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Follandome a mi cadaverica compañera de trabajo

en Sexo con maduras

Conseguí trabajo en una empresa constructora muy grande, que tenía sus oficinas centrales en el centro de la ciudad, tres pequeñas oficinas donde se manejaba toda la empresa. La mía, la compartía con la contadora, una mujer muy especial,  físicamente y también de personalidad. Aida era su nombre, 57 años, viuda hace 12 años. Compartiendo oficina con ella, más lo que me comentaron las otras personas de la empresa, me enteré que el marido de Aida, había fallecido trágicamente en un accidente y que desde ahí, sin hijos, solo encargada de una tía anciana  que vivía con ella, se había dedicado completamente al trabajo.

                                               No era difícil que esto fuera verdad, que no hubiese tenido nada con nadie durante todos estos años, porque la verdad, Aida, aparte de estar muy enamorada de su marido y mantener su fidelidad después de la muerte, la naturaleza había sido muy mezquina con ella físicamente. A sus 57 años y 1.58 mt. de estatura, Aida era en extremo delgada.  Con un aspecto medio cadavérico, sus piernas deben ser del ancho de mis brazos, para que decir de su pecho completamente inexistente. Siempre había sido muy delgada, pero luego de la muerte de su marido, según me comentaron, había entrado en una tremenda depresión que incluso la llevo al hospital por no comer.

                                               Hoy se vestía muy tradicionalmente, siempre con pantalones de vestir que no dejaban ver nada de su cuerpo, todo le quedaba ancho.  En extremo friolenta, siempre peleábamos por la temperatura del aire acondicionado, pero si era muy simpática y agradable, siempre sonriendo, siempre atenta, generosa, una muy buena persona y a pesar de nuestra diferencia de edad, ya que yo solo tenía 38 años, nos llevábamos muy bien y se formo una bonita amistad.

                                               Pero como se dice comúnmente, la amistad entre un hombre y una mujer que pasan mucho tiempo junto, a veces se confunde o se crean otro tipo de lazos y eso fue lo que sucedió.  La primera vez que la vi, jamás se me pasó por la mente tener algo con una mujer así, muy por el contrario a mí me gustan las mujeres tetonas o culonas, no importa que sean gordas o robustas, mientras más carne, mejor,  algo completamente contrario a lo que tenía a diario en mi oficina. Pero poco a poco, ayudado con lo caliente que soy, comencé a fantasear con mi compañera de labores, imaginándomela con todo ese tiempo de abstinencia, y también hay que decirlo, algo completamente diferente.

                                               Comencé a imaginar morbosamente a mi compañera de oficina desnuda,  su delgado cuerpo sobre el mío, para levantarla y hacerle de todo, con suerte debe pesar unos 48 kilos , algo bizarro y poco a poco, día a día,  me fui calentando con ella. Aparte que un día fue al baño y dejó el cierre de su pantalón abierto. Yo no le quise decir nada, y la deje así por un rato, tratando de mirar. Nunca vi nada, pero si me calentó. Comencé a ser más atento con ella, a veces me paraba detrás de ella a mirar su pc y le tocaba los hombros y los brazos, ella también  hacia lo mismo conmigo, algunas bromas de doble sentido hasta que un día nos dieron un bono en el trabajo y salimos a celebrarlo a comernos algo y a tomarnos un trago en un cercano restaurant.

                                              Esa noche no paso nada, solo una comida entre dos buenos compañeros de trabajo, pero si note un cierto interés de su parte hacia mi persona. Aunque muy recatada, muy dama siempre, se tomo dos tragos y riéndose me dijo que estaba solo un poco mareada, ya que no esta costumbrada. Por ahí vi que se soltó un poco más. Quise que se tomara el tercero, pero no quiso. Luego la lleve hasta su casa y de ahí nada, sin embargo algo en su mirada me dijo que podía tener algo con ella.

 

                                                               Al otro día llego, me dijo que le había dolido un poco la cabeza, pero que lo había pasado muy bien, que tendríamos que repetirlo aunque no hubiese bono. Desde ahí cambio nuestro trato, había mucho más contacto físico de ambas partes. Se notaba más alegre, más bromista, era como una niña que trataba de conquistar de alguna otra manera. A mí, obviamente me daba pena echar a perder la amistad y la buena onda de trabajo por un sexo pasajero, ya que era eso solo lo que yo buscaba, una nueva experiencia, pero ella, por su carácter no creo que fuese a querer eso.

 

                                              Un día lleve la conversación por ese lado, de los encuentros casuales, de las páginas de citas , sexo esporádico, etc y le pedí su opinión al respecto. Tal como me lo imaginaba ella no estaba de acuerdo con eso, pero luego de plantearle mi punto de vista, que dos personas que sean amigas , lleven su amistad a algo más y terminen en la cama , es algo placentero , pero  siempre y cuando ambos tengan muy claro que es solo una aventura. Estuvimos conversando un poco al respecto y luego de muchos argumentos  estuvo de acuerdo con mi opinión.

                                              Esa misma tarde a la salida del trabajo, la invite que fuéramos por un trago. Nos fuimos al mismo restaurante y mientras comimos algo liviano y nos bebíamos los tragos, puse nuevamente el tema sobre la mesa. Ahora profundizamos un poco más , invente una historia que había tenido ese tipo de experiencias y que todo había salido bien , ya que ambos sabíamos que era solo una calentura .. bla bla bla , en fin , hasta que nuevamente le pregunte si ella estaría dispuesta a tener algo así. Me miro, sabia en parte que esa pregunta era una indirecta a mis intenciones ocultas y luego de mucho pensarlo, y darle vueltas al tema, me confesó que varias veces había pensado en eso, ya que llevaba 12 años de castidad !!!, que su vida estaba ordenada así como la tenía, que no quería a alguien en ella, pero que no estaba tan cerrada a un tipo de relación así, siempre que fuera en secreto.

-       Bueno .. si piensas así … yo podría guardar tu secreto

-       Ja  .. ja .. ¡ seguro que si !

-       Oye , lo digo en serio  …

-       No me quieras tomar el pelo

-       Hablo en serio, tenemos una amistad , yo confío en ti .. ¿tu confías en mi?

-       Si , por supuesto

-       ¿entonces, que dices?

-       Mira , si es broma , ya no está siendo simpática

-       NO es broma , hagamos una locura.. 

-       Es que no te puedo creer … alguien como tu .. ¿con alguien como yo?

-       Tan raro te parece…. ¿ tan feo soy?

-       No, al contrario, eres muy buen mozo, simpático , pero  yo soy vieja , flaca..

-       Ya … si te lo estoy diciendo es por algo ¿o no?

-       Pero …

-       Vamos , un secreto de compañeros de trabajo ¿ah? ¿Que dices?

-       Que digo … que se te pasaron las copas

-       Mira , apoyado en los dos pisco souer que me he tomado,  como eres mi amiga y tenemos confianza, te lo quiero decir francamente. Yo soy muy caliente, te veo a diario y me pasan cosas contigo. Está bien que tú seas fiel a la memoria de tu marido, pero ha pasado mucho tiempo, eres mujer, seguro debes tener deseos, no digo que conmigo, pero es algo natural. Lo que te estoy proponiendo es hacer una llocura, algo sin compromisos, basados en nuestra confianza y amistad.

-       Es que en realidad no puedo creer que me estés diciendo esto … como tú dices es una locura.. aparte soy muy vieja para ti .. no lo puedo creer

-       Mira, para mí no es fácil decírtelo, pensando en lo que puede pasar después, pero como eres mi amiga,  vamos hacer una cosa. Yo ahora voy al baño, piénsalo, si no quieres, por favor vete y mañana en la oficina esta conversación no existió y seguimos tan buenos amigos como antes, yo por ningún motivo me voy a enojar o cambiar contigo y espero lo mismo de tu parte, que sigamos igual que ahora … ¿ te parece?

-       No se …

-       Voy …

-       Espera …

-       Ya sabes ..  tu decides

 

Me fui directo al baño y vi a través de un espejo como me miraba nerviosa. Sabía que ella lo deseaba pero le daba vergüenza aceptarlo.  Estuve un par de minutos ahí y cuando salí, estaba aun en la mesa, me miraba y se sonreía nerviosa. Pedí la cuenta y nos subimos a mi auto. Me conversaba de otras cosas, hasta que fuimos llegando a un motel, y ahí se calló. 

Me estacione afuera de la pequeña cabaña,  descendimos del auto, entramos al cuarto, se reía nerviosa, estaba muy nerviosa,  entró al cuarto de baño y permaneció un buen rato mientras yo cancelaba la habitación y ordenaba los tragos.

-       Te ordene un pisco souer

-       Gracias … la verdad lo necesito

-       ¿estas nerviosa?

-       Como quieres que no lo este , ¡que locura!

-       Ja  ja ja , tranquila, relájate

-       ¿me das un cigarro?

-       Pero si tu no fumas

-       Lo siento, pero lo necesito

-       Toma

-       Ufff que fuerte .. hace como un año que no fumo

-       ¿Y estar con alguien, en esta situación?

-       Ja ja … nunca!

-       ¿Como nunca?

-       Bueno , desde que falleció mi marido … estamos hablando de doce años

-       No te creo .. ¿nada de nada?

-       No, nada de nada

-       ¿y por que eso? , no te dan ganas

-       No se ..  respeto, vergüenza al que dirán …., igual dan ganas , pero                                          ..

 

Me acerqué a ella y la bese. Me correspondió fríamente el beso y luego se rio, diciendo que no podía creer lo que estaba sucediendo. Se bebió su trago, se lo quité de la mano y la volví a besar, esta vez me acerqué más a ella y conseguí que se recostara en la cama.  Cuando baje mi mano y toque su delgada pierna, se coloco muy nerviosa, cortó el beso, se levantó  y apagó las luces. Seguro le daba vergüenza que yo viera su delgado cuerpo. 

El cuarto quedo en penumbras y apenas volvió a la cama la volví a besar. Poco a poco su beso fue mejorando, el encuentro se calentaba poco a poco. Recostados en la cama, nos colocamos de lado, le baje la mano hasta el culo,  noté que se coloco nerviosa, pero me dejo. Se lo acaricie suavemente, pero realmente no tenía casi nada. Sentí los huesos de sus caderas,  era realmente flaca. Lleve mi mano hacia adelante y comencé a tocarle su sexo por sobre el pantalón. Note como de inmediato se encendió, su respiración más agitada, su cuerpo estremeciéndose, hasta que no aguantó más y cortando el beso, comenzó a gemirme en el oído. Con este estimulo, más fuerte se lo frotaba, hasta que me detuvo la mano diciendo que estaba por acabar que no siguiera. 

Pero a cambio, sentí como su mano de mi pecho bajaba  hasta mi estomago y luego ya la sentí sobre mi pantalón en busca de mi verga. Apenas la encontró comenzó a frotármela también suavemente y tan solo un minuto comienza a bajarme el cierre. La ayudo desabrochándome el cinturón y apenas puedo, mete su mano encontrándose con mi verga dura a más no poder , sintiendo esa delgada mano aferrarse con fuerza a mi pedazo de carne.  En un rápido movimiento, para estar más cómodo y dejarle más espacio para trabajar, me bajo los pantalones hasta la mitad de mis piernas

Con la luz apagada, apoyo su cabeza más debajo de mi pecho y se quedo masturbándome, en silencio

-       ¿Dame un beso ahí?

-       Me da vergüenza lo que puedas pensar de mi

-       Vamos .. uno solo …

-       Te confieso algo .. jamás lo he hecho, ni a mi marido

-       Siempre hay una primera vez

-       Lo se … pero quiero que sepas que no soy una mujer experimentada en la cama , seguramente tu tienes muchísima mas experiencia que yo

-       No importa , la idea es que disfrutemos ambos , si hay algo que no quieras hacer o no te gusta , me lo tienes que decir.

-       Bueno..

-       Y el besito ..?

-       Mmm .. sinvergüenza

 

Mi inexperta compañera, bajó en la oscuridad y sentí como comenzó a besarme la base de mi verga, muy suave, mientras me agarraba las bolas con su delgada mano. Luego continuó besando el tronco, hasta llegar a la punta, dándome pequeño besitos en esta, todo muy suave, hasta que se la metió a su boca y comenzó a darme una suave mamada por un buen rato que disfrute al máximo.

Me desvestí en la oscuridad y ella también hizo lo mismo. Solo algo de luz entraba por la cortina, viendo como se sacaba toda la ropa.  Le pedí que prendiéramos una luz, pero no quiso. Me acosté y la busque en la cama. Su delgado cuerpo desnudo yacía junto al mío.  La abracé y sentí sus costillas a través de la piel, era algo muy morboso. Mis manos recorrieron su esquelético cuerpo,  encontrando  unas tetas muy  pequeñas, casi puro pezón que de todas formas chupé. Mientras lo hacía, me encontré con otra agradable sorpresa, bajé mi mano hasta su sexo y me encontré que era muy peluda, una abundante mata de pelos realmente sorprendente. Se los acaricie y jugué con ellos, sin dejar de chuparle los pezones, hasta que bajé un poco mas y me encontré con unos labios vaginales muy largos, con los que jugué con mis dedos , para luego abrírselos y toparme con un muy mojado coño que pedía a gritos un poco de atención. Le abrí las piernas y bajé a chuparle la concha. Trató de detenerme, pero no lo consiguió, ya mi   lengua recorrían su olvidado y mojado coño, haciéndola estremecer de placer. No podía ver nada, solo tocaba sus piernas flacas, sus caderas  y su delgado culo succionando su sexo con todas mis fuerzas. Lo tenía rico, muy mojado. Le chupaba sus largos labios vaginales metiéndomelos a la boca y tirándoselos mientras la succionaba, pasándole a ratos la cara por la abundante mata de pelos, para volver a meterle la lengua en su estilante concha. Entre gemidos me pidió que parara, que la iba hacer acabar. Me encanta hacer acabar así a las mujeres, me fascina, pero quería follarmela  antes por un buen rato antes de hacerla acabar, por lo que le hice caso . me arrodille a su lado y le volví a pasar mi verga para que me la chupara, cosa que hizo de inmediato, brindándome una buena atención , chupándome las bolas por un buen rato, mientras con su mano me masturbaba lentamente.

 

Luego de estar un buen rato chupándome, me salí de ahí y me metí entre sus piernas. Ella acostada de lado, temblaba al saber lo que se venía. Acomodándole mi verga en la entrada de su concha, ejercí presión , pero no entraba. Su cuerpo que ya llevaba mucho tiempo sin sexo, quizás al ser tan flaca, encontró mi verga enorme, y le causo algo de dolor cuando trate de entrar. Intentamos e intentamos, pero le dolía. A las finales cambiamos de posición, yo me acosté de espalda y ella sobre mí, tomo mi verga y se la colocó ella en su concha y se  fue ensartando poco a poco. Me decía que le dolía, riéndose, que le tuviera paciencia , que hace mucho que nada entraba por ahí, hasta que se acomodó bien y su   sexo le dio paso a mi verga , bajando lentamente , cada vez más , hasta que se la trago por completa, pero quedándose quieta , sin moverse , pidiéndome lo mismo.

 

Me quede de espaldas,  en la oscuridad del cuarto, sintiendo como mi compañera de trabajo con mi verga metida hasta el fondo, se movía muy despacio, le dolia pero lo disfrutaba. Luego comenzó a mover se un poco mas , de adelante hacia atrás, luego cada vez más rápido, gimiendo más fuertemente, hasta que comenzó a gemir escandalosamente, diciéndome  entre gemidos, que estaba acabando, moviéndose muy rápido, hasta que se quedó quieta , con mi verga metida hasta el fondo,  apretándomelo con su concha , lanzando un último y largo quejido. Con suerte duramos 15 minutos.

Para mi interior pensé que no había sido buena idea haber venido al motel y haber pagado las cuatro horas por un sexo tan fome y tan corto.  Que despilfarro de dinero y mas encima con una vieja fea. Pero sorpresivamente mi compañera no se bajo, continuó arriba mío disfrutando de mi verga. Estiro sus piernas y quedo completamente acostada sobre mí. Mis manos aferradas a su delgado culo, sin dejar de penetrarla en ningún momento, mientras ella gemía en mi oído.

La di vuelta, ella quedo de espaldas en la cama, me arrodillé entre sus piernas y tal cual como lo escribo, la tome de la cintura y levantándola, la ensarte en mi verga. Era tan delgada y tan liviana, que prácticamente la levantaba todo su cuerpo de la cama y la hacía encajarse en mi verga. Sorprendentemente mi amiga, que se veía tan tímida, fue tomando confianza y me pedía que se la metiera con fuerza, que la hiciera tira, que la partiera en dos., mientras yo ya le daba con todo, haciendo que se perdiera mi verga en su delgado cuerpo, haciéndola gritar ya de placer.

En un movimiento que hicimos , la deje sentada sobre mí , abrazándola fuerte , me bajé de la cama , con ella encima , apretándome con sus piernas y me la seguí follando en el aire,  ella con sus piernas agarradas a mi cintura y yo, de pie sosteniéndola del culo, levantándola y dejándola caer sobre mi verga.

Ya me deje llevar y sin avisarle, estiré la mano y prendí la luz de la habitación. Estaba tan caliente que ahora no le importó que la viera desnuda. Me sentía poderoso, con la viuda  aferrada a mí en el aire, metiéndole la verga sin parar una y otra vez.  Era tan liviana, que no me pesaba nada, una pose nueva que nunca había hecho. Prácticamente me la colocaba yo mismo en la verga haciéndola subir y bajar. La coloqué en cuatro patas  sobre la cama. Su delgado cuerpo desnudo ante mis ojos, eran solo huesos cubierto con piel, en extremo delgada, se podían contar sus costillas. Sus piernas flacas del porte de mis brazos, su culo pequeño, sus pechos casi inexistentes y su cara arrugada, pero muy ansiosa de seguir follando.

La tome de los huesos de sus caderas y se la mande a guardar toda nuevamente. Mi verga entraba sin ningún problema en su peluda concha una y otra vez, haciéndola gritar de placer. Era tan morboso el encuentro, como su delgado cuerpo se movía a los compas de mis embestidas. Me dijo que le dolía, pero que no se la sacara. Así lo hice se la dejé metida hasta el fondo, mientras ella me apretaba con fuerza y acomodándose  para sentir al máximo mi verga

Le hice colocarse de espaldas en la cama, admirando su entera desnudez. Ella con los ojos cerrados se entregaba a cada una de mis peticiones. Con las piernas abiertas, me mostraba su delgado cuerpo, sus tetas y lo mejor de todo, su entre pierna increíblemente llena de pelos negros, muy abundante. Como detallar lo que veía. Sus labios oscuros largos, de al menos tres dedos de anchos cubrían por completo la entrada de su concha. Se notaban sus huesos de la pelvis, pero en conjunto con esa pelambrera era muy bizarro y excitante. Me arrodille en el piso y se la empecé a trajinar con mis dedos, abriéndoselos para ver su concha roja y mojada. La masturbe con mis manos y con mi boca, mientras ella con sus piernas recogidas y abiertas, se entregaba al placer pidiéndome más y más. Le levanté más las piernas  y le chupe el culo, algo que le fascino. Tenía toda mi cara mojada de tanto sexo oral que le hice, hasta que me pidió ella hacérmelo a mí.

Acostado de espalda en la cama, con mi colega entre mis piernas, me deleité viendo como se engullía mi verga, la que se veía enorme en esas pequeñas y huesudas manos. Lo que más me calentaba era ver su rostro arrugado, más arrugado aun disfrutando la verga que tenía en la boca y que no dejaba de chupar.  Me dedico un buen tiempo a chuparme las bolas, dejándomelas todas mojadas y a ratos bajaba aun mas, dándome lengüetazos en la entrada del culo. Por un buen rato la tuve ahí dándome sexo oral, hasta que luego la volví a sentar arriba mío y ella haciendo todo el trabajo se montó en mi verga , casi saltando en esta. Se notaba que necesitaba verga que estaba saciando con la mía, todos esos años de abstinencia. Noté que se quejaba más y más y predije que iba acabar nuevamente. La saque de ahí y le dije que me colocara la “ peluda” en la boca. Con sus rodillas al lado de mi cara, mi madura amiga lo hizo, dejándome su peludo  coño a la altura de mi boca, donde se lo comencé a comer embelesado. Al poco rato me pedía que me detuviese un poco, que la haría acabar, pero ese era justo mi objetivo y pidiéndole que se masturbara, y que me acabara en la boca. Aida entregada a mis peticiones, se comenzó a masturbar rápidamente sobre mi cara, gimiendo de placer, avisándome que ya no aguantaba. Yo le pedía que no se detuviera, que acabara ahí en mi cara, que quería sentirla acabar. Ya moviendo su mano a mil por hora , lanzando unos fuertes gemidos comenzó a tirar pequeños chorritos que me cayeron en la cara y que me calentaron a más no poder, terminando yo el trabajo,  sumergiendo mi boca a donde provenía ese flujo chupándoselo fuertemente , sacándole fuertes  alaridos de placer. Lanzo sus últimas gotas que trague con pasión, dejando a mi flaca, contorsionándose sobre mi cara, llegando a tiritar del orgasmo que había tenido. No se retiro de ahí hasta que le chupé hasta la última gota de su mojado coño.

Se acostó a mi lado, revolcándose en la cama, con la respiración muy agitada,  riéndose , diciéndome que no sabía yo  las ganas que tenía de que le dieran una buena follada como la que yo le había dado, que era un amante espectacular y que no se cansaba de disfrutar de mi verga.

Pero ahora me dijo que era mi turno de acabar,  y osadamente me preguntó donde quería hacerlo. Sin pensarlo dos beses le dije que tenía dos opciones, o dentro de su culo o dentro de su boca. Le dio un ataque de risa al escuchar mis propuestas y me dijo que por el culo, por esta vez no, pero que encantada se comería mis mocos.

Jamás en la vida pensé que tendría una respuesta así de parte de ella, y dejándome querer , acostado con mis piernas abiertas , deje que hiciera su trabajo.

Primero se coloco de costado a engullirse mi verga, y luego ya más cómoda, se coloco acostada entre mis piernas, haciendo un trabajo espectacular. No se detuvo ningún momento, la tomaba desde la base y la restregaba contra su cara. Me lamia desde la base hasta la punta y luego la metía a su boca llegando lo más abajo que podía, hasta que luego de unos 15 minutos de una profesional mamada, le escupí mis mocos en la boca y en la cara, donde nuevamente me sorprendió tragándoselos todos e incluso pasándome la lengua por los que habían caído afuera.

Se coloco a mi lado, apoyándose en mi pecho sin dejar de tocarme la verga. Conversamos muchas cosas de su vida. Me conto del accidente de su marido y como eso la había afectado. Que desde ahí su único desahogo era un vibrador que mucha vergüenza había comprado, pero que al lado de este yo era 100 veces mejor. Nos tomamos el trago, mientras yo me fumaba un cigarro. Conversamos de mi , de nuestro trabajo, cosas sin importancias.

Me dijo que se sentía sucia y le dije que nos ducháramos.  En la ducha, al lado de mi pequeña colega, la apoyé contra el vidrio y le pasé el jabón por el culo.  Le metí un dedo por este, el que entró sin problemas, dejándoselo adentro, preguntándole si el gustaba. Me dijo que si, que a pesar de no tener pareja, su vibrador se había encargado de que esa parte, no sea una zona sin explorar. Nuevamente, tan solo con escucharla hablar ya me calentó y le dije que si o si, ese culito iba hacer mío esa noche. No puso reparo y ahí mismo hicimos la prueba si entraba o no.

Entró, pero la diferencia de porte no permitía una buena penetración. Volvimos a la cama y al rato la tenía en cuatro patas chupándole el culo, metiéndole la lengua por ahí, como para que se fuese acostumbrando.  Parado tras de ese delgado y huesudo culo, mi verga se alojo a la entrada de este y luego de unos cuantos intentos, ese delgado culo ya era mío, enterrándole la mitad de la verga, mientras ella gritaba como si la estuviesen matando. Al poco rato, ese culo no oponía ninguna resistencia a las embestidas de mi herramienta, Una y otra vez se lo metí con furia, haciéndola estremecer de placer, sacándoselo por completo, viéndole el hoyo que dejaba mi verga en su dilatado ano.

No falto el 69 con Aida sobre mi, chupándonos los sexos con locura, algo espectacular gracias al liviano cuerpo de mi compañera, levantándola y dejándomela caer en al boca,

12 años de abstinencia sexual, quedaban en el olvido, con mi cadavérica compañera sentada sobre mí, con toda mi verga metida hasta el fondo de su culo gritando escandalosamente. Así como estaba acabó nuevamente, masturbándose su peluda concha , sin sacarse mi varga del culo, pero no se detuvo y siguió follando hasta que no me aguanté mas y se lo rebalsé de mocos entre gritos y alaridos.

Mi viuda compañera quedo botada en la cama, rendida sin más ganas de follar. Me lo había dado todo, todo.

Entre quejidos de dolor de su culo, me decía que no sabía como de podría levantar mañana a trabajar luego de la monstruosa cogida que yo le había dado.

Nos vestimos y la fui a dejar a su casa. Se quedó unos instantes en el auto, agradeciéndome la salida y que esperaba que nuestra amistad , luego de todo lo que habíamos hecho, no se fuese a echar a perder.

Al otro día , me pareció raro que no llegara puntual como siempre , antes que yo. Mientras tomaba mi café apareció en la oficina toda adolorida, incluso cuando se sentó, lanzó un pequeño quejido que me causo risa sabiendo el motivo de ese dolor. Ella también se rió y me dijo que se me había pasado la mano , pero que cuando quisiera lo volviera a utilizar. A media mañana, mi verga,  nuevamente estaba en su boca.

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