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La sorpresa del Roscón de Reyes

en Gays

La gente entrada y salía de los baños del restaurante con una velocidad increíble.  Mientras tanto las dos personas que ocupaban los dos últimos urinarios seguían sin ni siquiera cruzarse una mirada.

El jóven no necesitaba echar un vistazo a la polla que sostenía el hombre que meaba junto a él,  ya que estaba acostumbrado a verla mucho más cerca.

Escaleras arriba de esos aseos estaba el restaurante en el que manteniendo siempre las  distancias, sus miradas se habían cruzado en un par de ocasiones.

Juanito comía con su madre y el novio de esta en una suerte de comida familiar, mientras que el hombre que meaba junto a él lo había estado haciendo con su esposa y otra pareja.

Cuando salió por la puerta el último hombre que permanecía en el aseo. Juanito volvió a escuchar por primera vez en mucho tiempo la voz del macho.

Hola Juanito,  ¿Cómo te va?

Los ojos del muchacho se habían dirigido directamente a la  polla que el hombre sostenía entre las manos.  Las últimas gotas de orina salían salpicando las paredes del baño.  Una polla durísima como una piedra era la responsable de que esas gotas de líquido salieran disparadas de esa forma.

La mano del joven se introdujo en el urinario de al lado para agarrar ese pollón. El peso de la barra de carne lo sorprendió gratamente mientras sus ojos se dirigían hacia la puerta. 

Las azuladas venas que recorrían la polla respondieron al contacto bombeando más sangre dentro del rabo. El rojizo capullo se mantenía igual de firme.  Recordaba con nostalgía como esa ranura que lo coronaba había escupido con fuerza dentro de su boca los últimos lefazos que había podido probar de ese semental ahora vestido con traje y corbata.

★★★

Las miradas de esas dos mujeres en ese restaurante se habían cruzado con desprecio.  Los ojos de la mejor vestida lo habían hecho para recordarle a la otra que ese no era un lugar para alguien incapaz de pagarse el cubierto.

Los de la otra lo hicieron para recordarle que ella podía estar allí el tiempo que quisiera.  Recordaba como casi la había echado de su casa a empujones sin darle la explicación que había ido a pedirle.  De la noche a la mañana le había dicho que dejara de ir a limpiar a su casa y quería saber el porqué.

No pudo sostenerle a la viuda la mirada por mucho más tiempo, tampoco tuvo el valor para mirar al hijo que la acompañaba en la mesa.  ¡Realmente él tenía la culpa de todo!

★★★

La puerta del último retrete se cerró dando un golpe. El hombre y el muchacho se habían encerrado en su interior antes de que alguien más viniera a perturbar el sobeteo al duro  pollón que Juanito sostenía entre las manos.

Las piernas del chico se habían doblado, hasta notar como el olor de ese rabo entraba en sus fosas nasales. La lengua salió en busca del palpitante capullo para recoger en el lento recorrido una gotas de liquido de intenso sabor.

¡La leche de ese macho sabía igual de buena!. ¡Su boca empezó a salivar de deseo y comenzó a engullirse la polla!. Cuando el capullo hizo tope en su garganta decidió no parar. Sus manos se agarraron con fuerza al culo del hombre y ahuecando la garganta todo lo que pudo continuo tragando polla. El asta se iba doblando y la traqueotomía continuaba. Ninguno de los dos respiraba. ¡El hombre por qué no podía creer lo que veían sus ojos! ¡El jóven porque sencillamente  no podía hacerlo con esa cosa ahogándolo! Con ese enorme pollón engullido hasta la base el chico babeaba. Su saliva se depositaba sobre el duro tronco y empezaba a caer al suelo, tras deslizarse por la barbilla.

Empezó a sacarla y vio como sus ojos se recuperaban, pero a mitad de camino volvió a engullirla hasta la base. ¡Sabía que no tenía mucho tiempo! Los dos debían volver al restaurante y esa era la forma más rápida que tenía para lubricar ese rabo antes de que lo ensartaran con él en el interior de ese retrete.

★★★

La mujer mantenía una conversación con la pareja que la acompañaba pero estaba nerviosa. ¿Dónde estaba su marido? …¿por qué no regresaba? …

En la mesa también faltaba el muchacho.

La madre de Juanito seguía mirándola. ¿Por qué insistes en seguir mirando? …¿por qué no me cuentas la verdad?... ¿Es por culpa de Juanito? …¿Lo pillaste robando en tu casa verdad?

★★★

Lo único que Juanito robaba en casa de ese matrimonio era la lefa de ese hombre. ¡Ahora lo estaba volviendo a hacer! …encerrado en un baño con ese tío que le triplicaba la edad y le doblaba en tamaño.

¡El culo se iba abriendo y la enorme polla iba entrando!.

¡Recuperando lo que durante mucho tiempo fue su territorio de tránsito!

Las manos se apoyaban contra la puerta mientras las uñas intentaban clavarse en esta. ¡No podía gritar, no podía gemir, no podía hablar! …¡Estaba atrapado entre una polla que lo atravesaba y una puerta de madera que le bloqueaba la única salida!

Miro al suelo, a la altura de sus tobillos reposaban sus calzoncillos junto a los pantalones bajados. ¡Como los echaba en falta! …¡cuando se la clavaba en su casa el banquero le dejaba morderlos para evitar que sus gemidos se oyeran en todo el vecindario!

★★★

Le encantaba morder la tela y notar como los jugos de su propia polla llegaban a sus papilas. En casa se pajeaba y siempre se corría en el interior. Los gallumbos comprados en el mercadillo acababan dando de si pero a él no le importaba. Le encantaba pajearse con ellos puestos mientras su mano se agitaba con frenesí haciendo que el tejido fuera cediendo. El joven capullo se iba rozando con las hebras de hilo hasta no poder aguantarlo más, la leche empezaba a brotar y una mancha empezaba a humedecerlos. El blanco líquido terminaría amarilleando la tela, pero eso pasaría al día siguiente…¡ahora solo pensaba en la corrida! …¡en el gustazo que esa paja le acaba de dar!.

Dormía como un lirón con los calzoncillos mojados sabiendo que al día siguiente se pasaría por casa del banquero para terminar mordiéndolos como un loco cuando lo penetraran.

Con estas pajas lograba que se concentrara el sabor. Al día siguiente sus calzoncillos sabrían a lefa.

¡Le encantaba, no podía evitar ser un guarro! …¡un cochino vicioso!

★★★

La mujer del banquero había pasado ya por esto y no quería que algo parecido volviera a suceder. Su padre había sido chantajeado por una sirvienta a la que dejo preñada.

En su adolescencia tuvo que pasar por la vergüenza de enterarse que tenía un hermanastro de casi su misma edad. ¡No quería que su marido le hiciera pasar por algo similar y cuando vio los calzoncillos del adolescente en el despacho decidió tomar medidas al respecto!

Reconocía en el cabrón de su marido la inteligencia de este. ¡Al menos Juanito no podría quedar preñado! …¿pero y si lo desgarraba? …¡Sabía que la polla de su marido no era normal! …¡Era demasiado grande! …¡Enorme! …¡si follaba con ese crio,… acabarían teniendo problemas!

Benito le conto que solo se habían hecho alguna paja. Que un día entro en el despacho y lo sorprendió masturbándose. Le hablo del sexo, … como es normal… contesto a las preguntas del adolescente sobre la masturbación.

¡Lo tranquilizo y le dijo que las palabras del cura no tenían porque atemorizarlo! …¡no le iban a salir granos por masturbarse y tampoco se iba a quedar ciego!

Le reconoció a su esposa que alguna vez le había enseñado su polla ante la insistencia del chico. ¡Quería ver una polla adulta!, le había dicho ese cochino …La suya estaba creciendo y quería ver cómo se quedaría al final de la pubertad …También le contó que posiblemente alguna vez, le había dejado que se la tocara y que en alguna ocasión  hasta le habría hecho una paja.

¡Pero que no debía preocuparse que esas cosas entre hombres a veces sucedían sin más! ¡Que el chico nunca contaría nada si él se lo pedía!

¿Pero y si no era así? …¿y si finalmente el chico, era un cochino vicioso, que acabaría queriendo saber más?...¿su marido  se negaría  a complacerlo? …¿Qué pasaría si su esposo se follaba al crio?... ¿Qué pensaría la viuda al enterarse?

★★★

¡Benito siempre hacia lo que ese crio le pedía! …¡Lo tenía loco de deseo desde el mismo momento que lo había vuelto a ver en el restaurante siete meses después de su último encuentro!

¡Si quería polla,… allí la tenía!

…¿por el culo? …¡Sin problema!

…¡En ello estaba ahora mismo!

Las embestidas de ese hombre contra su culo parecían no tener final.  Juanito miraba las pintadas de la puerta en las que numerosos maricones como él prometían discreción.

Por unos instantes pensó que lo mejor sería empezar a gritar, esperando que alguno de esos pasos que oía al otro lado de la puerta viniera a socorrerlo a explicarle a ese hombre que lo follaba que esa no era la mejor forma de celebrar el reencuentro.

Si gritaba es posible que los chillidos llegaran hasta el salón donde su madre y la esposa de ese hombre permanecían ajenas a todo.

Volvió a leer entre las pintadas. Un culete tragón prometía no dejar descontento al que lo llamara para quedar. Buscaba pollones, así lo dejo escrito para siempre con un bolígrafo “bic” de color azul.  A su lado un teléfono.  Eso sí que era correr riesgos en aquellos tiempos en los que nadie se atrevía a salir del armario.

¡Pero el hombre de las pintadas no había tenido suerte!

¡El si la había tenido!... ¡se había vuelto a encontrar con esa polla que lo volvía loco!

Instintivamente su mano fue hasta su polla que se agitaba dura siguiendo el ritmo de las embestidas y empezó a pajearse. Pensaba en los hombres que se la habrían machacado allí con anterioridad. Leyendo esas pintadas, fantaseando con ser obsequiados con una polla como la que lo taladraba en esos instantes.

La leche empezó a salir, a escupir en su mano, mientras notaba como su culo se contraía una vez tras otra. ¡Sabía que pronto el banquero se acabaría corriendo también y giro la cabeza suplicante!

El hombre se había apartado la corbata hacia atrás, para evitar mancharla con los jugos que estaba a punto de soltar. Sus lenguas se encontraron y su polla seguía escupiendo leche. El semen caía sobre su ropa.

¡La mejor ropa que tenía!... ¡no podía dejar que los lefazos del hombre la mancharan todavía más!

¡Córrete dentro! Le ordeno al macho mientras escuchaba una tos en el cubículo de al lado.

¡Le importaba ya una mierda si lo escuchaban o no! …¡Un cochino vicioso como él no podía prestar más atención de la debida a esos detalles!

El banquero fue obediente, su lefa empezó a quemarlo por dentro. La polla había salido hasta la mitad para ir introduciéndose con lentitud. Por el camino iba escupiendo leche y mas leche. ¡Toda dentro!

…¡El semental cumplía a rajatabla con las ordenes que le habían dado!

★★★

En el restaurante lo esperaba una mesa casi vacía. Su padrastro, cortaba el roscón de reyes, aprovechando que su madre se había levantado para ir "un momento" al aseo.

Juanito todavía venia, algo zombi. El banquero no se había despedido de él, después de correrse se había arreglado el tipo rápidamente y apartándolo hacía un lado lo había dejado allí con las piernas echadas hacía atrás, con el culo levantado hasta la altura idónea para la penetración y el ojete escupiendo lefa.

Su mano oprimía la puerta mientras el papel higiénico arrastraba la leche, ...

¡Empapándose en el líquido ...que ese ojete no dejaba de escupir!.

El hombre del cubículo de al lado salió casi a la vez que él. Era evidente que se acaba de hacer un buen pajote mientras los oía follar. ¡Andaba como lo hacen todos los hombres despues de correrse! ...¡con las piernas algo abiertas! ... Tenía pinta de camionero.

¡El andaba como todos los tios a los que acaban de encular! ...¡con las piernas arqueadas, como si se acabara de bajar del caballo!

Mientras se lavaban las manos vio la sonrisa maliciosa del hombre en el espejo. Sus ojos se dirigieron al paquete y encontró un bulto en reposo. El camionero se había corrido ayudado con el espectáculo sonoro.

★★★

¡Tu madre quiere que sepas que nos vamos a vivir juntos!

¿Quién los cuatro? Pregunté yo en estado casi de shock.

¡No los tres! …¡Si tú quieres claro! Me dijo mi padrastro mientras se limpiaba en la servilleta la nata que se le había pegado en el dedo al cortar el roscón.

¡Eso se chupa, no se limpia! Pensé yo mientras le miraba las gordas y callosas manos llenas de nata.

¡Prefiero quedarme con la abuela! Atiné a decir mientras me armaba de valor para mirar por unos segundos a la mesa del banquero.

Se estaban poniendo los abrigos al parecer ellos no tomarían postre. ¡Miré de nuevo esperando algún gesto en el hombre que me dijera que aquello volvería a suceder, que no era algo pasajero, pero el hombre parecía haberse olvidado por completo de mi presencia!

Mi madre se sentó nerviosa en la mesa, quería saber si ya habíamos hablado lo que teníamos que hablar o necesitaba más tiempo para asimilarlo.

Mi padrastro le hizo un gesto con la mirada mientras nos invitaba a probar el roscón. El también estaba nervioso parecía estar esperando algo.

¡Mi madre encontró algo duro entre la nata! …¡Lo saco, iba envuelto en un plástico!

¿un anillo? Preguntó mientras miraba a su amante con deseo.

¡Si!, le dije yo mientras apartaba hacia un lado, algo duro envuelto en papel de aluminio. ¡a mí me ha tocado el haba!  

 

EPILOGO:

Dos días después llamaron al timbre de casa. ¡No esperaba visitas! Mi madre se había llevado a la abuela al cementerio para darle la misma noticia que me habían dado a mí en el restaurante mientras me atiborraba a … comida.

Benito sostenía en las manos varias bolsas llenas de comics. ¡No hizo falta preguntarle si su mujer sabía algo de eso, porque era evidente que acababa de hacerlo motu proprio!

¿Estás solo? Me preguntó mientras me miraba

¡Era evidente que sabía que acaban de salir de casa! …¿Cuánto tiempo llevaba esperando a que se fueran? …¿desde cuándo sabía donde vivía?

Abrí la puerta para ver como se colaba dentro como un ladrón que va en busca del botín.

Arrojó las bolsas al sillón mientras me decía. ¿Dónde podemos…?

¡Hacía algo de frio allí arriba pero era el lugar más discreto del que disponía!...¡Si mi madre y mi abuela volvían pronto a casa no podían pillarme siendo enculado en el sofá de casa!

¡Me costó un mundo convencerla de que era mejor que viviera con la abuela!

¡Era un muchacho serio y responsable! …¡que te vean mamando un rabo de dimensiones descomunales no creo que sea la mejor forma de demostrarlo!

¡Me baje los pantalones lo justo como para dejar mi culo al aire! …¡Me arrodille sobre el viejo colchón de lana y apoyé la cabeza en la tela mientras miraba hacía atrás!

Benito recorría con la mirada la estancia, mientras pensaba que ese lugar lleno de polvo y telarañas no era el lugar mas adecuado para alguien de su clase social.

¿Follamos o qué? Le pregunté yo al ver que no se decidía.

El tampoco se quito la ropa, se limito a sacársela por la bragueta y apuntar con el duro capullo hacía mi entrada trasera. En cuatro o cinco empujones logré tragármela entera.

¡Con un poco más de práctica volvería a poder hacerlo en un par de ellos! …¡ahora que mamá se iba de casa estoy seguro de que pronto podría llegar a lograrlo!

Mi boca mordía por primera vez el colchón y el polvo me entro en las narices, provocándome la tos. ¡Benito no paro a socorrerme siguió a lo suyo! …Apenas teníamos tiempo y debíamos hacerlo rápido

Pensé de nuevo en su mujer. Siempre que me follaba no podía dejar de pensar en lo mucho que se perdía por tenerle a pan y agua desde el incidente de los calzoncillos.

¡No sabía la pobre que eso era peor! …¡Al final acabaría dando con un cochino vicioso que haría por ella lo que su marido necesitaba!

¡La suerte que tuve es que el cochino vicioso con el que Benito se encontró, había vuelto a ser yo!

*FIN*

  

NOTA DEL AUTOR: Aprovecho también este relato número trece para agradecer los comentarios de los fans incondicionales como Karl, nomad09,  hasret, jadoy, FelinoAlbino o elbotija10.

También a los que se han molestado a comentar aunque solo sea una vez como mathiasg24, Maleguen, Alber56, Daniel Williamsom, 2manos2pies1, kalziferDx, osotecaliente o Martin Crosas

Como os he dicho muchas veces con vuestros comentarios me animo a seguir narrando y algunos hasta me inspiran derivadas de una historia ya contada. Este relato por ejemplo surje de uno de ellos.