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Comiéndome un Santo bocado.

en Hetero: Infidelidad

Ya hacía varios días que estaba sin escribir y hoy decidí hacer otro de mis relatos, en mi escrito anterior les prometí narrar lo que ocurrió con otro de mis vecinos que para mi desgracia es casado también, bueno así es mi suerte de perra.

Las cosas ocurrieron también a comienzo de este año, mientras en las noche me reencontré con Sergio, mi ex vecino,  en la mañana mientras esperaba el autobús para ir a trabajar, conocí un nuevo vecino, era un chico de más o menos 22 años, alto, delgado, unos lindos ojos marrones cubiertos por un par de lentes modernos, pero que en conjunto con su vestimenta muy formal, le daban un aíre “angelical” y lo digo literalmente, por que a primera impresión me pareció un  santito, se veía tan bueno, tan bien portado que al mirarlo de arriba abajo mi sangré comenzó a hervir, esa estampa de nene bueno me encantó, despertó la fiera que habita en mi, y me dieron ganas de comérmelo ahí mismo, pero obvio no iba a hacer tal cosa. Cada mañana salí más temprano  para poder toparme con dicho santo, y así poder compartir el autobús con él, lanzarle algunas miradas clandestinas en el trayecto, y no sé, quien quita, hacer una amistad con ese angelito que me ponía bien cachonda y malvada, comencé a vestirme más provocativa, poniendo a mi servicio una de mis mejores armas de seducción, mis tetas, usaba escotes más profundos y no me preocupaba por disimularlos, ya que la idea era llamar la atención de este chico, procuraba sentarme lo más cerca posible a él, y trataba de llamar su atención, pero mis esfuerzos eran infructuoso, su actitud era de roca, inamovible, se esforzaba por no caer en mi juego, aunque una que otra vez lo sorprendí mirando entre mi escote, pero disimulaba y se olvidaba de mi. Después de casi un mes de lo mismo, estuve por dejar la pelea, a veces escuchaba su voz cuando hablaba con el conductor o lo saludaba y era profunda y muy varonil, haciendo que cada uno de los vellos de mi cuerpo se crisparan, tengo que aceptarlo, ese tipo me estaba calentando sin ni siquiera mirarme, pero era una lucha en vano, yo no le gustaba, no era su tipo, o no le interesaba para nada, porqué no me prestaba nada de atención.

Todo siguió transcurriendo, pero para mi sorpresa, y la dicha de mis ganas, algo pasó. Era una mañana de domingo, el sol brillaba, claro que no me di cuenta de eso porque yo dormía profundamente y no tenía ganas de levantarme temprano, ni loca lo hubiera hecho, a eso de las 8 de la mañana escuché que mi mama salió de casa y mi hermana no estaba en casa, ese fin de semana lo había ido a pasar en casa de una tía, así que tras la salida de mi madre, la casa quedó solamente habitada por mí, y era lo mejor, porque podría seguir durmiendo a pierna  suelta hasta el medio día, me gire en la cama, me abrigué hasta la cabeza, y caí en un profundo sueño de nuevo, pero como nada es perfecto, a eso de las 9:30 de la mañana llamarón a la puerta, me sobresalté, no estábamos esperando a nadie, así que si era un vendedor, se aburriría y se iría, que equivocada estaba, el golpeteo continuó en la puerta a tal punto que llego a desesperarme, y ante tal insistencia, me vi obligada a levantarme para abrir la puerta y atender al inoportuno, me puse las pantuflas, me arregle un poco el cabello, y me limpié los ojos, grite para anunciarles que ya estaba en camino, y con toda la rabia del mundo fui a abrir.

¿Quién puede ser un domingo en la mañana?, quien más que los llamados “Testigos de Jehová”, creo que todos los conocen, pero para los que no, Los testigos de Jehová son una congregación religiosa, cuya única misión es conseguir adeptos para enseñarles las sagradas escrituras, y para lograr dicha misión, se la pasan de casa en casa, los domingos tratando de atrapar gente y despertarlas como a mí. Estaba muy enfadada, de no ser por lo que vi al abrir la puerta, el pastor que iba a predicar esa mañana no era otro que el santito que me encontraba todas las mañanas en la parada de autobuses, me quede de una sola  pieza, estaba gratamente sorprendida, aunque me dio mucha vergüenza, no estaba en las mejores fachas, como para recibir visitas y menos al chico que me tenía caliente por esos días. Sin pensarlo más, decidí atenderlo, ya se me ocurría como meterlo en mi cama, por ahora solo lo escucharía y le haría miles de cosas en mi mente calenturienta y sucia, así que mientras él me hablaba, me imaginaba su profunda voz de macho diciéndome cosas morbosas, y así fue como una sesión bíblica, se convirtió en algo mejor que una película xxx, por que al finalizar estaba mojada y caliente como nunca, fueron los mejores quince minutos de mi vida, además me sirvieron para enterarme de varias cosas, el nene era casado con una chica de 18 años, que estoy segura no le daba lo que yo podía darle, y supe también que la única forma de acercarme a él, era mostrando algún interés en lo que hacía, fue así como le pedí que siguiera yendo a mi casa cada  fin de semana, que estaba muy interesada en sus enseñanzas, obvio solo quería verlo, solo había un problema, esas personas nunca van solas, siempre andan de a dos o tres, y en todas las oportunidad siempre iba con su esposa, algo que me sacaba de onda.

En fin las cosas siguieron así cada domingo sagradamente fue a mi casa, yo ya lo esperaba preparada, me levantaba temprano y me arreglaba lo mejor posible, para esperarlos y escuchar sus enseñanzas, aunque no me interesaban mucho, solo quería sentir de cerca el olor a colonia fina que siempre dejaba en mi casa aquel angelito que me moría por probar. En mi casa mi madre estaba muy extrañada, no sabía lo que me pasaba, lejos estaba de sospechar que todo lo hacía por darle un gustito a mi cuerpo. Ya habían pasado cuatro domingos y no había tenido ningún acercamiento con él, me molestaba , estaba haciendo algo que no quería solo por ese chico, y él estaba en su papel, tan puesto, que alteraba mi razón, solo pude notar que cada vez que me acercaba a él, se ponía nervioso, olvidaba lo que estaba diciendo y se veía visiblemente alterado, no sé, eso me daba motivos para pensar que si lo inspiraba y que si era posible que pasara algo más, solo necesitaba encontrar la oportunidad perfecta.

Al domingo siguiente, mi madre salió para misa (Misa católica) muy temprano, y mi hermana dormía profundamente, así que la casa estaba en silencio y totalmente para mí, pero igual no esperé que nada pasara siempre iba acompañado y ya no sabía qué hacer, así que seguí con mi plan., me arreglé, dispuesta a atenderlo normalmente pero qué sorpresa me llevé cuando al acudir al llamado de la puerta, estaba él solo, un poco más nervioso que de costumbre y con la misma sonrisa de amabilidad que siempre. No lo niego, le sonreí como nunca, mi mente ya maquinaba miles de formas de tenerlo entre mis piernas, en mis adentros, pensé: “Dios es bueno, Gracias Señor por los alimentos que comeré esta mañana”, lo invité a pasar, y al acodarnos en el sofá como de costumbre, me contó que su esposa que siempre lo acompañaba estaba enferma, y que la otra señora que iba siempre con él, ese día estaba visitando otras casas, así que a él le había tocado ir solo a verme, (que suerte la mía), si más, empezamos la “clase”, no desaproveche ninguna oportunidad para pegar mi cuerpo al suyo lo más que pude, le restregaba descaradamente mis tetas en su brazo, y me portaba mas coqueta que nunca, con cada una de mis acciones, su nerviosismo aumentaba, no sabía qué hacer, imagine que esos minutos para él eran la más dolorosa tortura, sentía que él estaba a punto de echar a correr, entonces me calme un poco, no ´podía permitir que se escapara mi desayuno, con delicadeza lo interrumpí y le ofrecí algo de tomar, aceptó mi amable gesto, (noté que se sintió aliviado jeje),  así que me fui a la cocina, y serví jugo de naranja en dos vasos, mientras pensaba en que iba a hacer para que ese chico que traía caliente mi entre pierna, callera en mis redes sin negarse, no me fijé, pero llené hasta arriba el vaso, casi a punto de regarse, pero así lo dejé, es de buen gusto servir mucho a los invitados, caminé con cuidado para no regar el líquido en el suelo, y llegué hasta donde estaba mi nervioso y tímido invitado, cuando le entregué el vaso rebosado, vi que sus manos estaban temblorosas, el líquido comenzó a moverse y se regó sobre su pantalón beige, cayó en la parte del muslo, en el sofá, en el suelo, y creo que la biblia alcanzó a mancharse también, era en ese momento o nunca, lo miré y vi su cara ponerse muy colorada por la vergüenza, no sé si el hecho de derramar el jugo lo apeno, o darse cuenta que noté lo mucho que estaba temblando, como sean, le dije que traería algo con que limpiarlo un poco, fui a la cocina y busqué un trapo húmedo, ya estaba tan llena de morbo que no pensé en nada, solo actuaría a ver que salía.

Él se mantenía de pie en la sala, cuando llegué me acuclillé en frente, y suavemente empecé a sobar la mancha, lo hice despacio, como quien no quiere la cosa, él muy educado me dijo que eso no era necesario que él mismo podía hacerlo, pero me negué, (no iba a perder esa oportunidad), le insistí en yo podía dejarlo tan limpio como antes, poco a poco la mancha dejó de verse, pero lejos de parar, continué tallando esta vez un poco más fuerte, acercándome lo más posible a su bulto, lo rosaba con disimulo y sin mirarlo, porque mis ojos de lujuria me hubieran delatado, poco a poco fui notando como algo crecía dentro de su pantalón y comenzaba a marcarse, (Por fin…. Qué alivio supe que ese tipo no era de piedra y sentía aunque fuera poquito Jajaja), alcé mi vista y estaba más colorado que antes, solo sonreí y en mi menté sentí que lo estaba logrando,  él satito me dijo que ya estaba bien y alejándose un poco, me dio las gracias, yo seguía ahí acuclillada, lo miré y le dije, que él tenía más visitas que hacer, que debía estar bien, respondió a mi mirada y no supo que decir, ahora temblaba mas era evidente que ya no pensaba con claridad.

Me arrodillé, y muy sutilmente comencé a limpiar el mojado con mi mano, luego sin perder más tiempo, froté su bulto, muy despacio, ahora sentía su respiración agitarse, todo su cuerpo se estremecía y temblaba, con mis dedos le di tiernos apretones a su miembro que ya estaba despierto y con ganas de acción, pensé que este angelito no iba a ser capaz de sostenerse en pie, y así arrodillada como estaba lo guie para que sentara de nuevo en el sofá, él estaba preso de la ansiedad y los nervios, se dejaba guiar, no decía una sola palabra, solo me miraba con un destello de lujuria y culpa en sus ojos.

Abrí la cremallera y aflojé su cinturón y el botón de su pantalón, sentí el olor de su pene, ese olor que no se describir pero que me embriaga, no aguante más las ganas, me fui de bruces sobre su él, y empecé a besarlo por encima de su bóxer gris, las marcas de humedad se iba notando sobre la tela, ya me moría de ganas por comérmelo todito, trate que bajar su bóxer y su pantalón, pero como estaba sentado era difícil si él no cooperaba, hice un intento más, y esta vez el elevó sus caderas y pude bajar estas prendas hasta sus tobillos, su pene salió de golpe, salto y rozó mi mejilla, uf que delicia de vista tuve en ese momento, su miembro era normalito, no muy grande, estaba justo para hacerme gozar.

Abrí mi boca, y con los labios aprese su capullito,  mientras con la lengua hacia círculos sobre el, concentrándome por momentos solo en su huequito, y en tratar de combinar mi saliva con sus líquidos pre-seminales, su miembro palpitaba las venas ahora se notaban mas hinchadas, y el calor aumentó, abrí mas la boca, y deslicé los labios por todo el tronco de su venoso y rosado aparato, quería engullirlo por completo, disfrutar de tener a ese nene tan bien portado, quería hacer que sintiera cosas que nunca se hubiera imaginado siquiera; agarré su pene con mi mano y lo masturbe con suavidad, lo alcé un poco y me ocupé de sus bolas, de lamerlas y juguetear con ellas, las hacía brincar con cada uno de los lengüetazos que le daba, chupé una, luego la otra y repetí la operación varias veces, hasta dejarlas brillantes por mi espesa baba. Regresé a su pene, ahora los movimientos que hacía eran más rápidos, mis mejillas hundidas por la presión hacían un rítmico sonido de succión que lo acaloraba más, mientras lo masturbaba, chupaba y chupaba de arriba abajo sin tregua, quería leche, merecía mi premio. El satito resoplaba de gusta, estoy segura que su mujercita nunca se lo había chupado, y si lo había hecho, no ponía tanto esmero como yo lo hacía, agité más fuerte la cabeza, pero de golpe saco su polla de mi boca, me empujo un poco y me dijo: -NO, NO, para esto no está bien.

Lo miré algo avergonzada, por un momento pensé que había hecho algo mal, que no le gustaron mis atenciones bucales, y que por eso me rechazaba, pero el con la voz entre cortada aun con su pecho agitado, termino  la frese con un dicho de novela rosa: -Soy un hombre felizmente casado, y ella no se merece esto.

Nunca me he sentido tan mal después de una mamada, como esa vez, me sentí una puta sucia, pero que mas daba, ya me le había comido el tronco por qué no podíamos cabalgar un rato, me olvidé de mis prejuicios morales, hice a un lado todo lo que me habían enseñado y me valió madre que fuera casado, ME LO QUERÍA COMER, y ya no iba a parar, (esto solo demuestra que ese aspecto de niño santo, si sacaba lo peor de mí, me volvía un demonio, y me encantaba sentirme tan puta).

Mientras me decía eso, intento levantarse, pero como yo estaba entre sus piernas no pudo hacer gran cosa, aproveché esa ventaja, me apoyé en sus rodillas y me incorporé, solo podía actuar, y sin darle espacio para que se levantara, abrí las piernas sobre él, y me acomodé, en su regazo. Me abracé a su cuello y le dije al oído: -Yo no voy a parar, haz lo que quieras, pero no me voy a detener, acto seguido, bese el lóbulo de su oreja y baje por su cuello, lamiendo cada tanto para dejar un caminito de saliva, su piel se ponía de gallina, él quería tanto como yo, pero su moralismo lo frenaba.

Intento quitarme de encima pero no lo logró, mientras yo seguía besando y chupando su blanco cuello, yo estaba bien caliente, me meneaba sobre él su pene bien duro, rosaba mi entre pierna que aun estaba cubierta de un jean. Lo miré fijamente, y me quité la blusa y bajé el sostén, para que mis tetas brincaran en su cara, no paraba de mirarlas complacido, tomé una de sus manos que reposaba sudorosa y fría sobre el sofá, y la puse sobre mi pecho derecho o izquierdo, no recuerdo, y comencé moverla yo misma, por qué él no cooperaba, con su suave palma, froté mi pezón que de inmediato se puso duro, parece ser que esto le encanto por que comenzó a masajearla él mismo, y luego la otra, aunque no podía abarcarlas por completo, las apretaba y pellizcaba con lujuria.

Me puse de pie, y me quité el jean y la tanga, estaba desnuda frente a él, que me miraba de arriba abajo, regrese a la posición en la que estaba, y con mis labios vaginales empecé a rozar su falo, caliente y rojo por la excitación, me encantaba, le pedí al oído y con una voz muy caliente: -Mastúrbame. Pero como era de esperarse no hubo respuesta, el santito estaba como turbado, en shock, pero con las mismas ganas que yo, así que una vez todo el trabajo me quedo a mí,  me tiré un poco hacia a tras y guié de nuevo su mano hasta mi coño bien caliente, y al sentir sus dedos fríos me estremecí, comenzó a mover su dedo de en medio sobre mi clítoris, y cuando se tuvo más confianza, lo metió en mi vagina para masturbarme y hacerme sollozar, -Que rico, Que rico, le repetía mientas mordía con deseo mis labios, estaba empapada, su dedo entraba y salía con facilidad, haciendo un rico sonido que no significaba otra cosa más, que estaba chorreando de gusto por él.

Me ubiqué para estar más cómoda y agarré su pene, y lo apoyé en la entrada de mi cueva, y lo fue dejando entrar despacio, cuando lo encajé por completo, comencé a moverme e atrás para delante para sentirlo bien caliente, y luego dando brinquitos en él, mis paredes vaginales al sentirse llenas por ese santo pecado, se contrajeron y fue casi de inmediato que sentí con un orgasmo repentino llego para hacerme contorsionar y gemir de placer, no pude gritar como hubiera querido, porqué despertaría a mi hermana y todo se iría al diablo. Después de recuperarme del gusto, y mientras él me sostenía para ser ahora él quien guiara la montada, no sé creo que no soy buena para cabalgar, pero con su ayuda todo marchaba muy bien, apresuré el movimiento de mis caderas,  su rostro estaba sudoroso y desencajado, por primera vez lo vi desarreglado, sus lentes se empañaban, y ya comenzaba gemir él también. Así estuvimos unos cuantos minutos, con mis tetas botando rítmicamente al frente de su cara sonrojada y sudorosa. Cuando estaba a punto de eyacular, sacó su pene y se vino fuera de mi vagina, dejando toda mi pubis bañada con su dulce néctar.

Me senté a su lado, no quería mirarlo, era raro pero me sentía culpable como si acabara de violar a alguien, o como si hubiera cometido el peor de los crímenes, agarré mi ropa y me fui para el baño sin decir ni una sola palabra, me limpie, y me vestí, para regresar a la sala, no sabía que le diría, pero eso lo de menos, cuando llegué el se había limpiado con el trapo que momentos antes me habían dado pie para comérmelo completo, y estaba recogiendo sus cosas. Nos miramos, hubo un silencio incómodo, y se fue diciendo un simple y parco: -Chao. Sin darme tiempo ni de responder.

Sobra decir que no me lo he vuelto a encontrar, y que las clases bíblicas ese día llegaron a su fín. Pero a diferencia de lo que pensé cuando me comí la verga de Sergio (Ver mi anterior relato Mi Ex-vecino me dio Lechita), con este chico quiero repetir, no sé, estar con él es lo más cercano a comerse un chico virgen, que es una de mis fantasías, (Jajaja lo sé es imposible encontrar un virgen, tendría que buscar un niño de 10 u 11 años y pedófila no soy) el caso es que me importa muy poco que este santito sea casado, yo puedo darle lo que su esposa no le da, sin contar con que me vuelve loca, me excita sin ni siquiera mirarme, como ya lo dije.

Bueno hasta ahí va el relato de hoy, espero les guste, con este finalizo todas mis aventuras sexuales, que como verán no son tantas como quisiera, ahora ando sin novio, así que no se que mas publicaré, quizás me invente algunas buenas historias morbosas y bien calientes.

Posdata: Con este relato estoy cumpliendo una de las peticiones de mi nuevo Amo Cybernetico, que me tiene bien cachonda y que quiero que me meta su enorme verga cuando antes y hasta el fondo.

 

Amo se que me lee, esto es para Usted. Espero sus comentarios.

Besos clandestinos a todos, y no olviden escribirme a mi e-mail, si les gustó mi relato, pasen por mi cuenta para que se enteren de los demás que he publicado.

Ykitty