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Siento si te hice daño.

en Hetero: Infidelidad

Salí a la terraza del ático, deje que el frescor de la mañana me envolviese, se apoderase de mis sentidos, en esos momentos me sentía feliz, plena, mi vida era increíble y estaba viviendo una segunda juventud a mis casi cuarenta años, me quede mirando a no sé dónde, todo lo que veía era increíble, de fondo tenía una vista impresionante del océano Atlántico, ese día prometía ser único, la noche había sido maravillosa, mi pareja me había llevado de la mano conociendo cotas de placer que ni yo misma pensaba que podía alcanzar, me senté en una silla y en esos momentos la voz de Nines, la empleada del hogar sonó alegre detrás de mí.

—Buenos días señorita, ¿ha descansado bien?

—Muy bien Nines, muchas gracias, ¿serias tan amable de traerme un café?

Quería mucho a Nines, no solo era una empleada del hogar, para mí era mucho más, me ayudó mucho cuando llegue a esta casa y además, su nombre significaba mucho para mí, mi confianza con ella era total.

—Enseguida se lo traigo señorita, me dijo Nines con una gran sonrisa.

Me senté en una silla, mirando al infinito, mi albornoz se abrió escandalosamente mostrando la desnudez de mi cuerpo, unas manos se apoderaron de mis hombros, y mi piel se erizo, cerré mis ojos y aspire aire por mi nariz llenando mis pulmones, sus manos bajaron por mi pecho hasta alcanzar mis tetas, las acaricio con dulzura y excito mis pezones, mi respiración empezó a agitarse, me levante y me puse frente a él, me abrace a su cuerpo, y le bese con pasión, me gustaba sentir esa sensación de ser una mujer deseada, le senté en la silla, abrí su albornoz y libere su ya crecida polla, me senté a horcadas, frente a frente, sintiendo su dureza en mi cuerpo.

—Buenos días mi amor, ¿descansaste bien? Me pregunto mirándome con ternura.

—Sabes que sí, lo de anoche fue increíble, pensaba que no se podía sentir más placer, pero tú me llevaste más allá, me gustó todo lo que me hiciste, y lo más importante, me hiciste abandonar todos mis miedos…todos mis demonios…todos mis temores.

Nos miramos fijamente, amaba a ese hombre, lo amaba hasta que ese sentimiento se hacía doloroso, no lo pude evitar, mire en el fondo de sus ojos y mi mente voló llevándome a mis dieciséis años, empecé a recordar.

****

Qué queréis que os diga, con esa edad y en aquella época, en la que no existían redes sociales, ni móviles, ni wasap, ni Facebook ni Instagram, ser el centro de atención, ser popular, se limitaba a tu barrio, a tu instituto y a tu círculo de amistades.

Pero antes de seguir quiero que me conozcáis. Me llamo Sandra, soy una preciosa jovencita de dieciséis primaveras, mi pelo es castaño claro, largo hasta el principio de mi culete, mis ojos son verdes y muy expresivos, tengo una carita muy bonita y agraciada, mis labios son carnosos, mi cuerpo para la edad que tengo es espectacular, cuando me miro desnuda en el espejo de mi cuarto me encanta lo que veo, tengo buenas tetas vientre plano y un culito, que cuando me pongo pantalones ajustados es el centro de atención, redondito y respingón, en definitiva sé que a los chicos les vuelvo locos, pero mi corazón ya tiene dueño.

Su nombre es Lucas, tiene veinte años y es universitario, tiene un cuerpo muy bonito, ya nos hemos visto en traje de baño y ufff, tengo que reconocer que me excito, está estudiando medicina, y es un amor de persona, me cuida y me colma de atenciones, sé que está muy enamorado de mí, y bueno, yo de él, por lo menos creo que ese sentimiento que tengo es amor, aunque no lo sé definir muy bien, de todas formas hace poco tiempo que estamos juntos, más adelante sabré si este sentimiento es amor.

Yo sé que él no es virgen, ha estado con más chicas, lo sé porque él me lo ha contado, yo si soy virgen, también he estado con chicos, pero no les he dejado llegar más allá, algún beso, algún toqueteo y una paja mal echa a un chaval que me gustaba era toda mi experiencia sexual, pero sé que con Lucas perdería mi virginidad, además estudiaba medicina, eso para mí lo hacía más experto aun.

Nuestra relación creció, en intensidad y dedicación a nosotros, casi a punto de cumplir mis dieciocho años, estaba muy enamorada, pero seguía siendo virgen, aunque Lucas me insistía en que nos acostásemos, y ya le había visto desnudo, mi miedo a meterme la pedazo de polla que tenía me asustaba, ya le había hecho pajas y se la había chupado, tenía una polla preciosa pero muy grande, y eso me atemorizaba, además, ya no tenía tan claros mis sentimientos.

A ver, estaba enamorada de Lucas, pero sentía que me faltaba algo, mi entrega hacia él no era total, veía a mis amigas, todas ellas habían dejado de ser vírgenes mucho antes que yo y eso me avergonzaba, siempre me preguntaban por Lucas y su polla.

—Sandra, ¿ya te has tirado a Lucas?, tía cuenta, ¿cómo la tiene?, el Richard es un tanto patético, pero se lo monta bien, come el coño de vicio, un día te lo paso y lo pruebas, veras que boquita tiene.

Me fastidiaba reconocerlo, pero envidiaba la vida de mis amigas, sin ser tan guapas como yo, se lo habían montado mucho mejor, salían con chicos que tenían pasta, las invitaban a fines de semana increíbles en sitios que yo alucinaba cuando me enseñaban la fotos, yo las preguntaba de donde sacaban el dinero, pero ellas siempre me decían lo mismo.

—Mujer, se dedicara a sus “cosas”, nunca le pregunto, pero lo que si me interesa es el resultado final…mira, mira estas fotos.

Joder, era frustrante, era la tía que estaba más buena del grupo, los tíos se morían de ganas por separarme de mis bragas, pero se iban con las otras, yo era terreno vetado, tenía pareja, pero el con sus estudios, y esa carrera de mierda que costaba un dineral, no tenía esos detalles conmigo, y porras, me lo merecía, estaba buenísima quería una vida así.

Un día hablando por teléfono con la mejor de mis amigas, le pregunte por que yo no podía tener una vida como la de ella, sentía que estaba regalando mi juventud a una persona que no se la merecía, que se ocupaba más de sus estudios y de su carrera que de mí, por dios que gilipollas fui, en ese momento firmé mi sentencia para ser una desgraciada.

—A ver Sandrita, ¿tú te has mirado al espejo cuando sales de casa?

—Pues sí, respondía extrañada.

—Sandra, joder, que estas buenísima, enseña más carne, que los tíos vean que si vestida estas buena, desnuda tienes que estar de muerte, se mas lanzada, ¿Qué quieres a Lucas?, vale tía, pero mientras te puedes follar a otros, pilla experiencia, y mientras disfruta de la vida, somos jóvenes, cuando nos pillemos por un tío, y lleguen los críos, se te acabo todo.

Mis conversaciones con mis amigas me hicieron abrir los ojos, (lo sigo repitiendo, gilipollas de manual), me compre ropa más provocativa, ropa que seguro que ni mi familia ni Lucas aprobaría, pero que me hacía sentir muy deseable, salía de mi casa vestida de una manera, pero con la ropa que me quería poner en él un bolso grande, me bajaba al cuarto de contadores de mi edificio, y allí me había preparado mi refugio secreto, donde me podía cambiar y maquillar a mi antojo.

Quiero decir que el barrio donde vivía era un barrio de el extrarradio de Madrid, el paro, y las pocas oportunidades para los jóvenes, eran el pan nuestro de cada día, la gente se buscaba la vida, incluso rayando la ilegalidad.

Cuando faltaba algo más de un mes antes de mi cumpleaños, de mi dieciocho cumpleaños, una amiga invito a un primo suyo a una fiesta que celebrábamos en una discoteca, era una fiesta de otra amiga que quería celebrar su mayoría de edad. Ese día iba vestida de manera escandalosa, una minifalda que no escondía nada y una camiseta muy ajustada marcando mis tetas perfectamente, zapatos de tacón para realzar mi trasero y un maquillaje que mi amiga me había hecho y que literalmente decía “FOLLAME”, me mire y remire y me encontré irresistible.

Debo de decir que mi relación con Lucas seguía adelante, pero estaba estancada, estaba en época de exámenes y prácticamente no nos veíamos, yo le seguía queriendo, pero necesitaba algo más, yo con mis diecisiete años, aparentaba veinte, estábamos en la puerta de la discoteca esperando a entrar y en ese momento el ruido de una moto llamo nuestra atención, era el primo de mi amiga, joder, cuando se bajó y se quitó el casco me quede mirándole como una boba, era muy guapo, y tenía esa pinta de malote que tanto nos pone a las tías, además con esa chupa de cuero y ese tupe estaba irresistible, sentí un cosquilleo muy rico en mi chochito y eso me excito, cuando vino hacia nosotras me repaso de arriba abajo, me gusto como me miro, saludo a su prima y se dirigió hacia mí.

—Bueno, bueno… ¿y tú quién eres que nunca te he visto en esta pandilla?

—Hola, dije nerviosa, soy Sandra.

Me dio dos besos muy cerca de la comisura de mis labios, olía muy bien, y su seguridad me intimidaba.

—Encantado de conocerte Sandra, mi nombre es Manuel, aunque me gusta que me llamen Lolo, y dime cielo, ¿Dónde has estado metida toda mi vida?

Reí nerviosamente, me encantaba ese tío, me hacía sentir algo que desconocía, y ese algo era una sensación que me gustaba. No se separó de mí en toda la tarde, y al final de la noche me llevo a mi casa en su gran moto, aunque más de un conductor se puso morado, ya que con la minifalda que llevaba iba enseñando todo, nos seguimos viendo, y conociéndonos más, empecé a sentir cosas por el que se supone que no debía de sentir ya que yo estaba enamorada de Lucas, ¿lo estaba?, realmente empezaba a dudarlo, el seguía enfrascado en sus estudios, me decía que quería ser lo mejor para mí y darme una vida como me merecía, y una vida increíble.

El día de mi dieciocho cumpleaños, celebre mi fiesta en la misma discoteca donde conocí a Lolo, ese día iba guapísima, muy deseable, llevaba un vestido entallado con una faldita de vuelo, los chicos volteaban a verme y me decía burradas, yo estaba excitada y partida de la risa, cuando llegamos, ya nos estaban esperando, Lolo me recibió con un pico en los labios y una caja grande que era mi regalo, Nines mi mejor amiga y que nos conocía a Lucas y a mí me miro muy seria y se dirigió a mí.

—Sandra, ¿y Lucas?

—Esta con sus estudios, el lunes tiene un examen, le dije que viniera, pero me dijo que me recompensaría, que esperase a que pasasen los exámenes, y seria increíble.

—Sandra, sabes que nunca te discutiré una decisión tuya, pero os quiero mucho a Lucas y a ti, no me gusta la actitud cariñosa que tienes con Lolo, no es una persona que te convenga, créeme.

—Tranquila, se lo que me hago.

A quien quería engañar, estaba loquita por Lolo, y esa tarde prometía ser increíble, nos metimos en la discoteca, y empezó la fiesta, yo estaba encantada, estaba en la pista de baile, y era el centro de atención, buscaba a Lolo con la mirada y le descubrí en la barra sentado de forma varonil, y mirando cómo me movía, como presumía de mi cuerpo. De repente , solo tuve ojos para él, la música dejo de sonar en mi cabeza y me dirigí hacia la barra, donde estaba sentado, el me recibió y me metió entre sus piernas, me agarro por mi cinturita y con la otra mano la poso en mi culo y apoyo su polla en mi pubis y me atrajo hacia él, pase mis brazos por su cuello y nos besamos con pasión, como hacía tiempo que nadie me besaba, en esos momentos note como me empezaba a mojar, notaba mi braguita empapada, y un cosquilleo en mi coño me hacía restregarme contra él.

—Ven conmigo, cariño, me dijo Lolo.

Yo me deje llevar, fuimos hacia los baños y nos metimos en el de caballeros, abrió una de las cabinas y nos metimos dentro, nos besamos, nos comimos la boca, por primera vez un hombre me toco mi chochito por encima de la braguita, un calambrazo recorrió mi cuerpo, y abrí más mis piernas en clara invitación a que siguiera.

—Ummmm, Sandra, mi amor, como quería sentirte así, necesitaba tocarte sentirte.

Estaba derretida, caliente como un horno, y encima con él, de Lucas ni me acordaba, solo sabía que el hombre que necesitaba estaba conmigo y me tenía a punto, quería darle mi virginidad a él, no es que los baños de una discoteca fuese el sitio soñado, pero lo deseaba en ese momento.

—Cariño, necesito que me folles, le dije convencida, pero ten cuidado soy virgen.

Me volvió a besar con pasión me comía la boca de maravilla y hacia diabluras con su lengua, bajo hasta dejar su cara a la altura de mi entrepierna, metió las manos por debajo de mi vestido y me bajo las braguitas, me las saco y las olio, mientras cerraba sus ojos, levanto mi falda y miro mi sexo por unos instantes, estaba cachonda perdida, necesitaba sentirle dentro de mí.

—Sandra, la próxima vez que vea tu chochito, lo quiero sin un pelo, ¿te ha quedado claro?, cuando me como el coño de una tía no me gusta llenarme la boca de pelos.

—Lo que tú digas mi vida, pero follame, lo necesito

Note como se bajaba los pantalones, y dejaba su polla al aire, enseguida baje mi mano  y la agarre, la pajee delicadamente, estaba dura como una piedra, sopese como era y no tenía nada que ver con la de Lucas, esta era más pequeña y más fina, seguro que no me dolería tanto.

Levanto una pierna mía, y la sostuvo con su brazo, apoyo mi espalda en la pared contigua a la siguiente cabina, y me penetro, note un dolor agudo y un fuerte pinchazo, no fue nada cariñoso, empezó un bombeo brutal, pero curiosamente al poco un placer como nunca había sentido empezó a poseerme.

—Asiii, mi amor asiiiiii, follamee, hazme tuya.

Estaba totalmente entregada, disfrutando como una perra en celo, tenía mi cabeza echada hacia atrás y mis ojos cerrados sintiendo los besos y la lengua de Lolo en mi cuello, note como algo, una gota caía en mi cara, pero no le preste atención, gemía como una puta, sintiendo sus embestidas, llevándome a un orgasmo sin retorno, una segunda gota me volvió a golpear en la frente y abrí mis ojos, me quise morir, Lucas estaba asomado por encima de la cabina del otro servicio, estaba llorando y las gotas que me golpeaban eran sus lágrimas, me sentí la peor persona del mundo, pero justo en ese momento, Lolo con un golpe de caderas clavo su polla en lo más hondo de mí y empezó a correrse desatando mi orgasmo, solo sé que cerré los ojos nuevamente y mordí mi labio inferior para ahogar mi grito de placer, note dos lagrimas más de Lucas, pero no quise abrir los ojos, cuando termino y saco la polla de mi interior, una mezcla de flujo, sangre y semen caía al suelo y por mis piernas, no me sentía orgullosa, mire a Lolo y creo que en ese momento le odie, le pedí mis bragas muy seria.

—Qué te pasa Sandra, no me digas que no has disfrutado, ha estado muy bien, joder además tienes un culito que me vuelve loco, vamos no seas estrecha.

Estaba de mal humor, Lucas el amor de mi vida, me había pillado follando con otro, en ese momento pensé lo que había hecho, a Lucas no le había dejado ponerme una mano encima, me había respetado y a Lolo en poco más de un mes le había dado mi virginidad y había follado con él, y lo peor es que me había gustado. Salí corriendo de allí y Nines me vio salir rápido pero me paró.

—Por dios Sandra, ¿Qué has hecho?, he visto salir a Lucas llorando, me ha dicho que quería darte una sorpresa, pero creo que la sorpresa se la ha llevado el.

—Joder, he sido una estúpida, me he dejado llevar por mis impulsos y me ha pillado follando con Lolo.

—¿Comooo?, ¿pero tú eres tonta?, te dije que Lolo no te conviene, no sabes dónde te metes.

Mire a Nines extrañada, Lolo tampoco era tan mala persona, salí de la discoteca, necesitaba ver a Lucas y despedirme de él, sabía que mi relación con él se había acabado, pero necesitaba despedirme, hacerle saber que en estos más de dos años le había querido con cada fibra de mi ser. Al poco rato me encontraba frente al portal de Lucas, llame al telefonillo sin saber muy bien que le iba a decir, esperaba que fuese Lucas el que me atendiese, pero oí la voz de su madre.

—¿SI?

—Buenas noches, soy Sandra, ¿esta Lucas?

El inconfundible zumbido de apertura me invito a pasar, subí rápidamente y llame al timbre, su madre me abrió la puerta, su mirada fría me miro de arriba a abajo.

—¿Qué has hecho Sandra?

—Por favor, ¿esta Lucas?, necesito verle.

—Lucas está en su habitación, está llorando como nunca he visto llorar a un hombre, no quiere volver a verte ni yo que vuelvas a pisar esta casa, eres una puta y una golfa y hueles a semen de otro hombre, lárgate de aquí y olvídate de mi hijo, no te lo mereces, déjanos en paz.

Un portazo en mis narices, me anuncio, que todo había acabado, estaba destrozada, no hubiese querido que terminase así, me fui a la discoteca otra vez, cuando entre mi cara no anunciaba que estaba contenta, Lolo vino hacia mí, pensé que iba a consolarme.

—A ver gilipollas, que sea la última vez que me dejas tirado de esta manera, y encima por el pichacorta de tu ex, eres mía, te he follado y te quiero a mi lado o detrás de mí, pero que sea la última vez que desapareces, ¿te queda claro?

—Vete a tomar por culo imbécil, le increpé dolida.

—Vete tu niñata de mierda.

Vi como Lolo, la persona a la que le había regalado mi mayor tesoro, desaparecía por la puerta, mis ojos se inundaron de lágrimas y llore desconsolada, Nines, me cogió de la cintura y ni nos despedimos de la gente, creo que ni se habían enterado de lo que había pasado, me acompaño a casa, por el camino hablamos de todo lo que había ocurrido, ese día que prometía ser el más feliz de mi vida, fue el más aciago, todo, absolutamente todo salió mal. Esa noche me arrepentí de haberle dado mi virginidad a Lolo, me arrepentí de haber hecho tanto daño a Lucas, y me di cuenta en esos momentos de lo que lo iba a echar de menos, que mi amor por él no había desaparecido y que casi le amaba más si eso era posible.

Las siguientes semanas fueron horribles, no quería salir, iba de casa al instituto y viceversa, me encerré un poco en mí, vi unas cuantas veces a Lucas, quise acercarme a él, pero no me dejo, de Lolo no sabía nada, le llamé un par de veces por teléfono pero nadie contesto a mis llamadas, mi vida era una mierda, estaba muy deprimida.

Un viernes al salir del instituto, me encontré a Lolo en la puerta con su moto, estaba guapísimo, me acerqué muy seria hacia él.

—Hola, le dije secamente.

—Hola princesa, siento lo del día de tu cumple, me comporte como un imbécil, he venido a disculparme, a decirte que te quiero, y que no te puedo sacar de mi cabecita.

Moje mis bragas otra vez, todos mis males desaparecieron, me lance a sus brazos y le bese delante de todos mis compañeros y profesores, a la mierda, estaba en una nube.

—Cariño mío, me dijo Lolo, te puedes escapar hasta el domingo por la mañana.

—Si mi amor, claro que sí.

Me fui a buscar a Nines, le di mi carpeta y le dije que llamase a mi madre, que me iba a quedar en su casa a dormir, que me cubriese.

—Sandra por favor, olvídate de ese tío, es un sinvergüenza, un golfo, no lo hagas.

En ese momento su mano me agarro  de mi cintura atrayéndome hacia él.

—Nines, se buena y cubre a tu amiga, la voy a recompensar por lo mal que se lo hice pasar.

Estaba emocionada, para mí era una aventura, me monte en su moto y nos fuimos hacia la estación de tren de Atocha, nos montamos en el AVE y a las poco menos de dos horas nos bajamos en la estación de Joaquín Sorolla de Valencia, estaba muy excitada, una sonrisa continua en mi cara demostraba lo feliz que era en ese momento, nos montamos en un taxi y Lolo le dio una dirección, nos llevó a un hotel impresionante, y cuando vi la habitación con cama de matrimonio, me lance a comerle la boca a Lolo, bajamos a comer y por la tarde nos fuimos de compras, me compro ropa interior muy sexy, y dos vestidos con una faldita de infarto, dos bikinis mínimos, que no cubrían casi nada y un liguero con medias negras.

—Este fin de semana te voy a follar como te mereces, eres una princesa y así te voy a tratar.

Le mire seriamente cogí una mano suya y la metí entre mis piernas y se la aprisione, que notase mi humedad.

—Mira como tengo mi pantalón vaquero, estoy empapada, necesito que me folles, te necesito dentro de mí, quiero sentir otra vez tu leche golpeando mi útero.

Vi los ojos de Lolo brillar, fuimos a caja pagó todo y nos fuimos al hotel, fue maravilloso, los dos desnudos, sintiéndonos, me folló como quiso y cuanto quiso, perdí la cuenta de mis orgasmos, era una máquina de follar, estaba encantada, por fin tenía la vida que deseaba, con el hombre apropiado, me acorde de Lucas vagamente, y pensé que ese tipo de vida, él no me lo podía dar, al final nos quedamos hasta el domingo por la tarde, llame a mi madre, estaba histérica, decía que donde estaba, que sabía que no estaba con Nines. Al final logre tranquilizarla, la felicidad que radiaba de mi voz la hizo creer que estaba olvidando todo lo pasado.,

Al día siguiente pedí hora en la steticien del hotel para que me depilasen mi coñito, quería sentir la boca de Lolo en mi chochito, fue una sensación de libertad increíble, cuando me mire al espejo me sentí más deseable aun si cabe, y Lolo por fin me comió el coño, por dios, que corrida más impresionante, le deje la cara brillante de mis jugos, y me folló a placer.

El domingo por la noche cuando me dejo en mi casa, nos prometimos amor eterno, amaba a ese hombre, era mi macho, me gustaba todo de él, mi cuerpo le pertenecía.

Al día siguiente Nines me recibió con mala cara, me echo una bronca impresionante, en el fondo la metí en un buen lio, sus padres la castigaron sin salir un mes por encubrirme en mi aventura, me dio igual, yo era feliz, todo iba sobre ruedas con Lolo, hubo más fines de semana increíbles, follábamos hasta caer rendidos, me sentía plena como mujer…que estúpida fui.

—Lolo, ¿Cuándo me dejas en casa, a dónde vas?

—Jajajaja, ¿por qué lo quieres saber?

—Es curiosidad.

Lolo se puso serio y me miro de una manera que no me gustó, pensé que éramos mucho más, que amantes, que yo para él era mucho más, pero me dejo claro que estaba equivocada.

—Que sea la última vez que me preguntas por mi vida, no tienes ningún derecho a preguntarme nada, yo soy el hombre y hago lo que quiero, pero tú no, me debes un respeto y quiero saber todo lo que haces, ¿te queda claro, puta?, además, ¿de dónde crees que sale el dinero para tus putos fines de semana y lo que te compro?

Me dejo helada esa respuesta, no me gustó ni el tono ni la forma en lo que lo hizo, no fui capaz de reaccionar, en ese momento lo más aconsejable habría sido mandarle a la mierda, pero era estúpida e inexperta. Algo en mi interior me puso en alerta, indague por mi cuenta las correrías de Lolo y no me gustó nada de lo que fui descubriendo, robos, droga, prostitución, los trapicheos que tenía eran incontables, amén de la gente con la que se juntaba, decidí poner fin a aquello, no quería un hombre que me diese una mala vida y lo que son las cosas, en esos momentos me acorde de la seguridad que me ofrecía Lucas, de acuerdo que no tuviese dinero, pero el respeto y el cariño con el que me trataba no tenía nada que ver con este ser.

Ocurrió lo que no tenía que ocurrir, pero estaba cantado, me quede embarazada, en todas las innumerables veces que Lolo me folló, se corrió en mi interior y no poníamos ningún medio anticonceptivo, bueno yo sí, cuando me acordaba me daba duchas vaginales, pero a lo mejor, pasaban horas hasta que lo hacía, el caso es que me había metido en un buen lio, estaba muy asustada no había cumplido los diecinueve años y ya esperaba un hijo de una persona que no se merecía ni mi cariño ni mi amor, aun así se lo comente.

—¿Qué estas embarazada?, ¿Y seguro que es mío?

—¿Tu eres bobo, Lolo?, ¿acaso crees que me voy acostando con el primero que viene?, pues claro que es tuyo, el solo hecho de que lo dudes es ya un insulto, estoy asustada, ¿y eso es todo lo que se te ocurre decirme?

—Shhhh, baja los humos princesita, tu obligación como mujer es que pongas los medios para no quedarte embarazada, yo no me tengo que preocupar de una mierda, solo follarte y correrme dentro de ti.

¡¡¡Madre mía¡¡¡ pero con quien me había juntado, me acorde de Nines y lo que me decía, pero me acorde tarde, si antes de contárselo a Lolo estaba asustada, ahora lo estaba más, me sentí muy sola.

—Bueno princesita, tranquilízate, voy a ver si arreglo tu metedura de pata, mañana te cuento algo.

Pase la peor noche de mi vida, solo deseaba poner fin a esta pesadilla, una vez que todo pasase, lo tenía claro, iba a mandar al cabrón de Lolo a la mierda.

No siempre todas las cosas salen como una desea, Lolo quiso que abortase, aunque no me hacia ninguna gracia, tuvimos que reunir cien mil pesetas (600 €), por aquella época un pastizal, para pagar mi aborto, cuando me llevo a donde me lo iban a practicar, mi instinto de supervivencia me dijo que saliese corriendo de allí, y eso hice, Lolo monto en cólera conmigo, perdimos el dinero, y por primera vez me humillo en público, me insulto, me dio un bofetón, delante de todos nuestros amigos, solo Nines, se interpuso entre Lolo y yo para que ese maltrato no llegase a mayores, el muy capullo fue a pegar a Nines, pero el novio de una amiga que estaba cachas le cogió el brazo y paro esa locura.

—Tranquilito Lolo, compórtate como un hombre y asume las consecuencias de lo que has hecho, le dijo el novio de mi amiga.

—UNA MIERDA TENGO QUE ASUMIR, QUE LO ASUMA ESTA PUTA POR SU MALA CABEZA, grito Lolo.

Se fue hacia su moto y desapareció, estaba hecha polvo, destrozada anímicamente, lloraba sin consuelo, mi mente no era capaz de sopesar las consecuencias de todo esto, pero las cosas lejos de arreglarse iban a ir a peor. Nines me acompaño a casa, y subió conmigo, mi madre según abrió la puerta sabía que algo grave pasaba, y me derrumbe, se lo conté todo, para mí fue una liberación, en esos momentos mi mamá era la mejor, la que me consolaría y me sacaría de mi problema, Nines nos dejó solas, mi madre lejos de consolarme me soltó dos tortazos que me dejaron aturdida, me llamo de todo y me mando a mi habitación.

Mi llanto era angustiado, pasadas unas horas se abrió la puerta y apareció mi padre por la puerta con cara de pocos amigos, me asusté mucho, pero me levanto, me abrazo contra su pecho y me beso en la frente, ese gesto me hizo llorar, lloraba abrazada a él.

—Tranquila mi amor, decía mi padre, veras como todo se arregla, vístete anda.

Me vestí, y salí con mi padre rumbo a casa de Lolo, he de comentar que mi padre era un hombre muy corpulento de cerca de dos metros de altura, trabajaba en Mercamadrid de estibador, era tarde casi media noche, cuando llegamos llame al telefonillo y sin preguntar abrieron, mi padre se mantuvo fuera del ángulo de la mirilla, abrió la puerta Lolo, con una sonrisa cínica lo soltó sin pensar.

—Princesa, tu por aquí a estas horas, ¿a qué vienes, a que te folle y hacer las paces?

Mi padre apareció por la puerta y agarró a Lolo por el cuello y lo estampo contra la pared.

—Así que tú eres el hijo de puta que ha dejado embarazada a mi niña, y ahora encima te quieres desentender.

El padre de lolo apareció por otra puerta con un cuchillo jamonero, mi padre echo mano a su espalda y saco una pistola y apunto al padre de Lolo que soltó el cuchillo y levanto las manos. Yo estaba muy asustada y lloraba sin consuelo, no entendía toda esa violencia y sinsentido.

—Según lo veo yo, dijo mi padre, lo podemos hacer de dos maneras, o solucionamos esto como personas civilizadas, o de aquí esta noche se llevan dos cadáveres y yo voy a prisión.

—Tranquilo compadre, dijo el padre de Lolo, vamos a sentarnos a hablar y aclaramos esto.

Mi padre puso el seguro a su pistola y la guardó, soltó a Lolo que echó mano a su cuello, estaba rojo y le faltaba aire, pasamos al salón, destartalado todo sucio y nos sentamos.

—Bien compadre, dime que es lo que quieres.

—Quiero que tu hijo se case con mi hija, no quiero que mi nieto sea un bastardo sin padre.

—¡¡¡Papa!!! Por dios eso no, yo no quiero a este hombre es un bruto, dije muy asustada.

—Haberlo pensado antes de abrirte de piernas, ahora asume tus decisiones, dijo mi padre enfadado.

—Muy bien dijo el padre de Lolo, pero todo lo pagamos a pachas, y todos los preparativos los hacéis vosotros.

Mi padre y el padre de lolo se estrecharon las manos, habían sellado mi futuro y me habían condenado a llevar una vida de mierda, Lolo me miraba furioso, miro a mi padre y le amenazo.

—Viejo, no tienes ni puta idea de con quién te metes, te juro que tu hija va ser una desgraciada.

Mi padre le dio un puñetazo que le lanzo hacia el sillón y cayó de espaldas con la cara ensangrentada.

—Creo que el que no tiene ni puta idea de con quien está tratando eres tú, se de tus trapicheos y tus negocios turbios, ¿conoces al Negro, a Pelón y a Casarubia?

La cara de Lolo cambio, se puso seria y desapareció esa mueca de superioridad, se puso pálido.

—Todos los días almorzamos juntos, un solo comentario mío y acabas en una trituradora de carne, ándate con cuidado y haz feliz a mi hija.

Nos fuimos de esa casa, llore, rogué a mi padre que por favor no me hiciera eso, pero no obtuve ninguna respuesta, esa noche no pude dormir, estaba aterrada, no reaccionaba, ahora pensándolo fríamente lo mejor hubiese sido haber desaparecido haberme fugado, pero no lo hice.

A los dos meses, con algo de barriguita y un traje de novia horrible me case con Lolo, todo fue horrible, yo no quería eso, durante toda la ceremonia llore con desesperación, no podía creer lo que me estaba pasando y que nadie hiciese nada para parar esa aberración, mire a mi madre rogándole que parase esa ceremonia, pero me miraba avergonzada y agachaba la cabeza, no quise decir el “sí quiero” pero mi padre me obligo, hasta el cura parecía que le daba igual todo, No hubo convite, nadie nos esperaba a la salida de la iglesia con el arroz, solo estaba Nines, corrí hacia ella y la abrace llorando.

—Nines, por favor, despiértame de esta pesadilla, mi vida se va a la mierda.

—Sandra cielo, voy a luchar por ti, voy a intentar por todos los medios sacarte de esta pesadilla.

Lolo me arranco literalmente del abrazo con mi amiga, la boda se celebró un día entre semana y por la tarde, me vi entrando en la casa de Lolo a empujones, me metió en una habitación y me violo, yo no quería hacer nada pero él me dio dos tortazos y me arranco la ropa, me tumbo en la cama y me violo.

—Me has jodido la vida so puta, tu vida va ser un infierno a partir de ahora, me ha tocado cargar contigo y con lo que llevas en tus tripas, pero vas a ser mi puta particular.

Llore, llore hasta quedarme sin lágrimas, la vida te puede golpear de muchas maneras, y todas ellas crueles, mi padre, la única persona que podía parar esta vorágine, falleció de un infarto, ahora creo que la naturaleza es sabia, muy sabia, a los seis meses tuve un aborto, creo que debido a mi estado de ánimo y las palizas que me daba Lolo, mi niña, era una niña, nació muerta, estuve varios días en el hospital, Lolo no se separó de mi lado, no por amor, si no por no alertar a las enfermeras y médicos, nadie se enteró, y nadie fue a verme, me dieron el alta y me encerró en una habitación, era la criada de esos dos seres monstruosos.

Nadie se preocupó de mí, salvo Nines, insistía en verme, pero tanto mi suegro como Lolo, no la dejaban, hasta un día se presentó con la policía, por fin consiguió verme, se quedó asustada de mi aspecto, pero los policías trataron el asunto como un incidente doméstico, desde ese día Lolo marco a Nines como un objetivo, la amenazó de muerte.

Mi vida era una auténtica pesadilla, vivía con un miedo continuo, la mala nutrición y el estar encerrada todo el día sin ver la luz del sol, mermaron mi salud, no tenía fuerzas para nada, un día se abrió la puerta por la mañana, era mi suegro, vi su mirada y me asuste, me violo en la misma cama que su hijo me follaba todos los días, cuando llego Lolo y me vio como me había dejado, se fue hacia su padre y le dio una paliza, esa misma noche salió de esa casa y no le volví a ver más, pero Lolo me pego hasta que perdí el conocimiento, según el por puta, por no haber sabido parar a su padre, en mi empezó a crecer un sentimiento de culpabilidad muy grande por no ser una buena esposa.

Intente ser complaciente con él, ser más sumisa, parece ser que se tranquilizó y me dejo algo más de libertad, pero estaba encerrada en esa casa, no tenía teléfono, la puerta de la calle cerrada con tres cerrojos para que no saliese, pero me plantee el cuidarme, ya que yo era la que hacia la comida, me hice una dieta, la única ventana que daba a la calle era pequeña, pero entraba el sol, todas las mañanas tomaba el sol un poco, le dije a Lolo que se pasase por una farmacia y me comprase un complejo vitamínico, hacia ejercicio y empecé a recuperar mi belleza,  Lolo se dio cuenta, eso le gusto.

—Vaya princesita, te estas poniendo muy bien dan ganas de follarte.

—Gracia cielo, lo hago por ti, para complacerte.

—Eso es putita mía, ven aquí.

Llegue a su altura y me hizo arrodillarme, se sacó la polla y me hizo, chupársela, olía mal y además sabia a coño, a otro coño. No quise decir nada, no avisó y termino en mi boca.

—Traga zorra, es mi leche, vamos trágatela.

No quería, tenía unas arcadas increíbles, de un tortazo me hizo que me tragase toda su corrida, me levanto, bajo mis pantalones y mis bragas y me quiso follar el culo, pero no le deje, eso me costó una paliza brutal que me dejo una semana en la cama.

No quiero aburriros, fueron muchos, muchos años de vejaciones y maltratos, con 37 años mi autoestima y la confianza en mí misma había desaparecido, me sentía culpable de todo, mi único consuelo era acordarme de mi relación con Lucas y el amor que nos teníamos. Lo que más me dolió es que mi madre sabiendo lo que me pasaba hizo muy poco, venía a verme, pero su comentario era siempre el mismo, “hija hay que aceptar las cosas como vienen”, se desentendió de mí, solo Nines, mi querida amiga lucho por mi hasta caer agotada, un cáncer de páncreas se la llevo con 39 años, llore, lloré con amargura, la única esperanza de mi vida me había dejado, esa misma mañana mi madre hizo acto de presencia en casa, la oí hablando con Lolo, al poco rato se abrió la puerta de mi habitación y me saco al salón, allí estaba mi madre, estaba muy guapa, me miraba con desprecio.

—Hola hija, ¿no saludas a tu madre?

Me acerque y la di un casto beso, pero sin amor.

—Estoy aquí para que vayas al entierro de tu única amiga, quiero que veas como todas tus esperanzas las entierran bajo tierra, ya he estado hablando con Lolo, nos vamos al pueblo de Nines, la van a enterrar allí, Lolo ha depositado en mí tu cuidado, voy a asegurarme que no comentas con nadie lo que te está sucediendo, siento decírtelo, pero es lo que te has buscado tu sola.

Mis ojos se anegaron de lágrimas, no lo podía creer, esa misma mañana Lolo me dejo en el coche con mi madre e iniciamos el viaje al pueblo de Nines, lloraba en silencio, pasada una hora mi madre paro en una área de servicio, se bajó del coche y me ayudo a bajarme, cuando la mire sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—Mi vida, mi amor, perdona por lo que has oído de mi boca, mi niña, por dios que te han hecho.

Me abrazo con fuerza, estaba confundida, la persona que había visto esta mañana no era mi madre, pero ahora su cariño me confundía.

—Se lo que estás pensando, que estoy loca, pero he sido una cobarde, sabía lo que estabas pasando y no he hecho nada, solo he reaccionado cuando fui a ver a Nines en su lecho de muerte y me pidió que fuese fuerte y te rescatase de esa casa, me explico todo lo que habías pasado.

Acariciaba la cara de mi madre, ella besaba mi mano y acariciaba mi cabello.

—He tenido que hacer teatro, ganarme la confianza del hijo de puta de tu marido, para sacarte de allí y que él no viniera, mi amor, por lo que más quiero que eres tú, que todo va a cambiar, ya lo veras, déjame a mí.

Por primera vez en muchos, muchísimos años, me sentía feliz, libre, mi madre estaba a mi lado, nos abrazábamos, sentía que no la había perdido, nos pusimos al día en muchos aspectos, cuando nos montamos en el coche agarro mi mano y ya no la soltó, no sé cuántas veces me pidió perdón, besaba mi mano y lloraba.

—Cariño, me he arrepentido de muchas cosas en mi vida, pero lo que más siento es no haber parado esa boda, aunque tu padre me hubiese matado, toda mi vida he sido una cobarde, pero ahora estoy decidida, tengo todo pensado, te queda muy poco de estar sufriendo, pero tenemos que ir con cuidado, Lolo tiene ojos y oídos por todos lados.

No sé por qué, pero me sentía a gusto y se lo pregunte.

—Mama, ¿has vuelto a saber de Lucas?, ¿qué fue de él?, ¿termino la carrera de medicina?, ¿sabes si se ha casado?

Mi madre me miro con cariño, aunque os parezca extraño, era la primera vez que podíamos hablar a solas sin un censor al lado fiscalizando todo lo que hablábamos.

—Cariño, Lucas es un afamado cirujano plástico, al año más o menos de vuestro incidente, se fue a Estados Unidos con una beca a terminar la carrera, allí se doctoro, y se especializo, nunca se ha casado y hace años que vive en el sur de Gran Canaria, allí ha montado un hospital y vive muy bien, se cuentan por decenas las celebridades que se ponen en sus manos.

No sé por qué pero un sentimiento de orgullo se apodero de mí, ahora me daba cuenta de todo, todo el esfuerzo que hacia estudiando, sacrificando muchas cosas, lo hacía por mí, para que mi vida junto a él fuese increíble…que poco lo aprecié y cuánto daño le hice.

Llegamos al pueblo de Nines, nosotras nos alojamos en un hotel a las afueras del pueblo, en un sitio precioso, estaba muy contenta, porque iban a ser dos días sin el desgraciado de Lolo, me sentía libre, no quería pensar en cuando volviese, quería vivir el momento, bajamos a comer, fue una comida para mi muy especial, pedí lo que quise, nadie me dijo nada ni me amenazo, durante la comida mi madre y yo nos unimos aún más si cabe, sabía que a partir de ahora todo había cambiado.

Cuando terminamos, subimos a descansar y por la tarde nos vestimos de riguroso luto y fuimos a la casa de los padres de Nines, allí tenían montado el velatorio, fue muy duro ver a mi amiga, mi querida amiga irreconocible, la enfermedad la había consumido, llore su muerte y la seguiré llorando por años, fue una de las mejores personas que he conocido, estuvimos hasta la madrugada, vi a muchas personas que hacía muchos años que no veía, bien entrada la noche hablando con una amiga alguien me toco el hombro, era la madre de Lucas, la mire asustada, pero ella lejos de mostrarse desagradable, me miro con cariño, me abrazo y me dio un par de besos.

—Sandra cariño, estas guapísima, me miro muy seria, todos los días me arrepiento de lo que te dije aquel día que viniste a ver a Lucas, te deseaba lo peor por haber hecho sufrir a mi niño, pero ninguna mujer merece pasar por lo que estás pasando tú.

La noche fue larga, me emociono ver a tanta cantidad de gente, Nines era muy querida, muy de madrugada nos fuimos a descansar, a las once de la mañana la comitiva fúnebre salía de casa de los padre de Nines a la iglesia del pueblo y de allí al cementerio, todo fue muy emotivo, no podía parar de llorar, recordaba todas las vivencias que había tenido con ella era muy difícil olvidar, la peor parte fue en el cementerio, ese si fue mi último adiós, llevaba mis ojos cubiertos por unas gafas de sol, el día era gris, pero mis ojos estaban rojos de llorar, miraba como el cura decía las últimas palabras y de repente un hombre alto elegantemente vestido con un traje negro se puso en mi línea visual, mire y mis ojos se llenaron de lágrimas nuevamente, era Lucas, los años le habían sentado muy bien, estaba guapísimo, me miró fijamente, pero su rostro permaneció impasible, sus sienes habían clareado, lucía un bronceado increíble, me excite al verle, sentí un cosquilleo en mi chochito que hacía mucho tiempo no sentía.

No sé en qué momento desapareció, le busque con la mirada, pero no le vi, llegue a pensar que mi imaginación me había jugado una mala pasada.

—Mama… ¿has visto a Lucas?

—Cariño, como le voy a ver, está en Gran Canaria, su madre me ha dicho que le ha sido imposible venir.

Fue decepciónate oír eso, creo que mi mente me jugo una muy mala pasada, ¿Qué me pasaba?, casi me negaba a aceptarlo, pero seguía muy enamorada de Lucas, aunque nuestros caminos ya se habían separado hacía muchos años y seria de todo punto imposible volverlos a juntar. Hacía poco menos de 24 horas que no estaba en casa de Lolo y ya me parecía una eternidad, y no lo digo porque lo echase de menos, sino porque la vida que llevaba con él y en esa casa me parecía tan imposible, que no asimilaba que lo pudiese aceptar y que tuviese que volver a esa vida.

Todo esto se alió, para hacerme caer en un estado de depresión, el saber que había visto un espejismo, y que en breve tomaríamos camino de Madrid, y volvería a mi oscura vida, hizo que me entristeciese más aun, mi madre enseguida noto mi cambio de humor, y me abrazo contra su pecho, todo se ponía en mi contra, estaba destrozada.

—Tranquila mi vida, veras como todo va a ir mejor a partir de ahora.

Nos despedimos de la gente, deseando que nos viésemos antes de que alguien más falleciese, me sentí en inferioridad de condiciones, todo el mundo tenia teléfono móvil, todos, menos yo, sabía que existían pero no había tenido uno en mis manos, Lolo no me dejaba usarlo. Mi madre dijo que si querían algo de mi ella me haría llegar el recado, me animaron a escapar de aquella cárcel, de dejar esa vida, pero sabía que si hacia eso, tanto mi madre como yo terminaríamos muertas a manos del indeseable de Lolo. Íbamos en el coche camino del hotel y mi madre hizo una llamada.

—¿Lolo?, soy tu suegra, los padres de Nines nos han pedido que nos quedemos hasta mañana, y no he sabido negarme, estaban muy abatidos, te llamo para que estés tranquilo, a mi hija la tengo muy atada en corto, prácticamente no ha hablado con nadie, y lo poco que ha hablado yo estaba delante. Oye otra cosa, creo que mañana por la noche estaremos allí, pero si llegamos muy tarde Sandra duerme en mi casa y te la llevo el lunes por la mañana, no queremos despertarte.

Mi madre colgó el teléfono, me miro con una gran sonrisa y me lanzo un beso, ese detalle me animo un poco, había conseguido un día más gracias a ella.

Cuando llegamos al hotel estaba hecha polvo, me apetecía, ducharme, cambiarme y bajar a tomar algo fuerte. Cuando llegamos a la habitación, mi madre toco la puerta suavemente con los nudillos.

—Mama, ¿Por qué no utili…?

Se abrió la puerta y me quede sin habla, allí delante de nosotras estaba Lucas, se había cambiado, ya no llevaba el traje pero vestía de forma increíble, parecía un dios, o por lo menos a mí me lo parecía.

—Lucas, eres tú, mi mente no me jugo una mala pasada.

Acaricie su cara, y le abrace con todas mis fuerzas y el me estrecho contra su pecho mientras me echaba a llorar, mi amor, el amor de mi juventud, el amor de mi vida estaba abrazándome. Estaba tan a gusto, tan feliz, que no me di cuenta de nada, cuando quise reaccionar busque a mi madre, pero me vi en el interior de nuestra habitación, abrazada a Lucas y los dos solos.

—¿Y mi madre?, pregunte intrigada.

Lucas esbozo una sonrisa encantadora, por dios, como había cambiado, era una preciosidad de hombre, no entendía como no le había echado el guante ninguna mujer.

—Tranquila Sandra, tu madre está junto a la mía, digamos que esto lo ha preparado tu madre junto a la mía, ella fue la que llamó y se puso en contacto conmigo,  me conto todo lo que habías pasado y estas pasando.

Baje mi cara avergonzada, a mi mente vino ese aciago día en el que Lucas me vio siendo follada por Lolo, entregándole mi virginidad, mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas, Lucas agarro suavemente mi barbilla y levanto mi cabeza, me hizo mirarle, su cara reflejaba felicidad y eso me tranquilizaba, se fue acercando muy lentamente y poso sus labios sobre los míos en un beso eterno que me hizo ver las estrellas y parte del firmamento, nos saboreamos lentamente, y juntamos nuestras lenguas en un baile infinito, me avergoncé de mi misma, estaba empapada, notaba mi humedad bajando por mis muslos, pero a la vez me excito aún más el notar una dureza conocida en mi pubis.

—Lucas he pensado tanto en ti, en el día que me viste con Lolo, haciéndolo en un baño…

—Shhhh, calla mi niña, no revuelvas el pasado, déjalo como esta, solo mira el presente y tu posible futuro y decide que es lo que quieres para ti, no te niego que te odié, te odié mucho, pero ese sentimiento ha dejado paso a un cariño que no soy capaz de quitarme de mi cabeza, te quiero Sandra, nunca he dejado de hacerlo, y no he querido conocer a ninguna otra mujer que no fueses tú.

Me sentía como en una nube, estaba flotando, me daba miedo decirle lo que lo amaba, y me desesperaba por saber que tendría que volver a mi oscura vida, estando rozando con los dedos la felicidad de encontrarme en los brazos de la persona que más quiero.

Cerré los ojos y me entregue a él, me abrace a su cuello y le bese con desesperación, sabía que si Lolo se enteraba de esto me mataría, pero era feliz al saber que le iba a poner unos cuernos del tamaño de su ego. Lucas me empezó a desnudar, con mucho cariño y con una lentitud que me desesperaba, necesitaba sentirme suya, necesitaba sentirlo dentro de mí, hacia muchos,  muchísimos años que un hombre no me daba placer, y quien mejor que Lucas para este trabajo.

Me dejo solo con el tanguita, antes de tumbarme en la cama le desnude a él con desesperación, cuando vi su polla casi me corro de gusto, enorme, larga, majestuosa, ni punto de comparación con la del pichacorta de Lolo, la acaricié con reverencia, y me la metí en la boca, la sensación era increíble, vi como Lucas ponía un gesto de placer enorme, echaba su cabeza hacia atrás y empezaba a hacerle una buena mamada. Me emplee a fondo, di lo mejor de mí en esa felación, solo el ver la cara de Lucas ya era recompensa suficiente, estuve unos cuantos minutos así, me dolía la mandíbula y las babas caían por mi pecho, pero estaba feliz.

—Sandra, mi vida, no creo que aguante mucho más, me voy a correr.

Le mire a los ojos, y me saque su polla de la boca.

—En mi boca, mi amor, quiero saborearte.

Puse mis cinco sentidos en esa mamada, note como Lucas se tensaba y se hinchaba su polla, el primer latigazo de leche golpeo mi paladar, creo que nunca he disfrutado más de una mamada y de que un hombre se corriese en mi boca, su corrida fue muy abundante e inundo mis sentidos, pero no deje escapar ni una gota de su esencia, fue ambrosía para mi triste existencia, estaba mojadísima, mi tanga goteaba de la excitación.

—Sandra, ha sido increíble, nunca me habían hecho terminar de esta manera.

Le mire con cariño, me hubiese gustado decirle que era el primer hombre al que le había pedido que terminase en mi boca sin sentir asco o temor, Lucas me ayudo a levantarme, me beso sin sentir aversión al hacerlo, me frote contra él, estaba muy cachonda, muy salida, quería hacer de todo con él, me tumbo en la cama, y me quito el tanguita, lo cogió en sus manos lo acerco a su nariz y cerrando los ojos aspiro sonoramente.

—Mi amor que bien hueles.

Me miro a los ojos y poso sus labios sobre mi chochito, brillante, babosito, reclamado sus atenciones, no lo pude evitar, fue como un latigazo de placer por mi espalda, me arquee y emití un gemido, largo, profundo, su boca hacia diabluras, su lengua me mataba de placer, creo que no tarde ni medio minuto en correrme escandalosamente en su boca, fue un orgasmo como hacía años no sentía, no lo quería aplazar más le necesitaba dentro de mí, quería sentir su polla en mi interior, llenándome, quería sentirme suya. Le atraje hacia arriba, se paró en mis tetas y las saboreo, se recreó en ellas aumentando mi placer y mis ganas de ser follada por él, cuando tuve su cara frente a mi le mire con amor y le bese, notaba la punta de su polla en mi entrada, moví mis caderas y me penetro ligeramente, fue una sensación increíble.

—Te deseo mi amor, hazme tuya, quiero sentirla toda dentro de mí.

Note como centímetro a centímetro la fue alojando en mi interior, el placer era increíble, cuanto me arrepentí en ese momento de no haber entregado mi virginidad a ese hombre, por miedo a su tamaño, por mi cabeza loca.

—por diossss mi vida que placer, no paressss

Gemí como una gata en celo, quería ser su putita, sentí como su pubis choco con el mío, estaba llena de él, había llegado a sitios que nadie había alcanzado y me daba un placer que no conocía, me aferre a él con brazos y piernas y empezó un bombeo feroz, estaba tan lubricada que el placer era máximo, no tarde nada en alcanzar mi segundo orgasmo, arrollador, fulminante, me dejo totalmente exhausta, mi amado Lucas no se había corrido todavía y notaba su virilidad dura, férrea, golpeando mi interior, me miro con cariño y se salió de mí.

—Mi amor, quiero follarte de todas las maneras posibles, he soñado tanto con este momento que no soy capaz de hacerte ver lo feliz que me haces.

Con suavidad, me puso en cuatro, deje mi coñito y mi culo expuestos, fue muy delicado, metió su cara y me lamio y saboreo de nuevo, notaba como mis jugos corrían por mis muslos, creo que cachonda no se correspondía con mi condición en ese momento, iba más allá, note como metía su polla nuevamente en mi coño, como la metía hasta que no quedaba espacio entre nuestros cuerpos, me sentía muy llena, y empezó a bombear sin compasión.

—Lucasss mi amor, me matasss, me estas matando de gustooooooo.

Fue increíble, Lucas no paro de darme placer, hizo que alcanzase dos orgasmos más, y note como se corrió en mi interior, ese momento fue sublime, el notar como su esencia golpeaba en mi útero y me iba llenando, fue un orgasmo largo, muy largo que nos dejó agotados y felices.

Esa noche no dormimos mucho, nos dormíamos muy abrazados, y algo nos despertaba, ya fuese yo, o fuese el, nos buscábamos, queríamos saciarnos de nosotros, pero no teníamos fondo, queríamos más, follamos, hicimos el amor, probamos todas las posturas imaginables, me folló en la ducha, creo que ese momento fue sublime también, me empotro contra la pared y hasta que no me corrí como una perra en celo, aullando mi orgasmo, no dejo de bombearme notando como se corría en mi interior nuevamente, un ligero toque en la puerta de entrada nos hizo volver a la realidad, abrimos los dos en albornoz y allí estaban nuestras madres, nos miraban divertidas.

—Vaya nochecita nos habéis dado, dijo la madre de Lucas, es que no habéis parado, ¿de dónde sacabais la energía para seguir?

Nos miramos los dos, con esa mirada cómplice que solo los enamorados saben echarse, y sonreímos pícaramente. Mi madre me miraba emocionada, la cogí una mano y se la apreté fuerte dejándola notar lo feliz que estaba, veía sus ojos muy brillantes, casi humedecidos, solo sonreí y se lo dije a las dos.

—Gracias por esto de verdad, no os imagináis lo feliz que soy ahora mismo.

Nos dieron una abrazo las dos y nos dijeron que antes de que siguiésemos bajásemos a desayunar y a coger fuerzas, me encantaba sentirme parte de Lucas, el hacer todo juntos, nos miramos sin perder detalle de cómo nos vestíamos, salimos de la habitación y aparecimos por el comedor agarrados de la mano. Lucas se comportó como esperaba de él, una educación exquisita y me trato como a una reina, como solo a una mujer le gusta sentirse frente al hombre que ama, tenía mis mejillas arreboladas, todo era nuevo para mí, ese tipo de trato no lo conocía.

La mañana paso como la noche, rápida y llena de placer, hablamos mucho, pero también follamos más, me di cuenta que Lucas sin decirme nada estaba obsesionado con mi culo, todavía era virgen de mi entrada trasera, aunque el hijo de puta de mi marido intento follármelo, lo que si tenía claro es que se lo debía a Lucas, seria suyo, únicamente de él y de nadie más, aunque ya no había tiempo, mi pensamiento me llevo a la cruda realidad, teníamos que prepararnos para regresar a Madrid, aunque mi madre me dijo que teníamos hasta el lunes por la mañana conocía a Lolo, sería capaz de presentarse en casa de mi madre de madrugada para llevarme a mi cárcel, mi mirada se ensombreció y mi ánimo se vino abajo, después de haber probado la felicidad no quería volver a estar con Lolo y en su casa, me negaba a volver, y así se lo hice saber a todos, sabía lo que eso significaba, les ponía en un compromiso, el carácter de Lolo era muy voluble e inesperado.

—¿Estas segura cariño?, me pregunto Lucas, si me dices que sí, ni me lo planteo, tengo todo pensado.

—Lucas, nunca he estado más segura de lo que quiero y de lo que siento, no sería capaz, no podría volver, me quiero quedar contigo, te quiero a ti.

Lucas fue a su habitación y trajo un sobre, en el estaban los papeles del divorcio y los del acuerdo de separación, solo tenía que firmarlos, irnos a Madrid y que Lolo los firmase, sería complicado, pero dejaría mi postura clara ante su férreo sometimiento sobre mí. Ni me lo pensé, firme todos los papeles, Lucas me miro con cariño, me cogió de la mano y nos despedimos de nuestras madres.

—Hijos tened mucho cuidado, dijo mi madre, Lucas porque no os marcháis a tu casa en Gran Canaria, y que los abogados se encarguen de esto.

—No, no lo quiero así, quiero que el tal Lolo sepa quien se lleva a su mujer y que sepa que la voy a hacer feliz, no una desgraciada como la ha hecho sentir siempre, hace muchos años perdí su cariño y su amor, no lo voy a volver a perder, estoy más que decidido.

Un sentimiento de orgullo, de sentirme única para el me invadió, no pensaba dejar que pasase nada, esto acababa de empezar y quería saber cómo continuaba. Nos despedimos de nuestras madres, nos montamos en un lujoso Audi, e iniciamos camino de Madrid, desde que salimos Lucas agarro mi mano, entrelazo sus dedos y no me soltó, cuando aparcamos al cabo de dos horas en la puerta de casa de Lolo, mi seguridad del principio cayó en picado, estaba muy asustada, no así Lucas, le veía muy decidido, no quiero entrar en detalles, aunque sé que a algunos os gustaría, cuando entramos en casa de Lolo , lo que primero oyó Lucas fue a mi marido gritando.

—YA ESTAS EN CASA PUTA, VETE DESNUDANDO QUE TE VOY A FOLLAR HASTA HARTARME.

Me eche a llorar, mi cuerpo reacciono cobardemente y me blinde, no así Lucas, decidido fue hacia donde provenían los gritos, se encontró frente a frente con Lolo, le agarró del cuello y le empotro contra una pared, como hizo mi padre hace tiempo.

Estaba muy asustada, no sé muy bien cómo ocurrieron los hechos, de repente me encontré con una pistola apuntando a mi cabeza y a Lolo gritando.

—SI NO VAS A SER MIA, NO VAS A SER DE NADIE.

Un forcejeo y dos disparos, me asusté mucho, vi a Lolo y a Lucas con los ojos muy abiertos, y me temí lo peor, pero cuando vi a Lolo con sangre en su boca y doblando las rodillas me alegré. Lucas le dejo caer al suelo, no hizo nada por salvarle la vida, desobedeció el juramento hipocrático que hizo en su día, pero ese ser no se merecía nada.

Lucas se comportó fríamente, sabía que los disparos cerca del corazón eran incompatibles con la vida, apoyo sus dedos índice y corazón en la yugular y echo mano a su bolsillo, saco su teléfono móvil y llamo al 112, a los pocos minutos cuatro policías nacionales entraban por la puerta, no me separe de Lucas ni un solo segundo, le demostré mi cariño y mi amor por él, extrañamente le veía muy tranquilo, no así yo, que era un mar de nervios, la noche fue larga, al final el juez autorizo el levantamiento del cadáver, y lo peor fue ver a mi amor, a Lucas siendo esposado para llevarlo a los juzgados de Plaza de Castilla.

Me dio tiempo a darle un piquito, pero me sonrió tranquilo y me dijo que me fuese a casa de mi madre, allí me buscaría.

Sobre la cuatro de la mañana Lucas, mi amor, mi hombre, el dueño de mi cuerpo apareció en casa de mi madre, me abrace a él y llore, no sé si de alegría o de emoción, me agarro la cara y me beso con pasión, y con cariño.

—¿Estas preparada para tu nueva vida mi amor?

¿Qué si estaba preparada?, más que eso, necesitaba entenderlo e iniciar mi vida con el hombre más maravilloso que la vida me ha dado, todo fue extraordinario, la vida en común fue en progresión geométrica, tarde en darme cuenta que la persona que me abrazaba por detrás por la mañana era un hombre que me respetaba, fue un año duro, duro para los dos, pero fuimos salvando escollos, y la paciencia de Lucas y su amor dieron sus frutos, le buscaba a todas horas, necesitaba saber que aquello no era un sueño, y esa noche, esa gran noche me entregue completamente a él, le di todo mi cuerpo, necesitaba que sintiese que era suya, y le entregue mi culo, mi más preciado tesoro, se lo di a él, solo para él, pensé que no se podía sentir más placer, pero me equivoque…me demostró que el placer era infinito y esa noche experimente los orgasmos más impresionantes de mi vida.

****

—Mi vida, te has quedado mirando a la nada, me dijo Lucas

Estaba sentada a horcajadas sobre él, notando su polla a todo lo largo de mi coñito, mis caderas se movían cadenciosamente, de adelante a atrás, masturbándome con ese pedazo de carne, vi a Nines entrar en la terraza llevando dos cafés, y sonriendo de manera picara.

—Señor, señorita, sus cafés, espero que lo disfruten, dijo con picardía.

Lucas volvió a hacerme el amor, nos amábamos, nunca creí que se podía querer tanto a una persona, me ha hecho vivir una vida de ensueño en el sur de Gran Canaria, en un pueblecito que se llama Mogán, hace solo 24 horas que nos hemos casado, en una ceremonia preciosa, con un montón de invitados y un convite de ensueño, mi traje de novia ha sido espectacular, mi vida junto a Lucas es una ilusión continua y quiero que siga así. Mañana iniciamos un viaje por unas islas paradisiacas para celebrar nuestra unión, Lucas me ha dicho que me tiene preparada una sorpresa, como mujer que soy la curiosidad me ha ganado y me he enterado que ha alquilado una isla solo para nosotros, en un complejo turístico impresionante, y podremos hacer lo que nos dé la gana…ya se me han ocurrido algunas ideas, y una de ellas es no llevar nada de ropa en esos cuatro días que estemos solos.

Muchas veces he querido decirle, lo mucho que he sentido el daño que le hice, es muy difícil encontrar las palabras exactas, es irónico el reconocer que todos los años que pase en esa vida que quiero olvidar, fue su recuerdo, el saber el amor que me profesaba, el que me mantuvo con fuerzas para seguir. Lucas me ha demostrado que ser un hombre no es maltratar a una mujer ni someterla, es amarla en el tiempo aun sabiendo el daño que le pude hacer, y hacerme sentir como si fuese la primera vez que está conmigo, es algo complicado pero que me ha hecho amar a este hombre de una manera que no conozco y que no sabía que existía.

Os estaréis preguntando por el incidente con Lolo, sé que lo pase muy mal, pero como os comente extrañamente la cara de Lucas era de tranquilidad, el que le esposasen y saliese así del lugar de los hechos fue puro formalismo, ya en el coche que lo acerco a los juzgados de plaza de Castilla, le quitaron las esposas y todo fue como la seda, lo bueno que tiene Lucas es que conoce hasta a Dios, son muchas las personas que han pasado por sus manos, incluidos jueces y sus respectivas parejas…o amantes, así que cuando el juez de guardia se enteró quien era el detenido y el por qué, le pusieron de patitas en la calle, sus abogados se encargaron de todo.

Por supuesto que se celebró un juicio, pero dados los testimonios y la reconstrucción de los hechos le declararon inocente, fue en defensa propia, Lolo tenía infinidad de detenciones y delitos a sus espaldas, las declaraciones de vecinos, y el saber que esa noche iba con los papeles del divorcio, fueron determinantes.

Ahora reconozco que tengo la vida que me merezco, y antes de me juzguéis quiero matizarlo, Lucas se esforzó por mí y me prometió una vida que no olvidaría y lo está cumpliendo, Lolo no me prometió nada pero me dejo ciega con unos fines de semana insulsos, me dio una vida que quiero olvidar, he aprendido la lección, y la he aprendido de la peor manera posible, he regalado los mejores años de mi vida a un ser que no merecía ni mirarle a la cara y eso me acompañara toda mi vida.

Siempre hay un precio que pagar por las malas decisiones, ahora sé que no podré quedarme embarazada nunca debido al aborto que tuve en su día, Lucas me ha insinuado que si deseo ser madre no habrá ningún problema, siempre se puede adoptar, por ahora solo os puedo decir que soy muy feliz y me encanta la vida que tengo.

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