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Engaños e Intercambios 7

en Intercambios

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Pensé que verlo follar a mi amiga me iba a afectar, que no iba a poder sacarlo de mi mente y no me equivoqué, pero no atiné en que esas imágenes lo único que me acarreaban era excitación y morbo. Quería más y más, quería todo de él...

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Llegué al sitio de reunión con varios minutos antes, tome una mesa bastante discreta, que produzca un ambiente de intimidad y seguridad. No estoy seguro que es lo que vaya a suceder, aparentemente todo está acordado y las partes están consientes del propósito de la reunión, pero no es tan sencillo. Al menos no lo es para mí.

Lorena llegó con 30 minutos tarde, llevaba un vestido floreado con la espalda cubierta a la mitad, escote discreto y la falda hasta la mitad de sus muslos; Lorena era una mujer bastante fina y bella, aunque sus curvas no llamaban a la locura, su talla de mujer con clase la volvía tremendamente sensual. Se la veía nerviosa, inquieta al momento de entrar, buscaba conocidos entre los asistentes, no quería ser reconocida; al entender que no tenía problema caminó segura hasta mi mesa.

Un detalle que pasó desapercibido inicialmente lo pude notar al sentarse en la silla a mi lado; un bolso mediano era depositado en el gancho de la mesa, demasiado grande para guardar las cosas comunes, seguramente ella también era una mujer previsora y llevaba lo necesario para que después de la cita, no existan huellas visibles de lo sucedido.

Yo: Hola Lore, que bella estas hoy...

Lorena: Muchas gracias el cumplido...

Yo: No es solo un cumplido, es hacer justicia a una mujer tan preciosa como tú... Debiste haber causado conmoción por las calles que caminabas.

Lorena: No exageres, a mis años ya no tengo el mismo pegue... Ojalá no me hayas esperado demasiado...

Yo: No te preocupes, un poco de tiempo para reflexionar siempre es bienvenido...

Estaba claro que pese a todo, Lorena no era una mujer que habitualmente engañaba a su esposo, al final también resultaba victima de todo este conjunto de situaciones que nos han llevado a esto, pero eso no hace que una vez que hemos llegado a un acuerdo no me vaya a beneficiar de ella.

Lorena: Estoy de acuerdo, siempre pensar las cosas detenidamente hacen que se tengan las mejores soluciones. Como esta por ejemplo, creo que no es la solución óptima, pero es un acuerdo que podemos llevar...

Yo: Tienes razón, al menos así todos ganamos algo y por tanto es mucho mejor que si nos engañamos mutuamente....

Seguimos conversando de temas diversos, sin mayor connotación, pero pudo ir aflojando tensiones y permitirme poco a poco aproximarme a ella; en un momento dado tomé su antebrazo y comencé a acariciarlo lentamente, ella pese a todo dio un pequeño brinco al sentir otras manos en su cuerpo.

La conversación continuó durante algún tiempo, ahora los temas más candentes estaban en la mesa, habíamos pedido un poco de vino y por tanto estábamos más ligeros de pudor.

Yo: Siempre admiré tu linda figura... Tienes un precioso cuerpo y principalmente hay algo en la forma en cómo tú te mueves que realmente hace que mis emociones afloren.

Carla: No seas zalamero, pero tengo que agradecer a mis genes, porque realmente no soy de las que se matan con las dietas y el ejercicio.

Yo: Debiste haber causado sensación en tu época de universidad... Seguro tenías tantos pretendientes como arena en el mar...

Carla: Si había muchos chicos guapos, pero yo me enamoré de mi esposo y realmente pasé toda la época de universidad como su novia...

Yo: Y antes, seguro tendrías muchos novios...

Carla: No, siempre fui un poco renuente a tener novios, algún que otro faje con algún chico, pero nada más... Mi primer y único hombre ha sido mi esposo....

No podía creer que la bella mujer que se encontraba a mi lado y con la que si las circunstancias lo permiten pasará por mi cama, no haya tenido otro hombre diferente a su marido. El saber que pronto podía ser el segundo hombre que la posea me llenó de lujuria y por tanto ataque a fondo para llevar las cosas por buen cauce.

Apegué mi rostro al suyo, como intentando susurrarle al oído, Lorena ya un poco mas desinhibida se dejó hacer; fui soplando lentamente en su cuello, para que sienta el camino que seguía mi boca y llegando cerca de su oído di un pequeño beso el momento de sentir su lóbulo y comencé a susurrarle mis intenciones...

Yo: Quisiera poder darte un beso... 

Dije mientras comenzaba a besar su oído, su cuello y su hombro. Su aroma era delicioso y embriagante, me sentí perdido por mis sentidos; volví a su cuello y empecé el trabajo nuevamente mientras mi mano ahora comenzaba a deslizarse por su muslo hasta el filo de su falda. Las cosas se comenzaban a caldear y había que salir del restaurant hacia un lugar más tranquilo.

Yo: Me acompañas a un lugar más tranquilo?

Lorena: Si, vamos a mi casa...

Pagamos y la tomé como una novia de la cintura mientras salíamos del restaurant camino a ver los autos. Preferí ir en el mío y ella en el suyo para poder salir de su casa después y no tener problemas con ellos, cerca de llegar lo dejé parqueado y me dirigí en el suyo hasta su casa. Era cerca de las 6 y no encontramos ningún fisgón que pudiese dar cuenta que la bella Lorena llegaba acompañada por un hombre en su propio auto.

Ver conducir a una mujer en falda me producía siempre un morbo muy especial, el momento de ejecutar el movimiento con los pedales mostraba ángulos complicados pero ineludibles, lo que permitía ver  sus muslos en plenitud. En el trayecto hacia la casa de Lorena, pude ver precisamente aquello que tanto me excitaba, una mujer al volante, con sus piernas medianamente descubiertas y sus muslos cubiertos apenas por un fragmento de su falda. Eso me recordó las tantas veces que pedí a Carla ser la dueña del volante, únicamente para poder disfrutar del lindo y excitante espectáculo que eran sus piernas el momento de manejar, su seguridad y los bruscos movimientos que a veces eran forzados por la marcha en una ciudad.

Cuando entramos a su casa, el ambiente de hogar se apoderó de mí y algo de toda la calentura que llevaba se disipó por el ambiente, inmediatamente nos sentamos juntos en el sillón principal y pude verla más relajada referente a su comportamiento, pero por supuesto mucho más nerviosa por cómo se venían las cosas.

Lorena: Quieres tomar algo?

Yo: No, gracias, creo que el vino del restaurant fue suficiente para mí... Pero si tu lo quieres no hay problema.

Lorena se levantó y tomó una copa pequeña de licor, la misma que apuró de un solo golpe y volvió a mi lado con aparente decisión. Justo cuando se aproximaba para sentarse junto a mí, tomé su mano y la atraje a mi regazo; quedando sentada en mis piernas y con sus piernas al alcance de mi mano, ella pronto asimiló el movimiento y me tomó de la cabeza para comenzar a besarme. Sus besos eran algo descompasados, algo inocentes e incluso llenos de nervios, pero poco a poco fueron tomando aplomo y se convirtieron en auténticas demostraciones de lujuria. Mis manos comenzaron a deslizarse por sus piernas, por sus muslos tanto externos como internos, frotando sus caderas y sus senos, su vientre y su espalda. No me guardé ningún milímetro de su cuerpo sin que lo haya acariciado, su figura se sentía mucho más firme de lo que aparentemente se veía por lo que una excitación inmensa fue creciendo en mi interior.

Nuestras bocas fundidas en un apasionado beso permitió cerrar los ojos para sin que casi nos demos cuenta nuestras manos comiencen a desnudar al otro, su fino vestido casi apetecía no quitarlo y así permitir que mis manos se deslicen mas fácilmente, pero al sentir el fuego en el interior de la mujer me apresuré a acariciar su piel desnuda. Ella por su parte con movimientos un poco torpes y muy ansiosos, abrían mi camisa y comenzaban a luchar con mi cinturón y mi pantalón. Pronto quedamos completamente desnudos, recostados sobre el sofá que pronto sería testigo de la noche de pasión que iba a suceder en esa casa.

Tumbada sobre su espalda y con mis manos entre sus cabellos, Lorena me besaba insistentemente mientras acariciaba mi espalda y mi culo, podía sentir como ya su alma se había tranquilizado y dejándose libre tomaba el placer recibido en forma ansiosa pero consciente de lo que hacía. De mi parte quería darle todo lo mejor que podía, enseñarle mis artes y habilidades, mostrarle que a pesar de que mi esposa pudo en un momento dado engañarme, no era porque en la cama le hubiese faltado algo. Comencé a bajar mi rostro por su torso, acariciando, besando y succionando sus pezones, deslizando mi lengua por el canalillo entre sus senos, bajando hasta su ombligo y sintiendo los temblores que en su interior se sucedían por las caricias brindadas. Cuando intenté bajar hasta su sexo, Lorena intentó subir mi cuerpo, no quería acaso que beber de su más dulce esencia...

Lorena: No no... Ven aquí...

Lorena: ... Por favor, no sigas... por favor... yo nunca...

Pero mantuve mi insistencia, principalmente porque a pesar de sus palabras sus piernas se habían abierto de par en par, para que mi cuerpo se acomode y mi cabeza beba de tan delicioso manjar... Y lo bebí, cada gota salida de su cuerpo, cada gemido nacido por mis mordiscos, cada temblor que emergió de su más profundo ser, lo bebí todo; pero no le permití explotar, siempre que la veía cerca me contenía para acariciar su cuerpo y sentir su calor. Al sentir sus latidos y su reticencia, de igual forma vino a mi mente la primera vez que Carla me permitió beber directamente de su cuerpo, el manjar que emana su sexo... el placer que sintió y de igual forma la excitación que me transmitió...

Cuando ya mi erección empezaba a ser dolorosa, retome el camino andado y me coloqué entre sus piernas, que abiertas de par en par incitaban a poseerlas. Cuando nuestros ojos se encontraron, nuestros pechos se tocaron, y nuestras caderas se montaron, mi verga inició el lento y delicioso camino que se encontraba entre esas bellas piernas, pude sentir como la labor realizada dio sus frutos al sentir como un mar de néctar permitía y ayudaba a la penetración.

Sus ojos cerrados para potenciar la sensación, me permitió ver sin distracción el rictus de placer que Lorena recibía mientras yo iniciaba una a una las embestidas, lentamente al inicio, saboreando el placer de poseer a una hembra; acariciando su cuerpo y besando su cuello, sus oídos, su boca. Después mis embestidas de tornaron más vigorosos, haciéndola comprender que el macho que la estaba poseyendo estaba ansioso por ella, por su cuerpo y por su sexo; por hacerla sentir, disfrutar, gozar...

Terminó más pronto de lo que hubiera querido, pero no por ello dejó de satisfacernos, tanto Lorena como yo quedamos extenuados, aunque no hechos polvo. El tiempo se nos acababa, debía irme y ella responder a la video llamada de las 9 pm que su esposo siempre realiza cuando está de viaje; dejé a Lorena acurrucada en su cama, seguramente completamente despierta, pero fingiendo un adormilamiento profundo; tal vez para evitar preguntas o respuestas, lo que habíamos hecho estaba concluido y ahora teníamos que seguir adelante. Después de ducharme y vestirme, justo antes de salir besé su hombro mientras mi mano se deslizaba entre su cintura y su cadera; tal vez un simple acto de afecto, más que de amor.

Lorena: Gracias....

No respondí, un polvo nunca se debe hacer como un favor y menos aún dar las gracias, pero tal vez lo que agradecía era la muestra de afecto para con ella y no a la acción realizada, por lo que no contesté; lo más probable era que realmente no fue para mí. Salí de su casa y caminé las cuadras necesarias para llegar a mi auto, era casi las 9 de la noche, y las calles solitarias se volvían peligrosas, por lo que apuré el paso hasta el auto y después de camino hacia donde mi esposa me espera...

Tras estacionar, bajé de mi auto y percibí como la cortina del segundo piso se movía; asegurándome que mi esposa había estado aguardando mi llegada.

Cuando entre en la habitación, pude verla sentada en la cama, de espaldas a la puerta y mirando hacia la ventana; llevaba sus piernas levantadas hasta el pecho y sus manos entrecruzadas al frente. Me coloqué a su lado, como siempre lo había hecho, la abracé y pude constatar que de sus ojos había manado un mar de lágrimas. Nunca la había visto tan mal, ella que siempre había sido una mujer sólida y valiente, estaba realmente con los nervios de punta.

Tal vez haya sido por un acto de revancha o pura mezquindad, pero pensé que ahora si ella sabe lo que yo sentí cuando me engañó. Pero solo fue un segundo, ahora estábamos a mano, sin mentiras que nos hagan bajar la cara, pero conscientes de que enfrentábamos el mayor reto a nuestra relación.

Yo: Siento que hayas tenido que pasar por esto... Nunca he querido herirte...

Carla: Lo sé mi amor, pero realmente ha sido algo muy duro... Creo que he pasado las peores horas de mi vida...

Yo: Lo se... Y aunque lo dudes en este momento quiero que tengas en mente que TE AMO.

Quería decirle más; que eso es lo que sucede cuando se juega con fuego, que las mismas horas las viví yo cuando me enteré de su infidelidad y abandoné el motel donde entraron con su amante, pero qué sentido tenía, ella lo sabía perfectamente, por eso su voz sonaba dolida pero no enojada, mi esposa comprendía lo que este juego nos podía llevar a sentir.

La tomé en mis brazos, mientras ella se afianzaba a mi cuello, la deposité en el centro de nuestra cama y desnudándome la abracé; no hubieron mas palabras esa noche, ni reclamos ni peleas; pero la tensión y la amargura se tensó en el vientre de mi esposa, que pese a todo ya no lloró por el resto de la noche.

La mañana siguiente quien se levantó antes fui yo, tomé una nueva y minuciosa ducha y me fui a preparar el desayuno; algo pesado, que nos quite el hambre de alimento, para que nos de fuerza para calmar el hambre de sexo. Cuando todo estuvo listo, incluso la flor en el pequeño florero, subí con la bandeja a la habitación, quería sorprender a mi esposa en la cama; ella aparentaba dormir, pero la conozco, me sintió levantar y duchar y aunque adormilada sabía perfectamente que yo estaría allí para cuidarla y mimarla, porque al fin de cuentas ella es la mujer que yo amo.

Yo: Buenos días preciosa.

Carla: Buenos días mi amor, vaya que sorpresa...

Nos sentamos a desayunar, sin palabras referentes a lo sucedido, más bien enfocadas a la vida del día a día y a los planes para el día. Ya habría tiempo...

Durante todo el día las cosas sucedieron en forma tranquila, aunque la tensión para no topar las cosas que sucedieron se sentía en el aire. Pero como bien se dice, no hay plazo que no se cumpla y el nuestro fue el momento de acostarnos, ya sin ropa de por medio, procedimos de igual forma a desnudar nuestra alma...

Carla: Y... Como te fue con Lorena?... sinceramente creí que llegarías más tarde, incluso supuse que tal vez no llegarías...

Yo: Te dije que volvería...

Carla: Lo dijiste... Pero... supuse que la tentación iba a ser más fuerte y te quedarías con ella.

Yo: Pues ya ves... he vuelto a ti como te lo dije...

Carla: ... De veras siento mucho haberte engañado, ahora después de esta noche me he dado cuenta lo que realmente sentiste... Aunque no es igual, porque en ningún momento me mentiste, pero el saber que estabas con otra persona me causó un sin número de sentimientos encontrados...

Yo: Pues en realidad después de las cosas que nos han sucedido, te creería un extraterrestre si no fuese así... Hemos pasado por muchas cosas y creo que aún nos faltan algunas mas... Pero creo que saldremos avante....

Carla: ... Yo se que eres sincero conmigo y que cumpliste en tu palabra de volver, pero quisiera me respondas desde el fondo de tu alma...

Yo: ... Siempre lo hago, aunque a veces me cuesta muelas poder decir lo que tengo que comentarte.

Carla: ... Con toda sinceridad, dime cómo te fue con Lorena? Cómo se comportó ella contigo? Dónde Fueron? Que hicieron?

Yo: Pues para serte sincero, con ella fue diferente ni mejor ni peor; incluso te diría que me dejó la sensación de fue ella quien me follo, en lugar de yo a ella; si entiendo es lo que realmente quieres saber. Que hicimos, pues nada más natural que conocernos un poco, creo que no es cuestión de llegar y a lo que vinimos...

Carla: Y ... que tan diferente?

Yo: Vamos Carla, esto no te hace bien... lo sé por experiencia. Es mejor que pases la hoja y sigas adelante; pero como quedamos en ser sinceros en lo que hacemos; si quieres detalles te los puedo dar... Pero ten en cuenta que es posible que también te los pida...

Mi esposa me miraba con incredulidad, usualmente no era yo quien la ponía contra la pared, pero era justo que las cosas vayan cambiando de una vez. Aunque a mí también me entra la curiosidad de saber qué es lo que hicieron, claro está que para ello tendré que pasar algunos tragos bastante amargos, o lo peor de todo tal vez me encuentre con algunos que no lo sean tantos...

Abracé a mi esposa por su cintura, ella solo se dejó hacer, no rehuyó el contacto. La tomé entre mis brazos y fui acercándola a mi cuerpo de a poco, sin palabras y sin pausas. Estaba enamorado de esta mujer a pesar de todo, y este es el momento de demostrárselo, cuando juntos estábamos caminando al borde del precipicio y nos encontramos en el momento de decidirnos a dar el salto de fe o caer en el intento.

Comenzamos a besarnos con pasión, con lujuria, aquí no había amor sino únicamente la excitación de dos personas que pronto saben van a llegar a la cópula; toqué su cuerpo por encima de su ropa, acaricié su grupa y su cintura con mis manos, no pude sentir nada de lo que hasta antes de ayer tenía en mente, la sentí igual que siempre, tan bella y excitante que sabe volverme loco.

Una pared nos frenó el empuje que llevábamos, su espalda quedó aprisionada entre el frio muro y mi cuerpo caliente; comenzó a desabrocharme el pantalón mientras de mi parte hacía malabares para desabrochar su sujetador, con mi objetivo cumplido pasé a casi arrancar su tanga de entre sus piernas y ella cual leona saltó  a mi pecho para quedar enlazada por sus piernas a mi torso. La penetración no tardó nada, nuestros cuerpos estaban más que predispuestos y por tanto no hubo ninguna resistencia, mi verga iniciaba su cometido entre los estertores y gemidos de mi esposa, que sujeta a mi nuca se dejaba llevar por mis embestidas.

La excitación haría que nuestra resistencia sea vencida rápidamente; tal vez el recuerdo de Santiago hacía que mi esposa se sintiese mas excitada, más deseada, mas puta; de mi parte el recordar todo el placer dado a Lorena me hacía sentir como un semental que podía arrasar el mundo, nos sentíamos excitados, deseados e incluso amados, en ese momento nos sentíamos los mejores amantes, nos sentíamos angeles en el paraíso...

Con dos fuertes estocadas terminé dentro de mi esposa, con fuerza y rabia inundé su interior provocando en mi amada esposa ese placer que tanto necesitaba y que hace un día le negué. Ahora estábamos en paz con la conciencia, pero en pie de guerra con nuestro propio placer. Poco a poco comenzamos a recuperar la cordura y sentir el esfuerzo realizado, mi esposa se desencajó de mi cadera y pisó el suelo nuevamente; arreglamos un poco nuestras ropas y nos quedamos sentados en el sofá, recuperando aire y conciencia...

Carla: Ahora si me puedes decir cómo te fue con Lorena?

Yo: Siempre te lo hubiera podido decir, pero ahora con toda razón; Me gustó follarme a tu amiga, es muy sensual y apasionada y podría decir que le he enseñado un par de cosas que podría utilizar con su esposo, por lo que el encuentro estoy seguro fue un ganar-ganar...

Carla: Claro, seguro ambos ganaron mucho...

Yo: No te pongas así... Tú quisiste saber y te lo estoy contando...

Carla: Si tienes razón, te dije que no habría reproches y pues sí, no los habrá... Pero que hicieron?

Conté a Carla con lujo de detalles cual fue mi cita con Lorena y como regresé a casa, tras haber salido de donde ella poco antes de la llamada de seguimiento que su muy desconfiado esposo realizaba todas las noches que salía de la ciudad. No hubo preguntas ni aclaraciones, solamente un fruncido seño me indicaba que tan agudo era el pinchazo que recibía. Pero el mundo es redondo y por supuesto el turno ya me tocaría a mí.

Yo: Y a ti qué tal te fue con Santiago?

Carla: Bastante bien, después que hable contigo me sentí realmente mucho más animada, por lo que la salida con Santiago resultó muy buena. Salimos a comer algo liguero y como le comenté que tenía que llegar hasta antes de la media noche, Santiago se apresuró un poco y no perdió tiempo para invitarme una copa en el departamento que le dio la Financiera para su estadía en la ciudad.

Carla: Yo no lo conocía, ya que anteriormente nos habíamos encontrado en otros lugares... Pero bueno, es bastante sencillo y estábamos casi solos en el edificio, por lo que al fin de cuentas apenas llegamos al ascensor Santiago me empezó a meter mano de forma indiscriminada; claro está que yo tampoco oponía mucha resistencia... Así entramos al departamento y nos comenzamos a besar, me desnudó lentamente y yo hice lo propio con él...

Carla: ... una vez libres de nuestra ropa, nos acostamos en una enorme sillón que se encontraba en la sala del departamento y que seguramente habría sido testigo de muchos otros encuentros...

Carla: ... Santiago empezó como siempre pidiéndome que chupe su verga; a él le encanta sentirse dominador de la situación, por lo que mientras él se sentaba en la silla, me hizo ponerme de rodillas frente a él y comenzar a lamer toda su verga, de mi parte a mi me encanta esa posición y como siempre procedo a acariciar mi conchita mientras el gemía por el excelente trabajo que estaba haciendo con su verga...

Carla: ... no duramos mucho tiempo así, serían apenas unos cuantos minutos, por lo que me incorporé a tomar los preservativos; intenté poner uno a Santiago, al menos quería que las cosas sean diferentes de esa forma, pero él insistió en que no le gustaba de esa forma y lanzándose sobre mí comenzó a besarme mientras que con sus manos y muslos separaba mis piernas...

Carla: ... confieso que tampoco le di gran resistencia, me venció la calentura y dejé nuevamente que me penetre sin preservativo... Mientras sentía su empuje y el movimiento de sus caderas, su boca quedó a la altura de mi oído y me susurró lo bien que se sentía y lo rica que estaba... Ya en esos momentos no tenía demasiada convicción, por lo que me entregue completamente separando mis piernas y abrazándolo con mis brazos y muslos.

Carla: ... me sentí en la gloria mientras estaba siendo poseída por Santiago, me cabalgó por un buen tiempo y justo cuando estaba alcanzando un delicioso orgasmo, él comenzó a sentir los espasmos propios de su eyaculación; casi no me dejó tiempo de poder terminar completamente, pero justo en el momento en que sentía como perdía fuerza, Santiago metió uno de sus dedos por mi culo; haciéndome saltar y nuevamente recuperar el ritmo de mi orgasmo y así con sus últimos estertores y casi aullando logré terminar copiosamente mientras su verga comenzaba a perder fuerza en mi interior y su dedo medio se deslizaba fuera de mi culo...

Carla: ... quedamos exhaustos en el sillón; había transcurrido ya algunas horas y se acercaba la hora de volver, por lo que no me demoré mucho y entré al baño para asearme, después salimos juntos a tomar un taxi que me dejó en casa y lo regresó a su departamento...

La transparencia y el detalle con el que había descrito su encuentro con Santiago me había dejado realmente bastante acongojado, una mezcla de celos, angustia y porque no decirlo de excitación me había invadido; mi imaginación llenó de detalles y sensaciones a las palabras por las cuales Carla me había confesaba su encuentro con Santiago. Su forma explícita e incluso pornográfica de expresarlo, únicamente se comparaba con la misma forma en la que yo se lo conté, por lo que entre ambos comenzó a surgir una especie de complicidad, de excitación al intercambiar nuestras respectivas historias, nuestras vivencias y emociones.

Yo: Ha sido como antes, como cuando me...

Carla: No, ha sido completamente diferente a cuando te engañaba; hoy no he tenido la angustia de una llamada tuya, ni la increíble desesperación de entrar a la casa y saber que me estas esperando y que pudieras darte cuenta de algo, todo eso ya no ocurrió, pero en cambio esperaba ver cómo me esperabas, incluso supuse que hubieras querido algo mas... pero me dejaste clara que no era así...

Yo: No, no pude... era más fuerte que yo... Pero bueno, crees que ha sido diferente estar con él nuevamente, entiendo que ahora lo disfrutaste más que antes?

Carla: Tal vez, no lo sé, ha sido todo diferente; hoy no he tenido que preocuparme y me a dejado un poco mas de libertad el momento del sexo... Del otro lado, y aunque creo que no me creerás, también pensé en ti en algunas ocasiones antes durante y después de estar follando con él....

Yo: Y? ahora como ha sido eso? En que estabas pensando?

Carla: Antes de acostarnos pensaba en lo preocupado e inquieto que debías estar, seguramente dando vueltas por toda la casa y comiéndote las uñas al no saber que sucede; Al menos así estaba yo cuando te reuniste con Lorena...

Carla: ... ya cuando estábamos intimando, por un momento me di cuenta que la misma fuerza y pasión con la que Santiago me posee es con la que ahora nosotros ahora hacemos el amor, eso inmediatamente hizo que piense en ti y en como ahora mantenemos nuestras relaciones, por último...

Carla: ... después cuando me estaba cambiando, apurando mis movimientos para regresar cuanto antes; pude darme cuenta que en cambio nosotros tenemos esa parsimonia y pereza que hace que los minutos después de follar sean tan agradables... y no tener ese apuro de regresar a la vida normal.

Carla: ... no digo en absoluto que estuvo mal, el tener sexo con Santiago siempre es muy bueno, me hace excitar mucho y realmente me encanta entregarme a él, pero esos pequeños detalles marcan la diferencia...

Carla: ... Y tú, pensaste en mi cuando estuviste con Lorena?

Yo: Sí pensé en ti, hubo momentos que mi mente desvarió y claro que fue cuando tú entraste directamente a mi mente a llenarlos... Pero también traté de borrarlos, al menos en esos momentos traté de sacarte de mi mente ya que no me pareció justo con la persona a mi lado; así como no me parece justo pensar en alguien más cuando estas con otra persona...

Aquella última frase lanzaba un anzuelo frente a la frase que durante la semana anterior escuche o creí escuchar que Carla decía justo el momento de tener un orgasmo; aquella que me hacía pensar que ella se corría entre mis brazos mientras gozaba pensando estar en los de su amante. Mi esposa aceptó el reto y confesó...

Carla: Si te refieres a lo que nos sucedió la última vez que nos acostamos, pues si... pensé en él mientras me hacías el amor... porque lo hice? No lo sé, pero no lo rehuí, lo disfruté tremendamente y ahora te confieso también abiertamente que mientras estuve con él... pensé en ti...

No sabía que decir, ya no entiendo a esta mujer que se encuentra a mi lado, la amo sí, pero no la entiendo... Pero como todo buen hombre, no creo que podamos en la vida entenderlas, mas nos queda únicamente amarlas, gozarlas y follarlas...