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Engaños e Intercambios

en Intercambios

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Estoy sola, en la cama tras una noche intensa de sexo y pasion. El hombre con el que he compartido mi cama acaba de partir y me ha dejado sola, pero con la certeza que esta noche o talvéz mañana volveré a sentirlo nuevamente.

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Jamás pensé llegar a meditar seriamente sobre si las justificaciones con las que hacía las cosas eran basadas en la razón o realmente provenían de alguna zona oscura de mi mente o mi corazón. Pero aquí estoy, en un pequeño café esperando que llegue mi esposa y me ponga al día de todas las novedades.

Cuando le propuse matrimonio a Carla pude ver como sus ojos se iluminaban y su sonrisa me provocaba besarla con pasión; no éramos una pareja tan joven, yo en esa época con 28 y ella con 24 estábamos bastante seguros de que nos queríamos y que esta nueva etapa de nuestra vida la viviríamos juntos. Yo nunca fui el más guapo ni el más fornido de mis alrededores, ya sea en la escuela la universidad o en mis trabajos, por lo que las chicas nunca me persiguieron, si a veces alguna quería armar un plan para otra amiga o incluso en plan de amigos, pero tampoco me la había pasado mal ya que con tuve algunas novias, ganadas a base de buena conversación y espíritu jovial, aunque no llegaron a ser nada serio me permitían mantener una autoestima en límites normales y seguir buscando al amor de mi vida.

A Carla la conocí como parte del contacto que manteníamos entre las empresas en la que trabajábamos, por lo que inicialmente por teléfono y después personalmente nos fuimos conociendo hasta que armándome de valor la invité a salir y gracias a mi buena estrella ella aceptó. Esto lo digo porque ella es a mi modo de ver una mujer guapa y bastante sensual, claro que sin llegar a lo vulgar pero tampoco de modelo de tv. Su carácter es abierto, muy alegre y sin complicaciones, por lo que inicialmente creí que tenía un mar de pretendientes que iban tras sus huesos, así como también un alto estándar de los chicos con los que usualmente salía. Teniendo estos antecedentes me alegré mucho poder conseguir pasar un rato con ella, aunque no me hacía muchas esperanzas, algunas si lograban llegar a mi mente, tal vez un par de salidas más y con suerte alguna caricia impropia por allí.

Nuestras salidas fueron un éxito y nos conectamos inmediatamente; nos gustaban cosas similares, asistir a eventos o bailes o simplemente conversar de la vida. No sabía cómo dar el primer paso a fin de confirmar que realmente había algo más que amistad entre nosotros, porque a pesar de que me gustaba tremendamente no quería perderla como amiga si en caso no se llegaba a dar. Por lo que a más de pequeños roces de manos, miradas intensas y llamadas fuera de hora, no veía el mejor momento para abordarla con el tema. Así que haciendo de tripas corazón, una tarde al salir del cine con toda la premeditación del caso extendí mi mano a la suya al salir por las gradas y mirándola a los ojos entrecrucé mis dedos a los suyos en la típica forma en que las parejas caminan por la calle, para mi alegría ella me sujetó y salimos de esa forma caminando juntos. Un par de horas más tarde nos dimos nuestro primer beso, que a esas alturas me supo a gloria con sabor a cereza.

Ya en plan de pareja pude ir conociéndola mucho mejor, tanto en el plano sentimental como en sus relaciones anteriores, Carla había dedicado sus esfuerzos a terminar sus estudios y si por allí había algún chico que le agradó solo era para pasar el rato. En fin, tras un tiempo juntos le propuse casarnos, propuesta que aceptó, haciéndome el hombre más contento y afortunado de todos incluso pensé que llegué a tocar la felicidad cuando por fin pude llamarla mi esposa.

Nunca me preocupé por el pasado en el que yo nada tenía que ver, más bien prefería pensar el futuro que en conjunto podíamos tener, así que a base de esfuerzo y trabajo logramos ir consiguiendo mejores trabajos e independencia económica. Así Clara montó con dos amigas mas un negocio de Asesoría Legal y Financiera, mismo que era bastante rentable y podía dar mucho mas. Yo en cambio me dedique a trabajar en una compañía constructora que me brindaba buenos beneficios, por lo que nuestra vida comenzó a verse rodeada de ciertos lujos que antes no habíamos podido tener, mejorar el auto, una casa mediana y algún que otro viaje al exterior, nada ostentoso pero acorde a nuestro presupuesto.

La vida nos sonreía y nuestro matrimonio andaba muy bien, ya con cerca de 8 años de casados habíamos logrado estabilizarnos económicamente y sentimentalmente. En referencia al sexo, habíamos iniciado haciéndolo diariamente y poco a poco con los años, el cansancio y el estrés nos lo habían dejado a una o dos veces a la semana e incluso un poco más de tiempo; eso sí, cuando nos calentábamos no había vez en la que estuviéramos menos de 3 horas de sexo continuo y pasión desenfrenada, intercambiando posturas, lugares e incluso usando alguna que otra fantasía ligth.

Pero nada en la vida es eterno y nuestra felicidad debería pasar una dura prueba. En un día cualquiera la oficina montada por mi esposa y sus amigas se vio tentada a cerrar un excelente negocio con una entidad financiera bien posicionada, lo que a la postre podría llevar a generar unas increíbles ganancias siempre y cuando las cosas salgan bien. Por supuesto que las tres amigas comenzaron a trabajar muy duro para conseguirlo y lograr así posicionar finalmente la empresa. Esto nos dejaba con poco tiempo para disfrutar en pareja, pero realmente no me importaba, porque sabía cuál era el objetivo y quería que salga todo bien. Entre tanto trabajo y ajetreo, nuestra casa se volvió un centro de operaciones en las madrugadas, ya que brindaba la comodidad para que las chicas puedan trabajar y descansar unas pocas horas durante la noche, yo de mi parte trataba de ayudarles con los bocaditos o café hasta cierta hora, tras lo cual solo me iba a la cama a descansar.

Una de esas noches siendo casi las 01:30 am desperté de mi sueño sin una razón aparente y pese a dar unas cuantas vueltas en la cama no podía conciliarlo nuevamente así que decidí desistí tratar de conciliar el sueño y opte por brindar algo de ánimo a las chicas que se encontraban trabajando abajo, así que me levanté a preparar un poco de café y galletas, cuando comencé a bajar por las gradas del segundo piso, me detuve en seco tras escuchar una frase de Lorena, una de las socias de mi esposa, casada desde hace pocos años pero sin niños. Otra de sus socias era Sofía, que aún permanecía soltera pero con muchos pretendientes detrás de ella.

Lorena: ... y ni les cuento que en la cama era increíble y aunque realmente no teníamos futuro como pareja, en la cama me hacía olvidar cualquier diferencia.

Sofía: Pues bien que no nos lo habías contado ah!, yo me recuerdo perfectamente de él, siempre con esa cara inocente y ese cuerpo de culpable.

Carla: A mí siempre me pareció que su mirada reflejaba una personalidad completamente libidinosa, ja ja ja ja

Todos reímos con la ocurrencia, incluso yo mismo desde la penumbra, ya que olvidados mis planes de bajar me había instalado cómodamente en las gradas superiores, atento a cuanto en el salón se comentaba entre las chicas.

Sofía: Para mí en cambio Esteban ha sido el mejor de mis amantes, aunque no duramos más de 3 meses juntos me hizo ver las estrellas y sus constelaciones con los contundentes orgasmos que me brindó. Lo malo fue que era un verdadero idiota a la hora de hacer otra cosa que no sea follar.

Tras estas confesiones me daba cuenta que ninguno de los mencionados eran los actuales esposos de las chicas quienes gozaban del título de mejor follador, tal vez siempre resultaba que lo perdido o lo disfrutado momentáneamente dejaba mejores recuerdos.

Lorena: Y tu Carlita, quien fue el que te hizo saltar chispas cada vez que te follo.

Mi corazón dio un brinco al oír la pregunta tan directa e intima que formularon las chicas a mi esposa, esperaba con ansias y desesperación la respuesta.

Carla: Pues realmente con quien más he disfrutado del sexo es con mi esposo adorado, ja ja ja. , con él he disfrutado plenamente del sexo y tenemos unas sesiones memorables...

Un aire de paz me llenó el espíritu, mi ego estaba casi en las nubes y creo que hasta hubiera gritado de la alegría de no ser que mi calidad de incognito no me lo permitía. Para mí, a la vez Carla era con quien mejor había compaginado en el tema sexual, era realmente un placer inigualable disfrutar de sus curvas y su sensualidad.

Carla: ... pero lo que se diga chispas creo que me las sacó Santiago, aún recuerdo esos encuentros algo rápidos pero que quemaban la piel de la excitación que nos generaba.

Lorena: Entonces tu maridito ya no te saca chispas, eso está muy mal ah!!! Ja ja ja.

Carla: Yo no he dicho eso, con él el sexo es muy bueno; apasionado, lleno de amor y lujuria a veces, pero en cambio con Santiago era algo más primitivo e intenso, más salvaje incluso y eso era lo que realmente me sacaba chispas cuando lo hacíamos. Santiago se comportaba como un animal cuando me follaba y eso me hacía volver loca de verdad.

Al menos no había quedado como un fofo frente a sus amigas. Pero también a mis adentros me dejaba una espinita clavada, ya que a pesar de todo lo bueno que el sexo podía ser conmigo, no era con el que mi mujer soñaba e incluso podía llegar a anhelar. Nunca creo hemos llegado a trabar esos temas con ella y este descubrimiento me había llenado de una inquietud difícil de describir.

Sofía: Tienes razón, ese lado salvaje siempre da un plus adicional el momento de que te follan, es algo que creo llevamos en la sangre, ustedes me entienden.

Carla: Bueno chicas, basta de café y charla, vamos a trabajar que aún tenemos mucho pendiente para la reunión de mañana.

Olvide mis planes de bajar a preparar algo mientras que las chicas comenzaban a tocar los temas del proyecto en cuestión. Ya en mi cama las palabras que había escuchado me llenaban la cabeza de imaginaciones en las que cada una de las chicas era pasada por las armas de sus respectivos esposos, ya que no conocía a sus anteriores novios, mas cuando era el turno de mi mujer no podía imaginar el rostro del hombre con el cual estaba, pero por supuesto no era el mío.

Pasaron algunas semanas del pequeño incidente y las cosas habían seguido como siempre, incluso había llegado a olvidar un poco el tema ya que a más de un poco de morbo no me producía mayor interés. Alguna vez había estado escuchando algo de las conversaciones que mantenían las chicas en sus reuniones pero realmente nada que valga la pena mencionar. Por lo que realmente di el tema por olvidado.

Con mi esposa realmente a mi parecer todo marchaba de maravilla, llevábamos una vida ajetreada por los trabajos pero estable y tranquila, nos cuidábamos el uno al otro y manteníamos una excelente comunicación, mas llegado un momento dado comencé a percatarme de que algo había cambiado en el comportamiento de mi esposa, que a pesar de mantener casi todo igual eran pequeños detalles habían cambiado durante el transcurso de un par de semanas.

Primeramente mi esposa que siempre había gustado de usar ropa fina con algo de coquetería de por medio, había cambiado su forma de usar la misma ropa ya que ese grado de coquetería e incluso seducción que siempre llevaba había sido reemplazado por algo más parco y seco; pequeños cambios en su forma de maquillarse o los accesorios e incluso un botón innecesariamente cerrado o incluso el recuperar una que otra prenda que no se ajustaba a sus formas como era lo común, me daban a denotar que mi esposa ya no quería gustar o ser admirada como antes cosa que como hombre no me di cuenta inmediatamente. Adujé estos cambios a algo temporal o incluso a tener menos tiempo para arreglarse debido a su trabajo, pero viéndolo en perspectiva esos cambios resultaban tan o más trabajosos que lo anterior.

Otro cambio que se presentó fue que sus amigas estaban constantemente comunicándose, llamaban a su celular durante varios minutos y pese a que en algunas ocasiones las frases de respuesta de mi esposa se denotaban cortantes las llamadas no terminaban. Este punto si tuvo una pequeña pelea entre nosotros porque no nos dejaba tranquilos incluso llegando a fastidiar alguno que otro plan que teníamos, como por ejemplo que Carla me dejó en la entrada al cine por 20 minutos cuando justamente llegó una de estas llamadas. Mi esposa se justifico en que su proyecto estaba culminando y estaban con muchísimo trabajo encima.

Junto con este mar de llamadas algo me pareció sumamente extraño ya que el celular de mi esposa había desaparecido de mi vista en los últimos días y las pocas veces que lo veía era en las manos o en el oído de Carla, parecía imperceptible pero realmente lo llevaba a su lado a todas horas, incluso llegó a meterlo mientras se daba una ducha y me percaté de esto debido a que justamente en ese momento entró una llamada que Carla atendió tras cerrar la ducha inmediatamente y sin salir del baño.

Como último punto y el cambio que aparentemente era mi fuerte se encontraba el tema del sexo, ya que desde al menos cuatro semanas mi amada esposa no había estado de humor para ninguno de mis acercamientos, por lo que quería alagarla un poco y suponiendo que se debía al estrés por el bendito proyecto, no me preocupaba mucho. Eran algunos altibajos propios de la relación creía yo.

Todo esto debió haberme alertado, pero yo amo a mi esposa y confiaba en ella completamente por lo que en mi se comenzó a gestar un estado de ánimo en contra del maldito proyecto que estaba desbaratando Carla. Pero las circunstancias jugaron no sé si a mi favor o en mi contra pero se presentaron para cambiar mi vida. Carla me había avisado que para poder preparar todos los trámites de su presentación iban a quedar en la casa de Sofía para terminar todo, esto me dio un tiempo que decidí poder usarlo en preparar una sorpresa a Carla comprándole una pequeña joya y preparando un ambiente romántico para el día siguiente, por lo que esa tarde me escapé de mi trabajo antes y regresé a casa a cambiarme con horas antes de mi hora habitual. Al llegar a casa la naturaleza pudo más y me obligó a ir a al baño antes de hacer nada, tras uno o dos minutos después de lavar mis manos escuche abrirse la puerta nuevamente así que imaginando que mi esposa también había llegado antes a sacar algo o llevar un poco de ropa me dispuse a salir pero claro tenía que esconder mi regalo por lo que me demoré un poco en abrir la puerta.

Aguzando un poco el oído, entendí que al parecer no estaba sola y ciertamente por el tono de las voces eran dos mujeres que conversaban algo exaltadas siendo una por supuesto mi esposa y la otra aparentemente Sofía.

Sofía: Eres una tonta, amiga... Ya habíamos conversado nuevamente de esto y te has vuelto a enredar nuevamente, esto no te llevará a nada bueno y francamente estas arriesgando mucho.

Carla: Ya lo sé boba, pero no he podido controlarme, es que ese hombre me ha vuelto loca.

Al principio creía que se trataba de otro problema del proyecto en el que trabajaban, pero el escuchar la última frase me heló la sangre. Hablaban de un hombre que no era yo y encima mas era mi esposa la que se notaba mas ilusionada con esta situación.

Sofía: Eres una loca, ya te dijimos que tienes que dejar de hacer estupideces y centrarte en las cosas importantes, no descuides tu trabajo ni a tu marido o sino todo se desbaratará.

Carla: Te juro que lo intento, con todo mi corazón y mis fuerzas, pero es más fuerte que yo y pese a que lucho contra esto no puedo controlarlo, salgo todos los días pensando que debe terminar pero al final del día ya es demasiado tarde.

Sofía: No puedes seguir así, nosotras estábamos de acuerdo que eches una cana al aire y que te diviertas un poco, pero ahora estas fuera de control ya no es estas pensando y te estás arriesgando a que tu esposo se entere. No sé cuanto más podamos taparte esto pero espero que tengas mucho cuidado amiga, no quiero que tengas problemas más graves.

Las cartas estaban jugadas y no había forma de discutirlo, mi esposa me estaba engañando. Mi mundo se derrumbó en un segundo, mi cabeza comenzó a darme vueltas y ya no pude escucharlas, solo pensaba cual había sido mi error en mi relación con Carla. Todos los psicólogos y charlatanes siempre decían que cuando un hombre engañaba a su mujer lo hacía por cabron y porque los hombres son así, pero cuando la mujer es la que lo hace es porque no tiene en casa el amor y sexo suficiente. Por lo que me preguntaba en que había fallado, tal vez en todo y tal vez en nada, pero ya nada podía hacerse, todo había terminado.

Salí de mi casa aprovechando que fueron a la cocina y que comenzaban a preparar café. Caminé durante unos pocas cuadras, hasta que una llamada telefónica me despertó, era ella, no contesté, no quería verla y ni siquiera quería oír su voz, me dejó un mensaje de texto en el que me decía que iría donde Sofía y que había algo para la cena, la muy malvada me enviaba besos, que como si fuesen dagas se quedaron clavadas en mi corazón. No sé qué extraña locura me hizo regresar en un taxi y pude seguirlas mientras ellas se dirigían en nuestro auto, tras recorrer el camino a casa de Sofía, Carla dejó a su amiga entre risas y despedidas a la distancia deseándole buena suerte.

Seguí a mi esposa durante 10 minutos más, hasta que llegando al centro de la ciudad aparcó el auto y entró en un café; ahí esperándola se encontraba un hombre. Mi sangre hervía de la ira y el dolor, si hubiese estado armado ese momento hubiera cometido una locura, pero gracias a Dios no fue así y aunque disparé lo hice únicamente con la cámara del celular, logrando captar a la pareja tomados de las manos y dándose besos con lujuria.

Regresé a mi casa caminando tras tomar unas cuantas fotos más en las cuales la pareja subía a un auto y se dirigía a un motel cercano. Baje mis puños, y colgué la bandera blanca; estaba consiente de que la había perdido. El amor de mi vida había salido de mi vida el momento que había subido a ese auto y traspasado el umbral del motel en acompañada de otro hombre. Me dirigí a casa con la mirada perdida y el corazón destrozado; no había nada que hacer en esa casa que había sido hasta hace unas horas mi hogar, tomé mis cosas, ropa, libros y discos que había adquirido y eran algo que me acompañara, nada del resto me importaba, la casa, el auto, todo me daba completamente igual.

Las fotos tomadas esa noche las imprimí y las dejé junto a las llaves de la casa encima de nuestra cama, intenté una nota pero se me llenaron los ojos de lagrimas y me temblaba el pulso, no pude escribir más que un "Adiós".

Decidí darme un tiempo para poder plantearme las cosas que hacer, así que fui a un hotel de poca monta para desaparecerme al menos unos días, era viernes y no había razón para hablar de trabajo hasta el lunes. Compré una botella de licor, apagué mi celular y me senté a ahogar mis penas en acompañado de la única persona que realmente no comprendía como su propia vida terminó así.

Desperté alrededor de las dos de la tarde del sábado con un dolor en mi cabeza tan grande como el de mi corazón, llamé a mi jefe en el trabajo pidiendo unos días de esas vacaciones que desde hace dos años no había podido tomar. Nunca fui un buen tomador por lo que el alcohol me causó muchos estragos y fue hasta bien en la noche cuando realmente me recuperé del todo y encendí nuevamente el teléfono, no sé porque pero al parecer la costumbre pudo más que mi juicio.

No podía creer que tenía 45 mensajes de texto y de voz que, aunque con gran curiosidad, no leí, sabía que la única persona con tal interés en comunicarse conmigo era Carla, pero no sabía realmente para que se empeñaba en buscarme, yo creía que con todo ya descubierto, no debía tardar en llamar a su amiga abogada para que podamos ejecutar un rápido divorcio. Estaba claro que ella ya no me amaba, o si al menos tenía un cariño por mí, este se limitaba a las cosas que teníamos. Pensaba que fácil resultaría ya divorciarnos, no quería peleas ni mezquindades, si quería todas nuestras cosas pues las tiene pero que no haya una lucha eterna.

La noche del sábado estaba completamente asqueado del licor, por lo que mejor salí, no llamé a nadie por no tener que dar explicaciones de nada, por lo que tras meditarlo tomé un taxi y pedí que me lleven a algún prostíbulo, pensé en sacar toda esta ira con un buen polvo de pago, apenas llegué tomé una cerveza y llamé a una de las chicas para que me haga compañía, no era tan agraciada pero tenía buena figura y mucha gana de agradar. No recuerdo que hablamos, pero terminamos en una habitación tras haber acordado los servicios. Como todas las profesionales, tras los primeros toqueteos y caricias fue directa al grano, no habíamos acordado juegos previos por lo que tampoco eran necesarios.

Acostado de espaldas en la cama pude sentir como la chica se acomodaba a mi lado y pude sentir que con sus labios me iba colocando un preservativo. La sensación era muy agradable y la proximidad de su cuerpo me lograba excitar. Inmediatamente inició succionando mi verga lentamente, utilizando sus manos para dar ritmo y consistencia, meneando su trasero muy cerca de mi rostro. La chica era una experta y me estaba llevando al éxtasis, pero de repente al cerrar mis ojos y concentrarme en lo que estaba haciendo vi el rostro de Carla, su mirada tierna y su sonrisa tan dulce, inmediatamente mi erección perdió fuerza y pese al gran trabajo que me había dado la chica, no pude continuar.

La chica con algo de condescendencia o tal vez lástima, pero claro sin importarle realmente un pepino, me dijo que no me preocupara, que suele suceder y se marchó dejándome apenas y colocado el pantalón. Esta experiencia me había dejado con un sabor de boca peor que el que había sentido antes, ahora incluso no era capaz de pegar un polvo sin que la sombra de mi esposa me encuentre y eche por mar todos mis planes. Regresé algo apaleado al hotel y a base de cansancio pude dejar de pensar en las cosas vividas y las decisiones que debería tomar, cayendo dormido en la madrugada. La mañana me despertó muy temprano, con una pesadilla en la que la principal protagonista era Carla, que junto a un hombre de rostro nubloso se burlaban de mí frente a toda la gente que conozco.

En la tarde, ya con el cansancio algo superado pero sin hambre pese a los dos días en los que había sobrevivido a base de cerveza; Llamé a mi única hermana, Patricia, éramos bastante unidos y nos queríamos mucho, ella era un año mayor que yo y siempre había sido muy madura y centrada. Esperaba no tener que contarle nada de lo que había sucedido, solo quería alguien con quien hablar y que me cuente algo de cualquier cosa.

Yo: Hola, Patito... como has estado.

Patricia: Seguro que mucho mejor que tú... me enteré lo que pasó con Carla.

Me tomó por sorpresa, las noticias habían volado tan rápidamente que me había quedado atrás, pese a que era el principal perjudicado. No me imaginaba el medio por el cual mi hermana conocía lo que sucedió, pero supuse inmediatamente que fue directamente Carla.

Yo: Supongo te lo contó Carla... Así que no se qué es lo que te habrá dicho pero...

Patricia: Me lo contó todo, y para serte sincera creo que me lo contó hasta con detalles que no hubiera querido saber.

Yo: Entonces sabrás porque la he dejado...

Patricia: Por supuesto y creo que ha sido lo mejor, no hubiera sido bueno que se enfrenten las cosas así en caliente, uno puede decir o hacer cosas que después se arrepentiría para siempre o al menos que costaría mucho arreglar.

Yo: Pues no se que pueda dañarse, si lo de Carla y Yo ha terminado...

Patricia: No seas bobo, tantos años juntos y vas a dejar que todo termine así como así... Ni siquiera la has oído aún y das por terminado todo, yo solo digo que fue lo mejor en ese momento, pero no que dejes todo y no vuelvas a hablar y tratar de resolver esto.

Yo: Y para que voy a hacer eso, yo no quiero oír la historia de la mujer que se sintió abandonada y fue arrojada a los brazos del primer hombre que vio. Que, como casi todas las mujeres concordarán, el marido tuvo toda la culpa y que ahora solo le queda: abandonar a la pobre esposa en brazos de su amante o pedir perdón por el abandono y suplicar que no se vaya con su flamante amante... Yo no sé qué te habrá dicho, pero no quiero saberlo, prefiero la ignorancia a la confirmación de lo que supongo sucedió.

Mi hermana me había puyado mi orgullo y no iba a permitir que en base a su espíritu de cuerpo femenino me salga ahora con que soy el culpable de todo. Pero me equivocaba, ella velaba por mi felicidad y es algo que hasta ese punto no me había dado cuenta.

Patricia: No me vengas con rabietas ni simplicísimos, esto es tú vida y si quieres arruinarla es tu problema, pero si está en mis manos al menos te tengo que dar los mejores consejos que tenga...

Patricia: Podría contarte todo lo que me dijo, pero sé que es mejor que lo oigas de sus propios labios; así podrás evaluar si en ellos existe o no sinceridad. Lo único que si debo decirte es que Carla te ama, que tú eres el hombre de su vida y que la ha pasado muy mal por lo que ha sucedido.

Yo: Pues supongo que no la pasó del todo mal, ya que al menos se estaba divirtiendo con su amiguito... Y si me ama tanto no me quisiera imaginar que me haría si dejaría de hacerlo...

Mi querida hermana no dio respuesta a mi perorata, supongo que sabía que en algo tenía la razón y prefirió no pelear más. Sino que con aire conciliador me dijo:

Patricia: Dale un par de horas, deja que hable y pueda explicarte... Si después de eso, no quieres saber más de ella, no diré una sola palabra y te apoyaré en todo lo que pueda para que puedas separarte. Carla es una excelente mujer y te ama con locura...

Yo: No quiero molestarte mas... espero que estés muy bien y saluda a tu esposo por mí...

Me despedí sin dar mi brazo a torcer, como era posible que el género femenino se cubriera tanto entre ellas, que hasta mi propia hermana se había dejado engatusar de Carla. Como iba a poder creer que tan siquiera siente un afecto lejano hacia mí, si mientras ha podido se ha estado revolcando con su amante.

Durante la noche del domingo las imágenes de Carla con el hombre con el que me engañaba se repetían constantemente en mi cabeza, hasta que a base de pesadez y cansancio concilié nuevamente el sueño. El lunes no tenía que trabajar, pero francamente fue una pésima idea quedarme en el hotel, no podía dejar de pensar en las equivocaciones tenidas y las palabras de mi hermana.

En ese tiempo las llamadas y mensajes de Carla no habían cesado; durante el domingo y el lunes, incluidas las madrugadas, tenía mensajes de texto y voz que denotaban la obstinación que Carla tenía con relación a lo nuestro... De repente todo se calmó, a partir de las 2 de la tarde todo fue calma, ya no más llamadas ni mensajes...

Cerca de las 7 de la noche una llamada de Patricia me devolvió a la realidad que no solamente Carla era quien quería hablar conmigo.

Patricia: Hola hermanito, espero que estés bien...

Yo: En la medida de lo posible, creo que sí.

Patricia: No vayas a cometer estupideces ahora, ya es suficiente con... las que se han hecho.

Patricia: Necesito verte hermanito, quiero confirmar que estas bien... Podemos quedar en un café?.

Yo no estaba entendiendo algunas cosas, pero de cualquier forma quedé con Patricia en tomar un café cerca de donde vivo, ya que al no andar en vehículo se me complicaba mucho movilizarme.

Estaba solo en el café cuando llegó Patricia y una mujer a su lado, instintivamente pensé que era Carla, pero su figura la delató; era su amiga Lorena. Ambas mujeres cruzaron la calzada y se sentaron a mi lado; el aire se sentía muy cortante y hasta que Patricia no comenzó a hablar no supe cual sería el motivo de esta reunión.

Patricia: Gracias por venir hermanito... Disculpa que no te dije que venía con Lorena, pero las cosas se han desbordado un poco y necesitaba que sepas las cosas de su propia boca.

Yo: No entiendo.... Si han venido a interceder nuevamente por Carla no tiene sentido, no quiero verla ni saber nada de lo que haga o deje de hacer... Seguramente ya debe tener a alguien consolándola en este dolor.

Lorena: Pues claro que nos tiene a sus amigas, no te hagas ideas de cosas que no son...

Su amiga Lorena, siempre había sido la más directa y franca, por lo que no habíamos logrado compaginar mucho con su carácter, ya que no suelo generar enfrentamientos inútiles entre las personas. Ellas habrán venido a petición de Carla, por lo que no quería ni por otras bocas saber de ella.

Patricia: Carla nos ha pedido ayuda, a todas... Yo no se la he podido negar, pese a ser tu hermana también soy mujer y no abandono a una amiga para que se pierda, pese a todos los errores que pudo haber cometido. Si te preguntas si ella nos mandó, te diré que te equivocas, pero si le dije que intercedería en ti, ella no sabe que nos hemos citado pero le hemos pedido que deje de tratar de comunicarse contigo para poder darte tiempo para pensar.

Lorena: Carla se encuentra muy mal por lo sucedido, está completamente deshecha y angustiada, no duerme y mucho menos come; únicamente está pendiente del celular para saber de tí. Incluso tuvimos que quedarnos junto a ella permanentemente para que no haga una locura, ya que la encontramos lista para embutirse una considerable cantidad de pastillas el día siguiente que la abandonaste...

Yo: Habrá hecho eso para llamar la atención...

No estaba convencido de mi excusa, ya que Carla siempre fue bastante centrada y no creo que haya pensado jamás en que la muerte fuese el remedio, pero de igual forma siempre fue decidida y si una idea anidaba en su mente no había forma de cambiarla.

Lorena: Sabes que Carla no es así, ella no estaría haciendo eso porque no lo pensó y lo decidió... Y tampoco nosotras queremos hacerte la película distinta de lo que es... Pero bueno, Carla nos contó lo sucedido y estamos creo todos de acuerdo en que la cagó de sobremanera, te engaño con todas las de ley y la atrapaste sin opción a nada, esto ya no se puede cambiar ni hacer borrón y cuenta nueva, así que de ahora en adelante hay que pensar en el futuro...

Patricia: De lo que me dijiste y si te he entendido bien, tu estas pensando abandonar a Carla y pedirle la separación, verdad?

Yo: Si eso es justamente lo que quiero hacer. Si han venido a pedirme que no la deje sin nada o cosas así; no se preocupen porque yo no quiero saber nada de nuestras cosas, solo quiero estar en paz.

Patricia: No hemos venido por eso... Queremos pedirte que le des una oportunidad de hablar, nada más. No pedimos que la perdones ni nada por el estilo, solamente que hablen.

Lorena: Si después de haber hablado deciden que no va mas, pues nosotras igualmente los apoyaremos para que todo resulte rápido y lo menos doloroso; pero por favor dale solamente un par de horas, que la escuches, con respeto y principalmente con el amor que tu le tienes...

Yo: No me vengan a hablar de amor, que es lo que menos ella a demostrado con todo lo que ha hecho...

Patricia: De eso tienes que oírla para que saques tus propias conclusiones, pero lo que si creo puedo decirte es que ella te ama.

Yo: Y tú de qué lado estas... Deberías estar apoyándome...

Patricia: Pues estoy del lado de los dos como pareja, no sé cómo podrán vivir juntos si se separan. Yo estoy velando por los dos y quiero que sigan juntos...

Yo: Pues ni con Dios ni con el Diablo... Pero bueno, hemos hablado y no creo poder hacer lo que me piden... No sé cómo tomaría verla nuevamente, solo de pensarlo me da por una parte ganas de abofetearla y mandarla al diablo, por otro lado siento que me descompongo y me mareo... No se si pueda hacerlo.

Lorena: Date un respiro y piensa un poco en todo lo bueno y bonito que han construido, no dejes que un error pueda llevar todo al olvido. Yo sé cuanto la quieres y todo el apoyo que ella te ha brindado para que puedas salir adelante principalmente cuando tus padres fallecieron, recuerda todo el apoyo que te brindó en momentos difíciles; por todo ese cariño dale un par de horas...

Me despedí de ellas tras terminar el café y la plática; no prometí nada, no sabía cómo iba a tomar eso. Por una parte yo le debía a Carla muchas cosas, el apoyo en días malos y las crisis económicas que tuvimos, el cariño y respeto que siempre nos guardamos, incluso en las más complicadas peleas, nunca hubo una palabra o gesto altisonante que hiciera denotar que la línea de la consideración se había quebrado. Pero realmente no podía ni pensar en verla, se me hacía un nudo en el corazón. Regresé al hotel, el teléfono había dejado de marcar y recibir mensajes, Carla me había enviado sus emisarias y hasta que vuelvan supuse que no iba a tratar de comunicarse nuevamente.