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La novia de mi hijo.

en Hetero: General

Gerardo había llevado a su esposa e hija al apartamento que tenían en la costa para que disfrutaran de tres semanas de sol y playa solas hasta que él y su hijo tomaran vacaciones, decidió regresar a media tarde para evitar la caravana y al salir del ascensor oyó la música fuerte en casa, eso significaba que Pablo ya había regresado o no salió esa tarde.

Al abrir la puerta se encontró un espectáculo a medio camino entre cómico y curioso, Pablo con los pantalones en los tobillos y una rubia espectacular con las tetas al aire arrodillada en el suelo chupándole la picha. El chico trató de taparse y ella lo miró con cara de decepción, se  levantó y recomponiéndose la ropa comenzó a caminar, pasó junto a Gerardo en silencio y Pablo la siguió sin decirle nada a su padre que permanecía con la puerta abierta esperando que salieran.

El chico regresó apenas media hora después con la cara muy seria y se sentó en silencio dispuesto a aguantar el chaparrón que sin duda le caería por su comportamiento. El padre que estaba fumando un apestoso caliqueño le preguntó.

            —   ¿Ya te la has follado? Parece una chica muy dispuesta.

            .- ¡No!  No hemos tenido tiempo, has llegado muy pronto. ¿Ha pasado algo?

            —   No disimules, me refería a si habéis follado alguna vez, porque imagino que eso habría sido lo siguiente si no aparezco.

            .- No, este era el día pero lo has estropeado.

            —   ¿Cuántos condones tienes?

            .- No necesito condón; yo controlo y además ella toma la píldora.

            —   Eres un panoli; eso de que controlas es una chorrada; si primero te la chupa en cuanto se la metas ya le estas dando los restos de tu leche y así es como se quedan embarazadas la mayoría de las que piensan que lavando la polla esta todo solucionado. Además, que me dices de las ETS. ¿De eso también te protege que controles? Cuando yo tenía tu edad solo conocíamos la gonorrea y la sífilis pero no habíamos oído hablar de todo lo demás; ahora tenéis mucha información pero ya veo que no sirve de mucho.

            .- Vosotros no entendéis nada. Siempre estáis con lo mismo. ¡¡¡Cuando yo era joven!!!

            —   Pues te contaré algunas cosas de cuando yo era joven que nunca se han hablado en esta casa ni con tu madre.            Resulta que todos nacemos niños y pasamos por esa época que os pensáis que solo es vuestra; también yo pensaba que mi padre no podía entenderme cuando yo era “el joven” pero me entendía y muy bien.

            —   El día que cumplí los 17 era sábado; comimos toda la familia en casa y a media tarde mi tío Luis nos dijo de ir a ver un partido de futbol del equipo del barrio, mi padre dijo que fuéramos solos y nos marchamos los dos; ellos no tuvieron hijos y a los sobrinos nos trataban como tales y como además vivíamos cerca hacíamos muchas cosas juntos.

            —   En lugar de al futbol me llevó a un bar de putas y me encomendó a Rafaela diciéndole que era su sobrino y primerizo; esa mujer me pareció mayor aunque solo tenía 33 años, madre de una chica de mi edad que pario con 16. Me llevó a una habitación y yo alucinaba; había visto partes desnudas de algunas mujeres pero nunca a una que aun llevando algo de ropa me pusiera tan cachondo y es que estaba seguro que follaría.

            —   Me pajeó con mucho arte hasta hacer que me corriera y pensé que era una putada que me despidiera así, pero después de limpiarme con una especie de toallita me dijo que le acariciara las tetas abriendo su deshabillé y mostrando un sujetador ínfimo, pero suficiente para su propósito. Comencé a tocarlos como solía hacer con una chica que se dejaba y exclamó.                   

• No se trata de amasarlos, hazlo con suavidad y pasa la lengua con cuidado por el pezón.

            —   Lo hice y al mirarla vi cómo le cambió la cara, entonces tomó una de mis manos y la llevó a sus bragas mientras con la otra seguía acariciándole los pecho como me había enseñado; notaba el coño caliente a pesar de la maraña de pelo que lo cubría, me fue guiando la mano arriba y abajo hasta que apartó lo suficiente la braga para permitir que lo  tocara directamente.

• Ahora, con un dedo y mucho cuidado ve tocando arriba y abajo la “pepitilla” pero hazlo despacito.

            —   Nuevamente le cambio la cara y esta vez incluso comenzó a suspirar; alargó una de sus manos y me agarro la polla, sonriendo dijo.                    

• ¿Lo ves? ya estás en condiciones de seguir y yo también.

            —   Me desnudó del todo y después de colocarme un condón se tumbó en la cama; esa fue mi primera vez y lo recordaré siempre porque fue sensacional. No quiero fardar, pero después de correrme al rato de estar dándole candela seguí hasta que comenzó a gritar como una posesa y me asusté; bajamos juntos y le dijo a mi tío Luis que no le cobraba el servicio porque había sido la primera vez en meses que había tenido un orgasmo de verdad.

            —   Después fuimos al bar donde se reunía la peña para enterarnos del resultado y lo más relevante del partido. Ese fue el sexo que seguí practicando durante meses, las semanas que el equipo jugaba en casa íbamos “a verlo” tío Luis y yo, los que jugaba fuera se iban los dos hermanos y así es como supe que mi padre también iba de putas, pero en aquella época no estaba tan mal visto como ahora, eran muchos los hombres de familia que lo hacían y eso no los convertía en viciosos ni mala gente.

            .- ¿Así que os ibais de putas? Pensaba que erais unos virtuosos reprimidos.

            —   Eso fue hasta poco antes de cumplir los 18, trabajaba en el taller de mantenimiento de una empresa de plásticos como aprendiz adelantado haciendo tareas de operario de 3ª; con lo que gané haciendo horas extras me compre una moto, bueno una “Derbi paleta”, algo más que un ciclomotor y apto para dos personas, salía con Amalia desde hacía tres semanas; una chica que me permitía hacerle sexo anal y tocarle las tetas pero de momento decía que de follar nada; me invitó a comer en su casa el día  del trabajador de 1982 que era sábado, mi padre me advirtió que lo veía muy repentino y por una vez el tío Luis coincidió con él; traté de tomar buena cuenta de lo que pasara para contárselo cuando tuviera oportunidad y si bien es cierto que hablarlo con mi padre me daba apuro, con el tío era diferente porque éramos colegas.

            —   Por consejo de ellos, llevé dos botellas de vino para el padre, una caja de bombones para la madre que se llama Andrea y un ramo de flores para Amalia. Por cómo se comportaron parece que les caí bien y la comida fue muy amena, después nos fuimos al baile y cuando la lleve de vuelta la madre me hizo pasar y cené también en su casa. Ese día solo fuimos al baile porque sus padres estaban al tanto y no quisimos que se notara lo que solíamos hacer siempre que podíamos, cuando ya nos ibamos la madre me dijo que por la noche cuando fuera a acompañar a la chica me quedara a cenar y eso acordamos.

            —   Paco trabajaba en la construcción; formaba parte de una cuadrilla que se contrataba en grupo, Amalia en una oficina por horas y Andrea en una empresa textil sin asegurar por las tardes; ganaban lo suficiente para vivir bien y en aquella época tenían televisión, un cochecito y teléfono; un lujo que no estaba al alcance de cualquiera.

            —   Después de unos días tomamos algo de confianza y me quedaba a ver la tele un rato sentados frente a la mesa del comedor y entonces no era tan habitual como ahora tener sofá; el padre madrugaba y se retiraba pronto con un “buenas noches” apenas audible para no molestar; una de esas noche, Amalia alargó una mano bajo la mesa y comenzó a magrearme el paquete y a desabotonar la bragueta, lo impedí y aparté su mano a tiempo de que no chocara con la de la madre que también se aventuró entre mis piernas, miré a Amalia serio y creyó que me había enfadado por lo que había intentado.

            —   A la madre no le aparté la mano y me estuve quieto para ver como terminaba el asunto. Me desabotonó la bragueta y sacó la polla que fue pajeando lentamente sin apartar los ojos de la pantalla.  Recuerdo que hacían “Los gozos y las sombras” y cuando comencé a correrme ella habló continuamente para disimular mis suspiros, recogió parte de mi leche en un pañuelo bordado que siempre llevaba en la mano y envió a Amalia por una copa para servirme coñac aunque no suelo beber alcohol tan fuerte.

            —   Aprovechó el momento para decirme que le diera después el teléfono del taller cuando lo pidiera sin hacer preguntas, y ademas para terminar de limpiarme la polla, al terminar el episodio, la mamá me preguntó por el número de teléfono del taller “por si algún día tenía que pasarme un encargo de Amalia” se lo di y  me dispuse a  marchar para casa y Amalia se molestó un poco por no haberla dejado que me pajeara.

            —   Ni que decir tiene que al  día siguiente recibí una llamada de Andrea invitándome a comer con la excusa de que “teníamos que hablar de algo muy serio”, le conté al encargado que una mujer madura me quería follar y que podía ser que llegara tarde y me dio dos condones por si los necesitaba;     Andrea me esperaba con una bata de verano de esas de estar por casa y al entrar se abrazó a mí como si fuera una lapa; la verdad es que estaba muy bien y mientras me sacaba la polla explicó.

• No creas que soy una guarra pero es que mi chica es muy inocente, tanto como lo era yo cuando me quede embarazada de ella con solo 14 años y no quiero que le pase lo mismo. Me hicieron una ligadura de trompas cuando ella nació porque mi padre era así; imagino que tienes necesidades pero no quiero que la preñes, te permito que hagas con ella lo que se te ocurra pero de momento folla solo conmigo, te aseguro que no tendrás queja y yo tampoco; Paco es un buen hombre pero un pésimo amante y cree que me preñó por un polvo que echamos y también cree que la chica es sietemesina, pero los únicos que sabemos la verdad somos tu y yo ahora además de mi madre y espero que me guardes el secreto.

            —   Esa fue la primera vez que me acosté con la que si nada cambiaba seria mi suegra.  Después de follar como monos sin emplear condón me puso de comer y quedamos para el día siguiente, al verme el encargado me preguntó como había ido el asunto y le conté con detalle de que se trataba y también el coincidió en aconsejarme prudencia dándome una idea que agradecí. Podía entrar una hora antes por la mañana y de ese modo me podía ir esa hora antes a mediodía y tener más tiempo para comer tranquilo y llegar al trabajo a la hora en que regresaban los demás; se encargaría de hablar con el jefe pero sabía que no habría problemas.

            —   Esa noche, cuando llegué a la casa aún no estaba Paco, le hice un gesto a Andrea y envió a la chica a casa de una vecina a por algo que no recuerdo y en cuanto salió por la puerta le dije.              ¡Tienes que dejar que Amalia me la pele en el comedor mientras vemos la tele de otro modo se mosqueara y puede descubrir el pastel! a regañadientes aceptó pues Amalia regresó enseguida y esa noche cuando lo intentó, dejé que Amalia siguiera con lo suyo y me permití incluso suspirar ruidosamente mientras me corría en sus manos; se levantó a por una servilleta y con ella me limpió mientras Andrea disimulaba mirando atentamente la pantalla del televisor.            Me acuerdo con tanto detalle porque nunca había tensado tanto una cuerda.

            —   Las visitas a casa de Andrea para follar se convirtieron en algo habitual, igual que lo de marchar el matrimonio al cine los sábados y después a cenar, para que pudiera estar a solas con Amalia con la condición de no follarla; cumplí a rajatabla con esa promesa porque estaba muy bien servido por la madre; a la hija la desnudaba y le hacía que se corriera como aquella primera vez con Rafaela, tan solo jugando con su pepitilla y después le daba por el culo hasta que me corría en él.

            .- Pues eras un golfo; nunca lo habría imaginado de alguien como tú, pensaba que siempre habías sido un hombre serio y aburrido que es la sensación que das.

            —   No tienes ni idea de lo que han hecho los jóvenes antes que tú, ni sabremos lo que harán los que vengan detrás. Eso no fue más que una pequeña parte de lo que pasó en esa casa; una noche y coincidiendo con uno de los últimos episodios de la serie, cuando Amalia comenzó a tocarme la polla y la madre nos miraba de reojo, le pasé la mano por la nuca y la fui agachando hasta que le llego a la boca, pensé que no sabía muy bien cómo hacerlo pero fue suficiente para que se animara a seguir, la madre se levantó sin mirar y dijo que iba al baño y que tardaría un rato en regresar porque se había emocionado mucho por lo que estaba pasando en la tele.

            —   Amalia se arrodillo bajo la mesa y me fue chupando la polla despacito; lametones en el capullo y poco más; la madre que era una puta nos había espiado desde el pasillo y regresó sin avisar y al sentarse preguntó por la chica, le dije que había ido a la cocina, que le había pedido un vaso de agua y se ofreció a prepararme un café; la madre sonreía maliciosamente y con cara de mala leche le dije en voz muy baja.

¡Si no dejas que te engañe y salga de esto sin problemas no me veras nunca más! Reaccionó de inmediato diciendo.        

• Parece que tengo sueño, no quisiera pero se me están cerrando los ojos.

            —   Se quedó como traspuesta cruzando los brazos sobre la mesa y apoyando en ellos la cabeza; esa noche fue la primera de muchas en que Amalia se lucía cerca de su madre sin que esta hiciera absolutamente nada que pudiera dar a entender que lo sabía.

            —   Una mañana, me llamó sobre las nueve y me dijo que fuera a su casa antes de las doce; tenía que salir a por algunas cosas pero tenía capricho de enseñarme una lencería que se había comprado, me pidió que la esperase en la acera de enfrente y que entrara en el portal detrás suyo; así lo hice, la alcance mientras subía y le pregunté. ¿No tenías que trabajar durante todo el día esta semana? Me dijiste que no nos encontraríamos hasta el próximo lunes, y me respondió que así era pero que al llegar al trabajo esa mañana les dijeron que se fueran porque les habían avisado que tendrían una inspección de trabajo.

            —   Le extrañó encontrar la puerta sin la llave echada pero entramos y después de dejar la compra en la cocina y guardar algunas cosas en el frigorífico salimos al salón y caminó hacia la habitación, abrió la puerta y dio dos pasos atrás con las manos en la cara y sacudiendo la cabeza, me asomé y vi como Paco estaba follando con Amalia y esta le animaba.    

            • MÁS.             DAME MÁS. Fóllame como un hombre, porque ese memo solo me da por el culo.

            —   Me retiré sin que me vieran y me acerque a Andrea que estaba de espaldas y murmuraba.                      ¡Cabrón!  Dijiste que no te la follarías otra vez hasta que estuviera casada. ¿Cómo la casamos con este? Con lo que me ha costado amarrarlo para que no se fuera y pensara que era decente y no una puta como su madre. ¡Eres un cabrón!

            —   Sin demostrarle que la había oído la abracé y la llevé al comedor, se recompuso la ropa y salimos a la calle otra vez, me fui al trabajo y hable con el encargado que se extrañó de que regresara tan pronto; al oír el relato me recordó lo de las precauciones y le aseguré que jamás me había follado a la hija.

No aparecí por la casa ni fui a recoger a Amalia al trabajo, pero al siguiente lunes me presenté en la casa como si nada, al verme Andrea se sorprendió pero me hizo pasar; follar con ella era siempre un lujo y ese día se esforzó al máximo pero al final y como no podía ser de otro modo hablamos de lo sucedido aquel día. Le pregunté.                 

¿Cómo quedó el asunto, les dijiste que los habías visto?

            • Bueno, la verdad es que preferí hablarlo con ella y me contó que desde hacía tiempo le iba detrás; Amalia es solo hija mía y que sea pelirroja como Paco y que tengan esa marca en el cuello los dos es pura casualidad. La tuve como te dije cuando tenía 15 años y según me dijo, él lo ha intentado otras veces pero igual que ese día no lo consiguió, es un flojo con una polla muy pequeña que no puede satisfacer a ninguna mujer.

            —   No me creo nada.           ¿Queríais que os la preñara para tenerme amarrado? ¿Lo próximo habría sido que tu marido me petara el culo? ¡Pues va a ser que no, ahí os quedáis!

            —   Salí por la puerta y no he regresado jamás, unos meses después me encontré a Andrea y me dijo que se habían ido padre e hija a vivir a Francia y si quería ir a su casa algún día seria bien recibido, pero ya conocía a tu madre y tenía lo que necesitaba.

            .- ¿Con mamá también follabas de soltero?

            —   A que te pego dos hostias. ¡Es tu madre! Respétala como hago yo.

            —   Eso no es importante, pero quería que supieras que has de tener cuidado; de no hacer caso a quienes me aconsejaron, a estas horas estaría en las redes de esa familia, puede que aun follara con la suegra, puede que las cosas con Amalia fueran bien, pero me consta que los cuernos que me pondría con su propio y verdadero padre serian inmensos y a saber con cuantos más por poco que se pareciera a la madre.

©PobreCain

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