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Relato 9 - Trío con Sara y Felipe

en Trios

Resultado de un anuncio.

Despedíamos 2006, faltaban tres días para recibir las campanadas y recibir al nuevo año, que para mí al final no sería el mejor, por circunstancias familiares.

Estaba en Galicia pasando unas vacaciones y la verdad que solo en casa, esos días estaba tranquilo y relajado, no tenía nada planificado, montar a caballo, leer, descansar, poco más. Jugando en el ordenador entré en una web de anuncios de contactos y me decidí a repetir un anuncio que hacía tiempo me diera resultado.

Con una palabras delicadas, me ofrecía a pasar un rato con una pareja o chica para que disfrutasen de mis medidas, largo 230 m/m., circunferencia del glande 175 m/m, y diámetro medio 60 m/m, reales en erección para hacer gozar a la chica más exigente, acompañando el mismo una foto de cuerpo y polla erecta.

La puse sobre las 20 horas del 28 de diciembre, festividad de Santos Inocentes, lo recuerdo porque está en mi diario y me gastaron varias bromas a través de las respuestas al anuncio.

Entraron los típicos caza-fotos pero entre las siete respuestas me interesaron mucho dos, ambos autores desconfiaban de la foto, uno me pidió más a través del mail, si era verdad, quería que le explicase un poco mis deseos.(os contaré esta experiencia en un relato, pronto)

La otra respuesta era más clara, decía: “Mira chico sabes que aquí hay mucha mentira, te pido que hagas una foto erecto y sujetes en la mano un folio en blanco con,- Feliz Navidad Lucas-, de ser así te paso el móvil y hablamos”.

Me reí, pero ni corto ni perezoso, escribí en el folio lo indicado y me puse a masajear mi polla bien, frente al ordenador con una peli porno. No tardo en coger su tamaño y tome en la mano izquierda el folio y en la derecha el móvil, foto, remitir a mi mail y reenviar al interesado adjuntando mi número de teléfono móvil. Imagino que estaba pendiente del ordenador porque tardo unos diez minutos en llamar. Nos saludamos y charlamos un rato, me preguntó si podíamos tomar un café al día siguiente porque estaba libre. La distancia que nos separaba, 35/40 kms., acepté; concretamos hora y sitio, en un hotel en la entrada de Santiago de Compostela.

Viernes 29, un ratito antes de hora entre en la cafetería del hotel, busque una mesa más apartada y me coloque mirando a la puerta, pasados unos diez minutos, entró un chico de unos 38 años, me miró y se dirigió a la mesa, dijo:

-Eres Juan, ¿verdad?.

-Sí, ¿tú eres Felipe?. Dije mientras extendía mi mano y tomamos asiento.

Y pedimos al camarero otro café, una vez roto  el hielo, comenzó a hacerme preguntas, sobre si tenia experiencia, si tenía sitio, si podía ser a cualquier hora, etc. Mi respuesta fue afirmativa a todas ellas. Me miraba con intensidad y después pasó a contarme una experiencia negativa que habían tenido en un viaje de vacaciones, que lo intentaron y la cosa no funcionó, porque el chico quería pero no podía, rompiendo el hechizo del momento y en consecuencia cerrando en banda a su esposa a repetir la experiencia, ella no quería saber nada y por supuesto, de hacerlo en Galicia, una locura, ni hablar.

Le escuche tranquilamente y le aconsejé que no insistiese si ella no quería, es un paso del que hay que estar convencidos ambos y por supuesto que la tercera persona sea responsable, discreto y que no falle en el momento de la verdad. Me contó que lo deseaban, además era el momento, porque él se estaba recuperando de un problema de salud, llevaban tiempo sin tener sexo y era buen momento. La cosa transcurría como la seda, repetimos cafés y me contó, que su mujer Sara, es muy caliente, aguanta mucho y le encantaba hacerlo a cuatro patas, pero él se ponía y al verla así se corría enseguida y quería que ella disfrutara mucho más, buscaba aguante.

-Por mi parte no hay problema, ¿Cuándo queréis quedar? Pregunté.

-Por mí mañana, ella está de vacaciones y el fin de año lo pasamos en casa de mis padres, por lo tanto no tenemos nada que hacer ni prisa. Contestó.

- Yo tampoco tengo nada que hacer, cenaré en casa de mis padres. Dije.

Seguimos con la conversación y montamos la estrategia, para el día siguiente, nos encontraríamos en un restaurante a pocos kms. de mi casa, que frecuentaban de vez en cuando, solo debía esperar su llamada para entrar y saludarnos efusivamente, como dos conocidos de toda la vida. Estaban las cosas claras y le pedí que si no podían quedar,que me lo hiciesen saber, no quería estar esperando para nada, estiró su brazo y nos dimos la mano, dijo:

-Soy de palabra y ojala nos salga bien, lo estoy deseando.

-Tranquilo haremos lo posible y sino, en otro momento, no hay que forzar nada. Contesté.

Nos levantamos y salimos de la cafetería, en ese momento me apetecía orinar, y dije:

-Perdona, disculpa un segundo, voy al baño.

-Yo también lo necesito y así voy aliviado. Dijo.

Nos dirigimos al baño, pasamos a los urinarios y cuando terminamos de orinar me dijo:

-¿Puedo ver tu polla? ¿O te molesta? Preguntó.

- Para nada, dije. Mientras giraba para que la viese, tal como estaba saliendo del pantalón.

La miró y comprobé que le había parecido bien por su expresión, además estaba un poco morcillón por la conversación.

-Es enorme, espectacular y el capullo precioso, si te empalmas bien lo pasaremos genial. Dijo. Volví a mi posición y como pude la metí.

Salimos, nos despedimos, y tal como habíamos organizado, vernos al día siguiente sábado, a 10 diez de la noche.

Cuando volvía hacia casa, me acordé que no había visto ninguna fotografía, nada que me indicase como era Sara, pensé entonces que él era un tío bien plantado y atractivo, su esposa estaría a la altura.

Todo transcurrió con normalidad, hasta que sobre las siete sonó el móvil, vi que era una llamada de Felipe y pensé, se raja.

-Hola Felipe ¿qué tal? Dije.

- Hola Juan, mira tengo todo organizado, a las nueve y media estamos en el restaurante y tu sobre las diez entras, ya no te aviso nada. No me falles, que tengo el horno caliente, nos acostamos un rato para la siesta y ya la puse a cien, y le dije que hoy lo haríamos, me contestó, a ver si es verdad, estoy deseándolo, llevamos tiempo. O sea que hoy lo intentamos.

-Tranquilo, ya sabes que en diez o quince minutos me pongo allí. Por lo tanto a las diez entro y ponemos en marcha el plan. Contesté.

-Ok, hasta la noche, un abrazo…no falles, chao.

-Tranquilo allí estaré, sin problema, chao. Fue mi respuesta y colgamos.

Estuve leyendo, hasta que sobre las nueve de la noche, me di una ducha, me perfumé, me vestí, pantalón gris ajustado (me queda genial), zapatos negros, camisa blanca y una cazadora italiana de un corte precioso.

Salí a la calle estaba un poco fresco pero se aguantaba, tomé el coche y me dirigí al restaurante parando en la gasolinera para tener combustible y estar tranquilo. Recibí unas miradas de dos chicas que también ponían combustible y les sonreí, respondieron a mi sonrisa con un signo de ok. Me reí echando la lengua hacia ellas, subí al coche y me fui.

Faltando unos minutos para las diez, aparque, y no quise esperar más, pasé al restaurante y pusimos en marcha el plan.

Estaban sentados en una mesa al fondo, no había más que cuatro o cinco mesas ocupadas. De repente, hace un gesto, se levanta y se dirige hacia mí, muy efusivo.

-Cuanto tiempo, ¿cómo te van las cosas?, Ven que te presento a Sara.

- Las cosas bien, vamos. Contesté.

En ese momento la camarera, servía los segundos platos que habían pedido, dejamos que terminase y dirigiéndose a Sara dijo:

-Sara, este es Juan, un buen cliente de nuestra empresa, nos compra sanitarios, hace edificios con sus primos, te presento a Sara.

-Encantado Sara, un placer, Felipe que casualidad coincidir, hace tiempo que no paso por vuestra nave. Respondí.

-Sara ¿te importa que se siente con nosotros? Así me entero un poco de cómo van las cosas en esta zona y poder vender algo. Pregunto Felipe dirigiéndose a Sara.

-Claro, por favor no me molesta, indicándome la silla de su izquierda. Respondió.

-Perdonar, pero si molesto, no tengo problema en cenar solo, de verdad. Dije.

-Por favor no molestas, siéntate y pide lo que te apetezca cenar. Palabras de Felipe que asumía el control.

-Cenaré un pescado a la plancha, nada más, estas fechas todo son comidas y estamos saturados. Dije.

Nos sentamos y me entregaron una carta y no deje que la camarera se fuese, si tienes lenguado lo tomo a la plancha, contestó afirmativamente, me pregunto qué me apetecía para beber y pedí agua, se fue.

Los dos me observaban y les dije, por favor continuar cenando que no enfríe, mi cena viene enseguida, tranquilos. Tomaron los cubiertos y comenzaron su segundo plato. Me observaban los dos, estaba un poco cortado, hasta que Felipe comenzó con las preguntas sobre lo pactado en el día anterior y todo fluyo tranquilamente.

Sara me miraba un poco embobada, es una chica de unos 35 años, melena rubia con rizos, unos ojos verdes y una cara preciosa. Llevaba un vestido de licra negro y un collar precioso. Pude observar su pecho, muy bien puesto, lo demás no podía verlo.

Cenamos y charlamos de todo, por casualidad Sara trabaja en una empresa de mucho éxito en Galicia como responsable de compras y eso ocupó una parte de la conversación, que estaba muy animada, es decir, como buenos  amigos una cena informal.

Ya solo faltaba el café y Sara dijo;

-Me disculpáis, he de ir al baño. Asentimos ambos.

Se levantó, quede flipando, era tan alta como Felipe o más con tacones, un cuerpo genial, cuando se dirigía al baño, estaba caminando a mis espaldas.

-Mira, tiene un cuerpazo, mira…Me pidió Felipe.

No tuve palabras, vaya hembra, la Sara, un monumento de verdad.

-Desde luego, eres un tío afortunado Felipe, cuídala mucho. Le dije.

-Joder seria afortunado si tuviese tu herramienta, entonces sí que la haría gozar a todas horas, jajaj .Contestó.

-No me refiero al sexo, me refiero al respeto y a la empatía, una mujer como Sara no es fácil de encontrar a estas alturas de la vida. Dije.

-Pues sabes, estamos juntos desde que ella tenía 16 años, ya casi llevamos casi 20, entre noviazgo y 8 de matrimonio. Ya ves. Dijo Felipe.

-Eso es interesante, por lo menos os conocéis bien. Contesté.

Seguimos tomando el café y de nuevo Sara se sentó a la mesa, terminamos el café hablando de diferentes cosas y sobre las doce menos cuarto, decidimos pedir la cuenta. No hubo forma de pagar, Felipe se cerró en banda, apoyado por Sara y perdí la batalla.

-Vale acepto, pero tenéis que aceptar unas copas, y a eso invito yo. Sentencié.

Subimos a los respectivos coches y me siguieron, en 15 minutos aparcamos en una zona de pub de diferentes ambientes, fuimos a uno que en su parte superior se está tranquilo y se puede charlar.

Pedimos la consumición, charlamos de nuevo de todo, hasta que Felipe, me preguntó:

-¿Qué tal con tu chica?

- Ya hace dos años que no salimos, nos vimos en un par de ocasiones, pero la verdad, es que no estando aquí, es complicado mantener una relación estable. Respondí.

- Vaya, así que no tienes novia, vaya, quien lo diría. Dijo Sara.

En ese momento sonó su móvil y se levantó retirándose hacia el fondo del local para hablar más tranquila. En ese momento me dice Felipe:

-        ¿Sabes? Cuando veníamos en el coche, le dije a Sara, es un tío atractivo, que pena que el pámpano aquel fuese como Juan.

-        La verdad que está muy bien, y se ve un caballero, un tío genial, a cualquier tía le caería la baba, llevando ese hombre al lado, debe medir 1.90. Dijo Sara.

-        Medir no sé lo que mide, pero según las malas lenguas, está muy bien armado, jajajaja, ya sabes cosas de hombres, Luis ya sabes que es un bocas. Comentó Felipe, metiendo en la conversación a un compañero de trabajo al que Sara odia.

-        Ese es un sinvergüenza, como para caer en su boca. Dijo Sara.

Mientras hablaban, Felipe me dijo que le acaricio las piernas, las tetas y le dijo:

-        Estas buenísima, te voy a comer enterita..

-        No me digas nada que ardo.jajaja..Dijo Sara

-        Pues tranquila que quedarás satisfecha. Contestó Felipe.

-        Eso espero me hace falta una buena sesión, llevamos sin sexo el tiempo que llevas mal. Contestó ella.

Siguieron con la charla sobre ellos y sus intimidades y llegamos para aparcar, ahí se cortó todo, fue la explicación que me hizo Felipe de su charla en el coche.

Estábamos tomando un sorbo de la copa y se sentó Sara, justo enfrente de mí y a la derecha de su marido. Fue muy agradable la conversación durante el rato de la copa y les propuse:

-Cambiamos de local, aquí al lado hay un disco-pub que lleva tiempo abierto y se puede bailar, es la una aún y es temprano, ¿Qué os parece?

-Vamos a bailar, venga. Dijo Sara levantándose la primera.

La seguimos y entramos en el disco-pub, aún estaba poco frecuentado, nos sentamos en una mesa en el lateral cerca de una pequeña pista, solo ponen música de los 80, es genial para pasar un buen rato.

Pedí las copas en la barra y deje que ellos hablasen tranquilamente, hay que dejar espacio. Acerqué primero sus copas y cuando llegué se estaban besando y Felipe acariciaba las piernas sobre el vestido negro de Sara.

-Perdonen las molestias, aquí están sus copas y continúen, por mí no se preocupen, jajajaja. Dije, mientras volvía a la barra.

Dejé que estuviesen un buen rato hablando y besándose, como 30 o 40 minutos, y volví con otra copa para cada uno de los dos, la anterior casi estaba terminada, los noté muy contestos habían cenado con vino, unos chupitos y ya iban por la tercera copa, recibí un guiño de Felipe dándome el ok.

-Estuvimos bailando, pasando muy buen rato, Felipe aprovechaba cada oportunidad para manosear y besar a su mujer, ella estaba muy contenta y disfrutaba del juego. Se acercaban las cuatro de la mañana y le dije a Felipe, al oído:

-¿Pido otra copa?

-No, espera un rato y ya hago lo que tengo pensado. Me contestó.

-Perfecto, tú avisa y te apoyo. Dije.

Se volvió hacia Sara, la tomó de la mano, se sentaron y vi cómo se besaban, se acariciaban y Felipe me llamó, me acerqué sentándome en un taburete y me dice:

-Mira Juan, yo no estoy para conducir, tenemos casi cien km. hasta casa y no quiero ni debo conducir, y Sara tampoco debe hacerlo.

-Bueno, yo no bebí alcohol, si queréis, os venís a casa, tomáis la última y os quedáis en el dormitorio para invitados, mañana, tranquilamente os vais, estaría encantado. Contesté.

-No queremos molestar, podemos ir a un hotel. Dijo Sara.

-Es una opción, pero podemos tomar la última en su casa y luego decidimos. Sentenció Felipe.

-Bueno sin problema, lo que mandéis. Contestó Sara.

No dejé que se llevasen su coche, estaba bien aparcado y era mejor que condujese yo, les pedí que subiesen atrás los dos y que haría el papel de taxista, guiñé un ojo a Felipe, me entendió claramente.

Ya en el coche, 10 km, separan la zona de copas de mi casa, al rato estaban besándose y por lo que intuía, ya estaba metiéndole mano, porque al rato Sara gemía.

Nada más llegar, pasamos al salón, estaba calentito, sin enseñarle la casa, abrí el minibar, para ofrecer licores o prepararles un combinado, pidieron gin-tonic, puse música suave y fui a por hielo y tónica a la nevera, Cuando volví, bailaban muy acurrucados, ella colgada de su cuello y él aprovechando para hablarle al oído.

Preparé las copas y sin que Sara, se diese cuenta, Felipe, me invitó a que le acariciase la espalda y la apretásemos entre los dos. Lo hice, apreté mi cuerpo al suyo, y comencé a besar su cuello por detrás, no hizo resistencia, es más gemía de placer, estaba emparedada entre los dos y mi polla se debía notar muy bien en sus nalgas. Nos mantuvimos así un rato, hasta que Felipe, le dio vuelta y me ofreció su cara, ella cerró los ojos, pero respondió al intenso beso que le planté. Mientras Felipe por detrás la besaba, acariciaba y comenzó a meter la mano por debajo de su vestido, la situación, uffff. morbo total.

No tardó Felipe en tomar mi mano e invitarme a acariciar las tetas de su hembra, tetas que estaban a tope, se notaban sus pezones erectos. Poco a poco, bajé la mano a su entrepierna y sin ningún impedimento, pude acariciar su coño, incluso toque la mano de Felipe que tenía un dedo dentro. Sara, se dejaba y gemía de placer, Felipe, bajo la cremallera del vestido y comenzó a sacarlo, cada centímetro era más excitante, hasta que ella levantó los brazos y pudo sacarlo por completo, quedando a mi vista un cuerpo escultural, piernas largas, buen culo y buenas tetas, que comprimidas por su sostén le hacían un canalillo espectacular, porque se salían por el centro. Seguimos besándola y comiéndola por delante y por detrás, hasta que ella llevó su mano a mi entrepierna, mi polla estaba pletórica y preparada para hacerla gozar. Felipe se dejó caer sobre el sofá, se quitó el pantalón y dejó al aire la polla (unos 12 cmt, gordita). Sara no tardo en ponerse de rodillas y comer la polla de su marido, mientras yo estrujaba sus tetas desde atrás, saque sus pezones fuera de la cazoleta del sostén y comencé a pellizcarlos mientras seguía besando su cuello, su espalda y acariciando su coño por encima del tanga negro. Ella solo chupaba y gemía a cada caricia, estaba espectacular, sostén y tanga negro, las medias negras con sus ligas, zapatos negros y un muy buen cuerpo, caderas perfectas y un culo prieto muy apetecible. Felipe dijo:

-Juan, desnúdate por favor. Sara, déjame sacar el pantalón.

Ella no contestó nada, apartó su boca y ayudó a bajar el pantalón de su marido, mientras yo estaba desnudándome.

-Acércate Juan, ordenó Felipe.

De rodillas, Sara pudo ver muy cerca de su cara mi polla empalmadísima, enorme y venosa, el capullo reventaba y soltaba juguillo seminal. Abrió sus ojos y dijo:

-Joder cariño, menuda polla, es enorme, eso me revienta fijo. Dijo.

-Tranquila, no pasa nada, vida, lo haremos despacito. Dijo Felipe, mientras empujaba la cabeza para que Sara lamiese mi polla inicialmente.

Felipe estaba agachado metiendo dos dedos en el coño de su esposa, que entre el alcohol y su calentura era un volcán húmedo.

Después de un rato, Felipe hizo poner a su esposa a cuatro patas sobre el sofá, apartando su tanga, le metió la lengua en el coño, mientras yo daba la vuelta al mismo y ponía mi polla en su boca, la agarro con ambas manos y comenzó a lametazos, por el capullo y todo el tronco, mientras balbuceaba palabras inteligibles.

No tardé en ver a Felipe levantarse, clavar la polla a Sara, agarrarla por las caderas y comenzó a bombear, mientras ella gemía y seguía lamiendo mi polla.

Deje que ella siguiese con mi polla, mientras me aplique en magrear sus tetas, duras como piedras, con un pezón oscuro y una aureola muy chiquita.

Felipe seguía bombeando y no tardó cinco minutos en llenar de leche el coño de su mujer, con una corrida muy buena que certificaba con sus jadeos:

-aggg, ahhhhh, que bueno, agggg, ahhhh, cuanto tiempo, que bueno..ufffff.

Dejó que su polla saliese, me hizo un gesto para que cambiásemos la postura, fui a por condones al pantalón, mientras me lo colocaba, Sara, estaba lamiendo los jugos que la polla de su esposo. Me coloqué por detrás y poco a poco, trate de meter mi capullo en el coño, dios, imposible, estaba apretado, metí tres dedos, estaba empapado, entre sus jugos y la leche de Felipe. No tenía más remedio que hacer fuerza para clavarla, encauce mi capullo a sus labios vaginales, entro un pelín, aproveche para agarrar sus caderas y tirar de ellas para clavar la polla, soltó un chillido, y dijo:

-Joder, esta enorme, no entra, me vas a partir.

-Tranquila cariño, es al principio, después te va a encantar. Le dijo Felipe mientras la besaba.

Tenía como cinco centímetros dentro y no tuve más remedio que dar otro tirón y supuse que entro la mitad, en ese momento, comencé a bombear despacio y no tardo mucho en pasar del dolor a los gemidos de placer, cada vez entraba más y sin parar, entrando y saliendo estuve un buen rato, era increíble lo que aguanta esta mujer sin correrse. Seguí bombeando y Felipe me dijo:

-Es difícil hacerla correr, procura aguantar para que goce.

-Tranquilo, estoy bien, aguanto, tranquilo. Contesté mientras él me guiñaba el ojo. Se le veía radiante, viendo a su esposa gozando bien clavada y sabiendo que lograría que se corriese así, en esa posición que tanto le gustaba a su mujer.

Pasados otros diez minutos, seguía bombeando el coño de Sara, y le dije a Felipe:

-        Déjate caer en el sofá de espaldas, para que ella te coma la polla y tú le comes el coño y frotas rápido su clítoris.

-        Perfecto ¿así?. Dijo mientras obedecía mis instrucciones.

-        Si, veras como se va a correr como una loca. Comenté.

Se colocó, empecé a bombear más fuerte, a cada clavada levantaba del sofá a Sara, que no dejaba de gemir y chillar, comiendo y soltando la polla de su marido. Al rato estaba Felipe comiéndole el coño y acariciando mis huevos, seguí dando duro, me hacía sudar, pero la haría correr como fuese.

Agarré su melena con una mano y su hombro con la otra y así a base de empujones le clave la polla hasta el fondo, salía y entraba atrapando los labios del coño, que venían con mi capullo y entraban en el empujón. Estaba sudando a tope, cuando saco la polla de Felipe de su boca y empezó a gritar y a jadear como una loca, en ese momento, volví a darle unos pollazos fuertes mientras su marido le masajeaba el clítoris y con la otra mano estrujaba mis huevos,

Ahora sí, jadeaba y gritaba como una loca, me puso a cien:

-Assssiiiii, fóllame, me encanta, agggg, así, me voy a correr, siiiii, agggg,

Para descargar en convulsiones tremendas que hacían vibrar su cuerpo.

-Me corro, me corro, me corrooo, agggg, ahhhh, siiiiii.                                        Mi corrida no se hizo esperar y solté chorretones descargando como un animal en el condón. Nos quedamos jadeando y aspirando con fuerza a los dos nos faltaba aliento. Poco a poco mi polla fue aflojando y se escuchó, plofff, me estaba saliendo.

-Me encantó como me follaste, ufff, que pasada, se ve enorme la polla. Dijo Sara, mientras sacaba el condón y con delicadeza lamió mi polla para dejarla limpia.

Descansamos un ratito, subimos, nos dimos una ducha y a cama, dormimos los tres juntos, ella en medio. A las 10 de la mañana estábamos follándola de nuevo, la hacíamos gozar con s primera doble penetración, yo debajo y Felipe por el culo.

De esta experiencia ha pasado tiempo, pero seguimos en contacto y quedamos cuando voy a Galicia o Sara viene a Madrid por trabajo, pasamos buenos momentos de placer, por cierto, sigue estando buenísima. Felipe, me demostró que es bisexual pasivo, lo empalé en más de una ocasión, en presencia de Sara y lo hice gozar, pero esto merece otro relato.

Espero que os haya gustado y como sabéis, trato de reflejar lo sucedido, desde mi perspectiva. Estoy de acuerdo con los maridos que quieren ver a su esposa bien clavada, su cara es de placer absoluto, pero no quiero dejar de confesaros el morbo que tiene para mí, como tercero, que me traigan su mujer a mi casa para que se la folle bien, la haga gozar y me den las gracias, es indescriptible.

Me encantaría contactar con chicas o parejas que deseen intercambiar experiencias por mail o whatsapp, os puedo pasar fotos e incluso tener alguna conversación más sexual si deseáis, guardando siempre vuestra identidad. Mi mail: acerotemplado@gmail.com

Espero vuestro contacto. Saludos y gracias a tod@s. Este relato lo escribí hace quince días pero no lo publique hasta hoy.

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