miprimita.com

Follado por mi primo

en Gays

★ ★ ★ [Haciendo algo de memoria]

 

Todo el mundo en mi casa lo conocíamos como Curro, pero se llamaba Francisco y acababa de llegar del pueblo

Lo que más me llamo la atención de él, fue su forma de hablar, con ese deje andaluz que tejía en todas las palabras que salían por su boca. También me cautivó por su sonrisa y esos ojos verdes de mirada penetrante que me embelesaban.

Por aquel entonces Curro tendría ya unos veintisiete o veintiocho años. (Yo bastantes menos). Pero, para ser justo con los acontecimientos que estoy a punto de narraros, debo advertiros que mi primo Curro estaba mucho más verde que yo en los asuntos sexuales.

Soy bisexual, al menos eso pienso ahora, pero en mis comienzos solo había catado las pollas, más concretamente una sola (la de mi hermano mayor, Pau).

Pero todo esto ocurrió mucho antes de que Curro entrara en mi vida.

Esa historia os la avance en un relato anterior pero para aquellos que no sepáis de ella, os la resumiré en unas cuantas líneas:

Pau y yo, debimos de cometer muchos pecados por aquel entonces, como el de no ir a misa los Domingos. También el de desobedecer a nuestros padres y por supuesto mentirles sobre las cosas que hacíamos cuando nos quedábamos a solas en casa. Pero por supuesto cometimos el pecado más grave de todos… El incesto.

Con la ayuda, tal vez algo interesada, de mi hermano mayor, empecé a descubrir la de cosas que se podían hacer cuando tus padres se iban a misa cada Domingo.

Aquellos perversos juegos con mi hermano comenzaron de la forma más inocente...

Nos pasábamos las noches hablando hasta oír como papa golpeaba en la pared continua reclamándonos algo de silencio para poder dormir.

Ya sin poder hablar de fútbol, de las pelis que habíamos visto o de las chicas que nos gustaban. Mi hermano mayor y yo usábamos esa habitación compartida para entregarnos a los juegos silenciosos que papa  y mama por su desconocimiento, si nos permitían practicar.

Desde que de una forma algo inocente y casual terminamos descubriendo cómo  las pollas además de para mear, se usaban también para darnos placer,  nos habíamos entregado en una especie de carrera sexual por ver quién era capaz de obtener y extraer más gusto de su pito en el menor tiempo posible

Para cuando mi hermano se fue a hacer la mili a Valencia yo ya sabía más de sexo que cualquier otra persona de mi grupo de amigos. Por eso desistí en mi intento de dar con alguien con el que proseguir por donde mi hermano Pau y yo lo habíamos dejado

Pero claro, las cosas no salen nunca como uno se espera y para mi mal, hube de ver como la habitación que se suponía que durante la ausencia de mi hermano mayor iba a ser enteramente para mí solo, pasaría a ser también ocupada por mi primo del pueblo, al que por supuesto no conocía más que en fotos y que por lo visto se venía para Barcelona con la intención de buscarse un oficio en la construcción.

 

★ ★ ★ [El primo del pueblo]

 

Curro se presentó en nuestra casa, como un tipo amable y bastante simpático. (Me cayó bien desde el principio)

 

Mientras ponía al día a mi madre con las noticias más relevantes del pueblo me fijé irremediablemente en su cuerpo y de una manera algo furtiva en el paquete que había escondido bajo su recién estrenado vaquero.

 

En una breve descripción de su cuerpo, podría deciros que Curro era un tipo  bastante alto, muy guapo y también velludo, pero ante todo muy voluminoso. Esto último era debido al duro trabajo que debía de haber realizado en el campo antes de que  decidiera  venirse para mi Barcelona natal.

Se trataba pues, de un buen macho con dos enormes brazos llenos de músculo y  con una espalda que era ancha e imponente. Su piel estaba tostada por el sol, y tenía el cabrón un culo y unas piernas que hubieran hecho estremecerse a cualquier mujer con solo mirarlo.

Era prácticamente imposible que a una persona de ese físico y con esas características le costara ligar y por supuesto también era impensable que le pudieran llegar a gustar los hombres.

Durante los primeros días de convivencia con mi primo, fingí una supuesta heterosexualidad en la que me llegué a inventar el nombre de alguna novia a la que, según yo, le había llegado a tocar hasta las tetas.

Curro me escuchaba con los ojos abiertos como platos recolocándose de vez en cuando el paquete. Finalmente me confesó que en el pueblo todo era mucho más difícil y que llevaba un porrón de años sin tocar ni una sola teta.

-De lo otro ya ni te cuento- me dijo riéndose

Los golpecitos que dio papa en la pared para indicarnos que debíamos dormir, lo alarmaron en parte pero cuando le expliqué la procedencia y el motivo, se metió en la cama con una sonrisa prometiéndonos seguir hablando del tema de las novias al día siguiente.

Pero con ese cuerpazo, Curro, apenas cogía en esa cama en la que mi hermano había dormido sin problemas de espacio, hasta antes de irse a hacer la mili.

Resultaba algo chocante verlo intentar meterse en esa cama diminuta en la que los pies le sobresalían unos veinte o treinta centímetros por la parte trasera. Al final  acababa desistiendo y sacando las piernas por encima del travesaño trasero  comenzaba a dormir vencido por el cansancio acumulado durante el día y roncando de una forma bastante sonora.

Yo en parte lo celebraba ya que la incomodidad de la cama en la que debía de yacer propiciaba que entre vuelta y giro de un lado a otro las mantas que cubrían la semidesnudez de su cuerpo cayeran al suelo.

A veces aprovechando la rotundidad de su sueño y acompasado por el sonido de sus ronquidos encendía la luz del cuarto para ver su cuerpo con mucho más detalle.

Ignoraba que un tiarrón con un cuerpo de esas características tuviera problemas para conseguir algo de sexo y sin remedio comencé a fantasear, imaginándomelo desnudo ante mí, dejando que le agarrara esa polla que a veces se hinchaba bajo su calzoncillo.

Cuando esto le pasaba, el bulto que se formaba bajo la tela era enorme. Capaz de atemorizar a cualquiera que intentara calcular a ojo sus dimensiones, pero no para mí que comenzaba a meneármela, mientras Curro aun seguía durmiendo.

Fantaseaba con acercarme para tocar esa polla, sacársela del calzoncillo y ponerme a chupar, quizás su tremendo rabo fuera el biberón lleno de leche que tras descargar en mi boca me permitiera conciliar el sueño.

Pero no me atrevía a dar semejante paso.

Estuve a punto de ser cazado, mientras me pajeaba frenéticamente mirando y envidando su cuerpo pero sabiamente cuando estas circunstancias se producían, no dudaba en  fingir con la respiración acompasada de alguien sumido en un profundo estado de sueño.

Curro, tal vez algo extrañado, apagaba la luz del cuarto sin todavía  sospechar de mis ansias por poder llegar a comerme su nabo.

★ ★ ★ [Otra vez con los padres en misa]

 

Así fueron pasando los días en los que celebraba con gozo cada vez que su cuerpo se destapaba durante el sueño. 

Mis padres que aprovecharon para alojarlo en la misma habitación en la que yo dormía, no vieron contrariedad alguna en semejante conducta, ya que por un lado desconocían que existiera y por el otro tampoco teníamos el piso tan grande como para que mi primo fuera alojado en otro lugar a dormir.

 

A no ser que lo metieran en la habitación de matrimonio, en la que ellos dormían. No había otro lugar de la casa en la que Curro pudiera dormir en una cama. Estaba el sofá del salón comedor, pero pensaron que estando la cama de mi hermano vacía era impropio hacer que nuestro invitado se destrozara la espalda de esa forma.

 

Así que puestos a joder a alguien, mis padres prefirieron el joderme a mí.

 

El dinero con el que Curro colaboraba, en la casa, les debía de venir bastante bien, pues no encontraron nada de prisa en aconsejarle que se fuera buscando algo de alquiler en esa  Barcelona que se preparaba para celebrar los juegos olímpicos, y que terminó contratando a toda la mano de obra que se atreviera a viajar hasta la capital.

 

Curro, se defendió bien, en ese ambiente, a pesar de no hablar nada de Catalán y tardó muy poco en encontrar un oficio como albañil en las obras de acondicionamiento del estadio de Montjuïc.

 

Solo lo veía por las noches y ocasionalmente durante esos fines de semana en los que se decidía a permanecer en casa. A todas horas, en mi cuarto, evitando que pudiera desarrollar convenientemente mi afición pajera.

 

Intentando entablar conversaciones conmigo y reclamándome que le contara más de mis vivencias con esa novia fingida que había dicho tener y con las que pretendía calentar su libido para pajearse cuando yo no estuviera presente.

 

Ese domingo cuando se levantó a orinar mis padres debían ya estar en misa porque la casa estaba en silencio

 

Yo también permanecía inmóvil al verlo despertarse cada mañana,  simulando estar sumido en un sueño que para nada tenía.

 

De esta pícara forma podía verlo desnudarse y vestirse delante de mis entrecerrados ojos.

 

No podía obtener con ello, el mismo placer que hubiera logrado al poder tocarlo o ser acariciado por su cuerpo de semental, pero al menos me servía de ceremonia previa a los pajazos que me terminaba haciendo cuando Curro se ponía a dormir en la cama o se largaba ya vestido para trabajar.

 

Esa mañana yo estaba completamente tapado con la manta cuando Curro  se aproximó hasta mi cama para usar el orinal que había justo debajo de la misma.

(Puede pareceros una cochinada pero en esos tiempos de los que os hablo, en los que solo había un minúsculo baño en los pisos, que debía compartir toda la familia, el tener un orinal bajo la cama era muy común y a la vez socorrido en determinadas circunstancias)

Miré de reojo como se rascaba la tremenda hinchazón oculta bajo su calzoncillo, también noté su mirada recorriendo mi cuerpo somnoliento, pero por suerte la persiana de la habitación estaba bajada y gracias a la total oscuridad en la que estaba sumida la habitación compartida; mi primo Curro no se dio cuenta de que yo estaba más despierto de lo que parecía.

Se desperezó y  casi a la vez rascó con cierta insistencia su abultado paquete.

No llevaba camiseta interior y mi mirada no se podía apartar de ese pecho lleno de vello.

Curro miró hacía la puerta, era evidente por el silencio reinante que a esas horas solo estábamos los dos en la casa pero evitó el salir de la habitación para ir a mear al baño ya que no sería la primera ocasión en la que se cruzara en calzoncillos con mi madre haciendo que, ante tal trance,  volviera muerto de vergüenza al catre.

Curro tenía miedo de ser visto en semejante y pecaminosa forma por su escandalizada tía, y de ello y gracias al orinal que no me importaba limpiar y vaciar cada día yo lo aprovechaba.

Después de comprobar que yo seguía dormido, agarró el orinal que había bajo mi cama arrastrándolo sonoramente.

Era el tercer o cuarto Domingo en el que se despertaba en esa casa y por consiguiente el  único de los días de la semana en el que no debía levantarse a toda velocidad para vestirse, desayunar algo y largarse a toda leche para la obra.

Todavía mirándome Curro se sacó la polla por el lateral del slip.

Esperé impaciente, todavía con los ojos cerrados, unos segundos hasta oír el sonido metálico que empezó a producir la salida de su orina

Sabía el porqué tardaba tanto en comenzar a evacuar el amarillento líquido ya que mi primo, al parecer, se despertaba con el mismo problema anatómico que yo.

(Una erección matutina que le impedía mear hasta que se bajara un poco la hinchazón)

Lo oí bostezar, también soltó un pedo algo sonoro. Pero no me reí pues eso me habría delatado.

Mientras seguía meando vi como se desperezaba.

 

Imagináoslo ahí, sujetando el orinal con una mano, con su rabo medio erecto expulsando líquido sin mano alguna que controlara la dirección del potente chorro y con los potentes y trabajados músculos de ese cuerpazo, estirándose haciendo que todo su cuerpo se despertara del letargo.

 

Ese en sí mismo es un motivo más que suficiente como para que me hubiera agarrado la polla y comenzara a pajearme de forma frenética,… pero debía seguir fingiendo,… no lo olvidéis, yo todavía estaba dormido.

 

Noté su inquisidora mirada y supe que Curro estaba intentando adivinar con ello si mi estado de somnolencia era lo suficientemente profundo.

Era evidente que se debía de estar preparando una fiesta en solitario y mi presencia en la habitación compartida lo intimidaba en parte.

Después de sacudirse la polla volvió a entrar en su cama y se tapó con la sábana,  pero antes de hacerlo había visto como se desprendía de los calzoncillos para meterse en el interior del catre totalmente desnudo.

Suponía que en esos momentos su mano estaría jugando con esa gran polla,  pues con los ojos entrecerrados, había visto como Curro, en parte ignorándome, había comenzado a zarandear su rabo tras terminar de mear.

"Más que sacudida de las últimas gotas, esto ya es una paja"-pensé yo mientras lo miraba

Justo antes de irse para su cama, se había acercado hasta mi cara y hasta me había zarandeado ligeramente mientras me preguntaba

-Primo Toñín,… ¿estás dormido?

Sólo recibió por respuesta el leve ronroneo de mi respiración y mis ojos cerrados por lo que  mi primo Curro se metió en la cama seguro de que su compañero de cuarto no iba a presenciar el pajote que estaba a punto de soltarse.

★ ★ ★ [A medias]

La escasa luz que entraba en esos momentos por la rendija de la persiana iluminaba las bamboleantes mantas bajo las que mi primito intentaba bajar esa molesta erección mañanera.

Llevaba solo unas semanas en la ciudad y por fin lo pillaba haciéndose una paja.

 

Yo que en esos tiempos me pajeaba a diario, y algunas veces, en más de una ocasión, no podía entender cómo Curro podría aguantar tanto tiempo sin hacerlo.

 

Confiado al oír mí cadente respiración no se molestó en recoger las mantas que agitadas por el ritmo de la paja resbalaron desde su cama hasta el suelo. Medio en luces, medio en sombras puede verle al fin el tremendo rabo que calzaba.

 

Mi boca comenzó a salivar, pero no podía correr el riesgo de precipitarme y terminar asustándolo. Deseaba comerme ese imponente nabo, pero no sabía ni cómo ni de qué forma podría llegar a lograr que mi primo me lo ofreciera gustoso

 

Puede que Curro, de una forma algo irresponsable, hubiera decidido hacerse esa paja conmigo allí presente. Llevaba ya un mes sin poder hacerlo ante la falta de intimidad que había en esa casa. Posiblemente en el pueblo no tardaría en encontrar algún punto discreto donde poder disfrutar de esa lenta y placentera experiencia de autosatisfacción masculina.

 

(Con la que, dicho sea de paso, se estaba recreando).

 

Pero allí en la capital debía aprovechar mi somnoliento estado si realmente quería dar por concluido mediante la consecución de ese acto impuro, con la obligada castidad a la que había sido sometido.

 

Yo por mi parte estaba que me subía por las paredes, no ya por mi nula castidad, pues me hacía más pajas que un mono.

 

(Estuviera o no mi primo Curro durmiendo en la cama de al lado).

 

Sino mas bien porque desde que mi hermano se había ido a hacer la mili, mi culo si se había convertido, a su pesar, en un lugar tremendamente casto y de nuevo puro.

 

Acostumbrado como estaba a ser follado a diario (algunos días en más de una ocasión), tenía el ojete resentido. Lleno de ansiedad por la visión que le provocaba el ver tan próximo y a la vez tan lejos semejante nabo.

 

“Curro te puede reventar el culo si dejas que te meta esa enorme polla”-Intenté decirme a mí mismo para intentar calmarme, pero mis ganas de comer polla y ser taladrado por un buen nabo terminaron actuando por mí.

 

Mi mano se acercó sigilosa al interruptor y antes de que Curro pudiera darse cuenta se vio sorprendido, completamente desnudo, tirado sobre la cama que antes de ser suya, era de mi hermano y con la mano en su polla.

 

Intentó cubrirse pero las mantas y las sábanas habían caído al suelo. Uso, en su lugar, las manos,  pero su polla estaba tan dura y era tan grande que tuvo que decidir si me enseñaba los peludos y gordos huevos o me mostraba media polla cubierta por su temblorosa mano.

 

-¿Te estabas pajeando?- Le pregunté entre risas

 

No supo cubrirse y me terminó mostrando casi todo, mientras su mano temblorosa se agarraba el pito para apretarlo con fuerza intentando inútilmente que se relajara bajando en tamaño y vigor.

 

-Lo siento, pensaba que aun dormías- me dijo

 

Miré con lascivia hacía esa polla que seguía mostrándose endurecida y vigorosa.

 

(Lista para follarse un culo)

 

De nuevo mis risas le indicaron que no tenía nada que temer.

 

-Yo también aprovecho cuando no hay nadie en casa para pajearme- Le dije mientras me agarraba mi polla.

 

Curro sonrió apartando la mano.

 

-Estaba a punto de terminar. Ahora tendré que empezar de nuevo.

 

Mi boca se abrió de asombro al ver el tamaño de su nabo, cerrándose con disgusto cuando vi como se la agarraba para meneársela, todavía algo intimidado por mi mirada

 

-Vaya cacho pollón te gastas-Le dije

 

-Soy mayor que tú, es normal que mi polla sea más grande- me contestó Curro sin mirarme siquiera

 

Aquel primo del pueblo, que se había alojado de forma provisional en nuestra casa, era un inocentón, quizás tenía también algo de miedo, pero finalmente se terminó relajando.

 

-Llevaba un montón de tiempo sin hacerme una paja. Ahora que me has pillado a medias por lo menos… voy a terminármela- se dijo a si mismo algo resignado

 

Mirando al techo comenzó con el “Zaca- Zaca”, bufando como un toro en celo.

 

-¿Tienes revistas de tías en bolas?- me preguntó.

 

-No- Le contesté yo, ya concentrado en mi propia paja pero sin apartar mis ojos de su cuerpo desnudo.

 

-Me comparé alguna, tú podrás usarla también cuando yo no este.

 

-No me interesan esas revistas, solo salen tías y tías. Nunca sale ningún hombre en ellas

 

Me miró, y dejó hasta de pajearse durante unos segundos.

 

Se giro para volver a su paja. Era evidente que el tener a un maricón a su lado pajeándose justo a la vez que él lo hacía, lo incomodaba. Pero decidí arriesgar más.

 

(Un macho que presumiera de ser heterosexual al cien por cien me hubiera pedido que saliera del cuarto)

 

Me levanté y me acerqué hasta su cama. Por el camino me desprendí del calzoncillo llegando a mi destino completamente en pelotas.

 

-No podrás contarle de esto a nadie. Mis padres no saben nada- Le dije.

 

Afirmó con la cabeza mientras seguía mirándome algo extrañado.

 

-Los domingos cuando nuestros padres se iban para misa yo siempre se la meneaba a mi hermano Pau.

 

Con los ojos abiertos como platos ante semejante confesión dejó que mi mano se posara sobre su desnudo pecho.

 

Jugueteé algo con los enredados vellos que crecían en esa parte pero en lugar de detenerme un poco más para lamerlos y lengüetear los durísimos pezones deje que mi mano bajara, rápidamente rozando su ombligo hasta dejarla parada en los alrededores de su vello púbico.

 

-Eso está mal. ¿No?- me preguntó Curro

 

-No,… es una pasada que te hagan una paja- Le recriminé yo al ver que apenas sabía nada de lo que era disfrutar del sexo

 

Se la agarré notando como su polla vibraba entre mis manos.

 

-¿Y nunca os han pillado?-Me preguntó Curro mientras miraba de reojo como mi mano zarandeaba ese chorreante nabo de veintidós centímetros, pero que era gordísimo en su base.

 

-Puffff, … si supieras la de veces que lo hemos tenido que dejar a medias porque hemos oído la puerta de casa.

 

-¿A medias?- Me preguntó mi primo queriendo saber más

 

-Si, … en mitad de una mamada o con la polla del uno entrando y saliendo del culo del otro- Le dije yo con algo de indiferencia

 

-¿Os dabais también por el culo?... ¿sois?

 

-¿Maricones?-Le terminé de preguntar yo antes de engullirme parte de su chorreante nabo en mi hambrienta boca

 

El grito que pego me animó a seguir chupando ese enorme pollón.

 

Al principio vi como en cierto modo era algo reticente a que un tío le comiera la polla, pero por cómo suspiraba y se estremecía supe que puede que fuera la primera vez que alguien le hiciera semejante cosa.

 

-¡Es la primera vez que me la chupan!- me confirmó al fin con sus entre-cortadas palabras.

 

-¿Te gusta?-Le pregunte mientras me la sacaba para golpearme en la cara y en la lengua con el durísimo y chorreante pollón.

 

-Buaghhhhh “Pischa”, ya ves. Como sigas así no aguantare mucho.

 

Pero me engañó, ya que su espeso semen no inundó mi boca con la celeridad esperada

 

En lugar de eso se recreó en la mamada sin dejar de preguntarme más cosas acerca de la incestuosa relación con  mi hermano.

 

Hablar con la boca llena de rabo me resultaba tremendamente difícil, pero observé como Curro encontraba más excitación en los escabrosos detalles que le relataba acerca de esas pasadas experiencias.

 

Su rabazo empezó a babear y el gustillo amargo que rezumaba la punta de su endurecido capullo me supo, poco menos que a gloria bendita

 

-Para, primooooooo, que voy a terminar yaaaaaaaaa- me grito mientras se arqueaba haciendo que todo su inmenso pollón se alojara dentro de mi boca,… bien metidito hasta los huevos.

 

Ahueque un poco la boca y fui sintiendo como sus lefazos me golpeaban en el paladar.

 

Con los gemidos que soltó y por la forma en la que se retorcía de gozo fue imposible que oyera como mi garganta emitía esos guturales sonidos al verse completamente inundada por su leche.

 

Tragué toda la lefa que pude mientras lo oía bufar como un toro, el resto se resbaló por mi barbilla, humedeciendo sus peludos huevos y goteando finalmente en la impoluta sábana.

 

Me incorporé lamiendo y recogiendo a la vez con mi mano, los restos de semen que había en los alrededores de mi boca.

 

Oímos entonces la puerta de casa abrirse.

 

Curro se asustó pero yo permanecí en calma y recostándolo sobre la cama recogí las mantas del suelo que puse sobre su cuerpo, para que lo cubrieran completamente.

 

Me metí en mi cama y me tapé con la sábana, de tal forma que para cuando mis padres abrieron la puerta para decirnos que ya habían regresado nos encontraron durmiendo a los dos como dos angelitos.

 

Apagaron la luz y cerraron con sigilo la puerta, al fin y al cabo no querían despertar a dos hombretones sumidos en un profundo sueño

 

★ ★ ★ [La perforadora]

 

A la vista de lo acontecido esa mañana de domingo es casi normal que deduzcáis rápidamente como a partir de ese momento la leche de Curro entró a formar parte de mi dieta.

 

En un principio le costó el dar el paso pues hubieron de pasar un par de días hasta que Curro se decidiera a dar el definitivo salto al vacío que requería la pérdida de su hombría.

 

Lo hizo, finalmente, el martes por la noche justo después de comprobar que la casa ya se encontraba totalmente sumida en el más absoluto silencio.

 

Tras encender la luz de la habitación miré hacía su cama y lo hallé completamente desnudo. Con su imponente nabo apuntando al techo.

 

Curro lo agitaba en el aire, como invitándome a participar de tal manjar.

 

Yo le sonreí

 

Mi primo me hizo un gesto con la mano pidiéndome silencio y implorándome que me acercara.

 

Apagamos la luz justo unos segundos después de que comenzara a lengüetear la punta de su capullo. Entonces completamente en silencio me comí ese enorme pollón por segunda vez.

 

Estaba salado, pero su polla sabía riquísima. Era la polla de un macho, un semental de pueblo que goza preñando a las hembras.

 

-¡Como la comes, primito!- murmuró entre gemidos.

 

-¡Córrete ya!- Le imploré yo mientras mamaba de su rabo

 

Estaba tardando tanto en venirse el cabrón que yo ya tenía los ojos casi vencidos por el sueño, pero una enorme y dura polla en mi boca me impedía conciliarlo.

 

Harto de notar cómo le comía polla me hizo girarme en la cama

 

Pensaba que al menos el se metería la mía en su boca y a pesar de no haber hecho nunca tal cochinada, empezaría a chupármela.

Pero apartó mi dura polla con un manotazo y me forzó para que colocara mis piernas bien abiertas.

 

Una mamada a mi pene hubiera sido un adecuado gesto de cortesía por mis dedicados servicios orales, pero en lugar de eso me forzó para que abriera las piernas y colocando sus dedos en mi ojete comenzó a presionar.

 

Al menos se había chupado el dedo, el más gordo, con el que empezó a horadar en mi gruta.

 

El dedo entró

 

Yo gemí

 

Pero un manotazo en mi nuca me mandó callar.

 

Resignado volví a comer polla mientras notaba como con cierta curiosidad me acariciaba, con los dedos que tenía fuera, mi dilatada entrada anal.

 

Otro de sus dedos fue introducido, con cierto dolor.  Pero no chillé ni gemí pues su polla acallaba cualquiera de mis protestas.

 

Suspiró al notar como mi culo apretaba con fuerza esos dos dedos invasores y me giré para advertirle de que lo que pretendía hacer era algo imposible.

 

-No puedes hacerlo… Nos van a oír

 

-Schhhhhhhhh, me dijo a la vez que volvía a reconducir su chorreante nabo hasta mi boca

 

Seguí mamando pero a la vez notaba como mi ojete iba siendo forzado a tragarse con cierta fluidez y ayudado por sus salivazos esos dedos invasores.

 

-Quiero clavarte mi polla, primo.

 

Lo miré, pero estábamos a oscuras y todavía tenía dos de sus dedos metidos dentro de mi palpitante ojete.

 

Pajee un poco su chorreante polla y el volvió a dedearme el dilatado ano.

 

Tuve entonces que decidir, o me reventaba el culo con su enorme polla o finalmente me lo rompería Curro, con la brusquedad de su mano al intentar dilatarme el ano

 

-Tendremos que hacerlo en el suelo, los muelles de la cama crujen un poco- le susurré sin dejar de pajearlo.

 

Bajamos de la cama y guiado por mis manos lo tumbe en el frio suelo.

 

Murmuró algo pero puse mi mano en su boca para acallarlo.

 

La otra la use para agarrar su nabo y colocarlo en la entrada de mi ojete.

 

Me deje caer y mi culo se abrió sin más. Estaba demasiado dilatado ya como para andar con remilgos.

El culo me ardía pero conocía esa sensación.

Solo debía esperar un poco, con ese enorme pollón metido hasta casi la mitad antes de seguir bajando.

Mordí mis labios para reprimir los gemidos de placer que intentaban salir por mi boca.

Respiré hondo y me deje caer. Otro tramo de polla fue convenientemente alojado.

Curro por su parte me agarraba de las caderas, clavándome las uñas y pidiéndome que no dejara de autoencularme con su enorme tranca.

Me agarre los cachetes e  hice la última bajada.

Su gorda y larga polla había encontrado el hospedaje que requería.

Sus gordos y peludos huevos descansaban en los alrededores de mi invadido ojete.

Sentí como en la subida me alejaba lentamente de ellos, pero me deje caer hasta hacer de nuevo tope.

Fueron diez minutos gloriosos que mi culo no olvidara nunca.

Si llegan a ver mis padres tan dastenca y viciosa escena se mueren allí mismo.

Su pequeñín saltando lleno de alegría sobre su desnudo primo, a la vez enculado por un pollón enorme, mordiéndose los labios para evitar gemir.

Mientras su invitado, el primo recién llegado del pueblo, con cara de pánfilo dejándose hacer notando como su rabo se introduce rítmicamente dentro de esa caliente y estrecha gruta. Sintiendo como las paredes del ano presionan su polla por todos lados, intentando extraer el jugo espeso y caliente que esos huevos peludos producen.

Me dejó bien preñado con su semen.

Mi culo llegó a quejarse al verse liberado de semejante mástil y con sonoros pedos expulsaba parte del líquido.

Ambos reímos, Curro murmuró.

-¿Mañana lo repetimos?

-Sí, le conteste mientras me dejaba caer rendido sobre su desnudo cuerpo para besarlo

-Voy a follarte todos los días, primo.

-Mi hermano Pau viene de permiso el fin de semana- Le dije yo después de recordar lo que mama me había comentado durante la cena.

-¡Entonces el Domingo, cuando tus padres se vayan a misa, os follaré a los dos!