Ya llevaba 7 días en castidad y cada día que pasaba me sentía más sumiso, más cornudo y más puta. Así que la castidad me hacía soñar con fantasías que escribía y luego te daba para que las leyeras, por si querías cumplirlas o no. Soy tu sumiso cornudo e impotente y tú lo decides todo.
No follaré jamás contigo. Nunca. Jamás, me dijiste por el Messenger. Y acepté. Me parecía lógico que una Diosa se negara a que un sumiso esclavo profanara su sagrado coño con su polla. "Yo, por el contrario, follaré con quien quiera, cuando quiera y como quieras. Y acepté en el acto. La amaba.
Yo la amaba tanto que acepté casarme con ella para que sus padres no supieran que amaba a otro, que tenía un amante con el que follaba en nuestra cama de matrimonio.
Desde un principio me dejó claro que yo sería su marido cornudo y que jamás podría penetrarla. Y acepte una por una todas sus condiciones. Me rendí desde el primer momento que la vi y dije sí a todas sus condiciones. Una por una.
Ella puede follar con quien quiera, como quiera, donde quiera y cuando quiera. Puede hacerme cornudo, pero he de estar yo siempre presente. Hasta ahora.
Ella trabajaba en un topless cuando la conocí y me enamoré de ella. Tenía chulo, según me dijo, pero lo acepté porque la amaba con locura y pasión.
Te llamabas Sandrita y eras su secretaria. Eso me dijiste. Lo deseabas, era su puta, pero él estaba casado. Me escribiste para contestar a mi contacto y quedamos en una cafetería. Allí me explicaste que tenías 20 años, que eras su secretaria, su puta particular, su coño privado y que te morías de ganas por seguir siéndolo porque ser su puta era para ti un sueño. Pero también quería casarte y necesitabas un marido cornudo que lo aceptara.
Siempre que sales con tus amigas te recibo en la puerta para lamerte el coño y paladear la excitación que te ha provocado otro macho.
Esta mañana te he despertado más tarde, cerca de las 11, porque hoy no trabajas y puede haraganear todo lo que quieras, porque además yo ya me había levantado, le había dado un repaso a la casa, te había preparado el desayuno y cuando te desperté lamiéndote el culo, ya lo tenía preparado en la bandeja.
Hoy te he despertado como siempre, lamiéndote el culo y el coño con devoción, pasión y ternura, y tú has amanecido entre el placer del primer orgasmo de la mañana. Hoy además se cumplen 16 días de castidad, de completa castidad absoluta por ti, mi Ama y he batido mi propio record que era de 15.
Hoy te he despertado como siempre, lamiéndote el coñito para que tengas un bonito despertar lleno de placer. Y luego te he ayudado a ducharte, a vestirte, te he preparado el desayuno y te he acompañado a la puerta para despedirte, recibir tus últimas órdenes y que tú compruebes que está bien cerrado el cinturón de castidad.
Mi Ama María continúa adiestrándome en mi sumisión a ella y en la perfección y aceptación de mis cuernos consentidos. El jueves me obligó a reconocer ante mi amigo que soy un sumiso cornudo.
Sigue el relato semanal de mi vida como sumiso cornudo yoli, de Ama María. Esta vez toca el miércoles, cuando viene la madre de mi Ama, es decir, mi suegra, y ella también me domina.
Mi Ama María es una preciosa joven de 28 años que me saca muchos años de edad pues yo rozo los 50. Ella luce 95 de pecho, pelo negro, piel morena con pezones gorditos y una anilla en el pezón izquierdo. Su vientre es plano y fuerte, por encima de su sexo depilado aparecen unos deliciosos labios carnosos a los que dan ganas de pegar tu boca y lamer desde el amanecer hasta que llegue la noche. Esta es la mujer que amo y que me hace felizmente cornudo. Gracias, mi Ama por hacerlo.
Diario de cómo ella me va transformando en Yoli, su cornudo sumiso a su servicio como su más sumiso esclavo, como su más sumisa puta.
Mi mujer ha traído a casa a su amante lesbiana y las dos me han convertido en su esclavo.
Mi mujer me ha traído a la Escuela de Cornudos para que aprenda a comportarme.
Esta es la segunda parte de Cornudo y castrado (2)
Esta es la segunda parte de "Cornudo inmigrante" en la que prosigo contando que mi mujer sigue follando con su amante, mientras yo se la chupo a él para darle las gracias. Pero ahora han decidido que ella se quede preñada de él para hacerme más cornudo.
Ella ha conseguido ahora la nacionalidad española porque se ha casado conmigo, pero su amante viene casi todos los días a follársela en nuestra cama de matrimonio, mientras yo los miro y le doy las gracias por hacerme cornudo.
Mi novia y yo somos sumisos y esclavos de una pareja dominante que se la follan a ella y me hacen cornudo mientras me humillan y me hacen gozar.
El diario de mi sumisión a Carolina que me hace cornudo consentido y feliz, muy feliz.
En este diario voy volcando los detalles de mi sumisión a ella como cornudo, que luego ella lee mientras desayuna.
Ella ha ido llevándome con tiento hacia una mayor sumisión hacia ella y ha conseguido que apure el gozo de mi humillación como la miel del placer, al convertirme en un cornudo sumiso. Feliz. Muy feliz.
Mi querida Carolina sigue educándome para que sea un perfecto cornudo sumiso consentido.