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El cochino

en Fetichismo

★  ★  ★  [En los pinares]

 

- No pienso moverme de aquí hasta que me cuentes donde has estado toda la tarde - afirmó mi madre

 

Durante unos instantes dudé en si debía contestar o no.

 

- Por ahí- le dije mientras me bajaba de la bicicleta y la miraba de reojo. Estaba ahí plantada, en esa puerta desde la que me pedía explicaciones, y con esa cara de pocos amigos.

 

Estábamos en el garaje, yo intentaba colocar la bici de montaña en el gancho que había en el techo, pero al carecer de fuerzas suficientes como para levantarla decidí apoyarla en una de las paredes.

 

- A tu padre no le gusta que la dejes ahí- volvió a reprocharme

 

- Ya la colgare luego- le dije yo

 

- Vienes sudando – me volvió a decir con cierto desprecio

 

- Si, voy a bañarme

 

- Apestas.

 

- Lo sé, por eso quiero ducharme

 

Me miró de nuevo, estaba como queriendo decirme algo pero sin atreverse a hacerlo

 

- Llevas la ropa manchada de tierra y tienes hojas de pino enredadas en el pelo. ¿dónde has estado?

 

“Estaba un poco harto de tanta pregunta, hace ya un año que cumplí la mayoría de edad ¿a qué venía todo ese interrogatorio?”

 

- He ido por donde están los pinares y supongo que en algun momento al bajar de la bici me habré manchado el pantalón de tierra

 

- ¿Por qué tan lejos? - preguntó mi madre alarmada

 

- Porque me gusta pedalear por ese sitio, además, con la bici no queda tan lejos del pueblo, se llega hasta allí en apenas veinte minutos.

 

- A tu padre no le gusta que vayas solo a los pinares

 

- Ya

 

- A mí tampoco me gusta que te vayas tan lejos. Podrías pillar una insolación o algo por el camino y más con este sol que hace.

 

- No te preocupes que cuando he llegado me he quedado un rato para descansar, antes de volverme. Hay siempre bastante sombra y corre ligeramente una brisa de  lo más fresca.

 

Afirmó con la cabeza sin dejar de mirarme, por eso seguí dándole ventajas que la convencieran del porqué me gustaba ir hasta esos pinares.

 

- El agua de la fuente que hay junto a la ermita sale bastante fría

 

Todas estas argumentaciones hubieran bastado para convencerla, pero ella no dejaba de insistir.

 

- Si yo lo único que digo es que cojas la bici algo más tarde y no salgas en verano al mediodía con todo este calor. Si te pasa algo o te caes de camino a ese lugar podrías pasarte allí horas hasta que alguien de contigo.

 

Mama ignoraba lo que hacía en esos pinares, cuando iba hasta ellos para pasarme horas y horas bajo su sombra.

 

Lo ignoraba todo, por eso me reafirmé en las explicaciones:

 

- Suele ir bastante gente por allí, mama. Si me caigo, me verían pronto. Además, si no vuelvo más o menos por esta hora tú ya estarías removiendo cielo y tierra buscándome

 

Se sonrió complacida al ver cómo le reconocía de esa velada forma el que se preocupara por mí.

 

Todos los días después de las dos cogía mi bici y me iba a dar una vuelta, por los pinares. Si antes de las seis de la tarde no estaba de vuelta en casa ella ya habría llamado como poco a los Geos para que dieran conmigo.

 

Sin embargo, lo que desconocía mama es que, en esas tres horas de margen, tenía tiempo para irme donde los pinares, para pajearme expectante hasta que ese hombre llegara, también para chupar esa enorme polla con la que ese corredor me agasajaba.

 

- Yo lo que quiero es que tengas cuidado cuando vayas allí. Solo eso

 

- Lo tengo mama- le dije sin entrar en detalles de lo cuidadoso que era cada vez que me encontraba con ese tío en los pinares

 

“Allí dejaba que ese rabo, por lo enorme de sus dimensiones, me reventara el culo”

 

Después de vestir mi cuerpo desnudo y despedirme de ese corredor de footing con un vicioso y caliente beso, concertaba una nueva fecha.

 

La hora, era siempre la misma. Por la tarde, después de comer. El lugar, ese, en el interior de esos pinares

 

Agarraba entonces mi bici para volverme al pueblo donde recuperaba el rol del chico heterosexual que si no se había echado novia todavía es porque era algo tímido como para dirigirme o decirle algo a las muchas chicas de mi edad.

 

A muchas de esas niñas seguramente les gustaba, pero había descubierto que tambien gustaba a hombres de mucha mas edad que la mía y desde ese primer día en el que establecimos una primera conversación junto a esa fuente no habían dejado de pasar cosas entre nosotros

 

★  ★  ★  [En la fuente]

 

La primera vez que ese hombre se paró a beber agua en la fuente tuve algo de miedo. Lo había adelantado con la bici hace apenas unos quince minutos y calculé mal, pues no pensaba que corriendo como iba pudiera tardar tan poco en llegar hasta ese sitio.

 

En esos pinares algo alejados del pueblo había llegado a desarrollar la tonta afición de hacerme alguna que otra paja y en ello estaba cuando oí esos pasos aproximándose a la carrera.

 

Apenas me dio tiempo para subirme la bermuda y sentarme de nuevo en el banco que había junto a esa fuente.

 

La pequeña ermita que había en ese pinar, ocultaba de la vista, el camino de acceso, pero si se podía oir perfectamente cuando un coche o una moto venían por él.

 

Sin embargo un hombre a la carrera puede resultar de lo mas silencioso.

 

“Esperaba que ese tipo no hubiera visto lo que yo andaba haciendo, pero mi polla todavía estaba empalmada”

 

Miró hacía mi bici, quizás pensando en que yo debía de ser el chico que lo había adelantado de camino hasta los pinares y  se acercó hasta la fuente para beber algo de agua.

 

-Buenas tardes- dijo mientras giraba el grifo y dejaba que la fría agua empezara a caer en su boca.

 

-Hola- le respondí yo en una voz tan leve que apenas podía escucharse.

 

- ¿Descansando un poco antes de seguir? - me preguntó mientras se incorporaba y se secaba con la mano esa boca en la que parte del agua había salpicado

 

-Si- volví a decir en esa inaudible voz

 

- Muy bien. Yo también me quedo un rato por aquí antes de seguir corriendo.

 

- Hay una buena sombra y no se está mal

 

Miró mi cuerpo y yo de reojo miraba tambien el suyo. Soy bajito, delgado, y con poquísimo vello. No tengo esos enormes pectorales que tenía él, tampoco esos hombros ni esa espalda robusta.

 

“Es mas que normal que no me atreva a quitarme la camiseta nunca pues no quiero que la gente vea que me parezco mas a una nena que a un nene”

 

-     ¿Hace calor hoy no?- preguntó mientras mojaba sus manos en el grifo abierto y echarse esa agua después en el pelo de su cabeza para refrescarlo.

 

-     Si. Mucho.

 

Yo permanecía allí sentando en ese banco intentando apretar mis piernas lo máximo posible para que no se me viera el bulto. Por suerte y con los nervios que tenía, mi pequeño paquete se iba desinflando por momentos.

 

-     Mira yo, todo lo que he sudado, de camino hasta aquí. ¡Suerte que tenemos aquí esta fuente para reponer algo de líquido antes de seguir!- me dijo ese corredor aparentemente algo  indiferente a mis miedos.

 

Mientras me hablaba pasaba su mano por el desnudo pecho. Tenía mucho vello creciendo en esa zona y como consecuencia del sudor que había expirado mientras corría estaba tremendamente mojado. Tambien estaba sudada su espalda y sus piernas. Todo ese cuerpazo relucía como si le hubieran echado aceite

 

Además, al correr sin camiseta tenía un moreno que llamaba todavía mas la atención.

 

Miré hacia la camiseta de color blanco que llevaba anudada en un lado del pantalón de deporte. De esta forma no se le caía al suelo mientras daba esas zancadas durante la carrera y de una manera irresponsable dirigí ligeramente mis ojos al bulto que había bajo el short de color rojo que llevaba puesto.

 

Cuando alcé la vista lo vi sonreírme de forma macabra. Me acaba de cazar mirándole el nabo y por lo visto no parecía ofenderse por ello

 

Ese hombre tenía más o menos la edad de mi padre y su cuerpo no era para nada despreciable. Unos cuarenta y pico, con todo el pecho cubierto de vello y con dos enormes pectorales que hacían mucho más apetecible la mirada hacía esa parte.

 

No tenía nada de barriga y corría a diario hasta los pinares con la ayuda de esas dos enormes y velludas piernas que no me importaría tocar con mis temblorosas manos.

 

Llevaba ya un tiempo adelantándolo todos los mediodías con mi bici mientras iba hacía los pinares y aunque es verdad de que su presencia y su imponente aspecto de semental me imponía algún calenturiento pensamiento mientras lo adelantaba, no pensaba el que nunca pudiera llegar a nada más con él.

 

- El otro día decidí no parar a beber agua en esta fuente y al seguir corriendo vi cómo te metías con tu bici dentro de esas matas que hay por allí delante.

 

Señaló con el dedo hacía un lugar de los pinares, después miró hacia los lados como para asegurarse de que en esos instantes nuestros cuerpos eran los únicos que habitaban baso esa sombra

 

Alarmado, volví a mirarlo y el sin dejar de sonreírme volvió a hablar:

 

-Cuando llegué mas o menos a esa altura, con cierto sigilo me adentré ahí dentro pues pensaba que te iba a pillar pajeándote. Si hubieras entrado para cagar o para mear hubieras salido antes de que alcanzara ese lugar- se dijo como convenciéndose de que el motivo de su interés por ver que hacía alli dentro era de lo mas natural

 

Yo no hablaba pues intuía lo que habría visto y eso hizó que me pusiera mas rojo todavía

 

- Pero al ver como estabas ahí desnudo y dirigiendo tu chorro de orín sobre tu propio cuerpo acabé empalmándome como un burro.

 

Lo miré, no podía ser más explícito, me había cazado haciendo esa cochinada que hacía algunas veces en esos pinares.

 

“Lo reconozco”

 

Todos los días iba hasta allí y aprovechando lo solitario que se quedaba ese monte a esas horas del día me desnudaba ocultándome entre la vegetación.

 

Después empezaba a orinar, pero en lugar de lanzar el amarillento liquido lo más lejos posible de mí, me gustaba reconducirlo hasta mi cuerpo.

 

Al notar como el calor de ese líquido golpeaba en mi pecho me excitaba todavía más y con la ayuda de mi mano reconducía el chorrito hacía mi cara, mi pelo, mis ojos o hasta mi boca.

 

- ¿Te meas encima? -me preguntó. Aunque esa pregunta carecía de sentido. Me había visto hacerlo y seguramente también, habría visto como al excitarme como un burro, me terminaba pajeando como un mono salido.

 

- Si- Le dije yo intentando que la tierra se abriera y me tragara en esos momentos.

 

- ¿Por eso vienes todas las tardes aquí?

 

Era evidente, en casa, salvo en el interior de la bañera no podía hacer esa guarrada que tanto me excitaba, y ahora en verano que tenía tanto tiempo libre me había buscado esos pinares para desatar de forma descontrolada esa perversión.

 

- No lo hago siempre- solo lo hice ese día por probar.

 

- Pues viendo el pajazo que te acabastes, haciendo después de mojar todo tu cuerpo con tu propia orina yo diría que haces eso más veces de las que me dices.

 

-Tengo que irme- Le dije yo después de ver como colocaba su pie sobre el banco para hacer estiramientos.

 

“Pero al ver como posicionaba esa peluda pierna tan cerca de mí pensé que o me marchaba o acabaría teniendo problemas”

 

- Espera, no te vayas. Ya que me has contado tus guarradas voy a hablarte yo de las mías

 

Al decirme esto colocó su mano en mi hombro evitando que me levantara.

 

-     ¡Estoy casado, pero me gustan los tíos!

 

Al ver cómo lo miraba entre alarmado e incrédulo afirmó con la cabeza antes de seguir diciendo:

 

- Me los follo a veces, pero en este pueblo, al ser tan pequeño y estar lleno de cotillas, no he logrado dar con ningún maricón que se deje dar por el culo de forma discreta

 

Escandalizado lo miré e intenté levantarme de nuevo

 

Otra vez su mano evitó que me levantara.

 

- Ayer oculto entre esas matas, estuve tentado de acercarme y enseñándote mi duro nabo, pedirte que me lo mamaras un poco. Después posiblemente habría probado a follarte también

 

- No soy un maricón- Le dije sobresaltado mientras aprovechaba para levantarme, puesto que había apartado su mano de mi hombro

 

- Bueno, eso todavía no lo sabes. Lo que, si sé yo, es que a mí no me va mucho el rollo ese de la lluvia dorada, pero si estaría dispuesto a mearte encima si a cambio tú te dejas después dar por el culo.

 

Se giró despreocupadamente hacía la fuente mientras me dejaba sumido en tal mar de dudas. Lo vi abrir el grifo y beber agua de nuevo.

 

Estaba ahí mirándome, mientras tragaba agua, a pesar de no tener sed alguna.

 

- Desde esta mañana, posiblemente intuyendo, en que tal vez me encontraría contigo esta tarde, no he querido ir a mear en todo el día y ahora tengo la vejiga a punto de reventar.

 

Después de hacerme semejante revelación se agarró el enorme paquete que había bajo ese short y agitándolo burdamente para que viera las enormes dimensiones que había adquirido volvió a insistir.

 

- Con toda el agua que he tomado durante la mañana y con toda la que he bebido mientras venía hasta aquí, te podría pegar un duchazo que no veas.

 

Pese a todo y a lo mucho que deseaba el que ese macho me hiciera tal cosa seguía dudando.

 

Quizás por eso ese hombre decidió darme un pequeño anticipo y colocando de nuevo su pierna en el banco, pero esta vez con todo el bulto a la altura de mi cara se sacó la polla

 

Miré con deseo ese rabo, morcillon, oscuro y lleno de venas. Mí boca salibaba y no sabía porque pues me había hartado de beber agua en esa fuente

 

“¡Sed no tenía!”

 

“Ganas de meterme esa polla en la boca ¿tampoco?”

 

-Chúpamela- me dijo él agitando ese rabo en el aire

 

-No- Le dije yo con unos más que marcados movimientos de cabeza hacia un lado y otro.

 

- ¡Te mearé entonces!- dijo indiferente ante mi absurda negativa mientras se encogía de hombros

 

Se quedó quieto con ese rabo apuntando a mi cara y de pronto un golpe de orín, empezó a salir. Las primeras gotas cayeron al suelo, pero el resto fue subiendo mojando mi bermuda y después parte de mi camiseta.

 

Mi decepción se hizo máxima al ver como ese chorro se cortaba de pronto.

 

Lo miré casi rogándole mientras veía como se pajeaba esa durísma y larga polla.

 

-     ¿quieres más?

 

-     Siiiiiii

 

-     Entonces lame un poco el capullo primero

 

Lo hicé, y agarré ese durísimo pollón para no parar de lamerlo en la punta. En ese lugar en el que el pis había salido a presión.

 

- ¡Quieto ahí!, abre la boca, saca la lengua y mírame a los ojos.

 

De nuevo hubimos de esperar a que se le bajara un poco pero cuando el nuevo chorro alcanzó mi cara y por supuesto también mi abierta boca, con una sonrisa macabra, tiró de su polla hacía arriba, cortando por completo el caliente chorro.

 

- ¿Has visto que fuente?

 

Tenía tanta razón que apenas pude afirmar con la cabeza, antes de ver como ese grueso capullo que precedía a ese pollón de veintitrés centímetros se colaba dentro de mi boca.

 

- Chúpamelo. Así muy bien. Mama mi polla

 

Me la saqué y con cierto temor miré hacia los lados. En mi lengua todavía estaba el regustillo salado de una polla y la verdad es que tenía ganas de que me alimentara con ella de nuevo.

 

- ¿Quieres que te mee la cara un poco más? – me preguntó de forma algo retórica ya que un nuevo golpe de líquido empezó a dar en mi cara.

 

-Lo que quieras- le dije yo mientras se la agarraba y reconducía esa caliente manguera para ir mojando mi cuerpo con una apasionada devoción y entrega.

 

Cuando paraba de mear me la metía en la boca para chupar con fuerza. Era como si con ello pretendiera arrancar de nuevo el sistema de bombeo de su potente vejiga.

 

Al verme tan maricón y a la vez tan marrano, la sacaba sonriente y después de esperar unos desesperantes segundos a que se le bajara un poco la erección, volvía a dejar que el caliente líquido fuera saliendo a presión por ese conducto.

 

El orificio de salida aplanaba tanto el chorro que este terminaba expandiéndose de forma violenta al alejarse un poco.

 

Lo hacía sobre mi cara, mojando mi lengua que salía de mi boca como pidiendo más y me mojaba los ojos haciendo que estos se cerraran al sufrir tal molestia.

 

Entonces ese macho paraba otra vez de expulsar líquido y limpiándome el orín con la parte de mi camiseta que todavía no estaba mojada, me la metía en la boca para pedirme que le comiera el nabo de nuevo.

 

Su polla sabía a orín, toda mi boca también tenía ese sabor y mis más que mojadas prendas desprendían ese delatador aroma.

 

Sin embargo, no pensaba irme de allí, mientras esa fuente que tenía por nabo no se cansara de mearme encima

 

★  ★  ★  [En los arbustos]

 

Me había calentado de tal forma el ser meado por otro tío que no me atreví a negarme y agarrando mi bicicleta del manillar comencé a caminar junto a él mientras íbamos camino de esos arbustos.

 

Andaba un poco raro al llevar todo el cuerpo mojado de esa forma, pero a la vez me sentía súper excitado al saber que todo lo que me impedía desplazarme con normalidad no era otra cosa que esa caliente orina.

 

Me preguntó la edad y cuando se la dije no pareció preocuparle mucho

 

Me dijo la suya y con una sonrisa boba miré a ese cuerpo de pecho descubierto.

 

Me relamí pensando en todas las pajas que me haría los días sucesivos pensando como ese macho salido me había terminado regando con su pollón mientras él se relamía pensando en lo mucho que iba gozar cuando me tuviera a cuatro patas dentro de esos matojos

 

También hube de contarle de quien era hijo y más o menos donde vivía en el pueblo. Pero lo hice después de que me asegurara de que nunca contaría nada a nadie de lo que habíamos hecho en la fuente

 

Me reveló que estaba casado, tenía tambien dos hijos. Dijo que aprovechaba para correr durante el medio día porque a su mujer le gustaba ver la novela. También me dijo que trabajaba por las noches, como segurata en un polígono industrial de la capital y que le gustaba eso de salir a correr un rato para mantener con ello el cuerpo y la mente en forma.

 

Yo con mucha vergüenza, le acabé contando las muchas pajas que me hacía y como el mayor gusto lo obtenía cuando me orinaba encima. Que lo de salir con la bici lo hacía porque no aguantaba a quedarme solo en casa para poder encerrarme en el baño y hacer todas esas cochinadas

 

- Al final no la chupas del todo mal- me dijo él.

 

Lo miré a punto de reprocharle lo mentiroso que era. Hace apenas unos minutos había estado a punto de ahogarme con su dura polla en mi boca.

 

Por unos segundos había sido incapaz de tragar toda esa orina que había soltado en el interior y por poco me quedo sin aliento cuando esa descomunal tranca y esa mano detrás de mi nuca me impedía apartar la cabeza.

 

Me empeñé en hacer lo que había dicho, chuparle el nabo, pero sin tragar ese líquido caliente que lo rodeaba por completo y que hacía que este supiera de una forma increíble de describir.

 

Tosí, pero con una polla en mi boca no podía expulsar el aire así que este salió a presión por mis narices lanzando a su vez con la misma virulencia su amarillenta orina.

 

Empapé todo su vello púbico con esos sucios restos y fui forzado a lamerlos hasta dejarle todos los genitales y las pelotas relucientes y sin un solo resto

 

- Con el tiempo aprenderás a controlar las arcadas- me dijo mientras caminábamos hacía el interior de esos matojos.

 

“Quizás intuyendo cuáles eran mis pensamientos”

 

- No voy a chupártela más veces- Le dije yo recordando cómo había estado a un tris de pasar al otro barrio

 

- Tranquilo, chaval no te enfades. Es solo que al ver lo mucho que has disfrutado me niego a pensar en que no quieras repetirlo.

 

- Otro día tal vez- Le dije todo convencido de que cuando me separara de ese hombre haría lo posible por no volver a verlo más.

 

- ¿Sabes lo que podríamos hacer otro día?

 

-No.- Le dije al ver cómo nos aproximábamos irremediablemente hasta ese lugar en el que pretendía follarme

 

- Te podrías venir conmigo a la capital y pasaríamos toda la noche juntos haciendo guarradas donde yo trabajo. Solo tengo que vigilar que en esos monitores no aparezca ningún ladrón y me aburro como un tonto mientras los miro ¿Tú controlas el internet?

 

- ¿Por qué lo dices?

 

- Hombre porque en esa caseta tengo un ordenador y si sabes cómo se borra lo del historial podríamos buscar vídeos de lo que te guste y hasta podríamos entrar en algún foro de esos buscando a mas tíos para que te meen.

 

- Si te refieres a que si se borrar el historial de navegación, debo decirte que sí. Pues mi madre anda como loca revisándome el ordenador de mi habitación cada dos por tres para que no ande liado mirando porno. Luego te lo apunto en un papel y cuando te vea te lo doy para que puedas hacerlo tú mismo.

 

Sonriendo me echó su fuerte brazo sobre mis hombros mientras era casi conducido a la fuerza hasta mi desvirgamiento

 

Me desnudé tal y como me había pedido al entrar en esos arbustos y esperé paciente a que el líquido y amarillento chorro me regara de nuevo el pecho y mi vello púbico. Toda mi polla estaba dura como una piedra y pese a que de vez en cuando lanzaba mi mano hasta ella para pajearme, no podía concluir tal tarea ya que recibía un manotazo que me lo impedía.

 

- Todavía no, cuando te la meta podrás pajearte- me dijo algo molesto mientras se la sacudía para expulsar las últimas gotas de orina

 

Su meada, aunque en tramos perfectamente estudiados y calculados para que mi excitación no decayera había sido tremenda. Ahora teníamos que esperar un poco para que toda esa agua que había bebido en la fuente volviera a rellenar su vejiga.

 

-Chúpamela un poco mientras me vuelven las ganas- me dijo mientras se arrodillaba delante de mí con todo ese pollón bien duro y empitonado fuera del short.

 

Me coloqué a cuatro patas tal y como me pidió. Me tragué ese duro e impresionante pollón en la boca y levanté un poco el culo para dejar que sus manos llegaran algo mejor a mi trasero. Noté como con sus dedos me abría los cachetes de mi desnudo y lampiño culito.

 

- Tienes un culito de nena

 

Lo miré molesto, no quería que me dijera, maricón, tampoco me gustaba que me llamara nena ni quería que me dijera lo zorra y lo guarra que estaba resultando ser.

 

Pero el caso es que solo abrí la boca para emitir un sonoro gemido al notar como esos dedos humedecidos por un salivazo suyo se revolvían sobre mi ojete.

 

Mi virgen entrada trasera, se negaba a admitir visitantes, pero ese hombre insistió y mi culo acabó abriéndose.

 

- Va a ser verdad que eras virgen- murmuró al ver cómo le costaba introducir esa gruesa falange.

 

Creo que llegué a gritar al notar como empezaba a moverlo, pero al estar en unos pinares en los que debido a la hora y al intenso calor no podíamos estar más que él y yo mismo, me dijo victorioso:

 

- Grita todo lo que quieras putilla, nadie vendrá a pedirme que no te folle

 

Lo mire otra vez lleno de ira. Había meado tanto mis ropas que, ahora debía esperar un tiempo, ya que, al estar extendidas sobre esos matojos, les debía dar el sol suficiente como para poder secarse.

 

Quería follarme el culo pese a que de una forma insistente le había dicho que eso no iba a gustarme.

 

- Venga chaval, no seas aguafiestas. Te follo un poco con mi polla y después cuando vuelva a tener ganas de orinar te vuelvo a mear.

 

iluso de mi pensaba que aquello iba ser como lo de intentar tragarme su dura y gorda polla con la boca. Por eso acabe girándome y llegué a rerirme de forma algo tonta cuando noté ese cosquilleo en mi ano.

 

- Me gusta, que hagas eso con tu polla

 

Recibí entonces un sonoro azotazo y me di la vuelta para mirarlo molesto. Su polla estaba bastante alejada de mí como para que ella fuera la respondsable de ese cosquilleo.

 

La tenía dura a reventar y colgaba imponente entre sus piernas.

 

“Lo que hurgaba en mi ojete era la lengua de ese macho”

 

- Voy a presentaros. Ojete, aquí esta mi polla. Polla, aquí tienes este ojete.

 

La restregó de esa forma que de nuevo vino el cosquilleo. Mi culito empezó a moverse como el de un gatito, cuando se mueve entre las piernas de su amo

-     Vale métemela

 

-     Muy bien machote. Así me gusta que seas valiente Ramón

 

-     ¡Yo no soy Ramón!-grité

 

-     ¡Ramón es mi padreeeeee! - volví a decir intentando aclarar la confusión

 

Si me dolía la boca, debido al grosor o me daba una arcada me bastaba con apartarme, pero en este caso no tenía forma de retirarme, pues esta vez era ese macho el que dirigía toda la operación.

 

-     Perdona es que con esos nombres tontos que os ponen ahora cada vez es mas difícil recordarlos ¿cómo has dicho que te llamabas?

 

Colocó su duro capullo y empujó.

 

-     ¡Ivannnnn, me llamooooo, Ivannnnn!

 

Con sus potentes manos me sujetaba de la cadera, pero no pudo evitar que mi culito al verse presionado por algo tan duro sobre su raja se fuera hacia delante para evitar el roce.

 

Tiro de mi hacía atrás algo molesto mientras me decía:

 

- ¡Ven para acá mariconcete!

 

Ese pollón duro hasta reventar y grueso como mi puño cuando está cerrado, para nada logró vencer la resistencia de mi contraído esfínter.

 

- Ivan, al final no vamos a poder hacerlo, y mira que me jode pues tienes un culito de lo mas rico- me dijo ese corredor de footing mientras agarraba mi polla y comenzaba a zarandearla. En esos instantes, a pesar de mis quejas, la tenía más dura que una piedra

 

Esa especie de paja asistida me relajó un poco y con ello el rabo que sobre mi ojete no dejaba de apretar logró meterse de una forma algo brusca.

 

- ¡Ole, mi mariconcete como se acaba de tragar todo el capullo!- gritó

 

Sin embargo, yo grité mucho más alto todavía.

 

- ¡Quieto ahí, un poco, ahora no te muevas!- me dijo él

 

- Aghhhhhhhh. ¡Sácamela y no empujes! Terminé por decir a la desesperada.

 

- ¡Pídemelo, por favor! ¡Pídemelo por mi nombre!

 

- Aghhhh, ¡no me has dicho como te llamabas!

 

Apretó un poco más y esa polla avanzó abrasando todo a su paso.

 

- ¡Por favor Ramón, sacámela!.

 

El nombre me salío sin pensar, pero recibí un nuevo pollazo para confirmarme mi error.

 

-¿En quién pensabas para creer que me llamo así?

 

Me giré para mirarlo. Su sonrisa macaba me lo decía todo.

 

Le había negado el ser un maricón, una putilla, una zorrita viciosa y ahora me revelaba como algo mucho más que eso.

 

-     ¿Cómo te llamas? ¡Por favor sacámela!

 

-     ¡Adivinalo!

 

En esas matas y bajo la sombra de esos pinos empecé a recitar todos los nombres que se me ocurrían, pero no tenía éxito alguno. Debía haberselo preguntado cuando él en la fuente mientras me meaba la cara me había preguntado por el mío.

 

“Ahora pagaba las consecuencias de ser un maleducado y no saber ni quién diablos me estaba follando dentro de ese monte”

 

El culo me quemaba tanto que hubiera sido capaz de prender fuego al monte si alguno de los jugos con los que se lubricaba esa polla durante la penetración hubiera caído en el suelo

 

- Grita, grita, si así es mejor. Verás cómo el culo se te acabará abriendo antes- me sugirió ese macho mientras me seguía dando sin descanso

 

- Aghhhhhhhhh

 

Ese rabo martilleaba sin parar y todo mi cuerpo, tenso como un bloque de hormigón se negaba a admitir el que el movimiento de vaivén pudiera provocar algo de placer.

 

- Hazme este favorcillo y yo hare el favor de mearte después- me dijo ese hombre mientras me besaba la espalda. Por lo visto a mí no me estaba gustando tanto, pero a él parece que sí y además bastante.

 

-Me dueleeeeeee- Le dije yo incapaz de controlar esos lagrimones que resbalaban por mis mejillas

 

- Normal que te duela. Mi pollón no es pequeño, pero tranquilo que vas bien, he visto a tíos mucho más machos que tú que no han sido capaces ni de dejarse meter lo que tú te has tragado ya.

 

- Querrás decir más maricones que yo- Le intenté corregir mientras notaba como mi cabeza se arrastraba por el suelo de ese monte con cada sacudida, recibida en mi trasero.

 

- Si bueno, a estas alturas estoy tan cachondo que ya no sé muy bien lo que me digo- se dijo a si mismo mientras estimulaba sus pezones con la punta de sus dedos

 

- Aghhhhh, Diosssss, sigueeeeee, no paresssss- terminé diciéndole de pronto

 

Esta vez se había dejado caer sobre mi cuerpo y con sus manos pajeaban mi polla.

 

Su descomunal rabo dentro de mis cavidades me seguía rompiendo y desgarrando. Avanzando un poco más cada vez. Pero un calor me recorría por dentro y hacia que mi corrida fuera casi inminente.

 

- Tu culito está bien, bien apretadito. Y no veas lo calentito que se está aquí dentro.

 

Ese hombre pegado a mi espalda sudaba más que nunca, pero no por correr por esos caminos bajo un sol abrasador sino más bien porque tarde o temprano acabaría corriéndose en el interior de ese culo recién estrenado

 

- Agghhhh, dame por favor no pares-le gritaba dentro de ese pinar, incapaz de controlar a mi polla que estimulada por su experta y callosa mano empezó a expulsar el blanquinoso líquido a presión.

 

- Así muy bien, zorrita, exprime con este culito prieto mi rabo, Ordeña mi polla, Oh si maricón que gustazoooooo, asi aghhhhh, que culo tienes, diooooos, oh siiiii, ahí la llevas siiiii, oh siiiii. ¡Toma mi leche maricón!

 

Epílogo ★  ★  ★  [Una proposición indecente]

 

[Continuación no apta para todo el mundo, pero dedicada a mi amigo Jadoy]

Espera un poco así y no te muevas- me dijo ese corredor mientras notaba como su polla después de la corrida se iba desinflando

 

-     ¿Qué quieres que haga?- Le pregunté yo sin saber muy bien qué era lo que pretendía ahora

 

-     Nada, solo eso quedate quieto, así muy bien ¿lo notas?

 

Al principio no, pero en unos segundos empecé a sentir como algo empezaba a salir inundando mis entrañas, no era ese calor que había golpeado las paredes de mi recto en fogonazos y que supe al instante que se trataba de su lefa. Esta vez era algo que me quemaba a medida que iba rozando cada una de las paredes interiores de mi gruta.

 

- ¿Te estas meando?

 

- Siiiiii- me dijo con una afirmación inocente y boba

 

- ¿Dentro de mí?- Le pregunte ofencido

 

- ¿No te gusta?- Me dijo mientras me mantenía abrazado para evitar que me retirara

 

-     Me escuece y me pica

 

-     ¡No se te estaba follando y de pronto he pensado que no estaría mal hacértelo!

 

Cuando la sacó un sonoro pedo hizo todavía mas grotesca la escena.

 

-     Sientate ahí.

 

-     ¿Dónde en el suelo? ¡Me manchare!

 

-     Luego te bañas

 

-     Ya, pero me escuece y tengo ganas de soltarlo.

 

- Eso quiero que hagas que lo sueltes pero notes como tu culo se mancha al hacerlo, con la tierra, con mi pis y con mi lefa.

 

- ¡Eres un cerdo!

 

- No más que tu por lo que veo- me reprochó al ver como hacía no solo lo que había pedido sino que agarrando mi propia polla comenzaba a reconducir mi propia meada sobre mi mancillaod cuerpo.

 

Mojaba mi pelo y mi cara, restregaba lo que caía de mi cabeza por mi pecho lampiño y sin dejar de mirarlo me relamía.

 

- Antes me has dicho que te encontraba encontrar maricones en este pueblo para follártelos. Le dije al ver como comenzaba a vestirse

- Puede que haya dicho algo de eso, si.

 

- ¿Es que los hay? …¿además de tu y yo digo?

 

-     Alguno conozco, … pero no  a muchos.

 

-¿Me los presentarías?

 

Le entraron dudas pero al verme ahí pajeándome como un loco mientras fantaseaba con conocer a otros me terminó diciendo:

 

-     Con los que he estado tienen mas o menos mi edad. Algunos son mayores incluso.

 

-¿Me los presentarías?

 

-     Bueno, no se podría hablar con ellos. Para ver qué opinan.

Se rascaba la cabeza como dudando.

 

- ¿Querría que me mearan? También les dejaría follarme.

 

- Muy bien, lo intentaré, pero no te prometo nada. Puede que les de corte y tal

 

- A ti no te ha importado hacermelo.

 

- Ya pero es que yo tenía unas ganas de follarte que no veas

 

- Yo quiero que varios hombres me meen a la vez todo el cuerpo, siempre he fantaseado con ello y no quiero que pase mucho tiempo sin llegar a probarlo. El sitio en el que querías hacerlo no me importa si esta mas o menos alejado del pueblo pues puedo ir hasta el con mi bici

 

-No imaginaba que pudieras ser así de cochino- me dijo del todo inocente

 

Entonces delante de sus abiertos ojos introdujé uno de mis dedos en mi dilatado y sucio ojete, para llevarlo después hasta mi boca.

 

-Soy mucho mas que eso. ¡Mi madre lleva toda la vida diciéndome que soy un cerdo, pero no tiene ni idea la pobre de todo lo que soy capaz!