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La Hija Del General Parte I

en Lésbicos

LA HIJA DEL GENERAL PARTE l

11 Enero 2012, Base Militar Brindis XVII. Washington.

Finalmente me he decidido a hacer esta bitácora, porque…no tengo a nadie a quien contarle esto, más que a los completos desconocidos. Me Llamo Gia Marcuss, acabo de ingresar a la Academia Militar Brindis XVll, soy la única mujer de una familia de tres hombres, Mi padre Eugenie Marcuss ex-militar, y mis dos hermanos, Bruno y Franco. Bruno es mayor que yo, él ya es sargento segundo, Franco…Franco murió hace dos años en una misión, también era militar. Creo que esto ha ayudado a separar lo que quedaba de nuestra familia. Mi padre se tuvo que hacer cargo de los tres, porque mi madre simplemente se esfumo, no sabemos si esta viva o muerta, pero para mi padre esta metros bajo tierra. Después de todo lo que ha hecho mi padre, incluyendo haberse jubilado por haber perdido una pierna, decidí ingresar a la Academia Militar.

Podrí contarles cada mínimo detalle de mi vida, pero hasta ahora lo más interesante sería haber decidido dedicarme a la milicia. Sin embargo, el motivo de esta bitácora, a lo que ustedes llamarían diario, es para contarles acerca de la hija del General Mayor, Ania.

He tenido un par de novios, jamás pensé en que me llamaría tanto la atención un chica, de hecho, no me había pasado por la cabeza; Sin embargo, siempre he sido una chica de mente abierta. A Ania la vi por primera vez en la reunión de ingreso de los nuevos cadetes, entre ellos yo. Como siempre esas reuniones se basaban literalmente en vestirse de gala, pero gala aquí no significa usar largos vestidos y tacones, no, aquí las reuniones de gala son en las cuales hombres y mujeres que pertenecen a la academia deben usar obviamente su traje militar, a excepción de los familiares y amigos invitados.

Ese día me decidieron acompañar mi padre y hermano. Me puse mi traje de cadete, me recogí el pelo y me puse muy poco maquillaje, Bruno me había dicho que me fuera olvidando del maquillaje y aunque nunca fui chica amante del maquillaje, seria una de esas cosas que nunca están de mas. Yo soy lo que solía decir mi hermano Franco… “Una soldado sexy” soy morena clara, ojos café oscuros y pelo lacio, brillante y negro como la noche. Siempre pensé que ese estilo chica soldado me harían ver muy masculina, sin embargo, al verme en el espejo mientras me vestía para ir a la reunión, sentí que me veía bien aunque me sentía extraña e incluso me pregunte si hacer esto significaba dejar atrás toda mi feminidad.

Al entrar al salón de reunión noté a toda esa gente con trajes y medallitas deslumbrantes, pero lo que más me deslumbró fue cuando mi padre nos presentó frente al General Mayor  Cedric Nolte y conocí por primera vez a Ania. Ella llevaba un hermoso vestido café claro que hacia juego con el traje de su padre, sus ojos grandes color esmeralda, sus labios rojos y carnosos, su piel clara con algunas pecas y su cabello largo, ondulado y color caoba rojizo. Todas estas características conformaban toda la esencia física de Ania, lastima que las personas no son necesariamente igual de hermosas por fuera que por dentro.

Cuando mi padre me presentó lo hizo muy emotiva y orgullosamente ya que mi padre y Cedric eran amigos desde hace años, presentó a mi hermano y obviamente el General nos presentó a su hermosa hija, esta saludo muy dividamente (diva) y sonriendo mientras le hacía miradas a mi hermano. Ella también me hacia miradas, pero de esas miradas de que poca cosa así que no dude en ponerme a la defensa. Mi padre pregunto si Ania no se iba a dedicar a la milicia como su padre, mas aun sabiendo que era hija única, no paso mucho tiempo para que Ania fuera la que respondiera,  “Bueno, para mi eso de la milicia es más para hombres, sin ofender, además no me podría imaginar vestida con traje y andando todo el tiempo en pantalones”

Obviamente los cuatro nos quedamos unos segundos en silencia, hasta que mi hermano rompió el silencio con un “Formas distintas de ver las cosas, que se le va a hacer”. Todos sonreímos sin tanta efusividad como ella, después de eso mi padre se la paso dándonos a conocer entre todos sus amigos y compañeros de trabajo. Mientras hablaba con algunas otras mujeres acerca de la vida en el mundo militar noté a la tal Ania platicando con mi hermano Bruno, yo diría a mi sano juicio que estaba muy empalagosa, podía haberme imaginado a mi hermano con cualquier mujer, pero no una tan pesada como Ania, de algún momento a otro me alegre de ser mujer y no tener que lidiar con mujeres como ella. Era una lastima como una mujer tan guapa podría llevar por dentro algo tan odioso, pero eso no le quitaba lo guapa, lo que me hacia enojar más.

En un momento se llegó a terminar mi bebida, así que decidí dirigirme hacia la mesa, allí me tope con Ania, yo no tenia la más mínima gana de entablar una conversación, pero ella fue la que me habló a mi.

-así que… te gusta hacer cosas rudas y eso…

-me gusta hacer cosas útiles, de ayuda para alguien.

-pero… no lo se, hay muchas cosas diferentes y además no te da miedo quedar como tu papá.

-disculpa. –Le miré furiosa.

-pues si, sin un brazo, un pie… ¡Dios!, incluso perder un dedo me volvería loca.

-yo pienso…que eso es lo más heroico que se pueda imaginar.

-como sea, yo no tengo tiempo para ser heroica –remarcó la palabra heroica- yo lo único que tengo que hacer es alejarme de las cicatrices y conseguirme un hombre que haga la parte heroica por mi.

-¿Cómo mi hermano?

-mmm quizá, para eso tengo mucho tiempo. –tomó su bebida, hizo un pequeño brindis frente a mi y se marchó.

Mañana comenzarían mis clases, mi padre me acompañó hacia mi habitación y ya que tenía amistad con la persona que repartía las habitaciones logró conseguirme una habitación solo para mí, sin embargo le advirtió a mi padre que en cuanto fuese extremadamente necesario tendría que compartir habitación.

Una  vez que me despedí, los dos hombres que eran parte de mi vida me prometieron venir a visitarme, sobre todo mi padre. La zona en la que me encontraba era la zona rosa, conocida así obviamente porque era únicamente de mujeres. Justo a la 10 de la noche tocaron a la puerta. Al abrirla se encontraban tres chicas con una pequeña caja.

-Hola, soy Karen, ella es Tamara y esta Emily, las tres somos de tercer grado educativo y ya hacemos practicas, y tu eres Gia de primer grado.

-Ammm entiendo, como saben que yo…

-tu padre es uno de los mejores amigos de Cedric, así que queremos llevarnos bien contigo y darte la bienvenida, ojala y nos llevemos bien.

-pues eso espero también.

-toma. –me entregaron una pequeña caja. – aquí nos tienen muy controladas, así que… es un regalo de nosotras, lo vas a necesitar, créeme se lo que te decimos. Bueno… te dejamos para que descanses, buenas noches.

-claro, gracias. –me di la vuelta y Karen regreso de pronto.

-ah por cierto, nos encontramos en el pasillo 2A por si necesitas algo, ah y bonito tatuaje. – se marchó y cerré la puerta.

El tatuaje al que ellas se referían era una pequeña mariposa azul que tenia en la parte trasera del hombro, no era el único, también llevaba uno en la espalda baja (unos tallos con unas pequeñas flores).

Puse en la cama la caja y me senté al lado, levante la tapa y ¡carajo! Estas tías si se lo llevaban en serio, saqué asombrada un consolador rosado de plástico, presione un pequeño botón y este comenzó a vibrar, yo jamás había tenido algo así en mis manos, lo apague y lo devolví de nuevo a la caja. Me quedé al lado de la caja sin pensar en nada específico, luego se vino a la mente Ania, fruncí el seño y negué la idea al instante, luego volvió a venir a mi mente y miré el juguete rosa, lo saqué y lo observé directamente.

Dejé la caja en el suelo y me acosté con el juguete en la mano. Lo puse a mi lado y me quite la blusa, el brasier, el short y después las bragas, quedando completamente desnuda. No sabía como usarlo ni por donde empezar, así que comencé a hacer uso de mi imaginación. Empecé tocando mis pechos, apretándolos y agarrando mis pezones, los apretaba y los giraba levemente.  Abrí mis piernas y comencé rosando el juguete sobre mi pubis, al tocar mi piel me entro un escalofrio, por la sensación de la adrenalina y lo frío que estaba, pude sentir notablemente subir mi temperatura, comencé a sentir el calor recorrer todo mi cuerpo, tan rápido como sentí eso moví rítmicamente el consolador de arriba abajo sin penetrar aún, metí en masturbador entre mis labios púbicos y comencé a dar movimientos circulares alrededor de mi clítoris, primero lentamente y conforme avanzaba mi excitación aumente la velocidad y la fuerte. Mis piernas se empezaban a tensar y mi espalda empezaba a dejar de tocar la cama, esta se estaba encorvando y comenzaba a sentir el masturbador como resbalaba dentro de mi pubis mas fácilmente, sentir como mis fluidos que eran tibios me pedían que introdujese el juguete, comencé a meterlo lentamente, mis piernas se tensaron aun mas, lo que hacia que el masturbador tuviese dificultades para entrar, pero al intentar meterlo a la fuerza me excitaba aun mas, al introducirla mas aun en el fondo se me vino un temblor por todo el cuerpo, abrí la boca con la intención de gritar pero me abstenía por si alguien me llegaba a escuchar, así que daba pequeñas bocanadas de aire para poder aguantar la respiración, justo en ese momento tocaron a la puerta muy fuerte, era unos de los suboficiales del pasillo, tan rápido escuche el ruido saque el juguete y me enfrié en cuestión de segundos…

Perdonen la tardanza, pero primeramente necesitaba elegir una historia, espero que esta les guste…creo que tiene un toque interesante, esta es tan solo la introducción así que esta muy light, pero espero las siguientes hacerlas más eróticas aunque mi estilo sea un poco más romántico, eso a dependerá de la historia… agradezco mucho sus comentarios, porque son ellos los que me animan a seguir con las historias. Gracias. XOXO       

@Gladys_Di