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LA FOGOSA VIDA DE ROSA EN EL CAMPO ( 2ª Parte )

en Grandes Relatos

Esa noche Rosa no puedo aguantarse las ganas de masturbarse en su cama, recordando todo lo vivido, imaginaba la verga de su primo, se lo imaginaba besándolo y haciéndolo de mil formas distintas. Recordaba la verga de su primo, que tremendo pedazo de carne tenía su primo, como le hubiese haber estado mas rato con el, o haberse subido a ella.

Al otro día Rosa  buscó a Alberto,  lo diviso trabajando la tierra , junto a su padre y hermano, esperó y espero largo rato, tratando de acercarse a él cuándo estuviese solo, hasta que de repente vio que su primo volvía a la casa , acompañado de su perro. Lo saludo, Alberto se detuvo bajo un frondoso sauce a conversar con ella, preguntándole si le había gustado lo que habían hecho ayer. La ingenua Rosa, aun algo tímida, pero ganosa, le dijo que sí, que mucho.  Alberto mirando a todos lados, cerciorándose que nadie los viera, la toco entre sus piernas , preguntándole si le gustaría repetirlo. Rosa de inmediato le dijo que si y recibió las instrucciones de él, que en la tarde,  fuera  a esperarlo donde mismo, que el también tenía muchas ganas de volver a estar con ella, pero que fuese muy discreta , que nadie la fuera a ver o a seguir, que irían a otro lado para esta más cómodos.

A la hora convenida, Rosa salió de su casa. Tuvo que escabullirse de su hermano menor que no la dejaba sola ni un minuto.  Se oculto tras los gallineros, viendo como su hermano chico la buscaba desesperadamente , hasta que lo vio volver a la casa  y rápidamente se fue hacia la plantación de choclos, a esperar a su primo.  Espero un buen rato, estaba ansiosa, miraba a cada rato si Alberto aparecía, hasta que apareció el caballo de su primo, con el encima dirigiéndose  hacia donde ella estaba. Sentía un fuego en su entre pierna,  estaba muy nerviosa , sabía lo que volvería a pasar, estaba excitada, el trayecto de su primo parecía eterno.

Alberto da una mirada hacia atrás, cerciorándose de que nadie lo seguía, toma del brazo a su prima y la monta en las ancas del animal. Conociendo perfectamente la zona, se dirige por un camino hacia un lugar secreto.  A unos 20,  25 minutos a caballo, baja por una ladera hacia el río, mete al animal al agua y recorre un corto  trayecto dentro del rio, sobre el animal , donde dos grandes rocas cortaban la visual. Al otro lado de las rocas, se formaba como una especie de cueva, con arena, donde era imposible que alguien los viera a no ser que pasaran por el rio. Se bajaron del animal, lo amarro a unas rocas y sacó de las alforjas una manta, que colocó sobre la arena.

Rosa estaba nerviosa, a pesar de que sabía a lo que iba. Alberto se acerca a ella, la ve como la fruta prohibida, casi sin experiencia,  18 años recién pero muy desarrollada para su edad.  Sus tetas grandes, sus anchas caderas, culo generoso y abundante, si algo gorda, pero no le importaba, quería gozar nuevamente del cuerpo de su ingenua primita.  

Se sentaron sobre la manta y se comenzaron a besar. Al poco rato ya la temperatura había subido, Alberto apretaba las tetas de su prima afanosamente  y le metía la mano bajo el vestido. Rosa sin dejar de besarlo, se dejaba tocar sintiendo ya el gusto de las manos de Alberto tocando su sexo. Luego desabrocho la blusa de Rosa, sacándole las tetas al aire, recostándola de espalda, se acostó a su lado y se dedicó a chupárselas por largo rato. Eran un manjar las tetas de su prima , realmente exquisitas. Se las chupo  tranquilamente sin miedo a ser descubiertos.

Se desabrocha su pantalón y se saca  la verga. Rosa la miraba impactada sin saber qué hacer. Su primo le toma la mano y le pide que lo masturbe. Con los sentado, con los brazos hacia atrás, orgulloso de su herramienta , dejaba que su primita se la tocara a su antojo, viendo sus ojos pegados , sin perder detalle de lo que tenía en sus manos,  hasta que le pidió que se la chupara. 

Ella se rió, no sabía si él lo decía en serio o en broma, jamás pensó que eso se hacía en el sexo, lo dudaba, quería complacer a su primo, no le daba asco hacerlo , solo le faltaba el valor. Alberto viendo sus dudas, la tomo de la cabeza y la agacho hacia su verga, donde a Rosa no le quedó más remedio que abrir la boca y comenzar a tragársela. Era la primera verga que chupaba, no le incomodo para nada hacerlo, se sentía bien , mas aun al escuchar como  su primo disfrutaba de lo que ella le estaba haciendo. Alberto se acomodó de espaldas y ella arrodillada, tomando la verga con sus manos continuó haciéndolo, sintiendo las caricias de Alberto sobre su cabeza, escuchándolo disfrutar.

Alberto le dijo que se sacara todo, que la quería completamente desnuda. A pesar de estar muy excitada, le daba vergüenza mostrar su cuerpo, algo gordo ante su primo y a plena luz del día, pero Alberto ya se estaba sacando todo y no le quedo más remedio que desnudarse.  Volvieron a la posición que estaban, solo que ahora su primo le acariciaba las tetas y el culo,  diciéndole lo mucho que lo calentaba su cuerpo.

 Animada por estas palabras, Rosa ponía más empeño en lo que estaba haciendo. Descubrió que mientras más adentro metía la verga de su primo en su boca, mas placer escuchaba de parte de él y haciendo su mejor esfuerzo, trataba de meter ese espectacular pedazo de carne lo más adentro que podía. Pasó mucho rato con Alberto de espalda disfrutando de la mamada de su ingenua prima, hasta que se movió y la hizo colocarse de espaldas, con las piernas abiertas.

Era el momento que había esperado, sentir esa rica cosa que había tenido en la boca ahora dentro suyo. Estaba excitada a más no poder. Alberto se subió sobre ella y la beso en los labios, sintió su verga rozar su mojado sexo, ansiosa ya que entrara en el, pero él no lo hacía. Bajo a sus tetas, nuevamente se las chupo extasiado, se las tomaba con sus fuertes y duras manos, metiendo la cabeza entre ella, pasándoselas por la cara, mordiendo sus pezones. Estaba disfrutando como loca de la tremenda chupada de tetas que su primo mayor le daba, le acariciaba sus cabellos sintiendo solo placer, cuando Alberto baja a besar su vientre.

Le pareció extraño que le gustase hacer eso, se sentía algo incomoda, pero de todas maneras se dejo llevar, hasta que Alberto bajó un poco más. Eso no lo esperaba, su primo sin separar su boca de su cuerpo, la besaba cada vez más abajo. Sintió la lengua de su primo entre las junturas de sus piernas y una mescla de cosquilla y placer la invadieron. Luego ya la boca de Alberto estaba sobre sus pelos vaginales, se coloco nerviosa, porque si seguía bajando Alberto llegaría irremediablemente a su sexo. Jamás alguien la había tocado así, menos con su boca. Estaba nerviosa al sentir como su primo le apretaba los pelos con sus labios y se los tiraba suavemente.  En eso Alberto le abre más sus piernas y baja un poco más. Se asustó un poco al ver la cara de su primo ya de frente con su intimidad, quiso que volviera a sus tetas, cuando en eso siente la boca de Alberto metida entre sus piernas y luego su lengua incrustada en su vagina.

Estaba nerviosa, pero dispuesta hacer todo lo que su primo quisiera. Se quedó atenta a lo que estaba pasando, hasta que poco a poco comenzó a disfrutar las caricias que su primo le daba con la boca. Ya al poco rato, era un placer divino, la lengua de Alberto se metía lo más adentro que podía dentro de ella y comenzó a experimentar esa rica cosquilla que viene antes del orgasmo. Comenzó a tratar de controlar sus espasmos, pero venían tan seguidos, uno tras de otro. Sentía su concha estilando, mescla de su propia lubricación y la saliva de él. 

Más y más placer, mucho más que con los dedos de su primo, respiraba agitada,  con un inevitable orgasmo en camino. Quiso que Alberto se detuviera o la haría acabar y cuando lo hacía , se mojaba mucho y le daba vergüenza que su primo recibiera en su boca sus jugos, pensó que podría molestarse o darle asco, pero Alberto no paraba , al escucharla que estaba tan excitada,  pidiéndole que parara , no hizo más que aumentar la velocidad y el ímpetu  con que le chupaba la concha,  hasta que Rosa, ya desesperada, no pudo aguantar más y retorciéndose de placer , acabo abundantemente en la boca de Alberto,  que la agarraba de las nalgas y la empujaba mas y mas succionándole y recibiendo en su boca todos sus fluidos vaginales . 

A pesar de haber acabado, Alberto no la soltaba, seguía chupándosela, hasta tragar su última gota y el placer no terminaba. Se acostó de espaldas, con las piernas abiertas y entregada completamente a las morbosidades de su primo, siguió disfrutando de su primer sexo oral  que le hacían.

Cuando pensó que ya no podía recibir más placer, Alberto se sube sobre ella  y agarrándola de las nalgas, le mete sin piedad   su verga hasta el fondo.  Afirmado de sus nalgas, Alberto la penetraba muy fuertemente y Rosa ya gritaba como loca, no podía acallar sus gemidos que inevitablemente salían una y otra vez, cada vez que la verga de su primo llegaba al fondo.  Se la estaban cogiendo como nunca lo había hecho, ya sentía nuevamente el placer que le daba la verga de su primo mayor, deseando que ese momento no terminara nunca.  Alberto se acomodó,  le tomo los pies y los puso sobre sus hombros, dejándole toco expuesto,  metiéndole la verga tan adentro, que hasta un poco de dolor le causo, pero aguanto como toda una mujer.

No tuvo reparo en cambiar de posición, cuando su primo violentamente le dijo que se colocara en cuatro patas. Ella ya sabía lo que le pedía  y adoptó la posición que él quería,  como tantas veces había visto coger a los animales de la granja, ahora ella era cogida así, Con su primo arrodillado atrás de ella, metiéndosela sin parar.

Le hizo apoyar la cabeza contra la manta , dejando mas levantado su culo, que siguió siendo penetrado sin piedad ,  luego la acostó extendida , boca abajo, jugó con su grandes nalgas , las amasaba , se las separaba , la miraba ,  incluso bajo su cara hasta ellas y se las chupo por todos lados, abriéndole los cachetes , pasando su lengua hasta por el ano.  Rosa era un pedazo de carne, solo un juguete para su degenerado primo, que la utilizaba como quería,  pero a ella realmente le encantaba. Alberto se acostó sobre ella , sin dejar de metérsela por largo rato, hasta que quiso acabar , la hizo ponerse en cuatro patas de nuevo , le dio sin piedad a esas grandes nalgas y cuando estuvo a punto de acabar, se la sacó y le hecho su leche en la espalda y en sus nalgas , restregándosela fuertemente.

Se acostó a su lado rendido, luego de una tremenda follada a su prima menor. Rosa a su lado lo miraba, un cuerpo perfecto, musculoso, definido, con su verga aun grande cayendo hacia un costado.  Sentía sus nalgas llenas de leche, escurriendo por sus piernas. Se coloco de lado y cariñosamente le tomo la verga y se la acaricio. Alberto manos atrás de su cabeza, se dejaba querer nada mas, con los ojos cerrados disfrutaba de la mano de su prima y sus caricias.

Un rato después, Alberto se  levantó, caminó desnudo hasta el rio y se acostó en el agua para refrescarse, ante la mirada de Rosa que no perdía detalle del físico de su primo. Le hubiese encantado hacer lo mismo, pero sentía algo de vergüenza de su cuerpo.

Descansaron sobre la manta un buen rato, Alberto estiraba la mano y la colocaba sobre sus tetas, jugando con ellas.  Luego se las volvió a chupar, diciéndole a Rosa, lo  mucho que le gustaban sus tetas. Ella le confesó que le encantaba que se las chupara, bueno, todo lo que le hacía a ella y lo que le hacía hacer. 

Tomando un poco más de confianza, se dedico a acariciar el miembro de Alberto que poco a poco fue agarrando dureza. Le preguntó a su primo si quería que se lo chupara de nuevo y obviamente el  dijo que sí.  Con suavidad comenzó hacerlo, le gustaba la sensación de tener eso en la boca. Le acariciaba sus peludas bolas y lo recorría con su boca de principio a fin,  haciéndolo rozar con su cara.  Alberto le pidió que lo metiera entre sus tetas y se lo apretara. Obedientemente lo hizo.  Cuando lo tuvo bien dura, Alberto le ordenó que se subiera arriba de él. Montándose sobre su primo, con sus manos acomodó la verga de su primo y se sentó en ella. Comenzó a moverse suavemente al principio hasta que se fue acomodando. Se sentía completamente llena y comenzó a disfrutar como loca, levantándose y bajando , enterrándose la pija de su primo , que no se movía , solo con sus manos le agarraba el culo y las tetas. Se las puso en la cara y Alberto se las chupó con alevosía, mientras con sus manos agarraba el culo de Rosa sin soltárselo.  Pasaron varios minutos, Rosa traspiraba por el movimiento que hacía, sentía arder su concha , gozando y gozando,  hasta que nuevamente sintió ese exquisito cosquilleo y comenzó a gemir fuertemente y se descargo sobre su primo, mojándole toda la verga. 

 Permaneció un poco mas así dejándose chupar las tetas , mientras Alberto se la cogía por largo rato. Era increíble lo que duraba su primo sin acabar ,era un semental, ni siquiera daba muestras de querer hacerlo.

La coloco de lado, se colocó detrás de ella penetrándola asi .  La coloco en cuatro patas nuevamente y le dio y le dio , abusando de cuerpo de su prima sin piedad. Cuando estuvo listo se paró ordenándole que se la chupara. Rosa arrodillada comenzó a engullir nuevamente la verga de su primo que violentamente le cogía la boca. Por primera vez, para afirmarse, agarró las nalgas de Alberto, era perfectas para ella. Sentía esa carne en sus manos, casi sin poder respirar con toda la verga de el metida en su boca, hasta que en un momento Alberto se separa y se comienza a masturbar ordenándole que le colocara las tetas para acabar ahí. 

Expectante quería ver cómo salía la leche de su primo. Le acercaba las tetas y se la metía entre ellas, sin dejar de mirar , esperando el momento culmine. Alberto comienza a gemir y le dice – ¡Ahora! - , al mismo tiempo que un buen chorro de semen caía en su cuello , tetas y vientre. 

Sin dejar de sostener sus tetas , Rosa se vio empapada de la leche caliente de su primo, sintiendo un placer al ver como Alberto gozaba con su eyaculación.

Quedó empapada, el semen de Alberto escurría por su cuerpo, le encantó que acabara así. Lo recogió con sus manos y lo esparció por sus generosos pechos. Luego Alberto le dijo que se fuera a bañar para limpiarse. Ya perdiendo la vergüenza, Rosa se metió a las frías aguas de rio , para limpiarse y refrescar su acalorado cuerpo. Se vistieron, montaron sobre el  caballo que había visto toda la escena. Cabalgaron hasta la casa, poco antes Alberto la bajó del caballo para que no los vieran llegar junto y se marcho.

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