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La cara oculta de mi madre.

en Amor filial

¿Cómo empezar esta historia?, como todo relato lo mejor será empezar por el principio, pero son tantas las cosas que me han pasado en algo más de una década, que primero tengo que ordenar cronológicamente mis ideas y poder narrarlas para que tengan sentido.

Empezaré describiéndome un poco para que os hagáis una idea de cómo soy; a diferencia de todos los protagonistas masculinos que son guapos musculados y más o menos populares, yo era la antítesis de todo esto. No me consideraba especialmente guapo pero si era atractivo, tenía lo que vulgarmente se conoce como cuerpo-escombro, era muy pero muy tímido y eso provocaba que fuese bastante antisocial, con muy pocos amigos y ninguna amiga a mis 19 años todavía era virgen y cargado de complejos, por destacar algo de mí es que tenía un pene bastante grande y eso me acomplejaba también, me veía como un monstruo y cuando eyaculaba echaba tal cantidad de semen que lo ponía todo perdido, por no gustarme no me gustaba ni mi nombre Jose o Pepe como me llamaban, de verdad lo odiaba ¿Quién iba a querer a alguien así?

Mis padres, Jacinto y Begoña, cometieron la locura de tenerme muy jóvenes, mi madre se quedó embarazada con 13 años y mi padre tenía 16, el jaleo que se armó según me contaron ellos fue enorme, pero mi padre estuvo al lado de mi madre siempre aunque intentaron separarlos. Así fue como mi mamá teniendo 14 años dio a luz a un precioso niño, ósea yo. Con 19 años mi padre y con 16 mi madre se casaron con una dispensa, cabe decir que todo esto se desarrolló en un pueblo donde todo el mundo se conocía, así quizás entendáis mejor lo complicado de la situación.

Como entenderéis mi madre siempre fue una mamá jovencísima de hecho ahora mismo a mis 19 años ella tiene 32 y es un preciosidad de mujer, se cuida mucho y enamora según la ves, es muy simpática y muy cariñosa y yo la quiero con locura. Trabaja de funcionaria en el ayuntamiento con lo que tiene mucho tiempo libre por la tarde para ir al gimnasio, cuidarse y tener ese cuerpo de diosa que tiene. Por otra parte mi padre no se queda atrás, reconozco que mi padre es muy guapo, solo hay que ver con el deseo que le miran muchas mujeres, desnudándolo con la mirada y deseando tenerlo entre sus piernas, es alto, castaño de ojos azules y con cuerpazo también. Eso es un hándicap para mí, eso y su fuerte personalidad.

La relación con mi madre siempre fue muy especial desde que tengo uso de razón, mamá siempre me reclamaba muchos besos y muchos abrazos, me llenaba de besos y me daba mucho cariño y siempre me dio consuelo cuando llegaba del colegio llorando por haberme peleado y me daba buenos consejos. Me encantaba su perfume, su calor y la suavidad de su piel cuando me acariciaba, me hacía sentir muy bien y muy protegido, al contrario que mi padre que siempre me regañaba y me decía que luchase y que no fuese tan débil, creo que por aquí pasamos muchos de los que están leyendo esto y me entenderán.

Según fui creciendo y haciéndome más mayor mi madre no dejo de reclamarme besos y abrazos, he de reconocer que cuando llegaba de trabajar lo primero que hacía era irse a cambiar a su cuarto y seguidamente venía a mi encuentro y se abrazaba a mi dejándome sentir su cuerpo. Lo mismo hacia yo si llegaba del colegio iba donde se encontrase y la abrazaba con fuerza llenándola de besos.

—¿Qué tal tu día mamá? La preguntaba con cariño.

—Muy bien mi amor y ahora mejor que tengo a mi niño en casa.

No había nada sucio, ni nada raro, solo éramos madre e hijo dándonos cariño, yo lo veía como algo normal algo cotidiano y no me excitaba aunque sentía la voluptuosidad de su perfecto cuerpo. Algunas noches al encontrarse casi en frente la habitación de mis padres oía los gemidos ahogados de mamá haciendo el amor con mi padre y alguna noche me he levantado y he pegado el oído en la puerta para oír como mi madre suspiraba y gemía, mientras mi padre bufaba como un toro. Eso sí me excitaba, pensar que la polla de mi padre taladraba sin perdón el coño de mamá mientras oía como le pedía más…más…mucho más, no podía evitarlo mi polla se empezaba a llenar de sangre y ya era imposible pararla, la veía enorme y empezaba a masturbarme oyendo como follaban hasta que me corría de manera escandalosa soltando choros y chorros de semen que caían al suelo.

Cuando empecé el bachiller las cosas empezaron a cambiar, hacía tiempo que no oía a mis padres follando y los fines de semana aunque mi madre deseaba salir a divertirse con mi padre, el solo se dedicaba a su negocio. De acuerdo que vivíamos muy bien pero notaba como mi madre estaba triste y las discusiones entre los dos eran bastante frecuentes y eso no era bueno. Sé que no era quien para meterme en el matrimonio de mis padres pero el amor y cariño que sentía por mi madre me condicionaba a hacer algo al respecto, por lo menos a hablar con mi padre y ver su punto de vista. Ese mismo viernes al salir del instituto me fui a verle a su trabajo, creo que sería la única manera de que estuviésemos tranquilos y hablar.

Cuando llegué me extrañó que estuviese cerrado, pero sabía que mi padre estaba dentro ya que su coche estaba aparcado afuera. Di un rodeo a la nave y entré por una puerta de salida de emergencia que sabía que estaba abierta, crucé la nave y subí a las oficinas, cuando iba a entrar un largo gemido me detuvo en seco, me quedé expectante y escuchando atentamente.

―Vamoooos follamee…desde esta mañana lo llevo deseando.

La voz femenina era de la secretaria de mi padre una jovencita de 22 años con un cuerpo de escándalo y muy poco cerebro, el día que la conocí me miro de arriba a abajo con desprecio, mientras avisaba a mi padre que estaba allí.

―Abre bien las piernas zorra, voy a llenar de leche este coñito.

―Diooooos…siiiiiiiiii, joder que pollón.

Busqué una rendija por donde poder ver y la encontré, sobre la mesa de mi padre su secretaria con la minifalda en su cintura y sin bragas era follada por el pollón de mi padre que entraba y salía de ese coño lleno de babas, joder esa niña era un manantial. Ni me di cuenta, me encontré con los pantalones bajados y con mi gran polla en la mano, ahora entendía de donde había sacado semejante monstruosidad. Fue una paja lenta viendo como mi padre llenaba con su verga el coño de esa joven una y otra vez, lo estaba disfrutando cuando esa zorra paro en seco a mi padre.

―No puedes correrte dentro de mi coño, dijo fatigada por sus orgasmos, follame el culo.

Vi la cara de sátiro de mi padre, como agarraba sus piernas y ponía su culo al borde de la mesa, esa chica se agarró sus piernas por las corvas y se quedó totalmente abierta para mi padre, metió un par de veces más su polla en el coño de esa chica y enfiló la cabeza de ese pollón hacia el anito de su secretaria. Desde mi posición veía todo perfectamente y cuando mi padre hizo algo de presión vi como ese agujerito muy cerrado se abría para él y no aguanté mucho más, empecé a correrme como un salvaje poniendo todo perdido, mi polla no paraba de soltar leche y tuve un orgasmo larguísimo que me dejó satisfecho. Casi cuando había terminado un grito ahogado de la chica y un bufido de mi padre me dijo que la estaba llenado el culo de semen calentito. Mi padre se derrumbó sobre la chica mientras ella le abrazaba con brazos y piernas.

―Joder Jacinto me encanta como me follas y no puedo vivir sin tu pollón, decía agitada, haz lo que sea esta noche pero vente a mi casa y pasa la noche conmigo.

Ya no me quise quedar más, una última mirada y vi como mi padre sacaba su pollón del culo de esa niña mientras expulsaba gran cantidad de semen de su anito. Me fui hacia mi casa triste, triste por haber visto a mi padre follar con otra teniendo una diosa en su casa y triste porque no podía decir nada a mi madre, no quería que se separasen pero ella no se merecía esto.

Cuando llegué a casa mama salió a mi encuentro asustada, llegaba bastante más tarde de lo que llegaba habitualmente y además tenía mi móvil en silencio, no me había dado cuenta de ello hasta que me lo dijo, tenía más de diez llamadas de mi madre perdidas. Se abrazó a mí y me llenó de besos mientras su cuerpo se fundía literalmente con el mío. Yo me limité a abrazarla contra mí y darla todo el cariño del que era capaz mientras en mi cabeza las imágenes vividas hace poco se repetían en un bucle sin fin, fue involuntario pero ese abrazo que para mí fue eterno hizo que mi polla no se quedase quieta en mis pantalones, cuando note que sería comprometido el que mi madre lo notase me separé de ella con cariño.

—Mamá, siento si te he preocupado, pero al salir de clase me he ido a tomar una cerveza con algunos compañeros. ¿Por cierto que hay de comer, me muero de hambre?

Mi madre me sonrió y dándome la mano me llevó a la cocina, fue inevitable mirar cómo se movía su culito enfundado es esas mallas ajustadísimas, marcando sus formas nítidamente. Creo que por primera vez vi a mi madre como a una mujer no como a una madre y maldecí a mi padre por no valorar lo que tenía en casa. Estando comiendo una llamada al móvil de mi madre me dejó ver que lo que escuchaba no le hacia ninguna gracia, según terminó de hablar colgó y se quedó mirando muy seria la pantalla de su móvil.

—Era tu padre, este fin de semana se marcha de viaje a ver a unos clientes…otra vez sola y aburrida.

No lo pude evitar y recordé todo lo visto y oído en la oficina de mi padre y el ruego de esa niña pidiéndole pasar la noche juntos, eso me puso de mal humor sobre todo por ver a mamá triste. A media tarde mi padre llego a casa, yo me fui a mi habitación ya que no me apetecía verle, los oí discutir y luego la puerta de la calle cerrándose con un portazo, claro síntoma que en capullo de mi padre se había marchado enfadado.

El silencio reinaba en mi casa, hacía ya más de dos horas que mi padre se había ido y no se escuchaba ni el más mínimo ruido, ni siquiera el sonido de la televisión. Abrí la puerta de mi cuarto con cuidado y asome la cabeza, seguía sin oír nada, ¿estaré solo? pensé, salí  de mi habitación y cuando entré en el salón vi a mi madre sentada en el sofá, miraba sus manos y veía claramente cómo se secaba las lágrimas con el dorso de su mano, eso me rompió el corazón. Ella estaba de espaldas a mí y no me vio, se levantó y se fue hacia la cocina, abrió la nevera y empezó a sacar cosas imagino que para preparar la cena pero la veía llorar y eso me espoleó, seguía de espaldas a mí me acerqué y la abracé desde atrás pasando mis brazos bajo sus tetas y apoyando mi cuerpo en su espalda, era inevitable que mi polla estuviese en contacto directo con ese par de magnificas nalgas que poseía mi madre y fue inevitable el volverme a excitar.

—No quiero verte llorar ni que estés triste. Susurre en su oído.

Se dio la vuelta y se abrazó con fuerza a mí, la llené de besos para que se tranquilizara y supiese que no estaba sola que me tenía a mí. Me cogió la cara con sus manos y como si fuese la cosa más natural del mundo me beso con delicadeza, con cariño, fue un beso sin lengua, solo labios con labios, pero fue mi primer beso a una mujer y eso me excitó aún más.

—Que haría sin ti mi amor. Eres la única persona que me da cariño sin pedir nada a cambio.

Nos quedamos abrazados un buen rato, acariciaba a mi madre y notaba que ella intentaba abrazarse más a mí, incluso se movía como intentando bailar conmigo.

—Venga mamá, arréglate y vámonos tu y yo a divertirnos esta noche.

No sé por qué dije eso pero me salió natural, mi madre me miro primero extrañada y luego orgullosa de que su hijo la invitara a salir a divertirse.

—¿Estás seguro cariño? ¿Quieres salir con una vieja como yo?

—¿Vieja? Mamá mírate eres una preciosidad de mujer y esta noche seré la envidia de muchos hombres.

Mi madre me volvió a besar y me dijo que se iba a duchar y a arreglarse un poco, a la hora salíamos por la puerta con mi madre enfundada en unos vaqueros blancos ajustadísimos, zapatos de tacón y blusa negra entallada luciendo un escote seductor, su larga melena negra caía libre hasta media espalda enmarcando una carita preciosa y unos labios rojos y carnosos que daban ganas de devorarlos. Esa noche la pasamos de película, cenamos en un chino y nos recorrimos unos cuantos garitos de moda, bailamos, bebimos y nos divertimos como dos novios muy enamorados. Mi madre estuvo muy pendiente de mí, lo mismo que yo de ella, fueron muchos los buitres que intentaron entablar conversación con ella, incluso bailando se metían entre medias para apartarla de mí, pero yo era su niño y eso no lo apartaba nadie. Cerca de las seis de la mañana nos fuimos a casa agarrados de la cintura y charlando.

—De verdad hijo ha sido con diferencia una de las mejores noches de mi vida, me he divertido como hacía tiempo y con la persona que más quiero en este mundo, me encanta como eres.

—Yo también me he divertido mucho mama, me encanta estar contigo.

En ese momento mi madre se puso delante de mi pasó sus brazos por mi cuello y me besó y en este beso sí que note su lengua paseándose por mis labios. Estuve tentado de abrir mi boca y que nuestras lenguas se juntasen en una danza de seducción, pero mi timidez y mi falta de experiencia unido a que era mi madre hizo que con dulzura deshiciese ese abrazo y ese beso.

Mi madre me miro a los ojos y acaricio mi cara mientras me lo decía de manera cariñosa.

—Te quiero mi niño, no te haces una idea de lo que te quiero.

Cuando llegamos a casa y aunque nos costó separarnos cada uno se fue a su dormitorio. Mi madre volvió a abrazarse a mí con fuerza dejándome sentir todo su cuerpo pegado al mío, creo que el alcohol hacía de las suyas por que la notaba mucho más cariñosa que habitualmente, ni se cómo se me ocurrió ni lo que me animo a hacerlo pero baje mis manos al culo de mi madre y agarrándolo con las manos arrime su pubis a mí ya crecida polla. Mis manos abarcaban sus dos cachetes sin problema, me gustó el tacto y la dureza de ese culo que me estaba volviendo loco y mi madre me miró asombrada.

—¡¡¡Cariñooo!!! Exclamó divertida.

La di un pico en los labios y con un «Buenas noches mama» me metí en mi cuarto. Me desnudé rápidamente tenía mi polla a punto de explotar, nunca la había visto así de dura ni tan grande, estaba llena de venas que se marcaban poderosamente, cerré mis ojos y empecé a acariciarme, mi mano subía y bajaba por mi polla el líquido pre seminal empezaba a salir casi como si me estuviese corriendo como un autómata agarré mis calzoncillos y los puse sobre mi glande, cerré de nuevo mis ojos y pensé en el culo de mi madre y su beso y note el picorcillo anterior al orgasmo, solo dos sacudidas más y mi polla empezó a vomitar semen con si no tuviese fin, fue un orgasmo larguísimo que me relajó, pero me dejo una duda muy grande, ¿deseaba a mi madre? ¿Quería follar con ella? Creo que mi ropa interior llena de mi corrida pensando en mi madre me daba la respuesta, quería a mi madre, pero también la deseaba como mujer. Un ligero toque de nudillos en mi puerta me sobresaltó.

—¿Puedo pasar hijo?

—Un momento mamá.

Rápidamente abrí el cajón de mi ropa interior y me puse el primer bóxer que vi, pero que no ocultaba la excitación de mi polla, el bulto era evidente y para colmo no sabía cómo disimularlo, agarré la almohada y la puse en mi regazo.

—Puedes pasar.

Cuando se abrió la puerta y vi a mi madre quise follarla, sé que suena obsceno, pero vi entrar a un ángel, venía con una especie de blusón que utilizaba para dormir, debajo iba totalmente desnuda, esa prenda era blanca y bastante translucida se adivinaban su pezones y sus areolas y la tirita de pelo encima de su sexo, el bamboleo de sus tetas bajo esa prenda era hipnótico, se sentó a mi lado y agarro una mano mía apoyándola en una de sus perfectas piernas.

—Cariño, empezó bajando su mirada, no me malinterpretes, pero después de esta noche tan maravillosa no quiero dormir sola, ¿Quieres que durmamos juntos?

Me miro con esos ojos color miel que me derretían y no supe decirle que no.

—Me encantaría mamá.

Me volvió a besar, se puso en pie y note el fuerte olor a sexo que desprendía su entrepierna, eso fue como una bomba de feromonas para mí, mi polla dio un espasmo y empezó a hincharse de nuevo, tiro de mí y me puse en pie, vi como miraba hacia abajo me miraba traviesa y se mordía el labio inferior. Me llevo a su habitación, el trayecto fue muy corto pero no pude dejar de ver como se movía ese culo a través de la prenda, estaba fascinado. Cuando nos acostamos no sé si lo hizo a propósito pero dándome la espalda se subió  el blusón lo suficiente para mostrarme su culo desnudo y espectacular, apagó la luz de su mesilla y con la claridad de la calle vi cómo se ponía frente a mí.

—Y ahora mi amor abrázame y no dejes de hacerlo en toda la noche. Te quiero.

Obedecí y la abrace atrayéndola hacia mí, ella paso su pierna por encima de mi cadera y nuestros sexos casi se rozaron, instintivamente empecé a acariciar su espalda, ella suspiro y movió su cadera frotándose contra mí, estaba en la gloria.

—Cariño me encanta como me acaricias, dijo somnolienta, hasta mañana mi amor.

Sé que mi madre durmió a pierna suelta no sé qué hora seria porque estuve en un duerme/vela continuo, mi madre estaba acurrucada contra mi pecho y dormía plácidamente entre mis brazos, volví a acariciar su espalda y un suave gemido salió de su garganta, baje mi mano por su costado y toque la piel desnuda de su voluptuosa cadera, seguí bajando por su muslo, suave, sedoso, pero deseaba subir mi mano, acariciar ese culo y no me demoré mucho, posé mi mano sobre esa redondez perfecta, dura y muy suave, las yemas de mis dedos acariciaron su anito y la entrada de su sexo, note como movía su cadera muy suavemente y ronroneaba.

—Ummm…mi amor que rico… musito entre sueños.

Quité mi mano rápidamente y la lleve a mi nariz, aspiré su aroma y mi polla ya hinchada dio un nuevo respingo ante tan atrayente olor. Poco más que contar de ese día, mi madre me despertó a base de besos y estuvimos charlando un rato en la cama mientras nuestras manos no estaban quietas. Al poco mi madre se levantó dejándome ver su culo desnudo y se fue a duchar, yo hice lo propio en otro baño me hacía falta aliviarme y me hice una soberana paja pensando en las curvas de mi madre. De esa noche solo sé que nuestra relación se hizo más estrecha, más íntima.

Hubo más salidas nocturnas con mi madre y muchos momentos morbosos, no sé si mi madre lo hacía a propósito pero estando ella y yo solos, que era muy a menudo, su ropa era muy provocativa dejándome ver más de lo que escondía yo estaba continuamente excitado y no paraba de masturbarme pensando en situaciones provocadas por mi madre, momentos vividos sintiendo su cuerpo pegado al mío o flashes imágenes grabadas en mi retina y mi cerebro, de mi madre subida en una escalera con una faldita y un tanga muy seductor y yo sujetándola para que no cayese.

Todo esto me tenía excitado como os he contado pero no todo dura para siempre. Mi madre termino enterándose de la aventura de mi padre con su secretaria y a raíz de eso ella cambio mucho. Sin yo tener culpa de nada su trato hacia mí se enfrió considerablemente, ya no había tantos besos y abrazos y se acabaron las salidas nocturnas conmigo, pero no dejo de salir por ahí, una compañera de trabajo que yo conocía desde pequeño y que estaba también para follársela era su compañera de juergas. Ana, que así se llamaba esta compañera, era una pelirroja de ojos verdes y con un cuerpo de infarto hecho para pecar. Estaba divorciada y sé por mi madre que era una golfa de cuidado, follaba con todo aquel que se le ponía a tiro y os aseguro que eran muchos. Me sentía mal cuando llegado el viernes mi padre se iba a "atender" su negocio y mi madre se arreglaba y se vestía como una puta y se despedía de mí diciéndome:

—Cariño me marcho, no me esperes despierto.

Me quedaba solo en casa y me empecé a obsesionar con mi madre, no sé si eran celos o que mi momento había pasado al no saber cómo actuar con ella, pensándolo bien fueron muchos los momentos que mi madre propició para que follásemos y los desaproveché todos por culpa de mi timidez y mi inexperiencia. Muchas noches la oía llegar algo tocada por el alcohol, riéndose sola y tropezando con todo a su paso, por los ruidos que hacia sabía que se estaba cambiando para irse  a dormir y al rato me levantaba entraba en su baño y buscaba su ropa interior recién quitada, todavía caliente de estar pegada a su cuerpo y notaba la humedad de la parte que estaba en contacto directo con su coñito, me lo llevaba a la nariz y aspiraba su aroma, mi polla enseguida se ponía dura, pétrea y comenzaba una paja lenta pensando en la mujer que estaba a escasos metros de mi durmiendo desnuda.

Una noche como otras muchas, la oí llegar he hice lo mismo de siempre, pero esta vez mi sorpresa fue mayor cuando cogiendo su tanga note que estaba empapado y olía a semen, una gran mancha blanca en la zona de su sexo así lo atestiguaba. En esos momentos el mito de mi madre se me cayó, había follado con otro hombre y había dejado que se corriese dentro de ella, eso me puso de muy mal humor aunque pensé que era lógico, era muy joven, muy guapa y con ganas de divertirse y ya que su marido no la atendía si alguien se lo proponía y le gustaba ¿por qué no lo iba a hacer?

Creo que empecé a odiar a mi madre, aunque quien era yo para decirla nada. Mi familia se había desintegrado por culpa de mi padre y cada uno hacíamos nuestra vida, mi madre paso de ser modélica a ser un pendón desorejado, cuando salía de trabajar a las dos de la tarde se iba con su amiga Ana y aparecía por casa casi de madrugada, mi padre muchas noches ni venía a dormir ni le veía por días y todo eso paso factura en mí, me sentía huérfano en mi propia casa y me encerré aún más en mí mismo, no levantaba cabeza en el instituto y seguro que repetiría curso.

Un día como otro cualquiera estando en clase recordé que había que entregar un trabajo  en  clase de última hora. Esa mañana me levanté algo tarde y salí corriendo de casa olvidando ese trabajo a entregar. Como no quería que me llamasen la atención pensé que en el descanso me acercaría a casa y cogería el trabajo de mi habitación, estaba cerca y llegaría a tiempo a la siguiente clase. Entre en casa y me fui a mi habitación recogí todos los folios y los metí en una carpeta de presentación, en esos momentos oía la puerta de la calle y la voz de mi madre entrando en casa y hablando con alguien. Cuando ese alguien habló era la voz grave de un hombre que no conocía, instintivamente cerré la puerta de mi cuarto y solo deje una rendija para poder ver y oír.

—¿Estás segura de querer hacer esto en tu casa? ¿No me supondrá un problema? Preguntó el hombre intranquilo.

—Tranquilo cielo, veras que bien lo pasamos y te aseguro que no va a pasar nada.

Los vi pasar por delante de mi puerta, mi madre lo llevaba de la mano y se metieron en su dormitorio, sabía lo que iba a pasar, iban a follar, pero lo que me dejo más perplejo fue lo siguiente.

—Antes de empezar primero págame, dijo mi madre segura.

El tío saco su cartera y le dio a mi madre cuatro billetes de 50€ que ella cogió y dejó bajo la lámpara de su mesilla de noche, se acercó al tipo en cuestión y pasando sus brazos por su cuello lo besó con lujuria.

—Y ahora mi amor, prepárate a disfrutar dijo mi madre.

Vi como mi madre se quitaba su vestido quedándose en ropa interior, una ropa interior muy seductora. Arrodillada delante del tío le desabrocho el pantalón y bajando sus calzoncillos dejo al aire una polla de buen tamaño, totalmente erecta y dura.

—Ummmm, gimió mi madre, vaya pollón que bien me lo voy a pasar.

Desde mi posición veía todo perfectamente al estar mi habitación prácticamente frente a la de mi madre; su puerta la dejo totalmente abierta pensando que estaban solos en casa así que vi perfectamente como la lengua de mi querida madre lamia desde los huevos del sujeto hasta su glande arrancando un gemido del hombre, otra maniobra igual y se metió más de la mitad de su polla en la boca.

—Jodeeeer zorra que bien la chupas…Diooos.

La polla del sujeto taladraba la boca de mi madre que babeaba como un bebe, vi como mi madre echaba las manos a su espalda y se deshacía de su sujetador por primera vez vi las tetas de mamá y me dejaron con la boca abierta por su tamaño y su pose altiva.

—Para guarra, para que me voy a correr a este paso y quiero aguantar un poco más.

—Tenemos una hora por delante amor, dijo mi madre acariciando sus huevos mientras le masturbaba.

El tío puso a mi madre en pie y en ese momento mi polla salto como un resorte dentro de mis pantalones, me los desabroché y liberé mi pollón casi el doble de grande que el del tipo que estaba con mamá. Era preciosa y con un cuerpo que no podías dejar de mirar, pensé en ese momento que podía haber sido mía y que podíamos estar juntos y una lagrima bajo por mi mejilla mientras veía al tío sobando las tetas y el cuerpo de mi madre mientras la daba la vuelta metía su mano dentro de su tanga y sobaba su coño a placer. El culo de mi madre se restregaba sobre la polla del tío mientras cerraba sus ojos y el placer se apoderaba de ella.

—Joder tía que buena estas, Ana tenía razón eres una puta de primera.

Me dolía reconocer que mi madre estaba follando por dinero, y más me dolía saber que se había convertido en una puta, ¿pero por culpa de quién? ¿De mi padre? ¿De Ana? Y sobre todo ¿Desde cuándo?

—Joder tía eres increíble, esto no me lo habían hecho nunca, dijo el tío.

Vi a mi madre de rodillas de nuevo con algo en la boca, enseguida entendí lo que era, estaba poniendo un preservativo al tío con su boca, el tipo se volvió loco, según termino mi madre la tiró encima de la cama y rompió su tanga, mi madre abrió sus piernas y dejo su coñito expuesto  el tipo hundió su cabeza entre sus piernas y el gemido que salió de mi madre no creo que se borre de mi memoria, estaba muy triste y muy excitado a la vez mi mano subía y bajaba por mi polla dándome placer. Lo siguiente que vi hizo que me corriese como nunca. El tío metió su polla poco a poco en el coño de mi madre, mientras ella gemía y pedía más, vi como los huevos del tipo tocaban el culo de mi madre mientras esta abrazaba con sus piernas la cintura del hombre.

—Siiiiiii…gimió mi madre, diooos la noto muy adentro…follameeeee.

El tipo la empezó a follar salvajemente, le daba unas embestidas que tenían que llegarle a la matriz, mi madre gemía incontroladamente entonces hizo algo que me dejo alucinado, cogió su teléfono móvil y llamó a alguien lo siguiente que oí me heló la sangre.

—Jacinto, necesito que vengas a casa ahora mismo para que veas algo muy importante.

Y colgó, me eché a llorar de nuevo pensando que hoy en esa casa se iba a cometer un asesinato, alguien moriría mi padre se volvería loco y mataría a mi madre o al cabrón que se la estaba follando en ese momento. No sé cuánto tiempo habría pasado, para mi horas, pero escuche el ruido de la puerta de la calle y mi padre entrando. Mi madre tumbó al tipo en la cama y dándole la espalda metió esa verga en su coño hasta los mismísimos huevos gimiendo sonoramente, mi polla de nuevo se puso como una piedra al ver y oír eso y empecé a pajearme otra vez, cuando  mi padre llego al dormitorio y vio lo mismo que yo, se quedó blanco.

—¿Qué coño significa esto Begoña? Atino a preguntar mi padre con voz temblorosa.

Mi madre sin dejar de moverse encima de esa polla le contestó excitada:

—Quiero que veas el respeto que tengo a ti, a nuestra casa y a nuestra cama. Mira como me folla un hombre lo mismo que yo vi cómo te follabas a esa niñata que tienes por secretaria.

—Eres una puta de mierda, escupió mi padre.

—Por supuesto que lo soy este tío me ha pagado 200€ por follarme en nuestra cama y lo llevo haciendo más tiempo del que imaginas.

Vi a mi padre humillado, llorando mientras el tío empezaba a correrse llegando a su orgasmo, no sé si mi madre lo fingió pero ella empezó a correrse también delante de mi padre y yo exploté de nuevo en una corrida bestial que lo puso todo perdido.

Mi padre tenía los puños cerrados, pensé que iba a cometer una locura pero mi madre permanecía tranquila, cuando recuperaron sus respiraciones mi madre saco esa polla de su coño babeante con exasperante tranquilidad, miro a mi padre desafiante como preguntándole ¿y ahora qué cornudo?

—Quiero que recojas tus cosas y te vayas de esta casa, dijo mi padre, no quiero verte más en mi vida y menos verte en mi casa.

—Cariño, dijo mi madre muy tranquila mientras se acariciaba el coño, te recuerdo que las escrituras de esta casa están a mi nombre, así que el que se debería marchar eres tú, pero como no quiero seguir viviendo aquí con que me des la mitad del valor de la casa te la puedes quedar  y venirte a vivir con tu putita.

—Más te vale que te busques un buen abogado golfa, te vas a llevar una mierda.

—Bien, si lo quieres así me buscare un abogado, pero te aseguro que te vas a arrepentir.

—Eres una hija de puta. Dijo mi padre llorando.

—Claro que si Jacinto, mi madre también era puta ¿o no lo sabias? Y ahora vete y déjame seguir trabajando, aunque si quieres deja 200€ en la mesilla y cuando termine con este empiezo contigo.

Mi padre salió de casa derrotado y llorando sin nada de dignidad. Vi a mi madre con los ojos humedecidos, pero se sobrepuso, quito el preservativo a la polla del tío ese e hizo un 69 con él, a los pocos minutos le puso otro preservativo y follaron hasta que los dos alcanzaron sus orgasmos, yo no lo pude evitar y me hice otra paja más viendo como esa polla barrenaba el coño de mi madre sin descanso deseando ser yo quien estuviese en lugar de ese tipo.

Cuando terminaron mi madre se deshizo del hombre con cariño se notaba que quería quedarse sola, según cerró la puerta de la calle se echó a llorar y corrió a la ducha para lavarse bien, salió con una toalla anudada a su pecho e inmediatamente se puso a hacer una gran maleta. Cuándo terminó me asusté vino a mi habitación yo me escondí detrás de la puerta; mi madre cogió un folio de la impresora y se fue al salón, estuvo escribiendo algo se pintó los labios se vistió y dando un beso al papel vino de nuevo a mi habitación y susurrando dijo un «adiós mi amor», dejó sus llaves de casa encima de la mesa y se fue.

Leí lo que mi madre me había dejado escrito, me explicaba que se había separado de mi padre y que ahora mismo estaba en un momento de su vida en la quería estar sola y saber lo que deseaba hacer. Me rogó que no la llamase ni la buscase, que cuando ella estuviese lista y con sus ideas en orden me buscaría y que no dudase ni un momento de su amor hacia mí. Esa carta me destrozó y estuve llorando toda la tarde, mi madre el amor de mi vida se había ido y me había dejado solo. Esa noche mi padre tampoco vino a dormir a casa con lo que la sensación de abandono fue total. El caso es que tampoco podía denunciar nada, era mayor de edad y se supone que me las sabia arreglar por mí mismo, con ese horizonte me hice mi plan de vida, ya hablaría con mi padre. Al día siguiente de ese desagradable incidente en mi casa, la directora me echó una soberana bronca por haberme ido del instituto sin avisar, le explique por encima lo ocurrido y el por qué me fui, aunque me siguió regañando empatizó conmigo por lo mal que lo estaba pasando.

Ese día cuando llegue a mi casa del instituto mi padre estaba allí con una mujer de unos 50 años, explicándole algo, por primera vez en mucho tiempo mi padre me abrazó y me lo dijo de la mejor manera posible.

—Hijo, tu madre y yo nos hemos separado, la situación era ya insostenible y nos estábamos haciendo mucho daño.

—¿Y mamá donde está, me gustaría hablar con ella?

—Olvídate de tu madre hijo, ella no va a volver a elegido otro tipo de vida, dijo enfadado.

En ese momento quise matarle, por su culpa todo se había ido a la mierda y pretendía con buenas palabras culpar a mi madre de lo sucedido.

—Mira Jose, quiero presentarte a Jacinta, ella es la que va a llevar la casa ahora y la que se ocupará de tu bienestar. Iros conociendo.

Con esta última frase se despidió de nosotros, y despareció por la puerta hasta vaya usted a saber cuándo. Mi timidez, esa timidez que me condicionaba hizo que me quedase callado y no mirase a Jacinta de frente, ella se dio cuenta y fue la que con simpatía rompió el hielo.

―Bueno Jose, veo que tu padre te ha buscado una "madre" postiza y esa soy yo.

No respondí a su comentario, me encontraba en el salón mirando al suelo frente a una señora que se supone se iba a hacer cargo de mi mantenimiento ya que mi padre incluso se había olvidado de ser eso…ser un padre. Jacinta se acercó a mí y agarrando mi mentón me hizo mirarla.

―Mira, estoy aquí para asegurarme que no te falta de nada, pero una cosa muy importante es que mires a las personas a los ojos cuando hablas con ellas, eso hará que confíen en ti, además, tienes unos ojos preciosos, no los ocultes. Y ahora dime ¿Qué te apetecería comer hoy?

Ningún comienzo en estas circunstancias es bueno, suelen ser muy difíciles y llenos de malos entendidos y enfados sin sentido, pero Jacinta se ganó mi confianza en poco menos de quince días. Deseaba llegar a casa para poder hablar con ella, siempre me recibía con una sonrisa y una frase amable, me sentaba en la cocina embobado oyéndola y me encantaba su filosofía de la vida. Mentiría si dijese que mi vida no mejoró con su presencia, me hizo engordar algo para que ese cuerpo escombro pareciese menos "escombro" y me aconsejó hacer más deporte y que me apuntase a un gimnasio.

―Jose, eres un chico muy guapo, y te lo digo como mujer, tonifica tu cuerpo y saca a la luz lo que llevas dentro, veras como de aquí a nada serás un moja bragas.

Nunca fui muy risueño, pero oír hablar así a una madura como Jacinta hacia que me partiese de risa, era agradable estar con ella hablando me hacia la vida más llevadera. Quizás penséis que me había olvidado de mi madre, ni mucho menos, no había hora en el día que mi pensamiento no estuviese con ella. Todos los días, todos y a diferentes hora la llamaba pero siempre oía la misma contestación «Este teléfono está apagado o fuera de cobertura, inténtelo más tarde» Deseaba hablar con mamá saber cómo se encontraba y decirla lo que la echaba de menos, pero todo contacto con ella era imposible.

Un día me fui al trabajo de mi madre y esperé pacientemente a que saliese mi madre, pero a la única que vi salir fue a Ana, ella no se percató de que estaba allí hasta que fui a su encuentro cuando me vio no se sorprendió.

—Has tardado mucho en venir a verme. Esperaba tu visita.

Ana me abrazó con cariño mientras me daba un beso largo en la mejilla. No desaproveche la oportunidad de pegarme a su cuerpo y abrazarla con fuerza, sentía sus tetas pegadas a mi pecho y la calidez de su piel y fue inevitable el excitarme con eso, tenía mis hormonas disparadas y hacía más de un mes que no tenía "estímulos" a los que estaba acostumbrado. Ana deshizo ese abrazo y me acarició la cara mirándome con cariño.

—¿Sabes algo de mi madre? Llamo a su teléfono pero nunca está conectado.

—Anda cielo, vamos a tomar algo y hablamos.

Ana me informo que mi madre se encontraba bien, estaba en trámites de divorcio con mi padre, me hizo entender que mi madre me quería con locura, pero que hasta que su situación no estuviese estabilizada deseaba estar sola.

—Te aseguro Jose que no hay momento en el día que tu madre no piense en ti, deja que todo esto se calme que todo vuelva a su cauce y volveréis a estar juntos te lo aseguro.

Aparte de calentarme como a un horno, la conversación con Ana me dejo más tranquilo, le dije que si veía a mi madre la diese muchos besos de mi parte.

—Claro que si cariño, se los daré descuida.

—¿Ana te puedo pedir algo?

—Claro que sí, dime que quieres.

—Me darías tu número de móvil para llamarte de vez en cuando y que me digas como va todo, nadie me dice nada.

—Claro que si amor, dime tu número y te hago una perdida.

Nos despedimos como nos habíamos encontrado con un fuerte abrazo y muchos besos. Me fui a casa algo más animado y proseguí con mi vida. Mi padre aparecía muy poco por casa o por lo menos yo no lo veía, hablábamos de vez en cuando por teléfono y me decía que si me faltaba algo se lo dijese. Por supuesto que me faltaba algo, el cariño de mis padres y no lo tenía, lo que si note es que en su armario faltaba bastante ropa, imagino que viviría más tiempo con su amante que conmigo. Reconozco que Jacinta me hacia la vida muy fácil, ella llegaba por la mañana, me preparaba el desayuno hacia las cosas de la casa e iba a hacer la compra, me preparaba la comida y por la tarde siempre me dejaba algo hecho para la cena. Bien mirado si hubiese tenido novia o alguna folloamiga hubiese tenido una casa para mí solo, podía entrar o salir a cualquier hora sin dar explicaciones y lo más importante disponía de dinero para divertirme.

Lo que era de esperar ocurrió, de siete asignaturas que tenía en 2º de bachiller suspendí seis, lo tenía fastidiado y sabia de sobra que repetiría curso. Mi tutora me informo que debido a la cantidad de faltas que tenía en el curso  se había hecho difícil aprobarme y me sugirió que aunque me presentase en septiembre sería conveniente que repitiese curso. No me vine abajo, estaba de vacaciones y necesitaba ocupar mi tiempo, me hice un planing de estudio y de actividades para no volverme loco en casa al estar solo. Una de las cosas que hice fue apuntarme a una piscina para hacer natación y por la tarde a última hora a un gimnasio para hacer caso a Jacinta y tonificar mi cuerpo.

Al ser tan tímido me apunte a última hora en el gimnasio pensando que habría menos gente y estaría más tranquilo, craso error el mío, el primer día que entre a las nueve de la noche eso parecía el metro en hora punta. Cuando me cambie en el vestuario me puse unas bermudas anchas y una camiseta, cogí mi toalla y mi botellita de acuarius y me dirigí a la persona que me enseño todos los aparatos y me hizo una rutina de ejercicios. La entrada no pudo ser más difícil para mí, había muchas chicas y solo cuatro tíos mazados, parecían modelos, se exhibían ante todas esas mujeres aunque ellas iban a lo suyo.

—Mira, dijo uno de ellos, nos traen carne fresca.

Todos rieron su comentario pero me fije que no le hacían mucho caso.

—Joder que pintas tiene el tío, ya dejan entrar a cualquiera aquí.

—Córtate tío, le dijo el entrenador, que seas uno de nuestros mejores clientes no te da derecho a espantar a nuestra clientela.

—Hablaba en broma joder, pero es que el chaval es un pintas.

Todos volvieron a reír como estúpidos, sabía que este tío me daría problemas, aunque ya estaba acostumbrado. Ese día pasó sin pena ni gloria y en la siguiente semana hubo poco más, si, alguna mofa del chulo ese pero nada reseñable. Aunque estaba rodeado de mujeres, yo solo me dedicaba a lo mío y no sería honesto conmigo mismo si de vez en cuando mi vista no se clavase en el perfecto culo de alguna de las mujeres que andaban por ahí, de acuerdo eran atrayentes pero no tan dotados de hermosura como el culo de mamá. Más o menos al mes y medio de estar entrenando en la piscina y en el gimnasio y gracias a la dieta y a los ejercicios note como mi cuerpo escombro empezaba a tener unas formas muy atrayentes y no fui el único que se dio cuenta, digamos que la gente había comenzado a aceptar verme todos los días a partir de las nueve de la noche. Estando en la máquina de remo una de las chicas más guapas y con mejor cuerpo se sentó en la máquina de al lado.

—Hola Jose.

Aunque no paré y seguí a lo mío la salude con una inclinación de cabeza y la dedique una sonrisa me extraño muchísimo que supiese mi nombre.

—Veo que te tomas muy en serio tus ejercicios.

Me faltaba poco para terminar mi objetivo en la máquina de remo, no quería dejarlo por una mujer que te haría perder la cabeza, así que continúe con lo que estaba haciendo. Se que ella esperaba una respuesta mía, de hecho se quedó callada mirándome por interminables segundos, mientras seguía remando con fuerza y sudando profusamente llevando el ritmo de la respiración.

—Veo que no eres muy hablador. Perdona si te he molestado.

En ese momento alcancé mi objetivo en la máquina de remo y echando mi cuerpo hacia atrás respiré fuerte y la saludé.

—No me molestas en absoluto, dije fatigado, pero no quería interrumpir mi ritmo y me quedaba poco para terminar. Me sonrió y se volvió a sentar en la máquina de al lado.

—¿No te importa que charlemos un momento?

Me acordé de lo que me dijo Jacinta de mirar a los ojos de la gente y eso es lo que hice, la mire a los ojos, unos ojos azules muy intensos, grandes, expresivos y risueños.

—Claro que no, dije mirándola fijamente.

Se presentó, su nombre era Natalia hablamos de trivialidades, de lo que hacía, de por qué iba a esas horas, si tenía novia o salía con alguna chica, si me gustaba el ambiente de ese gimnasio, de música, de cine. Era muy agradable charlar con ella.

—Veras Jose, llevo muchos días fijándome en ti, no eres como los demás tíos que vienen al gimnasio a buitrear y a ver si pillan a una incauta para ligar. Tu vienes haces lo tuyo y te vas, y eso me tiene intrigada… ¿no serás gay?

—¡¡¡NOOOO!!! Exclamé, soy hetero, y te mentiría si te dijese que no me he fijado en ti, eres preciosa.

—¡¡Ay!! Muchas gracias por el cumplido.

—Pero inaccesible.

—¿Por qué dices eso? Respondió asombrada.

Natalia me miró muy seria, casi diría que mi respuesta la había molestado y quise matizarla.

—Quiero decir que mírate lo guapa que eres, eres como una diosa y yo un simple mortal.

Se levantó de la maquina vino a mí y me dio un pico en los labios, se oyeron algunos silbidos y algún aplauso.

—Jose, no te menosprecies, eres un chico muy guapo y me gusta cómo eres. ¿Cuándo terminemos quieres que nos vayamos a tomar algo?

—Me encantaría.

—Luego nos vemos a la salida. Me ha gustado muchísimo charlar contigo, de veras. Dijo risueña.

Dando media vuelta se fue y pude ver ese culito pequeño, respingón y esas piernas largas llenas torneadas y enfundadas en unos pantalones de deporte que de seguro se los tenía que haber puesto con calzador de lo apretados que iban, joder estaba buenísima y mis pensamientos me traicionaron cuando note como mi polla empezaba a marcarse más de la cuenta en mis bermudas.

A la hora más o menos estaba afuera esperándola y cuando la vi salir, vi a eso, a una diosa. Como era verano, solo llevaba uno top fresquito que marcaba unas buenas tetas y unos mini shorts tan ajustados que se le metían por cada recoveco de su anatomía, unas sandalias con algo de tacón componían su vestimenta, estaba preciosa.

Nos fuimos a tomar algo, y luego nos fuimos a cenar, todo al ser tan improvisado era increíble y salió a la perfección. Al terminar de cenar ninguno de los dos quisimos poner final a esa velada y nos fuimos a uno de los muchos bares de copas que había y entramos en uno que además tenía una pequeña pista de baile, no es que fuese muy buen bailarín pero según pedimos Natalia me pidió bailar y aunque puse mil pegas no supe decirle que no. Lejos de pensar que bailaríamos por separado según pisamos la pista de baile Natalia pasó sus brazos por mi cuello y se abrazó a mí dejándome sentir todo su cuerpo, abracé su cintura y oí un suspiro de placer salir de su boca.

—Ummm me encanta el día de hoy…mucho mejor que lo que pensaba.

Susurró Natalia en mi oído pegándose aún más a mí. Empecé a ponerme nervioso, mi polla empezó a crecer de manera escandalosa y sería muy difícil  que ella no lo notase, seguro que se molestaría y con un sonoro bofetón me dejaría plantado y avergonzado allí. Su perfume no me dejaba pensar con claridad y la monstruosidad que tenía entre mis piernas se desbocó y pugnaba por salir pegándose al pubis de Natalia.

—Cariño, susurró Natalia muy pegada a mí, eso que noto en mi coñito, ¿es lo que creo que es?

—Natalia yo lo siento…no quería…

No me dejo terminar, lejos de lo que pensaba que ocurriría esa mujer de ensueño me besó con una pasión que desconocía, se frotaba contra mi polla de manera lasciva y la notaba muy excitada.

—Jose ¿Podemos ir a algún sitio donde estemos a solas?

Una de las manos de Natalia había bajado hasta mi entrepierna y acariciaba toda mi extensión por encima de pantalón, me miraba con la boca abierta y los ojos como platos, yo estaba a punto de correrme y todo se iba a complicar mucho más, esta chica no imaginaba con lo que se iba a encontrar.

—Podemos ir a mi casa, dije tímidamente, vivo solo.

La cara de Natalia se iluminó, me dio la mano y sin terminar nuestras bebidas pagó, y casi arrastrándome paró el primer taxi y nos fuimos a mi casa, según se cerró la puerta detrás nuestra Natalia se agacho delante de mí y tirando de mis pantalones y mi ropa interior dejó al descubierto a mi polla que debido al tamaño y al peso se mostraba algo caída.

—¡¡¡Diooos Jose vaya pollón!!! Lo sabía, cuando estábamos en el gimnasio te miraba y se adivinaba grande, pero no me esperaba esto.

Natalia me pajeaba lentamente a dos manos y todavía cabían otras dos. Sus manitas no conseguían abarcar todo mi tronco, pero el placer que sentía era enorme.

—Desde que éramos pequeñas mi hermana y yo jugábamos a ver quién era capaz de meterse lo más gordo y grande por el coño, con once años me desvirgué con un pepino y con 18 conseguí meterme hasta la mitad una botella de coca cola de dos litros, ahora con 22 he encontrado lo que he andado buscando desde hace mucho tiempo, un pollón como el tuyo.

Con esta última frase me miro con esos ojazos azules y posando mi glande en su lengua saboreó mi capullo y engulló lo que su pequeña boquita le permitía. Notaba mi orgasmo en puertas, ver a semejante hembra delante de mí, de rodillas y con mi polla en su boca me estaba llevando a un punto sin retorno. Agarre su cabecita y tire de ella para que terminase de chupármela, ella me miró extrañada.

—¿No te gusta como lo hago?

—N…No, me encanta como lo haces…lo...lo que pasa es que…ufff…que vergüenza.

Natalia se puso en pie dio un paso atrás y se quitó su top y su sujetador dejándome admirar sus preciosas tetas. Seguidamente se quitó sus sandalias y sus mini shorts quedándose solo con un mini tanguita que hacía más deseable aun ese cuerpo que tenía, se lo fue a quitar pero se lo impedí.

—No, no te lo quites por favor. Natalia eres preciosa.

Natalia vino hacia mí y cogió mis manos llevándolas a sus tetas, me quede maravillado por su suavidad, su dureza y sus pezones que se pusieron como piedras. Agarró mi polla y la metió entre sus piernas, en ese huequecito que hay entre sus muslos y su sexo, cruzó sus piernas y empezó a mover sus caderas de adelante a atrás masturbándome. Note una humedad increíble que mojaba mi polla, bajé mis manos a su culito y lo agarre con fuerza, era perfecto, besé su cuello y su hombro y vi la punta de mi polla que aparecía amoratada entre las nalgas de Natalia.

—De que tienes vergüenza cariño, me he quedado desnuda delante de ti y lo que siento es solo deseo.

Me besó con cariño, Natalia me estaba llevando al límite y no aguantaría mucho más, me miro acariciando mi cara para seguidamente poner cara de sorpresa.

—Espera…espera Jose ¿Eres virgen?

Yo solo asentí con la cabeza y me puse muy colorado, Natalia emitió una breve sonrisa y se abrazó con fuerza a mí.

—Pues mi amor, me encantará ser tu primera mujer, la que te haga disfrutar y la que te deje con ganas de más, de mucho más, porque te voy a dejar sequito.

—Eso es otro tema, dije ya puestos a decir verdades, cuando eyaculo echo mucha cantidad y se el asco que os da eso a las mujeres.

—Cariño, ¿Quién te ha dicho eso? Pregunto Natalia seria.

—Un día estaba en una cafetería, y escuché hablar a dos mujeres, literalmente oí decir a una de ellas que era una guarrada y que cada vez que un hombre se corría en ella le daban ganas de vomitar ¿A qué mujer le podía gustar eso? Preguntó molesta.

—Esa tía era gilipollas o lesbiana, me dijo Natalia seductora, te aseguro cielo que lo único que deseo es notar como tu leche riega mi cara mis tetas mi boca y me llena por dentro creo que eso nos gusta a la mayoría de las mujeres.

Oírla decir eso, estando mi polla mimada por su entrepierna y mis manos amasando su prefecto culo hizo que mi orgasmo estallase como un volcán.

—Nataliaaaaa…me corrooooo.

Se agacho delante de mí y cogiendo mi polla se la puso en la lengua esperando mi corrida, yo solo cerré mis ojos y sin mirar empecé a correrme como un animal en uno de los mejores orgasmos que recuerdo. Cuando terminé miré a Natalia y me asusté, temblaba como una hoja, su boca llena de mi corrida, su cara, su pelo totalmente embarrado, mi semen escurría sobre sus tetas y bajaba por su abdomen mojando sus braguitas, tenía los ojos cerrados llenos de mi corrida y vi como cerraba la boca y tragaba lo que había en su interior.

—Joder tío, dijo Natalia con voz temblorosa, es lo más onírico que he vivido…me he corrido como una perra cuando me has llenado con tu corrida mi boca y  mi cara.

La mire y me pareció lo más hermoso que había visto nunca, la ayudé a levantarse y limpiando sus ojos la acompañe a la ducha, cuando paso frente al espejo se miró y se quedó alucinada.

—Cuando me dijiste que cuando te corrías echabas mucha cantidad pensé que exagerabas, joder, te has quedado corto, parece que un caballo se ha corrido sobre mí.

Le quite su tanguita, empapado de sus jugos y de mi corrida, me quedé embobado mirando su coñito, lampiño, pequeño y emanando un aroma seductor, ella puso un pie sobre el inodoro dejando abierta esa preciosidad, su interior era rosadito y estaba muy brillante, instintivamente acerque mi boca y empecé a lamer embriagándome de su sabor. Noté una especie de botoncito que cuando pasaba mi lengua por encima Natalia agarraba mi cabeza y gemía más alto, así que centré mis atenciones en él, aunque mis labios y mi lengua recorrían su rajita y su anito. Las caderas de Natalia empezaron a moverse sin control y sus gemidos subieron hasta casi gritar:

—Así…asiii…asiiiiii, Jose me corrooooo…Ahhhhhhhh…no pareeees…sigueee…siiiiiiii…siiiiiiii

Todo su cuerpo se convulsionó, note como algo inundaba mi boca y bebí lo que esa manantial me ofrecía, me encantó su sabor hizo que siguiese lamiendo y chupando, pero me paró, me agarro de la cabeza y me hizo ponerme en pie, mi polla estaba de nuevo durísima y lista para otro asalto, Natalia me besó intercambiando nuestros sabores y nos metimos a la ducha, nos enjabonamos mutuamente y Natalia me atrajo hacia ella  me dio la espalda y saco su culito provocadoramente.

—Follame, estoy ardiendo y te necesito dentro.

Agarré mi polla y la deje en la entrada de su coñito, ella se echó hacia atrás clavándose centímetro a centímetro mi polla en su interior, era la primera vez que notaba esa sensación y era increíble.

—Joder Jose…joder…joder, diooooos me tienes ensartada cabrón, métela toda follamee.

En esa ducha perdí mi virginidad y creo que eche uno de los mejores polvos de mi vida, empecé a follarla como si me fuese la vida en ello ese coño se tragaba mi polla sin problema y Natalia solo hacía que gemir y suspirar hasta que vi como levantaba su cabeza y cogiendo aire empezó a gritar.

—Me corrooooo…me corrooooooo.

Noté como su coñito apretaba mi polla como queriéndose fundir con ella y sentí como mi orgasmo crecía en mi interior, era imparable.

—Natalia me corro, no aguanto más.

Intente sacar mi polla de su interior, lo estábamos haciendo a pelo y le iba a inundar las entrañas de semen con el consiguiente riesgo, mi cabeza pensaba eso pero con un último grito le clavé la polla hasta la matriz y empecé a correrme como un animal dentro de ella. Aullamos los dos nuestro orgasmo imparable y muy intenso todavía no me creía que me estuviese follando a esa diosa subí mis manos a las tetas de esa mujer y las amasé, me agarraba a ellas mientras mis caderas seguían empujando para llegar a lo más hondo de su interior.

Cuando terminamos, nos besamos como posesos, Natalia se fue a lavar un poco y vi mi corrida caer por sus muslos a la bañera, caía una gran cantidad, se agacho poniéndose en cuclillas y vi su coño enrojecido por la follada, de él todavía manaba leche de mi corrida era lo más morboso que había visto desde que vi follar a mi madre.

—Vámonos a la cama mi amor, dijo Natalia, te aseguro que lo que he sentido ahora mismo no lo había sentido nunca y quiero repetirlo.

Esa noche la cama que fue de mis padres fue testigo de mi bautismo en el mundo del sexo. Natalia me probó de todas las maneras posibles y la follé en todas las posturas imaginables, inunde su útero con mis corridas una cuantas veces y disfrutamos los dos cuando la sodomice. Ver como ese culo perfecto, redondito y suave se tragaba mi polla con Natalia entregada a mí totalmente pudo conmigo y también llené sus intestinos con mi corrida. Viendo amanecer caímos rendidos los dos.

Yo me desperté primero con Natalia abrazada a mí, necesitaba ir al baño a vaciar mi vejiga, era muy tarde pero estaba pletórico, mire a esa diosa desnuda, dormida y me enamoré de ella. Cuando salí del baño me la encontré vestida y muy seria.

—¿Te vas?

—Emmm…si tengo que irme, me esperan en casa y desde ayer no saben nada de mí. Se excusó Natalia.

—No por favor, rogué, llama a tu casa y quédate conmigo.

—Jose, lo hemos pasado muy bien y follar contigo ha sido increíble, pero no te enamores de mí, hazme caso y sé que si seguimos juntos vas a sufrir y no quiero eso.

Cogió su bolso y sin ni siquiera despedirse de mí salió por la puerta terminando mis posibles sueños con ella. Aunque fue increíble, de alguna forma me sentí utilizado por ella, consiguió lo que quería y una vez hecho ya no le servía para nada. Ese día en el gimnasio la busqué pero no la vi y fue al día siguiente cuando la vi junto a otras chicas riendo divertida. Me miró pero me ignoró totalmente y no se dirigió a mí en ningún momento. Pensé que ella y yo teníamos algo muy especial, la esperaría a la salida y lo hablaría con ella pero me equivoqué, más aun cuando al salir la vi besándose con pasión con un tío mazado y grande como un armario ropero.

Al día siguiente a primera hora fui al gimnasio y me di de baja, pagué lo que quedaba de mes y ante la pregunta del dueño si algo no había ido bien o si alguien me había molestado solo contesté escuetamente:

—Problemas personales.

No deseaba estar en el mismo espacio que esa mujer que había demostrado una frialdad y una falta de tacto propia de una persona sin corazón. Necesitaba olvidar y me dedique más al estudio de mis asignaturas aunque otro gimnasio cerca de donde vivía me proporciono la distracción que necesitaba.

A la semana recibí un wasap de Natalia preguntándome donde me metía, que me echaba de menos y necesitaba verme. Un seco «¡¡Vete a la mierda!!» creí que sería suficiente para que me olvidase, pero durante una semana, una larga semana estuvo enviándome mensajes, asegurándome que se había equivocado, que la perdonase, que no podía dejar de pensar en mí, y que se había enamorado como una adolescente. Opté por la frase que me dijo antes de irse de mi casa, que si seguía con ella, si me enamoraba sufriría y ya tenía suficiente en mi vida como para complicarla más.

Jacinta seguía viniendo a casa, extrañamente con mi padre hablaba casi todos los días, siempre me preguntaba si había hablado con mi madre o si sabía algo de ella y yo le decía que no. Intentaba explicarme la situación que estaban pasando en esos momentos y me confesó que no venía a casa por los recuerdos que le traía y eso le hacía daño, que estaba viviendo con su secretaria en su apartamento, pero que cualquier cosa que necesitase a cualquier hora no dudase en ponerme contacto con él. Mi situación era de todo punto anormal, mi madre desaparecida mi padre viviendo con su secretaria en otra vivienda y yo viviendo en un pisazo para mí solo y con sirvienta.

El verano pasó sin pena ni gloria, salvo por el polvazo que eche con Natalia, poco más había que contar. En septiembre me presenté a los exámenes de recuperación, pero de las seis que me quedaron solo aprobé tres, con lo que repetía 2º de bachiller. Cuando empecé las clases ya no era el mismo Jose, mi cuerpo había cambiado mucho con la natación y el gimnasio, había cambiado mi estilo y mi manera de vestir. Lo noté según entré a clase el primer día, me gusta pasar desapercibido, pero bastantes ojos se clavaron en mi según entré. Había gente que conocía del curso pasado, repetidores como yo y otra gente que conocía de vista de otros cursos, opté por sentarme donde siempre me había sentado, estaba libre y en mitad de la clase, ni muy atrás ni muy adelante.

Cuando empezamos la clase me fije que al lado tenía a una chica con unas pintas muy peculiares, ropas tres tallas de más, pantalones "cagados" y gorra de rapero puesta de medio lado, no sabría determinar si era guapa o fea pero por las pintas era un orco increíble. Creo que intuí que al igual que yo era una marginada y antisocial ya que en las siguientes horas y en las siguientes semanas me dediqué a observarla y no conocía ni el timbre de voz que tenía. En lo que si me fijé fue en su larga melena castaña siempre perfectamente cuidada y peinada y en unos ojos grises preciosos pero muy tristes.

A mediados del primer trimestre la profesora de Economía nos mandó un trabajo como prueba para el examen y nos recomendó que nos esforzásemos ya que sería el 75% de la nota, nos dio las pautas y los posibles temas y la fecha límite de entrega.

—Como no estoy dispuesta a leerme 40 trabajos, quiero que lo hagáis por parejas, sois 40 alumnos así que tienen que salir 20 trabajos.

Las primeras parejas se hicieron rápidamente y casi al final de la clase todos estaban emparejados y si, lo habéis adivinado, los únicos que estábamos "libres" éramos la rapera, que es como la apodaban y yo. De la manera más amable posible me dirigí a ella:

—Me parece que tendremos que hacer juntos el trabajo.

Me miró con indiferencia, incluso creo que con asco y me observó por interminables segundos sin decir nada hasta que habló.

—No tengo ningún interés en hacer una mierda contigo, pero creo que no me va a quedar otra que aceptarlo.

Esa respuesta me puso en guardia sobre lo que me esperaba y me puso de mal humor, le pedí que me acompañase a ver a la profesora y aunque argumenté que no sería buena idea que ella y yo nos juntásemos y que ese trabajo lo hiciésemos por separado se limitó a decir sin derecho a réplica:

—Me da igual, solo 20 trabajos Jose, solo 20 trabajos.

Me fui a mi sitio enrabietado y cuando vi que se sentó esa friki de nuevo se lo dije muy seriamente:

—Me importa una mierda la pandilla a la que pertenezcas o si eres miembro de una secta de adoración al diablo, este trabajo es muy importante para mí, así que vete pensando en trabajar y no andes jodiéndome ¿Te ha quedado claro?

—Tranquilo gallito, replicó la rapera, haremos este trabajo si es tan importante para ti.

Termino de decir esto y escribió algo en una hoja, cuando terminó me la dio y en ella estaban escritos su nombre, su dirección y sus teléfonos, el de su casa y el móvil. Me gustó su nombre,  Eva,  aunque cuando miraba esa hoja me lo dijo puntualizando.

—Mi nombre es Eva pero prefiero que me llames Skoor.

—¿Cómo? Pregunté sin creerlo.

—Que quiero que me llames Skoor, es mi apodo de grafitera.

—¿Grafitera? Veras Eva, tu nombre es muy bonito para cambiarlo por ese "ladrido" que tienes por apodo. Yo te llamaré por tu nombre de pila, el otro déjalo para tus graffitis.

—Haz lo que te salga de los huevos, esta tarde a las cinco y media en mi casa y no te retrases cuando antes empecemos antes terminamos.

Esa misma tarde me lleve varias sorpresas, la primera la madre de Eva una mujer preciosa de 40 años que era imposible dejar de mirar y admirar su perfecto cuerpo, estuvo charlando conmigo hasta que llego su hija, tarde, sudando y muy sofocada, me pidió disculpas y me acompaño a su habitación para que empezásemos, pero estaba incomoda y tampoco quería ser inflexible.

―Eva ¿Por qué no te vas a duchar y te tranquilizas? Mientras voy perfilando como será nuestro trabajo y cuando vengas lo lees y vemos si te gusta.

Me sonrió y cogiendo ropa se fue a la ducha. Cuando entro por la puerta de nuevo fue mi segunda sorpresa, esa rapera de vestimenta anodina y borde como ella sola dio paso a una joven enfundada en una camiseta sin sujetador y marcando unas tetas impresionantes, unas mallas que eran como una segunda piel se amoldaban a su culito perfecto y a unas piernas que se adivinaban preciosas.

Fue difícil mantener la compostura con semejante niña al lado, me moría de ganas por preguntarle donde había ido su estilo y su bordería habitual pero me parecía mucho para ser un primer día. Esa noche cené en su casa junto a su madre, me gustó mucho ese ambiente familiar que me ofrecieron, realmente lo echaba de menos. Durante los siguientes días pude comprobar que Eva se transformaba según llegaba a su casa, era agradable estar con ella y su forma de vestir me excitaba por los conjuntos que solía ponerse, hasta que se lo pregunté.

―Eva ¿A qué viene este cambio? Me refiero, en clase vistes de una manera desastrosa y eres muy borde, en cambio cuando vengo a tu casa eres la mujer más atractiva y encantadora que conozco ¿Por qué?

—No se Jose, quizás sea por mi vena rebelde, o quizás porque odio sentirme como mujer objeto de deseo por esos pajilleros que miran embobados a las niñas más populares. ¿Te confieso algo?

—Claro dime.

—Me gusta cómo me miras según abro la puerta, es una mirada diciéndome lo guapa que me he puesto y que te agrada lo que ves.

Me limite a sonreírla y le acaricie la cara en señal de cariño; continuamos con nuestro trabajo pero me daba cuenta que esa niña cada vez destilaba más sensualidad en sus movimientos y según hablaba conmigo y eso me ponía nervioso y muy, muy excitado.

Habían pasado ya tres semanas desde que comencé a ir a esa casa. Tanto hija como madre estaban encantadas de que estuviese allí, me enteré que el padre de Eva había muerto de cáncer cuando ella era muy pequeña y tanto su madre como Eva habían tenido que luchar solas para salir adelante, pero ahí estaban, dos mujeres increíbles. Intuía que algo iba a pasar, la tensión sexual entre Eva y yo iba en aumento, ella se mostraba cada vez más insinuante y yo no era inmune ante eso, mi polla ya no estaba tranquila cuando estábamos juntos ya que había constantes roces y me dejaba ver el increíble cuerpo que escondía debajo de esas prendas. Era viernes y Eva y yo estábamos tomando un café en el descanso y charlando de nuestras cosas, la notaba algo nerviosa y poco antes de ir de nuevo a clase agarró mi mano entrelazando sus dedos con los míos.

—Jose, ¿esta tarde vas a venir a casa a continuar el trabajo o lo dejamos para el lunes?

—Eva, yo no tengo nada que hacer, si tú quieres podemos seguir con el trabajo, nos está quedando de película y ya nos queda poco para terminar.

La cara de Eva se ilumino y me regalo una preciosa sonrisa, beso mi mano y me lo dijo alegre:

—Pues entonces te espero en mi casa a la misma hora de siempre.

Cuando esa tarde Eva abrió la puerta de su casa supe que me la iba a follar, vestida solo con un sujetador deportivo unas braguitas minúsculas y calcetinitos blancos, según me vio se colgó de mi cuello y nos besamos como dementes, me llevó a su habitación sin decir nada y allí nos desnudamos, cuando vio mi polla solo exclamó…Ufffff…

—¿Y tu madre Eva?

—Mi madre esta de fin de semana con sus amigas, hasta al domingo no viene.

Se había apoderado de mi polla y la pajeaba con pasión mientras acariciaba mis huevos, me volvió a besar y cogiéndome la mano la llevo a su coñito, acaricie con mi dedo toda su rajita y Eva gimió como una gatita.

—Joder Eva dije excitado, estas chorreando.

—Desde que me enteré que mi madre se iba de fin de semana estoy así, imaginándome todo esto, necesito follar contigo.

Me llevo a su cama y me tumbo, ella se puso encima de mí haciendo un 69, me volvió loco su culo y su coñito y hundí mi cara en ese templo divino. Me dedique a lamer chupar y besar desde su anito hasta su clítoris mientras notaba como su boca devoraba mi polla, estábamos tan excitados, que Eva tardo muy poco en correrse y yo la seguí intentando avisarla.

—Eva me corro, cuidado que me corrooooo…siiiiiii.

Empecé a largar chorros de semen que no sabía dónde iban a parar, fue un orgasmo largo que me dejo rendido.

—Joder Jose ha sido increíble, dijo Eva, lo más morboso y excitante que he visto.

Se dio la vuelta y me beso nuevamente, en su cara y su pelo había restos de mi corrida pero notaba mi tripa muy mojada.

—Espera cielo, voy a por algo para limpiarte.

A los pocos segundos apareció con un rollo de papel de cocina y me limpio bien, agarraba mi polla dura, pétrea y la miraba fascinada.

—Nunca en mi corta vida he visto una polla así y por supuesto nunca he visto correrse a un tío como te has corrido tú. Necesito que me folles, necesito sentirte dentro de mí.

Pensando que alguien como ella buscaría una postura menos tradicional, se tumbó en la cama y abriendo bien sus piernas dejo su coñito expuesto y abierto para mí, levanto sus brazos en clara invitación a que la penetrase y me tumbase encima de ella en un misionero y no me hice esperar, puse mi polla en la entrada de su coño y empecé a meterla despacio Eva empezó a resoplar y a gemir escandalosamente.

—Dios…diossss…ufff…Jose, despacio pero no pareeees… más…dámela toda…todaaaaaa…joder me vas a partir en doooos…diooos…joder…jodeeeer.

Eva estallo en un orgasmo que la volvió loca, sus caderas se meneaban salvajemente y en cada movimiento mi polla se introducía más en ella elevando así su placer. Yo notaba todos los músculos de su vagina aferrándose a mi polla, exprimiéndola, intentando obtener su premio, aguantaba pero verla en ese estado de excitación me contagió y empecé a moverme sobre ella follandola con saña. Veía mi polla entrar y salir de ese coñito acogedor y estrecho que me estaba llevando a la locura, cada vez que mis caderas embestían contra su cuerpo, ella gemía herida, no entraba totalmente y hacia tope en su matriz, veía su cara mezcla de placer y dolor y sus piernas aferrándose a mi intentando meterme más dentro de ella y no aguante más, me abracé a ella con desesperación explotando en su interior.

—Evaaaa…me corrooooooo.

Ella grito mientras se abrazaba con fuerza a mí y mordía mi hombro estallando en otro orgasmo que la dejo rota por el placer, mi polla no dejaba de inundar su interior hasta que mi corrida empezó a salirse entre mi polla y su coño, Eva buscó mi boca con desesperación y me besó hasta que nos tranquilizamos los dos y recuperábamos nuestras respiraciones.

—Ha sido increíble Jose, joder que manera de follar.

Me salí de su interior y vi su coño muy abierto expulsando mi corrida, joder era muy morboso y ya pensaba en follarla otra vez. Me tumbé a su lado y se abrazó a mí, me daba besos por el cuello  y su mano acariciaba mis huevos con delicadeza.

—Tío todo en ti es enorme, me encantan tus huevos, son grandísimos, aunque viendo lo que echa tu polla y su tamaño no me extraña que los tengas así.

—¿Has tenido muchos entre tus manos? Pregunté curioso.

—Aunque no lo creas tu eres la segunda persona que me folla y por supuesto no tenía lo que tú tienes, ahora sé lo que es correrse con una buena polla dentro y me ha encantado cuando he notado como me rellenabas como a un mechero, esa sensación no se me olvidará en la vida. ¿Y tú?, me imagino que con semejante pollón estarás harto de follar.

—Pues no Eva, perdí mi virginidad hace unos meses, así que no, no estoy harto de follar para mí también es mi segunda vez.

Mi polla estaba dura como el acero y Eva no paraba de acariciarme, baje mi mano a su coñito y ella abrió sus piernas para recibir mi mano, estaba empapada, acaricie su clítoris y ella gimió de nuevo, se subió encima de mí y agarrando mi polla le dejo en la entrada de su coño y se dejó caer cerró sus ojos y yo agarré sus tetas, perfectas grandes duras y pidiendo a gritos mi atención.

Nos pasamos toda la tarde follando, yo aún no conocía mis limites, había pasado mucha necesidad de sexo estaba excitado continuamente necesitaba follar y Eva me pedía más orgasmos que yo la regalaba sin problema. Por la noche nos fuimos a cenar y Eva me volvió a sorprender con su vestimenta, un vestido de punto negro a medio muslo y con un escote precioso junto a unos zapatos de tacón, me quedé embobado mirándola.

—¿No te gusta cómo voy vestida? Preguntó.

—Al contrario, la dije, estas preciosa, si los de clase te viesen así no se creerían quien eres.

Sonrió agradecida y me besó con cariño, salimos de su casa y nos fuimos a cenar. Pasamos todo el fin de semana juntos follando como animales y nos costó separarnos el domingo por la noche aunque lo despedimos con un buen polvo. Al día siguiente en clase volvió la misma Eva de siempre con la salvedad de que según entro vino a mí y me plantó un morreo, cuando terminó me miró traviesa y me susurro en el oído:

—Mi coño no para de soltar leche de tus corridas, joder cabrón estoy empapada con solo verte  te follaria ahora mismo.

Ese curso estoy seguro que sería muy interesante, esa misma tarde en casa de Eva la volví a follar estando su madre a pocos metros de nosotros y aunque Eva me juro  que no quería enamoramientos y que solo quería follar, la notaba muy cariñosa conmigo. Un día como otro cualquiera estando a punto de finalizar nuestro trabajo tuve que ir al baño. La madre de Eva estaba sentada en el sofá y cuando salí me llamó a su lado.

—Jose, no he podido dejar de observar que mi hija esta últimamente radiante y feliz. Tampoco he podido dejar de oír sus gemidos de placer en su habitación cuando os encerráis a hacer vuestro trabajo.

No estaba asustado, más bien expectante, los dedos de esa preciosa mujer acariciaban mi abdomen y su mirada era de deseo.

—Quiero un poco de la medicina que le das a mi niña y que hace que este tan feliz.

Diciendo esto acarició mi polla por encima del pantalón con descaro evaluando lo que escondía.

—Ahora sé por qué mi hija esta tan contenta, ya me las apañaré para que tú y yo estemos a solas un rato y pueda probarte.

No me corte ni un pelo y metiendo la mano bajo su falda acaricie su coñito por encima de su braguita y noté que estaba muy caliente.

—Cuando usted quiera señora estaré encantado de follarla.

Me fui al cuarto de Eva a continuar nuestro trabajo, pero según entré y  me senté se lo dije para que no hubiese malos entendidos.

—Tu madre ahora mismo me ha dicho que quiere follar conmigo.

—¿De verdad? Joder que fuerte. Pues cuando quedéis quiero verlo, joder que morbazo verte follando a mi madre.

Estuve esperando que se diese la oportunidad, la madre de Eva empezó a vestir delante de mí de forma más descarada, falditas muy cortas, camisetas largas pero que al sentarse o agacharse me dejaban ver su perfecto culo, me estaba calentando, pero no veía el momento de poder follarmela y lo estaba deseando, se lo comenté a Eva y me dijo que ella le daría pie a que me llamase para follar y ella se podría esconder para vernos.

Efectivamente, esa misma noche mi móvil recibió un mensaje de la madre de Eva diciéndome que al día siguiente estuviese a las cuatro de la tarde en su casa que su hija tenía que hacer algo importante y no estaría. Como un reloj a las cuatro estaba llamando al timbre esa mujer me recibió con un batín de seda muy corto y a medio abrir, casi dejaba sus tetas al aire e intuía que debajo iba totalmente desnuda, me beso en los labios y me llevó al salón y me preguntó si quería tomar algo.

—Si no es molestia un café estaría muy bien.

Ella se levantó y me volvió a besar, el batín se abrió totalmente dejándome ver su desnudez, joder, tenía un cuerpo increíble. No me lo pensé, ¿para qué? Me desnudé totalmente y mirando a mi alrededor vi a Eva que asomándose por el pasillo que daba acceso a las habitaciones me mostraba su desnudez mientras se acariciaba el coño, le sonreí y le lancé un beso, en ese momento me llamó su madre desde la cocina.

—Jose ¿Me puedes ayudar por favor?

Cuando me vio entrar y vio mi polla amenazadora se echó las manos a la boca y creo que hasta tuvo un pequeño orgasmo. Su batín estaba abierto y podía ver su cuerpo perfecto.

—Ufff…necesito que me ayudes a coger el café, me decía excitada, está muy alto.

—Espera, veras que bien lo cogerás ahora.

Me puse tras ella y agachándome algo metí la punta de mi polla en su coño que ya estaba chorreando.

—Dioooosssss…Jose con cuidado…Ufffff que maravilla…joder es enorme

Empuje con cuidado pero sin detenerme hasta que ella pasando sus piernas por detrás de mi cuerpo se quedó ensartada sobre mi verga y elevada para que pudiese coger el café. Mis brazos abrazaron su cuerpo para que no cayese y mis manos se fueron a sus tetas que amase con lujuria mientras maltrataba sus pezones.

—Jodeeeer…diooooos siiiiiiii…que bestia, la noto muy adentro…aahhh…dios…diooos...siiiiiiiiii.

Empecé a follarla aunque la postura era incomoda, vi a Eva casi dentro de la cocina, su cara estaba desencajada por el placer mientras su mano se movía a un ritmo infernal entre sus piernas, en ese momento su madre alcanzo su primer orgasmo, que grito a pleno pulmón.

—Jose me corro…me corrooooo…no pares…si…siiiii…siiiiiiiiii

Note como su corrida mojaba mis piernas y sus caderas se movían buscando más, empezaba a estar cansado y se lo dije para que Eva también le diese tiempo a esconderse.

—Vamos al sofá dije fatigado, quiero seguir follándote.

Cuando me senté en el sillón ella abrió sus piernas al máximo, apoyó su espalda en mí y empezó a follarse ella con mi polla hasta que me corrí abundantemente en su interior y ella alcanzo su segundo orgasmo, en el fragor del clímax incluso oí como Eva gemía alcanzando su éxtasis. He de reconocer que esa tarde fue genial, disfruté con la madre de Eva muchísimo y cuando se quedó satisfecha y agotada la cogí en brazos, la acosté en su cama y me fui a mi casa. Al poco llamaba al timbre Eva que venía a follarme, había sido muy morboso y lo había disfrutado pero quería encamarse conmigo y correrse con mi polla en su coñito.

Por desgracia esa decisión de follarme a su madre fue el principio del fin, aunque todo al principio era genial y morboso al cabo de las semanas empezó a ser causa de malas caras y enfados. Ninguna de las dos supo entender que era sexo, solo eso y empezaron a discutir entre ellas y lo que es peor a perderse el respeto e insultarse. Al final fui yo el objeto de sus iras y me culparon de todo lo que estaba pasando.

Eva y yo terminamos nuestro trabajo y aprobamos con un sobresaliente, pero suspendimos en nuestra amistad. La forma de vestir de "la rapera" cambió mucho y venía a clase enfundada en vaqueros ajustadísimos y polos o jerséis marcando sus tetas perfectas y con escotes de vértigo. Los chavales más populares, esos que se creían súper y nos miraban por encima del hombro, tardaron poco en fijarse en Eva y hacerla el centro de sus gilipolleces. Tardo menos de una semana en enrollarse con el más tonto y morrearse con el delante de mí, como si eso me importase.

Cada día que pasaba pensaba más en mi madre y lo que estaría haciendo, hablaba con Ana una o dos veces por semana y me decía siempre lo mismo, que vería a mi madre muy pronto, que tuviese paciencia. No entendía que no me hubiese llamado ni hubiese querido verme, sabia lo unidos que estábamos y de la noche a la mañana me había borrado de su vida y no entendía el por qué. Llegue a pensar que no quería verme porque al ejercer de puta si estaba cerca de ella la jodería el negocio, no sé, tenía muchas preguntas sin respuesta.

Todo el tema de Eva, su madre y la mía me llego a deprimir mucho. Vuelta a la rutina de siempre, Instituto, estudio y gimnasio, esta costumbre por lo menos me tenía bastante distraído y las semanas se me pasaban rápido. Jacinta ya se había hecho imprescindible y ejercía de ama de llaves sin problema aunque no sabía lo más importante y sé que era de mente abierta pero tampoco deseaba que supiese de mi más de la cuenta. Un día a finales del mes de noviembre un sábado cualquiera por la mañana sonó mi móvil, era un número desconocido, pero no sé por qué sabía que era mi madre.

—¡¡¿MAMA?!! Casi grité

—¡¡Hola mi amor!!

La voz dulce y cálida de mi madre sonaba por fin en el teléfono, un sentimiento de cariño, odio, amor intenso y miedo a volver a perderla se apodero de mí y me eche a llorar como un niño, era incapaz de decir nada, no me salían las palabras.

—Cariño mío no llores, me partes el corazón oyéndote, tranquilízate.

Yo solo farfullaba entre hipidos…mamá…mamá…pero era incapaz de decir nada más.

—Mi vida, ¿Sabes dónde vive Ana?

—S…sí.

—Pues vente ahora mismo a su casa, te estoy esperando.

Me lanzo un beso a través del teléfono y me vestí con rapidez, pille un taxi libre que pasaba en ese momento y en quince minutos estaba llamando al portero automático, no quise esperar al ascensor y subí volando por las escaleras, cuando llegue mi madre preciosa, increíblemente bella me esperaba en el rellano de la escalera, la abracé con fuerza mientras ella se abrazaba a mí y empezaba a llenarme de besos. Fue como si el tiempo se hubiese detenido, volvía a tener a mamá entre mis brazos, sintiendo su perfecto cuerpo pegado al mío, llenándome de su perfume. Los dos llorábamos muy abrazados sin decirnos nada, llego un momento en que con mamá en mis brazos y teniéndola en vilo me metí dentro de casa de Ana, no era cuestión de estar en mitad del rellano para que las cotillas tuviesen tema para hablar.

Cuando nos tranquilizamos los dos dejé a mamá en el suelo, sus manos agarraban y acariciaban mi cara y me miraba con amor estaba guapísima y sus ojos brillaban de una manera muy especial, mis manos  abrazaban su pequeña cintura y mis dedos tocaban a través del liviano vestido su tanga. Acerqué mi boca a la suya y vi como sus labios, carnosos, atrayentes se abrían para mí, nos fundimos en un beso lleno de amor, lujuria y deseo y nuestras lenguas por fin se conocieron y se enredaron entre ellas transmitiéndose miles de sensaciones, fue un beso larguísimo que nos excitó a los dos. Cuando terminamos nos volvimos a mirar y creo que nuestras miradas nos dijeron que esto no acababa aquí.

—Cariño estas guapísimo, por dios como has cambiado, tu cara, tu pelo, tu cuerpo y me encanta como me has besado, lo deseaba desde hace mucho tiempo.

Esta vez fue ella la que me besó, acariciando mi cuerpo como poseída, sabía que estaba excitada, yo también lo estaba, notaba mi polla presionando sobre el coño de mi madre, descarada, sin importarle quien fuese ella. Me separé ligeramente y la miré seria.

—¿Por qué mamá? ¿Por qué te fuiste y no quisiste saber de mí en meses?

—Necesitaba poner mi vida en orden cariño, vi a tú padre follando con la puta de su secretaria, y creo que se me fue de las manos el escarmiento que le quería dar. Empecé a salir mucho a divertirme sin él y me di cuenta que los hombres se fijaban mucho en mí, demasiado diría yo.

Mi madre que hasta el momento me miraba a los ojos, bajó su mirada avergonzada y guardo silencio durante unos minutos como ordenando sus ideas.

—Llevaba con tu padre desde los 13 años, nunca me separé de él, siempre a su lado y siempre satisfaciéndole en todo lo que me pedía. No conocía otra manera de amar que no fuese la suya, era mi universo y el centro de mi vida, cuidándome para él, para que me desease, haciendo sacrificios que no quiero ni que sepas para mantener la llama viva.

Mi madre me dio la mano y nos fuimos a sentar al sofá, necesitaba saber lo que pasó, necesitaba la verdad. Cuando nos sentamos el vestido de mama era lo más sensual que había visto en su perfecto cuerpo. Sus piernas cruzadas hicieron que la faldita dejase al descubierto sus perfectos muslos, llenos, torneados y mi deseo por ella subió como la espuma.

—Intuí que algo no funcionaba, que algo en mi matrimonio iba muy mal, prosiguió mi madre, tu padre ya no me buscaba, no me besaba y por supuesto no me deseaba. Inocente de mí pensé que era mi culpa y busque al amor de mi vida, a la persona que más quería y amaba después de tu padre…te busque a ti cariño mío.

Mi madre paró por que empezó a llorar desconsoladamente, la abracé contra mí y cubrí su carita y sus ojos de besos. Necesitaba demostrarle todo el cariño y el amor que tenía guardado para ella.

—Te provoqué mi amor, te provoqué porque quería entregarme a ti. Sé que es una locura, que estoy enferma y es un incesto, pero te amaba tanto, me provocabas, notaba tus erecciones y tu polla y la quería en mi interior pero tú no hiciste nada, al contrario note como te alejabas de mí y me volví loca. Me sentía muy poca mujer y cada vez que me miraba al espejo me veía horrible.

—Mamá, tu eres un preciosidad y una mujer muy deseable, quería estar contigo, notar tu cuerpo desnudo, pero nunca había estado con una mujer, era inexperto y sabía lo que hacer pero tenía tanto miedo a equivocarme y que te enfadases, que no hice nada.

—¿Y por qué no hablaste conmigo? ¿Por qué no me contaste lo que te pasaba? Preguntó mi madre.

—¿Y qué te iba a decir?, ¡¡Mamá quiero follar contigo!!

—Pues mira hijo, hubiese sido un comienzo, un muy buen comienzo.

Nos quedamos abrazados y yo empecé a acariar los muslos de mi madre. Su piel era suave como la seda y notaba acelerarse su respiración, buscó mi boca de nuevo y nos volvimos a besar con pasión, mi polla pugnaba por salir de mi pantalón, estaba muy excitado.

—Como te dije empecé a salir mucho y a divertirme, notaba como los hombres me deseaban, me buscaban, se ponían cachondos conmigo, siempre intentando meterme mano, siempre intentando llevarme a la cama a follar con ellos y yo manteniéndome  todavía fiel, pero sabiendo que me deseaban. Al finalizar la noche terminaba más salida que una perra y siempre masturbándome solita en mi cama…hasta ese aciago día.

—¿Qué pasó mamá?

—Una noche llegue a casa muy perjudicada por el alcohol, llegaba tan borracha que ni fui capaz de masturbarme, solo recuerdo a varios tíos metiéndome mano y yo saliendo del sitio donde estaba y un taxi. Creo que hasta el taxista me metió mano y se masturbo delante de mí. Cuando me desperté me sentí tan mal, tan sucia que me duché, me vestí y me fui a ver a tu padre al trabajo para hablar con él e intentar salvar algo en lo que ya ni creía.

Creo que en esos momentos supe lo que iba a ver mi madre. Ella en su inocencia no creía que mi padre le fuese a ser infiel…¡¡Joder!! Si es que mi madre está más buena que la niñata esa que mi padre tiene por secretaria.

—Nada más entrar a la nave de tu padre supe que lo que iba a ver no me iba a gustar, mi corazón se aceleró y se me hizo un nudo en el estómago. Unos gemidos provenientes de la oficina me dijeron que alguien estaba follando. Era la hora de comer, como no fuese algún empleado estaba claro a quién iba a ver y no me equivoque, vi a tu padre sentado en una silla y la puta esa de su secretaria botando como una loca sobre su polla.

—Mamá yo… quise disculparme…

—No hijo, tú no tienes culpa de nada, hizo una pausa «Follame…follame»…gritaba la zorra esa, hasta que vi como tu padre inundaba sus entrañas con su corrida y la guarra esa solo gritaba «Preñameeee» No me quise quedar a ver más. Esa misma noche me vestí como una puta y como ropa interior solo un tanguita que no conseguía cubrir mi coño. Me fui al primer bar de copas, y el primer tío que se me acercó me enrollé con él. A la hora estábamos en su casa follando como salvajes y cometí la locura de hacerlo sin protección y dejar que se corriese en mi interior.

Recordaba perfectamente esa noche y el tanguita de mi madre empapado y lleno de semen.

—A partir de ese día todo fue una locura, una espiral de sexo y alcohol. Estaba deseando salir de trabajar para irme con Ana a zorrear y follarme al primero que me gustase.

Mis manos seguían acariciando las piernas de mi madre y ya habían llegado a su culo. Amasé esa nalga que mi madre elevo un poco más para que mi mano pudiese abarcarla y note la tirita del tanga mientras mi madre suspiraba y me besaba con una pasión inusitada.

—¿Mamá eres una puta? Le pregunte sin pensármelo.

—Pero hijo, ¿Cómo me haces ese tipo de preguntas? Soy tu madre.

—El día que te fuiste de casa, estaba escondido en mi habitación. Lo vi todo, como ese tipo te pagaba 200€, como llamabas a papa para que fuese a casa…Pero sobre todo vi como ese cabrón te folló y vi como disfrutaste y todavía resuenan en mi cabeza tus palabras «Claro que soy una puta» cuando papa miraba como te follaban.

Mi madre me miró a los ojos muy intensamente como evaluando su posible respuesta. Mi mano seguía acariciando su culo y las yemas de mis dedos ya notaban la humedad de su coñito, mi polla me estaba haciendo polvo encerrada en su prisión pero con ganas de estar es las manos de mamá deseaba a esa mujer más que a nadie en este mundo.

—Deseaba no contarte esa parte de mi vida, pero veo que sabes más de lo que pensaba. Si cariño, me he prostituido y he perdido la cuenta de los hombres que me han follado, pero han sido cientos de ellos con lo que eso me convierte en una puta, ¿Es lo que querías saber?

—Mama quiero saber todo de ti, no quiero que te alejes de mi otra vez. La pregunta es ¿Por qué lo hiciste?

—Cuando me di cuenta de lo que atraía a los hombres y que podía conseguir a cualquiera, pensé en mi cuerpo como un negocio, el primero al que cobré fue a un cincuentón de mucho dinero que quiso follarme aunque me negué, ¿Cuánto por pasar la noche conmigo, di la cifra?, sin pensármelo le dije 1000€, sacó su cartera me dio cinco billetes de 200€ y dejando 50€ en la barra me cogió de la mano y me llevó a un hotel donde pasó la noche conmigo. Al día siguiente salíamos de ese hotel y me dio 200€ más para que me comprase ropa interior ya que la que llevaba me la rompió.

Las yemas de mis dedos ya recorrían la rajita de mi madre de forma descarada, veía su pecho  subir y bajar rápidamente y su mirada vidriosa, lasciva, provocándome a que la desnudase allí mismo y la follase.

—Cuando me quise dar cuenta, follaba hasta con seis tíos al día con una media de 200€ cuando termino el primer mes había ganado más de lo que gano en un año en el ayuntamiento, pedí una excedencia y me dedique a prostituirme.

—Joder mamá, no sé si hubiese sido mejor no enterarme.

—Mírame cariño mío, mírame bien porque llevo más de un mes fuera de ese "negocio" y fuiste tú, mi amor, mi vida, el que me ayudó a dejarlo porque ya no me conocía, era un despojo de persona y solo tu recuerdo y tu cariño, saber que todas las semanas te preocupabas de saber cómo estaba fue lo que me dio fuerzas para recomponer mi vida.

Volví a besar a mi madre con todo el amor y el cariño que podía transmitirle. Mis dedos jugaban ya con su clítoris y notaba lo mojada que estaba, sus caderas se movían cadenciosamente, y buscaban más contacto con mis dedos, separó su boca de mis labios y dejo escapar el aire de sus pulmones, para coger aire de nuevo y gemir con fuerza.

—Mi amor, me estas matandooooo…tus dedos…ufffff… son magiaaaa.

Me besó nuevamente y se puso en pie, me alargó la mano, se la di y tiró de mi para ponerme en pie, me llevo a una habitación con cama de matrimonio, había llegado el momento de la verdad, lo que más había deseado, follar con mamá iba a ocurrir y nada ni nadie lo iba a parar. Nos paramos al lado de la cama y mi madre empezó a quitarse el vestido de manera muy sensual. Cuando se quedó en ropa interior no pude ocultar mi excitación, estaba preciosa con un conjunto que era de lo más provocativo, no tardó nada en quitarse su sujetador quedándose solo con un tanguita transparente que tapaba su sexo a duras penas dejando sus ingles desnudas.

—Mamá eres preciosa.

—¿De verdad cariño?

—No me puedes preguntar eso mi amor.

Por primera vez me dirigía a mi madre como "mi amor" Note su cara de felicidad al saber que su niño la deseaba y la amaba.

Me puse detrás de ella y pegue mi cuerpo al suyo, hice que se mirara al gran espejo que estaba en una pared del dormitorio, mis manos enseguida la abrazaron contra mí.

—Mírate cariño, mírate bien y dime que ves, porque yo solo veo belleza, a una mujer increíble deseando ser amada.

Mis manos subieron por su  vientre y poco a poco se apoderaron de esas tetas increíbles que se ofrecían a mí con deseo, mostrando toda su belleza, sus pezones enseguida acusaron mis caricias y se irguieron enhiestos deseando ser acariciados. Mi boca dibujo su cuello, sus hombros y le llenaron de caricias arrancando sus primeros suspiros mientras sus manos se dirigían hacia atrás atrapando mi cuerpo y pegándose más a mí.

―Mi amor, gemía mi madre, me encanta como me acaricias…ummm…deseaba esto hace tanto tiempo.

Mi mano derecha volvió a bajar por su vientre liso y llego a la altura de su monte de venus, mamá aceleró su respiración y echo su cabeza hacia atrás apoyándola en mi hombro y dándome un beso en la mejilla. Yo veía nuestra imagen reflejada en el espejo y era morbosa y caliente, el cuerpo de mi madre era como una obra de arte esculpida en mármol. Acaricié sus ingles rozando levemente sus labios mayores y metí la mano entre sus piernas mimando el interior de sus muslos, llenos, suaves, acogedores, las caderas de mamá empezaban a moverse de arriba a abajo, recorriendo mi polla por encima del pantalón. Notaba el fuego que salía de su coñito y mi dedo recorrió su rajita arrancando un gran gemido y viendo como la tela de ese diminuto tanga se metía entre los labios del sexo de mamá.

―Ahhhhhh…siiiii…cariño mío, no pares por lo que más quieras.

Necesitaba sentir su piel y metí mi mano por dentro de su tanguita, su coñito era increíblemente suave, sin un solo pelito, a través del reflejo del espejo se le veía abierto recibiendo mis caricias, mi madre se estaba volviendo loca de placer y mi polla estaba a punto de explotar. Sin dejar de acariciarla me desabroche mis pantalones y los baje junto con mis bóxer liberando a la bestia que tenía entre mis piernas, la coloqué entre los cachetes del culo de mama he hice presión incrustándose en su interior a lo largo de su culo. Mi madre se separó un poco y busco con sus manos mi polla y mis huevos.

―¡¡JODER CARIÑO ES ENORME!! Exclamó mi madre.

Se dio la vuelta y se arrodillo delante de mi acariciando mi polla en toda su extensión amasando con cariño mis huevos. Le dio un par de besitos y escupiendo sobre ella se metió más de la mitad en su boquita, oí como se atragantaba y daba una pequeña arcada la saco babeada y con los ojos brillantes me miro y se la volvió a meter hasta donde pudo.

―Mamá, dije excitado y acariciando su cabecita, mamá espera… ¡¡MAMÁ!!

Mi madre saco de su boca mi polla brillante de sus babas y con un hilo se saliva que nos unía, me miró extrañada y algo asustada.

―¿Qué pasa cariño, no lo hago bien? ¿No te gusta lo que estamos haciendo? Pregunto con miedo.

―No mi amor, la dije besándola, me encanta todo lo que me estás haciendo, es que… hay un problema…

―Cariño, no tengas miedo, lo que sea no me va a importar, te quiero demasiado y esto lo llevo deseando hace mucho.

Me acorde de lo que me dijo Natalia, la chica del gimnasio que me folle en mi casa, que a las mujeres les gustaba sentir cuando un hombre se corría en ellas.

―Mama, el problema es que cuando me corro echo mucha cantidad.

―Pero bueno, eso está bien, no es un problema… ¿A qué llamas mucha cantidad? Preguntó curiosa.

―Mamá, mucha, créeme.

―Bien, dijo sensualmente, pues entonces no habrá que desperdiciar ni una sola gota de ese preciado líquido ¿No crees?

Se puso en pie y me ayudó a desnudarme, me miro cuando estaba sin ropa y quitándose su tanguita se abrazó a mí dejándome sentir toda la calidez de su piel sobre mi cuerpo.

―Mi niño, eres una preciosidad tú también, has cambiado mucho.

Se subió a la cama y se tumbó boca arriba, me llamo a su lado y me colocó a horcajadas sobre su pecho, mi polla descansaba sobre su cara, la cogió con sus manos y se la pasó por sus labios, se daba golpecitos en las mejillas y jugaba con su lengua sobre mi frenillo, me estaba volviendo loco.

―Me encanta sentir su peso, dijo mi madre viciosamente y su poder sobre mi…es mucho más grande que la de tu padre.

La apuntó de nuevo a su boca y empezó una mamada impresionante que me llevaría al orgasmo sin remedio. Eche mis manos hacia atrás y esas piernas maravillosas se abrieron para mí, busqué su coñito y me dedique a masturbarla con mis dedos. Su sexo estaba literalmente bañado por sus jugos que no paraban de salir mojando su anito, sus caderas se empezaron a mover descontroladamente mientras bufaba con mi polla metida en su boquita y empecé a follarla con los dedos oyendo como chapoteaban en su coñito, saco mi polla de la boca y mirándome descontrolada empezó a correrse.

―Me corro cariño, me corrooooo…joder…joder… si…siii…siiiiiiiiiiiiii.

Volvió a meterse mi polla en la boca mientras notaba como empapaba mis manos con su corrida, noté mi orgasmo crecer y solo la avisé de que me corría.

―Me corrooooo…diossssssss.

Cerré mis ojos y disfruté de ese momento increíble, oía como mamá se tragaba mi corrida, mientras ella se corría en mi mano, me hubiese gustado tener mi boca en su coño, bebiendo ese manjar que bañaba mi mano. Cuando abrí mis ojos y miré a mi madre vi su carita risueña, preciosa mirándome divertida.

―¡¡¡Mi vidaaa!!! Que corridón más espectacular, me ha encantado, pero tienes razón, te corres de una manera impresionante.

Mire mi polla y estaba limpia y brillante y no había restos de semen por ningún lado, prueba más que suficiente para corroborar que mi madre se lo había tragado todo. Retiré mis dedos de su coñito, tenía mi mano literalmente goteando de sus juguitos la miré embelesado y su olor, fuerte, a hembra dominante colapso mis sentidos. Lamí como poseído esos dedos y esa mano saboreando esa esencia que me enganchaba como una droga.

―Dios mamá que rica estás, necesito comerte, beberte, saciarme de ti.

―Ahora no es el mejor momento mi amor, estoy muy sensible y me molestaría, pero vamos a tener muchos días, veras como va a ser increíble.

Me tumbé a su lado y mamá inmediatamente se puso casi encima de mí y me beso con cariño, nuestras lenguas jugaban descubriéndose, sabía que era mi madre, pero la veía más como la mujer más deseable de la tierra. Nos quedamos callados acariciándonos y demostrándonos cariño, estuvimos así un buen rato hasta que mi madre me miro seria

—Cariño dime que te ha gustado, que es lo que deseabas.

—Me ha encantado y te aseguro que te he deseado hasta hacerse doloroso.

Nos besamos con pasión hasta casi ahogarnos, mi polla no había bajado nada todo lo contrario, estaba como el acero y necesitaba follarme a esa mujer increíble que tenía al lado. Mi madre agarro mi polla y empezó a acariciarla, así como mis huevos que estaban otra vez llenos deseando vaciarse en su interior.

—¿Mi amor, te acabas de correr y ya estas así?, creo que me lo voy a pasar muy bien, dijo mi madre con cara de vicio.

Seguidamente se puso de rodillas en la cama y dejo caer su pecho sobre la cama elevando sus caderas y dejando expuestos para mí su coñito y su anito. Vi su mano acariciando su clítoris, mientras me miraba provocadora.

—Cielo, elige por donde quieres entrar porque te necesito dentro de mí.

Vi ese chochito palpitante y no me lo pensé, la de veces que he soñado este momento, acerqué mi boca y chupe y lamí ese coñito que deseaba hace tiempo, me incorpore y puse mi polla a la entrada de su coño, pensaba ir despacio, pero mi madre al sentir mi polla echo hacia atrás su cuerpo ensartándose ella solita hasta casi hacer desaparecer mi polla en su interior.

—Jodeeeer que ricoooo diooos…ummmmm cariño la siento muy adentro y esta sensación es deliciosa…

Yo no me movía, era mi madre la que estaba llevando el ritmo de la follada, veía entrar y salir mi verga de ese coñito estrecho y ardiente que me estaba dando un placer increíble, me miraba sonriente y de vez en cuando ponía sus ojos en blanco. Ver desde ese punto de vista a mi madre con su cinturita estrecha y su culo perfecto hizo que quisiese más de ella, necesitaba oírla berrear, que me pidiese más, me agarré a su cinturita y empecé a follarla con fuerza, su coño era como un pozo sin fondo, se tragaba mi polla sin problema haciendo que chocase mi pelvis contra su culo.

—Así mi amor…mas…dame fuerte, más fuerte…más…maaas…revientameeee.

Mi madre gritaba fuera de sí y yo la embestía sin piedad, veía como su culo se movía con mis envites y eso me excitó aún más, su anito se abría y cerraba y era una invitación a follarlo también, ensalivé mi dedo gordo y se lo metí sin contemplaciones, mi madre levanto la cabeza y aulló su placer.

—No pares…diooooos no pares…mi amoooor…me corrooooooo.

En ese instante note como los músculos de la vagina de mamá casi me arrancan la polla de la presión que hicieron sobre ella, notaba sus convulsiones y sus jugos mojando mis piernas, era tal el placer que me estaba dando que explote en su interior sin avisarla, con un empujón de mis caderas empecé a lanzar chorros de semen en su útero mientras bufaba como un toro, solo vi su cara desencajada por el placer mientras casi gritaba:

—Cariñoooooo…

Mi orgasmo fue largo, pero el de mamá interminable, caímos rendidos los dos, yo encima con mi polla todavía en su interior nos costó recuperar nuestras respiraciones, pero según me recuperé y me tumbe a su lado, esa mujer que amaba hasta la locura empezó a llenarme de besos.

—Eres mi hombre amor mío, la persona que me ha hecho más feliz en mi vida.

La abracé contra mí, estaba feliz de tenerla a mi lado y me daba cuenta de lo enamorado que estaba de ella, que no deseaba separarme de su lado, pero empecé a temer que aquello se acabase, que volviese a desaparecer.

—Mamá, ¿vas a volver a desparecer de mi vida?

—Nunca más cariño mío, nunca me pienso separar de tu lado, ya no. Anda mi amor vamos a ducharnos y vámonos a comer por ahí, te invito.

La ducha con mi madre fue lo más erótico y lo más sensual que he vivido, mi polla estaba de nuevo dispuesta a follarla y ella mirándome con vicio cogió el aceite corporal y me embadurno bien mi verga. Me dio el aceite y me pidió excitada que preparase bien su culo, lo saco provocadoramente y lamí y dilaté bien. Mamá estaba preciosa con sus manitas apoyadas en los azulejos y su culito abierto esperando mi polla, la sensación fue de nuevo increíble, entro hasta los huevos sin problema y mis manos se fueron directamente a sus tetas, me quedé quieto un momento para que se acostumbrase pero nuevamente me sorprendió y fue ella la que empezó a moverse hasta que me agarre a sus caderas y me follé ese culo de ensueño tantas veces deseado por mí. Nuestro orgasmo no tardó en llegar, mi madre era una mujer muy ardiente y no la costaba alcanzar su clímax con rapidez pero verla así de desatada hacia que me viniese en su interior rápidamente, era increíble.

—Dios cariño, hacía tiempo que no disfrutaba tanto follando, esto es impresionante. Decía mi madre excitada mientras besaba su espalda. ¿Y sabes que es lo mejor?, saber que esto lo estoy sintiendo contigo.

Saque mi polla de su culito y terminamos de ducharnos, al poco salimos por el portal agarrados de la mano, como dos enamorados, me fije en como los hombres miraban a mamá era imposible no dejar de mirarla, era preciosa. Nos montamos en un coche nuevo muy bonito y mire a mi madre curioso.

—¿Y este cochazo?

—Bueno, tenía dinero de sobra y me dije… ¿Por qué no?

Miré a mi madre intrigado, la verdad es que todavía tenía muchas preguntas en mi cabeza que necesitaban contestación, veríamos como transcurría todo, pero algo me decía que ese día seria único en mi vida.

Nuestra comida fue deliciosa y el estar con mamá fue lo mejor, hablamos de muchas cosas, le conté la perdida de mi virginidad con Natalia y luego su actitud extraña y por supuesto le hablé de Eva y de su madre y como se terminó todo muy a mi pesar.

—Cariño, las relaciones entre hombre y mujeres son muy complicadas y más cuando en vez de ser dos empiezan a ser tres. De todas formas hiciste bien en decirle a Eva que su madre quería follar contigo. Es su problema el que no supiesen interpretar sus papeles.

—Mama, ¿Te puedo preguntar algo?

—Claro que si mi amor, dispara.

—Cuándo te acostabas con otros hombres… ¿Sentías placer o solo lo fingías?

—Ni mucho menos cielo. Verás al principio cuando follaba con alguien porque me apetecía y me gustaba si disfrutaba. Pero una vez que me empecé a prostituir, me movía por el dinero y aunque no me apeteciese follar era un negocio y debía de atenderlo, multitud de veces tuve que fingir mis orgasmos para dejar satisfecho al cliente y que me recomendase a sus amigos.

—Ya…lo entiendo. Dije con tristeza.

—Mira cariño, dijo mi madre sentándose a mi lado y agarrando mis manos, te puedo responder todas las preguntas que me hagas, no quiero tener secretos contigo, pero pienso que hablarte de esa época oscura de mi vida, de mi cara oculta no te va a hacer más feliz, vendí mi cuerpo por dinero, pero te aseguro que lo que he sentido hoy contigo hace que olvide todo lo peor que he vivido.

Mi madre me besó y apoyó su cabeza en mi hombro, estuvimos un rato en silencio, acariciándonos, sintiéndonos, cuando se incorporó pidió la cuenta y nos fuimos a un centro comercial. Me encantaba estar con mi madre, nos comportábamos como adolescentes enamorados, fuimos de compras pero ir de compras con una madre así sabiendo que nos deseábamos fue toda una aventura. Nos metíamos en los probadores juntos probándonos ropa, pero no perdiendo oportunidad de meternos mano, de sobarnos. En uno de los probadores se quitó su vestido quedándose en ropa interior, me arrodille delante de ella y le quite su tanguita, metí mi cabeza entre sus piernas y ya estaba empapada, le comí su coñito hasta que se corrió en mi boca. Cuando se recuperó de su orgasmo me beso con lujuria y me susurro en el oído.

—Vámonos a casa mi amor, necesito que me folles otra vez.

Cuando llegamos a casa de Ana dejó las bolsas en la entrada se quitó su abrigo y su vestido, llegando al salón se quitó el sujetador yo iba detrás embelesado mirando como ese culo se movía de forma hipnótica, me quite mi cazadora y mi polo y llegando al sofá mi madre se quitó su tanguita se arrodilló me quitó los pantalones y mis bóxer y empujándome delicadamente me sentó en el sillón, se puso a horcajadas sobre mí y note el calor y la humedad que desprendía su coño, se abrió bien de piernas y agarrando mi polla se dejó caer gimiendo como una gatita mimosa.

—Ummmm…mi amor que pollón tienes joder, no quiero dejar de sentirte.

Mi madre puso sus manos en su cabeza en un gesto muy sensual dejando sus grandes tetas a mi alcance, baje mis manos a su culo para follarla a placer mientras mi boca se apoderaba de esas tetas y castigaba sus pezones, los gemidos de mi madre me decían que estaba a punto, notaba las contracciones en mi polla y de pronto estalló en un orgasmo brutal que hizo temblar todo su cuerpo, se abrazó a mi cabeza y aplasto sus tetas en mi cara mientras su coñito exprimía mi verga hasta que estalle en su interior.

—Me corrooooooo…mamaaa…diooooos.

—Siiiii…cariño…siiiiiii…córrete…llenameeee.

Nos quedamos abrazados los dos, mi polla todavía estaba en su interior, no había perdido su dureza y mi madre lo notó.

—Cariño, me encanta sentirte, te amo tanto, además todavía estas duro… ¿Quieres más?

—Mama quiero todo de ti.

No sin esfuerzo, me puse en pie con mamá ensartada en mi polla, ella pasó sus piernas por mi cintura y se abrazó a mí besándome con pasión mientras mis manos agarraban su culo y mis dedos jugaban con su anito. Notaba como mi corrida resbalaba por mis piernas desde el coñito de mi madre, cuando llegamos a la habitación la posé suavemente en la cama mientras mi polla empezaba entrar y salir de nuevo de ese chochito estrecho y acogedor.

—Mi vidaaaa…que me haceeees.

Empecé a follarla con desesperación y mamá se volvió loca, empezó a gemir fuerte y a respirar a toda velocidad mientras me miraba con amor y acariciaba mi cara, volvió a correrse al poco de empezar y como yo acababa de correrme aguantaba sin problema aunque estaba muy excitado. Mamá me pedía por favor que parase pero fue sacar mi polla se su coñito y su mirada asesina me dijo que la follara a muerte, oí el gorgoteo de mi corrida y sus fluidos saliendo de su interior y se la volví a meter hasta la empuñadura de forma brusca hasta que mis huevos rebotaron en su culo. Ella abrió sus piernas lo máximo que pudo y empecé a follarla a toda velocidad mientras mi pulgar se apoderaba de su clítoris y la llevaba a la cima del placer nuevamente. No sé cuántos orgasmos tuvo mamá, pero fueron unos cuantos, al final me volví a correr inundando su interior y arrancando a mamá otro orgasmo.

—Mi niño, dijo mi madre abrazándome, pero que bien follas cariño, me has dejado agotada.

—Es el deseo que siento por ti mi amor es el que me hace estar así, me tienes excitado continuamente.

Saqué mi polla de su interior y una catarata de semen y fluidos cayeron al suelo, el coño de mama estaba muy abierto y enrojecido era una preciosidad, se levantó y dándome la mano nos fuimos a la ducha estábamos sudados y llenos de fluidos corporales, en la ducha mi polla volvió a ponerse en pie de guerra y mamá la miraba asombrada.

—Hijo, me encanta a la velocidad que te recuperas y lo que provocó en ti, pero necesito descansar, me tienes agotada.

—Me gusta tu cuerpo mamá, es muy bonito, pareces una diosa y verte desnuda me provoca esto, dije agarrándome la polla.

—Eres un cielo mi amor.

—¿Me puedo quedar a dormir contigo esta noche?

—No te he dicho nada por que contaba con ello, vamos que quiero que te quedes conmigo esta noche y todas las noches, eres mi hombre y te quiero a mi lado.

Me sentía feliz con ella, salimos de la ducha y nos secamos con cariño, mi polla no había menguado nada y mamá estaba encantada con mi vitalidad. Nos fuimos a su cuarto y allí se puso una camiseta de tirantes muy ajustada y unos pantaloncitos que marcaban sus formas nítidamente todo sin ropa interior.

—Mamá ¿Tú quieres que te folle otra vez, no? Estás preciosa.

—Cariño, vete acostumbrando porque me encanta provocarte.

Mamá preparo la cena para los dos y desde que empezó hasta que recogimos lo que me comentó lo cumplió, me estuvo provocando continuamente agachándose, dejándome ver como su pantaloncito de metía por su coñito y mostraba una gran mancha de humedad, paseaba sus tetas por mi cara notando como sus pezones casi rompían su camiseta. Tardamos muy poco en irnos a dormir, bueno, más bien en irnos a follar, porque según nos metimos en la cama los dos desnudos, fue inevitable el que mi polla se irguiese desafiante buscando el coño, el culo o la boca de mamá. Esa noche mi polla visitó todos los orificios de su cuerpo y en todas ellas deje mi seña de identidad, una buena corrida que mi madre agradeció con más orgasmos.

No me acuerdo cuando me dormí, pero cuando desperté estaba solo en esa gran cama, toda la habitación olía a sexo, olía a la excitación de mi madre y eso me provocó nuevamente, ese olor penetrante, fuerte, era como un enérgico estimulante sexual. Me levanté y desnudo como estaba fui en su busca, la encontré en la cocina preparando el desayuno y en mi retina se quedó grabada esa imagen. Su pose sensual, su torso solo cubierto por una breve camiseta de tirantes y un tanga blanco…ufffff.

Entre en la cocina sin hacer ruido y me coloque tras ella con mi polla dispuesta a profanar de nuevo su cuerpo, ella solo emitió un gemido hondo mientras acomodaba entre sus cachetes mi verga dura como el acero, pasó sus manos por detrás de mi cabeza y gimió como una gata salida, mis manos se metieron por debajo de su camiseta y agarrando sus tetas me refregué por su cuerpo de la manera más lasciva que conocía, mi madre sacaba su culo provocativamente mientras subía y bajaba por mi verga con ese culazo increíble. Una mano suya pasó entre nuestros cuerpos y vi como echaba la tirita del tanga a un lado mientras su respiración se aceleraba.

—Fóllame cariño.

Fueron las únicas palabras que salieron de su boca. Ella se apoyó en la encimera y abriendo ligeramente sus piernas me invito a entrar en ella, mi polla penetró sin dificultad en ese coño lubricado y acogedor hasta que mi pelvis chocó con su culo. Lo que siempre había deseado ahora se hacía realidad una realidad que nos llevó a un orgasmo devastador a los dos, desayunamos rápidamente y nos encamamos toda la mañana del domingo follando como dementes y viendo por primera vez en mi vida como mis huevos ya estaban secos y por mi polla solo salían simples gotitas cuando llegaba al orgasmo.

El domingo por la tarde mi madre me dejo en casa, aunque estábamos en el barrio y todos nos conocían, no dudamos en comernos la boca con pasión mientras nuestros cuerpos se despedían con pena.

—Mamá ¿Cuándo voy a verte de nuevo?

—Antes de lo que piensas cariño, yo tampoco puedo estar sin ti.

Nos besamos nuevamente, me bajé del coche y con un último beso tirado al aire vi como mi madre se alejaba con su coche. Una gran tristeza me invadió y desganado me fui a entrar en el portal; reconozco que había sido un fin de semana increíble y había hecho realidad mi sueño de follar con la persona más maravillosa que tenía en mi vida. Aunque no lo quisiera reconocer estaba agotado de tanto follar, con lo que cené pronto y me fui a la cama, esa noche dormí como un bendito con unos sueños de lo más eróticos e imágenes de mi madre grabadas en mi memoria.

Al día siguiente a la salida del instituto me lleve la primera sorpresa, mi madre como siempre guapísima me esperaba a la salida del instituto. Solo sé que la veía a ella, me acerqué y la abracé contra mí mientras la besaba, aunque mi madre cortó ese beso rápidamente:

—Cariño, aquí no, nos conocen, saben que somos madre e hijo.

—Lo siento mamá pero me he alegrado mucho al verte ¿Has salido antes de trabajar?

—Bueno, me he escapado porque también deseaba verte, ayer por la noche te eché mucho de menos y esta mañana más. Me dijo con una sonrisa pícara. ¿Comemos juntos?

En ese momento pasó por nuestro lado Eva, mi compañera de clase, miró a mi madre con odio mientras se iba a unos metros de nosotros a hablar con otra gente.

—Esa niña que ha pasado me ha mirado perdonándome la vida ¿Quién es?

—Es Eva la compañera con la que hice el trabajo y que me follé…bueno, a ella y  a su madre.

—¡¡Ahh!! Ahora entiendo esa mirada asesina, pues cariño es muy guapa y te aseguro que esta loquita por ti, no te ha quitado ojo.

—Bueno, eso ahora no me importa porque a quien amo es a ti, eres el amor de mi vida.

—Mi niño… ronroneó mi madre cerca de mi oído, te follaba aquí mismo.

Mi madre me dio la mano y nos fuimos hacia su coche, en la comida nos calentamos como adolescentes, mamá no hacía más que provocarme y mi polla ya no cabía en mis pantalones, notaba los pezones de mi madre a través de la tela de la camiseta que llevaba y su mano bajo el mantel sobaba mi polla por encima del pantalón de forma descarada. No aguantamos mucho más, pago la cuenta y nos fuimos a casa de Ana a follar como animales, esa mujer sabia como llevarme a la máxima excitación, su cuerpo, sus movimientos cargados de sensualidad, su pasión, hacía que fuese esclavo de ella, lo que me pidiese lo haría con los ojos cerrados, la amaba sin condiciones.

Esa fue la tónica de nuestra relación, mi madre venía a buscarme o me llamaba y me iba a casa de Ana o venía a su antigua casa y follabamos de todas las maneras imaginables, aunque siempre le pedía lo mismo, algo con lo que soñaba, volver a vivir juntos de nuevo, a lo que mi madre siempre me respondía lo mismo, que tuviese paciencia que todo llegaba en esta vida.

Así estuvimos un año más o menos, un largo año en la que disfrute mucho con mi madre, nos veíamos casi toda la semana y los fines de semana eran increíbles, viajes a países de Europa, vacaciones en lugares paradisiacos. Termine 2º de bachiller y me matricule en Arquitectura, para mi tenía una vida increíble estaba con una de las mujeres más bellas de la tierra y me colmaba de caprichos, todo era perfecto… ¿Todo?

No hace falta ser un experto para saber que pasada la pasión inicial, esos meses de fogosidad incontrolada, las cosas se ven de diferente manera. Es como si se tuviese una venda en los ojos y poco a poco te la vas quitando y fijándote en pequeños detalles que antes pasaban totalmente desapercibidos pero que ahora mirados objetivamente eran importantes. Si tanto deseaba pasar más tiempo conmigo ¿Por qué no vivíamos juntos, si se lo pedía continuamente? ¿Por qué de vez en cuando y debido a su trabajo desparecía por dos, tres o cuatro días? ¿A que era debido su "trabajo flexible" que le hacía quedarse en casa de Ana muchos días trabajando frente al ordenador? ¿A qué cojones estaba jugando mi madre?

Sabía que no tenía derecho a espiar en la vida de mi madre, en toda esta locura pensé que yo era el centro de su vida y las ganas de seguir avanzando los dos juntos en nuestra relación, pero como cualquier persona quería la verdad, no quería ser un "beta" un hombre utilizado.

Lo primero fue intentar acceder a sus teléfonos móviles, tenía dos, uno personal y otro que era de "trabajo" El personal lo tenía sin protección con lo que vi mis conversaciones con mi madre, alguna con Ana y otras con mi padre. Pero el de "trabajo" estaba bien protegido y fui incapaz de desbloquearlo, tampoco insistí mucho no vaya a ser que se diese cuenta. Lo siguiente que hice fue irme a su trabajo y esperarla a la salida y aquí fue donde saltaron mis alarmas. Solo vi salir a Ana, de mi madre ni rastro.

Tampoco quise preguntar a Ana, de momento, podría ponerla sobre aviso y pensaba que mi madre era de todo menos tonta. Fueron varios días en los que pregunté a mi madre si se quedaba en casa a trabajar o se iba al ayuntamiento y su respuesta era que iba al ayuntamiento, iba a la salida y nunca la veía aparecer, no así a Ana que siempre la veía salir con más compañeras. Una mañana me fui al ayuntamiento y subí al departamento donde se supone que trabajaba mi madre, pregunté por ella pero nadie supo decirme quien era y por supuesto allí no trabajaba nadie con ese nombre.

—Hace años hubo una joven muy guapa que respondía a ese nombre, me comentó una mujer mayor, pero si mal no recuerdo pidió una excedencia y ya no se supo más de ella.

Estaba claro que mi querida madre escondía algo y ese algo necesitaba de una coartada, una tapadera, aunque fuese simple como esa y cualquiera la pudiese descubrir. Ese día al verla de nuevo le pregunté por su día en el ayuntamiento y me conto con pelos y señales su día y las ganas que tenia de salir para verme. Además en mi cabeza todavía rondaba la respuesta que me dio esa señora en el ayuntamiento ¿Hace años pidió una excedencia?… ¿Cuantos? Si es así todavía estaba casada con mi padre, entonces, ¿Dónde se supone que iba?

Sabía la respuesta, pero no quería aceptarla, mi madre llevaba una doble vida y me sentía como su juguete, como algo que era de su propiedad y nada ni nadie podía tocarlo. Aun sin haberlo comprobado sabía que mi madre seguía prostituyéndose y ahora entendía ese nivel de vida que llevaba y los regalos carísimos que me hacía y por supuesto, esas ausencias justificadas por su trabajo en el ayuntamiento que de seguro eran viajes con clientes. Intenté seguirla algunos días para ver donde iba y solo conseguí saber la calle y un garaje donde se metía y aunque investigué, no conseguí averiguar nada, era un barrio señorial y nadie sabía de un prostíbulo o una casa de citas por la zona, aunque todavía me quedaba un cartucho por quemar, Ana.

No tuve que esperar mucho para que mi madre me dijese que tenía trabajo e iba a estar unos días fuera, momento idóneo para acercarme a casa de Ana hablar con ella e intentar que me aclarase algo, era mi última esperanza ya que no podría acusar a mi madre de nada salvo por mentirme en lo de su trabajo de funcionaria. Ese mismo viernes me fui por la tarde a su casa, esperando que se encontrase allí y no se hubiese ido de fin de semana, llamé al fijo en vez de a su móvil para asegurarme de que se encontraba en su casa y su voz sonó al otro lado.

—¿Dígame?

—Hola Ana soy Jose.

—¡¡Jose!! Hola cielo, ¿Qué te cuentas?

—Pues mira, he tenido que venir cerca de tu casa a dejar unos apuntes y no me apetecía encerrarme en casa y he pensado que quizás me pudieses invitar a un café, hace tiempo que no te veo.

—Claro que si cariño, dijo Ana alegre, ven cuando quieras y tomamos ese café o lo que nos apetezca.

Aunque estaba frente a su portal, no quise parecer ansioso y a los veinte minutos llamé al telefonillo y sin preguntar me abrió la puerta cuando llegué a ese piso tan conocido por mí, otra diosa me abrió la puerta. Sabía que Ana estaba muy buena, tendría algo más de 40 años y según iba vestida sabía que algo iba a pasar entre los dos. Un top amarillo holgado casi descubría que no llevaba sujetador debajo, una minifalda cortísima con vuelo que tapaba a duras penas su culo y lo que más me puso es que iba descalza, eso es algo que me encantaba en una mujer. Pasé dentro de su casa y me besó muy ceca de mi boca mientras acariciaba mi brazo, yo la agarré por la cintura y bese su mejilla.

—Madre mía Jose, ¿hace cuánto no nos veíamos? Has cambiado mucho, estas guapísimo, claro tu madre es que es una egoísta, solo te trae a casa cuando yo no estoy, la muy zorrón. Rió divertida.

Me cogió de la mano y me llevó directo a la cocina donde preparó dos cafés; mientras charlábamos yo no perdía ojo de sus movimientos. En una ocasión se agachó a coger algo del lavavajillas y me mostro su culo y su coño solo cubierto por una braguita mínima, lo hizo de la manera más natural pero sabiendo el espectáculo que me ofrecía. Nos fuimos al sillón tan conocido por mí donde había follado a mi madre hasta cansarme y me senté, Ana se sentó apoyando su espalda en el reposabrazos y dejando sus pies encima de mi entrepierna. Desde esa perspectiva veía todas sus piernas y el triangulito de su sexo cubierto por su braguita, era una visión de lo más excitante y mi polla empezó a dar señales de vida después de más de cuatro días sin follar.

Después de una charla algo banal pero que aproveché para acariciar los pies y las piernas de Ana, se hizo un silencio incómodo. Notaba su mirada clavada en mí mientras jugaba con su melena.

—A ver Jose, tú no estás aquí por querer tomar un café y charlar conmigo del tiempo. O estas aquí por qué quieres saber algo de tu madre… o por qué quieres follar conmigo. Me gustaría que fuese por lo segundo, ha sido inevitable que tu madre me hablase de vuestra relación, de lo bien que follas y del pollón que gastas. Así que no perdamos más el tiempo y dime ¿Qué quieres de mí?

La mire muy serio mientras ella abría ligeramente las piernas dejándome ver esa imagen de su braguita tapando un coño que se adivinaba depilado.

—Ana ¿Mi madre se sigue prostituyendo?

—¿Tu madre no ha hablado contigo?

—Según mi madre trabaja contigo en el ayuntamiento, pero sé que no es así, allí ni la conocen.

¡¡Hija de puta!! Oí que mascullaba Ana casi imperceptiblemente.

—Y dime Jose, suponiendo que sepa algo y te lo cuente traicionando la confianza de una buena amiga ¿Qué gano yo con todo esto?

—Me puedes pedir lo que quieras, sabes que lo que me pidas te lo voy a dar.

Ana se levantó y se fue hacia su habitación, al momento vino con algo en la mano volvió a sentarse y me lo dio, era una tarjeta y en ella se leía con letras en relieve «Inmobiliaria Persepolis» Mirándola detenidamente era una tarjeta elegante y agradable al tacto, era de ese tipo de tarjetas que conlleva algo de misterio, una tarjeta que abría puertas según la mostrases.

—¿Y que se supone que es esto? ¿Qué hago con esta tarjeta?

—Cuando terminemos te lo explico, me dijo Ana traviesamente.

Mientras miraba esa tarjeta mi mano subía por la parte interior de su pierna, Ana las abrió ligeramente y me fije que se había quitado su braguita, su coñito rosado y lampiño se abría a mí, deje la tarjeta sobre la mesa baja y mi mano se adentró por la cara interna de su muslo hasta rozar su coñito, Ana ya bajo un pie al suelo y dejó sus piernas totalmente abiertas mostrándome en todo su esplendor ese coño casi sangrante en contraste con su piel nívea.

—Joder Ana te voy a comer enterita, tienes un coño precioso.

—Primero follame y luego nos comemos lo que tú quieras, pero de entrada quiero sentirte dentro de mí.

Ana se puso en pie y dándome la mano me llevo a su habitación, se quedó desnuda enseguida y me desnudo dejando mi polla a su entera disposición.

—¡¡JODER!! Que cabrón, vaya tranca que gastas niño, ahora entiendo la cara de satisfacción de mamá.

Ese comentario me entristeció porque no estaba siendo fiel a mi madre, aunque una punzada de rabia me hizo pensar «¡¡Que se joda!!» seguro que ahora mismo la estarían follando a ella también.

Ana entró en la cama y se puso en cuatro dejándome ver su coño empapado y brillante y su culo, precioso, parecía esculpido a mano y me atrevería a decir que más bonito que el de mi madre, escupí sobre mi polla y se la metí más de la mitad, Ana gritó entre el dolor y el placer de verse ensartada.

—¡¡ARGGG!! Cabrón que doloooor…fuerteeee…sin compasión.

Me ensañé con ella y se corrió infinidad de veces y esa tarde no dejé de explorar ninguno de sus orificios y dejar mi descarga de leche en su interior. Estando más relajados, con Ana medio adormilada abrazándome le pregunte de nuevo:

—Ana, ¿Qué hago con esa tarjeta?

—Vas a conocer en donde trabaja tu madre, es un sitio muy, muy exclusivo y no dejan entrar a cualquiera tienes que tener recomendación.

—¿Y con que recomendación voy a entrar? ¿Voy a decir que vengo a buscar a mi madre al trabajo?

—Jajajaja, rio Ana, no bobo, vas a decir que vas de parte de Gregorio Beltrán, es el presidente de un gran banco y muy conocido en esa agencia donde vas a ir. Solo ponte de traje muy elegante y con esa tarjeta y ese nombre recomendándote no deberías de tener ningún problema en llegar al final.

—Bien es lo que haré pero realmente quiero saber más Ana, quiero saber desde cuando se prostituye mi madre, sé que ella no me lo va a decir, quiero saber la verdad y tú eres la única persona que creo que la conoce muy bien.

—Joder Jose, me estas poniendo en un aprieto.

Nos quedamos callados, Ana se acurruco contra mí y la abracé más aun, juntó sus labios con los míos y me miro a los ojos directamente.

—No quiero perder la amistad con tu madre, así que no quiero que se entere de quien te ha contado todo.

Ana empezó a contarme desde que conoció a mi madre en el trabajo. Ya por entonces siendo yo pequeño en ocasiones se llevaba a casa a algunos hombres y follaba con ellos a cambio de dinero cuando yo estaba en la guardería o en colegio y mi padre estaba atendiendo su negocio.

—Pero se supone que estaba trabajando, ¿Cómo lo hacía? Preguntaba extrañado.

—Tu madre trabajaba en el departamento de informática y tenía que desplazarse continuamente a otros centros a solucionar incidentes. Organizaba su agenda de manera que podía perder un par de horas sin problema. Algunas veces se los llevaba a vuestra casa y otras era el propio cliente el que pagaba una habitación de hotel dependiendo hacia donde se desplazase.

—¿Me estás diciendo que mi madre desde siempre ha sido infiel a mi padre?

—Cariño, me dijo Ana, desde que a los trece años la dejó embarazada tu madre ya follaba con quien quería y como quería. Tu padre siempre ha sido un buen hombre, pero con unos cuernos enormes.

—Joder, dije asustado, entonces ¿mi padre…mi padre es…?

—¡¡Oh, no!! Dijo Ana con tranquilidad, Jacinto es tu padre biológico no temas por eso. El caso es que tu madre lo que en un principio lo tenía como algo pasajero y ocasional pasó a ser cotidiano. Ya era muy difícil justificar muchas de las ausencias que tenía en el trabajo y decidió pedirse una excedencia sin que nadie de tu familia ni siquiera su marido lo supiese y se dedicó de lleno a prostituirse, pero no creas que con cualquiera, no, solo gente con mucho poder adquisitivo, al principio iba por libre hasta que se metió en esta agencia y te aseguro que se está forrando.

—Pero entonces no entiendo, si mi madre se acostaba con otros hombres ¿Por qué cuando se enteró de lo de mi padre lo mando a la mierda de esa manera?

—A ver, tu madre es una persona algo complicada, puede follar con infinidad de hombres, de hecho lo hace, pero solo obtiene de ellos dinero. A tu madre le hace falta una especie de proxeneta aunque no obtenga un euro de ella, necesita a su hombre a su macho, alguien que sepa amarla y este coladito por ella…pero es solo de ella, no admite la infidelidad y solo con esa persona disfruta follando.

—¡¡Joder con mamá!! Exclamé

—Y ahora mismo eres tú esa persona, así que ni se te ocurra que sepa que nos hemos acostado y que te he contado todo esto.

—Tranquila Ana, no lo sabrá pero no entiendo su postura.

—Es lo que hay Jose, si te gusta bien y si no se buscará a otro.

En ese momento sé que la relación con mi madre se había terminado, por mi parte quería ser todo para ella, pero sé que me había utilizado y siendo sinceros, me costó aceptar el saber que cuando me acosté con mi madre, cientos de hombres antes que yo lo hicieron con ella, pero me mintió y ya no confiaba en mi madre. Estaba triste, aunque estaba con Ana una mujer increíble estaba muy abatido por que no entendía esa doble vida de mi madre y por qué la mujer que me dio la vida y de la que estaba perdidamente enamorado era una puta.

―Cielo, dijo Ana, sé que ahora lo ves todo negro, pero veras como todo va a ir bien.

―Anda, dije con cariño, vamos a ducharnos y vámonos a cenar, te invito.

―No Jose, cenamos en casa, las coincidencias existen y alguien nos puede ver juntos y no quiero eso, además espero que esta noche te quedes conmigo, yo quiero más de esto, dijo acariciando mi polla.

—¿Y mi madre, no temes que aparezca por sorpresa aquí?

—Tu madre solo viene a mi casa cuando está contigo, ella tiene su apartamento donde vive y recibe a sus clientes, pero no se te ocurra pedirme la dirección por que no te voy a dar.

Ana no me dejo que me amodorrase más, se levantó, tiro de mí y nos metimos a la ducha, follamos nuevamente y durante la cena que hicimos se dedicó a calentarme. Si, reconozco que Ana era una mujer muy ardiente, según terminamos de cenar nos fuimos a su habitación nuevamente y nos devoramos, nos comimos y follamos hasta que nos quedamos dormidos agotados. El sábado por la mañana en sueños notaba que me ahogaba, que algo me impedía respirar, cuando abrí los ojos vi el coño de Ana en mi cara, su carita me miraba divertida y su olor y su sabor me levantaron la polla como el poste de una bandera.

—¿Te ha gustado como te he despertado? Rió Ana.

Como respuesta mi lengua recorrió toda su rajita sacando un gran gemido de la garganta de esa pelirroja explosiva.

—Cómeme mi amor…cómeme…ufffff.

Aunque no podíamos con nuestra alma, follamos lo que nuestro cuerpo aguantó y supe por la tarde que ya había llegado a mi limite ya que ni llegaba al orgasmo de lo cansado que estaba. Esa noche Ana había quedado con unos amigos, casi lo agradecí, ya que no creo que hubiese aguantado más. Nos despedimos con un tórrido beso prometiéndonos que lo repetiríamos. El domingo me limité a descansar y a recuperarme de la tremenda follada que tuve con Ana y el domingo por la noche mi madre me mandó un mensaje diciéndome que ya estaba en Madrid y que el lunes nos veríamos.

Primer problema, yo no deseaba ver a mi madre, bueno si lo deseaba pero no quería sexo con ella y era lo que iba a buscar seguro. Y segundo problema necesitaba acercarme a esa agencia inmobiliaria y descubrir todo, aunque ya sabía mucho. Le mandé un mensaje excusándome, alegando semana de exámenes y que necesitaba estar concentrado, el siguiente mensaje me confirmo que estaba molesta pero lo entendía y me comentó que el jueves saldría de viaje de nuevo y no volvería hasta el domingo por la noche otra vez y que le gustaría verme antes.

Yo solo pensé que esa era mi oportunidad para acercarme a esa agencia y descubrir todo. Durante la semana mi madre me bombardeo a mensajes de amor y cariño, pero solo le respondía con evasivas debido a los exámenes. El jueves por la mañana me mandó un mensaje de audio bastante enfadada diciéndome que el lunes sin falta quería verme. El viernes por la mañana me arreglé me puse un traje muy elegante que me había comprado mi madre y me fui a la agencia inmobiliaria Persepolis. Hay que reconocer que según entre en ese piso el lujo y la elegancia estaban presentes en cada rincón, la señorita que me atendió parecía una modelo y era una preciosidad, con una sonrisa increíble me recibió.

—Buenos días señor, me dijo amablemente, ¿En qué puedo ayudarle?

La devolví la sonrisa, y alargando la mano le entregue la tarjeta que me había dado Ana, junto con una tarjeta mía que había hecho en el ordenador. Ella miró las dos tarjetas y sin borrar la sonrisa de su cara se levantó y me lo dijo amablemente.

—Haga el favor de tomar asiento, ahora mismo le atienden.

Estaba bastante nervioso y la espera se hizo eterna; al cabo del rato otra mujer increíblemente alta y guapísima se dirigió a mí.

—Sr. Jurado me acompaña por favor.

Seguí a ese monumento de mujer, tenía unas curvas impresionantes y un culo que aunque estaba dentro de una falda corta se adivinaba durito y respingón. Se paró frente a una puerta y abriéndola me hizo pasar con una sonrisa preciosa en su cara, el despacho era de aspecto serio, con mucha madera por las paredes y una gran alfombra en el suelo, una gran mesa y detrás de ella una señora de unos 50 años muy guapa también y elegantemente vestida. Miró mi tarjeta y luego me miró a mí de arriba abajo.

—Buenos días Sr. Jurado, dígame, ¿Qué puedo hacer por usted?

—Pues vera, un amigo común que tenemos usted y yo, Gregorio Beltrán, me aconsejó este sitio para encontrar a una mujer que colmara todos mis deseos.

—Ya, entiendo…

Hubo unos minutos de tenso silencio mientras esa mujer me miraba fijamente a los ojos, no mostré malestar ni nerviosismo aunque por dentro estaba temblando como un flan.

—¿Y el Sr. Beltrán y usted qué relación tienen?

—Bueno aunque hay una diferencia de edad entre los dos, digamos que él es el presidente de un banco y yo soy un bróker reputado que hago ganar muchos millones.

En esos momentos esa mujer con una sonrisa maquiavélica descolgó el teléfono y al momento habló:

—Amanda, ponme en contacto con D. Gregorio Beltrán.

Según oí eso estuve a punto de salir corriendo de ese despacho, me iban a pillar e iba a ser vergonzoso, me pondría nervioso me acusarían y al final terminaría confesando quien era mi madre. Pero no, extrañamente aunque necesitaba vomitar por los nervios, permanecí impasible en mi silla con una pose muy varonil y una media sonrisa en mi cara. A los pocos minutos sonó el teléfono y esa mujer respondió:

—¿Gregorio?, buenos días soy…si exacto, esa misma…bien como siempre con mucho trabajo…oye perdona que te moleste, se lo ocupado que estas, pero aquí tengo a un apuesto joven que viene recomendado por ti…si, si, exactamente Jose Jurado…ah mira que bien…claro cómo no, te lo paso.

Esa mujer con una sonrisa encantadora me pasó el teléfono. Mi mano temblaba ligeramente y una gota de sudor caía por mi sien.

—Gregorio ¿Qué tal? Dije afable.

—Chaval, no sé quién eres pero Ana me previno que seguramente tendría esta llamada. Espero que sepas lo que haces y no me metas en un lio.

Seguidamente colgó sin despedirse aunque yo hice algo más de pantomima.

—Claro… por supuesto Gregorio… tranquilo que esta noche nos vemos y lo hablamos…un abrazo para ti también.

—Espero que entienda Sr. Jurado que no todo el mundo puede tener acceso a nuestras chicas, y lógicamente su recomendación era muy fuerte pero debía asegurarme. Y ahora dígame que es lo que busca, seguro que se lo podremos proporcionar.

—Pues estoy buscando a una mujer muy exuberante y viciosa que sé que trabaja aquí, su nombre es Begoña.

—Ummm Bego…empieza muy fuerte Sr. Jurado, aunque creo que esa mujer está fuera de su alcance.

Si supiese la de veces que me he follado a "Bego" no diría eso, pensé para mis adentros, aunque esa respuesta tan vehemente me molestó.

—Señora, no se deje sorprender por mi juventud, gano y pierdo cientos de millones de euros al cabo del día y le aseguro que esta misma noche puedo dejarme un millón de euros en cualquier garito de moda sin que mi cuenta se resienta.

—No pretendía ofenderle Sr. Jurado y estoy segura de su solvencia económica. Me refiero a que Begoña es muy especial y selectiva, no se va con cualquiera por muy poderoso que sea.

Diciendo esto se levantó y se fue a una biblioteca de la pared del fondo. Vino con una especie de álbum y me lo puso enfrente.

—Begoña es una de las mujeres más versátiles y viciosas que tenemos en plantilla, hace de todo lo que se le pida y no hace ascos a nada, hombres, mujeres, tríos, grupos, lluvia dorada, coprofagia, zoofilia, griego, francés profundo, hardcore…la lista es interminable, creo que si se le pide que se folle a un elefante, lo hace.

En esos momentos quise echarme a llorar, abrí el álbum y ahí estaba ella la primera foto estaba con un vestido que le sentaba como un guante, según fui pasando páginas se iba quitando prendas hasta quedarse totalmente desnuda, preciosa, radiante.

—Esta es la mujer que busco. Dije con un nudo en la garganta.

—A ver, la lista de espera para estar con ella es muy larga, solo pasar la noche con usted son 6.000€

—No me gusta utilizar preservativos cuando follo, dije para ver su reacción.

—No hay problema, nosotros le proporcionamos un certificado médico asegurando que nuestras chicas están sanas y usted deberá de hacer lo mismo, pero entonces la noche sube a 8.000€ y 24 horas serian 12.000€ si quiere pasar más días con ella podemos llegar a un acuerdo.

—Desde luego con estos precios tiene que ser muy buena, comenté.

—Le aseguro que lo es, aunque si considera excesivo el precio de sus servicios, tenemos otras jóvenes mucho más económicas que también le agradaran.

—No, me gusta la exclusividad y el precio no es problema, creo que el problema es estar con ella y no me gusta esperar.

—Mire Sr. Jurado, a ninguno de nuestros clientes le gusta esperar…pero no sé por qué creo que a Begoña usted le va a gustar mucho. Le doy su número de móvil y póngase en contacto con ella, aunque espere al lunes, ahora esta con un cliente.

Según salí de ese lugar me eche a llorar como un niño, mi madre, mi amada madre, aparte de ser una puta, era una cerda una guarra que hacía de todo con todos y todas, recordé mis besos en su boca y mis comidas de su coño y su culo y vomité del asco que me dio. Aunque podía haber ido a la universidad a las dos últimas horas, estaba tan abatido que me metí en casa y no quise saber de nada ni nadie hasta el lunes que a primera hora. Antes de irme recibí el primer mensaje de mi madre comentándome que comía con ella y lo siento, pero no quería verla, no me apetecía. Sabia de sobra que tenía que enfrentarme al hecho de que debería de hablar con ella y aclarar todo, pero de momento no podía, era superior a mí; le estuve dando largas hasta el miércoles que me llamó directamente y no me quedo más remedio que hablar con mi madre.

—Hola mamá.

—¿Se puede saber qué coño te pasa que estas evitándome en todo momento? Dijo mi madre enfadada.

—Mamá esta carrera es muy exigente y necesito estar concentrado para poder sacar las asignaturas sin problemas.

—¿Me vas a decir que no tienes en todo el día, aunque solo sea una hora para ver a tu madre? ¿No habrá otra mujer en tu vida, no?

—¿Y que si la hay madre?

—¡¡TE CORTO LOS HUEVOS, ME OYES, TU ERES SOLO MIO!! Chilló mi madre.

—¡¡¿COMOOO?!! Grité yo indignado. De acuerdo madre dime donde estas que voy ahora mismo.

—Cariño no te enfades, suavizó su voz mi madre, estoy en casa de Ana.

Me vestí con lo primero que pillé y en quince minutos estaba llamando al portero automático. Cuando llegué a la puerta de casa de Ana mi madre espectacular me esperaba con cara de pena y prácticamente desnuda, solo un culote muy sensual era su vestimenta, se fue a abrazar a mí, pero le agarré de las muñecas y la separé de mí, me miró asustada sin entender lo que pasaba.

—¿Qué…que es lo que pasa cariño, porque no quieres abrazarme?

—Mamá… ¿Te sigues prostituyendo? Le pregunté de sopetón.

—Noooo cariño, noooo. Desde mucho antes de estar contigo lo dejé para siempre. Mintió mi madre. Además, ¿Cómo piensas eso de mí? Pregunto indignada.

—Veras mamá, empecé a sospechar de tanto viaje siempre en fin de semana y de tantos días que te quedabas en casa de Ana con el ordenador. Un día me presente en el ayuntamiento y te esperé a la salida, pero no apareciste, fueron varios los días que fui a esperarte y aunque te preguntaba por tu día, tú me respondías que había sido agotador estar en la oficina.

—Q…que…como. Farfullaba mi madre.

—Un día me arme de valor y subí a donde se supone que trabajabas…y adivina…nadie te conocía, ni sabían quién eras. Eso solo aumentó mi curiosidad y mis ganas de llagar al fondo de todo este asunto. Me dediqué a seguirte y saber dónde ibas, siempre la misma dirección en un barrio señorial de Madrid, metías el coche en un garaje, pero no sabía a qué piso ibas. Hasta que logre adivinar que trabajabas en la Inmobiliaria Persepolis.

En ese momento la cara de mi madre cambió, se puso seria y perdió el color de sus mejillas. Empezó a sentirse incomoda al estar casi desnuda delante de mí, su fue a su habitación y salió con una bata y cara de muy mal humor.

—¿Te has atrevido a espiarme?

—No mamá, solo  he querido no ser un juguete en tus manos, he querido saber lo que realmente hacías.

—No tienes ningún derecho a indagar sobre mi vida personal, SOY TU MADRE Y ME DEBES UN RESPETO. Chilló enfadada.

—Y tú amante mamá, recuérdalo y como tal me siento engañado y creo que tú también me debes un respeto, como hijo y como amante. Cuando hablé con la que imagino es tu jefa, casi me echó a llorar, según ella eres la más versátil y viciosa, me dijo muchas de las cosas que hacías aunque termino con un "la lista es interminable, creo que si se le pide que se folle a un elefante, lo hace"

Vi tristeza en la mirada de mi madre, aunque inmediatamente paso a ser de insolencia, para pasar a ser de desprecio mientras sus ojos recorrían mi cuerpo.

—Eres tan gilipollas como tu padre, abre tu mente joder, espetó dolida, lo único que vale de ti es la polla que tienes, porque el resto es patético. Y lo que quieres saber…SI, me sigo prostituyendo, me encanta follar y me encanta vender mi cuerpo a viejos forrados de pasta y que tienen las mayores desviaciones sexuales que puedas imaginar porque eso deja mucho dinero, dinero que paga tu universidad, tu carrera y tus vicios, gilipollas.

Creo que mi madre se dio cuenta de lo que me había dicho cuando vio dos lagrimas recorriendo mis mejillas. Se llevo las manos a la boca como intentando tapar lo que había dicho hacía unos segundos y alargo una mano para acariciar mi cara, aunque enseguida me retiré dolido.

—De acuerdo mamá, eres mi madre y te debo de querer como tal, pero no quiero nada mas de ti, no quiero tu dinero ni tu cariño…no quiero nada de ti.

Me di media vuelta y me fui de casa de Ana llorando, los siguientes días no fueron mucho mejores y aunque mi madre intentó ponerse en contacto conmigo para intentar "arreglar" las cosas ni quise contestar a sus llamadas, ni quise verme con ella. Fueron meses difíciles, Ana habló conmigo para contarme lo destrozada que estaba mi madre, pero solo la escuché, no hice nada al respecto porque no había nada que hacer, mi madre no cambiaría de vida y yo no sería un pelele en sus manos. No niego que me costó lo que no está escrito el olvidarme de ella, pero como siempre, me dediqué a estudiar y a seguir cultivando mi cuerpo en el gimnasio. Si os preguntáis sobre mi vida sexual, os contaré que, entre Ana, Eva "la rapera" y alguna compañera de carrera me hicieron más llevadera mi vida.

Llegados hasta aquí, no sé si mi madre tuvo algo que ver o no, pero mis dos últimos años de carrera los cursé en Estados Unidos en el MIT. Estar tan lejos de casa y tenerme que buscar la vida creo que me hizo "espabilar" mucho más. Fiestas universitarias, chicas increíbles y mucho desmadre cambió mi actitud ante la vida y me hizo ver las cosas de otra manera. La etapa de encoñamiento con mi madre había pasado a ser un grato recuerdo, aunque era imposible olvidar las sesiones de sexo con una mujer tan increíble como ella.

Terminé mi carrera de arquitecto con 31 años y la vuelta a mi ciudad me trajo muchos recuerdos, buenos y malos y bastantes sorpresas. La primera, ver a mis padres juntos de nuevo en el aeropuerto esperándome; no, no es que se juntasen de nuevo, es que vinieron a recibirme y la segunda y contra todo pronóstico la secretaria de mi padre se había convertido en una preciosa mujer y habían tenido una niña, habían regularizado su situación y se habían casado y por lo que me contó mi padre todo iba muy bien entre ellos con lo que me encontré con una madrastra preciosa y una hermanastra de poco más de un año.

De mi madre que queréis que os diga, seguía espectacular, muy elegante y muy cambiada, quiso agasajarme a base de besos y abrazos como cuando éramos amantes, pero lo paré inmediatamente. No tenía ni idea si seguiría prostituyéndose o no, de eso ya me enteraría. Me acompañaron a casa a dejar mis cosas y nos fuimos a comer todos para celebrarlo. Pensé que la comida sería bastante tensa al estar mis padres y su nueva mujer con la niña, pero me dejo perplejo lo bien que se llevaban y el ambiente distendido que reinaba entre ellos. En los postres mi madre habló conmigo.

―¿Qué piensas hacer a partir de ahora? Preguntó mi madre.

―Bueno, dije, acabo de llegar, quizás me tome un mes sabático y me ponga al día de mi ciudad y retome mis amistades, hace un par de años que no los veo.

―De acuerdo hijo, solo quiero comentarte que tengo un amigo que es propietario de un estudio de arquitectura. Le he hablado de ti y no le importaría conocerte y ver si eres lo que anda buscando.

Miré a mi madre muy serio, casi acusándola y ella interpretó esa mirada como esperaba, se acercó a mi oído y me lo dijo.

―Es un buen amigo, no es un cliente tranquilo.

En esa comida mis padres me comentaron que podría seguir viviendo en la casa que fue de ellos. Durante mi estancia fuera la habían alquilado, pero de nuevo estaba a mi entera disposición y así fue como empecé de nuevo mi vida en mi querida ciudad. La primera persona a la que llamé y quedé con ella fue a Ana, necesitaba follarla y saber todo lo acontecido durante mi ausencia. Cuando llegue a su casa me recibió totalmente desnuda y literalmente me folló ella a mí. Era una madura increíble y que a pesar de sus 50 años cumplidos tenía un cuerpo espectacular y follaba divinamente. Las dos primeras horas nos dedicamos a darnos placer, follamos como animales y Ana encadenó cuatro orgasmos que la dejaron agotada pero muy feliz.

―Diooooos, como te he echado de menos, gemía Ana sofocada, eres un cabrón, te fuiste y me dejaste el coño dado de sí, en estos años no he encontrado a ningún hombre que me colmara como tú, bandido.

Nos quedamos callados y abrazados mientras nos acariciábamos, aunque Ana no tardó en preguntármelo.

—¿Vas a tardar mucho en preguntarme por tu madre?, porque sé que lo estas deseando.

Reí su ocurrencia, pero es que realmente aparte de verla y de echar el polvo que estábamos echando, necesitaba saber más de mi madre.

—Que bien me conoces, replique.

—Eres como un libro abierto Jose, veo lo que piensas antes de que lo pienses y algo que creo que te alegrará, tu madre ya no se prostituye, ha pasado a ser la gerente de Inmobiliaria Persepolis, ocupa el cargo de la mujer que te atendió…aunque de vez en cuando echa una cana al aire para recordar viejos tiempos. Las últimas noticias que tengo de ella es que está saliendo con alguien aunque no me preguntes quien, no le conozco.

—Vaya, exclamé alegre, mamá está sentando la cabeza

—Más que sentando la cabeza, es que los años no perdonan y tenía que competir contra jovencitas más putas que ella misma…todo en esta vida tiene un principio y un fin. Fue su jefa misma la que le ofreció el puesto y ella lo acepto de inmediato.

Reconozco que esa noticia en el fondo me alegró mucho; pasé la noche con Ana y disfrutamos del sexo, del buen sexo hecho con cariño y tranquilidad, ya no era ese joven tímido con las hormonas disparadas deseando meterla en caliente y follando el primer coño que se me ponía a tiro de manera brutal, ahora disfrutábamos también del sexo hecho a fuego lento.

Eva "La rapera" fue la siguiente persona que vi después de mi regreso, era una flamante joven abogado trabajando en un despacho de pasante para coger tablas, estaba guapísima y había cambiado una barbaridad. Llevaba tres años saliendo con un chico al que yo conocía solo de vista y ya sonaban campanas de boda, pero eso no fue obstáculo para que nos fuésemos a mi piso y follásemos como dementes durante una tarde entera. Solo una llamada de teléfono de su novio mientras mi polla perforaba su culo puso fin a ese encuentro. Mientras nos duchábamos y volvía a follarla me lo confesó:

—Una vez te dije que nunca había tenido una polla tan grande dentro de mí y es que es la verdad, sigueee no pareees…me casaré, tendré críos y todo lo demás, pero siempre que me llames para follar dejaré todo para entregarme a ti…me corrooooo.

Eva explotó en un orgasmo largo que hizo que mi polla inundase su interior nuevamente, cuando saque mi polla de su interior una gran cantidad de semen cayó entre sus piernas al suelo de la bañera.

—Sabes que es lo mejor de todo, que ahora cuando vea a mi novio va a querer follarme también, pero según me has dejado de abierto el coño no voy a sentir nada, creo que me tendrá que hacer sexo oral, dijo guiñándome un ojo con malicia.

Nos despedimos en la puerta con un morreo muy húmedo y prometiéndonos vernos muy pronto. Pensé en Eva como una mujer capaz de formar una familia y eso me agradó, me gustaba mucho su forma de ser y como follaba, aunque inmediatamente quite eso de mi cabeza pensando en que me follé en su día a la que sería mi suegra y creo que buscaría nuevamente el que pudiese follarla.

Pasado poco más de un mes, mi madre me llamó para ver si iba a aceptar el verme con el dueño de ese estudio de arquitectura. A los dos días estaba sentado en un lujoso despacho frente a un hombre de unos 50-55 años, muy educado y amable. Me comento que mi madre y el eran amigos desde hace unos tres años y que le tenía mucho cariño y la estimaba mucho, en fin no quise entrar en consideraciones, si eran amigos o más que amigos o amigos con derecho a roce. A los pocos días empecé a trabajar en ese estudio y solo el paso de los meses me demostró que mi elección había sido correcta, buen ambiente de trabajo y todo muy como en familia, había muchos proyectos y cuando el amigo de mi madre nos tenía que exprimir hasta agotarnos no dudaba en hacerlo. Empecé a viajar mucho y a ganar bastante dinero, estaba encantado con mi trabajo, me encontraba muy a gusto y vivía muy bien, según algunos amigos y amigas míos empezaba a ser un soltero de oro.

El bombazo llegó pasado un año desde que empecé a trabajar. Mi madre me llamo a principios de semana comentándome que quería comer conmigo y hablar de una serie de cosas que nos concernían. Durante todo el tiempo que estuve en mi ciudad desde que llegué, mi madre se comportó de forma correcta y no mencionó nada de lo pasado hace años, incluso ni me habló de que salía con una persona.

—Si te parece bien cariño el jueves me paso a recogerte por tu trabajo y nos vamos a comer. Hace tiempo que no como con mi hijo a solas y hablamos, ¿Te parece bien?

—Claro madre, estaré encantado de comer contigo y charlar.

El jueves llegó y cuando salí del trabajo a medio día mi madre ya me esperaba, mientras mi jefe y amigo de mi madre charlaba con ella amigablemente. Cuando llegué a su altura la besé en la mejilla castamente.

—Jose, si quieres tomate la tarde libre, charlaba con tu madre lo responsable y meticuloso que eres en tu trabajo y que eres infatigable.

—Se lo agradezco de verdad, pero todavía tengo que pasar muchos datos al ordenador para presentar el trabajo que usted me encargó.

—Lo que te digo Begoña tu hijo es infatigable. De acuerdo Jose, ven cuando quieras.

Noté a mi madre algo nerviosa, mientras íbamos al restaurante que había elegido, no paraba de hablar y de contarme infinidad de cosas, mientras movía sus brazos y sus manos como cuando algo la preocupaba. Comimos en un buen ambiente, no hubo nada fuera de lo normal en una relación madre-hijo hasta que cuando nos sirvieron el café vi que mi madre tomaba aire y me miraba fijamente.

—Hijo, necesito que este sábado no hagas planes, quiero presentarte al hombre que va a ser mi marido.

—¿Te vas a casar otra vez? Pregunte asombrado.

—Bueno, tu padre lo ha hecho y además han tenido una niña preciosa, dijo algo molesta por mi pregunta, ¿Acaso yo no puedo rehacer mi vida también?

—Puedes hacer lo que desees, pero recuerda lo que eres y lo que haces, no creo que nadie merezca vivir engañado y con más cuernos que una manada de ciervos, le espeté con rencor.

—Aunque ya no es de tu incumbencia, ya hace un tiempo que no me prostituyo aunque no he abandonado el oficio.

Aunque sabía lo que me había dicho Ana, quería que fuese ella quien me lo afirmase, quería ver su expresión según me lo decía, así que la miré con cara de no entender nada.

—Siempre he sido muy selectiva con quien me iba a la cama, desde muy joven elegí a los clientes, ellos no me elegían a mí, pero llegando a una edad empiezas a darte cuenta de que tu cuerpo ha cambiado, ya no eres tan atractiva y las chicas nuevas son tan putas, guarras y cerdas como lo eres tu pero además tienen un cuerpo joven, terso, que comparándolo con el tuyo hace que un cliente ni te mire.

Mi madre agarró mi mano y la besó con cariño mientras una mueca de tristeza se dibujaba en su cara, se quedó mirando a la nada y al cabo de los segundos siguió hablando.

—Sabia de sobra que había llegado la hora de retirarme, no quería prostituirme a cualquier precio y la dueña de Persepolis me propuso hacerme cargo del negocio, a cambio de darle un tanto por ciento todos los meses. Acepté con los ojos cerrados, sabía mucho del oficio y de ese sitio y en poco más de un mes era la nueva gerente y tenía a mi cargo a quince bellezas ávidas de sexo y de ganar dinero.

—Bueno, no puedo nada más que alegrarme por que hayas abandonado esa vida, aunque no la hayas dejado del todo, pero lo más importante ¿Tu futuro marido sabe lo que has sido y lo que eres ahora?

—Si que lo sabe, no quise cometer el mismo error tres veces, le costó mucho aceptarlo, incluso pensé que todo se había acabado, pero supo admitirlo, entre nosotros no hay secretos.

—Bien, dije con amargura recordando como mi madre me engañó, parece que alguien se va a llevar el premio gordo. ¿Y quién es si puede saberse?

—El sábado lo conocerás junto a su hija, hemos quedado a comer los cuatro para que os conozcáis y es que además el día que nos casemos quiero que seas tú quien me lleve ante él.

Hay que joderse, de ser hijo único había pasado a tener dos hermanastras, una pequeñita y otra que imagino sería más mayor y además ejercería de padrino de una de la mujeres más importantes de mi vida y de la que seguía enamorado. Aunque intente sonsacarle quien era, su nombre y algunos datos más mi madre solo me dijo que el sábado conocería al que sería mi padrastro y que estuviese tranquilo ya que era un hombre que de seguro me gustaría para ella.

Ese sábado mi madre paso a recogerme a casa y los dos elegantemente vestidos nos dirigimos a un restaurante en las afueras de Madrid. Creo que llegamos demasiado pronto por que no habían llegado todavía, estratégicamente mi madre me situó de espaldas a la entrada y al poco vi una gran sonrisa en su cara mientras miraba por encima de mi hombro y saludaba con la mano.

—Mira cariño, acaban de llegar.

Cuando me di la vuelta, la sonrisa que tenia se borró de mi cara, mi jefe se acercaba junto a una chica que conocía de verla por el estudio en alguna ocasión y sabía que era su hija. Cuando llego a donde estábamos beso a mi madre y los dos me miraron sonrientes, aunque según vieron mi cara borraron su sonrisa.

—Esto es una broma, ¿no? Dije serio.

—No es ninguna broma, dijo mi jefe serio también. Tu madre y yo nos conocimos, nos enamoramos y ahora queremos compartir nuestras vidas ¿Qué hay de malo en eso?

—Pero…pero usted es mi jefe, la persona para la que trabajo…

—¿Y eso cambia algo? Dime Jose ¿Te he tratado de una forma especial por ser el novio de tu madre?

—No, no señor

—Pues tenlo en cuenta por que va a ser a ti a quien exija más, no esperes privilegios y si respondes como espero que respondas tengo otros planes para ti. Y ahora alegra a esa cara y sentémonos a comer, somos una familia.

Aunque empezamos no con muy buen pie, la velada la terminamos mucho mejor. Fuera del estudio de arquitectura mi jefe era una persona divertida y muy cercana, su hija aunque muy "pija" era agradable y he de reconocer que estaba muy buena era como una "Nancy". Por primera vez en mucho, muchísimo tiempo vi a mi madre con una felicidad que no veía desde que mi padre y ella estaban bien y eran felices.

A los dos meses en un cortijo propiedad de mi jefe mi madre contrajo matrimonio por lo civil nuevamente, fue una ceremonia emotiva y ya en el banquete no pude dejar de fijarme en una mujer que me enamoró nada más verla. Era una mujer no muy alta pero preciosa, morena de ojos verdes enormes, su pelo estaba en un recogido que le hacía un cuello tentador, iba con un vestido de fiesta largo pero se adivinaba un cuerpo perfecto bajo el y sobre todo unas tetas que hacía que mirarla a los ojos resultase complicado. Al estar sentada en una mesa cercana a la de los novios donde yo estaba sentado, fueron muchas las miradas que cruzamos entre ella y yo y ya en los postres nos mirábamos y nos sonreíamos.

—Es preciosa…¿verdad? Me dijo mi madre.

—Ya lo creo, dije embobado, no puedo dejar de mirarla.

—Se llama Inmaculada, es la hija del capataz del cortijo, un hombre serio, rudo y muy machista. Es muy buena niña pero le hace falta salir de la férrea disciplina de su padre, hizo la carrera de pedagogía a través de la UNED y quiere dedicarse a la educación de niños con problemas de adaptación. Y otra cosa cielo, se ha criado en el cortijo, no es mujer de un polvo y me olvido, tenlo en cuenta.

Fue inevitable el que nos conociésemos y pasásemos la tarde juntos entre bailes, confidencias y miradas de cariño. Al final de la noche bailábamos muy abrazados, mientras mis labios recorrían su cuello llenándolo de besos, Inma suspiraba quedamente mientras se frotaba contra mi provocando que mi polla empezase a molestarme dentro de los pantalones. Recordaba las palabras de mi madre, pero la situación según pintaba iba a acabar en un polvo bestial, Inma me miro excitada y fue inevitable que nuestras bocas se juntasen en un beso lujurioso cargado de deseo mientras nuestras lenguas se exploraban, aunque ese beso lo terminó de forma brusca.

—Para Jose, para…no sigas.

—Siento si te he molestado, dije sorprendido ante ese cambio de actitud.

—No es eso, es…es…es que mañana tú te vas a 500 Km de aquí y yo me voy a quedar hecha polvo…joder Jose, me gustas muchísimo.

En mi naturaleza ni funcionaba el ser un capullo desalmado ni el aprovecharme de las situaciones, no iba a forzar el acostarme con esa chica que por la sensación que me daba estaba chapada a la antigua, besé su frente y la mire con cariño. Fue hacia donde se había sentado y recogió su chal y su bolsito.

—¿Me acompañas a casa? Me preguntó tímidamente.

Al vivir en el cortijo, solo fueron unos cien metros lo que acompañe a Inma. Nos intercambiamos los números de móvil con la promesa de que nos veríamos nuevamente y volví a la boda donde un montón de gente todavía estaba pasándoselo muy bien. No sé si Inma esa noche se hizo un dedo pensando en mi o en quien fuera, pero a mí me hacía falta follar y las opciones que tenía eran mínimas por no decir que nulas. Opté por irme al hotel y esperar al día siguiente para despedirme de los novios que se iban a un viaje de ensueño que les llevaría cerca de un mes.

Cuando llegué al hotel me metí debajo de la ducha para relajarme y hacerme una paja en honor a esa hembra que me dejo más caliente que una fundición, pero cuando estaba a punto de acabar llamarón a mi puerta. Lo primero que pensé que era Inma que se había arrepentido y venía a follarme, eso me excitó aún más, me puse una toalla a la cintura pero me quedé de piedra al abrir la puerta y ver a mi hermanastra, con un albornoz blanco que sin estar cerrado del todo dejaba ver que debajo de él iba desnuda, en sus manos llevaba dos copas y una botella de cava.

—Hola hermanito, ¿No me invitas a pasar?

No hizo falta que la invitase, fue ella la que paso a mi habitación y dejando caer su albornoz se quedó totalmente desnuda frente a mí.

—Estaba solita en mi habitación y te he visto llegar sin tu chica y conociendo a Inma sé que te habrá dejado a punto para mí, decía mi hermanastra acercándose felinamente.

Ver a esa niña pija desnuda y llegando hasta donde estaba y relamiéndose, empezó a ponerme nervioso y excitado. Mi polla no conocía de parentescos y empezó a levantar la toalla que llevaba puesta.

—Ummmm, veo que algo en ti, si se alegra de verme. Ronroneo mi hermanastra. Inma es muy buena chica pero es muy mojigata, conmigo lo tienes fácil, soy inconsciente, fría, superficial y sin sentimientos. Soy muy puta, me gusta follar y chupar buenas pollas. ¿Y a ti hermanito?... ¿A ti que te gusta?

Se arrodilló y quitándome la toalla miró hipnotizada mi polla, la cogió con sus manitas mientras no se creía lo que tenía entre sus manos. Hubiese deseado que fuese Inma pero a estas alturas lo que quería es follarme a mi hermanastra.

—Jo…deeer, vaya pedazo de tranca hermanito y yo follandome a inútiles en la fiesta.

Vaya golfa, pensé para mí, mirándome con un vicio que no había visto nunca engullo más de la mitad de mi polla mientras mis huevos eran mimados con cariño por una mano suya, agarre su pelo y empecé a follarla la boca mientras sus dedos se apoderaba de su clítoris.

—Dime hermanita…ufffff…diooooos… ¿tienes condones?

—Una polla así hay que probarla sin forro, tranquilo.

La levanté y la comí la boca con vicio mientras ella me abrazaba y yo agarraba ese magnífico culo que tenía. Me llevo hacia la cama y me tumbó, se puso a horcajadas sobre mí y agarrándome la polla la enfiló hacia la entrada de su coñito, dejándose caer. Joder me quedé alucinado vi como mi polla desaparecía dentro de ella sin problema, estaba empapada y mis huevos se aplastaron bajo su culo.

—¡¡AHHHH!! Siiiiiii… gimió mi hermanita al sentirse empalada, la tengo en el estómago, decía moviendo sus caderas.

La notaba temblar, se mordía su labio y botaba ligeramente sobre mi polla, vi su mirada perdida, y note como empezaba a convulsionarse.

—Me corro…me corrooooo…hemanitooo…me corrooooooo.

Ese fue el primer orgasmo de los muchos que esa noche tuvo mi hermanita. Reconozco que esa niña follaba de una manera increíble, no decía que no a nada y cuando me folle su culo pienso que todo el hotel se enteró que la estaba sodomizando de los gritos que metió. Casi amaneciendo y después de haberla llenado de leche nos quedamos dormidos como benditos; cuando me desperté estaba solo en esa cama, tenía algo de resaca y pensé que todo lo acontecido anoche era un sueño, pero los lamparones de las sabanas con restos de fluidos corporales me dijeron que no. Al poco rato pasó mi hermanastra por mi habitación, me dio un pico y me comentó lo bien que lo había pasado conmigo, nos fuimos a despedir a nuestros padres y ya por la tarde nos volvimos a Madrid, aunque antes pasé unas horas más con Inma.

Los siguientes meses fueron un ir y venir entre el cortijo de mi padrastro y jefe y Madrid, sería necio por mi parte el negar que me había enamorado hasta el tuétano de Inma. Me enteré por ella y por su madre que había tenido dos desengaños amorosos muy fuertes y que la culpa de sus fracasos en el amor había sido por culpa de su padre. Como me dijo mi madre el padre de Inma era el típico hombre que creía que su mujer y su hija eran su propiedad y se debían a él y a su bienestar, alguna vez que Inma me invito a comer a su casa, me sentí incomodo por como trataba a su mujer y su hija y les ordenaba que hiciesen de todo. Una de las veces su madre me habló aparte.

—Jose, sé que quieres a mi hija y ella esta loquita por ti, pero teme dar el paso por su padre, tienes que sacarla de aquí, tenéis que hacer vuestra vida.

Ese comentario me dejo preocupado ya que Inma no quería salir de su casa sin un trabajo, odiaba sentirse mantenida y a mí no se me ocurría nada, intentaba buscarla algún trabajo, pero todo era infructuoso. Un día comiendo en casa de mí nuevo padre y jefe comente lo que me ocurría con Inma y mi madre me miro preocupada, mientras le preguntaba a su marido:

—¿Y tú no puedes hacer nada? La conoces desde niña.

—Ya hablé con ella y le ofrecí trabajo, pero quiere trabajar en lo suyo, no le hizo mucha ilusión mi oferta y no quise insistir.

Esa misma noche hablé con Inma y le comenté que por que no aceptaba ese trabajo. Me dio sus razones y no me quedo más remedio que aceptarlas. A los dos días me llamó mi madre y me dijo que le enviase el CV de Inma, había hecho un par de llamadas y pensaba que todo estaba solucionado.

—Veras hijo, sé que a lo mejor no te va a gustar, pero uno de los clientes de Persepolis es el director de un colegio privado y digamos que de alguna forma nos debe ciertos favores…habla con Inma, dentro de quince días empieza a trabajar allí.

Creo que si en ese momento hubiese tenido a mi madre frente a mí me la habría comido a besos como cuando era más joven e inocente, eso significaba que en pocos días tendría a Inma junto a mí.

—Mamá ¿te he dicho alguna vez que te quiero?

—Si cariño, pero hacía tiempo que no me lo decías.

Esa misma noche hablé con Inma y le di las buenas noticias, se puso loca de contenta y estuvimos hablando de nosotros un buen rato. A los dos días me llamó y me comento que ya había hablado con el director del colegio y estaba todo solucionado, pero la vi algo nerviosa.

—Inma te veo nerviosa, ¿te ocurre algo? O ¿estás nerviosa por tu nuevo trabajo?

—Bueno veras Jose, no sé cómo decírtelo, no he encontrado nada asequible para poder empezar a vivir allí y he pensado si tú me podrías alojar de momento en tu casa, pagando una cantidad claro está.

Casi me hecho a reír pero conseguí mantener mi voz de preocupación, tenía claro, clarísimo que quería a Inma viviendo conmigo. Quizás penséis que sin conocernos más sería muy aventurado, pero sabiendo en el ambiente que se había criado era más que probable que todo fuese muy bien.

—Bueno cariño, cuando llegues lo hablamos y vemos cual es la mejor solución, tú de eso no te preocupes. Por cierto ¿Cuándo llegas?

—Este sábado sobre las nueve de la noche, ¿me vas a ir a recoger a la estación?

—Cuenta con ello, estoy deseando verte.

—Gracias Jose eres un cielo…te quiero.

Cuando por fin la vi bajar del vagón de tren que la había traído me quede mirándola ella no me había visto a mí, era preciosa y los tíos se quedaban viéndola con cara de buitres, parecía un cachorrillo asustado y me acerqué a ella abrazándola desde atrás. En un principio se asustó pero según oyó mi voz se tranquilizó.

—Espero que no estés esperando a tu novio, me llevaría una decepción.

Inma se dio la vuelta y me miró ilusionada se abrazó a mí con brazos y piernas y delante de todo el mundo me besó con pasión, eso me dio una pista de lo "libre" que se sentía en esos momentos.

—Que ganas tenia de verte mi amor, me susurró Inma.

Cuando llegamos a casa, lo primero que hizo fue llamar a su casa para decir que había llegado bien y estaba instalándose en la "pensión" que la había buscado. Según terminó de hablar me lo explicó:

—Hablaba con mi padre, mi madre sabe que estoy en tu casa, pero a mi padre le hemos contado que estoy en una pensión de señoritas, dijo con cara de resignación.

—Bueno tranquila, como te dije tú no te preocupes de nada, solo relájate, hay mucha gente que está al corriente y harán lo que sea para que tu padre piense que estas libre de pecado.

—Gracias cariño, eres un amor. ¿Me podrías decir donde voy a dormir? Me gustaría ducharme y cambiarme.

—Claro, sin problema, pero pensé que te gustaría dormir conmigo, dije divertido.

—Déjame que me acostumbre ¿vale? Esto es muy nuevo para mí y estoy algo asustada.

No puse ninguna pega, seria ella quien se metiese en mi cama y seguro que no tardando mucho, desde que llegamos notaba su mirada de loba hambrienta sobre mí, pero esa educación a la antigua le dictaba que no tenía que hacer ver que necesitaba follar.

—De acuerdo cariño, ven que te enseño donde vas a dormir.

Yo dormía hace años en la que fue la habitación de mis padres, Inma dormiría en la que fue mi habitación.

—Pues cariño, esta es tu habitación, al final del pasillito está el cuarto de baño.

Yo me fui a la cocina a preparar algo de cena, cuando saliese de la ducha le preguntaría si le gustaría salir a tomar algo. Estaba preparándolo todo cuando sentí un par de tetas aplastándose en mi espalda, un ronroneo y el inconfundible olor a gel de ducha. Sus brazos me rodearon mientras sentía el calor de su cuerpo.

—Ummm, me encanta abrazarte, eres como un osito de peluche pero en grande.

—Me encanta que estés aquí conmigo Inma, lo llevo deseando mucho tiempo.

Cuando me di la vuelta casi se me salen los ojos. Inma estaba con una camiseta de tirantes que dejaba su ombliguito al aire, no llevaba sujetador y sus dos inmensas tetas se marcaban perfectamente un pantalón corto y muy ajustado y unas zapatillas eran todo su atuendo. Aunque parezca mentira en todo este tiempo a Inma nunca la había visto desnuda y tampoco nos habíamos acostado, de acuerdo que si había habido algún tocamiento, pero siempre con miedo por si alguien nos veía e iba con el chismorreo a su padre. Resultaba chocante que una mujer con 27 años y con ese físico no hubiese tenido más pretendientes y fuese más liberal pero es que su padre la trataba como a una niña de quince años.

En la cena no paraba de mirarla y ella se dio cuenta, pero era imposible no fijarse en esa cara tan guapa y en ese par de tetas que querían romper la tela. Cuando terminamos nos sentamos en el sillón e Inma se acurruco junto a mí, la abracé y creo que tardo muy poco en quedarse dormida entre mis brazos, imagino que tenía que haber sido un día muy intenso para ella y se habría levantado muy temprano. Estaba muy a gusto teniéndola así conmigo, pero pensé que seria mejor llevarla a la cama.

No sabría decir que hora seria, aunque estaba dormido me despertó el ruido de la puerta de mi cuarto al abrirse, a los pocos segundos noté como Inma se metía con mucho cuidado en mi cama, yo solo sonreí mientras notaba su cuerpo desnudo pegándose al mío, notaba sus pezones duros como diamantes clavándose en mi espalda. Solo la voz de Inma atravesó el silencio de la noche:

―¡¡¡UFFF!!! NIÑO…VAYA POLLÓN TE GASTAS, ESTO NO ME CABE.

Me di la vuelta y la estreché con fuerza contra mí mientras nuestras piernas se enredaban y nos comíamos la boca con desesperación.

―Verás como si te cabe mi amor.

Ese fue nuestro comienzo como pareja y para los curiosos…le entró entera, hasta el "corvejón"

FIN

 

 

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