamientos, mi hermana descabalgó de la polla de Javier, y dándole la espalada se metió entre sus piernas y agarrando su polla empezó a encularse ella misma, o eso creí ya que la cara de placer y dolor de mi hermana no dejaba lugar a dudas.

—AHHHH…diooos que gustooooo.

Las manos de mi chico se fueron a las tetas de mi hermana y empezó a amasarlas y a excitar sus ya de por si endurecidos pezones. Con un largo gemido, Marina se dejó caer totalmente apoyando su espalda en el pecho de Javier y descansando su cabeza en su hombro mientras le miraba buscando su boca para besarse. Sus caderas empezaron a moverse con lujuria mientras oía los gemidos de los dos llevados por el placer, al poco, mi hermana botaba sobre la polla de mi amado en una cabalgada que les estaba llevando a los dos a un orgasmo increíble, mis dedos volvían a hacer de las suyas en mi coñito y mi clítoris, muy sensible a estas alturas, descargaba por mi vientre unos estímulos que me llevaría a otro fabuloso orgasmo.

—Marina no aguanto mucho más, me estas matando. Decía Javier con la voz rota.

—Cariño levántame, aguanta solo un poquito más. Gemía mi hermana.

Javier la agarró por las corvas de las rodillas y poniéndose en pie abrió las piernas de mi hermana, mostrando su polla metida hasta los huevos en su culo y el coño de Marina abierto, enrojecido y supurando fluidos que resbalaban hacia su culo y caían por la polla de Javier, seguían camino por sus huevos y bajaban por sus piernas o en forma de gotas al suelo.

—Marina…me corroooooo, me corroooooo.

Vi como la polla de Javier palpitaba, llenando de leche calentita el intestino de mi hermana, que temblando volvió a correrse, haciendo que yo a su vez estallase en otro orgasmo viendo como disfrutaba ella. Fue casi un minuto de recuperación, de apaciguar nuestras respiraciones, Javier elevó a Marina y saco la polla de su interior, empezando a caer la corrida que llevaba dentro, volvieron a besarse con cariño y mi hermana lo dijo para que yo lo oyese y me diese tiempo a escabullirme.

—Vamos a la ducha amor, dijo a Javier, y vamos a la cama con Lydia.

Yo corrí a mi habitación y entorné la puerta, los vi pasar y al poco oí el agua de la ducha correr.  Tenía una sensación rara en la boca del estómago, ¿Eran celos? ¿Miedo a perderle? Yo que siempre había presumido de liberal y de ser dueña de mis sentimientos creo que ahora tenia un miedo atroz a que Javier me abandonase por otra mujer.

Pase por el baño y a través de la mampara se veían dos figuras entregadas, gimiendo y follando como si no hubiese un mañana, joder los gemidos de mi hermana me encendían como una tea, y el capullo de Javier, solo esperaba que quedase algo para mi por que lo estaba dando todo con mi hermanita.

Me fui a mi habitación, y me metí en la cama, al poco aparecieron Marina y Javier y se metieron entre las sabanas dejándome en medio. Fue mi hermana la que besándome en la espalda se pegó a mí me susurró.

—Gracias por esto cariño, ha sido increíble, te lo he dejado a punto para ti.

¿A punto? Pero si estaría sequito, se había corrido dos veces y quizás una tercera en la ducha, eso no lo sabía, pero cuando bajé mis manos hacia la entrepierna de Javier me encontré una polla dura venosa y preparada para darme placer. Viéndolos follar no sé cuántas veces me había corrido yo, pero estaba agotada aunque necesitaba sentirlo dentro de mí, que me llenase como solo el sabia hacerlo. Eché el edredón hacia atrás y me puse a horcajadas sobre mi amado, vi como mi hermana engullía la polla de Javier con gula levante mi culito y Marina dejo la polla de Javier a la entrada de mi coñito, solo tuve que dejarme caer con un gran suspiro para sentirlo dentro de mí.

—Esta ninfómana reprimida ¿ha dejado algo para mí? Pregunté cabalgándole.

Oí la risa de Marina mientras se apoyaba en el cabecero de la cama se abría de piernas y mostraba su coñito enrojecido pasando sus dedos por su clítoris dándose placer. «Capulla» dijo entre risas mientras cerraba sus ojos dándose placer con sus deditos.

Javier me hizo el amor, por que eso no era follar y lleno mi útero con su corrida, no sabia si era mucho o poco pero fue suficiente para mi y me hizo alcanzar un orgasmo que me dejó deshecha encima de su cuerpo mientras le besaba con amor.

Los tres nos quedamos dormidos hasta casi el medio día, cuando nos despertamos fuimos a desayunar algo, estábamos muertos de hambre, lo hicimos desnudos entre miradas cómplices, la mirada de Marina era brillante y se notaba la excitación en sus pezones y que no paraba quieta en su silla frotando sus piernas. Mi mano sobre la polla de Javier me decía que ya estaba listo para la batalla y yo estaba deseando follar.

—Propongo irnos a la cama y follar hasta que el cuerpo aguante. Dije excitada. Para comer llamaremos a un chino

—Yo me apunto. Dijo mi hermana con una risita traviesa.

—Chicas que yo tengo un límite, no soy Superman. Dijo Javier.

—Tranquilo cariño, eso lo solucionamos rápidamente. Dije resuelta.

Me levanté y fui a mi cuarto a por algo que necesitaba y volví a la cocina donde Javier y Marina me esperaban expectantes. Aparté de la mesa a Javier y me senté a horcajadas sobre una pierna suya mientras mi hermana me imitó. Mi chico tenia en cada pierna un coñito babeando por él. Me miraba entre intrigado y excitado.

—Dame un brazo tuyo mi amor quiero tomarte la tensión.

Javier obedeció sin rechistar. Era algo que hice con el a diario durante muchos meses, todos esperamos atentos a los sonidos de la maquinita hasta que emitió un pitido largo.

—Umm…cariño, 11 de máxima 6 de mínima. Tienes la tensión un poco baja.

—No me extraña, dijo mi hermana riéndose y agarrando la polla de Javier, tiene toda la sangre aquí.

Y debía de ser cierto, por que nunca había visto su polla así, amoratada surcada de gruesas venas y durísima. Y es que mi hermana y yo no se lo poníamos fácil, nuestros coñitos se frotaban con descaro sobre sus piernas, y nuestras miradas de lobas sedientas de sexo le insinuaban lo que le esperaba. Me levanté y fui a por un vaso con agua mientras mi hermanita besaba con gula a Javier y una mano suya pajeaba su polla con mimo. Vacié el contenido de una ampolla en ese vaso y se lo di a beber.

—¿Qué es? Preguntó Javier.

—Algo que te ayudará a satisfacer a tus dos putitas cariño.

Ese bebedizo me lo dio un urólogo con el que me estuve acostando algún tiempo. No sé que contendría pero solo me dijo que la persona que lo tomase no fuese hipertensa y que provocaría un episodio de priapismo sin ningún riesgo. Javier confiaba tanto en mi que lo bebió sin rechistar y a partir de ahí fue todo increíble. Ya en la cocina, en la famosa cocina del sexo, mi hermana y yo le hicimos una mamada a dos bocas a esa polla increíble hasta que nos regó la cara con su corrida, de ahí pasamos al dormitorio y entre follar y descansar llegamos a la noche agotados y con la polla de Javier muy irritada pero aun erecta. Nos fuimos a la ducha y mi hermana decidió retirarse despidiéndose con cariño de Javier.

—Me lo he pasado muy bien Javier, reconozco que desde que te vi te tenía ganas y hoy…uffff, lo de hoy ha sido increíble, esta noche voy a dormir muy bien.

Marina nos dio un pico en los labios a los dos y se fue hacia su habitación meneando ese culito provocador. Javier la siguió con la mirada hasta que despareció por la puerta.

—Me gusta tu hermana. Dijo Javier con una sonrisa.

—¡¡OYEEE!! Exclamé con fingida molestia golpeándole el brazo.

—Entiéndeme cariño, es como tú, divertida, alocada, descarada y muy viciosa y eso me encanta en una mujer, pero te aseguro que tú eres el amor de mi vida.

Le besé con cariño mientras nos íbamos a mi habitación a dormir, aunque necesitaba aclarar algo con el antes de que sucediese.

—Cariño, la semana que viene Agus ya estará con Marina y bueno, seguro que nos juntaremos loa cuatro.

—Claro, es algo con lo que contaba, no es la primera vez que ocurre, sabes que Agus es un tío genial que me cae muy bien.

—Ya…ya cariño, pero…a ver, es que el "escenario" ha cambiado…

—¿Escenario? ¿Cambiado? Preguntó Javier extrañado.

Me empezaba a poner nerviosa, sabia de sobra que Marina contaría con pelos y señales a Agus nuestro encuentro del sábado y como follamos y esperaría que nos juntásemos los cuatro para poder follar conmigo, bueno conmigo y con mi hermana.

—Uffff… joder cariño, dije algo frustrada, a ver cómo te lo explico.

La sonora carcajada de Javier me dejó sorprendida. El solo se limitó a abrazarme y besarme con cariño, en esos momentos entendí que me estaba tomado el pelo.

—Mi amor no hace falta que me expliques nada porque se lo que va a pasar la semana que viene y créeme que estoy deseando que ocurra, va a ser muy excitante veros a tu hermana y a ti folladas por dos buenas pollas.

—¡¡CAPULLO!! Exclamé divertida, me empezaba a poner nerviosa.

—Anda vamos a dormir, creo que los dos lo necesitamos. Dijo Javier con cariño.

Nos metimos en la cama y nos abrazamos quedándonos dormidos casi al instante y fue muy agradable despertar con él a mi lado, notando su calor y su erección matutina.

Sobra decir que en la semana siguiente hubo mucha complicidad entre los cuatro. Sé a ciencia cierta que Agus y Javier comieron juntos un día y hablaron entre ellos. Sin estar pactado todos sabíamos que el viernes por la tarde según saliésemos de trabajar nos esperaba un fin de semana lleno de sexo. Ese viernes cuando llegamos a casa Agus y yo, nos recibieron Javier y Marina totalmente desnudos. Nuestras parejas nos besaron con pasión mientras nos iban desnudando, cubriéndonos de besos y haciendo que aumentase nuestra excitación. Cuando nos desnudaron nos llevaron de la mano hacia el baño, la bañera estaba preparada, una suave música sonaba de fondo y había velitas iluminando el baño dándole una ambiente muy relajante y romántico.

—Daros un buen baño, relajaros y disfrutad de vosotros, Marina y yo preparamos el resto. Dijo Javier.

Creo que no hace falta entrar en detalles, mi coño en esos momentos era un manantial de fluidos y la polla de Agus palpitaba contra su vientre de lo dura que estaba. Según nos metimos en la bañera y el agua caliente relajó nuestros cuerpos, me monté sobre el y me lo follé hasta que los dos alcanzamos un poderoso orgasmo preludio de lo que nos esperaba. Cuando salimos en busca de Javier y de Marina los encontramos en el sofá del salón follando como conejos, nos unimos a ellos y ahí empezó un fin de semana increíble, en el que mi hermana y yo disfrutamos de dos buenas pollas que nos follaron hasta dejarnos rotas.

Al principio, estaba muy pendiente de Javier, de sus expresiones y su lenguaje corporal. No quería por nada del mundo que se sintiese incomodo ni obligado a hacer algo que le disgustase, pero mis dudas se disiparon cuando con la polla de Agus bien clavada en mi culo y berreando como una puta me besó con pasión mientras su polla taladraba la garganta de mi hermanita.

—Te amo. Me susurró.

En ese preciso instante supe que no había ningún problema, que Javier estaba disfrutando tanto como yo y que era el hombre de mi vida el que tanto busqué, lo tenia todo, todo lo que quería.

Desde ese día la relación entre los cuatro se estrechó más. Cuando nos apetecía nos juntábamos a follar, o cada pareja se iba por su lado o simplemente salíamos a divertirnos, irnos de tapas o al cine o teatro, no nos obligábamos a estar en todo momento juntos, sabíamos que si eso ocurría nos quemaríamos rápidamente. Además Javier y yo sabíamos que también había fines de semana que se juntaban con Oso e Iraya, cada pareja tenia su vida aunque estuviésemos muy unidos.

El verano se acercaba sin remedio, y Javier y yo sabíamos que nos iríamos de vacaciones juntos. El no tenia problemas de días, se había hecho cargo del imperio de moda y complementos de su familia y presidia el consejo de administración. Pero yo tenia mis 30 días y debido a mi trabajo había que cuadrar los días, semanas, guardias…pero milagrosamente ese año me dieron el mes de agosto completo.

Ese fin de semana Javier nos invito a cenar a Marina, Agus y a mí, quería comentarnos algo. Durante la cena nos comentó que iba a irse a vivir de nuevo a la mansión de su familia, iba a dejar el piso de alquiler donde vivía en estos momentos e iba a intentar darle el glamur que tubo ese mansión antaño.

—En esa mansión continuo Javier, es donde quiero vivir, es donde he vivido siempre y donde quiero que vivamos.

Al decir esto agarro mi mano y la apretó con fuerza mientras me miraba a los ojos. Mi corazón se aceleró a mil pulsaciones ¿me estaba pidiendo ir a vivir con él?

—Así que he decidido hacer una fiesta el sábado de la semana que viene para inaugurar ese sitio único para mí.

—Pues esta semana me tengo que ir a comprar un vestido elegante para la ocasión, dije ilusionada.

—No hace falta cariño, dijo mi chico con una gran sonrisa. Va a ser una fiesta muy informal, será una barbacoa en la piscina y el traje si quieres una hoja de parra, porque los asistentes están sentados en esta mesa.

Todos entendimos enseguida que seria una gran fiesta y disfrutaríamos mucho, pero no imaginábamos cuánto. Esa noticia nos ilusionó, más aun cuando Javier nos comentó que cuando estuviésemos juntos en esa "fiesta" nos comentaría algo que de seguro nos gustaría.

Esa semana se me hizo eterna esperando la llegada del sábado, aunque Javier me pidió ayuda para preparar todo y al fin pude conocer esa gran mansión. Me quede impresionada al verla, ubicada en un barrio residencial exclusivo parecía sacada de una película ambientada en el siglo XIX y situada en algún condado perdido de la campiña inglesa. Su fachada principal estaba cubierta de enredaderas, pero todo estaba impoluto y bien cuidado. Javier sacó un mando y una gran puerta se abrió ante nosotros apareciendo unos caminos rodeados de vegetación que llevaban a la entrada principal.

El interior era increíble, acorde con la grandiosidad de esa mansión y por ultimo Javier me enseño la gran piscina donde celebraríamos nuestra fiesta, rodeada de césped y vegetación con grandes tumbonas y palios para ofrecer sombra, en una esquina una gran barbacoa y un refrigerador para mantener las bebidas frías y todo protegido por enormes arizonicas que protegían de cualquier mirada indiscreta.

—Cariño esto es precioso, dije fascinada, y todo esta tan…tan…limpio, tan en su punto. Quien lo mantienes así ¿tu?

—Bueno yo me encargo, pero es una agencia que viene dos veces por semana la que mantiene esto como lo ves. En sus buenos tiempos, esta mansión contaba con servicio doméstico, un mayordomo, cuatro doncellas, dos cocineras y dos personas de mantenimiento que se encargaban de la piscina y los jardines. Fueron muy buenos tiempos, dijo Javier mirando todo lo que nos rodeaba.

—Estoy segura de que esos buenos tiempos volverán. Dije abrazándome a él.

El viernes Javier me pidió que durmiésemos allí para tener todo listo el sábado por la mañana. Sobra decir que fue alucinante hacer el amor en una cama enorme con sabanas de satén, en una habitación rodeada de lujo por todas partes y con Javier tratándome como a una reina, aunque suene un poco mal creo que me acostumbraría a eso muy rápidamente.

El sábado por la mañana nos levantamos sabiendo que seria un gran día y lo pasaríamos en grande. Mi hermana y Agus llegarían sobre la una del mediodía y empezaríamos lo que imagino seria un gran fin de semana, no imaginaba en esos momentos lo que íbamos a disfrutar. Sobre las once de la mañana me llamó mi hermana. Cuando vi que era ella me temí lo peor, pero según oí su voz me tranquilizó.

—Hermanita, me ha llamado Iraya y me ha comentado que le gustaría quedar hoy con nosotros. Por nada del mundo me pienso perder nuestra fiesta en casa de Javier, pero he pensado…¿y por que no nos juntamos los seis allí?

En esos momentos mi imaginación empezó a volar por los posibles escenarios que se nos presentaban, pero solo la idea de poder sentir la polla de Oso y de Javier en mi interior a la vez hizo que empapase mis braguitas.

—Marina se lo voy a comentar a Javier y te llamo enseguida, pero a mí la idea me atrae muchísimo, hace mucho que no veo a Oso y me apetecería "sentirle" de nuevo. Dije riéndome.

Cuando terminé de hablar con Marina fui en busca de Javier, lo encontré quitando las pocas hojas que flotaban en la superficie de la gran piscina. Fui astuta y me acerque por su espalda abrazándome a él, sabia que solo la posibilidad de poder follar con Iraya le volvería loco y me diría que sí.

—Emmm…cariño, acabo de hablar con Marina…

—¿No me digas que ha surgido un imprevisto? Dijo con desilusión.

—Yo no lo llamaría así, pero le ha llamado Iraya y le ha dicho de quedar, y claro…

—¿Iraya? ¿Esa no es la chica de Oso?

—Si mi vida, es la chica de Oso. Dije riéndome con picardía.

Solo ver la mirada de deseo de mi chico me hizo saber que diría que sí. Aunque no me lo dijera se que deseaba follarse a Iraya y esta era su mejor oportunidad.

—Lydia, no hay problema, que se vengan también, creo que será muy divertido que nos juntemos los seis aquí.

Me abracé a Javier y le besé con alegría, me faltó tiempo para llamar a Marina y decirle que Oso y su chica estaban invitados a casa de Javier y creo que no hacia falta decir que ese día follaríamos hasta caer agotados. Cerca de las dos de la tarde todos nos encontrábamos en la piscina, nosotras solo con una braguita de baño que no tapaba casi nada y los chicos con bañadores tipo slip marcando sus tremendos paquetes todos sabíamos para lo que estábamos allí, todo lo que nos rodeaba invitaba a intimar y a echarse en brazos del placer.

El reencuentro entre Oso y yo fue muy emotivo y los dos nos abrazamos con cariño, fueron muchos los encuentros y las sesiones de sexo interminables. De hecho cuando me tenia abrazada me lo susurró en mi oído «Estoy deseando estar dentro de ti» Cuando nos presentó a Iraya creo que me enamoré de esa mujer, sensual, felina, con una voz exótica que te atrapaba, cada poro de su piel destilaba sexualidad y guapísima, creo que tuve algo de celos por que Javier no se separó de ella…entonces, que hacíamos cerca de la barbacoa, con tres sementales hablando de coches y futbol y con nosotras ignoradas, jugando en la piscina con una pelota, algo fallaba.

Creo que la primera en darse cuenta de mi malestar fue Iraya, cuando nos conocimos hubo química entra las dos, me sentía a gusto hablando con ella, además cuando me hablaba me miraba fijamente a los ojos y eso me gustaba de alguna manera me transmitía confianza. Cuando salimos del agua nos fuimos a una de las grandes tumbonas que había y Marina fue hacia donde estaban los chicos y se abrazó a Agus. Iraya giró la tumbona y la puso orientada hacia donde estaban y nos tumbamos a charlar. Al principio fueron de banalidades, pero Iraya estaba muy cerca de mi y notaba la calidez de su piel, su fragancia y eso de alguna manera me estaba excitando y la conversación subía aún más la temperatura. Le conté mi malestar por lo bobos que eran los tres, y que ardía en deseos de follar, entonces Iraya acarició el interior de mis muslos haciendo que abriese la piernas para ella.

—Te entiendo cariño, me decía susurrándome al oído, yo también pensaba que veníamos a follar, pero creo que a estos tres les hace falta un empujoncito.

—Un…¿Un empujoncito? Decía cerrando mis ojos y notando sus caricias.

—Si cielo, los hombres son como una caja abierta, decía Iraya divertida, se sabe siempre lo que piensan, lo que desean y yo se lo que les pone a cien.

La mano de Iraya ya había alcanzado mi coñito y pasaba su dedo muy suavemente por mi rajita dándome un placer increíble.

—Y…y…¿y que les pone a cien?

—Cariño…ver como dos mujeres se lo montan entre ellas.

Diciendo esto, me besó y no lo rechacé, al contrario abrí mi boca y nuestras lenguas jugaron entre ellas. Aunque estaba algo confusa, me dejaba hacer por ella, lo estaba pasando muy bien. Cuando dejó de besarme se puso en pie se quitó la braguita del bikini, para seguidamente quitarme la mía y quedarnos las dos completamente desnudas, nos miramos con deseo y arrodillándose se puso entre mis piernas.

—Te aseguro que dentro de nada los vamos a tener a nuestros pies. Sentenció Iraya.

Dicho esto se arrodillo ante mi y hundiendo sus riñones dejo a la vista de los chicos su coñito y esa culo tan espectacular que tenia mientras sus labios se apoderaban de mi clítoris y hacia que gimiese de placer…joder como me comía el coño esta mujer, era increíble, como siguiese así me iba a correr en nada de tiempo.

Tan abstraída estaba que no me percaté de que los chicos habían dejado de hablar entre ellos, y miraban embobados como Iraya trabajaba en mi orgasmo. Marina ya había despojado de sus bañadores a esos tres bobos que lucían una erección brutal. Cuando me quise dar cuenta Javier me miraba desde la retaguardia de Iraya como pidiendo permiso, yo solo asentí con mi cabeza y seguidamente Javier empezó a comerse lo que le ofrecía Iraya que gemía en mi coño el placer que recibía. Yo no aguantaba mucho más, mi coño era ya un manantial con la boca experta de esa mujer, mis manos amasaban mis tetas y maltrataban mis pezones, estaba a la puertas de un tremendo orgasmo y creo que el placer habló por mí.

—Vamoooos cariño, dije fuera de mí, fóllate a esta zorra, es lo que deseabas…vamoooos llénala de lecheeeeee.

Noté cuando Javier le metió su pollón hasta los huevos, como empezó a bombear a Iraya en su coño mientras la lengua de esa mujer me decía como estaba disfrutando. Un gran gemido a mi lado me hizo volver la cabeza y vi a Marina ensartada por dos buenas pollas, la de Agus que taladraba su coño y la de Oso que la sodomizaba sin descanso arrancando a mi hermana sonoros gemidos de placer.

—Me corrooooo…anuncie entre espasmos.

Nadie me contestó pero creo que nos sincronizamos por que cuando empecé a correrme como una burra, Iraya chilló en mi coño su orgasmo mientras Javier le clavaba la polla hasta los huevos y descargaba su simiente en su interior. A poco oí como Marina gritaba que se corría con dos pollas clavadas en su interior llenándola de leche.

—Como te dije, ahora ya son nuestros, están a nuestros pies, decía Iraya jadeando.

Yo me limite a reírme por que de la manera más estrambótica habíamos empezado un día que daría mucho de si y no me equivoqué.

Ya por la noche y después de habernos pasado toda la tarde follando como animales por fin hicimos esa barbacoa, todos estábamos entre relajados y agotados y eso hizo que después de cenar nos tumbásemos en las hamacas y empezamos a charlar entre nosotros. El ambiente era distendido y nos encontrábamos muy a gusto y Javier tomó la palabra.

—Bueno, como os dije el otro día tenia algo que deciros. Como sabéis se acercan las vacaciones y he alquilado una villa en Portugal, exactamente el Luz un pueblecito del Algarve y estáis invitados a venir a pasar el tiempo que queráis con nosotros, sol, playa y diversión aseguradas. ¿Os apuntáis?

Javier no me había comentado nada, sabía que pasaría las vacaciones con él, lo tenia claro, pero la sorpresa de invitar a todos los que estábamos allí hizo volar mi imaginación, de seguro serian las mejores vacaciones de mi vida. Tanto Agus, Marina, Oso e Iraya tenían planes para los primeros quince días, pero nos aseguraron que la ultima quincena de agosto estarían con nosotros.

Ese fin de semana lo pasamos en la mansión de Javier, nos quedamos a dormir todos, aunque la verdad dormimos poco. Toda la noche hubo trasiego de personas entre habitaciones hasta que al final entre risas nos juntamos los seis en una gran cama y terminamos follando, cayendo agotados de puro cansancio después de incontables orgasmos.

Estando de vacaciones, pregunté a Oso por Ismael, ya no le veía por la clínica y Agus tampoco sabia darme ninguna respuesta. Lo echaba de menos, me gustaba como persona pero lo que mas me gustaba de el era ese pollón que gastaba y como sabia utilizarlo, pero la respuesta que me dio me dejo sorprendida.

—Nosotros ya no vivimos juntos, me comentó Oso, Ismael dejó el trabajo de la clínica y ahora vive con Belén y trabaja con ella. Aurelio se fue a probar suerte a Francia y yo ahora vivo con Iraya y trabajo como jefe de seguridad en una empresa.

—Vaya, dije asombrada, fíjate que ni me he enterado, pero lo que mas me duele es que ni se despidiese de nosotros que hemos sido sus compañeros…y algo más.

—Bueno tampoco le culpes, ahora tiene otras preocupaciones, su nuevo trabajo, su próxima paternidad…

—Espera, espera, ¿Qué Belén e Ismael va a tener un bebé?

Estuve tan encerrada en mi misma con el asunto de Javier que no me enteré de lo que pasaba a mi alrededor. Madre mía, Belén embarazada creo que por fin había encontrado a su hombre al igual que yo, cuando volviese de vacaciones hablaría con ella.

—Pues sí, comentaba Oso, van a ser padres y los dos están muy enamorados y muy ilusionados.

En esos momentos un gemido llamó nuestra atención, Agus tenia su cabeza entre las piernas de Iraya y un poco mas allá, mi hermana cabalgaba sobre la polla de mi chico mientras el la abrazaba y comía sus tetas con gula. Toda esta escena parecía sacada de un club liberal, pero mirándolo desde fuera éramos seis personas libres, disfrutando de nuestros cuerpos. Me fijé que la polla de Oso estaba erecta y palpitaba reclamando mi atención.

—¿Oso te puedo hacer una pregunta?

—Claro Lydia, las que quieras.

—¿Alguna vez sientes celos de ver a tu chica follada por otro hombre?

—Al principio si, me costaba un mundo ver como otro hombre disfrutaba de ella. Pero ahora lo veo como algo normal, día a día me demuestra lo que le importo y que el resto es solo diversión.

Creo que tenia que tener claro que el amor entre Javier y yo era monógamo, pero que en el sexo éramos liberales, al igual que Agus y Marina y Oso e Iraya. Me lo demostraban continuamente y de seguro a cada uno que le preguntase me diría que una punzada de celos sentía al ver a su pareja con otra persona.

Volví a mirar a Marina y Javier, mi hermana lo estaba dando todo y Javier impulsaba su pelvis para que la penetración fuera más profunda, se comían la boca con pasión haciendo que sus lenguas jugasen entre ellas, las manos de Javier amasaban el culo de mi hermana abriéndolo para meter sus dedos y así conseguir mas placer para ella. Veía como la polla de mi chico estaba metida hasta los huevos en el coño de Marina que movía las caderas frotando su coñito sobre la pelvis de Javier para darse el mayor placer posible.

—Pues entonces vamos a divertirnos, dije agarrando la polla de Oso.

Puse su cabeza entre mis piernas haciendo un 69 y fijé mi vista en mi hermana y Javier. En el fondo me aliviaba saber que no era la única que sentía una sensación extraña en la boca del estómago cuando veía a mi chico entregado con otra mujer. Pero el morbo, la excitación que me provocaba el verlos era mucho mayor que todas las sensaciones "raras".

Vi como Javier se corría dentro de mi hermana y los dos alcanzaban su esperado orgasmo, Agus bombeaba con fuerza dentro del coño de Iraya que se abrazaba a el para sentirlo más, necesitaba a Oso dentro de mí, que me follase. Me senté dándole la espalda para no perderme el espectáculo que me ofrecían me encantaba sentirme penetrada, follada, viendo como esas pollas entraban y salían brillantes, recubiertas de una babita blanca. Baje mi mano a mi coño, y palpé notando la polla de Oso totalmente metida dentro de mí, acaricié sus huevos con mimo y cerré mis ojos y al momento note como unos labios me besaban, era Javier que me miraba con amor mientras me follaba otro hombre, su polla aun estaba erecta la agarré notando la humedad de mi hermana y al borde del orgasmo se lo pedí a Javier.

—Follame la boca.

Y vaya si lo hizo, entre los dos hicieron que tuviese un orgasmo devastador que me dejo reventada, pero relajada y feliz.

Mas o menos así fue nuestro verano, lo pasamos genial con excursiones en barco, días de playa y piscina y noches tórridas de amor desenfrenado. Incluso una noche decidimos cambiar todos de pareja, Javier se fue con Iraya se que lo estaba deseando, Marina se fue con su segundo amor Oso y Agus se vino a mi cama, cuando estábamos los dos desnudos entre las sabanas Agus me miro con cariño y acaricio mi cara.

—Por fin voy a cumplir un deseo que tengo contigo. Me dijo con ternura.

—¡Ah! ¿Si? ¿Cuál es? Dije intrigada.

—Pasar una noche contigo, los dos solos, que follemos como desesperados y despertarme al día siguiente abrazado a ti sabiendo lo bien que lo hemos pasado.

—Bueno, dije mimosa, eso ya lo hicimos, ¿Recuerdas?

—Lydia, sabes tan bien como yo que esa noche no pasó nada entre nosotros aunque me dijeses que te había follado tres veces. Solo se que me desperté desnudo a tu lado con un dolor de cabeza terrible.

—Pues entonces ya va siendo hora de que me castigues por ser una niña mala contigo y mentirte, dije traviesa.

El carácter de Agus era camaleónico, sabia como me gustaba que me tratase un hombre y no escatimó en mostrarse dominante conmigo con ese punto canalla que me encantaba cuando follaba. Disfruté muchísimo esa noche con Agus y eso me hizo quererle mas y admirarle como hombre, pero que confundida estaba con este chico, era una cajita de sorpresas.

Cuando terminaron nuestras vacaciones, no nos quedó mas remedio que volver a la rutina diaria, trabajo, mas trabajo y fines de semana de relax y alguna escapada. Pero mas sorpresas aguardaban en mi vida. Javier me demostraba su cariño y su amor día a día y yo me sentía como la mujer mas afortunada por tenerle a mi lado.

Al mes de volver de vacaciones Javier me propuso irme a vivir con el a su mansión, no soportaba estar separado de mí, bueno, y yo de el para que mentir. Ese cambio hizo que Agus se fuese a vivir con Marina y comenzásemos una nueva etapa en nuestra vida. Nuestros encuentros con Oso e Iraya continuaron, lo mismo que con mi hermana y Agus. Durante un año supimos que la convivencia diaria entre los dos y nuestra compenetración era excepcional aunque mis horarios y mis turnos de guardia en la clínica era algo que deberíamos de solucionar y de seguro que lo haríamos.

Poco antes de las Navidades Javier organizo una cena muy romántica en un restaurante muy acogedor y poco conocido. Me extrañó, ya que se que le gustaban los restaurantes elitistas, esos en los que sentarse en una mesa era motivo de noticia por lo difícil de reservar y sobre todo por los precios prohibitivos. Esa cena no la olvidaré en la vida por lo bien que lo pasé y sobre todo por que ya en los postres, Javier sacó un estuchito, lo abrió ofreciéndomelo, dentro había un anillo precioso agarró mi mano con cariño y mirándome a los ojos me lo preguntó:

—Cariño…¿Qué vas ha hacer durante los próximos cien años?

FIN

 

Nota del autor.

Quiero agradecer a José un lector de esta página, por ponerse en contacto conmigo a través del correo electrónico y darme la idea sobre este relato y sus protagonistas. El me dio la hoja de ruta a seguir yo solo he plasmado, creo, lo que deseaba y por mi parte opino que el resultado ha sido muy bueno. Gracias José.

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