miprimita.com

Mi Castigo 8 - Final

en Hetero: Infidelidad

Los días y los meses pasaron rápidamente, enfrascándonos en la rutina de nuestras vidas públicas y privadas, pero pese a todo mi cabeza no paraba de pensar en lo que sería de nuestra vida secreta. Había permitido que mi esposa nuevamente pase por la cama de Xavier y esta vez con pleno consentimiento de las partes, pero lo último que Xavier y Paulina habían pasado, había calado hondo en mi conciencia, llegando a la conclusión de que a menos que haga algo para mantenerla junto a mí, la iba a perder sin remedio. No lograba comprender en su totalidad como se habían compenetrado sexualmente y eso a más de socavar mi propia autoestima, me obligaba a correr contra el tiempo a fin de que mi relación con Paulina llegue a consolidarse antes que algo la pudiera desbaratar.

A pesar de todo, mi amor y pasión hacia Paulina no había disminuido en lo más mínimo, por lo que cada vez que se presentaba la ocasión cogíamos como si el mundo se fuera a terminar apenas al terminar. En cada una de las sesiones que manteníamos mi esposa me reafirmaba su amor incondicional y su total entrega, incluso me hablaba de tener hijos y hacer crecer nuestra familia ya que era algo que a su modo de ver las cosas me había ganado. En nuestras relaciones diarias, las cosas iban de lo mejor; nuestros trabajos y nuestro hogar era todo paz y armonía, por lo que nadie podía presumir ningún inconveniente en nuestro naciente matrimonio, nadie excepto yo, que sin fingir ningún sentimiento hacia mi esposa, había comenzado a guardar otros mucho mas complejos y destructivos en contra de Xavier, de Paulina e incluso de mi mismo.

Con Xavier las cosas seguían tal cual, en el último año por casi veinte ocasiones tuve que soportar la certeza que mi esposa pasaba entre sus brazos al menos durante dos noches seguidas, de las cuales tuve los mas mínimos detalles de propios labios de mi esposa. Con cada una de sus palabras pude entender que entre ellos no se producía una relación basada únicamente en el sexo, todo era una mezcla de complicidad, erotismo e incluso un oscuro morbo, donde para mi sorpresa, mi figura se encontraba en los rincones más sórdidos de su fantasías. Yo mismo era parte de algunas de las fantasías que tanto Xavier como Paulina tenían el momento que estaban juntos, ya sea en el máximo clímax o adormilados entre las sabanas. Xavier por su parte aprovechaba cada momento que tenía para recalcar el hecho que yo permitía a Paulina follara con él, así como lo mucho que disfrutaba de su cuerpo y de como él había sido el primero en explorar toda su sexualidad, esto de modo premeditado a fin de hacer delirar a mi esposa el momento que estaban juntos o picar cada vez mas mi orgullo. Paulina de igual forma también aportaba con su parte, detallando la fuerte carga sexual que representaron los momentos de saberse observada por mi mientras era penetrada por Xavier e incluso los momentos vividos junto a él a solas, tras su regreso a casa en cada una de las sesiones de sexo que mantenían fuera de mi vista.

Paulina tras los primeros encuentros con él y al ver como mi rostro comenzaba a dar muestras de las preocupaciones que carcomían mi ser, trató de tranquilizarme diciéndome lo mucho que me amaba y que cuando estaba con Xavier lo que le excitaba sobremanera era tener la certeza que yo estaba en casa, esperando pacientemente su llegada, que mientras ella era poseída por otro hombre pensaba en mí y en las sensaciones que íbamos a sentir el momento en que ella me contara todo lo que le estaban haciendo, yo por mi parte; podía recordar únicamente el paso de las horas frente de una mala película o incluso las que dormía pesadamente a fuerza de narcóticos que yo mismo recetaba, pero el momento que Paulina regresaba a mí, mi ímpetu se fortalecía, hacíamos el amor con más pasión y entrega, en ese momento era mía y nada en el mundo nos iba a separar, el saber que mi esposa ya estaba a mi lado me daba el valor para mitigar mis miedos y dar alas a mi excitación. Sufría cada momento que ella me abandonaba para ir en brazos de su amante, pero para mi sorpresa un día me di cuenta que empezaba a anhelar que pasen los días para que vuelva a ocurrir. Me traicionaba a mí mismo, aceptando la situación tal y como venía sucediendo.

Por alguna extraña razón, que no llegaba a comprender, mi excitación crecía día a día después de cada una de las citas que tenía mi esposa con Xavier, pero de igual forma decrecía su ritmo acelerado tras enterarme la fecha de su próxima cita, hasta el día cuando ellos se encontraban juntos y nuevamente mi excitación volvía a estar al máximo. Mi imaginación volaba sabiendo que sus cuerpos debían estar entremezclados en una cama sudando y gimiendo del placer que se daban, mi mente no podía pensar en otra cosa que en todo lo que ellos estarían haciendo a solas, imaginarlos me causaba mareo, pero tratar de olvidarlos me era imposible. Solo con mi mas fuerte decisión podía trabajar lentamente y más aún el simple acto de dormir se había vuelto un tormento, al encontrar en mi cabeza todos los recuerdos de lo vivido en nuestra luna de miel y el año siguiente.

A pesar de toda la felicidad, pasión, lujuria, celos y rabia que venía sintiendo, un tema no salía de mi mente; el hecho de saber a ciencia cierta que Xavier había sodomizado a mi esposa por primera vez, y el todavía más inquietante; que ella no me lo había permitido, pese a alguna de mis primeras insinuaciones y después incluso de haberlo planteado directamente; primero alegando que no quería hacerlo en ese momento y después que lo guardaba para una ocasión especial. Y como si eso fuera poco, Paulina tampoco me había dado ningún detalle acerca de si Xavier la había poseído analmente de nuevo, aunque yo sospechaba que él no desperdiciaba las oportunidades que tenía, aunque tampoco había tenido la confirmación de boca de mi esposa.

Al acercarse nuestro aniversario, podía ver y sentir la alegría que Paulina llevaba los días previos a nuestro aniversario, de una manera alegre, coqueta y en ciertos momentos muy sensual y provocativa, me incitaba y excitaba a cada minuto que pasábamos juntos a solas o incluso en algún sitio público. Yo de mi parte mansamente me dejaba llevar por el camino que ella iba trazando, me dejaba seducir por sus encantos y al igual que ella estaba feliz pero algo preocupado porque intuía que tanta felicidad me iba a costar algo en el futuro, pero daba igual, ella era mía esos instantes y nada de lo que sucedería podía cambiar eso en ese momento. Incluso en algunas ocasiones hablábamos del futuro y de cómo seríamos cuando seamos viejos, de los hijos e incluso de los nietos, en fin temas comunes en una pareja.

Unas noches antes de nuestro aniversario; Paulina me había preparado una exquisita cena romántica, la cual a mas de sorprenderme me dejó con la guardia en alto por lo que la misma pudiera significar, inicialmente charlamos de temas varios y principalmente de nosotros, pero mientras más me esforzaba por alejar el fantasma de Xavier de nuestros diálogos, más incurríamos en situaciones en las que nuestra vida cotidiana se veía mezclada con las citas que ellos mantenían. Así tras eludir algunos puntos, fue Paulina quien directamente, tomó el toro por los cuernos.

No hemos tratado un tema fundamental en nuestra relación - decía Paulina mientras su mano sujetaba firmemente la mía - Xavier forma parte de nuestra vida, todo lo que hemos crecido como personas y pareja tiene mucho que ver con lo que hemos vivido junto a él, pero eso no ha disminuido en lo más mínimo mi amor hacia ti, el mismo que se ha vuelto cada día mas y mas grande. Pero debemos dejar en claro que nuestra relación se ve multiplicada por lo que vivimos con Xavier, nuestra pasión ha crecido enormemente y ahora siento que como mujer he llegado a sentirme completamente llena y feliz.

Pero sinceramente no veo como nuestra relación crezca - conteste devolviendo el apretón de mano, pese a estar por revelarme ante la situación y tratando de mantener la calma - Si tan solo Xavier y tú se divierten y toman ventaja en cada oportunidad que tienen.

No creo que seamos los únicos que disfrutamos - me dijo mirándome fijamente a los ojos y sin separar su mano - Tú también disfrutas mucho cuando yo te cuento todo lo que hacemos y soy testigo que has disfrutado de todas las cosas que yo he aprendido de él. Pero no quiero que te sientas que estás perdiendo algo puesto que nosotros compartimos cosas que jamás compartiré con Xavier y adicionalmente yo quiero darte a ti muchas cosas más.

La promesa de nuevas cosas me dejó con una gran incertidumbre e incluso un miedo fugaz pasó por mi mente. Ya había vivido demasiadas cosas nuevas pensaba, más el solo hecho de vivir junto a Paulina me había permitido tocar el cielo y el infierno con las manos, así que porque no un poco mas...

Y justo por eso es esta pequeña cena, para nuestro aniversario - me dijo ya con esa sonrisa picara y divertida que tanto me asustaba - he preparado algo especial y aunque hay muchas sorpresas, quiero pedirte que estés de acuerdo con algo primordial; Quiero que Xavier se nos una en la celebración.

Pero... , - replique al instante - se supone que es nuestro aniversario, como me puedes pedir que él venga...

Yo sé, pero ten confianza que será una noche espectacular - respondió pegando su rostro cerca de mí y dejándome aspirar el dulce aroma de su piel - tengo una gran sorpresa para ambos, y te aseguro que tú serás quien más disfrute...

El resto de la velada solo fue un largo tira y afloja, en el cual perdí y acepté que Xavier viniese, creo que más que por la promesa de momentos especiales, por verla contenta y feliz. Yo sabía lo que esa decisión conllevaría, pero una raya más al tigre no tendría más consecuencias, al menos eso pensaba en esos momentos.

Los días pasaron rápidamente, y la noche de nuestro aniversario por fin llegó, durante el día los preparativos de la cena y arreglos en la casa colmaron su atención, durante la tarde me pidió que me marche a dar un paseo y vuelva alrededor de las 6 tener todo listo. De Xavier me indicó que igual vendría a esa misma hora, por lo que no me preocupe demasiado por eso y me marché a ver una película. Al llegar la hora indicada, me dirigía a mi casa con un mil de dudas y expectativas de lo que ocurriría esa noche, pero algo que no comprendía y me invadía por completo era ese grado de excitación latente que tenemos al saber que algo va a suceder.

Hola... - entré diciendo al abrir la puerta de mi casa, donde Xavier que había llegado ya, me contestó el saludo como viejos "amigos" que éramos.

Hola mi amor - dijo Paulina saltando hacia mí, besándome mientras se sujetaba de mi cuello con sus brazos - Me alegra que ya hayas llegado, apenas y Xavier llegó hace 5 minutos, ven tomen asiento.

Todo transcurría en forma extraña, notaba como Xavier no estaba tampoco seguro de lo que Paulina estaba planeando, así que parte de la sorpresa también sería para él, cosa que me alegró por no ser el único inquieto con lo que sucedería esa noche. Cenamos y charlamos casi como un grupo de amigos, mas entre charla y charla los besos y caricias que Paulina y yo nos dábamos estaban contrastados con los que ellos también se prestaban, todo esto a la sombra de dos botellas de vino que rápidamente se evaporaron ante nuestros ojos.

Vamos a la sala - dijo Paulina, tomándome con una mano y sujetando con otra una copa de vino.- Vengan que las sorpresas tienen que empezar.

Bueno; mi amante esposo... - dijo mientras me besaba apasionadamente al yo - y mi amante a secas - haciendo lo propio con Xavier - Esta noche vamos a mas de celebrar el primer aniversario de casada con el hombre más maravilloso del planeta, también celebraremos lo que inició desde hace un año justo nos ha unido a todos nosotros, para lo cual he preparado unas cuantas sorpresas...

Separándose de nosotros, comenzó un paseo por toda la sala, bamboleando las caderas al son de una música ambiental, dejándonos entre preocupados y deseosos de saber que sucedería.

Como sabrás, Xavier - se dirigió primero a él, mientras tomaba asiento en mis piernas - tú has sido mi primer hombre en todas las formas imaginables, nuestra vida sexual me ha llevado a límites que no pensaba que existían, me has enseñado tantas cosas y he podido compartir contigo las experiencias más excitantes de mi vida, mas como te dije hace ya un año, yo estoy completamente enamorada de mi esposo y eso no ha cambiado ni cambiará en lo absoluto. Por eso esta noche quiero disfrutar contigo de nuevas cosas que tengo en mente, pero quisiera que quede claro que, esta noche las más dulces sorpresas serán ofrecidas a mi esposo, claro que si él no las quiere te prometo que serán tuyas.

Sus últimas palabras retumbaron en mi cabeza, pero no me dejó asimilarlas puesto que ya se dirigió a mí.

Para ti mi amor - mientras que con un beso fugaz se levantaba de mi regazo y se dirigía al de Xavier - yo se que has tenido muchas dudas y sobresaltos durante este año, así como muchas horas de placer y lujuria junto a mí, pero por haber confiado en mí y en el amor que te tengo, quiero ofrecerte algo que se te hará muy feliz.

 

Pero bueno, dejémonos de ceremonia e iniciemos con las sorpresas - dijo mientras la mano de Xavier acariciaba su pierna, tan pronto ella se había sentado en las suyas - yo sé que no hemos charlado seriamente de lo sucedido con Xavier tras nuestro reencuentro, ya sabes, cuando perdí mi última virginidad. Por lo que quiero abrirme contigo, tú sabes que después de ese día con Xavier hemos tenido muchas sesiones de sexo ya sea en nuestra casa como en la de él y para que no existan dudas entre nosotros, quiero confesarte que en muchas ocasiones Xavier no ha dejado de sodomizarme nuevamente, de manera que ya es algo habitual en nuestra vida sexual, y siéndote sincera he llegado a disfrutarlo tanto que incluso cuando hemos estado nosotros juntos he estado tentada a pedírtelo abiertamente, pero sabiendo que tu la deseabas tanto, quise que fuera especial así que de cierta manera también me la he guardado para tí, por lo que hasta hoy mi colita ha sido únicamente de Xavier ¿No es verdad amor?.

Pues si, y creo han sido menos de las que yo he deseado - dijo mientras acariciaba el culo de mi esposa y me miraba con ese aire ganador que desde siempre mantenía conmigo el momento que estaba con mi Paulina.- Y por cierto tu colita ya está muy bien adaptada a mi verga, cosa que incluso ya no te causa ningún problema cuando me la entregas, ¿Verdad amor?

Muy cierto Xavi, ya es todo placer únicamente - contestó Paulina y ya dirigiéndose a mi me dijo- Tú me lo has pedido mi amor, y aunque yo te lo he negado en todas las ocasiones, quiero decirte que no ha sido por hacerte a un lado, sino mas bien por hacerlo realmente especial. Y como primera sorpresa quiero decirte en cualquier momento de esta noche y de hoy en adelante tendrás el placer de tomar mi colita cada vez que quieras. Pero para que realmente sea especial - continuo sin separarse de Xavier - tengo algo que debemos compartir juntos y que sepas que eres el primero en escucharlo. Quiero que me des un hijo, y también quiero tratar concebirlo esta noche.

Su sorpresa me llenó de emoción, pues aunque habíamos hablado de hijos, el tema no había cuajado completamente. Adicionalmente incrementando mi alegría, estaba el rostro impactado de Xavier, que aunque no soltó ni una palabra, que miraba con asombro a mi esposa y a mi alternativamente, tal vez sin tener claro en qué nuevo juego se estaba sumergiendo.

Pero aquí no termina todo - me dijo ante nuestro asombro - Como está planteado, tienes dos opciones en este momento y las dos pueden ser tuyas, pero con una condición y es por lo que he invitado a Xavier, les propongo un juego de roles, quiero que escojas una de las opciones planteadas; darme un hijo o hacerme la colita, yo deseo con todo mi corazón que ambas, pero quiero que tú te decidas por una y la mantengas durante toda la noche, porque claro, si en algún momento te decides por la otra, automáticamente permitirás que Xavier haga lo mismo. Pero a fin de que todo sea equitativo, voy a permitir a cada uno follarme durante 15 minutos continuos, si tras ese lapso no se corrieron, tendrán que esperar su siguiente turno para volver a follarme y así sucesivamente. Claro está que el que ya no pueda más deberá dejar el juego.

Mis manos comenzaron a sudar, las ganas que tenía de tomar a Paulina por el único lugar que no había podido poseer, se veían sobrepasadas por la posibilidad de que Xavier plante su semilla en el fértil vientre de mi esposa, pero el mirarla por primera vez ser poseída de esa forma me llenaba de enojo y morbo que difícilmente podía contener, pero me decidí y sin más le confirmé lo que quería de ella.

Prefiero que tengamos un hijo - dije secantemente, pero con la excitación a flor de piel. - Quiero eso contigo.

Estaba segura que así sería mi amor - me dijo mientras se acercaba a mi lentamente, a la vez que tan solo con una mano mantenía su lazo con Xavier- y tu Xavier ¿Estás de acuerdo?

Ya lo sabes cariño - le contestó aferrándose nuevamente a su mano y acercándose a nosotros - mientras tenga la oportunidad de estar contigo todo lo demás está muy bien.

Pues entonces brindemos - dijo Paulina, sirviéndonos a cada uno una copa de vino - Por el amor, el sexo y la familia.

Tras tomar esa única copa comenzamos a acariciar a Paulina lentamente, los dos juntos y a la vez cada uno en su ritmo y por un sendero tácitamente definido, mientras yo acariciaba su cintura y su culo al tiempo que besaba su boca, Xavier sostenía sus senos con ambas manos y mordía su espalda. Al principio el tenerla así comenzó a excitarme y emocionarme, pero en ciertos momentos perdía la concentración, al querer abarcar más de lo que ella estaba brindándome. Paulina como siempre tan receptiva, se dio cuenta al instante de mi disyuntiva, y con un sabio movimiento dejó claras las reglas de juego.

Tranquilos muchachos - nos dijo al tiempo de separarse de nosotros simultáneamente - la noche es larga y tenemos mucho por disfrutar, no se me vayan a emocionar demasiado y lo echamos a perder. Que les parece si jugamos algo sencillo y definimos quien va a ser el primero de la noche, que les parece?

Y que quieres jugar - pregunté notablemente temeroso de los ya conocidos juegos que mi esposa llegaba a idear.

Que tal un sencillo jueguito de cartas - nos invitó mi esposa al momento de sacar un mazo de cartas del cajón- a fin de que la suerte defina quien de ustedes dos iniciará esta noche y a partir de ahí nos vamos turnando hasta que alguien no pueda mas, ¿qué opinan?. Claro está, que como punto adicional he de mencionar que en el momento en que alguno de ustedes no pueda seguir o ya no tenga animo, el otro podrá tomar posesión de todo este cuerpito. Por lo que mi amor - dirigiéndose a mi - si de veras quieres tomar mi culito por primera vez esta noche, tendrás únicamente que resistir más que Xavier; aunque no te preocupes mi cielo, pase lo que pase desde el día de mañana, podrás tomar mi colita tantas veces como quieras, al fin y al cabo tu eres mi esposo ¿verdad?.

Ya sin más que objetar y una vez enfrascados en el juego, la suerte, como de costumbre, no me acompaño, así que Xavier obtuvo la mejor mano y por tanto el derecho a follar a mi esposa primero; claro está únicamente por su culo.

Lo siento mi amor - me consolaba abrazándome Paulina, mientras que por el rabillo del ojo observaba a Xavier apurar un trago y comenzar a quitarse la camisa. - Para otra ocasión será, mas conociéndote lo que te conozco y tras vivir todo lo que hemos vivido estoy seguro que esto te dará aún más energía el momento que tu turno llegue.

Con un tierno beso nuestro abrazo llegó al final, al mismo momento en que Paulina extendía su mano hacia Xavier, quien sin perder tiempo se había desprendido de la camisa y la correa.

Ven aquí amor, - decía Xavier a mi esposa el momento de tomar su mano y como acto reflejo comenzara a sobar su cuerpo, desde su cintura hasta lo redondo de su trasero - vamos a darle unas clases a tu esposo de cuál es la forma adecuada de follarse tu preciosa colita, no vaya a hacértelo mal cuando por fin se lo entregues.

Claro Xavi, y tu mi amor - me decía al tiempo que me mostraba su bello rostro invadido de una picardía alucinante - aprende de Xavier, que por experiencia te digo que es un experto en el arte de follarse mi colita.

Iniciaron con un fuerte morreo, en el cual las prendas de ambos iban cayendo al suelo e incluso me di cuenta con gran estupor, que las mías propias llegaban a desprenderse de mi cuerpo e ir a dar al suelo. Noté que en cierto momento los tres estábamos desnudos, y aunque únicamente tome asiento en el sillón que se encontraba cerca, algo preocupante retumbaba en mi corazón; estaba nuevamente excitándome al verlos juntos, mas no era una excitación normal, puesto que estaba acompañada de un fuerte dolor de estómago que no tenía certeza de si era por las últimas palabras de Paulina o era el último lazo de cordura y pudor que me quedaba.

Mira si tu esposo se está divirtiendo ah! - exclamó Xavier mientras invitaba a Paulina a ponerse de rodillas para iniciar con una mamada la larga noche de sexo que se avecinaba. - Creo que esto incluso va a ser más divertido que las veces anteriores, ya que tu esposo al parecer incluso disfruta cuando nosotros follamos.

Paulina como en veces anteriores únicamente me observaba detenidamente, miraba mis ojos y mi alma, mi pecho, mi corazón y a mi verga que mostraba toda excitación que en ese momento me embriagaba, ya que no había podido ocultar que con cada segundo que transcurría, mayor volumen iba ganando y por tanto mayor complacencia tenía frente a la situación. No había forma de ocultarlo, me gustaba sobremanera ver a mi esposa con Xavier; mirarla y saberla dueña de su cuerpo, al extremo de entregarlo de acuerdo a lo que se le antojaba.

Pues mejor así - dijo finalmente Paulina, tras sacar la verga de Xavier de entre sus labios - ya que al fin y al cabo el es mi esposo y quiero que siempre sea feliz en nuestro matrimonio.

Xavier tras esas palabras tomo a Paulina entre sus brazos y clavando sus manos entre sus nalgas iba acariciando cada centímetro de su cuerpo. Ver esos cuerpos desnudos, con tanta carga erótica me produjo una sensación de excitación que incluso me llegó a doler. Eso me hacía pensar en que era lo que realmente había en mi mente, si un amor realmente incondicional o simplemente una locura extrema, que me hacía desvariar sin sentido. En un momento dado, pude observar como un pequeño susurro salía de la boca de Xavier y se incrustaba delicadamente en el oído de Paulina, logrando inmediatamente una sonrisa cómplice en su rostro.

Por favor trae el bolso que se encuentra encima de la cama de arriba - me pedía Paulina al tiempo que caía sentada en el sillón, mas siendo estrictos caía sentada en el regazo de Xavier - necesito algo que se encuentra ahí.

Tras alcanzar el desdichado bolso, pude ver mi cuerpo desnudo en el espejo del vestidor, mi verga erecta que me delataba completamente, donde se presentaba algo que no podía haber algo más claro en relación a los sentimientos que guardaba que esa prueba viva de mi agrado a la situación que mantenía, mas eso era lo que realmente turbaba mi mente tremendamente, mas no quise seguir escuchando a mi propia locura y me deje llevar por el cuerpo, ya no había marcha atrás, tanto a ellos como a mí nos encantaba esta situación. Al regresar al salón, completamente decidido a disfrutar de toda la experiencia, observé como Paulina se encontraba de rodillas en el suelo mamando la verga de su amante, mientras que Xavier sentado en un sillón me miraba directamente.

Gracias mi amor - comentó Paulina, al notar mi presencia y sin dejar de mamar la verga de su amante, casi como queriendo evaluar cada pensamiento que guardaba - quiero que saques el tubo azul que se encuentra dentro y que sigas las instrucciones de Xavier.

Te voy a enseñar cómo preparar su colita - me dijo Xavier, aún con el rostro contraído debido a la mamada de la que estaba siendo objeto- primero quiero que te arrodilles tras de ella y comiences a comerte su conchita. Cómetela muy bien, pero no permitas que se corra, quiero que su excitación llegue al cielo pero que no termine aún.

Pese al intento de reclamo que traté, me arrodille detrás de la bella cola que Paulina me presentaba tan impúdica y descaradamente. Tan pronto sintió mis manos cerca de su cuerpo mi esposa separó sus piernas, a fin de facilitar a que mi rostro alcance fácilmente el dulce objetivo que se encontraba entre sus piernas. Cuando comencé a comerme su conchita, pude notar lo excitada que ya se encontraba, apenas y separé un poco sus labios externos y una pequeña descarga de fluidos salieron lentamente hasta depositarse en la punta de mi lengua e inmediatamente comencé a escuchar sus gemidos y sentir como sus piernas flaqueaban y apenas podían sostener su cuerpo.

Espera - dijo Xavier y sin saber si era a mí o a Paulina, nos detuvimos los dos al mismo tiempo.

Tú sigue comiendo mi amor, no era contigo. - dijo a Paulina al tiempo que tomaba su cabeza y la dirigía directamente a su verga completamente erecta - Toma un poco de la crema que sacaste y comienza a untar en su colita también, quiero que seas muy dulce, no vaya a ser que la niña se nos asuste, jajaja.

Obedecí nuevamente, con una gran gota en mi dedo índice, lo dirigí directamente al botón de su cola, dándole un ligero masaje circular, al tiempo que nuevamente reinicié la tarea de comerme su conchita. Esto realmente encendió como un volcán el cuerpo de Paulina, pude sentir sus piernas, su concha y su culo retorcerse de placer al sentir todas las sensaciones juntas. No duré más de un par de segundos cuando Xavier me ordenó meter mi dedo índice en el culo de mi esposa, tarea que cumplí con celeridad y todo gusto, esto hizo que Paulina deje de mamar a Xavier por un segundo, hasta asimilar el intruso que ingresaba en su preciado tesoro.

Fóllala con tu dedo - dijo Xavier, mientras se levantaba del sillón en el que se encontraba abandonando definitivamente la boca ansiosa de mi esposa y colocándose arrodillado junto a mí. - Mueve tu dedo lentamente y en círculos, de manera que el culo se entregue más fácilmente. Todo esto mientras Paulina se contoneaba y temblaba cada vez más, llegando a un estado de excitación muy fuerte.

Ya estoy lista mi amor - le dijo a Xavier - haz con mi colita lo que tú quieras. Enséñale a mi marido como me gusta que me hagan mujer.

Muy bien, eres un buen alumno, este culito ya está listo para que se lo coman - anunció Xavier ante mi ansiosa mirada - ahora viene la parte más dura, pero no te preocupes que de eso me encargo yo, así que puedes ir a sentarte y observar el espectáculo.

Casi como un autómata, obedecí y me senté en el sofá, mientras Xavier continuaba mirándome a la cara directamente y de igual forma tomando con su mano su verga completamente parada y lista para embestir. Una vez en posición colocó la punta en la entrada trasera de mi esposa, que con sentirlo tan cerca apenas y pudo largar un pequeño suspiro antes de que lentamente pero sin pausa Xavier fuera hundiendo cada centímetro de su carne en el cuerpo de mi esposa. Un corto silencio se adueñó de la habitación, casi podía distinguirse únicamente el sonido de nuestros corazones palpitando a todo galope por la excitación sostenida.

Es increíble, como lo mantiene tan apretadito - exclamó Xavier mientras comenzaba a bombear lentamente la cola de mi esposa, que con las manos sobre el sillón recibía agradecida la atención que le prestaban - casi diría que nunca lo ha entregado antes, claro está de no saber todas las horas que mi verga se ha perdido en este dulce agujerito.

Paulina ni siquiera contestó a los halagos realizados por su amante, estaba concentrada íntegramente en sentir como aquel hombre la poseía nuevamente, pero con esa fina naturaleza que las mujeres poseen, también estaba atenta a mis movimientos, puesto un instante después me llamo con su mano e hizo que me sentara en el mismo sillón que Xavier había estado momentos atrás, y donde de igual que con Xavier se prestó a brindarme las mismas atenciones. Comenzó a mamar mi verga en forma acompasada, al mismo ritmo con que Xavier la tomaba, yo solamente cerré mis ojos para enfocarme en lo que nos sucedía y a no presté atención al resto de la escena solo me dediqué a disfrutar del placer que mi esposa me brindaba, hasta cuando el momento preciso que iba a comenzar la cuenta atrás para eyacular en su boca, Paulina paró en seco diciéndome que aún no, que espere para no desperdiciarlo.

Así durante unos minutos más pude ver únicamente la escena que se presentaba entre Paulina y Xavier, eran dos cuerpos entregados a la pasión y a la lujuria, Xavier bombeaba enérgicamente el culo de mi esposa, que mansamente paraba su colita para que pueda ser poseída mas fácilmente. A pesar que el tiempo parecía correr en cámara lenta, los 15 minutos del turno de Xavier pasaron y él no se eyaculó, por lo que a pesar de que aún tenía un deseo loco por continuar, se separaron de mutuo acuerdo y mi esposa me regresó a ver con su bello y lujurioso rostro.

Bueno mi amor, Xavier terminó con sus 15 minutos y ahora es tu turno - me dijo una vez tomado aliento y mientras Xavier sacaba su verga del cuerpo de mi esposa - muéstrale a mi amante lo que puedes hacer.

Pero algo extraño me sucedía, pese a la excitante escena que acababa de presenciar, mi cuerpo me estaba jugando una mala pasada y por alguna extraña razón no lograba responder completamente; mi verga no demostraba todo lo que mi excitación debía mostrar. No me había percatado antes, pero tan pronto la escuché un terrible pánico me tomó por sorpresa al sentir como perdía mi erección que hasta hace unos minutos era muy potente.

Me desnudé completamente y tanto Paulina como Xavier notaron que mi verga no mostraba lo que se esperaba. Cosa que Xavier supo enfatizar rápidamente.

Creo que el ánimo se te ha escapado - comentó Xavier en son de burla - pero no te preocupes que tu esposa es una diosa con la boquita y seguro te hace cobrar nuevos bríos.

No te preocupes mi amor - dijo Paulina, comenzando a succionar mi glande con su boquita - que de eso me encargo yo.

Su trabajo fue excepcional, veía como Paulina se esforzaba en hacer que mi verga recobre ánimos tanto con sus labios, su lengua e incluso su mano. Pero mi cuerpo no reaccionaba, estaba adormilado o apenas con unas pequeñas sombras de excitación. Tras algunos minutos de intentarlo, Paulina se incorporó permitiéndome ver su hermoso cuerpo, acariciarla y sentir su excitación, pero a pesar de todo no hubo ningún resultado. Mi verga permanecía completamente adormilada y sin dar el menor síntoma de recobrar vida.

No te preocupes mi amor - me dijo Paulina con un tono que sentí realmente sincero - no estás acostumbrado a tener sexo mientras te miran y eso debe ser lo que te afecta, pero no hay problema.

No pude responder, y mientras mi cuerpo quería salir corriendo de ese lugar y mi mente tratar de encontrar un poco de paz para poder concentrar toda mi energía sexual yo no podía articular palabra alguna y me sumergí en otro más de mis silencios.

No hay problema chico - dijo Xavier mientras se nos acercaba - relájate y verás que las cosas son más fáciles de lo que parecen. Y como aquí no pasa nada, creo que sería bueno dar como terminados tus 15 minutos y te dejo que te relajes.

Si me parece buena idea - atine a balbucear, mientras Paulina se levantaba y tomaba asiento junto a Xavier - Me tomaré un respiro.

Pero yo no quiero un respiro - le decía Paulina a Xavier, en tono mimoso y acaramelado - ¿Verdad que no me darás respiro mi amor?

Claro que no mi preciosa - respondió Xavier - lo único que voy a darte es una buena ración de verga.

Comenzaron nuevamente a besarse apasionadamente, al compás de las manos de Xavier que acarició el cuerpo de mi esposa a placer. En unos minutos la verga de Xavier estaba nuevamente lista para el combate, lo que no fue desaprovechado por Paulina que inmediatamente se colocó encima de él y ayudada de su mano derecha, fue colocándose de manera que Xavier pudiese penetrarla analmente. Un segundo después y tras un suave gemido de mi esposa, comprendí que la penetración llegaba a su máxima expresión y que Paulina ahora podía disfrutar nuevamente de esa verga que la volvía loca. Los minutos transcurrían y la parsimonia con que mi amada esposa era poseída me daba señales inequívocas que el éxtasis de ese turno estaba muy lejos de llegar y fue así como tras un par de movimientos y encontrándose de igual forma sentada a horcajadas en la verga de Xavier, pero ahora mirándome directamente noté que Paulina se levantó.

Bueno Xavi, tu tiempo se ha terminado - le dijo Paulina mientras Xavier acariciaba sus senos hasta el último instante antes de que llegue a pararse completamente - ahora es nuevamente el turno de mi esposo.

Pero a pesar de todo el espectáculo, algo en mi interior no funcionaba completamente y mi erección apenas y era una ilusión. Paulina se arrodilló nuevamente y tras tomar mi verga con sus labios por unos minutos se sentó a horcajadas en ella, permitiendo que con el calor de sus labios vaginales mi verga adquiera la dureza para penetrarla, yo cerré mi mente y por unos minutos pude lograr la tan anhelada penetración, tratando de ampliar mi acción con mis manos y mi boca a fin de proveerle y proveerme del deseo que mi verga tanto requería, pero nuevamente mi fuerza me abandono y cual Sansón frente a Dalila acepté mi derrota nuevamente.

A sido muy romántico mi corazón - me dijo mi amada esposa al notar que nuevamente mi fuerza me había abandonado antes que el tiempo se cumpla - así es como quisiera que nuestro hijo sea concebido, con mucho amor y romance.

Agradecí sus palabras de aliento, pero mi verga definitivamente no podía responder, lo que hacía que no pueda tranquilizarme y por tanto tampoco lograba la tan ansiada erección. Pero a pesar de todo sentía como una parte de mi se encontraba completamente conectada a Paulina y a toda la sexualidad sostenida.

Yo no contaría eso como una ejecución completa - dijo Xavier mientras se levantaba y tomaba a mi esposa nuevamente - al parecer tu esposo hoy no quiere dejarte embarazada. Pero bueno no hay problema porque yo me encuentro aquí y puedo ayudarte en todo lo que necesites.

No seas bobo - contestó Paulina, dejándose llevar hacia el otro sillón - Mi esposo seguro podrá culminar su labor el próximo turno ¿Verdad Corazón?

Estoy seguro - contesté con más ínfula que certeza.

Pero si no es así, creo que ya va siendo tiempo de dar por fallido su turno ¿No? - Dijo Xavier a Paulina mientras tomaba asiento junto a mi esposa. - Y dejar a los verdaderos hombres hacer el trabajo.

Tu podrás mi amor, ¿verdad? - me preguntó Paulina - Yo se que si lo lograrás.

Mi silencio al no saber que responder fue la confirmación que esperaba Xavier para contraatacar e insistir en su demanda, que no era otra que la de tener el derecho de poseer a mi esposa y preñarla como supongo siempre había deseado. Pero mi verga apenas y me respondía, por lo que no podía afirmar que realmente logaría penetrar a mi esposa el próximo turno.

Estas entonces de acuerdo, - me dijo directamente Xavier, mientras con sus manos acariciaba la conchita de mi esposa - en que si no lo logras es mi turno para intentarlo.

No tiene que estar de acuerdo ahora - contestó Paulina, al notar mi completo abandono y rendición - Las reglas eran claras y mi esposo se ve que ya no puede seguir mas y por tanto creo que le daré una última oportunidad para que se reivindique o de lo contrario soy toda tuya.

Paulina se levantó y tomándome la mano me llevó hasta nuestra habitación, donde arrojándome en el medio de nuestra cama comenzó a succionar mi pene para que pueda ganar firmeza, por unos instantes supuse que podría lograrlo, pero al notar que Xavier había ingresado a la habitación perdí toda concentración y recaí nuevamente. Un minuto más tarde Paulina dejó mi flácida verga para acercar su rostro al mío y darme un tierno beso, que cual Judas sentenciaba su máxima traición.

Lo siento corazón, no ha sido como yo lo quería - me susurró Paulina al oído, con clara muestra de decepción - Pero un trato es un trato y debo cumplirlo. Así que si quieres puedes quedarte, aunque no quisiera que pases por esto.

No sabía que decir, una parte de mi ya no podía sentirse más humillada y quería salir huyendo inmediatamente y la otra quería permanecer sufriendo aún mas, pero junto a mi amada esposa.

Yo creo que debes quedarte - dijo Xavier, acercándose a nuestra cama matrimonial - No siempre vas a poder disfrutar del instante en que una mujer queda embarazada.

Creo que tiene razón, ¡mi amor! - dijo Paulina, tras la sugerencia de Xavier, y con ojos de un resentimiento que no sé donde los sacó - Esto no se vive todos los días, y además quiero que hagas algo por mi... quiero que aceptes tu derrota, le pidas a Xavier que me embarace y cuando esta noche termine le agradezcas de mi parte el haberme engendrado un hijo.

Con mi pene flácido y mi orgullo acabado, no pude sino cumplir con sus deseos y mientras veía que Xavier limpiaba su verga para poder penetrar la conchita de mi mujer, yo cumplí con sus deseos.

Xavier, no he podido satisfacer el día de hoy a mi esposa - dije con el tono de haber perdido mi batalla - Hazla tuya y deja tu simiente en su cuerpo.

No tuve más respuesta que la de ver sus cuerpos enlazados en un abrazo tierno y lujurioso a la vez, mismo que dejaba ver la experiencia de mil batallas. Paulina nuevamente succionó la verga de Xavier que pese a estar completamente limpia recibió la atención de mi esposa. Tras un instante y en la posición mas comúnmente utilizada; con mi esposa recostada boca arriba, las piernas abiertas y sus brazos entrelazados a la espalda de su amante que acomodándose entre sus muslos dejaba caer su cadera suavemente hasta que logró encontrar el punto exacto en el que con un pequeño impulso de su cadera lograría la penetración.

Ahora si voy a ser completamente tuya - le dijo mi amada esposa a su amante, confirmándole su disposición para que inicie la penetración.

Xavier no esperó ni un instante e inició la penetración; muy lentamente fue introduciendo su verga en el fértil cuerpo de mi esposa que mansamente dejaba a su amante tomar control de toda la situación. Los débiles ronroneos y los suaves movimientos iniciales dieron paso a intensos gemidos y fuertes embestidas del par de amantes que como siempre me demostraban gran empatía sexual. Vi como ambos cuerpos se estremecían y lograban fundirse nuevamente en una entrega apasionada y completa, esta paz que me transmitieron tal vez fue el detonante para que mi cuerpo reaccionase y pude notar como una fuerte erección se forjaba internamente. Ya no lo podía negar, no solo me excitaba ver a mi esposa con Xavier; me excitaba observar la pasión que entre ambos generaban y transmitían.

Unos fuertes gemidos de Xavier me sacaron de mi ensoñación, haciéndome comprender que su cimiente ya se encontraba regando la matriz de mi esposa. Rápidamente mis ojos buscaron a los de Paulina, que consciente del momento extendió su mano para sujetar la mía para estrecharla con fuerza y en ese mismo momento tener un fuerte orgasmo que la sacudió hasta sacarle algunas lágrimas de felicidad.

Sin mediar palabra Xavier se bajó de la posición en la que se encontraba junto a mi esposa, mientras que yo ocupaba su lugar, y mientras veía directamente a los ojos de Paulina procedí a penetrarla tal como debí hacer al inicio de la noche, con fuerza y sin misericordia procedí a follar a mi esposa con toda la carga de furia y rabia que encontraba en mi corazón; pero al mismo tiempo le transmitía en mi mirada todo el amor que le tenía. No sabía que destino tendría mi cimiente, pero mi corazón siempre la seguiría donde quiera que fuese...

** Hoy hace quince días en la sala los Xavier y Yo nos servirnos unos tragos y en un descuido de él, le inyecté una pequeña dosis de tranquilizante en su brazo, la que comenzó a hacer efecto casi instantáneamente. Pude ver su rostro algo descompuesto e inquisidor, no comprendía que estaba sucediendo mas una leve sonrisa de mi parte le dio la certeza que nada bueno le sucedería. Mientras sostenía su cuerpo al caer en la sala pude escuchar casi a la distancia sus últimas palabras "Ella es mía...", las decía con rabia y temor mientras trataba de escapar pero pronto cayó desmayado. Tomé su cuerpo y con mucho esfuerzo logré colocarlo en la cajuela del coche que el mismo había alquilado, ya había hecho esto antes, claro que no en mi casa, así que sabía cuál era el proceso. Arreglé como pude el lugar llevándome todas sus cosas e inmediatamente salí en el coche mientras veía llegar a mi esposa y los niños, que por poco me pillan en medio de mi pequeña aventura. Lo llevé a un consultorio de unos conocidos míos que son algo adeptos a no cumplir la ley, ellos se encargarán de hacer que Xavier no vuelva a ver la luz nuevamente sin dejar rastros de cualquier tipo, como dije ya había hecho eso algunas veces, al tiempo de ganarme la confianza de esta gente y por ganar unas monedas más. Volví a la casa después de deshacerme de todas sus pertenencias y del vehículo a fin de no dejar evidencia de que estuve con él. Ya en casa, una vez tranquilizado el cuerpo y el alma, una lejana sonrisa llega a mi rostro tras tantos años sin visitarlo, Paulina nunca más sabrá de él, se que lo intentará buscar pero nunca sabrá qué pasó con él, o tal vez sí... si alguna vez decido hacer este viaje nuevamente, claro que ahora junto a mi amada esposa…