Me has dicho que vas a salir de marcha con tus amigas y yo me he dispuesto a prepararte la ropa sexy que siempre usas para salir por la noche, cuando quieres ligar y divertirte. Y te he duchado, te he secado, te he llevado en brazos a la cama y te he ayudado a vestirte, a ponerte la braguita tanga, los zapatos de alto y fino tacón, la falda corta y la blusa transparente que deja ver tus pezones oscuros.
Y cuando he terminado de vestirte, te has puesto delante del espejo, te has mirado y me has preguntado si estas sexy, si estas buena, si estas deseables para los machos con los que vas a ligar. Y te he dicho que sí lo estás. Y entonces me has puesto el cinturón de castidad, te has colgado la llave de una cadenita del cuello y me has puesto la correa en el cuello para llevarme a la mesa de la cocina y dejarme allí desnudo con el fin de que te espere, como si fuera tu comida.
Aunque al rato has vuelto y me has llevado a los pies de tu cama dejándome allí acostado y desnudo. Pero tampoco te ha gustado porque has vuelto y me has llevado a una alfombra que tenemos en la entrada de la casa y me has dejado allí atado para que te espere en la puerta y que lo primero que veas cuando vuelvas a casa, es a tu sumiso cornudo desnudo y tendido en el suelo.
Esperándote.
Porque te he esperado durante horas vestido sólo con mi cinturón de castidad, ya que has vuelto a las tres de la mañana y lo primero que he hecho es besarte los pies y acompañarte de rodillas al sofá donde te has sentado, me has quitado el cinturón de castidad y te has subido la falda para que te bese la braguita. Una braguita que está muy mojada.
- He ligado con dos tíos muy buenos, cornudo mío
- Lo sé, mi Ama. No me extraña.
- Y he bailado con los dos y los dos me han magreado las tetas y el culo. Uno de ellos me ha llevado aun rincón de la discoteca y me ha metido mano en el coño, me lo ha acariciado hasta que me he corrido mientras me morreaba con él. Tengo la braguita mojada de la excitación que me ha provocado.
- Lo sé, mi Ama. La braga está muy mojada
- ¿Puedes oler la excitación de otro macho?
- Sí, Ama, la huelo por encima de la braga.
- Pues espera que la vas a oler mejor.
Y te has levantado, te has quitado las bragas, las has guardado en una bolsa con precinto (para que no pierda el olor y usarlas luego contigo) y te has sentado para llevar mi cabeza a tu coño y darme a olerlo, a saborearlo, a lamer el coño mojado por el placer que te ha provocado otro tío, otro macho.
- Lámeme el coño, Cornudo, que me gusta mucho que lamas la excitación de otro tío.
- Sí, Ama. ¿Has follado luego con él?
- ¿Tú qué crees?
- No lo sé, mi Ama.
- ¿No lo hueles?
- Sí, pero no lo sé.
- Pues sigue lamiendo y averigua si me lo he follado o no
Y lo he lamido de arriba a bajo y de abajo a arriba, oliendo y tragándome los jugos de la excitación del macho con el que te has magreado. Y así he estado, con mi cabeza entre tus muslos, hasta que te has corrido sobre mi cara. Y yo no he podido resistirlo más y también me he corrido en cuanto me he tocado.
- Te has corrido sin mi permiso y tengo que castigarte.
Y me has llevado a la cama porque según me has dicho esa noche dormiré en la alfombra al estar castigado. Y me has puesto de nuevo el cinturón de castidad para que no me toque y has atado las bragas a mi cara con una cinta, para que pase toda la noche oliendo el placer que te ha provocado otro macho. Y así he pasado la noche, porque no he dormido pues el olor de tu coño excitado por otro tío, me ponía la polla dura y no me dejaba dormir. Pero la he pasado feliz y contento de haberte hecho feliz. Y al día siguiente te he despertado lamiéndote el coño como siempre hago.