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Cuernos inmigrantes

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Cuernos inmigrantes

Ella ha conseguido ahora la nacionalidad española porque se ha casado conmigo, pero su amante viene casi todos los días a follársela en nuestra cama de matrimonio, mientras yo los miro y le doy las gracias por hacerme cornudo.

Puse un anuncio en una web de contactos:

Soy un chico sumiso y busco una chica sumisa para entregarnos los dos a un amo o amos (hombre/mujer). Ella como puta sumisa y yo como cornudo sumiso. Necesito que nuestro amo/a se folle a mi mujer, la trate como su puta esclava y me obligue a mí a chuparle la polla para darle las gracias por hacerme cornudo.

Y me contestó un hombre que me dijo que tenía una amante que era inmigrante, brasileña y que necesitaba a alguien que se casara con ella para que cogiera la nacionalidad y viviera con ella como marido. El sería su marido "oficial" pero sería él el que se la follaría. Me envío una foto de ella y era una brasileña de esas impresionantes, con un hermoso culo, una cintura estrecha y unas tetas erguidas y tiesas. La había conocido en un club de carretera y le había propuesto sacarla de allí y sacarla con un cornudo español. Y ella había aceptado. Me dijo que él nos pagaría el piso, la boda y los gastos de manutención, pero que yo me dedicaría exclusivamente a cuidarla a ella, a tenerla satisfecha en sus necesidades básicas como hacerle la colada, la comida y limpiarle el piso, con objeto de que ella no se cansara ni se le estropearan las manos, pues quería que estuviera fresca y lozana cuando viniera a casa a follarla. Yo tendría que lavarla, secarla, vestirla y darle masajes para que se mantuviera en forma. Por supuesto yo no podría follar con ella, ni tocarla porque sólo estaba autorizado a lamerle el coño una vez que estuviera follada por él y que él se hubiera corrido en su coño que y limpiaría entonces, sólo entonces, con mi lengua.

Me permitía eso sí, que cuando quisiera le lamiera el culo, el agujerito de culo para excitarla y que así ella estuviera todo el tiempo excitada y guarra y que él pudiera disfrutar esa excitación cuando viniera a casa a follar. Como es natural y esto no tenía discusión, tenía que recibirlo a él de rodillas en la puerta, con mi boca abierta por si él quería meter en ella su hermosa polla para que le diera la bienvenida y las gracias por venir a hacerme cornudo. Eso me haría el hombre más feliz del mundo, le contesté. Y nos casamos. La noche de bodas él espero arriba en la habitación del hotel a que yo le subiera en brazos a mi mujer vestida de blanco. Y cuando entré en la habitación la dejé sobre la cama, lo desnudé a él, le sque su hermosa polla y se la chupe para animarlo a que me hiciera cornudo.

- Hágame usted cornudo en mi noche de bodas, mi amo, porque es la ilusión de mi vida -le dije con su polla entre mis labios.

- De acuerdo, pero antes quítale el velo a tu mujer, tráemela a la cama y ofrécemela como buen cornudo que eres.

- Aquí tiene usted, amo, a mi mujer para que se la folle recién casada y en mi noche de bodas, que es la mayor ilusión de cualquier cornudos que se precie.

- Sí, pero antes te pondré el cinturón de castidad

Y me lo puso para que no pudiera ni tocarme y tenerme excitado y más cornudo, según dijo, y que así pudiera tener siempre dispuesta a mi mujer para su disfrute.

Y eso hizo siempre que venía. Me arrodillaba en la puerta y cuando la abría él se bajaba los pantalones y yo le chupaba la polla para agradecerle el inmenso favor que me hacía al hacerme cornudo.

- Estas preparado para que te haga cornudo.

- Sí, amo, estoy dispuesto y ansioso por ser cornudo.

- Entonces tráeme los cuernos

- Sí, amo, ahora mismo

Y corría al armario donde guardaba unos cuernos de vikingo que él me había comprado y se los ofrecía antes de arrodillarme otra vez.

- Aquí tiene usted amo. Hágame cornudo, se lo suplico.

S-i, cornudo, ahora mismo.

Y me ponía los cuernos en la cabeza y yo lo seguía a nuestra habitación donde mi mujer lo esperaba desnuda sobre la cama y precien bañada pues me había preocupado yo de que estuviera bien limpia para nuestro amo.

-Le suplico que se folle usted a mi mujer amo, y espero que la encuentre limpia y jugosa, pues mi placer consiste en que usted goce con mi mujer y sea feliz con ella, para que así pueda seguir haciéndome cornudo. Cuanto más contento esté usted, amo, más feliz seré yo porque eso significa que seguirá haciéndome cornudo

- Pues entonces ofréceme a tu mujer -me decía.

- Sí, amo; aquí tiene usted a mi mujer dispuesta para que usted goce con ella, para que se la folle cuanto quiera porque cuanto más folle con ella más cornudo me hará y más feliz seré.

Y se metía en la cama con ella para besarla, acariciarla y follarla, mientras yo le decía que estaba muy guapa, que la había puesto guapa para él, para que él la disfrutara y fuera feliz; para que gozara con ella porque soy feliz viendo como usted goza, mi amo, y mi placer es ver que usted lo tiene al follarse a mi mujer y hacerme cornudo.

- No sé qué más puedo hacer para ser más cornudo -adañí.

- Yo sí, porque podría preñártela y que tú cuidaras el resto de tu vida de mi hijo.

- Para mí sería un horno, amo, y puede usted hacer lo que quiera.

Pero esa es otra historia.

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