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Tarde de primavera

en Amor filial

Como cada tarde, Javier salió de clase, optimista ante la soleada tarde que tenía por delante. Se echó la mochila repleta de libros y cuadernos al hombro, y echó a andar los escasos quince minutos que le separaban de su casa: le esperaban pijama, merienda, la soledad y comodidad de su habitación… el mejor momento del día, sin duda.

Por si fuera poco, la tarde mejoró. Le sacó de sus ensoñaciones mientras caminaba un precioso trasero andando unos metros por delante de él. Cristina, pensó. Iba a su misma clase, y en ella se habían juntado un desarrollo temprano, una belleza innata, y una férrea disciplina de entrenamientos de vóley. Javier miraba embobado su perfecto culito, embutido en unos ajustadísimos vaqueros de cintura baja. Incluso se permitió caminar más deprisa para verlo más de cerca. No me lo puedo creer, pensó, incluso veo las tiritas de su tanga negro por encima de la cintura.

Cuando por fin ella giró separándose de la ruta de él, Javi estaba ya considerablemente excitado. Las ganas de llegar a su cuarto y relajarse se habían convertido más bien en una imperiosa necesidad. Apretó el paso.

Llamó al telefonillo. Sus pensamientos no se aclaraban, no podía dejar de pensar en Cristina, en su melena castaña y brillante meneándose un palmo por encima de su espectacular trasero. Se le había insinuado durante toda la jornada, sentada en su pupitre, y por pura casualidad había podido contemplarlo en toda su gloria durante largos minutos sin interrupción durante el camino. Sólo el poderse desfogar ante esa visión hubiera podido mejorarlo, pero tendría que conformarse con hacerlo ahora, en la intimidad,  con su fresco recuerdo en mente. Ni siquiera escuchó el saludo de su madre por el interfono, subió con prisa y entró en casa. Allí le esperaba su madre… el último escollo antes de retirarse a sus aposentos. Con fastidio, se dispuso a repetir el ritual de cada tarde:

  • ¿Qué tal, cielo, como ha ido hoy el cole? –dijo ella dándole un tierno beso en la mejilla-

  • Muy bien, mami…

Por segunda vez en la tarde, Javier se quedó completamente embobado ante la visión de una mujer: Su madre le miraba con ternura tras besarle, cubierta por una bata de flores, entre cuyas aperturas sólo tenía ojos para dos cosas: sus piernas, preciosas y bien torneadas, y su escote. El pecho generoso de su madre se erguía como un precioso mostrador, firme y redondo. Javier se quedó sin respiración; los pensamientos se agolpaban sin sentido en su cabeza, sólo sabía que necesitaba irse a su habitación.

  • ¿Estás bien? Te noto… agobiado

  • Si, mamá, perfecto, es sólo que he tenido Gimnasia, nada más

  • ¿De verdad? -inquirió-

  • Si… sólo voy a irme a mi cuarto, a hacer los deberes

  • Vale… ¿Quieres que te lleve la merienda? (Dijo ella, ya yéndose de nuevo a la cocina)

  • ¡Claro, luego! (dijo él ya corriendo escaleras arriba)

Se metió en su cuarto -¡Por fin!, pensó cerrando la puerta tras de sí- y tiró la mochila a un rincón. Como hacía siempre, repitió la rutina: Bajarse los vaqueros, quitarse el jersey, y quedarse en un corto y cómodo pantalón de pijama con su camiseta. Coger un paquete de pañuelos de papel, sentarse en su escritorio, encender el ordenador, abrir un libro y un cuaderno como coartada, y buscar excitación por Internet mientras con la mano derecha se agarraba el miembro. Esta vez, sin embargo, no necesitó navegar durante diez minutos hasta encontrar un video o una galería de su agrado… como una visión, enseguida acudió a su mente la imagen del precioso culo de su compañera Cristina. Apartando la vista de la pantalla y la mano del ratón, se sacó el pene y empezó a masturbárselo. Mmmm, Cristina, pensó... ése culito redondo y duro es perfecto…insuperable… salvo por…

Durante un segundo se asustó antes su hilo de pensamiento y paró. El escote de su madre. Pero el remordimiento sólo fue fugaz, estaba demasiado caliente, y cuando la imagen de aquel espectacular canalillo cruzó por su mente de nuevo, cayó en la excitación, la lascivia, y volvió a pajearse recreándose en aquel cuadro. Recostado contra su silla, recreándose en la masturbación con los ojos cerrados.. ni siquiera oyó cómo su madre entraba en el cuarto con un sándwich y un vaso de cola-cao.

  • ¡Ejem! ¿Quieres merendar, cielo?

Javi pegó un respingo de un palmo del susto, antes de arrimarse todo lo que pudo al escritorio para ocultar su pene y bajar la mirada al libro que tenía abierto ahí. Un calor inaguantable le subía hasta la cara y las orejas, que le ardían de la vergüenza. Su madre lo había pillado, eso seguro, pero él, con el corazón en un puño, iba a fingir que no había pasado nada hasta pasar el mal trago.

  • Claro, mami, gracias… - dijo con un hilillo de voz mientras su madre apoyaba el plato y el vaso en la mesa -

Su madre, en cambio, le miraba divertida. Nunca lo había visto tan absolutamente avergonzado. Para ella era algo perfectamente natural, pero su pequeño estaba rojo como un tomate. Le inspiró tanta ternura que deseaba consolarlo… pero de momento decidió que le quitaría hierro al asunto bromeando.. para pesadilla de Javi, que sólo quería que se fuese y no volver a pensar en lo que había pasado.

  • ¿Qué hacías?¿Qué tenemos aquí? - dijo divertida, tirando hacia atrás de la silla con ruedecitas del escritorio donde Javi se sentaba-

A Javier casi le dió un infarto, de repente miró a su madre con su pene completamente erecto, desnudo de cintura para abajo delante de ella, que le miraba sonriendo. Se tapó como pudo, sin mucho éxito, con ambas manos.

  • ¡Mamá! Na..nada, es que.. me picaba, y… - ni siquiera pudo continuar de lo absurdo de la situación -

  • ¡Jajajaja! No hace falta que te avergüences, cariño… ni que te tapes… no es nada malo -dijo con ternura, volviendo a sentirse mal al percibirle tan vulnerable- Escucha… siento haberte avergonzado, sólo era una broma, no quería que te sintieras mal… noes nada, es algo completamente natural… a ver, enséñamela -digo amigablemente, separandole las manos- mmmm, ¡Vaya, cómo ha crecido mi niño! Ya no eres tan pequeño, ¿eh?

De algún modo, esperaba que Javi se relajase, pero no estaba teniendo mucho éxito… él seguía rojo y paralizado, con una media sonrisa de situación y la mirada baja. Decidió ir más allá:

  • A ver, enséñame qué veías -dijo encendiendo el monitor del ordenador- no te avergüences, no estoy muy de acuerdo en que veas pornografía con tu edad, pero bueno, entiendo que tengas curiosi...vaya…

Dejó de hablar al ver lo que Javi veía: Un video muy explícito mostraba a un joven musculado y bien dotado penetrar por varios sitios y sin delicadeza a una atractiva madura, que recibía con ansias y gemidos exagerados los embates una y otra vez. Slutty whore step-mom receives dick, rezaba el título. El vocabulario del mismo palidecía con las lindezas que se dedicaban ambos protagonistas en el vídeo.

  • Yo.. lo.. siento.. mamá… ahora lo… quito… -dijo Javi. Toda la vergüenza y el sentimiento de culpabilidad que sentía se reflejaron en su voz hasta que la barbilla le tembló-

  • No, es sólo que… bueno… no sé si apruebo que veas contenido...  tan… para mayores… -se corrigió, queriendo ser sincera- Es que creía que eras… bueno, demasiado niño para estas cosas… -sonrió emotiva, y esta vez no se resistió al arranque de cariño hacia su pequeño- Vamos, que te he interrumpido, y no quería cortarte el rollo -añadió jovial- venga, sigue viéndolo.

A Javi casi le dió vértigo el cambio de situación: Su madre giró de nuevo la silla hasta dejarle mirando hacia la pantalla mientras le hablaba amablemente. Casi no lo había asimilado, viendo en el monitor a Lisa Ann practicar una felación, cuando notó un tierno beso de su madre en la mejilla… y cómo su mano le agarraba el pene y empezaba a pajeárselo.

  • Ma..¡mamá! -dijo dando un respingo- ¡¿Qué haces?!

  • Ssshhhh...calla mi niño… mira la peli… relájate y disfruta

Al principio la tensión podía con él, había alcanzado el cénit de la sensación de incomodidad que podía soportar, sin embargo… la excitación sexual empezó, poco a poco, a aparecer. La mano de su madre, suave pero grande en comparación con su polla, le masturbaba con maestría. Era mucho mejor que él, incluso. Al cabo de dos minutos de reloj, estaba relajado y dejándose hacer… al tercero, empezó a ver la situación con otros ojos, a querer más y a explorar los límites de lo permitido. Las imágenes de la pantalla le daban igual, y toda su calentura se basaba en la mano de su madre subiendo y bajando por el tronco de su pene.

Con cautela, como sin quererlo, llevó su mano a la de su madre y empezó a acariciarla… sus ojos se encontraron con los de ella. Él estaba casi asustado, pero ella reflejaba total confianza y seguridad, cariño y ternura. Ella le conocía mejor que él mismo. Volvió a girar la silla hacia ella y siguió pajeándolo, consciente de que su hijo hacía rato que no miraba el ordenador. Sintió ternura al ver que aún así, en esa postura, su hijo bajaba la mirada cuando sus ojos encontraban los de él mirándole el escote. Seductora, mirándole a los ojos, se desprendió de su bata exhibiéndose sin dejar de masturbarlo: Un precioso conjunto de sujetador y tanga de encaje adornaba el exuberante cuerpazo de su madre, de pechos generosos y culazo rotundo.

Los ojos casi se le salen de las órbitas… por si fuera poco, su madre llevó las manitas de él hasta su cuerpazo.. no necesitó más. Presa del deseo, Javi empezó a sobarle sin miramientos culo y tetas, mientras ella le pajeaba.

Ella empezó a excitarse también.. la lascivia empezó a influir en su juicio. Cachonda, decidió que, ya que estaba le daría a su hijo un orgasmo digno de recordar… y de paso le enseñaría una valiosa lección.

  • ¿Te gusta, cielo?

  • Dios, mami, esto es el Cielo, eres la mejor, aahhh

  • Pues… ¿Sabes? Mami se está cansando… vamos a probar otra cosita… ¿Que quieres que te haga ahora?

Javier la miró, anonadado.

  • ¿Cómo?¿Otra cosa?

  • Si… lo que quieras (Dijo ella mirándole pícara)

  • Bueno, yo… no sé… esto está bien…

  • No. “Esto” no. Tienes que decidir, y tienes que pedirmelo. Te haré lo que quieras pero tienes que empezar a llevar tú algo de iniciativa.

  • Bueno… ¿Podrías… hacérmelo… ya sabes… con la boca? (dijo nervioso)

Su madre sonrío, juguetona, y le dió un lametón intenso y largo, de abajo a arriba, desde su escroto hasta la punta de su pene.

  • ¡Aaaahhhh!

  • ¿Algo así?

  • ¡¡Si, porfa!!

  • Pues pídelo bien -dijo masturbándole- No te voy a hacer nada más hasta que me lo pidas bien… vamos, estabas viendo esa guarrada de vídeo ¿No has aprendido nada?

  • Porfa puedes… ¿chupármela?

Otro solitario lametón

  • ¡¡Aaahhhh!! -su excitación se incrementaba-

  • ¿Éso es una pregunta? No era lo mismo cuando veías el vídeo, ¿verdad? ¡Vamos, tienes que aprender a llevar tú también las riendas! ¡Ordénamelo!

  • Pero…

  • ¡Vamos! -bajó el tono un poco- Vamos, cariño, te prometo que no me voy a enfadar… ahora soy una mujer, no tu madre. No te preocupes y déjate llevar, pierde la vergüenza y suéltalo...vamos.

(Sin creerse lo que iba a hacer, Javier hizo acopio de todo su valor y, con el corazón a mil por hora, gritó)

  • Joder, he dicho que me la chupes…¡PUTA!

Se hizo un terrible silencio durante una fracción de segundo… Javier casi se arrepintió hasta el infinito de lo que acababa de hacer, pero… Su madre engulló su polla de una sola vez, y empezó a hacerle una mamada de campeonato. Su cabeza bajaba y subía rápidamente por su verga. Javi la cogía de los lados de su cabeza, follándose la boca de su madre mientras clavaba sus ojos en su precioso culo en tanga.

  • ¡¡¡Ooohhh, siiii!!! ¡¡Ya no aguanto mucho más…!!

  • Mmmmm, vamos, dámelo todo ¿Dónde te quieres correr, mi cielo?

  • Yo… no sé…

  • Vamos, ¿Dónde?

  • En tus.. pechos...

  • ¡¡Venga, ordénamelo!! -dijo ella pajeándole fuerte y rápidamente-

Javi estalló

  • ¡¡Quiero correrme en tus tetas, zorra!!

Su madre se desabrochó el sujetador, liberando sus dos enormes y redondos melones ante el ojiplático Javi, que aún se quedó más alucinado al escucharla mientras le pajeaba a más no poder:

  • ¡Si! ¡¡Vamos, cariño!! ¡¡Léfame las tetas, cielo!! ¡¡Córrete entero y vacía tus huevos en mis tetonas de puta!! ¡¡¡¡Quiero ser tu furcia y que me lo eches todo en mis tetonas de guarraa!!!!

 

  • ¡AAAAAHHHHH! ¡¡¡Eso es lo que quieres, pues ponme ahi las tetas que me corro!!! ¡¡¡Toma corrida, putaaa!!!

Javier no aguantó y se corrió como una fuente. Nunca había tenido un orgasmo así, sintió un placer indescriptible, y cómo se le iba la vida en forma de chorro tras chorro de semen blanco espeso, grumoso y caliente, que iba a parar a la cara viciosa y tetas enormes de su madre mientras le pajeaba, ordeñandolo.

Tras soltar el último se derrumbó prácticamente desmayado en la silla. Su madre cambió la expresión y sonrió, con la misma expresión cariñosa y divertida que tenía al empezar. Le dió un beso en la frente, recogió su bata y su sujetador y le dijo con ternura:

  • Cómete la merienda.. te sentará bien para reponer fuerzas.

  • Yo...gracias mami…

  • De nada cariño, no hay que darlas.

  • Mami...

  • ¿Si, cielo?

  • Te quiero.

  • Y yo a ti, cariño.