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El Abogadito Me Supo Meter Mano

en Hetero: General

Hola Amigos lectores, quiero pedir una y mil disculpas por  mi prolongada ausencia, tengo un nuevo trabajo desde el año pasado, y entre mis deberes de la Universidad y mis nuevas responsabilidades en el trabajo, no me ha quedado mucho tiempo para mi faceta clandestina, en la que disfruto escribiendo relatos con los que ustedes dejan volar la imaginación.

Gracias por sus mensajes, los leo todo y en la medida de lo posible trato de responderles, en fin, después de los agradecimientos es hora de comenzar.

Para empezar les cuento que Cami, mi amiguito Cybernetico, se convirtió en mi Novio, estamos comenzando una relación enserio, aunque siempre he dicho que no creo en las relaciones a distancia, la soledad es más fuerte, y con él me siento acompañada y feliz; es así como mis días han transcurrido entre celos, y mucho sexo telefónico (jejeje, si me lo piden quizás les narre una de nuestras sesiones calientes). Aun no nos conocemos en persona, pero pues ya falta poco, para que un inminente encuentro ocurra, y les contaré como me fue.

Pero en esta oportunidad no es de Cami de quien quiero hablarles, sino de un compañero de oficina, un abogado, delicioso, sexy, pero bastante tímido, que me calienta como nadie.

Daniel es un estudiante de Derecho, tiene 25 años, es alto como de 1 metro 85, unos grandes brazos trabajados en gimnasio y una boca encantadora que no puedo dejar de mirar cuando me habla, sin contar que es de una buena posición económica y muy educado y culto; lo reconozco, este hombre me excita desde que lo conocí hace ya un buen tiempo, pero al parecer no soy su tipo de mujer, así que lo dejé pasar y mirar para otro lado, siempre con la firme convicción, de que aprovecharía cualquier oportunidad que él me diera, y dedicándole unas cuantas de mis masturbaciones nocturnas.

Cuando lo conocí, él estaba cortejando a una amiga mía, pero ella no estaba interesada para nada en él, mientras que yo me moría por morder esa boquita, y despertar en su cama, con restos de sudor, signo innegable de una excelente faena. No lo explico bien pero su estampa y porte de niño bueno me seduce, (ya sabrán que me encanta los chicos así jajaja), pero soy consciente que a veces mi seguridad y mi actitud pueden ser intimidantes para algunos, y más para él; es incómodo, porque en algunas ocasiones y de manera totalmente involuntaria, me descubro mirándolo con lujuria, lamiendo y mordiendo cada tanto mis labios, no es mi culpa, no lo puedo evitar, y solo me doy cuenta de mis acciones cuando él, apenado, esquiva mi mirada mientras se sonroja, y eso me prende aun más.

En Noviembre del año pasado (2012), comencé a trabajar, y me topé con la sorpresa que dentro de mis nuevas responsabilidades estaba la obligación de acercarme más a Daniel para trabar en llave con él, y esto además de sorprenderme me hizo muy feliz. Empecé mi trabajo con mucho compromiso y dedicación, esmerándome por hacer las cosas lo mejor posible y por hacer más estrechos nuestros lazos de amistad, procuro concentrarme, pero no es nada fácil, el es una tentación que no puedo dominar, y aunque ahora estoy de novia de Cami, con este hombre me encanta pecar.

Así transcurrió el mes de Noviembre y Diciembre, sin ninguna novedad, salvo que ahora Daniel era mucho más abierto y ya no se avergüenza  cuando lo miro con como gata en celo, pero lo realmente importante, ocurrió el 28 de Diciembre, durante la fiesta de fin de año, que como es costumbre, organiza la empresa y todos los empleados estamos invitados, y donde abunda comida, licor y música. En un principio pensé No ir, por la sencilla razón que odio las aglomeraciones y la música a alto volumen, pero al final de la tarde me decidí, me arreglé lo mejor posible y salí de mi casa con rumbo a la exclusiva discoteca que para nuestra diversión, alquila la empresa.

Al llegar me ubiqué en una mesa en compañía de unas compañeras con las que me llevó muy bien, solo pasaron unos minutos cuando me percate de la presencia de Daniel en la mesa de enfrente, mi corazón dio un brinco de alegría y pensé que esta era la oportunidad que estaba esperando, sonreí con malicia y me tomé el primer trago de la noche.

Con forme pasaba la noche, aumentaron los tragos, y mi actitud coqueta también estaba en aumento, empecé muy sutilmente, lo miraba de reojo, y le sonreía cuando nuestras miradas se encontraban, pero ya mas entrados en calor, decidí ser más agresiva en mis tácticas, abrí el escoté de mi blusa, me senté de medio lado, y deslizaba con delicadeza mi mano, comenzando en con un roce en los labios, y concluyendo con un leve apretón en uno de mis senos, el sonreía divertido, y sin apartar sus ojos de mi, se mandaba un trago tras otro, como tratando de agarrar valor, y de buscar la oportunidad de seguirme el juego.

Sentí como el control de la situación me pertenecía, ahora solo esperaba el momento preciso para atacar.

No tengo muy claro la hora que era, pero ya estaba bastante entrada la noche, cuando una confusión, nos hizo levantarnos de nuestros asientos, no lo esperábamos, pero una reconocida orquesta local, hizo su aparición triunfal y con su pegajosa música nos puso a movernos, admito con un poco de pena, que no soy buena bailando, pero con los tragos en la cabeza, esa situación no me importó, y después de estar un rato haciendo el ridículo, y ya que me estaba sintiendo mareada regresé a mi asiento para tomarme un vaso de agua y calmarme un poco alguien me invitó a seguir bailando, pero lo rechacé educadamente, con la excusa de que estaba cansada, y me dejó sola de nuevo, seguía mareada, aturdida y algo aburrida porque no veía a Daniel por ningún lado, terminé mi vaso de agua y cuando quise pararme para ir al baño, vi que Daniel se aproximaba a mi mesa, con unas gotas de sudor en la frente y con un caminado particular, estaba bastante tomado, y más alegre que nunca, se sentó a mi lado y comenzó a hablarme cada vez más cerca, su aliento alicorado me encantaba, y el olor de su sudor extrañamente y sin explicación comenzó a excitarme.

Acerque mi asiento al de él, mientras él me decía al oído que era un mal bailarín, pero que le gustaría bailar conmigo, acepté, no sin antes advertirle entre risas que yo era más mala bailando que él.

Me tomo de la cintura y me pegó a su cuerpo, su timidez ahora era inexistente y mientras intentábamos acoplarnos para seguir el ritmo, me aseguré de pegarme bastante a él. Con mis tacones estaba prácticamente a su altura,  y mi boca quedaba justo en su cuello, así que sin pensarlo mucho y arriesgándome a ser rechazada, deslice mis labios por su cuello, suavemente, sin besar, solo un roce para que sintiera el calor de mi boca, no puedo asegurarlo con vehemencia, pero sé que sus vellos se erizaron y todo su ser se estremeció, y yo al ver que no fui rechazada, seguí pero esta vez besaba su hermoso cuello, y pegaba con fuerza su pecho.

Con suavidad dejó que su manos bajara por mi espalda para posarla en una de mis nalgas y apretarla con discreción, me encantaba todo esto, su olor, el sitio, las luces de colores en nuestras caras, y sobre todo me encantaba que ambos nos estuviéramos dejando llevar, sin pudor, sin prejuicios, bendito licor que nos tenía locos.

Ninguno de los dos estábamos siguiendo la música, llevábamos nuestro propio ritmo, procuraba hacer notar mis tetas pegadas cada vez más en su pecho, las refregaba contra él, al mismo tiempo que pasaba mi lengua por su cuello y respiraba agitado. Daniel por su parte también había aumentado el nivel de su respiración, y noté como su erección ya se sentía crecer justo en mi abdomen bajo, no lo podía creer, todo parecía un sueño o una de mis fantasías eróticas, pero el calor de su cuerpo y el sabor de su sudor me hacían saber lo real que era.

Hubiera deseado que la canción fuera eterna, pero no, llegó a su fin y ambos quedamos prendidos, no queríamos soltarnos, pero hubiera sido muy evidente quedarnos ahí. Nos despegamos, y mientras nos mirábamos, vi en sus ojos un destello de lujuria,  no queremos dejar las cosas así, ya no podemos, su erección es evidente y mi vagina palpita deseosa.

Lo tomé de la mano y lo conduje a un rincón un poco más silencioso y tranquilo, le dije que en un rato me iría, y él me contó que un amigo lo llevaría a su apartamento, pensé que ese sería el fin de esa fantasía sexual, ardiente y apasionada, pero antes de que pudiera pronunciar una fría despedida, me dijo que podíamos huir en ese mismo momento y tomar un taxi. Una enorme sonrisa se pintó en mi cara, y sin pensarlo dos veces, salimos como un par de ladrones, sin despedirnos de nadie, sin decir una sola palabra. En la salida fue fácil conseguir un taxi que nos llevara, la dirección de su apartamento estaba realmente cerca. En el taxi solo nos robamos unas cuantas caricias a hurtadillas, pero que aumentaban mi lívido y la de él.

Al entrar no hubo tiempo de nada, nos arrancamos la ropa, frenéticos, dejando desbordar un mar de deseos contenido, sus dientes mordían mis labios, mi cuellos, mi pecho, sus manos no paraban de estrujar mis tetas, apretándolas con deseo y fuerza, yo no disimulaba mi gusto, y dejaba escapar unos cuantos gemidos cargados de placer.

No podía perder esa oportunidad, ese hombre sería mío esa noche, tal y como lo había querido, y ansiaba locamente degustar cada parte de su cuerpo. Le ayudé abrir su cinturón, y bajé la cremallera, por encima de la tela se podía sentir el calor de su pene que se veía palpitar vigoroso y potente, lo liberé de su escondite, y cuando lo tuve en frente de mi rostro apuntando imponente, me lo saboree completo, apretándolo con mis labios, moviendo rápidamente mi lengua en su glande, absorbiendo con apetito voraz, sus jugos pre-seminales, salados, viscosos y calientes, que se derretían en mi boca y estimulaban como el mejor de los vinos, cada una de mis papilas gustativas, el cerraba los ojos, prácticamente no se sostenía en pie, apoyaba su mano en la pared y con la otra empujaba su cadera para masturbarse con mi boca, follándola con gusto desmedido, gemía cada tanto y eso me enloquecía, hacía que mis jugos humedecieran mis pantys y hasta mi jean, no le quité los ojos de encima, disfrutaba ver enrojecer su cara, entre abrir sus deliciosos labios, y dedicarme unas cuantas miradas calientes.

Hubiera deseado que me llenara la cara de leche, pero no aceptó venirse en mi boca, y en cambio quería devolverme atenciones, me desnudó por completo, y me metió dos o tres dedos dentro de la vagina, moviéndolos dentro y sacándolos para introducirlos cada vez más rápido,  mi cuerpo temblaba, y de mi garganta salía gritos desgarrados de placer, me aferré de su brazos y los enterré mis uñas en sus músculos, me menee con vigor, y no aguanté más, me corrí para él, estaba demasiado excitada y su masturbación fue suficiente para hacerme venir como una perra, chorreando si ningún pudor.  En su mano brillaba el torrente de jugos que acababa de derramar para él, y mientras mi cuerpo aun temblaba él olfateaba su mano como un sabueso cazador.

Una vez recuperé el aliento, le pedí con voz ronca y calenturienta, que “Me penetrara YA”, sacó un condón de la cartera, y me lo enfundó en su erecto miembro,  me tumbó en su cama separó mis piernas y de un golpe lo clavo completo, aunque estaba bien lubricada, el empujón de un solo tirón, me dolió un poco, pero no me importó, me encantaba sentir como me ardía cada vez que me embestía como un león, yo agarraba mis tetas para evitar que se agitaran como locas  mientras él me  empalaba como un cabrón. Se frenó y me dijo con voz ruda, no las agarres, me encanta ver como se te sacuden, le obedecí mirándolo muy coqueta con una sonrisa de picardía.

El ajetreo siguió y de un momento a otro, me haló de las caderas hacía él, me levantó las piernas y las puso sobre sus hombros, me vagina se estrechó, y al volver a meterme su verga, pude sentirlo más, y él me decía que estaba bien apretadita así, me excito, y mientras me agarraba de su cuello, le pedía, le suplicaba me  gritara,  con su voz de macho que era UNA PUTA. Me encendí como nunca, su voz en mi oído me repetía quedamente que era una PUTA, y que le encantaba.

NO aguanté, un escalofrío recorrió todo mi ser, tendiendo como punto de partida las terminaciones nerviosas de mi oído, la corriente eléctrica me invadió y estallé entre gritos y sollozos en un Orgasmo Brutal, no me podía agitar por la presión de su cuerpo sobre el mío, pero mis gritos y la dureza de mis pezones, le advirtieron de mi gocé, dándole licencia para aumentar el nivel de sus embestidas y venirse con extremada fuerza, acompañando su placer con un bufido muy parecido al de un gato caliente.

Se tumbó a mi lado, sudando, con el pecho agitado y aun estremecido. No pasó más nos quedamos profundamente Dormidos, hasta el día siguiente, que salí muy temprano antes que el despertará quizás estaba arrepentido jeje.

Y bueno eso ha sido, pido disculpas si no incluí detalles que les hubiera gustado leer, pero ando escribiendo con un poco de afán.

Besos Clandestinos a Todos.

Ykitty