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Soy la geisha de mi yerno

en Sexo con maduras

“ Hola, mi nombre es Marta, soy chilena , tengo 63 añós,  casada y tengo una historia para contar que se que te gustará. Mantengo relaciones sexuales con mi yerno hace ya 3 años y aun lo seguimos haciendo. Lo haría yo, pero no sé cómo hacerlo, tengo pésima redacción y ortografía, prefiero que lo hagas tú.

Avísame cuando lo envíes ,

Un Beso

Marta …. “”

Todo comenzó hace más de tres años.  Al marido de mi hija, le vino una racha de mala suerte, perdió su empleo y no consiguió nada por varios meses. Mi hija trabaja, pero no les daba para cubrir con los gastos del arriendo y como mi casa es grande, se vinieron a vivir conmigo y mi marido por unos meses. Aparte que mi marido es camionero y pasa muy poco en casa, por lo que de paso me servía de compañía.

No tuvimos ningún problema de convivencia, aparte que ya había alojado a mi otra hija cuando se casó por varios años.

Mi relación con mi yerno era muy buena. Era muy simpático, servicial, se llevaba muy bien con mi marido, cooperador etc. Más tenía problemas con mi hija que con él. Bueno, el tema es que el, era muy deportista y tenía un físico que para que andamos con cosas, no me dejaba indiferente para nada. Con 34 años, buen mozo, alto, delgado pero un cuerpo marcado, muy distinto a mi gordo marido, me provocaba cosas mirarlo andar con su torso desnudo por la casa.  Claro que nunca se me paso por la mente llegar a tener algo con él , menos yo, con mi edad, con mi físico, soy bastante gorda , una mujer ya de edad, mucho mayor que él  y lo más importante, su suegra.

Pero fueron varios eventos los que llevaron al fatídico desenlace. El primero , que al menos yo me percaté, fue una vez que estaba yo tendiendo la cama, mi yerno al frente mío conversándome,  cuando me doy cuenta que al estar así doblada, mis grandes tetas colgando , se mostraban más de la cuenta y que él me las estaba mirando. También otra vez que estaba en la cocina doblada, con toda la cola levantada buscando una olla, al volverme vi a mi yerno acomodarse el pene en el pantalón. Fue solo un segundo, pero me di cuenta que había estado admirando mi enorme culo.  Otra vez me estaba duchando y me acordé que no había apagado la olla. Lo llamé para que el la apagara, pero no me contesto. Salí de la ducha toda mojada, y solo me cubrí con una toalla apara ir apagar la olla y cuando estaba entrando a esta, baja mi yerno del segundo piso. Su mirada fue muy penetrante, me hizo el comentario que me veía muy sexy así ,  le gustó lo que vio sin duda, ya que la toalla no era muy grande y cuando  iba pasando devuelta al baño, me tiro un poco de la toalla, como broma. Yo me reí pero noté que lo hizo con un doble sentido.

Quizás de una forma inconsciente comencé a coquetearle, me gustaba que mi mirara y cada vez lo hacía más seguido. Sabía que era solo un juego, una fantasía para mí estar con un hombre tan guapo, menos siendo el esposo de mi hija. Ambos jugábamos a decirnos indirectas, hasta que una vez, ahora el se estaba duchando, ambos solos en casa como habitualmente pasaba, me grita del baño y me pide que le lleve una toalla, que no había llevado. Siguiendo el juego que se había generado y como venganza a su broma de la toalla, le lleve una pequeña, de cara. Esperaba que me reclamara y entrar al baño con la toalla mas grande, con la intención de ver algo de su cuerpo, cuando sorpresivamente sale del baño , con la pequeña toalla tapándose solo la verga quedándole el culo expuesto, dándome gracias por la toalla, subiendo al segundo piso. Yo me reí a carcajadas por su broma, pero por dentro me dejó en llamas. Entré a mi cuarto con la imagen latente de mi yerno casi desnudo y detrás de la puerta de pie, lleve mi mano a mi sexo tocándomelo frenéticamente.

Me tenía como una colegiala detrás de él. Me volvía loca, soñaba con él, me gustaba tocar sus brazos, su espalda, y lo hacía cada vez que podía. Comencé a mostrarme mas con él, en poses sugerentes, doblándome para mostrarle las tetas, bromas de doble sentido etc. Andaba caliente y me masturbaba seguido pensando en el cuerpo de mi yerno. Cuando llegó mi marido de viaje, como nunca fui yo la que lo busque para follar, realmente necesitaba una verga dentro de mí, pero no fue suficiente.  Ya con el nuevamente de viaje por varios días, mi calentura seguía en aumento a tal punto que terminé hasta masturbándome con un desodorante metido en el culo. No era virgen de esa parte , mi marido muchos años atrás lo había metido, pero nunca me gusto, sin embargo como estaba , mis dedos no habían dado abasto, para aplacar ese fuego interno que me estaba consumiendo.

Hasta que una mañana, me estaba duchando y casi al terminar, empezó a salir el agua algo fría. Me salí, entré a mi cuarto y continuando con mi juego de seducción, me coloque solo la bata, sin nada abajo.  Subí las escaleras hasta el cuarto de mi yerno para avisarle que se estaba acabando el gas para que lo cambiara antes de ducharse. Me excitaba la idea de estar al lado de él sin nada debajo de la bata. Poco antes de entrar, me preocupé de que se vieran parte de mis pechos para ver si me los miraba.

Estaba acostado, viendo televisión. Le dije del gas, observando cómo me miraba, me gustó. Quise que durara un poco más el momento preguntándole cualquier cosa, sintiendo su vista pegada a mis pechos, cosa que me encantaba.  Había un pantalón de el botado en el piso y con la idea de mostrarle un poco mas mis tetas , me agaché a recogerlo , para que me las viera colgando y más de cerca.  Lo hice, pero en ese momento mi bata se abre y le muestro más de lo que yo quería. De inmediato me tapé y me reí, pero antes de darme cuenta, mi yerno se levanta empujándome contra la pared y entre mi bata abierta, me comienza a tocar por todos lados. Yo lo empujaba hacia atrás , pero era como empujar una pared , lago imposible.  Opuse resistencia como dos minutos pero ya no aguanté más y cuando  sentí su mano entre mis piernas, me entregue por completa a sus caricias. Me movió bruscamente  y caí en la cama con mi bata completamente abierta con mi yerno sobre mí chupándome como poseído mis tetas. Sus manos me apretaban el culo y me manoseaba fuertemente mi sexo, mientras yo me entregaba por completo al placer.  Casi me muero cuando, también bruscamente,  inesperadamente me abre las piernas y mete su cabeza entre mis piernas, chupándome el coño con alevosía.

Mientras lo hacía deliciosamente haciéndome gemir como loca , sentía como se sacaba sus bocker , sabiendo lo que se venía.  No alcancé mi a ver lo que meterían, cuando se monta sobre mí y de un golpe, me mete un pedazo de verga increíble que casi me mata del gusto. Sentí mi coño repleto de verga, completamente lleno, me hizo estremecer de placer cogiéndome como un animal.

Una y otra vez su enorme herramienta se perdió en mi cuerpo  haciendo que el mundo se me detuviera. Nada me importaba, solo quería que ese momento mágico no se acabara nunca. Me colocó de lado y me la siguió metiendo, mientras me apretaba las tetas con fuerza, menos mal que me la sacó porque estuve lista para acabar. Pero a cambio, se arrodillo a la altura de  mi cabeza dejándome ver por primera vez ese pedazo de carne que tanto placer me había hecho sentir. Era enorme comparada con la de mi marido, y a diferencia con él, que casi me tenía que llorar para que se la chupara, se me hacia agua la boca tenerla ahí, por lo que ni siquiera me lo pidió cuando ya me la había metido en la boca, chupándosela con todas mis ganas.  Como había soñado con hacerle eso a mi yerno y ahora tenia su enorme cosa en mi boca. Estaba embelesada chupándosela, mientras el me acariciaba por todas partes. Estaba tan caliente que ni siquiera me hubiese importado que acabara ahí, al contrario que ganas tenia de que lo hiciera.

Pero mi yerno era un toro en la cama, ni muestras de querer acabar. Me follo la boca hasta que se aburrió, incluso hasta me dolió la mandíbula por tenerla tanto rato abierta.  Luego me coloco de boca en la cama y me penetro por así como un animal, bufando en mi oído, sintiéndome desfallecer de tanto placer, hasta que no aguanté mas y deliciosamente acabé entre fuertes gemidos que no pude acallar. Pero el , nada, siguió y siguió perforándome sin piedad.

Luego me colocó en cuatro patas como una perra en celo sobre la cama, con mis piernas abiertas, mostrándole todo. Obedecía tal geisha cada una de sus peticiones, igual algo asustada que me la fuera a meter por detrás, ya que como estaba de entregada , seguro le decía que si, y si lo hacía con esa fuerza, me partiría en dos. 

Esperaba ansiosa  nuevamente ese enorme pedazo de carne dentro mío, pero en cambio comenzó a jugar con el contra mi culo. Me lo pasaba por todos lados, me amasaba mis nalgas con fuerza y cuando menos lo esperaba, sentí su cabeza entre ellas, pasándome la lengua de arriba abajo, causándome un placer indescriptible. De ahí mi morbosos yerno se dedico literalmente a comerme el culo, Me lo mordía, me lo lamia, me abría las nalgas y me metía la lengua en la concha y en el ano, haciéndome tiritar de placer.  Me dio una comida de ano y concha que casi me hace acabar de nuevo, y como si lo supiera, se levanta y agarrándome de las cadera, me mete hasta el fondo su herramienta, que no se si eran ideas mías, pero ahora estaba más grande aun.

Si ya era una locura, ahora se transformo en una masacre. Me dio con todo, mis nalgas rebotaban y sonaban fuerte contra su cuerpo con cada una de sus embestidas y mis grandes tetas colgando chocaban entre ellas, mientras yo gritaba de placer sin poder contenerme. Cada vez que su verga salía y entraba, un fuerte gemido de placer se me escapaba involuntariamente. Me tiritaban los brazos y las piernas, luchando por mantener la posición de perra mientras mi yerno desquitaba su calentura contra mi cuerpo, diciéndome cosas morbosas, como preguntándome si me gustaba la verga de tu yerno metida en tu zorra, o diciéndome como le gustaba mi gordo culo.  Era tanto el placer que sentía que mi orgasmo se venía irremediablemente y queriendo que acabáramos juntos, comencé a pedirle que acabara , que le llenara de mocos la zorra a su suegra y un sinfín de cosas más , mientras él me preguntaba si lo quería , si lo quería una y otra vez y yo le gritaba que si, hasta que acabé monstruosamente gritándole que me corría , al mismo tiempo que él se descargaba con furia en mi interior , sintiendo su leche caliente rebalsar mi concha , sintiendo como por el interior de mis piernas escurría su semen y mis fluidos vaginales.

No soy una mujer caliente, es más, me considero bastante tradicional incluso mojigata, pero él me transformaba. No sé porque lo hice, porque a pesar de haber acabado dos veces  y estar más que satisfecha , quería sentir el sabor de su semen en mi boca y sentándome en la cama se lo chupé así no mas , con mocos y todo, cosa que nunca antes en mi vida lo hubiese siquiera pensado.

Desnudos en la cama, riéndonos de la locura que habíamos cometido. Nos confesamos cosas, que él hace rato me miraba con deseo, que le tenían embobado mis grandes tetas, que soñaba con tenerlas ( chupándomelas  suavemente mientras me contaba ). Yo por mi parte también le confesé que me atraía mucho y que si, me había mostrado más de la cuenta, confesándole que había entrado solo para que me viera , pero que nunca pensé en llegar a esto.

Al rato después me pidió que se la volviera a chupar y como una gata en celo me  acomode entre sus piernas y jugué con ese pene en mi boca, nuevamente duro. Me tenía hipnotizada ese pedazo de carne de dimensiones espectaculares, lo lamia de principio a fin, le daba suaves besos, me lo pasaba por la cara, se lo chupe agarrándoselo con ambas manos y aun así me sobraba carne. Le chupé las bolas, metiéndomelas a la boca, haciendo un trabajo que nunca había hecho, incluso me pidió que bajara más y me encontré metiéndole la lengua en el ano, algo que ni por la mente se me había pasado alguna vez hacerle a mi marido.  Luego el me hizo sexo oral, con mis piernas abiertas, viendo como su cara se perdía entre mis gruesas piernas llegando también hasta mi ano.  Hicimos un 69 fabuloso por un buen rato, yo arriba de él, sintiendo como me inspeccionaba detalladamente cada uno de mis pliegues, abriéndome las nalgas, incluso metiéndome un dedo en el ano, algo que ni siquiera me dolió. Luego me folló como quiso, realmente era una geisha dispuesta a cumplir cada uno de sus deseos.  Terminé sentada sobre él, con toda su verga enterrada hasta lo más profundo de mí ser, con sus manos estiradas agarrándome las tetas. El solo la colocaba dura y yo hacía todo el trabajo, moviéndome a mi gusto, sintiéndome completamente llena de verga, hasta que luego de un buen rato ya no aguantaba más de calentura y se venía un nuevo orgasmo. Con los ojos cerrados moviéndome más rápido comencé a gemir más fuerte, cuando mi yerno me pide que le coloque la zorra en la cara.

Adoptando la posición que me indicaban, quede arrodillada sobra la cara de mi yerno, afirmándome de la cabecera de la cama, sintiendo la lengua de mi yerno moviéndose a mil por hora, lamiendo mi clítoris, mientras con sus manos me abría la concha. Un escalofrió recorrió mi cuerpo, mis gemidos ya se escuchaban por todo el cuarto, involuntariamente convulsionaba de tanto placer, mientras mi yerno me pedía ahogado por mi concha que acabara en su boca. Tan solo con escucharlo ya no pude aguantar más y comencé a acabar escandalosamente, alcanzando un increíble  orgasmo sobre la boca de mi yerno que bebía mis fluidos pidiéndome mas y mas.

Años, años que no acababa así,  tan deliciosamente. En ese momento mi yerno se sale, se para sobre la cama, yo aun arrodilladla y me la mete en la boca.  Sabía muy bien lo que se venía y no me importaba. Con una mano en la base de su miembro para evitar que entrara más de la cuenta, dejé que e follara la boca, hasta que al poco rato, ya cuando sus gemidos evidenciaban lo que venía, comencé a chupársela fuertemente hasta que siento mi boca inundada con su caliente leche. No quería tragármela la mantuve ahí mientras el seguía expulsándola. Me corría por la cara, casa a mis tetas y no la sacaba, hasta que no pude más y tuve que tragar un poco.

Se quedo de pie restregándomela por la cara, mientras recuperaba la respiración, mientras yo sentía ese sabor amargo pero delicioso en mi boca. Me sentía como una puta, toda una hembra. Sentía el deseo de mi yerno por mi gordo cuerpo, sin importarme que me viera desnuda.

Esa misma tarde me volvió a follar y terminé entregándole hasta  el culo.  Desde ese día me transformé en la esclava sexual y amante  de mi yerno. Cada vez que él quería, me agarraba, me manoseaba  y me utilizaba a su antojo, donde fuera y por donde fuera. Morbosos encuentros que duraron todo el tiempo que vivió con nosotros y que se mantuvieron esporádicamente después que se fueron de mi casa.

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