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Al nuevo no le Gusta que se lo MAMEN

en Hetero: General

¿A qué hombre no le gusta que se lo MAMEN?...... Quizás les parezca algo inusual mi forma de empezar este relato, pero es la pregunta que me ha estado rondando por la cabeza desde hace un tiempo, es una duda que está arruinando mi psicología y ya se darán cuenta porque, igual me gustaría que me dejaran sus comentarios contestando esta pregunta.

Mil disculpas por mi prolongada ausencia (de nuevo jejeje) pero ya saben que no me ausento por gusto propio sino por las cosas que tengo que hacer a diario, gracias por escribirme, y mil gracias por sus comentarios y mensajes, empecemos.

Me ausenté por tantos meses, que ya no recuerdo donde me quede en mis narraciones, así que comenzaré de nuevo con esta. Mi relación con Camilo, un chico que conocí por internet y con quien la pase muy bien, pues no va mas, se terminó, por la sencilla razón de que es un cobarde, y si yo quisiera un cobarde en mi vida, mejor consigo un gatito, las cosas son así nunca se animó a venir y conocernos personalmente, siempre una excusa diferente y me harte de eso, además ya había alguien más en mi mira. (Si quieren leer mas sobre mis aventuras con Cami, visiten mí perfil ahí las hallaran)

Y sí, había alguien más en la mira, un nuevo compañero de Universidad, que gracias a la vida había tenido que mover sus clases, y por azares del mundo coincidimos en una, es un chico alto, delgado, de cabello oscuro, ojos negros y penetrantes que me hacen sonrojar, manos grandes y una boca, uffff una BOCA que me enloquece, labios gruesos y rosados como cerezas, ese hombre me encantó desde que lo vi, su sola presencia me hizo mojar los calzones y despertó mi gallito. No le pongamos nombre a este chico, no es necesario, concentrémonos en los hechos.

 El chico nuevo buscó un asiento al final del salón, que mala suerte, pensé, pues yo siempre me siento en las primeras sillas para ver mejor, pero no le di importancia al asunto; como es costumbre, el tutor de la clase le pidió que se presentara, por ser el nuevo, y así aproveché para verlo mejor y más detenidamente, tenía una espalda ancha, brazos fuertes y una risita nerviosa que me gustó, no pude dejar de mirar sus labios, y fantasear con ellos, seguro sabía cómo usarlos, y mi clítoris brincaba ante la sola idea.

No era un hombre tímido, pero seguramente la idea de hablar ante un público que no conocía y que lo miraban tan detalladamente, pues lo desencajó un poco, pero supo salir bien librado, después de esto, los días siguientes fueron tranquilos, no pasó nada entre nosotros, igual yo no intentaba provocar ningún acercamiento, esta clase, era la última del día, y para ese momento yo ya estaba muerta de cansancio y con ganas de llegar a mi casa a dormir, a todos nos pasaba lo mismo, parecíamos entes sin voluntad.

Pero las cosas cambiarían, que buena noticia para mí, cuando el Tutor dijo que él nos organizaría en parejas porque estaba cansado de ver siempre a los mismos trabajando juntos, así que con la lista en mano fue emparejando a toda la clase, y a que no adivinan que pasó…… NO ME EMPAREJARON CON ÉL NUEVO, mi pareja fue una chica que se hacía cerca a mí y que se veía buena gente (tomo algunas materias en la noche, porque trabajo en el día, así que esta materia es algo tarde a eso de las ocho de la noche, así que no tengo mucho tiempo para socializar con mis compañeros, solo con algunos). No sé si era cosa del destino, o qué paso, pero el Nuevo, no estaba en la lista de clases, así que quedó sin equipo de trabajo, el profesor al darse cuenta lo incluyó en la lista, y dijo que tendría que haber un grupo de 3, y como sabe que soy buena estudiante y responsable, me dijo que el nuevo trabajaría con nosotras, disimulé mi emoción, intenté no sonreír, pero sé que en mis ojos se dibujo el brillo de la lujuria, veríamos que pasaba.

Tomamos unos minutos de la clase para organizar como haríamos el trabajo, así me di cuenta que la chica que se sienta a mi lado trabaja todos los días de la semana, y los fines de semana solo estaba disponible después de las tres de la tarde, el nuevo y yo coincidíamos en algo, solo trabajamos de lunes a viernes, así que decidimos ir adelantando algo del trabajo y luego miraríamos cuando reunirnos. Sé bien como lo estaba mirando, esa mirada de gata en celo que no puedo controlar, que me sale tan involuntaria y que incomoda a más de uno, así lo estaba mirando, no me concentraba en lo que decía solo veía sus labios y como los movía era delicioso imaginarme miles de cosas perversas y sucias con él, claro que debía aterrizar, el se notaba un poco incómodo con mi mirada fija en su delicioso boca.

Al final de la clase los tres intercambiamos números de móvil y dijimos que nos escribiríamos o nos llamaríamos si teníamos alguna duda. Nos despedimos y curiosamente el tomó el bus en el mismo paradero que yo, ambos vivíamos al norte de la ciudad, no en el mismo barrio ni mucho menos, pero relativamente cerca.

Cada quién tomó la ruta que más le convenía y así pensé que finalizaría el día. No fue hasta que llegué a mi casa, que me di cuenta que me habían escrito, era el nuevo, que me había dejado un mensaje en el Whatsapp, deseándome buenas noches, quise responderle, pero estaba agotada, luego lo haría. A la mañana siguiente y cuando tuve un tiempo le contesté el mensaje, y le dije que había dormido bastante bien gracias a sus buenos deseos, siempre intentando poner un tono pícaro a mis palabras, que esperaba él entendiera,  nos mensajeamos cada tanto, y hablamos cosas personales, familia, relaciones amorosas y cosas así, el me hacía reí es un tipo ocurrente y con buen sentido del humor, eso me gusta bastante, en la noche nos vimos, y nuestra relación era cada vez cálida, yo si pensaba en tener sexo salvaje con él, pero tampoco era lo único que quería de él, me estaba comenzando a gustar más de la cuenta.

Pasaron dos semanas desde que el profesor había organizado sus grupos, nuestro proyecto avanzaba lento y se hacía indispensable que nos reuniéramos los tres a socializar lo que teníamos, el dijo que podíamos encontrarnos en su casa, que vivía con su abuela y que ella no tendría problema con eso, una sonrisa se dibujó en mi cara, y mis más bajos instintos comenzaron a trabajar, así que propuse que el nuevo y yo comenzáramos a adelantar el proyecto, mientras nuestra otra compañera salía de trabajar, y todos estuvieron de acuerdo con la idea.

El sábado llego, me levante temprano y comencé una rutina de belleza, confieso que estaba un poco descuidada, llevaba varios días sin depilarme, y la ocasión ameritaba una depilación exhaustiva, me puse una linda ropa interior, un conjunto negro muy bonito y me puse un ropa un tanto provocativa, como ya sabrán, mis tetas son el arma de seducción más fuerte que tengo, así que busque una blusa que las resaltara  y claro que la encontré, era una blusa verde aguamarina, que había comparado hace poco, es totalmente transparente así que debía usarla con algo debajo, una pequeña blusita negra, muy ajustada que dejaba casi por fuera mis grandes tetas, se veía bastante bien la blusita, claro que si quería parecer decente solo tendría que subirme la blusita y tapar mis tetas, pero de verdad ese día lo último que quería era ser decente.

Tomé mis libros y le avisé al nuevo para que fuera por mí, tomé un bus y cuando llegué al paradero estaba él esperándome, me dio la mano para ayudarme a bajar del bus, y sus ojos me miraron de arriba abajo, me encanto cuando su mirada se clavó en mis tetas, me sentí desnuda y eso no estaba mal jejeje. Me condujo hasta su casa que estaba cerca y en el camino hablamos del proyecto y de lo que teníamos hasta el momento, yo intente concentrarme lo juro, pero por mi mente se pasaban ideas calientes, claro que no estaríamos solos en su casa, eso me desanimaba.

Llegamos y me ofreció jugo, mientras me lo traía, su abuela, una señora bastante mayor, me interrogaba sobre mi vida, y hasta preguntó si era la novia de su nieto, sonreí y conteste que solo era una compañera de estudio, mientras en mis adentros pensaba las cosas malas que quería hacer con el nieto de esta dulce señora.

El nuevo llego después de entregarme el jugo que me ofreció, condujo a su abuela a la habitación para que descansara, la dejó acostada y cerró la puerta, me dijo que su abuelita tenía un sueño pesado y que siempre dormía después del almuerzo, era la una de la tarde así que la abuelita dormiría tranquila, mientras yo,  la loba feroz, me devoraría a ese “caperucito rojo”, que delicia de cuento.

Pensamos en trabajar en el comedor, pero su computador estaba en la habitación de él, y como era de escritorio, pues entonces tendríamos que trabajar allá, bien por mí.  Su habitación era de lo más normal, unos cuantos carros de colección, libros, vídeojuegos, y unos afiches de resident evil, mientras el pc se encendía saque mis apuntes, aunque seguía con la cabeza revuelta y las hormonas aceleradas, no podía pensar en algo distinto, ese tipo de verdad me gustaba, me encantaba su perfume, su voz, sus gestos, desde que lo tuve cerca es día, pude sentir como se mojaba mi tanga,  mi clítoris palpitaba y ya no sabía cómo sentarme para disimular todo eso que estaba pasando  en el “sur” de mi cuerpo. Así, reprimiendo todo ese deseo, comenzamos a hacer el proyecto, me acerqué a él, para mirar  de cerca el documento que me estaba enseñando en su computador, y aproveché para acomodar mis tetas en sus hombros, el lo soporto un rato, haciéndose el tonto, pero luego se puso de píe y me ofreció la silla para que me sentara yo, parecía que no le gustaba mi técnica, me senté e hice como si nada pasara. Luego de un rato, pedí su baño prestado, quería mojarme un poco el cuello, haber si lograba matar mis ganas, aproveché para pensar que hacer, si dejar mis deseos para después, o hacer lo posible por comerme ese bocadito, creí que lo más conveniente era concentrarme en el proyecto y dejar mis impulsos cachondos para después, regresé con él, y estaba sentado de vuelta en la silla, se percató de mi presencia, y si darle tiempo de que reaccionara, me paré tras él, y puse mi boca a la altura de cuello y respire suave, solo para que sintiera mi respiración, no pensé que con eso él cedería un poco, por el contrario pensé que me sacaría a patadas de su habitación, de su casa, de su vida, pero no, se puso de píe y mirándome con sus inquisidores ojos negros me dijo: -“No me tiente mas, toda la tarde lo ha hecho”. Sonreí y tratando de disimular mi asombro y vergüenza le respondí: -“Quien dijo que lo estoy tentando”, y mientras decía eso, me senté en la cama y puse las manos atrás de mi espalda, para que mis tetas se vieran mas levantadas, en un gesto que dejaba bien claro que lo que quería era que me clavara duro, sin parar.

Se sentó a mi lado, me miró y me besó, un beso húmedo, profundo, metía su lengua hasta el fondo de mi boca y yo hacía lo mismo, no quería que parara, sentí como su mano agarro una de mis tetas y la apretó firme, mientras sus dedos buscaban mi pezón, yo estaba ardiendo, quería acostarme con él, ser suya, ser su  perra, su mujer, su fuente de placer. Le ayudé a quitar la camisa y besé su cuello, su pecho, sus tetillas, quería comérmelo completo, abrí su cinturón, aflojé el botón de su pantalón, bajé su cremallera, y sentí su hermoso miembro cuando comenzaba a endurecerse, estaba caliente, y el calor podía sentirse por encima de su ropa interior. Deslicé mis labios por todo su pecho, y llegué a su ombligo, lo lamí y era obvio que yo quería seguir bajando, me encanta mamar una buena verga, y más la de él que la deseaba tanto, bajé su pantalón y cuando quise sacar su palote para mamarlo, el me detuvo, se hizo a un lado y me dejó tumbada en la cama, mirándome muy serio me dijo: -No me gusta, no lo hagas. Me quedé aturdida, no sabía si eran mis ganas las que no me dejaban pensar bien, o era la impresión de la noticia, pero no lograba entender como era que a un hombre no le gustara que le hicieran sexo oral. No supe que contestar, me quedé en la cama, mirando al techo, y él se  acostó a mi lado, nos miramos y se subió sobre mí, beso mi cuello, apretó mis tetas, y volvió a calentarme en unos cuantos segundos, me quité la ropa quedamos desnudos los dos, sentí su cuerpo sudoroso encima del mío, y con sus dos manos agarro mis dos tetas las junto y comenzó a chuparlas, succionaba rico mis pezones, los apretaba con sus labios y los halaba, era delicioso, casi me vengo mientras él hacía eso, abrí las piernas, y yo, a diferencia de él, si dejé que me diera un buen sexo oral, era hábil en eso, no era la primera vez que lo hacía, mordía mis labios vaginales, recogía  mis jugos y los saboreaba, agitaba con gran rapidez su lengua azotando mi inflamado gallo, y lo apretaba con su boca, me encantaba como lo estaba haciendo, yo me retorcía de placer, mordía las sábanas para reprimir mis gemidos, y apretaba su cabeza contra mi panocha para que lo hiciera más fuerte, así me vine,  y me retorcí mientras mordía mi boca para no gritar.

Eso estuvo bastante bien, cuando  acabo, se subió de nuevo sobre mí, y agarró mis muñecas, dejo caer su peso sobre el mi cuerpo y succionaba el lóbulo de mi oreja, mordía mi cuello, se resbalaba hasta mi labio inferior y también lo mordía, me sentí presa bajo él, pero pronto estuve lista de nuevo para que siguiéramos. –“Matámelo”, Susurré en su oído con voz ronca, suplicante y cachonda. –“Dígalo de Nuevo”, fueron las palabras que salieron de su deliciosa boca. ­-“Metámelo duro”, dije esta vez, suplicado aun más. Me soltó y buscando en su cartera, sacó un condón y enfundó su “espada” para arremeter con furia en mi lubricada y abierta concha, que lo reclamaba a gritos.

No me moví, poco pude ver su verga, pero me la imagine tan rica, tan palpitante de deseo, que no hizo falta verla, él regreso a su posición anterior sobre mí, abrí bien las piernas, y dejé que me clavara, la frotó en mi concha, como si estuviera pintando, y la clavó de golpe, gemí, había sentido como una barra de fuego me atravesaba, la sentía enorme, mis caderas querían moverse, disfrutar de ese enorme pollón que me acababan de clavar, abrió mas mis piernas y comenzó a bombear duro, constante, con gran intensidad, dejando que su miembro se resbalara por completo en  mis entrañas, metiéndolo duro, y danzando dentro de mí,  cada tanto meneaba sus caderas, hacía círculos mientras me penetraba, eso se sentía delicioso, y fue en uno de esos benditos circulo que me corrí como una perra, me vine, dejando escapar gran cantidad de juguito vaginal, quería agitarme sacudirme, pero su cuerpo sobre mí lo impedía, a él poco o nada le importó mi orgasmo y siguió con su danza mientras respiraba agitado, y paraba cada tanto, para tomar aire, y no venirse tan “rápido” creo. Nunca me habían cogido con esa habilidad sus meneos en círculos, admito que era nuevos para mí, me encantaba sentirlo, de verdad era delicioso, después de un rato me vine de nuevo, no pude contener mi orgasmo y un grito salió de mi boca, lo ahogue como pude. –“Usted es bien caliente”, Me susurro como pudo, entre agitación y ganas. Cuando tuve mi tercer orgasmo (creo que me vengo rápido jaja), pensé que él había se había venido junto conmigo y le dije: -¿Se vino?, sonrió y sin dejar de mirarme me dijo: -NO, aun No, no le creí y lo llamé mentiroso, pero cuando saco su verga enorme para enseñármela, noté que de verdad aun no acababa, cuando la vi quedé impresionada era una polla grandota, gruesa y llena de venas, se veía deliciosa, quise mamar, quise llenarme la boca con ella, pero cuando intente hacerlo, me tomo con fuerza de nuevo por las manos, y me embistió de nuevo, más fuerte que antes, la cama se sacudía y mis tetas aprisionadas por su pecho  intentaban moverse, pero solo conseguían generar fricción entre ambos cuerpos, me estaba faltando un poco el aire, así que lo agarraba a bocanadas como fuera, sentí mi orgasmo venir, me retorcí, agarré la manta como pude, y gemí, ya no tan fuerte como antes, pasaron unos cuantos minutos, y noté por su cara y las contracciones de su abdomen, que estaba eyaculando a mares dentro de mí, o mejor dentro del preservativo.

No sé como describir ese momento, quedé agotada, bañada en sudor, y respirando con dificultad, no sabía cuánto tiempo había pasado, le calculé media hora, no sé como hizo ese hombre para aguantar tanto, yo me vine varias veces, y él seguía, me gusto esa cogida, me encantó, pero no sé si la quiera repetir, el es dominante, o eso creo, pero no es el tipo de dominación que me gusta, sin contar que me encanta mamar, y él ni multado se dejara mamar ese rico tronco de  mi.

Me bañé, me organicé de nuevo y a eso de las cuatro de la tarde nuestra otra compañera llegó a hacer el proyecto, ahora sí, muy concentrados y relajados.

¿Qué piensan ustedes? ¿Qué debo hacer? A mí el chico nuevo me gusta, es simpático, divertido, me hace reír, pero es un poco extraño en la cama. ¿Intento comenzar algo formal con él?  ¿o me lo como otra vez para ver que tal me va?

Besos clandestinos a todos, espero sus respuestas y comentarios.