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La vida secreta de Papá Noel

en Parodias

Es casi Nochebuena y estoy en Urgencias. Debería estar pringando, colgado de un balcón o atascado en un chimenea, pero no, estoy aquí rodeado de cables, tubos y monitores. Ese muñeco me violó y esos cabrones de plástico no sueltan semen como nosotros sino silicona fundente, dejándome el culo como una quesadilla. Cabronazo.

Es jodido ser un personaje intemporal porque nunca puedes jubilarte. En mi caso, la vida es un eterno discurrir de Navidades, sosteniendo cagones en mi regazo y oyendo de su boca las peticiones más caprichosas y absurdas; u otras más sensatas, como que sus papás se quieran. Nunca tendré una pensión para poder irme a Benidorm a curar el reuma y jamás podré abandonar esa porquería de cabaña perdida en el círculo polar, sumergida en la oscuridad absoluta en invierno; y en verano, plagada de mosquitos y turistas japoneses.

Este año ha sido especialmente duro. Los renos se purgaron con unos hongos que comieron y hubo que aparcarlos. Decidí moverme en avión y me pilló la huelga de controladores en pleno velo. Hubo que darse la vuelta. Afortunadamente, ya no traigo los regalos a cuestas porque me deslocalicé hace tiempo y ahora los fabrican en China con portes pagados a su cuenta.

Esta tarde, andaba revisando la logística en el almacén cuando vi a esos tres acercarse y supe que se liaría gorda. Estaban en el cruce del pasillo 234-C, donde están las muñecas Repollo descatalogadas y roñosas para negritas pobres subsaharianas, con el 342-Z, el que alberga la artillería pesada para niños guerrilleros de 8 a 9 añitos. Melchor, Gaspar y Baltasar, venían vacilando con el loro (radiocassette) a toda leche, en la imitación más casposa posible de lo que era una banda callejera de los 80's. Llevaban bombachos brillantes con purpurina incrustada y caídos de culo como los llevan los pollitos. A su edad, patéticos. Escuchaban una versión rapeada de God save the Queen, horrosa. Me rodearon.

-¿Qué se os ha perdido por aquí tan pronto? -dije yo, para romper el hielo o mi cara, ya veríamos..

-Estamos hasta los huevos de ti, me contestó Gaspar. Te estás follando las muñecas para adultos de la 197-H, hay muchas fuera del embalaje, guarreadas y pringosas...¿qué tienes que decir a eso, machote?

-No sé de que me habláis -les contesté y era cierto.

-Mirad eso -dijo Gaspar dirigiéndose a los otros-, aquí tenéis un finlandés haciéndose el sueco.

-Melchor y Baltasar homenajearon el chiste estúpido, partiéndose el culo de risa mientras Gaspar proseguía dirigiéndose a mí:

-Sí, nos referimos a las muñecas para adultos con el síndrome de Peter Pan ¿te enteras? Esas de rizitos rubios que parecen escolares. No me extraña que tengas tan mala fama, guarrote. Ayer dejamos talco en el suelo y ahí estaban las huellas de tus..."zuecos"

Más risas estúpidas de sus compinches y aproveché para darles la espalda y correr, pero fue inútil. Se lanzaron sobre mí agarrándome los pantalones de felpa y caí al suelo de bruces. Con el culo al aire oí sus carcajadas.

-¡Qué culazo...mmm...has visto, Baltasar?...-preguntó Melchor con tono sarcástico.

-Ya estamos con lo de siempre: "negrito sumbón queré cogée culo de papito blanco", me tenéis hasta los huevos! -Gritó Baltasar cabreado con razón, mientras se arrancaba la corona que lanzó contra un estante. La estrella de la punta se rompió y rebotó, posándose sobre mi culo. Ahí quedó, entre la rabadilla y mi ojete.

-¿Habéis visto? -dijo Gaspar.

-Asombroso, colegas. Eso es un aviso del cielo y nuestro destino es seguir la estrella como siempre hemos hecho -contestó Melchor-. Quizá no sea de nuestro agrado pero sí es de recibo cumplirlo.

Tuve una sensación extraña, un quiero y no quiero. Sentí morbo a los pies de los Reyes Magos, lo confieso. A pesar de nuestras desavenencias, estaba secretamente enamorado de Melchor, Gaspar me caía muy bien, y Baltasar ocupaba mis sueños más calientes. Como ellos, le di la razón a la estrella. Sin más preámbulos, me subieron a un cochecito eléctrico plateado escala 1/3, tuneado de escamas de boquerón y que hace furor esta temporada, llevándome hasta el 584-A, donde están las camas elásticas para niños de 5 a 7. Me tumbaron sobre una de ellas, quitándome el gorro y la ropa, y me quedé tiritando porque en esos almacenes hace más frío que en Rovaniemi.

Intentaron calentarme rápido. Melchor rozó mis labios con su polla mientras me sostenía las piernas en alto, para que Baltasar la metiera por mi ojete. Gaspar se masturbaba supervisando y diciéndome:

-A ver si te hace tanta gracia recibir lo que tú dabas a las muñecas, guarrón.

Le contesté con chillidos de horror porque ya le había visto el rabo a Baltasar y casi me pasmo.Yo era virgen de culo hasta el momento, y esa polla hacía honor a los tópicos superando la veintena de largo. Pero cerré los ojos y me entregué en cuerpo y alma a la voluntad suprema. Abrí bien la boca y el culo, y también la mano para masturbar a Gaspar que se había quedado sin hoyuelo donde meter, injustamente.

Chupeteaba la polla y los huevos rosados de Melchor que metía y sacaba con gusto de mi boca repasando lengua y encías, pero tuve que contenerme y no morder, porque la verga de Baltasar se hincaba poco a poco en mi esfinter. Gaspar, viendo mis ojos a punto de salir de sus órbitas me trató como a una parturienta, tomándome la mano, cariñoso, para que yo pudiese resistir ese calvario tremendo. Poco a poco, el ano ya roto, fue cediendo hasta que el capullo alcanzó la próstata. El dolor se transformó en gozo lentamente y en la medida que mi ano dilataba bajo el envite de Gaspar.

La polla de Melchor entraba y salía de mi boca como Pedro por su casa, y Gaspar me la chupaba mientras yo lo masturbaba. Era una delicia sentir su boca en mi capullo caliente, y eso me excitaba tanto, que le pedí que calzara mi verga en su culo y así darme un descanso para soltar la zambomba y descansar la mano. Así lo hizo, sentándose sobre ella y usando mis tetillas para masturbarse la verga.

-Ohhhh...qué gusto- gemía yo, enloquecido, ya que no había zona de mi piel o entrañas que no fuera estimulada y era incapaz de entender lo que sentía porque nunca había recibido un regalo tan hermoso de la realeza, ni nunca esa institución me había dado tanto y tan bien por el culo.

Hacerlo sobre una cama elástica no fue una decisión afortunada porque se movía más de lo deseado, pero éramos incapaces de irnos a otro lado sin soltar las presas, por lo que proseguimos hasta alcanzar nuestro propósito: corrernos. Primero fue Melchor en mi boca, y apunto estuvo de ahogarme, después fue Gaspar salpicando lefa como una fuente y alcanzando mis labios, que apuntando como un pez, la recibieron al vuelo. Solo quedaba Baltasar en mi culo, pero parecía inagotable, musitando:

-Qué culazo...mmm...qué culazo tiene ese puñetero Papá Noel...

Les pedí que por favor no me estimularan más, que bastante tenía con eso metido dándome un goce tremendo, y que si me corría yo primero, no lo aguantaría ahí por más tiempo. Lo encontraron razonable y nos dedicamos todos a Baltasar. Gaspar le ordeñaba a dos manos los huevos como si fueran ubres, y Melchor le metió el dedo en el culo mientras le mordía la nuca y le pasaba la lengua por al oreja. Ya hacía bastante yo con aguantar sus embestidas, pero aporté mi granito de arena pellizcándole los pezones.

Le subió la leche... y de qué manera! Sentí la inundación como me llenaba. Entonces sí me corrí gozoso, chillando, sollozando, como si mi culo fuese un coñito refollado, y en lugar de Papá, fuese Mamá Noel.

Me dejaron ahí tendido sin fuerzas para moverme. Ya no tenía frío pero estaba inquieto. Los niños esperando mis regalos y yo retozando cómo un putón satisfecho. Iba a levantarme cuando le oí:

-Lo he visto todo...ja ja aj ajajjajaj aja...

Esa risa diabólica no podía ser más que de Chucky!... Pero si Chuky estuvo en el 892-F, descatalogado y se llevó a incinerar..! Vi su sombra. Esa cabeza enorme de psicópata sostenida sobre ese cuerpo de muñeco...Estaba junto a mí a solo un palmo de mi cara. Me escupió.

-¿De dónde has salido? -le pregunté, secándome el lapo de la cara.

-¿Entiendes ahora lo que significa "renacer de las cenizas"? Ya sabes que siempre vuelvo.

Lo supe entonces y se lo dije:

-¿Eres tú el que te follas a las muñecas? cómo no lo ibas a hacer si son tus congéneres...

-Ja ajajajjajjaja...¿Quién sino, gilipollas? Me ponía tus zapatos por la noche para que creyeran que eras tú...

Empezó a sobarme el culo con sus manos de plástico frío y yo me revolví. Ahí estaba ese cabrón frustrado, obsesionado por ser hombre.

-¿Por qué no aceptas de una puñetera vez que nunca serás humano? por mucho que lo intentes no pasarás de ser un montón de plástico y cables. ¡Anda y vete con Barbie!

Sabía que andaba loco por esa pija y que Kent le mantenía a raya. Lo saqué de sus casillas definitivamente y me volteó para dejarme el culo en alto. Parecía imposible que tuviese tanta fuerza, pero en un tris, noté su pollita de goma en mi culo. En proporción a su cuerpo era monstruosa, pero tras catar la clavija de Baltasar sólo me hacía cosquillas. Iba a dejar que se desahogara, el pobre, a ver si sacaba toda la mala leche imitando a los hombres de verdad...

-Culo gordo...culo gordo...culo gordo...hihi hiihihijii hihiij...

La que faltaba. Su novia...aishhh!

-Dale la vuelta Chuky...yo también quiero follarme a ese mamón...hihjijijijijkij...él quemaba las cartas de los niños que nos pedían como regalo...¿no te acuerdas? -Esa voz estridente me ponía de los nervios.

-Sí es verdad -le contesté desafiante-, y lo volvería a hacer. Cuanto antes acabemos mejor.

Chuky me dió la vuelta, poniéndome patas arriba para seguir follando, y su novia se sentó en mi tripa. Me miraba con su cara horripilante y se dispuso a metérsela en su coñito. Sabía lo que llevaba ahí dentro, cuchillas de afeitar para hacerse un carpaccio con mi verga, pero no me la jugaría. Cuando iba a metérsela, yo tiré de ella hacia adelante y se le hincó en el culo. Quedó empalada, bizqueando sus ojos en su cara de loca, noté algo que se rompía en su interior, algo duro y blando a la vez, era un muelle. Se la hundí hasta el fondo, la solté y salió disparada hacia el techo donde un ventilador daba vueltas sin pereza. Le cercenó el cuello muy acertadamente cayendo en dos trozos bien definidos. Escupía aceite por la boca y por el culo roto, ahí en el suelo de cemento.

-¡Has matado a mi novia! -chilló Chucky.

-Joder, lo siento -le dije sin sentirlo-. Ese ventilador llevaría desde verano conectado, con razón hace tanto frío.

Ya estaba harto de tanta tontería y le apreté la cabeza entre mis rodillas. Luchaba con sus manitas pero conseguí ponerle en su sitio. Apretado por los costados, se le puso cara de pez con un ojo a cada lado. Lo sostuve así y parecía que le gustaba porque noté su calor en mi recto...bueno; más que calor, ardor...; más que calor, QUEMABA...!!!

Lo solté, los ojos le colgaban de las órbitas y el aceite le chorreaba por la nariz. Se fue corriendo a trompicones hacia los estantes y pasillos, le oí, ciego, golpeando con su cabeza loca por todas partes mientras yo pedía una ambulancia con el móvil.

Feliz Navidad belicosa y pedidme lo que queráis, sabros@s, que aún estáis a tiempo.

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