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Salsa caliente sobre tu cuerpo (Pokémon)

en Parodias

Salsa caliente sobre tú cuerpo…

 

Un agotador día de caminata había terminado paraos amigos que en ese momento se dirigían a ciudad Pastoria por una nueva medalla para incorporar a la colección de Ash. El muchacho de pueblo Paleta era quien más cansado estaba, aunque no había hecho ni la mitad de las tareas que Brock hacía normalmente, había discutido con May y Dawn todo el día de caminata y eso lo agotaba mentalmente por lo que, en cuanto Brock se dispuso a cocinar, él se echó a descansar un momento.

Mientras el chico de ciudad Plateada dejaba todos sus esfuerzos en hacer un buen manjar para la cena, May y Dawn intercambiaban ideas y movimientos que podrían utilizar más adelante en los concursos que se avecinaban.

- Tu Wartortle es genial, May, sin duda me encantaría que Piplup lanzara esas burbujas tan vistosas…- la chica de pelo azul admiraba con brillo en sus ojos la reluciente y peluda cola del pokemon de agua, mientras la castaña usaba un cepillo para dejar más liso los cabellos del rabo de su pokemon.

- ¿Pero que dices Dawn? ¡Si Piplup hace muy buenas burbujas también! Son realmente muy bellas, no tienen nada que envidiarle a las de Wartortle- May le sonrió alegremente a la chica sin dejar de peinar a su pokemon.

- Chicas, vamos a comer…- llamó Brock, tan cordialmente como siempre.

Ash se levantó de donde estaba sólo para tomar la cena y engullirla con rapidez. Las chicas dejaron lo que estaban haciendo y se sentaron cerca de Ash, claro que ellas hablaban mucho sobre concursos y tardaron 5 veces más en terminar su cena. Brock recién pudo sentarse a comer luego de darle de comer a Pikachu, Bonsly, Wartortle y Piplup que estaban fuera de su pokebola; así mismo, terminó de comer antes que las muchachas.

- Creo que hay que acampar aquí- decidió Brock-. El próximo Centro Pokemon está lejos, por lo tanto creo que será lo mejor. Yo voy a ir hasta el lago a buscar algunas hierbas que necesito, agua y a tomar aire. ¿Alguien me acompaña?

Ash se levantó sólo para sacar su bolsa de dormir, extenderla debajo de la carpa que el moreno había armado, quitarse la camisa y recostarse con cansancio. Las muchachas siguieron hablando y ni lo escucharon. Pero los pokemon aceptaron contentos la proposición de Brock y fueron con él a internarse en el bosque mientras dejaban a sus despistados entrenadores solos.

Ash era de esas personas que se duerme instantáneamente al acostarse y que sus ronquidos son capaz de debilitar a un Steelix de una sola vez. Por el contrario, May y Dawn eran de las chicas que hablaban tan rápido y comentaban tantos temas a la vez que confundían a más de uno como si fuera un efectivo Supersónico. Pero los tres habían vivido ya tantas cosas que estaban acostumbrados a eso, Ash no se despertaba por las voces de las chicas, ni él interrumpía con sus ronquidos la charla de ellas.

Las salidas de Brock por el bosque eran de las largas, y más por la noche, muchas veces lo habían visto regresar al otro día, luego de dormir toda la noche. Sin embargo, el promedio de sus salidas eran de dos horas si iba sólo, y de tres si iba con pokemon.

Con la velocidad parlante de Dawn y May, en media hora ya se habían contado toda su vida… Y desde hacía unos días ambas se llevaban muy bien, además de pelearse con Ash siempre por las mismas cosas.

Fue hablando de eso que a May se le ocurrió una idea…

- Dawn, ¿Qué te parece si le gastamos una bromita inocente a Ash?- preguntó la muchacha, muy pícaramente.

- ¿Qué tan inocente?- le preguntó la muchacha de Sinnoh un poco preocupada y a la vez excitada por la situación que se presentaba.

- Bueno…- pensó la castaña- sobró algo de comida… Sabes lo que atrae a los Combee la salsa de Brock… Y el pelo de Ash está casi tan reluciente como el de la cola de mi Wartortle…

- Tú dices que…- Dawn sonrió y emitió una risita nerviosa.

Ambas rieron y se acercaron lentamente al plato de comida que había sobrado. May lo tomó en sus manos y ambas se acercaron sigilosamente a Ash. Casi no podían aguantar la risa, el muchacho dormía como un Snorlax, ni si quiera un Exploud con su Vozarrón podría despertarlo. Dawn tomó una cuchara y la sumergió en la salsa para bañar la cabeza del muchacho con ese dulce líquido.

Antes de poder ejecutar su broma, el chico de pueblo Paleta se levantó sonámbulo y golpeó el plato con su cabeza esparciendo salsa por todos lados y cayendo noqueado al suelo.

Desde la fina camisa de seda de Dawn, pasando por los pantaloncitos de lycra de May y terminando en la bolsa de dormir de Ash, todo quedó cubierto de comida. Las chicas lanzaron un suspiro de queja al sentir el tibio contacto de los líquidos con sus pieles y ropas. El muchacho se frotó la frente adolorido por el golpe que se había dado

- Oigan, ¿Qué les sucede? ¿Acaso se han vuelto locas? ¿Por qué me golpearon?- preguntó Ash aun medio dormido.

- Nosotras no te golpeamos, nosotras…- intentó defenderse Dawn, pero May la cortó.

- No fue a propósito, Ash… ¡Ay, y no está Wartortle para lavarnos!- dramatizó la castaña.

- Pues cámbiense las camisas y listo, ¿no?- sugirió el morocho muy sabiamente.

- ¡Jamás nos cambiaremos contigo presente!- negó con los ojos cerrados Dawn.

- Yo no decía eso- se quejó Ash-. Me voy detrás de aquellos árboles y cuando ustedes terminan vuelvo.

La idea les pareció buena a las muchachas y le dijeron que se fuera. Ash accedió a regañadientes y se retiró mientras intentaba quitarse lagañas de los ojos.

Las chicas se quedaron solas y al mirarse se rieron de sus aspectos, estaban llenas de comida por todo el cuerpo.

- Je, tienes fideos en el cabello- se mofó May de Dawn.

- ¡Oh! Es cierto… ¡Ese Ash es un bruto! ¿Cómo supo que le íbamos a hacer eso? Seguramente no se había dormido y nos estaba escuchando.

May se levantó lentamente y se acerco a Dawn a quitarle los restos de comida del cabello.

- No lo creo… Ash tiene el don de tener una suerte increíble en todos los aspectos de la vida… Seguramente tuvo la suerte de tener sonambulismo justo en este momento. Quédate quieta que quiero limpiarte bien el cabello.

- Está bien así, amiga, no te preocupes, tú…

May había dejado de limpiarle sus azules cabellos y dirigió sus manos al pecho de la chica para quitar los restos de carne de su ropa. En ese momento Dawn se inquietó un poco, el roce de las manos de su amiga en su pecho le producía escalofríos, le hacían sentir una sensación de éxtasis que nunca antes había sentido. Se quejaba por eso, pero no porque no le gustaba, sino porque temía que alguna vez se terminara.

- May… basta. ¿Qué haces?

- Shh, tranquila…- la castaña sonrió dulcemente y comenzó a tirar de la blusa de su amiga para quitársela. Dawn se dejó llevar, convencida de que May sólo hacia eso para que se cambiaran rápido las prendas.

May torció sus labios maliciosamente al ver que tenía a la chica controlada. Se incorporó y se quitó la campera que traía puesta que estaba muy sucia por el tomate, aunque en el color rojo no se apreciara mucho.

Dawn apartó un poco la vista al darse cuenta que tanto ella como su compañera estaban con el torso desnudo, sólo cubierto por los delicados sostenes de tela que traían puestos. La chica de Sinnoh se avergonzó mucho por lo que pasaba, no era su costumbre ver a la gente tan disminuida en vestimentas… Ya se le ponían los pelos de punta cuando Ash o Brock se quitaban las camisas para dormir, aunque tratara de disimular, siempre se ponía muy nerviosa en esas situaciones.

- May, pásame una de mis camisetas, por favor- suplicó la chica con un hilo de voz.

- No, espera, déjame quitarte la falda- la castaña se dispuso a realizar la acción que había dicho y se agachó para desprendérsela.

- ¡No, espera!- chilló Dawn sosteniéndole la mano derecha a la chica y rogándole con la mirada para que se detenga- Mejor tráeme mi camisa, luego me quito la pollera.

- No, fíjate, está llena de salsa, hay que apresurarnos antes de que Ash se canse de esperar y nos empiece a regañar. Déjame hacerlo, no tendrás miedo ¿o si?

Dawn respiró profundamente pensando bien la decisión que iba a tomar. Retrajo sus manos, las depositó en el suelo y cerró los ojos de vergüenza mientras May actuaba.

De un tirón, la castaña le sacó la falta a su amiga dejándola totalmente expuesta en ropa interior. Se sentía totalmente cohibida, llena de pudor, incapaz de abrir los ojos para mirar nuevamente a su amiga. Pero, así mismo, se sentía libre… No podía creer que de verdad estuviera disfrutando tanto ese momento y que sus sentimientos estuvieran tan a flor de piel.

Salió de sus pensamientos y abrió rápidamente los ojos para poder vestirse, sabía que Ash no esperaría toda la noche. En cuanto los abrió se encontró con el cuerpo semidesnudo de May que le sonreía, y totalmente sorprendida abrió muy grandes los ojos para que toda la información visual que desprendía el cuerpo de la castaña pudiera entrarle en la cabeza.

Realmente May tenía un cuerpo envidiable a su corta edad. Sus cabellos largos y amarronados le daban mucho color a su blanca piel. Sus ojos negros se notaban brillosos, excitados. Su largo y delicado cuello se encontraba relajado y pálido. Sus hombros pequeños y rectos estaban distendidos, como si la chica no tuviera presión alguna por la forma en que se exponía. Se notaba como palpitaba su pecho y como se hinchaba con cada respiración de la chica de Hoenn. El sostén cubría sus redondos y puntiagudos senos en crecimiento, que sorprendieron mucho a Dawn por no estar acostumbrada a ver eso en Ash y Brock, y que ella por ser tan joven no tenía tan desarrollado. Las costillas del cuerpo de la castaña formaban una elegante cintura que marcaba el paso hacia su vientre plano, atlético, totalmente exento de partículas de grasa. Su cadera era angosta y la delicada tanga que llevaba puesta dejaba muy a la vista su pulposa y alzada cola juvenil. Por último, sus estilizadas piernas se hallaban cruzadas dándole cierto aire de timidez que hacía sentir muy cómoda a Dawn.

- ¡Dawn! ¿Por qué me miras tanto?- preguntó la castaña, coqueta-. ¿Te gusto?

La muchacha se sobresaltó y se sonrojó completamente.

- ¿Pe… pe… pero que dices, May?- la muchacha de pelo azul se tapó la cara de vergüenza y trató de subirse la falda, pero May se lo impidió.

- Espera, espera, espera, quédate un rato así… No te preocupes, no pasará nada.

La castaña se arrimó a Dawn y acarició con su mano izquierda todo el cuerpo de la chica haciéndola estremecer.

- Que piel tan suave, Dawn- agregó y besó lentamente sus hombros.

- No, May… Esto… Esta mal…

Las palabras de la joven quedaban consumidas por el deseo y la excitación que sentía. Su corazón le latía muy fuerte y sus pulmones hacían que su pecho se dilatara de tal manera que el sostén se le hundía en la piel. El cuerpo de Dawn era muy grácil, era mucho más delgado que el de May, con hombros y senos más pequeños, espalda más angosta, cintura muy estrecha, vientre igual de plano pero no tan atlético como el de su amiga. Tenía una cadera bastante grande en comparación a todas las demás partes de su cuerpo, y su duro y firme trasero era la parte más apetitosa de la chica. Sus piernitas no eran tan fibrosas como las de May, eran más delgadas, pero eran suaves y largas.

En ese momento, May había ganado la pulseada y había logrado recostar a Dawn en la fría tierra para besarle con descaro todo su cuerpo. La jovencita del gorro blanco no sabía como reaccionar, no quería que eso siguiera sucediendo, sabía que estaba mal, no le gustaban esas cosas, pero ¿Cómo evitarlo? Era imposible luchar contra May, su fuerza física era mucho mayor a la de ella y además… Esos besos que le daba en sus hombros, en su pecho, en su cara y en sus labios la dejaban totalmente dopada. Cuando las atrevidas manos de May comenzaron a arañar con pasión su espalda y a bajar con cuidado su ropa interior, Dawn supo que eso había llegado demasiado lejos.

- ¡No! ¡May! ¡Basta! ¡Eso no! Déjame tranquila, no quiero hacer esto.

La chica de pelo café levantó su cabeza, que se encontraba degustando con premura el delicado ombligo de Dawn, y la admiró con asombro.

- Dawn… ¿Estás segura que no quieres? Pero… Mira tus pezoncitos… Están muy duros y eso quiere decir que te está excitando mucho mi trato… Y tu ropa interior… Está completamente humedecida, quieres que te la saque ahora mismo y que sigamos haciendo esto toda la noche. Vamos, dime la verdad…

Dawn cerró los ojos de vergüenza por las palabras que había dicho su amiga, pero lejos de aceptar la realidad, añadió caprichosa:

- Tú no sabes lo que yo quiero, déjame, no me hagas gritar.

Mientras tanto, Ash iba de un lado al otro cerca de allí. Estaba detrás de unos arbustos, apenas a unos metros de las muchachas, pero como era respetuoso había decidido darles su espacio y no mirar ni escuchar lo que decían. Sin embargo, cuando hacía ya media hora que las había dejado solas, se hartó y salió de los arbustos para irse a dormir aunque ellas no hubieran terminado, de seguro se habían dormido sin avisarle… Sí, seguramente así era… primero un golpe en la cabeza, después no le avisan nada, esas chicas le estaban agotando la paciencia.

- ¡Oigan ustedes, no piensan avisarme que…!

El morocho se quedó viendo la escena totalmente espantado. May se encontraba totalmente desnuda, sobre una semidesnuda Dawn. ¡Eso no podía estar sucediendo! Era imposible, sinceramente no creía encontrar ese panorama ni en los sueños de Brock. May parecía una fiera salvaje, un Persian en acecho, un Migthyena en Halloween… Nunca jamás había visto a su amiga así. Y Dawn era la que peor estaba… Tenía las piernas y los brazos estirados, y movía la cabeza de un lado al otro con los ojos y los labios apretados como si algo la estuviera torturando. ¿Acaso sería una tortura que May en ese momento estuviera escarbando con sus manos entre el sostén de ella y que le besara el cuello como si fuera un Golbat sediento? No lo creía posible, pero eso era lo que se proyectaba ante sus ojos.

- ¿May? ¿Dawn? ¿Qué están haciendo?

La pregunta tenía su obvia respuesta con sólo mirar la escena, pero Ash no preguntó para que le respondieran sino para que dejaran de hacer eso. Y fue lo que pasó, May se incorporó del suelo y depositó sus ojos en los de Ash, acechante. Dawn instantáneamente abrió los ojos y los cerró totalmente angustiada por lo que pasaba.

- ¡No! ¡Ash! Que vergüenza, ¡que vergüenza! No lo puedo creer- Dawn se llevó las manos a la cara con disgusto, realmente se sentía muy mal por lo que había hecho.

May, lejos de sentirse mal, dejó a la chica con sus trastornos y se acercó a Ash.

- ¡Ash! No te esperábamos, pero ven… Me siento muy mal por haber discutido contigo hoy, déjame compensarte.

El chico no entendía nada… Ver a sus amigas denudas, a May con esas tremendas tetas expuestas a la visa de cualquiera y a Dawn con las piernas totalmente abiertas mostrando las partes internas de sus piernas totalmente sudadas por el calor al que habían sido expuestas; todo eso era demasiado para un solo día.

- May… ¿Puedes explicarme que pasa aquí?

La chica bufó y miró al cielo con pesar.

- ¿Todos necesitan explicaciones? ¿No se pueden dejar llevar por una vez en la vida? Ven con nosotras y ya verás qué es lo que pasa.

El joven no pudo hacer nada, sólo se dejó llevar por su amiga que de la mano lo arrastraba hasta donde estaba recostada Dawn, incapaz de quitarse las manos de la cara.

- Mira, Dawn, ¡mira!

- ¡No, no quiero! ¡Ya basta!

- Va, te lo pierdes.

May le hizo caso omiso a la muchacha y se giró a ver con sus ojos pícaros a Ash. El chico retrocedió un poco intimidado por la mirada lasciva de ella.

- ¿Qué vas a hacerme?

La chica no respondió a la pregunta y se lanzó a los brazos del muchacho para besarlo con mucha pasión. Era uno de los pocos besos que Ash daba y se quedó totalmente sorprendido, tanto que no pudo reaccionar y se dejó llevar. Cuando la chica dejó de atacarle los labios al joven, se arrodilló ante él con una atractiva mirada. Ash no había logrado darse cuenta aun que el beso había terminado, tenía el labio mordido y un pequeño globito rojo de sangre comenzaba a brotar desde allí. Cuando May dirigió sus manos a la cintura del chico para bajarle los pantalones Ash la frenó, eso ya se estaba pasando.

- ¡May! Oye, ¿Qué te sucede? No creo que esto sea bueno- Ash la miraba reprobatoriamente, sin embargo, sus manos no se ponían a la obra de quitarse la chica de encima, sino que estaban detrás de cabeza, totalmente gustosas del trato que le estaba dando la chica.

- ¿Cómo que no va a ser bueno? Ya lo comprobaras.

La chica deslizó el pantalón del joven sin más problemas y éste quedó sólo con los famosos "yasabesque limpios" que su mamá tanto se encargaba de recordarle que se cambiara a diario.

May se mordió el labio al ver el bulto gris que se agolpaba en la entrepierna del muchacho. Ash se sorprendió y se avergonzó un punto, sin embargo no podía dejar de sentir la adrenalina, su cuerpo destilaba excitación pura, no sabía por qué, pero le encantaba eso que su amiga estaba haciendo.

- Dime, Ash… ¿Puedes darme lo que hay aquí dentro? Mmm, es que necesito tenerlo en boca.

El muchacho tragó en seco y revoleó los ojos de placer al escuchar esa frase. Su corazón estaba por salírsele, no le alcanzaba el aire para llenar sus pulmones, parecía que había corrido a la par de un Rapidash. Sin más opción, asintió mientras sus piernas temblaban y sus manos se depositaban en la cintura con nerviosismo.

May pareció encantada por lo que Ash había hecho. Con sus manos apretó el firme trasero del chico y de un solo golpe le bajó los calzoncillos dejando expuesto su orgulloso y altanero miembro viril ante la cara de May que abrió descomunalmente los ojos al tener frente a ella semejante cosa.

Ash tenía el cuerpo delgado y atlético. Los músculos no eran lo suyo, pero su metabolismo le impedía engordar, comiese lo que comiese. El tamaño de su miembro era del término medio para su edad, que iba desde doce a quince centímetros, con tres o cuatro centímetros de grosor. Para las pequeñas y delicadas manos de May, eso era un gran tesoro.

Ash se encontraba en el mayor éxtasis de toda su vida. Estaba totalmente expuesto ante una chica que quería hacer realidad todas las fantasías de cualquier hombre, y si bien él no había pensado mucho en eso, ahora lo estaba por tener, estaba a solo un instante…

- ¡Ash! ¡¿Por qué la tienes tan grande?! Necesitaré ayuda. Dawn, basta, ya pasó, Ash ya entendió y no dirá nada, de hecho jugará con nosotras.

Mientras la castaña masajeaba la verga del chico con ganas, Dawn se quitó lentamente las manos de la cara para ver que sucedía. Se sorprendió mucho al ver a Ash desnudo y a May jugueteando con su pito como si fuera una experta.

- Ven Dawn, hagámoslo juntas, no tengas miedo, es como un concurso…

Eso realmente era lo más diferente a un concurso, pero las palabras de la chica de Hoenn y el rostro de Ash, deformado por el placer que sentía, la animaron a acercarse un poco y lo hizo. Se arrodilló justo al lado de May, con un poco de miedo, sin poder quitar los ojos del miembro del muchacho que llenaba completamente la mano de su amiga.

- Dawn, esto es muy divertido, hazlo, anda.

La chica ayudó a la tímida a tomar el trozo del muchacho con las dos manos. Dawn no era tonta, su madre le había hablado unas veces sobre eso, después de todo no sabía bien cuanto tiempo iba a estar sola su hija por el mundo, y no quería que fuera una inculta que no supiera nada de sexo. Como sabía lo básico, vislumbraba dónde era el lugar en que esa cosa debería guardarse y… sinceramente, no creía que fuera capaz de que todo eso entrara…

- Mira y aprende, amiga.

May gozó su sagacidad ante la chica y le puso las manos a un lado. Tomo el miembro con su mano derecha, con la izquierda masajeó sus testículos, y paulatinamente se lo metió en la boca sin echarse atrás en ningún momento.

El contacto de los húmedos labios de May con su pene hizo que Ash se mordiera el labio con gusto y que blanqueara sus ojos, incapaz de soportar tanto placer en vida. Se sentía tan bien lo que se amiga hacía, se sentía tan gusto con su corazón latiendo intensamente y con su verga sumergida en ese océano de babas que May tenía en la boca. Sin embargo, esos éxtasis de placer eran interrumpidos por alguna que otra mordida desafortunada. May no tenía experiencia en lo que estaba haciendo, estaba improvisando mucho dejándose llevar por su calor interno, por lo tanto muchas veces no podía controlar el gran tamaño del miembro del chico que nadaba en su boca.

Ash movía desesperadamente las manos para todos lados, con el nerviosismo a flor de piel, incapaz de detener las constantes lamidas y succiones que le propinaba su amiga.

- ¡Oh, May! ¡Esto es grandioso! Lo haces excelentemente…

La chica se regocijó internamente por esto y siguió metiéndosela en la boca lo más que pudiera. Dawn, al oír eso y ver como Ash se deshacía en suspiros de gozo, se desinhibió completamente y se adelantó un poco a besar la entrepierna del muchacho mientras la castaña seguía con su ardua tarea.

El chico de pueblo paleta no podía soportarlo. Eso sólo podía compararse a capturar un pokemon muy raro. Era fantástico, maravilloso, único. Tenía a sus dos buenas amigas chapándosela sin remanencias y haciéndole sentir un placer inigualable. Ahora ya sin vergüenza, May y Dawn se turnaban por introducirse el pene de Ash en la boca hasta la garganta, cosa que les provocaba continuas arcadas que seguramente en poco se convertirían en un vómito autoinducido. El chico de pueblo Paleta se desvivía por lo que pasaba, no podía hacer otra cosa más que tomarlas de la nuca y tratar de que muevan la cabeza como a él le gustaba. May dejó tranquilo el miembro de Ash y se levantó con premura. Dawn siguió chapándosela como si su vida dependiera de ello.

La chica de pelo marrón se recostó en el suelo con las piernas completamente abiertas y llamó al muchacho.

- Ven aquí Ash, quiero sentir eso dentro mío.

El chico se sorprendió mucho por eso y no sabía bien que hacer. Una cosa era la que las chicas le hicieran algo, y otra muy distinta era hacer algo por sus propios medios.

- No, May, no es lo indicado… ¡Ahhh, DAWN!- se detuvo el muchacho mientras suspiraba a causa de la succión de la chica-. Creo que… deberíamos… irnos a… dormir.

- Ash, no seas cobarde… ¿Acaso temes enfrentarte a este nuevo reto?

El chico dejó de gemir y admiró con furia a May. Ash no tenía problemas con nada de lo que le dijeran, podían llamarlo afeminado, tonto, idiota, cabeza de papa frita, pero cobarde nunca. Él estaba acostumbrado a enfrentar todo y jamás se dejaba vencer ante nada. Le sacó el miembro de la boca a Dawn que quedó chupando el aire un momento y luego se paró avergonzada.

Ash se acercó con premura hasta May y se paró a su lado sin saber realmente que hacer. A diferencia de May, su madre no le había hablado sobre el sexo, había dejado que su niño lo descubriera con libertad cuando fuera el momento.

- ¿Y bien? ¿Qué esperas? Recuéstate sobre mí y métemela, Ash- llamó con ojos seductores May.

El joven lo hizo. Se echó sobre el blanco cuerpo de May y acomodó su miembro en las piernas de ella para penetrar su órgano genital de una vez por todas. Dawn se acercó a ver que hacían y con cuidado se colocó al lado de ambos mientras forcejeaban intentado hacer lo que debían.

- Ash, hazlo despacio, mira que me va a doler.

Por primera vez en la noche, el chico se dio cuenta que tenía el control de la situación y eso le encantó. Hasta el momento May se había mostrado como la líder, pero allí, debajo de él, temblando con miedo, parecía de lo más vulnerable. Dawn también temblaba de miedo por lo que Ash estaba por hacer. El chico sentía mucha presión, pero esperaba que no fuera tan difícil.

Se ayudó con su mano derecha para guiar su pene hacia la rajita de la muchacha. En cuanto se dio cuenta que su miembro se trababa en un pequeño hueco, se dio cuenta que debía empujar.

No tenía experiencia en eso, por lo tanto cada pequeño empujón hacía que May se retorciera de dolor mientras Dawn acompañaba los gritos de la muchacha con gestos lastimeros.

Ash era el que mejor la pasaba, pero así mismo no estaba acostumbrado a maltratar su miembro como lo estaba haciendo, por lo que se le escapaban continuamente gemidos de queja.

- ¡Ayyy, Ash! ¡Me estas partiendo en dos!

- Disculpa, es que no lo puedo controlar muy bien.

May observó enfadada a Ash. Al ver la cara de preocupación del muchacho no pudo evitar sentir compasión por el y le sonrió simpáticamente.

- Lo haces muy bien, termina de metérmela de una vez.

La castaña se abrazó con fuerza al cuerpo del muchacho y lo tironeo del trasero para que la penetrara hasta lo más profundo de ser. Ash, que desde que era pequeño fue muy torpe, se dejó llevar por el empujón y su verga se introdujo completamente en la vagina virgen de la chica. El grito que exhaló fue desgarrador. A Dawn se le pusieron los pelos de punta.

- May… ¿Estás bien?

- Si… ahhh… Estoy genial… Me siento completamente llena. Ash muévete despacito… Dawn, ven aquí.

Dawn le hizo caso a lo que decía y se acercó aun más a May. Ash se limpió la transpiración de la frente y comenzó a moverse lentamente dentro del cuerpo de su amiga de Hoenn, arrancándole grititos de placer.

May le indicó a Dawn que se pusiera encima de ella, y la obediente muchacha de pelo azul así lo hizo. Comenzó a sentirse muy extraña al sentir lengüetazos y besos en su intimidad. Su vagina se humedecía mucho y su clítoris estaba duro, completamente estimulado por la respiración agitada de May que en ese momento sentía a Ash entrar en ella con vigor.

El chico de pueblo Paleta se movía de forma intermitente y brusca. No se acostumbraba a esa sensación, pero le encantaba. May era una chica hermosa y maravillosa y ahora él estaba disponiendo de su cuerpo a gusto. Las manos de Ash se dirigieron instintivamente a los pezones de May y comenzó a frotarlos con nerviosismo.

Dawn ya se había acostumbrado a la calida sensación de sentir la lengua de May dentro suyo, era sensacional, se sentía mojada, fresca, y podía hacer otra cosa más que arquear la espalda de gozo cada vez que los incisivos de la castaña se clavaban en sus labios vaginales.

May en ese momento no podía dar crédito a todos sus sentimientos. Por un lado sentía como su vagina se desgarraba con cada sacudida que Ash le propinaba, y eso la hacía excitarse cada vez más y liberar montañas de orgasmos. Por otro, el calor que sentía por darle sexo oral a su amiga y tragarse cada uno de los fluidos que liberaba era sofocante pero no podía dejar de hacerlo, estaba presa a realizar esa tarea.

Ash había comenzado a moverse a gran velocidad, ya acostumbrado a los movimientos y con la vagina de May más dilatada, podía introducirse en ella sin piedad y con mucho entusiasmo haciéndole sentir todo su trozo dentro de ella.

Dawn disfrutaba cada lamida y sentía que algo dentro de ella iba a explotar. Tenía mucho calor, y su entrepierna ardía, pero de ninguna manera quería que May dejara de hacer eso.

Estuvieron allí un rato. Los minutos pasaban rápidamente. Ash mancillaba sin pudor alguno la entrepierna de May y acariciaba su cuerpo como si fuera un tesoro invaluable. Dawn empujaba la cabeza de su amiga para que le metiera la lengua hasta la matriz. Y May se encontraba casi en el cielo, sintiendo en su cuerpo una lluvia de orgasmos que la hacía llegar a un frenesí de placer.

El muchacho de pueblo Paleta estaba a punto de acabar y sentía una extraña cosquilla en su interior que nunca antes había experimentado, pero que le fascinaba.

- ¡Oh, se está sintiendo muy bien! ¡Siento que algo se me va a salir!

El chico siguió embistiendo con tal fuerza que se salió de la vagina de May y la chica lo detuvo.

- ¡Espera! ¡Ash! Me duele mucho…- se quejó May palpándose los labios vaginales con su mano derecha

- ¿Qué? ¡No puedo parar ahora!

- Dawn, ¿puedes chupársela a Ash?- rogó May totalmente destrozada. Su cuerpo estaba totalmente despojado de dignidad. Los fluidos corporales de Ash, Dawn y de ella misma lo recorrían por entero. Necesitaba tomar aire…

Dawn, sumisa, accedió a lo que le decía y se arrodilló frente a Ash para llenar su boca con el miembro del chico totalmente bañado en fluidos vaginales.

May se tendió en el suelo completamente agotada. Dawn estaba muy excitada y succionaba el miembro de Ash con gran rapidez. El morocho también estaba cansado, y a la vez sentía recorrer por su cuerpo algo que quería salir pero aun no podía. Unos cuantos movimientos por parte de la lengua de la chica de pelo azul le dieron la pauta de que iba a soltar eso que tenía encerrado. Se aferró con fuerza a la nuca de la chica y soltó un espeso chorro de semen caliente dentro de su boca. La muchacha, completamente sorprendida tragó todo eso sin darse cuenta y se echó hacia atrás para toser con fuerza. En cuanto la grande y maltratada verga de Ash se vio libre, disparó algunos tiernos hilitos más de semen sobre la cara de Dawn.

- ¡Ahh!- gimió la chica mientras un poco le caía en los ojos.

Ash cayó de bruces al suelo, totalmente agotado por lo que había hecho. May se levantó rápidamente al ver lo que había pasado y se acercó a Dawn para limpiar completamente el semen que había en su dulce rostro. La besó en las mejillas, en la boca, en el cuello y en los hombros; lugares que habían sido salpicados por la flema del muchacho.

Ash admiraba a las chicas hacer esto cuando recordó que Brock podría llegar en cualquier momento.

- ¡Oau! Chicas… Deberíamos discutir más seguido.

Los tres rieron con ganas mientras se vestían y se disponían para dormir y no dejar nada que haga pensar a Brock que pasó lo que pasó. Se metieron a las bolsas de dormir y los tres se recostaron en cucharita para sentir el olor de cada uno que tanto los había excitado hacia un momento. Dawn se tendió de costado, Ash la abrazó por detrás y May abrazó a Ash finalmente. Los tres juntos llegaron al mundo de los sueños que tanto les hacía falta encontrar después del cansancio.

Minutos después llegó Brock con todos los pokemon detrás de él y las provisiones satisfactoriamente conseguidas. Al ver a los tres chicos abrazados lanzó un suspiro de felicidad.

- Peleas de jóvenes… A la mañana se pelean y a la noche se amigan… Que ternura, y que inocencia.

Se quedó un rato mirándolos a los tres dormir y se sacó la camisa mientras reía.

- Lastima que siendo tan jóvenes les va a faltar mucho para conocer lo bueno que es el sexo… Jeje, pobrecillos.

La bolsa de dormir se llenó con el cuerpo de Brock y los demás pokemon reposaron a sus alrededores, suspirando con cansancio por el recorrido realizado.

TO BE CONTINUED