miprimita.com

Final sin Retorno 04

en Hetero: Infidelidad

Llegó el día de la salida, mi esposa se arreglaba de forma muy concienzuda para mi gusto, se la veía muy hermosa y deseable, llevaba un vestido negro muy ceñido a su cuerpo y aunque no mostraba casi nada de sus senos, la espalda quedaba muy descubierta. Tras un par de horas en el salón de belleza mi Cristina lucía una preciosa melena alisada, que junto a su vestido y un par de zapatos muy altos hacían resaltar mucho su figura, sus piernas y su estrecha cintura, todo formando un juego de lo más inquietante para cualquier mortal. Realmente estaba completamente bella con su atuendo, tanto que incluso quise aprovecharme y evitar que saliera al menos unas horas más.

_Déjame Esteban... Me vas a desmaquillar, con todo el trabajo que me costó...

_Pero estás preciosa... deja todo y quedémonos a hacer travesuras aquí en la casa.

_No Esteban, no insistas, ya sabes en lo que quedamos con Susana, déjame ya.

Pese a mi insistencia, Cristina se alistó muy concienzudamente, ya era cerca de la hora acordada, por lo que me pidió que llamara a un taxi, pero como me dio mucha desconfianza le rogué que me dejara llevarla y así yo podría saber dónde estaba y si fuera necesario podría ir a verla después. Fue tal mi insistencia que al final asintió, pero con la condición de que volviera a casa inmediatamente.

Fuimos a un bar de la zona rosa, donde inmediatamente se encontró con Susana, ella al verme se asombró pero al conocer nuestro acuerdo dijo que para fiel cumplimiento en media hora me llamaría al teléfono fijo de la casa y esperaba que contestara.

_Claro Susana, yo estaré ahí... No te preocupes.

_Bueno amor, por favor no hagas trampa y vete a casa.

_Claro preciosa, no te preocupes. Diviértete... - dije aunque muy dentro de mi ser esperaba que solo se la pasara conversando con Susana en algún café, la mar de aburridas.

Cuando regresé a casa y tras contestar la llamada de Susana, mi ansiedad comenzó e intentaba subir de tono, pero inmediatamente me dedicaba a hacer algo que me distraiga y lo controlaba. De repente comenzó mi calvario al recibir los mensajes de texto de mi esposa.

 

Cristina 23:50 - "Hola amor, estamos ya en la disco, está muy llena creo que tendremos que estar de pie."

Esteban 23:51 - "Que pena, ojala puedan encontrar un sitio" -contesté deseando todo lo contrario, que se cansen pronto y regresen, que ingenuo por mi parte.

Cristina 00:06 - "Ya estamos sentadas, unos chicos nos invitaron a sentarnos con ellos y aceptamos." -Mi corazón comenzó a alborotarse terriblemente, ¿qué chicos, de donde eran, quienes eran?-

Esteban 00:10 - "Que bueno, así descansas de estos tacos tan altos" - Mentía sin escrúpulos.

Cristina 00:40 - "Hemos estado bailando todo el tiempo, son unos maestros en hacerme dar vueltas, me han dejado sofocada."

Esteban 00:41 - "Ten cuidado con el licor, mejor toma algo ligero para la sed"

Cristina 00:42 - "Si lo tendré en cuenta, los chicos trajeron más cubatas"

Esteban 00:42 - "Tómala con calma... El ron no te suele sentar bien"

Cristina 01:45 - "Creo que Susana se ha pasado de tragos... Está ya algo tocada y no solo por el alcohol."

 

Al momento se me vino la escena, Susana seguramente ya algo borracha y alguno de los chicos seguramente estaba como pulpo tratando de mandarle mano por todo su cuerpo. Los chicos debieron darles mucho más alcohol a ellas para ver si con ello logran algo más. Me preocupé mucho por como Cristina procesaba el alcohol, ya que ella tiene una muy buena resistencia, pero si acaso le daban una cerveza las cosas podían salir muy mal. Me decidí y tomé las llaves del auto y me dirigí a la disco.

Cristina 01:47 - "Yo no he bebido mucho, estoy muy bien. Solo estoy divirtiéndome un poco más, lo que si Susana me pidió que permanezcamos aquí hasta más tarde."

 

No sabía las intenciones que Susana tenia, pero seguramente no era nada buenas. Tras casi una media hora más tarde una llamada desde el teléfono de Cristina me puso en alerta.

_Hooola Esteban... - no era la voz de mi esposa, era Susana quien había llamado casi a gritos ya que se escuchaba el ruido de la disco fuertemente, paré el auto y me dispuse a escucharla, al fin y al cabo estaba ya muy cerca - Te llamo ya que Cristina no se atreve a pedírtelo, queremos ir a tomar algo más con los chicos que conocimos, ya que se han portado muy bien, ¿Te importa si vamos a la casa de uno de ellos?

_No creo que sea una buena idea - contesté a Susana hablando a los gritos como ella, de manera que me escuche, pero inmediatamente supuse que era parte de la prueba y al final contesté algo de lo que tal vez me arrepentiría - ¿Pero si quieren ir solo díganme donde irán para poder saberlo?

_No lo sabemos, pero tan pronto tengamos la dirección te enviamos un mensaje.

_¿Dónde está Cristina?

_Ella está bailando, me he dado cuenta que es una máquina moviendo el trasero y eso que con las cervezas que pedimos ya se la ve bastante entusiasmada - contestó mientras puse atención al tipo de música que sonaba y era una bachata - Y de paso Carlos el chico con el que baila creo que ha participado en algún concurso porque están dando catedra de baile... Bueno, no te preocupes, ya enviamos el mensaje con la dirección, eres un amor.

Ese tipo de música generalmente se baila muy pegadito, por lo que un dolor de estómago hizo que me retorciera en mi asiento. Podía imaginarme como aquel tipo que no sabía ni como era bailaba muy pegadito a mi esposa y eso además de que Cristina estaba ya bastante animada, no me daba mucha confianza. En ese mismo instante y aún con el teléfono en la mano, decidí ir al bar donde se encontraban.

 

Cristina 03:05 - "Soy Susana, te envío el mapa del sitio tan pronto vayamos. Saldremos en veinte minutos, cuando se terminen los tragos y el baile."

Esteban 03:10 - Ok. Donde está Cristina? - escribí inmediatamente después de que yo había llegado ya a la puerta de la disco, al menos había logrado llegar antes que ellas salgan.

Cristina 03:15 - "No los veo, pero hace un rato estaban aún bailando... Seguro fueron al baño" - ese "fueron" me llenó de un enojo incontrolable, seguramente el idiota aquel había estado ya tratando de sobrepasarse con Cristina y ahora tal vez la haya convencido de ir a cogerla a los baños o tal vez en algún otro lugar.-

 

Mis celos lograron algo que mi mente no pudo controlar, tras estacionar el auto entré a la disco que aún tenía una buena cantidad de clientes. Cuando estaba acostumbrándome a la penumbra para buscar por donde era el área de los baños pude distinguirlos; mi esposa estaba bailando con chico en la pista, ella estaba de espaldas a mí, su cabello ya con algo de freeze pero aún alisado, su traje negro y esas piernas interminablemente largas que terminaban en sus zapatos de tacón, como no reconocerla. La música seguía siendo bachata y la bailaban todas las parejas muy pegaditos, claro está incluyendo a mi esposa.

Cuando estaba por pensar en lo idiota que había sido al venir y entrar a buscar a mi esposa, pude ver claramente como el chico tras un lance de baile puso su mano directamente en el trasero de Cristina, se puso a manosear en plena pista a mi esposa, quien ni tan solo hizo amague de intentar quitárselo, sino más bien que lo tomó de la cabeza para seguir con el baile y para colmo de todo comenzó a besarlo en medio de todas las parejas que estaban bailando, y claro él más envalentonado con la respuesta de mi esposa colocó su otra mano directamente en los firmes pechos de mi esposa. Eso hizo que mis celos exploten y pierda completamente la razón, me enfilé hasta donde estaba la pareja y de un solo jalón separé a mi esposa del tipo que la estaba sobando.

_Eres una hija de... - cuando vi ya claramente el rostro de la chica, me di cuenta que no era mi esposa, era su talla, su vestido incluso su cabello, pero su rostro no... Era otra chica quien bailaba en aquella pista-

_Tranquilo amigo -dijo el hombre con quien estaba bailando, que pese a mi brusca actitud no se mostraba sorprendido - No pasa nada, no te pongas violento.

De repente Cristina y Susana aparecieron en la pista desde unas mesas de atrás, mi esposa llevaba un traje muy diferente con el que había salido de casa, se las veía controladas y nada sorprendidas, no parecía que hubieran tomado ni una gota de alcohol. Ahí me di cuenta que no había pasado mi prueba, estaba claro para todos que mis celos habían logrado ganarme nuevamente.

_Ven Esteban, salgamos de aquí - dijo Susana al tiempo que podía ver como mi esposa me miraba con cara apesadumbrada -

Salimos y en el auto me explicaron todo, nunca habían estado de juerga como era la intención, los mensajes habían sido calculados y enviados por parte de Susana en todo momento, claro está con el objetivo de hacerme sentir celos pero por supuesto nada había estado sucediendo. La pareja en la pista se había prestado para la representación en coordinación con Susana, tan pronto se dieron cuenta que me había bajado del auto, en fin; todo había sido un montaje para poder probarme y yo había fracasado.

 

_Te dimos tres oportunidades para mantener el autocontrol y superar tus celos - decía Susana tras toda la explicación de lo ocurrido esa noche- Podías elegir no salir de tu casa y mucho menos venir a la disco, podías no entrar a buscar a tu esposa si finalmente estabas aquí y para cerrar todo podías no intervenir hasta estar completamente seguro de que algo así pudiera estar sucediendo pero no, te lanzaste contra tu esposa sin ni siquiera ver su rostro. Fallaste en todas las oportunidades de creer en ella... pensé que habías logrado superar ya el tema de estos celos y que la confianza que tenías con Cristina te permitía conocer claramente que tu esposa jamás te podía mentir en estas cosas, pero no te diste cuenta en ningún momento que solo era tu imaginación, no pusiste en duda tus razonamientos y por tanto todo se fue al traste, vamos a tener que volver a empezar...

 

Asentí y recibí con toda sumisión el reto que me pegaba Susana, era claro que me había comportado como un idiota y ni siquiera pude suponer que algo así podía suceder si era realmente una prueba, que imbécil era. Quedamos en otra consulta con Susana para el lunes siguiente y nos dirigimos a casa con Cristina, que de igual forma se encontraba muy irritada.

 

_¿Cómo supusiste que podía hacer eso? -me dijo mi esposa en el auto, una vez que nos encontramos ya solos - Por Dios Esteban, era una prueba, debías suponer que no sería nada fácil, pero caíste como un saco.

_Lo siento, no lo pude evitar. No dudé de ti pero cuando me dijo Susana que estaban tomando cervezas supuse que te habías embriagado ya que conozco el efecto que eso te causa y más si habías ingerido algo más, no desconfié de ti, pero sí de los tipos con los que estabas, pero claro debí suponerme que algo así podía suceder, ahora ya lo veo claro.

_Como jaloneaste a la chica... si no era porque eran actores, seguro se habría armado una pelea ahí...

_Ni siquiera lo pensé, solo quería que ese tipo no te tocara.

_¿Y te hubieras peleado con ese mastodonte?

_Ni siquiera lo pensé. Seguro que si hubiera sido cierto, me habría liado a golpes hasta con tres como él.

_Tonto... te hubiera hecho daño.

 

Su mano por mi pelo era señal de que a pesar de todo ella seguía a mi lado, yo seguía en su corazón. Llegamos cerca de las 5 de la mañana a casa y a pesar de todo el ajetreo y la mala noche, tan pronto nos acostamos pude sentir como mi esposa se ponía cariñosa.

 

_¿De veras que te ibas a pelear con ese enorme chico por mí?- decía mientras bajaba su mano directo a mi verga que inicialmente no estaba preparada para recibirla, pero al sentir su cuerpo comenzó a ganar confianza.

_Hasta con 2 iguales - mi mano correspondió agarrando el firme y respingón trasero de mi esposa -

_¿O sea que si son 3 dejas que me metan mano? - sentí un fuerte puyazo el momento que escuché a mi esposa - ¿O te pelearías por proteger a tu esposita que le metan mano?

_Me pelearía hasta con mil por proteger a mi esposa... -dije mientras besaba el cuello y el oído de Cristina al tiempo que hacía deslizar la pequeña falda de su pijama encontrándome con que no llevaba nada bajo -

_¿Y por tu esposa vas a seguir con la terapia?

_Por mi esposa me batiría con mil cosacos y claro que continuaré con la terapia, todo para verte feliz. - dije mientras seguía con mis chupetones y lamidas.

 

Fui bajando lentamente mi boca por todo su cuerpo, que ansioso temblaba cuando sentía mis besos y mordidas; llegué más abajo de su ombligo sujeto con ambas manos de sus pechos, que apretaba con delicadeza pero intensamente. Me encontré frente a frente con su concha que ya húmeda me permitía disfrutar de su sabor tan intenso. Pasé mi lengua por su clítoris, introduciéndola tan profundamente en ella como mis fuerzas me lo permitieron.

 

Un fuerte jadeo me indicaba sin temor a equivocarme que Cristina disfrutaba tremendamente con la labor que mi boca hacía en su cuerpo. Con mi mano introduje dos dedos directamente en su coño que hizo saltar de gusto a mi esposa, mientras la follaba lentamente con mi mano al mismo tiempo que seguía lamiendo su clítoris. Sentía el calor intenso que de la piel de mi esposa emanaba en ese momento, me excitaba tremendamente la forma en que con sus manos se aferraban a mi cabeza o como sus piernas me aprisionaban con fuerza, tardé menos que de costumbre para poder hacerla sentir un enorme orgasmo que lejos de calmarla, solo había conseguido incitarla a pedir más.

 

Inmediatamente y ya con mi verga completamente erecta, me dispuse a penetrar la tierna y chorreante concha de mi esposa, que al sentir como abandonaba mi trabajo abría sus piernas dejándome engancharme deliciosamente entre sus caderas que me volvían loco. Penetré su cuerpo con toda mi fuerza, disfrutando como cada centímetro de mi verga se incrustaba en todo su ser. En ese momento miré a sus ojos, que indudablemente me mostraban lo tremendamente hermosa y excitada que se encontraba, la sentí muy cerca de mí, de mi cuerpo y de mi alma, realmente amaba tremendamente a esa mujer.

 

Bombeé su cuerpo agarrado a sus trasero, con poca delicadeza, como a ella le gusta y mirando su lindo rostro contraerse con cada empuje me dejé llevar por toda el ansia y el placer que me producía el estar con ella. Lo disfruté, gocé y me sentí completamente feliz de estar a su lado y poder compartir su lecho, me corrí directamente en su vagina mientras escuchaba como agonizaba en un profundo orgasmo que la llevó a un estado de placer máximo, un placer que habíamos compartido, un placer en el que ella me había escogido para compartirlo juntos.

 

No fue la cogida más apoteósica que hayamos tenido, pero sería una de las pocas que tendría en los próximos días y eso me llenaba de una extraña sensación. El lunes fuimos a consulta con Susana con toda mi cara de arrepentimiento y bochorno por el papelón que había representado. Nuevamente pedí disculpas y prometí seguir el proceso que nos habíamos planteado, pero en lugar de encontrarme con una Susana irritada o contrariada, la vi muy apenada pero optimista con nuestro proceso.

 

_Esperaba que hubiéramos ya superado completamente, pero creo que va a ser necesaria una fase nueva y un tratamiento muy diferente; creo que lo catalogaría como una fase mucho más agresiva, todo esto para que podamos controlar estos sentimientos de celos que están aún muy fuertes en ti.

_Estoy dispuesto a seguir con todo. Yo amo a mi esposa y creo que lo mejor es poder quitar de mi mente todo este tema de los celos que tanto mal nos ha hecho como pareja

_Yo de igual forma te amo mi amor - dijo Cristina mientras sujetaba mi mano con fuerza - Y estoy dispuesta a seguir con todo lo que sea necesario para que podamos de una vez por todas ser felices completamente.