miprimita.com

Diario del cornudo sumiso yoli (domingo y final)

en Hetero: Infidelidad

Y cuando te he despertado con el placer de mi lengua, me he arrodillado al lado de la cama para sostener con mis manos la bandeja en la que desayunas y te he dicho que la castidad me hace que tenga los pezones tan sensibles y que me siento tan feliz en mi sumisión a ti, que me doy un pellizquito en ellos y siento una extraña sensación de sumisión, de querer llegar aún más lejos contigo a donde quieras llevarme.

- Te suplico que no tengas piedad –te he dicho.

- ¿Quieras que sea más cruel, yoli?

- No, sólo te digo que te amo tanto que la castidad por ti es un placer porque me gusta estar así por ti como los antiguos sacerdotes lo estaban ante sus diosas. Como las vírgenes vestales estaban en virginidad para su Dios. Tú eres mi Diosa y quiero adorarte como a los antiguos Dioses. Es lo menos que te mereces porque te quiero, te amo más que a mí vida y sólo quiero ser cada día más tuyo.

- Entonces no te permitiré follar jamás conmigo. Había pensado permitírtelo cada tres meses, pero ya veo que será mejor que jamás folle contigo porque un esclavo jamás penetra a su Diosa. sería una irreverencia.

- No follaré contigo jamás si tú no quieres, amor mío. Pero no es eso, sino que soy feliz estando así, me siento más sumiso y te amo cada día más por lo que te suplico que me mantengas en castidad para que tú controles también mi placer y me hagas cada día más sumiso cornudo mientras sigo llenando tus cojones de leche. Porque son tuyos. Mis cojones y la leche son suyos y a ti le pertenecen.

- Eso ya lo sabía sin necesidad de que tú me lo recuerdes, yoli.

Y te has bajado el coqueto camisón que usas para dormir y me has enseñado tus hermosos pechos con unos pezones oscuros que me vuelven loco. Y al verlos ya sabía lo que querías, porque a veces no necesitas las palabras para someterme y sólo con tus gestos ya sé lo que quieres. Y además puedes castigarme por capricho, porque sí y aunque haya sido muy bueno, porque ese es tu poder. Y con ese gesto de enseñarme las tetas, he comprendido que quieres castigarme sin motivo para demostrarme cuanto me amas. Porque cuando me castigas sin motivo, es cuando sé que me amas porque es tu forma de demostrármelo sin palabras. Decirme en silencio que me quieres.

Así que cuando he visto que me enseñabas tus hermosas tetas, he cruzado las manos en la espalda y me he preparado para recibir tu primera hostia que ha sido fuerte, muy fuerte. Y te he cogido la mano para besártela y darte las gracias. Y luego otra y he vuelto a besarte y a darte las gracias, pero cuando creía que ibas a darme la tercera me has besado en los labios con ternura y te has vuelto para echarte de espaldas y en la cama. Y yo ya sé que tengo que meter mi lengua en tu culo para lamértelo hasta que tú digas basta.

Pero no lo has dicho y he estado casi media hora lamiéndote el culo, gozando mientras tú disfrutabas con mis lamidas en tu agujero, y mucho, porque cuando por fin te has levantado he visto la sábana muy húmeda en el lugar que ocupaba tu coño y he sabido que has gozado. Y me he sentido feliz porque mi destino, mi vida, es hacerte feliz y darte placer. Soy un objeto destinado a vivir para darte placer. Exclusivamente para eso. Soy tu lamceulos personal. Y a mucha honra. Es un honor serlo.

Porque para mí lamerte el culo es lo más romántico del mundo, aunque haya gente que no pueda entender este tipo de romanticismo. Para mí lo es; lamerte a ti el culo es un acto de devoción y ternura porque es ahí donde tu esclavo sumiso cornudo, tu puta sumisa, debe de estar: pegado a tu culo lamiéndotelo. Para mí tu culo es más romántico que un amanecer o lo que es lo mismo, para mí el amanecer está en tu culo, lamiéndotelo sin parar hasta que te corras y salga el sol. Porque para mí sólo sale el sol cuando tú gozas, cuando tú eres feliz y te corres de placer, aunque sea en brazos de tu amante negro.

Y cuando has gozado, te has levantado y me has dicho que te prepare la ropita interior que te vas a poner porque tú eres tan dulce y tan buena, que me dejas a mí que te la elija y te la lave a mano de rodillas en el bidé, con mimo y ternura porque para mí tu ropa interior es como sagrada porque ha tocado tu sagrado cuerpo.

Y mientras la lavaba te has acercado a mí y me has dicho que esta tarde vamos a casa de tu amiga Laura y de su marido cornudo sumiso micropito de 8 cm. A casa de Laura y de noelia, para devolverles la vista. Y luego me has dicho que te ibas dar una vuelta con tus amigas y a tomar unas cañas por los bares de la ciudad, mientras yo debería permanecer en casa encerrado bajo llave haciendo las tareas domésticas, ordenando tus armarios o lavándote la lencería a mano.

Y te he despedido en la puerta besándote el coño por encima de la minifalda que luces, por encima del breve tanga que llevas para salir sexy a la calle y atraer las miradas de los hombres. Porque eres muy bella y estás muy buena y todos los hombres te miran por la calle, porque además vistes muy sexy. Como debe de ser, porque soy yo el que te cuida la ropa y te visto para que te luzcas ante los demás machos.

Y me he entretenido lavando, limpiando y buscándote fotos de pollas gordas por Internet, actualizando el blog de sumiso que tengo en Internet, hasta que he recibido una llamada perdida y me he ido rápido a la puerta para esperarte lamiéndote de nuevo el coño que traes mojado, excitado, pues según me dices has estado charlando con un tío muy bueno que te ha tirado los tejos. Y he lamido la excitación que te ha producido otro tío, los jugos del placer de otro macho y te he dicho que te quiero y que tengo miedo de que ya no me ames.

Y tú te has enfadado y me has dicho que en nuestro contrato de sumisión pone que "te cuidarás de mí y que me amarás" pase lo que pase, pero yo seguí molestándote con mis dudas y tú me has cogido de la mano, me has llevado a una argolla que un albañil colocó hace tiempo en la pared, con las medidas precisas para que mis manos queden completamente estiradas hacia arriba. Y me has atado las muñecas a ella para que quede estirado y con mi culo ofrecido.

Y luego me has quitado la braguita y el sujetador que siempre llevo en casa y has cogido el látigo de nueve colas con trallas anudadas que sólo usas en ocasiones muy especiales y me has azotado sin piedad, con crueldad, dureza y firmeza dándome un trallazo y esperando para que yo te diera las gracias y te dijera que te quiero. Otro trallazo y un "te quiero", otro trallazo y un "te quiero", para darte las gracias, como siempre, tras cada latigazo que me propinabas. Y así has estado todo el tiempo; dura, severa y estricta, como tú siempre eres cuando me castigas, pero en esta ocasión te he notado más cruel aún, más dura que nunca porque sigues azotándome hasta que he perdido la cuenta.

- Esto es para que no dudes de mi amor –me dijiste al parar.

- Gracias, Ama, por quererme tanto.

Eso te dije. "gracias Ama, por quererme tanto", mientras recibía tus latigazos en mi culo. Y tú sonreíste, me diste un tierno beso en los labios y me soltaste para irte hacia el sofá conmigo detrás de ti besando el suelo que pisabas y pisas,; la huella que tus pies calzados con tacones, van dejando por las baldosas. Besando el suelo que tú, pisas, mi Ama, te he dicho mientras lo beso, porque aunque para los demás sea una frase hecha, un lugar común, para mí es una realidad, quiero que sea una realidad; la realidad de mi vida porque amo las cosas que tocas, las pollas que te follan y el suelo que pisas.

- Te amo tanto que todo lo que tú tocas es para mí sagrado y lo venero y reverencio como una reliquia.

Y tú me has levantado del suelo, me has cogido de la barbilla y me has dicho que me quieres, que no dude jamás de ello o tendrás que castigarme de nuevo.

- Yoli: eres un buen sumiso cornudo y esto contenta contigo.

- Gracias, Ama, pero todavía me queda mucho por aprender.

- Lo sé, pero yo te enseñaré a ser más sumiso y a estar cada día más enamorado.

- ¿Me lo promete?

- Sí, te lo prometo.

Y me has dicho que me prepare porque vamos a casa de Ama Laura y de su marido cornudo sumiso micropito, noelia. Y me he puesto las bragas bajo el pantalón y luego te he ayudado a vestirte muy coqueta, como siempre. Y hemos llegado poco después a su casa y allí me he desnudado para quedarme sólo con braguitas y el sujetador que me he vuelto a poner.

Noelia lucía un vestido de criada y atendía a su Ama Laura, mientras que yo, que también soy su Ama Yoli, lo he saludado metiéndole la polla en la boca para follarla, para follarme su boca porque es mi puta sumisa, tú me has dado ese poder, y sé que sólo puedo gozar con ella, con noelia, con el marido cornudo micripito de Ama Laura.

Y cuando estaba a punto de correrme en la boda de la puta noelia, tú me has cogido de los huevos y me los has apretado para impedir que me corra. Todavía no puedes correrte, aunque sea con la puta de noelia. Tienes que esperar. Y he esperado obligando a noelia a que me lama los huevos, a que me dé besistos en ellos, hasta que de pronto han llamado a la puerta y noelia se ha levantado para abrir.

Y al rato ha regresado en compañía de Abel, tu amante, tu novio, el macho negro que me hace cornudo y que es tu amante fijo. El suele cornearme los martes, pero a veces viene cuando a ti te apetece follar y este era el caso, porque cuando entró te lo comiste a besos, le sacaste la polla, el pedazo de pollón de negro que tiene y me la diste a chupar.

- Mira, cornudo, esto es para que aprendas lo que es un macho de verdad y no una puta zorra feminizada como tú.

- Sí, Ama, lo sé –he balbucido con la polla del negro en mi boca

- Prepáreme esa polla para mí, yoli, pónmela bien dura para que pueda follármela.

- Sí, Ama, ya lo hago.

Pero cuando has visto que tenia la polla muy dura, me has separado, lo has cogido de la mano, lo has echado sobre el sofá y te has puesto encima para clavarte su polla y fallártelo. Desde donde estaba de rodillas podía ver a noelia más allá, junto a su Ama Laura que se sentaba en un sillón, y a ti subiendo y bajando sobre la polla del negro, de tu amante. Subiendo y bajando y con el culo de tu agujero a la vista.

- ¿Yolí, qué hace un cornudo cuando su Ama folla con su negro? –me has preguntado.

Y yo no lo he dudado porque lo sabía y me he puesto de inmediato a lamerte a ti el culo, mientras subía y bajaba sobre su enorme polla, y a lamerle a él los huevos que tenía a la vista. Y así he estado, lamiéndote el agujero de tu hermoso culo y los huevos de él o su polla cuando aparecía en tus subidas y bajadas, hasta que se ha corrido y lo has apartado para que te limpie el coño de su leche. Para que te lo deje bien limpito. Y mientras lo hacía le dabas un beso en los labios de tornillo, con lengua, y sólo lo has soltado para decirme que esa noche quieres ganas de guerra, de dormir con tu macho y que a mí me toca hacerlo en la alfombra. Que se queda en casa y que nos vamos.

Y nos hemos ido a casa donde te he desvestido para él, te he duchado, te he llevado en brazos a nuestra cama y te he ofrecido a tu macho para que te folle.

- Así no, yoli- me has recordado

- Tienes razón, Ama.

- Y dirigiéndome al negro le he suplicado que te folle y que duerma contigo, porque yo lo haré en la alfombra.

Y desde la alfombra he sentido como a veces os despertabais para echar un polvo, sobre todo tú que querías follártelo porque se iba de viaje y no volvería hasta el martes, cuando siempre viene a casa a ponerme los cuernos. Y dos días para ti son mucho. Eso me he dicho, mientras desde la alfombra te llamaba para que te asomaras. Y tú has asomado tu cara, mientras el te follaba por detrás otra vez, para ver qué quiero.

- Sólo quiero que sepas que te amo –te he dicho mientras tu sonreís y disfrutabas con las embestidas que él te daba por detrás.

- ¿Y qué más cornudo mío?

- Que quiero que sepas sepas que estoy orgulloso de ser tu sumiso cornudo-he añadido-. Que estoy orgulloso de que me hayas convertido en tu sumiso cornudo porque te amo con toda mi alma, tu felicidad es mi guía, tu placer mi Norte y sólo quiero postrarme más cada día para que tú tengas más poder sobre mí.

- ¿Sólo eso? –me has preguntado mientras gemías por las embestidas de tu macho negro.

- No, hay más, porque te quiero, amor mío con toda mi alma y desde el primer día que te conocí supe que sería tu sumiso cornudo. Siempre lo he sabido. Es irremediable, es inútil luchar contra ello porque tú terminas por imponerte sobre mí pues si tú has nacido para gobernarme, yo he nacido para ser tu sumiso cornudo. Para amarte sin fin, sin límite, constantemente y las 24 horas del día. Porque te amo constantemente cada segundo del día y todavía me falta tiempo, quiero que el día tenga más de 24 horas para amarte aún más.

- Lo sé, yoli. Sé que me amas- me has dicho revoloteándome el pelo con una mano, ante de dejarte ir y correrte en un orgasmo bestial que sé que ha sido más fuerte aún de lko normal gracias a mí, gracias a lo que te he dicho orque mis palabras te han encendido más y te han llevado a correrte mientras yo te decía que te amaba y tu macho negro te follaba por detrás a cuatro patas.

Y cuando te has recuperado del bestial orgasmo, me has dicho que has pensado en revivir la noche de bodas, pero que en esta ocasión iremos los tres, porque tú y tu macho negro os registraréis en el hotel como marido y mujer y yo, aparte de subir las maletas a la habitación entraré luego en el cuarto y dormiré en la alfombra, mientras vosotros revivís mi noche de bodas follando como locos y poniéndome los cuernos. Y me he alegrado porque me hubiera gustado ser cornudo ya en la noche de bodas. Y no pude.

- No te preocupes, yoli, que ahora recuperamos esa noche y serás cornudo desde nuestra noche de bodas.

Y para que me vaya acostumbrando te has abrazado a él de para pasar la noche dormida junto a tu macho, abrazada a la polla que te hace feliz, porque yo hasta ahora no he follado jamás contigo. Y estoy orgulloso de ello porque te amo, quiero ser tuyo, y te suplico que no me permitas jamás que deje de ser tu sumiso porque sólo soy feliz en la sumisión completa a ti.

- Te amo, te quiero con toda mi alma - te he repetido en voz más alta cuando ya me disponía a dormir a los pies de tu cama, mientras tu comenzabas arriba a follarte de nuevo a tu macho.

Mas de sumis

Tú lo has querido, cornudo

Me hizo cornudo ya de novios

Dije que sí y ahora soy un cornudo consentido y fe

Cuewrnos y follamigos

Universitaria joven cumple tu fantasía de ser cor

Cornudo en todos los sitios

Megan Jones me hace cornudo feliz

¿Tienes celos, cornudo?

Cornudo sorprendido

Masoca, cornudo y putita

Cornudo y doncella francesa

Cornudo, puta y travesti

La chica sumisa y el cornudo

Cornudo desde antes de la noche de bodas

Soy suya, cornudo. Y él lo sabe

Mi novia se ha ido de viaje con su macho

Dije sí, soy cornudo

Masoca, cornudo y putita

Soy cornudo. Consciente. Demasiado consciente

Sé que sabes que soy un cornudo sumiso

Sumiso, cornudo y feliz

Cuernos y follamigos

¿Aceptas ser un cornudo sumiso de por vida?

Cornudo y feminizado

Mis inicios como cornudo (sumiso)

Ruleta rusa para el cornudo

Jamás follaré contigo, aunque me harás muy cornudo

El médico, la enfermera y el cornudo

Ginebra y el sí del cornudo

Cornudo sin verlo, ni comerlo

El chulo de mi novia

Sandrita, la puta, y su esclavo cornudo

Te recibo y paladeo la excitación de otro macho

Diario del sumiso cornudo yoli (sábado)

Diario del sumiso cornudo yoli (viernes)

Diario del sumiso cornudo yoli (jueves)

Diario del sumiso cornudo yoli (miércoles)

Diario del cornudo sumiso yoli (martes)

Diario del cornuso sumiso yoli

Esclavo de dos lesbianas

Escuela de cornudos

Cornudo y castrado (3)

Cornudo y castrado (2)

Cuernos inmigrantes

Cornudo en el -pasillo francés-

El diario (II)

El diario (I)

Hogar, dulce hogar (VI - Final)

Hogar, dulce hogar (V)

Hogar, dulce hogar (IV)

Hogar, dulce hogar (III)

Hogar, dulce hogar (II)

Hogar, dulce hogar (I)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (VI: Contrato)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (V)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (IV)

La puta y su cornudo (II)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (III)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (II)

La puta y su cornudo

Carolina y yo: su cornudo sumiso

La divorciada negra y sus cornudos

Carolina y su cornudo favorito

Tú cornudo, yo placer

Yo, el cornudo

El club del derecho de pernada