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Relato 10 - Cuando los astros se alinean.

en Hetero: General

Aquella mañana de Junio, salí temprano para una reunión, circulaba despacio por la urbanización, cuando miré hacia mi izquierda vi una mujer espectacular, se acercaba a un mini blanco aparcado en la calle. Impresionante la mujer.

Una mujer de 30 a 35 años, alta sobre 1.75 mts. con tacones, vestía vaqueros, una camisa azul esmeralda y portaba un bolso sobre su hombro derecho. Me quedé prendado con su belleza y su clase. Pero como sabéis, es un minuto y rápidamente te centras en los objetivos de la reunión.

Ocupé mi casa un mes de Marzo de ese mismo año, ya han pasado 7 años desde entonces, solo tenía confianza con mis vecinos más próximos, dos familias formadas por profesionales liberales dedicados al mundo de la asesoria jurídica y económica.

Mi vecino Marco, me había informado que cada año, el último fin de semana de Julio, uno de los vecinos prepara una barbacoa e invita a todos los demás. Le dije, que me encantaría organizarla, así podría presentarme y conocer a todos.

Después de hablarlo, pasados unos días me dijo que un vecino de nombre Josema, se encargaba de avisar a todos, por lo tanto, el último fin de semana de Julio, antes de tomar mi quincena de descanso, me tocaba organizar la fiestecilla con todo el vecindario. Concreté con Marco, que él y su esposa Pili me ayudaban con los preparativos, por lo demás me encargue de compras de carne, vinos, postre y bebidas para rematar.

La tarde del sábado, como era mi obligación y con la ayuda de Marco, preparamos una zona del patio posterior de casa, con una mesas desmontables, bastante largas que conseguí alquilar con su ayuda. Manteles, platos y copas, quedaron colocados, la cosa pintaba bien, serian en total 35 personas las que asistirían a la barbacoa organizada para las nueve de la noche.

Preparamos los tres fuegos sobre las 20.00, objetivo, tener brasas a punto para asar las costillas y demás, la verdad que no debería faltar carne, compré entre ternera, cerdo y pollo, unos 25 kilos, por lo tanto, solo faltaba asar. Dentro del orden previsto fuimos cumpliendo con nuestro objetivo y a las nueve comenzaron a venir los vecinos, algunos los había visto a otros ni idea.

Típicas presentaciones, besos de bienvenida, etc. lo de siempre, a medida que llegaban, Pili les ofrecía unas copas de distintos vinos gallegos para degustar. Soy abstemio y en casa no consumo nada, por ello, acumulo varias cajas que me regalan las bodegas de Galicia cuando se celebra Gourmet en Madrid.

Poco a poco, se iba completando el aforo y cuando pasaba ya un rato de las nueve, apareció la vecina que hacía un mes, había visto subir al mini. Rápidamente Pili, la acompaño a la zona de asado, donde Marco y yo nos encargábamos del asado, nos presentó:

-        Laura, este es Juan, nuestro vecino recién llegado, bueno solo lleva tres meses aquí, jajaja.

-        Encantado Laura, un placer conocerte, sabes que como todos, estás en tu casa. Respondí antes de darle dos besos.

-        Gracias, es un placer conocerte, no te había visto antes por aquí, o no coincidimos.

-        La verdad es que no, nunca coincidimos, además mi relación es con Marco y Pili e Irene y Toni. A los demás la verdad que los conozco hoy.

-        Claro, si no estuviste en otras barbacoas es difícil, cada uno hace su vida.

Pili nos cortó, y ofreció una copa de Albariño a Laura, nosotros continuamos con el asado para poder tener todo a punto. Terminamos de asar y todos a cenar. Fueron tres horas estupendas de charla, presentaciones más amplias y muchas risas.

A las doce, comenzaron a irse varias parejas y sobre la una, quedábamos 10 personas, eso hizo más cercana la conversación y nos permitió relajar un poco el ritmo a todos. Laura y yo, los únicos que no estábamos con pareja.

Las copas, continuaron rulando, todos se escudaban en “no hay que conducir”, para pasar a llenar la copa. Al final, quedamos Marco, Pili, Laura y yo, sobre las tres de la madrugada, retiramos aquello que sobró, para que lo llevasen a su casa y lo demás volverlo a la nevera. Recogimos vasos, copas, llenamos el lavavajillas y  a la basura con manteles y servilletas que estaban por todos lados. Laura y Pili, se fueron a llevar a la casa de esta, dos fuentes con canapés y carne, mientras Marco y yo quedamos llenando las brasas frías  en dos cajas de cartón para luego usarlas como abono en su jardín.

-Joder, mira que está buena Laura, el marica del marido pasó de ella y la dejó tirada con la niña, menos mal que ella es una curranta incansable y va adelante. Dijo Marco.

-Eso ocurre muchas veces, pero ya sabes cada cual dentro de casa sabe lo que sucede, no me gusta opinar sin conocer el tema, pero imagino que si no le apoya el marido será porque no pueda. Contesté.

-¿No sabes quién es el marido? Preguntó.

- Ni idea, solo había visto a esta tía en una ocasión. Contesté.

- Joder es “FULANO” (dijo el nombre). Respondió.

-Ni puta idea Marco. Dije.

-Vaya, o sea no conoces a “FULANO”, jugó en el Madrid ahora juega fuera en el (dijo el equipo, por discreción lo omito) . Pero terminó mal la cosa, muy mal.

Cortamos la conversación porque llegaban las dos, Pili, se dirigió a Marco y le dijo:

-Marco, ya coloqué todo, vamos que son casi las cinco y ya sabes.

- Jajaja, ¿ya sé?… ¿eso es una invitación?, jajaja, nos vamos pitando, respondió Marco.

Ya estaba todo recogido y quedaban solo las copas de los tres, Marco y Pili, apuraron la copa y los cuatro nos fuimos hacia la salida, nos dimos los besos de despedida y la pareja salió, en ese momento Laura me dice:

-Perdona, me dejas pasar al baño.

-Por supuesto, la segunda puerta izquierda. Respondí.

La pareja, continuó camino a su casa, mientras me mantuve en la puerta para despedir a Laura. Cuando salió del baño, me pregunta:

-¿Y estos ya se largaron?

-Si ya deben estar en casa. Contesté.

-Que prisa tienen, jajaja, me supongo que no van a perder el tiempo, jajaja. Dijo sonriendo.

-Ya ves, es la ventaja de tener pareja, nosotros a barbecho, jajajaja. Contesté.

-No lo sabes tú bien ya perdí la cuenta de la última vez, entre líos y el trabajo ni un minuto para una. Comentó.

- Venga ya, no me tomes el pelo, una mujer como tú y ¿no tienes pareja? Pregunté.

- Pues no, mosquitos no faltan pero eso son mosquitos y mejor lejos. Contestó.

Me apoyé en el marco de la puerta y mirándola a los ojos, le pregunté:

-¿Me tomas el pelo, verdad?

-¿Qué no, Juan, para nada, desde que dejamos la relación no quise líos, sé que me puso un detective durante bastante tiempo y procuré por mi hija, no solo guardar las formas,ademas sacrificarme. Contestó.

- ¿Tomamos una última copa y te cuento? Pregunté.

- Nunca es la última, es la penúltima, pero si acepto; para irme a casa sola, nos hacemos compañía un rato y como estoy a 300 mts. no tengo problema en volver. Contestó.

Cerré la puerta a mi espalda y siguiéndola, volvimos al jardín. El calor de julio, ya sabéis, pero siendo casi las cinco de la madrugada se estaba genial en el jardín posterior y nos sentamos en la mesa del pequeño cenador, después de preparar dos copas, la mía como siempre sin alcohol.

-        Juan ¿de verdad no sales con nadie? Preguntó.

-        Pues no, tuve varias relaciones pero siempre estoy de viaje y así es difícil poder mantener viva una relación, pero bueno tengo solo 30 años. Dije.

-        ¿Vaya, solo tienes 30 tacos? Entonces soy tres mayor que tú, vaya. Dijo.

-        ¿Qué edad tiene tu niña? Pregunté.

-        ¿Cómo sabes que tengo una niña? Dijo.

-        Me comentó Marco, quien fue tu ex y que tenéis una hija en común. Contesté.

-        Pues ya ves, después de 13 años juntos, se rompió la pareja y de muy malas maneras, no conocía a mi ex, de verdad, estaba ciega y no vi nada a pesar de que llevaba una vida paralela que duró tres años hasta que rompió todo. Me comentó, mientras que percibía cierta pena en el tono de sus palabras.

-        Bueno hay que seguir y el tiempo lo cura todo, debes mirar adelante. Dije

-        Si pero fue un palo, la niña solo tenía un año y me vi compuesta y sola, me rompió los esquemas, dos años duros y luchando porque es como es. Comentó.

-        Bueno dejemos las cosas tristes, hay que seguir, no sirve de nada el pasado ya nada hay que hacer, el futuro no podemos disponerlo hoy y solo queda vivir el presente y aprovecharlo. Dije.

-        Es así, pero la verdad que es tan difícil encontrar algo serio, todo el mundo es muy superficial. Expuso.

-        Bueno, las cosas surgen cuando menos se espera y sin saber el porqué, mi madre decía que sucede aquello que debe suceder y eso no se puede cambiar, somos nuestras decisiones. Comenté.

-        Desde luego. Dijo, cuando nuestras miradas se cruzaron y la mantuvimos un buen rato.

-        Sabes, Laura, me encantas, si algún día aceptas te invito a cenar. Dije.

-        Vaya, ya me invitaste hoy, si eso, seré yo la que invite. Bueno debo irme, tienes que descansar. Comentó.

-        Por mí no te preocupes, no tengo nada mañana, más que leer o aburrirme, el lunes tengo faena, pero ya está preparada.

-        Pero debes descansar. Contestó, mientras se levantaba.

-        Bueno pues te acompaño. Dije, la verdad me apetecía seguir a su lado, estaba genial.

-        No te molestes, estoy a 300 metros, e incluso igual doy un paseo por la calle antes de subir a cama. Dijo.

-        Genial, pues si no te importa paseo contigo. Dije mientras la miraba.

-        Bueno, perfecto. Respondió.

Salimos y encaramos la calle hasta su casa, pretendía dejar el bolso y luego dar un paseo. Cuando entró en casa, le pedí.

-        ¿Laura me dejas pasar al baño?

-        Si por supuesto, es esa puerta. Me indicó con su mano.

-        Gracias.

Cuando salí, tenía un vaso de agua en la mano y me dijo:

-        ¿Te apetece?

-        Si tomo un trago. Alargué mi mano para tomar el vaso y nuestros dedos se tocaron, ella no soltó el vaso y yo no lo tomé, nos miramos directamente a los ojos. Mi sexto sentido me empujó, ahora o nunca.

Sin decir nada, di un paso y sin dejar el vaso, pase mi mano por su mejilla, ella no solo no la rehusó, sino que puso su mano encima y sostenía el vaso con la otra.

(Estaba rompiendo una máxima, me había propuesto no enrollarme de la urbanización, a partir de ese momento, ya daba igual y fueron varias las vecinas con las que me lié.)

Baje la mano, acerque su cintura a mi cuerpo mientras le sacaba el vaso y lo colocaba en un aparador de entrada. Todo fue muy rápido, cuando se dio cuenta estábamos fundidos en un beso intenso y profundo. Apoye su espalda contra la pared y comencé a acariciar sus caderas, su pecho y besarle el cuello; ella entre su calentura y las copas solo gemía muy suave, sin decir palabra.

No tardamos en volvernos locos y acelerar los preliminares, aun sabiendo que su vaquero me impedía llegar a su coño si no me deshacía de él, su camisa de CH, salió pitando, dejando un sujetador precioso a la vista con unas tetas, ni grandes ni pequeñas, preciosas  y duras al tacto.

Me tomó de la mano, y sin mediar palabra subimos a un dormitorio grande, decorado minimalista, nos dejamos caer sobre la cama y no tuve tiempo de nada, al caer sobre el edredón se apodero de mi entrepierna, sacando la polla al exterior, de forma un poco brusca, pero lo entiendo, estaba deseosa de disfrutar.

Deje que lamiese un poco el capullo, no le entraba en la boca y dijo,

-        Esto es enorme, dios..enorme, es como un bote de crema de afeitar, enorme. No me entra fijo.

-        Tranquila, no pasa nada, no hay prisa, además no traje preservativos. Dije.

-        Pues no sé si habrá algo en casa, espera. Dijo y se levantó.

Me incorporé y me desnude, dejando solo el bóxer puesto, se notaba enorme la polla, cuando estoy emplamadísimo, sale la mitad por encima y asoma el capullo gordo y brillante.

Volvió del baño con una caja de tres condones, sin abrir, y me dice:

-        Joder este cabrón, dejó aquí un neceser y esto estaba dentro.

-        Genial, por lo menos dejo algo que puedas disfrutar. Respondí.

Sin mediar palabra, se puso de cuclillas y comenzó a lamer mi capullo con delicadeza, intento tragar pero no era capaz, le daban arcadas. No tardé en sujetar su espalda, levantarla, dejarla sobre la cama y  sin miramientos, fuera zapatos, fuera pantalón. Comencé besando sus pies, subiendo poco a poco, disfrute de cada rincón de sus patorras, largas y cuidadas de horas de gym.

Cuando llegué al monte de venus, acerqué mis nariz al centro y olía a hembra en celo, eso me puso a cien, aparté su tanga y sin miramientos me fui a por una lamida de coño en toda regla, fueron unos minutos en los que ella no dejo de jadear y gemir en ningún momento, hasta que con los labios sujete su clítoris ya excitado lo chupetee arriba y abajo y metí dos dedos en la cueva de Laura, joder que coño hirviente, le bombeé bien mientras lamia, ella apretaba mi cabeza y elevaba su pelvis, no tardó en ponerse rigida y sin más me dijo:

-        Joder cabrón, comes como nadie, es maravilloso, uffff, no voy a tardar en correrme, me encanta, sigue, sigue no pares, mete dedos, mete dedos que me corroooo…agggg, ahhhhh, aggggg, ahhhh.

Seguí muy lentas las lamidas, hasta que se relajó un poco de la corrida, hasta que me dijo:

-        Ven por favor, quiero sentir esto dentro, como sea, pero despacio por favor.

-        Tranquila, será todo en función de lo que desees. Tu indicas. Contesté.

Saque el bóxer, tire de su tanga y saque las tetas de las cazuelas del sostén, salieron bus tetas muy bonitas con unos pezones pequeños con las aureolas muy claritas, los lamí con devoción mientras tenía mi polla entre sus piernas.

Fue un momento muy corto, me dijo:

-Por favor fóllame, fóllame, lo deseo joder.

-Va, tranquila, ya va. Dije.

Me incorporé, coloqué un condón, levantado su pierna derecha, me senté sobre la izquierda y comencé a frotar mi capullo con la entrada de su coño, y poco a poco empujando intenté meterlo, me ayudó ella abriendo sus labios externos con ambas manos, de golpe sujeto a s pierna derecha, di n caderazo, metiendo un poco la polla, entraron con 5 cmt.

-Despacio, joder, despacio, me revientas, uffff. Dijo.

-Tranquila, ¿la saco? Contesté.

- No se te ocurra cabrón, empuja y despacio. Ordenó.

-Vale, toda para ti. Dije.

Agarrado a la pierna y con el coño a mi disposición empecé a clavarla hasta que metí un tercio, había llegado al fondo. Ella no dejaba de jadear, de gemir, de mover su cadera para gozar.

Sin contemplación, en esa postura comencé a bombear con fuerza, mientras le decía:

-Estas muy buena, quiero follarte siempre que lo necesites, toda la polla para ti.

-Si follame, hazme tu puta, quiero ser tu puta que me folles siempre, llena mi coño para correrme como una perra, así, asiiii, asíiiiii.

Miraba s cara de placer y seguí bombeando polla durante unos 20 minutos, como aguantaba la tía, sudábamos pero merecía la pena, estaba follando a na hembra cojonuda.

Poco a poco, entraba más suave y no dejé de acelerar las clavadas, el coño si es estrecho los labios exteriores salen y entran con mi polla, eso produce mucho placer, porque la mujer se siente totalmente llena. Estaba con mis empujones y mirando el cuerpo de diosa de Laura que a pesar de ser madre, esta perfecta sin una estría y dura como una roca, cuando mi leche asomaba, le dije:

-Me voy a correr, me voy a correr…

-Espera que me falta poco. Ahhh, aggg, así. Dijo mientras cerraba los ojos y empujaba la pelvis.

No aguanté más y me di un corridón  de campeonato, hubiese llenado un cacharro de yogurt, entre jadeos y convulsiones.

-Hostia, me corroooooo, me corrrooooooo, agggg, siiiii, siiiiii, me encanta, esta buenísima, aggggg, ahhhh, siiiii, ffffff. No dejé de empujar hasta que salió la última gota, ella me miraba y de repente, estallo con unos chillidos enormes que estaban anunciando su corrida:

-Aggggg, aggggg, ahhhhh, me encanta como me follas, asiiii, asiiii, agggg, ahhh, aggggg.

Dejé que mi polla se relajase, la saqué, fui al baño a secarme, tirar el condón y llevar una toalla para Laura, la sequé con delicadeza, y ella tirando de mi cuello, me dijo:

-        Jo, me encantó, es la mejor corrida de mi vida, espero que haya más, ya sabes soy tu hembra en la urbanización, no me pongas los cuernos, jajajaj, . Nos besamos un buen rato, acaricie su piel y más relajados me dice:

-        Quédate y desayunamos juntos, o ¿tienes algo que hacer?

-        Ya te dije, que nada, lo que mandes. Respondí.

-        Perfecto, voy a lavarme los dientes y dormimos, mañana más.

Ese fue el comienzo de un idilio no oficial, que todavía a día de hoy perdura y que es raro la semana que no gozamos como dos adolescentes y la verdad que hemos hecho de todo sin cortarnos, le encanta que la folle de pie, se cuelga sobre mi cuello y en minutos se corre. Incluso a ella le gusta que ordene y la someta, no es un deseo que tenga, la verdad, pero por ella hago lo que diga.

El dia 2 de Diciembre estoy en Madrid, como esté en casa y  sola, la haré gozar de un fin de semana especial, tengo ganas de verla.

Si queréis contactar: acerotemplado17@gmail.com , para tod@s.

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