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Diario del cornudo sumiso yoli (martes)

en Hetero: Infidelidad

Hoy me he desvelado antes con el despertador que me avisa todos los días de la hora en la que te tienes que levantar, las 6,30, porque duermo con unos auriculares conectados a él para que el sonido no te moleste a ti y así pueda yo despertarte con delicadeza, sin el molesto timbrazo, y lamiéndote el coño o el culo, según amaneces. Si amaneces boca arriba te despierto lamiéndote el coño y si amaneces boca abajo, te lamo el culo hasta que te despiertas entre el placer de mis lamidas.

Pero este día me he despertado antes de que me sonara porque es un día especial para mí porque los martes me toca la "puesta de cuernos", es el día que viene tu amante fijo Abel y me he de preparar para ello ordenándolo todo, pero sobre todo, preparando la ropa de cama y la ropa que tú vas a lucir ese día, tanto para salir a la calle sexy cuando quedas con él, como para que al llegar te encuentres la cama con las sábanas sin una arruga.

He de advertir que mi Ama María es una preciosa joven de 28 años que me saca muchos años de edad pues yo rozo los 50. Ella luce 95 de pecho, pelo negro, piel morena con pezones gorditos y una anilla en el pezón izquierdo. Su vientre es plano y fuerte, por encima de su sexo depilado aparecen unos deliciosos labios carnosos a los que dan ganas de pegar tu boca y lamer desde el amanecer hasta que llegue la noche.

Luce además una rosa al lado del labio izquierdo que suelo besar de rodillas mientras le digo que la amo, que soy suyo, que le pertenezco, que soy de su propiedad y que ser su sumiso es lo más bonito que me ha ocurrido en la vida. Que no puedo existir sin ella, sin ser su sumiso esclavo porque ella me da la vida al hacerme suyo.

Viste siempre muy arreglada y maquillada pero sin exceso y le encanta el cuero en las botas y la lencería, porque es capaz de gastar lo que sea en zapatos y lencería. Un delicioso "vicio" para mí, porque yo soy fetichista y me encanta la lencería de mujer.

Tiene un pecho precioso y luce el pelo largo hasta media espalda y además tiene un tipazo de modelo de alta costura porque es alta, 185, delgada y fuerte pues va al gimnasio dos horas y a veces se va a correr después del ejercicio. Fuma, pero no bebe y le encanta tirar la ceniza al suelo para que la coja con la lengua, sabiendo el asco que me da.

Pero lo más importante no es su belleza física, que también, sino su elegancia, distinción e inteligencia. Porque es elegante, distinguida, tiene clase y además es creativa y se dedica a las bellas artes. Se le nota que es una mujer orgullosa y altiva en su dignidad de mujer extraordinaria que te hace sentir, nada más conocerla, que ella es superior, que está por encima de ti, que pertenece a una raza superior de ser humano que está por encima de ti y ante la que tú no tienes más remedio que inclinar tu cabeza y rendirte para que te gobierne, y te haga suyo. Porque ser su sumiso esclavo es un premio que no está al alcance de todos.

Esta es la mujer que me domina, a la que me entrego y a la que amo con toda mi alma porque soy suyo desde la raíz de mi pelo hasta la planta de mis pies. Mi voluntad es la suya y sus caprichos son para mi leyes y reglamentos. La amo y estoy orgulloso de ser su cornudo sumiso y de que tenga un amante fijo con el que folla los martes.

Así que cuando ella se dispone a vestirte para salir con él, preparo una ropa sexy que suele lucir muy coqueta para excitarlo y la llevo en brazos a la ducha para lavarte con mimo, e incluso me meto en la ducha con ella por si le apetece mearse sobre mi boca, que es lo que hace casi siempre, para humillarme aún más antes de mi puesta de cuernos.

Pero eso será por la noche, cuando tú, mi Asma María, te preparas para salir con él, porque antes, esta mañana, mientras tú desayunas, he lucido unos cuernos de vikingo que me has puesto y que compraste en una juguetería para recordarme lo que soy y lo que me espera.
- Es para que reflexiones, ambientándote en lo que te espera esta noche y en lo que significan los cuernos en tu sumisión a mí. Es el regalo que te hago al hacerte cornudo consentido. Quiero que lleves el casco y los cuernos todo el día, hasta que venga tu corneador y que hagas la tareas de casa con los cuernos puestos.

Todo el día he de llevar el casco con los cuernos hasta que vengas con tu amante, pero eso será por la noche, porque por la mañana tú te has ido a trabajar como todos los días y yo me he quedado de amo de casa con las braguitas puestas, feminizado como una puta sumisa, como tu marido cornudo. Y con los cuernos en la cabeza. Y antes de despedirte con un dulce beso en los labios, como haces todos los días, me has dicho que me quieres y que lo prepare todo para que esté en condiciones. Y luego me has puesto el cinturón de castidad cb-300 y te has colgado la llave del cuello para que todos puedan verla, aunque muy pocos saben lo que significa. Lo saben tus amigas, tu amante y tu madre Laura y tu hermana Patricia.

La castidad en mi es forzosa porque además de que jamás he follado contigo y que probablemente jamás follaré, sólo puedo recibir el placer de una mujer, de noelia, la puta sumisa maricona micropito de 8 cm que es el marido de su amiga Laura. Sólo puedo gozar con él, es decir, con ella. Y el resto del tiempo en castidad. Aunque a mí no me importa e incluso le he pedido a mi Ama María que si ella lo desea, puede hacerme un piercing Príncipe Alberto, para impedir que no sólo no pueda follar con ella, sino que jamás pueda follar con ninguna otra mujer. Castidad de por vida. Morirme sin follar con ninguna mujer.

Estaba y estoy dispuesto, pero ella lo rechazó porque dijo que le excitaba más el cinturón de castidad o hacerme correr sobre una vasija que coloca debajo de mi cuando estoy a cuatro patas, para ordeñarme como una vaca. O follarme de vez en cuando, mientras me da de hostias, para que así aguante más sin correrme y pueda ella disfrutarme como si yo fuera un vulgar consolador que aguanta. "Porque correrte sí que no vas a correrte", me aclara.

Pero hoy era martes, día de puesta de cuernos y cuando te has marchado a trabajar me he dedicado a poner la lavadora, limpiar la casa, lavar tu ropa interior de rodillas en el bidé, ordenar tus armarios y esperar atento por si me llamas por teléfono porque suele hacerlo casi cada hora para controlarme, para saber que no he salido a la calle sin tu permiso.

Y lo has hecho a las 10 de la mañana, a la hora que paras en el trabajo para tomarte un café y que tú has aprovechado para llamarme por teléfono, conectarte a Internet y decirme a mí que ponga la cámara web. Cuando me dices esto ya sé que tengo que estar con las bragas más limpias que tenga, ponérmelas y colocarme además unas pinzas en los pezones para aparecer a ti de rodillas, entregada y sumisa. Muy puta. Y además, hoy martes, he de aparecer en la webcam con los cuernos puestos.

Y cuando me has visto con ellos me has felicitado y me me has pedido que me dé la vuelta ante la cámara, que te enseñe las bragas, el cinturón de castidad cb-300 que siempre llevo puesto. Y lo he hecho y me has dado el visto bueno, y entonces yo me he arrodillado y te he dicho que te amo, que soy tuyo, que estoy enamorado de ti y que me inclino ante ti para que me domines, me sometas y me sojuzgues completamente con tu voluntad. Para ser lo que tú quieres que sea. Para convertirme en la putita sumisa que siempre has deseado. Y me inclino ante ti porque es lo natural, lo prudente e incluso lo racional y necesario porque tú has nacido para dominarme y yo para ser tu más sumiso esclavo.

Te quiero, amor mío, y me inclino ante ti, ante tu voluntad y ante tu saber estar, tu dominio de ti misma, tu inteligencia, tu elegancia, tu estilo y tu personalidad. Y tu severidad estricta y tu cariño. Tu estricta disciplina y tu dulce posesión. E inclino mi cuello y mi voluntad para que pongas en ella el pie de la tuya, de tus antojos, de tus deseos y caprichos. Porque soy tu sumiso y te amo completamente entregado a ti sin miedo, sin pudor, sin tapujos. Te quiero, amor mío. Te quiero.
- Entonces, inclínate y date diez azotes en el culo con el cepillo.
- Si Ama, lo que tú digas

Y me he agachado para azotarme el culo con tu cepillo de pelo. Siempre lo sueles hacer, castigarme a distancia a través de la webcam, así que lo suelo tener junto a la mesa del ordenador. Y me me he dado diez cepillazos ante ti, ante la webcam, aunque creo que había alguien más porque he oído risas. Quizás sea un nuevo amante tuyo, o tus compañeras de trabajo, no lo sé, pero no lo creo porque sueles respetarme y no me humillas ante desconocidos. Sólo lo haces ante amigas de confianza o tu familia, así que he supuesto que eran risas de fondo.

- Yoli: Que no se te olvide venir a recogerme al trabajo -me has dicho cuando cerrabas la webcam.
- Si Ama.
- Y quítate los cuernos para salir a la calle, que tú eres capaz de venbir con ellos. eres tan cornudo que tengo que frenarte.
- Sí, Ama. Iré sin cuernos, aunque los cuernos los llevo en el alma.
- Lo sé, cornudo, yoli. Naciste cornudo y te morirás cornudo.

Y me he vestido sobre las bragas que siempre llevo puestas, y he acudido al trabajo a recogerte, como todos los días. Soy el único marido que va a recoger a su mujer al trabajo y eso te alegra y te hace sentirte orgullosa. Y te he abiertoi la puerta del calle para que entres, mientras tus compañeras miraban admiradas por lo caballero que soy, por cómo te mimo, aunque no saben que es porque soy tu cornudo sumiso. Y me he sentado a tu lado en el coche y me has traído a casa dejarme en ella y marcharte porque vas a quedar a comer con tu madre.
- Espérame en casa, con los cuernos puestos, cornudo mío.

Y he entrado en nuestra casa, me he desnudado, me he vestido con las braguitas, me he colocado el casco wikingo con los cuernos y te he esperado a que llegues, limpiando el dormitorio donde sé que poco después follarás con tu amante. Y preparando unas sábanas limpias, la ropa sexy que te pondrás para follar con tu macho, con Abel, tu amente fijo que te vuelve loca en la cama con su enorme polla.

Y tú has llegado más tarde y te he recibido en la puerta para lamerte el coño o el culo, según a ti te apetezca. Y esta vez ha sido tu culo el que he lamido con devoción, metiendo mi lengua en él, perfilando con la punta y metiendo mi lengua, hasta que te has cansado o he hecho algo mal, porque me has dicho que pusiera las manos en la espalda. Y luego te has quedado con tus hermosas tetas al aire y yo ya sé lo que viene porque cuando me dices eso y dejas libres tus tetas ante mi vista, sé que me vas a hostiar.

Y me has dado cuatro hostias que me han volteado la cara, aunque tú paras entre cada hostia para que te bese la mano, te dé las gracias y te diga que te quiero. Y luego viene la segunda hostia. Y la tercera, la cuarta, etc, con paradas entre ellas para que te bese la mano que me abofetea, te dé las gracias y te diga que te quiero.
- Por qué me has pegado esta vez - te he preguntado luego.
- Porque sí, porque puedo.
- Es verdad. Siento haber preguntado lo obvio.

Y me has vuelto a dar otra hostia, por preguntarlo, y yo te he cogido luego en brazos para llevarte al baño y volver a ducharte, aunque esta vez si me has permitido que entre en la ducha y te has meado en mi cara y en mi boca. Y luego he salido para secarte y llevarte al dormitorio para vestirte prenda a prenda con objeto de que estés muy guapa y sexy y que así pueda disfrutarte tu macho. Y mientras lo hacía te he dicho que te amo, que te quiero, que quiero ser tuyo eternamente y que soy feliz siendo tu sumiso cornudo.

Y tú me besas en los labios con muchas ternura, porque los besos pasionales y arrebatados los dejas para tu amantes.

- A ti te beso con cariño como a mi querido marido -me dices-, pero a él lo beso con la pasión del amante. Tú me das cariño, él me da placer arrebatado y pasión desenfrenada. A ti te quiero con dulzura, a él lo deseo como mi verdadero macho.

Y cuando te he vestido prenda a prenda, te has mirado en el espejo y me has preguntado si estabas guapa, si estás buena, te he dicho que estás buenísima, para mojar pan, y de un atractivo irresistible. Y tú me has dado un nuevo beso y me has dicho que me quieres.

- Gracias, cornudo, por ayudarme a vestirme para que esté más guapa y deseable para mi macho. Sé que te excita vestirme para que me disfrute otro hombre y conmigo vas a ser muy feliz, te lo aseguro.

Y yo asentí y te besé las manos para darte las gracias. Y esperé a que regresaras echado sobre la alfombra del dormitorio, consolándome con unas bragas que tú te habías quitado para que oliera y no te echara tanto de menos. Y cuando volviste por la noche en sus brazos, os abrí la puerta, os sentasteis en el sofá y os magreasteis mientras yo os preparaba las copas. Eso hice y hago, vestido con las braguitas, el cinturón de castidad y el delantal de doncella francesa.

Porque siempre que follas con tu macho he de estar más femenizado para que él, al verme puta y sumisa, se sienta más macho y te dé más placer. Así que os sirvo las copas en una bandeja y me quedo cerca por si me necesitas para algo, mientras tú te morreas y magreas con tu macho, le metes mano, se la chupas y me miras a los ojos para darme a entender lo que me pierdo.

Porque he de confesar que a mí jamás me has chupado la polla. Nunca. En la vida. Y sé que me moriré sin que me la hayas chupado. Tampoco he follado contigo y sé que probablemente jamás podré hacerlo y que si tenemos hijos lo más seguro es que sean por inseminación artificial. Ya en la noche de bodas me pusiste las cosas claras al advertirme que jamás follaría contigo y como venías satisfecha de tu despedida de soltera en la que follaste con un boy, la pasamos abrazados y con mimos, pero sin follar.

Pero esta noche tú sí que quieres follar, con tu macho, y me has hecho un gesto que ya conozco, para que me anticipe y vaya al dormitorio donde he alisado otra vez las sábanas, he mullido la cama y he vuelto al salón para cogerte en brazos y llevarte a nuestra cama, dejarte en ella y ofrecerte así al hombre que te va a poseer y follar. Y luego, me he arrodillado al lado de la cama para besarte la mano mientras follas con él y decirte que te amo, que te quiero, que soy tuyo y que los cuernos son para mí un acto de amor, de entrega y devoción. Que con ellos te demuestro mi amor total y absoluto por ti, mi entrega y mi sumisión a tu voluntad y tu placer porque mi placer es ver que tú lo tienes.

E incluso gozo cuando me humillas ante tu macho para demostrarle a él que es el macho dominante, cuando me doblas sobre tus muslos y me azotas el culo delante de él para dejármelo rojo, para que él vea que soy tu puta sumisa y que como hombre, no tiene competencia porque él es un macho de verdad y yo tu puta sumisa yoli. Una puta sumisa que te pidió un día que si tú querías, si tú lo disponías y te daba placer, me dejaría incluso azotar el culo por tu macho para ser "cornudo y apaleado" por él, pero tú dijiste que no porque eso era una falta de respeto y me quieres y respetas.

Eso recuerdo mientras me azotas el culo y cuando me lo has dejado rojo y te he dicho que te quiero al besarte la mano con la que me has azotado, has vuelto a la cama para seguir follando con él, para que vuelva a hacer que te corras.

Y bien corrida, porque tu macho te hace gozar y de vez en cuando, incluso, tú me obligas a chuparle a él la polla para excitarlo y que así te pueda follar de nuevo, otra vez, y mucho mejor. Y yo me esmero en chupársela porque sé que cuando más dura se la ponga más placer te dará a ti y más feliz seré yo al verte gozar. Y entonces me arrodillo ante él y se la chupo para reconocerlo como macho dominante y reconocerme yo como puta sumisa. Le chupo la polla, le lamo los huevos y le doy besitos tiernos para ponérsela bien dura y que tú te lo puedas follar.

Y lo consigo, porque creo que te lo follaste cuatro veces y cuando se fue, me llamaste a tu lado, te abrazaste a mí y pasaste la noche en mis brazos mientras yo te miraba extasiado al ver lo guapa que estabas. Porque he de reconocer que cuando follas con un buen macho te pones guapa, muy guapa. Bellísima. Te sientan muy bien estar bien follada, es bueno para tu belleza y por eso yo estoy orgulloso de mis cuernos. Los llevo con orgullo.

Porque te quiero, mi Ama. Te amo desde lo más profundo de mi ser.
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