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No Me Borres (Parte I)

en Lésbicos

No Me Borres  (Parte I)

No pretendo ser dramática al escribir esta historia, tampoco pienso escribir cosas fantásticas y sacadas de alguna película de ciencia ficción; tan sólo les contaré como puede cambiar tu vida cuando la persona que amas te olvida, cuando te borra de sus recuerdos y pensamientos, cuando al mirarte a los ojos no ve mas allá de lo que se ve cuando se mira a alguien a los ojos, cuando no recuerda tu nombre o tu color favorito…cuando te borra completamente de su cerebro, y lo digo, literalmente.

 

Yo conocí y me enamoré de una mujer, la mujer más maravillosa que jamás llegue a conocer, pero lo peor no fue enamorarme de una, si no que, no solo me enamore de una mujer cualquiera, me enamore de mi prima. Suena perturbador y quizá hasta enfermo, pero así me paso; así que, eran dos cosas las que hacían de nuestro amor una imposibilidad, aun así, logramos sacarlo adelante, logramos hacer que funcionara, escondiendo, claro. Y todo parecía estar perfecto, yo la amaba y ella me amaba a mí, pero todo falló. Todo se convirtió en un completo nada, dejo de existir y desapareció. No conforme con terminar viviendo sin mi padres, la perdí a ella, sólo que ella, sigue estando aquí.  Todo cuando un accidente mató a mis padres y le borró los recuerdos a mi novia. Ahora ella no sabe quien soy ó que paso aquella noche, aquella noche que íbamos los cuatro en el coche, aquella noche que cambió todo.

 

Ahora vivo con mis tíos, padres de Eva, mi novia, ellos no saben nada, ni sobre ella y yo, ni sobre el porqué del accidente. También vivo con mi primo, Evan, hermano gemelo de Eva; ella estaba en coma, desde hacía 6 meses, pero hasta hace unos días nos han dicho que ha despertado. Solo que no recuerda nada ni a nadie… Pero ¿saben que? No me importa, la voy a recuperar, porque la amo, simplemente por eso.

-Sra. Y Sr. Torricelli.- dijo el doctor Alberto Matías, neurocirujano del CAI (Centro de Ayuda intensiva).- Debo darles la magnífica noticia de que su hija, ha despertado del coma.

-¡Oh por Dios! ¿Esta hablando en serio?- contestó Damián Torricelli mientras María, su esposa, se quedaba en silencio en estado de shock.

-Así es, Sr. Torricelli, su hija despertó hace apenas unas cuantas horas, aun así, lamento decirles que no todas son buenas noticias, al despertar Eva no dimos cuenta de que su habla estaba deficiente, pero se ha ido mejorando. Sus procesos mentales están bien, sus exámenes psicomotores han sido perfectos, el único problemas es que.- el doctor no había terminado cuando el padre de Eva tomó la palabra.

-Díganos la verdad, como esta mi hija.

- Su hija se encuentra bien, el único inconveniente es que tiene amnesia retrógrada.

-¿Qué significa eso? – dijo María.

-Significa que su hija no recuerda absolutamente nada, el accidente provocó una gran lesión, que hizo que su hija perdiera toda su memoria. Recuerda como hablar, sumar, leer, sus conocimientos están intactos pero sus recuerdos se han borrado.

-Eso significa que si nos ve…  ¿No sabrá quiénes somos?- aclaró María mientras se rompía en llantos, Damián la abrazó y trato de tranquilizarla.

-Es lo más probable, su hija no recuerda ni siquiera quién es ella, no sabe su nombre, quiénes son sus padres o familiares y todo lo respecto a ello.

-Pero… ¿recuperará la memoria?

-Hay muchos casos en los que la mejoría es sorprendente, en otros no tanto. Pero viendo como mejoró con su habla lo más probable es que también lo haga con su memoria. Aun así no quiero darles falsas expectativas, así como puede recordar todo de un día para otro, podría nunca llegar a recordar nada. Entiendan que a pesar de ser neurocirujano el cerebro humano no deja de ser un misterio para la ciencia. Lo único que tienen que hacer es ayudarla a recordar, enseñarle imágenes, videos, cosas que puedan ayudar a estimularla.

-Entiendo doctor, lo haremos – dijo María mientras ambos se levantaban y estrechaban la mano de quien había sido su doctor hace apenas seis meses.

-¿Cómo esta Eva?- Dije disimulando que no había escuchado la conversación detrás de la puerta,  al mismo tiempo que me levante del asiento contiguo a Evan, hermano de Eva.

-Ella esta bien, pero, el doctor dice que tiene amnesia.

-¿Están bromeando verdad? – Dije mientras soltaba una pequeña risa, pero me di cuenta de que no era una broma al ver la seriedad en sus rostros.- ¿puedo pasar a verla?

-Pensamos pasar nosotros primero Mia.

-Creo que lo más conveniente sería que pasará yo- levanté la voz.

-¿Por qué?- bufó Evan mientras me miraba desconcertado.

-¿Por qué? ¡Porque yo fui la última persona que la vio aún consiente antes de que se perdiera, porque yo estuve con ella la misma noche en que ocurrió todo, porque yo la saque del auto, porque yo le salvé la vida! – le amenacé con la mirada aturdida y llena de lágrimas mientras no me daba cuenta que prácticamente gritaba.

-¡Mía! Cálmate – me ordenó mi tío Damián.

-No papá, ella tiene razón.- Afirmó Evan con la mirada.

-Si querido, Evan tiene razón, quizá eso le ayudé a recordar- María abrazó a su marido y le dio un beso.

-De acuerdo, solo trata de no ser muy dura con ella.

-No lo fui antes, menos ahora. –tenía miedo de entrar en esa habitación y enfrentarme con la pura idea de que Eva no me recordara. Habíamos pasado tanto juntas y ahora… ahora sería como volver a empezar, como borrar un disco duro sabiendo que jamás encontraras los archivos más importantes. Antes de entrar a la habitación recé una y otra vez para equivocarme en mis pensamientos, para estar equivocada sobre el hecho de tener miedo. Cuando por fin logré reunir todas mis fuerzas abrí la puerta, y allí estaba. Tan hermosa como siempre… tan viva, era irreal.

-Hola, soy Mia… Tu prima… Quizá no me recuerdes ¿o si? –Ella me miró como perdida, ni siquiera tenía la misma mirada, me asusté al verla… esa no era Eva. Me miró y justo antes de formar una oración tartamudeo un poco.

-Lo siento… -Suficientes palabras para destrozarme, para quitarme el aliento y volverme silenciosamente loca.

-Yo enserio lo lamento, no es que no te recuerde; solamente no recuerdo nada o a nadie.

Poco después Salí de la habitación, me senté en la sala de espera y guarde silencio. No podía decir nada, tampoco se venía nada a mi cabeza… Más que la mirada de Eva una y otra vez. Mis tíos entraron a la habitación y salieron con el rostro igual o más pasmado que el mío. El doctor dijo que estaría en observación al menos por una semana. Así que todos regresamos aquel día a casa con una esperanza acabada. Pero, al menos ahora sabíamos que Eva estaba viva… No es que antes no lo estuviera, pero viéndola todos los días en esa cama; era como si lo estuviese.

Nadie dijo nada cuando llegamos a casa, simplemente cada quien se fue a su habitación a repasar la situación en silencio. Yo hice lo mismo,  pero no intentaba pensar en lo que sucedería ahora. Me acosté en la cama y me puse a pensar en como habíamos pasado de ser una primas desconocidas a ser un par de amantes. Aún lo recordaba, tan claro y tan vivo; como si hubiese sido tan apenas ayer.

Nuestros padres, bueno, mi tío fue el que decidió dar el primer paso de reconciliación y acercase a mi familia; ya que  se había enterado de nuestra llegada a la ciudad hace apenas unos meses. Recuerdo haber llegado aquel día de mi entrenamiento de natación. Abrí la puerta y me sorprendió ver tanta gente reunida en la sala. Mi padre me presentó a mi tío y tía, a mi primo Evan y de pronto salió a lo lejos Eva quien venía de regreso del baño. Cuando la vi por primera vez me quede petrificada, era tan bella. Su piel apiñonada y su cabello café hacían la combinación más perfecta que jamás había visto, sus ojos cafés penetrantes y su perfecta postura sólo eran digna de una diosa.

Pero para serles sincera, ya la había visto antes en mi escuela; no tan cerca como la tenía ahora pero si, ella era Eva Torricelli la chica popular de la escuela. Muchas veces me habían preguntado si era prima de ella, yo siempre respondí que no hasta entonces; porque realmente no sabía que ella era mi prima. Y bueno, físicamente éramos muy distintas, yo era rubia de piel clara, ojos grises azulados y no tan de clase como ella.

A partir de ese entonces nos volvimos inseparables, ella se convirtió como en esa hermana que nunca tuve. Muy seguido salíamos de compras o íbamos al cine, éramos dos simples chicas de 17 años disfrutando de la grata juventud. Pero al menos hasta ese entonces seguíamos siendo sólo primas, fue mucho después cuando las cosas cambiaron, cuando supimos que no era una simple amistad o lazo familiar.

Durante meses la escuela había estado organizando una excursión a un bosque a las afueras de la ciudad, Eva insistía en faltar e irnos mejor a la playa; pues eso de ir a un bosque y tener que dejar todo su glamour no era parte de ella, eso sin agregar que era alérgica a los piquetes de bichos. Al final terminé convenciéndola y ambas fuimos a la tan dichosa excursión.

Como este paseo duraba todo un fin de semana, teníamos que acampar y poner nuestra propia caza de campaña.  Eva y yo decidimos compartir y poner la nuestra desde antes de aceptar ir a la excursión, incluso fuimos juntas a escoger y comprar la casa. Eva me convenció de poner la casa de campaña lejos de los árboles, porque sería casi seguro que los hombres se levantarían en la noche a hacer pipi y si acampábamos lejos de los árboles sería mejor para amabas.

Al final terminamos casi abandonadas por el resto, ya que todos querían estar más cerca de la fogata. Esa noche fue de risas y cantar alrededor de la llama, unos intentaron hacerse los simpáticos contando historias de terror, pero resultó que aquí el terror real eran los mosquitos, Eva no dejó ni un solo segundo de darse golpes intentando matarlos. Y bueno… allí fue cuando comenzó nuestra historia.

Las dos terminamos muy cansadas esa noche, pues habíamos tenido un largo recorrido por todo el bosque. Así que decidimos retirarnos e irnos a nuestra casa de campaña para descansar. No muy tarde todos también hicieron lo mismo y el lugar alrededor de la llama se quedo vació. El profesor apagó el fuego y solamente se podía ver las luces dentro de los campamentos.

-¡Dios! Apuesto que me van a doler los pies mañana. –me dijo Eva mientras cerraba el cierre de la casa.

-No lo dudes, pero apuesto que de lo que te debes de preocupar es de que no te salgan ronchas por tantos mosquitos. –dije burlándome de ella.

-No digas eso, me voy a poner como una alienígena si pasa eso, dame mi crema que tengo en la mochila, ella es la única que puede evitar que vengan los hombres de negro por mí.

-¡No exageres! –me estiré hacia la bolsa y saqué un ungüento para su alergia. Ella lo tomó y comenzó a ponerse en los todo el brazo.

-No lo entiendo, tengo comezón hasta en la espalda. Ten. –me dio la crema. –quiero que me pongas en la espalda. –se quitó la camiseta y después el top que llevaba debajo, dejando al descubierto toda su espalda.

Yo me apure hacia ella y comencé a ponerle crema, nunca había tenido la oportunidad de tocarla de esa manera; pero aquella noche tuve mi primera oportunidad. Empecé a esparcir por toda su espalda la crema, sentía en mi palma su suave piel que se encontraba roja en algunas partes por lo que eran indicios de la alergia. Ella parecía inmóvil, lo único que hacia era tomar su cabello hacía adelante para que no lo llenara de crema.

Yo tenía ganas de hacer algo, pero tenía miedo de cómo lo tomara. Las manos comenzaron a temblarme por la indecisión. Empecé a oprimir más peso sobre su espalda e incluso cambié mi posición y me puse de rodillas detrás de ella. Noté cuando ella sintió el cambio de posición porque también ella lo hizo. Cuando me di cuenta de que la crema ya se había disuelto por completo intenté seguir dándole los masajes, pero supuse que ya no tenía caso; ella ya se había dado cuenta también de que la crema se había disipado por completo.

Lentamente mis manos se fueron deslizando hacia su cuello de una manera sutil, tomé su cuello y comencé a recorrer el cabello que lograba escaparse de sus manos. Mi rostro sigiloso se fue acercando hacia su cuello, más de una vez di un pequeño reojo para observar sus movimientos, pero ella permanecía inmóvil como si lo estuviese esperando. Al final simplemente lo hice y puse mis labios sobre su suave piel.

Comencé a dar suaves besos por todo su costado derecho, ella se estremeció y giro su cabeza hacia el lado contrario, dejándome en total libertad toda la parte de su cuello y su hombro. Yo obedecí a su reacción y seguí besando su hombro hasta que ella levanto su mano derecha y tomó mi rostro. Después lo acercó hacia ella, dejando mi rostro frente del suyo.

Por un par de segundos lo único que hicimos fue observarnos, creo que ninguna de las dos sabía que hacer en ese instante. La tensión entre las dos crecía con cada segundo que pasaba, así que me di las fuerzas para dar el siguiente paso; pero como si ella leyera mis pensamientos… simplemente acercó sus labios a los míos y empezamos a besarnos. Conforme subía la intensidad de los besos nuestras bocas se abrían más y más, dentro comenzaron a tocarse nuestras lenguas.

Con el miedo de que alguien notase nuestras siluetas dentro de la casa, estiré mi brazo hasta la lámpara y la apagué. Ahora sólo lográbamos vernos por el reflejo de la luna que lograba trasminarse hacia el interior. Ella se volteo y dejó sus pechos frente a mí, no sabía que hacer ahora, pero ella tomó mis manos y las puso sobre sus pechos. Tener sus pechos entre mis manos fue una experiencia increíble, eras tan… tan realmente suaves que tenía miedo de presionarlos demasiado y lastimarlos.

Después ella tomó mi playera desde abajo y comenzó a jalarla hacia arriba, yo solté sus pechos y levanté las manos para facilitarle el trabajo. La playera salió rápidamente dejándome simplemente con el brasier que cargaba. Ella se acercó dándome casi un abrazo, pero lo que realmente intentaba era desabrochar la única prenda que cubría mis pechos. Cuando finalmente lo logró, regresó a su posición y me sacó el brasier.

Ambas ahora estábamos de la cintura hacia arriba completamente desnudas, puso sus manos sobre mis pechos y se enmarcó en su rostro una pequeña sonrisa, me miró y yo le respondí sonriéndole. Volvió a acercarse hasta mi rostro y nuevamente me plantó un beso, los besos volvieron a regresar sólo que esta vez amabas tocábamos los pechos de la otra. El calor en mi cuerpo comenzó a sentirse tan claramente, incluso una sensación en mis bragas se comenzaba a repetir continuamente.

Su cuerpo se encontraba frente al mío, totalmente pegado y fijo. Los movimientos comenzaron a tornarse cada vez más bruscos, hasta llegar a volverse necesarios. Con su cuerpo comenzó a empujar el mío, haciéndolo caer de espaldas; ella se tumbó sobre mí, recogió su pelo y lo acomodó de un lado para poder seguir besándome. Todo su peso se encontraba sobre el mío, pero sentía como si ella no pesase nada, incluso me gustaba sentir esa presión de ella sobre mí. Entre tientas busqué sus glúteos, una vez que encontré la orilla de su short metí mi mano hasta encontrar sus bragas; metí mi mano dentro de ellas y acaricié parte de glúteo.

Ella de la misma manera metió su mano izquierda, supongo eso porque ella es surda, y después la ingreso debajo de mi ropa interior. Pude sentir claramente cuando encontró mi sexo. Al principio sólo lo acarició por encima, dando pequeños masajes en forma circular. Sentí justo en aquel momento como mis bragas parecían estar mojadas, pues cada vez que ella daba un suave masaje todo mi cuerpo gritaba. Unos segundos después Eva se decidió por meter uno de sus dedos dentro de los pliegues de mi sexo, comenzó a jalarlo de arriba hacia abajo; lo cual me excitó al instante. Notó lo que sentía cuando ella me tocaba, lo cual le hacia sentir bien a ella… Así que sacó la mano, se dirigió hacia la parte de abajo y comenzó a quitarme el pants.

Se sentía raro lo que estaba haciendo, pero no quería que parara; una vez sin mi pants prosiguió con deshacerse de mis bragas. Yo me senté y fui desabrochando su short , nos quitamos los calcetines y al fin quedamos completamente desnudas una para la otra. Empezó a acariciar mis piernas mientras yo tocaba su abdomen y sus pechos. Me empujó con una mano haciéndome retroceder. Ambas quedamos sentadas en frente de la otra, nuestras piernas se abiertas se cruzaron del lado de cada una. Volvió a meter su dedo dentro de mi sexo que lo tenía justo en frente, yo animada por la situación decidí también meter uno de mis dedos dentro de ella.

Conforme lo iba haciendo ella hacía una mueca muy singular con su boca, después empezó a morderse el labio y regresó a besarme otra vez. Mientras arriba nos besábamos, por debajo cada una jugaba con el sexo de la otra. Yo jamás había estado con una mujer, realmente no sabía como hacerlo o si lo estaba haciendo bien; supuse que las cosas saldrían por si solas, y así paso.

Ella empezó e ingresar su dedo cada vez más a dentro, yo comencé a hacer lo mismo. Su dedo salía y se metía una y otra vez, comencé a seguirle el paso; el ritmo entre las dos cada vez comenzó a sincronizarse de mejor manera. Nuestras frentes se juntaron mientras observábamos nuestras manos, podía sentir como nuestros dedos se resbalaban dentro de cada una; una especie de líquido cristalino brotaba y abrillantaba nuestros dedos. El ritmo de pronto se aceleró, mi corazón comenzó a palpitar mucho más fuerte, los jadeos contenidos dejaban de contenerse… Ella puso su otra mano sobre mi espalda y yo hice lo mismo. Nuestros músculos se tensaron y comenzamos agitarnos de una manera descomunal. Una sensación extremadamente fría y a la vez caliente salió del algún lugar desconocido. Ambas nos abrazamos con la mano que teníamos libre y nos enlazamos la una con la otra. Su mano presionó mi espalda al punto de poder sentir sus uñas enterrándose, su cabeza quedó recargada sobre mi hombro mientras la mía sobre el de ella. La presión llegó, una sensación extremadamente placentera culminó en todo mi cuerpo y después cayo a pico. Me sentía tan agitada como si hubiese corrido por horas, los vellos de mi piel se encresparon y un sudor frío cubrió toda mi piel. Nos quedamos en esa posición sin decir nada durante varios minutos, podía sentir su cálido respiro sobre mi nuca, sus pulmones absorbiendo aire sobre mi pecho, su sutil aroma y sobre todo, podía sentir…

-¡Mia! ¡Baja a cenar! –gritó mi tía al fondo.

…podía sentir las palpitaciones de su corazón junto al mío.

De nuevo aquí con una nueva historia, tarde tiempo para decidirme entre esta y otras dos; pero me decidí por esta. Espero les guste. También les recuerdo acerca de mi otra historia "Andrea Princesa... Samantha Príncipe" que esta en mi página, ya publiqué el tercer capítulo.

Gracias por leerme y estamos en contacto.

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