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Mi machito el primero que me hizo ver estrellas.

en Hetero: Primera vez

Hola amigos lectores (jeje me siento rara llamándolos así, la verdad es que no he escrito mucho en la página, pero me encanta hacerlo), hoy les voy a contar como fue mi primera vez, y los pondré a hacer cuentas por que por políticas de la página no diré la edad que tenía en ese momento.

Comenzaré diciendo que en la actualidad (2012), tengo 21 años, soy alta, de contextura gruesa, ojos marrones muy coquetos jeje, labios carnosos, y sin presumir, unos pechos grandes que son lo que más me admiran. Corría el año 2006 (aquí es donde hacen las cuentas para saber qué edad tenía jaja),  un año de descubrimientos para mi, estaba enamoradilla de un chico que hacía pocos meses atrás se había convertido en mi novio, era casi 4 años mayor que yo, alto, delgado, con unos hermosos ojos negros, y una sonrisa que me tenía cautivada, era muy divertido, y pues era mi primer novio, debo decir que era un encanto con mi familia, y mi mamá particularmente le tenía mucho aprecio, las cosas marchaban muy bien con él y en principio, era una relación muy inocente que no pasaba de algunos besitos clandestinos en el cuello que hacía que se me erizara la piel. Me sentía segura con él, me hacía sentir mariposas en el estómago, y  estaba muy feliz a su lado.

Por mi cabeza rondaban muchas preguntas, y el sexo era la que más me atormentaba, por tantas cosas que había escuchado decir, el temor y la curiosidad a veces no me dejaban dormir, pero debo confesar que en las noches acostada, empezaba a recordar su olor, sus labios  y sus manos fuertes rodeando mi cintura, y no podía evitar mojarme, y comenzar a acariciar mi vagina y mi clítoris hasta que explotaba en un delicioso orgasmo que sin duda se lo dedicaba enteramente a él, cabe notar que no era la primera vez que me masturbaba, pues la autosatisfacción era una práctica que había descubierto un par de años atrás, total, el chico me tenía loca, cuando nos veíamos, y nuestros labios se fundían en apasionantes besos, hacía que mi lengua jugueteara con la de él, eran besos que hacían que mis pantis quedaran impregnados de mis juveniles juguitos, alguna conversación al oído, y ahí terminaban nuestros encuentros. Sin duda mí acalorada mente pedía más, pero no iba a ser yo quien tomara la iniciativa, las “señoritas” no se comportaban de esa manera, decía mi mamá; pero las pláticas de puritanismo de mi madre no estaban funcionando, y yo quería experimentar tantas cosas, y gozar de tantas otras que estaba dispuesta a olvidarme de ellas.

Los días pasaron y ni él ni yo tomábamos la iniciativa de ir más allá, pero las cosas cambiarían. Llegó el día de mi cumpleaños, unas compañeras del Colegio organizaron para mí, una fiesta sorpresa en la tarde, y después de clases me vi con ellas,  me divertí montones, fue una tarde inolvidable, luego de esa pequeña celebración, mi novio me estaba esperando para que tomáramos un helado y así poder pasar un rato con él, el caso es que yo estaba satisfecha de todo lo que había comido esa tarde, y le dije que no quería helado que porque no hacíamos otra cosa, el me miro, un brillo de picardía se vislumbraba en sus ojos y me dijo: -Amor, la verdad es que no tengo mucho dinero, pero si quieres vamos a mi casa y vemos una película, mi mamá no está, pero la podemos pasar bien.

Sonreí, sentí como un escalofrío recorría todo mi cuerpo, podían pasar miles de cosas esa tarde, pero entre nerviosismo, y curiosidad, venció la curiosidad, y acepté irme con él a su casa a ver la dichosa película.

Llegamos, y efectivamente estábamos solos, me dijo que me pusiera cómoda que el iría por  unas gaseosas, que ya regresaba, me dio un beso, y se fue a la cocina, lo noté algo nervioso también, y sentía que me miraba diferente, en el fondo yo sabía lo que él quería, y aunque me moría de susto, estaba dispuesta a complacerlo. Me senté en un sofá en frente del Tv, tomé el control remoto y comencé a pasar los canales, mas con el afán de calmarme que de ver algún programa en sí. Después de un rato llego con las gaseosas, y me dijo que tenía algunas películas de acción que si quería ver alguna, la verdad odió las pelis de acción, pero ya estaba ahí, así que le dije que pusiera la que más le gustara, y así fue, la puso y empezamos a verla, me abrazo y así estuvimos un rato, la película era muy aburrida, pero no dije nada, solo estaba ahí mirando cualquier cosa, esperando que el tomara la iniciativa, en un memento nuestras miradas se cruzaron, se acercó despacito a mí y empezó a besarme, esos besos acalorados que él sabía darme y que siempre me dejaban tan mojada, besó mis mejillas y deslizo sus labios por mi cuello, me encantaba lo que estaba haciendo, yo no decía nada, solo dejaba que él actuara, a ratos me miraba como buscando aprobación y al verme, seguía con sus besos, yo aun llevaba  puesto el uniforme del colegio, con su mano acarició mi rodilla y deslizo su mano por mi pierna, mientras con la otra tomó uno de mis senos, que ya eran más grandes que el resto de las chichas de mi edad, lo apretó suavemente, un gemido de placer salió de mi garganta, nunca una mano diferente a la mía había acariciado mis pechos, me encantaba, yo estaba excitada y él también, pude notar como por encima de su pantalón se veía su pene erecto, iba a comenzar abrir mi  blusa, cuando algo nos puso alerta y nos asustó un poco, sentimos que estaban abriendo la puerta, me acomodé bien, estaba sonrojada, y un poco despeinada, había llegado su mamá y al parecer no encontraba las llaves para abrir, eso nos dio algunos minutos, tomé un trago de gaseosa, y me senté derechita, bajando mi falda y haciendo que veía con detenimiento el aburrido film, mi novio se paro, me miro como con cara de “lo siento”, y abrió la puerta.

Esa tarde terminó ahí, mi suegra me dio un presente por mi cumpleaños, y luego dije que tenía que irme pronto porque me esperaban en mi casa para cenar, él me acompañó y en el camino no hablamos sobre lo que había ocurrido, creo que no lo mencionaríamos mas, sin embargo cuando me dejó en la puerta de mi casa, me dijo pícaramente: -Aun te debo tu regalo de cumpleaños, se rio, me dio un beso, y se marcho.

Esa noche nada calmaba las ganas que él había dejado encendidas, tome un baño de agua fría y me metí en la cama, solo recordar lo que había pasado me estremecía, creo que me masturbe dos o tres veces esa noche, anhelando que el día de ser poseída por mi ansioso machito llegara, lo deseaba con locura, y ya no quería esperar mucho más tiempo.

Una tarde después del colegio le hable a su casa, me dijo que estaba terminando algunos deberes y que su mamá estaba por salir, en mis adentro vi ahí la oportunidad perfecta para que mi “machito” me desvirgara y me hiciera suya; le dije que estaba algo aburrida, pero que si estaba ocupado lo vería después, creo que entendió claramente lo que yo quería y me respondió: -No mi amor, para ti tengo el todo el tiempo del mundo, ya estoy por acabar, te espero en un rato.

Todo estaba organizado para esa tarde, ambos queríamos, y  teníamos que aprovechar la oportunidad de estar solos, estaba ansiosa, tomé un baño y me arregle lo mejor que pude, arregle mi cabello, le hablé de nuevo a su casa y le dije que ya salía para allá, caminé las calles que me separaban de su casa, despacio, no tenía prisa, y no quería llegar agitada a verlo,   cuando por fin estuve ahí, toque la puerta con prudencia, el me abrió, y note lo guapo que estaba, una camisa azul oscura que sabía que a mí me encantaba, un jean azul claro y unos zapatos cafés que me gustaba que los usara cuando llevaba puesta es camisa, su cabello recién peinado con un poco de gel, y oliendo a su mejor colonia, le dije que se veía muy Guapo y Sexy, que me encantaba cuando se vestía así, me sonrió complacido, me invitó a seguir, y me dijo que yo también me veía muy Linda, -¿Por qué no te dejaste el uniforme del Colegio?, me pregunto, solté una carcajada y le dije que NO, que me sentía horrible cuando llevaba eso puesto, y que así estaba más cómoda, él me miró de arriba abajo, me beso y me dijo tú te ves hermosa con todo lo que te pongas, sonreí, me senté en el mismo sofá de antes, y él llegó con un poco de jugo, de un momento a otro y en medio de bromas, nos besamos apasionadamente como lo habíamos hecho la tarde anterior, esto ya lo había sentido, y me encantaba repetirlo, puse mi mano en su pecho y se fue deslizando suavemente hasta su vientre, el paro de besarme y me dijo que lo acompañara a su habitación que ahí estaríamos más cómodos, a mí lo que menos me importaba era el lugar, pero acepte, lo tomé de la mano y me dejé guiar, no conocía su cuarto, pero bueno no estaba allá para identificar sus cosas jeje.

Me senté en su cama, y él se puso a mi lado, me miraba con deseo y lujuria, se acercó de nuevo a mí, y deslizó sus labios por mi cuello y mi pecho, levanté la cabeza para permitir que sus labios me recorrieran mejor y me calentara por completo, tomó mis senos en sus manos, y los  apretaba cada vez mas y mas fuerte, mi respiración estaba agitada, y sentía como mi pelvis se empezaba a mover despacito, comenzó a quitarme la blusa, la levantó yo alcé mis brazos y la blusa salió dejando ver mis tetas cubiertas por un sostén blanco que dibujaba mis pezones paraditos por las caricias que mi “noviecito” me estaba dando, me recostó en la cama, y se puso sobre mí, besaba mis senos y sin quitarme el  sostén, apretaba mis pezones con sus labios, esas caricias inesperadas me hacían largar tímidos gemidos, que procuraba apagar por temor a que alguien me oyera, su boca me recorría por completo, bajaba hasta mi ombligo y haciendo circulitos sobre el, emprendía de nuevo el ascenso besando delicadamente mi vientre, y así hasta llegar a mi boca.  

Se quitó la camisa, y el contacto de su piel caliente en la mía, hizo que me hirviera la sangre, ya no me importaba nada, ya no pensaba en nada diferente a que quería que me hiciera suya, el nerviosismo se había apagado y la timidez estaba cediendo, con delicadeza abrí el jean que yo llevaba puesto y deje ver unas tanguitas rosaditas, algo infantiles, que llevaba puestas ese día, el terminó de abrirlo y de sacarlo por completo, me tenía tendida sobre su cama, en ropa  interior y muriéndome de ganas, él se despojó de sus zapatos y abrió su pantalón,  yo tenía mi mirada puesta en el “bulto” que alcanzaba a marcarse sobre la ropa, me parecía enorme, no sabía como “eso” podría entrar en mí, pero ya veríamos, el morbo se había apoderado por completo de mi ser. Acercándose a mi oído me pidió que me quitará el sostén, que quería ver como lucían mis tetitas sin el, me incorporé y le obedecí, sus ojos estaban fijos en ellas, y supe que le encantaba lo que veía porqué sonrió, se lanzó de bruces sobre ellas y las apretujaba como loco, succionó mis pezones y con su lengua hacía círculos que describían la redondez de mi aureola, lo vi como nunca, caliente y un poco alterado, bajó su mano y metiéndola dentro de mi tanga, comenzó a acariciar mi vagina, que para ese momento esta húmeda y  dilatada, con su dedo de en medio, hizo presión sobre mi muy inflamado y palpitante clítoris, gemí y apreté con fuerza la sábana que cubría la cama, hizo algunos movimientos circulares sobre mi erecto “puntito”, y sin dejar de mirar y de seguir cada uno de mis gestos, me dijo con un tono de voz muy sensual: -Abre las piernas.

No quería hacer nada diferente en ese momento, así que una vez más seguí sus indicaciones, su dedo comenzó a deslizarse por mi “rayita” de arriba abajo, y lo dejó ir dentro de mi vagina, muy despacio, me estaba matando de gusto, su dedo jugaba dentro de mí, era el primer dedo, diferente al mío, hurgaba en mis adentros, con habilidad metía y sacaba el dedo, y con la palma de la mano apretaba mi clítoris, hasta que mi cuerpo convulsionó y un orgasmo bestial arranco de mi garganta gemidos de placer que no pude ni quise ahogar, mi “machito” miraba complacido lo mucho que estaba gozando, y sin pensarlo más,  se quito el bóxer negro que tenía, y me arranco las tangas que aun llevaba puestas, nunca había visto un pene, pero este me parecía enorme, hoy sé que media 17,5 cm más o menos, y era bastante grueso, mi novio se puso sobre mí, y mientras yo permanecía con las piernas muy abiertas, apoyo la cabeza de su miembro en la entrada de mi vagina, cerré los ojos y mordí mis labios, sentí como de su pene fue entrando despacio, deslizándose por el interior de mi sexo chorreante, me dolía un poco, pero era un dolor altamente placentero, no quería que parara hasta tenerlo todo dentro de mí, gemí un poco por el dolor, pero no me negué a nada, solo dejaba que el siguiera penetrándome, me sentía llena por completo, mis entrañas estaban invadidas, él comenzó a moverse, aun me dolía cuando entraba de nuevo su pene, pero me gustaba, en un momento el dolor desapareció, y con movimientos rítmicos ambos nos fuimos entendiendo, en esa posición no tenía mucho campo de acción así que mis movimientos se limitaban a hacer círculos con las caderas, cada vez eran más rápidos sus movimientos; me estaba haciendo ver estrellas, ambos gemíamos, nuestra respiración se cortaba, y el sudor recorría nuestros cuerpos, súbitamente, frenó sus movimientos y saco su pene de mi vagina, pensé que estaba por acabar, pero no era así, se  sentó en la cama y me dijo: -Ahora quiero que lo hagas tú.

No supe que hacer, lo mire y el repitió la petición: -Ven hazlo tú.

 Y un poco asustada, abrí mis piernas sobre su erecto y rojo pene, me agarre con fuerza de sus hombros y comencé a penetrarme yo misma, el tenia su sexo en la mano y lo dirigía directo a mi recién desvirgada “cueva”, una vez lo tuve adentro, me levante despacito, y luego otra vez lo introduje, así hice hasta que recuperamos el ritmo, el agarraba mis caderas y hacia que me entrara hasta el fondo, a veces me sostenía con fuerza para frenar mis movimientos y así retrasar su orgasmo. Yo estaba volando, mis tetas brincaban en su cara y su rostro me decía que estaba gozando como loco, así tuve un orgasmo indescriptible, sentí como por un instante mi cuerpo temblaba, mi piel se erizó por completo, mis uñas se clavaron en su espalda, y todo mi cuerpo se estremeció ante un orgasmo que mancho las sábana por la abundante cantidad de liquido que de mi salió.

Él estaba extasiado, mirándome fijamente y sin sacar su pene de mí, me pidió que siguiera, así lo hice y unos minutos después, lleno mi ser de su bendita y gloriosa leche, espesa y caliente que minutos después correaba por mis piernas.

Me quedé acostada a su lado, no sé bien cuanto tiempo paso, pero me sentía feliz, un poco asustada porque no habíamos usado protección, pero muy complacidos ambos.

Ambos nos limpiamos y aseamos un poco, nos pusimos la ropa, y fuimos a la sala, por si su mamá llegaba no nos encontrara en la habitación, tomamos algo y nos preparamos algo de comer, nos mirábamos cómplices, ambos guardaríamos el secreto, me daba un poco de vergüenza mirarlo a la cara, pero poco a poco empezamos a verlo con naturalidad, claro que nuestra relación no duro mucho después de eso, pero esa ya es otra historia.

Perdón si hice el cuento muy largo o si los aburrí con tanta palabrería jeje, espero sus comentarios, buenos y malos, así mejorare en mi escritura, también pueden escribirme a mi e-mail, ahí está visible, siempre, respondo sus mensajes.

Un beso Clandestino a todos.

Ykitty.