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El viaje con mi jefe

en Gays

 

Entre a trabajar a una empresa, como personal administrativo, a mis jóvenes 23 años.  El sueldo era bajo, pero fue lo único que conseguí recién egresado del instituto.  Sin embargo era una empresa muy grande y viendo posibilidades de ascender en ella, le coloque todo mi empeño.  Mostrándome siempre muy servicial,  en especial con uno de los gerentes de la empresa,  Don Edmundo, que era la persona clave para lograr un puesto mejor.

 

Diariamente realizaba mi trabajo lo mejor posible y cada vez que este personaje me encomendaba un trabajo, lo hacia lo mejor y más rápido posible.  Note que al poco tiempo le caí en gracia a Don Edmundo,  el que por mi eficiencia, siempre me encomendaba a mí sus trabajos.  Don Edmundo era una persona mayor,  pasado los 60 años,  pelo canoso y algo calvo, tez blanca , bastante gordo, no muy alto, de lentes. No era muy sociable, pero si muy buena persona según me dijeron. Siempre dedicado completamente a su trabajo, ya que su mujer había falleció hace unos años y sus hijos no vivían en la ciudad, dedicado 100 % a su trabajo.  Me dijo que estaba muy conforme con mi trabajo, que yo le ponía siempre empeño y que me ayudaría a surgir dentro de la empresa, obviamente recibiendo de mi parte todos mis agradecimientos.

 

Un día, Don Edmundo tenía que viajar a una empresa minera en el norte, donde prestábamos nuestros servicios y me preguntó si tenía mi licencia de conducir al día, ya que la de él estaba vencida y necesitaba que alguien lo llevara y acompañara a esta visita. Soltero, sin ningún compromiso, de inmediato le dije que no tenía ni un problema y quedamos que el lunes,  saldríamos de la empresa, rumbo al norte a visitar a nuestro cliente. Fue a si, como el lunes ya al medio día íbamos rumbo al norte, en la mejor camioneta de la empresa. En todo el camino conversamos un sinfín de cosas, de nuestro trabajo, familia, aventuras etc. La verdad fue un viaje muy agradable y como me gustaba manejar, no se me hizo para nada latoso.  Conduje hasta las 20:00 hrs,  igual estaba cansado, solo habíamos parado almorzar  un rato y de ahí continuamos, hasta que paramos en un hotel carretero.  Don Edmundo pago una habitación con dos camas y salimos a comer algo, para luego volver a dormir y levantarnos temprano para continuar viaje. Hubiese preferido obviamente un cuarto para mí solo, para tener algo de intimidad, pero bueno, con lo cansado que estábamos, apenas llegamos  nos acostamos, vimos un poco de televisión y nos quedamos dormidos. Al otro día, el me despierta y se mete a duchar. Cuando sale del baño, mientras se secaba y yo hacia mi mejor esfuerzo por despertarme, cuando veo el cuerpo desnudo de mi jefe  al lado de su cama. Una prominente barriga y bajo de esta, una diminuta verga que casi se perdía entre los pelos de su sexo y su gordura, completamente lampiño, su piel blanca, con un tremendo culo mas blanco aun, pero lo que me llamo la atención, fueron sus bolas, realmente grandes. Me duche y al estar compartiendo cuarto, no me quedo más remedio que vestirme también delante de el.  Mientras lo hacía, el me conversaba y seguramente me observaba mi cuerpo, muy distinto al de él, moreno, delgado, con una verga mucho más larga que la de el, aunque más delgada.

 

Llegamos al fin a nuestro destino. Nos alojamos en un hotel, donde nuevamente compartiríamos habitación. Este era mucho mejor que el anterior, 2 camas más grandes,  frigo bar, alfombrado, todo muy sanitizado.  Una vez instalados, fuimos a visitar a nuestro cliente. El jefe de personal nos recibió de muy buena manera, nos mostro las instalaciones, nos hablo de sus requerimientos, cerramos algunos tratos  y nos invito a cenar esa noche, junto con otro jefe de otra área y otro tipo más.   La cena estuvo muy animada,  y entre la comida y el vino, se anduvieron pasando de copas y terminamos en uno de los tantos burdeles de la zona, donde continuamos bebiendo admirando el show de chicas desnudas.  Don Edmundo se transformo completamente con trago encima, mucho más conversador, mas sociable, gastaba dinero,  le agarraba los culos y tetas a las chicas, siempre diciéndome que eso tenía que quedar entre los dos nada más.

 

Se notaba que estos tipos eran clientes frecuentes de este lugar, ya que gran parte de las chicas los saludaban, bailaban con ellos, incluso uno de estos se perdió en el intertanto y nunca más lo vimos. Cerca de las 3 de la mañana, ya ambos bastante bebidos partimos a nuestro hotel.  Al llegar, me estaba desvistiendo para acostarme, cuando Don Edmundo me pide que lo acompañe a tomarnos el último trago y a fumarnos el último cigarro antes de irnos a dormir. Sin zapatos ni pantalones, solo con mis bocker ,  camine por la alfombra , abriendo el frigo bar , ofreciéndole lo que había, preparándole un trago para él y el otro para mí.

 

Se notaba bastante mareado, al igual que yo. Estaba cansado, hubiese preferido irme a acostar, pero este viaje era muy importante para mi carrera dentro de la empresa y ya con todo lo que habíamos compartido, de seguro don Edmundo no tendría ningún problema para ascenderme en caso de presentarse algún cupo, por lo que me senté a conversar de lo bien que lo habíamos pasado, el sentado en la cama y yo en un sofá a los pies de esta, frente a frente. Mientras bebíamos y fumábamos, diciéndome lo “ricas que habían estado las chicas” ,  hablando de cada una de ellas , de su ropa, de sus cuerpos, el con sus piernas abiertas, noté como se acomodo el bulto que tenia formado en su pantalón,

 

El bulto de su pantalón de tela, era completamente notorio, seguramente más por el tamaño de sus bolas que de su verga, según recordaba. Mientras hablábamos,  a cada rato se llevaba la mano ahí, se lo apretaba y acomodaba. No había duda que el viejo aun estaba caliente y como me estaba mirando, se me empezó a pasar por la cabeza que quería algo conmigo.

 

La verdad, con alcohol en el cuerpo, después de ver y agarrar tantos culos y tetas ricas en el bourdel, yo también venia muy caliente y con gusto me hubiese cogido a cualquier mujer …  pero ¿a mi jefe? …  Nunca había estado con un hombre, aunque siempre había tenido una cierta curiosidad,  pero era una excelente carta que podría jugármela en caso que el quisiera algo….  si se la metía, con eso si sellaba seguro mi puesto en la empresa… y meterle la verga a un gordo de 60 años, culo gordo, con lo caliente que estaba , sin que nadie lo supiera ,  tampoco era una idea que me desagradara tanto … total con lo caliente que estaba , entre correrme una paja y el gordo culo lampiño de mi jefe , … me quedaba con lo segundo…  ¿pero si quería cogerme el? … ufff ahí no me gustaba la idea.

 

Con todos esos pensamientos y mi jefe tocándose la verga delante mío con cara de lujurioso, me encontraba yo sentado en el sofá, tratando de no mirarle la verga a mi jefe, pero a cada movimiento de él, mis ojos se iban solos al tremendo bulto de su pantalón. El se dio cuenta y cada vez lo hacía con más frecuencia, hasta que paso lo inevitable, con su trago en la mano, me mira y me pregunta si estaba tan caliente como él. 

 

No sabía que responder, cuando el me dice que le tenga confianza , que recordara que todo lo que pasara en nuestro viaje , sería un absoluto secreto.  “La verdad que si , después de todo lo visto” .. esa fue mi respuesta … Entonces – me dijo el viejo – podríamos hacer algo interesante.. ¿te parece?. Mi jefe dejo su vaso en la mesa, se sentó a mi lado.

 

Estaba nervioso, no sabía qué hacer, me miraba fijamente, con sus ojos algo perdidos producto del alcohol, me coloco su mano en la pierna, y apretando suavemente comenzó a subirla. Se comenzó a tocar la verga por sobre el pantalón y sin dejar de tocarse, me comenzó a tocar mi verga por sobe la tela, que instintivamente ya se estaba despertando. No hice nada por detenerlo y no encontrando ningún rechazo de mi parte, me la toco con más fuerza aun, consiguiendo que se me despertara. Me hizo ponerme de pie delante de él,  bajo mis bocker, dejándome  completamente desnudo, con mi verga ante sus ojos, recién comenzando a ponerse dura. Sin ningún preámbulo, la tomo en su gorda mano y me comenzó a masturbar, mientras seguía con la mano en su verga.

 

Poco a poco mi verga fue agarrando dureza producto de la mano de mi jefe y cuando estaba comenzando a relajarme un poco, mi  jefe se acomoda y se la mete a la boca. Una chupada un poco suave para mi gusto, pero se sentía muy agradable, aunque fuera la boca de un sesentón el que me la estuviera haciendo.                  

 

Me estaba realmente calentando el viejo de mierda, con las ganas que me la chupaba, mi verga ya completamente dura, entrando y saliendo de la boca de mi jefe, agarrándome las bolas, se sentía muy bien,  hasta que agarrándome el culo, me acerco mas a él, pero con sus manos en mi culo, comenzó a jugar con la entrada de mi ano con uno de sus dedos, cosa que me anduvo desconcentrando un poco.

 

Don Edmundo se levanto,  se comenzó a sacar la camisa, invitándome a que nos acostáramos.  Me tiré sobre la cama, viendo como mi gordo jefe se sacaba los pantalones quedando solo con unos calzoncillos blancos enormes y luego completamente desnudo.

 

Algunos pelos blancos en el pecho, su abultada barriga, su culo gordo completamente lampiño y su diminuta verga parada, de algún modo me estaba excitando. Se estaba acostando a mi lado, cuando paso lo que temía, mi jefe , arrodillado en la cama , me pide que se la tocara.  Ya no podía dar vuelta atrás, las cartas estaban jugadas, por lo que no lo pensé mucho y le tome la verga con una mano. Se sentía rara esa sensación de tener una verga que no fuera la mía en la mano, pero sin darme cuenta estaba muy excitado. Se acomodó a mi lado y comenzamos a masturbarnos mutuamente, cosa que me gusto. Don Edmundo vuelve acomodarse de rodillas cerca de mi cara y me pide que se la chupe. Era un experiencia nueva que supuestamente nadie sabría, estábamos muy alejados de la ciudad, no frecuentábamos el mismo grupo e gente y el mas que nadie, también guardaría el secreto, así que llevado por el alcohol , la curiosidad y la calentura, no lo pensé mas y me lleve su verga a la boca.

 

Con la verga entera de mi jefe dentro de mi boca, respirando por la nariz, se la chupe lo mejor que pude, al parecer haciendo un buen trabajo, ya que luego mi jefe me toma de la cabeza y me comienza a follar la boca. Reconozco que me gusto sentir como su verga entraba y salía de mi boca y comencé a disfrutar la follada de boca que me hacían. La saco y me la empezó a pasar por la cara, luego me pidió que le chupara las bolas cosa que también hice, sorprendiéndome de lo mucho que me estaba gustando ser tratado como mujer.

 

Hubiese seguido chupándosela, pero nuevamente fue el que volvió a chupármela, mientras yo recostado de espaldas, veía como mi jefe, tomándome la verga desde la base, haciendo que se viera aun mas grande se deleitaba con ella.  Estuvo mucho rato entregándome placer oral, hasta que colocándose en cuatro patas a mi lado, me pide que lo penetre.

 

Con la luz encendida, viendo el tremendo culo blanco y  lampiño de mi jefe ofreciéndose, me pare a los pies de la cama, el acomodándose más abajo, comencé a frotar mi verga entre sus nalgas, abriéndoselas, encontrando su ano, donde apunte mi verga y lentamente comencé a tratar de metérsela. Mi jefe se quejaba de placer, pidiéndome que se la metiera despacio. Poco a poco fui ejerciendo presión hasta que mi verga entró sin problemas en el apretado ano de mi jefe. Ya aferrado a su culo, comencé a penetrarlo una y otra vez, sintiendo lo mucho que le gustaba. Era un culo enorme, grande, carnoso, que perforé una y otra vez suavemente, metiéndole la verga lo más adentro posible. 

 

Estaba conociendo lo que era un encuentro gay y me estaba gustando. Me sentía poderoso con la verga dura como una roca penetrando a mi jefe por el culo, disfrutando de la follada. Le agarraba el culo y le metía la verga lo más adentro posible, haciéndolo gemir de placer. Luego se da vuelta, colocándose de espaldas y pidiéndome mas verga.  Se colocó un cojín bajo su espalda , quedando más alto para que la penetración fuera mejor. Ya no tuve que apuntarle, sola mi verga busco el camino de su ano y se perdió en este, viendo a mi jefe morderse los labios, disfrutando de todos mis centímetros dentro de su cuerpo.

 

Su pequeña verga estaba ante mis ojos, esa misma verga que poco antes había estado en mi boca y que tanto me había gustado. Me imaginaba como se sentiría tenerla dentro de mi  o probar el semen de mi jefe. Me excitaba la idea, estaba completamente fuera de mí, caliente a más no poder , con ganas de seguir experimentando y probando cosas nuevas.  Pensaba también que otra oportunidad como esta no se volvería a presentar y si ya había probado tener una verga en la boca, podría perfectamente probar ser penetrado.  Por el tamaño de la verga de mi jefe, tan pequeña,  sabía bien que no entraría mucho, que era lo ideal,  aunque su grosor me asustaba.

 

Tal como estaba, no me aguanté más y decidí hacer lo que mi cuerpo me pedía. Sin importarme ya nada, se la saque y me arrodille a los pies de la cama, con mi jefe con sus piernas abiertas, comencé a masturbarlo, acariciándole las enormes bolas. Me gustaba la sensación de tener esas grandes pelotas en mis manos y esa verga que agarrándola con mi mano, casi se perdía en esta, estando parada.

-       mmmmmm que rico como me la tocas

-       ¿le gusta?

-       me encanta …  sigue asi …

-       es extraño, pero me gusta

-       mmm chúpamela …

-       si

-       ohhhhhhh metela toda a la boca ….

 

No era algo difícil, entraba perfectamente e increíblemente me gustaba su sabor y textura. Con toda la verga de mi jefe en la boca, le agarraba las bolas apretándoselas suavemente, llenando mis manos con semejantes bolas, seguramente llenas de semen,  disfrutando el momento. Hubiese podido acelerar el ritmo y hacer que mi jefe acabara, para probar su semen, pero quería que durara mas el encuentro.

 

Estaba embelesado disfrutando de la verga de mi jefe en mi boca, cuando escuche si quería probar el sexo anal. Algo nervioso, pero caliente como estaba sorprendentemente le dije que sí.  Cambiamos de posición y tal como lo había hecho yo, mi jefe se para a los pies de la cama y como una putita me coloque en cuatro patas, ofreciéndole mi virgen culo a mi jefe.

 

El gordo de mi jefe me lo acaricio por todos lados y arrodillándose delante de él , me empezó a pasar la lengua por el culo , acariciándome las bolas que colgaban. Estaba nervioso, pero sentir la lengua de mi jefe en el ano era exquisito. Jamás nadie me lo había hecho, una sensación divina sentir como su lengua me mojaba el culo y trataba de meterse en el, hasta que sentí como esta entraba por mi estrecho orificio, dándome un placer indescriptible.

 

Con la lengua de mi jefe en el culo, yo en cuatro patas y sus manos agarrándome mis genitales, sin poder aguantarme comencé a gemir de placer como una hembra en celo, agradeciendo perfecto trabajo y las caricias que mi jefe hacia, hasta que  sentí uno de sus dedos perforando mi virgen ano. Me dolió un poco, pero aguanté, esperando como había leído que al rato se pasaba el dolor.

 

Al rato, de todas formas me dolía un poco, pero era aguantable y a la vez rico. Estaba disfrutando el dedo de mi jefe en el culo, pero  me daba miedo lo que se vendría.  Hasta que pasó lo inevitable, mi jefe se incorporo, y abriéndome las nalgas, apunto su verga a mi entrada anal y me penetró. Afortunadamente se le había colocado blanda y se le doblaba tratando de entrar. Pensé que el dolor iba hacer inmenso, pero como no la tenía tan dura, y era pequeña, solo entro muy poco, y en vez de causarme dolor, me inundó un enorme placer.

 

En cuatro patas, como una puta con mi culo levantado, sentía como mi jefe me la pasaba por el culo, trataba de metérmela, hasta que consiguió hacerlo, pero se le salía. Recién al cabo de unos minutos, sentí como esta se le iba poniendo cada vez más dura y mi placer fue en aumento.

 

Al cabo de un rato, mi jefe agarró el ritmo, y aferrado a mis caderas, me la metía una y otra vez, golpeando su barriga contra mis nalgas en pompa. Me estaban follando como a una perra y me encantaba. Cada vez más fuerte, sentía como me tenia agarrado y me enculaba por detrás, con su diminuta polla que ahora se sentía más grande y que me daba un placer delicioso.  No se que me paso, pero estando tan caliente como estaba y sintiendo delicioso, mi verga perdió dureza, solo sentía el placer de mi ano siendo perforado una y otra vez.

 

Mi jefe no duró mucho, al cabo de un rato comenzó a moverse más fuerte y respirar mucho más fuerte, cuando me avisa que iba acabar. Me mantuve en la posición dejando que me llenara el culo de semen el cual no tardó en llegar. Sentí como su verga entraba y salía sin ningún problema, sintiendo como me corría por entremedio de mis bolas.

 

Se arrodillo en la alfombra y me pidió que le echara mis mocos en su boca. Me levanté con mi verga algo blanda, pero igual se la llevo a la boca y me la chupó entera. Al rato  ya se me paro y disfrutando de la boca de mi jefe, me descargue en ella. Don Edmundo no tuvo reparo de tragársela toda y cuando ya no salió más, recién ahí me la soltó.

 

Se tomó al seco su trago y me dijo que lo había pasado muy bien, preguntándome que me había parecido el encuentro. Le confesé que nunca pensé verme en una situación así, pero que no me arrepentía y que me había gustado. Me dí una ducha , limpiándome bien el culo.  Extrañamente no me dolía , pero si se sentía distinto.

 

Al otro día era como si nada había pasado, ninguno de los dos tocó el tema.

 

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