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El DON Una herencia increíble.

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El "DON" Una herencia increíble.

 

No me podía quejar de mi vida no es que fuese un triunfador una persona que dejase huella pero no me iba mal, digamos que mi vida no había sido como yo deseaba, hubiese querido ser como algunos de mis amigos, triunfadores natos que conseguían todo lo que se proponían, mujeres, trabajos, dinero... Me crie en un entorno muy competitivo en el que ser un macho alfa lo era todo, pero mi carácter, mi manera de ser y mi cuerpo me dejaron en un mero proyecto, era el gracioso del grupo, el que todo el mundo quería en sus fiestas pero el que ninguna chica quería a su lado.

Era desesperante el estar con unas niñas increíbles y que no te tomasen en serio mientras veías como se iban con tus amigos, gilipollas de manual, malotes de postureo. La frase que más escuchaba por aquella época era la de todos los tíos que no se comen ni el aire "Jo que mal Fredo, eres un tío genial pero solo te quiero como amigo, lo siento" y veías como se iba con tu amigo, que además sabía que estabas por esa tía y se la llevaba a una habitación. Cuando se cerraba la puerta el sonido que hacía era como un martillo clavándote un trozo de hierro al rojo en el corazón, te quedabas en una esquina viendo el ambiente y no deseando estar ahí, al cabo de la hora veías salir de la habitación al amor de tu vida totalmente hecha polvo pero mirando a tu amigo como una deidad y oías como ese amigo que se supone que te debe de apoyar y tratar a la chica que te gusta como a una princesa la trataba como a una vulgar puta, como un recipiente donde depositar su esperma.

Así fue mi juventud y mi paso por la universidad, tarde años en poder acostarme con una mujer y me avergüenza reconocer que fue pagando, aunque también confieso, que la chica fue un amor conmigo, cariñosa y un cielo…me enamore de ella.

Ya me habéis conocido, ahora mismo tengo treinta años, me llamo Alfredo y mi complexión es normal, soy bastante alto, no voy al gimnasio aunque me gusta hacer deporte, me gusta la cerveza y no destaco por nada en particular, mi cabello es castaño, mis ojos indeterminados y mi cara pues eso, del montón, no me avergüenzo de mi polla es juguetona y muy hermosa o por lo menos es lo que me dijo la chica con la que me acosté, le gustó, espero que no me mintiese.

Al poco de terminar la carrera encontré trabajo en una multinacional de renombre, gracias al sueldo y a que mis padres me regalaron la primera casa donde vivieron, me pude independizar. En esa empresa me encontraba muy a gusto, además mi jefa Cristina me hacía ojitos y alguna vez nos habíamos magreado, me sentía como el amo del cotarro, además Cris era una hembra de 35 años con un cuerpazo de infarto y una carita traviesa que me tenía enamorado, pero como os estaréis imaginando, algo cambió.

Fue antes del verano, nuestros jefes estaban muy contentos con nuestras gestiones, habíamos alcanzado los objetivos y los habíamos superado sin problemas, nos obsequiaron con un fin de semana en un hotel de la costa para nuestra diversión por el trabajo bien hecho. Yo era uno de los directivos que había conseguido mejor puntuación, me sentía único, todos me felicitaban pero la alegría me duro poco, más bien poquísimo.

Estábamos en el salón de actos del hotel, todo el mundo en sus asientos comentando lo bien que lo íbamos a pasar, de repente ese sonido de acople en los micrófonos cuando se conectan y una voz que no conocía.

—Entonces lo tuyo con Fredo ¿no es nada serio? Se oyó por los altavoces con claridad.

—No jodas, como va a ser serio algo con ese idiota, dijo Cris, de hecho me quiero deshacer de él, ya tengo el papel de su despido encima de mi mesa, según termine esto le llamo al despacho y que se largue, no le aguanto.

Mi mundo se vino encima de mí, mire a mi alrededor y solo vi miradas de desprecio, lo que más me dolió fue que más tarde me enteré que mis dos colaboradores son los que me prepararon la encerrona, ellos fueron los culpables, me miraban riéndose junto a sus mujeres a las que yo creía amigas mías y que me miraban con burla.

—Joder cortaros un poco, se os ha oído todo por los altavoces, dijo alguien a mi jefa y su confidente.

No sabía dónde meterme notaba todas las miradas clavadas en mí, murmullos, risas, chanzas,  salió mi jefa me miro riéndose y empezó a hablar.

—Bueno, creo que ha habido un ligero fallo técnico, y se ha escuchado algo que no debería de haberse oído.

Todos rieron como arrastrados sin identidad el comentario de mi jefa, el único que la miraba seriamente era yo, mis compañeros me miraban y reían, pero lo que realmente me enfureció fue esa mirada de prepotencia de sus mujeres.

—Alfredo estaba cantado, siento que hayas sido el último en enterarte, eres un gran profesional, pero…

Me levante y me fui, la deje con la palabra en la boca, se hizo un silencio según abandone el salón de actos, y cuando se cerró la puerta a mis espaldas un murmullo y algunas risas, enseguida se oyó la voz de mi jefa dando los agradecimientos y la enhorabuena a los presentes, ya no escuche más, subí a mi habitación, hice mi maleta y me fui de allí derrotado.

El lunes me presente en mi empresa a recoger el finiquito y firmar mi despido, mi jefa entro con cara compungida al despacho donde estábamos.

—Alfredo de verdad que lo siento, siento el mal trago que te hice pasar, no quiero que terminemos así, te he hecho una carta de recomendación que…

Por segunda vez la deje con la palabra en la boca, me di media vuelta y me fui, aunque pensé ¿Por qué no?, me tire un farol, quería que se sintiese incomoda.

—Sabes Cristina, deberías de cuidar mejor a tus amistades y saber con quién te juntas, quizás estés más cerca de lo que piensas el verte como yo ahora mismo y tu carta te la metes por el coño.

Dando media vuelta me fui con algo de autoestima, por los suelos últimamente debido a los acontecimientos. Nada fue bien desde ese día, me costó lo que no está escrito encontrar un trabajo, al final un usurero me dio un puesto para llevar su contabilidad por un sueldo de mierda, de vivir holgadamente a tener que privarme de un montón de cosas porque el sueldo no llegaba a fin de mes.

Con 32 años creo que había tocado fondo, sin dinero, sin amigos de verdad, sin una mujer que me quisiera, me asqueaba la vida que llevaba, vivía al borde de la pobreza, y malvivía con lo poco que ganaba. Un sábado harto de estar metido entre esas cuatro paredes, me fui a dar una vuelta cerca de media noche, era fin de semana y aunque yo trabajaba los sábados todo el día me apeteció irme a tomar algo aunque no me lo podía permitir. Estuve vagabundeando por las calles hasta que vi un bar que me llamó la atención por su iluminación, para mi relajante, me metí dentro, había muy poco ambiente, el camarero, una pareja algo mayor sentada al fondo y una chica joven sentada al otro extremo de la barra, imagino conocida de la persona que atendía en esos momentos.

—Buenas noches señor, ¿Qué le pongo?

—Una Heineken sin vaso por favor.

Al momento una cerveza bien fría deleitaba mi paladar y mi garganta, ni me acordaba de cuándo fue la última vez que me fui a tomar algo. Quien dijo una cerveza dijo dos y tres, estaba a gusto sentado en la barra pensando en mis cosas sin molestar a nadie y sin que nadie me molestase cuando entraron dos chicas; fue inevitable el mirarlas, una rubia teñida, alta, con una cara muy linda, unas tetas espectaculares y con una minifalda que dejaba ver sus largas piernas bien formadas, su amiga era un poco más pequeña y más menudita, también muy guapa pero lo que me llamo la atención es la preciosidad de culo que llevaba enfundado en unos vaqueros blancos.

Se pusieron cerca de donde estaba yo, iban haciendo el tonto estaban ya muy tocadas y por todo se reían, cuchicheaban mucho, hubo un momento en el que me miraron descaradamente se dijeron algo y se echaron a reír sin vergüenza, se alejaron de mi hasta el otro extremo, en tierra de nadie, eso me deprimió aún más, joder, ¿tanto se notaba que era un mindundi? pues debía ser que sí, no pasaba desapercibido a ojos de nadie.

Como a los cinco minutos se abrió la puerta de la calle y algo me hizo poner los pelos de punta, entro un señor de unos 60 años, impecablemente vestido, sus canas hacían clarear sus sienes su corte de pelo perfecto y su barba elegantemente recortada, era muy alto, se puso cerca de mí, su perfume me llego, es de esos tíos que imponen, pero que no pegan nada en ese sitio.

—¿Qué va a tomar el señor? Pregunto el camarero.

—Un J&B con hielo, gracias.

Cuando fue a beber me fije en su muñeca, lucia uno de los relojes más caros del mundo, un Vacheron, o por lo menos es lo que me parecía, en su momento fui un gran amante de los relojes, me fije también en el gran sello de oro que lucía en su meñique izquierdo, definitivamente no pegaba en ese ambiente.

—¿Le gusta?

Su pregunta me sorprendió, pensé que no estaba mirando tan descaradamente, su voz grave imponía respeto.

—Perdóneme, le dije, no quería molestarle.

—No tranquilo, no me molesta, me dijo amablemente, ¿le gustan los relojes?

—Pues mucho la verdad, siempre han sido mi debilidad.

Diciendo esto, se quitó su reloj y me lo dejó, cuando vi lo que tenía entre las manos mis ojos se abrieron desmesuradamente, un Vacheron Constantine Tour de I’lle, uno de los relojes más caros y exclusivos del mundo.

—Este es un regalo de una mujer a la que amé hasta la locura, nos amábamos y no podíamos vivir el uno sin el otro, hasta que la muerte se interpuso en nuestro camino, dijo el desconocido con tristeza.

—Lo siento, dije con amabilidad.

—Muchas gracias, mi nombre es Eugenio, ¿te puedo tutear?

—Si por favor, me llamo Alfredo.

A raíz de esto iniciamos una conversación muy interesante, me contó muchas cosas de su vida, era un triunfador, ese tipo de personas que siempre me habían perseguido y me habían eclipsado, joder, es que parecía que los atraía. Aun así la conversación fue muy animada, hubo más cerveza y más J&B con hielo hasta que llegamos a un punto el que me empezó a, como decirlo, psicoanalizar, no es que me incomodase pero empecé a no encontrarme a gusto, había muchas preguntas comprometidas que aunque le contesté, dejaban mi personalidad muy al descubierto…aunque era un extraño que no volvería a ver, qué más da, me podía desahogar con él.

—Sabes Alfredo, me recuerdas mucho a mi cuando era más joven, aunque no lo creas era un perdedor no tenía ni oficio ni beneficio, pero alguien cambió mi vida, alguien que no olvidaré nunca.

Se quedó mirando a la nada, con la vista perdida en algún punto de la barra del bar, se quitó de nuevo el reloj y me lo dio.

—Quiero que te quedes con él, dijo Eugenio, solo tú eres capaz de admirar su belleza y sé que está en buenas manos.

—¡¡NOOO!! Dije asustado, no lo puedo aceptar, es mucha responsabilidad, además yo…

No me dejo terminar, me besó en los labios, en un beso suave, dulce, cariñoso, paso su lengua por mis labios sin introducirla en mi boca, se separó y me miro a los ojos, oía las risas de las dos chicas al fondo de la barra mirándonos y riéndose.

—Ahora quiero que hagas solo una cosa, dijo Eugenio, ve dónde están esas dos chicas, dirígete a la que más desees, coge su mano delicadamente bésala y acaricia su dorso, mírala a los ojos y ve al baño, solo eso.

—Pero…

—Por favor solo hazlo, dijo Eugenio con autoridad.

Empecé a temblar, me aterraba hacer el ridículo, ya había pasado por una experiencia que me marcaria para toda mi vida y no deseaba hacerlo de nuevo pero algo me movía a seguir adelante, según me acercaba oía sus risas hasta que llegue a su altura y la mire fijamente, se echó a reír sin importarle quien estuviese delante de ella, era la rubia de tetas grandes y minifalda, iban muy tocadas, el alcohol hacia estragos en su manera de comportarse.

—¿Y ahora que marica?, ¿me vas a preguntar cuál es la mejor postura en la cama para que te follen?, Dijo la rubia riéndose a carcajadas mientras su amiga solo esbozaba una sonrisa de compromiso.

Estaba tranquilo, solo hice lo que me dijo Eugenio, cogí su mano derecha con delicadeza aunque hizo amago de retirarla y la llevé a mis labios, solo la rocé mínimamente y acaricié su dorso, cuando me fui al servicio la risa de la rubia se había borrado de su cara y me miraba intrigada; cuando la puerta del baño se cerró tras de mi respire hondo y me fui a vaciar mi vejiga, no acababa de empezar cuando se abrió la puerta del servicio y vi entrar a la rubia, cerró y apoyó su espalda en la puerta, el baño no era muy grande, estaba a pocos centímetros de mí, aguante el momento como pude, pero me incomodó su descaro, no decía nada hasta que vio como terminaba.

—Por favor dime que no eres gay porque me matarías si me dices que si lo eres.

—Tranquila, no soy gay lo que has visto an….

No me dejo terminar, se lanzó contra mí y me comió la boca, sus manos no paraban quietas y las mías tampoco, notaba su excitación su calentura, me aferre a su culo, espectacular, durito, redondo, note que no llevaba bragas, sentí su humedad en mis dedos.

—Follame, follame por lo que más quieras, me dijo la rubia excitada.

Desabrochó mi pantalón y metió la mano en mis calzoncillos, se encontró con mi ya crecida polla que reclamaba atenciones, mi amiga me bajo los pantalones y los calzoncillos hasta las rodillas, se apoderó de mi verga y la pajeó con cariño.

—Joder cariño, métemela que estoy ardiendo.

No me podía creer que semejante hembra suspirase por mi polla y la desease de esa manera, no me hice de rogar, la di la vuelta y ella apoyo sus manos en la pared, saco su culo y abrió ligeramente las piernas, agarre mi polla y busque su entrada, se la metí hasta los huevos y ella emitió un gemido largo de satisfacción.

—Ummmm…siiiiiii, que rico por dios.

Empecé a follarla con desesperación no fuese a ser que se arrepintiese, pero nada más lejos, me pedía más, gemía, gritaba, llego a berrear antes de correrse notando como su humedad me invadía y no aguante, yo también me corría, era inevitable.

—Me co…corrooo, no aguanto más.

No me dejo salirme de su interior, y regué su útero con mi semen que no paraba de salir después de meses de abstinencia, imagine que después de tanto placer, me miraría complicemente y se iría, de nuevo fallé, se dio la vuelta y me volvió a comer la boca, llevo mi mano hasta su coño notando su humedad, su calentura y mi corrida bajando por sus muslos.

—Esto no ha acabado cielo, me dijo mimosa, ¿tienes algún sitio a donde ir y estar más tranquilos?

—Por supuesto que sí, vamos a mi casa allí estaremos más tranquilos.

Antes de salir, me volvió a besar y a frotarse contra mi cuerpo de manera libidinosa, no entendía su comportamiento pero tampoco me iba a poner a preguntar, salimos de los servicios me agarró de la mano y se fue directo hacia su amiga, hicimos las presentaciones de rigor, la rubia se llamaba Isabel y su amiga Carmen.

Me fijé que Eugenio ya no estaba en el bar, se había ido, le pregunte al camarero cuanto debía, solo me dijo que estaba todo pagado, y me dio un papel que le había dejado al camarero para que me lo diese, lo leí "Espero que disfrutes. Tengo tu cartera no te preocupes, dentro de poco tendrás noticias mías" En mi muñeca estaba ese reloj y dos preciosas jóvenes me miraban expectantes.

—Carmen se viene con nosotros, dijo Isabel, ¿nos vamos?

Esa noche me desquité, follé hasta caer rendido, Carmen me gustó mucho más que su amiga la rubia y ese culo era mi perdición, me dejó follarselo casi amaneciendo, al final nos quedamos dormidos muy abrazados, Carmen era un cielo de niña. Al día siguiente me desperté muy tarde, vi a mis dos chicas todavía dormidas, no, no lo había soñado, se supone que tenía que estar trabajando, pero realmente no me apetecía ver al perro de mi jefe, llamé al trabajo y le di una excusa barata, me dijo en un tono amenazante que hablaríamos el lunes, en esos momentos Carmen se abrazaba a mi desnuda sintiendo su cuerpecito pegado a mi espalda.

—Buenos días Alfredo, ¿hay algún problema?

—No Carmen, ninguno, solo que debía de estar trabajando y a mi jefe no le ha gustado que no haya ido.

Carmen me cogió de la mano y me llevo a la ducha, nos metimos los dos y follamos de nuevo, era imposible no desear a esa mujer, al poco se nos unió Isabel y fue el delirio, me las volví a follar a las dos, ni yo mismo me lo creía. Prepare un desayuno para los tres, Isabel ahora era más comedida, mas tímida, pero igual de provocativa, Carmen en ese momento era la dueña del cotarro.

—Dime Fredo, ¿tienes planes para hoy?, pregunto Carmen.

—Pues no, no tengo ningún compromiso.

—Estupendo dijo Carmen, te vienes con nosotras te invito a comer.

—Ufff, chicos conmigo no contéis, dijo Isabel, he quedado con mi novio a comer, pero me podéis dejar en mi casa.

Me quede a cuadros, joder la rubia tetona, Isabel tenia novio y no había dudado en follar conmigo y llenarla de leche, vaya parecía no importarle en absoluto, Carmen se dio cuenta de mi expresión y me sonrió. Nos acercamos a por el coche de Carmen un Lexus todoterreno precioso, al poco rato dejamos a Isabel en su casa, se despidió de nosotros con un beso cariñoso.

—Alfredo esto hay que repetirlo, me dijo Isabel sonriente, ha sido una noche estupenda.

—Claro cuando quieras, no hay problema dije por compromiso.

Vimos como entraba en su portal e iniciamos la marcha, Carmen me miraba divertida, mientras conducía.

—No te asustes por lo de Isabel, es una cabeza loca, de vez en cuando necesita echar una cana al aire y probar otros rabos que no sea el de su novio.

Estuvimos hablando de la situación y me dijo que cuando entraron en ese bar se estuvieron riendo de mi un buen rato, me pidió perdón y me dijo algo que me alagó, no se debe juzgar a un libro por su portada, lo mejor está en su interior. Me llevó a su casa, un impresionante chalet en las afueras de Alcalá de Henares, se cambió de ropa y nos fuimos a comer, pasamos el día juntos y por la noche de nuevo acabamos follando en mi casa, era una mujer increíble. El domingo por la tarde se despidió de mí con cariño.

—Alfredo te dejo mi número de teléfono, no me interpretes mal, pero no quiero compromisos, este fin de semana ha sido fantástico y me ha encantado conocerte y seguro que nos veremos nuevamente, pero…pero sin compromiso, ¿de acuerdo?

Me molestó, porque la manera de ser de Carmen me cautivaba, pero tenía su número de teléfono, de seguro que en breve nos veríamos de nuevo, fallé estrepitosamente, la vería nuevamente, pero sería dentro de unos años.

Cuando me desperté el Lunes, lo primero que hice fue guardar el reloj de Eugenio a buen recaudo y entre algodones, no me lo llevaría al trabajo, si mi jefe lo veía en mi muñeca era capaz de quitarme el sueldo. Miré en internet el valor de ese reloj antes de irme a trabajar y ascendía a más de tres millones y medio de euros, estaba acojonado, era una responsabilidad muy grande.

El martes cuando volví de trabajar me encontré en el buzón mi cartera y una nota de Eugenio, "Siento haberte quitado tu cartera pero la necesitaba, ya sabrás porque dentro de poco, mira el saldo de tu cuenta corriente" me conecte a internet y consulte el saldo de mi banco había una transferencia de Eugenio por 2800€, no entendí nada pero ese dinero me venía de perlas para pagar muchas facturas atrasadas, ya ajustaría cuentas con Eugenio cuando nos viésemos de nuevo.

Paso más de un mes desde todo lo acontecido, a Isabel y Carmen no las volví a ver aunque a Carmen la llame por teléfono pero no contestó a mi llamada, mi vida volvió a su cauce, y aunque salí un par de veces más y fui al mismo bar donde ocurrió todo no pasó nada fuera de lo normal, me fui a casa solo y aburrido. Un miércoles recibí una llamada que cambiaría toda mi vida.

—¿D. Alfredo Hidalgo Garrido?

—Si soy yo dígame.

—Le llamo desde la notaria de D. Isidoro Montalvo, el motivo de mi llamada es para que se presente en nuestro despacho mañana a las once, es para la lectura de un testamento y usted es el único heredero.

—¡¡¿COMOOO?!! Pero eso es imposible yo no conozco a nadie que se haya muerto.

—Lo siento no le puedo decir nada más preséntese mañana a las once y D. Isidoro Montalvo le aclarara todas las dudas.

Me dieron la dirección de la notaria, estaba hecho un mar de nervios, ¿único heredero?, ¿pero de quién? El día se pasó muy lentamente y por la noche no pude dormir bien, me despertaba a cada rato dándole vueltas al asunto hasta que por fin llegó la hora y me encontré en la notaria. El notario me hizo pasar a su despacho antes de la lectura del testamento y me puso en antecedentes de quien me había nombrado heredero universal y ese no era otro que Eugenio Salazar, el hombre que conocí en el bar y dueño de ese reloj que estaba en mi poder y llevaba en esos momentos en mi muñeca.

—El señor Salazar nos dejó instrucciones precisas sobre su testamento, dijo el notario, de momento le entrego este sobre que solo será leído por usted cuando salga de esta notaria y se encuentre solo, ahora pasemos a la lectura del testamento.

Cuando salí de la notaria, me temblaban las piernas, era millonario, Eugenio me había dejado un gran ático en pleno barrio de Salamanca, en la calle Lagasca, un palacete en Montecarlo y un gran chalet en la costa de Cádiz, además de cuentas corrientes en diferentes bancos y acciones que ascendían a un total de casi 30 millones de euros, el reloj solo fue un adelanto de lo que se me venía encima sin saberlo. También me dejó un número de teléfono y el nombre de su abogado que fue el que le llevó siempre todos sus asuntos.

Cuando llegue a casa deje la carta sobre la mesa y llame de inmediato al abogado, concertamos una cita para conocernos y empezar todos los trámites de la herencia. Su abogado, y ahora el mío, me conto que Eugenio tenía un cáncer terminal y no quiso alargarlo más, tardo poco en morir desde que le conocí. Al cabo de la semana más o menos, me despedí de ese trabajo de mierda que tenía, no me hacía falta, era rico. Me trasladé a vivir a ese inmenso ático, la decoración me gustó enseguida era minimalista y atemporal, pero con mucho lujo, mi vida cambió me sentía poderoso, pero seguía sin comerme un colín, era desesperante, mucho tonteo, mucho llámame pero todas eran falsas como el beso de judas.

Un día entre las cajas que traje de mi casa apareció la carta que me dejo Eugenio y que todavía no había leído, la abrí y me dispuse a leer su contenido.

"Espero que cuando leas esta carta te hayas repuesto de la sorpresa que te he regalado, el día que te conocí me pareciste el sujeto idóneo para pasarte mis posesiones y mi modo de vida, como te dije me recordaste a mi cuando era joven, inseguro, educado y solo en la vida. Espero que sepas gestionar bien tu fortuna, mi abogado es un buen hombre además de honesto, él te ayudara a solucionar todos tus problemas con la herencia y con hacienda.

Y ahora mi querido amigo mi regalo final, cuando nos conocimos, recordaras que te besé en la boca, no fue un beso de capricho ni por qué me gustases, en ese beso te transmití un poder del que seguro no te has percatado todavía. Solo con el mero hecho de agarrar la mano derecha de una mujer que desees y acariciar con las yemas de tus dedos de tu otra mano el dorso de su mano, esta caerá rendida a tus pies y follara contigo sin preguntar.

Sé que no me crees, pero acuérdate que cuando terminé de besarte te dije que te dirigieses a las dos chicas que se estaban riendo de nosotros y besases la mano de la que más deseases, acuérdate que tenías su mano agarrada y con la otra pasaste las yemas de tus dedos. Te la follaste en el baño, oímos todos perfectamente sus gemidos, ¿has vuelto a follar desde entonces? Seguro que no. Este poder funciona solo con mujeres, ¿Por qué? No lo sé, la persona que me lo paso a mí tampoco me lo supo explicar, solo te pido que si ves tu vida acabar, le pases el poder y tus pertenecías a otra persona que tu elijas.

Amigo mío me despido de ti, no sé en qué película lo escuche pero me gusto: todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. No te tomes esto como un juego porque puedes salir muy dañado, ahora hazte un favor y quema esta carta que nadie sepa su contenido, solo tú."

A estas alturas ya me creía todo de todo, me arreglé y salí a la calle buscando alguien con quien poner en práctica lo que Eugenio me había contado, estaba muy nervioso, porque no sabía que es lo que iba a ocurrir, ninguna mujer me parecía lo suficientemente atractiva para llevar a cabo mi "experimento" hasta que vi a una chica de unos 20 años preciosa y con un cuerpazo de escándalo, lo malo que llevaba sus manos enfundadas en unos guantes, sería difícil llevar a cabo mi experimento.

—¿A ver cómo me las ingenio yo para tocar su piel con las yemas de mis dedos?, pensé mascullando entre dientes.

La suerte quiso ponerse a mi favor, nos paramos en un semáforo, esperando que se pusiese verde para los peatones, mire a mi izquierda y vi bajar un autobús rápidamente, muy pegado a la acera y delante de nosotros un charco de agua muy negra, casi lo vi a cámara lenta, agarre a la chica abrazándola contra mi mientras me daba la vuelta y la protegía con mi cuerpo, al segundo una lluvia de agua ponzoñosa me cubría la espalda.

—¡¡ANIMAAAL!!

Oí a un hombre gritar mientras el autobús ni frenaba, la tenía abrazada, su espalda contra mí notando su culo pegado a mi entrepierna, olía de maravilla, cerré los ojos y aspire su aroma.

—Gra…gracias supongo, dijo la chica mirándome a los ojos, joder, te han puesto perdido.

—La madre que lo parió, atiné a decir mientras esa agua se metía por mi ropa y me llegaba hasta los huevos.

La chica deshizo mi abrazo sobre ella y mirándome se quitó los guantes mientras alargaba su mano para saludarme.

—Me llamo Ana, ¿vives aquí cerca?

—Hola Ana, me llamo Alfredo y si vivo cerca de aquí, la dije agarrando su mano y pasando las yemas de mis dedos por su dorso con mi otra mano, enseguida note su estremecimiento.

—Vamos a tu casa, necesitas ducharte y cambiarte de ropa, dijo Ana con una mirada extraña en su cara.

Cuando entramos en mi casa me fui directo a la ducha quitándome esa ropa manchada.

—Ana estás en tu casa, en la nevera hay algo de beber, ahora salgo.

Joder era una preciosidad de niña, llevaba una camiseta que se ceñía a su cuerpo y marcaba un pecho muy bonito, y unos leggins que dibujaban su figura y sus piernas largas y bien formadas.

Cuando me metí en la ducha ya estaba empalmado, pero aún no había ocurrido nada, aunque el mero hecho de tenerla en mi casa era motivo más que suficiente para saber que ese "poder" sí que causaba algún cambio. Oí como se abría la puerta del baño y seguidamente la de la ducha, Ana entraba desnuda y juntaba su cuerpo con el mío, era perfecta.

—Mi amor, necesito que me folles.

Se abrazó a mí con desesperación buscando mi boca, estaba sorprendido no me hice de rogar y la cubrí de besos, su cuerpo se frotaba contra mí, mi polla estaba en su máxima expresión, vi cómo se iba agachando hasta quedar frente a mi verga, dura, descarada, Ana empezó a hacerme una de las mejores mamadas que recuerdo que habían sido muy pocas, pero desde luego era de las mejores.

—Joder Ana despacio que me corro, que boquita tienes…Anaaaaa.

Quise sacar mi polla de su boca pero no me dejo, me corrí abundantemente en su garganta mientras la oía tragar mi corrida, salimos de la ducha y la lleve a mi dormitorio, la tumbe en mi cama y ella se abrió de piernas para mí, su coñito era una preciosidad, metí mi cabeza entre sus piernas y logre que alcanzase dos orgasmos que la dejaron preparada para poder follarla.

—Follameeeee, por dios Alfredo no aguanto más.

Me arrastro al centro de la cama y me puso encima de ella, metí mi polla en su coñito, era muy estrecho y me apretaba mucho, note como si algo me frenaba y no me dejaba avanzar.

—Diooos, que gustooo gimió Ana.

—¿Eres virgen? Pregunté excitado

—Siiiiiiii, pero no te preocupes, no pareees.

Un quejido por parte suya, y una mueca de dolor, pero seguidamente la empecé a follar con fuerza, Ana me pedía más y vaya que se lo di, me iba a correr, no iba a aguantar mucho.

—No te corras dentroooo…no tomo precauciones.

Fue lo que salió por su boca mientras un orgasmo arrollador recorría su cuerpo. Me salí de su interior justo a tiempo, el primer trallazo de semen llegó a su boca, el segundo a sus tetas y el tercero a su tripita, caí sobre ella y me abrace a su cuerpo, ella me correspondió mientras me susurraba al oído lo que deseaba hacer conmigo, nos quedamos recuperándonos de nuestro orgasmo dándonos cariño, pasamos el día juntos y follé tres veces más con ella, pero no quiso llegar más lejos, la vi algo asustada y no quise forzarla, me dejó su número de teléfono y me dijo que nos veríamos.

El primer año no paré, follé lo que no había follado en toda mi vida cientos de mujeres pasaron por mi cama y empecé a entender cómo funcionaba ese "DON" mujer que desease, mujer que iba a mi cama sin rechistar, hubo de todo, pero debía de tener cuidado, alguna vez cuando tocaba a alguna mujer notaba una alteración que no conocía, era desagradable pero no sabía atribuirlo a nada, ella venía a mi sumisa, quería follar pero la sensación era incómoda y la rechazaba con el consiguiente disgusto por parte de ella.

Quería llegar más allá, saber que se escondía detrás de esa sensación "rara", no tuve que esperar mucho. Una noche en un restaurante cenando con un amigo, una mujer atrajo mi mirada, poseía una belleza increíble, cuerpo espectacular, figura envidiable, se notaba que no estaba a gusto con su acompañante, miraba a todos los lados como buscando una salida, de vez en cuando le miraba y sonreía por compromiso, vi como su acompañante se levantaba para ir al servicio. Me levanté de mi mesa y me fui a su lado.

—Buenas noches, la dije mirándola a los ojos, sé que te lo habrán dicho multitud de veces, eres una preciosidad de mujer. Agarre su mano derecha y la besé suavemente para seguidamente terminar el ritual.

Noté esa sensación rara y vi su mirada de incertidumbre, volví a mi silla con la persona que estaba cenado, un amigo que no veía hacía tiempo uno de esos que follaba hasta que no podía más, el típico que se creía el amo del cotarro el macho alfa perfecto según él.

—Como te iba contando Fredo, no he parado de follar, las mujeres me buscan, me desean, vivo como quiero. Por cierto esa mujer a la que has saludado ¿Quién es? Esta buenísima.

—Ya, le dije con pena, creo que lo que te pasa es que follas y según te prueban y te conocen salen espantadas, las tratas como a un cacho de carne donde meter tu polla, eres tan vanidoso que crees que todo gira en torno a ti, a este paso no sentaras cabeza en tu vida. Y esa mujer, esa mujer está fuera de tu alcance.

—No te equivoques Fredito, las mujeres son putas, todas lo son, hasta mi madre lo es pero no lo sabe y las trato como tal, como fulanas que solo desean follar. Tu problema es que las respetas y eso es lo que te pierde, te calan desde que te acercas a ellas y se aprovechan de ti, para ellas solo eres un osito de peluche, no un macho, alguien que las domine.

No le faltaba razón, pero odiaba que me lo dijese el, fue el quien me levantó muchas de las chicas que me gustaban cuando era joven y no me gustaba su manera de ser, pero éramos amigos desde el instituto y pasamos mucho juntos eso nos unió bastante. Me fije que la mujer a la que había acariciado no hacía nada más que mirar a nuestra mesa, yo tenía claro que era a mí a quien miraba, pero mi amigo no tardó en darse cuenta de sus miradas, puso cara de depredador y adoptó pose de interesante.

—Fredo ¿te has dado cuenta de la mujer de esa mesa a la que has saludado?, no hace nada más que mirarme, ves lo que te decía, las mujeres me desean.

Casi me eche a reír, ahora mirándolo desde otra perspectiva me daba cuenta de la estupidez de esta persona, lo que en un principio me pareció admirable ahora me parecía patético.

—¿Seguro que te está mirando a ti? Le dije divertido.

—¿Y a quien si no? ¿a ti?, venga hombre no me jodas, dijo riéndose.

Más o menos a los quince minutos, la mujer y su acompañante se levantaron y salieron del restaurante, pasaron muy cerca de mí y ella dejó un papel en la mesa muy cerca de mi mano que enseguida lo cubrió, para que su acompañante no intuyese nada, cuando salieron lo leí, "llámame al número que te dejo cuando salga del restaurante"

—A ver, que escondes ahí, dijo mi amigo.

—La mujer que miraba tanto me ha dejado un papel para que la llame.

—¿Quién, tu? Jajajajaja no me jodas, se habrá equivocado, venga, dame ese papel, decía mi amigo con chulería.

—De acuerdo le dije, ya que estas tan seguro de ti mismo haremos una cosa, llámala, si es a ti a quien espera pagaré yo la cena en este restaurante tan exclusivo, pero si a quien busca es a mí, pagaras tú y te disculparas por tu absurda prepotencia.

Le di el papel y lo leyó, saco su móvil y marco el teléfono que venía apuntado, puso él manos libres en el teléfono y me miro desafiante.

—Ahora escucha y aprende pardillo, dijo mi amigo con seguridad.

El teléfono daba la señal de llamada y a los pocos segundos se escuchó la dulce voz de una mujer.

—Dígame.

—Hola preciosa, soy la persona que mirabas en el restaurante y a quien has dejado el papel.

—Hola querido, antes de seguir, ¿eres el de pelo castaño de mirada dulce o el moreno de aspecto varonil?

—Por supuesto el moreno de aspecto varonil, dijo mi amigo muy seguro de sí mismo.

—Pues pásale el teléfono a tu amigo que es con quien deseo estar, tú tienes pinta de putero y chulo inaguantable.

Yo levante una ceja mientras sonreía divertido, cogí el teléfono de mi amigo, quite el manos libres y estuve hablando con la mujer durante unos minutos, me cito a media noche en un céntrico hotel y me dio su número de habitación, cuando colgué mire a mi amigo, que todavía no se creía lo que había pasado, le dejé su móvil y me levanté de la mesa.

—Bueno querido amigo aquí termina una sencilla lección de humildad y ahora quiero tus disculpas por tu despotismo hacia mi le dije con seriedad.

—Lo…lo siento, dijo mi amigo sin creer lo que había pasado.

—Nos vemos.

Diciendo esto me marche del restaurante y fui caminando hacia el hotel, no estaba lejos de donde cené, además la noche invitaba al paseo, hacia buena temperatura, cinco minutos antes de la hora llamaba a la puerta, cuando se abrió la mujer del restaurante apareció ante mí en ropa interior un conjunto muy sugerente que en su cuerpo invitaba a no apartar la vista de él.

—Eres preciosa, dije con admiración

Ella agarro mi mano, me metió dentro de la habitación y cerró la puerta, me miro con intensidad mientras acariciaba mi cara y mi pelo, la sensación de no estar haciendo lo correcto se acentuaba cada vez más, aun así seguí adelante.

—Me llamo Lucia

—Yo soy Alfredo

—No sé qué me ha pasado en el restaurante, pero no podía dejar de mirarte, te necesitaba dentro de mí y lo sigo deseando, esto no me había pasado nunca, dijo la mujer

Me besó con desesperación mientras como en una coreografía estudiada iba llevándome hacia la cama en un baile seductor mientras mis manos acariciaban su escultural cuerpo. No tardé en despojarme de mi ropa y quedarme totalmente desnudo delante de ella que con movimientos felinos trepo hasta mi mientras besaba mi cuerpo, fue una noche increíble, me dejo disfrutar de ella y estuvimos hasta casi amanecer follando sin parar, me dejó entrar por todos sus agujeritos, y ella perdió la cuenta de sus orgasmos, caímos rendidos muertos de cansancio y nos dormimos abrazados.

Todo fue como una película de suspense o un capítulo de mentes criminales, algo me impedía respirar, me desperté asustado y vi a un tío encima de mí con sus manos en mi cuello, tenía una fuerza sobrenatural, me arrastro fuera de la cama, mientras veía como mi vida se escurría entre sus manos aferradas a mi cuello.

—Hijo de puta, ¿te has follado a mi novia? Susurraba en mi oído mientras apretaba más sus manos en mi cuello.

Mi vista se hizo borrosa hasta que perdí el sentido, mi último pensamiento fue para ese "DON" al final no iba a poder cumplir con mi cometido de pasarlo a otra persona. Me desperté en una ambulancia, el doctor que me atendía vio que abría los ojos y me miró con una sonrisa.

—Tranquilícese, vamos camino del hospital, gracias a dios que la mujer con la que estaba se despertó y dejo KO a su agresor con una lámpara.

La cabeza me dolía horrores, me costaba tragar, y tenía un dolor lacerante en mi cuello, estuve una semana en el hospital, el individuo en cuestión era un ex novio de la chica, un psicópata maltratador, tenía una orden de alejamiento que no sirvió de nada y todavía no se sabe muy bien como logro entrar en la habitación. Llamé a mi abogado e interpusimos una denuncia por intento de homicidio, en el tiempo que estuve en el hospital pensé y mucho en todo lo ocurrido y mis "poderes", interprete que ese estremecimiento era debido a que la persona elegida me traería muchos problemas, ese "DON" era también como un sexto sentido que me advertía de posibles dificultades.

No todo acabó ahí, a la semana más o menos vi como en mi glande había pequeñas llagas que picaban y escocían, lo puse en conocimiento de los médicos que me trataban y me hicieron análisis, por desgracia lo que me temía ocurrió, esa mujer me transmitió una ETS, tenía en mi organismo la bacteria de la sífilis. Un año, tarde casi un año en recuperarme y volver a ser yo, en que desapareciese de mi organismo la bacteria de la sífilis y en recuperar la confianza en mí mismo, ya sabía a lo que atenerme, recordé lo que me dijo Eugenio en su carta, que no me tomase este don como un juego por que podría sufrir y eso mismo me había ocurrido, empecé a ser muy selectivo y a no hacer experimentos, necesitaba desahogarme y no quería problemas.

Cambie mi aspecto y mi imagen, me compre mucha ropa, un Audi R10 y empecé a frecuentar sitios más exclusivos donde el dinero y la hipocresía campaban a sus anchas, no quería problemas como bien dije, pero me atraía ese mundillo de poder y de depredación, una sola muestra de debilidad y eras literalmente "devorado" por las alimañas que por allí pululaban, aun así ese entorno me era familiar y sabia desenvolverme en él aunque los resultados en mi trabajo, del cual me despidieron no fueron los más aceptables.

El primer sitio fue un club de golf muy exclusivo donde muy poca gente conseguía entrar, pero el dinero abre muchas puertas y no me resulto complicado obtener mi carnet de socio, que una amable empleada se encargó de dispensarme previo paso por una sala muy aislada y un polvo de antología que nos dejó con una gran sonrisa en la cara. El resto fue coser y cantar a los pocos días todos se preguntaban quién era ese joven apuesto que llegaba por la tarde a darse un baño en la piscina y a tomarse un combinado, solo, sentado en una mesa y con un libro entre sus manos.

Tarde muy poco en hacer la selección de mujeres que me iba a follar sin compasión, la puesta en escena de ese club era toda una oda a la hipocresía, las puñaladas se veían a diario y la gente que allí se juntaba estaba podrida de dinero, el sitio ideal. Un sábado me fui por la mañana al club y me senté al borde de la piscina, sin yo decir ni hacer nada una preciosa jovencita se sentó a mi lado, no tendría más de 16 o 17 años, luego más tarde me confesaría que cumplía la mayoría de edad en un par de días, me fijé poco en ella ya que no quería ser descarado pero lo poco que vi me gustó.

—Hola ¿Cómo te llamas? Pregunto la chica.

—Me llamo Alfredo, ¿Y tú?

—Encantada Alfredo, me llamo Tania.

Diciendo esto la di la mano delicadamente y dos besos en su mejilla, la chica en cuestión estaba de muerte y mi deseo no se hizo de rogar, cuando estreche su mano una sensación de bienestar recorrió mi cuerpo, ella abrió mucho los ojos y solo susurro un "joder" vi cómo me miraba y se ponía ligeramente colorada.

—Sabes Alfredo, eres la comidilla del club desde hace unos días, todos comentan que quien eres y si alguien te conoce y si te fijas todos ahora mismo están mirándonos y preguntándose qué es lo que estaremos hablando.

—Ya me he dado cuenta de eso, ¿pero tú has sido la valiente que se ha acercado a preguntarme?, ¿o te han mandado como avanzadilla?

Me miro a los ojos, sabía lo que pasaba por su cabeza en esos momentos, si hubiésemos estado solos, se habría quitado el bañador y me habría follado ahí mismo, pero había muchos ojos mirándonos y ella estaba incomoda.

—No soy la avanzadilla de nadie bobo, solo que desde hace unos días me he fijado en ti y quería conocerte algo me impulsaba a ello.

Diciendo esto se puso en pie dejándome ver su cuerpo perfecto y un culo de infarto, llevaba bañador no bikini y le hacía un cuerpo muy estilizado, sus piernas eran perfectas al levantarse el bañador se había metido entre los cachetes de su culo haciéndola una grupa perfecta y muy deseable. De forma elegante se tiró de cabeza al agua y salió unos metros más allá, me miro desafiante.

—¿No vienes conmigo? Dijo Tania, el agua esta buenísima.

Me metí en el agua tirándome de cabeza y emergiendo a pocos centímetros de ella, nada más hacerlo se lanzó a hacerme aguadillas, pero lo que realmente sucedió fue que empezó a frotarse contra mi  nuestras manos no se quedaron quietas, en uno de los lances de aguadillas, nos sumergimos los dos y Tania me beso bajo el agua, en un beso tierno cargado de deseo, cuando emergimos me miro viciosa.

—Vámonos de aquí Alfredo.

—Sí, vámonos.

Salimos del agua y le ofrecí mi toalla para que se secase, mientras me hablaba en un susurro.

—Yo me voy ahora al vestuario a cambiarme, tu hazlo dentro de media hora, no quiero estar en boca de todos mañana, te espero a la salida del club, más o menos a cien metros hay una cafetería, búscame allí.

Me dio dos besos muy cerca de la comisura de mi boca, me devolvió la toalla y se fue hacia donde estaban sus cosas, vi como hablaba con alguien que miraba hacia donde me encontraba, recogía todo y se iba; me quede un rato tumbado en mi toalla mientras hacía como si leyese un libro, me fui hacia el bar y pedí un café y poco antes de esa media hora de rigor me fui a los vestuarios y salí hacia donde me había dicho Tania, no vi a nadie, me metí en la cafetería y tampoco la vi, me decepcione y salí nuevamente hacia mi coche y allí la vi apoyada en el mirándome divertida.

—Has pasado a mi lado en la carretera y ni te has dado cuenta, ya te vale, dijo Tania divertida, Alfredo vaya pedazo de coche que preciosidad.

Llegue a su altura, me echo los brazos al cuello y nos besamos como adolescentes, me encantaba el cuerpo menudito que tenía y sus grandes tetas clavándose en mi pecho.

—¿Dónde quieres ir?

Tania abrió la puerta del acompañante y se metió dentro del coche, me miro traviesa.

—Arranca yo te indico.

Durante todo el camino, su mano estuvo acariciando mi muslo, rozando mi polla, mientras miraba alucinada el interior del coche. Entramos en una urbanización de la Moraleja muy exclusiva con unos chalets impresionantes, después de callejear un poco entramos en una calle sin salida con una especie de palacete impresionante al fondo.

—Mira, dijo Tania, esa es mi casa.

Me pare frente a ese casoplon y Tania se bajó del coche, a los pocos segundos las puertas se abrieron y metí el coche dentro, me bajé y mire todo atónito.

—¡¡Madre mía!! Dije asombrado, es impresionante, Tania no se molestaran tus padres, soy un extraño y estoy en su casa.

—Tranquilo Alfredo, aquí vivimos mi madre y yo solamente, a mi padre nunca le he conocido, mi madre está en viaje de negocios y hasta dentro de una semana no viene. Ven que te enseño todo esto.

Tania me agarro de la mano y no me la soltó, me enseño en interior de la casa, decorada con gusto y los dos pisos en la parte superior, habitaciones enormes y baños con hidromasaje, el lujo estaba en cada rincón de esa casa.

—Ven, te voy a enseñar la piscina

Una piscina impresionante decorada con cascadas, piedras, vegetación, era un lugar para estar muy relajado, tumbonas, sombrillas enormes con hamacas, el sitio era espectacular y todo decorado con mucho gusto.

—¿Tania y teniendo esto vas al club?

—Es para no sentirme tan sola, casi todos mis amigos están de vacaciones y yo no me marcho hasta el mes que viene, ir al club siempre hace que alguna familia que nos conoce me invite a cenar o a pasar un par de días con ellos si mi madre no está.

Tania hablaba conmigo, pero la notaba nerviosa, acariciaba mi brazo y mi pecho mirándome tímidamente, estaba preciosa, me fije en sus ojos de un color azul profundo, sus pupilas dilatadas mirándome  fijamente.

—Voy a cambiarme, ahora vengo, si quieres en la nevera de la cocina hay cervezas y coca colas, sírvete estás en tu casa.

La vi desaparecer al interior de su casa, yo fui a la cocina y me puse algo de beber, no se el tiempo que había pasado en ese lugar se estaba muy a gusto, sentí su presencia detrás de mí, me fui a dar la vuelta pero ella me lo impidió.

—No por favor, no te des la vuelta, dijo nerviosa, Alfredo no sé qué me ha pasado en la piscina del club, pero cuando te di la mano, no sé, fue como una descarga de adrenalina, estoy…estoy muy excitada y solo deseo que me abraces y me hagas el amor

Estaba confundido, se supone que este don era capaz de desinhibir a la mujer deseada, en cambio esta tenía una lucha que no entendía.

—¿Qué temes Tania?

—Que me hagas daño como en mis dos últimas veces, fue horrible.

—¿Te violaron? Pregunté.

—No, pero me hicieron cosas que no quería hacer aparte de que sufrí bastante dolor.

En ese momento me di la vuelta y Tania se abrazó contra mí, estaba desnuda, acaricie su cuerpo carente de ropa, tenía la piel de seda y era cálido.

—Tania, no sé con quién habrás estado, pero yo no quiero hacerte daño, quiero que disfrutes.

Dejé que Tania me desnudase, su carita estaba roja, y me miraba muy indecisa, no sabía muy bien cómo actuar con ella para no asustarla así que la di la mano y la llevé a una de las grandes tumbonas que había en la piscina. La tumbé mientras acariciaba su cuerpo y llenaba de besos su cara y sus labios.

—Si hay algo que no quieres hacer o te desagrada dímelo. La dije con cariño.

Tania se reveló como una amante espectacular, lo único que no me dejó hacer es follarme ese culito que me volvía loco y que cuando la follaba a cuatro no podía dejar de mirar. Pero el resto fue increíble, sabia mantenerme excitado, me corrí unas cuantas veces en su coño y una de las veces tragó mi corrida en una mamada espectacular. Estuvimos hasta la noche follando sin parar.

—No se tu Fredo, pero yo me caigo de hambre, no hemos comido nada.

—Bueno yo me he empachado de conejo, dije en un chiste fácil.

Tania se echó a reír pero me miro como dándome por imposible mientras me golpeaba en el brazo, estaba preciosa.

—¡¡Bobo!! Me dijo con cariño. En serio, ¿no tienes hambre?

—Claro que sí, anda vamos a ducharnos y a vestirnos y vámonos a cenar.

Nos duchamos juntos y fue inevitable el volver a follar con ella, tenía un cuerpo precioso que era imposible no acariciar y llenar de besos. Un orgasmo para cada uno puso fin a esa ducha, nos vestimos y nos fuimos a un centro comercial a cenar, extrañamente me encontraba muy a gusto con Tania, era un cielo de niña, tenía conversación y me contaba todos los cotilleos de su grupo de amigas como si fuese su confesor, aparte de que estaba muy puesta en noticias y cotilleos de la "creme" de esa urbanización. Si, realmente me lo pasaba muy bien con ella.

Cuando salimos de cenar me llevo a un par de sitios a tomar una copa a la que me invitó ella. Llegando el final, a punto de irnos se abrazó a mí.

—Fredo no quiero que esto termine aquí, me lo he pasado muy bien contigo.

—¿Quieres venirte a mi casa a dormir? La pregunté.

Los ojos de Tania se abrieron como platos, mientras me miraba incrédula y esbozaba una gran sonrisa.

—Diooooos, siiiii, me encantaría.

Pasamos el fin de semana juntos, reconozco que me gustó mucho Tania y su manera de ser, el lunes era su cumpleaños y su mayoría de edad. Me pareció injusto que lo pasase sola y no se me ocurrió otra idea que invitarla a un par de días a Paris, parecía mentira que nadie en su 18 cumpleaños no se interesase por ella.

—Así se fortalece mi personalidad, es lo que me dice mi madre. Decía con tristeza.

—Pues cariño mío, vamos a pasarlo muuuuy bien tu y yo ya lo veras.

No sé si Tania había estado en Paris, me imagino que sí, aunque no lo hablamos, pasamos dos días de película, nos divertimos, disfrutamos y follamos, me empezaba a encariñar mucho de Tania, nunca había estado tanto tiempo con una persona a la que había "tocado" y ella al contrario de perder la pasión, iba en aumento.

El miércoles nos costó mucho separarnos, pero era necesario, su madre llegaría el viernes y Tania se tenía que dejar ver por el club y lógicamente sin mí aunque yo también me pasé. Nos vimos en la distancia y aunque vino a saludarme su gesto fue muy frio pero lo entendí.

Pasó la semana sin pena ni gloria,  el viernes a las ocho de la mañana mi móvil sonó insistente, estaba despierto y en la pantalla aparecía el nombre de Tania. Me escamó que me llamase a esas horas, habíamos hablado muchas veces en esa semana, pero nunca tan pronto. Algo me dijo en mi interior que fuese cauto.

—¿Si, dígame?

—Hola buenos días, ¿con quién hablo?

Era una voz seca y autoritaria, la voz de una mujer que no le gusta que le digan que NO y mucho menos que la lleven la contraria. Es de ese tipo de voces que acojonan cuando las escuchas y te relegan a segundo plano haciéndote pequeño.

—Con Alfredo, conteste seguro, pero su voz no es la de Tania, y me pregunta es la misma que la suya ¿con quién hablo?

—Veo que el teléfono de mi hija tiene multitud de llamadas tuyas y hacia ti, ¿estáis juntos mi hija y tú?

Bueno, a ver que la decía yo a esta señora ahora, debería ir con pies de plomo y no meter la pata, por lo menos por Tania, la quería mucho y no deseaba que tuviese problemas.

—No, no estamos juntos, solo somos buenos amigos que hemos pasado algo de tiempo divirtiéndonos y sobre todo no hacerla sentir sola y abandonada el día de su cumpleaños.

Note un silencio incómodo y una respiración furiosa, iba a decirme algo, pero la interrumpí.

—Mire señora, con todos mis respetos hacia usted, estas conversaciones no son para mantenerlas por teléfono. Si usted cree que le debo de explicar algo lo haré con gusto invitándola a comer y le podré explicar lo que desee, pero creo que ha invadido la intimidad de su hija revisando su móvil

Hubo unos segundos de silencio en los que solo se oía su respiración, parecía muy cabreada, no me había dado su contestación cuando oí de fondo la voz de Tania.

—Mama ¿has visto mi móvil?

—Estoy segura que sabes dónde vivo, dijo la madre de Tania en voz baja, te quiero a la una en la puerta de mi casa.

Me quedé mirando el teléfono preocupado, no quería problemas de ningún tipo, y mucho menos de esta índole. Recordé que cuando di la mano a Tania no noté ninguna sensación rara, debería estar tranquilo, ese "DON" prácticamente me aseguraba mi éxito. Anduve toda la mañana preocupado y a la una en punto estaba en la puerta del palacete de la madre de Tania, aparecieron madre e hija por una puerta lateral y Tania vino enseguida y se abrazó a mí con alegría mientras me besaba sin vergüenza delante de su madre. La abracé con cariño mientras le sonreía, la veía feliz, pero estaba muy sorprendido.

Esperaba encontrar en la madre de Tania a una mujer elegante pero de unos cincuentaymuchos años y bastante amargada, podrida de millones, pero sin disfrutar de la vida y solo enfrascada en sus empresas. Pero me encontré a una mujer joven y muy muy guapa, con unas curvas de infarto y una elegancia que me dejo sin palabras.

—Mamá te presento a Alfredo, Alfredo esta es mi madre Úrsula.

Podría haberla dado dos besos como es lo habitual, pero creo que esa mujer no estaba acostumbrada a ese trato, me acerqué a ella agarré su mano derecha y la llevé a mis labios con una ligera reverencia de mi cabeza. Solo fue eso no quise hacer nada más, no quise pasarle las yemas de mis dedos por el dorso de su mano, no lo vi conveniente ni necesario en ese momento.

—Úrsula un placer conocerla. Le dije con una gran sonrisa.

—El gusto es mío Alfredo, pero por favor tutéame, reconozco que esperaba encontrarme a un jovenzuelo, no a un hombre como tú.

Vi la cara de confusión de Úrsula, pero no era de disgusto o desagrado, me miraba escaneándome con una gran sonrisa de aceptación y luego miró mi coche.

—Alfredo, creo que los tres no cabemos en tu coche. Bonito, muy bonito pero poco práctico, si no te importa vamos en uno de los míos.

Diciendo esto saco unas llaves con un mando y abrió la puerta principal.

—Mete tu coche dentro Alfredo. Dijo Úrsula.

Cuando metí el coche dentro con el mismo mando apretó otro botón y se abrió una gran puerta donde había cinco coches. Me quede con la boca abierta, Rolls Royce, Ferrari, Lamborghini, Volvo, Mercedes. Había de todo un poco, creo que un coche para cada ocasión.

—Nos vamos en el Mercedes, si me haces el favor conduce tu Alfredo, me dijo Úrsula, conducir con estos taconazos es incómodo.

El coche me encantó según me monté, era un Mercedes GLE coupé un SUV moderno y muy bonito. Dejando el tema del coche lo siguiente que me impacto es la estampa que mostrábamos, parecíamos una familia de clase alta dirigiéndonos a algún evento, esa idea me hizo gracia, pero lejos de molestarme me atrajo.

—Donde nos llevas a comer. Preguntó Úrsula intrigada.

—Pues mira Úrsula, creo que estas acostumbrada a sitios con glamour y muy refinados, pero te aseguro que te voy a sorprender… ¿os gusta el cordero asado?

—¡¡A mí me encanta!! Dijo Tania alegre.

—Si, a mí también me gusta, dijo Úrsula risueña.

—Os voy a llevar a un mesón muy humilde y acogedor donde creo que ponen el mejor cordero asado del mundo.

Creo que Úrsula esperaba algo más refinado, pero cuando entramos a ese sitio tan querido por mí, pero sin nada de exclusividad, se sintió un poco desilusionada. Notaba como miraba todo con curiosidad y algo de reticencia, pero todo quedó en el olvido cuando vino el dueño, me dio un abrazo y se presentó. Una jarra del mejor "clarete" acompañado de un aperitivo delicioso hizo que la conversación fuese distendida. Sabía que nadie se puede resistir ante tan delicioso cordero asado y así fue, al final de la comida esas dos mujeres increíbles mostraban su satisfacción por las viandas consumidas.

—Alfredo me encanta el sitio y la comida es increíble, decía Úrsula sorprendida, no entiendo como este sitio no es más conocido, este hombre se podía hacer de oro.

—Úrsula créeme que este hombre quiere que su mesón sea lo que ha sido siempre, un mesón de barrio donde ponen una comida increíble.

A raíz de esto iniciamos los tres un debate animado opinando si era mejor o peor el cambio. Eso hizo que la sobremesa fuese muy entretenida, pero sobre todo me gustó la manera de pensar de Tania y la agresividad de su madre frente a un posible negocio en potencia. Casi a punto de irnos el teléfono de Tania sonó, su cara expresó alegría y cuando colgó se lo dijo a su madre.

—Mama, Bárbara y Sandra me esperan en Arguelles, ¿me dejas dinero?

Su madre sacó la cartera y le dio 200€, me pareció algo exagerado para una chica de 18 años, pero no sería yo quien dijese a una madre como educar a una hija. Antes de irse Tania me dio un beso en mi mejilla y me susurró:

—Si te pregunta mi madre no la mientas.

Se despidió de nosotros y la vimos desparecer por la puerta. Úrsula en ese momento cambió su cara, creo que se acercaba el momento de las preguntas y quería respuestas.

—¿Qué te ha dicho mi hija cuando se ha despedido de ti?

—Qué no te mintiese si me preguntabas.

—Bien Alfredo, reconozco que me has sorprendido gratamente, mi hija me ha hablado mucho de ti, incluso creo que se ha enamorado… ¿te has acostado con ella?

Joder, directa y sin dudar, ahora mismo me encontraba en la encrucijada de si decirle la verdad o mentirla y que se lo creyese. Tendría que ser muy convincente y que Úrsula no dudase de mi cosa alto improbable ya que las muestras de afecto de Tania casi decían lo que había pasado.

—Sí, Úrsula sí, me he acostado con ella.

—¿Te has enamorado de mi hija?

—No, la quiero porque es una joven increíble pero la diferencia de edad pesa mucho.

—¿Pensaste eso cuando te la estabas follando?

—Mira Úrsula, ni tu hija se ha enamorado de mí, ni yo de ella, solo lo hemos pasado bien los dos juntos, solo eso, lo demás son conjeturas.

—¿Te puedo preguntar algo?

—Claro, pregúntame lo que quieras.

—¿Cómo te ganas la vida? ¿De qué vives?

—De inversiones y de los benéficos que generan. También juego en bolsa y bueno en menor medida de las rentas que tengo.

—¿Eres millonario?

—¿En comparación con quién? ¿Contigo? Entonces soy un pobre de pedir.

He de reconocer que me sentía a gusto con esta mujer, era divertida, directa y no tenía pelos en la lengua, decía lo que sentía y lo que quería preguntar. A la hora de haberse ido Tania nos fuimos nosotros, pensaba que la tarde se había acabado  y me dirigí hacia su casa.

—¿Dónde vamos Fredo?

Por primera vez me llamaba por mi apelativo y me gustó, pensaba que ya habíamos hablado de casi todo pero estaba equivocado.

—No me quiero meter en casa ahora, me lo estoy pasando muy bien contigo y quiero tomar algo en algún sitio tranquilo. Sorpréndeme. Dijo Úrsula divertida.

Solo la sonreí y no sé por qué tome camino del bar donde empezó todo, era algo así como un talismán un sitio que me traía suerte. Cuando llegamos estaba casi vacío, una cuantas personas que se nos quedaron mirando al no pegar mucho en el sitio donde estábamos, pasamos al fondo y nos sentamos en unos cómodos sillones, enseguida vino el camarero y nos atendió.

―Curioso sitio Alfredo ¿Cómo se te ha ocurrido venir aquí? ¿Lo conocías? Preguntó Úrsula.

―Si lo conocía y guardo un buen recuerdo de él, digamos que aquí empezó a cambiar mi suerte.

Úrsula se interesó por ese último comentario mío, y a groso modo y omitiendo el detalle más relevante le conté un poco mi amistad con una persona muy importante en mi vida. Esa tarde fue de confidencias entre nosotros dos, hablamos de muchas cosas, de lo que buscábamos y lo que deseábamos, Úrsula me confesó detalles de su vida que creo nadie o muy poca gente conocía y eso me dejo ver el tipo de mujer que era y lo que buscaba.

―Debido a la posición que tengo, me decía Úrsula, tengo a cientos de moscones ávidos de poder y dinero pululando a mi alrededor, gente que por un porcentaje es capaz de venderte y pisotearte sin miramientos.

―Conozco ese mundo Úrsula, me he criado en él y se de lo que hablas. Es muy difícil encontrar a gente leal, que sepas que no te va a fallar.

―Exacto Alfredo, creo que sabes de lo que te hablo, soy muy desconfiada por naturaleza.

Seguimos hablando por mucho tiempo, la tarde se nos pasó volando y empezaba a encontrarme muy a gusto con esa mujer, demasiado a gusto. Ella se mostraba amable y cariñosa en todo momento y aunque algo reticente al contacto físico, me explico, en alguna ocasión de modo amistoso, acariciaba su mano pero sin utilizar mi don, o la cogía y la besaba delicadamente, notaba su azoramiento y ella retiraba rauda su mano, no quise forzar ninguna situación así que me abstuve de hacerlo.

Cerca de las once de la noche las puertas de su gran mansión se abrían y metíamos su coche dentro y sacábamos el mío, me había encantado ese día con esa mujer era fascinante estar con ella. Cuando mi coche estaba en la calle me bajé a despedirme, note algo de tristeza en la mirada de Úrsula.

—Me ha encantado conocerte Úrsula, eres una mujer fascinante.

—No me gusta callarme las cosas que pienso y reconozco qué contigo me he equivocado. Pensé que eras un fresco, un vividor y te estabas aprovechando de mi hija, pero he notado que detrás hay algo más…y me gustaría seguir conociéndote.

Esto último lo dijo mirando al suelo, como sintiéndose desprotegida al mostrar algo de debilidad. Me acerque a ella e hice algo que no pensé, besé su mejilla con cariño y la mire con afecto, lejos de desagradarle me miro sonriente y acarició mi brazo. Me fui hacia mi coche y me iba a meter dentro cuando carraspeo ligeramente:

—Ejem…esto…Alfredo ¿sueles hacer deporte?

—Sí, suelo salir a correr a menudo. Dije sorprendido.

—Mañana te espero aquí a las 8.00 y vamos a correr juntos ¿Te apetece? Dijo Úrsula.

—A las 8.00 me tendrás aquí, será un placer.

Al día siguiente, me tenía como un clavo diez minutos antes de la hora fijada, tardo poco en aparecer y me quede más impresionado aun, mallas ajustadas top deportivo marcando unas curvas impresionantes y un culito pequeño y respingón me pusieron cachondo nada más verla. El hacer deporte con Úrsula fue más un martirio que una diversión, con intención me quedaba ligeramente retrasado para ver cómo se movía ese culo que me estaba volviendo loco. Lo que si era cierto que esa mujer aparte de ser inmensamente rica y poder cuidarse, era muy joven aun y creo que todavía me quedaba mucho por descubrir de ella. Al final no es que me quedase a propósito tras ella, es que tenía un aguante fuera de lo normal, me llevaba con la lengua fuera, llevábamos casi dos horas corriendo y la verdad no estaba acostumbrado a este esfuerzo.

—¿Cómo vas Fredo? Preguntaba Úrsula. No sé si te quedas atrás porque no puedes más o por qué quieres verme bien el culo.

—Pues mira Úrsula, dije muy fatigado, me gustaría decirte por lo segundo, pero mi fatiga me impide ver bien empiezo a tener la visión borrosa. Dije parándome y apoyando mis manos en mis rodillas.

—Perdona Fredo, tenía que haberte preguntado. Pero si te sirve de algo eres el primer hombre que me aguanta tanto sin dejarme tirada.

Nos miramos divertidos y Úrsula rompió a reír.

—Jajajajaja…dios que mal ha sonado eso, reía imparable, lo que quise decir…

—Tranquila dije recuperando el resuello, se lo que has querido decir, pero tu ritmo es infernal.

—¿Sabes? Dijo Úrsula, estamos a menos de un kilómetro de casa, vayamos dando un paseo.

La verdad es que estaba casi deshidratado, el calor empezaba a apretar y sudaba profusamente, tenía la boca pastosa y no estaba a gusto. Aun así Úrsula, paso mi brazo por encima de sus hombros y me agarro de la cintura para ayudarme, me extraño ya que no estaba precisamente en mi mejor momento y pensé que esto le desagradaría, pero me arrimo contra su cuerpo y me sonrió con cariño.

―Estas empapado en sudor, no me extraña que te encuentres algo mal, he sido un poco burra, perdóname.

―Tranquila, la próxima vez sabré a qué atenerme y me traeré unas botellitas de agua.

La verdad es que me encontraba muy a gusto con esa mujer, hasta me atraía su olor corporal después de correr durante dos horas. Cuando llegamos a su casa lo primero que hizo fue darme una botella de Aquarius que casi me bebí entera.

―Creo que te debo algo, dijo Úrsula algo asustada, estabas muy deshidratado, anda vamos a ducharnos y preparo algo de desayunar.

Me cogió de la mano y me llevo tras ella, os lo juro por un momento pensé que nos ducharíamos juntos y eso me hizo tener una erección de caballo. Ese culito se movía provocador delante de mí, pero enseguida entendí que Úrsula no era una mujer de aquí te pillo… Abrió una puerta de uno de los muchos baños que tenía esa casa y me mostró el interior.

―Cuando salgas búscame en la piscina. Dijo Úrsula.

La ducha fue muy relajante, empezaba a sentirme muy bien nuevamente, entonces recordé algo muy importante, no tenía muda de repuesto, y no me apetecía ponerme la ropa interior mojada de mi propio sudor, joder no pensé que esto pudiese suceder, creí que iríamos a correr, algo ligero un desayuno y ya veríamos pero ahora estaba algo confundido, cuando saliese de la ducha ya veríamos.

Bajé a la piscina con solo una toalla enrollada a mi cintura, cuando vi a mi anfitriona se me cortó la respiración, un bikini minúsculo tapando lo más deseable de su cuerpo se interponía entre mi vista y ella. Sus curvas se mostraban descaradas ante mí y mi polla empezó a tomar las riendas de mi excitación. Úrsula me miró con ojitos de deseo, pero fue políticamente correcta.

―Como no sé qué es lo que te gustaba, te he preparado fruta, tostadas y café con leche. Si hay algo más que te guste, pídemelo.

Esto último me lo dijo mirándome a los ojos y con cara de deseo. Empecé a recordar, a ver sin querer la he "tocado" de manera accidental y está deseando follar conmigo, pero en ningún momento desde que nos conocimos ocurrió el que yo agarrase su mano y pasase las yemas de los dedos por su dorso… ¿entonces? ¿Se sentía atraída por mí?

—Dime Fredo, ¿qué planes tienes para hoy?

—No tenía pensado hacer nada especial, aunque si me propones algo me gustaría mucho seguir conociéndote. Dije mirándola fijamente a los ojos.

En ese momento entro Tania en la cocina con una cara de sueño increíble, según vio a su madre abrió mucho los ojos y cuando me vio a mi abrió su boca a modo de sorpresa.

—¡¡MAMA!! Estas preciosa con ese bikini y tu Fredo ¿Qué haces vestido solo con una toalla? ¿Has pasado la noche aquí?

—¡¡TANIAAA!! Grito su madre escandalizada.

—¿Qué mamá? Perfectamente lo podríais haber hecho, hacéis muy buena pareja.

Me eche a reír de su ocurrencia, aunque mirando a su madre en ese momento no me hubiese importado en absoluto.

—No Tania, la dije risueño, tu madre me invito a correr con ella hoy y he sido un "nenaza" no he soportado su ritmo de carrera, estoy con la toalla porque no tengo una muda limpia.

Tania desayunó con su madre y conmigo, la verdad es que era una niña encantadora y se hacía querer, fue un desayuno divertido.

—Bueno tortolitos, dijo Tania divertida, yo me voy con mis amigas hemos quedado con unos chicos en ir a la piscina y hoy no vendré a comer, nos vemos a la noche.

Úrsula acribillo a preguntas a su hija sobre esos chicos, hasta que dándola un beso en la frente la dejo marchar, Tania vino a mí y me abrazo y me dio un beso en la mejilla, al poco rato salía por la puerta despidiéndose alegre. Ese día lo pasamos juntos Úrsula y yo en su casa, aunque no follamos, si estuvo más cercana a mí con constantes muestras de cariño. Me entere más de su vida y sus empresas y ella supo lo que había pasado desde mi juventud hasta que estando en esa empresa fui humillado por la gerente. El domingo por la noche nos despedimos, aunque no me apetecía dejarla, iba a decirla si quedábamos cuando ella se adelantó.

—¿Mañana podemos comer juntos? Preguntó Úrsula con cierta timidez.

—Me encantaría.

—Te espero mañana a las dos en mi despacho, dijo ella esbozando una sonrisa.

Úrsula y yo nos gustamos desde el principio, fue química o un flechazo aunque ella iba muy poco a poco, no quería dar un paso en falso, más de una vez me dijo que se había enamorado de hombres que luego resultaron ser una farsa.

—Tania es una buena muestra de ello, la quiero más que a mi vida pero la tuve con 17 años. Aunque mi familia no tenía problemas económicos y pude cursar mis estudios en el extranjero, el padre biológico un chaval de 23 años salió huyendo según le dije que estaba embarazada.

Nunca me dijo la edad que tenía ni yo se lo pregunté pero Tania me lo dijo 34 años y ya era una mujer muy poderosa en el mundo de los negocios. Me costó casi dos semanas que aceptase venir a mi casa a cenar, parecía mantener una lucha interna por no encariñarse conmigo, por no enamorarse, aunque eso empezaba a ocurrir. De Úrsula me gustaba todo y sería necio por mi parte el no reconocer que me había enamorado de ella como un chiquillo y ella estaba enamorada de mí, no había nada más que ver como se me quedaba mirando de vez en cuando.

Le gustó mucho donde vivía y le encantó mi casa. Preparé una exquisita cena y la disfrutamos los dos en una velada muy romántica, cuando terminamos de cenar nos sentamos en el sofá del salón mientras charlábamos, Úrsula se quitó los zapatos para estar más cómoda la semana había sido intensa para ella y estaba cansada, me recosté un poco sobre el brazo del sillón y la atraje suavemente hacia mi apoyando su cabecita en mi pecho. No rechazó ese detalle, al contrario pasó su brazo por mi cintura y se abrazó a mí.

—Ummmm, me encanta oír el latido de tu corazón…es relajante.

Los dos estábamos cansados y ocurrió lo inevitable nos quedamos profundamente dormidos, me desperté sobre las tres de la mañana con Úrsula profundamente dormida sobre mí, la desperté con cuidado y me miró extrañada con cara de susto.

—Por Dios, nos hemos quedado dormidos, dijo preocupada, me tengo que ir.

—Úrsula, son las tres de la mañana, ¿por qué no te quedas a dormir aquí?

Dudó por unos momentos y me miro somnolienta:

—Tú lo que quieres es aprovecharte de mí.

—Hablaremos de eso mañana, ahora me caigo de sueño.

Sé que ella se metió en el baño a cambiarse, le deje la parte superior de un pijama, estaba tan dormido que solo sentí como se metía en la cama y se abrazaba a mí haciendo la cucharita, con esa sensación agradable me dormí profundamente. El sábado cuando me desperté vi que Úrsula tenía su cara apoyada en mi pecho, sus dedos acariciaban suavemente mi piel, acaricié su cabeza y sin mirarme me lo preguntó:

—¿Has vuelto a follar con Tania?

Diciendo esto clavo sus inmensos ojos verdes en los míos esperando una respuesta que de inmediato le dije:

—No, desde que tú y yo nos conocimos no ha vuelto a pasar nada.

—¿Crees que va a volver a ocurrir? Pregunto Úrsula.

—Ummm, no creo, como te dije la diferencia de edad pesa mucho y eso ella lo sabe.

—Dentro de una semana nos vamos de vacaciones Tania y yo, me gustaría decirte que te vengas con nosotras, pero temo que esto se me vaya de las manos, no me gustaría que pasases de la cama de Tania a la mía.

—Aunque sé que cuesta creerlo, eso no creo que pase. Aun así respeto tu decisión, Tania nos ve juntos, no es tonta, sabe que hay algo.

Úrsula se puso encima de mí, me dejo notar su peso y su pecho clavado sobre el mío, acerco sus labios a los míos y me beso tiernamente, fue más un beso de cariño que uno de pasión.

—Me voy a la ducha, quiero que me invites a comer y que hagamos cosas juntos.

Se levantó y me dejo ver su perfecto trasero solo cubierto por un sensual culotte, me dejo con la polla más dura que un poste mientras la veía desaparecer por la puerta del baño, me miro traviesa y cerró la puerta, pensé que era una invitación pero mi decepción fue enorme cuando oí el seguro de la puerta. Según salió entre yo, pero deje la puerta abierta en clara invitación a que entrase y me violase, quería a esa mujer y empezaba a desearla como hacía tiempo no deseaba a ninguna mujer. Pensé en utilizar mi poder con ella, pero quería que todo fuese natural, ella no se merecía eso, si tenía ganas de follar ya me buscaría una que me gustase y quisiese pasar un buen rato.

Pasé toda la mañana con ella, habló con Tania y se contaron sus planes, me extrañó que Tania no preguntase a su madre porque no había ido a dormir a casa, bueno eran madre e hija y yo no era quien para meterme en sus cosas. Úrsula me llevo a un gran centro comercial y se fue directamente a una joyería e hizo algo que me dejo sorprendido, estuvo mirando llaveros de oro macizo y escogió uno que era un lingote de oro. Hizo grabar su nombre y me lo dio:

—Esto es para que lo tengas en la llave de tu coche, quiero que cada vez que te montes en el pienses en mí. Y ahora invítame a comer, me muero de hambre.

Comimos en uno de los restaurantes más exclusivos de la capital, Úrsula tenía muchos contactos y no nos fue difícil que nos dieran mesa. Creo que en esa comida se dio cuenta de que empezaba a estar muy pillada por mí no dejo ni por un momento de demostrarme su cariño, con continuos roces, besos y miradas cargadas de deseo. Ese día que prometía ser único se vio empañado por algo inesperado a la salida del restaurante. Mientras Úrsula iba al baño yo fui a la salida para que trajeran mi coche, el encargado del parking según me vio le dio las llaves a un empleado que fue corriendo a por él. En esos momentos una voz conocida me hablo detrás de mí.

—Vaya, vaya, vaya, pero mira a quien tenemos aquí, Fredito, ¿qué tal te va en tu penosa vida?

Me di la vuelta y fue como un mal sueño, me encontré con mi ex jefa Cristina y mis ex colaboradores con sus respectivas esposas, su cara de desprecio lo decía todo.

—Vaya, voy a tener que dejar de venir a este restaurante, ya dejan pasar a cualquiera. Dije con ironía.

—Jajajaja, rió uno de ellos y que haces aquí ¿trabajas de aparca coches?

Fue todo uno, salir Úrsula despampanante y oír rugir el motor de mi Audi R10 llegando a donde estábamos. En esos momentos las caras de los cinco eran de perplejidad, de no creer lo que veían.

—¿Nos vamos cariño? Pregunto Úrsula.

Abrí la puerta del acompañante y la ayude a entrar cuando estaba sentada, vino Cristina mi ex jefa y me preguntó algo intrigada:

—¿Esta mujer y tú os conocéis?

―Cristina, te creía más inteligente, dije algo molesto, si se está montando en MI coche es porque nos conocemos.

Creo que Úrsula noto que el ambiente estaba enrarecido, se fijaba mucho en las cosas y en las situaciones y en ese momento el ambiente se cortaba con un cuchillo. Decidió bajarse de nuevo del coche y me pregunto acariciándome la cara:

―¿Cariño, va todo bien?

―Doña Úrsula, no sé si me recuerda, interrumpió Cristina, soy…

―Ya sé quién es usted dijo Úrsula algo irritada. Cristina Armengold la gerente de una de mis empresas de la división financiera.

―Estupendo, dijo Cristina más confiada, solo quería presentarle a dos de mis colaboradores y comentarle…

―Srta. Armengold, corto secamente Úrsula, como ve no estamos en el trabajo, si desea comentarme algo y presentarme a su equipo, pida una cita con mi secretaria y con gusto la atenderé… ¿Nos vamos Alfredo?

Miré a esas cinco personas que en su momento me humillaron, sus caras ya no eran de desprecio, note miedo en sus ojos y eso de alguna manera me hizo sentir mejor. Ayudé a Úrsula a entrar de nuevo en mi coche y montándome yo en él nos fuimos de allí. Estábamos en silencio, pero notaba la mirada de Úrsula clavada en mí.

―Ten cuidado con esa mujer Úrsula, es muy ambiciosa y si puede hacerte caer lo hará sin pestañear.

―¿Esa es la hija de puta que te humilló? ¿Y los otros dos, tus "amigos"?

Yo solo asentí con mi cabeza, agarré el volante con fuerza y continúe conduciendo, note la mano de Úrsula sobre mi pierna, acariciándome, dándome cariño, pero de mi cabeza no conseguía quitarme aquel día en que fui humillado ante todos.

―Vamos a mi casa Alfredo. Dijo Úrsula seria.

Cuando llegamos, pensé que ya terminaba el día, pero me equivoqué, Se abrieron las puertas de entrada y metí el coche dentro, la verdad me apetecía estar tranquilo.

―Vamos a olvidar este episodio Alfredo, dijo Úrsula con cariño, vamos a pasarlo bien, dame unos minutos que me voy a cambiar llevo con la misma ropa desde ayer.

Sabía que estaba como en mi casa, me fui a la cocina y me puse un refresco bien frio, hacía mucho calor, en ese momento sonó un mensaje en mi móvil, lo miré y era un número que no conocía, pero según lo leí supe de quien era:

—«Tenemos que vernos y hablar. Es urgente. Cristina»

Me esperaba este mensaje, sé que esa arpía buscaría sacar provecho de esta situación sabiendo que Úrsula estaba conmigo, ahora, tenía que saber hasta donde quería llegar, sabía que nada bueno me esperaba de esa persona. En esos momentos pensé que me estaba comportando muy confiadamente con Úrsula, de acuerdo que me gustaba y mucho, pero no sabía realmente que me podría esperar de ella. Me había dejado ver que era una depredadora en los negocios y aunque se había portado conmigo de manera muy correcta y cariñosa me empezaron a entrar dudas sobre si una posible relación con ella no me traería problemas. Sabia como verlo, sabía que ese poder, ese "DON" que poseía me diría si corría peligro y me despejaría muchas dudas que en ese momento se agolpaban en mi cabeza.

—Hola mi amor, ¿Qué haces? Pregunto Úrsula entrando en la cocina.

Me sorprendieron dos cosas, primero  ese "mi amor" ella no era muy dada a exteriorizar sus sentimientos y otra su vestimenta en ese momento. No sabría determinar si el tanga que llevaba era una braguita de baño o lencería, estaba espectacular, una camisa sin abotonar cubría su parte superior dejando a la vista un canalillo seductor, su ombliguito atrapó mi mirada con un sensual piercing y un recogido en su pelo dejaba un tentador cuello a la vista. Me quedé fascinado, ella se acercó a mí felinamente y metió mi pierna entre las suyas  pasó sus brazos por mi cuello, me besó delicadamente y me miró a los ojos. Suavemente agarre su mano y la besé mientras que con mi otra mano acariciaba el dorso de su mano, sentí una sensación de paz brutal mientras veía como la piel de Úrsula se erizaba y sus pupilas se dilataban hasta un extremo espectacular…

—¿Qué…Que me has hecho? Gimió Úrsula, mientras me abrazaba y frotaba su sexo sobre mi pierna.

La quite la camisa y puede ver su espectacular cuerpo, era preciosa, me levantó del taburete donde estaba sentado, íbamos a follar lo veía en la cara de deseo de Úrsula. Me dejó desnudo rápidamente y dándome la mano me llevó hacia la piscina, solo ver su culo cubierto por una fina tirita de tela hizo que mi polla alcanzase una dureza férrea, me sentó en una tumbona y me miró seductoramente, mientras agarraba mi polla y empezaba a pajearla muy lentamente.

—Te confieso algo Alfredo, las pollas me vuelven loca y más me gusta chuparlas y notar como se corren en mi boca.

Me miro a los ojos mientras engullía mi polla y le llegaba hasta la garganta, la sensación fue espectacular mientras subía sus labios por mi tronco a la vez que chupaba, dejó brillante de su saliva toda mi extensión mientras la miraba y pasaba la lengua desde mis huevos hasta la punta y la daba besitos, jugaba con sus labios mientras lubricaba más mi polla.

—Ufff Úrsula, nadie me la ha chupado así, me vuelves loco

—Te gusta mi amor, dijo Úrsula melosa, ¿te gusta cómo te la chupo?

Sin dejar de mirarme se puso en pie y muy sensualmente empezó a quitarse su tanguita, se dio la vuelta mostrándome su perfecto culo y su coñito precioso y brillante de excitación. La polla me iba a reventar de dura que estaba, me puse en pie y apoyé mi polla entre los cachetes de su culo, Úrsula gimió mientras sus caderas se movían de arriba abajo, mi mano fue hacia su coño mientras la otra se apoderaba de sus tetas, las amasaba y retorcía sus pezones poniéndolos duros como diamantes.

Se giró y vi su mirada perdida, bajo besándome el pecho y chupando mis pezones, mientras sus manos acariciaban cada milímetro de mi piel, se arrodillo ante mi sumisa y se apoderó de nuevo de mi polla haciéndome una mamada difícil de olvidar, marcaba el ritmo de manera enloquecedora pero necesitaba follar esa boquita, puse mis manos detrás de su cabeza y en su nuca y arremetí contra ella, note como se atragantaba pero me miro traviesa y empecé a follarla por la boca, vi cómo me miraba, la cara de vicio que tenía le estaba gustando, agarrándose a mí se la metió hasta que su nariz toco mi pubis, en esos momentos note su cuerpo convulsionarse, se estaba corriendo solo por chupármela y no aguante mucho más.

—Me corrooooo…Diossss…

Empecé a correrme en la boquita de esa mujer que me había llevado al delirio. Volvió a tocar con su la punta de su nariz mi pubis mientras ella tragaba mi corrida con deleite, no dejo una gota, me dejo la polla limpia y dura, dispuesta para otro asalto.

—Ufff…Úrsula, ha sido increíble, todavía estoy temblando.

Me besó con cariño juntando su cuerpo al mío, su lengua se metió hasta la garganta llenando mi boca de ella y enroscándose con la mía, se separó y me miró intensamente.

—Necesito que me folles, quiero sentirte dentro de mí.

La empujé suavemente hacia la tumbona y ella se sentó abriendo sus piernas, solo la atraje hacia mí dejando su culo al borde, empecé a besar la parte interna de sus muslos mientras me acercaba a un coño perfecto en forma y olor. Su aroma era fuerte y embotaba mis sentidos, Úrsula apoyo sus codos y echo la cabeza hacia atrás, en ese momento mi lengua se posó en su anito y jugó un poco con él, fui subiendo muy lentamente por toda su entrepierna hasta llegar a su clítoris que rodee con mi lengua sin atacarlo directamente los jadeos de Úrsula eran muy audibles mientras veía como su pecho y esas tetas perfectas subían y bajaban rápidamente.

—Alfredoooo…Diossss follame con tu lengua o con tu polla, pero follameeeee.

Metí dos dedos en su encharcado coño, mientras mi legua hacia círculos sobre su clítoris, era como un ave de rapiña acechando a su presa. Estuve así varios minutos hasta que Úrsula agarro mi pelo con fuerza y centro mi  boca sobre su clítoris, en ese momento lo ataqué sin compasión haciendo que ella estallase en un orgasmo que regó mi cara de sus fluidos, sus caderas se movían con furia restregando su coñito por toda mi cara, haciendo que lamiese y me bebiese su corrida.

—Alfredo para…paraaa, me vas a matar, ufff…que placer Diooooos, decía Úrsula fatigada.

Me limite a besar el interior de sus muslos y a acariciar su tripita mientras se recuperaba de su orgasmo arrollador. Ella acariciaba mi cabeza mientras mantenía sus ojos cerrados y pequeños espasmos recorrían su cuerpo, se incorporó y agarro mi cara con sus manos mientras me besaba y probaba sus jugos.

—Vamos al agua cielo, estoy muy acalorada.

Fue muy relajante el contacto del agua fría con nuestros cuerpos calientes, según emergimos Úrsula se abrazó de nuevo a mí con fuerza mientras me besaba, enroscó sus piernas en mi cintura y me susurro en mi oído:

—Te he deseado desde el día que te conocí, incluso tuve celos de mi hija por haber estado contigo. Pero ahora eres mío te enteras, te quiero solo para mí.

Mi polla estaba tan dura que me dolía, de vez en cuando daba un puntazo sobre el coño de Úrsula, que aferrada a mí me besaba con pasión dejándome sentir su calentura y su deseo.

—¿Me quieres follar? ¿Eh?... ¿Te gustaría correrte dentro de mí? ¿Te gustaría llenarme con tu corrida? Me susurraba Úrsula excitada.

—Hoy voy a llenar de leche cada agujerito de tu cuerpo cariño, yo también te he deseado desde el día que te conocí y estaba deseando que pasase esto.

—Mi culito es virgen, decía Úrsula dejándose caer sobre mi polla.

—Pues mi amor hoy va a dejar de serlo, veras lo que vamos a disfrutar.

Me volvió a besar con pasión mientras se clavaba mi polla en lo más profundo de su coño y gritaba en mi boca el placer que sentía. Agarre su culo y empecé a follarla con fuerza mientras se abrazaba a mi cuello y gemía de placer.

—Diooooos que ricoooo Alfredoooo…más fuerteeee…no pareees…más fuerteeeeeee.

Sus tetas estaban aplastadas contra mi pecho, pero notaba sus pezones duros como piedras, estuvimos así un rato hasta que mi dedo índice se fue hacia su anito y empecé a masajearlo, eso la volvió loca y me volvió loco a mí que notaba mi orgasmo creciendo en mi interior.

—Úrsula no aguanto mucho más, decía fatigado, me voy a correr, me tienes a mil.

—Aguanta un poco más mi amor…solo un poco maaas…así…asiii…Diooooos…siiiiiii.

Y exploté en su interior, litros de leche inundaron su útero en uno de los polvos más impresionantes que recordaba y eso que ya llevaba cientos y cientos de ellos, pero no sé si es que estaba enamorándome o que, este con Úrsula superaba por mucho a los demás. Me senté en uno de los escalones de la piscina y Úrsula se quedó a horcadas sobre mí con mi polla bien clavada en su interior, me abrazaba y me besaba por toda la cara, me di cuenta que en el fragor del orgasmo mi dedo índice se había metido por completo en su culo y ella no me había dicho nada, al contrario notaba su esfínter relajado, todavía temblaba y exprimía mi polla con los músculos de su vagina por el placer recibido, me miró muy intensamente a los ojos y me besó de una manera que no había sentido jamás.

—Vamos a secarnos y vamos a mi dormitorio, quiero probar de todo contigo, me dijo Úrsula muy abrazada a mí.

Eso me sonó a música celestial, vi la cara de placer de Úrsula según se sacaba mi polla de su interior, pero más morboso fue ver como caía mi corrida desde su coño. Me fije mucho más en ella, era una mujer con una belleza increíble su cuerpo parecía esculpido por algún dios pagano que disfrutaba con la excitación que provocaba en los mortales. Me dio la mano y me miró de manera sensual mientras entrabamos en la casa y subíamos hacia sus aposentos, era difícil no mirar a sus caderas y su culito respingón moviéndose de manera seductora delante de mí.

Cuando llegamos a su habitación pensé que nos tiraríamos en la cama a follar como adolescentes salidos, pero Úrsula era una mujer realista y pragmática y después de los orgasmos que llevábamos hubiese sido de locos empezar a follar de nuevo. Me llevo hacia el baño y mi sorpresa fue ver que el jacuzzi estaba en su punto para una sesión relajante. La primera, en meterse fue ella y alargando sus manos me ayudo a meterme. Como dije fue relajante, Úrsula me mimó, acarició, besó y masajeó para alcanzar un estado de relajación difícil de evitar, veía en su cara lo que estaba disfrutando de esto y yo también me dedique a corresponderla con las mismas caricias besos y masajes, aunque nuestra excitación iba en aumento.

Mi polla estaba de nuevo dispuesta para un nuevo asalto, las atenciones de Úrsula y mis manos recorriendo cada parte de su cuerpo habían obrado la magia de mi erección. Consciente de cómo me encontraba, esta mujer fascinante y tremendamente excitante se sentó a horcajadas sobre mí ya crecida polla pero sin entrar dentro de ella. Digamos que alojó mi extensión sobre su sexo con un movimiento de caderas que me hacía desearla aún más. Úrsula me miraba con pasión mientras mordía su labio inferior en clara muestra de su lujuria, mis manos agarraban su culo atrayéndola más hacia mí, sus dos tetas quedaban al alcance de mi boca y me dedique a lamer chupar y succionar, dejando sus pezones duros como diamantes, Úrsula paró de repente y se puso en pie saliendo del Jacuzzi, alargo su mano invitándome a salir a mí nos secamos el uno al otro acariciando nuestros cuerpos no nos dijimos nada solo nos mirábamos febrilmente, abrió un cajón de un mueble saco algo y dándome la mano me llevo hasta su inmensa cama entrando a gatas y obsequiándome con una visión maravillosa de su grupa. Se paró en mitad de la cama y estando a cuatro se abrió bien invitándome a follarla mientras me daba un franquito:

—Follame Alfredo no aguanto más, mientras vete preparándome el culito para que también me lo folles, lo quiero todo de ti.

No me hice de rogar, metí mi polla en ese coñito acogedor y estrecho que me daba un placer increíble, esta mujer estaba totalmente ofrecida a mi mientras mi polla barrenaba su coño sin compasión, abrí el frasquito y embadurné el anito que debido a la excitación se abría y se cerraba sin control, empecé a meter primero un dedo y eso la hizo estallar en un fuerte orgasmo.

—Diooooooos…siiiiiiiiii…no pareeees. Casi gritó Úrsula.

Seguía follandome ese coño espectacular mientras otro dedo se coló en su anito y creo que eso fue la locura por que empezó a correrse de nuevo y a encadenar orgasmos uno tras otro. Llevábamos ya un buen tiempo y mi aguante empezaba a flaquear. La visión de mi polla devorada por ese coño y mis dedos profanado su culito era morboso a mas no poder, su coño era un manantial y tenía las piernas mojadas de sus corridas, pero quería correrme en su culo.

—Mi amor, te voy a romper el culo, no aguanto más. Dije excitado.

—Hazlooo, pero no pareees…dame más fuerteeee…maaas  ¡¡¡AHHHHH!!!...siiiiiii.

Note otro orgasmo más sobre mi polla que ya empezaba a notar los espasmos de un próximo clímax, me quede quieto en su interior mientras veía el cuerpo de mi amante temblar, fui sacando poco a poco mi polla de esa cálida gruta y cuando salió, gran cantidad de jugos salieron de su coñito, espere un minuto a tranquilizarme, mi polla tenia espasmos sabedora de donde iba a entrar, apunte mi capullo a su anito, estaba muy cerrado y sabía que así no iba a entrar sin destrozarla.

—Mi amor tienes que relajarte si no te doleré mucho

—Me da igual, dijo fatigada, sin dolor no hay placer tu rómpeme el culo, lo necesito.

Y empujé, vaya si lo hice, notaba la crispación de Úrsula, los nudillos blancos y los puños cerrados agarrando la colcha, noté como mi capullo venció ese esfínter y por primera vez vi una lagrima rodar por la mejilla de esa increíble mujer, aun así no dijo nada ni emitió sonido alguno aguantando estoicamente el dolor. Me quede quieto para que su culito se adaptase al nuevo invasor, eche una gotitas más de lubricante y empuje otro poco era tanta la estrechez de ese conducto que me dolía hasta a mí, me volví a quedar quieto otro poco mientras notaba como poco a poco su esfínter se iba relajando, metí mi mano en su encharcado coño y me apoderé de su clítoris.

—Alfredoooo…que me haceeees.

En ese momento su anito se abrió para mí y mi polla se coló hasta que mis huevos golpearon su coño, Úrsula levanto su cabeza como una fiera herida y aulló su placer.

—Jodeeeer siiiiiiii…rompemeee…dame fuerte…maaaaaas…maaaaasss…

Me volví loco de excitación, veía a esa mujer entregada al placer como no había visto a nadie, disfrutaba de cada embestida y de vez en cuando me miraba con los ojos casi en blanco del placer que estaba recibiendo. Note su cuerpo temblar de nuevo y la piel de su espalda erizada, cuando un grito desgarrador salió de su garganta.

—¡¡¡Me corrooooooo!!!

Úrsula explotó en un orgasmo animal que hizo que no aguantase mucho más. Clave mi polla en lo más hondo de sus intestinos y empecé a llenarla de leche con espasmos incontrolados por mi parte debido al orgasmo brutal que se había apoderado de mí. Los dos gritamos nuestro placer mientras mi polla notaba las contracciones del anito de Úrsula que no paraba de estremecerse, se dejó caer y quedo tumbada boca abajo conmigo encima y mi polla aun férrea dentro de su perfecto culo, nos costó recuperar nuestra respiración muchos minutos, minutos que me dedique a mimarla y cubrirla de besos mientras ella ronroneaba como una gatita mimosa.

—Ha sido increíble Alfredo, nunca había disfrutado tanto desde…

Vi como cerraba los ojos y se mordía la mano como si hubiese dicho algo que no debiera, noté su gesto de contrariedad.

—¿Desde cuándo cielo? ¿Me lo cuentas?

—No es nada, solo algo muy lejano y casi olvidado.

No quise indagar más, si me lo quería contar, seria ella quien lo hiciese. Mi polla empezaba a menguar en el interior de su culo, la saqué despacio y una ligera pedorreta con semen salió de su anito.

—Ups…perdón rio Úrsula, creo que necesito ir al baño.

Se levantó pizpireta y con pasitos cortos y una mano en su trasero desapareció por la puerta del baño, era una mujer espectacular y la amaba, este sentimiento no lo había sentido nunca con ninguna de las mujeres que me había follado gracias a él “DON” que poseía.

—Vamos a ducharnos Fredo, dijo Úrsula desde la puerta del baño.

Si pensáis que la ducha fue de sexo duro y follando hasta caer agotados, os equivocáis, estábamos agotados y doloridos, aunque con una cara de satisfacción increíble. Bajamos a la cocina a cenar algo, ya era tarde, cuando terminamos, me dio la mano de nuevo y acercándome a ella me besó con cariño.

—Vamos a dormir mi amor, estoy agotada.

No hizo ni falta decir que me quedé a dormir con ella, nos desnudamos los dos nuevamente y nos metimos entre las sabanas, Úrsula se abrazó a mí y casi nos quedamos dormidos al instante. Dormí como un bebé, pero me desperté sintiéndome observado, una sensación agradable invadía mi cuerpo, una mano suya jugaba con mi polla y mis huevos, mientras notaba su sexo lampiño pegado a mi pierna.

—¿Has dormido bien mi amor? Me preguntó melosa.

—Muy bien mi vida, he dormido como un niño, ¿Y tú…que tal dormiste?

—No muy bien, me he despertado muchas veces en la noche al notar tu cuerpo pegado al mío y me preguntaba si lo que hicimos ayer por la tarde fue real o solo un sueño.

—Fue muy real Úrsula y solo espero que haya más veces, para mí también fue increíble.

Me miró a los ojos, intentando leer lo que pasaba por mi mente y me volvió a preguntar:

—¿Qué paso ayer? ¿Qué me hiciste?

—Amarte Úrsula, solo amarte, te deseaba más que a nada en este mundo.

—Te voy a contar algo, creo que esto nuestro no es una aventura y necesito que lo sepas. Solo ha habido un hombre en mi vida que me hizo sentir lo que tú me hiciste sentir ayer. Te juro que cuando sentí de nuevo esa sensación pensé…pensé que eras como una reencarnación, nadie desde entonces me ha hecho sentir de nuevo así.

—¿Qué sensación es esa? ¿Qué es lo que notaste que fue diferente?

—Unas ganas irrefrenables de amarte, necesidad imperiosa de follar contigo de que me preñases si era necesario, soy tuya Alfredo en todos los aspectos y te aseguro que con un hombre "normal" no siento lo que he sentido contigo.

Nos quedamos callados durante interminables minutos, Úrsula dejo mi polla y mis huevos y nos abrazamos dándonos cariño.

—Tenía 17 años cuando le conocí en un parque, empezó a contar Úrsula, él tendría unos cuarenta años. Recuerdo que estaba sentada en un banco, acababa de discutir con mi novio y lo habíamos dejado, él se acercó y me pidió permiso para sentarse, casi ni le miré pero asentí con mi cabeza.

Se quedó callada por unos segundos ordenando en su cabeza lo que iba a contar, estaba seria y sus ojos estaban algo humedecidos, síntoma de que ese recuerdo la entristecía.

—«Tienes una cara muy bonita y unos ojos preciosos para estar tan seria y triste» Me dijo ese extraño, yo solo le miré y le sonreí agradecida, la verdad me apetecía estar sola con mis pensamientos pero al poco rato estábamos los dos hablando animadamente y empecé a sentirme mejor. Me fijé más en él y me pareció muy atractivo, pero lo que realmente me cautivo fue su fuerte personalidad, no sabía decirle que no a nada. «Anda vamos a tomar algo, aquí empieza a hacer calor, por cierto mi nombre es Eugenio» me dijo seguro de aceptaría.

Al oír ese nombre me sobresalté y Úrsula lo notó, me miro extrañada mientras me acariciaba.

—¿Te ocurre algo mi amor, te estoy aburriendo?

—No cielo, es que me ha dado un pequeño tirón en la pierna, mentí, sigue contándome.

—Era primavera, me acuerdo perfectamente, nos sentamos en una terraza del parque y pedimos de beber, cuando estas con alguien que conecta contigo el tiempo pasa muy rápidamente y eso me pasó con Eugenio, cuando nos quisimos dar cuenta era la hora de comer. «Úrsula, es tarde y tus padres te esperan en tu casa para comer» Me dijo algo inquieto, yo le tranquilice diciéndole que mi padre había fallecido en accidente de avión y mi madre estaba de viaje de negocios, en ese momento estaba sola.

Estaba empezando a no creer lo que estaba oyendo, era como un viaje en el tiempo, un deja vu, Úrsula me iba a contar ¿Qué Tania era hija de Eugenio? Empecé a estar algo incómodo, un sudor frio se empezaba a apoderar de mí.

—Acostumbrada por aquella época a tratar con chicos de mi edad, inmaduros y controlados por sus hormonas que de repente un HOMBRE, recalco Úrsula, se fijase en mí me hizo volar. Me trató con una educación exquisita y se portó como todo un caballero conmigo, me cedía el paso, apartaba mi silla para que me sentase, esperaba a que empezase yo a comer para empezar el…detalles que me cautivaron como te he dicho, incluso coqueteé con él en la comida. En los postres estaba muy asustada, me apetecía follar con él, pero viendo como era, y de seguro con las mujeres que trataba ¿cómo se iba a acostar con una cría inmadura?

Paró de nuevo y esbozó una sonrisa, me miró con cariño y me besó…

—Te molesta que te cuente esto, quizás te resulte desagradable escucharlo.

—No cariño, para nada, me importa lo que pueda pasar desde que te he conocido, lo anterior es tu vida y aunque me pueda importar no tengo derecho a opinar no nos conocíamos.

—En un momento de nuestra conversación en los postres, prosiguió Úrsula, ese hombre me agarro la mano y la besó con ternura, ese gesto de galantería fue para mí como una bomba, un deseo como nunca antes había sentido hacia nadie se apoderó de mí, mis sentidos se agudizaron y noté hasta la mínima molécula de su hombría invadiéndome, me sentía empapada y me urgía follar con él. Me levanté excusándome y me fui al servicio, mis mejillas ardían, mis pezones iban a traspasar la tela de mi sujetador, metí la mano dentro de mis braguitas y estaba empapada, toque mi clítoris y casi me muero de gusto quería su polla dentro de mí y la quería ya.

De nuevo paró, se tomaba su tiempo para recordar con detalle cada momento. Su mano me acariciaba de nuevo y bajó hasta mi polla que debido a lo que me contaba Úrsula estaba morcillona, se apodero de ella y me miró traviesa a los ojos.

—Cuando salí del aseo me fui decidida hacia él y le besé hasta dejarle sin aire ¿Tienes algún sitio donde ir y tengamos intimidad? Le pregunté, no dijo nada el solo pagó la cuenta me agarro de la mano y tomamos un taxi que nos llevó a su casa. No me reconocía ni yo, parecía una puta salida, cuando se cerró la puerta detrás de nosotros me abalancé sobre él y nos desnudamos en décimas de segundo. Pasamos toda la tarde follando en uno de los mejores polvos de mi vida, hasta ayer contigo que lo superó por miles.

Úrsula corrió la sabana dejando nuestros cuerpos desnudos a la vista, mi polla estaba en su máximo esplendor, se incorporó y se puso a horcajadas sobre mí dejando que sus labios mayores abrazaran mi polla, me besó nuevamente y siguió contándome mientras sus caderas se movían cadenciosamente lentas.

—Nos pasamos toda la semana follando como animales, casi no salimos de la cama, me enamoré de ese hombre como no me había enamorado de nadie en mi corta vida y ocurrió lo inevitable, me quede embarazada de él y todo se complicó muchísimo, no quería perderle, pero sabía que la diferencia de edad sería un obstáculo insalvable. Cuando mi madre se enteró, quiso saber quién era el padre, quien había osado profanar mi inocencia. Eugenio no se escondió ni me dejó tirada, era un caballero, se presentó en mi casa a hablar con mi madre, y aunque la primera conversación fue muy agria, supe con seguridad que a mi madre le había gustado y mucho ese hombre. Nunca he visto a dos personas más enamoradas que Eugenio y mi madre. Mi amante y padre de Tania, paso a ser mi padrastro y aunque nunca más volvió a follar conmigo, me dio mucho amor y mucho cariño. Aunque la vida es muy cruel, un cáncer muy agresivo se llevó a mi madre y me tuve que hacer cargo del negocio familiar, Eugenio no lo pudo superar y se fue a vivir solo aunque me enteré que hace poco murió también de un cáncer.

Vi que Úrsula sonreía a la vez que le caía una lagrima por su rostro, se incorporó un poco y apuntando mi polla a su coño se dejó caer sintiendo como le llegaba a lo más hondo de su útero.

—Y entonces apareces tu casi con una historia calcada a la mía, y me haces sentir exactamente igual que aquella niña de 17 años en aquel restaurante y ha sido incluso mucho mejor. Alfredo tengo clarísimo que tú eres el hombre que he estado buscando desde que conocí a Eugenio, y no pienso dejar que salgas de mi vida.

En esos momentos empezó una cabalgada infernal sobre mi polla que nos llevó a un orgasmo brutal a los pocos minutos y nos dejó jadeando en la cama. Cuando nos repusimos nos metimos en la ducha y enjabonándonos nos volvimos a excitar y termine follando ese culo que se mostraba retador esperando mi polla. Cuando nos bajamos a la cocina a desayunar íbamos como dos "tortolitos" como decía Tania, todo eran miradas cómplices y roces a propósito para demostrarnos cariño. La principal barrera había sido derribada, esa desconfianza, ese miedo que tenía había desaparecido y me agradaba saber que Úrsula era un mar de tranquilidad para mí, aunque seguía pensando en ese mensaje que me había enviado mi ex jefa y me debatía entre contárselo o no a la persona que en esos momentos era el centro de mi vida…Úrsula.

―Bueno, bueno, bueno, esto mejora por momentos, dijo Tania entrando en la cocina, y no me digas ahora Fredo que no has dormido con mama por que los gemidos de esta mañana decían lo contrario.

―¡¡¡TANIAAA!!! Grito su madre colorada como la grana.

—Mama no seas tan puritana, mírate, estas preciosa y tu cara solo refleja felicidad.

—¿Qué me quieres pedir Tania? Dijo su madre con cara de paciencia.

Yo era un mero observador, pero todo esto me hacía muchísima gracia y me recordaba a mi cuando era muy joven y quería conseguir algo de mis padres, siempre iba con adulaciones por delante y me cazaban a la primera.

—Joooooo…mamaaa por fiiii… di que sí andaaaa.

—¿Si a que Tania? Sin saberlo no pienso afirmar nada por muy "feliz" que me encuentre.

—Los padres de Bárbara nos dejan su apartamento de Menorca, y nos gustaría irnos Bárbara, Sandra y yo a pasar allí nuestras vacaciones. Joooo…di que sí vengaaaa.

Sabía exactamente lo que pasaba por la cabeza de Úrsula y ese pensamiento me la puso más dura que una piedra, éramos como unos adolescentes inconscientes y nos iríamos de vacaciones ella y yo solos. Seguía de espectador, pero sabía que la decisión estaba tomada, aun así la hizo sufrir un poco más.

—Pienso llamar a los padres de Bárbara y Sandra, quiero hablar con ellos y saber que están al corriente de vuestra aventura. Decía Úrsula seria.

—Mama de verdad que no te miento, además, ya tengo 18 años soy mayor de edad, debes de empezar a confiar en mí.

—Que tengas 18 años y seas mayor de edad no implica que seas responsable, sabes que me preocupo mucho por ti aunque pase mucho tiempo fuera y si confío en ti. Déjame hablar con los padres de Bárbara y ya te diré mi respuesta, ¿De acuerdo?

Desayunamos los tres con la algarabía de Tania contándonos todo lo que podrían hacer si la dejaba ir, era como un terremoto. Su madre y yo la mirábamos divertidos pero cuando Úrsula me miraba, sus ojos me dejaban ver su deseo y las ganas de quedarse a solas conmigo. Una llamada de teléfono hizo que Tania y yo nos quedásemos a solas lo que aproveche para poder hablar con ella.

—Tania, me gustaría hablar contigo de nuestra situación ahora mismo.

—¿Nuestra situación? Pregunto Tania divertida. Fredo tu y yo no tenemos ninguna situación, no estamos saliendo ni estamos enamorados. Solo hemos follado y te aseguro que eso nunca lo olvidaré por lo bien que lo pasé contigo.

—Bien me alegra oír eso, porque estoy muy enamorado de tu madre.

—Lo supe desde el primer día que os visteis, como os mirasteis, eso no pasó desapercibido para mí y te aseguro que me encanta la idea aunque no olvides que te follaste antes a la hija que a la madre. Dijo Tania con maldad. No tengas problema con eso Alfredo yo no seré un obstáculo.

Vi como Tania se levantaba de la silla y venia hacia donde estaba yo, se paró frente a mí y me beso de una manera pasional, beso que no rechacé.

—Eso no quita que cuando los astros se alineen y tengamos oportunidad tu y yo follemos. Susurro en mi oído.

Acaricio mi cara y salió por la cocina en el momento que entraba su madre, la dio un beso la dijo algo y despareció. Úrsula me miro inquisitiva.

—¿Habéis hablado de algo Tania y tú, algo que deba de saber?

—Si cariño, he aprovechado y he hablado con ella y te aseguro que ha entendido perfectamente que te quiero a ti y la idea le ha encantado, me ha dicho que ella no será un obstáculo.

—¿Me quieres? Pregunto Úrsula sonriente.

—Ummm…te quiero, te amo y te deseo más que a nadie.

Vi su cara de felicidad, aunque me sentía pelín canalla, por lo hablado con Tania, pero creo que obviando un comentario no la mentí. Se abrazó a mí y me cubrió de besos mientras me dejaba notar su cuerpo pegado al mío.

—Creo que te debo de hacer una pregunta nuevamente… ¿Te quieres venir de vacaciones conmigo?

—¿Eso quiere decir que dejaras ir a Tania con sus amigas?

—Pues claro que sí, aunque luego llamaré a sus padres.

—Me voy contigo al fin del mundo Úrsula, no quiero separarme de tu lado.

Esa misma tarde escuché como Úrsula hablaba con los padres de las dos chicas que acompañarían a Tania en sus primeras vacaciones libre de ataduras maternas. Mientras me dedique a curiosear un poco la biblioteca que había en el salón y encontré un álbum de fotos. En la portada escrito con rotulador de color plata "Tania Salazar" creo que no hacían falta más pistas, aun así abrí el álbum y dentro montones de fotos con una Úrsula jovencísima y con Tania en sus brazos, fotos de Eugenio y de una mujer bellísima que era la viva imagen de Úrsula.

—Ya no me acordaba de este álbum, dijo Úrsula melancólica. Mira esta es mi madre y este señor tan apuesto Eugenio, yo en esta foto tendría 19 años y nuestra hija 10 meses.

—¿Tania nunca supo quién era su padre? Pregunte.

—No, nunca lo supo. Llegado el momento le conté que su padre biológico nos había abandonado cuando ella era muy pequeña y que el abuelo Eugenio la cuidaría como a una hija. Tania ha crecido feliz salvo cuando mi madre y Eugenio se fueron de nuestras vidas.

De alguna manera Eugenio me dejó todo su legado y no quiso que Úrsula se quedara sola, a veces creo que me vigila para que todo se alíe y salga como el desearía que sucediera o por lo menos es la sensación que tengo.

Esa misma noche estando Úrsula y yo follando como animales sonó de nuevo mi teléfono recibiendo un mensaje. Cuando tuve tiempo lo leí y era de Cristina mi ex jefa instándome a que la respondiese si podíamos vernos y que era muy urgente, como era de esperar ni la respondí, aunque me intrigaba lo que se traería entre manos.

A los dos días Úrsula me pidió que si podía acercar a las chicas al aeropuerto, que cogiese algún coche de los suyos. Me quede con la boca abierta cuando vi a Bárbara y Sandra, dos jovencitas que eran unas bellezas, tampoco pasó desapercibida para mí sus miradas de deseo, creo que esas tres iban a follar hasta la extenuación en sus vacaciones. La despedida fue muy efusiva en el aeropuerto, cuando las vi desaparecer por el control de seguridad me fui a ver a Cristina. Cuando entre en esa oficina de nuevo se encogió mi corazón y cientos de malos recuerdos acudieron a mi mente. Aun después de muchos años había gente que recordaba lo que ocurrió y no dejaba de sonreír socarronamente, aunque una mirada, una sola mirada les borraba la sonrisa de su cara. Cuando llegué a la puerta del despacho de Cristina y aunque su secretaria me impidió el paso entré sin llamar y Cristina atendiendo una llamada se quedó sin habla, sonreí a su secretaria y cerré la puerta tras de mí.

—Luego te llamo, dijo Cris a su interlocutor mientras me miraba alucinada.

Se levantó rápidamente con una sonrisa cínica en su cara y fue a abrazarme, pero le paré en seco.

—La verdad Cristina que no sé muy bien que es lo que hago aquí, pero me has dicho que es urgente que hablemos y aquí me tienes.

—Solo quiero que me cuentes más de ti, el otro día he de reconocer que me sorprendiste y mucho…Por cierto esa mujer que te acompañaba ¿Qué relación tienes con ella?

Hice algo que me iba a venir muy bien, puse mi móvil en modo de grabación y lo dejé encima de la mesa junto con mis llaves. Cristina estuvo preguntando, indagando, viendo hasta donde podía llegar conmigo, la di la suficiente confianza para que viese que podía confiar en mí, que no la guardaba rencor, pero la conocía bien y sabía que algo tramaba, algo quería. Después de un buen rato fui directo con ella.

—Estas dando muchos rodeos para preguntarme lo que deseas y no lo entiendo Cris, estoy aquí para ayudarte ¿Qué puedo hacer por ti?

—Información Alfredo, si la relación con esa mujer es solo de negocios tu puedes darme información de primera mano, seguro que tienes acceso a su despacho y sé que con lo practico que eres podrías darme claves de seguridad de su ordenador y bastantes cosas más.

—Ya, entiendo ¿Y que saldría ganando yo con todo esto si puede saberse?

Cristina se levantó y vino hacia donde estaba sentado andando de manera provocativa, apoyo sus manos en mi silla dejando su cara a escasos centímetros de la mía.

—Lo primero Alfredo me tendrías en tu cama cuando tu quisieras y para dejarme hacer las mayores perversiones que se te ocurran. Tanto a mí como a las putas de las mujeres de tus "amigos" a esas zorras ya las he utilizado para mis fines y mis clientes han quedado satisfechos.

Me miró esperando una reacción mía que no llegó, sus ojos seguían clavados en los míos.

—Y lo segundo y principal es que ibas a ganar muchísimo dinero con esto, no te haces una idea de los miles de millones que tiene la zorra esa.

—Bien, dije levantándome, en primer lugar podría follar contigo cuando quisiera no cuando tú digas y segundo tengo tanto dinero que podría comprar esta empresa y jugar contigo a mi antojo y por Dios, no insultes a Úrsula no la llegas ni a la altura de la suela de su zapato.

Hice amago de irme pero Cris no iba a tirar la toalla sin ridiculizarme de nuevo.

—De verdad que eres patético Alfredo, me pongo en bandeja para ti y me rechazas, ¿tú eres marica verdad? nunca follaré contigo aunque me pagues, sé que me deseas desde hace mucho tiempo, pero nunca seré tuya.

No niego que desease a esa mujer, tenía un polvo increíble solo me acerqué cogí su mano y la besé para seguidamente acariciar su dorso, el estremecimiento que sentí fue casi doloroso advirtiéndome de que Cris era veneno puro y me traería infinitos problemas. Vi desaparecer la mueca de superioridad de su cara mientras su frente se perlaba de sudor, sus pupilas se dilataban mucho y sus pezones de marcaban nítidamente en su vestido, me di la vuelta y cogiendo mi móvil y mis llaves me fui hacia la salida.

—Me alegra haber aclarado esto Cris hasta nunca.

—Espera, rogó Cris, no me puedes dejar así.

—Pues llama a tus "colaboradores" seguro que ellos te hacen un buen trabajito.

—Alfredo esto no ha acabado, me las vas a pagar.

—Te aseguro Cris que esto no ha hecho nada más que empezar dije con la mirada sombría, en su día te dije que cuidaras tus amistades.

Hay dos cosas que tengo muy seguras, la primera es que esa puta se folló a alguien en la siguiente hora, rezaré por él y las posibles consecuencias en su vida. Y la segunda es que cuando abandoné ese despacho Cris estaba asustada, muy asustada y hacía bien en estarlo creo que no sabía lo que se le venía encima.

Esa misma tarde con Úrsula muy abrazada a mí le conté todo lo que había pasado desde que nos encontramos a Cristina a la salida de ese restaurante, no pude dejar de mirar su cara de preocupación y desconfianza incluso de enfado hacia mí. Escuchó la grabación completa dos veces y se sentó jugando con sus manos.

—Nunca me gustó esa mujer, pero he de reconocer que es buena en su trabajo.

—Úrsula nunca te diré como dirigir tu empresa, si ella es buena tú eres mejor, pero sí que haría una auditoria interna en donde trabaja Cristina Armengold, seguro que descubres algo que no te gusta.

—¿Por qué no me dijiste que te acompañase a verla? ¿Escondes algo? Me preguntó secamente Úrsula.

—Cariño, sé que desconfías de todo y todos, pero créeme que yo no escondo nada, te quiero más que a mi vida, nunca te haría daño. Si hubiésemos ido a verla los dos creo que no habríamos sacado nada en claro.

Por primera vez veía a una Úrsula muy preocupada, se abrazó a mi nuevamente y me besó.

—Perdona mi desconfianza amor, pero como te dije en su momento ya no sabes en quien confiar.

—No pasa nada tranquila, pero ten en cuenta que juegas con el factor sorpresa, sabes algo que ella cree que desconoces, se ha arriesgado mucho y la ha cagado, ahora remátala y haz esa auditoria sin avisarla.

Úrsula solo hizo dos llamadas y cuando terminó su cara había cambiado. Solo sé que nosotros nos fuimos de vacaciones y que mi odiada ex jefa tuvo que quedarse para atender una auditoria de su departamento. Fueron cinco semanas increíbles en que nos conocimos mucho mejor, con ella conocí sitios paradisiacos que no sabía ni que existían y me llevo a cimas de placer que no conocía…definitivamente amaba a esta mujer.

Nuestra vuelta a la normalidad fue para mí casi mejor, Úrsula me llevó a su despacho en un impresionante complejo de oficinas propiedad de su empresa. No me dijo nada, pero estaba citada Cristina Armengold y sus dos colaboradores, la auditoria había dejado al descubierto una estafa por valor de varios millones de euros. Empresas societarias a nombre de las respectivas esposas de estos colaboradores emitían facturas falsas que se pagaban en cuentas de paraísos fiscales, los importes no eran llamativos para no levantar sospechas, pero solo con rebuscar un poco salían a la luz esas transacciones dudosas.

Durante todo el proceso de lectura del informe de esa auditoria en la que salieron a la luz muchas irregularidades cometidas por mi ex jefa y sus dos lacayos Úrsula mostro su cara más amarga, era la matriarca de su imperio y la habían engañado eso en su mundo era inadmisible y los culpables iban a pagarlo muy caro. Una vez terminada la lectura del informe las caras de estupor y compromiso de esos tres impresentables no dejaban lugar a la duda de que habían sido descubiertos, ahora solo quedaba saber qué es lo que había pensado Úrsula, yo asistía como mero espectador pero mi mueca de satisfacción expresaba mi sentimiento de revancha tantos años escondido.

—Hay solo una manera de terminar esto, habló Úrsula, devolvéis todo el dinero y vais a prisión por un montón de cargos que ahora mismo no me voy a poner a enumerar…

El nerviosismo de estos tres se hizo patente cuando se nombró la palabra "prisión" perdieron el color de sus rostros y gotas de sudor empezaron a caer por sus sienes.

—O…devolvéis todo el dinero, salís por esa puerta pero vuestro futuro os aseguro que será muy negro, a lo máximo que podréis aspirar es a fregar escaleras o repartir pizzas, de eso me encargo yo, aseveró Úrsula.

La respuesta fue obvia, antes de ir a prisión ya se buscarían la vida. Una sonrisa irónica no se me borraba de la cara, Úrsula con un ligero movimiento de cabeza los echo del despacho y yo "amablemente" les acompañé hasta la puerta.

—Te lo dije Cristina, cuida tus amistades porque quizás estés muy cerca de verte en la puta calle. Y alégrate, porque esto se sabrá, pero no pasaras el bochorno que me hiciste pasar a mí.

Por primera vez vi a mi ex jefa llorar, salieron por la puerta derrotados y sin futuro y de alguna manera creo que se cerró una etapa de mi vida que permanecía latente y no me dejaba vivir en paz. Se podría decir que ese fue uno de los mejores días de mi vida en muchos aspectos, la vida me sonreía era millonario y junto a mi tenia a una de la mujeres más deseadas de este país ¿Qué más podía pedir? Bueno, por pedir que no quede, pero no era muy ambicioso, solo quería que todo fuese bien entre Úrsula y yo y que nos amasemos como en su día se amaron Eugenio y su compañera.

Ya había pasado más de un año desde que nos conocimos, pero a Úrsula le gustaba ir muy despacio, sopesando los pros y los contras de cada decisión. Por mi parte quería pasar las 24 horas del día junto a ella, pero notaba su reparo en dar el paso. Sé que no había nada raro ni segundas historias con nadie pero tomar esa decisión le costaba un mundo y no quería equivocarse. Sé, porque me lo contó, que hablo con su hija y de lo que hicimos una vez y sé que Tania la mintió porque le dijo con fingida sinceridad que ella no pretendía meterse en nuestras vidas y menos en mi cama aun así dudaba y ya iba a tirar la toalla y dar por sentado que mantendríamos una relación de "novios" durante el resto de nuestros días, pero una noche a las cuatro de la mañana sonó mi móvil y en la pantalla aparecía el nombre de mi amada, el susto que me di me despejo de golpe.

—¡¡¡¿URSULA?!!! Casi grite asustado.

—Shhhh…tranquilo mi amor no pasa nada grave, solo que necesito tenerte a mi lado para siempre. Sé que soy una caprichosa pero recoge lo más necesario y vente a mi casa ahora, no quiero estar sin ti.

Así era ella, impulsiva e impredecible y desde esa llamada empezamos nuestra vida en común y quizás sería bueno ir terminando la historia por que el resto es fácil de imaginar, no me resultó difícil acostumbrarme a esa casa y al ritmo de vida de Úrsula aunque sus empresas la obligasen a viajar continuamente. Ahora entendía a Tania cuando me decía que su madre se pasaba más tiempo viajando que en casa, pero había que acostumbrarse. Tania, aunque se comportó en todo momento correctamente y cumplió su palabra de no interferir en la relación que tenía con su madre, no dejaba de provocarme cuando Úrsula no estaba en casa. Yo la evitaba continuamente para no caer en la tentación ya que era una preciosa joven de 20 años con un cuerpo de infarto, además, recordaba sus palabras que cuando los astros se alineasen ella y yo follaríamos nuevamente.

Una mañana en el que estaba en la cama solo ya que Úrsula estaba de viaje, noté como Tania se metía en mi cama y se abrazaba a mí, besando mi espalda y notando su cuerpo desnudo pegado al mío.

—¿Qué haces Tania? Prometiste que nos respetarías.

—Y eso hago Fredo, no me pienso inmiscuir en vuestra relación, no estoy enamorada de ti, pero si quiero tener sexo contigo, me está volviendo loca saber que te tengo a mi alcance y no puedo follar con el hombre que me hizo tocar el cielo.

Mi polla ya estaba como el acero, Tania olía de maravilla y ese perfume me estaba haciendo olvidar que Úrsula y yo estábamos comprometidos el uno con el otro. Una mano de esa diablesa se metió por dentro de mi ropa interior a agarro mi polla con cariño, eso fue como una descarga eléctrica, cerré mis ojos y tense mi cuerpo.

—Ummm mi amor, susurró Tania mientras besaba mi oreja, noto tu polla ardiendo, deseando ser mimada por mí.

Me dio la vuelta y nos quedamos mirando fijamente, era increíblemente bella y era difícil decirla que no a nada. Agarró una de mis manos y la besó con cariño, mientras la bajaba hacia su coñito, abrió sus piernas y dejando mi mano sobre su sexo puso la suya encima mientras me guiaba para darla placer, estaba empapada, notaba mi mano mojada de sus flujos, la agarró nuevamente y subiéndola la puso frente a mi cara.

—Mira como me tienes cielo, huele tu mano y estarás descubriendo el olor del deseo. Chupa tus dedos y estarás descubriendo la necesidad que tiene mi cuerpo de ti.

Estaba perdido ante esa hembra que me reclamaba, susurraba cada palabra muy cerca de mi boca, como intentando besarme pero manteniendo la tensión en todo momento, su olor había inundado mi cerebro y empezaba a sentir como la bestia que llevaba dentro se apoderaba de mí. Chupé mis dedos con lujuria saboreándola notando como su esencia me hacía perder la poca cordura que tenía y exploté, me volví loco, me puse encima de ella y desate mi locura encima de su cuerpo, no tenía manos suficientes para acariciarla y mi boca devoraba la suya, mientras nuestras lenguas se enroscaban para no separarse.

—Follame mi amor, por lo que más quieras follame, te necesito dentro de mí. Gemía Tania desesperada.

Sus caderas se movían buscando mi polla, como pude me quite mi ropa y ya desnudo me puse entre sus piernas, ella me miro expectante y de un solo movimiento de caderas metí toda mi polla en su interior hasta que mis huevos chocaron con su culo, estaba tan lubricada, tan mojada que no notó dolor solo placer. Empecé un bombeo brutal mientras Tania se aferraba a mí con fuerza.

—Así mi amor…asiiiiiiii…sigueee…maaas…no pareeees…diooooos…siiiiiiiiiiiiii.

Metí mis manos por debajo de su culo y eleve algo sus caderas para que la penetración fuese más profunda y así poder atacar su punto "G", eso volvió loca a Tania que empezó a correrse con mi polla taladrando su coño sin parar.

—Me corrooooooo…no pares…no…dioooosssss…ahhhhhhhh

Notar como se convulsionaba bajo mi cuerpo era excitante, notaba mi orgasmo en puertas pero todavía aguantaba, veía a Tania disfrutar de la follada, mientras su boca sus piernas y sus brazos me hacían suyo. Me salí de su interior y la puse en cuatro, esa visión era más excitante aun y Tania me dejo expuestos su culo y su coño de manera exagerada, la volví a follar con ganas mientras mis manos se aferraban a las carnes prietas de su culo y la manejaba a mi antojo. A los pocos minutos Tania volvió a explotar en un nuevo orgasmo arrollador que la dejo rota por el placer, cayó rendida en la cama con su respiración acelerada, pero fue consciente de que yo todavía no me había corrido. Me tumbó e hizo un 69, me quedé mirando deslumbrado su coñito dilatado, brillante y enrojecido por la follada que la había dado, su anito rosado, perfecto que se abría y se cerraba imagino que por latigazos de placer, y ese par de glúteos perfectos, simétricos que eran una clara invitación a besarlos y morderlos. Esta visión perfecta unida a la sensación de notar como la boca de Tania devoraba mi polla hizo que mi orgasmo explotase con fuerza en su boca.

—Tania me corrooooo…Taniaaaaaa…jodeeeer…

Bufé como un animal mientras mi simiente de derramaba en su garganta y Tania la tragaba como buenamente podía, pero fue tal cantidad que empezó a escaparse por la comisura de su boca, derramándose por mi pelvis y mis huevos, cuando termine de correrme su lengua lamió los restos que se le habían escapado como una niña golosa que no desperdiciaba nada. Se puso de rodillas encima de mi cara, Tania era una obra de arte en todos los sentidos, la visión desde esa perspectiva era excitante y sin querer evitarlo mi lengua se paseó por toda su rajita, desde el clítoris hasta su anito.

—Para Fredo, paraaa…ufffff…me has dejado rota y muy sensible, casi duele notar el roce de tu lengua.

Tania se tumbó encima de mí y me besó con cariño, mientras mis manos la abrazaban y se agarraban a ese culo espectacular que tenía.

—Te quiero Fredo, no te haces una idea de lo que te quiero. Ronroneo Tania mimosa.

—Tania nada de enamoramientos, lo dijiste.

—Mi amor, yo sé perfectamente la posición que tengo en esta relación y en esta familia que mamá y tu estáis formando. No pienso interponerme entre vosotros, pero te quiero y te amo como una hija amaría a su padre o una hermana a su hermano. Solo te pido que tú me quieras igual, no quiero vivir sin ti.

—Claro que te quiero cariño, te quiero con locura, pero me asusta esto que estamos haciendo, siento que he fallado a tu madre en todos los sentidos y ahora tengo remordimientos, cargo de conciencia, si se entera de todo esto se rompería nuestra relación.

—Yo nunca renunciaría a ti mi amor…nunca. Susurró Tania seria.

En ese momento se levantó y salió de la habitación, no quise detenerla, pensé que se había molestado por mi comentario. Creo que me enfadé conmigo mismo por haberme complicado la vida de esta manera. Joder, era millonario, vivía muy bien y encima tenía un "DON" que haría que cualquier mujer que desease viniera a mi cama sin rechistar…entonces ¿Qué cojones estaba haciendo?

Tania entró de nuevo en mi habitación, era imposible dejar de mirar ese cuerpo perfecto, terso, juvenil, hipnótico…y supe porque estaba allí, estaba por que quería hasta la locura a esas dos mujeres. Tania con su forma de ser, dulce y cautivadora, me había enamorado sin casi darme cuenta y aunque me costaba reconocerlo yo tampoco podía vivir sin ella. Cuando llegó a mi lado me enseñó algo que llevaba en sus manos, era un recipiente de gel lubricante, lo balanceaba entre sus dedos mientras me miraba pícaramente.

—¿Qué traes Tania? Pregunte con maldad.

—Gel lubricante mi amor, quiero que me folles el culito.

Mire a Tania con cariño, amor, deseo, lascivia, obscenidad. Sus ojos brillaban llenos de vicio, me dio el botecito y poniéndose ella misma en cuatro y abriéndose el culito con sus manos, me mostró sus agujeritos, preciosos, esperando mis atenciones.

—Prepáralo muy bien mi amor, porque necesito sentir como me lo follas.

Oírla hablar así me ponía cachondo a mas no poder, fueron más de dos horas preparando, abriendo su anito con amor con cariño, sabia de sobra que aun así la dolería, pero quería que lo disfrutase, cuando vi oportuno penetrarla con mi polla ella estaba más que preparada y mentalizada que una polla la iba a romper su culito. Me puse tras ella y apoye mi glande sobre su anito que se abrió para recibirme, hice algo de presión y mi polla empezó a profanar el culito de Tania.

—Jodeeeer Fredo despacioooo…espera…ufffff...que dolor paraaa.

Con su mano me empujó para que saliese, eche más lubricante y esta vez la metí más de la mitad de mi polla en su culito, sabía que le dolería pero pronto empezaría el placer. Tania me rogaba que me saliese pero de un golpe de caderas le enterré el resto de mi verga en sus intestinos, el grito que dio se tuvo que escuchar en toda la casa, veía sus lágrimas caer por sus mejillas y me quede muy quieto para que se acostumbrase. Empecé a besar su espalda, a acariciarla, mimarla, metí mi mano entre sus piernas y me apoderé de su clítoris empezando a acariciarlo con mimo, noté como su esfínter se relajaba y empezaba a mover sus caderas poco a poco.

—Ummmm cariño que gustooo…asiii…despacioooo. Gimió Tania.

Empecé a follarla suavemente, fue ella quien me quito los dedos de su clítoris y utilizar los suyos, aproveche para poner algo más de lubricante y al poco rato Tania berreaba de placer cuando follaba su culito con saña. La visión de mi polla perforando su anito era de lo más morbosa y excitante, notaba mi orgasmo que iba creciendo en mi interior, Tania levantó su cabeza y aulló como una loba su orgasmo mientras yo enterraba mi polla en lo más hondo de sus intestinos y empezaba a llenarla de leche.

—Dioooosssss…siiiiiiii…Fredooo…me corrooooooo.

—Ahhhhhhhh…Taniaaaaaa…que gustooo…jodeeeer.

Tire de ella y apoyé su espalda en mi pecho, mis manos se fueron a sus tetas que amasé con amor mientras pellizcaba sus pezones. Tania pasó sus brazos por detrás de mi cabeza mientras todavía tenía enterrada mi polla en su culo. Sus caderas se mecían suavemente y mi mano bajo a su coñito para acariciarlo.

—Me ha encantado mi amor, ha dolido pero me ha encantado, te quiero.

Su boca buscó la mía y nos besamos, mi polla empezó a menguar y se salió del cuerpo de Tania, los dos de rodillas en la cama nos abrazamos y nos besamos hasta dejarnos sin aire, esta niña como siguiese así iba a acabar conmigo.

—Necesito ir al baño. Dijo con una risita traviesa.

No pude dejar de admirar nuevamente ese cuerpo perfecto que dando pasitos cortos iba directo al baño. Pasamos toda la mañana en la cama y follamos una vez más; a la hora de la comida Tania preparo unos tallarines carbonara riquísimos y pasamos la tarde como dos enamorados, aunque de mi cabeza no se iba la imagen de Úrsula y eso hacía que de vez en cuando me quedara serio mirando a la nada.

—¿Piensas en mamá?

—Pues claro que pienso en ella, en ti, en nosotros y en todo esto.

—¿Te arrepientes de lo que hemos hecho?

—No Tania, no me arrepiento en absoluto, mentiría si te dijese que no lo deseaba, me encanta como eres y la manera que tienes de seducir.

A Tania se le ilumino la carita, se abrazó a mí y me besó con cariño.

—Me encanta que me digas eso, pero sigues pensando que has traicionado a mamá, que ella está trabajando y tu estas aquí en casa follándote a su hijita.

—Pues si Tania, eso es lo que pienso, hay algo que se llama conciencia y que me está martirizando. Dije algo molesto.

Tania se quedó callada, agachó su cabeza, mientras miraba a la nada, estaba seria y creo que algo molesta.

—Fredo, esta noche me gustaría dormir contigo.

—Tania no puedes ocupar el lugar de tu madre.

—Como te he dicho sé el lugar que debo de ocupar en esta relación y en esta familia, pero yo te vi primero y no puedo olvidar como me hiciste el amor, dijo enfadada. Además no pienses que mamá es una santa ella también te engaña.

—¡¡¿Cómo?!! Pregunte asombrado.

Vi la cara de susto de Tania, se levantó y se fue, imagino, a su cuarto. Yo me quedé sentado en el sillón intentando asimilar lo que acababa de decirme esa chiquilla, sin duda sabía algo que yo ignoraba por completo. Al poco rato vino de nuevo con su portátil y se sentó a mi lado, me miro como pidiéndome disculpas.

—Fredo déjame tu tarjeta de crédito, mañana tú y yo nos vamos a St.Tropez. Dicen que el movimiento se demuestra andando y quiero que lo veas con tus ojos.

—¿Ver el que Tania? Pregunte confundido.

—Mañana lo veras, si te lo explico ahora creo que no me creerías. Confía en mí.

Casi sin pensar en lo que hacía le di mi tarjeta y compró dos billetes de avión. La soltura con lo que lo hacía me decía que no era la primera vez que realizaba esa operación. Aunque un poco aturdido por lo que me había dicho Tania, pasamos la tarde como dos enamorados, reconozco que era un amor de niña y estaba pendiente de mí, dándome cariño. En la noche no me lo pregunto nuevamente, me dio la mano y me llevó a su habitación donde nos desnudamos y nos metimos en la cama, sería necio por mi parte el no confesar que follamos como dementes hasta que cansados nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente sobre las doce del mediodía tomábamos tierra en el aeropuerto de St.Tropez, nos montamos en el primer taxi libre y Tania en un perfecto francés le dijo al conductor a donde nos debía de llevar.

—¿A dónde vamos Tania?

—Ahora lo veras cielo, ten paciencia.

Estaba asustado por lo que posiblemente vería, pero llegados a este punto sería mejor aclarar todo antes de seguir adelante. Nos paramos cerca del puerto deportivo, Tania sacó su teléfono móvil y lo miró con atención, me dio la mano y tirando de mi me llevó varios cientos de metros por el paseo marítimo, nos paramos en un punto y Tania se puso a mirar en dirección a las terrazas que había al otro lado de la transitada carretera, hasta que fijo su vista en un punto, sacó unos prismáticos y lo dijo esbozando una sonrisa malévola.

—¡¡Hay están!! Justo donde debían de estar.

Tania me pasó los prismáticos y me dijo dónde mirar, enseguida localice a Úrsula, guapísima como siempre con una gafas de sol y a su lado un hombre…un momento…¡¡¡¿EUGENIO?!!! ¿PERO QUE COJONES ESTABA PASANDO? Tragué saliba y volví a mirar nuevamente y no cabía duda alguna Eugenio y Úrsula estaban sentados en la terraza de un restaurante en una de las ciudades costeras con más glamour de Francia. Su actitud lo decía todo, sus manos juntas con sus dedos entrelazados, besándose sin pudor, mientras se decían cosas al oído.

—Siento que lo hayas tenido que ver, pero me molestaba que pensases que estabas haciendo algo malo conmigo, cuando mamá no se porta como debiera.

Volví a mirar y vi como venía el camarero, pagaban y levantándose se iban muy acaramelados paseando. Se metieron en un hotel y ya no vi nada más.

—Creo que sobra decir que es lo que van a hacer, dijo Tania, nuestro avión no sale hasta las siete de la tarde, si quieres nos quedamos aquí a ver qué es lo que pasa.

—No cielo, ya he visto suficiente, anda vamos a tomar algo, lo necesito.

Nos sentamos en la primera terraza que vimos entre la muchas que había, me sorprendí a mí mismo pidiendo a esas horas un J&B con hielo, pero que narices, me apetecía algo fuerte. Tania parecía disgustada, triste, afligida. Daba pequeños sorbos de su refresco.

—Me siento fatal por esto Fredo, creo que por mi egoísmo he abierto la caja de pandora. Me prometí a mí misma él no interferir en vuestra relación, pero no quiero que te sientas culpable de lo que haces conmigo. Sé que no es excusa y que os he puesto en una situación muy difícil a mamá y a ti, pero mejor saberlo ahora que no más adelante ¿no crees?

—¿Cómo sabias donde encontrar a tu madre? Pregunté intrigado.

—Bueno es sencillo, mamá compro una aplicación para el móvil para tenerme controlada que te detecta a través de satélite. Cuando llevas el teléfono encima te dice en todo momento donde te encuentras, y aunque mamá pensó que ella era indetectable hurgando en el programa vi que era reciproco. Así me enteré a donde venía muy a menudo a pasar unos días.

—Y ese programa…¿Puede decirte en que piso se encuentran?

—No es tan preciso Fredo, solo te dice la ubicación actual, pero no la altura a la que se encuentran del suelo. Además, acepta todo esto, como lo que es, mamá está loca por ti, pero también quiere a mi padre, de hecho…

—Espera, espera… ¿Sabías que Eugenio es tu padre? Pregunte asombrado.

—Por supuesto que sí, no soy tan tonta.

—No quería decir eso cielo, pero tu madre me aseguro que tú no sabías que Eugenio era tu padre.

—Bueno, mamá se piensa que vivo en la inopia, pero lo se hace mucho, aunque yo le siga llamando abuelito.

Nos quedamos callados por un momento, no me esperaba que Úrsula me fuese infiel, pero quien soy yo para reprochar nada. Lejos de estar molesto o furibundo, me encontraba intrigado, ¿Qué tipo de persona finge su propia muerte? Y lo tenía claro, en esta relación algo complicada tanto Úrsula como yo queríamos a dos personas.

—¿Estas enfadado Alfredo? Pregunto Tania preocupada.

La mire con cariño y la sonreí, me acerqué a ella y la besé con amor, haciendo que nuestras lenguas jugasen entre ellas. Cuando me separé de ella la cara de Tania reflejaba felicidad.

—No mi amor, no estoy enfadado, la dije con cariño, si acaso sorprendido. Por cierto, ¿Si a tu madre le da por saber dónde estás…?

—Pues sabrá que me encuentro a menos de un kilómetro de ella y me llamará enseguida.

—Te estas arriesgando mucho Tania.

—Por ti merece la pena Fredo.

Como no la iba a querer, era un cielo de niña y la deseaba con locura. Aunque se mantuvo al margen durante toda la relación que tuve con su madre, no pude dejar de observar cómo me devoraba con la mirada y como se insinuaba tímidamente delante de mí. Estaba preocupado por Tania y por si su madre le daba por mirar su teléfono, así que comimos, nos fuimos al aeropuerto y sobre las nueve de la noche estábamos entrando por la puerta de casa. Al poco sonaba mi teléfono y en la pantalla aparecía el nombre de Úrsula. Me asusté por si había comprometido a Tania, pero la conversación fue banal e intrascendente y solo llamaba para saber cómo iba todo, donde estábamos y comunicarme que debido a complicaciones no llegaría hasta el miércoles…bien, por mí no había problema aunque fingí algo de disgusto.

—Cariño lo siento de verdad, se disculpó Úrsula, te prometo que cuando llegue te haré olvidar esta espera.

—Tranquila cielo, se lo ocupada que estas.

Estuvimos unos minutos amándonos por teléfono y hablando de lo que nos deseábamos, pero realmente lo que quería es ir en busca de Tania. Cuando termine de hablar con Úrsula, me desnudé y me fui directo a su habitación, necesitaba sentirla de nuevo. Cuando entré en su cuarto solo se oía la ducha, pasé dentro del baño y me metí con ella, ya llevaba la polla dura como el acero y buscando el coñito de Tania, según me vio se abrazó a mí y duchándonos me la follé con desesperación alcanzando los dos un devastador orgasmo. Sobra decir que hasta que llegó Úrsula, compartimos cama todas las noches y follamos como benditos.

La llegada de Úrsula no supuso ningún cambio por mi parte, lejos de pensar que la recibiría fríamente, cuando llegó nos fundimos en un beso pasional que nos dejó sin aire a los dos. Aun así una pequeña punzada de celos me atrapó pensando en lo visto en St.Tropez.

—¿Me has echado de menos mi amor? Preguntó Úrsula mimosa.

—Como no te haces una idea cariño, mi cama estaba vacía y fría sin ti. Dije cínicamente.

—Ummm, mi amor, estos días se me han hecho eternos sin ti, susurraba Úrsula abrazada a mí, esta noche te voy a dejar sequito.

En ese momento entró Tania alegre y se abrazó a su madre como si nada hubiese pasado entre nosotros dos, se la llevó hacia la cocina para charlar con ella y mirándome me guiño un ojo en señal de complicidad. Al rato me reuní con ellas y estuvimos charlando todos animadamente. Los siguientes días me confirmaron que nada había cambiado, como dijo Tania ella sabía exactamente qué posición ocupaba en esta familia y no hubo malas caras o enojos cuando su madre demostraba su cariño hacia mi delante de ella. Sería necio por mi parte el negar que echaba de menos el follar con Tania, era como la versión pasional de Úrsula, cierto es que con Tania follaba de manera salvaje y con Úrsula hacia el amor.

En los siguientes meses hubo más viajes de Úrsula y más momentos de intimidad entre Tania y yo, todos a nuestra manera éramos felices y yo no me podía quejar de cómo me trataban ese par de mujeres, pero en mi cabeza seguía pesando la visión de Eugenio vivo estando con Úrsula. Llegue a aceptar eso ya que Eugenio era el padre de Tania y sé que Úrsula estuvo muy enamorada de él cuando era joven…pero, ¿Por qué fingir su muerte?

Esa pregunta martilleaba una y otra vez mi cabeza y necesitaba aclararlo, ¿Por qué un hombre con una vida increíble, renuncia a todo fingiendo su muerte? Contrate los servicios de un  detective privado para que siguiese a Úrsula, pero haciendo hincapié en que me interesaba saber la dirección del hombre que estaba con ella y sus costumbres. En menos de un mes tenía en mis manos un informe completo de las actividades de Úrsula y Eugenio con fotos de primeros planos muy comprometedores y la dirección donde vivía Eugenio en St.Tropez.

No me costó mucho el inventar un viaje de negocios y marcharme  a ver a Eugenio; con las referencias que tenía sabía que le vería muy pronto y así fue como una mañana y sabiendo que siempre tomaba el aperitivo en la terraza del mismo restaurante me acerqué hacia donde estaba sentado tranquilamente.

—¿Me puedo sentar?

Eugenio me miró como si hubiese visto un fantasma y sin que él me diese permiso me senté frente a él, enseguida vino un camarero y me preguntó que quería tomar.

—Una Heineken bien fría por favor. Le pedí amablemente.

—Como…Como…¿Cómo me has encontrado? Pregunto atónito.

—Creo que eso es lo de menos, el caso es que te he encontrado y necesito respuestas…¿Qué cojones está pasando aquí?

—Alfredo, lo único que debes de saber es que te regalé una vida increíble, quédate con eso y olvida que me has visto.

—No puedo olvidar lo que he visto Eugenio, te estas follando a la mujer que amo y lo más importante, ¿Qué hombre en su sano juicio y con una vida increíble finge su muerte y se deshace de todos sus bienes?

Vi que Eugenio cerraba sus ojos y agachaba la cabeza como intentando olvidar algo muy amargo de su anterior vida, apretó sus puños y me miro suplicante.

—Tú no lo entiendes, si me has encontrado tú, ellos también me pueden encontrar, exclamó angustiado. Me hace falta saber cómo me has localizado. Rogó angustiado.

—¿Ellos? ¿Quiénes Eugenio?

—Estoy seguro que lo has notado, esa sensación de desasosiego cuando acaricias la mano de una mujer y sientes que no debes de hacer nada con ella, ¿Sabes de lo que te hablo?

—Sí, lo he experimentado y casi me cuesta la vida, le dije preocupado.

—Fue en México, tenía negocios allí. Una noche cenando en el hotel me fije en una mujer increíblemente bella en la mesa contigua, las miradas cómplices y las sonrisas nos acompañaron durante toda la cena, no éramos ajenos el uno del otro. Cuando terminé el café me levanté y me dirigí a ella con intención de invitarla a una copa que ella aceptó de buen grado, besé su mano y acaricié su dorso, el estremecimiento que sentí me hizo saber que esa mujer era la misma muerte.

—Imagino que saldrías huyendo de su lado. Afirmé.

La cara de Eugenio se ensombreció, volvió a cerrar sus ojos y a apretar sus puños.

—Es lo que debería de haber hecho, pero llegó un momento en que me encantaba jugar con esa sensación y me follaba a quien hiciese que me estremeciera, estaba cansado de ir a lo seguro, necesitaba emociones fuertes.

—No me jodas que seguiste con ella, ¿Estás loco?

—En esos momentos no lo sabía, pero era la mujer de un poderoso narco de la droga. «Habitación 5 0 2, no tardes» matizó esa increíble mujer. Al poco estaba llamando a la puesta de su habitación, a los lados dos gorilas la custodiaban…Dios que noche Alfredo, no se puede describir con palabras, esa mujer era un volcán, puro vicio, follamos hasta caer rendidos y por la mañana cuando sonó su móvil y vi su cara de terror, me asusté. «¡¡HUYE!!» Me gritó «¡¡ES MI MARIDO!!» Cuando me estaba diciendo esto su marido ya aporreaba la puerta.

—Como…¿Cómo saliste de allí? Pregunté, sin creer lo que oía.

—Cogí solo mi cartera y salí desnudo por la ventana rápidamente. Gracias a que tenía una cornisa lo suficientemente ancha pude andar hasta que me pude colar en otra habitación. Oí un grito desgarrador y cinco disparos, supe que ella había muerto. Arriesgándome baje a mi habitación, me vestí con lo primero que pillé y cogiendo lo más importante me fui de ese hotel.

—Bien, dije intrigado, ¿Y esta historia que tiene que ver con que yo esté aquí y te haya encontrado?

—Estando en el aeropuerto sonó mi móvil, era un número desconocido según descolgué oí la voz de un hombre «Cabrón, tu eres el puto pinche que se ha follado a mi mujer, pienso encontrarte y matarte a ti y a tu familia, nadie le falta el respeto a Amador Flores» Cuando terminó de hablar colgó y a los pocos segundos llegaron a mi móvil tres imágenes que casi me hacen vomitar. En ella aparecía esa bella mujer con un machete clavado en su sexo, tres tiros en la cabeza y dos en el corazón

—Joder Eugenio, no me jodas.

—Cuando llegue a Madrid di de baja la línea y me asegure que ese número no se relacionase conmigo, el resto ya lo sabes, te pase mi vida, elimine todo rastro sobre mí y fingí mi propia muerte para tener a salvo a Úrsula y Tania y que no la relacionasen conmigo. Aunque esto ocurrió hace años, sé que hombres de Flores han venido a España a husmear, no sé si por negocios o por buscar a mi familia.

—Y dime Eugenio ¿Cómo conseguiste que yo encontrase a Tania y por ende a tu familia?

—Yo no hice nada de verdad Alfredo, fue el propio "DON" el que te llevó a ellas y ahora por favor dime como me has encontrado, es muy importante.

Me hice cargo de lo peligroso de la situación, por nada del mundo quería perder a Úrsula y a Tania, me volvería loco sin ellas.

—Úrsula y Tania tienen un localizador vía satélite en sus teléfonos para saber dónde se encuentran en todo momento. Así conseguí localizar a Úrsula…y a ti.

Inmediatamente Eugenio cogió su móvil y marco el número de Úrsula, al poco hablaba con ella.

—¿Úrsula? Hola cielo, solo dime algo, ¿Tu teléfono tiene algún programa de rastreo o localización?...Ya, pues elimínalo ahora mismo y habla con Tania y que haga lo mismo, incluso resetead el teléfono que no quede ni rastro…¿Qué, por qué? Porque ahora mismo tengo sentado frente a mí a tu chico tomándose una cerveza, por eso mismo y si él me ha encontrado, me puede encontrar cualquiera…Espera que te lo paso.

Mierda, Eugenio la había cagado, por nada del mundo quería que Úrsula supiese que me encontraba allí, ahora tendría que dar explicaciones y ya veríamos a ver como terminaba esta historia.

—Hola Úrsula. Dije secamente.

—Mi amor, decía Úrsula llorando, aunque no lo creas todo esto tiene una explicación, por favor vuelve a casa y hablamos…no me dejes.

Úrsula rompió a llorar con desesperación, oía sus hipidos por teléfono y me sentía impotente por no poder consolarla.

—Tranquilízate mi amor, nadie está hablando de dejar nada y por supuesto voy a ir a casa y hablamos tranquilamente, deja de llorar.

—Te quiero mi amor, vuelve pronto. Gimoteo Úrsula.

Terminé la llamada y tire el teléfono encima de la mesa. Mire a Eugenio enfadado, creo que todo lo que quería saber lo sabía ya y no merecía la pena seguir allí.

—Has puesto en riesgo a tu familia y a mí mismo por tu estupidez. No puedo prohibiros a ti y a Úrsula que os veáis, eres el padre de Tania, pero si te pido que la cuides y que no le pase nada.

—Te voy a decir algo chaval, Úrsula te quiere con locura, habla tanto de ti que casi estoy celoso. No hagas estupideces y cuídame a las dos y lárgate ya, no hace falta que hagamos vida social recuerda que estoy muerto. Dijo Eugenio con ironía. Y por cierto Úrsula desconoce que tú y yo nos conocimos y te pasé todo lo que tenía y quiero que siga así.

Yo solo asentí con mi cabeza y me fui hacia el aeropuerto, Tania me mandó un mensaje contándome que no sabía que le pasaba a su madre, había llegado muy pronto a casa y no dejaba de llorar. Cuando entré por la puerta Úrsula vino corriendo y se abrazó a mi como si en ello le fuese la vida, me costó lo que no está escrito tranquilizarla y convencerla de que no pensaba dejarla bajo ningún concepto aun a sabiendas que se acostaba con Eugenio. Esa noche los dos desnudos en la cama hicimos el amor como hacía mucho tiempo que no lo hacíamos. Úrsula se entregó a mí con un amor y un cariño difícil de describir pero que hizo que me enamorase aún más de ella. Al día siguiente no quiso ir a trabajar y nos quedamos en la cama hablando y aclarando todo, al final del día vi a Úrsula más feliz que nunca.

En los siguientes meses todo empezó a volver a la normalidad, aunque mi querida Úrsula no hacia ningún viaje. Tania empezó a impacientarse ya que quería follar conmigo y no encontrábamos el momento y aunque animaba a Úrsula a que fuese a ver al padre de Tania, ella respondía que prefería quedarse conmigo.

Empecé a indagar sobre la vida del que posiblemente fuera uno de los mayores narcos del cártel de Sinaloa, Amador Flores alias "El cinco tiros". Pensé que si ese ser quería a mi familia muerta, seria yo quien golpease primero. Mi plan era muy sencillo, indagar sobre su vida y costumbres, contratar a un asesino a sueldo y liquidarle de un tiro. Todo tenía que ser estudiado al milímetro y ejecutado a la perfección, si no, creo que no habría lugar en el mundo donde escondernos. Recopile información muy valiosa sobre los lugares donde solía vivir, y refugiarse, sitios que frecuentaba, gente de su confianza, no hay nada que con dinero no se pueda conseguir, aunque una mañana desayunado y viendo las noticias una exclusiva me alegro el día, en una redada en México D.F. Amador Flores era abatido a tiros por agentes de la DEA.

Imagino que esa noticia también la vio Eugenio y algo tuvo que hablar con Úrsula ya que en los siguientes días la vi bastante intranquila. Imaginando lo que iba a pasar casi me frotaba las manos, sé que Úrsula se iba a ir con Eugenio a pasar unos días era cuestión de tiempo aunque no me esperaba la conversación que mantuve con mi chica antes de irse a St.Tropez.

—Fredo cariño tenemos que hablar, dijo Úrsula con pena.

—Claro que si cariño, dije fingiendo intranquilidad, ¿Hay algún problema?

—No…bueno si, en un par de días me voy a ver a Eugenio, lleva insistiendo en verme mucho tiempo y le he estado dando largas porque quería estar contigo, pero es algo que ya no puedo aplazar más.

—Bueno, dije con tristeza fingida, es algo que sabía que llegaría, de hecho te he animado a que fueses a verle aunque no me haga mucha gracia la situación.

—Lo se cariño y créeme que esta situación me supera, no intento justificar mis actos pero una cosa es que me fuese en viaje de "negocios" y tú no supieses nada y otra muy diferente es que sepas que me voy a ver a otro hombre al que también amo y es el padre de Tania y esto es lo que he estado meditando y he llegado a una difícil conclusión.

—¿Y que conclusión es esa cielo? Pregunté curioso.

—No es que tengamos una relación abierta, pero la balanza debe de estar equilibrada, si yo me voy a ver a otra persona y follar con ella, considero que es necesario que tú hagas lo mismo.

—A ver…a ver Úrsula ¿me estás diciendo que quieres que folle con otras mujeres mientras tu estas fuera?

—Ni de "coña " Alfredo, no quiero que te líes con ninguna "lagarta" quiero algo controlado.

—Joder Úrsula no te entiendo y no sé a dónde quieres llegar. Dije confundido.

—Pues es muy sencillo mi amor, cuando yo este fuera quiero que sea Tania la que ocupe mi lugar, la que te de placer y cuide de ti.

—¡¡¿Te has vuelto loca?!! Dije sin creer lo que me decía Úrsula.

—No Alfredo, no se ha vuelto loca, dijo Tania entrando en el salón, mamá me ha explicado todo y he entendido lo que quiere de mí y no me desagrada en absoluto, al contrario será un placer "cuidarte" mientras mamá esté fuera.

Quien iba a negarse a una proposición de esa magnitud. Úrsula sin saberlo me había dado vía libre para follarme a Tania las veces que quisiera cuando ella estuviese fuera, aun así hice algo más de teatro.

—Os habéis vuelto locas las dos, creo que es una idea un tanto descabellada.

—No cariño ni mucho menos, dijo Úrsula abrazándome, hazlo por mí, sé que suena horrible lo que te voy a decir, pero es una manera de acallar mi conciencia, de pensar que lo que voy a hacer no es algo tan malo.

—Además, intervino Tania entrelazando sus dedos con los míos, mamá me ha dejado muy clara mi posición en vuestra relación, dijo traviesa, sabe que te quiero mucho, no temas nada.

Poco más que decir de esa conversación, Tania estaba radiante al saber que por fin íbamos a follar de nuevo como animales y encima con el consentimiento de su madre. Cuando despedimos a Úrsula en el aeropuerto y según la vimos desaparecer hacia la puerta de embarque, Tania me agarro de la mano y me llevo corriendo por medio aeropuerto. Vio a un empleado que salía por una puerta en la que ponía "SOLO PERSONAL AUTORIZADO" impidió que se cerrase y pasamos dentro de una especie de almacén, buscó un sitio escondido por unas cajas y arrodillándose frente a mi bajo mi bragueta y saco mi polla, morcillona, empezando una mamada brutal.

―Diooos que ganas tenia de sentirte otra vez, mi cuerpo tiene necesidad de ti.

Tania decía esto dándome mamadas profundas que llegaban a su garganta. En segundos tenia mi polla dura como una piedra y con la lengua de esa niña haciéndome diabluras sobre mi glande.

―Necesito que me folles ahora, no puedo aguantar más, decía Tania con desesperación, llevo desde ayer por la noche empapada pensando en tenerte dentro de mí.

Yo asistía impresionado por la pasión de esta niña, me había dejado sin palabras y me tenia excitado, me dio otra mamada profunda y levantándose se sentó en una caja se arremango su minifalda y me mostro su coñito babeante, no llevaba braguitas, se abrió bien de piernas y me invitó a follarla, no me lo pensé y metí mi polla hasta los huevos en esa cueva acogedora y estrecha que me llamaba a voces.

―Asiiiiii mi amor…fóllate a tú putita…ummmmm.

Creo que entre la excitación que teníamos los dos y el estar en un sitio en el cual podíamos ser descubiertos en cualquier momento, hizo que nuestro orgasmo llegase al poco de haber empezado. Estallamos los dos en un clímax impresionante que dejo a Tania aferrada a mi como una cría a su madre mientras me besaba con pasión y llenaba mi cara y mis ojos de besitos y mimos.

―Vámonos a casa mi amor, necesito tenerte desnudito solo para mí.

Fue una mañana llena de pasión y sexo, Tania disfruto de mi lo mismo que yo de ella, volví a disfrutar corriéndome en cada orificio de su cuerpo, mientras ella tuvo incontables orgasmos. Antes de comer nos dimos un baño en la piscina y desnudos como estábamos comimos bajo una carpa cerca del jardín.

―Cariño, dijo Tania, esta tarde he quedado con Barbara y Sandra, hace tiempo que no las veo y me apetece tomar algo con ellas y charlar, pero esta noche espérame a cenar, me gustaría invitarte.

Por la tarde vi salir a Tania preciosa como siempre, era una joven muy bella y de seguro que a muchos de sus amigos les gustaría vivir lo que estaba viviendo yo con ella. Aproveché para descansar, una siesta reparadora y larga me dejó preparado para lo que seguro seria una gran noche. A las nueve entraba Tania por la puerta, me fui a vestir y cenamos en ese restaurante de barrio donde ponían un cordero asado increíble. Unas copas en un sitio tranquilo y luego nos fuimos a bailar y divertirnos. A las seis de la mañana entrabamos por la puerta algo achispados por el alcohol, nos desnudamos y nos metimos en la cama, creo que estábamos los dos muy cansados, por que aunque iniciamos un amago de follar, solo quedo en eso, en amago, los brazos de Morfeo nos acunaron a los dos.

No se que hora seria, pero una sensación placentera en mis labios me despertó, la carita de Tania sonriente me miraba con amor, mientras me besaba.

―Hola mi amor, ¿Has dormido bien?

Su olor me despertó de golpe, estaba totalmente desnuda, y rebosaba sensualidad por cada poro de su piel.

―Cariño, ¿desde cuando llevas despierta?... ¡¡WAAA!! Que dolor de cabeza. Exclamé dolorido.

—Toma cielo, dijo Tania dándome una pastilla que estaba en la mesilla, esto te quitara el dolor de cabeza, ayer por la noche bebimos mucho. Anda ve a ducharte y baja a la cocina a desayunar te he preparado un desayuno de campeones, dijo divertida. Te espero en la piscina amor, hace un día increíble.

Me fui a duchar y de mi cabeza no podía quitarme el cuerpo desnudo de Tania, mi polla tomó vida propia y se levantó insolente reclamando el cuerpo de esa joven increíble. Cuando terminé baje a la cocina y como me había dicho Tania un desayuno increíble estaba encima de la mesa. Cuando terminé y me fui a reunir con Tania una maravilla más me aguardaba.

—¡¡¡SORPRESAAA!!!

Dijo Tania divertida, cuando me fui hacia la piscina tres bellezas desnudas me esperaban, Tania Bárbara y Sandra me mostraban sus cuerpos desnudos sin ningún tipo de rubor, mi polla dura como el acero, como nunca la había visto, daba espasmos de placer viendo lo que se avecinaba. Tania vino hacia mí felinamente y me cerró la boca mientras agarraba mi polla y la pajeaba.

—Ummmm cariño mío, veo que la pastillita que te di te ha hecho efecto.

—¿Pastillita? ¿Efecto? Dije asustado.

—Mi amor, esto es un regalo para ti, te di un Cialis, hoy tienes trabajo extra y tienes que satisfacer a tres mujeres. Por cierto, mamá no hace falta que sepa esto…

Sin utilizar mi "DON" creo que ese fue uno de los mejores días de toda mi vida. Cualquier adjetivo que pueda poner no expresa lo que sentí con esas tres ninfas del placer que me dejaron más seco que la mojama. Aun así cumplí como un caballero con ellas y aunque mi polla al finalizar el día estaba desollada, todas y cada una de ellas habían sido folladas por cada uno de sus orificios aunque no fue posible correrme en todos, mis huevos no podían generar tanto esperma.

Úrsula llego a casa pasados cinco días, casi no me dejo respirar, se lanzó a mí y me comió a besos mientras me arrastraba al dormitorio, ¿follamos o hicimos el amor? Creo que al principio follamos como locos para después del primer orgasmo tranquilizamos y querernos como lo que éramos dos personas indisolubles. Hubo más viajes de Úrsula y más momentos de pasión de Tania y míos, era imposible no amar a esa mujer que lo daba todo cuando estaba entre mis brazos.

Una mañana estando Úrsula y yo desayunando bajó Tania, radiante, preciosa, su cara estaba resplandeciente.

—Mamá, Alfredo, quiero comunicaros que estoy embarazada.

Úrsula y yo nos miramos asustados…

—¡¡¿QUIEN ES EL PADRE?!! Gritamos al unísono.

El guion se volvía a repetir como hace muchos años con su madre. Iba a ser padre de un bebe con la hija de la mujer que más amaba. Úrsula lejos de molestarse se mostró eufórica por la noticia y le alegró hasta hacerla llorar mientras abrazaba a su hija. Cuando se quedó a solas conmigo, me abrazó hasta casi dejarme sin aire.

—Cariño, soy muy feliz, decía Úrsula, no quería comentarte nada hasta asegurarme de que todo entre nosotros era perfecto, pero quiero tener un hijo de la persona que me ha entendido y a la que más amo.

Me abracé a ella pero una duda asaltó mi pensamiento de inmediato… ¿La persona que más amo?... ¿Quien?… ¿Eugenio o yo?

FIN

 

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