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La Hija Del General Parte III

en Lésbicos

LA HIJA DEL GENERAL PARTE lll

19 Abril 2012, Base Militar Brindis XVII. Washington.

Con el zumbido en la puerta las tres nos levantamos aturdidas, Akemi fue la primera en ponerse de pie, se dirigió a su cama y se metió entre las sabanas, Ania se quedo inmóvil sin saber a donde ir, la tomé del brazo y la dirigí hacia el clóset.

-Métete allí adentro – susurré. Ella no lo pensó dos veces y se metió. Me apresuré rápidamente a ponerme algo de ropa y limpiar cualquier mínima huella de lo que era ahora un crimen sexual. Abrí la puerta y allí estaba mi padre, tan recto y en postura como siempre.

-¡Hola hija! – estiró el brazo para saludar.

-Hola papá… ¿Qué estas haciendo aquí?

-Los vuelos fueron cancelados, así que pospuse mi viaje hasta el lunes ¿te parece si nos vamos a casa? Tu hermano se ha quedado también y hará una cena, va a invitar a Cedric y su hija, ya sabes que cuando tu hermano pone el ojo…

-¡Claro! Mi hermano… ammm te parece si los alcanzó, no pensaba salir…así que no he arreglado mis cosas.

-De acuerdo, te veo en casa. – me volvió a saludar y se despidió. Cerré la puerta y camine hacia el centro de la habitación. Akemi permaneció en la cama, debió haberse quedado dormida. Ania salió y comenzó a vestirse.

-¿Así que tu hermano puso el ojo en mi? – me miro mientras se ponía la ropa.

-Aquí lo peligroso es que tú le dieras alas.

-¿y porque no? es guapo, recto, educado… el hombre perfecto.

-Pero y que con lo de anoche…

-Gia, mal por ti si confundes el sexo con hacer el amor y definitivamente lo de ayer fue solo sexo. Hacer el amor es cosa de dos…no de tres. Y vete guardando en tu cabecita que lo de anoche no significo nada, no estoy enamorada de ti, solo sexo. ¿Ok? Una sola palabra de esto a alguien, y te voy a hacer la vida imposible, y va también para tu asiática pervertida. ¿Le pasas mi recado? – abrió la puerta, salió y la cerró de golpe. Justo cuando la cerró escuche a Akemi decir “Escuché el mensaje, por mi no hay problema”

Aquello que había ocurrido me tenía tan intrigada, me preguntaba una y otra vez ¿Qué había sido eso realmente? ¿Solo sexo? Ania era una insoportable, entonces… ¿Por qué me atraía tanto? Cuando llegué a casa fui directo a mi habitación, y allí me quede toda la tarde, pensando y dándole vueltas al asunto. Al final terminé convenciéndome de que aquello tan solo había sido culpa de las hormonas y que debía olvidarlo todo. El día transcurrió hasta llegadas las 7 de la noche, mi hermano me avisó por el interlocutor que pronto estaría la cena, así que me bañé y me vestí lo más decente y “femenina” que pude, no quería dar motivos para que Ania hiciera sus comentarios ofensivos.

De alguna manera pensé que Ania se cruzaría conmigo alguna mirada de culpa o algo entre las dos, sin embargo rara vez volteo a verme, si no más para referirse a algo realmente específico. De pronto mi hermano se puso de pie y se puso en porte para dar un mensaje.

-Familia, porque no hay otra forma  para referirme a todos ustedes, quiero… queremos decirles que esta cena es más importante de lo que parece, queremos….

-¿queremos? ¿Tú y quien? – mi padre interrumpió.

-Ania y yo. Nosotros nos hemos visto durante algún tiempo y hemos decido llevar una relación tal y como debe ser, Ania y yo somos pareja. –debó admitir que aquello me dejó paralizada, abrumada… ¡¿Qué?! Por mis adentros estaba a reventar.

-Así es, es por eso el motivo de esta cena.- se levantó Ania y tomó la palabra, miró fijamente a mi hermano, lo tomó de la mano y dijo. – Señor Marcuss , amor a su hijo. – Volteo  a verme y esta vez si me hizo la mirada de culpabilidad, pero mas que culpa, su ironía y cinismo brillaban en sus ojos.

Una vez que la cena termino, todos los hombres se fueron al estudio de mi padre, a “brindar” por aquella relación. Ania se quedo en la sala y yo me dirigí hacia allí.

-¿de que se trata todo esto? – le reclame en un tono calmado.

-¿disculpa? 

- tú ya sabias de la cena y aun así…

-¿aun así que?

-Basta Ania, no finjas que nada paso.

-Mira Gia, todas tenemos fantasías, algunas piensan con tener urgías, acostarse con alguien famoso y otras como yo… acostarse con una mujer, yo simplemente te vi y pensé en hacerla realidad. ¿Por qué tu? Es obvio, se te nota lo lesbiana hasta por debajo de las uñas, obviamente no te ibas a resistir a algo como yo, por otra parte, lo de la asiática no lo tenia planeado pero para serte sincera, ella te llevo por mucho. – hizo una sonrisa de burla y comenzó a reírse por sus adentros.

-¡Basta!  – dije con voz quebrada.

-¡Hay no! herí tus sentimientos y vas a llorar ¿no se supone que ustedes las marimachas soldado no lloran por cosas tan insignificantes?

-eres una puta zorra y haciendo lo que haces no te hace siquiera llamarte persona.

-persona o no, no me importa.

Tomé todo el aire que pude, la puerta del estudio se abrió y salió mi hermano.

-¿pasa algo?

-no. – respondí. – aquí no pasa nada.

Me encerré en mi habitación y el resto… el resto se resume en lágrimas.

 

07 Mayo 2012, Base Militar Brindis XVII. Washington

Las cosas no me han ido bien, desde lo último que escribí todo se ha vuelto fastidioso. Ania y Bruno parecen felices, besándose y agarrándose de la mano todo el tiempo. En una de mis fines de semana de vacaciones Bruno decidió llevarla para tener una comida familiar, ella se quedó a dormir y durante la noche mientras me levantaba a tomar agua escuché como cogían, me enoje, lo admito, estaba celosa. Y a pesar que no lo quería estar, era algo que no podía evitar. Estúpida Ania, no la puedo borrar de mi cabeza.

31 Mayo 2012, Base Militar Brindis XVII. Washington

La relación con Akemi había sido la misma de siempre, como si nada hubiese cambiado, sin embargo el otro día cuando llegué de una clase la encontré empacando.

-¿te vas de vacaciones?

-¿vacaciones? Yo me largo de aquí para siempre.

-Espera, ¿Qué?

-Mira Gia, este lugar me abruma, mas de lo que me hubiese imaginado, estar encerrada… no puedo, además esto de ser recta y llevar todo en orden me esta matando.

Palabras suficientes para que terminara quedándome sola de nuevo, ahora mi habitación eras 100% para mí.

20 Junio 2012, Base Militar Brindis XVII. Washington

 

Mi nueva gran pregunta era ¿soy lesbiana? Después de lo Ania había tratado de pensar única y exclusivamente en  hombres, incluso me ponía a observarlos en la sala de ejercicios, pero no, no pasaba nada. Así que mientras mi hermano y Ania vivían su hermoso cuanto de hadas, ahora yo me dedicaba a mirar chicas, pero no, tampoco pasaba nada, eras las mismas chicas de siempre, eso hacía que mi cabeza se calentara hasta que me doliera. Cada puta vez que pensaba en una chica, se venia a mi mente la perfecta figura de Ania frente a mi, su suave piel, su cabello, sus ojos, sus labios… me estaba volviendo loca.

27 Junio 2012, Base Militar Brindis XVII. Washington

 

Yo y mis aferradas ganas de olvidarme de Ania no servían de nada, yo la deseaba, deseaba tocarla, besarla, hacerle el amor. Pero este día no lo olvidaré, este día seria diferente, aun yo sin saberlo. Se llegaron las vacaciones largas, y volví a casa. Compré un montón de libros para leer y supuse serian las vacaciones mas aburridas de mi vida. Mi padre y Cedric decidieron organizar una de las tantas fiestas que habían planeado y jamás habían hecho realidad, solo que esta vez si lo hicieron.

Invitaron a un montón de amigos y conocidos. Mi hermano y Ania parecían la pareja ideal. A mi…un tío intentó coquetearme, obviamente lo mande al diablo, y aunque mi mente pensó en decirle si y tener sexo aquel día y con aquel tipo, decidí decirle que no.

La noche llegó y poco a poco los invitados se fueron retirando, Cedric y Ania se quedaron ya que era tarde, ya hasta tenían sus cuartos exclusivos para ellos. Durante la noche me levanté a tomar agua, gracias a Dios no escuché ruidos sexosos, pero me encontré junto al refrigerador a Ania.

-¿sed? – me preguntó.

-que intuitiva. – le dije sarcásticamente.

-vale.

-así que… ¿no piensan tú y mi hermano aprovechar la noche para no dormir?

-tu hermano tomó de más, así que duerme como una roca, pero no me importa, después me lo va a recompensar, y sé que lo hará muy bien, es muy bueno en la cama, incluso más que t…

-será mejor que no empieces Ania, no tengo ganas de discutir con alguien como tú a estas horas de la noche.

-¿discutir? ¿Quién habló de discutir? Solo quería charlas un poco.

-obviamente eso no funciona entre nosotras dos.

-si tienes razón, por cierto, me gustó el vestido que utilizaste hoy ¿es para ocultar el toqué masculino que te ha dejado la escuela militar?

-Ania…

-porque aunque la mona se vista…

-Cierra la boca. – caminé de regreso a mi cuarto.

-¿ya te vas? que lastima, justo cuando comenzaba a disfrutar de esta conversación, con ese carácter que te cargas como no te iba a dejar Akemi. – me gritó al fondo, yo la ignoré.

Como no tenía muchas ganas de dormir, saqué un libro y comencé a darle unas ojeadas, pasó aproximadamente una media hora, cuando la puerta se abrió… lentamente… y entro Ania.

Vestía, bueno… casi no vestía nada más que un brasier y unas bragas de encaje negro, se posó frente a mi y mostró su mano derecha que cargaba unas esposas.

-tienes razón, a ti y a mi nunca se nos va a dar eso de charlas… mejor juguemos sucio.

-Ania…veté.

-¿eso es lo que quieres? Porque lo puedo hacer, pero dudo que realmente lo quieras. – comenzó a acercarse poco a poco hasta que topo con la cama, la tenía enfrente de mi, tan espléndida, tan sensual…realmente la deseaba y mientras más me aferraba a sacarla de mi cuarto, más deseaba tenerla en mi cama. Subió lentamente a la cama, dejé el libro en la mesita de junto y me quedé inmóvil, se acercó mucho más, su cuerpo casi desnudo se corría hacia mí, hasta terminar sobre mi cuerpo, se sentó sobre mi cadera y pude sentir su pubis tibio.

Me tomó de ambas manos y las estiro hasta el cabezal de la cama, después…después las esposó a un tubo del mismo cabezal. Se tumbó sobre mí, y dejó su rostro a menos de dos centímetros de mí.

-Estas son las reglas del juego: tú eres mía esta noche, yo hago lo que quiera contigo y tú no dices nada.

-Ania, yo…

-he dicho nada.

Se bajo de la cama y se dirigió hacia una mesa de estudio, tomó unas tijeras de un pequeño vaso lleno de lápices y regreso hacia mi, obviamente me asusté hasta que se volvió a tumbar sobre mi y corto ambos tirantes de mi blusa, tiró las tijeras al suelo y comenzó a bajar lentamente la blusa a lo largo del cuerpo, cuando llegó a la parte del short jaló este junto con la blusa hasta sacarme ambos por completo. Tomó la blusa y se subió de nuevo a mi cabeza, acomodó la blusa y puso alrededor de mi cabeza cubriendo mis ojos para después hacerle un nudo. En mi boca metió parte del short haciendo que no pudiese hablar,  acercó su boca al oído haciéndome sentir su cálido aliento y me susurró unas palabras “ahora si empieza el jugo, todo lo que te diga, lo vas a hacer” yo solo asentí con la cabeza.

No podía ver nada, pero lograba sentir las manos de Ania recorriendo mi abdomen…tan suaves, tan cálidas, de pronto pude sentir como sus labios recorrían mi vientre, empezó a quitarme las bragas y me sentí desnuda al instante, volvió a subir y desabrochó mi brasier. Sus manos tocaban mis pechos, los apretaba tan fuerte que me hacia dar pequeños gritos de dolor, gritos que me tragaba y me excitaban al mismo tiempo. No supe en que momento se quitó la ropa, pero sentí uno de sus pechos sobre mi vientre, su pezón se sentía tan duro, igual que los míos.

-abre las piernas. – me exigió, yo hice caso.

Abrí las piernas lentamente, con sus manos comenzó a acariciar mi pubis, masajeándolo. Tan solo habíamos comenzado y ya me sentía tan excitada, sentí uno de sus dedos que empezó a tocar mi clítoris, con su dedo lo recorría alrededor, mientras con su boca besaba mi entrepierna, en una contracción involuntaria mis piernas intentaron cerrarse, Ania lo evitó enterrando sus uñas en mis piernas, aquello me hacia enloquecer tanto, se sentía tan bien. El dolor combinado con el placer hacían la combinación perfecta. Con ambas manos tomó cada una de mis piernas y agresivamente las abrió de lado a lado y metió su cabeza entre ellas. Le pasó un lengüetazo rápido como solo queriendo probar, comenzó a introducir uno de sus dedos lentamente y ¡Ha! Grité en mis adentros, mis músculos se tensaron y ella metió el dedo más adentro, conforme lo metía más adentro mi cuerpo se tambaleaba pero inútil ante mis manos esposadas; metió el segundo dedo y lo metió hasta el fondo, empezó a sacarlo y meterlo lenta y rítmicamente… lo que hacía que mi cuerpo se retorciera de placer, lo cual no le gustaba a ella, así que cada vez que lo hacía, con su otra mano me enterraba las uñas en la entrepierna que de alguna manera lo único que hacia era excitarme más.

-¿te gusta? – me preguntó. Y lo único que hice fue asentir con la cabeza nuevamente.

-¿me deseas? – volví a asentir.

-¿quieres que pare? – le negué con la cabeza.

Comenzó a girar los dedos haciendo presión hacia adentro, sentí como los doblaba levemente dentro de mi vagina como si intentara tocarme por dentro. Con la otra mano acariciaba ahora mi pubis, sacó sus dedos tomó los labios de mi sexo, empezó a abrirlos y su lengua empezó a pasar la punta de su lengua desde la punta del clítoris y fue bajando poco a poco, podía sentir mis fluidos mezclándose con su lengua como intentando que estos no se derramara, realmente quería quitarme las esposas para  tocarla, acariciarla y ayudarla, pero no podía. Su lengua empezó a lamerme de abajo a arriba una y otra vez, metía la punta y la movía de lado a lado, después de abajo a arriba y así por un buen rato. Mi cuerpo empezó a temblar y ella sacó su lengua, se acomodó y puso sexo sobre el mio, empezó a hacerle movimientos rítmicos, nuestros sexos se mezclaban y juntaban, sentí su viscosidad rozando mi sexo, se movía cada vez más fuerte y escuchaba sus gemidos exhalar al dejar salir aire, yo solo podía escucharme una y otra vez con un continua “umm, ummm, ummm!!!” que era lo único que podía sacar. La cama empezó a temblar y mis muslos se tensaban mientras mis brazos jalaban las esposas, mi cuerpo prácticamente se estaba doblando y ella seguía brincando sobre mi sexo una y otra vez.

Un fuerte temblor abarrotó todo mi cuerpo ¡UUMMM! Alcancé a escuchar antes de que mi cuerpo perdiera fuerza, estaba teniendo un orgasmo tan placentero, mis ojos ciegos se cerraron mientras mi boca mordía el short en mi boca. Cambió de posición y me giro dejando mi trasero frente a ella, yo ya no tenía fuerzas y pensé justo en ese momento que aquello era lo máximo que había llegado, pero ella no. Me puso en cuclillas y abrió mi trasero, con los dedos empezó a preparar mi ano para meter sus dedos, me tocaba alrededor y metía solo la punta de los dedos, pasó su lengua poniendo un poco de saliva y siguió hurgueteando con sus dedos, simplemente cuando menos lo pensé metió el dedo pulgar ¡Mierda! Me dolió como si me partieran en dos, ella lo notó y lo sacó, volvió a pasar su lengua y pasó esta alrededor del ano, volvió a preparar el dedo y ¡ja! Lo volvió a meter, sentí de nuevo el dolor pero ahora en menor intensidad y con mas placer.

Lo giro todo y doblo por dentro. Mi ano se tensaba intentando expulsar su dedo pero este se resistía gravemente, lo metió cada vez mas adentro hasta que ya no pudo más, lo sacó y volvió a meter, lo volvió a sacar y a meter nuevamente, sacó y metió y volvió a sacarlo. Mis piernas ya no podían más, así que comenzaron a tambalearse y medio doblarse, pero mi excitación era tanta y deseaba que eso no acabase que me seguía manteniendo en esa posición. Todo parecía perfecto, sexo, sudor, fluido, calor… hasta que…

Hasta que la puerta se abrió de golpe chocando contra la misma pared, Ania sacó rápidamente el dedo y me empujó contra el colchón. No sabía que sucedía, quien era o que estaba pasando, pero mis dudas se disiparon cuando escuché a mi hermano decir con la voz rígida y al mimo tiempo tembloroso.

 -No lo disfrutes Gia, no lo disfrutes como si fuera tu novia y no la mía.

Me senté cerca del cabezal mientras mi corazón empezaba a paralizarse.

-Bruno…mi amor yo… - escuché a Ania decir, los pasos de Bruno se hicieron más fuertes al acercarse hacia mi, de un jalón me quitó la venda de los ojos y por fin pude ver a Ania, desnuda, toda roja y sudada.

-De todos… pero de ti Gia, eres una… - se contuvo de decir algo, tomó una las sabanas de la repisa y se la aventó a Ania,

-¡póntela!

-Bruno puedo explic… - intentó defenderse.

-no quiero verte así, póntela. – Ania obedeció y Bruno la jaló del brazo bruscamente, la bajo de la cama y la jaló hacia la puerta, me miró fijamente con un odio… movió la cabeza en señal de negación, apagó la luz, salió tomando fuertemente a Ania del brazo y cerró la puerta de golpe.

Me quedé sola, en la oscuridad, esposada como una criminal… ¡Dios! Todo esto… ¿era real? El miedo me envolvió rápidamente y comencé a llorar ¿Qué había hecho? ¡Era una estúpida! El silenció llegó y con ello mis mayores temores.

Creo que esta demás decir que agradezco sus comentarios, espero  que lo hayan disfrutado. Ya saben donde encontrarme. Besos y hasta pronto.

Twitter: @WriteAndImagine

 

La Hija Del General Parte IV:

….Entre la oscuridad  y el silenció escuché el ruido de un choche alejándose, minutos después la puerta se abrió y entró mi hermano. Prendió la luz y se paró enfrente mio…