miprimita.com

Siguiente Cumpleaños

en Amor filial

Efectivamente, todo siguió bien en el seno de la familia de Carmen. Pensaba en ello, con una taza de café caliente entre las manos, mientras desayunaba un día cualquiera en la cocina. Era de los pocos momentos que tenía para ella sola antes de que el remolino de tareas de la vida diaria la arrastrase a una tarea tras otra hasta la hora de acostarse. 

 

Era un pensamiento agridulce. Es cierto que todos se llevaban fenomenal, ahora que no tenían que andar con tanto secretismo, y a primera vista no tenía de qué quejarse, pero aún así no podía evitar notar una esquirla en su corazón, una astilla clavada que la hacía sentir nostalgia de aquellos días en los que era la confidencial diosa sexual de su hijo. Días en los que, con media sonrisa, sabía que al inclinarse un poco más de lo debido delante de él dejando ver su escote, podía tener por cierto que iba a provocar tal efecto que Javi se iba a encerrar esa tarde en su cuarto a masturbarse furiosamente una vez tras otra durante horas sólo con el recuerdo de aquel breve instante, aquella fugaz visión, que había pasado completamente desapercibida para su marido y su hija. Echaba de menos sentir ésa clase de poder.

 

Ahora era distinto. Javi parecía tener más en común con su hermana, lo que no era raro al ser más cercanos en edad, y era habitual encontrarlos en actitud sexual más o menos explícita con cierta frecuencia, dentro de los límites de la discreción. Incluso en las recientes vacaciones familiares había visto una vez por el retrovisor, mientras conducía y su marido dormía, cómo, en el asiento de atrás, Rebeca se la mamaba sin empacho a su hermanito succionando y tragándose concienzudamente hasta la última gota de su corrida. Sintió una punzada de celos. A ella hacía meses que no la miraba con tanto deseo.

 

Precisamente en aquel instante, con ojos somnolientos y estirándose, Javi entró en la cocina.

 

  • ¡Buenos días, mami! -dijo dándole un cariñoso beso en la mejilla, para luego proceder a servirse un vaso de leche con cacao-

  • Buenos días, cielo -dijo ella sonriendo- ¿Cómo has dormido? Te espera una día emocionante, ¿No?

  • ¿Eh?¿A qué te refieres? -dijo él ya sentándose-

  • Bueno, he oído que otra vez es el cumpleaños de cierto caballerete -dijo ella con retintín- ¿Hay… algo especial que quieras por tu cumpleaños?

 

Secretamente, llevaba días pensando en eso. Aún se humedecía al recordar cómo el año anterior, Javi la había pedido a ella, de regalo. De entre todo lo posible, él sólo la deseaba a ella. Era una mezcla entre sentirse admirada y deseada, pero al mismo tiempo reducida a ser un mero objeto sexual. La excitaba sobremanera. 

 

  • No te preocupes, no quiero nada en especial -dijo Javi despreocupadamente, ante la sorpresa de su madre-

  • ¿Na… nada?

  • No, ya vendré con mis amigos por la tarde aprovechando que es viernes, y nos echaremos unas partidas a la play en el salón, eso es todo. Unas coca-colas y unas patatas y unas risas, y listo ¿Puedes servirlo tú antes de que lleguemos, porfa? En fin, me tengo que ir al cole ¡Buen día mamá!

 

Y sin más, se levantó y se fue, dejando su vaso en la pila y colgándose la mochila a un hombro. La puerta de la calle sonó con un aldabonazo al cerrarse tras él.

 

Aquello dejó a Carmen con un palmo de narices, y al principio fue un auténtico mazazo. ¿Nada? ¿Unas coca-colas y unas patatas jugando a la Play con sus amigos? Estaba anonadada, pero pronto el pasmo dio paso a la desazón. Nunca se había sentido tan rechazada. Es cierto que años atrás, cuando su hija creció, tuvo la misma sensación con Rebeca. Cuando su pequeña alcanzó la adolescencia, de súbito dejó de estar con ella. Se acabó el peinarla, el pasar tiempo juntas… de la noche a la mañana ella sólo quería chatear por el móvil, llevar los cascos pegados a la cabeza e irse con sus amigas. No era nuevo para Carmen. Pero de algún modo, pensó que con Javi sería diferente. Primero de todo, él no era tan mayor, además las chicas siempre son más difíciles… y por si fuera poco con Rebeca no había tenido la.. relación que había tenido con Javi. No estaba preparada. Simplemente no estaba preparada.

 

Con paso lento, por el pasillo, se dirigió a su habitación, la mirada perdida, dándole vueltas a la cabeza. Cuando llegó, se miró al espejo. Contempló su reflejo: Despeinada, desmaquillada, en camisón y bata, zapatillas de andar por casa… frunció el ceño, mirándose a los ojos en el azogue. Algo se revolvió en su interior y entonces lo comprendió. Ése era el problema. Así no.

 

De repente, la determinación dominó su actitud. Se dió la vuelta alejándose del espejo y cruzó la habitación en dirección al ropero. Abrió el armario de par en par. Pantalones, blusas, vestidos y faldas. Cajones. Una cuadrícula de distintas medias y piezas de lencería apareció ante sus ojos.. Zapatero. Zapatillas más juveniles, sandalias, tal vez unos stilettos de tacón de aguja. Se dirigió al baño y colocó en fila, ordenadamente sobre el tocador, sombra de ojos. Base. Rimmel. Carmín. De forma metódica y estudiada. Como si fueran armas y munición. Aquí estoy yo, pensó. Basta de autocompadecerse. Se acabó. Joder, ¿Soy una diosa o no? Si quieres poder, hay que cogerlo.

 

***

 

  • ¡¡¡Jajajajajaja!!! ¡¡¡Mamá, ya hemos llegado!!!

 

Con un estruendo, los cuatro chicos entraron desde la calle, partidos de risa.

 

  • Pasad, tengo la play en el salón -indicó Javi yendo delante de ellos-

 

Luis, un chico enclenque y larguirucho, se lanzó junto con Jesús, un chaval formalito con gafas y cara de empollón, a revisar la pila de cajas de videojuegos, mientras Rafa, bonachón y regordete, centraba su atención en los platos de comida de la mesita de enfrente del sofá. Sobre un mantel de fiesta infantil de papel de colores, había varias bandejas de cartón dorado con patatas, ganchitos, y sándwiches de salami y jamón y queso cortados en diagonal. También había una pizza precocinada recién gratinada. Unas guirnaldas de papel de colores de todo a cien decoraban el resto del salón.

 

  • ¡Venga, tíos, elegid, que no es tan complicado! -rió Javi sentándose. Estaba contento.-

  • ¡Joder, pues el FIFA!

  • ¡¡Noooo, siempre estáis con el puto FIFA!! ¿No hay nada más?

  • No sé… -dijo Jesús revisando los títulos- ¿Algo de lucha?

  • ¡Venga, lucha!

 

Jesús insertó el disco y Luis repartió un par de mandos. Los cuatro se apegotonaron entre el sofá y otro sillón colindante y empezaron retarse el turno en el videojuego mientras engullían los snacks a manos llenas. En la enorme pantalla plana, dos exhuberantes chicas hechas por ordenador con estética anime y escasa ropa se pegaban espectaculares golpes ante el interés inusitado y los vítores de los chicos. De repente. Rafa miró como de pasada a la puerta del salón, y se quedó callado y boquiabierto. Al ver lo mismo, el resto reaccionaron de igual modo.

 

  • Hola chicos, ¿Lo estáis pasando bien?

 

Carmen entró, satisfecha del efecto causado. No es un mal comienzo, pensó. Anduvo hasta donde estaban los chavales, recreándose en la sensación de sus miradas recorriendo su cuerpo. Sus sandalias con un altísimo tacón y plataforma remataban dos preciosas piernas cubiertas por seductoras medias color ébano, que se marcaban en una ceñidísima falda gris marengo de tubo por las rodillas, con un corto pero efectivo corte lateral hasta el muslo. Sin embargo, la joya de la corona era la prieta camisa blanca, ajustada hasta el punto en el que, a falta de los 3 últimos y desabrochados botones, apenas sujetaba el impresionante escote. Dos perfectas y esféricas tetas apretadas en canalillo se erguían entre el cuello de la camisa, desafiando la gravedad. Se sonrió al llegar a ellos contemplando sus caras. Espero que no me manchen el suelo de babas, concluyó para sí misma, divertida.

 

  • ¡Ho..Hola Doña Carmen! -dijeron algunos, al reponerse un poco-

  • Mamá, pero.. Oye, ¿Cómo vas…? -empezó Javi, que conocía a su madre, pero ésta le cortó-

  • Felicidades cielo, feliz cumpleaños -dijo dándole un beso en la frente, luego miró en derredor- ¿Pero no tenéis bebida? Madre mía, Javi, ¿Están tus amiguitos aquí comiendo y no has sido capaz de ponerles un refresco? Anda, os lo traigo.

 

Los chicos bascularon las cabezas haciéndole seguimiento, clavando los ojos en el culo de Carmen hasta que desapareció por la puerta.

 

  • Jo..joder -rompió Luis el sepulcral silencio subsiguiente-

  • Pues.. si, eso -convino Jesús- mira que yo ya había visto cien veces a tu madre, tío, pero es que parece que…

  • ¡Eh! -protestó Javi- cuidado con lo que…

  • ...cada día está más buena - le terminó Luis la frase, verbalizando lo que todos pensaban-

  • ¡¡EH!! -Javi elevó el tono- ¿Pero qué os habéis creído? ¡No me..!

 

Carmen interrumpió la poco convincente protesta de Javi. Entró de nuevo en la salita, con una bandeja que portaba varias latas y botellas de refrescos, y una torrecita de vasos de cartón.

 

  • Aquí os dejo los refrescos -dijo dejando la bandeja sobre la mesa y repartiendo los vasos- No me hagáis caso, seguid jugando. ¿Qué tal chicos, cómo os van las cosas?

  • ¡Mamá, que no transparentas! -protestó Javi, cada vez más mosqueado al ver que todos miraban a su madre, justo delante de la tele-

  • ¡Uy, perdona cielo! Me quitaré -dijo, y se sentó en el sofá al lado de Rafa, que sujetaba el otro mando en ese momento, entre él y Luis. 

  • Hola Rafa, cuánto tiempo -dijo pasándole un brazo por detrás de la espalda, y señaló con la mirada a la pantalla de televisión- ¿Quién de ésas eres tú?

  • La.. la de la izquierda -dijo Rafa rojo y sudando, luchando por que no se le fueran los ojos al escote de Carmen, que fingió interés por el videojuego, con expresión pícara-

  • ¿La rubia de las coletas y el bañador azul? Entonces Javi es la de la trenza y el body tanga verde, ¿No? Anda que vaya como tenéis las hormonas chicos -se burló, divertida- Hay que ver las cosas que os gustan.

 

Mientras, Javi, frunciendo el ceño, se concentraba en pulsar frenéticamente los botones, intentando concentrarse en el juego más por evadirse de la situación que por otra cosa. En la pantalla, la luchadora controlada por él le hizo un tremendo combo a Rafa y tras un sonoro “¡¡K.O!!”, el avatar de éste golpeó el suelo. No es que a nadie le importara. Todos salvo Javi estaban pendientes de mirar a Carmen de reojo. Rafa dejó el mando en la mesa con un suspiro,  fingiendo fastidio.

 

  • ¡Ánimo Rafa! -Le consoló Carmen, poniéndole una mano en el rollizo muslo para éxtasis del chico, tras lo cual acercó sensualmente su boca a la oreja de él- No te preocupes, da igual que hayas perdido esta vez, estoy segura de que eres totalmente capaz de darle a una mujer en tanga su merecido, ¿Verdad?

 

El resto de los chavales abrieron la boca al oír aquello, pero Javi directamente tosió aparatosamente la fanta que estaba bebiendo en aquel momento. Sabía hasta qué punto su madre podía decir algo así en serio.

 

  • ¡¡PPpppfaaaghh!! ¡Cooff! ¡Cooff! Esto.. Mamá… ¿No tienes…? ¿No tienes otra cosa que hacer, ir a comprar o algo?

  • Entiendo.. -fingió tristeza Carmen- Quereís que me vaya.. Bueno, ya os dejo tranquilos -dijo haciéndose además de irse, aunque sabiendo perfectamente que no lo iba a hacer. Efectivamente, los chavales saltaron al verla levantarse-

  • ¡No, no, de verdad, Doña Carmen!

  • ¡Quédese por favor!

  • ¡Y muchísimas gracias por los aperitivos, están muy ricos!

 

Carmen sonrió, de nuevo. Sentada entre Luis y Rafa, se sabía perfectamente en el control de la situación. Rafa ya tenía una erección descomunal desde el momento en el que ella había posado un dedo en su pierna. Tocaba continuar con el siguiente y subir las apuestas.

 

  • Bueno, ¿Entonces me dejáis jugar?

  • ¡Claro! -dijeron todos menos Javi. Rafa le tendió su mando-

  • ¡No, por favor! -lo rechazó ella riendo- Yo no sabría por dónde empezar… primero quiero veros a vosotros, y que me lo expliquéis… ¡Venga, que estábais muy concentrados! Además, el ganador.. Tendrá premio -dijo con una enigmática sonrisa- Javi, deja tú el mando, cariño, que tú tienes la consola y el juego siempre aquí para jugar. Luego lo que tienes en casa no lo valoras, así que... -le miró fijamente a los ojos, y finalmente le guiñó- así que ahora deja que tus amiguitos lo disfruten también.

 

Javi se quedó petrificado al oír aquello. Ni en sus peores pesadillas hubiera imaginado algo así… aunque no sabía si lo hubiera catalogado de pesadilla o fantasía.

 

En ésas estaba cuando Rafa le arrebató el mando de sus manos, y se lo pasó a Luis.

 

  • ¡Venga, que quiero ver cómo jugáis! -Seguía animando Carmen- ¡Venga, Rafa, ya verás como ahora sí que ganas!

  • ¿Yo? -dijo Rafa, halagado pero algo apenado- ¡Qué va, si soy malísimo! Ni siquiera tengo una consola en mi casa.. Y Luis tiene este juego, me va a meter una paliza.

 

Luis no le contradijo, cogió el mando y se dispuso a jugar. Carmen sonrió y le susurró a Rafa en el oído de nuevo.

 

  • Tú confía en mí.. Te aseguro que vas a ganar.

 

Ambos comenzaron la pelea. Rafa llevaba razón, los puñetazos y patadas de su avatar eran inútiles contra los bloqueos de Luis, que además lanzaba recurrentemente magias que rebajaban aún más la vida de su oponente. Carmen se volvió hacia Luis, y le puso la mano en la pierna, se la acarició desde la rodilla hacia arriba.

 

  • Vaya… tenía razón Rafa, Luis… qué bien juegas.

 

Luis no pudo evitar estremecerse, falló el combo e hizo justo lo contrario de lo que quería hacer.. comiéndose una sarta de golpes de Rafa que igualaron ambas barras de vida. Soltó una maldición, y el resto de chicos rieron. Carmen sonrió, y siguió pegadita a él.

 

  • Mmm, no te pongas nervioso, Luis… concéntrate en el juego.

 

Dijo inclinándose ligeramente, mostrando más canalillo que antes, directamente a la vista perimetral de Luis. Luis realmente quería concentrarse, pero no podía evitarlo, los ojos se le iban al impresionante y turgente mostrador que se le exhibía, descarado.

 

La paliza fue tremenda. Luis no dio una a partir de entonces. Rafa le molió a palos y el cuerpo de la luchadora de Luis rebotó contra la lona. Los chicos se partían de risa, y vitoreaban a Rafa, cachondeándose de Luis. Éste estaba aparentemente mohíno -aunque no se arrepentía- y Carmen le besó en la frente cariñosamente para animarle.

 

  • Venga, Luis… no siempre se puede ganar.. Es que Rafa es muy bueno, ¿Verdad Rafa? ¡Vamos, que me he animado! Esta tontería no es tan difícil, sólo es aporrear los botones ¿A que os gano a cualquiera? ¡Venga, Jesús, que tú no has jugado! ¿Con quién quieres que te gane? -dijo Carmen cogiendo un mando- ¡Verdad o prenda a que te meto una paliza!

 

Una risotada repentina de todos se produjo al oír aquello… Carmen detectó un deje de ternura condescendiente en sus carcajadas, lo que no le gustó un pelo.

 

  • Vale… ¿Qué me he perdido?

  • Nada, es que… es Jesús, que es un viciao -dijo Rafa con desdén-

  • No os metáis con él, quiere llegar a pro gamer - dijo Luis. Carmen no comprendía del todo-

  • Pues que compite online, Mamá -le aclaró Javi, sonriendo no sin cierta maldad- se pasa cinco horas todas las tardes jugando por internet… y eso sólo para entrenar.

 

Así que es eso, pensó Carmen. Sonrió para sí misma, de nuevo. Nada a lo que no le pudiera dar la vuelta.

 

  • ¿Con que ésas tenemos, eh? Sigo diciendo que le meto una paliza… puedo ganarle con una sola mano.

 

Esto redobló las risas de los chavales. Carmen observó detenidamente sus caras. Se reían de manera muy franca. Incluso tras el acceso de risa inicial, sonreían pero con deferencia hacia ella, sin burlarse, sólo estaban honestamente divertidos por la situación. Eran buenos chicos.

 

  • Vaya, si es tan bueno… no le importará apostar doble o nada, ¿no? -insistió Carmen como quien no quiere la cosa-

  • Pues… -Jesús era conmovedoramente tímido, pero parecía seguro de sí mismo en ése campo concreto- no, claro.

  • ¿Y los demás? -repuso a los otros- con todo lo que os habéis reído.. ¿Apostáis por él?

 

Los chicos asintieron entre risas, pero el rostro de Javi permaneció serio: Conocía a su madre y un escalofrío le recorría la espalda al intuir de lo que era capaz.

 

Carmen cogió el mando, efectivamente con una sola mano, y navegó, no sin cierta dificultad, por la pantalla de selección de personaje. Sonrió. Se detuvo en una morena hipersexualizada, sobre cuyo top verde se abría un desbordante escote curiosamente parecido al suyo propio. La seleccionó.

 

  • Bueno, creo que me gusta ésta, ¿No le véis parecido? -dijo riéndose. Se regocijó al ver las risitas nerviosas de ellos y los intentos de Rafa y Luis de disimular sendas erecciones-

 

Jesús eligió al suyo. Lejos de las frivolidades de sus compañeros, escogió un personaje fiable, un fornido karateka con una cinta roja en el pelo. Si había alguna posibilidad de que se confiase, pensó Carmen, sería mejor que la fuese desechando. Menos mal que, por otra parte, ella no iba a jugar esa carta, se contentó.

 

Todos estaban deseando ver el combate, incluso creyendo saber lo que iba a pasar. Carmen, como descuidadamente, en lugar de sentarse en el sofá con ellos, se colocó de pie justo a la espalda de Jesús, apoyada en la pared. Éste miraba fijamente a la pantalla de carga, concentrado. Justo cuando comenzó la cuenta atrás del combate, 3, 2… Carmen sonrió, apartó el mando cogiéndolo tan sólo con una mano, y se concentró en, con la otra, y poco a poco, desabrochar los botones de su camisa.

 

La situación era cómica. Jesús comenzó el combate ante el sonido de “¡¡Fight!!” completamente concentrado sin apartar los ojos de la pantalla. Mientras los otros tres chicos, pasando de él completamente, miraban a su espalda, a Carmen, con las bocas abiertas y sin pestañear. Como ella había previsto, Jesús no había dado ni dos golpes cuando se dio cuenta. Nadie miraba la tele, ni a él, sino todos a su espalda. Con cara de extrañado, se dio la vuelta girándose ciento ochenta grados, y su expresión se igualó a la de sus compañeros.

 

Con una sonrisa en la cara, Carmen estaba como si nada, con el mando en la mano. Lucía con la camisa abierta y bajada hasta los codos, mostrando un pequeño y seductor sujetador de encaje semitransparente, que, además de apenas contener sus exhuberantes y preciosos pechos, sugería los pezones bajo él.

 

Jesús tardó lo menos diez segundos en volver mínimamente a la realidad y pasar su mirada desde los pechos de Carmen a la mano izquierda de ella. Ésta sujetaba a un lado el mando, del cual pulsaba reiteradamente el mismo botón sin parar. Por fin cayó en la cuenta, y se dió la vuelta, raudo. El avatar de Carmen llevaba un buen rato repitiendo la misma patada en la cara al suyo, sin la más mínima oposición. Apenas le quedaba vida.

 

Con las manos temblorosas, reaccionó y por fin paró una patada. Después, lanzó una combinación de rápidos pero potentes golpes a la luchadora de Carmen. Vamos, ya casi, sólo tenía que invocar su magia definitiva y habría ganado el com…

 

A su espalda, de repente, oyó el inconfundible ruido de una cremallera, ¡Ziiiiiiip! Seguido del sonido de una prenda de ropa golpeando el suelo al caer. Le interrumpió en mitad del combo. No, espera, tenía que ganar el comba… Miró a sus compañeros. Creía que no podrían abrir más los ojos ni la boca, pero se equivocaba. Estaban completamente alucinados.

 

  • Oh. Dios. Mío -Rafa fue el único que rompió el silencio-

 

Jesús no aguantó más, y se dio la vuelta. Carmen se exhibía, satisfecha. Su falda yacía alrededor de sus tacones con plataforma. A juego con el sujetador previamente mostrado, lucía un increíblemente sexy tanga que le llegaba hasta casi el ombligo, y cuyas tiras se alzaban más todavía, circunvalando sus caderas por arriba, dejándolas enteramente desnudas bajo él. Para cuando tanto ambas como el triángulo de encaje se juntaban en la ingle, ya era tan estrecho que por los huecos laterales se percibía que Carmen iba enteramente depilada. Las medias, como antes se había intuido por el corte en la su falda, sólo llegaban hasta más o menos la mitad de su muslo, donde estaban rematadas por dos bandas de encaje.

 

Con una sonrisa entre pícara, traviesa y triunfante, sin siquiera mirar a la pantalla, sino a la cara de los chavales, Carmen alzó el mando, coqueta, y, mostrándolo, le dió dos simples toquecitos en el mismo botón de antes. A la espalda de ellos, en la tele, se oyeron un par de golpes y al narrador del juego proferir: “¡¡¡¡K.O.!!!!” ...Realmente, la expresión describía bastante bien sus caras. 

 

  • ¡Vaya! ¡Parece que al final, he ganado yo! -rompió el silencio-

  • Mamá, por favor, no sigas… -empezó a protestar Javi, que se debatía entre la excitación y la vergüenza y el temor hacia los derroteros que aquello estaba tomando-

  • ¡Claro, ahora que he ganado yo… pero nada, las apuestas hay que pagarlas!

  • ¿Las… las apuestas? ¿Qué apuesta? -Preguntó Luis confuso-

  • Doble o nada, todos vosotros, me debéis cada uno… ¡Dos verdad o prenda!

  • ¡Mierda! -Se le escapó a Rafa-

 

Se oyeron resoplidos entre los chavales… se empezaron a poner nerviosos. Se escuchaban protestas generalizadas. Que Carmen acalló.

 

  • ¡A callar! Si no, no haber apostado, que vais muy de machitos, y luego claro… Pensad además, que yo ya he pagado dos prendas sólo para poder ganar, qué menos que ahora igualemos las cosas. Mmmm, a ver, qué primera ronda de preguntas puedo hacer… -dio vueltas actuando, como si estuviera pensando en posibilidades- Qué puedo preguntar, qué puedo preguntar… ¡Ya sé!

 

Se paró en medio de todos ellos, de pie, sabedora de que para ellos era una fantasía hecha realidad: No podían esperar ver a una mujer así casi ni en el porno al que podían acceder, mucho menos en vivo. La miraban lascivamente, y harían cualquier cosa para que aquello no acabara.

 

  • Chicos, sed sinceros ¿Se os ha… puesto dura, cuando me habéis visto?

 

Los chicos, incluso Javi, enrojecieron como tomates al oír la pregunta… bajaron o apartaron casi instintivamente las miradas, juntaron las manos… no sabían donde meterse.

 

  • Vamos, es una simple pregunta… venga, por turnos ¿Jesús?

 

A Jesús casi le da un telele. Con su timidez endémica, no podía ni mirarla a la cara cuando respondió, por lo bajinis.

 

  • No… claro que no.

  • Mmm, vaya, pues que pena… ¿Luis?

  • ¿Yo? Nooo…

  • Mmmm ¿Y a tí, Rafa?

  • Noo, Doña Carmen, que va.. Yo.. no.

  • Vaya, qué lastima, y a ti, ¿Mi cielo?

 

Javi ya sabía que la única manera de no perder el jueguecito era no jugar a él como su madre quería… Ahora se arrepentía de no haber tenido más empatía con ella, pero aún así… no es justo, aquello era demasiado.

 

  • Sí. A mí sí. 

  • ¿Cómo? ¿A tí sí qué?

  • Si se me ha puesto dura al verte, Mami -confesó Javi con las orejas ardiendo-

 

Carmen se puso contenta al oír eso. Su hijo la seguía encontrando deseable, después de todo. Podría incluso dejarlo ahí y no hacer más sangre… pero honestamente, aquello la estaba excitando muchísimo, y ya puestos, decidió acabarlo.

 

  • ¡Bien! Bueno, al menos Javi ha dicho la verdad… el resto habéis mentido como bellacos, así que.. A pagar prenda. Mmmm digamos… los pantalones.

 

Los chicos protestaron, pero muy poco y sin convencimiento ninguno… todos habían mentido, y lo sabían. Mirándose los unos a los otros, se quitaron los pantalones. El que más y el que menos marcaba una erección en los calzoncillos.

 

  • Mmm, pero mira que sois mentirosos… -se relamió Carmen al verles, y se sentó de nuevo entre Luis y Rafa, dirigiéndose hacia éste último y llevándose un dedito a los labios, otra vez poniéndose pensativa- A ver, mi segunda pregunta… Rafa, ¿Qué es lo que más te apetece hacer ahora?

  • ¿A… A mí? -Rafa puso cara de situación, queriendo que se lo tragase la tierra-

  • Claro, a todos… Si pudierais hacer lo que quisierais, ¿Qué es lo que más haríais?

 

Los chavales apartaron la miradas, rehuyendo lo obvio. Carmen decidió presionarles un poco para quitarles la timidez.

 

  • Vamos, ya sabéis lo que pasa si mentís… luego no tendréis más remedio que pagar prenda. -de nuevo volvió a centrarse en Rafa, pasándole un dedito por la piel desnuda de su muslo, casi por el calzoncillo- Anda Rafa, dime ¿Qué te apetecería hacer?

  • Yo.. no sé…

  • Es que no podrías hacer mucho porque tienes esto hinchado y el calzoncillo te aprieta, ¿No es eso? -dijo pasando la yema de su dedo por el duro y abultado paquete de Rafa-

  • Bueno, yo… no sé… no, supongo que no…

  • Vamos, pues algo tendrás que hacer… ¿Por qué no te tocas hasta… bajarte la hinchazón?

 

El resto alucinaba, Javi saltó.

 

  • ¡¡Mamáaa!! ¡Ya vale! -protestó-

  • Vaya.. ¿Qué pasa cielo, es que tu también quieres?

  • ¡¡No!! ¡No es eso!

  • ¿No quieres?

  • ¡No!

  • Vaya, pues es una lástima… porque ahora mismo iba a ayudar a tus amiguitos ¿Verdad chicos?

 

Y diciendo esto, puso una mano en cada paquete a ambos lados, la izquierda en el de Luis y la derecha en el de Rafa… y empezó a masajearles, casi pajeándoles, por encima de sus calzoncillos. Ambos lanzaron un laargo gemido. Después se volvió, mirando a Jesús por encima del hombro:

 

  • Jesús, cielo, no te preocupes, no me he olvidado de ti… De momento, ¿Por qué no te la coges y te la meneas mirándome el culo? Vamos, no seas tímido, míramelo -dijo contoneándolo hacia él- y hazte una buena paja así, mira.

 

Sonriendo lasciva, tiró de ambos calzoncillos de Rafa y Luis. Sus pollas saltaron como resortes, totalmente erectas. Estaban venosas y babeantes de llevar tanto tiempo excitadas… Carmen las cogió con sus manos y empezó a pajearlas. Los chicos soltaron sendos gemidos largos y desangelados… era la primera vez que alguien que no fueran ellos les tocaba de esa manera. Las femeninas manos de mujer de Carmen cogiéndoles sus pollas con firmeza casi hace que se corran allí mismo.

  • ¡¡AAAaaahhhhhhh, Dioooosss!!

  • ¡¡¡Aaaahhhhhh, jodeerrr!!!

 

Ambos alternaban entre cerrar los ojos de placer, y abrirlos, mirando con deseo el escote de Carmen y con alucine la cara de lascivia de ésta. Ella se giró para comprobar de nuevo a Jesús. Estaba cortado, sin decidirse a hacer nada, aunque indudablemente hiperexcitado.

 

  • Mmmm ¡Jesús! Si te he dicho que te tocaras! Anda, ven aquí… No te preocupes, yo te ayudaré

 

Jesús se levantó y fue tímidamente hasta donde estaba Carmen en cuclillas ocupándose de las dos pollas de sus amigos. Su cara le llegaba por el vientre del chico. Con cara de viciosa mordió la goma de sus calzoncillos y tiró hacia abajo como una perrita, liberando su erección. Acto seguido, abrió la boca y se metió en ella la polla de Jesús, comenzando a mamarla.

 

  • Ahh, Doña Carmen, no, qué haceeaAAHH!!! Dioooosss!!!

  • ¡Joder, tío! ¡Te la está chupando! -Carmen notó cómo las pollas de sus manos se ponían aún más duras tan pronto la vieron empezar a comer polla-

  • ¡¡Javi, tio, tu madre se la está chupando a Jesús!!

 

Echó un vistazo a su hijo. Con los brazos cruzados en su sillón, su cara estaba seria, estaba visiblemente enfadado. Después de que ella le cortase dos veces, había renunciado de momento a quejarse de nuevo, pero no por ello convenía con lo que pasaba. Hacía un esfuerzo por mirar ostensiblemente hacia otro lado, aunque claramente se le iba la vista hacia el espectáculo que su madre y sus tres amigos estaban dando. Abrazaba un cojín en su regazo, seguramente para tapar la tremenda erección que sin duda tenía. Carmen sintió ternura hacia él. Su pequeño era orgulloso. Sin duda en su fuero interno se moría por participar, pero su amor propio se lo impedía. Estuvo orgullosa de él. Tal vez luego le premiase.

 

Volvió a lo que estaba haciendo. Carmen estaba cada vez más cachonda, pero no por eso dejaba de estar en el absoluto control de la situación. En cuestiones de sexo, podía ser toda una maestra, como una directora de orquesta. Sabía que si seguía así, enseguida recibiría una fugaz lluvia de semen, y se acabaría la diversión. Y aún planeaba divertirse un rato más.

 

  • Y ahora os la voy a chupar también a vosotros -dijo viciosa-

 

Dejó las tres pollas y las cambió de orden. Sabía que incluso la breve pausa pondría cierto freno a la excitación de los chavales, impidiendo que se corrieran demasiado pronto, pero manteniéndolos calientes. Empezó a pajear las de Rafa y Jesús, y se lanzó a comer la de Luis. Según su experto ojo, era el más lanzado de los cuatro. Era, dentro de los límites de que todos eran formalitos, el pequeño sinvergüenza que hay en todo grupito de amigos, y por tanto el ideal para caldear el ambiente un poquito más. 

 

  • ¡¡Ooohhh, dios, si, qué mamada, Doña Carmeeeen!!

  • Mmmm, puedes tutearme y llamarme Carmen, si quieres… yo diría que hay confianza -dijo Carmen, viciosa- a no ser que quieras llamarme otra cosa

 

La cara de Luis, ya excitadísima por la mamada, se iluminó todavía más.

 

  • ¿Ah, si? ¿Y cómo quieres que te llame, Carmen?

  • Llámame como quieras… mientras te decides y me ordenas que te enseñe las tetas que me llevas mirando desde que entré por la puerta -forzó Carmen un poquito más, mirándole a los ojos-

 

Luis alucinó, quedándose sin palabras un par de segundos mirando fijamente a Carmen -que seguía chupándole la polla, viciosa, sin romper el contacto visual- antes de reaccionar.

 

  • Joderr… -suspiró mientras reunía el valor suficiente- vamos, enséñame las tetas, Carmen.. ¡So guarra!

 

Se hizo un terrible silencio durante unos segundos… incluso hipercalientes como estaban, a Rafa y Jesús y el propio Luis se les paró el corazón ¿Dejaría de hacerles todo eso? ¿Les cruzaría la cara? ¿Javi se cabrearía? 

 

En lugar de todo eso Carmen se irguió delante de ellos dejando de chupar y pajear durante un momento, para llevarse las manos al cierre del sujetador y abrírselo delante de ellos, liberando sus dos enormes tetas. Luego volvió a acercarse a los chicos, agarró las pollas de Rafa y Jesús y les animó a amorrarse a sus tetas, cada uno a un pezón, mientras les pajeaba. Se le lanzaron como terneros lactantes, mamando sus pechos con avidez. Después miró a Luis, y abrió la boca sacando su lengua con cara de vicio.

 

  • Vamos, Luis… ya me he sacado las tetas como querías… ahora puedes seguir follando mi cara de guarra, cielo.

 

Luis no dudó ni un segundo, y se lanzó a metérsela de nuevo en la boca, penetrándosela. Carmen se la introducía sin problemas hasta el fondo a cada empellón. Forzando un poquito la garganta, una o dos de cada tres veces, se la metía un poco más y sus labios rodeaban los huevos del chaval, dejándole marcas de carmín en ellos.

 

  • ¡Oohh, dios, qué tetas Carmen!

  • ¡Joder, mmm están riquísimass! ¡¡Y me encanta ver tu culo en tanga!!

  • ¡¡Joder, es la mejor paja de mi vida, no parees!!

 

Los chavales por fin se iban animando. Poco a poco. Carmen decidió subir un poco más… se giró a Rafa.

 

  • Raafaaa -dijo, con voz de nenita calentona- aún no me has dejado chupar tu polla… ¿Es que no me vas a dejar que me coma ese pedazo de rabo que tienes?

 

Ni siquiera en esa situación podía dejar de lado del todo su instinto cariñoso. Rafa era el gordito del grupo, y en consecuencia el más inseguro. Se propuso elevarle la autoestima tanto que ni su madre le reconociese cuando acabara con él. Le miró con cara de viciosa mientras él titubeaba, sin saber qué responder.

 

  • Mmmm ven aquí, nada de videojuegos, enséñame cómo tratas a una puta en tanga en la realidad

 

Se arrodilló delante de él y lamió sus huevos. Estaban sudados, entre los muslos rollizos. Se los metió en la boca y los chupó, mientras la polla de él estaba increíblemente dura. Incluso bajó un poco más y, agarrándole una nalga con cada mano, se las abrió y le lamió el ano.

 

  • ¡¡Ooohhh, Diosss, Carmen, sii!! ¡¡Joder, la tengo durísimaa!! ¡¡Chúpamela otra vez por favooor!!

  • ¡¡Nada de “Carmen” ni “por favor”!! ¡¡Llámame puta!!

  • ¡¡Joder, chúpamela, putaa!!

  • ¿Eso quieres? ¡Creía que eras un macho de verdad, no un mocito remilgadoo! ¿Es que no me vas a dar polla?

  • ¡Si, joder, eso es lo que quiero!

  • ¡¡Entonces vamos, dame lo mio!!

 

Dijo Carmen tumbándose boca arriba en la mesa de los aperitivos. Rafa se avalanzó sobre ella y siguiendo sus gestos le bajó el tanga hasta las rodillas. Ella se abrió mucho de piernas y las levantó, quedándose en esa posición cogiéndose de sus propios tacones.

 

No las tenía todas consigo, pero Rafa finalmente se portó y, desmañada y primitivamente, la penetró sin miramientos y empezó a follarla.

 

Para cuando el muchacho la penetró, el coño ya le goteaba de la excitación creciente y prolongada. Sin impostar nada en absoluto, con la polla de Rafa follándola, se corrió allí mismo. Abrió mucho la boca y puso los ojos en blanco de la fuerza del implacable orgasmo que recorrió todo su cuerpo.

 

Estaba desnuda y bocaarriba tumbada en la mesa, rodeada de comida rápida y dos amigos de sus hijos que se pajeaban mientras otro la follaba, y su hijo la miraba, severo, con una mezcla de excitación mal disimulada y cabreo. Por si fuera poco, a su brutal orgasmo Rafa había hecho caso omiso, y seguía bombeándola sin piedad con una gota de sudor cayéndole por la frente. Nunca se había sentido tan puta.

 

  • Mmmm vamos, ¿No queriais una fiesta? ¡Pues disfrutad de la fiesta! ¡Bebida, comida, y una puta para vosotrooos!

 

Rafa se abandonó finalmente al placer. Se follaba el coño de Carmen mecánicamente, concentrado en su gozo. En un momento dado, cogió un grasiento trozo de pizza de al lado de su cuerpo desnudo y comenzó a comérselo, los hilos de queso derretido cayendo sobre el vientre de ella, mientras la follaba. Carmen pajeaba y chupaba tres pollas alternativamente, mientras tanto. En un momento dado, desde abajo, el cuerpo de Luis le llamó la atención. Un vientre planísimo coronaba su polla lampiña, dura y suave, que se erguía entre sus muslos tonificados… le cogió de las caderas y le dio la vuelta. La visión de su culito pequeño redondo y firme la puso aún más caliente… le abrió las nalgas con las manos y lamió desde su escroto hasta su perineo con lascivia, justo antes de introducirle la lengua, entera, en el ano.

 

  • ¡¡¡Oooohh, joder, Carmen, dios, siiii!!! ¡¡Por dios, que gustazooo!! ¡No aguanto más, joder, quiero correrme!

  • ¡¡Y yooo!! Carmen, ¿Puedo? ¡Porfaaa!

 

Carmen quería un final a la altura. Ladeó la cabeza y miró a su hijo con ojos de infinita lascivia.

 

  • Preguntádselo a Javi

 

Nadie esperaba esa respuesta, ni siquiera el propio Javi, cuya excitación había alcanzado cotas estratosféricas, pero que aún así había logrado resistir la tentación hasta de tocarse. Miró a su madre con naturalidad por primera vez en mucho tiempo, y ésta le devolvió una expresión reconciliadora, amorosa.

 

  • Vamos, cielo… es tu cumpleaños, al fin y al cabo, ya es hora de que te diviertas.

 

No tuvo que decírselo dos veces. Javi no aguantó más, se desabrochó el pantalón y se la sacó allí mismo. Mostrando por fin su polla ya gruesa, durísima, venosa y babeante de la larga y privativa excitación, empezando a masturbarse por fin -no pudo evitar cerrar por un momento los ojos al tocarse- antes de mirar al resto.

 

  • Chúpasela a Rafa otra vez.

 

Con una sonrisa, Carmen obedeció. Ya estaba, era el último y, a la postre el único importante. Todo había sido, al final, una fiesta en honor de él. Aunque él ni lo supiera. Como madre y como mujer amante experimentada, conocía a su hijo y lo que le excitaría mejor incluso que él mismo. Mirándole a los ojos, se introdujo de nuevo la polla de su amigo en la boca y comenzó a mamársela, sin apartar la vista. Rafa gimió, no iba a aguantar mucho más.

 

  • Ahora… Jesús, fóllatela.

  • ¿Se.. Seguro? No quiero malos rollos…

  • Si, venga. Tío, quiero que te folles a mi madre delante mía.

 

Carmen tuvo otro secreto orgasmo cuando Jesús, sin demora, se la metió y empezó a embestirla. Empezaba perder la cuenta de cuántos había tenido. Bien que le costaba llegar a ése estado de excitación, pero cuando lo conseguía, merecía la pena.

 

  • Luis…

  • Dime, tío

  • Ábrele el culo… y métesela

  • No jodas, ¿En serio?

  • Sí… vamos, quiero ver cómo te la follas por el culo

 

Carmen puso los ojos en blanco y babeó de puro placer cuando, tras escuchar esas palabras de boca de su propio hijo, sintió las manos de Luis abrir sus nalgas y después el cipote de este apoyarse brevemente a la entrada de su ojete para después abrirse camino por su recto.

 

  • ¡¡AAAHHHHH joder, siii!! ¡¡Aaahhh, me corro, me corro otra vez, joder, me estáis volviendo locaaaAHH!!

  • ¡¡Ooohh joder, qué culoo!! -gemía Luis descontroladamente clavando algo más que los ojos en el precioso culo redondo, firme y grande de Carmen-

  • ¿Te gusta? -preguntó Javi a Luis, al borde del orgasmo mientras se masturbaba mirando la escena-

  • ¡¡Ooohhh joder, que si me gusta!! ¡¡Mierda, mira como le peto el culo a la zorra de tu madre tiooo!! ¡¡Me voy a correr enculando a tu madre delante tuyaaaAHH!!

  • ¡¡Si, joder!! ¡¡Vamos, quiero ver cómo os corréiis en ella!! -gemía Javi descontroladamente-

  • ¡¡Si, pues mira, me corro yo también me corro en tu coño a pelo Carmen me corro enterooooOOHH!!

  • Sí, cielo, vamos, eyacula dentro de.. ¡Oooohh joder cuanta lecheee! ¡¡Me estáis rellenando el culo y el coño, cabrones!! ¡Vamos, Rafa, no te quedes atrás, lo estás deseando, vacía tus huevos en mi cara, cariño!

  • ¡¡Ooohh joder, siiii!! ¡¡Me corro, me corro, me corro en tu puta cara, zorraaAAHH!!

 

Javi no aguantaba más, iba a llegar al mejor orgasmo de su vida viendo cómo, mientras sus amigos Luis y Jesús doblepenetraban a su madre, Rafa descargaba una inhumanamente abundante corrida en su cara. Para cuando terminaron y cayeron, derrengados, en sus respectivos sofás, iba a eyacular.

 

  • ¡¡Mamáaa!! ¡¡Mami, no aguanto más, no aguanto, me corrooo!!

  • ¡¡Mmm, espera, cielo, espérame, mm!!

 

Carmen se lanzó a engullir su rabo hasta el mismísimo fondo de su garganta. Tragó tan al fondo que podía lamer y acariciar con sus labios los testículos de Javi, que eyaculó profusamente en su garganta mientras ella no dejaba de mirarle fijamente a los ojos. Sabía que eso le volvía loco.

 

  • ¡¡¡¡AAAAAAHHHHH dios, es el mejor de mi vidaaAAAAHHHHH!!!!

 

Cuando terminó, se hizo el silencio, ante el agotamiento de todos los presentes. Carmen miró el reloj, y creyó conveniente retirarse.

 

  • Javi… encárgate tú de los invitados -tras haber dicho esto, se dirigió al resto de chavales- Chicos, ha sido divertidísimo… si os portáis bien a lo mejor se repite

 

Y se fue a la cocina, tirándoles un beso. Recogió algunos de los platos, mientras oía cómo Javi les pedía discreción, y ellos asentían, apresuradamente encantados. Tras oír la puerta cerrarse tras ellos, vió a Javi aparecer en el marco de la puerta de la cocina.

 

  • Ya se han ido -constató para romper el hielo. Carmen sonrió-

  • Eso he oido. Lo habéis pasado bien.

  • Sí…Oye, Mamá, yo.. No sé qué decir, me porté como un idiota y… lo hemos pasado muy bien, perdón y… gracias.

 

Carmen se acercó a él con ternura y le besó en la frente.

 

  • No te preocupes cielo, ya sé que… a veces ni siquiera tú sabes muy bien lo que quieres… Pero tranquilo. Para eso está tu madre. Felicidades.