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Una apuesta perdida 04

en Hetero: Infidelidad

Cuando finalmente terminó el video, bajé las gradas y con todo lo que me había dejado saber mi esposa en forma con una ansiedad sin igual, justo en ese momento iniciaba el partido y aunque mi primera mirada fue al televisor, mis ojos pronto se abrieron como platos al ver a Clara y Roberto sentados muy juntos en el sillón doble, dejándome el sencillo a mí. Clara se sentaba mostrando generosamente su muslo y su escote a nuestro invitado, quien no perdía ocasión en observar a mi esposa al tiempo que la abrazaba cariñosamente.

El primer tiempo inició y también mi condición de esclavo de mi esposa y su invitado, ya que ni bien empezó me solicitó que trajera las botanas y otros tragos para todos, mientras ellos sentados en el salón disfrutaban del partido. Tras unos minutos de trabajo en la cocina, regresé al salón y encontré ahora a mi esposa sentada en la falda de Roberto, quien ya sin ningún pudor acariciaba su muslo externo e interno de mi esposa, que sin ningún corte lo mostraba para que él pueda gozarlo.

Una punzada de celos me invadió y las ganas de armar un escándalo me llenó súbitamente, pero solo con gran uso de mi fuerza de voluntad logre no armar un pleito allí mismo, pero mi cara de enojo hizo que mi esposa se mosquease y aunque no se retiró de inmediato, buscó un instante para tomar unos tragos y se sentó nuevamente en la silla y aunque disimulaba, no dejaba de estar pendiente de mi reacción ante cualquier avance suyo con Roberto.

Ya un poco recuperado el sentido de la cordura, pude ver unos tramos del partido que transcurrieron con emociones y tensión pero sin goles hasta el minuto 30, donde las Águilas metieron el primer gol. Mi alegría al ver que mi equipo me ayudaba a no tener que vivir el suplicio de ver a mi esposa con otro tipo.

Vamos... si hubo falta antes... -trataba de alegar Roberto ante el televisor - Este arbitro es un sinvergüenza...

No seas mal perdedor mi amor... - le decía Clara al tiempo que lo abrazaba y rozaba su cuerpo sin disimulo, supongo que tratando de animarlo - Solo reconoce que las Águilas son mejor equipo y dejarás de sufrir... jajaja

Jamás... son unos inútiles - respondió el muy desgraciado, dando un sonoro cachete en el trasero de mi esposa, que apenas y se inmutó - Tú no sabes de futbol nena... a tí solo te gustan los pájaros... al igual que a tu esposo... jajaja

Claro que a mí me gustan... - dijo mi esposa rozando el paquete de Roberto por encima del pantalón, aunque atenta a mi reacción.- Me encantan... jajaja...

Pasaron unas cuantas insinuaciones más, así como los minutos de juego y de pronto un nuevo gol hizo estallar el ambiente. Pero ahora era el empate de los Millonarios, lo cual hizo que Roberto saltara de la alegría, incluso pude ver que como acto reflejo Clara también salto y aunque no lo celebró mucho, estuvo muy contenta. En ese instante Roberto aprovechó para dar nuevos abrazos algo excesivos y apasionados a mi esposa que no rechazó ninguno. De mi parte solo para no verlos, fui nuevamente a la cocina a traer unas picadas, aunque no me las habían pedido.

No he pedido nada Danny... - me dijo mi esposa al verme de regreso con la comida - déjalo ahí si siéntate a ver el segundo tiempo que ya empieza... Y no te levantes de ahí si no te lo mando o tendré que castigarte... Entendido... Esclavo...

Si Ama... - dije sentándome en mi sillón, visiblemente humillado por la pequeña reprimenda que me había dado.

Al sentarme casi no podía concentrarme en el partido, ya que mis ojos saltaban para ver las manos cada vez más traviesas de Roberto, que ahora acariciaban los muslos y el culo de mi esposa que sin darle mayor importancia se dejaba hacer en frente mío sin inmutarse. Unos minutos después, mi esposa se levantó a tomar una copa de la mesita de sala misma que al estar muy baja, hacía que mi esposa tenga que agacharse totalmente para tomarla.

Ahí estaba mi esposa, reclinada por la cintura sin apenas doblar las piernas que soportadas por unos tacones muy altos, resaltaba tremendamente su trasero, mismo que la muy infame colocaba justo en la cara de Roberto, mismo que incluso dejó de ver el partido para concentrar su mirada en el espectáculo que le brindaba mi esposa.

Yo tengo un goleador que metería muchos goles de cabeza en esa cancha... - le dijo Roberto a mi esposa en forma chulesca, sin que ella cambiara de posición.

Cómo va el marcador creo que tenga la posibilidad de jugar... - le contestó mi esposa, separando las piernas un poco más - ... Y por cierto, creo que sería la primera vez que en esta cancha juegue un profesional de tan "Graaaaaaan" trayectoria, ya que solo han podido jugar amateurs sin mayor "Potencia"... de ataque...

Pues mi goleador ha jugado mete goles desde muy chico - contestó Roberto a la "gracia" con la que mi esposa le seguía la corriente - Y te aseguro que más de una vez ha roto el pórtico contrario... Y por cierto... las fans de mi jugador lo adoran y siempre piden sus goles...

Ya veremos si realmente es tan bueno como lo pintas... - dijo mi esposa ya dando vuelta y sentándose nuevamente junto a Roberto y ahora dirigiéndose a mí me dijo - Si es así es posible que lo traigamos como refuerzo extranjero para nuestro equipo... ¿Verdad mi amor?

Claro mi ama... - tuve que decir ya que como parte del juego, no era posible contradecir en nada al amo. Pero como me costó no levantarme ese momento y caerlos a golpes.

Ya creo que necesitas refuerzos Danny... - dijo el desgraciado de Roberto, tratando de enfurecerme y humillarme - Me han dicho que tu goleador no sabe dar pases profundos y menos aún romper defensas contrarias a base de fuerza y vigor... jajajaja... Pero tranquilo, que en esta cancha voy a llenar ese arco de goles de cabeza... jajajaja...

Rieron juntos de sus ocurrencias y aunque a mí a más de no darme mucha gracia, me hacían tener un retorcijón enorme de celos cuando ellos hablaban claramente de las pretensiones que tenían. Y justo cuando estaban por seguir con sus pláticas y yo iba a tratar de intervenir, un nuevo gol nos hizo reaccionar a todos.

Gooooool - gritó Roberto ante la anotación de los Millonarios, que pasaron a ganar habiendo dado vuelta el marcador - Goooooool... Vamos chicos... que somos campeones...

Creo que mis pobres Águilas no ganaran hoy... -dijo Clara mirándome a los ojos y fingiendo tristeza que claramente no sentía, todo con la única intención de picar mi orgullo - Espero que tu jugador tenga mucho aguante Robert, porque de seguir así las cosas creo que entrará a la cancha muy pronto...

Nuevamente la risa entre los dos inundó el salón, ambos gritaban y saltaban de la alegría que mi esposa apenas amagaba en reconocer. Transcurrían los minutos y mi mirada fija al televisor, hizo que no me dé cuenta cuando mi esposa y Roberto se estaban besando sentados en el sillón.

Cuando me di cuenta, el primer ademán de levantarme hizo que mi esposa se mosquee ya que a pesar del beso no separaba los ojos de mí y con un guiño me tranquilizó. Quise creer que lo que me hubiera querido decir es que no tenía nada de qué preocuparme, que ella iba a seguir besándolo y que no me levantara que siguiera viendo el partido, pero realmente era algo que me perturbaba.

Solo un nuevo gol de los Millonarios hizo que se separen sus bocas para festejarlo Roberto y ahora inclusive Clara saltaba de la alegría por el nuevo gol, ya faltaban dos minutos para terminar el partido y como las cosas estaban decididas, mis Águilas me habían defraudado, perdieron el campeonato a último minuto y ahora además tendría que soportar ver a mi esposa entregada a otro hombre por toda la noche a causa de esta estúpida apuesta.

Mientras festejaban me paré a traer otros tragos ya que no soportaba verlos gritando y festejando, cuando volví ya pasados 5 minutos desde que terminara el partido. Ahora estaban los dos sentados en el sillón y viendo los festejos en la televisión, obviamente se veía la cara de satisfacción de Roberto y aunque Clara se la veía feliz, vino pronto a abrazarme y a tratar de consolarme.

Lo siento cariño... - me decía abrazados y tras un pequeño pico en la boca, que me supo muy amargo - Jugaron bien... pero no pudo ser, lo siento mucho... Yo hubiera querido que en este momento tú hubieras ganado, que solo tengas que soportar una pequeña reprimenda al tener que mirar como se la chupaba a Roberto, pero no lo lograron... Ahora, quiero que seas muy fuerte y que sepas en todo momento que a quien amo es a ti... y que pase lo que pase hoy día si te comportas bien mañana estará todo perdonado.

Me besó con un tierno beso en los labios para después juntarse con Roberto que daba gritos de emoción mientras estaba escribiendo por su celular, seguramente molestando a cuanto hincha de las Águilas conociera. De mi parte me sentía completamente destrozado, esa noche había perdido todo, la esperanza de ser campeón con mi equipo y principalmente iba a perder definitivamente la fidelidad de mi esposa, que ya dentro de pocos minutos estaría en brazos de mi rival.

Danny, trae la caja color verde que está en el cuarto de servicio - me dijo Clara, una vez separada de mí y nuevamente saltando junto a él.

No sabía que tenía la susodicha caja que fuera importante en este momento y no quise abrirla antes de regresar, hasta ese punto mi desgano estaba a flor de piel, quería solamente que aquel día terminase, aunque apenas estaba por iniciar. Al llegar a la sala me arrepentí no haberme quedado en la habitación, ya que encontré a mi esposa y a Roberto enlazados y pegándose un manoseo espectacular encima del sillón. Mi esposa con una mano en la nuca y otra en el paquete de Roberto y él con sus dos manos en el contundente trasero de mi esposa, los dos besándose fogosamente y sin ningún corte.

Carraspee mi garganta para que me noten, pero apenas y se inmutaron, Clara siguió besando a Roberto por algunos segundos más, mientras que él seguía frotándose a ella y disfrutando sus curvas. En ese punto ya los celos se habían transformado en algo completamente enfermizo y comenzaba a debilitar mi mente y mi cuerpo. El tener que reconocer que se los veía completamente compenetrados y entregados uno a otro, me hacía que mi estómago diera vuelcos.

Ven Danny, vamos a poner alegría al campeonato... - dijo mi esposa, tras un buen tiempo besándose con quien iba a convertirse en su amante en las próximas horas - Deja la cajita en la mesa y festejemos un rato...

Claro... ven nene... - me vaciló el hijo de puta de Roberto, quien no perdía motivo para cargarme - Ven y tomate un trago, tenemos que festejar que nos culiamos a los Aguiluchos y les quitamos el caramelo de la boca... jajaja

Uuuuuy, pero no se han culiado a todas... - dijo mi esposa en plan morboso y coqueto, parándose en medio y dando una vuelta sobre sus pies - aquí tienes una hincha de las Águilas que no se la ha culiado nadie... todavía… pero tal vez quieras darme mi caramelo...

Claro mi amor... es verdad - dijo Roberto tomándola de las piernas y atrayéndola hacia sí - ven que aquí tengo una paletita de dulce para que te quite el sabor amargo de la derrota...

Mi esposa se sentó junto a Roberto mirándome directamente, para después girarse completamente hacia él y proceder a abrir su pantalón para sacar su verga, que inmediatamente salió disparada de su guarida y se presentó erguida frente al rostro de mi mujer, que como si fuera un objeto delicado de adoración, lo tomó con sus manos para pajearlo muy delicadamente pero con decisión.

Pronto mi esposa se vio tentada a pasar por su boca aquel objeto que le brindaría tanto placer en las horas subsiguientes. Mientras yo veía aquella demostración de lujuria, el muy cabrón de Roberto no dejaba de acariciar su cabeza dándole ritmo para que la mamada que estaba brindándole le redituara la mayor satisfacción.

En ese preciso momento en que mi esposa estaba más entregada a la labor de chupar a Roberto, cruzamos miradas y pude ver en su rostro la satisfacción que tenía el ser el ganador de esa noche, tanto en lo futbolístico al quedar campeones, como en lo sexual al poder tener la oportunidad de follarse a tremenda mujer.

Vamos nene... - me dijo en ese instante - Si quieres podes sacártela para que disfrutes viendo como tu mujercita me la chupa...

Noooo -gritó mi mujer dejando de chupar el tremendo mástil de Roberto - No te pajees... Esta noche no te puedes correr, es parte de tu castigo... Ahora quédate ahí sentado, no digas ni una palabrita y menos aún puedes pajearte el día de hoy...

Las palabras de ambos me hicieron reaccionar y notar que mi verga me había traicionado y se encontraba con una erección muy fuerte, casi incomodándome el permanecer sentado. Por un momento pensé que mi esposa realmente creía que me iba a sacar la verga a pesar de lo que me había dicho y a pajearme como mono en frente de ellos dos.

Pero más lejos no podía estar, ya que a pesar de que mi cuerpo mostraba estar excitado, no creía estar en la capacidad de estar desnudo frente a otro hombre, por lo que incluso con mi mayor excitación jamás lo hubiera hecho. Por otro lado, mi mente estaba en otro lugar, me sentía totalmente fuera de lugar, quería salir corriendo de allí y por otro lado también quedarme y ver que sucedía.

Mientras cavilaba estas cosas, mi esposa había cambiado de lado de Roberto, para poder seguir mamándolo, pero ahora ya no me daba la espalda sino que me miraba de frente, y eso me volvió loco. Comenzó a comerse golosamente aquella verga que superaba en tamaño y grosor a la mía, pero lo hacía saboreándola, pero mirándome a mí; esto me permitió tal como si de una película porno se tratase, de ver a mi esposa como jamás la había visto.

Me corroooo -dijo Roberto, sujetando fuertemente la cabeza de mi esposa, que intentaba librarse de aquel abrazo ya que ella odiaba el sabor a semen-

Ahhhhhh - gruñó Roberto mientras terminaba de eyacular en la boca de mi esposa, al tiempo que ella lograba librarse aunque había tenido que tragar gran parte de la leche de Roberto -

Buena nena... te la tragas toda - le dijo Roberto a mi esposa, mientras ella tosía y trataba de tomar aire.

Idiota... - le dijo mi esposa, dándole un par de manotazos en el hombro sin mucha convicción.- Odio el sabor del semen...

Tranquila nena, ya aprenderás a disfrutarlo...

Mi esposa me miró con cara de acontecimiento y lástima, ya que ella jamás me había permitido a mí eyacular en su rostro, ni en su boca y mucho menos se había comido mi corrida. En ese rostro mostraba consternación y decepción, pero rápidamente se recuperó y tomando un trago de ginebra se pasó el sabor de la boca.

Dame esa caja, Danny - se dirigió a mí, tratando de recuperar el aplomo y la elegancia que mantenía en su actitud de ama - Voy a mostrarte una sorpresita que tengo para tí...

Mira que regalito te tengo... - me dijo Clara mostrándome un par de esposas con mangos de cuero, que claramente había comprado en alguna sex shop...- Esto nos garantizará que no estés jugando esta noche con tu amiguito y que lo tengas muy bien dispuesto para mañana...

Y... ¿Qué vas ha hacer con eso? - pregunté incrédulo ante la posibilidad de que iba a tener que pasar toda la noche con eso sujetando mis manos -

Pues que más... te las voy a poner... Vamos Danny, esta es la única forma de asegurarme que no puedas estar pajeándote esta noche... claro está que había también esos cinturones de castidad, pero me parecieron muy desagradables. Tú te vas a quedar aquí sentadito en el sillón mientras nosotros vamos para la habitación...

Ven Robert, vamos para el cuarto - me dijo mi esposa, una vez que Roberto se había acomodado su ropa y se ponía de pie - ...tienes que ir a cobrar tu premio...

Claro mi amor, ya sabes que este jugador está muy bien entrenado y está listo para el siguiente partido... jajaja

Pues ya veremos... si efectivamente rinde tanto en un partido de final... jajaja.

Danny, ven y siéntate aquí - me dijo mientras ajustaba las esposas a mis manos, cruzando un tubo cerca al sillón, dejando muy lejos mis manos de mi entrepierna - Busca estar lo más cómodo porque que vas a pasar mucho tiempo sentadito aquí.

Cuando me dió a conocer sus planes, un sentimiento de alivio me invadió, ya que imaginé que iban a ponerme de espectador de piedra que iba a ver como durante toda la noche otro hombre se iba a follar a mi esposa y era algo que realmente no quería ver.

Danny... siento haber llegado a esto, pero como yo soy una mujer de palabra, quiero que sepas que la apuesta con Roberto le da libre acceso a nuestra cama y a mi cuerpo durante la noche de hoy, ahora él va a tomar posesión de su premio y como un castigo final quiero que te quedes aquí sentadito hasta venga a buscarte... No hagas ninguna estupidez y disfruta de la música de fondo...

Está bien Clara... - le dije a mi esposa ante la completa certeza de lo que iba a suceder ahí, estaba como un corderito a punto de ser sacrificado, sentado en una sillón muy próximo a la cama en la que mi esposa había de ser tomada por otro hombre, todo debido a una estúpida apuesta y principalmente a no haber podido hablar con Clara sinceramente antes de que todo se revelara.

Tranquilo Danny, solo es un juego... - decía Roberto - cuando todo termine ustedes recordarán esta noche con mucha excitación. Mañana te devolveré a tu esposa casi como la encontré... Aunque es posible que encuentres diferencia la próxima vez que te la folles... o tal vez en su forma de caminar... jajaja

No seas idiota Robert... Y Danny, no te preocupes que como te dije, esto es solo sexo - decía mi esposa- tu esposita querida volverá mañana a ser la misma de siempre o incluso mejor... Y no le hagas caso a este idiota... Mañana podremos volver a nuestra normalidad, todo quedará olvidado y no habrá ningún resentimiento...

Así me dejaron esposado y subieron abrazados mi esposa y su próximo amante, que para subir iba tomado del culo de mi esposa, saboreando claramente el manjar que estaba a punto de comerse. Al verlos entrar dejaron la puerta abierta supuso con la intención de que pueda escucharlos toda la noche y claro muy lejos para poder verlos en absoluto.

Cuando entraron a la habitación quedé completamente solo en el salón, esposadas mis manos y sentado sillón que por más cómodo que estuviera, seguro no me daría la paz para poder dormir. Lo que no sabían era que esas esposas tienen mecanismos de seguridad muy sencillos para evitar accidentes y con solo jalar cierto broche en la base, la esposa se suelta, muy a diferencia de las policiales, por lo que al fin de cuentas no estaba tan atado como ellos creían.

Unos minutos más tardes, comencé a oír como la cama de nuestro cuarto sonaba a que dos cuerpos se habían encaramado en ella, se escuchaba palabras pero nada entendible, risas y más sonidos de ajetreo que me hizo suponer que ya estaban los dos seguramente desnudos en la cama y después la calma durante algunos minutos.

No pude controlarme, me desaté subí hasta muy cerca de la puerta de la habitación para poder escuchar mejor, subí sin hacer ruido para que supongan que estaba aún abajo, pero lo que esperaba no notaran mi presencia.

... está muy grande... y muuuuy dura - decía muy quedamente mi esposa, mientras la imaginaba sopesando la herramienta de Roberto - me vas a destrozar con esto... ten mucho cuidado... no me lo hagas a lo bruto...

No tengas miedo cariño... - contestaba de igual forma casi a susurros el amante de mi esposa - ... pronto te va a encantar tanto que me vas a pedir que no te la saque.

Como no tener miedo si nunca había tenido una así... La de Danny es más pequeña y a ella estoy acostumbrada... no sé si me va a caber todo ese monstruo que tienes en medio de mis piernas... Es muy grande...

Déjame te preparo antes... - decía el muy infeliz, mientras sonaban ciertos movimientos en la cama, donde seguramente él estaba acomodándose para trabajar la concha de mi esposa.

Mmmmmmmmm, que delicia - decía mi esposa - tu lengua es una maravilla...

Siempre había imaginado tenerte así... - decía Roberto al tiempo que recuperaba el aliento, pues seguramente le faltaba el aliento el momento de estar comiéndose la concha de mi esposa - Tienes unas piernas muy ricas, fuertes y torneadas, son un placer acariciarlas y tu culo tan redondo firme me vuelven loco...

Estoy lista... - le dijo mimosamente mi esposa - hazme tuya...

Un pequeño grito me hizo entender que mi esposa había sido penetrada por su amante, de ahí por al menos diez minutos el ruido característico de dos cuerpos follando, los gemidos fuertes de mi esposa y los resoplidos del hombre que en ese momento estaba poseyéndola fue lo único que venía a mis oídos.

Mi mente me hacía imaginar a mi esposa abierta de piernas de espaldas sobre la cama, mientras que el infeliz de Roberto colocado encima de ella la embestía con toda la fuerza y pasión que yo mismo hubiera querido hacer.

El golpeteo del colchón que provocaban los cuerpos en pleno combate sexual se vió acompañado por gemidos provenientes del gozo que mi esposa estaba recibiendo en ese momento sin sospechar que yo estaba a menos de un metro de la puerta de la habitación en la que ella consumaba mi cornamenta con su amante.

De pronto minutos después, un grito fuerte y un gemido prolongado dieron por concluido el primer encuentro entre Roberto y mi esposa, supuse que ambos se habían corrido al unísono y que ahora encontrarían en la habitación recuperando fuerzas, agotados por el encuentro mantenido.

De mi parte extrañamente no comprendía como, pero parte de mi estaba excitado por la situación tan sexual y otra me sentía un completo idiota parado en el umbral de la puerta solo, escuchando a mi esposa siendo tomada por otro hombre. A pesar de este sentimiento dual, recuperé mi cordura y bajé nuevamente las gradas situándome en el mismo sillón, repuse mis ataduras y las dejé como si nada hubiera sucedido.