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Star Wars One-shot: The Clone Wars

en Parodias

El vaivén del vehículo transporte de tropas al entrar en la atmósfera de Coruscant despertó a Anakin. Se desperezó dolorosamente. Hasta ahora no había caído en lo cansado que estaba. En el frente, la adrenalina del combate le mantenía en tensión contínua, donde el peligro no le permitía siquiera darse cuenta de sus lesiones o heridas, mucho menos del agotamiento, pero en cuanto tenía un permiso y emprendía el camino del regreso temporal a casa, se relajaba y comenzaba a dolerle todo.

 

Hasta ahora había tenido fácil solución. No le era difícil escabullirse con cualquier pretexto hasta el lujoso apartamento de Padme y pasar allí unos apasionados días a solas con ella, que le dejaban como nuevo. Ahora, sin embargo, le parecía que eso ya no iba a ser más una opción.

 

Suspiró, mirando a su lado. La pequeña togruta dormitaba envuelta en su túnica para protegerse del frío del espacio. No, ya no estaba solo, pensó. Apenas había empezado a disfrutar cierta libertad al no depender de su maestro Obi Wan, cuando le asignaron a su padawan Ahsoka. Ahora la joven le seguía a todos lados como su sombra. Suspiró de nuevo, intentando dormir algo antes de que aterrizaran.

 

***

 

En los muelles de transporte, Ahsoka se paró y miró hacia atrás, al ver que su maestro no la seguía.

 

  • ¡Maestro! ¡Es por aquí! -dijo guasona y apremiante-

  • No vamos al Templo.. Todavía -Anakin no se sentía cómodo mintiendo, pero tenía que buscar una excusa- Vamos a... visitar a un senador… puede que tenga información sobre la estrategia a seguir durante la próxima fase ofensiva en el Borde Exterior.

  • Uufff -bufó Ahsoka haciendo aspavientos- no te relajas ni estando de permiso… bueno, vamos… pero luego descansamos, ¿vale? -dijo siguiéndole hasta el muelle de despegue que se dirigía al distrito político- ¿A quien vamos a ver?

  • A la Senadora Amidala, de Naboo

 

***

 

Accedieron al interior del apartamento, donde amablemente les había conducido 3PO, que anunció su presencia. Padme les esperaba dentro, elegantemente vestida con su atuendo de senadora. Tras iluminársele la cara al volver a ver a Anakin, contuvo su reacción de abrazarle al posar sus ojos sobre la pequeña Ahsoka, que miraba a su alrededor alucinada con la ostentación de la que hacía gala la lujosa vivienda.

 

  • Senadora Amidala -digo Anakin guiñándole un ojo claramente- ésta es mi padawan, Ahsoka Tano.

  • ¡Ah!, claro.. encantada, Padawan Tano -dijo tendiéndole la mano-

  • Hemos venido para… que me diese los documentos… ya sabe, los documentos ésos.. De la ofensiva del Borde Exterior -Anakin le hacía señas a Padme-

  • ¿Qué...? ¡Aaahh, si! Los documentos, claro, ahora mismo se los doy… -Padme improvisó- pero antes… ¿No habéis pasado siquiera por el Templo?

  • ¡No! Me hubiera gustado, pero alguien no quería -dijo Ahsoka poniéndole caras a Anakin-

  • Pues, Ahsoka, ¿Por qué no pasas al baño y te aseas un poco? Descansa, tómate el tiempo que quieras, hay una bañera con hidromasaje llena de agua termal perfumada de Theed y una de mis doncellas pasará tu ropa al droide de limpieza y secado para que esté lista cuando termines. Mientras tanto, yo le presentaré a tu maestro el plan estratégico -dijo Padme con una encantadora sonrisa-

  • Maestro, ¿Pu.. Puedo? ¡Porfa! -las palabras de Padme habían maravillado a Ahsoka, que no conocía otra cosa últimamente que el barro de sucias trincheras en planetas arrasados-

  • Claro, chulita, -accedió Anakin, divertido- retírate, ahora luego nos vemos.

 

Padme y Anakin la siguieron con la mirada mientras se iba. En cuanto la joven padawan se retiró a los aposentos interiores, guiada por una doncella que llevaba una pila de suaves y mullidas toallas, cambiaron el tono y la conversación. Se besaron apasionadamente.

 

  • ¡Mmmm, joder, Padme!¡Por la Fuerza, cómo necesito follarte!

  • ¡Mmmmm, pues hazlo!

  • ¡No podemos! -se frenó Anakin, desesperándose- ¡Ahora tengo a Ahsoka de aprendiz y no se me separa! ¡Ni de coña podría mantener el secreto!

  • ¡Joder, no me digas que no puedes dejarla por ahí! -dijo Padme entre beso y beso-

  • ¿Y qué quieres que haga? ¿Abandonarla en mitad de la calle? ¡Se supone que un maestro no deja a su padawan ni a sol ni a sombra, a no ser que sea un caso excepcional! Y ahora estamos de permiso, ¿¡Qué excusa podría darle!?

 

El mecanismo neumático de la puerta de la estancia sonó, abriéndose. Rápidamente se separaron y bajaron abruptamente el tono y volvieron a disimular, alisándose las togas, mientras Ahsoka, limpia, fresca y ligeramente perfumada, entraba en la estancia con su ropa limpia y recién planchada. Parecía como nueva.

 

  • Ejem… bueno, pues en eso quedamos, maestro Jedi -dijo Padme a Anakin, siguiendo con la farsa- sólo siga mis instrucciones. Confíe en mí, todo saldrá bien. -rubricó significativamente- Ahora, tomemos un refresco, pasen al salón.

 

Los tres pasaron a la gran sala con dos sofás enfrentados, y se pusieron cómodos, las chicas juntas en uno y Anakin en el de enfrente mientras, a una orden de Padme, 3PO servía tres copas cromadas y las llenaba de champán daruvviano. En condiciones normales, Anakin no hubiera dejado beber a Ahsoka, pero sabía que como buena política, todo lo que hacía Padme tenía un motivo detrás, y lo dejó pasar. La joven se tomó su copa y casi antes de terminarla, 3PO ya le estaba sirviendo de nuevo. Padme sonrió.

 

  • ¿Qué tal te ha sentado el baño, Ahsoka? -Le preguntó Padme encantadoramente mientras la rodeaba con el brazo-

  • ¡Estupendo, Senadora, gracias!

  • ¿Todo ha estado a tu gusto? -Comentó Padme amable y distraídamente- Espero que no te haya molestado que me tomara la libertad de hacerle saber a Cordé que te pusiera lencería nueva, supuse que no llevarías una muda de ropa interior.

 

Anakin casi se atraganta con la copa al oír aquello. Por más que pasara el tiempo, su esposa nunca dejaría de sorprenderle.

 

  • ¡Para nada, Senadora, es demasiado amable! -contestó Ahsoka, jovial, y claramente más deshinibida por el efecto del licor- Claro que no llevaba.. Me hubiera cambiado al llegar al Templo, pero la verdad es que se lo agradezco, no hay casi ninguna comodidad en el campo de batalla y tras varios meses, me moría por un baño y ropa limpia.. Además, es preciosa, no estoy acostumbrada a… prendas tan finas.

  • ¡Por favor, llámame Padme si quieres! Me alegro, espero que te estén bien. ¿Qué tal te quedan? ¿A ver, enséñamelo?

 

Incluso en su estado de semi-embriaguez, Ahsoka dudó al oír aquello, mirando alternativamente a Anakin y a Padme.

 

  • ¿Que… que te lo enseñe? -dijo dubitativa-

  • ¡Pues claro, aquí somos todos amigos! ¡Anakin y tú os jugáis la vida juntos, es tu maestro, y entre tu y yo estamos entre chicas! - dijo Padme dando un sorbo de su copa. Hablaba con una naturalidad desarmante, como si lo que dijera fuera lo más natural del mundo. Anakin se sorprendió una vez más ante las increíbles habilidades políticas de su mujer-

  • Bueno, vale…

 

Ante la mirada atónita de Anakin y satisfecha de Padme, Ahsoka se levantó, dejó la copa en la mesita, y se subió la minifalda de su sencillo atuendo habitual. El final de su espalda desembocaba en una estrechísima cintura, que daba paso a un no menos estrecho culito adolescente, redondito y duro, adornado por un precioso, pequeño y lujoso tanguita de encaje granate, a juego con el resto de su ropa.

 

  • ¡Te está perfecto! -la aduló Padme para premiarla- Estás guapísima, te queda mejor de lo que me quedaría a mi -dijo cogiéndola de la cintura y girándola haciendo como que admiraba la prenda. Cuando quedó mirando a Anakin con el culito de Ahsoka a su lado, acariciandolo con la mano y sin que ella lo viera, le guiñó un ojo. Una descarga recorrió la polla de éste- ¿Anakin, verdad que Ahsoka tiene un culito perfecto?

  • Sss… sí, claro -balbuceó Anakin, que sabía que no era precisamente apropiado decir eso pero no sabía qué más podía responder-

  • ¡Gracias! -Ahsoka sonreía claramente halagada, mientras se sentaba y daba otro trago de su champán, que 3PO no dejaba de rellenar-

  • Es seda Karlini… -dijo Padme, pegándose a Ahsoka y acariciando la entrepierna de esta por la parte delantera de la prenda, como si la valorase-  tan suave y delicada… es cara, pero con este cuerpazo que tienes no es para menos, Ahsoka

Ahsoka sonreía cortésmente, pero la mano de Padme acariciándola la estaba volviendo loca. Subconscientemente estaba abriendo las piernas cada vez más, sentada con su minifalda cada vez más arremangada, mientras los deditos de Padme recorrían su monte de Venus y, fingiendo seguir el patrón del encaje, le masajeaban los labios mayores mientras la yema de su dedo índice le estimulaba el clítoris. Por si fuera poco, alzó su otra mano y le acarició como de pasada el pecho sobre su top.

 

  • ¿No te has puesto el sujetador? -preguntó como si nada-

  • No -dijo Ahsoka, que había perdido sus inhibiciones con el alcohol y ahora luchaba por ahogar sus gemidos- es que.. Bueno, yo... no uso.. No lo necesito, no las tengo suficientemente graaAHndes..

  • ¿De verdad? Nadie lo diría -dijo Padme sonriendo maliciosa, acariciando los pezones de Ahsoka, descaradamente empitonados marcándose a través de su top-

  • Es.. es verdad

  • Humm.. no sé si creérmelo.. ¿A ver?

 

Padme subió ahora el top de Ahsoka, descubriendo sus tetas. Efectivamente, sus pechos apenas sobresalían del resto de su torso. Incluso así, sus pezoncitos eran pequeños y delicados, de un tono anaranjado ligeramente más oscuro que el resto de su piel, y el conjunto destilaba juventud y femineidad. La togruta dio un pequeño respingo al notarse en topless e iba a protestar, pero Padme reaccionó antes, tomando el control de la situación.

 

  • Mmm, pues es verdad.. Pero no tienes de qué preocuparte, tus tetitas son preciosas igualmente… tan suaves -le acarició el pezón derecho- están para comérselos.

 

Y por sorpresa inclinó su cabeza y llevó sus labios al pezón izquierdo de Ahsoka. Ésta dio un respingo y de nuevo se dispuso a revolverse, por un instante, pero entonces la mano de Padme en su entrepierna intensificó sus masajes, y su boca pasó de besar delicadamente su pezón a chuparlo con intensidad, lamerlo e incluso darle algún comedido mordisquito. Un bofetón de placer sacudió a la joven togruta, que no pudo evitar arquearse hacia atrás, y emitir un largo gemido.

 

  • Senadora, ¿Qué está haciend..oo.. OOHH!!! ¡¡Oooohh, siiii!! ¡¡Mmmmm!!

  • ¿Quieres que pare? -dijo Padme, sonriendo traviesa-

  • Yo.. no sé.. Por favor no sigaaAH -A través de la realidad vidriada por el alcohol, Ahsoka se sentía profundamente avergonzada de estar siendo masturbada con las tetas al aire frente a su maestro. De estar sintiendo un placer sexual tan intenso mientras él la miraba… pero estaba gozando tanto… la boquita de Padme la estaba volviendo loca, y su mano parecía conocer su sexo mejor que ella misma. Estaba sintiendo un placer desconocido hasta entonces-

  • ¿No?¿Entonces paro? -Padme daba placer a Ahsoka jugando con ella usando sus manos y su lengua como si fuera el mejor músico del mundo tocando su instrumento favorito-

  • ¡No! ¡Por favor, no parees! ¡No pares, sigueeeEEH!

 

Anakin contemplaba la escena anonadado. Su inocente padawan se había abandonado al placer sexual con todo su ser. Ni el Maestro Yoda hubiera ejecutado un truco mental Jedi tan perfecto como para anular una voluntad de esa manera. Y a él estaba a punto de pasarle lo mismo. Le hubiera avergonzado reconocer que ver el culito de Ahsoka en tanga se la había puesto durísima, y tener ahora a su caliente esposa masturbándola y comiéndole los pezoncitos para él hacía que su cipote babease.

 

Padme le miró y sonrió, parecía estar adivinando sus pensamientos. Sin desatender a Ahsoka, alternando sus manitas con su lengua, fue quitándose la ropa sensualmente. Debajo de su toga senatorial llevaba el conjunto que tenía reservado para haberle dado una sorpresa a Anakin a solas: Sus dos zapatos de charol negro resultaron ser en realidad seductores stilettos rematados en extremos tacones de aguja, que hacían juego con sus medias, tan bordadas que casi parecían enrejilladas en malla. Sólo a la altura de sus muslos acababan, dejando al desnudo el último tramo de éstos y su precioso culo, adornado con un escueto culotte tanga negro de fantasía, que entre tiras de satén y piezas de encaje se abría para dejar delicadamente a la vista su vagina. Lo mismo hacía su corsé, que empezaba poco más arriba de su ombliguito y terminaba en dos preciosas semicopas balconette de encaje, cuyo cometido era poco más que adornar y realzar sus maravillosas tetas que quedaban totalmente al aire.

 

Anakin no pudo más. Se abrió la pesada túnica negra, y bajó el tiro de sus pantalones hasta sacar su enorme polla, ya dura y venosa, con su cipote de color carmesí brillante, húmedo de líquido preseminal.

 

Padme sonrió, de nuevo satisfecha por el efecto conseguido, y dejó de comerle momentáneamente a Ahsoka el pezón para cogerla de la cabecita y asegurarse de que la joven viese a su maestro, con sus ojos clavados en ella mientras exhibía su erecto rabo. Ya deshinibida, la aprendiz no pudo evitar mirársela, relamiendo y mordiendose los labios. Anakin se levantó y se acercó a ambas con su tranca en ristre, dispuesto a que Padme guiase cómo continuar. Se situó de pie frente a ellas dos, sentadas.

 

Padme miró a los ojos a su marido, en inmediatamente, acariciando la barbilla a Ahsoka, se inclinó para besarla en los labios. La polla de Anakin se puso aún más dura si cabe al ver a su mujer besar lascivamente a su joven padawan. Sabía como excitarlos a ambos, jugaba con su lengua dentro de la boca de la togruta, y además lo hacía un poco separada de sus labios para que Anakin pudiera verlo. En mitad del morreo y sin pararlo, alzó su mano y agarró la verga de su esposo, comenzando a pajearle. Anakin se estiró, gimiendo. Cuando Ahsoka abrió uno de sus ojos y lo vió, Padme la condujo delicadamente, cogiéndola de la nuca, hasta el rabo de Ani. Ahsoka no se lanzó, pero no se resistió tampoco, y de hecho emitió un “¡mmmmmm!” cuando la dura y húmeda verga de su maestro entró en contacto con su lengua, y siguió penetrándole la boca prácticamente hasta la campanilla.

 

  • Mmm, vamos, cariño, así, sigue, chupa.. -decía Padme, llevándole el ritmo- Está rica, ¿Verdad?

  • Mmmm, sii… está.. Saladita, muy buena -respondió Ahsoka, que realmente parecía estár gozando con aquello, chupaba la verga como si fuera el manjar más delicioso-

  • Venga, pues no seas tímida, díselo a tu maestro.

  • Maestro Skywalker… me encanta tu polla -dijo lamiéndosela mientras le miraba a los ojos- me pone muy cachonda chupártela.

  • Mmm, y a mi que me la chupes, chulita.. Vamos, sigue.. Disfruta de lo dura que me la has puesto enseñándome el culito, a ver qué bien lo haces.

 

Ahsoka se aplicó más todavía a la mamada.. La babeó más, succionó más fuerte y de cuando en cuando se la sacaba de la boca para pajearla con la mano, mientras con su lengua bajaba a lamer los huevos e incluso el ojete de su maestro.

 

  • ¡Ooohh, por la Fuerza, Ahsoka! ¡Qué bien lo haces, mmm!

 

Padme se levantó y empujó Anakin al sofá, sentándolo mientras Ahsoka seguía chupandosela. Acto seguido, se colocó a su lado. Éste comenzó a besarle las tetas apasionadamente mientras le magreaba el culo. Padme comenzó a masturbarse, viciosa, mientras decía obscenidades al oído de su esposo.

 

  • ¿Mmm te gusta, cielo? Eres un cerdo… ¿Te gusta la mamada que te está haciendo tu aprendiz, eh? ¿Te gusta la boca de una jovencita en tu rabo?

  • Mm, eres una zorra, cariño… pervertir a mi pobre estudiante… mírala ahí, chupando polla como una ninfómana

  • Lo que creo es que no es justo… hacía tiempo que no te veía la tranca así de dura, cabrón… soy tu mujer y la quiero para mí.

 

Dicho esto, se levantó y apartó a Ahsoka de la polla de Anakin… y la recostó a ella contra el sofá.

 

  • Mmmm, ábrete bien de piernas, preciosa… hace meses que no disfruto de la polla de mi marido.. Y años desde un coñito tan tierno como el tuyo.

 

Ahsoka se quedó helada cuando oyó que estaban casados, pero no tuvo mucho tiempo de pensarlo porque enseguida Padme se amorró a su rajita y comenzó a lamerla, comiéndosela como una experta. Con el extremo calentón que llevaba ya la pequeña togruta, se tradujo en un brutal orgasmo.

 

  • ¡¡¡Joder, me corro, me corro, Senadora, me corroooo!!! ¡¡¡Me corro en tu puta cara PadmeeeEEEHHH!!!

 

Si, masturbándose, la joven hubiera tenido un orgasmo la décima parte de fuerte que aquel, ya habría parado, dándose por satisfecha. Sin embargo Padme siguió comiéndosela con su hábil lengua, poniéndola de nuevo a tono casi de seguido. Por si fuera poco, Ahsoka vio cómo Anakin, con una sonrisa viciosa en la cara, se acercaba por detrás a su esposa, que estaba a cuatro patas, y se disponía a follársela mientras tanto.

 

Introdujo su rabo entre los lacitos de la lencería, y se la clavó a Padme, a la que le entró como un cuchillo caliente en mantequilla. Gimió largamente mientras la penetraba, pero tras eso comenzó a follársela con ímpetu. Cada embestida en el coño de su mujer se transmitía a la lengua de ésta introduciéndose más profundo en la rajita de Ahsoka, que gemía, hiperexcitada. Era como si se las estuviera follando a las dos a la vez.

 

  • ¡¡Ooohh, dios, maestro sigaa!! ¡¡Déle más fuerte, que me está metiendo la lengua hasta el fondoooOOH!!

  • ¿Joder, chulita, eso quieres?¿Quieres ver cómo me la follo como si fuera una perra?

  • ¡¡Síii!! ¡¡Eso es lo que quiero, empálala, revienta a esta puta a pollazooos!! -gritó Ahsoka, que volvía a estar al borde del orgasmo y sólo podía pensar en correrse-

 

Sin embargo, el salvaje polvo que Anakin empezó a echarle a su mujer a partir de ese momento, excitado de oír a su joven aprendiz hablar así, lo que hizo fué que la que se corriera fuera Padme. La senadora estaba en éxtasis, tras meses de sequía, comiéndose el tierno coñito de Ahsoka y su dulce flujo mientras su marido se la follaba tan duro como hacía años que nadie lo hacía.

 

Tras correrse, no quiso dejar que ninguno de los dos la siguiese, estaba tan excitada que quería más. Se separó de ambos y se situó de nuevo al lado de su esposo, besándole y mirándole a los ojos cariñosamente romántica.

 

  • Amor mío… quiero que te la folles.

  • ¿Qué?

  • En serio, -dijo masturbándole suavemente para mantener su erección- estoy muy cachonda… quiero que la cojas delante mía y te la folles como acabas de hacer conmigo. Que lo hagas con otra chica mientras yo te veo… vamos, ponme los cuernos con ella.

 

Como gesto definitivo, antes de que Anakin hubiera terminado de reaccionar, Padme se recostó al lado de Ahsoka y le abrió las piernas delante de él. No tuvo que esperar a más, aquello le daba un morbo infinito y, por lo que pudo ver en los ojos de la padawan, a ella también.

 

Anakin puso su cipote a la entrada del estrechísimo coñito de Ahsoka y acto seguido la penetró lentamente hasta que llegó al fondo, y sus huevos golpearon en el precioso culito de la jovencita, que puso una expresión indescriptible entre placer y dolor, que Padme mitigó besándola con lascivia mientras Anakin comenzaba a follársela.

 

  • ¡¡¡Ooohh, Maestro!!! ¡¡¡Mi Maestro!!! ¡¡Me estás follando!! ¡¡Me estás follando!! ¡¡Joder, cómo me estás follandooo!!

  • ¡¡Dios, joder!! ¡¡Si!! ¡¡Toma rabo!! ¡Joder, a la mierda!¡No sabes la de veces que he soñado con follarte hasta partirte, chulitaaa!

 

Ahsoka había alcanzado ya su tan perseguido orgasmo y ahora encadenaba más, pellízcándose los pezones con los ojos en blanco y la lengua fuera, brutalmente sobrepasada por la carga sensorial de ser follada de esa manera.

 

Anakin simplemente no podía creer la experiencia que estaba viviendo; si su mujer era su musa sexual, y la diosa a la que recurría para saciarle como nadie más sabía hacerlo, su joven aprendiz Ahsoka era algo prohibido, la chavala sólo formaba parte de sus sueños eróticos más oscuros, de su subconsciente más inconfesable. Y ahora se la estaba follando sin piedad, y su mujer le apremiaba, masturbándose frenéticamente mientras les miraba.

 

  • ¡¡Dios, cariño, siii!! ¡Vamos, no pares! ¡Jódele bien el coñito a esta cría! ¡¡Ponme los cuernos, cielo!! ¡Quiero ver cómo te follas un buen coñito estrechito delante míaa!

 

Anakin no pudo más. Se inclinó sobre Ahsoka tumbándose sobre su aprendiz y ambos se besaron apasionadamente, como novios recién conocidos. La togruta le rodeó con sus bracitos mientras se clavaba todo lo que podía en la enorme y dura tranca, y le metió la lengua hasta la garganta.

 

  • Mmmm, si, Maestro, fóllameee.. Fóllame más, soy toda tuya, haz conmigo lo que quieraas

  • ¡¡¡Joder, no aguanto más no aguanto máas, me voy a correeer!!!

 

Anakin se desclavó de Ahsoka y ella y Padme pusieron sus caritas a escasos centímetros de su cipote, que comenzaron a lamer y masturbar con expresiones viciosas, abriendo la boca y sacando la lengua.

 

  • ¡Vamos, cielo, córrete en nuestra cara! ¡Descarga tus huevos en la cara de tu par de putaas!

  • ¡Si Maestro, porfa, mírame, he sido una niña mala, una nenita muy guarra!¡Échamelo todo en mi carita de zorraa!

 

Con un bramido, Anakin se corrió laargamente en el pelo, la cara y las tetas de ambas. Los chorretones de semen les caían por la frente, los ojos, las mejillas, la nariz… empezaron a besarse, masturbándose la una a la otra, mientras se limpiaban con la lengua cada una los lefazos de la otra.. Hasta que las dos tuvieron un último y placentero orgasmo.

 

No supieron cuanto tiempo se quedaron así, casi desnudos tirados en los sofás, entre sus ropas y copas y botellas vacías de champán daruvviano.

 

  • Bueno… -dijo finalmente Anakin- El permiso se acaba, deberíamos ir al Templo a la sesión informativa, en unas horas despegaremos de nuevo hacia el frente.

 

Se miraron, se vistieron y Padme los acompañó a la puerta, donde los despidió.

 

  • Adiós, amor mío...Cuídala mucho -le dijo a Anakin besándole tiernamente- y tú -dijo dirigiéndose a Ahsoka- cuida mucho de él también -ante la sorpresa de ambos, también la besó románticamente en la boca- no quiero que la próxima vez vuelva tan salido.