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Olvidando 12 - Final

en Hetero: Infidelidad

Tras escapar me refugié en el cuarto de un hotel que nos acompañaba en el circuito, llamé a Lorena y se presentó allí con el Perro, el Zambo y otros dos tipos más del grupo; se pusieron al tanto de lo ocurrido y ahora lo que debíamos hacer era aguardar, los tipos eran de mi confianza y también sabían que si ganaba Pepe lo más seguro es que ellos correrían igual suerte que la mía. El tipo me quería matar y ahora por lo que había hecho a Karen, pues yo tenía la misma idea para él.

Los meses que me pasé en el barrio me dieron la ventaja esta vez, al día siguiente averigüé donde se escondía Pepe y me preparé a la última contienda; tendí una trampa capaz de hacer caer a esta tremenda cucaracha, esta vez era al todo o nada y a finadas cuentas ya nada importaba. Nos fuimos a mi casa donde se encontraba todo el arsenal para poder armar y preparar a la gente y me preparé yo mismo por si en este combate el que acababa mal fuera yo. Tenía que ser un ataque certero y efectivo, pero lo más probable era que correría sangre.

Durante los últimos años no había probado una gota de alcohol, pero el saber que había perdido a Karen me daba todo igual y ya nada importaba, en ese punto lo que necesitaba era al tipo que se escondía mientras estaba sobrio, ahora me jugaba todo o nada para lograr acabar con el tal Pepe, en aproximadamente una hora di cuenta de media botella de whisky que para el efecto me había provisionado. Me sentía anestesiado de todo el dolor que en esos días había sentido, el dolor de haber perdido a una mujer que realmente me había querido, y que como yo equivocó el camino, amortigüe el dolo de haber perdido a otra mujer a la cual yo si había amado y que por azares del destino había herido tanto que seguramente ahora me despreciaba; mi vida estaba dirigiéndose directo al tacho, pero ya nada importaba.

Empezaba a a oscurecer y ya todo estaba listo para lanzarnos al ruedo en horas de la noche, pero todo cambió. El Perro había ido con Pepe a su refugio, le había contado toda nuestra estrategia y decidió que fuera él quien iba a dar la sorpresa. Entró cuando estábamos desprevenidos y nos agarró apenas y con las manos en las armas, el Perro fue quien abrió la puerta de la casa para dejarlos entrar y nos encontró a todos reunidos en la sala.

Entraron en tromba dos tipos y Pepe, armados con pistolas automáticas, nosotros con Lorena, el Zambo y el Perro nos encontrábamos alistándonos dentro del plan que nos habíamos propuesto,

Con que tú eres el hijeputa que mato a mi brother... - dijo el infeliz aquel - Ahora si que voy a matalte...

Eso es lo que tú crees... - dije armándome de valor y sabiendo que la gente a mi lado lo estaría hasta el fin -

El arma de Pepe no disparó, sabía que las balas estaban trucadas y no dispararían, el Perro se había ofrecido a hacer creer que nos traicionaría pero en cambio lo que hicimos fue emboscar a Pepe y convenciendo a uno de sus hombres le tendimos una trampa. Ahora éramos cuatro contra dos tipos desarmados, pronto los sometimos y los dejamos completamente inmóviles.

Llévense a este otro muy lejos, porque este hijo de puta y yo vamos a resolver más tarde. - dije a mi gente para que se ponga atenta y no se descuiden en esta la última fase del plan.

Bien jefe - dijo el Zambo sin apenas inmutarse ya que era un hombre curtido en situaciones como esta.

El Perro y el tipo que traicionó a Pepe se llevaron al otro tipo para abandonarlo en una carretera oscura lejos del asunto que iba a suceder, el tipo se había dado cuenta que ya no tenía motivos para luchar y lo único fue que pidió que no lo matemos. Mientras tanto Pepe permanecía amarrado en el cuarto vigilado de cerca por el Zambo y Lorena.

Amárrenlo bien, no vayan a zafarse. - dije ya más relajado, pero aún con el efecto del alcohol y un porro que me fumé.

Bebí dos tragos más y bajé directamente al parqueadero con la botella en la mano y otro porro en la otra, dispuesto a salir a la calle a revisar que no quede ningún otro compinche de este par andando por allí y justo después de abrir la puerta me llamó Paulina, su voz estaba completamente descompuesta y alterada, mi primera impresión era de incredulidad ante su llamada que llegaba en un momento tan inoportuno.

¿Qué carajo haces quieres?

¡Felipe, ayúdame por favor! - dijo inmediatamente Paulina - Me quiere matar...

¿Qué te pasa? ¿Qué quieres ahora? - dije en tono molesto y fastidiado.

Me amenazó... dijo que viene a matarme... - dijo Paulina con tono completamente angustiado - Gustavo me quiere matar...

Está bien, quédate en tu casa y cierra todas las puertas, no lo dejes entrar que voy en media hora.

Gracias Felipe... no te demores por Dios.

De pronto la habitación donde estaba Pepe con el Zambo y Lorena se escuchó forcejeo y golpes, me alisté para lo peor, ya que el tío es muy hábil y seguramente algo habría intentado y o lo habrían matado o se habrá escapado.

No prometo nada... si sigo vivo iré a verte... - dije mientras colgaba a Paulina -

De pronto en la entrada a la  como aparecía Pepe en la entrada de la puerta, con una daga en la mano, con la que seguramente habría escapado. Saque mi cuchillo y esperé la confrontación, que aseguraba sería apoteósica.

Navajazos volaban por doquier mientras esquivábamos al tiempo de intentar asestar un golpe al otro. Un minuto después, aunque a mí me pareció una eternidad, tenía cortes en mis antebrazos y mis manos, pero justo cuando paré una puñalada con mi otra mano, pude asestar un corte directo al ojo de Pepe, quien debido a la fuerza y punto donde lo golpee perdió el equilibrio y cayó; no sin antes clavarme su navaja directamente en mi costado izquierdo, nuevamente la suerte hizo que el corte sea entre las costillas o de lo contrario me hubiera perforado el pulmón.

Un segundo pensé en lanzarme directo a su pecho y clavarle el puñal tan profundo como entrara, pero me contuve antes de hacerlo. Lo haría sufrir de verdad, golpee directo al centro de su estómago y mientras trataba de recuperar el aire, clave la punta de la navaja en su otro ojo, de manera que de aquí en adelante no pudiera ser ninguna amenaza a nadie, desde ahora deberá usar un bastón de ciego en lugar de cualquier arma; esa sería mi venganza con él, lo lanzaría a un mundo sin sus ojos y su habilidad para infringir temor.

Segundos después apareció el Zorro, que con pistola en mano se acercaba a ver qué pasó. Pepe lo había tomado por sorpresa y lo había noqueado, quiso salir y también golpeo a Lorena quien aún se encontraba inconsciente dentro.

Ya éste tipo no sirve para nada... - dije al perro mientras que limpiaba mi navaja - Inyéctale algo para que se tranquilice y metámoslo a la camioneta, que ya me cansé de todo esto y quiero acabar hoy con todo.

Tras unos pocos preparativos nos dirigimos directo a la casa de Paulina, donde entre directamente a ver que sucedía, con una botella de whisky en la izquierda y un puñal en la derecha me dirigí directo a la casa de mi ex esposa. La puerta principal estaba abierta, y se escuchaban sonidos de discusión dentro.

Entré con poca precaución, ya nada creo me asustaba, y si tenía que caer muerto ese mismo instante, no me parecía tan mala idea. Allí frente a la puerta de la habitación se encontraba Gustavo gritando a Paulina para que le abra la puerta de su cuarto.

No has aprendido nada pendejo... - le dije al tiempo que notaba como una mueca de disgusto se cruzaba en la cara de Gustavo. Pero pronto se dio cuenta que las cosas no eran tan a su favor como él creía. -

¿Quién carajo eres tú? - el patán de Gustavo no me reconoció, pero el impacto fue mayúsculo cuando miró mi rostro y la herida en mi pecho, que apenas y empezaba a contener la sangre, solo entonces se dio cuenta que no estaba en condiciones de amenazarme.

Te dijimos claramente que te largaras pendejo... - pude ver como su rostro cambiaba completamente de color, una palidez increíble hizo aparición en su rostro - Y mírate, aquí te tenemos intentando lastimar a una de nuestras chicas...

No, no... Me engañaron...

Encima nos acusas de no haberte cortado la verga... Que desconsiderado, pero eso se arregla muy fácil.

La correa que Gustavo mantenía en sus manos tembló al ver mi puñal en la derecha, seguro creía que otra vez podría escapar sin mayor dolor, pero esta vez era diferente, este hijueputa me las iba a pagar de una vez por todas.

Paulina... - grité a mi ex, para que pueda presenciar lo que ahora iba a pasar. - Abre la puerta mi amor... todo está bien...

Felipe... - gritó Paulina al otro lado de la puerta. - Ten cuidado... Gustavo es peligroso...

Este pichoncito... no creo que sea peligroso, ven sal, que aquí este pendejo se va a disculpar y se va a ir muy lejos...

Inténtalo maricón... - dijo Gustavo intentando tomar valor, pero sin estar muy convencido -

Tomé el teléfono y marqué a Lorena, una sola palabra "Vengan".

Cuando Paulina abría la puerta lo primero que vio fue el encuentro entre los hombres que habíamos sido parte de su vida desde los últimos tiempos.

Felipe... ¿Eres tú? ¿Qué te pasó en el rostro? ¿Estas herido? - preguntó dando un respingo al ver mi ojo totalmente inutilizado, recordé que ella no me había visto desde nuestra separación, supongo que la cicatriz en mi ojo le causó mucha impresión, sin nombrar la herida que aún se sangraba en mi tórax.

No te importa... Solo quiero ahora que aprendas algo muy claramente...

Justo en ese momento llegaron el Zambo y Lorena a la habitación y el rostro de Gustavo ahora sí que demostraba el pánico.

Noooo nooooo... lo siento... no quería... noooo… Ustedes…

El pantalón de Gustavo comenzó a mojarse en su entrepierna tan pronto vio al Zambo y a Lorena que entraban con pistola en mano y cara de pocos amigos.

Que pasó jefe... - dijo el Zambo, al tiempo que sonreía irónicamente - este pendejo no nos ha obedecido...

Ya no habrá concesiones, esta vez nos la va a pagar definitivamente - di un trago muy grande de whisky que tenía Paulina en casa,  mientras observaba a un Gustavo empequeñecido ante la situación en la que se encontraba -

Por este maricón que no ha aprendido a morir como hombre me dejaste... - recriminé a Paulina mientras descargaba un botellazo directamente en las costillas de Gustavo, que apenas y podía cubrirse con sus manos, al tiempo que lo molía a golpes y puntapiés hasta que realmente me agoté por completo al sentir como los huesos de aquel infeliz cedían a los golpes - Por esta miseria humana... No puedo creer que alguna vez te haya amado...

Paulina ahora estaba completamente asustada y temblorosa, no sabía que realmente estaba sucediendo, pero lo que si tenía claro es que su Gustavo no era el hombre que ella habría pensado.

Ahora no vamos a cortarte los huevos Gustavito... Ahora si te va a ir mal... Venga muchachos, pónganlo en el maletero y llévenlo al mismo lugar que a nuestro amiguito Pepe… Llévenlo a la oscuridad que hemos preparado para Pepe.

Tenías que haberte ido guapo... - le dijo Lorena al tiempo que con su navaja cortaba los ojos a Gustavo bañándolo en sangre-

Nooo por Dios... - gritó Paulina mientras estaba completamente aterrada - Nooooo...

Cállate puta... - le dije al tiempo que amenazaba una bofetada que nunca llegó - Tu ahora no tienes opinión, tan solo haces lo que yo te diga...

No quiero oírte ni una palabra… de todo lo que verás lo mejor será que lo olvides...

EPILOGO:

Pasó cerca de un año después de esto, todo se ha asentado y ahora me siento más tranquilo, Paulina ahora tiene todo lo que siempre quiso, una vida llena de lujos, emociones y toneladas de sexo aunque no es conmigo por supuesto ya que sigue trabajando de puta en la agencia y pese a que alguna vez intentó reconciliarse conmigo le dejé claro que de ella ya no quería nada más. En el fondo creo que aún siento algo por ella, pero creo que ella es más feliz así.

En las calles de la ciudad dos nuevos indigentes entraron a pedir limosna, los dos juntos van caminando con bastones que les permiten sentir cuál es su camino, ya que sus ojos ya perdieron completamente su utilidad, claro está que nosotros los mantenemos a salvo de que puedan cometer alguna locura como suicidarse, ya que eso no sería tan divertido.

De mi parte, no me he recuperado de todo lo sucedido, ahora estoy solo sin que ninguna de las mujeres que realmente importaron en mi vida permanezca a mi lado; tal vez así sea lo mejor en este negocio, pero al fin de cuentas no siempre uno tiene lo que quiere. Lo que me sirve de consuelo es que al menos las tiernas caricias y los dulces labios de una extraña pelirroja que optó por seguir a mi lado se afanan todas las noches en hacerme la vida más llevadera, aunque sabiendo que jamás podría hacerme olvidar.