miprimita.com

Buenos días Marta pensé que te pasarías por casa en algún momento del fin de semana; te he llamado al móvil y al fijo sin encontrarte. ¿Estás bien?

Perfectamente. respondió su amiga de inmediato.

Cuéntame. No parecías muy contenta el viernes cuando me dijiste que lo acompañarías al aeropuerto y traes cara de no haber dormido nada en varios días. ¿Qué pasó al fin no marchó a Ibiza como había planeado y habéis pasado el finde encamados y follando como monos?

Si sí que lo acompañé al aeropuerto como me pidió y marchó pero como es un poco paranoico llegamos una hora antes de lo necesario; facturo la maleta y después de tramitar el embarque me dijo que lo acompañara hasta la hora de partir; nos sentamos en una mesa a tomar unos refrescos y a charlar aunque no me apetecía nada que me continuara mintiendo; tengo claro que tanto los tres amigos que salieron por la mañana en ferri con el coche como él van para hartarse de follar y no por me molestó mucho que me avisara hace solo dos semanas de que le daban las vacaciones y que mintiera al decir que la tía de uno de esos amigos que aún no me ha presentado es gobernanta en un hotelito y que les consiguió habitaciones de un día para otro en plena temporada alta.

Es que la mayoría de los tíos son unos cerdos; si tú quisieras; ya sé que crees que no te gustan las chicas aunque eso es porque no lo has probado.

exclamó Ana con una risita y añadió de inmediato antes de que su amiga se molestara. Pues me tienes que contar quien te ha puesto de tan buen humor porque a mí no me engañas; por cierto: ha llamado el jefe para decir que no aparecerá hasta mañana y que podemos marchar a mediodía.

Marta quiso complacer a su amiga convencida que al oírse contar la historia se convencería de que no había sido un sueño.

Al sentarnos en el bar del aeropuerto me fijé en que un chico que estaba en una mesa a espaldas de Ricardo me miraba insistentemente aunque sin hacerme sentir violenta y de vez en cuando consultaba algo en una Tablet unos instantes para volver a fijar sus ojos en los míos; su forma de mirar me hacía sentir bien y como apenas prestaba atención a lo que decía Ricardo estuve imaginando cosas hasta ponerme cachonda pero ya me conoces y sabes que no es mi estilo flirtear con otros para encelar a mi marido aunque tengo la certeza de que él le tira a todo lo que se menea, incluso lo intentó contigo y recuerdo la cara que se le quedó cuando le preguntaste si tenía alguna hermana un poco golfa. Ana recordó el episodio y sonrió mientras su amiga continuaba el relato que comenzaba a intrigarla.

Llegó el momento de embarcar y lo acompañé hasta la puerta; cuando desapareció di la vuelta y lentamente me encaminé a la salida; cogería el coche y regresaría a la casa vacía; pensé en ti y que posiblemente aceptarías ir a la playa el sábado o el domingo o a cualquier otro sitio.

Un simple ¡hola! Dicho con una voz muy agradable me sobresaltó y al levantar la mirada ahí estaba frente a mí con una mochila colgando del hombro y sus ojos fijos en los míos.

¡Pensé que no te vería jamás! esas palabras me emocionaron y quedé en silencio deseando que continuara hablando. Así que no te vas ¡estupendo! Me gustan los aeropuertos porque son el lugar perfecto donde besarse desenfrenadamente sin que nadie repare en ello.

Sin esperar respuesta me abrazó y comenzamos a besarnos como si no hubiera un mañana; al separar nuestros labios después de una eternidad oí el zumbido de un avión e imaginé que ahí marchaban mis preocupaciones de las próximas dos semanas y como en un flas recordé las últimas palabras que dedique a mi marido. ¡No me llames porque no estaré localizable! si se trata de una emergencia envía un e-mail.

 — Ana observaba a su amiga con una mezcla de orgullo y envidia convencida de que lo más jugoso estaba por llegar como así fue.

Estaba como flotando mientras caminaba a su lado con una de sus manos en mi cintura y mi cabeza apoyada en su pecho porque mide al menos metro ochenta y cinco; entramos en un lavabo para minusválidos y apareció la fiera que hasta el momento había estado agazapada; arranque la mochila de su hombro y le abrí la camisa para mordisquearle los diminutos pezones; me sujetó por los hombros pero eso no evitó que soltara su cinturón; quería ver con detalle esa joya que había tenido apoyada en mi pelvis hacia unos minutos y brindarle un homenaje. No se resistió y me dejó hacer aunque tampoco él perdió el tiempo y mientras trataba de bajarle los pantalones al intentar desabotonarme la blusa y puede que por mi impaciencia se arrancaron algunos botones; sacó mis pechos que apenas pudo acariciar pues me senté en la taza del váter y mientras comenzaba a acariciarle el tronco y lamer el prepucio él solo llegaba con sus manos a mi cabeza donde apoyó una de sus manos mientras con la otra acariciaba mis mejillas.

Me importa poco que prefieras a las mujeres pero querías saber y te voy a contar todos los detalles de lo que comenzó con inocentes miraditas.

— exclamó Marta con el rostro arrebolado.

Hasta que me has preguntado no he vuelto a pensar en Ricardo pero al tener ante mis ojos aquella verga recordé una época pasada en que disfruté de una muy parecida; la de un profesor de universidad que estaba casado al que seduje y junto al que aprendí mucho en todos los aspectos y lo más importante fueron las mamadas profundas; soy una artista aunque jamás he podido practicar con Ricardo porque es un memo al que le gusta ¡FOLLAR! Pero nunca se entretiene en jugar y esquiva los preliminares; él se lo pierde y yo también ¡hasta ahora!

Estuve jugando con la verga de Óscar hasta llevarlo al límite varias veces y al oírlo suspirar ruidosamente decidí no hacerlo sufrir más y pregunté con voz melosa. ¿Tienes condones? Si, si en la mochila siempre llevo porque no me fio de encontrar los que me gustan.

respondió entusiasmado; y mientras rebuscaba en la mochila me desprendí de la blusa y el sujetador; al girarse con el sobre de un condón en la mano y verme así se abalanzó sobre mis pechos y comenzó a mordisquearlos haciendo que mojara completamente el tanga; cuando le pareció me dio la vuelta apoyándome en un cambia-bebes y levantándome la falda apartó el tanga para meterme el ciruelo empalándome literalmente y con cada embestida levantaba mis pies del suelo; tardó poco en soltar una serie de descargas pero en lugar de parar se dedicó a manosear mis pechos sin dejar de moverse principalmente a los lados y poco después volvió a la carga con más ímpetu que la primera vez; unos golpes en la puerta y un inoportuno. ¡Está usted bien! Nos hicieron parar y tras pulsar el secador de manos respondí tratando de mostrar serenidad. ¡Si todo bien! Saldré pronto pero he tenido un percance y estoy tratando de secar la falda que he tenido que enjuagar; después iré a recoger mi equipaje que imagino seguirá dando vueltas en la cinta. No se apure por el equipaje; lo podrá recoger presentando el billete en el mostrador de ¡muchas gracias! Respondí.

agradecí el interés y pulsé otra vez el seca manos que había terminado el ciclo; guardamos la blusa y el sujetador en la mochila y me puse una de sus camisetas que me venía enorme y al salir no vimos a nadie cerca observando; caminamos abrazados por la cintura y se me ocurrió preguntarle. ¿Qué hacías aquí? No parece que vayas a tomar ningún vuelo.

me aclaró entonces. Soy periodista y colaboro con varios medios; estoy haciendo una serie de reportajes sobre viajes económicos y este mes va de pasar varios días en un país de la Unión Europea con solo 5€ y de ahí lo de consultar los horarios para elegir un billete de ida y vuelta realmente barato pero si me acompañas a la ciudad podemos pasar algo más de tiempo juntos; no he de dar cuentas a nadie y al parecer tu tampoco.

No hablemos de obligaciones compromisos o responsabilidades. ¿En tu casa o en la mía? No me importan en absoluto las consecuencias y ya estoy harta de ser una “la buena chica” comprensiva y tolerante.

 — me miró con dulzura antes de responder. Podemos pasar por la tuya cuando quieras por lo de la ropa pero me gustaría enseñarte mi casa; estoy seguro que te gustará o al menos te sorprenderá. ¡Vamos a tu casa y a la mía ya iremos! Respondí entusiasmada.

fue entonces que dijo. Por cierto me llamo Óscar y he oído que te llamaba Marta.

Sonreí pensando que habíamos estado follando sin presentarnos siquiera pero estaba encantada y entusiasmada por como pasaría el resto de la noche; llegamos a una zona de oficinas y entramos en un aparcamiento subterráneo donde me indicó una plaza muy cerca del ascensor. Subimos al ático donde había una sola puerta y me aclaró que su hermano es el arquitecto que diseñó el edificio y que parte del pago fue ese ático que resultó ser muy acogedor; estuve tentada de preguntarle si tenía pareja porque se notaba una mano femenina tanto en la decoración como en el cuidado y presencia de la casa y sin ser preguntado respondió a esa y más preguntas que seguro me habría hecho en un momento u otro de la noche.

¿Te gusta el cava? Siempre tengo algunas botellas en fresco y es que apenas bebo otra cosa; solo alguna cerveza.

dijo eso encaminándose a la nevera de donde regresó con una botella en un cubo con hielo y dos copas; sirvió las copas y después de un primer sorbo comenzó a hablar.

Mi única cuñada es quien decoró la casa y por eso puedes ver un poco de estilo y es Marianela; una mujer colombiana de cincuenta y cinco años la que se encarga de mantenerla en condiciones; trabaja en la limpieza del edificio y solo viene tras asegurarse que estoy fuera. Esas son las únicas dos mujeres de mi vida, no hay una pareja fija y aunque tengo algunas follamigas ninguna tiene llave de aquí ni me guardan prendas en sus casas.

Siempre que tengo oportunidad hago natación y me encanta recorrer senderos solitarios aunque nunca por alta montaña; me gusta todo tipo de música trabajo de periodista como te comenté y esas son las cosas que me definen pero no te he contado eso para que tú me cuentes nada, simplemente me apetecía hacerlo para que sepas con quien estas porque yo sé que estoy con ¡una diosa!

En eso tiene razón.

exclamó Ana con los ojos chispeantes. Con esa figura tan armoniosa esos pechos que me enloquecen y la curva de tu cuello que invita a ser besado hay muchos días que no comprendo cómo me puedo resistir al tenerte cerca y no poder besarte y hacerte ver el paraíso porque ese hombre tiene razón ¡Vamos, vamos no digas eso por favor.

dijo Marta antes de continuar su relato que por otra parte estaba poniendo a Ana a mil. Tomamos otro sorbo de cava y tras rellenar las copas dejó la suya sobre una mesita y tomo la mía de las manos para dejarla junto a la suya; levantó la camiseta y sin sacarla del todo se apoderó de mis pechos que se convirtieron en su fijación; la forma en que los sorbía por turnos acariciando el pezón con el anverso de la lengua hizo que me mojara de nuevo y haciendo el puente conseguí desprenderme de la falda y bajar el tanga que él ayudo a sacar y todo eso sin dejar de jugar con los pechos después se dedicó a lamer chupar y mordisquear el lóbulo de la oreja mientras que dos de sus dedos después de jugar y acariciar el monte de venus se aventuraron en la vagina y tras unas cuantas metidas atraparon el clítoris y comenzó a masajearlo como suelo hacer yo misma cuando Ricardo me deja a medias que son más veces de las que se piensa. Una serie de calambres anunciaban el inminente orgasmo que no se hizo esperar y los primeros espasmos hicieron que me tensara y tratara después de encogerme en un ovillo como suelo hacer en las pocas ocasiones en que mi marido logra llevarme a ese punto que en realidad son muy pocas pero Óscar y de una forma cruel lo impidió al apoyar su cuerpo sobre el mío y comenzar a depositar suaves besos en mi cuello haciéndome sentir especial; continuó con sus manejos y enlacé los últimos espasmos de ese primer orgasmo con unas violentas sacudidas que dieron paso a un segundo aún más intenso y tras ese otro y otro más hasta que le suplique que me dejara terminar. Rodamos y quedé en el suelo sobre él y cuando conseguí serenarme murmuré unas gracias como para mí misma al que respondió también en un susurro haciéndome cosquillas en la oreja. ¡Gracias te doy yo por permitirme estar junto a ti! Poco después susurré. Hace cuatro años que no tengo sexo sin protección aunque desde entonces llevo un DIU. ¿He de pensar que lo necesitamos?

su respuesta fue un rotundo. ¡No! No es necesario si no quieres; soy promiscuo pero jamás lo hago sin protección. Me dejé caer de lado para desnudarlo y terminar de sacarme la ropa y a continuación me coloque a horcajadas sobre su cuerpo y lentamente me ensarté en su enhiesta verga que penetró en mi como un cuchillo en mantequilla caliente sin dejar de mirarnos a los ojos; nos quedamos quitos unos instantes hasta que atraje sus manos para que las apoyara en mis pechos y comencé a moverme cada vez más y más deprisa casi con rabia hasta alcanzar en esa ocasión otro escandaloso orgasmo y aunque los espasmos me obligaron a aflojar el ritmo continué moviéndome sin apartar la mirada de esos ojos que me daban paz. Me sorprendió que Óscar no sucumbió hasta después de un tercer orgasmo y al hacerlo me llenó de lefa que chapoteaba entre nuestros cuerpos pues fue una eyaculación muy abundante; instantes después rodó y cubriéndome con su enorme cuerpo comenzó a proporcionarme una serie de tremendos caderazos que me hacían hipar y llegue a pensar que quizás desplazaría el DIU aunque eso es prácticamente imposible, tan imposible como me parecía que tan solo dos minutos después de aquella tremenda corrida estuviera dándome tal cantidad de caña pero era una realidad muy grata por cierto y en esta ocasión fue tal la violencia del siguiente orgasmo que perdí momentáneamente el sentido, eso que los franceses llaman “Petite Mort” y al recobrarme le pregunté. ¿Qué me has hecho?

con su eterna sonrisa respondió. ¡Espero que feliz! Esa ha sido mi intención.

¡Sí! Ciertamente me había hecho muy feliz y sobre todo por mostrarme que soy multiorgásmica y aunque había oído hablar de ello dudaba que existiera.

Me muero por un café y voy a prepararlo pero no creas que hayas terminado porque quiero conocer hasta el último detalle.

 — dijo Ana encaminándose al office a preparar un café y al regresar con dos tazas Marta continuó hablando.

Mientras has preparado el café he pensado que hasta el momento me sentía afortunada pues a pesar de que Ricardo es un golfo que se acuesta con cuantas puede, folla todas las noches conmigo y algunas veces consigue o consigo llegar al orgasmo pero esto es diferente ¡muy diferente! No me dirás ahora que te has enamorado.

— acotó Ana.  ¡No en absoluto! Solo se trata de sexo pero que sexo chica y pienso que si lo probaras reconsiderarías lo de acostarte con hombres.

Me tomó en sus brazos y me llevó al baño; nos dimos una larga ducha no exenta de juegos y arrumacos y nos tendimos en su cama; apoyé medio cuerpo sobre el suyo y mientras jugaba con uno de sus pezones le pregunté cómo consiguió reponerse con tanta rapidez incluso mencione si había tomado algo; estalló en una tremenda carcajada y cuando pudo controlarse me explicó. ¡Porque que soy un tipo raro! En realidad tanto mi hermano como yo tenemos una peculiaridad que descubrí en la pubertad con las primeras pajas. Me asusté al comprobar que a pesar de “correrme”: si continuaba meneándomela volvía a ponerme en forma y al rato volvía a descargar aunque en menor cantidad y eso se prolongaba hasta que dejaba de tocarme, lo comenté con él que es cuatro años mayor y me convenció de que no solo no era malo sino que a la larga sería una ventaja, a los diecisiete y aprovechando una revisión que nos hicieron en el club de futbol en el que jugaba lo comenté con el médico y me aconsejó acudir al urólogo de la mutua deportiva que después de unas cuantas preguntas y una exploración además de felicitarme me tranquilizó al comunicarme que tan solo un 0.3 /10.000 de la población masculina tiene esa especie de priapismo tan característico. Pocas semanas después tuve mi primera gran victoria y aunque había tenido algunos encuentros sexuales habían sido todos con chicas de mi edad con tan poca experiencia como yo pero mi hermano me presentó en una fiesta a la que me llevó a algunos de sus amigos y una chica de veintitantos años se encaprichó de mí y le preguntó a mi hermano si tenía algún inconveniente en que nos acostáramos; él aceptó a condición de hablar antes conmigo unos minutos y empleó ese tiempo en darme unas sencillas instrucciones.

< ¡Que te folle ella! Después ¡Fóllatela! Y cuando se retuerza como un gusano en un anzuelo ¡La follas otra vez! Y después otra y otra y continua dándole hasta que te pida que pares y cuando lo haga apártate pero no demasiado y cuando crea que se ha terminado te sacas el condón te limpias un poco la polla y le pides que te la chupe para ¡Poder terminar tú también! >

Esas fueron las instrucciones de mi hermano que seguí al pie de la letra y resultó exactamente como prefijo; Eva que así se llama la mujer a la que aun veo de vez en cuando a pesar de que lleva unos cuantos años casada me llevó a una habitación libre y sobre una enorme cama me trató con superioridad hasta conseguir que me corriera y cuando parecía que se había terminado rodé para quedar sobre ella y comencé a darle con más voluntad que maestría hasta llevarla a un primer orgasmo que además de sorprenderla le dejó los ojos en blanco y encadenó varios y mientras se extinguían los últimos espasmos del quinto me suplicó que parase y así lo hice saliendo de ella pero sin dejar de cubrirla con mi cuerpo y cuando consiguió enfocar la mirada le hice esa petición tan especial que recomendó mi hermano a lo que ella respondió y lo recuerdo como si fuera ahora mismo.

¡No mereces sola una mamada! Una y las que quieras además de un monumento. Se dedicó en cuerpo y alma a satisfacerme y consiguió convencerme que había nacido para ello; al rato y estando ambos totalmente satisfechos preguntó. ¿Podremos vernos otra vez? Le aseguré que sí y unas semanas después mi hermano me dijo.

< ¿Recuerdas a Eva? La chica que conociste en aquella fiesta a la que me acompañaste, aquella misma noche Álvaro le pidió matrimonio y hoy la he visto y me ha dicho que ha aceptado; también me ha pedido que te preguntara si podríais veros. Me ha dado este número que es de su trabajo para que la llames y le digas cuando puedes concederle unas horas >

Esa fue la primera de muchas ocasiones en que nos hemos encontrado y siempre ha resultado espectacular para ambos.

Su marido sospecho hace mucho y tuvieron una discusión muy fuerte y tras varias semanas tensas en que faltó poco para separarse ella le confesó que había alguien que era quien la ayudaba a ser más puta y mejor amante y desde entonces no parece importarle ya que lo tiene muy bien servido.

Pasaban de las cinco de la mañana estaba cansada y así se lo dije; me acurruque en él y me quedé dormida en unos instantes al despertar un par de horas después lo vi destapado y con la polla tiesa aunque un poco ladeada como si me mirase, me incorporé sobre un codo y lentamente la fui tragando hasta que oí como cambiaba el ritmo de su respiración y poco después apareció un tic en una de sus piernas y esa fue la señal para lanzarme a degüello sorbiendo sus huevos por turnos mientras lo pajeaba hasta que apareció el liquidó preseminal que me apuré en lamer para a continuación dedicarme a chupar con deleite hasta que comenzó a obsequiarme con su néctar que fui tragando como el manjar que es al menos para mí. Estaba en una nube y después de dejarme saborear mi recompensa pasó a la carga; hacía mucho tiempo que nadie me sorprendía como él lo había hecho pero aún me quedaban cosas por descubrir.

Metió dos de sus dedos en mi boca y los chupé como poco antes su verga pero al tenerlos bien ensalivados los retiró y con suma facilidad me puso bocabajo y con ellos comenzó a hurgar en mi estrellita delicadamente pero con decisión; hacia mucho que nadie transitaba por ahí pero me trajo gratos recuerdos; suspiré al notar sus dedos totalmente dentro y masajeando alrededor como si fuera una batidora y con el otro brazo bajo mi vientre me ayudó a arrodillarme manteniendo la cabeza apoyada en el colchón, se colocó entre mis piernas después de separarla un poco y sacó los dedos; noté como escupía entre los cachetes y poco después el capullo apoyado en la entrada; empujó y cuando entró un poquito se agarró a mi cintura y empujó lenta aunque firmemente; me dolió algo al principio pero al notar como mis entrañas se abrían al paso del enorme capullo comprendí que sigo siendo aquella guarra que se prestaba a todo cuando estaba en la universidad. La forma en que comenzó a manchar me hizo sentir totalmente sometida y reconozco que añoraba sentirme así; no pensé en Ricardo y en cambio evoque algunos gratos momentos muy lejanos y aunque soy incapaz de recordar los nombres no olvido los rostros ni los cuerpos y miembros de todos y cada uno de ellos que fueron muchos y algunas.

Ana levantó la mirada inquisitiva. Hice como si no me hubiera dado cuenta y continué con mi relato.

Resumiendo. Óscar me ha recordado lo puta que soy y al hacerme ver que soy multiorgásmica no pienso dejar de verlo; mañana hablaré con el jefe.

El próximo viernes marcho a Ibiza con Óscar y cuando logre encontrar a Ricardo le explicaré algunas cosas, si las entiende bien y si no peor para él porque estoy decidida a disfrutar de todo lo que la vida me ofrece.

Como puedes imaginar; el resto del finde solo salimos para ir a mi casa a por algo de ropa el sábado noche y después pasamos unas horas en el paseo marítimo donde de madrugada me folló acodada en la baranda y después de limpiarle la polla nos dimos un baño a la luz de la luna, regresamos a su casa para continuar con la mejor de las fiestas a las que he asistido y que ha durado hasta poco antes de salir esta mañana.

Reconozco que soy una farsante al no permitirme tener nada contigo pero compréndelo; pensé que si me enrollaba contigo todo lo demás también afloraría y acabaría separándome de Ricardo y además, lo que me interesaba era mantener el trabajo y supuse que a la larga una de las dos lo tendría que dejarlo.

— Marta dijo eso tomando una de las manos de su amiga y llevándola a sus labios para besarla.

Así que podemos marchar a mediodía; Óscar no me espera hasta la noche.

— añadió a continuación mientras Ana suspiraba. ¿Me invitas a tomar unas copas y algo más en tu casa? Te sorprenderé a condición de que me permitas ser quien elija cuando volver a vernos en tu casa o en cualquier otro lugar; pero jamás aquí por lo que he comentado hace un momento.

© PobreCain