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La revista

en Gays

★  ★  ★  [El pervertido]

 

Siempre que salía del colegio, lo hacía con un hambre horrible, me hubiera comido cualquier cosa que me hubieran ofrecido sin pararme siquiera a pensar en si ese caramelo pudiera llevar o no alguna clase de veneno.

 

Ya sabéis,… cuando eres pequeño siempre te advierten de que tengas cuidado con los desconocidos y que nunca cojas algo que te ofrezca un extraño.

 

Nunca me encontré con nadie que me ofreciera tal cosa pero os aseguro que si en ese instante me hubieran ofrecido algo me lo hubiera tragado de un solo bocado.

 

Cuando llegaba a casa calentaba la comida, si es que realmente me apetecía aquello que mi madre había preparado para mí, y después me encerraba en mi habitación para desnudarme y tirarme sobre la cama.

 

Estaba acostumbrado a echarme la siesta sabiendo que nadie me despertaría hasta bien entrada la tarde.

 

Pero antes de dormirme me gustaba acariciar mi pene.

 

Este por una extraña reacción que en esos momentos era incapaz de explicar se ponía duro, mucho más duro de lo que se llegaba a poner cuando me entraban ganas de orinar.

 

Sí,…, he de contároslo,  aunque mis padres no lo supieran,  me tocaba, …me gustaba hacerlo y a ello dedicaba todo el tiempo del que disponía.

 

(Que en aquellos tiempos era mucho)

 

Hablando con otros, en el colegio, aprendí que a esos actos de tocamientos impropios en un adolescente se los llamaba:

 

 “Pajas”

 

¿No creéis que sea esta, una bonita palabra?

 

Tan placentera,…

 

Incapaz de lograr que tengas algo de autocontrol cuando empiezas a hacértelas…

 

Con ese final tan sucio, en el que notas como tu pene se eriza de una forma espasmódica,… escupiendo ese liquido blanquinoso que mancha todo.

 

Pegajoso, hasta el punto de resbalarse por tus juveniles dedos, haciendo que tu curiosidad siga creciendo hasta llegar hasta límites más que insospechados.

 

-¿Lo habéis Probado?

 

 

-¿Al semen me refiero?

 

-¡Las pajas ya sé que os las hacéis!...

 

¡Todo el mundo se la machaca, se la menea, se masturba, se la pela...!

 

¡Oh, este placer tiene tantos nombres,… todos tan bonitos…y tan llenos de vicio y de placer!

 

¡A mí me encanta!,… (Vuelvo a hablaros del semen, el esperma, la leche, o de la lefa o …cómo mas os plazca llamar a esa sustancia tan viscosa)

 

No sé porqué pero me gusta verlo salir por mi polla. Ver como mancha mi mano y antes de ver como se derrama  o termina manchando las impolutas sábanas de mi cama, lo llevo hasta mi boca donde dedo a dedo, comienzo a relamerlo.

 

Me encanta ese raro sabor,…

 

“¡No!,…  no sabe a leche”

 

“¡No se porqué lo llaman así también!”

 

“¡Quizás sea por el color!”

 

“¡Es increíble que algo tan blanco te haga sentir tan sucio!”

 

“¡Soy un pervertido, lo sé!... ¡Pero me encanta hacerme una paja, para justo después de haberme corrido, engullirme con cierta glotonería mi propio semen!”

 

★  ★  ★  [Ryder]

 

El siguiente paso que habría de dar en mi cochina y sucia vida de pajillero sin control, llego casi por casualidad, fruto de algo que fui incapaz de controlar.

 

“El deseo, y las ganas de ver otras pollas que no fueran la mía”

 

“¡No penséis mal de mí!”

 

Yo era demasiado inocente como para saber dónde y cómo debía buscarlas, pero esas pollas vinieron a mí.

 

“Tal vez estemos predestinados a obtener de una forma u otra lo que deseamos”

 

En ese parque había un quiosco, vendían chucherías, juguetes (si es que podías permitirte el lujo de pagar por ellos un precio excesivo), también periódicos y revistas de todas las temáticas posibles…

 

“¡Sí,… lo habéis adivinado!”

 

En ese parque también había revistas de sexo…

 

Una de ellas,…

 

“¡No sé muy bien cómo explicarlo!”

 

Tenía,…

 

Un motorista completamente desnudo en su portada.

 

“¿Qué cómo se que era un motorista?”

 

¡Porque lo sé!,… ese hombre que se mostraba sin ropa alguna llevaba el rostro cubierto con un casco de moto.

 

¿Su edad?

 

¿Qué importa eso?

 

¡Su polla era lo que más llamaba mi atención! …Por eso cada vez que pasaba por ese parque, aun teniendo que dar un gran rodeo, pues ese parque no estaba en el camino habitual hacía la que era mi casa, me paraba delante de ese expositor. Algunos de esos ejemplares estaban amarilleados por el sol, otros apenas tenían tiempo para perder el color.

 

Por suerte para mi ese motorista siempre estaba allí.

 

Desnudo,…

 

Mirándome,…

 

(Sé que lo hacía aunque no pudiera verle los ojos a través de ese casco de moto con el cristal tintado)

 

Ese hombre,… estaba deseando que algún día tuviera la edad suficiente para poder comprar esa revista.

 

Me pajearía con ella entre mis manos de la misma forma en la que lo había hecho cuando solo fantaseaba con el mero recuerdo de esa imagen.

 

Le puse hasta un nombre a ese tipo de pecho rasurado, alto y fuerte musculado, con ese pollón descomunal en el que se resaltaban esas marcadas venas azuladas.

 

“¡Lo llamaba Ryder!”

 

Él era el gran protagonista de mis pajas y en su honor engullí grandes cantidades del semen derramado por mis más que productivas pelotas.

 

★  ★  ★  [El regalo]

 

Yo era un jovencito bastante crecidito para tener la edad que tenía, el pelo castaño y los ojos marrones, (guapo según mi madre), de piel morena.

 

“¡Le hubiera gustado a cualquier chica!”

 

(Posiblemente alguna ya estuviera colada por mí)

 

No sé porque lo hice, aquello fue una auténtica locura.

 

El hombre del quiosco recogía las revistas y los periódicos atándolos con cuerdas cuando me acerqué hasta él.

 

Me miró durante unos segundos y se dio la vuelta ignorándome.

 

-¿Te he hecho una pregunta?-Le contesté molesto

 

El hombre se volvió a girar. Me miró confuso, pero se negó a contestarme.

 

-Necesito comprar una de las revistas que había en el expositor de detrás. ¡Es para regalársela a mi hermano!-Volví a insistir.

 

Me miró de nuevo y luego miró hacía el parque,… como buscando a alguien en su mirada.

 

-¿Esta aquí tu hermano?-Me preguntó.

 

-No,…si me viera comprársela no sería un regalo.

 

-¿Qué revista es?

 

-¡De motos!-Le dije yo al ver cómo sin saber cómo había logrado convencerlo para que me vendiera una revista de adultos a alguien como yo.

 

-¿De motos?

 

-¡Si de motos!

 

-¿En el expositor de detrás?-Me preguntó confuso.

 

-¡Si estaba ahí la última vez que la vi!

 

-Siento decepcionarte chico, pero esa revista no es de motos.

 

(Hizo una pausa antes de contestarme)

 

- Es una revista de hombres… para hombres… ¿No sé si me entiendes?

 

-¿La tienes?-Le pregunté mientras le enseñaba un billete extraído de la cartera de mi padre.

 

-¿De dónde has sacado ese billete?-Me preguntó

 

-Es de mis ahorros. Llevo ahorrando un tiempo para poder comprármela…-Me di cuenta del tremendo error que había en mi frase y lo maticé

 

-Para poder comprársela.

 

(Me miró durante unos instantes, antes de volver a hablar)

 

-Lo siento,…pero no puedo ayudarte.

 

-¿La has vendido?

 

-¡No!-Me dijo mientras terminaba de atar el montón de periódicos y lo colocaba dentro de una caja metálica en la que los muchachos del reparto dejaban y retiraban la prensa diaria.

 

-¿Entonces la tienes?-Le pregunte esperanzado.

 

-Técnicamente tampoco

 

-¿Qué quiere decir que técnicamente tampoco?-Le pregunté yo haciéndole saber que esta vez el que estaba confundido era yo.

 

-Esta para devolución. Cuándo una revista no se vende durante un tiempo la tengo que retirar y enviar en el momento que se me reclama…tu revista,… bueno la revista que quieres para reglársela a tu hermano, esta para devolución

 

-Si no se la envío… Me la cobran

 

-¿Entonces todavía puedo comprártela?-Le dije esperanzado.

 

-No,…

 

-Te la pagaría,… ¿Qué más te da si te la cobran o no?

 

-Soy un tío serio. No me gusta hacer tachones ni ralladuras en los papeles. Esa revista está para devolver y eso es lo que haré con ella.

 

-Seguro que no es la primera vez que vendes una revista de las que tienes para devolución.

 

-Sí, pero sería la primera vez que hago un tachón en el apartado de revistas de adultos. ¿Qué quieres que piensen de mí los de la editorial?... (Hizo un breve silencio antes de contestar)… ¡Yo no soy un pervertido!

 

★  ★  ★  [Dentro]

 

Finalmente y no sé cómo logré convencerlo.

 

La conversación se había sucedido durante unos interminables minutos en los que yo no dejaba de insistir y el no paraba de negarse

 

Estaba dentro de ese reducido espacio en el que el hombre esperaba cada día a que alguien se acercara para venderle el periódico o cualquier otra cosa.

 

Había un ventilador girando en el suelo y bastante poca luz, por lo que la dificultad para encontrar lo que buscaba se acrecentaba notablemente.

 

Estaba rebuscando entre el enorme fajo de revistas que había para devolver, sin lograr dar con la revista en la que Ryder me esperaba con la polla al aire.

 

Tenía más que pensado lo que iba a decir cuando ese hombre viera que la revista de motos de la que le hablaba comenzaba con un hombre totalmente desnudo en su portada.

 

Aunque en cierto modo el ya sabía que esa revista era para maricones (como yo), pero mientras el no supiera que esa revista era para mí no tendría nada de lo que tener miedo.

 

El tipo del quiosco ajeno a mi nerviosismo me miraba el culo.

 

Se sobaba también discretamente el paquete que iba creciendo bajo su pantalón vaquero,…pensaba también en alguna forma de lograr que ese muchacho insolente le comiera la polla.

 

“Tal vez la chupara bien, aunque en esos momentos yo no tenía mucha pinta de ser un comepollas”

 

“Pero en realidad,… ¿quién la tiene?”

 

(Los dos permanecíamos en silencio allí dentro y la tensión se mascaba en el ambiente)

 

El hombre de esa revista era el primer tío al que había visto desnudo y yo no podía dejar que la burocracia que gobierna en los quioscos de prensa, lo alejara de mí para siempre.

 

Me tocó del hombro y miró por encima de este mientras yo seguía rebuscando en el fajo de prensa.

 

-Tengo que cerrar ya. El parque cierra sus puertas a las ocho-Me dijo.

 

-La encontraré enseguida.-Insistí

 

-Tómate el tiempo que necesites, yo voy a seguir recogiendo el puesto. Cuando la encuentres me la pagas y te vas. Ese era el trato, ¿verdad?

 

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al notarlo tan pegado a mí

 

Su cuerpo estaba tan cerca del mío que notaba cada parte de su voluminosa anatomía rozándose conmigo.

 

Me ruboricé pero por suerte estaba de espaldas a él.

 

-Si esta aquí como me has dicho la encontraré. Después solo tendré que saltar la verja para poder salir del parque.

 

-¡Lo tienes todo muy bien planeado!...Seguro que tu hermano sabe agradecerte muy bien las molestias que te tomas en conseguir lo que el quiere

 

No podía verme como me gustaba notar cómo me susurraba en la oreja con esa varonil voz.

 

(Por suerte)

 

-Me quedan solo unas veinte por revisar,... después me iré-Parecí decirme a mí mismo

 

(El quiosquero se había acercado tanto a mi cuerpo que prácticamente lo había tenido a su completa disposición, juraría que hasta me había acariciado además del hombro y la espalda mi culo, pero cómo poder afirmar eso cuando nunca antes nadie te había tocado ninguna parte del cuerpo)

 

Por suerte me dejo allí dentro, rebuscando inútilmente entre esos cientos de revistas. Con una ligera erección bajo mis calzoncillos y sin pensar en que cuanto le diera ese billete a ese hombre para que se cobrara tendría un problema en casa cuando mi padre descubriera que se lo había sisado de su cartera.

 

★  ★  ★  [El cierre]

 

-El parque ha cerrado ya.-Me dijo cuando entró con el ultimo fardo para colocarlo en una de las estanterías de hierro.

 

(Parecía haber un cierto tono de alivio en sus palabras aunque en ese momento pensé que me estaba urgiendo a terminar con la búsqueda)

 

-¡Aquí no está!-Le dije totalmente desesperado.

 

-¿Has mirado bien?

 

-Sí, sí,… ¡Solo he visto revistas de coches pero no hay ninguna de motos!

 

-¿Estás seguro de que era de motos?

 

En ese montón pongo todas las revistas que van de esa temática.

 

Entre ese tío y yo mismo solo había una única salida. La tenía justo detrás de él. Había bajado la gran ventana por la que distribuía los ejemplares y cerrado la puerta principal, casi completamente a oscuras me miraba con insistencia, de no ser por esa pequeña bombilla que iluminaba con cierta torpeza el reducido recinto no lo hubiera visto como se aproximaba  hasta donde yo estaba.

 

-Dime la verdad. Esa revista no está ahí porque no es de motos… buscas una de maricones

 

-No, no,… ¡es de motos!… ¡Salía un motociclista en la portada!

 

-¡Las revistas que buscas no están en ese montón!...Las guardo en otro lugar

 

-¿En cuál?-Le pregunté molesto al ver como había jugado con mi precioso tiempo durante casi media hora.

 

-¿Seguro que no tienes curiosidad por ver que imágenes guarda dentro?

 

-Es para un regalo-volví a insistir.

 

-Cuando la encontremos, puedes quedarte un rato para  ver esas fotos... Solo antes de que se la regales a…tu primo-matizó

 

-No,… es para él. Ya te he dicho que me la ha encargado.

 

Estaba desesperado pensando en que podría tirarme otra media hora de discusión dialéctica, pero me quedé helado al ver como se desprendía de la camiseta y me mostraba un pecho desnudo y cubierto de vello.

 

-Debo cambiarme de ropa antes de irme. ¿No te importa verdad?

 

-No, no.

 

Hizo el intento de dejar su sudada camiseta en una de las estanterías pero antes de hacerlo me la entregó junto a un fajo más pequeño de revistas.

 

-Busca por aquí, quizás tengas más suerte.

 

En ese montón de cinco o seis revistas halle lo que buscaba. Ryder se mostró desnudo ante mí después de pasar dos o tres de ellas.

 

(Me quede mudo, con esa revista en mis manos, sin saber que decir pues nunca antes había estado tan cerca de mi)

 

-Te gustan los hombres, ¿verdad?

 

-Noooo

 

-No me engañes.

 

-Se que llevas un tiempo mirando esas revistas de ahí detrás. Nunca pensé que te gustaran las de esta temática en concreto.

 

-No me gustan… es para un…

 

-¡Si ya sé que es para un regalo!... aunque, hablando de eso mismo... ¡Yo sí que podría hacerte un regalo!...podría regalarte esa revista.

 

★  ★  ★  [El trato]

 

No me costó quedarme en calzoncillos delante del quiosquero.

 

(Al fin y al cabo el lo había hecho en primer lugar)

 

Mi cuerpo al lado del suyo era una mera anécdota.

 

No sé porque lo hice y al verlo de esa forma tan cerca de mí me lo imagine con un casco de moto puesto en la cabeza.

 

Me negué a pensar en que ese hombre pudiera estar más bueno que el motorista que me miraba decepcionado desde una de las estanterías.

 

Estaba a punto de cometer mi primera infidelidad con un hombre.

 

Tanto tiempo pensando en Ryder, haciéndome pajas con esa sola imagen y ahora estaba dispuesto a pajearme con un desconocido, al que ni quiera le había visto la polla.

 

-¿Dónde quieres que te la haga?

 

-¡Donde quieras!... ¡Ya ves que esto no es el “Palace” precisamente,… no hay mucho espacio!

 

Trague saliva

 

(El guardó silencio)

 

-¡Solo una paja!-Le dije yo antes de arrodillarme delante de su abultadísimo calzoncillo.

 

-No pienso a obligarte a hacer nada que no quieras.-Murmuró al ver como mi temblorosa mano se posaba sobre ese paquete para apretarlo con fuerza.

 

-Está muy dura.

 

-Siiiii

 

-¡Qué caliente la tienes!

 

(Se rió de forma sonora)

 

-Claro está mucho más caliente que cualquiera de esos actores a los que admiras tanto. ¿Sabes que a algunos de esos tipos los tienen que ayudar para que se empalmen?

 

El maravilloso e idealizado mundo del porno estaba a punto de caer como un castillo de naipes, en el interior de ese quiosco, pero en lugar de dejarle que siguiera hablando dejé que fueran los calzoncillos de ese hombre los que se resbalaran hasta sus tobillos.

 

-Yo suelo quitarme toda la ropa cuando me la meneo-Le dije mientras le extraía los calzoncillos y me quedaba mirando a ese vergajo semi empalmado

 

-¡Hazlo como veas!

 

Su polla se agitó inundando con ese intenso perfume el ambiente

 

(Ninguno de los dos dijo nada)

 

-Puedes tocarla,… ¡te aseguro que no muerde!

 

Se la agarré. Con la otra mano también le cogí las dos pelotas que colgaban completamente cubiertas de vello.

 

-¡Es muy grande!

 

-Si

 

-¡También los huevos!

 

-Si

 

-¡Es muy gorda!

 

-Ya veo que mi rabo te está gustando.

 

-Es que nunca antes había visto así ninguna polla que no fuera la mía.

 

-¡Mientes!

 

-¿Por qué?

 

-Llevas meses parándote ahí detrás para ver a ese motorista empalmado.

 

-¡Si pero no es lo mismo, eso solo es una foto!

 

(Hubo un más que calculado silencio)

 

-¿Por qué no empiezas con la paja?

 

Animado se la agarré de nuevo y comencé a menearla bien despacio

 

Me encantó ver la elasticidad de esa piel con la que se cubría el capullo.

 

-Oh siii, que bueno.

 

-¿Te gusta?-Le pregunté indeciso.

 

-Sigue así y te hare un buen descuento

 

-¡Has dicho que me la ibas a regalar si te hacía una paja!-Le recriminé muy ofendido aunque sin saber muy bien porque no cesé en el meneo.

 

-Para que te la regale tendrás que chupármela

 

-¿Chupártela?

 

-Sí,… ¿nunca te has comido un helado?

 

-¡Cientos!

 

-¡Pues hazlo igual!... ¡Solo debes  lamer,… nunca morder!

 

(Lo miré en silencio, sin dejar de meneársela)

 

(El solo afirmó con la cabeza)

 

Me la metí en la boca pero el gusto no me agradó.

 

-¿Qué pasa?-Me preguntó mientras se la agarraba y volvía a introducirla con cierta dificultad dentro de mis reticentes labios

 

Me la saqué para contestarle:

 

-¡Sabe mal!

 

-¡Sabrá a polla!

 

-No, no es eso. ¡Pensaba que sabría mejor!

 

-¡Chupa y verás!

 

No entendía el porqué de tanta insistencia, pero agarrándome a sus peludas piernas comencé a mamar rabo como si me fuera la vida en ello.

 

-Oh sí que bueno.

 

(Decidí no hablar más porque si lo hacía dejaría de tener ese grueso y gustoso rabo dentro de mi boca)

 

-Te gusta… ¿verdad?-Me decía mientras se la sacaba y golpeaba en mi ansiosa lengua con el endurecido y rojizo capullo.

 

-¡Si me encanta!

 

(Volví a tragármela y comencé a chupar)

 

-Me voy a correr como sigas así.

 

-¿Tan pronto?-Le pregunté algo decepcionado-¡Yo suelo tardar más en correrme!

 

-Tú chúpamela y ya te diré yo cuando es buena hora para correrse

 

(Me la volvió a meter hasta que casi sus huevos me golpearon en la barbilla y comenzó a follarme la boca con fuerza)

 

-¡Pedazo de maricón estas hecho!

 

(Yo lo miraba con todo ese rabo ahogándome, pero sin dejar de chupar)

 

-No me negaras ahora que no te gustan las pollas, ¿eh?-Me dijo mientras me sujetaba de la nuca para mantener ese endurecido pollón bien dentro de mi garganta.

 

(Me vino una arcada, pero no dejó que me la sacara por completo)

 

Enfadado por su premeditado intento de ahogamiento, no le dejé que me quitara ese enorme pene y continúe mamando

 

-Para, para,… no querrás que esto termine yaaaaa, … ahhh siii maricon… ¡que boca tienes cabronnnnn!

 

(Apoyó una de las manos en una de paredes del quiosco y sujetándome con la otra de los pelos comenzó a agitarse)

 

Me follaba la boca haciendo que todo ese rabo chorreante se deslizara por ella con una actitud impropia de un recién invitado a ella.

 

Su semen saltó, golpeando en mi paladar una vez tras otra. Cayendo sobre mi lengua y haciendo que toda mi boca se llenara por completo.

 

Era para mí un absoluto desconocido, que me había puesto una piruleta en la boca.

 

No sabía cuan envenenado estaba su semen y cuanto me gustaría tragármelo.

 

“¡Pero me lo tragué!”

 

Relamí esa polla hasta dejarla bien limpia y sin un solo rastro de esperma.

 

También hubo de ver cómo me la sacaba del calzoncillo y me pajeaba frenéticamente arrodillado ante él hasta terminar derramando mi propia leche sobre mi lampiño abdomen.

 

-¡Eres una buena puta!-murmuró al ver como también recogía con los dedos mi propia leche para degustarla ante sus ojos.

 

★  ★  ★  [Epílogo]

 

 

Puede que en estos momentos penséis que ese hombre se aprovechó de mí.

 

Pero yo más bien lo veo al contrario ya que siempre fueron mis pasos los que me condujeron hasta ese quiosco del parque.

 

También fueron mis palabras las que le pidieron que me dejara comérsela aun cuando estaba el parque todavía abierto.

 

(Encontraba un extraño placer al permanecer arrodillado entre sus piernas mientras los clientes se acercaban hasta el quiosco para comprar cualquier cosa)

 

El los atendía sentado desde su banqueta dejando escapar algún que otro gemido.

 

(Los clientes tal vez pensaran que ese hombre padecía de algun problema de artrosis, por eso gemía tanto y se movía tan poco de su asiento)

 

También fui yo el que quebrante mi propio juramento de no volver más a ese sitio y el que no se inmutó ni dejo de comer polla cuando ese hombre en pleno éxtasis me dijo:

 

-¡Esta tarde cuando todos se vayan voy a follarme, …otra vez, … ese culo de marica que tienes!

 

Para cuando mis padres descubrieron bajo mi cama esa veintena de revistas gay, ya era demasiado tarde.

 

Después de superar el shock inicial, intentaron prevenirme y advertirme que había hombres que podrían aprovecharse de mí.

 

“¡Ya lo han hecho!”-Pensé yo sin decirles nada

 

También me dijeron que había lugares que podrían ser peligrosos y que algunas personas no aceptaban un no por respuesta.

 

 “¡Eso ya me ha pasado!”-pensé también

 

-¡Solo queremos que tú seas feliz!-Me dijeron casi al unísono mientras hablaban conmigo en la cocina

 

-¡Soy muy feliz!-Les contesté mientras los abrazaba a ambos